Nuevas perspectivas en la
psicolopatología de los trastornos Sobrecarga de los cuidadores
esquizofrénicos familiares de pacientes con
M.J. Cuesta, V. Peralta, J.F. Serrano
esquizofrenia: factores
determinantes
A. Martínez, S. Nadal, M. Beperet, P.
Neuropsicología y esquizofrenia Mendioroz y grupo Psicost
M.J. Cuesta, V. Peralta, A. Zarzuela
El enfermo esquizofrénico y sus
Diagrama europeo de servicios de familias inmersos en un cambio
salud mental y su aplicación en el profundo
sector IB (Burlada) M. Orradre
M. Beperet, S. Nadal, A. Martínez, L.
Salvador, C. Romero y grupo Psicost
PRESENTACIÓN
Para ello, es preciso desnudarla de todos los estereotipos y prejuicios que se han ido
acumulando en torno a ella, con el paso del tiempo, al amparo de la penosa y
oscurantista historia de la asistencia psiquiátrica.
Gracias a esta dinámica, nadie niega, ni discute, actualmente, las hondas raíces
neurofisiológicas del problema esquizofrénico, ni sus indudables repercusiones
biológicas que, en ocasiones, la aproximan a presentarse como una posible patología
neurodegenerativa; todo ello, sin ignorar sus múltiples misterios psicopatológicos, ni su
hondo y fundamental calado humano y social.
Sus páginas aspiran alcanzar los tres objetivos que nos propusimos:
- Levantar acta sobre el estado de la cuestión en Navarra, y trasladar la misma a todos
los profesionales sanitarios de nuestra comunidad, fundamentalmente a los que trabajan
en Atención Primaria. Al mismo tiempo, hacer extensible el mensaje a todos los
ciudadanos de nuestro medio.
- Aportar nuestra informaci ón a los colegas trabajadores de la salud mental de otras
regiones, con el ánimo de consolidar el diálogo abierto en torno al hecho de la
esquizofrenia en España.
- Ser lugar de encuentro, metafórica mesa de trabajo, en el que reunirnos cuantos
estamos interesados por el tema dentro de nuestros límites geográficos.
Coordinación
D. Vicente Madoz Jáuregui
Fundación Argibide
Apdo. Correos 435
Pamplona
Tfno. 948 266511
Fax 948 266650
E-mail: fundacionargibide@maptel.es
La esquizofrenia en Navarra. Perspectiva histórica
Schizophrenia in Navarra. An historical perspective
L.J. Lizarraga.
Hospital Psiquiátrico
ALIENISTAS Y PSIQUIATRAS
¿ Qué conocimiento se tendría en Navarra a principios del siglo XIX del "Tratado
médico-filosófico sobre la alienación mental de Pinel" o de la definición del estado de
delirio de Esquirol de 1818: "un hombre está en delirio cuando sus sensaciones no se
ajustan con los objetos exteriores, cuando sus ideas no se ajustan a sus sensaciones,
cuando sus juicios y sus decisiones no se ajustan a sus ideas, cuando sus ideas, sus
juicios y sus decisiones son independientes de su voluntad'; a la que Falret en 1839
consideraba necesario completar, añadiendo un elemento básico: la falta de conciencia
de tal estado.
No tengo noticia de que por aquellas fechas hubiese alienistas en Navarra, y menos de
que se aceptase poco a poco la existencia de distintas enfermedades mentales, así como
la oposición entre los trastornos agudos y los crónicos; pero sí conocemos la existencia
de clínicos eminentes como el ilustrado doctor D. Nicasio Landa Álvarez de Carballo,
que en 1868 había redactado en Pamplona la Memoria para la construcción de un
Manicomio Agrícola, con lo que quedaban puestos en evidencia sus conocimientos y su
preocupación por los enfermos mentales. En aquellas fechas los internamientos se
llevaban a cabo en manicomios de otras provincias, generalmente limítrofes, e incluso
en contados casos en el propio Hospital de Navarra, seg.n el estadillo que el Dr. Gurría
cumplimentó acerca del movimiento de enfermos en el primer mes de funcionamiento
del Manicomio de Navarra (diciembre de 1904) (Tabla 1); por tanto alienistas o no,
había, al menos en el Hospital, médicos que se ocupaban de los locos.
EL CONCEPTO DE ESQUIZOFRENIA
El término de esquizofrenia propiamente dicho nace en 1911 con Bleuler, pero una cosa
es el nombre y otra los enfermos que con una u otra etiqueta existían desde tiempo
inmemorial. Ya con la "demencia precoz" de Kraepelin se había iniciado la puesta en
orden del confuso campo de las enfermedades mentales. Por ejemplo en el año 1916, D.
Manuel Gurría en la Memoria remitida a la Diputación todavía no hace mención alguna
al término "esquizofrenia" y se explaya sin embargo, hablando de demencia precoz,
paranoias y delirios sistematizados en los siguientes términos:
Demencia vesánica o secundaria: es el proceso final de las locuras, de ahí que sea la
psicosis que más abunda en los manicomios, pudiendo calcularse que los locos, sean de
la clase que sean, al pasar de los 50 años es raro que no caigan en la demencia
secundaria.
Entre las asiladas hay abundantes del grupo de las erotómanas, casi todas degeneradas
por herencia morbo-psíquica. Éstas suelen discurrir bien, pero no admiten ninguna
advertencia acerca de lo infundado de su delirio y lo ilusorio de sus platónicos amores."
Apreciamos cómo, entre los delirios que se citan, aparecen algunos de contenidos
claramente depresivo o maníaco.
Según Bayley y cols, hasta 1970 el concepto de esquizofrenia de Ey era el más o menos
aceptado: "conjunto de trastornos en los que domina la discordancia, la incoherencia
ideo-verbal, la ambivalencia, autismo, ideas delirantes y alucinaciones mal
sistematizadas y profundas perturbaciones afectivas". Pero se empieza a observar la
deficiente fiabilidad del juicio diagnóstico entre profesionales y se cae en cuenta de la
importancia de la impresión clínica global y la de las divergencias internacionales. En
1972 un estudio conjunto USA-Reino Unido, mostró que el diagnóstico de esquizofrenia
es dos veces más frecuente en Nueva York que en Londres, mientras el de melancolía es
cuatro veces más frecuente en Londres. En 1973 El estudio piloto internacional sobre la
esquizofrenia mostró que la mayor parte de los casos de esquizofrenia diagnosticados
por psiquiatras experimentados tenían algo en común, pero que no tenía nada que ver
con la etiología o la evolución, sino con la propia sintomatología. De ahí partió la idea
de que se podían proponer definiciones de síntomas sobre las que estuviesen de acuerdo
los psiquiatras de todo el mundo. Se cuestiona el concepto de "disociación mental" así
varios autores mantienen que los trastornos formales del pensamiento se encuentran en
fase aguda tanto de las esquizofrenias como de las manías y también el pronóstico.
Es preciso destacar que los "síntomas de primer rango" de Schneider han formado parte
de casi todas las definiciones anglófonas de la esquizofrenia: eco del pensamiento,
alucinaciones auditivas en las que las voces conversan entre sí o comentan el
comportamiento del sujeto, sensaciones corporales impuestas, robo del pensamiento,
divulgación del pensamiento, percepción delirante (en la que el espasmo de la reflexión
obliga al hombre a permanecer centrado en sí mismo). El dato común de los fenómenos
delirantes primarios es la significación anormal, el poner en relación sin motivo que
tiene la cualidad de vivencia impuesta y concerniente a la vez a la sensopercepción y al
pensamiento; se trata pues, de una estructura de vivencia nueva de un verdadero
monstruo psíquico, sentimientos, impulsiones o voluntad impuestos o controlados.
Nos es particularmente satisfactorio recordar que precisamente los Drs Peralta Martín y
Cuesta Zorita del Servicio de Psiquiatría del Hospital Virgen del Camino, junto al Dr.
De León, han llevado a cabo investigaciones fundamentales en el campo de la
esquizofrenia tales como la validez, confirmada estadísticamente, de la dicotomía
positivo-negativo de los síntomas, así como la asociación entre la personalidad
premórbida esquizoide con el predominio de síntomas negativos. Todo lo cual,
publicado en 1991 y 1992 en revistas internacionales, ha sido recogido en la
monumental Enciclopédie Médico Chirurgicale en una de sus revisiones de los tomos de
Psiquiatría de 1996.
ALGUNOS DATOS DE MORBILIDAD DE LA ESQUIZOFRENIA EN
NAVARRA
En el trabajo del colectivo SMEDA como consultor para el Plan de Asistencia Sanitaria
de Navarra (PASN), se hace referencia a los resultados provisionales de un trabajo de
campo llevado a cabo en el Valle de Baztán señalándose una tasa de prevalencia de
1,20% de psicosis, sin que precisasen mayores detalles sobre esquizofrenia en concreto.
Vamos a presentar datos (Tabla 2) recogidos por D. Manuel Gurría de los ingresados en
el Manicomio en el primer decenio de su funcionamiento, en los que podemos
contemplar el peso aproximado de la demencia precoz y las paranoias en el conjunto de
aquellos pacientes.
Tabla 2. Cifra absoluta y síntesis diagnóstica de los asilados ingresados en el Manicomio de Navarra de
1904 a 1915 (seg.n Gurría Estapé).
Diagnósticos Varones Mujeres Total
Psicodisgenesias
Imbecilidad 29 13 42
Idiocia 6 8 14
Debilidad mental 17 7 24
Locura moral 3 3
Paratimias
Estados maníacos 79 65 144
Estados melancólicos 64 61 125
Estado maníaco-depresivos 7 12 19
Melancolía involutiva 1 1
Paranoia
Originaria 31 12 43
Degenerativa 37 17 54
Crónica 21 16 37
Evolutivo alucinatoria 3 3
Locura puerperal 3 3
Toxifrenias alcoholismo 61 23 84
Epilepsia 75 36 111
Histerismo 6
Demencias
Precoz 47 28 75
Orgánica 18 13 31
Paralítica 28 1 29
Senil 19 27 45
Vesánica o tardía 19 42 61
Total 591 412 1003
Tabla 3. Tasas por agrupaciones diagnósticas de íPrimeros ingresosî en el Manicomio de Navarra por
100.000 habitantes/año.
Diagn ósticos 1904-15 1954 1986
Demencias seniles 1,42 5,36 2,34
Alcoholismo 2,46 20,15 17,19
Drogas 0,76 6,76
Esquizofrenia 6,17 24,75 13,28
Psicosis afectivas 7,69 8,42 3,71
Paranoias 1,26 0,76 0,58
Orgánicos 4,59 25,51 1,37
Neurosis 0,26 6,12 3,32
Trast. personalidad 0,26 1,79 0,58
Oligofrenias 2,36 8,93 0,98
Otras 3,31 5,26
Total 26,47 105,86 55,86
En conjunto apreciamos cómo todas las tasas habían aumentado sensiblemente en 1954
y disminuido en 1986, excepto en las drogas. Por ello contemplando las tasas de la
esquizofrenia nos podemos plantear la pregunta siguiente:
Desde la década de los sesenta vienen apareciendo estudios que señalan una disminución
de la incidencia y de la prevalencia de la esquizofrenia, basándose la mayoría de ellos en
la tasa de las primeras admisiones hospitalarias, como el de Eagles y Whalley, mientras
los estudios de prevalencia, parecen confirmar dichos datos.
Como se han evocado distintos factores para explicar esta supuesta disminución de la
esquizofrenia a lo largo del tiempo, vamos a analizarlos con los datos de nuestros
ficheros.
Progresiva longevidad
Vamos a estudiar la frecuencia en nuestro centro a lo largo del siglo de los grupos más
importantes de enfermedades mentales, que se recoge en las tablas 4, 5 y 6.
Tabla 5. Población de Navarra por grupos de edad (Elaboración personal sobre datos INE).
Edad <15 15-24 25 -34 35 -44 45 -54 55-64 >65 TOTAL
Periodo
1916-25 113.178 60.584 43.836 36.226 29.416 24.425 21.499 329.883
1926-35 113.330 64.507 49.101 38.219 32.446 24.090 22.453 345.883
1936-45 106.087 71.227 58.563 44.902 35.253 28.201 25.395 369.618
1946-55 98.460 71.953 60.197 50.355 41.050 31.171 29.715 382.932
1956-65 110.351 56.359 58.766 54.032 46.170 37.024 37.947 401.132
1966-75 126.820 74.328 59.770 61.917 54.171 44.839 46.473 466.593
1976-85 121.753 83.833 71.718 58.484 60.826 51.256 61.131 509.002
Estándar (0,28) (0,17) (0,14) (0,12) (0,11) (0,09) (0,09) (1,00)
Nota. La diferencia en la suma total obedece a casos de edad desconocida.
En esta tabla se aprecia el efecto del bajo número de nacimientos durante la guerra civil en las casillas
correspondientes de los decenios sucesivos.
De acuerdo con los datos de las tablas anteriores calculamos las siguientes tasas brutas para los
correspondientes períodos y grupos diagnósticos.
Tabla 6. Tasas brutas de primeras admisiones por 100.000 habitantes y año y grupos diagnósticos en el
Manicomio de Navarra.
Años Esquizofrenia Alt. Humor Seniles Alcohol Drogas Total
Total Nav Total Nav Total Nav Total Nav Total Nav Total Nav
1916- 14 12 6 6 3 3 3 3 0,4 0,2 35 32
25
1926- 19 14 3 3 6 4 3 2 los 42 36
35
1936- 26 15 4 3 3 2 4 3 0,3 0,1 63 47
45
1946- 31 26 11 9 2 2 7 7 0,3 83 73
55
1956- 41 32 10 9 6 5 16 13 0,9 0,8 119 105
65
1966- 27 24 10 9 6 5 23 21 0,4 0,2 91 83
75
1976- 16 16 8 8 6 6 22 22 4 4 69 67
85
Nav = Admisiones residentes en Navarra.
Nota. Hemos calculado las tasas del total de primeras admisiones así como la de los residentes en Navarra.
El primero de dichos cálculos, sin sentido aparente, puede servir como referencia para compensar la
cortedad del segundo al desconocer los vecinos de Navarraque fueron tratados fuera.
ya larga evolución.
! Las tasas de esquizofrénicos dentro de la tendencia inicialmente ascendente (en
relación a nuestro juicio, con las excelentes expectativas creadas y cumplidas por los
tratamientos biológicos y neurolépticos) con máximos en el decenio 1956-65 y rápido
descenso posterior, indican de forma muy clara los dos tipos de influencia de los efectos
restrictivos antes señalados y su magnitud.
! Los trastornos del humor que según criterio general han experimentado un incremento
muestran, en parte por ello y en parte por disponer de alternativas más viables en forma
de tratamientos ambulatorios o en instituciones privadas, un mínimo descenso en las
primeras hospitalizaciones en el manicomio.
! Los problemas derivados de la conducta alcohólica han atraído a pocos foráneos, pero
confirmaría la opinión del descenso de esta psicosis en los últimos decenios, pero para
precisar si en ello tiene alguna influencia la variación de la estructura de edades,
calcularemos las tasas específicas por edad y finalmente la ajustada o estándar.
Tabla 7. Tasas específicas por edades y ajustadas, de primeras admisiones por Esquizofrenia y Trastornos
por Ideas Delirantes en el Manicomio de Navarra.
