CENTENO
LA ELEGIDA
DEL PODER
PRIMERA PARTE
La Intérprete
SEGUNDA PARTE
La Elegida
calamidades”.
Rodolfo Walsh
PRIMERA
PARTE
LA
INTÉRPRETE
1
Era la primera vez que asistiría a
una cena de gala. La invitación me había
llegado por intermedio del colegio de
evitarlo.
—¡Salgamos de acá!
magnitudes novelescas
llamado:
–Mañana alrededor de las once
por si acaso.
–¿Hasta qué hora me vas a
necesitar?
–No te preocupes, estarás libre
cerrado.
suerte.
efectuaba.
James Bond.
alfalfa…
de polo.
básico francés.
–Esto es una pantalla ¿Crees que
teniendo tanto petróleo en sus tierras se
van a preocupar por siete mil hectáreas
bastante bien.
–De mucho, porque esta empresa
de paz interior.
aeropuerto.
En el camino hacia lo
altos.
a su lado.
traducción.
En ese momento, y al mismo
tiempo que de mi boca salían las
palabras
en francés, pensaba: “tanques de
seguir.
–Ya están en terreno enemigo y,
gesto.
Philippe.
–No es de mi incumbencia su
pérdida de dinero. Acá lo que está en
juego es nuestro honor. Le prometimos a
de la entrega de la mercadería al
contacto en Argelia.
–Sí, así es –dijo Philippe,
cuerpo
cabeza.
La llegada del guardaespaldas
con un bolso interrumpió la
conversación. Lo colocó en el medio de
una reverencia.
que fuera.
Para disipar la tensión generada
había derribado.
–dijo el jeque.
–Vamos entonces. ¿Qué hacemos
con él.
Comechigones”.
–¿Comechigones? ¿Qué quiere
decir?
–Son los pueblos originarios de
–¿Por qué?
momento actual.
Philippe montó al tostado y yo a
la tobiana. Salió del corral en dirección
llamar Puntana.
–¿Qué quiere decir?
trabajo?
–No lo sé…
4
El domingo se asomó con sus
primeros indicios de gloria; los pájaros
anunciaban un día de esplendor, el aire
nuevo día.
amonestó:
cabeza adentro!
Llegamos a la estancia y un
portón de doble hoja se abrió
automáticamente; a nuestra izquierda, un
domingos.
Teniendo en cuenta el
también –aseguró.
–¿Usted habla francés?
–Nada, ni tampoco lo entiendo.
de trabajo.
responder a su llamado.
amiga.
–Con ustedes.
con María.
Tomamos el camino de
detuvimos.
aseguró.
–¿Vas a jugar? –pregunté
intrigada.
jugar?
las clinas.
–¿Te gusta mucho, no? Después
del domingo, es tuya –dijo mirándome a
los ojos.
en la silla.
del vestidor.
–¡Presta atención! Abres esta
experiencia en fiestitas.
–No me gustan las mujeres
celosas…–dijo alzando la voz y con un
–¿Y ella?
–Ella es una pantalla, tú eres
demasiado joven ¿entiendes eso? —dijo
brazos.
buscándome!
Salimos de allí y nos dirigimos a
la puerta principal. Cuando la abrió, se
rechazar su beso.
–¿Qué estás haciendo acá? –le
gritó enfurecido–. ¡Te dije que tenía que
hablar con ella! ¡A mí me obedecés o te
salida de la estancia.
–Está bien, disculpa –dijo ella.
me siguió la cocinera.
haciendo.
–¡Ah, bueno! Cerrá la puerta con
llave entonces.
de atrocidades…
facilidad?
REPRESALIAS!
La lista era incomprensible pero
cocinera:
–Gloria, necesito hablar con
Philippe .
–No va a ser posible, viajó a
Piero y Robert.
buscando?
–Sí, por favor. De todas
su celular.
En el transcurso de la semana,
patrón.
voz de Juan.
El auto se estacionó en el
franceses.
–Je te presente Piero, mi socio –
dijo Philippe.
– Enchanté – saludó el señor
exageración.
dije.
amigos.
Caminamos hacia los palenques
techados.
