e-aquinas
Año 4 Julio 2006 ISSN 1695-6362
Aula Magna:
ABELARDO LOBATO, La verdad integral sobre el hombre: La 2-9
antropología tomista
Documento:
J. AUGUSTINE DI NOIA, Imago Dei – Imago Christi: The
Theological Foundations of Christian Humanism 10-20
FRANCISCO CANALS, Naturaleza humana y generación: “Homo est
de homine sicut Deus de Deo” 21-30
Publicación:
ELISABETH REINHARDT, La dignidad del hombre en cuanto imagen
de Dios. Tomás de Aquino ante sus fuentes 31-38
Noticia:
Doctorado honoris causa a fray Abelardo Lobato, O.P. 39-40
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Abelardo Lobato, La verdad integral sobre el hombre: La antropología tomista
hombre!” Previa a cada una de las perspectivas llevamos escrita en el alma una
cierta intuición del hombre y de lo humano.
Desde la situación cultural y la crisis epocal que vive occidente no hay futuro
humano, ni lo puede haber. Para lograr la respuesta anhelada hay que dar un
paso atrás, y así poder dar el salto hacia adelante. Por ello creo necesario el
retorno a las bases sólidas del pensar humano, cual se encuentran en la obra
admirable de Tomás de Aquino, homo omnium horarum. En esa línea de
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condenado a no ver sino las sombras, Aristóteles lo ha visto como señor del
palacio, y Tomás lo ha descrito como el itinerario que va desde la nada al
absoluto por ser no un dios sino la imago Dei en tres escenarios, el de la
naturaleza, el de la gracia y el de la gloria. No es el hombre para el mundo, sino
el mundo para el hombre.
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del hombre le trasciende y solo es posible por un agente de poder infinito. Todo
ente causado procede de otro, la vida es siempre una herencia. El alma humana,
forma sustancial del cuerpo, es forma que da el ser unifica y es espiritual. El
alma está en el origen del dinamismo humano que se despliega en todos los
órdenes, desde el átomo y la célula, hasta las actividades superiores como el
entender y ejercer la libertad. El alma es la fuente originaria de las potencias o
facultades. En un primer momento brotan los actos como proyección del acto de
ser, pero a su vez se verifica un retorno del acto al sujeto y con él viene el
devenir o hacerse del hombre. El hombre, como ser inteligente tiene el cometido
de regular su dinamismo mediante la libertad y la inteligencia. Los actos dan
origen a los hábitos buenos o malos en los tres órdenes típicos de lo humano,
intelectivo, factivo y moral. Las virtudes morales son perfectivas no sólo del
acto sino del sujeto, porque lo hacen bueno o malo. El ser humano es capaz del
bien y del mal y es responsable de sus opciones desde la fundamental hasta las
cotidianas de menor relieve.
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