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La aproximación neuropsicológica

a la dislexia evolutiva.
I: Maduración cerebral
Dionisio Manga*
Universidad Complutense

Francisco Ramos Campos


Universidad de Salamanca

Introducción: Neuropsicología y dislexia Myers y Hammill (1982) indican que a


evolutiva. partir de 1963 nos hallamos en la «fase de
Retraso versus déficit. integración» en el campo de las dificultades
Restitución y sustitución de la función. de aprendizaje, fase tercera después de una
Clasificación en sub grupos de disléxicos. primera de «fundamentos» (entre 1800 y
Movimientos oculares y dislexia. 1940) en la que se ponían las bases de la afa-
Base neurológica: la teoría de Jorm. siología de adultos, y después de la segunda
Referencias** fase «de transición» (entre 1940 y 1963) en
la que el interés de la investigación pasó de
los adultos a los niños, y las ideas y princi-
pios obtenidos en adultos se transfirieron a
INTRODUCCION: los niños con trastornos en el desarrollo.
NEUROPSICOLOGIA Esta segunda fase vino impulsada especial-
Y DISLEXIA EVOLUTIVA. mente por los planteamientos de S. Orton
(1937, 1939), caracterizándose por la elabo-
En la ya larga historia de los trastornos ración de tests y programas de remedio. En-
o dificultades de aprendizaje ha silo una tre los tests para uso diagnóstico de las di-
constante el problema de la definición o de- ficultades de aprendizaje destaca The Illi-
limitación del campo de estudio bajo tal de- nois Test of Psycholinguistic Abilities
nominación (Myers y Hammill, 1982; Kirk (ITPA). El ITPA apareció en 1961 en su
y Kirk, 1983; Ballesteros et al., 1983). El edición experimental (Kirk y McCarthy,
impedimento que caracteriza a los niños 1961); con base en el modelo psicolingüís-
con dificultades de aprendizaje se manifies- tico de Osgood y el modelo clínico de la afa-
ta en la discrepancia entre su capacidad y sia de Wepman, el ITPA ha llegado a tener
su rendimiento, en que necesitan tratamien- tanta influencia que, para muchos profesio-
to especializado y en que tal impedimento nales de la educación, los constructos medi-
no se debe a retraso mental, trastornos dos por esta prueba equivalen a la defini-
emocionales ni a falta de oportunidad para ción práctica de la psicolingüística. No obs-
aprender. Estos tres criterios, discrepancia- tante, no se ha intentado que sea un test de
tratamiento-exclusión etiológica, vienen lenguaje, rendimiento escolar o inteligencia,
siendo aceptados por los profesionales para sino que más bien se trata de una batería
diagnosticar el trastorno específico de para mostrar algunos correlatos psicolin-
aprendizaje (Kirk y Gallagher, 1979). güísticos de las dificultades de aprendizaje

* Dirección del autor: Universidad Complutense. Facultad de Psicología. Somosaguas. 28023 Madrid.
** Las referencias de esta primera parte del artículo están integradas con las correspondientes a la parte 11
y se incluyen en su conjunto al final de ésta. 43
(Myers y Hammill, 1982; Ballesteros et al., psicología clínica (lesión cerebral), la neuro-
1983). Recientemente ha sido tipificado y psicología del desarrollo y la neuropsicolo-
adaptado en España (Kirk et al., 1984). Sa- gía humana experimental (Rourke et al.,
muel Kirk ha mostrado su fundamental 1981); en la neuropsicología de las dificul-
preocupación por el diagnóstico y remedio tades de aprendizaje han de considerarse
de las dificultades de aprendizaje (Kirk y pioneros los investigadores canadienses
Bateman, 1962; Kirk, 1966), fruto de lo cual (por ej., Doehring, 1968; Knights y Bakker,
fue la construcción del ITPA; desde los años 1976).
40 viene interesándose por las dificultades
de aprendizaje, sin interrupción hasta la ac- Dentro del campo de las dificultades de
tualidad (Kirk y Chalfant, 1984). aprendizaje, la dificultad específica en la lec-
tura —que ocurre en niños durante el des-
La fase actual, «fase integradora», ha pro- arrollo— ha ido centrando el interés de los
piciado un cierto acuerdo sobre la definición investigadores en cuanto síndrome bien di-
de las dificultades de aprendizaje, ha revi- ferente de los debidos a lesión cerebral
sado la metodología diagnóstica y los pro- (Rutter, 1978), aunque sea «lesión míni-
gramas de entrenamiento, ha integrado teo- ma». Tenemos, por una parte, el campo de
rías como la de Piaget a los esfuerzos de la disfunción cerebral mínima y, por otra,
profundización y remedio de las deficien- la dislexia evolutiva. Así lo expresa Critch-
cias, pero, sobre todo, ha permitido indagar ley:
más en la etiología de los problemas para
su mejor comprensión. Es así como ha te- «Dificultad de aprendizaje es una expresión
nido lugar en los últimos años el nacimien- que está de moda en el marco familiar actual.
to y desarrollo de la Neuropsicología de las Cubre una variedad de problemas, algunos en-
dificultades de aprendizaje (Knights y Bak- dógenos, otros, producto de factores ambien-
ker, 1976; Rourke, 1975; Quirós y Schrager, tales. El retraso en la adquisición de las habi-
lidades para la lectura ocupa un lugar muy im-
1980; Gaddes, 1980; Accardo, 1980), que portante en este contexto y pueden distinguir-
está conociendo un creciente auge. se una serie de circunstancias etiológicas que
llevan a un número similar de «tipos» de re-
La neuropsicología de las dificultades de traso en la lectura... (La dislexia evolutiva es-
aprendizaje ha ido circunscribiendo un cam- pecífica) es independiente del nivel intelec-
po propio dentro del ámbito de la Neurop- tual, de defectos perceptivos y de una conduc-
sicología Humana de los últimos años ta anormal, y no desempeña función alguna
(Kolb y Whishaw, 1980; Rourke et al., una lesión cerebral, por mínima que sea.»
1981). A pesar de que Hécaen y Dubois di- (Critchley, 1982, pág. 593, or. de 1975)
gan que Broca fundó la Neuropsicología al
afirmar en 1861 que «las grandes regiones La reciente definición de Rosenthal y col.
del espíritu corresponden a las grandes re- (1982, pág. 96) es plenamente coincidente
giones del cerebro» (ver Hécaen y Dubois, con ésta de Critchley.