–Escucha, pequeña, no te
mi caja fuerte.
–Cuando me entregaste el
involucrada.
camino – aseguré.
séquito.
principios.
Sin cruzar ni una palabra más,
franceses.
presentes.
entusiasmado.
estado.
empezamos a jugar.
Se alejó perdiéndose entre la
cargaron en la ambulancia;
–dijo Piero.
–¿Quién es el familiar?
–¿Usted es su esposa?
replicó el médico.
parte médico.
la espalda.
Cecilia se quedó toda la noche
lúcidos y enteros.
Me dirigí entonces a la
ritmo de mi respiración…
Pensaba en esa maraña de
ambiciones que mueve al ser humano y
que, paradójicamente, se vuelve
estómago.
En el living se encontraban
reunidos Juan, Robert y Piero tratando
de comunicarse con el poco español que
clínica de Sudamérica.
cerebro.
en la clínica.
Una semana después, Paul arribó a Río
Cuarto con el primer informe médico
para que se lo tradujera. Su objetivo era
cada operación.
–¿Mademoiselle María? –
me ofrecía.
–Señorita, la he citado para
informarle que voy a necesitar de sus
servicios durante el tiempo que perdure
Philippe?
–Claro que sí, señorita. Es por
mismo la demanda.
que no entendí.
–Sí, dígame.
–Usted dice que yo soy parte
intérprete!
beneficio de su hermano.
–Correcto, los dos queremos lo
mismo.
–De todos modos, ¿qué
relevancia tiene mi conocimiento sobre
los negocios de Philippe en este asunto?
propuso Paul.
sentada.
Llegamos al estudio, que se
encontraba en pleno centro de la ciudad,
para encontrarnos con un joven abogado
Paul.
la rehabilitación? –interrumpió el
abogado.
–Según el testimonio del
documentos.
– ¿Cuándo cree que se me citará
a declarar?
pericia médica.
Paul no me gustaba. Su
de su parte.
que necesito!
¿Los documentos que
correcta.
tampoco!
¿La fecha del asesinato de
estaba viviendo.
Pasamos al escritorio y
saco:
–¿Conoció a Piero?
nudo de su corbata.
aplastando a Philippe.
moverse –aseguré.
–Anóteme el nombre y apellido
saludar a la gente.
–Adentro de la casa, mientras se
cambiaba, ¿quién estaba?
–No lo sé porque yo fui a ver a
10
Necesitaba mi interpretación en su
y organizar debidamente la
rehabilitación de mi hermano en el caso
que despertase del coma. En el supuesto
caso que Philippe saliese del terrible
fonoaudiólogas, psicólogas y
hermano mayor.
explicando el desarrollo de la
recomendada terapia.
–Ya está, aquí lo tengo –sacó de
intenciones.
estaba pasando?
11
indiferentes.
correspondientes:
asiento.
lugar a la traducción.
–Creo que he sido víctima de un
intentó justificarse.
–No estamos aquí para saber si
definitivo.
–¿En el entorno de Philippe? ¡Si
mismo tribunal.
–Así es, correcto –afirmó
agachando la cabeza y dejando por unos
instantes su mirada perdida en el piso–.
12
hermano.
La llegada de su hermano menor
podría mejorar la situación o
empeorarla por completo, ya que
centro y me resignaba.
13
reponerme.
muy molesta.
–¡Yo! –respondió Gloria, la
cocinera.
–Pero, por favor… ¡Cómo va a
encuentro.
suministrarle la medicación y de la
respondió Federico.
–Me parece que la rutina es muy
14
delante de nosotros.
pasado reciente.
la traducción al francés.
En cuanto Philippe escuchó mi
voz, levantó la cabeza con lentitud y
volvió a mirarme, pero esta vez
tradujese.
la movilidad de la mandíbula, de la
dentadura–. ¡Vamos!
Y como el paciente no lograba
mover ni sus labios, ella misma lo
ayudaba a hacerlo, al mismo tiempo que
propio cuerpo
15
extrema.
Me retiré a mi habitación a
presentándose y explicándole su
espacio-temporal.
