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Norbert Elias (2009) Los Alemanes.

Primera parte: Civilización e Informalización

a. TRANSFORMACIONES EN LOS PATRONES EUROPEOS DE COMPORTAMIENTO EN EL SIGLO XX

Elias comienza afirmando que no es posible discutir acerca de los cambios en el comportamiento de los
individuos sin hacer un análisis de determinadas transformaciones estructurales de la sociedad.
Menciona 5 que a su criterio resultan cruciales:

a) el grado relativamente alto de seguridad social;

b) la serie de movimientos de emancipación y, en este sentido, las modificaciones en


el equilibro de poder entre grupo marginales y establecidos;

c) los movimientos de ascenso social que ha producido una disminución considerable


de las diferencias en la escala de poder en: la relación entre hombres y mujeres, entre
las generaciones más viejas y las más jóvenes, entre las sociedades europeas y el resto
del mundo y con algunas reservas –tal como señala Elias- en la relación entre
gobernados y gobernantes;

d) estas transformaciones en las relaciones de poder produce una profunda


inseguridad en las personas implicadas en las vicisitudes del cambio, sobre todo en lo
concerniente al estatus o la identidad social, la cual no se plantea ya de forma
explicita, aumentando los niveles de inquietud;

e) a su vez, esta disminución en la escala de poder hizo conciente a las personas de la


magnitud de las diferencias. En este caso, Elias ilustra con un ejemplo: “Hoy más que
nunca, somos conscientes de que una abrumadora parte de la humanidad vive toda su
vida en os limites del hambre (…) Pero una de las peculiaridades de nuestro tiempo es
que no la pobreza ni las altas tasas de mortalidad se aceptan ya como algo inevitable,
como algo inseparable de la condición humana”. (Elias, 2009:44)

Estos cambios o transformaciones han ocasionado, a criterio de Elias, importantes consecuencias en el


tipo de convivencia entre las personas, para su conducta y sensibilidad en el trato comunitario.

En este sentido, insiste, las modificaciones en los patrones de conducta se encuentras indisolublemente
ligados a los cambios estructurales masivos en las sociedades respectivas.

A partir del análisis de una carta que el padre de Mozart envía al príncipe de Salzburgo, Elias analiza la
forma en que se pueden comprender conceptualmente el lenguaje y las formas de comportamiento que
allì se ponen de manifiesto. En este marco, sostiene:

En todas las sociedades, tanto en las mas diferenciadas como en las mas sencillas, existen, por una parte,
esferas de relaciones y actividad donde el canon social de las personas involucradas exige un
comportamiento formal, esto es, sustantivo, que requiere la formalidad del comportamiento. Pero también
existen, por la otra, ámbitos de relaciones y actividad en que, de acuerdo con la norma, resulta adecuado
un comportamiento informal, esto es, un grado mayor menor de informalidad.” (Elias, 2009:47)

Es por esta razón, que Elias sostendrá –discutiendo con aquellos que opinan que el estudio de la
conducta solo debe remitirse a los psicólogos o politólogos- que lo debe ser analizado de forma
sociológica es el espectro de formalidad e informalidad de una sociedad. Según afirma, este análisis
procura entender “una simultaneidad de directrices en una sociedad o, expresado de otra manera, de la
escala sincrónica entre formalidad e informalidad. Este fenómeno se distingue, en la escala de la
informalización, de la escala diacrónica de informalización, en el sucesivo desarrollo de la sociedad.” (Elias,
2009:48)

Según sostiene, el espectro de formalidad/informalidad en nuestros días es mucho más reducido y entre
las nuevas generaciones, tal vez, sea mucho mas reducido que en cualquier otra época (Elias, 2009:48).
Sin embargo, Elias no reduce la mayor flexibilización de las conducta que alguna vez fueron formales a

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los círculos juveniles. De alguna manera, el proceso de democratización funcional tiene mucho que ver
con esta transformación en los patrones de conducta.

