Introducción----------------------------------------------------------------------------------- Pagina 1
Capítulo II El duelo-----------------------------------------------------------------------
- Definición de duelo------------------------------------------------------------------
desinvestidura ---------------------------------------------------------------------
Conclusiones---------------------------------------------------------------------------------
Capítulo 1
El Duelo
Definición de Duelo
por duo (dos) y bellum (guerra o combate), resultando de la unión de ambos la alusión “guerra o
combate entre dos” para luego pasar a ser, en su significado literal “enfrentamiento entre dos”.
manera al dolor sobreviniente tras una pérdida. Este último sentido también proviene de la
(Para citar : Álvarez, Javier. «Un par de etimologías de «duelo»». Orígenes, etimologías y
gramática histórica del castellano. 15 de junio de 2013. Web. 19 de marzo de 2018. Fecha de
En el ámbito del psicoanálisis se ha considerado al duelo como algo que va más allá de
un dolor o una aflicción, sino que supone también un desafío que implica un arduo trabajo de
Todo duelo supone una pérdida y constituye una reacción natural ante esta. “El duelo es,
por regla general, la reacción ante la pérdida de una persona amada, o de una abstracción que
haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.” (Freud, 1917, p.241)
Freud plantea que si bien el duelo implica importantes desviaciones de la conducta, lejos
de ser considerado como algo patológico, es un pasaje necesario, por lo que es fundamental
conducta a que hace referencia se pueden resumir en: sentimiento de dolor, cancelación del
interés por todo aquello que no guarde relación con el objeto perdido, la incapacidad de escoger
algún nuevo objeto de amor y la inhibición respecto de toda productividad. La naturalidad de
Como vimos en párrafos anteriores, una de las acepciones de la palabra duelo remite al
dolor, dolor psíquico que da testimonio de una pérdida que nos aleja definitiva e
irremediablemente de un objeto al cual estamos muy profundamente ligados, un objeto que nos
sin embargo, sabemos que la pérdida no necesariamente implica que aquello perdido
efectivamente haya muerto. “El objeto tal vez no esté realmente muerto, pero se perdió como
objeto de amor” (Freud, 19…, p. 243). Esta afirmación a su vez nos conduce a pensar que el
duelo no se desencadena como consecuencia de la pérdida de cualquier objeto, sino solo de aquel
que ocupaba en la vida del sujeto un lugar irremplazable. Esta noción se encuentra íntimamente
vinculada con el concepto de narcisismo. “Un sujeto puede perder diferentes objetos, pero solo
algunos lo hundirán en un duelo, aquellos que tienen privilegio narcisista” (Apolo, 2015, p.36)
Nos sumerge en un duelo la pérdida de un objeto al cual estamos tan íntimamente ligados
que ese lazo resulta constitutivo de nosotros mismos (Nasio, 2012). Esto nos lleva a pensar que
En la elección de objeto hay algo de uno mismo en juego. Existen dos tipos de elección
de objeto: según el modelo de la madre nutricia o el padre protector y según el modelo narcisista.
No obstante, ambas desembocan en el yo, dado que tanto la madre nutricia como el padre
protector fueron constitutivos del narcisismo del niño. Algo del yo está implícito en toda
elección, por lo tanto, cuando el objeto elegido se pierde se lleva consigo algo del narcisimo.