Con tres calendarios en sus
manos, uno de 1980, otro de 2000 y otro
de 2003, se dirigió a él.
desplomó.
medicamentos?
–No, el neurólogo le agregó otro
tranquilizante, porque anoche se mostró
muy agresivo.
derecha!
–Es que anoche vino Cecilia y se
le metió en la cama; entonces él
¡Meterse en su cama!
–¡Sí! Y con camisón de raso y
todo.
–No; sin dudas, esta chica está
bastante trastornada.
entendía todo.
–¿A qué hora sucedió eso?
–Ella llegó a la medianoche. Él
ya se encontraba dormido, y se le metió
a su cama y lo despertó.
16
de alegría.
cubiertos! A ver…
Retiró la mirada de la terapeuta
y posó sus ojos sobre mí; levantó su
mano junto con la mía y, sin soltarla,
¿Qué le dijiste?
En ese momento, Philippe miró a
Claudia con desprecio, inhaló con la
totalidad de sus fuerzas y, cuando abrió
la boca, le dijo:
– ¡BOLUDAAAA!
La palabra se terminó en el
especializada en rehabilitación, se
mostraba más preocupada por el
significado de las palabras del paciente
El progreso de Philippe
el calendario de 2003.
–Mirá, Philippe, ese es el año en
Inglaterra, Dubai.
Apuntó al cartel de Argentina.
–¿Te acordás del día en que
organizaste el partido de polo? –
la mente? –insistió.
Él giró su cabeza hacia el lado
respondiendo a la pregunta.
interpelación.
Muchísimos progresos se
obtuvieron aquel día: su respiración
17
enfermo.
el ajedrez y el backgammon. La
* * *
–¿Estás contento?
–¡ Très ! ¡Muy! –dijo susurrando.
–¿Entiendes las veces que hablan
castellano?
– Oui.
–Me imaginaba. ¿No quieres que
aproximara.
–¡Siempre! No sé por qué estás
tan seguro de mí –le respondí
país.
estaba eufórico.
–¡Camarada! ¿ Ça va ? –dijo en
francés.
– Oui.
–Veo que aún te acompaña tu
intérprete. ¡Sí que tienes suerte! Ella es
siempre.
entiendes…
– Si tan preocupado está por eso,
¿por qué permiten que Cecilia se meta
todas las noches en la cama de Philippe?
ninguna respuesta.
lo de la estafa a ELF.
–¡Sí! Llama a Valmont –ordenó
Philippe.
Más tarde salimos a dar un
apresurado.
–¿Puntana?
–Está en las caballerizas…
–Es tuya...
imposibilidades y de su situación. De
18
abrazó.
detalladamente.
nuestros ojos.
–Philippe, estoy aquí para
ayudarte, si así lo deseas –le dijo en
oportunidad de sostenerte
tomando la energía de un ángel que te
acompaña ¡vamos, ponte de pie!
que se siente!
No sabía qué hacer; si mi
trabajo de intérprete o quedarme callada
importante.
Rápidamente, Max, dejó unos
en la terapia?
terapia.
–Pero esto no estaba previsto y
celular.
–Me quedo más tranquila
sabiendo que usted es médico… aún así,
preguntó Max.
Estaba desconcertada e
impresionada, la energía que fluía en el
aseguró Max.
Laura mecía el cuerpo de un lado
determinarían su capacidad o
incapacidad física y mental.
sencillo.
están haciendo?
confiar en mí.
–Sí, ya lo sé. Y él también sabe
que sos su única esperanza. Hace unos
un silencio.
–¿Fuiste a su habitación a verlo?
–No me dejaron pasar. Philippe
amaneció de buen humor y me dijo que
algo.
–Yo creo que sí. logró darme
preocupación.
–Acabo de llegar…
–Bueno, vamos entonces, te
estábamos esperando.
enterrar a mi hermano…
–Tienes toda la razón...
–Creo que la única solución es
salir vovler a Francia. Tengo su
borracho.
–¿Como llegaste a esta
conclusión?
aeropuerto.
–No puedo creer que te lo lleves
así –dije desconsolada.
unos instantes:
podía interpretarla.
