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Presentación

El carbón es el combustible fósil más abundante en la Tierra y mantiene un


importante papel en la generación de energía. En España, cerca del 15% de la
energía primaria consumida en el año 2005 y casi la tercera parte de la electricidad
producida en dicho año ha sido obtenida de la combustión del carbón.

Por otra parte, el hecho de que el carbón esté bastante repartido geográficamente,
permite a determinados países (entre los que se encuentran España y otros de la
Unión Europea) rebajar su gran dependencia energética exterior, ya que las reservas
de otros combustibles fósiles (petróleo y gas natural) se concentran en algunas zonas y
países sometidos, a veces, a inestabilidades y vaivenes geopolíticos más frecuentes
de lo deseable.

La minería del carbón ha tenido, y todavía tiene -aunque en menor escala-, una
importancia socioeconómica alta en las comarcas mineras, tanto por el valor de su
producción como por su capacidad de generar empleo directo e indirecto. En Castilla
y León, el carbón tiene especial importancia todavía en las provincias de León y
Palencia.

A través de esta publicación el lector encontrará las principales características de este


sector minero tan importante para nuestra socioeconomía.

El carbono (principalmente), el hidrógeno y el oxígeno son los componentes


mayoritarios del carbón, aunque también tiene azufre, nitrógeno, y otros elementos.
Debido a su composición, el carbón es combustible (es decir, se combina con el
oxígeno desprendiendo calor).
¿QUÉ ES Y CÓMO SE FORMA?

El carbón es una roca sedimentaria de origen orgánico que se Millones Periodos Formación
de años geológicos del carbón
empezó a formar hace millones de años, a partir de la vegetación
Cuaternario
existente. Los grandes depósitos de carbón se comenzaron a

Cenozoico
generar en el período Carbonífero (hace 350-280 millones de años,
0
aproximadamente). Este proceso de formación de carbón continuó Terciario
durante el periodo Pérmico (280-225 años atrás, aproximadamente)
y “más recientemente” en el Cretácico (unos 100 millones de años
50
atrás).
Hay también carbones más jóvenes formados en la Cretácico
Era Terciaria (hace pocas decenas de millones de 100

Mesozoico
años).
Los helechos y los gigantescos árboles existentes en aquellas
épocas, a medida que morían y se depositaban formando capas, se Jurásico
150
fueron transformando por la acción de hongos y bacterias en un
ambiente pobre en oxígeno, propio de las zonas pantanosas en las
Triásico
que habían crecido. 200

Pérmico
Con el paso del tiempo, estos sedimentos se iban cubriendo por 250
otros, consolidándose por aumento de la presión y de la temperatura,
y por los movimientos de la corteza terrestre. Este proceso ha 300 Carbonífero
servido para formar las capas de carbón que actualmente
explotamos.

Paleozoico
En el proceso de formación del carbón, la desaparición de la 350 Devoniano

humedad de los sedimentos y la compactación han hecho posible


que aumente gradualmente el contenido de carbono y de otros Siluriano
400
compuestos presentes en el mismo.
450 Ordovícico
Aunque las capas de carbón contienen ciertos minerales inorgánicos,
éstas se componen en gran parte de macerales, que son
compuestos vegetales que van desde plantas leñosas hasta resinas.
500 Cámbrico
Las tres categorías generales de macerales son la vitrinita, la liptinita
y la inertinita. Los datos de los macerales reflejan la composición
básica del carbón, lo cual tiene su importancia para determinar su origen y procedencia.

Dependiendo de su antigüedad, de las condiciones de formación y de su contenido


en carbono y materias volátiles, existen distintos tipos de carbón, con texturas y
poder calorífico diferente. Para su venta se suele medir la calidad del carbón por el
porcentaje de: carbono fijo, materia volátil, humedad, azufre, hidrógeno, y por el poder
calorífico (que viene condicionado por los anteriores parámetros). Se dice que
cuanto más contenido en carbono tenga, y más edad, el carbón es de mayor rango y,
generalmente, más capacidad para proporcionar carbón en la combustión.
Por lo anterior, y teniendo en cuenta sus características, entre los carbones naturales
(hay carbones artificiales, como el carbón vegetal obtenido por calentamiento de la
madera) se pueden distinguir distintos tipos de carbón, que de menor a mayor rango y
poder calorífico son: turba, lignito, hulla y antracita.
Los carbones de los yacimientos de León y Palencia son antracita y hulla.

Turba: es el tipo de carbón que se forma en la primera etapa de la transformación de


materia vegetal en zonas pantanosas en un ambiente pobre de oxígeno. Es el carbón
con menor contenido en carbono y menor poder calorífico en la combustión.

Lignito: es un tipo de carbón muy abundante que posee mayor poder calorífico que la
turba, un color negro o pardo (de menor rango que el negro) y una estructura leñosa
o fibrosa. Tiene una elevada humedad y materia volátil y al lignito negro se le
denomina también “carbón subbituminoso”. Es de formación más reciente que la hulla y
la antracita y su poder calorífico en la venta no suele pasar de las 4.000 kcal/kg.

Hulla: tiene un contenido en carbono alto (entre el 75% y el 90%), bastantes volátiles
y un poder calorífico muy superior al del lignito (casi el doble). Se le denomina también
“carbón bituminoso”. Puede utilizarse en la combustión y en la industria siderúrgica.
Este tipo de carbón dio origen a la carboquímica.

Antracita: se trata de un carbón duro, muy evolucionado, que tiene el mayor contenido
en carbono fijo, el mayor poder calorífico y el menor contenido en materias volátiles de
los cuatro tipos citados. Tiene una estructura cristalina y un color negro brillante.

Existe también el carbón vegetal, que se obtiene artifi- cialmente quemando madera
apilada en ausencia de oxígeno para que su combustión sea parcial. El carbón
vegetal se utilizó mucho como combustible, pues tiene más poder calorífico que la
madera.

A partir del carbón vegetal también se puede obtener, por calentamiento en


ambiente reductor y saturado de vapor de agua, o por deshidratación química, el
carbón activo, que es un carbón de elevada pureza y textura extraordina- riamente
porosa. Dado que la relación superficie/volumen es muy alta tiene gran capacidad
de absorción y puede ser utilizado en forma granular o en polvo como elemento
filtrador de aguas u otras sustancias y gases.

El coque es el residuo sólido y poroso que se obtiene de la destilación del carbón


(calentamiento del mismo en recipientes cerrados, en ausencia de oxígeno). Se
utiliza en la siderurgia, tiene un color gris negruzco, brillo metálico, alto contenido
en carbono (más del 90%) y alto poder calorífico.