“Debemos tener presente que la estructura de control o normativa, que el código o canon de
comportamiento y de los sentimientos de nuestras sociedades (y tal vez de todas las sociedades) no es
completamente homogéneo, que en cada sociedad existe una escala de formalidad/informalidad relativa
específica y exactamente determinable que puede ampliarse o restringirse.” (Elias, 2009:50)

A partir de aquí analiza wl modo en que este peculir impulso informalizador puede ser entendido en el
marco del proceso civilizatorio. Antes realiza una advertencia: su teoria de la civilización no a punta a
pensar y sostener que en la medida que las que que antes se prohibían hoy se permiten vivimos en una
epoca de regresión civilizatoria. Eso, en su aopinion, sólo puede sostenerse a partir una una
comprensión insuficiente de la teoría de la civilización. En esta línea sostiene:

“Si uno quisiera definir el problema fundamental de cualquier proceso de civilización, podría decir que este
es el de cómo puede el ser humano satisfacer en convivencia con otros seres humanos sus necesidades
animales elementales sin que esta búsqueda de satisfacción signifique cada vez la destrucción, la
frustración, la humillación recíprocas o algún daño mutuo de alguna índole, es decir, sin que la satisfacción
de las necesidades elementales de un individuo o de un grupo de individuos s realice a costa de la
satisfacción de esas necesidades por parte de otro u otro grupo de individuos.” (Elias, 2009:51).

En este marco, las personas se encuentran sujetas a un conjunto de restricciones. Elias enumera cuatro
fundamentales:

a) Las restricciones a que se ven expuestas las personas debido a las peculiaridades de su
fisiologñia (hambre, apetito sexual, envejecimiento, necesidad de cariño, amor, odio, enemistad)
b) Aquellas cuyo origen se encuentra en acontecimientos naturales de índole no humano como la
búsqueda de alimento
c) Las que ocasionan entre sí los seres humanos en convivencia que llamará restricciones
heterónomas. Se trata de las restricciones que ejercen unas personas sobre otras debido a su
propia interdependencia.
d) Las restricciones autónomas, o “autocontrol”. Se trata de un conjunto de restricciones que a
diferencia de las restricciones naturales, instintivas, se basa en el potencial de restricción
autónomo que poseen todas las personas, el cuales actualizado por medio de la experiencia, del
aprendizaje y cuyo grado de activación depende de la sociedad en la que el individuo crece.

Según Elias, en la conjugación entre estos cuatro tipos de restricciones la constelación, la configuración
de la sociedad se modifica: “Según creo haber descubierto en mis investigaciones, los procesos
civilizatorios se caracterizan por un cambio en la relación entre restricciones sociales heterónomas y
autónomas o autorestricciones individuales. Se trata únicamente de uno entre varios criterios; me
concentraré en él en vistas de que ofrece una vía de acceso relativamente sencilla a los problemas mas bien
complejos del impulso a la informalización”. (Elias, 2009:53).

En este sentido, Elias sostiene que en el proceso de civilización el aparato autorrestrictivo se hace más
fuerte en relación a las restricciones heterónomas, más uniforme y más versátil. Según sostiene, “en
nuestras sociedades “Ciertamente , la escala de la diferenta social es todavía bastante amplia, pero en el
curso del proceso de democratización se ha reducido la escala de poder. Esto se corresponde con el hecho
de que, en el trato con las personas, incluso en el trato con las de una posición social inferior, estamos
obligados a desarrollar un alto grado de autocontrol”. (Elias, 2009:54).

Elìas se limita a dos esferas especificas para analizar el impulso informalizador: el canon que regía las
relaciones entre hombres y mujeres entre los estudiantes antes de la primera guerra mundial con la hoy
vigente y el que regía las relaciones entre viejas y nuevas generaciones.

