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Leyendas

1. Leyenda de la luz mala

El origen de esta leyenda se encuentra en una fosforescencia que se ve en cerros y


quebradas del noroeste argentino, durante los meses secos.

La leyenda sostiene que este es el farol de Mandinga (el Diablo con forma humana) y que
su aparición indica sitios donde se esconden tesoros. La luz sería también el espíritu del
difunto dueño de los tesoros, intentando alejar a los curiosos.

El día de San Bartolomé, que es el 24 de agosto, es cuando se ven mejor estas luces.

2. Leyenda de la princesa y el pastor

Esta leyenda es la base de las leyenda de Qi xi y Tanabata.

La princesa Orihime (también llamada la princesa tejedora), tejía vestidos para su padre
(tejía las nubes del cielo) a orillas del río. Su padre era el rey celestial. Orihime se enamoró
de un pastor llamado Hikoboshi. En un principio la relación se desarrolló sin dificultades,
pero luego ambos comenzaron a descuidar sus tareas por estar tan compenetrados en su
amor.

Al ver que esta situación no se solucionaba, el rey celestial los castigó separándolos y
convirtiéndolos en estrellas. Sin embargo, los enamorados pueden volver a verse una
noche en el año, el séptimo día del séptimo mes.
Leyenda de la Mojana

Según la leyenda colombiana, la Mojana es una mujer diminuta que rapta a los niños que
se acercan a sus dominios. Vive en una casa de piedra, debajo del agua, es blanca y tiene
larguísimos cabellos dorados.

Para proteger a los niños de la Mojana es necesario atarlos con un cordón.

Chistes
3. Leyenda de la Sallana

Esta es una leyenda mexicana de época colonial.

La Sallana es una mujer que se le aparece y aterroriza a borrachos y chismosas. Esto se


debe a que los chismes arruinaron su vida. Cuando vivía, estaba felizmente casada y tenía
un hijo. Sin embargo, llegaron a sus oídos los chismes de que su marido le era infiel con su
madre. Enloquecida, la Sallana asesinó y descuartizó a su marido, asesinó a su hijo y luego
a su madre. Por el pecado de haber asesinado a toda su familia, está condenada a vagar
eternamente sola.

4. Leyenda de Aka Manto

Esta es una leyenda urbana japonesa. Aka Manto significa “capa roja” en japonés.

Según la leyenda, Aka Manto era una joven humillada por sus compañeras de colegio.
Luego de morir, permaneció en los retretes de mujeres. Cuando una mujer va sola al baño
escucha una voz que le pregunta “¿papel rojo o azul?” Existen diferentes versiones sobre
la muerte que le toca a la mujer si elije rojo o azul, pero en todos los casos es imposible
librarse.
5. Leyenda de la flor del Ceibo

Anahí era una joven guaraní que vivía a orillas del Paraná, era una joven de rostro feo y
canto hermoso. Cuando los conquistadores llegaron a su pueblo, ocurrió un enfrentamiento
y Anahí fue apresada con los sobrevivientes. Sin embargo, logró escaparse por la noche,
pero un centinela la descubrió y ella lo asesinó. Al volver a ser atrapada, fue condenada a
muerte.

La ataron a un árbol para quemarla en una hoguera. Cuando el fuego comenzó a arder, ella
misma parecía una llama roja. Pero en ese momento Anahí comenzó a cantar. Cuando el
fuego terminó de consumirse, por la mañana, en lugar del cuerpo de la joven había un
manojo de flores rojas, que hoy es la flor de ceibo.

La flor de ceibo es la Flor Nacional Argentina.

6. Leyenda del Baca

Esta es una leyenda mexicana.

El Baca es una criatura en forma de sombra que los hacendados hacían aparecer gracias
a pactos con los demonios. La criatura protege las propiedad, atemorizando y ahuyentando
a ladrones.

El Baca tiene la capacidad de transformarse en cualquier objeto, pero no de hablar. Su


única misión eran proteger las propiedades y herir a quienes se acercaran a las mismas. Por
las noches, en las cercanías de los lugares protegidos, se oyen aterradores rugidos del
espíritu. Atemorizados, los pobladores cercanos habitualmente venden al hacendado sus
propias tierras. Es decir que el Baca no sólo protege lo que el hacendado ya tiene sino que
lo ayuda a aumentar sus propiedades.