Años <15 15-24 25-34 35-44 45 -54 55-64 >65 Ajustada
1916-25 1,85 21,95 35,13 27,05 9,52 14,33 3,25 15,1
1926-35 35,8 37,3 45,26 20,65 4,15 19,2
1936-45 29,9 71,03 62,58 11,06 13,47 23,7
1946-55 34,05 61,64 73,68 37,03 13,47 28,5
1956-65 1,63 38,50 96,82 88,65 64,54 19,45 2,37 40,2
1966-75 0,79 19,78 50,86 64,1 40,61 27,21 12,69 26,4
1976-85 0,33 23,31 30,81 25,65 22,69 13,46 11,45 16,0
Tabla 8. Tasas especificas por edades y ajustadas, de primeras admisiones por Esquizofrenia y Trastornos
por Ideas Delirantes de habitantes de Navarra en el Manicomio.
Años <15 15-24 25-34 35-44 45-54 55 -64 >65 Ajustada
1916-25 1,60 19 28 22 6 10 3 12,07
1926-35 28 30 31 10 3 14,05
1936-45 18 40 34 7 13,51
1946-55 29 51 61 34 12 24,21
1956-65 1 30 78 67 51 16 2 32,17
1966-75 1 17 42 57 36 25 12 23,18
1976-85 0,30 22 31 25 23 13 11 15,85
Esta hipótesis supone que dichas psicosis seguirían presentándose, pero recibirían
distinta etiqueta y como en el grupo hemos incluido las que la CIE-10 agrupa en F20-
F29 es decir: esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos de ideas delirantes, por
nuestra cuenta pensamos que las desgajadas de este grupo tendrían que ir a parar casi
exclusivamente al grupo de los trastornos del humor. Ahora bien, como, sí parece mucho
más evidente que las depresiones en concreto, han experimentado un claro aumento en
los últimos años, vamos a examinar cómo se comporta el conjunto de ambos grupos
diagnósticos.
Para analizar esta cuestión vamos a suponer &"generosamente" que todos los que se
suicidaron en Navarra de edades inferiores a cuarenta años hubiesen llegado a padecer
esquizofrenia e ingresar en el Manicomio. Así mismo, como cada uno sólo hubiese
podido generar un primer ingreso, atribuiremos dicha eventualidad a su período
correspondiente (Tabla 10).
Tabla 10. Suicidios en Navarra de edad inferior a 40 años (seg.n datos INE).
Años Suicidio
1906-15 32
1916-25 50
1926-35 75
1936-45 73
1946-55 63
1956-65 48
1966-75 38
1976-85 89
También hemos calculado la repercusión que hubiese tenido sobre las correspondientes
tasas de primeras admisiones por esquizofrenia (Tabla 11).
Tabla 11.Tasas brutas de primeras admisiones por Esquizofrenia de habitantes de Navarra por 100.000 y
año en el Manicomio de Navarra.
Años Esquizofrenias diagnosticadas Esquizofrenias supuestas
1916-25 12 13
1926-35 14 16
1936-45 15 17
1946-55 26 28
1956-65 32 33
1966-75 24 24
1976-85 16 18
En este punto, no estará de más dejar constancia de que los esquizofrénicos son
clásicamente los ingresados que dan lugar a mayor n.mero de suicidios y que la mayoría
tienen lugar en los primeros años del trastorno, pero no hemos de confundir frecuencia
con riesgo; en la primera contamos simplemente el número de sucesos y en el segundo
la contingencia o posibilidad de que se produzcan. Aunque la esperanza de vida en
Guinea Ecuatorial sea inferior a la de Estados Unidos, no hay duda de que un día
cualquiera morirán más estadounidenses que guineanos, y sin embargo, no se nos
ocurrirá decir que éstos viven menos.
A primera vista, la tabla 12 resulta sorprendente porque sólo registramos una tasa de 89
suicidios anuales por 100.000 estancias de esquizofrénicos frente a 437 de trastornos de
personalidad o 331 de neuróticos, etc. Seg.n estos datos, el riesgo de suicidios de los
esquizofrénicos ingresados es parecido al de los enfermos mentales de causa orgánica
conocida y muy inferior a todos los demás excepto los retrasados mentales.
Tabla 12. Tasas de suicidio por diagnósticos (CIE-10) y 100.000 estancias/día en el Manicomio de
Navarra.
Código Diagn óstico (CIE-10) Tasas
F00-F09 Trast. mentales orgánicos 81suicidios por 100.000 est./a ño
F10 Trast. por consumo de alcohol 248 suicidios. por 100.000 est./año
F20-F29 Esquizofrenia, ideas del. etc. 89 suicidios por 100.000 est./año
F30-F39 Trastornos afectivos 506 suicidios. por 100.000 est./año
F40-F49 Trast. neuróticos, estresantes, etc. 331 suicidios. por 100.000 est./año
F60-F69 Trastornos de personalidad 437 suicidios. por 100.000 est./año
F70-F79 Retraso mental 13 suicidios por 100.000 est./año
Watson y cols estudian las relaciones del efecto estacional de estos nacimientos con las
variaciones anuales de la incidencia de ocho enfermedades estacionales y las
temperaturas climatológicas extremas en 3.246 esquizofrénicos. El efecto del nacimiento
en la estación invernal era mayor en los años inmediatamente siguientes a los asociados
con altas incidencias de enfermedades infecciosas que en los de bajas. De las
enfermedades invernales, especialmente la difteria, neumonía e influenza, resultaban
más comprometidas que otras. Estos efectos aparecían entre esquizofrénicos solteros
(presumiblemente severos) pero no entre los pacientes casados, lo que sugiere la
especificidad de relación con el proceso esquizofrénico. El hecho de la significación o
no de la relación entre la estacionalidad del nacimiento y la incidencia de enfermedades
en el año previo, hace pensar más en un efecto prenatal que postnatal.
Aunque hasta hoy en día ha sido imposible evidenciar una "lesión específica" de la
esquizofrenia, parece también imposible negar una patología cerebral en esta
enfermedad. Ya en 1934 mi antecesor el Dr. Soto Yárritu desarrolló en las oposiciones a
director del Manicomio de Navarra el tema íAnatomía Patológica de la esquizofrenia"y
en más de una ocasión me manifestó que probablemente su desarrollo, que había
preparado gracias a las enseñanzas directas del Profesor D. Pío Del Río Hortega, fue lo
más determinante en la obtención de la plaza.
Lo que podemos pensar según diversas investigaciones es que las lesiones precoces del
hipocampo podrían interferir sobre el desarrollo cerebral modificando el desarrollo de
conexiones entre las diferentes regiones corticales, provocando en la edad adulta
perturbaciones del control cortical de los sistemas dopaminérgicos subcorticales. El
funcionamiento basal de estos últimos no se hallaría modificado, pero estaría
simplemente elevada su reactividad a los estímulos. De este modo se podrían integrar las
dos hipótesis fisiopatológicas de la esquizofrenia, la del neurodesarrollo y la
hiperdopaminérgica.
Conclusión
Aspectos sociológicos
Tabla 15. Razón estándar de estado civil según diagnóstico en varones (altas 1976-1995) en el
Manicomio de Navarra.
Estado civil Esquizofrenia Trastornos humor Conducta alcohólica
Solteros 2,3 1,2 1,3
Casados 0,2 0,8 0,7
Viudos 0,4 2,3 1,1
Div. Separados 9,7 8 17
Tabla 16. Razón estándar de estado civil según diagnóstico en mujeres (altas 1976-1995) en el
Manicomio de Navarra.
Estado civil Esquizofrenia Trastornos humor Conducta alcohólica
Solteras 2,2 1 0,7
Casadas 0,4 0,9 1,1
Viudas 0,4 1,2 0,6
Div Separadas 4,5 7 15
Como la razón estándar tiene como referencia a la población de la misma edad y sexo,
apreciamos en las tablas que los esquizofrénicos de ambos sexos tienen más del doble de
probabilidades de ser solteros; la quinta parte de estar casados si son varones y la mitad
si son mujeres y casi diez veces más de estar divorciados o separados los varones y casi
cinco las mujeres. Los pacientes esquizofrénicos varones, no sólo se casan menos que
las mujeres, sino que además soportan menos o son peor soportados por su pareja.
Respecto al nivel de estudios se observa una ligero predominio de los niveles más
elevados de estudios en los esquizofrénicos aunque raramente llegan a licenciarse siendo
también algo mayor el porcentaje entre las profesiones liberales.
Sintomatología
Nos propusimos dejar constancia de los síntomas que fueron codificados de acuerdo con
la HCUP en 5.647 historias correspondientes a las altas de veinte años de estudio. No
procede reproducir las farragosas tablas, pero sí decir que podemos deducir en primer
lugar, que probablemente hemos incurrido en innumerables deficiencias al reflejar los
síntomas en la historia clínica; menos probable, pero posible, que no se ha codificado
todo lo registrado; y casi seguro que el proceso diagnóstico se ha culminado más sobre
los registros mentales del profesional, la llamada íimpresión clínica global"que sobre los
presentes en la historia. Todo esto debería servir de enseñanza no exenta de alarma, para
conseguir un rigor, no sólo en la tarea asistencial, sino en el elemento imprescindible
que una historia clínica exhaustiva representa como garant ía y respaldo de bien hacer,
aunque sólo fuera para defenderse de la avalancha de demandas por negligencia y mala
praxis que de forma imparable se nos ha venido encima. Todo esto justifica de forma
inequívoca las planteamientos criteriológicos y especialmente dimensional para trabajar
con el rigor que los actuales recursos exigen.
Ahora cuando está de plena actualidad el estudio del genoma humano y el péndulo
indicador de la etiología se halla en claro desplazamiento hacia el extremo de lo
genético, cobra sentido la convicción de los que hemos conocido a cientos de
esquizofrénicos cronificados - no sólo en los manicomios sino también en sus casas -,
cuya contemplación y recuerdo no podía dejar de provocarnos la evidencia de su
profunda organicidad. Y precisamente en los más deteriorados o al menos en los que
predominaban los síntomas negativos, se ha ido encontrando una mayor correlación con
antecedentes familiares y especialmente en los gemelos. Por otra parte, vienen
frecuentemente a mi memoria pacientes esquizofrénicos que ingresaron hace 40 ó 50
años y nunca volvieron a salir del Manicomio - hoy precisamente acabo de leer la
esquela del fallecimiento de uno de ellos que ya estaba ingresado cuando en 1954
empecé a trabajar allí -. Pueden hacerse las reflexiones que se quiera, pero lo cierto es
que estos hechos, nada raros entonces, afortunadamente lo son ahora. Éste y otros
pacientes tenían y tienen familiares que gustosos los hubiesen tenido junto a sí, pero su
catastrófica evolución lo impidió. Es hora de que se pongan las cosas en su sitio. Estoy
seguro, de que con los medios de entonces, ahora tampoco se harían muchas
"maravillas".
Ciompi - citado por Hardy-Bayle - dice que "una vez desencadenada la enfermedad, su
evolución dependería más de los factores psicosociales que de los biológicos que la
habían hecho posible", y ello nos permite ciertas consideraciones: en primer lugar, que
al atribuir a posibles factores biológicos el desencadenamiento de la esquizofrenia
habremos de admitir como contrapartida la importancia de los tratamientos
biofarmacológicos en su evoluci ón; en segundo, que el ámbito de los factores
psicosociales, entre los que algunos sólo acostumbran a pensar en la
íinstitucionalizaci ón" habría de ser muy matizado. Hemos visto esquizofrénicos
profundamente demenciados que se habían mantenido siempre en su propio ambiente
socio-familiar, y otros, permanecer ícomo unas pascuas"encerrados en un pabellón de
máxima seguridad durante años. ¿Se demenciaban en las cárceles los institucionalizados
por largas condenas? ¿O es que aquellas cárceles no "institucionalizaban"? Seguramente
que para ello era más importante padecer lo que se llamaba un proceso esquizofrénico
deteriorante, que ahora se etiqueta de "trastornos del comportamiento y la conducta"que
cualquier clase de institucionalización. Pero es que por si fuera poco, hace unos días,
parece haberse decidido construir en el antiguo Manicomio, una unidad para 50
pacientes de larga estancia, que no son precisamente los antiguos institucionalizados,
&¿cómo han tenido tan desfavorable evolución? Estos pensamientos en voz alta no están
en contra de admitir que la institucionalización como el aislamiento en el propio hogar,
favorecen el evitamiento y la lentificación, es decir los síntomas más negativos que los
errores delirantes, pero siempre encontramos algún reparo, ¿por qué han quedado así
confinados ciertos enfermos y no otros?
Al contemplar los valores de las medias y sus errores estándar vemos que no hay
diferencias estadísticamente significativas en los tres primeros periodos, pero no
debemos pasar por alto que dichas medias han ido en aumento, hecho que debe
atribuirse a la estabilización de las primeras admisiones del propio Manicomio de
Navarra, ya que en un principio los trasladados de Zaragoza, Valladolid o Ciempozuelos
habían &"consumido" allí parte de la duración de su estancia sanatorial. Pero cumplida
esta constatación, consideramos de más interés analizar la evolución de los cuartiles
(Tabla 17) y en concreto el segundo - equivalente a la mediana -, que al servir de punto
de separación del mismo número de casos tanto por debajo como por encima, nos
proporciona una imagen mucho más intuitiva. Por la mediana o segundo cuartil vemos
que ya en el segundo periodo se ha registrado un espectacular descenso superior al
cincuenta por ciento; en el tercero , coincidiendo con la difusión de los tratamientos
biológicos, nuevo descenso en aproximadamente otro cincuenta por ciento; y en el
cuarto con los neurolépticos las cifras llegan a ser siete veces menores. Las cifras del
primer cuartil que limita el 25% de la estancias más breves indica cómo sucesivamente
alcanzaron esa frecuencia 93 días con terapias biológicas, 49 con neurolépticos y 11 con
criterios de externación precoz. No conviene que pase desapercibido el dato de que en el
periodo 1916-35, el 25% de las primeras admisiones por esquizofrenia descendi ó de una
estancia de 870 días a 190 y ello sin a penas recursos terapéuticos, por lo que podemos
considerar que ya entonces se inició una manifiesta desinstitucionalización de gran
mérito.
Tratamientos
Vamos a analizar los tratamientos aplicados a los enfermos del Hospital Psiquiátrico
cuya historia clínica se codificó y registró en el programa HCUP con el diagnóstico que
nos viene ocupando. Se registran auténticas rarezas con nuestra actual perspectiva, tales
como la hidroterapia y el absceso de fijación, pero muy comunes en las primeras
décadas del siglo, por lo que aparecen administradas a pacientes cuya estancia se ha
prolongado hasta años relativamente recientes.
Tenemos la impresión de que hemos abusado de los correctores por una tendencia
rutinaria a utilizarlos casi sistemáticamente, asociados tanto a los psicofármacos, cuyos
efectos adversos son poco menos que sistemáticos, como a algunos de casi segura
inocuidad.
Con los datos de las admisiones según diagnósticos en el Manicomio de Navarra vamos
a intentar determinar si ha existido algún tipo de asociación entre los pacientes
esquizofrénicos y la drogadicción (Tablas 18 y 19).
En la columna de la proporción relativa respecto al valor medio del total (0,0222) (Tabla
20), apreciamos cómo todas excepto la de alteraciones de la personalidad y conducta se
hallan próximas a la unidad, mientras la citada alcanza un valor de 5,33. En otras
palabras, aunque el grupo de la esquizofrenia muestra una ligera asociación con las
drogodependencias, no resulta significativa, y .nicamente los trastornos de la
personalidad se asocian llamativamente con las toxicomanías, teniendo una probabilidad
de estar presente cinco veces mayor que el resto de los grupos diagnósticos
contemplados. Calculando CHI cuadrado exclusivamente para este diagnóstico, con el
fin de confirmar lo anterior, obtenemos un valor de 126 , con p<0,001.
Tabla 20. Primeras admisiones combinadas con / sin drogadicción (1976 -1996).
