VIRILI0
La inseguridad del t e r r i t o r i o
La in s eg u rid a d d e l te r r ito r io , Paul Virilio
S obre este lilh o
© la marca
NDICE
P r j m c r a p a k i >;
H l ESTADO SOlClDA
L7
1. l£l Es Lado suicida
37
2. M oralidad del fin
51
3. La m ovida
69
4. El liloral vertical
81
l a escalíKiíi de Moscú
S iw in o a P a r te
E j. KVANCKfiQ N[ICL£:\R
85
5. E) evangelio nuclear
IOS
6. Una sociedad p arad vil
121
7. L a política de la ptozn
M area negra
T erctka P afth
Ta ID E O I O C JA S A N IT A R IA
137
3. L a ideología sanitaria
14-5
9. Habitar lo inhábil nal
153
Algunos ejem plos
155
Una ciudad sobreexpuesta
159
10. L a delación masiva
1S3
Vehicular
207
Postfacio
20 ?
Del lím ite extrem o a lo extrema proxim idad
Motas
P r o lo g o
U rbano, d e m a s ia d o u rb a n o
Recuerdo, sobre ese balcón eu las proxim idades di^ los puen-
lea del Loire, a un com pañero Mamándome desde la vereda de
eu íreu ie, y yo respondiéndole, tratando de im agiuar la visión
qu e é l tenía en ese m om ento... Juegos d el espíritu y del espacio.
de tas din )elision es de abajo hacia arriba, d e aqu í a allá, trans
parencia y ubicuidad, m o vim ien to, e l p o rven ir y el adven ir p re
sentes desde ahora. F1 con flicto de una guerra, efectivam ente
m undial entre cielo y .sucio, extenuados y afrontados p o r v e z
prim era.
La transparencia torna cuerpo en esas idas y venidas, esos
estallidos, esas nubes artificiales, ese inm enso h u m o n egro, in
m ó vil, suspendido encim a d e la cuidad después del bom bardeo.
Ese pañuelo rojo qu e descendía espiTalándose lentam ente, e.sa
m iríada de tinas cintas plateadas cjue llo v ía n y qu e nosotros
persegu íam os co m o si fueran regalos de otr.i parte. I jos pan fle
tos, esas noticias del otro m undo.
N o se ha visto su ficientem ente el a dven im ien to del arriba, la
saturación d e l espacio en d etrim en to del debajo, fascinados,
com o lo estam os desde siem pre, p o r ei adentro y el afuera.
Nuestra vida cotidiana, h orizon ta l y bidim ensional. La lo n
gitud, la perspectiva sobre la línea del horizonte, e l aplastamiento
qu e eu a delante sería sensible y que iba a dar vuelta, pon ién do
las patas arriba, las ideas, los usos, los m edios y los hom bres.
Las ciudades no fueron destruidas ni p o r casualidad ni por
crueldad; a las consideraciones estratégicas de la ofen siva aérea
se agregaba im plícitam en te e l h ech o d e tpie las ciudades siem
pre habían puntuado la conquista de la tierra; desd e la más
pequeña hasta la capital, todas eran puertos d e un n u evo lito-
m i; el litoral vertical. Punto de caída de la extensión espacial, el
in fin ito com enzaba a ras de Jos techos.
Este v u e lc o gigantesco del m on do no nos alertó lo su ficien
te, desde en ton ces som os ob ra d os, sin sa b erlo, y v iv im o s
fláccidam ente adosados al piso, estam os atravesados, trop eza
mos sin cesar y sin saberlo. F.1 avión q u e nos sobrevuela nos
corta el cam in o. Titu b eam os com o el h o m ín id o en corvad o,
prim ates, nuestros objetos y nuestras construcciones ya son
in u tilizables, inhabitables; la profundidad del ciclo n os da vér
tigo , pero ni siquiera sabem os lo qu e este sign ifica, aunque c o
nocem os el tem or y el atractivo de las lejanías, la agorafobia
responsable de las conquistas del Im p erio y la claustrofobia que
aún nos sirve para reprim ir a nuestros en em igos, para secues
trar a nuestros am igos. El v é rtig o y la libertad mi son sinóni
mos. Los techos nos preservan... a nadie se le ocu rrió q u e nos
lim it a n m á s e fic a z m e n t e q u e la s p a re d e s . C u a n d o nos
desplazam os en la calle o en e l cam po, nuestro andar resulta
com parable a ana natación. Contem plam os el ion d o, acostados,
n os esc.ip.im os en el dorm ir donde nuestros sueños repiten la
geom etría de nuestras v igilia s y cuando caem os bruscamente
nos reencontram os parados, despiertos, de cara al horizonte.