7. Leyenda del lobizón

Si bien existe la leyenda del hombre lobo en Europa, la leyenda del lobisón tiene origen
guaraní y tiene particularidades que la distinguen de su versión europea.

El lobizón es el séptimo hijo varón de una pareja, que en las noches de luna llena, los
viernes o martes, se transforma en un ser similar a un perro grande y negro, con grandes
pezuñas. En su forma humana, el lobizón siempre es desgarbado, demasiado delgado y
antipático. Su aspecto en general y su olor son desagradables.

Una vez transformado, el lobizón ataca gallineros y ronda los cementerios buscando
carroña. También ataca a los niños, según versiones más recientes ataca a los niños que
no han sido bautizados.

8. Leyenda de Robin Hood

Robin Hood es un personaje del folclore inglés, inspirado en una persona real,
probablemente Ghino di Tacco, forajido italiano. Si bien, como todas las leyendas, su
historia fue originalmente de transmisión oral, existen menciones escritas a Robin Hood
desde 1377.
Según la leyenda, Robin Hood era un rebelde que defendía a los pobres y desafiaba el
poder. Se escondía en el Bosque de Sherwood, cerca de la ciudad de Nottingham. Se
caracterizaba por su destreza como arquero. Se lo conoce también como “el príncipe de los
ladrones”.

Cuentos

1. El niño y los clavos


Había un niño que tenía muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y
le dijo que cada vez que perdiera la calma, clavase un clavo en la cerca del patio de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos. Al día siguiente, menos, y así el resto de los días. Él
pequeño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter que
tener que clavar los clavos en la cerca. Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la
calma ni una sola vez y fue alegre a contárselo a su padre. ¡Había conseguido, finalmente,
controlar su mal temperamento! Su padre, muy contento y satisfecho, le sugirió entonces
que por cada día que controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca. Los días pasaron
y cuando el niño terminó de sacar todos los clavos fue a decírselo a su padre.
Entonces el padre llevó a su hijo de la mano hasta la cerca y le dijo: – “Has trabajo duro
para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron.
Jamás será la misma. Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal
genio, enfado y mal carácter dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no
importa que pidas perdón. La herida siempre estará allí. Y una herida física es igual que
una herida verbal. Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas
a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten
una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte”. Las palabras de
su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el niño reflexionase
sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
2. El papel y la tinta
Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una
pluma, bañada en negrísima tinta, la manchó completa y la llenó de palabras. “¿No podrías
haberme ahorrado esta humillación?”, dijo enojada la hoja de papel a la tinta. “Tu negro
infernal me ha arruinado para siempre”. “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te he vestido
de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel sino un mensaje. Custodias el
pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso”. En ese momento, alguien
que estaba ordenando el despacho, vio aquellas hojas esparcidas y las juntó para arrojarlas
al fuego. Sin embargo, reparó en la hoja “sucia” de tinta y la devolvió a su lugar porque
llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.

3. Uga, la tortuga
¡Caramba, todo me sale mal!, se lamentaba constantemente Uga, la tortuga. Y no era para
menos: siempre llegaba tarde, era la última en terminar sus tareas, casi nunca ganaba
premios por su rapidez y, para colmo era una dormilona. ¡Esto tiene que cambiar!, se
propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco
esfuerzo. Y optó por no hacer nada, ni siquiera tareas tan sencillas como amontonar las
hojitas secas caídas de los árboles en otoño o quitar las piedrecitas del camino a la charca.
–“¿Para qué preocuparme en hacerlo si luego mis compañeros lo terminarán más rápido?
Mejor me dedico a jugar y a descansar”. – “No es una gran idea”, dijo una hormiguita. “Lo
que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en tiempo récord, lo importante es
hacerlo lo mejor que sepas, pues siempre te quedarás con la satisfacción de haberlo
conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren más tiempo
y esfuerzo. Si no lo intentas, nunca sabrás lo que eres capaz de hacer y siempre te
quedarás con la duda de qué hubiera sucedido si lo hubieras intentado alguna vez. Es mejor
intentarlo y no conseguirlo, que no hacerlo y vivir siempre con la espina clavada. La
constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos,
por eso te aconsejo que lo intentes. Podrías sorprenderte de lo que eres capaz”. –
“¡Hormiguita, tienes razón! Esas palabras son lo que necesitaba: alguien que me ayudara
a comprender el valor del esfuerzo, prometo que lo intentaré. Así, Uga, la tortuga, empezó
a esforzarse en sus quehaceres. Se sentía feliz consigo misma pues cada día lograba lo
que se proponía, aunque fuera poco, ya que era consciente de que había hecho todo lo
posible por conseguirlo. – “He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse metas
grandes e imposibles, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a objetivos
mayores”.