El grafito es una forma cristalina del carbono que puede obtenerse de forma natural
(en yacimientos en los que ha existido un proceso metamórfico) o de forma artificial
(a partir del coque de petróleo) y puede ser utilizado como lubricante o mezclado
con una pasta para la elaboración de lápices.

Es evidente que a escala humana puede considerarse que el carbón es un recurso


no renovable, pues necesita millones de años para que las plantas se transformen
en carbón. Es decir, no se reemplaza al ritmo que se consume, aunque hay
muchas reservas.
Hulla

UN POCO DE HISTORIA
No se sabe muy bien, pero parece que de forma conocida, el carbón mineral empezó a
utilizarse como combustible en China, hace unos 2000 años. También se dice que los
ingleses conocieron su uso por aquella época y que de ellos aprendieron los romanos. El
antiguo mundo no conoció, o no utilizó, el carbón mineral.

Por el contrario, sí existen referencias muy antiguas del uso del carbón vegetal que, como
se ha dicho, se obtiene por calentamiento de la madera en ausencia de oxigeno. Se tienen
datos de que a partir del siglo XI el carbón mineral ya se utilizaba en Inglaterra, y en el
siglo XIII los ingleses lo explotaban y lo transportaban en barcos a Londres y otros puntos
de consumo para producir calor.

Existe un manuscrito (la Crónica Sajona) donde se menciona el uso de carbón para uso
doméstico y se tienen datos oficiales de una concesión de explotación, en forma de
privilegio concedido en 1.259 por Enrique II a los habitantes de Newcastle, para hacer
excavaciones con objeto de extraer carbón de los campos de su castillo.

Fue en la Inglaterra de Isabel I (1558-1603) cuando se empezó a utilizar con mayor


asiduidad el carbón que se sacaba de las minas de Newcastle y Cardiff.

No obstante, durante una época el carbón fue denostado en Inglaterra y sometido a


impuestos, ya que no había necesidad de él en una sociedad de vida sencilla y con
abundantes bosques. Fue el crecimiento de Londres, y la progresiva desaparición de
bosques y maderas lo que hizo que en el siglo XVII tomara cuerpo el comercio de hulla
para satisfacer la demanda de las ciudades que estaban en continuo crecimiento.

En 1670 se descubrió que al calentar carbón se obtenía un gas luminoso. Un siglo


después William Murdock iluminaba su casa con gas obtenido de la destilación del
carbón. Pero el carbón alcanzó importancia cuando Abraham Darby descubrió en los
primeros años del siglo XVIII el proceso que permite obtener coque a partir del carbón.
La máquina de vapor de doble efecto inventada por James Watt y patentada en 1769
dio origen a la llamada Revolución Industrial, y el carbón se convirtió en uno de los
principales protagonistas de la misma. James Prescott Joule determinó la relación de
equivalencia entre el calor y la energía mecánica lo que permitió introducir mejoras
haciendo máquinas más eficientes. Como curiosidad puede decirse que el rendimiento
del organismo de los seres vivos es mucho mayor que el de la máquina de vapor
mejor construida, y puede hacer más trabajo con el mismo gasto de combustible.

En el siglo XVIII se descubrieron en Norteamérica los grandes yacimientos de


carbón y su consumo empezó a ser imparable. Se sabe que a pequeña escala lo
habían utilizado los indios Hopi, en la actual Arizona.

El siglo XIX consolidó la generalización de la extracción y consumo de carbón


utilizado para el desarrollo industrial de los países y el ferrocarril.

La primera Guerra Mundial consolidó al carbón como principal fuente de energía,


aunque posteriormente (poco antes de la segunda Guerra Mundial) el petróleo
sustituyó al carbón en ese papel preponderante como fuente de energía. Sin
embargo, al final de la década de los setenta (siglo XX), con la denominada crisis del
petróleo, el carbón representó más del 25% de la demanda de energía primaria
mundial.

A partir de los años ochenta (siglo XX), y hasta nuestros días, la importancia del
carbón es indiscutible; y aunque existe una tendencia a disminuir su participación
relativa en el conjunto de fuentes de energía de los países más avanzados, esto no
ocurre en los que están en vías de gran desarrollo industrial, como China, India,
Brasil, etcétera.

Por lo que se refiere a España, y más concretamente a Castilla y León (existen otras
CCAA con yacimientos de carbón, con su importancia e historia: Asturias, Aragón,
Andalucía, Castilla-La Mancha y Galicia), puede decirse que el despegue de la minería
del carbón tuvo un cierto retraso con respecto a otros países con una industria más
avanzada en el siglo XIX.

En la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, España precisaba
importar carbón, si bien a finales del siglo XIX la minería del carbón ya había logrado
un cierto desarrollo.
El retraso alentado por las facilidades para la entrada de carbón extranjero y la merma
de los costes de los transportes al aprovechar los barcos el retorno a sus puntos de
origen, cargados de cobre del Suroeste de España, aceite y productos agrícolas, se
mantuvo hasta que el incremento de los costes, el fuerte crecimiento de la siderurgia
vasca y el desarrollo del ferrocarril, facilitaron y requirieron de manera clara un desarrollo
de la minería del carbón en España. Entre 1.895 y 1.900 la producción de carbón en
España se incrementó en un 50%, llegando hasta 2,7 Mt/año.

En todo este contexto temporal (segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX)
se pueden encuadrar las minas del Norte de León y Palencia, ligadas al ferrocarril y a
la industria vasca. La Magdalena, Ciñera, Sabero, Valderrueda, Guardo, etcétera,
tomaron cuerpo como cuencas y zonas mineras, en las que algunas empresas
emblemáticas mantienen actualmente su actividad, y sin duda, son depositarias y
transmisoras de grandes conoci- mientos y técnicas mineras, sin dejar de adaptarse a
los nuevos tiempos y necesidades de altas productividades, realizando importantes
esfuerzos e inversiones en tecnología y seguridad para continuar siendo en los
próximos años fuente de empleo y riqueza a la vez que contribuyen a un
abastecimiento energético equilibrado y no excesivamente dependiente de otros
países.

El carbón, durante la primera mitad del siglo XX pasó por diversas vicisitudes sorteando
las crisis de las dos grandes guerras mundiales y teniendo siempre un papel muy
importante como fuente de energía. Tras la segunda guerra mundial, el petróleo le
quitó algo de protagonismo, pero el carbón siempre ha sido muy importante.

Por otra parte, la ubicación de Centrales Térmicas de carbón en El Bierzo (León) a


finales de los años cincuenta, supuso el despegue de la minería del carbón en la zona,
que debía alimentar con sus minas de antracita a dichas centrales termoeléctricas.
Pasando por altibajos, el carbón ha sido la fuente de riqueza más importante en
diversas comarcas de la provincia de León, y sigue teniendo un papel decisivo,
dependiendo del funcionamiento de las centrales térmicas.

