d) otra cualidad de este proceso tiene que ver con el registro subjetivo-
objetivo de la necesidad de expresar y transmitir el “producto” de esa
actividad interna, utilizando el lenguaje y la comunicación para tender
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puentes entre dos o más historias, para desplegar “hacia fuera de sí
mismo” el contenido de sus “autorías y representaciones internas”;
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Proceso multidimensional
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“Entiendo al hombre como configurándose en una actividad transformadora, en una
relación dialéctica, mutuamente modificante con el mundo, que tiene su motor en la
necesidad”. La necesidad, motor de la relación activa entre sujeto-mundo,
también constituye una cualidad importante, necesaria de la comunicación
entre los sujetos.
Si entendemos a la vez, que la comunicación humana , que al inicio de la vida es
pre-verbal, y luego se transforma en lenguaje verbal, es por un lado vínculo
comunicacional fundante de nuestra propia historicidad, a la vez que
necesidad subjetiva e incluso de supervivencia vital y emocional,. ese bebé, que
es un ser de necesidades que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo
determinan, cuando puede emitir sonidos y palabras que progresivamente
adquieren referencia exterior y significado, y que van siendo interpretados por
quienes viven con él, va progresivamente no sólo estableciendo relaciones
entre su mundo interno y el externo, sino transformándolas en nuevas
experiencias sociales, gracias a una praxis comunicativa que tiene destino social.
Así como podemos aceptar que no hay nada en el sujeto que no sea la resultante
de la interacción entre individuos, grupos y clases, también podemos afirmar
que nada existe en el lenguaje humano, que no sea la resultante compleja de
relaciones y de experiencias entre individuos, grupos y clases sociales. Ni
siquiera el sonido mas simple que produce un bebe o adulto.
Para que nuestros mensajes tengan sentido, es preciso que las palabras que
utilizamos, las estructuras por medio de las cuales organizamos nuestros
pensamientos tengan sentido previo y/o que puedan articularse con ellos, lo
cual no significa que esos sentidos previos no puedan transformarse una vez
que han sido dichos e interpretados por otro sujeto. Por eso siempre es
necesario desambiguar nuestras palabras, no violar una de las máximas de
Grice, la de la claridad.
Hablar claro para uno mismo y para los demás no es una “virtud” sólo
lingüística, sino punto de llegada y resultado progresivo de experiencias
humanas y vinculares que nos permiten conquistar abecedarios no
distorsionados, silenciados, críticos o eufemísticos. Es decir, articular lenguaje-
pensamiento-sentimiento sin distorsionar aspectos de la realidad objetiva no es
un cualidad intrínseca del lenguaje que hablamos sino de los procesos por
medio de los cuales logramos interpretar, conocer y nombrar esa realidad.
Y así como no es lo mismo, como decía Maria Elena Walsh, “ser profundo que
haberse venido abajo”, tampoco lo es hablar en difícil como sinónimo de estar
diciendo cosas importantes. Esto que denominamos claridad, precisión, refleja
aspectos profundos de nuestra actitud psicológica, y tiene impacto e
importancia subjetiva, ya que cuando podemos decir, transmitir claramente una
idea o varias, talvez estemos demostrando respeto hacia el otro porque nos
importa satisfacer esa necesidad básica de todo diálogo humano, cual es la de
tender puentes entre dos o más historias.
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Actitud y evidencia que es el punto de llegada de procesos psicológicos, socio-
culturales y vinculares previos y actuales, en los que nuestra palabra ha sido
interpelada ,cuestionada, tenida en cuenta, en más de un sentido.
Los niños, sólo tardíamente aprenden el “ pienso una cosa , digo otra y hago
una tercera”, y suelen ser implacables jueces de nuestras formas de transmitir,
de comunicarnos: “ cuando la señorita habla así, que nadie la entiende, parece
que se habla para ella misma”.
Hablar en difícil o hablar sin decir nada , nada más que por hablar, es en cierta
forma, menospreciar a quien nos escucha, es decirle al otro, sólo yo sé de que
estoy hablando, es decir, son formas de evitar, de dificultar e incluso de
impedir la comunicación.