4. Carrera de zapatillas
Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano
porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos
junto al lago. También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan
presumida que no quería ser amiga de los demás animales, así que comenzó a burlarse de
sus amigos: – Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta. – Jo, jo, jo, jo,
se reía del rinoceronte que era tan gordo. – Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa
tan larga. Y entonces, llegó la hora de la largada. El zorro llevaba unas zapatillas a rayas
amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas
zapatillas verdes con lunares anaranjados. La tortuga se puso unas zapatillas blancas como
las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso
a llorar desesperada. Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus
zapatillas! – “Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude!” – gritó la jirafa. Y todos los animales se
quedaron mirándola.
El zorro fue a hablar con ella y le dijo: – “Tú te reías de los demás animales porque eran
diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos
podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitemos”. Entonces la jirafa pidió perdón
a todos por haberse reído de ellos. Pronto vinieron las hormigas, que treparon por sus
zapatillas para atarle los cordones. Finalmente, se pusieron todos los animales en la línea
de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA! Cuando terminó la carrera, todos
festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que
significaba la amistad.
5. Un conejo en la vía
Daniel se divertía dentro del coche con su hermano menor, Carlos. Iban de paseo con sus
padres al Lago Rosado. Allí irían a nadar en sus tibias aguas y elevarían sus nuevas
cometas. Sería un paseo inolvidable. De pronto el coche se detuvo con un brusco frenazo.
Daniel oyó a su padre exclamar con voz ronca: – “¡Oh, mi Dios, lo he atropellado!” – “¿A
quién, a quién?”, le preguntó Daniel. – “No se preocupen”, respondió su padre-. “No es
nada”. El auto inició su marcha de nuevo y la madre de los chicos encendió la radio, empezó
a sonar una canción de moda en los altavoces. – “Cantemos esta canción”, dijo mirando a
los niños en el asiento de atrás.
La mamá comenzó a tararear una canción. Sin embargo, Daniel miró por la ventana trasera
y vio tendido sobre la carretera a un conejo. – “Para el coche papi”, gritó Daniel. “Por favor,
detente”. – “¿Para qué?”, respondió su padre. – “¡El conejo se ha quedado tendido en la
carretera!” – “Dejémoslo”, dijo la madre. “Es solo un animal”. – “No, no, detente. Debemos
recogerlo y llevarlo al hospital de animales”. Los dos niños estaban muy preocupados y
tristes. – “Bueno, está bien”- dijo el padre dándose cuenta de su error. Y dando la vuelta
recogieron al conejo herido. Sin embargo, al reiniciar su viaje una patrulla de la policía les
detuvo en el camino para alertarles sobre que una gran roca había caído en el camino y
que había cerrado el paso.
Entonces decidieron ayudar a los policías a retirar la roca. Gracias a la solidaridad de todos
pudieron dejar el camino libre y llegar a tiempo al veterinario, donde curaron la pata al
conejo. Los papás de Daniel y Carlos aceptaron a llevarlo a su casa hasta que se curara. Y
unas semanas más tarde toda la familia fue a dejar al conejito de nuevo en el bosque.
Carlos y Daniel le dijeron adiós con pena, pero sabiendo que sería más feliz estando en
libertad.