–María te va a ir a visitar –
prometió Valmont arrebatando la silla de
ruedas para conducirla hacia afuera.
Me quedé inmóvil, mi corazón
20
AIDE-MOI
JE T’ATTENDS
deseos.
Pero no pude.
retomar su lectura.
funcionaba irremediablemente en mi
interior, como si al separarnos me
hubiese metido un virus o un chip
opción.
–Es increíble lo que dices, es de
película.
–No, es mucho peor que eso.
Unos minutos de silencio corrieron
vacíos. Me habían arrebatado la
hemipléjico, deformado.
Piero me entregó el sobre con
pronto”
Abrí la caja y vi un diamante en
forma de gota.
21
muertos.
–Aguarde sentada,
mademoiselle.
privilegiados visitantes.
esperar?
estaba Philippe?
mentón.
pide?
peligro.
–Y si acepto y cumplo con mi
quitármelo de encima.
Philippe.
Para mi sorpresa el jeque aceptó
* * *
SEGUNDA PARTE
LA
ELEGIDA
Paris-Angola, 1980.
Angola.
negociar.
seguridad francés.
material bélico.
comenzara el proceso de
descolonización.
Huambo.
segundos.
el nuevo presidente.
—Soy Marie…
llegar.
—Los diamantes…
sin vacilar.
riesgos.
2
Paris, 2004.
—¿ María?
—Suélteme.
— Philippe me envió a buscarla.
del vagón.
de un pasado feliz.
Salimos de la ciudad en dirección
develarme.
Una vez más me dirigía a la boca
del lobo; sin embargo, esta vez era
completamente consciente.
La voz del árabe aún retumbaba en
mis oídos:
—¿Dónde aterrizaremos?
—A la altura de Saint-Tropez…
Visualizamos el yate y
descendimos. La avioneta tocó el agua,
apagó motores y quedamos por unos
minutos meciéndonos con el movimiento
Philippe.
Angola, 1980.
conseguirlo.
minera”.
A unos tres años de oficiar como
la amante del ministro y vivir de los
privilegios de aquella situación, decidió
importaba experimentar.
con un pañuelo.
indignada.
dejó descansar.
bien?
—Necesitaba descansar. Me
comeré esto y después iré al río a
bañarme.
—Iré contigo.
—Akina me acompañará,
Philippe.
luna llena.
—Lo intentaré…
—Entiendo.
ella.
energía de la luna.
Quiero que…
del río.
—¿Coquetas?
ser elegidas.
—¿Elegidas para qué?
—¿Para casarse?
comenzó a hablar:
—Señores, la mina tiene unos
trescientos metros de diámetro y
trescientos de profundidad. Con la
horas diarias.
divertido.
Philippe.
vino espumante.
país es un caos.
De pronto, el ministro se
incorporó y dijo:
Marie desconcertada.
se puso de pie.
miraba.
jurisdicción, 2004.
perturbada.
—¿Estás molesta conmigo?
—¿Por qué no fuiste a buscarme
al aeropuerto?
—Dejé que el árabe se acercara a
—¿Quiere la fórmula?
Asentí.
—Y te quiere a ti —susurró.
Aún no me atrevía a mirarlo a los ojos y
esa conversación bajo la penumbra roja
el aire un instante:
la voz rasposa.
Envuelta entre sus brazos, mis
manos recorrieron su firme espalda, su
besaba mi cuello.
consecuencia, su hemiplejía se
acentuaría. Sólo un tratamiento intenso
como se había llevado a cabo en la
confinarlo a un hospital.
¡Dios! Si no fuese por esos ojos
Philippe me resultaba la
experiencia más erótica de mi vida.
Desde que subí a bordo del yate todo
parecía un juego para mí y había logrado
vida real.
Angola, 1987
armamento.
—Debemos esperar…—lo
tranquilizó.
—¿Esperar?
anuales.
—Correcto.
—aseguró Dmitriy.
mercancía a ti.
apasionada.
—Sí…
propiedad.
día.