En la actualidad, desde una perspectiva general, puede decirse que los países
avanzados que tienen grandes reservas de carbón mantienen su consumo tratando
de utilizar tecnologías más limpias y eficientes, compatibilizando su uso con
energías renovables, gas natural, etcétera. En algunos países, entre los que se
encuentra España, actualmente existe un rechazo social importante a la energía nuclear, y
mientras que no se resuelva el problema de generación de energía no contaminante,
dominada tecnológicamente por el hombre, segura y que esté disponible en cantidades
suficientes el carbón será necesario y se seguirá utilizando.

LA IMPORTANCIA DEL CARBÓN

El carbón es un combustible fósil. Se denominan así a aquellos materiales orgánicos


combustibles que se encuentran en la corteza terrestre y se han formado hace mucho
tiempo, a partir de la descomposición de plantas en condiciones de presión elevada
durante millones de años. Los más conocidos son el carbón, el petróleo y el gas
natural.

De los combustibles fósiles más conocidos (petróleo, carbón y gas natural), el carbón
es el más abundante y el que permite mayor seguridad de suministro.
El carbón tiene múltiples utilizaciones, pero existen algunas características del mismo
que le confieren una importancia singular como combustible a gran escala,
especialmente para generar electricidad en las centrales termoeléctricas:

• Es abundante y está muy repartido geográficamente

Las reservas mundiales actuales ascienden a cerca de un billón de toneladas (en España,
alrededor de mil millones de toneladas), lo que significa que las reservas de carbón son
casi cuatro veces más que las de petróleo y gas conjuntamente. Además, éstas se
encuentran muy repartidas. Otros combustibles fósiles, como el petróleo y el gas natural,
se encuentran en zonas más localizadas y políticamente inestables.

Teniendo en cuenta el consumo actual (que asciende a cerca de 4.000 Mt/año en la


actualidad) y las previsiones de consumo existentes, puede decirse que globalmente
tendríamos carbón para cerca de 250 años, con los métodos de explotación y
condiciones tecnológicas actuales.

Por el contrario, se dice que sólo hay petróleo para poco más de 40 años, y gas natural
para unos 70 años.
• Es seguro
• El carbón se presenta en la naturaleza de forma estable siendo, por tanto, el
combustible fósil más seguro de transportar, almacenar y utilizar. Los residuos
que deja no deben causar grandes problemas si se gestionan adecuadamente. Es
fiable en su suministro y es económicamente competitivo

Las abundantes reservas de carbón y su reparto geográfico proporcionan a los


consumidores la seguridad del suministro a precios competitivos, de manera que
el abastecimiento de electricidad para usos industriales y domésticos está
garantizado. Las reservas de petróleo y gas se concentran en determinadas zonas,
algunas de las cuales actualmente son inestables social y políticamente, lo que
puede suponer un cierto riesgo de suministros e inestabilidades en los precios.

El coste actual de generación de electricidad con carbón es de los más bajos, si se


compara con otras alternativas disponibles. Con los altos precios actuales del
petróleo, el carbón es todavía más competitivo frente a éste.
• Su uso puede ser limpio

Aunque cada tonelada de carbón quemado libera a la atmósfera alrededor de dos


toneladas y media de CO2 y otros gases contaminantes (SO2, NOx, etcétera), los
restantes combustibles fósiles también liberan en mayor o menor proporción estos
gases.

Utilizando tecnologías que ya están disponibles en la actualidad, el carbón puede ser


quemado de manera más limpia y eficiente, disminuyendo las emisiones nocivas a la
atmósfera.

• Es necesario

Aunque existen otras fuentes de energía, el carbón actual- mente es necesario para
abastecernos energéticamente.

El carbón hasta la segunda guerra mundial, ha sido la fuente de energía primaria más
importante del mundo, aunque desde mediados del siglo XX ha compartido
protagonismo con otros combustibles fósiles, con la energía nuclear y,
recientemente, con las cada vez más demandadas y necesarias energías
renovables.
La energía de fusión nuclear, que podría ser la gran opción energética futura, tanto
por sus ventajas de seguridad (ya que no pueden producirse reacciones en cadena)
como por su bajo impacto ambiental (los residuos no son radioactivos) parece que
requiere todavía un plazo muy importante (difícilmente inferior a 50 años, se dice)
para superar las determinadas dificultades tecnológicas para su uso comercial.

El hidrógeno es otra fuente potencial de energía, pero tiene problemas para su uso
en pilas de combustible (que sería una opción limpia, especialmente en el sector de
la automoción), y todavía está en la fase en la que para obte- nerlo se gasta más
energía de la que se puede producir.

Las energías renovables, como la energía hidráulica, la eólica, la solar, la biomasa,


o la producida por olas y mareas, proporcionan una alternativa para la generación de
electricidad. Sin embargo, este tipo de energías todavía no son, sin complemento de
otras fuentes, una garantía de suministro suficiente para las necesidades actuales.

El carbón constituye un compromiso muy válido, entre flexibilidad para cubrir


puntas de demanda y garantía de uso por su disponibilidad, sin depender de
factores externos o climatológicos.

RESERVAS Y CONSUMOS
El carbón es muy abundante y está muy repartido en el mundo. Esto hace que, para
abastecerse energéticamente, muchos países no sean excesivamente dependientes de
la situación socio- económica o de conflictos en zonas con reservas energéticas pero
inestables políticamente.

Cuando los expertos realizan estimaciones sobre la cantidad de un mineral,


distinguen entre reservas y recursos.

Ambos conceptos se pueden distinguir de forma sencilla, considerando reservas a


aquellos depósitos de mineral que pueden ser explotados con la tecnología existente en
la actualidad en un marco de racionalidad económica, mientras que los recursos
incluyen todos los depósitos existentes, independientemente de que sean accesibles
técnica y susceptibles de comercializar (aunque lo pueden ser en el futuro con nuevas
tecnologías o criterios económicos).
En los cuadros siguientes se muestran las reservas de carbón mundiales en
comparación con las del petróleo y el gas.
Estados Unidos (más de la cuarta parte de las reservas), Rusia (16%) y China (12%)
son los países con más reservas de carbón, siendo también muy importantes las
reservas de carbón de Australia, Colombia, Venezuela, Sudáfrica, Europa, y otros
países de la denominada antigua Europa del Este.

Aproximadamente el 60% de las reservas de petróleo se encuentran en Oriente


Medio, y más del 70% de las reservas de gas natural están situadas entre el
Oriente Medio y las Repúblicas resultantes de la disgregación de la Unión Soviética.

El hecho de que las reservas de carbón estén muy repartidas ha servido para que
haya más estabilidad en los precios del carbón que en otros recursos energéticos,
y que éste contribuya de manera importante al autoabasteci- miento energético de
muchos países.