6. La sepultura del lobo


Hubo una vez un lobo muy rico pero muy avaro. Nunca dio ni un poco de lo mucho que le
sobraba. Sin embargo, cuando se hizo viejo, empezó a pensar en su propia vida, sentado
en la puerta de su casa. Un burrito que pasaba por allí le preguntó: “¿Podrías prestarme
cuatro medidas de trigo, vecino?”. “Te daré ocho, si prometes velar por mi sepulcro en las
tres noches siguientes a mi entierro”. “Está bien”, dijo el burrito. A los pocos días el lobo
murió y el burrito fue a velar su sepultura. Durante la tercera noche se le unió el pato que
no tenía casa. Y juntos estaban cuando, en medio de una espantosa ráfaga de viento, llego
el aguilucho y les dijo: “Si me dejáis apoderarme del lobo os daré una bolsa de oro”. “Será
suficiente si llenas una de mis botas”, le dijo el pato, que era muy astuto.
El aguilucho se marchó para regresar enseguida con un gran saco de oro, que empezó a
volcar sobre la bota que el sagaz pato había colocado sobre una fosa. Como no tenía suela
y la fosa estaba vacía no acababa de llenarse. El aguilucho decidió ir entonces en busca
de todo el oro del mundo. Y cuando intentaba cruzar un precipicio con cien bolsas colgando
de su pico, cayó sin remedio. “Amigo burrito, ya somos ricos”, dije el pato. “La maldad del
aguilucho nos ha beneficiado. Y ahora nosotros y todos los pobres de la ciudad con los que
compartiremos el oro nunca más pasaremos necesidades”, dijo el borrico. Así hicieron y las
personas del pueblo se convirtieron en las más ricas del mundo.

7. La ratita blanca
El hada soberana de las cumbres invitó un día a todas las hadas de las nieves a una fiesta
en su palacio. Todas acudieron envueltas en sus capas de armiño y guiando sus carrozas
de escarcha. Sin embargo, una de ellas, Alba, al oír llorar a unos niños que vivían en una
solitaria cabaña, se detuvo en el camino. El hada entró en la pobre casa y encendió la
chimenea. Los niños, calentándose junto a las llamas, le contaron que sus padres hablan
ido a trabajar a la ciudad y mientras tanto, se morían de frío y miedo. –“Me quedaré con
vosotros hasta que vuestros padres regresen”, prometió. Y así lo hizo, pero a la hora de
marcharse, nerviosa por el castigo que podía imponerle su soberana por la tardanza, olvidó
la varita mágica en el interior de la cabaña.
El hada de las cumbres miró con enojo a Alba. “No solo te presentas tarde, sino que además
lo haces sin tu varita? ¡Mereces un buen castigo!” Las demás hadas defendieron a su
compañera en desgracia. –“Sabemos que Alba no ha llegado temprano y ha olvidado su
varita. Ha faltado, sí, pero por su buen corazón, el castigo no puede ser eterno. Te pedimos
que el castigo solo dure cien años, durante los cuales vagara por el mundo convertida en
una ratita blanca”. Así que si veis por casualidad a una ratita muy linda y de blancura
deslumbrante, sabed que es Alba, nuestra hadita, que todavía no ha cumplido su castigo.
8. La aventura del agua
Un día que el agua se encontraba en el soberbio mar sintió el caprichoso deseo de subir al
cielo. Entonces se dirigió al fuego y le dijo: -“¿Podrías ayudarme a subir más alto? El fuego
aceptó y con su calor, la volvió más ligera que el aire, transformándola en un sutil vapor. El
vapor subió más y más en el cielo, voló muy alto, hasta los estratos más ligeros y fríos del
aire, donde ya el fuego no podía seguirlo. Entonces las partículas de vapor, ateridas de frío,
se vieron obligadas a juntarse, se volvieron más pesadas que el aire y cayeron en forma de
lluvia. Habían subido al cielo invadidas de soberbia y recibieron su merecido. La tierra
sedienta absorbió la lluvia y, de esta forma, el agua estuvo durante mucho tiempo prisionera
en el suelo, purgando su pecado con una larga penitencia.