Diagn ósticos Combinado con /nico Proporción Prop. relativa
Drogadicción
Conducta alcohólica 31 1511 0,0205 0,923
Esquizofrenia 34 1441 0,0236 1,063
Alteraciones personalidad 9 76 0,1184 5,333
Retrasos mentales 6 293 0,0205 0,923
Otros 34 1808 0,0188 0,846
Total 114 5129 0,0222 1,000
El conjunto de 34 casos en que se asocia la esquizofrenia con toxicomanías entre las que
no se incluye el alcohol dan una edad media de primer ingreso en el manicomio de 23
años y un error estándar de 0,918; en tanto la media de edad de los esquizofrénicos
ingresados por primera vez desde 1976 es de 35 años y su error estándar de 0,448.
CONCLUSIONES
Concluiremos esta reflexión diciendo que entre los pacientes tratados en régimen de
internamiento en el manicomio de Navarra en el periodo 1976-1996, no se ha dado
asociación significativa entre el diagnóstico de toxicomanía y el de esquizofrenia o
trastorno de ideas delirantes, ni con los de conductas alcohólicas, ni retrasos mentales;
pero sí en cambio y muy significativa con las alteraciones de la personalidad y la
conducta.
Los afectos de trastornos de la personalidad tienen cinco veces más riesgo de caer en la
drogadicción que los esquizofrénicos.
FINAL
De todos modos, podemos decir que se ha logrado aquella afirmación que se atribuía
jocosamente al Dr. Soto: 'Esto no es el Manicomio, son las oficinas; el Manicomio está
fuera"y mandó cambiar hacia el interior el letrero de la puerta' (fig. 2)
Prevalencia e incidencia de la esquizofrenia
en Navarra
New perspectives on the psychopathology of
schizophrenic disorders
I. Mata 1 (1), M. Beperet (1), V. Madoz (1), y grupo Psicost (2)
INTRODUCCIÓN
Con este fin, utilizaremos diversas fuentes de información que nos autoricen a
configurar -entre todas- un marco de referencia suficientemente fiable.
FUENTES DE DATOS
Como es bien sabido, existe una gran variabilidad entre los índices de prevalencia de
esquizofrenia publicados con un rango de prevalencia que oscila entre un 0,3 o/oo a un
17,0 o/oo 1, probablemente debido a la utilización de criterios diagnósticos diferentes y
a otros problemas metodológicos, sin que podamos descartar, totalmente, la existencia
de disparidades reales según zonas y culturas.
Trabajos recientes apuntan hacia una posible influencia de factores ambientales, lugar y
estación de nacimiento, sobre las tasas de esquizofrenia. Así mismo, los factores
prenatales y perinatales de riesgo de esquizofrenia están atrayendo últimamente una
considerable atención 2-5.
El rango de lo publicado oscila entre el 0,3% y el 3,7% 8, y nada nos permite discernir
en qué situación estamos en Navarra, si bien la similitud de nuestros hallazgos
epidemiológicos con otros del entorno europeo nos autoriza a suponer que nos
encontramos en niveles similares a los de estos países, muy próximos al mencionado
1%.
Según esto, podemos aventurar que uno de cada cien navarros sufrirá a lo largo de la
vida, cuando menos, un episodio de esquizofrenia.
No disponemos de estudios de campo para Navarra que nos aporten este dato. En la
literatura 11 se barajan índices de prevalencia anual de esquizofrenia oscilando entre el
0,6% y el 0,9% de la población adulta (mayor de 17 años).
Correlacionando estas tasas previsibles con las admitidas para Navarra en los dos
apartados anteriores, podemos sospechar que la prevalencia real anual de esquizofrenia
en Navarra puede estar situada alrededor del 0,7% - 0,8%, quizá más próxima a la
segunda que a la primera cifra.
La media de edad se sitúa en 39,88 años para los varones y 39,76 años para las mujeres,
con un rango para cada sexo entre 22-61 para el primero y 19-60 para el segundo.
INCIDENCIA CUANTITATIVA
Tomando como referencia un año, nos encontramos con las siguientes estimaciones:
Corregida esta tasa por edad, y refiriéndola a la poblaci ón en riesgo, estimada entre los
15 y 54 años, podríamos quedarnos, como cifra a recordar, la de aproximadamente dos
primeros brotes de esquizofrenia al año por cada 10.000 personas en dicho rango de
edad (entre 1,2 y 2,4 por cada 10.000 personas de esta edad).
En Cantabria, Vázquez-Barquero 15 halla una incidencia anual asistida del 1,9 por cada
10.000 habitantes en la edad de riesgo (15-54 años).
El recuento de los primeros casos registrados en Navarra y Cantabria 15,16 nos permite
ofrecer un perfil bastante aproximado del paciente esquizofrénico "caso nuevo" visto en
el Sistema Sanitario de Navarra:
COMENTARIOS
Parece claro, de los datos aportados, que la Red Sanitaria Navarra atiende prácticamente
a la totalidad de "casos nuevos" de esquizofrenia surgidos en la comunidad, cuando los
mismos han alcanzado la forma de un síndrome psicopatológico claramente detectable.
No obstante, existe un prolongado lapso de tiempo entre el inicio de los síntomas y la
visita médica y psiquiátrica (rondando los dos años), lo que nos hace sospechar que los
casos de primeros episodios más leves y de mejor evolución nunca son atendidos,
pasando desapercibidos para el Sistema de Salud.
Bastante más claro y obvio resulta la percepción de que los recursos sanitarios no
controlan todo el universo de casos de esquizofrenia existentes en nuestra comunidad.
Así lo evidenció el estudio epidemiológico sobre el terreno de hace veintitrés años, y así
parece mostrarlo la diferencia hallada entre la presunta Prevalencia Real Anual (7-8 o/oo
navarros adultos) y la Prevalencia Asistida Anual (2 casos o/oo navarros adultos).
Este hecho no tiene por qué tener, necesariamente, una lectura totalmente negativa. Es
posible, y prácticamente seguro, que habrá bastantes enfermos esquizofrénicos navarros
que, por un motivo u otro, se nieguen a ser atendidos y para los que su existencia
discurre sin beneficiarse de una ayuda médica que, posiblemente, les vendría muy bien.
La encapsulación de sus delirios, su refugio en estilos de vida más o menos marginales,
y otros mecanismos adaptativos, conocidos de antiguo en el mundo de la Psiquiatría,
posiblemente favorezca su permanencia en la comunidad, aunque sólo sea de forma
precaria, sin crear dinámicas excesivamente disruptivas.
¿Disminuye la Esquizofrenia?
Paralelamente, hay una mucho más sólida constatación de que el pronóstico de los
nuevos casos ha mejorado mucho con las nuevas medicaciones y los más recientes
consensos terapéuticos aplicados a estos enfermos. La investigación de Vázquez-
Barquero 17 así lo atestigua, por ejemplo, en un entorno muy próximo al nuestro.
Además, los nuevos tratamientos han atenuado la carga asistencial, reduciendo los
ingresos hospitalarios y acortando la fase aguda de enfermedad.
Lo que antecede implica que son bastantes los pacientes que se recuperan de un primer
brote sin que les queden secuelas, y otros tantos los que lo hacen con limitaciones
residuales leves, compatibles con la vida normal. En definitiva, son menos los casos que
se acumulan y, con ello, las tasas de prevalencia van disminuyendo.
CONCLUSIONES
- Cada año aparecen en nuestra comunidad unos 60-70 nuevos casos graves de
esquizofrenia que acceden a los recursos psiquiátricos. La mayoría de ellos llegan a
consulta con una larga demora a partir del inicio de la sintomatología.
INTRODUCCIÓN
Los trastornos esquizofrénicos (TE) son probablemente, dentro del conjunto de los TP,
aquéllos donde se manifiesta una mayor variedad y riqueza en la expresividad
sintomatológica. Esto conlleva que sean definidos de forma politética, es decir, que se
definan de acuerdo a sus múltiples características. Esta definición ha precisado de la
aplicación de métodos clasificatorios o nosot áxicos complejos que se han sucedido de
frecuentes revisiones y cambios.
Sin embargo, se pueden destacar dos hilos conductores en lo nosología de los TE que no
han variado significativamente con el paso del tiempo. En primer lugar, la delimitación
establecida por Kraepelin 3 entre el grupo de las Psicosis Maníaco-Depresivas (PMD) y
la Demencia Precoz. Bleuler 4 asumió también esta delimitación a pesar de que su visión
conceptual y funcional fuera diferente de la postulada por Kraepelin respecto de la
Demencia Precoz. Esta delimitación entre los grandes grupos de psicosis se sigue
manteniendo en la actualidad a pesar de que haya sido preciso incluir un grupo de
trastornos mixtos o Esquizoafectivos 5 ya que muchos pacientes no se podían clasificar
en un solo grupo diagnóstico, y a pesar de que no haya podido ser validada
estadísticamente 6.
Por otro lado, los sistemas dimensionales provienen originalmente de la psicología y las
dimensiones son continuas, clasificándose los síntomas, no los pacientes. Las
dimensiones no son excluyentes y pueden ser aditivas. Estos sistemas plantean
problemas a la hora de delimitar los trastornos, pero dan una imagen más real de los
cuadros clínicos que presentan los pacientes. El modelo dimensional precisa de escalas
de cuantificación específicas y no sirve para finalidades diagnósticas.
Dentro de las escalas para la evaluación de los síntomas positivos y negativos, el BPRS
en su versión de 18 ítems es una escala que permite la evaluación de síntomas positivos
y negativos en el contexto de otros síntomas psiquiátricos 27. Sin embargo, es una escala
pobre para la evaluación de los síntomas negativos ya que tan sólo evalúa tres, no
incluyendo síntomas tan importantes como la alogia o abulia.
Por último, hay que resaltar las escalas específicas de evaluación de los síntomas
positivos y negativos, que son las escalas de Andreasen SAPS y SANS y la escala
PANSS 32 .
Las escalas SAPS y SANS fueron originalmente concebidas para tratar de relacionar la
clínica de los trastornos esquizofrénicos con sus substratos neurobiológicos 33 , así como
para el estudio diagnóstico y nosológico de dichos trastornos. Se componen de 50
síntomas y signos individuales, pertenecientes a 9 grandes grupos, 4 positivos
(alucinaciones, delirios, conducta bizarra y trastorno formal del pensamiento) y 5
negativos (afecto embotado, alogia, abulia, anhedonia-insociabilidad y trastornos de la
atención). Inicialmente se incluían los síntomas catatónicos dentro de los positivos pero
fueron suprimidos debido a su baja correlación con dichos s íntomas.
La escala PANSS fue diseñada para obviar algunas posibles deficiencias metodológicas
de las anteriores. Su composición es pareada, se compone de 7 síntomas positivos y 7
negativos, y además se evalúan 16 síntomas de psicopatología general. Permite una
evaluación cuantitativa y a la vez clasificatoria de las esquizofrenias (esquizofrenias
positivas y negativas).
MODELOS DIMENSIONALES
El modelo trisindrómico
Aunque determinados síntomas pueden tener un cierto valor diagnóstico dentro de las
psicosis funcionales 48 , es un hecho bien establecido que no hay síntomas
patognomónicos de la esquizofrenia 49 y que no existe una clara separación bimodal
entre las psicosis esquizofrénica y afectiva en base a sus manifestaciones clínicas 50 .
Teniendo en cuenta estos datos, se podrían plantear las siguientes hipótesis: 1) el modelo
trisindrómico de la esquizofrenia es replicable en las psicosis no esquizofrénicas, y 2) las
dimensiones individuales no son específicas de trastornos psicóticos determinados.
Nuestro grupo ha realizado un estudio al objeto de evaluar ambas hipótesis en una
muestra de 314 pacientes que presentaban todo el espectro de las psicosis funcionales
según criterios DSM-IIIR. La primera hipótesis pudo ser confirmada, al encontrarse una
estructura trisindrómica muy similar a la de la esquizofrenia en tres grupos de pacientes,
un primer grupo con trastornos esquizofreniformes, un segundo con psicosis afectivas
(esquizoafectivas y trastornos del humor con síntomas psicóticos) y un tercer grupo
compuesto por psicosis reactiva breve, trastorno delirante y psicosis atípica 51 .
La hipótesis de la inespecificidad diagnóstica de los tres síndromes dentro de las psicosis
funcionales también pudo ser comprobada. En la figura 1 está representada la intensidad
de los síndromes de psicosis, desorganización y negativo en todo el espectro de psicosis
funcionales. Como se puede observar, la intensidad de cada síndrome fue similar en
todos los trastornos. Las excepciones se dieron, como era esperable, en la psicosis
reactiva breve (menor intensidad del síndrome negativo) y en el trastorno delirante
(menor intensidad de los síndromes negativo y de desorganizaci ón). Estos resultados
tienen importancia teórica, ya que claramente muestran una dimensionalidad de la
psicopatología en todo el espectro de las psicosis funcionales, y apoyan de forma
inequívoca la hipótesis
Una vez demostrado que el modelo trisindrómico tiene validez clínica y estadística mas
allá de las categorías diagnósticas, el siguiente reto consistirá en demostrar su validez
fisiopatológica independientemente también de las categorías diagnósticas. A este
respecto, hay muy pocos estudios empíricos, pero los existentes son muy sugestivos. Así
por ejemplo, se ha encontrado que la dilatación de los ventrículos laterales 52 y la
disfunción prefrontal 53 están relacionados con los síntomas negativos
independientemente del tipo de psicosis. Se encontró tambi én que los síndromes de
psicosis y desorganización respondieron a los neurolépticos de una forma similar
independientemente del tipo de trastorno psicótico. Estos ejemplos apoyan la sugestiva
hipótesis de que los síndromes de psicosis, desorganización y negativo pueden tener una
realidad biológica mas all á de las categorías diagnósticas.
El modelo tetradimensional
Este modelo tiene una especial importancia desde el punto de vista conceptual, ya que
algunos autores 56 mantienen que el concepto de síntomas positivos versus negativos
continúa siendo válido, a pesar de admitir la existencia de al menos tres síndromes en la
esquizofrenia. Estos autores sostienen que los síndromes de psicosis y desorganización
son subsíndromes de tipo positivo. Si esta hipótesis fuera cierta, los síndromes de
psicosis y desorganización deberían estar estrecha y positivamente correlacionados. Sin
embargo, si nos fijamos en las intercorrelaciones (Fig. 2), se puede observar que la
correlación entre los síndromes de psicosis y desorganización (r=-0,24), no sólo es poco
relevante sino de tipo inverso, lo que entra en contradicción con la hipótesis de que
ambos síndromes pertenecen al orden de lo "positivo". Resultados muy similares a los
nuestros han sido publicados en una muestra de pacientes esquizofrénicos en remisión
57. Ambos estudios indican claramente que, en el plano empírico, la simple subdivisión
de los síntomas esquizofrénicos en positivos y negativos es insostenible.
Síndrome cognitivo subjetivo. Denominamos así a una gran variedad de síntomas muy
prevalentes que son verbalizados por los pacientes y raramente explorados. La mayoría
de estos síntomas son experiencias de tipo cognitivo de áreas tales como pérdida de
control, percepción, lenguaje, pensamiento, motórica, pérdida de automatismo y
sobreestimulación sensorial 62. Algunos autores 63 califican a estos trastornos de
`básicos' ya que se supone que son la expresión más directa de un hipotético sustrato
orgánico de la enfermedad. Se ha demostrado que estos síntomas constituyen por sí
mismos un síndrome cl ínico muy cohesionado 64,65 con un probable sustrato
neurobiológico 66.
Por último, hay planteamientos interesantes en los análisis a nivel de síntoma. Se está
desarrollando un reanálisis histórico-conceptual 80 de los síntomas psiquiátricos con la
finalidad de diseñar nuevos instrumentos de evaluación y se está proponiendo la
construcción de una nueva psicopatología, más acorde con la clínica e investigación
actual.