— Cálmate, no cargues con culpas
ajenas. Esta lucha no te pertenece —
dijo Philippe cautivado por la
sensibilidad de Marie.
hace feliz?
pobreza, Philippe.
existir.
trabajaron en la mina.
antepasados.
campo sembrado.
frunciendo el ceño.
por ahí.
—Debes pensarlo ahora.
Akina?
brillo enceguecedor.
Con el tiempo, Marie entendió
muchas cosas; la primera fue comprobar
que el tiempo es un concepto creado por
Mar Mediterráneo, 2004.
Aguardé sola en el living
algo.
—Me darás mi libertad —
en mi anular.
Mi cuerpo parecía explotar en
mil pedazos. Permanecí inmóvil,
y le di la espalda.
—No te engañes —me susurró
en el oído—. Los dos sabemos que una
nuestro futuro.
Lo besé y rodeé su cuello con
mis brazos.
la primera lección.
—¿Entrenarme?
tratamiento usaron.
autoridades públicas.
voz firme.
—Me inyectaron otras drogas
es el próximo control?
—En un mes.
observación.
en peores circunstancias.
—Iré solo. Necesito que ocupes
mi lugar durante mis ausencias; debes
misma.
—¿Vendrás conmigo?
—¡Nadiv!
Una monumental mujer ingresó al
—¡María! —rabió—. Te lo
advierto, no quiero problemas. Puedes
Me incorporé y le estreché la
mano.
—Siéntate.
inmediatez.
—¿Qué sucede?
—¿Por qué no me eliges un
hombre? No puedo andar con esa mujer
— Es la persona de mayor
compostura.
—No puedo poner en riesgo tu
cuerpo.
casarte conmigo?
—¿Tengo otra alternativa?
—¡No!
Angola, 1989.
orgullo y lealtad”.
enfermera francesa.
el terror.
orgullo y lealtad”.
atesorado.
María”.
labios.
sosteniéndole la mirada.
Los ojos claros de una mujer
blanca podían ser el trofeo más valioso
que nunca antes había imaginado. En esa
a gusto.
curiosamente educado.
—Buenos días, señorita Marie.
Soy Samuel Savimbi —dijo haciendo
una reverencia ante ella. Nada lo había
Francia, 1989.
sin respuestas.
bien.
—¡Qué pasó!
le nublaba la vista.
¿Martino?
—Mandaré al mensajero.
—Quiero que vengas tú mismo.
—Perfecto.
gracias a ti y a tu dinero.
las armas.
vivir?
tranquilo.
—Te escucho.
—Fallaron.
no me llegó el reclamo.
dando.
yacimiento?
Philippe.
milésima de segundos.
sabes de ella?
rescatarla.
el portero.
—Pasa.
—Saldrás adelante. Te lo
prometo.
Mónaco, 2004.
Un joven de la tripulación me
llevó en lancha hasta Mónaco. Era mi
de alta costura.
acento africano.
—No quiero hacerle daño. Soy
periodista, solo quiero darle mi tarjeta.
Prométame que no va a gritar. Asentí
entrevistarla.
Philippe Leduc.
—¿La elegida?
—Philippe Leduc es el
pueblo.
—¿Ellos?
probador.
—¿Lo conoces?
cualquier cosa.
madura.
Una modista tomó mis medidas y
me preguntó si el vestido de novia lo
quería bordado con piedras. No
absurda mi realidad.
10
Angola, 1989
—¡Estás embarazada!
—No lo estoy.
guerra.
—Te lo agradezco.
por su pueblo.
—¿Tú no lo sabes?
Marie.
entendimiento y se terminarían
—¡Sal de aquí!
Samuel sabía que lo necesitaba
vivo pero debía imponer su autoridad y,
por otra parte, le hervía la sangre.
en la cabeza.
mandioca.
—Esto es delicioso Akina. ¿Por
qué nunca me lo preparaste? —dijo
Marie.
mandioca.
desconcertada.
—¿Cómo lograste llegar hasta
allí?
días.
—¿Quién es Dima?
inmediato.
Akina.
Akina.
terció Akina.
—Y mi padre lo destruyó todo —
acotó Samuel avergonzado.
susurró Marie.
lucha”.
—¿Fines patrióticos?
significa muerte.