Actualmente es muy importante el “autoabastecimiento energético” (relación entre


energía primaria producida con fuentes autóctonas y la total consumida).

(1) Estimaciones (2) En España, el 35,2%

La producción de carbón (“hard coal”: antracita, hulla y lignito negro) a nivel


mundial ronda los 4.000 MT/año. La República Popular China es el mayor
productor (con el 34,6% del total, es decir más de 1.300 Mt), seguida de
Estados Unidos (cerca de 1.000 Mt), India (más de 300 Mt), Rusia, Sudáfrica,
Australia, Kazajstán, Indonesia, Alemania, Inglaterra, Polonia y Ucrania. La UE15
consume actualmente más de 300 Mt de “hard coal”.

En 2004, según British Petroleum el carbón se ha utilizado para generar el


27,2 de la energía primaria mundial, mientras que el petróleo significó el
36,8%, el gas natural el 23,7% y la energía nuclear y la hidráulica supusieron el
6,1% y 6,2% respectivamente. En España se produce alrededor del 16% de la
energía primaria con el carbón.
EL RECORRIDO DEL CARBÓN

Desde su localización en los yacimientos, el recorrido del carbón mineral pasa por su
extracción, preparación y concentración para su aprovechamiento, transporte a los
centros de consumo, y uso final. Teniendo en cuenta que actualmente existe una gran
sensibilidad por el medio ambiente, en el recorrido del carbón también hay que considerar
la recuperación ambiental y paisajística de los espacios afectados y la minimización de
los efectos adversos al medio ambiente que pueda producir su utilización, especialmente
las emisiones de gases provenientes de su combustión.
INVESTIGACIÓN DE YACIMIENTOS
En la actualidad se conocen bien los yacimientos de carbón existentes. Además, su
investigación no es complicada, es segura y apenas afecta al medio ambiente.
Las capas de carbón se pueden reconocer en los aflora- mientos, se puedan dar sondeos
que determinan el espesor y la posición de las mismas bajo el terreno, y se pueden
utilizar técnicas geofísicas para contrastar datos y localizar las capas. Además, tanto la
información que proporcionan las antiguas explotaciones como las que están activas,
permiten también conocer bastante bien los yacimientos y determinar su continuidad.
La calidad del carbón se determina fácilmente en labora- torios donde se analizan las
muestras y se obtienen los contenidos en los elementos que dan valor comercial al
carbón.
EXTRACCIÓN
Convencionalmente el carbón se extrae por dos grandes métodos: minería
subterránea o minería de superficie (que se suele denominar también “a cielo
abierto”).

Existen otras técnicas de aprovechamiento del carbón que se están desarrollando en


las actualidad, como la gasifi- cación in situ (mediante inyecciones de gas a la capa de
carbón para producir su combustión y recuperar la mezcla de gases generados) o el
denominado CBM (iniciales de “Coal Bed Methane”) que es el aprovechamiento del
gas contenido en sus capas.

La elección del método de explotación, depende de la geología, de la profundidad de


las capas, de la topografía, de la tecnología disponible, etcétera.

Aproximadamente las dos terceras partes de las reservas mundiales requerirían


métodos de explotación subterráneos, aunque esta proporción es mucho menor en
algunos países como Australia o Estados Unidos.

Minería a cielo abierto


En general, la minería a cielo abierto es más sencilla que la subterránea y permite
mayores rendimientos pues se puede utilizar maquinaria muy grande y potente. Es
también menos peligrosa para los mineros.

Lo negativo de la minería a cielo abierto es que afecta de manera más visible al entorno
si no se hacen las correc- ciones necesarias. Sin embargo, una vez extraído el
carbón, se pueden rellenar los huecos, recuperar el paisaje, e incluso mejorar el
terreno.
El terreno que debe retirarse para sacar el carbón se mueve con grandes y potentes
máquinas. Si el terreno es muy duro, es preciso utilizar explosivos que se colocan en el
interior de barrenos perforados en la roca.
RETIRADA DE SUELO Y VEGETACIÓN PARA INICIAR UNA EXPLOTACIÓN

Los costes de la minería a cielo abierto suelen ser menores que los de la minería
subterránea; pero el método es aplicable en la parte de los yacimientos relativamente
poco profunda, aunque las máquinas actuales permiten hacer minas a cielo abierto de
varios cientos de metros de profundidad, si la relación entre estéril a mover y carbón lo
permite.

Las explotaciones a cielo abierto pueden generar huecos importantes y escombreras.


Para paliar esto, donde es posible, se realiza la denominada minería de transferencia
que permite ir rellenando progresivamente, la explotación con el estéril arrancado, a
medida que se abre hueco, minimizando el hueco abierto.
Minería subterránea
La minería subterránea es, en general, más complicada que la minería a cielo abierto.
La dificultad es mayor cuando las capas son irregulares, muy inclinadas y estrechas, o
tienen grandes cantidades de metano u otros gases explosivos o tóxicos (que complican
mucho y hacen peligrosas las explotaciones si no se toman medidas adecuadas).

También se complica la extracción de carbón en yacimientos con grandes cantidades


de agua o en los que las presiones de los terrenos (que aumentan con la profundidad y
espesor de las capas) son muy grandes. Por el contrario, con la minería subterránea se
generan menos escombros y se producen menos impactos negativos desde un punto
de vista medioambiental.

El grisú es una mezcla de gases (principalmente metano) que está presente en algunos
yacimientos de carbón y se desprende al arrancar el mismo. En determinadas propor-
ciones en el aire de la mina (5-15%, aproximadamente) es explosivo y puede producir
fatales accidentes si se genera alguna chispa o fuego. Por ello, las minas con grisú se
ventilan muy bien para evitar esas concentraciones peligrosas de grisú, y requieren
unas máquinas muy bien protegidas para que sus motores no generen chispas que
puedan entrar en contacto con la mezcla.

En la minería subterránea, la introducción de


maquinarias y tecnologías de altos rendimientos es
quizá más difícil y costos que en las minas “a cielo
abierto”; pero en la actualidad existen máquinas y
equipos mineros para el arranque, transporte y
sostenimiento dotados de gran tecnología y
especialmente diseñados para utilizarlos en minas
subterráneas.

En yacimientos con capas estrechas, inclinadas e


irregulares, la minería subterránea de carbón
sigue existiendo, aunque está en declive pues es
más penosa, requiere obreros con experiencia y
especializados, y los rendimientos son pequeños,
si se comparan con los obtenidos en otro tipo de
yacimientos.