En el primer caso, parte de un ejemplo sencillo: el tuteo. Destaca cómo la desaparición de rituales como
“estimada señorita” o “usted” resultan hoy obsoletos en las relaciones que se establecen entre los y las
estudiantes que se tutean con total naturalidad aún cuando ni siquiera se conocen.

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En las generaciones de principios de siglo había rituales bastante rígidos para la aproximación de un
hombre hacia una mujer. Estos rituales incluso podían ser aprehendidos en las ligas o asociaciones de
estudiantes en caso de no haberse adquirido en la familia. Sin embargo, con la emancipación de un
grupo que careció de poder con anterioridad, las mujeres, y su acceso a la universidad en condiciones
prácticamente igualitaria estos rituales entre hombres y mujeres han perdido mucho de su función
original. Elias dice: “… este ritual daba a ambos, hombres y mujeres, cierto sustento y apoyo en su trato
entre sí. Les servía como una restricción heterónoma a la que podía atenerse también una persona que
contara con un aparato autorestrictivo relativamente débil.” (Elias, 2009:56). Tal como sostiene Elias, la
emancipación de la disciplina externamente controlada que de algún modo era la función central de las
asociaciones estudiantiles dejó a los participantes del proceso de formación de parejas más solos que
nunca. En palabras de Elias: “pretender y formar parejas ha alcanzado un alto grado de individuación”. En
este sentido sostiene: “aunque a primera vista puede parecer paradójico, este proceso de informalización,
esto es, la emancipación de la restricción heterónoma de un ritual socialmente prescrito, plantea mayores
exigencias al aparato de autorrestricción de las partes individuales.” (Elias, 2009:56).

Esto esta vinculado estrechamente a lo que sostiene Martuccelli respecto del tacto y el impulso
democratizador. También a lo que dice Sloterdijk.

“En consecuencia, la informalización implica mayores exigencias para el aparato de autoresticción y, al


mismo tiempo, una experimentación más frecuente, una inseguridad estructural. No hay, en realidad,
modelos para orientarse, cada uno debe elaborar por cuenta propia, precisamente llevando a cabo tales
experimentos, la estrategia de la aproximación, lo mismo que de la vida en común.” (Elias, 2009:56)

(Esta bueno el ejemplo que pone de la revista TIMES sobre las dudas que puede despertar en un hombre
decidir si ofrecer o no el asiento a una mujer en el colectivo público)

Respecto de las relaciones entre viejas y nuevas generaciones, Elias analiza como el tuteo entre los
estudiantes se extiende también a los profesores y docentes jóvenes.

Más allá de los derroteros de este impulso informalizador. Elías advierte sobre el hecho que muchas
veces en las discusiones publicas no se alcance a tomar dimensión de la estructura misma de la
transformación. Cito: “Es decir, el cambio aparece simplemente como expresión del relajamiento de los
cánones de comportamiento y de los sentimientos sin los cuales una sociedad, por necesidad sucumbiría.
Sin embargo, esta concepción no hace justicia a los hechos. Los cambios en el patrón social que determina
la vida de las mujeres jóvenes muestran, de manera inequívoca, que ahora el peso de las decisiones y con
ello también de la regulación, ha pasado de los padres y las familias a las mujeres mismas. Se trata, en
realidad, por ese lado, es decir, por el lado de la relación entre generaciones, de un incremento de la
presión social hacia una autorregulación, o dicho de otra menea de un impulso hacia la individuacóòn.
(Elias, 2009:62).

b. LA SOCIEDAD DE LA SATISFACCIÓN DEL HONOR

Usualmente se utilizan en investigación social al menos dos criterios para determinar la estratificación:
uno de ellos es la filiación profesional y el otro la clase social a la que pertenece. Sin embargo, según
sostiene, ninguno de ellos es suficiente para la comprensión de la ordenación de las personas en un
estrato superior o inferior. Según advierte, resulta indispensable saber “cómo se clasifican a sí mismas y
cómo clasifican a los demás las personas de una sociedad que dispone de diferentes oportunidades de
ejercer poder y gozan de estatus” (Elias, 2009:62). En este sentido la imagen de estatus que se forman los
diferentes estratos que componen la sociedad constituye un síntoma bastante confiable de la
distribución real de poder entre ellos.