—En la tribu tenemos un ritual
para comenzar cada cambio de estación:
miramos hacia arriba y el universo nos
instrumentos básicos.
todo.
11
Mar
jurisdicción, 2004.
El crucero zarpó con los invitados
desde Mónaco y navegamos hasta llegar
al crucero.
En el camarote me puse el vestido
mi espalda.
El resto de las mujeres también
vestimentas típicas.
triunfo en el rostro.
Extendió su brazo y me alcanzó
la mano, nos miramos a los ojos. La
colmaron el salón.
Una a una recorrimos las mesas de
los invitados. Cada presentación era
también.
Escuché esas palabras y luego
sentí un mareo. Me desplomé en los
música.
12
Angola, 1989.
dijo:
página en su historia.
para ella.
corteza de árbol.
hijos y su esposo.
tan mágica.
la ferocidad de un salvaje.
había enviado.
Philippe.
tiraron en el río.
13
Francia, 1990.
mis negocios.
—¿Entonces? ¿Dónde guardas tu
dinero?
14
correctas.
subordinados.
—¿Quiénes son concretamente mis
subordinados?
— Los eslabones que te permiten
—Ejemplo…
africanos.
—¿Planta de investigación para
armas nucleares?
Angola?
—Esa es una lección aparte. Allí
el presidente me concedió la
explotación de una mina de diamantes a
cambio de abastecerlo de armamento sin
restricciones; también tengo acciones en
yacimientos marítimos.
tráfico ilícito…
el poder.
—Concretamente Philippe ¿Qué
debo hacer en tu ausencia?
—Estar atenta a los focos de
—¿Tenemos competencia?
la competencia.
—Creo que esto es demasiado
para mí… —dije cubriéndome el rostro
con las manos.
tienes límites.
instintivamente su contacto y me
incorporé de un salto.
que te diga.
intérprete?
hache.
—No, es morocha y es la
recordar…
15
Maraquesh, 1994.
muerte.
con Paul.
—No me lo recuerdes.
ese golpe.
—Tenías razón en algo: Marie
murió pero frente a mis ojos —tomó un
trago de la botella.
allí.
culpa.
agitó la cabeza.
—Hermano querido, tú debes
reponerte. Ahora eres un hombre muy
importante y en parte me lo debes a mí.
— ¿Qué necesitas?
¿Dónde te metiste?
la botella.
pedirme ayuda?
—Porque me la debes.
por esto.
eso?
presento.
16
Oriente, 2001
llegó a la cima:
—Vírgenes.
—Gracias a nuestro
efectivo.
mirada en el piso.
es de tu agrado.
esclava.
17
Angola, 2002
Philippe dejó correr el tiempo.
crecía su fortuna.
Savimbi.
Samuel Savimbi cumpliría
rápidamente con el deseo de su padre:
denunciar públicamente a Philippe y al
desfigurado el rostro.
de los perpetradores.
mujer.
el dolor de no tenerla.
18
de mí.
—Y te quedaste dormida.
—¿Por qué no me despertaste?
Quería pasar la noche contigo…
la noche contigo?
—Hablemos en serio: la prioridad
es que te entrenes. Si luego de eso te
quedan ganas de estar conmigo, pasarás
por mi habitación.
las sillas.
favor.
Samuel Savimbi .
Artículos relacionados:
condena.
murmuré.
cosas?
volver a casa.
—¿A Argentina?
exactamente?
—¿Quién fue?
—¿Algo personal?
cuentas en Suiza.
entiendo su reacción.
— te matan.
sería legal.
preguntó Philippe.
fluyó naturalmente:
sudamericanos.
—¿A quiénes? —pregunté con
naturalidad.
—México, Colombia, Cuba,
*Dirección General del Armamento.
la DGA.
idea.
cláusula de exclusividad.
Leglobe.
ex ministro de Seguridad.
comisiones.
Le gustan morochas.
presidente de Leglobe.
—La Gran Logia tiene una visión
fragmentada de estos negocios; puede
Geant.