La extracción subterránea de carbón se realiza


fundamen- talmente mediante tres métodos:
cámaras y pilares, tajos largos, o aquellos que
utilizan técnicas de hundimiento del carbón (“sutiraje”) en distintos niveles. En Castilla y
León las minas subterráneas más productivas utilizan estos dos últimos métodos.
MÉTODO DE EXPLOTACIÓN POR TAJO LARGO

Para el arranque se utilizan rozadoras, cepillos, minadores, martillos picadores con


inyección de agua, explosivos, aire comprimido a presión, etc. El transporte se realiza
con transportadores blindados, trenes de vagonetas, cintas transportadoras, trenes,
etc.

El acceso a las minas puede hacerse mediante galerías horizontales (que van a buscar
a las capas desde las laderas de las montañas, barrancos o valles), mediante planos
inclinados (galerías inclinadas que se profundizan desde la superficie y se equipan con
cintas transpor- tadoras o algún medio de transporte sobre vías), o mediante pozos
verticales que requieren jaulas de extracción como ascensores. En España y en
Castilla y León hay minas subterráneas con pozos de varios cientos de metros de
profundidad.

PREPARACIÓN Y CONCENTRACIÓN
El carbón se extrae después de ser arrancado en trozos de distintos tamaños y con
impurezas de otras rocas (generalmente en nuestras minas, el estéril está constituido
por pizarras, areniscas, calizas, materiales arcillosos, etcétera). Para su utilización
debe ser tratado adecua- damente, eliminando impurezas y clasificándolo en tamaños
adecuados para su comercialización. Este proceso se llama “lavado”, “concentración”
o “beneficio” del carbón.

En algunos casos, el carbón sacado de la mina puede ser utilizado directamente, o ser
comercializado mediante un simple estrío o cribado; pero no siempre es así, y por eso
se necesitan los “lavaderos” de carbón que dan valor añadido al producto.

Existen diversas tecnologías para el lavado de carbón, que puede ser en seco (con
una clasificación generalmente neumática) o en húmedo (con ayuda del agua
utilizando reactivos, filtros, etcétera) según el tipo de carbón. Las técnicas de
separación del carbón y estéril aprovechan la diferencia de densidad del carbón (más
baja) y la de las impurezas de otras rocas (generalmente denominadas cenizas).

Una efectiva preparación del carbón antes de su utilización mejora la homogeneidad,


reduce costes de transporte, mejora la combustión y puede reducir emisiones
contaminantes, por lo que puede aumentar el precio de venta.

TRANSPORTE Y ALMACENAMIENTO
El carbón tratado y preparado para la venta, debe ser transportado a los centros de
consumo y almacenado, bien en las instalaciones mineras esperando su venta o en
las centrales térmicas que requieren disponer carbón almacenado en previsión de
fallos en el suministro (“stock de seguridad”).

En distancias pequeñas se utilizan cintas transportadoras o camiones, mientras que


en distancias más largas deben utilizarse trenes o barcos.

El tráfico de carbón entre puertos de países como China, India, USA, Australia,
Colombia, Sudáfrica (grandes consumidores unos y exportadores otros) o en los
grandes puertos de la Unión Europea que reciben grandes cantidades de carbón,
ocupa una gran parte de las disponibilidades de barcos a nivel mundial.

Es preciso tomar medidas preventivas en cada etapa del transporte para reducir
potenciales impactos ambientales. Aunque el carbón no es un producto especialmente
contaminante y peligroso si se compara con otros combustibles o materiales
radioactivos (eso es un aspecto positivo del mismo), deben tomarse medidas para
evitar el polvo y hacer sencillos tratamiento de las aguas que pueden afectar a los
acuíferos en caso de apilamientos de carbón.

Otra de las ventajas de la utilización del carbón como combustible a gran escala en
centrales térmicas u otras industrias es que por su abundancia y por encontrarse bien
repartido a nivel mundial, una parte muy importante del mismo es consumido a no más
de 50 km de la mina (en el caso de la generación eléctrica, del orden del 60% se
consume en las proximidades de las minas).
UTILIZACIÓN
Generación de electricidad
En el gráfico siguiente se puede ver la importancia del carbón en la generación de
energía eléctrica, pues representa aproximadamente un 40% de los combustibles
utilizados para producir aproximadamente el 37% de la electricidad generada en el
mundo. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) ha previsto un crecimiento medio
anual en el consumo del carbón para la generación de Energía Eléctrica del orden del
2,2 % a nivel mundial en el período 2.000-2.030

BALANCE MUNDIAL DE PRODUCCIÓN DE ELECTRICIDAD (x103 GWh/año)


En España también el carbón es muy necesario para generar energía eléctrica, pues
actualmente alrededor del 30% de la producción bruta de energía eléctrica (28,8%
en 2003, según datos de la DGPEM del MITyC) se obtiene con este combustible.

En España parece que se mantendrá el consumo, aunque disminuirá algo la


proporción relativa en el denominado “mix” energético nacional, al aumentar la
proporción de energía eléctrica prevista generar con gas natural y el incremento de
la utilización de energías renovables, alentado por los denominados compromisos
de Kyoto, que han sido asumidos por la Unión Europea y otra importante cantidad de
países (aunque en la actualidad algunas grandes potencias energéticas como
USA, China y Australia no han suscrito de manera efectiva esos compromisos
tendentes a reducir las emisiones de gases de “efecto invernadero”).

Producción de acero
Por otra parte, el carbón es indispensable para la industria del acero y del metal.

Alrededor del 70% de la fabricación del acero se basa en diferentes procesos de


fusión y tratamiento del hierro, mediante la utilización de coque de carbón,
consumiendo del orden del 16% del carbón producido cada año en el mundo. Para la
siderurgia se requiere carbón del tipo “hulla coquizable”.

La producción de cerca de 800 Mt de acero al año, a finales del siglo XX, requerían
unos 600 Mt de carbón.

El coque se obtiene en hornos, donde el carbón se calienta a unos 1.200 oC durante


unas 18 o 20 horas. Una vez calentado el coque “al rojo” se saca del horno,
enfriándolo y moldeándolo en pequeños trozos. Estos trozos, son los que luego se
utilizan en los hornos de producción del acero, donde aportarán el carbono necesario
como agente reductor y el calor requerido para la fusión del mineral de hierro.
Los gases se utilizan para el calentamiento de los hornos o como combustible en
procesos asociados a la fundición del hierro.

Para producir el acero, se funde el mineral de hierro, el coque y pequeñas cantidades


de caliza, en hornos apropiados a unas temperaturas del orden de 1600 oC,
obteniéndose el acero líquido. Los carbones coquizables deben tener bajos contenidos
en azufre y fósforo, lo que suele hacer que éstos sean más caros que los carbones
que se utilizan para generar energía térmica.
Producción de cemento
El cemento es fundamental para la construcción de los edificios, fábricas, carreteras,
presas, etcétera, y la mayoría de las fábricas de cemento se abastecen de carbón
para obtener el calor necesario en su proceso de fabricación.