La primera reacción frente a la pérdida de un objeto de amor es identificarse con él, esto
sucede porque el objeto está cargado narcisísticamente. Si toda elección de objeto es de carácter
momentos hasta arribar a la posibilidad de sustitución del objeto perdido, luego de que la libido
adherida a él pueda ser retirada quedando disponible para ser redirigida a un nuevo objeto. Ver
(ver si se puede poner algo sobre trabajo y elaboeracion psíquica o tramitación psíquica)
La noción de trabajo psíquico no se limita al duelo, sino que abarca distintas actividades y
funcionamientos del aparato psíquico. Este último tiene por finalidad la captación y elaboración
de las incitaciones provenientes tanto del mundo exterior como del interior del cuerpo. (Landriel,
2014)
Uno de los usos del concepto de elaboración psíquica hace referencia a una
transformación de la cantidad de energía que posibilita que esta pueda ser dominada, derivándola
o ligándola. El aparato psíquico lleva a cabo un trabajo de elaboración que tiene por finalidad
controlar las excitaciones que le llegan y de esta forma evitar su acumulación, lo cual podría
resultar patógeno. “Este trabajo consiste en integrar las excitaciones y establecer entre ellas
vivencia traumática. Hay un exceso en la intensidad del estímulo, lo cual implica que fracase su
tramitación por las vías normales. El trauma refiere a un acontecimiento que conlleva un exceso
de energía tal que produce una falla en el principio de constancia, alterando la regulación del
aparato psíquico. Nasio (2009) sostiene que la ruptura de un vínculo amoroso, consecuencia de
una pérdida, “provoca un estado de shock semejante al inducido por una violenta agresión física:
la homeostasis del sistema psíquico queda rota y el principio de placer abolido” (p. 32) lo
Ver algo de Rebagliati. buscar en su libro algo sobre el pasaje del proceso primario al secundario
se hace necesario un trabajo de elaboración, un proceso intrpsíquico por medio del cual, el sujeto
logrará desprenderse de dicho objeto (Laplanche, Pontalis, 2004). Este trabajo de duelo requiere
emana ahora la exhortación de quitar la libido de sus enlaces con ese objeto. (…) A
El trabajo de duelo comienza con la puesta en marcha del examen de realidad que da
al objeto amado que ya no está. Este es un trabajo que “no puede cumplirse enseguida, se ejecuta
pieza por pieza con un gran gasto de tiempo y energía de investidura, y entretanto la existencia
Pero no solo se requiere tiempo y energía, el trabajo de duelo no puede cumplirse sin
Por el tiempo que dure este trabajo lento y doloroso que absorbe al yo, este deberá
utilizar todas sus energías dedicándose a retirar la libido del objeto perdido, labor que más tarde
permitirá investir libidinalmente otros objetos, habiendo logrado finalmente encontrarse libre y
sin inhibiciones. “Cada uno de los recuerdos y cada una de las expectativas en que la libido se
Nasio (1996) entiende la elaboración del duelo como “una lenta y minuciosa
recuperación de cada uno de los detalles del vínculo que me unía al objeto amado, ahora
perdido” (p. 197). En este trabajo, el yo aplica para cada recuerdo tres procedimientos. En
primer lugar se produce una focalización, es decir una delimitación de cada recuerdo del objeto,
esta focalización de cada una de las representaciones inconscientes del objeto consiste en una
operación: el pasaje de la libido ligada al recuerdo hacia el yo, dando lugar a la identificación
El examen de realidad exige separarse del objeto, dado que éste ya no está, para ello
resulta necesario un trabajo de elaboración luctuosa que no es otra cosa que la labor de ligar y
desligar las investiduras libidinales. Esta es la manera en la que el superviviente se ocupa del
consecuencia, este autor se plantea el interrogante: ¿se debe considerar la fijación como un
inmovilizado, sin posibilidad de desprenderse del objeto? ¿se trata efectivamente de un combate,
ambos en una posición contraria, en lugares extremos, como dos polos opuestos?
Previo a intentar dar respuesta a estos interrogantes consideramos fundamental hacer un
recorrido sobre las nociones de trauma, dado que la pérdida del objeto amado es considerada una
vivencia traumática.
de energía tal que produce una falla en el principio de constancia, alterando la regulación del
aparato psíquico. Hay un exceso en la intensidad del estímulo, lo cual implica que fracase su
tramitación por las vías normales. agregar que dice benyakar sobre la dif entre duelo y ttrauma
pérdida, “provoca un estado de shock semejante al inducido por una violenta agresión física: la
homeostasis del sistema psíquico queda rota y el principio de placer abolido” (p. 32)
La pérdida del objeto constituye una vivencia violenta, lo cual implica una gran dificultad
para tramitar la intensidad del estímulo, dado que no ha tenido lugar el apronte angustiado. (ver
Para una mayor comprensión del trabajo de duelo Landriel (2016) propone hacer una
El Fort-Da es el juego fundante del aparato psíquico, constitutivo del sujeto, por medio
del cual el niño va a elaborar el trauma que implica la ausencia (pérdida) de la madre. ( )
Freud, 1920?
permitir al niño llevar a cabo la renuncia pulsional que implica aceptar la ausencia materna.