Tabla 3. Evolución de las principales escuelas psicopatol ógicas hasta el momento actual.
PERSPECTIVA CATEGORIAL
Enfoque clásicos
Escuela de Kraepelin/Bleuler/Jaspers/Schneider CIE y DSM-IV
Escuela de Wernicke-Kleist-Leonhard Desarrollo minoritario
Escuela francesa Influencia ámbito franc ófono
Esquizofrenias positivas y negativas No ha sido validado este sistema
clasificatorio
PERSPECTIVA DIMENSIONAL
Teoría recientemente enfermedades
A nivel de Psicosis única
revitalizada (Crow, Kendell)
Positivos/negativos Modelos 3 síndromes
A nivel de síndromes
Síndromes multidimensionales Subdimensionalización
Desarrollo de una nueva
psicopatología (Berrios)
A nivel de síntomas Análisis de los síntomas Análisis de síntomas individuales
(Bentall, Garety, Costello, Persons)
Hasta la fecha no se han diseñado instrumentos adecuados para evaluar todas las
dimensiones psicopatológicas de la esquizofrenia. Actualmente la derivación de las
dimensiones se hace mediante la suma ponderada de grupos de síntomas de las escalas
de síntomas positivos y negativos, o bien, mediante el empleo simultáneo de varios
instrumentos de evaluación.
Los instrumentos de evaluación actuales no establecen una jerarquía entre los síntomas.
Además, se presupone que los síntomas subjetivos, los observados, y los explorados
tienen el mismo valor (p.e. diagnóstico) cuando esto no está demostrado.
INTRODUCCIÓN
No obstante, hay que señalar que desde la detecci ón temprana del déficit cognitivo en
los pacientes esquizofrénicos a principios del siglo XIX, hasta que llega a convertirse en
uno de los temas clave en la investigación a finales de los años 70, este aspecto de la
esquizofrenia pasa prácticamente desapercibido. Sin lugar a dudas a ello contribuyó el
escaso interés que despertó en los autores que sentaron las bases conceptuales del
estudio de la Esquizofrenia 1,2. Así, en el primer capítulo del excelente libro de
Kraepelin 1 el autor escribió algunos párrafos acerca de las funciones cognitivas
señalando un cierto grado de deterioro. Para él las funciones que estaban relativamente
conservadas eran la orientación, memoria y percepción pero sin embargo otras funciones
como la eficiencia mental estaban diminuídas. Enfatizó que el déficit en la atención era
la alteración neuropsicológica más común entre los pacientes esquizofrénicos. Sin
embargo, a pesar de considerar el deterioro cognitivo como un síntoma básico en la
enfermedad dio más relevancia a los trastornos de la voluntad y de la emoción a la hora
de definir los estadíos y la evolución de la enfermedad dejando al margen los cognitivos.
E. Bleuler, por otra parte, relegó las alteraciones cognitivas de la enfermedad a un
segundo plano considerándolas secundarias a la sintomatología y en su monografía llegó
a escribir que "todas las funciones intelectuales continúan funcionando por completo" 3 .
En contra de ésto reconoció que al menos 1/3 de los pacientes hospitalizados
presentaban un estado demencial.
Hoy en día no deja de sorprender cómo a pesar del creciente interés que ha despertado
en los últimos años el rendimiento cognitivo en la esquizofrenia y la repetida
constatación empírica del déficit en estos pacientes no esté incluido como criterio
diagnóstico en las clasificaciones al uso.
Desde que se constató el déficit cognitivo de los trastornos psiqui átricos y se lanzó la
hipótesis de una implicaci ón neurológica funcional-estructural de trastornos como la
esquizofrenia, la neuropsicología y la evaluación neuropsicológica ha dejado de ser
patrimonio exclusivo de la evaluación neurológica de los pacientes con daño cerebral y
entrando a formar parte de la ya compleja valoración de los pacientes con trastornos
psiquiátricos.
A partir de aquí la línea de los trabajos se dirigió tanto a profundizar en los déficits
detectados en los estudios previos 12,13 como a investigar la especifidad de las
alteraciones cognitivas 14 -21 . Los grupos investigadores encontraron que las alteraciones
en atención, memoria, funciones ejecutivas y aprendizaje eran las más importantes y que
estaban presentes no sólo en la esquizofrenia sino también en otros trastornos del
espectro de la psicosis.
Ya en la década de los 90, y una vez admitida la presencia de déficits cognitivos, la gran
producción investigadora ha intentado precisar más sobre el tipo de déficits y su relación
con variables de la enfermedad y del tratamiento, llegándose a establecer una gradación
en la afectación de las funciones cognitivas (Tabla 1) y a plantearse interrogantes, aún
no resueltos, sobre su relación con el sexo de los pacientes, antecedentes familiares, la
edad de inicio del trastorno, la duración del episodio psicótico, el curso de las
alteraciones cognitivas y la sintomatología esquizofrénica 22 .
Tabla 1. Afectaciín diferencial de las funciones cognitivas en los trastornos esquizofrÈnicos seg.n Harvey
y cols 23.
INTENSIDAD DE LOS DÉFICITS COGNITIVOS EN PACIENTES CON ESQUIZOFRENIA
Ligero = 0, 5-1DS por debajo de la media de los sujetos sanos; Moderado = 1 -2 DS por debajo de la media
de lso sujetos sanos; Grave = 1-2 DS por debajo de la media de los sujetos sanos.
Entre los Modelos de Enfermedad se han desarrollado modelos específicos que hacen
referencia a un aspecto concreto del propio trastorno y de los déficits cognitivos. Este ha
sido el caso de los "Modelos del Curso" y que se han apoyado directamente sobre la
observación y la investigación. El más antiguo sin duda es el que postula la existencia de
una Encefalopatía Progresiva y que cuenta con el apoyo de las descripciones de
Kraepelin quien con su término de "Dementia Praecox" ya sugirió la presencia de un
deterioro progresivo similar a la demencia y que posteriormente ha continuado
cosechando evidencia empírica 23,24 .
De aparición posterior es el Modelo de la Encefalopatía Estática que, por el contrario,
afirma que las alteraciones cognitivas están presentes al inicio o incluso antes del primer
brote esquizofrénico y que se mantiene sin variaciones a lo largo de la vida del paciente
a excepción de aquéllas debidas a la edad 25 -28 .
Este modelo ha explicado los déficits cognitivos desde el "Paradigma del Procesamiento
de la Información" que mantiene que los fallos cognitivos son producto de un fallo en
uno o en varios de los pasos de la secuencia necesaria para cumplir con éxito el proceso.
El desarrollo de los ordenadores ha jugado un papel esencial en el desarrollo de este
paradigma. Al igual que el ordenador el cerebro se concibe como un sistema capaz de
aceptar la entrada de símbolos, almacenarlos, manipularlos, compararlos con otros...
para finalmente dar una respuesta. Utilizando los ordenadores y basándose en un
procesamiento en serie se ha podido reproducir cada una de las acciones implicadas en
el procesamiento de la información y comprobar que un déficit puede estar determinado
por errores en cualquier punto del proceso.
El segundo gran grupo son los Modelos de la Función Cognitiva que hace una referencia
directa al funcionamiento cerebral. El modelo más clásico es el "Modelo Psico-
orgánico" que parte del localizacionismo de Broca 35 , Wernicke 36 y Broadmann 37 y
que ha entendido las alteraciones cognitivas como manifestaciones funcionales de daño
estructural de una área cerebral. Esta línea ha ocupado la máxima atención durante el
siglo XIX y parte del XX y ha dado lugar a multitud de estudios sobre el funcionamiento
de cerebros sanos y cerebros dañados y al desarrollo de pruebas psicométricas para
evaluar las funciones y sus déficits. Bajo este modelo cada déficit cognitivo es
consecuencia del daño estructural de un área determinada. Pero la evidencia hacía
insostenible este modelo ya que no era infrecuente encontrar funciones alteradas que no
se correspondían con el daño estructural y viceversa. Ya en el siglo XX han surgido
complejos modelos más dinámicos y orientados a las funciones: "Modelo del
Procesamiento Distribuido en Paralelo" y los "Modelos de Redes Neuronales". Estos
complicados modelos tienen sus precursores en modelos más funcionales como el
Modelo de Niveles Funcionales de Luria 38 o el Modelo de Módulos de Gazzaniga 39 y
su referencia empírica en el desarrollo de los computadores.
Ambos modelos tienen una fuerte base materialista pero difieren en su concepción del
funcionamiento cerebral. El Modelo del Procesamiento Distribuido en Paralelo 40
concibe al cerebro como una entidad física que actúa de acuerdo con las leyes de la
bioquímica y que opera de forma paralela de manera que el balance final de las sinapsis
excitatorias e inhibitorias es lo que determinará el flujo de la respuesta neuronal. Los
déficits cognitivos se producirían por una alteración en el balance final de las sinapsis.
Por otro lado el Modelo de las Redes Neuronales 41,42 asume como principio
fundamental que el cerebro es un computador y los procesos simbólicos son el resultado
de una gran actividad de unidades neuronales de procesamiento que están altamente
intercorrelacionadas y que funcionan en base a algoritmos matemáticos. Lo interesante
de estos modelos es que proponen que, dada la relación neuronal y su constitución en
redes, un proceso podría ser llevado a cabo incluso cuando parte del sistema o de la red
encargada de ese proceso esté dañada precisamente por la existencia de redes complejas
que permiten que la misma función pueda realizarse por diferentes vías siempre y
cuando las partes básicas del sistema est én intactas.
Los autores han propuesto diferentes circuitos neuronales que permiten la ejecución de
diferentes funciones. Cummings 41 se ha centrado en el estudio de los circuitos que
relacionan estructuras frontales y subcorticales y en la repercusión conductual que tienen
sus alteraciones. Así ha propuesto que los diferentes síndromes frontales como el
síndrome prefrontal dorsolateral (déficits ejecutivos), el síndrome orbitofrontal
(alteraciones en la personalidad) y el síndrome cingulado anterior (inhibición) se deben a
alteraciones en diferentes circuitos neuronales (Fig. 4).
Figura 4. Circuitos neuronales de Cummings 41 .
Finalmente no hay que olvidar los modelos que hacen una referencia más precisa a las
funciones ejecutivas y al trastorno esquizofrénico. Norman y Shallice 45 y Shallice 46
han aportado un complejo modelo específico para la comprensión de las funciones
ejecutivas. Para ello partieron de la posición comúnmente aceptada en psicología que
mantiene que la presencia de programas rutinarios o esquemas automáticos de
funcionamiento altamente especializados produce un determinado "output" en respuesta
a "inputs" específicos. Estos programas se disparan o activan por diferentes vías
relacionadas con la percepción y los "outputs" de otros programas. Lo novedoso de la
aportación de Norman y Shallice 43 es que la selección de los programas de acción se
realiza a través de dos procesos cualitativamente distintos: "contention scheduling" que
actúa en la selección de programas rutinarios y no rutinarios y el "supervisory attentional
system" que participa sólo en la selección de programas no rutinarios (Fig. 5).
A través de este modelo se puede explicar una evidencia ampliamente observada y que
consiste en que muchos pacientes demuestran un rendimiento diferencial a las pruebas
ejecutivas. Según el modelo, lo que indicaría es que la alteración se localiza en el
sistema atencional de supervisión, un sistema de control más especializado e implicado
en las tareas más novedosas y complejas.
Otra razón de la escasa atención que ha recibido este tema ha sido la existencia de una
opinión pesimista bastante generalizada sobre los logros de los programas de
rehabilitación en la esquizofrenia. Este pesimismo tiene su origen en los postulados de
algunos autores que defienden que los déficits en el procesamiento de la información
son un fenómeno nuclear e irremediable 52,53 más que en resultados empíricos y
contrastados 54 .
INTRODUCCIÓN
La magnitud del problema aumenta si tenemos en cuenta que las unidades de análisis no
son individuos, sino un conjunto de programas, de emplazamientos, o de recursos y
módulos de atención.
Se consideran:
Para permitir comparaciones entre áreas debe calcularse el uso de los servicios de la
población local por cada 100.000 habitantes, de cara a la contabilización en cada área de
cobertura.
Puede ocurrir que se den recuentos dobles al utilizar este método, como, por ejemplo, en
el caso de aquellos pacientes que viven dentro de un servicio residencial y que, al mismo
tiempo, se benefician de un servicio de día. El ESMS no permite, por tanto, la valoraci ón
directa del total de usuarios de los servicios de salud mental en un área de cobertura. No
obstante, aunque un paciente puede ser atendido en varios recursos, y por tanto ser
contabilizado en diferentes partes de la escala, ningún contacto con el servicio será
contabilizado en más de una rama. Las reglas del ESMS permiten que cada contacto entre
un individuo y un recurso específico de salud mental sea contabilizado sólo una vez.
1. Servicios incluidos: la unidad básica, para la que el Diagrama de Servicios debe ser
aplicado, es el conjunto de servicios de salud mental que proporcionan atención a la
población de un área de cobertura específica. Se incluirán en él tanto los servicios
situados dentro del área de cobertura, como aquellos servicios situados fuera de la misma,
pero que hayan sido utilizados al menos por cinco residentes, de cada 100.000 habitantes
del área de cobertura, en el año precedente. Los servicios localizados dentro del área de
cobertura, pero que no proporcionan servicios a ninguno de sus residentes deben ser
excluidos.
Se hizo un estudio para analizar la utilidad de la versión española del ESMS. El ESMS ha
demostrado su utilidad para la descripción de los servicios de salud mental en España,
además de facilitar las comparaciones nacionales.
Objetivo
Método
El estudio del ESMS se llevó a cabo en uno de los ocho sectores asistenciales de la Red
de Salud de Navarra. El sector IB cubre una población de 62.268 habitantes. El perfil
sociodemográfico del área puede verse en la tabla 1. La evaluación fue realizada por un
grupo de investigadores pertenecientes al Grupo Psicost. Participaron investigadores del
área de referencia (Sector IB Burlada) que incluían evaluadores con y sin experiencia en
el uso del instrumento e investigadores de otras áreas españolas. El grupo visitó los
distintos centros evaluados entrevistando al personal de los mismos.
La Dirección del CSM IB realizó un listado de los recursos utilizados por los pacientes
del área teniendo en cuenta los principios generales de inclusi ón, ya mencionados
anteriormente.
Tabla 2. Número de servicios codificados en cada rama del ESMS en el área de Burlada.
Códigos R1 R2 R3 R4 R5 R6 R7 R8 R9 R10 R11 R12 R13 D1 D2 D3 D4
ESMS
*
Burlada 4 1 1 2 1
Códigos D5 D6 D7 D8 D9 O1 O2 O3 O4 O5 O6 O7 O8 O9 O10 S
ESMS
*
Burlada 1 1 1 1
Los Servicios del área de Burlada en el diagrama ESMS son los que a continuación se
relacionan:
- La Unidad de Rehabilitación del sector IB cumple los criterios previos. Este servicio
esta en vías de transformarse en una Clínica de Rehabilitación que incluirá tambi én el
Centro de Día. Los datos de utilización de este servicio muestran un incremento de la
rotación de pacientes. Esto indica la consolidación de esta unidad como servicio activo de
rehabilitación y no simplemente de mantenimiento o residencial de media y larga
estancia.
- El Hospital Psiquiátrico, que cumplía también los criterios previos, fue transformado en
1998 en el Centro Psicogeriátrico San Francisco Javier que ofrece servicios
psicogeriátricos espec íficos, inexistentes hasta entonces en la Red de Salud Mental.