—Necesito el inventario de cada
área con precios actualizados, por
favor…—terció Philippe mientras me
monumentales edificaciones. Un
conglomerado de edificios
ultramodernos delimitaba la “zona de
negocios”. Continuamos por una de las
grandes avenidas que bordean el río
Aguardaba instrucciones de
Philippe para dar el primer paso. Toqué
a su puerta y al verme, tiró de mi brazo
con fuerza, cerró la puerta y me tomó de
fantasmas.
Me contó la terrible tragedia que
había vivido de niña, en el mismo
habitación se hospedan.
Se acercó sonriente a la mesa e
hizo de intérprete.
mesa.
mis ojos.
—Debes distraer al
presidente?
Permanecí callada sosteniendo su
desconcertado.
— Tú… ¿Vienes a saldar tu
deuda? —me rodeó la cintura con sus
manos.
—Mucho mejor que eso —le tomé
armar un plan.
—¿Un plan? —le seguí el juego.
—Sí, no creas que voy a olvidar
lo que me prometiste.
—Yo no le prometí nada. Usted
traía la fórmula.
—Me prometiste una noche juntos
para el trabajo.
—La persona que elegiste para
mandar a matar a Philippe tampoco era
la indicada.
—Es verdad —dijo y soltó una
—Te escucho.
—Esta información tiene precio.
—¿Qué quieres?
—Que me liberes del encargo.
—¿La fórmula?
arriesgaría a tanto?
para el gobierno.
—Si lo que me cuentas llegase a
ser una mentira de Philippe.
cooperación en el desarrollo de la
industria. Esto implicaría que ustedes
a la investigación y al desarrollo.
—¿Y tú quieres que me olvide de
la fórmula a cambio de éste
ofrecimiento?
—Exacto.
mi cuello.
entregarle mi cuerpo.
En ese momento golpearon a la puerta.
Amil me soltó y caminó por el pasillo
con nosotros.
Volamos directo a Niza. Desde allí un
coche nos llevaría hasta el helipuerto
20
—¿Cómo te sientes?
La pregunta me descolocó, en
—¿Solo bien?
desconocía.
—Es normal.
disfrutaste?
espalda:
todas?
que te lo digo.
—Pero, Philippe, él no se
olvidará; te lo aseguro.
archivos secretos.
—¿No lo interrogaron?
ocupar mi lugar.
21
EL MENTOR DE LOS
POLÍTICOS
Philippe Leduc, quien durante más
de dos décadas abasteció al gobierno
África.
Akina.
miró y le sonrió.
Caminaron por la aldea y
conversaron sobre todo lo que vivieron
—Vine a…
—Lo sé, míralo —Akina señaló al
extraordinario.
—¿Tú piensas que es porque es
blanco?
moriría.
—¿Qué le sucedió?
que es.
rostro y se acercó.
—Hijo, quiero presentarte a
Samuel Savimbi.
eso?
—Porque a usted le debo mi vida,
mía.
—¿Y tú qué piensas? ¿Te gustaría
ir a ese lugar?
así?
— Verás: en una guerra siempre
hay alguien que gana y alguien que
pierde…
su causa.
de tu padre.
—Akina es una gran mujer.
—Si, señor.
— Deseo que Philippe nos deje en
22
subía al coche.
rapidez.
muerte de su mujer.
A Layala la casa le pareció una
soldaditos.
árabe.
—Todas mujeres…
—Dormiremos en habitaciones
portugués.
—¿Por qué quieres que aprenda
portugués?
—Dentro de un mes iremos a
Angola. Te mostraré lo que tengo allí.
Morirás de amor cuando la veas…
Dímelo ahora.
—¿Mina de qué?
— Hace veintidós años, el
proyecto.
necesitas?
curvas.
Layala subió al Bugatti y encendió
Philippe?
—¡Por Dios! ¡Ve a cambiarte el
color de pelo!
—¡No es para tanto! ¿No te gusto?
cubría su corazón.
Layala cenó en su cuarto y
tiempo.
Cuando salió a tomar el té a la
terraza, bajo el sol del mediodía, vio
la abrazó.
Layala se quedó inmóvil; después
cárcel?
propio diablo.
23
clausurada.
Lo único que permanecía intacto
días.