Frente a la ausencia de la madre el niño repite insistentemente desde una posición activa
aquello que vivenció de manera pasiva, el alejamiento de la madre. Ante la pérdida del objeto y
aún implicando un carácter displacentero, el niño necesita ligar para inscribir; inscripción que
“le permite ingresar el alejamiento de la madre en el registro del principio de placer”. (Landriel,
2016, p.39)
El juego del Fort da va a representar la alternancia presencia ausencia del objeto madre
en la realidad externa, dando lugar a que ésta se configure como separada del niño. Esta
trabajo de duelo: se logra representar una ausencia para así poder desligarse de la necesidad de
su presencia real.
expresada en la actitud de dejar ir, desligarse del objeto, permite al niño elabora la pérdida de la
Freud (1915/ ) se plantea un interrogante: “¿por qué esa operación de compromiso, que es el
dolorosa?”(p.245)
producto de la pérdida, sino al dolor que conlleva el trabajo de duelo. De ello se inferiría que el
dolor no está tan relacionado con la pérdida sino más precisamente con el trabajo de duelo.
dolor corporal y el dolor motivado por el duelo, sosteniendo que “el dolor corporal supone una
En ese sentido Nasio (2009) afirma que el dolor no obedece al desinvestimiento, sino a la
alta concentración de libido ligada a la representación psíquica del objeto que en la realidad ya
no está.
El nuevo concepto aportado por el autor nos conduce a pensar que aquello que duele no
desprendimiento del objeto, sino más bien, por el “hecho de tenerlo demasiado presente, más
Cuando hacemos referencia a los tiempos del duelo, hacemos alusión, más que a un
tiempo cronológico, a momentos de posicionamiento del sujeto frente a la pérdida del objeto
amado.
Un primer tiempo estaría dado por el momento en que se produce la pérdida, cuando se
pone en marcha el examen de realidad anunciando que el objeto ya no está más. Ante la
conmoción generada por esta pérdida, la primera actitud es la no aceptación o lo que conocemos
como renegación o desmentida, en relación a la posición del sujeto frente a lo intolerable que le
resulta una realidad de la que no quiere saber nada. La realidad advierte que el objeto se ha
perdido, pero no encuentra aceptación por parte del sujeto quien, en la añoranza de una realidad
melancólicos, acting outs, ilusiones e incluso alucinaciones e ideas delirantes que pueden llevar
alcanzar una intensidad tal que sea susceptible de producir un “extrañamiento de la realidad y
una retención del objeto por vía de una psicosis alucinatoria de deseo” Freud, 1914/ 19 ,p 242).
Esta última ya había sido descripta bajo el nombre de amentia en Complemento metapsicológico
de la teoría de los sueños en donde Freud la define como “la reacción ante una pérdida que la
realidad asevera, pero que debe ser desmentida (Verleugnung) por el yo como algo insoportable”
(1915/ 19 p 232).
La amentia o dementia de Meynert es una entidad que linda con la psicosis, pero no lo
es. El fenómeno elemental de la alucinación se presenta como salida para retener el objeto, al
El segundo tiempo corresponde al tiempo del desasimiento pieza por pieza de los lazos de
unión al objeto perdido. Ello implica comenzar a desaferrarse del objeto y aceptar la realidad
que impone la pérdida. Este trabajo de desinvestidura libidinal se realiza con cada uno de los
recuerdos y cada una de las expectativas asociadas al objeto, lo cual conlleva un gran gasta de
tiempo y energía acompañado por un estado de displacer y dolor (Baub de Dreizzen, 2001)
El objeto ya no existe más; y el yo, preguntado, por así decir, si quiere compartir
estar con vida y desata su ligazón con el objeto aniquilado. (1914/19 ,p. 252)
perdido al objeto, liberando la libido que se encontraba ligada a él, que pasa a estar disponible
para investir otros objetos; de esta manera es posible la sustitución del objeto perdido por uno
El trabajo de duelo implica atravesar por diferentes momentos que culminarán con la
sustitución del objeto perdido, es decir con un objeto que vuelva a suplir aquella pérdida originaria.
sustentaría, a priori, que este último encontraría su culminación con la sustitución del objeto
Esta argumentación encontró la crítica de autores como Àries, (1987), Allouch (1996),
quienes consideran que la idea de una sustitución del objeto perdido sería equiparable a un
antídoto ante la falta, lo cual pondría en cuestión la existencia de una verdadera pérdida. La
capacidad de reemplazo del objeto perdido por uno nuevo implicaría la posibilidad de colmar el
vacío dejado, eliminando por lo tanto la concepción del duelo en tanto trabajo elaborativo.
correspondencias, que personas muy queridas por él son insustituibles y su pérdida irreparable.
melancolía, tienen como punto de unión la posibilidad de que el objeto sustituto lleve implícito
El ser querido no es sustituible…pero aún así debe ser sustituido para poder
Duelo y melancolía hace referencia al objeto sustituto, pone el énfasis en el destino de la libido.