Si bien esta capacidad humana que todos podemos desarrollar , suele ser una
conquista y aprendizaje progresivo, por constituir uno de los sostenes mas
profundos de los procesos de aprendizaje y de los vínculos humanos, requiere
de nosotros el desarrollo de una actitud psicológica en la que podamos no sólo
escucharnos a nosotros mismos, sino fundamentalmente a los demás. Lo cual
muchas veces implica quedarnos en silencio a fin de permitir que la historia, la
vida, la subjetividad de otro ser humano pueda desplegarse sin censuras, sin
temores, en libertad.
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con el propio lenguaje, también podemos aprender a escribir , hablar o a
reproducir discursos ajenos como si fuesen propios, en palabras de otros.
Nuestra autoría , entonces, puede ser nada más que lo que los otros quieren
que escribamos o digamos, lo cual es el “como si” de nuestra autoría.
Monosemia-polisemia
Cada discurso es en sí mismo polisémico, no existe una sola interpretación del lenguaje
humano. Podemos pensar a cada discurso como resultante de complejos movimientos y
tensiones entre significados estables o en transformación, tensión que recorre toda
trama de la palabra humana.
Si los discursos fuesen monosémicos, gestarían una comprensión única, casi
congelada, no valdría la pena escucharlos o leerlos. Porque serían discursos
dogmáticos.
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También es evidente que muchas veces les hacemos decir a determinados
autores o textos, lo que ellos jamás afirmaron o quisieron significar, muchas
veces por ignorancia, simplemente porque “tocamos de oído”, otras, por
dificultad de comprensión, y también, por interés particular en desjerarquizar
aspectos de las ideas de un autor con las que no coincidimos. De ahí que
siempre sea importante diferenciar planos diferentes: porque una cosa es el
análisis crítico del contenido de un discurso o autor, y otra muy diferente, es su
manipulación o distorsión por razones ideológicas, políticas, epistemológicas,
sentimentales o afectivas.
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Comprender entonces, la poli-causalidad del proceso de configuración de
nuestra identidad lingüística, de nuestra autoría de la palabra-pensamiento, es
decir, cómo se ha ido gestando en nosotros esa unidad no siempre visible, entre
decir-pensar-sentir-vivir en un orden socio-historico determinado constituye
una de las metas y desafíos de la Lingüística Social.
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Los sentidos de pertenencia y de referencia del vocabulario de uso de esa
lengua urbanizada, rara vez consideran necesario indagar, conocer, los
universos vocabulares de las clases y grupos sociales coexistentes ,
Entiendo que el sistema educativo autoriza-desautoriza algo más que las
palabras cuando le transmite a un niño que “eso que dice no se dice asi sino de
otra manera”, que “esa forma de hablar que usa debe ser cambiada”, para
transformarse de este modo , ¿ en un sujeto apto para el sistema, talvez.?
Lenguaje institucionalizado que se internaliza como matriz contradictoria y que
se evidencia en frases tales como : “ no, de eso que ud.me pregunta yo ya mei
olvidao, no sé nada de esas cosas, yo ya no uso esas palabras”.
Así por ej, en la década del 70-80 recogí en ámbito rural de la provincia de
Tucumán, las siguientes:
“Apacheta, torno, tortiar, capacho, semillar, huso, hilar, pecana, anucar, barchila, sol
alto, pichana”, entre otras, que prácticamente han desaparecido del léxico activo
de las nuevas generaciones campesinas. Y si bien no es posible retener en la
memoria lo inútil, lo que perdió sentido y vigencia, muchas veces ocurre que
desde un lugar de poder se procura que nos olvidemos de tramas históricas y
culturales del lenguaje que van despojándose así de identidad , proceso que
puede gestar situaciones de hibridación lingüística y mnemotécnica de una
cultura.
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Véase Requejo, I, Lingüística Social y Autorías de la palabra-pensamiento, el capítulo de cierre del libro, ( 2008, 2da.
Ed.) Ediciones Cinco, Buenos Aires, Argentina
Bibliografía
Pichon-Rivière, Enrique y PAMPLIEGA de QUIROGA, Ana; Psicología de la vida cotidiana, ed. Nueva Visión, Buenos
Aires, 1985.
Quiroga, A , Critica de la vida cotidiana, 2012, 6ta Ed. Ediciones Cinco, Buenos Aires, Argentina