EJ h om ín id o , sobre sus cuatro patas, ya no contem plaba más
sus pies: miraba hacia adelante; al enderezarse, sólo svi cuerpo
se ha desplazado h a d a la práctica m anual. Todavía falta en de
r e z a r la c a b e z a , d e ja r d e c o n s id e r a r n u estras m a n o s y,
narcisfstica m ente, sus obras, para ver la exten sión profunda del
espacio .sin h orizo n te, con e l tiem po com o últim o h ito. l o dura
ción extendida arriba de nuestras cabezas, de nuestros techos,
ya es un cam po de acción, un cam po desconocido p ero que
debem os practicar si qu erem os v o lv e r a em p eza r otra vez...
l E stado suicida
"D ebem os recon ocer que la sociedad industrial avanzada no
deja de ser más r ía i, más vasta y más agradable p o r el solo
hecho íle m antener el p eligro (a tó m ic o ). La econ om ía adaptada
a l a s exigen cias m ilitares hace la vida más tico/tweiada para un
Ktímant situnpra cnüw nitt de personas, y extien de el d om in io del
hom bre sobre la naturaleza". En 1064, Ile rb e rl Alaren s e J c o
m ie n za su ambigua, crítica del sistem a c o tí este preám bulo: el1
estado de prosperidad, la seguridad Interior y personal, crecen
al m ism o tiem p o cjne la seguridad exterior y general. Es la tesis
sostenida al m isino tiem po por los m ilitares del cam po occid en
tal: el vicealm iran te Friedrich R u g e 4 nos habla tam bién de este
co n ío rt y de esta prosperidad qu e están asegurados más allá de
Ja seguridad en sí m ism a, alcanzada a través de la neutraliza
ción sienij^re posible del “otro ”.
M en os de d ie z años después, libros com o el de R obín Clar-
Jke, Ld íecHOcracifl de (a guerra, nos señalaban una situación
bien diferente: sí nos atenem os a la in form ación estadística, ia
in tegrid ad de las personas y su prosperidad decrecen en la m is
ma m edida en que, justam ente, seguridades interiores y exte
riores tienden a confundirse. Tales libros nos p roporcionan una
interesante in form ación sobre esta nueva manera qu e tienen
los m ili Lares de in vadir territorios, sobre las dim ensiones sin
precedentes de trabajos efectuados por e l ejercito o b a jo su con
trol -n o to ria m en te cn eJ cam po de las ciencias hu m an as-, so
bre el m odo cn que se tom an a cargo en un ám bito com ún p ro
blem as tan diversos com o la superpoblación, la ham bruna, la
guerra nuclear, la conquista del espacio, la contam inación, etc.;
en fin, sobre e l desarrollo, cn la p az, “ de ese criterio d ecisivo
del carácter crim inal de la tecnocracia: la medida en qu e afir*
m a, cn n om bre del progreso y de la razón, qu e lo im pensable
pu ede vo lverse p e n w h le y lo in tolerable, tolerable'* (Th eod or
R o s z a k ].
¿Qué pensar del carácter q u e podría tom ar esta tecnocracia
si, para co lm o , ya no pretende .ser guiada desde adentro por Ja
razón y el progreso, sino por e l no-progreso y ¿l temor? Esto es lo
qu e está pasando. En eso con si me, en Gran Bretaña, e l “ plan de
su pervivencia a nt i-progreso” (son conocidas, al respecto, Lis
declaraciones del duque de E dim b u rgo); en los Estados Unidos,
la cam paña de “ d esam ericaitizacíón w; en todos los países desa
rrollados, una avalancha de escándalos, de m anifestaciones, de
expedientes, de inform aciones qu e apuntan a renovar e l com
p rom iso ciego de la o p in ión con los criterios de una nueva nor
m alización ¡esta v e z fundada sobre la repulsión y e l tem or de
lo d o desarrollo en el d om in io civ il!