- Un Servicio de Día para agudos (D1). Recurso disponible, normalmente, para varios
pacientes al mismo tiempo. Proporciona una combinación de tratamientos para problemas
relacionados con la enfermedad mental. Dispone de una actividad estructurada, así como
de un contacto social y/o de apoyo. Se halla disponible durante un horario de apertura
establecido ( 8.00 a 16.00 h). Proporciona la posibilidad de una intervención de urgencia,
destinada a ser una alternativa al ingreso hospitalario en unidades de agudos.
- Dos Servicios de Día para no agudos, donde se llevan a cabo actividades relacionadas
con el trabajo son de alta intensidad (D3). Los pacientes llevan a cabo una actividad que
se parece mucho a un trabajo remunerado en el mercado normal. A los pacientes no se les
paga o se les paga menos del 50% del salario local esperado para ese tipo de trabajo.
Estos dispositivos son de alta intensidad porque están disponibles para atender a
pacientes durante, al menos, el equivalente a cuatro mediosdía por semana. Clasificamos
aquí: Centro Ocupacional Talluntxe y Centro Ocupacional Aranzadi .Ambos centros son
gestionados por ANASAPS y subvencionados por el Gobierno de Navarra.
Por otro lado se valoran positivamente las actividades y recursos promovidos por
ANASAPS (Asociación Navarra para la Salud Ps íquica)
Los datos de utilización de los servicios descritos anteriormente se incluyen en las figuras
1, 2 y 3 .
DISCUSIÓN
La localización de los servicios resultó en general sencilla salvo para los servicios de
interconsultas y Centro de Salud Mental. Las interconsultas psiquiátricas no est án
incluidas en el actual ESMS como un servicio específico aunque su situación sería de
Psiquiatría de enlace en el hospital general. El Centro de Salud Mental IB se considera en
el ESMS como un servicio fijo pese a que su personal se traslada a los Centros de
Atención Primaria de su sector de cobertura para pasar consulta (Lesaka, Santesteban,
Elizondo, Burguete, Aoiz y Ulzama).
La sectorización actual permite el flujo de pacientes entre recursos de áreas distintas que
no pueden clasificarse como recursos del área aunque sean utilizados por estos pacientes.
INTRODUCCIÓN
Los estudios de neuroimagen funcional han aportado recientemente muchos datos acerca
de los neurotransmisores implicados en los diferentes síntomas de la esquizofrenia, y
estos estudios, junto a los farmacogenéticos, han aclarado el modo en que actúan los
distintos neurolépticos. Así, se sabe que los síntomas positivos se deben a una
hiperactividad dopaminérgica mesolímbica, y los negativos a una hipoactividad
dopaminérgica en córtex prefrontal dorsolateral y a una hiperactividad de los receptores
serotoninérgicos. Los neurolépticos convencionales ejercen su acción mediante el
bloqueo de los receptores postsinápticos dopaminérgicos de tipo D2, con una
disminución global de dicho sistema dopaminérgico. Por este motivo, estos fármacos
resultan efectivos para controlar los síntomas positivos (delirios, alucinaciones,
comportamiento extraño,...) pero no para los síntomas negativos (alogia, abulia, apatía,
anhedonia, pobreza afectiva y social,...). Por otro lado, tienen el inconveniente de
producir importantes y molestos efectos secundarios, sobre todo de tipo extrapiramidal
(acatisia, parkinsonismo, distonías, discinesia tardía) por el bloqueo dopaminérgico a
nivel de sustancia negra, pero también de otros tipos como los anticolinérgicos
(sequedad de boca, retención urinaria, estreñimiento, visión borrosa,...),
endocrinológicos (galactorrea, amenorrea,...), sedación, síntomas catat ónicos, y
alteraciones electrocardiográficas, sin olvidar el muchas veces letal síndrome
neuroléptico maligno.
El objetivo de este trabajo es únicamente evaluar en qué medida van cambiando los
patrones de tratamiento psicofarmacológico de nuestros pacientes esquizofrénicos,
considerando como "nuestros pacientes" a una muestra de pacientes de la Comunidad
Foral de Navarra que hemos podido seguir durante un periodo de tiempo durante el cual
se han introducido en el "mercado farmacológico" los neurolépticos atípicos, que
indudablemente han dado un vuelco a las pautas de tratamiento habitual de estos
enfermos. En ese sentido, analizaremos en qué medida ha influido la aparición de estos
nuevos fármacos en el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos. Para ello
disponemos de una muestra de pacientes que han sido seguidos desde que acudieron por
primera vez a un servicio de psiquiatría, entre los años 1990 y 1992, hasta el momento
actual. Valoraremos el tipo de tratamiento que han ido recibiendo a lo largo de su
enfermedad, así como la relación entre el tratamiento utilizado y diferentes variables
sociodemográficas y clínicas.
MATERIAL Y MÉTODOS
Los pacientes a los que nos referimos en el presente trabajo forman parte de un proyecto
multicéntrico de investigación más amplio, denominado "Psicost", que estudia
fundamentalmente el coste del tratamiento de los pacientes esquizofrénicos. A partir de
esta idea original se han ido derivando diferentes "subestudios" acerca de otros aspectos
relacionados con la esquizofrenia.
Datos estables
- Variables sociodemográficas.
- Diagnóstico de esquizofrenia según criterios DSM III.
- Subtipo de esquizofrenia a nivel sindr ómico y según la clasificación de Prudo y Blum.
- Edad de inicio de la enfermedad.
Evaluación durante cada uno de los tres primeros años de tratamiento
RESULTADOS
Datos sociodemográficos
Datos clínicos
El 41,2% de los pacientes sufrieron una recaída durante el primer año de enfermedad y
todos éstos precisaron una hospitalización. A lo largo del segundo año, el 23,5%
recayeron, aunque ninguno de estos pacientes precisó ingreso debido a esta recaída. En
el transcurso del tercer año, el 41,2% de los pacientes sufrieron una recaída, aunque sólo
uno de ellos necesitó de un ingreso. Durante el año 1997, cuando los pacientes llevaban
entre cinco y siete años enfermos, hubo dos recaídas aunque sólo un ingreso; mientras
que en 1998, un solo paciente recayó precisando ingreso por este motivo.
En los años 1997 y 1998 los pacientes fueron clínicamente valorados con la escala
PANSS, que nos da para cada paciente una puntuación total así como puntuaciones
parciales de las subescalas de síntomas positivos, síntomas negativos, y psicopatología
general. El promedio de puntuación obtenida por nuestros pacientes en el año 1997 fue:
subescala de síntomas positivos: 11,2; subescala de síntomas negativos: 19,1; subescala
de psicopatología general: 28,6. Un año más tarde, en 1998 las puntuaciones fueron:
subescala de síntomas positivos: 9,8; subescala de síntomas negativos: 19,6; subescala
de psicopatología general: 25,9 (Tabla 4).
Utilización de fármacos
En cuanto al tipo de neuroléptico recibido por los pacientes, durante el primer año de
enfermedad, todos los pacientes fueron tratados con al menos un neuroléptico
convencional y dos pacientes recibieron además un neuroléptico atípico (clozapina);
durante el segundo año, hubo un solo paciente que no recibió ningún neuroléptico
convencional mientras que dos pacientes siguieron recibiendo clozapina; durante el
tercer año también un único paciente no recibió neurolépticos convencionales y cuatro
pacientes recibieron clozapina. Es importante recordar en este momento que hasta el año
1994 (final del reclutamiento de los pacientes) el único neurol éptico atípico disponible
en España era la clozapina. En el año 1997, veinte pacientes (87%) recibían
neurolépticos convencionales y once (47,8%) recibían atípicos; mientras que en 1998,
quince pacientes (65,2%) recibían neurolépticos convencionales y doce (52,2%)
atípicos.
Para estudiar la dosis de medicación recibida por estos pacientes, ya que cada uno de los
neurolépticos tiene una potencia relativa diferente, se transformaron las dosis de
neurolépticos en equivalentes de clorpromazina, calculándose los tomados por cada
paciente durante cada uno de los años. Considerando los tres primeros años de
enfermedad, es durante el segundo año cuando los pacientes recibieron mayores dosis de
neurolépticos, disminuyendo estas dosis durante el tercer año. Cuando consideramos los
años 1997 y 1998, podemos observar que a los pacientes se les dispensaba mayores
dosis que durante los tres primeros años, y que los neurolépticos atípicos constituyen
alrededor de la mitad de la dosis de medicación ingerida por estos pacientes. En cuanto a
las dosis de anticolinérgicos, estas van decreciendo durante los tres primeros años de
enfermedad, observándose un posterior aumento en el año1997 y una nueva reducci ón
en el año 1998.
Cada uno de nuestros pacientes tomaron una media de entre 1,65 y 1,96 neurolépticos
diferentes por año. El número total de neurolépticos diferentes manejados por cada
paciente a lo largo de su evolución es de alrededor de 3,5.
Al tratarse de una muestra reducida (n=23) es difícil hacer comparaciones entre los
pacientes en función de las diferentes variables. Por otro lado, tampoco disponemos de
una muestra que nos pueda servir como grupo comparativo. Por este motivo
señalaremos únicamente algunas correlaciones que han resultado ser muy significativas.
Así, se aprecia una correlación muy importante entre las dosis de neurolépticos
convencionales y las de fármacos anticolinérgicos en cada una de las cinco evaluaciones
(Tabla 6), sin que se observe esta correspondencia entre anticolinérgicos y neurolépticos
atípicos.
DISCUSIÓN
Antes de pasar a discutir los resultados de este estudio, creemos necesario señalar varios
aspectos metodológicos que, a nuestro entender, condicionan su correcta interpretación.
En primer lugar, el tamaño de la muestra es demasiado pequeño, contando únicamente
con veintitrés casos. Esto nos impide hacer comparaciones dentro de la misma muestra
en función de las diferentes variables evaluadas (por ejemplo sexo, edad,
funcionamiento, sintomatología, etc.), por lo que nos hemos limitado a calcular
correlaciones entre diferentes variables. Por otro lado, muchas de estas correlaciones,
aunque estadísticamente significativas, son muy difícilmente interpretables, ya que
únicamente reflejan que los valores de las dos variables implicadas pueden tener algún
tipo de relación, sin que esto signifique que la relación sea causal ni, en su caso, indique
qué dirección tendría la relación causa-efecto. Este sería el caso, por ejemplo, de las
correlaciones negativas que hemos encontrado entre el funcionamiento de los pacientes
y las dosis de neurolépticos que han tomado. En este caso, el hecho de encontrar estas
correlaciones no implica necesariamente una relación causal entre estas variables, y por
otro lado, en el caso de aceptar que esta relación exista, es difícil saber si es el mejor o
peor funcionamiento de los pacientes el que hace que se les dé más o menos dosis de
neurolépticos, o si por el contrario es la dosis de neurolépticos la que condiciona el
mejor o peor funcionamiento de los pacientes.
Por último, el hecho de que cuando los pacientes de este estudio fueron reclutados el
único neuroléptico atípico disponible era la Clozapina, hace que podamos describir de
un modo naturalístico en qué medida ha influido la comercialización en España de los
neurolépticos atípicos en el tratamiento de los pacientes esquizofrénicos que ya estaban
siendo tratados con neurolépticos. No conocemos la influencia que nuestros resultados
han podido tener sobre esta comercialización en el tratamiento de los "nuevos"
esquizofrénicos, es decir, de aquellos en los que la enfermedad comenzó cuando ya se
empleaban habitualmente estos fármacos. Nuestra muestra podría ser utilizada en el
futuro como grupo comparativo en estudios que evalúen el impacto sobre los primeros
episodios esquizofrénicos de los neurolépticos atípicos.
Por los datos sociodemográficos, nuestros pacientes son bastante similares a los
descritos en la mayor parte de trabajos, a excepción de la relación entre el número de
hombres y de mujeres. En nuestra muestra había casi dos varones por cada mujer,
relación inversa a la que se suele encontrar en muestras de pacientes ambulatorios, y
más parecida a la encontrada en muestras de pacientes hospitalizados, y por tanto más
graves. Este hallazgo será discutido con m ás detalle cuando hablemos de los datos
clínicos. También es reseñable que, tras cinco a siete años de enfermedad, el 39 % de los
pacientes ya se encuentran cobrando una pensión. El problema detectado en este aspecto
es que, al afectar a personas jóvenes, la mayor parte de ellos cobran pensiones
relativamente bajas.
Desde la perspectiva evolutiva, tres de cada cinco pacientes presentan una esquizofrenia
que precisa en determinados momentos tratamiento a nivel hospitalario, y únicamente
dos pacientes están libres de síntomas residuales. Analizando estos datos, y acorde con
el dato de la relación hombres/mujeres, podemos pensar que nuestra muestra está
formada por pacientes relativamente graves.
Por otro lado, también se ha señalado en el apartado de resultados que existe una
correlación positiva entre síntomas negativos en 1997 y las dosis de neurol épticos
atípicos recibidos durante ese mismo año. Nuestra interpretación de este resultado es que
existe una tendencia a administrar estos fármacos a los pacientes con muchos síntomas
negativos, ya que este tipo de síntomas no sólo no mejoran con los neurolépticos
convencionales sino que incluso empeoran. Por otro lado, para los pacientes con muchos
síntomas positivos parece que se siguen utilizando los neurolépticos convencionales,
aunque posiblemente se irán introduciendo también para estos los neurolépticos atípicos,
debido al menor número de efectos secundarios que producen.
Como conclusión de todo lo dicho, y reconociendo las deficiencias metodológicas de
este estudio, podemos decir que a lo largo de la evolución de la esquizofrenia los
pacientes van presentando cada vez una mayor discapacidad fundamentalmente a nivel
laboral-ocupacional, así como que actualmente se siguen utilizando en gran medida los
neurolépticos convencionales, pese a la creciente introducción de los atípicos, sobre todo
para los pacientes con más síntomas negativos. Desde nuestro punto de vista, y
corroborado por estos resultados, el tratamiento de la esquizofrenia se debería llevar a
cabo desde dos vertientes: por una lado a nivel farmacológico, para lo cual habría que
avanzar en la búsqueda de factores o marcadores que predigan la respuesta a los
diferentes fármacos; y, por otro lado, a nivel psicosocial fomentando fundamentalmente
el área laboral-ocupacional.
Análisis y costes de utilización de servicios de la
esquizofrenia en Navarra durante los tres primeros
años de la enfermedad
Analysis and costs of utilisation of the schizophrenia
services in Navarra during the first three years of the
disease
C. Agustench (1) J.M. Cabasés (1), y grupo Psicost (2).
INTRODUCCIÓN
Sin embargo, este tipo de estimación macroeconómica tiene una utilidad muy limitada y
serios problemas de orden metodológico incluso en aquellos países con una buena base
de datos sobre los costes relacionados con los servicios de salud. Si los resultados se
utilizaran con el fin de controlar los costes, éste sería el enfoque adecuado, dado que
permite identificar los principales componentes del gasto y de los recursos, así como
identificar posibles objetivos para la economía.
Los estudios de costes también pueden realizarse bajo un criterio diferente: prevalencia
o incidencia. Los diseños de coste prevalencia intentan conocer el coste total de la
muestra en un momento determinado del tiempo, estimando el coste global para la
sociedad de todos los pacientes, en cualquier estadio de la enfermedad. Este tipo de
estudios aportan una información útil sobre la utilización de servicios y sus costes
asociados, pero no permiten aproximarnos de una forma adecuada a los costes de la
enfermedad, que deben ser evaluados desde una perspectiva del coste incidencia, esto es,
a partir del análisis de los costes desde el inicio de la enfermedad y a lo largo del curso
de la misma.