Otros usos
Tanto el carbón mineral como el artificial tienen otros muchos usos de gran
importancia, aunque las cantidades son mucho menores.

El carbón se utiliza en muy diversas industrias que requieren calor, para obtener vapor
de agua, en la industria cerámica, en la industria del vidrio, en la producción y primera
transformación de productos preciosos y fundición de metales, etc.

Se utiliza también para la producción de combustibles gaseosos, para elaborar


productos sintéticos, en la producción de amoníaco, etc.

En el proceso de coquización de la hulla se generan gran cantidad de subproductos y


productos químicos secundarios, como el alquitrán de hulla, que se puede destilar
obteniendo gas. Igualmente se pueden obtener metano y otros hidrocarburos
transformando el coque a “gas de agua”. Al calentar el carbón el rendimiento en
productos sólidos (coque), líquidos (alquitrán) y gases, varía con la temperatura. A
partir de 1.000 oC el coque se grafita.
Se puede hidrogenar el carbón para obtener metano y se puede obtener acetileno a
partir del carbón y carburo de calcio.

El carbón activo tiene una importancia muy grande como filtro y como absorbente de
gases.

El carbón se utiliza como ánodos en los procesos electrolíticos y en la fabricación de


baterías. Las breas obtenidas a partir de derivados del carbón tienen gran utilidad, y
se están realizando importantes investigaciones que han conducido a que las
nanofibras de carbón compitan con las tecnologías tradicionales como soporte de
catalizador en las baterías de litio.

Con la disponibilidad de gas natural disminuyó la fabricación de combustibles


gaseosos y otros productos a partir del carbón; sin embargo los países industrializados
han vuelto a interesarse por la gasificación y nuevas tecnologías limpias de
combustión del carbón. En Sudáfrica la licuefacción del carbón tiene una importancia
grande para cubrir necesidades energéticas.

TECNOLOGÍAS DE NUEVA GENERACIÓN


El potencial del carbón será mucho más grande en el futuro si se aprovecha mediante
la utilización de tecnologías de nueva generación, que aunque en parte conocidas no
han tenido un desarrollo importante hasta que los problemas de abastecimiento
energético y medioambientales han obligado a los países más desarro- llados a
orientar sus esfuerzos en:

La recuperación del gas existente en las minas de carbón para su aprovechamiento.

El desarrollo de las técnicas de obtención de metano de las capas de carbón,


conocidas con las siglas inglesas CBM (Coal Bed Methane).

La utilización de técnicas de captura y secuestro de CO2 utilizando las capas de


carbón no explotables como sumideros de CO2 que a su vez desplaza el CH4 del
carbón que puede ser aprovechado para su utilización como combustible, alcanzando
un doble objetivo (eliminación de CO2 y obtención de combustible).

EL CARBÓN EN LA GENERACIÓN DE LA ELECTRICIDAD

Sin quitar importancia a su utilización en la industria siderúrgica y otros usos, la mayor


parte del carbón que se extrae en todo el mundo se utiliza en la generación de
electricidad.

Las centrales térmicas convencionales de carbón, queman dicho combustible para


conseguir calor con el que se produce el vapor que mueve las turbinas que generan la
electricidad. Cuanto más eficaz sea este proceso, mejor uso se hará del carbón, pues
se ahorrará una parte, se dejarán menos residuos, y se expulsarán menos gases a la
atmósfera, para una misma cantidad de calor generado en la combustión.

La eficiencia en las centrales termoeléctricas conven- cionales (como la de la figura)


se aumenta con la mejora de la combustión. Lo primero que se puede hacer, es
pulverizar el carbón para hacer mayor el área efectiva sobre la que se produce la
combustión en la caldera (donde éste se quema, llegando a alcanzar temperaturas de
unos 1400 oC). Los gases calientes que se producen se hacen pasar por unos tubos
por los que pasa agua, convir- tiéndola en vapor a alta presión.
El esquema básico de una central termoeléctrica conven- cional puede verse en la
figura siguiente.

El vapor, a alta presión, se lleva a unas turbinas en las que se expande, haciendo girar
el rotor, que es la parte móvil de las mismas. Para aumentar el rendimiento del
proceso, esto puede hacerse en varias etapas de presión.

La turbina está a su vez conectada a un generador, que transforma la energía


producida por el giro del rotor de la turbina en electricidad, aprovechando los principios
básicos del electromagnetismo.

Una vez que el vapor pasa por la turbina, se condensa utilizando para ello agua
procedente de las torres de refrigeración (las torres anchas de forma hiperbólica por
las que sale gran cantidad de vapor de agua, y que no debe confundirse con los gases
contaminantes como el SO2, NOx, etcétera, que salen con los humos por las
chimeneas más altas que los dispersan y diluyen.) Una vez que el vapor pasa de
nuevo a forma líquida (agua) se recircula para volver a ser calentada.
La electricidad generada pasa por subestaciones de transformación, en las que se
aumenta su voltaje, para facilitar y abaratar su transporte a través de las líneas de alta
tensión, que llevarán la electricidad hasta las cercanías de los puntos de consumo. Una
vez que se llega a las proximidades de los puntos de consumo, la electricidad pasa de
nuevo por una subestación de transformación, en la que se disminuye su voltaje para
posibilitar el consumo, ya que los aparatos y demás aplicaciones domésticas o
industriales, que necesitan de electricidad para funcionar se han diseñado para hacerlo
con tensiones mas pequeñas que las que se utilizan para el transporte de la electricidad.

Las tecnologías limpias del carbón (“CCTs”, abreviatura en ingles de “Clean Coal
Technologies”) pueden definirse como las técnicas a utilizar para mejorar tanto la
eficiencia como la tolerancia ambiental en la extracción, preparación y uso del carbón.
Estas técnicas están encaminadas a:

- La reducción de las emisiones en los procesos anteriormente citados.

- La disminución de los residuos generados.

- El aumento de la energía producida por tonelada de carbón utilizada.

Mejora en la extracción y preparación del carbón

Las tecnologías limpias pueden empezar a aplicarse ya desde la fase de extracción y


preparación, utilizando técnicas de investigación de los yacimientos poco
contaminantes, planificando y optimizando las explota- ciones, utilizando métodos de
explotación adecuados, restaurando los terrenos afectados, mejorando las técnicas de
lavado y concentración del carbón tratando de reducir impurezas como el azufre, etc.

Tratamiento de las emisiones producidas por la combustión del carbón

Tras la combustión del carbón pulverizado pueden emitirse a la atmósfera además de


los gases contami- nantes, las denominadas “cenizas volantes”. Estas emisiones
pueden reducirse con diversas técnicas, como son la precipitación electrostática y la
instalación de filtros adecuados, que pueden reducir la presencia de cenizas en los
gases resultantes de la combustión en casi un 99%.