9. La gratitud de la fiera
Androcles, un pobre esclavo de la antigua Roma, en un descuido de su amo, escapó al
bosque. Buscando refugio seguro, encontró una cueva y al entrar, a la débil luz que llegaba
del exterior, el joven descubrió un soberbio león. Se lamía la pata derecha y rugía de vez
en cuando. Androcles, sin sentir temor, se dijo: -“Este pobre animal debe estar herido.
Parece como si el destino me hubiera guiado hasta aquí para que pueda ayudarle. Vamos,
amigo, no temas, te ayudaré”. Así, hablándole con suavidad, Androcles venció el recelo de
la fiera y tanteó su herida hasta encontrar una flecha clavada profundamente. Se la extrajo
y luego le lavó la herida con agua fresca.
Durante varios días, el león y el hombre compartieron la cueva hasta que Androcles,
creyendo que ya no le buscarían se decidió a salir. Varios centuriones romanos armados
con sus lanzas cayeron sobre él y le llevaron prisionero al circo. Pasados unos días, fue
sacado de su pestilente mazmorra. El recinto estaba lleno a rebosar de gentes ansiosas de
contemplar la lucha. Androcles se aprestó a luchar con el león que se dirigía hacia él. De
pronto, con un espantoso rugido, la fiera se detuvo en seco y comenzó a restregar
cariñosamente su cabezota contra el cuerpo del esclavo. –“¡Sublime! ¡Es sublime! ¡César,
perdona al esclavo, pues ha sometido a la fiera!” -gritaban los espectadores. El emperador
ordenó que el esclavo fuera puesto en libertad. Sin embargo, lo que todos ignoraron era
que Androcles no poseía ningún poder especial y que lo que había ocurrido no era sino la
demostración de la gratitud del animal.

10. Secreto a voces


Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un
secreto. –“¿Qué hablabas con el Gobernador?”, le preguntó a su padre, después de intentar
escuchar una larga conversación entre los dos hombres. –“Estábamos hablando sobre el
gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el Ayuntamiento. Pero es un secreto
y no debes divulgarlo”. Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en
la plaza con todas sus compañeras de la escuela para ver cómo colocaban el reloj en el
ayuntamiento. Sin embargo, grande fue su sorpresa al ver que tal reloj no existía. El Alcalde
quiso dar una lección a su hija y en verdad fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron
mofándose de ella durante varios años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.

Fabulas

1. El león y el ratón
Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su
cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió
éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento
oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.

Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una
cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león,
corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre.
-- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en
agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos
y cumplidos.

Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando


llegue el momento las cumplirán.

2.La zorra y las uvas


Estaba una zorra con mucha hambre, y al ver colgando de una parra unos deliciosos
racimos de uvas, quiso atraparlos con su boca.

Mas no pudiendo alcanzarlos, se alejó diciéndose:

-- ¡ Ni me agradan, están tan verdes... !

Nunca traslades la culpa a los demás de lo que no eres capaz de alcanzar.

3. Las ranas pidiendo rey

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una
delegación a Zeus para que les enviara un rey.

Zeus, atendiendo su petición, les envió un grueso leño a su charca.

Espantadas las ranas por el ruido que hizo el leño al caer, se escondieron donde mejor
pudieron. Por fin, viendo que el leño no se movía más, fueron saliendo a la superficie y
dada la quietud que predominaba, empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo
rey, que brincaban sobre él y se le sentaban encima, burlándose sin descanso.

Y así, sintiéndose humilladas por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde
Zeus, pidiéndole que les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo.

Indignado Zeus, les mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y
devoró a todas sin compasión.

A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a uno sencillo y

honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o corrupto.

4. El águila y los gallos

Dos gallos reñían por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retiró el vencido a un matorral, ocultándose allí. En cambio el vencedor


orgulloso se subió a una tapia alta dándose a cantar con gran estruendo.

Mas no tardó un águila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que había perdido la riña se
quedo con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios éxitos, no tarda en aparecerle quien se los

arrebate.
5. El caballo viejo
Un caballo viejo fue vendido para darle vueltas a la piedra de un molino. Al verse atado a
la piedra, exclamó sollozando:

-- ¡ Después de las vueltas de las carreras, he aquí a que vueltas me he reducido !


No presumáis de la fortaleza de la juventud. Para muchos, la vejez es un

trabajo muy penoso.

6. La rana gritona y el león


Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía el sonido,
pensando que era de algún animal muy importante.

Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que salía del pantano,
se le acercó y la aplastó diciendo:

-- ¡ Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos !


Quien mucho habla, poco es lo que dice.