Sustituto implica que la libido sea susceptible de investir un nuevo objeto, no así que el objeto
perdido pueda ser reemplazado. El acento está puesto en el destino de la libido, no en un objeto
reemplazante.
Muchas de las cartas escritas por Freud en distintos momentos de su vida guardan
relación con la pérdida de un ser querido, principalmente la de su hija Sofie, fallecida en 1920 y
la de su nieto, Heirnele, quien muere en 1922. Respecto de este último, en una correspondencia
gusta más. Ahí está el secreto de la indiferencia […] Sabemos que el duelo agudo
encontrará un sustituto. Todo lo que intente tomar su lugar y que inclusive pueda
bien que así sea. Es la única forma de continuar el amor al que no se quiere
Años antes, mientras el niño agonizaba había escrito a la hermana de uno de sus discípulos
también fallecido:
jamás una pena tan grande. Quizá mi propia enfermedad contribuya al disgusto.
para mí. (Freud, 1923/1988) –Freud. Epistolario 1ra ed. Bs.As. Ediciones Orbis,
tomo III-
Observamos que estas cartas, citadas a modo de ejemplo de otras tantas de similar contenido,
se encuentran muy lejos de considerar la posibilidad de lugar alguno para un objeto sustituto, sino
que por el contrario parecieran hacer alusión a la existencia de una herida incurable y a un vacío
imposible de llenar.
Resulta necesario tomar en consideración que para la teoría freudiana, todo objeto de amor es
un subrogado de aquel primer objeto perdido por definición y, como tal, insustituible e
inalcanzable, que se erige en el modelo para la futura elección de los objetos sucesivos. (ver en
tres ensayos) ver texto de paula sanchez sobre el carácter del objeto para Freud
El nuevo objeto de amor es un objeto sustituto, al igual que el objeto perdido. Sin embargo,
esta capacidad de sustitución del objeto no implica la ausencia de dolor ante su pérdida y por lo
tanto la imperiosa necesidad de llevar adelante un trabajo de duelo a través del cual sea posible la
tramitación de la pérdida permitiendo asimismo que la libido logre liberarse y ser capaz de volver
Entonces, podríamos concluir que el objeto sustituto no es un objeto reemplazante que viene
a colmar el vacío dejado por su antecesor, sino que es aquel objeto sobre el cual la libido se va a
redirigir una vez pueda liberarse de su ligadura al objeto perdido, trabajo de duelo mediante.
repudiación y desestimación. “Todos estos términos dan cuenta de una manera –distinta de la
ante una realidad externa intolerable. Aquí Freud se refiere al lugar que desempeña el fetiche,
El objeto fetiche se constituye en “un sustituto del falo de la mujer (de la madre) en el que
el niño ha creído y al que no quiere renunciar” (p. 148). El falo materno cuya existencia el
su lugar.
frente a ella toma una posición escindida. Por un lado la acepta, pero en forma simultánea la
este pene ya no es el mismo que antes era. Algo otro lo ha reemplazado; fue
(p.149)
El perverso por un lado oculta y por otro revela la castración, vela y revela. Por un lado
desmiente, no hay falta, hay un fetiche, pero, en sentido opuesto, si necesita instaurar un
fetiche es porque justamente sabe de la falta, sino no debería acudir a un sustituto. Esta es
a través de ella es posible tomar conocimiento más acabado respecto del mecanismo de la
renegación, concepto que, en el caso que nos ocupa, no es utilizado en relación con la estructura
realidad del que nada quiere saber por resultarle intolerante. La sentencia que emana del juicio de
realidad dando cuenta de la pérdida no es suficiente para que ésta se haga efectiva en el
convencimiento del sujeto, en cuya realidad psíquica el objeto continúa con vida.
En este sentido, Freud (1927/ 1994) sostiene que el esclarecimiento del fetiche tiene aún
otro interés teórico y se refiere al caso de dos jóvenes que se habían rehusado a reconocer la
del padre, pero existía otra que había dado cabal razón a ese hecho:
suficiente para convencer al sujeto en su obstinación por mantener con vida al objeto perdido.
Sin embargo, en el proceso del trabajo de duelo se irá abriendo paso la aceptación de la
pérdida que permitirá desaferrarse del objeto y despejar el camino hacia el encuentro con un
Duelo y Melancolía
En su obra Duelo y Melancolía, Freud (1915/ ) destaca su intensión de “echar luz sobre
La citada afirmación pondría en evidencia que el propio Freud parecería no tener muy
claras ciertas nociones relacionadas con la melancolía, por lo cual va a intentar aproximarse a
ellas a partir de comparar esta última con el duelo, al cual considera un afecto normal.
pérdida de un objeto de amor trae como consecuencia el duelo, sino que en algunas personas,
profundamente doloroso, la cancelación del interés por el mundo exterior en relación a todo
expresan una entrega incondicional al duelo que nada deja para otros propósitos y otros
castigo, constituyendo lo que Freud denomina un delirio de insignificancia, cuadro que “se
asombroso psicológicamente, de la pulsión que compele a todos los seres vivos a aferrarse a
el objeto de amor. El yo del melancólico incorpora el objeto perdido y se identifica con él.
Autores como Nasio (2009) o Landriel (2016) sostienen que no son tan tajantes las
perdido, la distinción entre consciente e inconsciente según Nasio (2009) no basta para
quién hemos perdido, no así qué ha sido perdido con ella, esta parte inconsciente la
Respecto a la identificación con el objeto perdido, el mismo autor plantea que ésta no
constituye un rasgo exclusivo de la melancolía. “La identificación con el objeto perdido sigue
siendo una tesis muy general y válida tanto para la melancolía como para el duelo patológico
o el normal” (Nasio, 2009, p. 191) Asimismo, indica que las autoacusaciones que sirvieron de
base para esgrimir la teoría de la identificación del yo con el objeto perdido, no son
obsesivas acompañadas de actitudes de desprecio respecto de sí mismo, sin que ello implique
Por su parte Landriel (2016) afirma que lo que hace a la estructura es la diferencia de la
fantasía, la cual permite tomar una distancia con el objeto perdido. La libido no se vuelca a la
realidad ni se retrae sobre el yo. “La fantasía inconsciente aporta objetos y metas pulsionales
(Landriel, 2016, p. 49). La retirada de la líbido hacia la fantasía permite conservar el vínculo
con el objeto perdido sin que este aplaste o ensombrezca al yo. “En el reducto en la fantasía
fantasía permite mantener la distancia suficiente como para que el yo no sea aplastado por el
objeto y a su vez facilita la conservación del vínculo necesario para que pueda tener lugar el
trabajo de duelo, a partir del cual la libido encontrará el camino hacia un nuevo objeto de
amor.
que sigue a la pérdida, el sujeto incorpora rasgos del objeto amado en el afán inconsciente de
El trabajo de duelo permite “despojarse de aquellos rasgos del objeto que como
cadáveres, habitan y se erigen dentro del superviviente” (Landriel, 2016, p. 154). Así es
posible diferenciar la identificación al rasgo propia del duelo, de la narcisista, que se produce
en la melancolía.
Duelo patológico
de 1915, implícitamente hace mención a éste al afirmar que, si bien el duelo trae
tiempo…
De esto último podríamos inferir que sería patológico aquel estado de duelo en el que el
conclusión. (REVEER)
Arslan (2005) sostiene que cualquier duelo que se detenga, por diversas razones
personas disponen de los recursos necesarios para llevarlo a cabo. En muchas ocasiones el
del duelo, y por consiguiente es allí donde encontramos el carácter patológico del mismo.
ante Freud, en el tiempo del duelo por la muerte de su padre, padeciendo de dolores y
parestesias en las piernas, principalmente en el muslo derecho. Esta muchacha había tenido
un vínculo de mucho apego con su padre, un enfermo cardíaco crónico, y fue quién se puso a
su cargo los cuidados de éste, permaneciendo junto a su cama con extrema dedicación.
Elizabeth genera un síntoma conversivo causado por la viscosidad del vínculo libidinal
una inervación corporal focalizada en el muslo derecho, zona donde el padre apoyaba su
como, en el interior del sobreviviente, subyace solitariamente una cripta de aquellos seres que
duelo no elaborado conduce a una melancolía. Tal como vimos, podemos hablar de duelos
El Dolor Psíquico
Nasio (2009) describe el dolor psíquico como dolor de separación de aquello a lo cual
estamos íntimamente vinculados. ( p. 22). Ante esta afirmación, el citado autor expone una
metapsicología del dolor a partir de la cual intenta explicar detalladamente los mecanismos de
formación del dolor psíquico. expone que, si bien su concepción es instantánea, el dolor implica
un proceso que comienza con una ruptura, seguida por la conmoción psíquica que ésta
desencadena. Frente a ésta última el yo intenta protegerse mediante una reacción defensiva. Así
podemos hablar de tres tiempos o etapas en la gestación del dolor psíquico: ruptura, conmoción
afecto que refleja en la conciencia las variaciones extremas de la tensión inconsciente, que
escapan al principio de placer” (Nasio, 2012 p. 26) Poner algo sobre el principio de placer como
intensidad de las pulsiones. El dolor es expresión de una exaltación del movimiento pulsional,
conciencia bajo la forma de un afecto, el dolor. De esta manera, el yo es capaz de captar las
“Es el afecto que resulta de de la ruptura brutal del lazo que nos vincula con el ser o la
cosa amada. Esta ruptura, violenta y súbita, suscita inmediatamente un sufrimiento interior
vivido como un arrancamiento del alma, como un grito mudo que emana de las entrañas” (Nasio,
2012, p 31). Ante esta afirmación, el citado autor expone una metapsicología del dolor en un
Un agujero en lo Real
Para Lacan (1959/2003) la pérdida de un objeto amado produce un agujero en lo real que
palabras:
Está en lo real. Entra por ahí a una relación que es inversa de la que
duelo, la asociamos al dolor o aflicción, como así también al desafío que implica llevar adelante
el trabajo de duelo, este desafío desde una perspectiva lacaniana, sería concebido como un reto
nos presenta a su vez, como una oportunidad para enfrentarnos con la pérdida que nos
constituyó como sujetos, ofreciéndonos la posibilidad de reposicionarnos frente a ella y
consecuentemente, frente a nuestro propio deseo. Pero para ello es menester que el duelo pueda
¿Cual es aquella pérdida que nos funda como sujetos deseantes? Nos referimos a la
castración; para que el niño advenga un sujeto deseante es preciso que atraviese por la
castración. Lacan (1959/ ) afirma que el duelo es condición para la constitución del objeto de
deseo. Apolo (2014) agrega que esto será lo mismo que decir que tiene que ver con la
castración, con que algo debe perderse para poder ser recuperado por otra vía. Por eso siempre
que se habla de castración se habla del orden de un duelo que debe ser realizado. (p.66)
Este autor equipara la función del duelo a la función del padre, en tanto que el duelo
posibilita, vía la castración, “reinscribir la pérdida como falta, propiciando el acceso del sujeto a
Para Lacan (1958/ ) no se puede hablar de Edipo si no hay padre; “inversamente, hablar
de Edipo es introducir como esencial la función del padre” (p.170) las formaciones del Icc
presencia del padre, como tampoco con su aspecto negativo, es decir, la ausencia, carencia o
cualquier otra forma de “inconsistencia” paterna. La función del padre es una función simbólica
objeto real para dar cuerpo a la castración. Pero entonces, si no es un objeto real ¿Qué es? (p.
178) El padre es el padre simbólico, más precisamente, una metáfora, o sea, un significante que
que encarna la función paterna, del padre simbólico, que es aquel que se encuentra instalado en
la cultura y que ya fuera descripto por Freud (1913) como el padre muerto de la horda primitiva
inscripción del significante del Nombre del Padre. Esta operación consiste en la sustitución de
dicho significante por otro significante: el deseo de la madre, que hasta aquí era un enigma,
otorgándole a este último una significación (Lacan, 1957) una cuestión preliminar
Lacan:
quiere, pero está claro que no solo me quiere a mí. Le da vueltas a alguna otra
Para una mayor comprensión del Edipo y de la manera en que opera la metáfora paterna,
Primer Tiempo. El niño busca poder satisfacer el deseo de su madre. Se identifica con lo
y es suficiente con ser su falo. (p.198). En este primer tiempo el deseo del niño se encuentra
Aquí la metáfora paterna actúa de por sí, a través de la madre, en tanto ésta ya se
encuentra atravesada por la ley. En el interjuego presencia ausencia el niño advierte que la madre
desea algo más allá de él y es ese el motivo de su ausencia. Este deseo de la madre es el falo y es
con lo que el niño se identifica. El deseo del niño se hace deseo del deseo de la madre.
Segundo Tiempo. Inicia con la intrusión del padre en la relación madre- hijo, que es
obra de Shakespeare, Hamlet, a la que va a denominar “la tragedia del deseo” y en la que “de una