Por otro lado, el empleo de las técnicas de desulfuración de los gases de combustión
(FGD) puede eliminar entre el 90% y el 97% de los óxidos de azufre contenidos en
los mismos gases de combustión, convirtiéndolos en yeso, que puede usarse en
construcción.

También existen quemadores y técnicas especiales que permiten la reducción de


los óxidos de nitrógeno en la combustión del carbón.

La técnica denominada de combustión en lecho fluidizado (FCB) en la que se


quema el carbón sobre un lecho de partículas calientes de caliza, mantenidas en
suspensión gracias a un flujo gaseoso, permite que dicha combustión se realice a
menos temperatura, disminuyendo la emisión de óxidos de nitrógeno. Por otra
parte, la caliza en suspensión reacciona con los óxidos de azufre provocando la
disminución de éstos a la atmósfera.
Mejora de la eficiencia de las plantas de combustión

Otra forma de atacar el problema es tratar de aumentar la eficiencia de las plantas de


combustión. De esta forma se consigue reducir las emisiones nocivas a la atmósfera
para la misma cantidad de carbón quemado.

Se ha pasado de eficiencias térmicas en instalaciones de combustión del 5% a


principios de siglo XX, a eficiencias del 35% en las centrales térmicas
convencionales en uso, y a eficiencias de hasta el 50% en modernas centrales
térmicas, que permiten la utilización de vapor en condiciones “supercríticas” y
“ultrasupercríticas” (a presiones y temperaturas superiores a las utilizadas en las
convencionales).

Combustión en lecho fluidizado

Aunque las principales ventajas de los lechos fluidizados son ambientales (por
reducción de emisiones, al bajar la temperatura de combustión), los lechos
fluidizados a presión (PFBC) utilizados modernamente alcanzan rendimientos del
45%, y, como en los métodos que emplean combustibles pulverizados, se utiliza el
vapor a presión para mejorar la eficiencia de los procesos.

Ciclos Combinados
Una alternativa a la combustión del carbón, es la gasifi- cación. Cuando el carbón
entra en contacto con vapor y el oxígeno, se producen reacciones que generan un gas
combustible (compuesto principalmente por monóxido de carbono e hidrógeno) que
puede quemarse en turbinas de gas apropiadas. Si el calor residual de estas turbinas
se utiliza para producir vapor y mover con él una turbina adicional, la mejora del
rendimiento energético es evidente.

Estos procesos (IGCC, ciclos combinados de gasificación integrada), actualmente en


desarrollo, conducen a un doble aprovechamiento y con los avances recientes en las
turbinas de gas pueden permitir llegar a aprovechamientos térmicos del 45-50%,
además de disminuir las emisiones de SOx, NOx y CO2.
Híbridos y sistemas avanzados

Están también en desarrollo los ciclos combinados híbridos que desarrollan las mejores
características de gasificación y combustión, utilizando el carbón en dos etapas. En la
primera de las etapas, se gasifica la mayoría del carbón destinando el gas al
movimiento de una turbina de gas, mientras que en la segunda etapa se quema el
carbón residual carbonizado, para la producción de vapor. Con este sistema, es
posible alcanzar eficiencias de más del 50%.

Además, las técnicas de combustión limpia del carbón se han orientado también a
utilizar el carbón con otros sistemas generación, en particular a la quema conjunta de
biomasa o residuos junto con el carbón (“co-combustión”). Entre los beneficios que tiene
la aplicación de ésta técnica, se encuentra la reducción de las emisiones de CO2, SOx y
NOx, y el aprovechamiento conjunto de la biomasa para la producción de energía, sin
necesidad de tener una planta dedicada exclusivamente a ello, siendo éste un ejemplo
de compatibilizar la combustión del carbón con las energías renovables y con la industria
de los residuos.

Por otro lado, el uso de células de combustible ha demostrado que para plantas de
hasta 2 MW existen métodos de utilización del hidrógeno para la gasificación del
carbón. Sin embargo, los equipos y el mercado del hidrógeno deben desarrollarse
todavía, para que se lleve a hecho la utilización de esta técnica.

CARBÓN Y MEDIO AMBIENTE


Es importante que toda actividad industrial tenga una relación compatible con el medio
ambiente. En el caso de la minería del carbón deben tenerse en cuenta al menos tres
aspectos importantes:

• La degradación del entorno (suelo, paisaje, acuíferos, etcétera) producida por


las explotaciones mineras, subterráneas o superficiales, debe ser minimizada y
restaurarse las afecciones realizadas.

• Las emisiones de gases de efecto invernadero que se generan en la utilización


del mismo como fuente de energía deben ser neutralizadas en lo posible. En este
contexto se enmarcan las CCTs (“Clean Coal Technologies” / ”Uso Limpio del
Carbón”) cuyo objetivo es la mejora del aprovechamiento del carbón y de la eficiencia
en la combustión.

• El bienestar socioeconómico que puede aportar el carbón en la actual sociedad


en la que el hombre debe considerarse un elemento más, en un equilibrio
medioambiental sostenible. El carbón, como otros factores de progreso, es un
elemento generador de energía para el desarrollo del hombre; pero ello no debe
hipotecar el futuro de posteriores generaciones.

RESTAURACIÓN DEL ENTORNO


Actualmente existe una alta sensibilización en la Sociedad, Administraciones y
Empresas Mineras por reparar las afecciones de las explotaciones de carbón al medio
ambiente, lo que conduce a que los proyectos contemplen la restitución del paisaje,
cursos de agua afectados, suelos, etcétera. Existen técnicas y medios suficientes de
corrección y mejora del entorno afectado, y su implan- tación efectiva es cada vez
mayor. Todo proyecto minero lleva asociado una recuperación ambiental para poder
ser aprobado administrativamente.
Técnica de hidrosiembra tras el relleno de un hueco minero.

EMISIÓN DE GASES A LA ATMÓSFERA


En la actualidad los países de Europa Occidental, América del Norte y los de la zona
Japón-Pacífico tienen casi seis veces menos de habitantes que los países menos
desarro- llados; sin embargo tienen un consumo de energía primaria casi similar.

Expertos y Organizaciones de prestigio en el campo social y energético prevén que en


el año 2030 la población de los países actualmente menos desarrollados sea siete
veces mayor que la de los actualmente más desarrollados, llegando a duplicar a éstos
en las necesidades de energía primaria, con un incremento muy importante de
emisiones de CO2 a la atmósfera.

Las mismas previsiones hacen referencia a que en el horizonte del año 2030 el carbón
será fuente de cerca del 28% de la energía primaria mundial, frente a un 34%
proporcionada por el petróleo y un 25% por el gas natural. Esto debe alertar
inequívocamente de que debe darse especial importancia al uso limpio del carbón y a
la eficiencia en su consumo.

