Unidad I
INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LA CIENCIA SAGRADA
Lección 5
XIX Cábala
XX Etimologías
XXI Astrología
XXII Alquimia
Los 4 Elementos. Es
conocida la división en
cuatro elementos que la
antigüedad grecorromana
estableció en sus
cosmogonías. Como
nuestros lectores saben
ellos son Fuego, Aire, Agua y Tierra, y se encuentran presentes en tal o
cual proporción en todo aquello que consideramos como materia. De
hecho estos elementos forman una cadena, o serie sucesiva, ya que el
Fuego se equipara al principio vital que el Aire transporta y el Agua
difunde hasta concretarse en Tierra. Hay, asimismo, distintas relaciones
entre estos elementos, al punto de que la serie puede alterar su orden,
incluso invertirlo. Y así vemos que la Tierra, equiparada a lo sólido
(hielo) puede licuarse, para luego evaporarse y transformarse en Aire
(hálito vital) emanado directamente del Fuego (elemento radiante),
verdadero agente creacional mediante su doble manifestación: luz y
calor. Débese apuntar que estos elementos encuentran en su ronda un
denominador común al que ellos se refieren y que es su esencia, de la
que dependen. Ese elemento misterioso del cual los principios radiante,
aéreo, fluídico y compacto dependen –ya que es su origen perpetuo–, y
que a su vez los sintetiza, es llamado por los alquimistas quintaesencia.
De hecho el Fuego es su primer representante, ya que toda acción
cocinada en el Athanor o crátera, tanto del macro como del
microcosmos, necesita de su participación, capaz de generar y también
de destruir, a veces completamente. Por lo que un uso atinado y sobre
todo regulado de este elemento es imprescindible en cualquier operación
alquímica, ya que todas ellas, divididas en dos grandes temas, disolver y
coagular, se efectúan a partir de la cantidad de fuego (luz y calor)
utilizada o no en diferentes procedimientos transmutatorios.
XXIII Cábala
XXIV El Zohar