De est modo toma el ejemplo de una pequeña sociedad alemana en la que la aceptación en la Sociedad
de museo marcaba la pertenencia o no a la “buena sociedad”. Dicha aceptación se determinaba a partir
de criterios internos tales como titulo, fama, educación, posición profesional, entre otros. Según afirma

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Elias, la pertenencia indicaba con quién uno podía relacionarse sin poner en riesgo su propio estatus
superior.

A partir de aquí analiza como el duelo, reducido a un asunto privado, funcionó como un signo de
pertenencia a los estatus de honra hasta el siglo XX. Sobre todo en las asociaciones de estudiantes
proclives a la violencia así como también en el ámbito militar. El duelo se presenta como una de las
formas de defender el honor individual al margen de las leyes y los tribunales y con la exposición
misma del individuo.

Las capas superiores de Alemania hasta entrado en el sigo XX, se componía por quienes estaban
facultados para la satisfacción del honor. “Este canon perite a quienes son físicamente más fuertes o se
sirven con mayor astucia de los medios violentos imponer su voluntad a quienes son menos diestros que
ellos en el uso de las armas y, al mismo tiempo, cosechar mayores honores.” (Elias, 2009:69). En la
actualidad quien usa su superioridad combativa para someter a otros a su voluntad no goza, según Elias,
de ningún respeto en particular. Anteriormente, sin embargo, en todas las sociedades guerreras en
hecho de probarse en una batalla física con otra persona ha sido un elemento imprescindible del respeto
que ha de mostrarse un hombre a sí mismo. (Elias, 2009:69).

La sociedad de honorables de Alemania, en la que los nobles y los burgueses se encontraban


jerárquicamente estratificados pero unidos por las mismas normas de trato y relación, por los mismos
patrones a autodicción se encontraba compuesta por un sector militar y uno civil. En el militar el camino
conducía a través de las academias de cadetes y las escuelas de guerra a una carrera oficial que si bien
siempre resguardaba los puestos mas altos a la nobleza, las personas de origen burgués podían
encaminarse a posiciones mas elevadas. En el sector civil, el camino conducía a través de las
Universidades, de las asociaciones de estudiantes demás a cargos superiores en la administración del
estado. (Elias, 2009:77)

Ver esto de las normas del trato y relaciòn como variable central del respeto para las observaciones y
las entrevistas

El codigo de honor noble entre 1817 y 1914, transgredía de alguna forma el monopolio de la violencia
puesto en manos del príncipe y por tanto del Estado. Sin embargo, en estas condiciones resultaba en
algunos casos imposible para la policía sancionar esta transgresión dado que en algunos casos ellos
mismos debían doblegarse ante algún ilícito y someterse a duelo.

En este marco Elias sostiene que resulta imposible intentar comprender los comportamientos y explicar
la convivencia de las personas remitiéndonos únicamente a las fuentes oficiales o normas formales
escritas dado que, buena parte de las reglas sociales no aparecen en este registro.

Elias sostiene que en la actualidad es común ver en investigaciones la utilización del concepto de
cotidianeidad para referirse a estas reglas sociales no escritas. Sin embargo, la mayoría de las veces, la
utilización de dicho concepto sin el rigor necesario “… paraliza cualquier intento de comprensión de las
estructuras de convivencia entre las personas, en particular, el de las estructuras de poder. Induce a la
investigación de situaciones individuales de manera aislada como si existieran en un vacío sociológico…”
(Elias, 2009:87) Para el autor, es preciso esforzarse en construir modelos teóricos de las estructuras en
las que dichos fenómenos cotidianos están incluidos.