1983, pág. 11), el término neuropsicología
es de origen relativamente reciente e indica Actualmente, la incidencia de las dificul-
el estudio de la relación entre la función ce- tades de aprendizaje puede cifrarse entre el
rebral y la conducta; en los últimos años se 10 y el 15 por 100, ya que, a pesar del pro-
ha desarrollado mucho el estudio de la con- blema de una definición universalmente
ducta humana en cuanto basada en el cere- aceptada, es ésa una estimación segura de
bro humano. Fue Donald Hebb quien pri- los niños que necesitan de los Servicios de
mero utilizó el término «neuropsicología» Reeducación de algún tipo en la mayoría de
en el subtítulo de su libro de 1949 (Hebb, los países (Gaddes, 1976; 1980). Según
1949), aunque no lo define ni utiliza en el Denckla (1979), de los niños con dificulta-
texto (Kolb y Whishaw, 1980). No parece des de aprendizaje que llegan a la clínica, el
casualidad que haya sido en Canadá donde 76 por 100 presentan algún tipo de disle-
la Neuropsicología Humana haya tenido un xia. La dislexia evolutiva es un trastorno
gran desarrollo, dado la altura de los inves- cognitivo, un fallo en la integración trans-
tigadores de aquel país (Hebb, B. Milner, modal, de etiología incierta, siendo la hipó-
Kimura, Bryden, Gaddes, Knights..., por ci- tesis más convincente la de un retraso en la
tar algunos). Dentro de este florecimiento, maduración del desarrollo cerebral «dentro
la neuropsicología de las dificultades de del ámbito más amplio de la adquisición del
aprendizaje constituye un campo de inten- lenguaje» (Critchley, 1982, pág. 596). Este
44 sa investigación, juntamente con la neuro- tipo de dislexia es difícil de apreciar diag-
nósticamente antes de los siete años. La dis- jerarquía se desarrollan secuencialmente du-
lexia evolutiva se da, según Espir y Rose rante la ontogenia. Si un nivel de la jerarquía
(1983), en un 5 por 100 de los niños de diez fuera lento en el desarrollo, la jerarquía ente-
años, contando entre sus explicaciones etio- ra retrasa su desarrollo, ya que las funciones
lógicas el retraso en la maduración del área superiores dependen de la integridad de las in-
feriores. El retraso madurativo de las funcio-
parieto-occipital y la falta de dominancia ce- nes corticales puede provenir de diversos fac-
rebral. Estas explicaciones etiológicas lle- tores; dos ejemplos son la mielinización retra-
nan gran parte de la neuropsicología de las sada de una región particular, y el lento desa-
dificultades con la lectura, o de niños con rrollo de las conexiones de las regiones de aso-
dislexia evolutiva específica. ciación...»
(Kolb y Whishaw, 1980, pág. 469)

RETRASO VERSUS DEFICIT A las aportaciones de Jackson y de Len-


neberg, ya indicadas, hay que añadir las de
Lenneberg (1975), en su intento de ela- la escuela soviética, es decir, las de
borar una teoría biológica del desarrollo del Vygotsky-Luria sobre los sistemas funciona-
lenguaje, enfatiza el papel de la maduración les y su establecimiento en el cerebro du-
en la adquisición del lenguaje por los indi- rante la ontogenia. El desarrollo de los sis-
viduos humanos; la adquisición del lengua- temas funcionales constituye un importan-
je, entre los tres años de edad y los prime- te capítulo de la neuropsicología evolutiva
ros de la segunda década, viene facilitada actual (Spreen y col., 1984). La localización
por una mayor sensibilidad a los estímulos de las estructuras responsables del lenguaje
y mayor flexibilidad innata para la organi- es, para la concepción soviética, sistémico-
zación de las funciones cerebrales. Hay cier- dinámica, en contraposición a concepciones
tas indicaciones, dice Lenneberg (pág. 159), localizacionistas de tipo estático para las
de la existencia de un programa de madu- funciones superiores del cerebro 'humano
ración peculiar, específico, para el lenguaje. (Luna, 1974; Weigl, 1982; Manga, 1983).
La maduración permite que interactúen nu- Recordamos aquí el intento de aplicar la
merosas partes del cerebro. Ya había indi- teoría neuropsicológica de Luna sobre el
cado Jackson, en el siglo XIX, que la coope- funcionamiento cerebral a los problemas
ración es mayor cuanto más' elevado sea el disléxicos, tal es el caso de Vallett (1983).
nivel jerárquico de integración; es decir, au-
menta el número de interconexiones entre Nos advierte Trevarthen (1983) que hay
los centros (López Piñero, 1973). Así se en- zonas corticales cuya maduración se produ-
tiende mejor a Lenneberg cuando dice que ce más lentamente, contándose entre ellas
«es más el modo de función que las estruc- las de organización asimétrica en la parte
turas específicas lo que debe considerarse baja del lóbulo frontal y la zona de encru-
como correlato neurológico propio del len- cijada parieto-témporo-occipital. Requieren
guaje» (Lenneberg, 1975, pág. 200). decenios de vida postnatal para madurar y
su asimetría se correlaciona con conexiones
El retraso madurativo puede deberse a callosas excepcionalmente ricas. Estas áreas
factores cognitivos o psicológicos, más que (44-46 y 39-40 de Brodmann) ya fueron
mecánicos. Interesa la distinción hecha por consideradas por el propio Brodmann como
Lenneberg, por sustentar la distinción en- únicas del hombre, y parecen constituir el
tre retraso y daño que conlleva el déficit. componente final principal de neuronas in-
También Denckla el al., (1982) alude a esta sertadas entre las distribuciones de las fa-
distinción aplicada a niños disléxicos: «La ses más tempranas de la morfogénesis he-
dislexia evolutiva ha sido estudiada recien- misférica. «La investigación neuropsicológi-
temente desde una perspectiva psicológica ca indica que este sector más humano del
que enfatiza fuerzas cognitivas más que dé- neocórtex incluye sistemas que son esencia-
ficits...» (pág. 44). El concepto de retraso les para las formas superiores de concien-
madurativo, que reúne ideas de Jackson y de cia y pensamiento racional en el hemisferio
Lenneberg, puede apreciarse con claridad en izquierdo. Se trata de las áreas más impli-
estas afirmaciones: cadas en la regulación de las funciones lin-
güísticas y en el razonamiento analítico. En
«El retraso madurativo postula que las funcio- el hemisferio derecho, estas áreas median
nes cognitivas implicadas en el lenguaje, la funciones perceptivo-espaciales de gran im-
lectura y otras conductas complejas, están or- portancia en las actividades técnicas del.
ganizadas jerárquicamente, y los niveles en la hombre» (Trevarthen, 1983, pág. 76). Indi- 45
\91re
e ca Trevarthen, a continuación, que esas fun- férica puede deberse a diferencias en la tasa
ciones psicológicas son esenciales para el de maduración neurona!, disponibilidad de
desarrollo de la adquisición cultural huma- espacio y conexiones sinápticas en el curso
na de todo tipo. Si tales funciones son de- del desarrollo. El retardo madurativo se aso-
ficientes, la participación en la vida cultural cia con anomalías del lenguaje y «puede de-
se halla definitivamente impedida. berse a un fallo en establecer la suficiente
representación anatómica de las unidades
La distinción entre retraso y déficit en el motoras necesarias durante el período crí-
desarrollo infantil tiene importancia con- tico del desarrollo motor» (Joseph, 1982,
ceptual, divide a los investigadores de la pág. 13). También es muy importante el co-
neuropsicología del aprendizaje lectoescrito rrespondiente «feed-back» sensorial para la
y tiene implicaciones bien distintas para la adecuada actividad lingüística en su preci-
recuperación de los niños disléxicos (Rour- sión motora.
ke, 1976; 1983).