Los gases de la combustión en las centrales térmicas son tratados previamente para
disminuir emisiones nocivas y se dispersan mediante grandes chimeneas (las más
bajas desprenden vapor de agua de refrigeración, no contaminante). Cortesía de
SEGYCAL.
Los gases de la combustión en las centrales térmicas son tratados previamente para
disminuir emisiones nocivas y se dispersan mediante grandes chimeneas

Por tanto, el papel del carbón como fuente de energía pasa por las siguientes
medidas:

- Mejorar las técnicas existentes para reducción de emisiones.


- Mejorar los niveles de eficiencia de las centrales térmicas.

Cada punto porcentual en la eficiencia reduce un 2% las emisiones aproximadamente.

- Utilizar técnicas avanzadas: combustión en lecho fluido, utilizar la tecnología de


centrales críticas y ultrasupercríticas, ciclo combinado con gasificación integrada, etc.
- Explotar sinergias con energías renovables (carbón con biomasa, por ejemplo).
- Desarrollar nuevas tecnologías. Es grande el potencial de las tecnologías de
captura y almacenamiento de CO2, no solo como buena alternativa desde el punto
de vista medioambiental, sino como base de la
utilización futura del hidrógeno.
Si nos atenemos a las cifras que se manejan, puede decirse que cada tonelada de
carbón quemada emite alrededor de dos toneladas y media de CO2 y otros gases
(carbón de 30% de cenizas).

En el gráfico siguiente se muestra el efecto positivo en cuanto a emisiones de “gases


de efecto invernadero” al aumentar la eficiencia de la combustión. En la combustión de
un carbón normal el pasar de un rendimiento en la combustión de un 35% a un 45%
puede suponer una disminución de un tercio de las emisiones.

EMISIONES DE CO2/MWH DE ELECTRICIDAD PRODUCIDA POR EL CARBÓN


PARA VARIOS NIVELES DE EFICIENCIA.
(Carbón de 70% de carbono)

EL CARBÓN EN ESPAÑA Y EN CASTILLA Y LEÓN


El carbón es muy importante en todo el mundo y en particular en España y en Castilla
y León, especialmente como fuente de energía para generar electricidad.

Para darse cuenta de la importancia del carbón en España y Castilla y León nos
fijaremos en algunos datos, relativos a su producción, influencia en la energía
eléctrica, etc.

Balance energético del carbón en términos de energía primaria


Los consumos de energía primaria (incluyendo la utilizada en procesos de
transformación y las pérdidas) en España en 2003 se muestran en los cuadros
siguientes.
La producción de energía nacional (que obviamente no incluye carbón de importación
y los productos energéticos importados) ha tenido la siguiente estructura

Teniendo en cuenta los datos de los dos cuadros anteriores (producción de energía
primaria con fuentes autóctonas y consumo total de energía, cuya relación indica el
grado de autoabastecimiento) se obtiene que España tiene un grado de
autoabastecimiento de carbón del 35,2%, frente al 0,9% del gas natural y 0,5% del
petróleo (la energía nuclear, hidráulica y las renovables, tienen un grado de
autoabastecimiento del 100%). El grado de autoabastecimiento total en España en
2003 ha sido del 24,2%.

Reservas de carbón
También existen reservas de carbón en España para muchos años, siendo ésta la
reserva energética autóctona más importante en la actualidad.

La última actualización del Inventario Nacional de Recursos de Carbón fue realizada


por el Ministerio de Industria y Energía en 1992, a partir de datos del inventario
realizado por el IGME (Instituto Geológico y Minero de España) en los años ochenta.
Dicha actualización puede servir como referencia, pues la estimación puede cambiar a
medida que se disponga de más información y tecnología.

Teniendo en cuenta las producciones obtenidas desde 1992, puede estimarse que en
España disponemos de unos 1.000 Mt de reservas (muy probables) de carbón y más
de 4.000 Mt de recursos totales, perteneciendo unos 275 Mt a Castilla y León.
Producción de carbón
La producción de carbón ha disminuido en España en los últimos años, y también en
Castilla y León. Las minas menos competitivas han ido cerrando y van quedando
aquellas que pueden susbsistir con menos ayudas para garantizar una parte del
abastecimiento energético nacional.

El carbón y el sector eléctrico


Como se ha indicado, el carbón tiene una gran importancia en el Sector Eléctrico
español, siendo este el “mix” de producción en el bienio 2002-2003:
El consumo de carbón en las centrales térmicas de carbón de Castilla y León se
recoge en el cuadro siguiente:

ALGUNAS FECHAS Y NOMBRES

Abraham DARBY (1678-1713)


Fue el inventor del proceso que permite obtener el coque mediante destilación
(calentamiento en ausencia de oxígeno) de la hulla.

James WATT (1736-1819)


Fue un ingeniero mecánico inglés que en 1769 patentó la máquina de vapor de doble
efecto, basándose en las experiencias de Denis PAPIN, lo que constituyó la base de la
denominada Revolución Industrial que tuvo lugar en los finales del siglo XVIII y siglo
XIX. El carbón tomó un gran protagonismo, pues fue el principal combustible utilizado
para generar vapor de agua para múltiples aplicaciones de la máquina de vapor.
Humprhy DAVIS (1778-1829)
Su invento en 1815 de una lámpara de seguridad que no reaccionaba de forma
explosiva con el grisú, salvó muchas vidas en las minas de carbón. La llama que daba
luz estaba protegida por una rejilla metálica por la que pasa el oxígeno que la
alimentaba, pero el calor era disipado y no pasaba al exterior de la lámpara donde
podía haber gases explosivos. El invento se basa en las propiedades del platino como
preoxidante y catalizador.

Robert SCHUMAN (1986-1963)


Nacido en Luxemburgo, pero de nacionalidad francesa ocupó diversos Ministerios en
Francia. Fue uno de los precursores de la Unión Europea y en 1950 hizo la
denominada Declaración Schuman en la que entre otras cosas propuso integrar las
industrias del carbón y del acero de Europa Occidental y la creación de una Alta
Autoridad que tomara decisiones en la materia, que debían ser aceptadas por los
países.

Jean MONNET
Fue el primer presidente de la Alta Autoridad. De aquí surgió la CECA (Comunidad
Europea del Carbón y del Acero) en 1951 integrada por 6 miembros (Alemania,
Bélgica, Francia, Holanda, Italia y Luxemburgo). La CECA tuvo un gran prestigio y en
1957 se firmaron los tratados de Roma creando EURATOM (Comunidad Europea de
la Energía Atómica) y la CEE (Comunidad Económica Europea, que ha derivado en la
actual Unión Europea).

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