7. La golondrina y el ruiseñor
Invitó la golondrina a un ruiseñor a construir su nido como lo hacía ella, bajo el techo de
las casas de los hombres, y a vivir con ellos como ya lo hacía ella. Pero el ruiseñor
repuso:

-- No quiero revivir el recuerdo de mis antiguos males, y por eso prefiero alojarme en
lugares apartados.
Los bienes y los males recibidos, siempre quedan atados a las circunstancias
que los rodearon.

8. El cuervo y la culebra
Andaba un cuervo escaso de comida y vio en el prado a una culebra dormida al sol; cayó
veloz sobre ella y la raptó. Mas la culebra, despertando de su sueño, se volvió y la mordió.
El cuervo viéndose morir dijo:

-- ¡Desdichado de mí, que encontré un tesoro pero a costa de mi vida!

Antes de querer poseer algún bien, primero hay que valorar si su costo vale la pena.

9. Los dos perros


Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando salía de
cacería iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le regalaba un
pedazo al perro guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero
algunos reproches: que sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el
otro perro, el cuidador, sin hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza. El perro guardián
le contestó:

-- ¡ No es a mí a quien debes de reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de


enseñarme a trabajar como a tí, me ha enseñado a vivir tranquilamente del trabajo ajeno
!
Pide siempre a tus mayores que te enseñen una preparación y trabajo digno para afrontar
tu futuro, y esfórzate en aprenderlo correctamente
Un hombre tenía dos perros. Uno era para la caza y otro para el cuido. Cuando salía de
cacería iba con el de caza, y si cogía alguna presa, al regresar, el amo le regalaba un
pedazo al perro guardián. Descontento por esto el perro de caza, lanzó a su compañero
algunos reproches: que sólo era él quien salía y sufría en todo momento, mientras que el
otro perro, el cuidador, sin hacer nada, disfrutaba de su trabajo de caza.

El perro guardián le contestó:

-- ¡ No es a mí a quien debes de reclamar, sino a nuestro amo, ya que en lugar de


enseñarme a trabajar como a tí, me ha enseñado a vivir tranquilamente del trabajo ajeno
!
Pide siempre a tus mayores que te enseñen una preparación y trabajo digno
para afrontar tu futuro, y esfórzate en aprenderlo correctamente.

10. El cuervo y Hermes


Un cuervo que había caído en un cepo prometió a Apolo que le quemaría incienso si lo
salvaba; pero una vez liberado de la trampa olvidó su promesa.

Capturado de nuevo en otro cepo, dejó a Apolo para dirigirse a Hermes, prometiéndole
también un sacrificio. Mas el dios le dijo:

-- ¿ Cómo voy a creerte ahora, miserable, si ya engañaste y renegaste de tu primer señor


?

Si por nuestra voluntad faltamos a nuestra primera promesa, no tendremos

oportunidad de que nos crean una segunda.


Refranes
1. “No por mucho madrugar amanece más temprano”: Este refrán señala que
muchas veces las cosas no dependen ni siquiera de nuestros propios esfuerzos, sino
que dependen de terceros o de ciertas circunstancias que la persona no puede
controlar.
2. “Aunque la mona se vista de seda, mona queda”: con este refrán se da a entender
que cuando una persona es fea, por más que se vista y se arregle, no dejará de serlo.
3. “Al que madruga dios lo ayuda”: En este caso se intenta remarcar, en oposición a
“No por mucho madrugar amanece más temprano”, que aquella persona que se
esfuerza recibe una recompensa.
4. “Donde hubo fuego, cenizas quedan”: con este refrán se expresa que quedaron
recuerdos o sentimientos luego de que una relación haya llegado a su fin.
5. “El casado casa quiere”: este refrán alude a la necesidad que tienen las personas
en pareja, una vez que se casan, de tener su propio lugar.
6. “A caballo regalado no se le miran los dientes”: se indica en esta expresión que
cuando una persona recibe algún regalo o no paga por algo, no debe ser quisquilloso
ni fijarse en los detalles, simplemente aceptarlo.
7. “En casa de herrero cuchillo de palo”: en este caso se expresa que los hijos no
siguen la misma profesión, oficio o carrera que sus padres.
8. “Camarón que se duerme lo lleva la corriente”: cuando una persona es poco
diligente, esto puede acarrear ciertas consecuencias.
9. “De tal palo, tal astilla”: con este refrán se señala que los hijos siguen las mismas
costumbres o cualidades que sus padres.
10. “Donde manda capitán no gobierna marinero”: esto quiere decir que una
persona no puede dar órdenes cuando tiene un superior o jefe, por más que lo
intente.