La neuropsicología clínica presta apoyo
Los defensores del retraso madurativo indirecto a la teoría anterior al destacar el
(por ej., Satz y Van Nostrand, 1973) pos- carácter eminentemente motor del hemis-
tulan que la dislexia evolutiva se debe a un ferio izquierdo (Heilman, 1979) además de
retardo en la maduración del córtex cere- lingüístico, así como también el carácter
bral, particularmente del hemisferio iz- mucho menos diferenciado del hemisferio
quierdo. El modelo para conceptualizar así derecho en la representación táctil-kinesté-
la dislexia es evolutivo, y no patológico: el sica (Luna, 1974), ya que las lesiones res-
retraso subyacente en la maduración del ce- ponsables de alteraciones sensoriales sobre
rebro causa una demora en la adquisición el propio cuerpo se hallan mucho menos
de las habilidades del desarrollo, más que circunscritas a la zona postcentral en el he-
una pérdida o incapacidad (déficit). La dis- misferio derecho que las correspondientes
lexia es el resultado de un retraso de las ca- observadas en el hemisferio izquierdo; este
pacidades sensomotoras y visoperceptivas carácter difuso de la representación senso-
en la etapa preescolar y de las capacidades rial en el hemisferio derecho es considera-
conceptuales y lingüísticas en los años pri- do por Luna como un hecho recientemente
meros y medios de escolaridad, fruto de un descubierto.
retraso madurativo del córtex cerebral. Los
disléxicos son niños evolutivamente como Los que consideran la dislexia evolutiva
los normales, que podrán alcanzar tal vez a desde la perspectiva del déficit (por ej.,
los de su edad en aquellas habilidades que Doehring, 1968) piensan que existe alguna
son cruciales para la lectura. clase de disfunción cerebral subyacente. Es
comprensible que Doehring sea partidario
La teoría de la competición motora-sen- del déficit que se deriva del desarrollo de-
sorial de la función hemisférica, según ha fectuoso de la circunvolución angular iz-
sido formulada por Joseph (1982), ha de in- quierda, ya que se basó en el modelo neu-
cluirse entre las explicaciones de la dislexia ropsicológico de Reitan, que le permitió in-
por el retraso madurativo. Según la teoría, vestigar la dislexia partiendo de los hallaz-
el córtex motor del hemisferio izquierdo pa- gos de localización, extensión y tipo de le-
rece madurar embriológicamente a un rit- sión cerebral que proponía la batería neu-
mo más rápido que el derecho. Además de ropsicológica de Reitan en sujetos adultos
cumplir con el control de la motricidad del con lesiones en el hemisferio izquierdo. Tal
lado derecho, el hemisferio izquierdo ejerce modelo de 1968, según el mismo Doehring
gran influencia motora sobre el lado iz- (1976), no fue apropiado: no se dan pautas
quierdo por ventaja evolutivo-competitiva claras de déficit similar a las de los adultos
al establecer conexiones sinápticas. Las fi- con lesiones en el hemisferio izquierdo. La
bras motoras del hemisferio izquierdo pue- concepción del déficit no contempla a la dis-
den obtener ventaja competitiva, asimismo, lexia evolutiva como entidad unitaria, tal
sobre la representación sensorial-aferente; como sí ocurre entre los partidarios del re-
los procesos sensoriales adquieren así, por traso. Se diferencian de los de la posición
posterior desarrollo, mayor representación del retraso evolutivo, además, en que aquí
en el hemisferio derecho donde existe más —en el déficit— no es necesario esperar
espacio disponible para funciones sensoria- que estos niños alcancen a los de su edad
46 les y menor para funciones motoras. Así,
pues, la dicotomía motora-sensorial hemis-
en la adquisición de las habilidades lectoras
propias de la edad.
En ambas posiciones está siendo debati- Las neuronas degeneran si son privadas de
da la persistencia de la deficiencia lectora. su input aferente normal. La recuperación
Para la posición del déficit es posible que de la diásquisis, o supresión de la inhibi-
exista un déficit en las estructuras o siste- ción, ocurre cuando se restablece el input
mas que están en la base de algunas capa- desde la zona de la lesión. Otro interesante
cidades necesarias para la lectura, del que proceso es el de la regeneración axónica y
nunca se recuperen del todo los niños dis- «sprouting» colateral, o germinación de ra-
léxicos. Podría existir una adaptación y/o mas colaterales, en dependencia de que el
compensación de los déficits en cuestión, soma neuronal se halle sano y expedito el
problema que se plantea en la recuperación espacio para el crecimiento exónico. Tam-
funcional de niños con «lesión» cerebral y bién es importante la hipersensibilidad de
que analizamos a continuación. denervación, es decir, el hecho de que las
neuronas no dañadas de la zona de la lesión
se vuelven hipersensibles a sus neurotrans-
misores químicos. Como las formas de
RESTITUCION Y SUSTITUCION
«sprouting» pueden ser variadas (colatera-
DE LA FUNCION
les, paraterminales, sinapsis de contacto...),
se habla de sinaptogénesis reactiva como
En el adulto que ha sufrido daño cerebral equivalente al proceso de «sprouting» (Fin-
se produce la llamada recuperación espon- ger y Stein, 1982). Este campo de estudio
tánea, pasado un tiempo después de haber es reciente, siendo debido su retraso, según
ocurrido la lesión. Existen dos explicacio- Finger y Stein (1982), a tres razones: la
nes de la recuperación de las lesiones en el creencia de que la regeneración no podría
sistema nervioso central, la restitución de la darse en el sistema nervioso central de los
función y la sustitución de la función (Lu- mamíferos, la dificultad tecnológica para es-
ria, 1963; Laurence y Stein, 1978; Hécaen, tudiar el crecimiento «anómalo» del siste-
1982; Rothi y Horner, 1983). Rosner (1970, ma nervioso y, una tercera razón filosófica,
1974) habla de dos mecanismos que sirven la predisposición de los científicos a consi-
a la compensación del daño cerebral, el res- derar fija la organización del sistema ner-
tablecimiento y la reorganización, que coin- vioso desde edades tempranas. Desde que
ciden con la restitución y sustitución respec- Hebb fundamentara, en los años 50, el
tivamente. aprendizaje perceptivo sobre la inestabili-
dad de las sinapsis sin datos que avalaran
Restitución. La restitución indica que la la hipótesis, se ha recorrido mucho camino
recuperación fisiológica espontánea ocurre hasta constatar que la renovación sináptica
en el área lesionada que va sanando, reasu- es un fenómeno ordinario que ocurre inclu-
miendo su actividad las vías neurales y res- so en animales normales en ausencia de le-
taurándose las funciones. Este modelo tien- siones, y que la edad incluye en la estabili-
de a resaltar la estabilidad neural y se opo- dad sináptica y en la plasticidad conductual
ne a la reorganización funcional del siste- (Cotman y Nieto-Sampedro, 1982).
ma nervioso, siendo sus defensores partida-
rios también de la representación funcional LeVere (1975), claramente partidario de
redundante y de la compatibilidad de la re- la restitución y contrario a la reorganiza-
cuperación conductual con la estabilidad ción o sustitución, contrapone la considera-
funcional del sistema nervioso maduro (por ble plasticidad del recién nacido a lo que
ej., LeVere, 1975), es decir, «la recuperación ocurre en la regeneración del sistema ner-
conductual que sigue a la lesión cerebral es vioso maduro. Los cambios y reorganización
simplemente el resultado de los mecanis- funcional por manipulación experimental
mos neurales que sustentan las conductas durante el período temprano de máxima
recuperadas y que no han sido destruidos» plasticidad no son los que requiere la su-
(LeVere, 1975, pág. 351). Esta teoría se ha- puesta reorganización funcional del cerebro
lla comprometida con la comprensión de adulto en caso de lesión: «contrariamente a
una serie de procesos fisiológicos que gene- la noción de reorganización funcional, una
ralmente sólo pueden estudiarse en anima- vez que el individuo traspasa cierto período
les; así, el proceso de degeneración trans- crítico y se aproxima a la madurez, esta
neuronal, que coincide con la diásquisis en plasticidad se pierde y el sistema nervioso
la que las funciones de neuronas distantes llega a ser muy estable» (LeVere, 1975, pá
de la lesión, y en conexión directa con ella gina 346). Beaumont (1983) ve el restable-
mediante fibras nerviosas, son inhibidas. cimiento o restitución más en dependencia 47
de mecanismos estructurales, mientras que Luna (1963) admite, además de la resti-
v9t la reorganización o sustitución tiene un ca-
rácter más dependiente de mecanismos fun-
tución, la explicación de la recuperación
neuroconductual según el modelo de la sus-
cionales. Históricamente, destaca Hécaen titución de la función por reorganización de
(1982), los localizacionistas han sido más los correspondientes sistemas funcionales.