“El acto violento formalizado del duelo no era, como hemos dicho antes, un hecho social aislado, sino
sintomático de ciertas estructuras sociales; tenía una función específica para las clases sociales de cuyas
estrategias de comportamiento formaba parte; era característico de un tipo específico de estrategias de
trato entre las personas, del tipo dominante en tales círculos, y, también, de una valoración específica de
ellas” (Elias, 2009:91)

En este sentido el duelo era un tipo de acción violenta formalizado en alto grado, una acto que atentaba
contra el monopolio estatal de la violencia y reservado ante todo, a los nobles, sobre todo, a los oficiales,
y luego también a los civiles burgueses de un estatus lo suficientemente alto. La gente de los rangos
inferiores de la sociedad podía golpearse sn necesidad de guardar ninguna forma…”.(Elias, 2009:88) A

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estos, sin embargo, se los enviaba a la cárcel, se los condenaba. Los duelistas, por el contrario, no eran
condenados por los tribunales a ir a la cárcel sino que se los detenía en fortalezas o se los enviaba al
exterior. El código de honor de la nobleza tenia prioridad, en esta sociedad, sobre las leyes del Estado.
Este ejercicio de la violencia no era no era de un tipo arbitrario sin que se trataba de una forma de
violencia formalizada de manera extrema.

En este arco la estructura de la personalidad de los individuos se ajustaba en gran medida, en los
estados alemanes, a un orden social estrictamente autocrático y jerárquico. Esto genera en el carácter de
los individuos la necesidad constante de una estructura social que se corresponda con la estructura de
la personalidad, la necesidad, entre otras cuestiones, de formas estrictamente ritualizadas de
distanciamiento y aproximación social, dado que la formalización social establecida como orden y
obediencia entre gobernantes y gobernados facilita la orientación del trato y la relación con otras
personas, así como la solución de los conflictos que de ello pudiera surgir. “Una formalización de este
tipo limita de manera precisa el margen de decisión de cada individuo, pues ofrece, gracias a los
lineamientos de responsabilidad y competencia, un apoyo firme a sus propias decisiones, haciendo posible a
la vez un control relativamente fácil de las tensiones personales” (Elias, 2009:89).

La dinámica que adquieren estos grupos humanos en los que se la da cierta primacía al uso de la
violencia en el trato y las relaciones sociales con otras personas, resalta la estrecha vinculación entre la
estructura social y la de la personalidad. Estas sociedades permiten, de alguna manera, a quien es
físicamente fuerte o hábil “comportarse groseramente y sin consideración con otras personas, tan pronto
creen percibir en ellas alguna debilidad (…) los conduce constantemente al ascenso en ellos de un tipo de
personas que se distinguen, no solo por su fuerza o habilidad físicas, sino por experimentar placer y alegría
al someter, siempre que se presenta la oportunidad, a otras personas con las armas o con las palabras.”
(Elias, 2009:91)

Esta formalización se vuelve clara a la luz de la comparación entre el duelo y las formas de dirimir los
conflictos en las clases inferiores. Elias muestra como en las palizas se observa una rápida sucesión
entre la discusión y los golpes, caracterizada por un alto nivel de espontaneidad de los sentimientos de
enojo rabia, odio. Esta espontaneidad, es podo amortiguada por prescripciones sociales que determine
el comportamiento de los individuos envueltos en la lucha. En este sentido tiene mayores grados de
informalidad.

En este marco es posible comprender una de las funciones sociales mas importantes de la formalización:
es por un lado un signo distintivo, de diferenciación que, al mismo tiempo que obliga a los individuos a
factores altamente autorestrictivos, funciona como mecanismo de distanciamiento y los recompensa
con un acrecentamiento de su valor y la satisfacción de pertenecer a un grupo superior, confirmando
que el individuo tiene de sí. La gama de la escala formalidad/informalidad sirve aquì como criterio de la
distancia social de las diferentes clases. Asumimos, según analiza Elias, además de las funciones de
diferenciación y distanciamiento, el duelo añade la función de integrar al grupo superior.