Para este estudio se eligió una muestra de pacientes (n=41) procedentes de una área
adscrita al centro de Salud Mental de Burlada (59.000 habitantes), que cubre un sector
asistencial en Navarra. La zona cuenta con una amplia red de servicios psiquiátricos
siguiendo un enfoque de atención comunitaria: un Centro de Salud Mental para el
tratamiento ambulatorio de los pacientes, diversas unidades de hospitalización (unidad
de agudos en hospital general, y hospitalización de agudos, media y larga estancia en
hospital psiquiátrico), Hospital de Día y Centro de Día.
Se seleccionaron aquellos pacientes de ambos sexos con una edad entre 15 y 45 años,
con diagnóstico de esquizofrenia confirmado en el momento de la evaluación (DSM-IV)
y que contactaron por primera vez con la red asistencial a causa de su enfermedad en el
periodo de referencia. El periodo de reclutamiento de datos se fija en cuatro años (1989
a 1992). Dado que en Navarra existe un registro de casos desde 1987, es posible estimar
el número de sujetos del sector que realmente son atendidos en dicho centro.
Material
Análisis de datos
Las variables de estudio corresponden a los ítems del CECE, e incluyen características
sociodemográficas (edad, estado civil, escolarización, profesi ón, relación con el tutor
responsable, tipo de convivencia,...); variables de utilización de servicios (consultas
médicas, consumo de medicamentos, otros tratamientos, pruebas diagnósticas,
utilización de servicios comunitarios, cuidados informales), y capacidad de producción
pérdida por el paciente y sus familiares.
Los recursos utilizados cada año han sido valorados en dinero a precios de 1994, según
los datos de costes unitarios de los diferentes recursos en los servicios de salud mental y
asistencia social de Navarra.
Los cuidados informales se han calculado utilizando la definición de uno de los criterios
de valoración establecidos previamente por Wright (1995) 10. Se ha recogido los
tiempos de dedicación diarios al paciente, por término medio en el último mes, por parte
de sus cuidadores para su cuidado personal, preparación de comidas, transporte, labores
de la casa, actividades recreativas y de compañía, compras y realización de gestiones.
Esto ha permitido realizar una estimación de las horas anuales por cuidados informales
que reciben estos pacientes, medidos según el tiempo que los familiares han destinado a
estas labores, así como una estimación restrictiva de los costes indirectos en función de
la capacidad de producción y pérdida de productividad por absentismo laboral y baja de
los propios pacientes o familiares que se encuentran en situación de empleo normal.
Se han identificado sin dar una expresión monetaria, algunos costes intangibles
asociados a la enfermedad, como el grado de funcionamiento y discapacidad de los
pacientes en cada anualidad. Sin embargo, no se ha realizado una evaluación específica
ni de la calidad de vida de los pacientes ni de la afectación psicológica de los familiares
encargados del cuidado de los pacientes.
RESULTADOS
Datos sociodemográficos
Tabla 2. Datos de utilización de servicios durante los tres primeros años (las cifras se refieren al n.mero
de visitas o días de estancia para el total de individuos de la muestra).
Año 1 Año 2 Año 3
Consultas Asistenciales
Sector Público
Psiquiatra 321 223 207
Psicólogo 62 29 46
Trabajador social 8 12 9
Enfermera Psiq. 136 130 124
Terapia de grupo 0 0 6
Urgencias 5 1 3
Médico general 66 52 27
Otros Especialistas 300 12 0
Sector Privado
Psiquiatra 11 25 24
Psicólogo 0 21 0
Medicina alternativa 0 1 4
Consultas Totales 909 506 450
Recursos Hospitalarios
Hospital General 518 0 9
Hospital Psiquiátrico 24 30 77
U. Media- Larga estancia 0 365 365
Recursos Intermedios
Hogar Protegido 365 365 365
Hospital de Día 686 342 46
Centro de Terapia Ocupacional 244 379 374
Análisis de costes
En la tabla 3 se presentan los resultados globales. El coste anual por paciente
esquizofrénico ascendió a 1.230.392 ptas. en el primer año tras el diagnóstico,
reduciéndose al 75,2% en el segundo año y al 54,1% en el tercer a ño. Los costes directos
representaron el 46,7% en el primer año y el 34,7 y 42,9% en los años segundo y
tercero, respectivamente. Los cuidados informales suponen el 36, 40 y 42%
respectivamente de los costes totales. Y los costes indirectos, que provienen
mayoritariamente de la pérdida de capacidad productiva de los propios pacientes,
alcanzaron el 16, 24 y 14% cada uno de los tres primeros años. Los familiares declaran
una pérdida de trabajo mínima. La importancia relativa de los costes indirectos decrece
con el tiempo.
Tabla 3. Costes medios de atención sanitaria y social a pacientes esquizofrénicos (1994) enfoque
incidencia (ptas).
Año 1 Año 2 Año 3
Costes directos
Consultas Asistenciales 76.084 48.550 40.515
Recursos Hospitalarios 295.572 131.519 153.185
Recursos Intermedios 164.410 108.734 58.976
Fármacos 34.923 32.221 32.264
Pruebas Diagnósticas 3.908 1.222 1.233
Total costes directos 574.897 322.246 286.173
Costes indirectos 207.431 228.696 95.198
Costes cuid. informal 448.064 375.305 284.574
Costes totales 1.230.392 926.247 665.945
La composición por servicios ofrece una información más precisa de la evolución de los
costes directos en los tres primeros años de la enfermedad a partir del diagnóstico. Estos
datos se presentan en la tabla 4 donde los costes directos de asistencia sanitaria y social
para la muestra total son desagregados según los diferentes servicios utilizados.
Tabla 4. Desagregación de los costes directos medios por paciente para cada uno de los tres años.
Año 1 Año 2 Año 3
Consultas asisteciales
Recursos hospitalarios
Recursos intermedios
Análisis de sensibilidad
La estimación realizada a partir del análisis de sensibilidad con la variable salario (Tabla
5), nos da como resultado un intervalo de costes medios totales para cada uno de los tres
años estudiados. En el rango inferior (horas de cuidados informales y días de trabajo
perdidos, valorados según el salario mínimo interprofesional de 1994), se observa una
disminución del coste medio total hasta un 68, 61 y 66% respectivamente, de los costes
estimados para el primer, segundo y tercer año de curso de la enfermedad. En el rango
superior del intervalo (horas de cuidados informales y días perdidos por paciente y
familiar según salario medio), los costes medios totales corresponden a los estimados
anteriormente (Tabla 3). Señalar que al estimar los cuidados informales y las pérdidas de
productividad según el salario mínimo, estos dos tipos de costes pierden peso en el coste
medio total. Así los costes indirectos pasan a representar el 10, 16 y 9% del coste medio
total para cada uno de los años, y los costes por cuidados informales suponen el 21 y
26% de los costes totales, en los dos últimos años.
Tabla 5. Análisis de sensibilidad de los costes medios indirectos de la esquizofrenia en los tres pirmeros
años desde el diagnóstico: A) Rango inferior (salario mínimo) B) Rango superior (salario medio).
Año 1 Año 2 Año 3
Costes indirectos
C.I. Paciente 82.533 200.740 94.401 225.874 38.656 92.496
C.I. Familiar 2.216 6.691 1.034 2.821 984 2.703
DISCUSIÓN
En lo que respecta al rango de costes presentes en el estudio debemos señalar que pese a
que la información sobre costes debería ser siempre lo más exhaustiva posible, se ha
optado por un criterio restrictivo, descartando aquellos datos de escasa fiabilidad en la
muestra, como por ejemplo los derivados de conflictos con la justicia y prisión y los
relacionados con la utilización de servicios sanitarios no psiquiátricos.
Los costes directos estimados han resultado ser menores que los obtenidos en otros
estudios para otros países europeos. La media de costes en Navarra fue de 1.230.392
pesetas, comparado con lo 18.377 dólares de un estudio realizado en Manheim
(Alemania) 15 ; o las 18.564 libras esterlinas del estudio en West Lambeth (Inglaterra) 16 .
Si se estiman los costes indirectos por paciente y familiar que declara trabajar, según los
días de trabajo perdidos a causa de la enfermedad, se obtiene un coste indirecto medio
por trabajador de 633.103 ptas. el primer año, de 1.543.472 ptas el segundo y de 948.084
ptas. el tercero. En el caso de los familiares trabajadores se ha estimado un coste por días
de trabajo perdidos en 68.583, 28.915 y 36.941 pesetas, para cada uno de los tres años
del estudio.
Además, algunas propuestas recientes de valoración de los costes indirectos, como la del
enfoque friccional de Koopmanschap 17 , otorgan un peso relativo menor a este
componente del coste total.
Los cuidados informales han sido estimados a partir de las respuestas dadas por los
cuidadores en relación al tiempo de dedicación. No se incluyen, por tanto, otros posibles
costes como por ejemplo los gastos económicos adicionales que deben realizar las
familias: por desplazamiento, comidas, gestiones, etc. Esto supone una posible
infravaloración de los costes reales debidos a los cuidados informales. Se considera
además que el cuestionario empleado resulta insuficiente al no matizar todos los posibles
elementos que forman parte de los cuidados informales. Se plantea la necesidad de
seguir trabajando en la elaboración de bases de información más precisas.
Por todas estas razones, los costes estimados que se presentan en este estudio pueden ser
interpretados como el límite inferior de los verdaderos costes de la esquizofrenia en
Navarra. A medida que la información disponible sea más precisa, el enfoque del
estudio podrá ser redefinido y mejorado.
Necesidades sociales de los enfermos esquizofrénicos en
Navarra
Social needs of schizophrenic patients in Navarra
P. Abaurrea (1),M.V. Astrain (2), G. Elgorriaga (3), R. Litago (4), B. Lora (5), .
(1) Centro de Salud Mental de Tafalla
(2) Hospital de Día I
(3) Centro de Salud Mental de Milagrosa
(4) Atención Primaria
(5) Hospital de Día II
INTRODUCCIÓN
Esta nueva demanda de servicios no puede ser encuadrada estrictamente ni dentro de las
prestaciones sanitarias, ni de las prestaciones sociales, ya que se conjugan necesidades
de alojamiento, supervisión en actividades de la vida cotidiana, desarrollo personal e
integración social, junto a atención sanitaria.
Frente a esta situación los trabajadores sociales de la Red de Salud Mental, se plantearon
estudiar las necesidades sociales satisfechas o no, de los pacientes que acuden a los
Dispositivos de la Red de Salud Mental (Unidades de Hospitalización Psiquiátricas,
Hospitales de Día, Servicios de Rehabilitación y Centros de Salud Mental); mediante el
estudio " Hacia una Atención Integradora. Análisis desde el Trabajo Social de las
necesidades sociales de los enfermos psiquiátricos en Navarra. 1995", cuyos objetivos
eran: describir y cuantificar el perfil de los enfermos atendidos en la Red de Salud
Mental, que requieren atención social como parte indispensable de su tratamiento, y
delimitar el tipo de atención y de recursos sociales que se plantean necesarios.
MATERIAL Y MÉTODOS
Población
Constituyó la población todos los pacientes atendidos durante el año 1995 en los
Dispositivos de la Red de Salud Mental, que a criterio de los trabajadores sociales
padecían serias necesidades sociales que condicionaban su tratamiento: "Pacientes que
independientemente del diagnóstico clínico y años de evolución, tienen necesidades
sociales, atendiendo al diagnóstico social, que impactan significativamente en el
pronóstico clínico y social."
Diseño de la ficha de recogida de datos
Aspectos clínicos
Tratamiento informático
RESULTADOS
Convivían en el domicilio familiar con ambos padres o con padres y hermanos 173
personas que padecían esquizofrenia (64,5%). Un 42,5% (114 personas) eran
beneficiarios de pensiones contributivas a la Seguridad Social que correspondían a
jóvenes-adultos con incapacidades laborales permanentes, y 62 pacientes (23%) no
contaban con ingresos propios.
Otros ítems estudiados para valoración del nivel de socialización fueron: utilización de
servicios y adecuación de modales.
La mayor parte de la población era candidata a uno o dos recursos, el 37,6 ó el 39,3%,
respectivamente.
Cabe señalar que 179 pacientes (67%), 126 varones y 53 mujeres demandaban recursos
de índole ocupacional: 70 candidatos a centros especiales de empleo, 46 a centros
ocupacionales, 37 a empleo social protegido y 26 a programas de inserción laboral. El
54,5% (146 pacientes) precisaban recursos de ocio y tiempo libre, siendo 96 varones y
50 mujeres.
En lo que respecta a recursos de carácter residencial señalar que de los 132 pacientes
necesitados (49%), 92 hombres y 40 mujeres; precisaban residencia 74 pacientes (56
hombres y 18 mujeres) y piso 50 personas
Un total de 80 pacientes (30%) precisaban de algún recurso de mantenimiento o apoyo
en la comunidad siendo el de acompañamiento el más solicitado para 35 pacientes.
DISCUSIÓN
El perfil de los enfermos psiquiátricos que acuden a los dispositivos de la Red de Salud
Mental y que requieren recursos sociales es el siguiente: mayoritariamente padecen
esquizofrenia, son varones, jóvenes y solteros, con escasa cualificación académica y
profesional. Son población inactiva con bajos niveles de renta y no se han independizado
de su familia de origen. Presentan déficits significativos en el cuidado de su higiene e
imagen, y en el ámbito de sus habilidades sociales.
Las personas que padecen esquizofrenia son la población más desfavorecida, frente a
otras personas que padecen otro tipo de trastornos mentales, en cuanto a sus capacidades
de mantenerse incorporadas a dispositivos normalizados de la comunidad, ya que
necesitan recursos más tuteladores, protectores y de car ácter más específico, en el
ámbito ocupacional-laboral, residencial, de ocio y tiempo libre, y de mantenimiento en
la comunidad.
INTRODUCCIÓN
Según el Diccionario de la Real Academia Española, carga es toda "obligación aneja a un estado,
y aflicciones del ánimo" con ella relacionados. En nuestro entorno los familiares asumen el papel
mentales graves. Esto implica una obligación no retribuida ni esperada respecto al familiar afecta
incapacitante y crónica. Los pacientes no pueden cumplir con sus obligaciones personales y soci
cuidadores. Al mismo tiempo necesitan de una asistencia continua en su vida diaria y una conten
conducta relacionados con la enfermedad 1.
Las consecuencias para el familiar de cuidar a una persona afecta de un trastorno mental grave ha
años cincuenta 2. En un principio el único interés era evaluar la viabilidad de la desinstitucionaliz
Posteriormente, el concepto de "cuidador" y los instrumentos específicos para la evaluación de la
notablemente 4-6.
La carga familiar repercute en distintas áreas de la vida del cuidador: las tareas de la casa, las rel
sociales, el desarrollo personal y del tiempo libre, la economía familiar, la salud mental y el male
relacionado con la enfermedad. Estas áreas se agrupan en dos grandes dimensiones: carga objetiv
Para desarrollar un marco conceptual integrador del concepto de carga familiar en sus aspectos c
los factores subjetivos como objetivos, se han utilizado diferentes bases teóricas: teoría sistémica
estrés 7,9.
MATERIAL Y MÉTODOS
Población diana
La población diana está constituida por los cuidadores principales de pacientes entre los 16 y 65
esquizofrenia (CIE-10ª), que residen en el sector IB correspondiente al Centro de Salud Mental d
Octubre de 1996 y Octubre de 1997 fueron atendidos en dicho centro. Se excluyeron los casos de
orgánico. Los pacientes que cumpl ían los criterios de inclusión (n=93) fueron identificados por m
Sanitaria de Navarra (SISNA) y confirmados mediante la revisión de los historiales del CSMIB.
estudio 16 pacientes (17,2%). Los cuidadores principales fueron identificados por el equipo terap
paciente.