favorables a la idea de restitución y vicaria- La noción de sistema funcional que Luna re-
ción, en tanto que los antilocalizacionistas cibió de Anojin (ver Anojin, 1973; Manga,
se han mostrado partidarios más bien de la 1983) le sirve para explicar la plasticidad
sustitución y del control múltiple, en lo que cerebral sobre la base de la movilidad de los
al funcionamiento cerebral se refiere. eslabones componentes del sistema funcio-
nal. Viene a decir Luna que las investiga-
Sustitución. Así como en la restitución de ciones en pacientes humanos vienen mos-
la función se produce el restablecimiento trando que la restauración de las funciones
por representación redundante de la fun- alteradas se explica mejor como reorgani-
ción dentro de un centro, región o sistema zación que da por resultado un nuevo sis-
especializado, en la sustitución se produce tema funcional. La reorganización funcional
la reorganización de los diversos «centros» puede consistir en procesos dinámicos tan-
concurrentes a la realización de la función, to de sustitución intrahemisférica como de
que compensan así el daño sufrido por al- sustitución interhemisférica.
guno de ellos. «Los conceptos de restable-
cimiento y reorganización son extremos po- La intervención rehabilitadora es de es-
lares teóricos. Los casos reales de recupera- timulación, si se basa en el modelo de res-
ción pueden implicar a ambos mecanismos titución, pero es de reorganización si se basa
en grados variables» (Rosner, 1970, pág. en el modelo de sustitución de la función.
556). Por lo que se refiere a la cronología La estimulación pertenece a la aproxima-
de los procesos de restitución y sustitución, ción que enfatiza los cambios cuantitativos
se solapan en la fase aguda de recuperación en la fase aguda después de la lesión. La
(por lo que no es fácil atribuir los cambios reorganización, en cambio, enfatiza los as-
conductuales a uno u otro proceso), para pectos cualitativos de la actividad mental
convertirse la sustitución en el mecanismo compleja. Rothi y Horner (1983) son par-
predominante de la recuperación conduc- tidarios de una combinación estimulación-
tual en la fase crónica —unos seis meses reorganización para mayor eficacia rehabi-
desde que se ha producido la lesión— (Rot- litadora. En la línea rehabilitadora soviética
hi y Horner, 1983). de la dislexia adquirida prima el énfasis cua-
litativo de la organización, tanto por su apo-
A favor de la reorganización cerebral en yo en los sistemas funcionales (Tsvetkova,
caso de lesión, o teoría de la sustitución, po- 1977) como por el carácter cualitativo bá-
demos decir que se hallan en general los au- sico de la aproximación neuropsicológica
tores no localizacionistas, como es el caso clínica frente al carácter cuantitativo occi-
de Jackson, Goldstein y Luna. Esta es la teo- dental (Luna y Majouski, 1977). El trata-
ría sostenida también por Kertesz (1979). miento de reorganización procede por iden-
Para Kertesz, la plasticidad, o transferencia tificar las estrategias intactas en el sistema
funcional, se tiene en cuenta como el pri- funcional lesionado, identificar las estrate-
mer factor que influencia la recuperación de gias disponibles pero inefectivas, es decir,
la lesión en el cerebro inmaduro; en el caso latentes, y, por fin, identificar el potencial
del lenguaje, dice Kertesz apoyándose en de los individuos para aprender nuevas es-
Milner (1974), la maduración del hemisfe- trategias. La base teórica está en la idea de
rio izquierdo inhíbe la capacidad lingüística Anojin sobre las aferencias «guía» y las afe-
del hemisferio derecho, capacidad que se li- rencias «de reserva»; si se dañan aquéllas,
bera de la inhibición en caso de lesión de es preciso acudir al «fondo de reserva», por-
las zonas del habla del hemisferio izquier- que éstas han pasado al estado latente una
do en edades tempranas, y así ocurre la re- vez que se ha adquirido la función. «La en-
cuperación por reorganización o sustitu- señanza rehabilitadora se organiza sobre la
ción. base de crear nuevos sistemas funcionales
asentados en las aferencias intactas... En el
Para ampliar y profundizar en los con- proceso formativo de cualquier función psí-
ceptos de «plasticidad» y «equipotenciali- quica superior a través de la ontogénesis
dad» puede verse el reciente trabajo de Flet- participa gran número de sistemas aferen-
48 cher y col. (1984). tes diversos, de ahí que la función sea des-
de el inicio polirreceptiva. La enseñanza re- res retrasados, «según las deficiencias lec-
habilitadora utiliza como reemplazo del es- toras principales» de cada subgrupo, termi-
labón disociado del sistema integral esas na diciendo que antes de buscar explicacio-
aferencias precisamente, dejadas otrora en nes neurológicas sería más sensato intentar
el fondo de reserva» (Tsvetkova, 1977, pa- un estudio más extenso de las deficiencias
gina 30). cognitivas relevantes, teniendo presente
que pueden operar en diferentes etapas del
Este panorama de dislexia adquirida, esto aprendizaje lector en los diferentes indivi-
es, por lesión cerebral en sujetos con siste- duos; por ello, hay que intentar investiga-
ma nervioso ya maduro, también puede ser ciones sistemáticas de las dificultades indi-
aplicable a problemas de «déficit» madura- viduales en cada etapa, tanto de la lectura
tivo, según los definimos anteriormente, misma como de la cognición en general
con la diferencia de que la plasticidad cere- (Vernon, 1979, pág. 14).
bral es máxima (Rudel, 1978) y aún no se
han organizado cumplidamente los siste- No obstante la propuesta de Vernon de
mas funcionales pertinentes. Cuando existe estudiar primero en profundidad las etapas
un impedimento en el desarrollo normal del que verdaderamente requiere el proceso de
cerebro humano, como puede ser el caso de aprendizaje lector, y clasificar según los de-
agenesia congénita del cuerpo calloso (Jee- fectos principales de los niños retrasados en
ves, 1984; Manga y Ballesteros, 1984), se cada etapa, existe un incrementado interés
dan compensaciones ya por reorganización desde la neuropsicología de la dislexia evo-
neural ya por el desarrollo de nuevas estra- lutiva específica por la formación de sub-
tegias. Algo parecido puede ocurrir cuando grupos que presenten un'carácter más ho-
el «déficit» madurativo impide la adecuada mogéneo frente a la gran variabilidad del
integración interhemisférica o intersenso- síndrome disléxico evolutivo. Ya hemos vis-
rial, requiriéndose una ayuda rehabilitadora to la importancia para la recuperación se-
en el proceso madurativo equivalente a la gún se trate de retraso madurativo o déficit
sustitución interhemisférica o a la sustitu- madurativo.