Según sostiene Elias “para aclarar los fundamentos y la estructura del impulso contemporáneo a la
informalización, es necesaria analizar el impulso formalizador de la pase anterior (…) sólo con una visión
ampliada de este tipo, puede uno aproximarse a una conclusión acerca de si, en el impolso a la
informalización de nuestros días lo que tenemos es simple y sencillamente un colapso de los mecanismos
civilizatorios de autocontrol o si se trata, más bien, de un desmontaje de formalizaciones que han perdido
parcial o totalmente su función a consecuencia de las transformaciones sociales.” (Elias, 2009:95)

Síntoma del impulso a la formalización o informalización… (99)

La informalización del vestido hacia fines de la época imperial alemana tanto de mujeres como de
varones. Cuando se mira este proceso a largo plazo resulta obvio que en los estados industrializados
avanzados durante el siglo XX ha habido un fuerte paso a la informalización. Esta transformación, sin
embargo, no puede ser explicada a partir de un proceso de racionalización. Los impulsoas a la
informalización se encuentran estrechamente vinclados a la modificación de las relaciones de dominio.
(Elias, 2009:107) “La vestimenta de una persona emite una serie de señales a los otros, simboliza, sobre

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todo, como se ve a sí misma esa persona u como desea ser vista por los demás en el marco de sus
posibilidades. Ahora bien, como se ve a si misma y cómo quiere que se la vea depende, por supuesto, de la
estructura de poder de una sociedad en su totalidad y de la posición de esa persona dentro de ella. (…) El
desmontaje u la descomposición de las formalidades y, por tanto, de los tipos de vestimenta cuya función
exclusiva o primaria era la simbolización visual de las diferencias y distancias sociales, la manifestación
tangible de la jerarquía social, se lleva a cabo, en consecuencia, mas fácilmente en los Estados industriales
desarrollados, donde las representaciones de los grupos burgueses y obrero se encuentran en una lucha por
el poder, que en los Estados nacionales industriales de principios de este siglo, donde el establishment tiene,
todavía en gran medida, un carácter cortesano, aristocrático y militar.” (Elias, 2009:107).

Honor y canon moral

“La comparación del código de honor de los estratos guerreros con el canon moral de los estratos medios,
hace evidente que el primero va de la mano de una estructura de dominio que descdansa en una
jerarquización estricta de las relaciones humanas, en una ordenación clara del mandato y la obediencia;
mientras que el segundo parece tener explícitamente la pretensión de ser válido para todos los seres
humanos y de postular implícitamente la igualdad de todos ellos.” (Elias, 2009:117). El canon moral de los
estamentos medios representa y pone de manifiesto un mayor grado de individualización, un mayor
grado de relativa autonomía de los autocontroles.

Mas adelante analiza centralmente como las asociaciones de estudiantes forjaron practicas de iniciación
estrictamente ritualizadas como la convivencia cervecera, en la que quién mas recistencia tuviera
resultaba vencedor (118). Las luchas entre dos personas también formaron parte de una de las formas
de prueba determinación que utilizaban estas asociaciones. Elías destaca cómo durante el II Imperio,
estas pruebas adquirieron mun matiz fuertemente vulgarizado y rudo que convertía a quienes eran
físicamente mas fuertes, hábiles, rapaces en una persona superior.

Elias señala, entonces, cómo la estructura de la personalidad que orientaba este tipo de convivencia
estudiantil implicaba un tipo de entrenamiento del carácter en el que quien mostraba debilidad no valía
nada. (127). Las pruebas constituían para estas asociaciones un instrumento de educación. Así, en
palabras de Elias, mientras la universidad instruía, las asociaciones educaban (113)

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