Adivinanzas
Poemas
1.ALEGRÍA
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.

Era alegría la mañana fría


y el viento loco y cálido que embiste.
( Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía. )

Así la siento más. Al cielo apunto


y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.

Y mientras se ilumina mi cabeza


ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
2.El Tren.
Me he bajado en marcha
Del tren de la tristeza,
Pues llevaba una velocidad extrema,
Ya… apenas distinguía,
La silueta de mis sueños,
Ni sentía el abrigo de tu sonrisa…

Añoraba el arcoíris
Y la luz de la mañana….
La Luna me envolvió,
Con sus lazos….
Inhalándome suspiros,
De su alma…
Devolviéndome a la vida,
En su regazo….
Y me he subido en marcha,
Al tren de la alegría.
3.DEFENSA DE LA ALEGRÍA
a Trini

Defender la alegría como una trinchera


defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera


defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegía como un destino


defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza


defenderla del óxido y de la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho


defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría.
4.Tu amor
Tu amor me hace soñar despierto,

me llena de placer y me libera de la pesadez de la vida.

Tu amor me hace suspirar y me da alegría

me permite ser feliz

Sin tu amor no sabría que hacer

por eso hermosa, no me dejes nunca

y permíteme que te demuestre todo el amor que tengo para ti.


5.DE REPENTE
La alegría de vivir
llena esta estancia
contigo ayer sentí
qué es ser de nuevo feliz:
un volcán que sale de la nada.
6.toma mi mano
Si tomas mi mano y no la sueltas
Formaremos en el mundo una gran cadena.
Una gran mmuralla que ataje las piedras
Que tiran aquellos que viven de guerras.

Si tomas mi mano y no la sueltas


Sentirás a Dios que corre en mis venas
Mi dolor mi angustia tambien mi alegria.
Todo lo que siento pasarte podría.

Si tomas mi mano y no la sueltas


Seremos muchos !Y con tanta fuerza!
Que no podrá el odio vencer nuestra puerta.
Si tomas mi mano !Y no la sueltas!

J.R.

7.ALEGRÍA INTERIOR
En mí la siento aunque se esconde. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.

A veces alza en mí su luna roja


o me reclina sobre extrañas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el árbol de mi vida se despoja.

Sé que no ha muerto, porque vivo. Tomo,


en el oculto reino en que se esconde,
la espiga de su mano verdadera.

Dirán que he muerto, y yo no muero.¿Cómo


podría ser así, decidme, dónde
podría ella reinar si yo muriera?

8.BENDITA ALEGRÍA
Te confunden con otras, alegría:
ingenuidad, simpleza,
candidez,
inocencia.
Te subestiman con diminutivos
sucedáneo de la felicidad
eterna hermana pobre de la euforia.

Parecen no acordarse de la helada rutina,


cuando las insistencias se vacían de sangre
y el espanto aprisiona como un despeñadero.

No recojas el guante, te lo ruego,


olvida el desafío que lanza la ignorancia.
No nos dejes perdidos en medio de qué océano,
sin tu luz, alegría,
la de las manos anchas
la que convierte el alma en lugar habitable.

Desatiende el rumor de las trincheras,


la retórica vana de los oportunistas.
Tú eres el destilado de libertad más único,
el orgasmo espontáneo del espíritu.

Bienhallada alegría
la pura de sabor
la complaciente
tú que vives y reinas en el tuétano limpio
ahora y en el albor de toda hora
quédate con nosotros.

POEMAS
9.Poema a la Bandera

Yo tengo una Bandera


Bandera bicolor,
Que indica que sigamos
la senda del honor.

Mi Bandera y mi Escudo
con su bello quetzal
simbolizan la patria,
Guatemala inmortal.

10.POEMA A LA MONJA BLANCA

La Monja Blanca es un poema


y un verde y hermosísimo emblema
y por eso a mi sagrada Guatemala
nadie se le iguala.
La Monja Blanca es una flor
salpicada de rocío y de amor
y orgullosa nace, crece y Persevera
en Guatemala, la tierra de la primavera.

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