ción intrahemisférica. El «déficit» madura-
tivo puede mostrarse en el desequilibrio en- Se emplean baterías neuropsicológicas
tre la maduración de un hemisferio con re- para establecer subgrupos de lectores con
lación al otro. (Véase el apartado sobre dificultades de aprendizaje, identificando
«Modelos neurales de dislexia», sobre todo empíricamente subgrupos de disléxicos de-
los planteamientos de Orton, Bakker, rivados del método de análisis de «cluster»
Kershner, Aaron y el ritmo competitivo de y análisis de varianza multivariado (Lyon et
la maduración de cada hemisferio según Jo- al., 1982). En este estudio de Lyon y cola-
seph y Geschwind.) boradores aparecieron cinco subgrupos, di-
ferenciados significativamente entre sí, con
posible comparación con los grupos obteni-
CLASIFICACION EN SUBGRUPOS dos en otros estudios si se tienen en cuenta
DE DISLEXICOS las posibles diferencias entre los criterios de
selección de los sujetos, las baterías neurop-
Son muchos los intentos de clasificar en sicológicas empleadas, los métodos de reco-
subgrupos a los niños con retraso específi- gida y análisis de datos. Así, el Subgrupo 1
co en la adquisición de la lectura. Frente a viene a coincidir con el subgrupo disléxico
la concepción unitaria de la dislexia, la clí- visual de Johnson y Myklebust (1967), el
nica necesita establecer sobre bases firmes Subgrupo 2 es similar al subgrupo disléxico
subtipos disléxicos (Malatesha y col. 1982; auditivo y el Subgrupo 5 lo es al subgrupo
Rourke, 1983, 1985). Vernon (1979) hace disléxico mixto de Johnson y Myklebust.
una revisión de diversas clasificaciones, rea- Además de estos tres subgrupos, ya descri-
lizadas con técnicas diversas, que vienen a tos por Johnson y Myklebust y otros varios
mostrar los grupos básicos de Johnson y autores, Lyon y colaboradores (1982) en-
Myklebust (1967): los que presentan defi- contraron otros dos subgrupos, un tercero
ciencias visoespaciales y los que presentan que más que factores neuroconductuales in-
deficiencias auditivo-lingüísticas, haciendo cluye factores motivacionales y educaciona-
ver que el criterio y técnica seguidos para les de la dislexia, y un cuarto sub grupo que
clasificar es determinante en los subgrupos incluye a disléxicos que muestran marcadas
de retrasados en lectura; después de indicar deficiencias en la habilidad para seguir la in-
el propio Vernon cinco subgrupos de lecto- formación —tanto auditiva como visual- 49
en un orden temporal. Al comparar estos cero que era mixto. Llamó disléxicos disei-
subgrupos y sus deficiencias con las lesio- déticos a los del subgrupo visoespacial, y
nes cerebrales y sus efectos disléxicos, hay disléxicos disfonéticos a los del subgrupo
una importante coincidencia del Subgrupo auditivo-lingüístico; los del tercer subgrupo,
1 (disléxicos visuales) con lesionados en los mixto, eran diseidéticos-disfonéticos. Mat-
lóbulos frontales, por disminuida capacidad tis y colaboradores (1975) compararon dis-
para la percepción visual activa y la com- léxicos evolutivos con disléxicos lesionados
prensión de estímulos visuales complejos; y cerebrales; los análisis neuropsicológicos
también con lesionados en la región de aso- mostraron un subtipo perceptivo-visoespa-
ciación posterior izquierda, que produce dé- cial, otro auditilio-lingüístico y un tercero
ficits en la percepción visual directa, así con discoordinación articulatoria-grafomo-
como en la región parieto-occipital derecha, tora. Del grupo visual eran el 14 por 100
con déficits visoespaciales ante estímulos de disléxicos evolutivos y el 17 por 100 de
complejos (ver Luna, 1974). El Subgrupo 2 lesionados cerebrales, del lingüístico el 28 y
(disléxicos auditivos) presenta característi- 43 por 100, y del articulatorio-grafomotor
cas similares a los perfiles diagnósticos neu- eran el 48 y el 30 por 100 respectivamente.
ropsicológicos de lesionados adultos en el
cuadrante posterior izquierdo del córtex, Ya hemos dicho que Kinsbourne y Warr-
particularmente las áreas secundarias del ló- ington (1963), basándose en las puntuacio-
bulo temporal izquierdo. El Subgrupo 5 nes del WISC, distinguieron un subgrupo
(disléxicos mixtos) se asemeja neuropsico- de disléxicos bajos en la escala verbal, los
lógicamente a lesionados con disfunción auditivo-lingüísticos, y otro de bajos en la
máxima en las regiones del hemisferio iz- escala manipulativa, los visoespaciales. Es
quierdo,, parietal inferior y témporo-parie- una forma de interpretar neuropsicológica-
tal. El Subgrupo 4 (disléxicos por secuen- mente el WISC, o de realizar una «neuro-
ciación deficitaria) tendría relación con zo- psicología del perfil mental» (Monedero,
nas cerebrales, en caso de adultos lesiona- 1984), en cuya dirección se han hecho di-
dos, como el área témporo-parietal izquier- versos estudios y se han analizado subgru-
da y el opérculo parietal. El Subgnipo 3 pos de sujetos con dificultades de aprendi-
(disléxicos no neurológicos) tendría una zaje (por ej., Rourke, 1981, 1983, 1985) o
etiología bien distinta por factores sociales, se ha relacionado cada una de sus dos esca-
motivacionales y pedagógicos. las con el predominio de uno de los hemis-
ferios, la verbal con el izquierdo y la mani-
Los estudios neurofisiológicos también pulativa con el derecho (ver Kaufman,
apoyan los subtipos de dislexia evolutiva 1979), aunque este tipo de generalizaciones
propuestos desde la clínica (Pirozzolo et al., sobre la especialización hemisférica tiende
1983a), al menos los dos básicos, el subtipo a verse con reservas por los estudiosos de
visual y el auditivo, de tal modo que resulta ese campo (Zaidel, 1983).
insostenible la hipótesis de que la dislexia
evolutiva sea una única entidad neuropsico- Pirozzolo (1979) propone que el subgru-
lógica o educativa. Pirozzolo (1979) dice es- po mayoritario es el que tiene problemas
tar de acuerdo con los estudios previos con la fonología: estos niños leen palabras
(Kinsbourne y Warrington, 1963; Boder, como gestalten visuales, y son incapaces de
1973; Mattis et al., 1975; Wepman, 1962, descomponerlas en unidades fonéticas o, lo
1964) que describen el subtipo de dislexia que es lo mismo, no pueden usar las reglas
visoespacial y el subtipo de dislexia auditi- de correspondencia grafema-fonema, tal
vo-lingüística, dentro de la dislexia evoluti- como también ocurre en la dislexia profun-
va. Kinsbourne y Warrington (1963) habla- da. El otro grupo, que constituye una mino-
ron sólo de estos dos subtipos o subgrupos, ría dentro de los disléxicos, no puede pro-
basándose en los resultados que daban en cesar palabras como gestalten visuales, sino
la Escala de Inteligencia para Niños de que tiene que articular los elementos cons-
Wechsler (WISC), un grupo de niños con tituyentes de cada palabra por separado. Los
dificultades en la lectura, con una diferen- disléxicos del grupo mayoritario, los auditi-
cia de 20 puntos o más entre los cocientes vo-lingüísticos, no presentan asimetrías de
Verbal-Ejecución. Los bajos en Ejecución hemicampos visuales para estímulos verba-
pertenecen al subgrupo visoespacial, y los les, su cociente intelectual verbal es inferior
bajos en Verbal pertenecen al subgrupo au- y muestran dificultad en relacionar los gra-
ditivo-lingüístico. Boder (1973) también femas con los fonemas en la lectura. El sub-
50 identificó estos dos subgrupos, más un ter- grupo minoritario de los disléxicos visoes-
paciales muestra superioridad normal del to, por lo que sugieren que los movimien-
hemicampo visual derecho para estímulos tos oculares anormales pueden ser respon-
verbales, junto con déficits en las destrezas sables de la tendencia del sujeto a invertir
visoespaciales y oculomotoras, con pautas las palabras; también informan otros inves-
anormales o regresivas de los movimientos tigadores sobre la particularidad de los mo-
oculares. El problema de los factores visua- vimientos sacádicos oculares en casos de
les que intervienen en la dislexia es un vie- dislexia (por ej., Rubino y Minden, 1973;
jo problema que aún sigue planteado (Ben- Griffin et al., 1974) al encontrar que había
ton, 1985). mayor número de fijaciones por línea, o que
las sacudidas hacia la derecha y hacia la iz-
quierda tenían diferentes latencias para los
MOVIMIENTOS OCULARES disléxicos que para los normales (Dossetor
Y DISLEXIA y Papaioantlou, 1975).
El subtipo de dislexia visual a que nos he- Las revisiones coinciden en señalar que
mos referido anteriormente es considerado los movimientos oculares irregulares no son
por algunos como una alteración percepti- la causa de la dislexia y descartan, por tan-
va, cuando se atribuye a la percepción la ex- to, que el entrenamiento de los movimien-
plicación unitaria de la dislexia (ver la ex- tos oculares sea una medida rehabilitadora
posición de Vellutino, 1979; Ellis, 1984), o eficaz para los niños disléxicos (Tinker,
como verdadero subtipo disléxico —contra- 1958; Rayner, 1978). La revisión de Piroz-
puesto al auditivo—, muchos de cuyos inte- zolo y Rayner (1979) incide en el difícil pro-
grantes «fallan en desarrollar una dominan- blema de la definición y en la necesidad de
cia ocular estable, y no son capaces de con- dividir la dislexia en subgrupos que, como
trolar sus movimientos oculares con sufi- ya vimos anteriormente, son el visoespacial
ciente precisión, o hacer las asociaciones y el auditivo-lingüístico (o también un ter-
exactas entre señales oculomotoras y reti- cer grupo mixto), y que reflejarían sus pro-
nianas en relación con la visión macular que pias dificultades en diferentes patrones de
es esencial para localizar y seguir correcta- movimientos oculares.
mente letras y palabras al leer» (Stein y
Fowler, 1981, pág. 80). Estos autores no en- En los últimos años ha surgido un plan-
cuentran vinculación de la lateralidad «cru- teamiento decididamente en busca de la
zada» ojo-mano con la dislexia. Sin embar- etiología de la dislexia. Apoyado en la idea
go, la relación expresada por Orton y de Critchley sobre la dislexia evolutiva, tal
Critchley entre la dominancia mixta y la dis- como viene expresada en 1981 y que reco-
lexia, tal como veremos más adelante al ha- ge la de 1978 (Critchley y Critchley 1978;
blar de la «hipótesis de la dominancia», Critchley, 1981), el movimiento impulsado
tuvo en otro tiempo favorable acogida por Pavlidis (1981a; 1981b; 1983; 1985)
(Dunlop et al., 1973) con la reserva mani- busca pruebas en favor del retraso madura-
festada por los mismos autores de haber tivo y la dificultad de secuenciación del niño
realizado el trabajo con muy pocos sujetos. disléxico en cuanto factores constituciona-
Así como son muchos los estudios sobre les. Critchley (1981) pone de relieve la di-
los movimientos oculares y su relación con ferencia entre retraso en aprender a leer y
la lectura en sujetos normales (ver las re- dislexia. Dice de la dislexia, citando del año
visiones de Tinker, 1958, y de •Rayner, 1978:
1978), son relativamente pocos los traba- «La dislexia evolutiva es una dificultad de
jos realizados en sujetos con dificultades aprendizaje que se muestra inicialmente en la
disléxicas; puede verse la perspectiva neu- dificultad en aprender a leer, y posteriormen-
robiológica actual de los movimientos ocu- te por deletreo errático y falta de facilidad para
lares en niños con problemas lectores en Pi- manipular palabras escritas en cuanto opues-
rozzolo y Hansch (1982). Se ha sugerido tas a las habladas. La condición es cognitiva
que los movimientos oculares podrían ser en esencia, y normalmente está determinada
la causa de la dislexia, dado que los disléxi- genéticamente. No se debe a inadecuación in-
telectual o a falta de oportunidad sociocultu-
cos muestran pautas diferentes de los lecto- ral, o a factores emocionales, o a cualquier de-
res normales; así, por ejemplo, Zangwill y fecto estructural cerebral conocido. Represen-
Blakemore (1972) informan de las frecuen- ta probablemente un defecto madurativo es-
tes pausas de fijación y de los muchos mo- pecífico que tiende a disminuir cuando el niño
vimientos regresivos observados en un su- se hace mayor, y es capaz de considerable me-
jeto disléxico durante la lectura de un tex- jora, especialmente cuando en la oportunidad 51
más temprana se proporciona la apropiada Dice recientemente Pavlidis (1985) que
ayuda de remedio.» la dislexia ha sido objeto de gran controver-
(Critchley, 1981, págs. 1-2). sia, y que es hora ya de reducir esa contro-
versia fijando sus principales fuentes: 1) la
Las características diferenciales entre «re- falta de una definición positiva de dislexia;
trasados en lectura» y disléxicos (ya que «el 2) la falta de criterios diagnósticos de bús-
retraso en aprender a leer puede deberse a queda, cuantificables y más estrictos que los
causas distintas de la dislexia» y los dislé- clínicos; 3) las poblaciones de sujetos expe-
xicos son sólo una parte del 10 por 100 de rimentales y de control, altamente variables
todos los niños que van retrasados en lec- e inadecuadamente descritas; 4) los proce-
toescritura), así como las de los niños que dimientos experimentales no especificados
presentan un retraso madurativo de base y cuestionables a veces; y 5) los diferentes
constitucional (Critchley„1981, 1982), son análisis realizados con los datos. La adop-
asumidas por Pavlidis (1981a) para indagar ción de criterios comprensivos cuantifica-
en la etiología de la dislexia y trabajar dis- bles podría llevar a la formación de gru-
tinguiendo el grupo de disléxicos del de re- pos más homogéneos, con menor solapa-
trasados y del grupo de normales. Dice que miento entre ellos, lo que facilitaría la pos-
es de vital importancia descubrir la causa de terior búsqueda de subtipos disléxicos. Des-
la dislexia, porque sólo su descubrimiento de la perspectiva del estudio de los movi-
aportará la base para comprobar la diferen- mientos oculares de los disléxicos, propone
cia entre retrasados y disléxicos. Los dislé- las tres siguientes conclusiones:
xicos poseen, a diferencia de los retrasados
1. a Los movimientos oculares erráticos
y normales, una disfunción de secuenciación
de los disléxicos durante la lectura son, de
oculomotora. Esta disfunción, hallada en
hecho, relativamente independientes del
este estudio (Pavlidis, 1981a), podría atri-
material lector.
buirse al mal funcionamiento del sistema de
control oculomotor y/o a un problema más 2. a Los resultados de las tareas no lecto-
general de secuenciación, que podría ser ras demuestran que los movimientos ocula-
central y afectar a estímulos secuenciales de res erráticos de los disléxicos se deben a mal
diversas modalidades. Es irrelevante, dice, funcionamiento cerebral aún no determi-
al menos para el diagnóstico de dislexia, si nado.
los movimientos oculares erráticos son cau- 3. a La comparación de lectores disléxicos,
sados por el sistema oculomotor o por un adelantados, normales y retrasados, mues-
procesador central de secuenciación; en el tra que las pautas de los movimientos ocu-
primer caso, los movimientos oculares errá- lares y sus características en el test no lec-
ticos serían la causa de la dislexia, y en el tor de «Las luces» pueden diferenciar a los
segundo caso tendrían ellos la misma causa disléxicos de los otros grupos de lectores.
que la dislexia. Propone, en todo caso, que
el «test de las luces», tarea de seguimiento Concluye Pavlidis (1985) recordando la
de luces que se encienden secuencialmente, concordancia de los resultados en tareas de
puede servir para un diagnóstico objetivo secuenciación con los resultados obtenidos
de la dislexia: mide secuenciación en tareas en otros estudios de movimientos oculares
que no son de lectura, pero que están rela- secuenciales no lectores (Zurif y Carson,
cionadas con la lectura y permiten diferen- 1970), así como también la convergencia y
ciar objetivamente los niños disléxicos de apoyo de recientes hallazgos neurológicos
los niños meramente retrasados en lectura (por ej., Ojemann y Mateer, 1979) que, me-
(Pavlidis, 1981a; 1981b; 1983). diante estimulación eléctrica cortical, han
puesto de relieve la vinculación entre zonas
La hipótesis de la incapacidad secuencial de lenguaje y de secuenciación motora.
oculomotora no se ha visto apoyada en los (Para una visión más completa de este tema
últimos trabajos sobre el tema, bien por no puede verse Ojemann, 1983; en donde el
encontrar diferencias entre los movimien- sistema «secuencial motor y de identifica-
tos oculares de disléxicos y normales y creer, ción fonémica» da pie para sugerir la exis-
por tanto, que la etiología de la dislexia se tencia de un substrato anatómico de la teo-
halla en procesos cognitivos superiores más ría motora de la percepción del habla.) En
que en un trastorno oculomotor, o bien por- cuanto a la aspiración de conocimiento etio-
que falta acuerdo en los criterios de selec- lógico, siendo como es tan importante para
ción de los sujetos disléxicos (Olson et al., la terapia, «no es tan importante para el
52 1983; Stanley et al., 1983). diagnóstico de dislexia saber si los movi-
mientos oculares erráticos son causa o efec- puestos en un apartado anterior, de subdi-
to de la dislexia, o si los movimientos ocu- vidir el campo en subgrupos o subtipos de
lares erráticos y la dislexia comparten una etiología neurológica bien diferenciada.
causa común o si poseen una causa inde- Jorm (1979, pág. 21) hace alusión expresa
pendiente, aunque paralela. En los cuatro y única a la división de Boder (1971) entre
casos, aunque de modos diferentes, los mo- disléxicos diseidéticos y disfonéticos, consi-
vimientos oculares erráticos estarán vincu- derando que tales subgrupos no han de te-
lados a la dislexia» (Pavlidis, 1985, pág. 48). nerse seriamente en cuenta porque hay au-
tores que no han encontrado disléxicos di-
BASE NEUROLOGICA: seidéticos. Esta concepción unitaria de la
LA TEORIA DE JORM dislexia evolutiva lleva a Jorm a plantear,
como consecuencia si no como supuesto, las
Ya Morgan (1896), a propósito del sín- implicaciones educativas de los niños dislé-
drome de ceguera verbal congénita, sugirió xicos: lejos de convenir a los disléxicos el
la idea de que los niños con retraso en la método de instrucción más generalizado y
lectura tendrían un subdesarrollo madurati- de mejores resultados con niños normales,
vo de la circunvolución angular. La teoría es decir, el de la correspondencia grafema-
neurológica de Jorm (1977, 1979), similar a fonema, les conviene a los disléxicos un mé-
la teoría propuesta por Morgan para la dis- todo que no implique análisis fonológico.
lexia evolutiva, defiende que el lóbulo pa-
rietal inferior no está completamente desa- Hay grandes coincidencias en la concep-
rrollado en los niños disléxicos. ción de Jorm (1979) sobre la dislexia evo-
lutiva con la teoría psicolingüística de la dis-
Jorm (1979) asume el concepto de disle- lexia defendida, también como entidad uni-
xia de Critchley, dándole una acepción in- taria, por Vellutino (1977), quien resta im-
tencionadamente amplia que abarque los portancia a las otras tres teorías predomi-
conceptos utilizados por diversos autores nantes en la literatura: la viso espacial, la de
que hablan de dificultades en la lectura, di- integración intersensorial y la del orden
ficultades de aprendizaje y retraso en la lec- temporal. Dice Vellutino: «En los últimos
tura. El uso que hace de la expresión disle- años, sin embargo, un creciente número de
xia evolutiva sirve para distinguirla de la estudios sugiere que la dislexia está causal-
dislexia adquirida por lesión cerebral en mente relacionada con deficiencias en el
adultos. La comparación entre ambas le sir- procesamiento verbal más bien que en el es-
ve para apoyar su teoría, constatando que pacial... Sugerimos que las teorías del défi-
el lóbulo parietal inferior es una región ce- cit-perceptivo de la dificultad lectora, pos-
rebral crucial en los procesos lectores afec- tulado por Orton y otros, son altamente
tados y en los procesos cognitivos deficien- cuestionables. Sugerimos, por fin, que los
tes en los disléxicos, así como que este sis- errores de orientación y secuenciación, con-
tema neurológico no funciona normalmen-
siderados indicadores clásicos de confusión
te en los disléxicos. La dislexia adquirida in- visoespacial en los malos lectores, pueden
cluye, como sinónimas, la alexia con agrafia ser interpretados más plausiblemente como
de Dejerine, la dislexia profunda de Mars- manifestaciones secundarias de las dificul-
hall y Newcombe (1973) y la dislexia foné- tades de mediación verbal» (Vellutino,
mica de Shallice y Warrington (1975), des- 1977, págs. 335 y 347). La tendencia a con-
cribiendo «un déficit adquirido de la capa- siderar la dislexia como entidad unitaria, tal
cidad para llevar a cabo recodificación fo-
como aparece en la teoría psicolingüística
nológica de las palabras escritas, pero con de Vellutino, difícilmente se concilia con los
la ruta visual de lectura aún intacta» (Joon, estudios experimentales que contraponen la
1979, pág. 26). Considera que existen gran- mediación fonológica a la visual en la lec-
des semejanzas con la dislexia evolutiva, tura; parece más plausible el modelo del ac-
pero ha suscitado comentarios discrepantes ceso dual que considera el uso en paralelo
en diversos autores (por ej., Ellis, 1979, de la mediación fonológica y de la visual,
1984; Baddeley et al., 1982). Puede verse en con mayor apoyo visual para las palabras de
Deloche y Andreewsky (1982) una intere- alta frecuencia y mayor apoyo fonológico
sante revisión de la dislexia adquirida, pro- para el proceso más lento con palabras de
funda y superficial, desde un punto de vista baja frecuencia (ver McCusker et al., 1981).
psicolingüístico. El propio Jorm (1979) cita dos trabajos de
La teoría neurológica de Jorm de la dis- C. Wernicke, en los que el famoso afasió-
lexia evolutiva choca contra los intentos, ex- logo afirma que una lesión que produce un 53
déficit severo de lectura en un lector pobre- con lesiones en una vasta extensión del cór-
mente entrenado puede tener poco efecto tex asociativo del lóbulo parietal, por detrás
aparente sobre un lector con gran dominio del córtex asociativo de la audición; lo más
de la lectura, a causa de la capacidad de este frecuente es que estas lesiones impliquen a
último para leer sin recodificación fonoló- la circunvolución angular o área 39. Muy a
gica. Esta observación de la dislexia adqui- menudo se asocia con la afasia de Wernic-
rida apoya los resultados experimentales ke, con lesiones que van desde el área de
con sujetos normales, en cuanto a predomi- Wernicke hasta la circunvolución angular.
nio de la recodificación fonológica en eta- El síndrome de alexia sin agrafia (alexia
pas iniciales y de la visual en etapas des- pura) está relacionado con lesiones del ló-
pués de mucha práctica. bulo occipital o lesiones que comprometen
Aparte de que la neuropsicología se inte- el flujo de información visual desde el cór-
resa por otros tipos de dislexia adquirida tez visual izquierdo o desde el derecho, en
(ver Patterson, 1981; Weigl, 1981), además la dirección al córtex izquierdo del lengua-
de la dislexia fonémica o profunda, una je. En la parte posterior la información cir-
cuestión importante es que no sabemos muy cula por el esplenio del cuerpo calloso.
bien la ayuda que pueda provenir de la dis- Los mecanismos neurOlógicos de la disle-
lexia adquirida para mejor entender los me- xia se han ido conociendo por datos de di-
canismos neurológicos subyacentes a la dis- versa procedencia (Masland, 1981; Trevart-
lexia evolutiva y su lenta maduración. En hen, 1983); sin embargo, para establecer la
Espir y Rose se lee: «no se sabe si las pau- comparación entre dislexia adquirida y dis-
tas de la pérdida de una capacidad ya esta- lexia evolutiva en sus justos términos es ne-
blecida ayudan o no a incrementar nuestro cesario el avance en el descubrimiento de
conocimiento de los mecanismos requeridos los correlatos funcionales de la maduración
para su desarrollo» (Espir y Rose, 1983, pá- del sistema nervioso (por ej., Jacobson,
gina 42). En todo caso, cuando la dislexia 1982; Lecours, 1982; Rose, 1982). La pers-
evolutiva se conoció en el siglo XIX fue en pectiva neuropsicológica de la dislexia evo-
relación con los trastornos afásicos y la dis- lutiva contempla la relación cerebro-con-
lexia adquirida; las lesiones cerebrales eran ducta como ingrediente fundamental de su
estudiadas postmortem mediante autopsia, quehacer (ver, por ejemplo, Rourke, 1983;
como aparece en los trabajos de Dejerine. Spreen y col., 1984); al final de una recien-
Pero a partir de los años 60 de este siglo te revisión de los aspectos neurobiológicos
—fase de integración en el campo de las di- de la dislexia evolutiva, y entre ellos los
ficultades de aprendizaje— son más escasos neuroeléctricos, podemos leer: «Aunque ha
los estudios postmortem y es asombroso el aumentado considerablemente durante la
avance metodológico en el estudio de la base última década el conocimiento sobre la di-
neural del lenguaje en lesionados cerebra- ficultad evolutiva de la lectura, nuestro co-
les, sobre todo desde 1973 con la técnica no nocimiento de las causas de los trastornos
invasiva de la Tomografía Computerizada lectores es todavía relativamente primiti-
(Damasio y Geschwind, 1984). Las nuevas vo... Se han de intentar ulteriores esfuerzos
técnicas han permitido confirmar antiguos investigadores sobre una mejor descripción
hallazgos sobre tipos distintos de proble- de las relaciones normales cerebro-conduc-
mas con la lectura, proporcionando un me- ta que, sin duda, aportarán pistas a la pa-
jor conocimiento de las correspondientes togénesis de la dificultad evolutiva lectora»
zonas lesionadas. El caso raro, en forma ais- (Pirozzolo y Hansch, 1982, págs. 227 y
lada, de alexia con agrafia está relacionado 229).

Resumen
En los últimos años se constata un auge singular de la neuropsicología de las dificultades de aprendizaje, en
especial de la neuropsicología de la dislexia evolutiva. En este trabajo se estudia, como posible explicación etio-
lógica de la dislexia evolutiva, el fallo en el desarrollo madurativo cerebral; se revisan y analizan, a efectos de
poder ofrecer pronósticos y modos de intervención apropiados, la diferencia entre la hipótesis del retraso y la
del déficit en la maduración, así como la alternativa de restitución o sustitución en la recuperación funcional.
Se examinan también otros problemas relacionados entre sí con la dislexia y con la neuropsicología del desa-
rrollo, a saber, la base neurofisiológica para formación de sub grupos disléxicos, la disfunción de secuenciación
oculomotora como etiología de dislexia y, por fin, la luz que la dislexia adquirida aporta a la dislexia evolutiva
al relacionar lesiones del lóbulo parietal inferior con el subdesarrollo madurativo de estas mismas zonas cere-
54 brales.
Abstract
In the las: years there has been an increasing interest in neuropsychoIogy of learning disabilities, mainly of
develo pmental dyslexia. This paper considers a failure in ¡he cerebral maturation as possible etiological expla-
nation of developmental dyslexia the difference bettveen ¡he hypothesis of lag and that of deficit in the process
of maturation as well as the alternative of restitution or substitution in the functional recovery are alto analized
and reviewed, in order to be able lo offer predictions and different ways of appropiate intervention. Others prob-
lems connected with dyslexia and with develo pmental neuropsychology are also examined as, for instance, the
neurophysiological basis for the formation of dyslexic subtypes, the disfunction in the sequential oculomotor
patterns as an etiology of dislexia and, finally, ¡he aid of adquired dyslexia for develo pmental dyslexia when
relating the inferior parietal lobe lesions to ¡he maturative subdevelopment of there cerebral areas.

Résumé
Au cours des derniéres années on constate un trés importan: développement de la neuropsychologie des
troubles de l'apprentissage, spécialement de la dyslexie évolutive. Dans ce travail on étudie le manque d'une
évolution maturative cérébrale normale, en tant que possible explication étiologique de la dyslexie évolutive.
On expose el révise, afin de pouvoir offrir des pronostiques el des programes d'intervention appropriés, la dif-
férence entre l'hypothIse de retard el celle da déficit dans la maturation cérébrale, ainsi que l'alternative de
restitution ou substitution dans la récupération fonctionelle. A la pan, on examine des problémes qui gardent
une relation Inés étroite avec la dyslexie el la neuropsychologie de développement infantile, á savoir, la base
neurophysiologique nécessarie pour la formation des subtypes dyslexiques, la valeur étiologique de la disfonc-
tion oculo-rnotrice el, finalement, l'aide que la dyslexie traumatique peut apporter á la dyslexie évolutive, per-
mettant, ainsi, mettre en rapport des lésions de lobule pariétal inférieur avec le manque de maturation dans
ces mémes zones de cerveau.

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