Las mujeres comenzaron con la
limpieza y los hombres revisaron las
Mónaco.
Cuando vio por primera vez el
yacimiento, tuvo una sensación extraña:
era un enorme hoyo que le produjo
gente.
Philippe le mostró las
instalaciones que se habían salvado del
—Fue un exterminio.
manchada de sangre…
Philippe apenas repasó el lugar
con su mirada; nunca sabría que esa
tanta barbarie.
pobre gente.
urgencia.
—Nadiv debe pilotear muy bien.
—Tú no eres una princesa. Nadiv,
Nacional.
—Es el único lugar donde puedes
aterrizar. Otra zona sería demasiado
peligrosa.
cerdos.
Las cosas transcurrían muy rápido
odio?
haciendo.
—¿Cuándo regresaremos a
Mónaco?
—¿Quieres regresar?
—No lo sé.
—Debo ir a Cuba; tengo que
—Lo haremos.
—¿Sí?
—¿Nos mantendremos
comunicados?
—¿Y si no lo hace?
—Todo quedará en tus manos,
24
Philippe partió rumbo a Cuba. Si
Philippe no regresaba, había planeado
montó.
Nadiv quedó sorprendida con el
espectáculo, viendo a las dos hembras
—¿Mi hijo?
—Sí, Marie, tu hijo sabe todo lo
que pasó. Le conté sobre su padre.
—Claro…
—Philippe no regresó nunca más
detalle:
—¿Samuel Savimbi?
—Sí, él nos salvó la vida.
Layala estaba confundida. No
reencarnación de Marie?
Era absurdo. Philippe nunca le
ver…
encendieron el fogón.
Akina la levó hasta la choza donde
dormía Samuel. Allí le mostró el álbum
le recordaron a alguien:
—¿Quién es él?
—Samuel Savimbi.
Salieron de la choza cuando el
coro de mujeres entonaba una canción
rítmica y alegre. El jefe de la tribu la
habló en nyamba:
—¿Quién eres?
—Mi nombre es Layala —
—No.
—¿Y por qué te pareces tanto a
ella?
—No lo sé…
pecho.
—Lo sé.
—¿Conoces a mi padre?
25
padre?
—Aquí vivió tu madre. Philippe
venía a visitarla.
trabajando en la mina y en la
construcción del hospital y la escuela.
Layala.
Samuel nunca había visto nada
igual; tanta gente junta trabajando.
un gran maestro.
a salir de la miseria.
Layala le prohibió que cargara un
arma; no dejaría que se convirtiese en un
niño soldado más.
tambien
—Estoy bien aquí y puedo
cuidarme sola. Además, la guerra ha
terminado.
vengarse de Philippe.
de su fiel guardiana.
vida.
—No seas inocente. Conozco este
habitación.
detener.
sobre la cama.
Dejó el arma a un costado, llevó
sus manos al cinto, con un gesto rápido
ningún órgano.
—Vuelve a la casona; es muy
peligroso que andes sola por aquí —
era irrespirable.
—Debes salir de este lugar ahora
regresó a la casona.
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suspenso.
Samuel.
no conoces el hambre.
de las lágrimas.
—Lo imaginaba.
Dima.
alrededor.
—Entonces, ese hombre es peor
que Philippe. Puso en marcha una
maquinaria gigante, manejó a su
lo convirtió en millonario.
—¿Qué sucedió?
—Vamos a llevarla a la
un cosquilleo en el estómago y el
— Estamos casados.
—Eso fue un error. Obligarte a
—Cuando te vi inconsciente en
esta cama, delirando de fiebre, me di
cobarde.
—¿Cobarde, tú?
la oportunidad de conquistarte.
…
—Que me enamoré de ti en el
momento en que te vi por primera vez a
volver a Argentina.
—¿Tengo mi libertad?
compartirla contigo.
Se besaron y él la contuvo en un
cálido abrazo.
—Renunciaré a la venganza, a la
ambición. De ahora en adelante serviré
armas.
—Solo cuando se trate de
combatir el terrorismo o defender a
nuestro país. Por casi treinta años vendí
Paul Leduc.
FIN