El “ en e m ig o in terior’', quinta colu m na o m in isierio del M ie
d o -e s a adm inistración subterránea que, durante e l B litz, con
jugaba sus propios esfuerzos con aqu ellos más espectaculares
q u e realizaban los bom barderos n a z is - contribuía -gracias a la
acción d e sus "fu n cion a rios", distribuidos en e l seno de las po
b la c io n e s - a hacer íle la guerra iot.il una empresa íle desm orali
zación , lle v a n d o a su p a roxism o esta gran dinám ica in terior de
las sociedades): e l ten or
l a m ultiplicación de obras corno la de Clarkc nos o frece in
directam ente una inform ación im pórtam e: la adm inistración del
m iriLo ha rctom /ulo el servid o a ctivo m arcando un umbral para
las sociedades occidentales, e l íin a l de una alternativa, vieja de
m uchos siglos, entre p az y guerra; el pasaje del estado de gu e
rra toral a un estado nuevo y desconocido: Ja “ p a z to ta ls".
m:\im csP:\cio
•armo
p rim e ro :
segundo:
SI
arm as atóm icas lácticas no les estarán directam ente destinadas,
sino qu e se las reservará únicam ente a los “ pequ eños países” ,
con el í i » de qu e im n u evo V íeln am ya nunca pueda m anifes
tarse en sus esferas de influencia.
Fn e fecto , s¡ e l im p erialism o u tilizaba, tal co m o .se lo debatió
en e l m om ento íle la ofensiva ñor vietnam ita, el arm a atóm ica
táctica, la guerra revolu cion aria se volvería prácticam ente im
posible, ya q u e la ocu pación {p o lítica y m ilitar) riel lerren o sería
a su v e z im posible.
Después del encuentro ruso-norteam ericano destinado a p o
ner a punto nua guardería e fic a z en sus zo n a s de influencia
recíprocas, se pu ede h ablar con certeza d e nn grado suprem o de
la escalada, ya que la u tiliza ció n del arma atóm ica va a v o lv e r á
ser posible. La p olicía nuclear com ienza con el cana orbital; se
p n ed e dar a es o e l nom bre d e "nueva e ra ", pero si hablam os de
distensión, se trata d e la de un arm a.
S egukda P arte
EVANGELIO NUCLEAR
E l e v a n g e l io nuclear
íot
U na s o c ie d a d p a r a c jy il
“ Hom bres íle guerra com o seguram ente jam ás se vieron , hace
notar B a n a n o s. los recoge usted bien tranquilo en la oficin a, en
la fábrica, les da usted un boleto para e l in fiern o con la estam pi
lla de la oficina de reclu tam iento y borceguíes n u evo», gen eral
m en te p erm ea b le»; el últim o salado, el saludo suprem o de la
Patria les llega b ajo las invectivas de la ojeada huraña del cabo
reenlistado a cargo del depósito de vestim entas, que los trata de
boludos... y se apresuran a llegar a la estación de trenes, mi
p o c o borrachos, pero ansiosos ante la idea de perder e l tren al
Infierno, exactam ente com o si fueran a ir a una cena fam iliar
un d om in go ... a B ois-C olom be» o a Viroflay.... El día d e la V ic to
ria... y bien, el día de la Victoria, esperan vo lver a casa p ero, en
verdad, no vu elven , por la sencilla razón de qu e ‘ el arm isticio
no es la P a z’ y qu e debe d ejársele» el tiem p o suficiente com o
para qu e se den cuenta... och o días hubiesen sido suficientes
para p ro b a rle s a los s o ld a d o » d e la Gran Guerra q u e una
V ictoria es a lgo que se m ira de lejos, com o la hija del coronel o
la lom b a de) em perador en los In v á lid o s 77
La ideología sanitaria
La ideología sanitaria
M a y o de. 1975
F r a g m e n t o s d e e s t e e n s a y o f u e r o n