- Sección E: Preocupaciones generales. Se realiza una valoración directa de las horas invertidas p
Se añadieron 7 ítems de gastos específicos en la Sección C. Se evaluó también la ayuda de que d
funciones específicas, así como la repercusión en la salud del cuidador de su papel como tal. Por
subjetiva global en un continuo de 0 a 10 de los efectos negativos que sobre la vida del cuidador
paciente.
Los ítems de cada m ódulo se han numerado por separado para que cada módulo pueda ser usado
ejemplo, los ítems de la asistencia objetiva en las actividades de la vida diaria (A1a, A2a, A3a, A
un rango de 0 a 4, en el que 0 es ninguna, 1 es menos de una vez por semana, 2 es una o dos vece
por semana y 4 es diariamente. Se promedian las respuestas a los 8 ítems. Un resultado de 1,2 ind
intervenciones del cuidador en las actividades de la vida diaria es aproximadamente una por sem
al que se refieren la mayor parte de las preguntas son los últimos 30 días. El tiempo estimado de
Los análisis preliminares del ECFOS indican unas propiedades psicométricas aceptables, similare
coeficiente de fiabilidad (alfa de Cronbach) se obtuvo de una muestra multicéntrica de 158 cuida
esquizofrénicos incluidos en el Proyecto ECFOS: Asistencia en la vida diaria objetiva 0,6853; As
0,7600; Supervisión objetiva 0,6335; Supervisión subjetiva 0,6834; Impacto 0,7930; Preocupacio
consistencia interna para Supervisión era de esperar, dado que las intervenciones de control ocurr
que los problemas en la vida diaria, especialmente en un periodo limitado de 30 días. La medició
considerarla más como un índice que como una escala. Los gastos económicos son una suma de p
no es apropiado el calcular un coeficiente de fiabilidad. El análisis factorial muestra 3 factores pr
de la vida diaria, supervisión de conductas alteradas e impacto en la vida diaria del cuidador junto
por el paciente.
Las variables sociodemográficas del cuidador y del paciente, así como el diagnóstico y subtipo e
cuestionario estructurado.
Los datos sobre la carga familiar se recogieron mediante una entrevista cara a cara por parte de u
experiencia en Salud Mental y la evaluación clínica la realizó una becaria (médico con experienc
pertenecían al equipo asistencial del CSMIB. Fueron entrenadas en la realización de las entrevist
Análisis estadístico
Se presenta una análisis descriptivo de la carga familiar. Las diferencias entre las variables socio
se estudiaron mediante las pruebas no paramétricas de Kruskal -Wallis y U Mann-Whitney según
correlaciones de Spearman entre las dimensiones de la Carga (ECFOS) y las variables cuantitativ
psicopatológicas (PANSS) y de discapacidad (GAF y DAS).
RESULTADOS
Características de la muestra
De la muestra inicial, rechazaron participar el 16,7 % de los hombres y el 27,3% de las mujeres;
mujeres y 3 hombres. Finalmente se incluyeron 67 pacientes y sus cuidadores principales. El 73,8
edad media 39,42±10,95; el 81,5% estaban solteros; el 73,8% no habían finalizado los estudios s
empleo remunerado; el 76,9% vivían con la familia de origen y el 15,4% con la familia propia; el
de más de 2,5 años de evolución y el 73,8% eran esquizofrenias paranoides. Trece pacientes sufr
fueron hospitalizados. El GAF clínico (49,24±14,88); social (45,41±13,89) y global (47,48±13,7
alteración del funcionamiento general. El DAS cuidado personal (0,631±0,821) indica una alterac
(1,446±1,5) y social (2,0±1,311) una alteración moderada y el ocupacional (3,815±1,960) una alt
(11,59±5,26) , la PANSS negativa (20,39±6,94) y la PANSS psicopatología general (31,44±8,38)
de pacientes esquizofrénicos cr ónicos en la comunidad, con predomino de síntomas negativos.
La edad media del cuidador era de 55 años, con un 30% mayores de 65 años. El 48% son progen
cónyuges. El 89,6% realizaron en el mes previo intervenciones en actividades de la vida cotidian
que intervenir para controlar alteraciones de conducta del paciente. La correlación entre la carga
intervenciones del cuidador) y subjetiva (intensidad de la preocupación o malestar generado por l
actividades de la vida cotidiana (r=0,9490) y a la contención de las alteraciones de conducta (r=0
enfermo supone un coste extra para el cuidador de 20.000 ptas/mes. El 35,8% de los cuidadores c
una carga económica constante. Para el 43,3% el cuidado del enfermo no ha supuesto un aumento
cuidadores ven alterada su rutina diaria por atender a los pacientes. El 43,3% de los cuidadores h
oportunidades sociolaborales a lo largo de la vida por la enfermedad de su familiar. El 12,1% de
relacionadas con las tareas de atención al paciente. Los cuidadores dedican una media de 11 hora
paciente. El 40% de los cuidadores no reciben ayuda de otros cuidadores en su tarea. Estas tareas
cuidadores. El 44,7% viven siempre o frecuentemente preocupados por el paciente. Los datos se
tablas 1, 2 y 3. Los datos referentes a los costes económicos del cuidado informal son objeto de e
mismo suplemento.
veces
Seguridad 19,4 4,5 19,4 10,4
Calidad del tratamiento 47,8 19,4 13,4 4,5
Vida social 32,8 22,4 10,4 13,4
Salud física 66,7 19,7 3,0 3,0
Vida cotidiana 25,8 10,6 15,2 9,1
Dinero 50,0 6,1 7,6 6,1
Futuro 10,6 9,1 6,1 7,6
Media 3,0 20,9 31,3 32,8
La carga de la asistencia en actividades de la vida cotidiana es mayor para los progenitores y her
ocupados (p<0,03), que no están casados (p<0,02), que conviven con las familias de origen (p<0,
episódica con síntomas residuales (p<0,04).
Los gastos económicos y la preocupación que éstos generan son mayores para los progenitores y
pacientes más jóvenes (rs=-0,5026, p<0,001), solteros (p<0,001), que conviven con la familia de
preocupación a las mujeres cuidadoras (p=0,011), de pacientes con más de 2,5 años de evolución
que han precisado tratamiento frecuentemente en régimen de ingreso (p=0,048).
La repercusión en la vida diaria del cuidador correlaciona con los días de recaídas (rs=0,3004, p=
hospitalizaciones (rs=0,2545, p=0,041).
A mayor edad de los cuidadores (rs=0,3246, p=0,007) y mayor número de hospitalizaciones (rs=
preocupaciones generales por el paciente.
Las mujeres cuidadoras (p=0,0082) experimentan una mayor carga negativa global. Los paciente
(rs=0,2876, p=0,020) y más días de hospitalización (rs=0,2516, p=0,043) generan mayor carga g
No se encontraron diferencias significativas con estas variables en el resto de las dimensiones del
Tabla 4. Correlación de las dimensiones de carga familiar con las de Funcionamiento general (GAF), discapacidad (
PANSS
GAF GAF GAF DAS DAS DAS DAS PAN
clínico social global personal ocupacional familiar social negativ
positivo
Actividades - - - 0,4499** 0,2496* 0,5929** 0,4110** 0,3157* 0,4047
cotidianas 0,5449** 0,5356** 0,5559**
(Objetiva)
Actividades - - - 0,5121** 0,3471** 0,6489** 0,4611** 0,2710* 0,4620
cotidianas 0,6021** 0,5747** 0,6019**
(Subjetiva)
Contención -0,2808* -0,2334 -0,2912* 0,2614* 0,0641 0,2709* 0,0611 0,1452 -0,015
(Objetiva)
Contención -0,2826* -0,2289 -0,2918* 0,2408 0,0595 0,2131 0,1050 0,1260 -0,003
(Subjetiva)
Gastos -0,1510 -0,1211 -0,1505 0,1289 -0,0572 0,2932* 0,0157 0,0048 -0,170
económicos
(Objetiva)
Gastos -0,2162 -0,2311 -0,2491* 0,0695 -0,0744 0,2950* 0,2040 0,0997 0,008
económicos
(Subjetiva)
Alteración de -0,3012* -0,2396 -0,2792* -0,0101 0,1585 0,3178** -0,0181 0,2157 0,029
la rutina del
cuidador
PÈrdida de - - - 0,1522 0,2289 0,3232** 0,1989 0,1867 0,2919
oportunidades 0,4485** 0,3515** 0,4459**
del cuidador
Preocupaciones - - - 0,1327 0,1359 0,2758* 0,2176 0,1247 0,162
generales 0,3607** 0,3532** 0,3774**
Carga Global - - - 0,1641 0,2943* 0,4160** 0,2888* 0,0778 0,2979
0,3700** 0,4679** 0,4343**
*p<0,05; **p<0,01
DISCUSIÓN
Los resultados son congruentes con los de los estudios previos 18,19 que han encontrado que la c
cuidadoras de pacientes de larga evolución, con pobre funcionamiento social, predominio de sínt
conducta y gran número de hospitalizaciones; y que la discapacidad predice mejor la carga que la
La disfunción en el ámbito familiar del paciente se correlaciona con la carga del cuidador y está e
al cuidado del paciente y con la convivencia en el mismo domicilio. A pesar de que la evaluación
independiente no es posible diferenciar si esto se debe a que a mayor convivencia, mayor percepc
sensación de carga, o a una contaminación de la fuente de información familiar.
Los cuidadores principales son las madres, mujeres mayores sin incorporación al mercado labora
y familiares, incorporación de la mujer al mercado laboral y envejecimiento de los cuidadores, pu
cuidado de los pacientes esquizofrénicos, dificultando el traspaso de las obligaciones de padres a
cargas del cuidador por las familias de los nuevos enfermos. Conforme envejecen, la capacidad d
efectivamente a los pacientes se ve limitada, pero aumentan sus preocupaciones por ellos por lo q
disminuye.
La ayuda en actividades de la vida cotidiana supone la principal fuente de carga para las familias
en el tiempo. Los trastornos de conducta si bien causan gran preocupación subjetiva son menos f
predominio de los síntomas negativos en la muestra que originan más carga en actividades de la v
síntomas afectivos incrementan la percepción global de la carga20-22 . El mayor porcentaje de neg
cuidador entre las mujeres no nos permite estudiar con fiabilidad las diferencias de la carga entre
Los datos hacen referencia a la carga del cuidador principal identificado como tal por los terapeu
pueden generalizarse al conjunto de la familia, si bien un porcentaje significativo no recibe ayud
La evaluación se centra en el mes previo, pero las consecuencias para el cuidador a lo largo de la
fundamentalmente en los aspectos de ocio y laborales. Es necesario el desarrollo de evaluaciones
la evolución de la carga 22 .
Las ideologías personales, políticas, religiosas o filosóficas han determinado en muchos casos la
sus causas y las formas de afrontarlas. Condicionaban el tratamiento que se consideraba aceptabl
el tipo de sistema de salud mental disponible. Así se definía el cómo, cuándo, dónde, quién y con
los enfermos mentales y en consecuencia las ayudas que debían estar disponibles ante las necesid
familiares. Pero la toma de decisiones basadas en una información válida y fiable debe sustituir p
criterio. La evaluación actual de resultados en salud mental necesita de información no sólo sobre
el funcionamiento, el estado general de salud, la calidad de vida de los pacientes y la carga social
Los programas de atención comunitaria a los pacientes esquizofrénicos dependen de forma signif
realizados por las familias. Los programas de tratamiento que se desarrollen en un futuro han de
esa dependencia y para prevenir y solucionar los efectos adversos que conlleva el ejercer como cu
Agradecimientos
Agradecemos a los pacientes, cuidadores y clínicos del equipo de Salud Mental IB (Burlada) su c
cual no hubiera sido posible este estudio.
El enfermo esquizofrénico y sus familias inmersos en
un cambio profundo
The schizophrenic patient and his/her relatives in a
process of deep change
M. Orradre
ANASAPS (Asociación Navarra para la Salud Psíquica)
INTRODUCCIÓN
Una enfermedad mental grave, como la esquizofrenia, tiene muchas caras y puede ser
analizada desde diferentes ángulos. En las líneas que siguen vamos a acercarnos al
enfermo esquizofrénico en la situación concreta de quien vive habitualmente con una
familia, que es la suya, que le atiende y le cuida. Lo haremos desde una doble
perspectiva: la de los problemas que origina a los familiares la convivencia con un
enfermo esquizofrénico, y el momento en el que vive y se expresa la familia hoy: un
momento caracterizado por los cambios profundos.
La tarea no es fácil porque las dificultades para centrar el tema son grandes. No hay una
familia tipo, sino muchos tipos de familias, diferenciadas por su cultura, su posición
social, su capacidad de afrontar los problemas y de tomar las decisiones necesarias;
familias con distintos grados de cohesión entre sus miembros, y un largo etcétera.
Además no es igual la situación de una familia que se encuentra con un hijo recién
nacido al que diagnostican una enfermedad mental grave, que otras que descubren que
sus hijos adolescentes o jóvenes, que hasta ese momento se habían distinguido por ser
personas esforzadas y exigentes, se vienen abajo en un momento determinado al
emerger en sus vidas un brote esquizofrénico. O cuando una pareja que lleva varios años
de convivencia se da cuenta que uno de sus miembros padece una enfermedad mental
grave. O la familia que debe afrontar en los abuelos una enfermedad mental
degenerativa, u otras situaciones similares.
La importancia de la familia viene también marcada por el hecho de que todas las
uniones que nacen alrededor de una pareja reclaman para sí el nombre de familia; desde
la familia tradicional, a la que llamaremos nueva, las monoparentales, las parejas de
hecho, las de homosexuales, y otros. Hasta en las residencias que atienden a ancianos o
enfermos, a los que sus propias familias, no pueden darles el cuidado que se merecen, se
reivindica el "trato familiar" como un santo y seña de su labor. El modelo familiar
aparece como auténtico prototipo de las buenas relaciones personales y sociales.
En contra de lo que desde una visión superficial podría pensarse, los sucesivos estudios
del institucional "Centro de Investigaciones Sociológicas", (CIS), vienen a reforzar
cuanto acabamos de señalar. Véanse las tablas 1 y 2 tomadas del libro de la profesora
Inés Alberdi: La nueva familia española.
Fuentes:
CIS, estudio 1.698, encuesta de 1987.
CIS, estudio 2.001, encuesta de 1992.
Tabla2. Opinión acerca del valor que los españoles dar án a la familia en 5 ó 6 años
1986-1996 (Porcentajes de las respuestas)
'
Año 1986 1988 1993 1994 1996
Más 30 28 34 40 42,4
Igual 39 39 38 39,2 36,4
Menos 20 19 16 12,8 13,8
NS/NC 11 14 12 8 7,4
PROBLEMAS PLANTEADOS
¿Qué le ocurre a una familia cuando se encuentra entre sus miembros con un enfermo
esquizofrénico? Aumenta el nivel de estrés. La familia percibe claramente que lo que le
ocurre rebasa y sobrepasa los recursos de respuesta a las dificultades que conocía y
utilizaba hasta ese momento. Siente que se pone en peligro su bienestar. Y el estrés
consiguientemente repercute en todos: enfermos y sanos.
Estas situaciones negativas se viven a lo largo de toda la vida, desde que la familia
descubre que entre sus miembros hay un enfermo esquizofrénico. Pero estos hechos no
se viven estáticamente, siempre de la misma manera. Hay momentos mejores y peores.
He aquí algunos: - cuando la familia cae en la cuenta de que su bebé es un enfermo
mental grave.
- cuando la escuela les dice que no lo puede asumir o atender por más tiempo.
- cuando el enfermo esquizofrénico crea serios problemas de convivencia. La
esquizofrenia aparece generalmente en la adolescencia-juventud en los hombres y más
tardíamente en las mujeres, cuando, a veces, llevan varios años de casadas y hay hijos
por medio.
- cuando los padres se descubren impotentes, sin recursos ni entrenamientos para
afrontar la situación nueva, que aparece sin avisar. - cuando hay que internar
temporalmente al enfermo.
- cuando la sociedad lo rechaza, lo estigmatiza y le bautiza como loco o peligroso.
Éstos y otros son escalones que bajan hacia sótanos más oscuros y degradados. Y la
sociedad no valora a los enfermos mentales como tales enfermos. Aparece un cáncer y
es un toque a rebato, una movilización de amigos y familiares que te prestan
comprensión y simpatía y se ofrecen a ayudar en lo que puedan. A un enfermo mental a
lo sumo se le compadece, se le deja solo, o se le vuelve la cabeza.
DISCUSIÓN Y COMENTARIOS
Si a la familia se le auxilia desde fuera, se le apoya para que vea que los problemas
apuntados son habituales, que estas situaciones pueden ser positivas porque ayudan a
crecer, se le está ayudando a descubrir sus propias capacidades, se le hace ver lo que está
ocurriendo exactamente; se le evitarán malos ratos y sobre todo, se le ofrecerán motivos
y razones para vivir mejor, más reconciliados consigo mismos y con la sociedad.
Los gritos, las rabietas, las agresiones, la desobediencia activa o pasiva en cosas
importantes de la convivencia, el no hacer caso de las llamadas, son síntomas de la
enfermedad mental. La gente de fuera no lo entiende. Otras veces hasta pueden burlarse
o alejarse. Es decir: estos hechos rebotan, para mal, sobre toda la familia. Y en toda esta
letanía de situaciones que pueden crear los enfermos y de las respuestas que la familia
intenta dar, está claro que, si se deja sola a la familia, ésta se sentirá incapaz.
Necesita apoyo, compañía, técnicos que le enseñen y le arropen para reducir los
sentimientos de aislamiento y fracaso, y para ayudarles a manifestarse, a decir en voz
alta sus emociones, sus sentimientos, todo ese mundo que, si se queda dentro, termina
pudriéndose. Hay otros momentos en los que los gritos salen de dentro de las casas. A
los familiares les sobran ganas de ponerse a gritar a médicos, terapeutas y todo tipo de
educadores: "por favor, escuchen, atiendan, pierdan algo de su valioso tiempo en
escucharnos, porque por pobre que sea nuestra palabra, es la nuestra; nos cuesta sangre
sacarla de dentro".
Las familias buscan sacar tiempo y energía para tomar decisiones, para la actividad
cultural, para estar con los amigos, para disfrutar del tiempo libre y del ocio reparador,
para los momentos religiosos quienes los viven y necesitan. En definitiva, para vivir un
orden íntimo y un control exterior que no tolere el desmoronamiento familiar, que no
rompa el nivel de satisfacción conyugal y familiar. Y todo esto, vivido como un proceso
vital continuado, exprimiendo la alegría de vivir en un camino permanente, no
contentándose con unos pocos momentos aislados.
La familia procurará alejar con todas sus fuerzas una salida fácil y falsa, pero que
siempre le rondará porque, a primera vista, soluciona todas las cosas clara y
definitivamente. Y, sobre todo, porque aleja el monstruo de la mala conciencia. El
peligro es claro y por ello lo avisamos: que la familia no utilice la táctica de echar la
culpa al de fuera, de buscar un chivo expiatorio que vive más allá del felpudo de la
entrada de su casa. Esta figura del adversario exterior se va diseñando en los sótanos de
la mente de cada uno y se construye con los materiales que el subconsciente aporta:
ansiedades, repulsiones, anhelos reprimidos, fijaciones inconfesables, apetitos larvados y
vergonzantes, y todos aquellos elementos de los que uno quisiera verse libre.
Proyectarlos al exterior, adjudicarlos a otro, es la manera más expeditiva, y más fácil, de
eliminarlos. Así es como surge, a la vez trágico y grotesco, el adversario culpable de
todo, que no es sino un muñeco fabricado con nuestros propios detritus.
Y no es eso. Las cosas son como son. No es jugar limpio el sacudir el polvo de nuestros
zapatos, para simultáneamente vivir con un enfermo esquizofrénico u otro enfermo
mental grave: esto jamás es una maldición. El camino adecuado será ir conviviendo día
a día con la realidad del enfermo esquizofrénico en la familia. Asumir en un proceso de
interiorización, y sin vergüenzas exteriores, lo que la vida ha deparado a la familia. No
es la única en su caso y otras muchas tienen que hacer frente a situaciones tan agobiantes
como ésta. Ya contamos con que todo este camino es costoso pero, tal vez, recorrerlo
suponga, para quien lo hace, algo profundamente liberador.
En los años 1994-1995 se realizó un estudio a nivel europeo para conocer las
necesidades de los familiares de enfermos mentales. El estudio abarca a más grupos que
los esquizofrénicos, pero el porcentaje mayor de familiares resultó de familiares con
enfermos esquizofrénicos. Traemos aquí una muestra del perfil de los cuidadores de
enfermos esquizofrénicos porque nos puede ayudar mucho a entender el presente y el
futuro del problema que estamos abordando.
Los datos del estudio mencionado, referentes a "Cómo son los cuidadores de estos
enfermos mentales" nos dicen que:
- El 80% son mujeres. El 20% hombres.
- La edad media es 58 años. Un 38% tiene más de 60 años.
- La cuidadora es la madre en el 65% de los casos. Los hermanos el 11%. El padre el
13%. El cónyuge el 6%.
- Profesiones: Ama de casa el 50%. Jubilados el 21%. En paro el 5%. Trabaja
normalmente el 17%.
- El tiempo medio que llevan de cuidadores es de 11años.
- Emplean 35 horas semanales de media en el cuidado.
- Nivel de estudios: Primarios el 53%. Sin estudios el 11%. Superiores el 5%.
- Nivel de Ingresos (1994): Media por familia 130.000 ptas al mes. (El 61% de las
familias ganan de 50.000-150.000 ptas/mes)
- El 50% gasta con el enfermo unas 30.000 ptas/mes; y un 20% de 30 a 50.000 ptas/mes.
- El 30% de los cuidadores ha perdido contacto con sus familiares a causa del cuidado
del enfermo.
Creo además que en el mundo del enfermo esquizofrénico y su relación con la familia,
los puntos de vista y la vivencia de esa relación están cambiando mucho y se vislumbran
situaciones inéditas que, en este momento, no sabemos ni podemos valorar, porque
coexisten, en este cambio luces y sombras, lo positivo y lo negativo. Quedémonos con el
dato fundamental: los hechos son tercos y están ahí, y a los familiares y a los propios
enfermos esquizofrénicos todo esto les importa y les está afectando ya mucho m ás de lo
que parece.
El IDH (índice de desarrollo humano), un baremo que la ONU utiliza para medir el
desarrollo de un país, bajó desde el número 11 en que se encontraba España al 26,
cuando la ONU introdujo el dato de igualdad de oportunidades entre el hombre y la
mujer, para situar el desarrollo real de un país. Es decir la mujer en España avanza
cultural y económicamente, pero bastante menos socialmente.
La familia está en el centro de todos los cambios: baja la familia "nuclear", suben el
individualismo, la independencia de sus miembros, la confianza, la solidaridad, todos
ellos valores legítimos pero tantas veces enfrentados entre sí. Se constata que los niños,
enfermos, ancianos, -todos y a todas las edades- necesitan la presencia simultánea de los
géneros masculino y femenino en su vida para establecer un equilibrio. La familia
favorece por ello el mantenimiento y crecimiento de las redes de interacción social
aunque hoy pueda parecer, y tal vez sea cierto, que más que defender a la familia como
tal, se defiende el bienestar individual de sus miembros.
Las familias más cerradas, más jerárquicas, donde imperan la autoridad del varón, la
estabilidad, el orden consuetudinario, son consideradas como pertenecientes a una
cultura ya pasada. Las familias de mayor movilidad, de educación para hombres y
mujeres por igual, las que se basan en el trabajo remunerado de todos, se las apellida
como más actuales. ¿Cuál de ellas es más ética?. Unas y otras pueden serlo. Y todas
conviven dando lugar a situaciones de libertad, de igualdad, de solidaridad y al mismo
tiempo, de pérdida de valores, de menor respeto y atención a los m ás débiles, de
carencia de estabilidad, de más desordenadas, más vulnerables, menos seguras, con m ás
divorcios, con hogares más pequeños; unas y otras con sus virtudes y sus carencias,
como toda ética humanamente vivida.
He aquí una lista de datos que vivimos a diario y que configuran unas determinadas
maneras de existir que nos ayudarán a encuadrar cuanto decimos y que sugieren a unos y
otros valoraciones distintas y aún encontradas. Estamos asistiendo a estos hechos
novedosos:
- Cambios legales
- Sentido acelerado del tiempo
- Cambios veloces
- Autonomía e inseguridad
- Gratificaci ón inmediata como única válida
- Dejación de responsabilidades adquiridas
- Cantidad y calidad de los contactos personales
- Menor número de hijos pero los buscados y deseados y no los que el azar y la buena o
mala suerte nos depare
- Uso de los anticonceptivos
- Abortos
- Educación obligatoria hasta los 16 años
- Abandono en manos de las instituciones y, simult áneamente, una gran preocupación de
los padres en la educación de sus hijos
- Trabajo precario y más años de estancia de los hijos en el hogar familiar hasta que se
independizan (Algunos afirman que el hogar se parece demasiado a una pensión)
- Divorcios y motivos diferentes para casarse y separarse
- Fidelidad a la palabra sí, pero dicha y mantenida en libertad
- Mayor indiferencia religiosa y menor peso de las instituciones eclesiásticas en la vida
social. Aumento del agnosticismo y ateísmo
- La mujer trabaja como el hombre y esto est á provocando y provocará en el futuro un
cambio de los papeles de los hombres y las mujeres en la familia y en el hogar
- La familia tiene dos fuentes de ingresos, pero más gastos porque alguien tiene que
ayudar a la mujer en sus tareas domésticas
- Aumenta el nivel de vida que permite no sólo sobrevivir, sino buscar medios para
intentar ser más felices
- Los abuelos: ¿En casa de los hijos con los nietos, en su casa solos, o en residencias u
otros lugares más o menos tutelados?
- El sentido de pertenencia a la familia es distinto, como de distinta manera se ven la
convivencia y las obligaciones entre las diferentes generaciones
- ¿Se convive m ás o sólo se coexiste?
A pesar de todo, a la familia se la sigue viendo como la base del porvenir; el espacio
donde los hombres y las mujeres viven con otros relaciones de reciprocidad, de libertad,
de ternura mutua. Papeles que antes la familia ejercía en exclusiva: aprendizaje-
educación desde niños, cuidado de la salud, garantía frente al desempleo o la pobreza,
protección a ancianos, enfermos o minusválidos, van pasando a ser atendidos por otras
instituciones. No se rompe la solidaridad; se plantea un nuevo marco: se postula una
sociedad que atienda a todos, sin discriminaciones por razón de sexos, origen,
posibilidades económicas.
Se distribuyen entre todos los miembros de la familia las tareas y a la mujer se le plantea
el dilema entre sus oportunidades y apetencias personales, para las que se encuentra tan
preparada como el varón, o asumir la solidaridad dentro de la familia como hasta ahora
la ejercía, o le obligaban a aceptarla: cuidado de la casa, niños, ancianos, y similares.
Algunas vuelven más o menos derrotadas y amargadas al hogar. Todas reclaman
servicios sociales y la colaboración del resto de los miembros de la familia; es decir, un
equilibrio entre las tareas por géneros masculino y femenino; en definitiva, un nuevo
contrato social que reforme los hogares y cree las redes familiares.
Efectivamente, así afrontamos el siglo XXI. Pero se nos permitirá decir que éste no es el
mejor de los mundos posibles; que lo que aumenta es la desigualdad, y que, puestos a
globalizar, hay que decir que un continente entero y global -África- tiene derecho a
sobrevivir y que no podemos construir el futuro sobre cimientos de cadáveres.
Es preciso vivir en estado permanente de vigilia para gritar que las cosas pueden ser
diferentes y trabajar para que los débiles a nivel pequeño, familiar- los enfermos
esquizofrénicos entre otros- y los desterrados del mundo- muchos millones que
diariamente mueren- tengan un sitio en el mundo de los vivos, para que desde la
convicción intelectual y el cariño a los que nadie recuerda, los "vivos" y vividores no
tengan futuro entre nosotros.
He aquí una lista de las labores que nos esperan en el mundo concreto de la familia que
aquí nos interesa. Vamos a enumerar unos cuantos valores ¿éticos o no éticos?, para
concretar algunos datos:
- Individualismo y privacidad: este vivir el hoy, el instante, hace que hasta el bien
común pase por el bien particular. Cuenta mucho más vivir de acuerdo con uno mismo
que con el papel que se desempeña y la sociedad te asigna. A pesar del cotilleo de las
revistas y las TV, las familias quieren preservar algo de su vida íntima de la curiosidad
de los demás. Los vendedores de sistemas de seguridad saben algo de esto.
- Los modelos de felicidad vivida cambian. El factor tiempo antes resaltaba la paciencia,
la confianza en el futuro, el sacrificar el hoy por el mañana. Ahora se quiere todo al
instante, seguro y entero. Priman los encuentros inmediatos y gratificantes, esporádicos
muchas veces. El largo plazo tiene mala prensa. Todo esto supone más rupturas
personales; mayor número de relaciones por individuo; periodos más cortos de
estabilidad conyugal.
Propongo algunas de las que considero más urgentes y perentorias; bien entendido que
cuanto aquí se solicita lo considero necesario y vital: no puede esperar.
Estas tareas que rebasan a las familias son de todos, pero la familia ha de ser
considerada como uno de los primeros motores. Luego todos los que tienen algo que ver
con esta situación deben intentar acompañar al enfermo en su camino hacia el mundo
real.
Y plantear, exigir y hacer todo esto, y mucho más, sin miedo, sobre todo sin falsas
prudencias. A la prudencia la vemos como a una señora gorda, de gestos lentos, de pies
planos, con la cabeza llena de razonamientos. ¿Cómo vamos a pretender ponerla a
moverse sin descanso?. Esta es la prudencia que trabaja a sueldo de la situación
establecida, del "status quo".
Pero existe otra prudencia, que Cocteau definió certeramente. Consiste en "Saber hasta
dónde se puede llegar demasiado lejos". Demasiado , éste es el adverbio. Es el
ingrediente de la audacia; ese componente que llamamos fe o deseo de experimentación;
la entraña de la utopía, la posibilidad del mutante; la chispa que provocará el incendio;
una lucidez más intuitiva; una cordura más audaz; ese margen tan decisivo que nos
permite vislumbrar hoy como real lo que, demasiadas veces, lo intuimos como futuro y
solamente posible.
En este final de siglo me gustaría decir que somos como una maqueta del futuro. Bueno
sería que sepamos calcular y proyectar bien el bienestar de los actuales y venideros
enfermos mentales, de sus familias, de sus cuidadores. Que lo que hoy enseñamos a
escala y diciendo "más o menos así será lo que imaginamos", no difiera mucho de la
felicidad que todos tienen derecho a soñar para sus vidas, y que mañana, ojalá,
disfrutarán.
Las páginas anteriores deben mucho al diálogo constante, a lo largo de más de 10 años,
con profesionales de la salud mental, al trabajo en grupos de apoyo familiar; a muchos
libros leídos sobre la enfermedad mental; así como al repaso permanente de boletines y
trabajos sobre la enfermedad mental y sus repercusiones en la familia. No será difícil
encontrar en estas líneas el rastro de todos esos apoyos. Sin embargo, la Bibliografía
específicamente consultada para la redacción de este artículo es la que anoto a
continuación: