QUEVEDO
DOCENTE:
PSIC.MARIANA SOLIS
MATERIA:
COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA
CARRERA:
LCD. EN ENFERMERIA
TEMA:
ABUSO SEXUAL INFANTIL
PARALELO:
“C”
INTEGRANTES:
GABRIELA CATOTA
ELIZABETH GAVILANES
JULISSA MURILLO
Artículo Científico
Palabras Claves:
Abuso sexual infantil, técnicas de juego.
Abstract:
The present work aims to propose diagnostic techniques for chils sexual abuse, and to
analyze it as a risky situation for many children regardless of family structure they have,
these cases are difficult to manage psychotherapeutic and legally, their difficulty
requiere psychology intervention, which gives the most accurate answer about the
presence or obsence of abuse, effects and repair about some solutions on the victim.
In this sense, it presents play strategies whose viability is to account for the signs anda
symptoms of the condition the sexually abused child.
Key words:
Child sexual abusw, play strategies.
INTRODUCCION
El abuso sexual infantil es una cuestión raramente tratada con toda la veracidad posible,
pues se trata de sucesos generalmente secretos, siendo los datos de los que se
dispone, una pequeña parte de los casos que realmente ocurren. Ello es así por las
características o situaciones propias del abuso: casos se producen dentro de la familia,
cuestiones referentes a la sexualidad del individuo, sobre la que se mantiene el secreto,
el miedo y las falsas creencias; la no autonomía de los niños pequeños para
denunciarlo; el miedo en muchos profesionales y ciudadanos a las implicaciones que
puede originar la denuncia; y el gran desconocimiento del tema, de sus diferentes
manifestaciones, así como de las situaciones de riesgo que pueden favorecer los
abusos sexuales.
Posiblemente lo que ocurre es que en la actualidad se produce menos tolerancia social
respecto a la vulneración de derechos de los niños.
El abuso sexual es un sentimiento angustiante con el que viven muchos niños y
adolescentes. El tema del abuso sexual de niños y adolescentes es complicado, y
sumamente serio, abordarlo es hablar de un tabú, algo que es poco tratado a la luz
pública, por ser un secreto, tanto para el abusador, que no quiere ser descubierto, como
para la víctima, que está completamente desorientada y siente un miedo terrible. Los
numerosos niños y adolescentes, que sufren el abuso sexual tienen que vivir con un
secreto desgarrador. ¿Por qué? porque a no ser que intervenga una tercera persona, el
niño o el adolescente seguirá atrapado en una situación dañina y pervertida, debido a
la vergüenza, el temor, la confusión y las amenazas del abusador.
El presente trabajo, tras realizar una revisión de las consecuencias a corto y a largo
plazo del abuso sexual infantil, pretende discernir cuales son las principales variables
que determinan los efectos del abuso sobre la víctimas. Aunque revisiones anteriores
han analizado variables como las características del abuso, víctima y agresor, otros
factores como los situacionales y las variables cognitivas de la víctima, sobre los que
nos centramos especialmente en esta revisión, han recibido mucha menor atención.
METODOS
Se realizó una búsqueda de los estudios sobre el tema en las bases de datos disponibles
y se consultó la normatividad de carácter no vinculante y la legislación Colombiana
(vinculante). En la estrategia de búsqueda, en las bases de datos.
Se emplearon los siguientes términos (MeSH): sexual abuse and childhood, [MeSH],
Children Abuse and Neglect [MeSH] y Psychotherapy and sexual abuse [MeSH].
PubMed: se relacionaron los términos mencionados y se obtuvieron 118 artículos, de
los cuales 45 eran pertinentes para el tema. Cochrane: se obtuvieron 22 artículos
relacionados con el tema. Además, se revisaron las referencias de los artículos
seleccionados en la bibliografía disponible. Se presenta un caso ilustrativo.
DESARROLLO
C. La relación:
Intra-familiar: el abusador pertenece a la familia (padre, hermano, tío, abuelo).
Extra-familiar: el abusador es una persona conocida (amigo de la
familia, profesor, vecino, etc.).
D. La duración.
Única vez: son casos en la relación extra-familiar.
Crónica: la mayoría de los casos; se repite hasta la pubertad o adolescencia de
la víctima.
E. El método.
Violencia física: se dan en raras ocasiones en el caso del abusador.
Convencimiento por amenaza: el abusador amenaza al niño con hacer lo mismo
con sus hermanos, lastimar a su madre, etc.
Convencimiento por seducción: el abusador promete premios, privilegios, etc.
El desorden post-traumático:
Las secuelas negativas en las víctimas del abuso pueden manifestarse: a corto plazo, a
dos años de ocurrido el abuso; o a largo plazo, luego de dos años de ocurrido el abuso.
A corto plazo:
Sobre la propia imagen: sentimientos negativos hacia su propio cuerpo;
sentimiento de culpa y desprecio por su persona; desarrollo de la propia imagen
basada en terminología sexual negativa (sentirse como una prostituta, etc.).
Sobre la actividad sexual: conducta seductora o actividad sexual compulsiva
(sexualización traumática); ausencia de interés sexual.
A largo plazo:
Sobre la propia imagen: rechazo del propio cuerpo, autocastigo, trastornos en
la alimentación, adicciones, psicosis, etc.
Sobre la actividad sexual: masturbación excesiva, exhibicionismo,
voyerismo, prostitución, abuso hacia otros. Esto último es un comportamiento
frecuente, ya que la identificación con el agresor hace que quien fue abusado
recree su propia experiencia de abuso sobre otra persona.
El síndrome de acomodación:
El síndrome de acomodación comprende las reacciones más frecuentes de los niños
abusados sexualmente. Poco se sabe sobre las posibles variaciones en los mecanismos
de acomodación de los varones abusados debido a su reticencia a admitir que han sido
abusados y a la alta probabilidad de que un niño sea abusado por alguien fuera del
núcleo familiar. Existe, además, en nuestra cultura la idea de que quien abusa de un
varón posee tendencias homosexuales. Tal vez, este sea un factor para que las víctimas
sean mujeres en su mayoría.
Por ello y con el fin de una mejor comprensión, desarrollaremos este síndrome aplicado
a la víctima femenina, lo cual no implica ignorar ni minimizar el abuso en el caso de los
varones.
Este síndrome consta de cinco categorías específicas: el secreto; la desprotección; la
acomodación propiamente dicha; la denuncia tardía; y la retractación. Las dos primeras
son consecuencia directa de la vulnerabilidad del niño y las tres últimas se desprenden
del abuso sexual.
El secreto
Ningún niño está preparado para enfrentar la posibilidad de ser abusado por un adulto
en quien confía. Esta posibilidad es un secreto bien guardado aun entre adultos. Lo que
menos imagina una niña es que pueda ser abusada por su propio padre, de quien espera
protección y cariño. Entonces la víctima queda a merced del abusador para tratar de
comprender qué sucede. De todas las "explicaciones" ilógicas y egoístas que recibe de
su abusador, la niña sólo entiende que algo malo está sucediendo, que es peligroso y
que debe guardar silencio al respecto.
Las "explicaciones" que utiliza el abusador incluyen amenazas, por ejemplo, "si dices
algo, voy a matar a tu madre" "si dices algo, haré lo mismo con tus hermanos" "si hablas,
destruirás la familia y terminarás en un orfanato", seducción "este es nuestro secreto"
"¿ves qué lindo es hacer feliz a papá?" "si te callas, te regalaré lo que quieras" y
provocación "si hablas, nadie te va a creer" "si le cuentas a mamá, se morirá de pena"
"si dices algo, diré que tú tienes la culpa".
El miedo a no ser creído, a ser culpado de mentiroso e imaginativo, a perder el amor de
los padres es una amenaza terrible para el niño. Una niña que es abusada por su padre
y no creída por su madre ha quedado huérfana, psicológicamente hablando.
El secreto se convierte, entonces, en una doble fuente: por un lado, de allí nace el temor;
y por el otro, brinda una promesa de seguridad, ya que al permanecer callada "protege"
a su familia y a ella misma.
Los niños deben ser creídos cuando mencionen alguna actitud abusiva hacia ellos. El
enjuiciamiento y la negación por parte de la madre hacen que el secreto quede aún más
arraigado en lo profundo de su corazón.
La desprotección
Las encuestas norteamericanas indican que el 10% de la población femenina ha sido
abusada sexualmente en su niñez por algún familiar. Muchas personas esperan que el
niño actúe como un adulto frente al abuso sexual. Si no lo hacen, piensan que el niño
es cómplice del abuso o que le gustó.
No es fácil para una niña sentirse amparada cuando el abusador es alguien
jerárquicamente superior a ella, alguien a quien ella debe respetar y obedecer.
Hay casos de mujeres que mantuvieron relaciones con sus padres durante años sin
saber que era una conducta incestuosa, creyendo que era la conducta normal de
cualquier niña, enseñado así por la autoridad paterna.
Muchas niñas han relatado cómo su padre, padrastro o compañero de la madre se
acercaba por las noches a su cama, recorriendo su cuerpo con las manos, la boca o el
pene. Ante este relato, la sociedad espera una sola reacción por parte del niño:
resistirse, pedir ayuda o intentar escaparse. La verdad es que la mayoría de los niños
no puede reaccionar y queda paralizado.
La única defensa posible es hacerse la dormida, cubrirse con la frazada y hacer como
si nada, entre sus escasos recursos. Esta falta de reacción por parte de la niña generará
luego una gran culpa por creer que provocó el hecho o de que podía haberse defendido
pero no lo hizo.
Debe enseñarse que, más allá de cualquier circunstancia, ella no tuvo más remedio que
quedarse callada y someterse.
La acomodación propiamente dicha
El abuso puede ocurrir sólo una vez o reiteradas veces; la experiencia nos indica que,
lamentablemente, sucede en forma reiterada.
El perpetrador sabe que puede acceder a su víctima fácilmente. Ella vive con él en la
misma casa y la ve todos los días; sólo debe ir y abusar de ella. Así, se produce una
conducta adictiva y repetitiva, a la cual solamente el descubrimiento pondrá fin. De esta
manera, lo único que el niño puede hacer es aprender a sobrevivir, a "acomodarse" a
esta situación tan desagradable. No hay salida; no hay dónde correr ni a quién recurrir.
Una niña razona: o el papá es malo o ella es mala y merece castigo. No puede formarse
la idea de un padre cruel y tirano. Entonces, comienza a verse ella misma como la
culpable de lo que está sucediendo. Este razonamiento explica por qué muchas niñas
que fueron abusadas se perciben a sí mismas como prostitutas o luego desarrollan
conductas sexualmente seductoras frente a los demás.
Como debe guardar silencio para proteger a su familia, se genera entonces
una inversión de roles. La niña debe proteger la supervivencia de la familia y la
seguridad de los demás. La víctima entra en un doble vínculo en el cual queda atrapada:
si calla el secreto, se siente cómplice y culpable; pero si lo dice, puede destruir la familia
y a los padres. Entonces queda encerrada en un círculo sin poder salir.
La denuncia tardía
La mayoría de los casos de abuso sexual nunca llega a denunciarse, al menos fuera del
entorno familiar. Si el conflicto familiar es un detonante para la denuncia, esto ocurre
generalmente algunos años después del abuso continuo. La víctima del incesto suele
permanecer en silencio hasta la adolescencia, cuando tiene la capacidad de desafiar la
autoridad de los padres.
La adolescencia también convierte al padre en una persona más celosa y controladora,
que trata de guardar a su hija de los peligros del mundo exterior. El control estricto y el
castigo derivan en conflictos entre padre e hija. Finalmente, el enojo llevará a la hija a
revelar el secreto. Ella tratará de conseguir comprensión e intervención en el momento
menos indicado. Su enojo por el castigo parece mayor que por las atrocidades sexuales
que revela. Entonces la sociedad supondrá que ella está fantaseando, sobre todo
porque nunca antes había dicho una palabra acerca del abuso sexual de su padre. El
veredicto será que ella inventó la historia para vengarse de la disciplina impuesta por su
padre.
No todos los adolescentes reaccionan de esta manera. Otro mecanismo de
acomodación es ocultar todo indicio de conflicto. Entonces, el adolescente es exitoso en
lo que hace y trata de complacer a sus profesores y a sus pares. Cuando revela su
condición de víctima de abuso sexual, entonces la actitud de los adultos es aún más
incrédula. El veredicto es que no ocurrió nada o, si ocurrió, no tuvo consecuencias para
la víctima.
La retractación
Lo más probable es que si una niña confiesa el abuso luego se retracte.
Detrás del enojo y de la denuncia impulsiva subyacen la culpa y la responsabilidad de
preservar la familia. Además, descubre que los miedos y las amenazas de mantener
todo en secreto son ciertas: su padre la abandona y la llama mentirosa; su madre no le
cree o sufre un ataque de histeria; la familia queda fragmentada y sus hermanos quedan
a la deriva.
Una vez más, la víctima carga con la responsabilidad de preservar o destruir la familia.
La inversión de roles se prolonga en la mala elección de decir la verdad y la buena
elección de retractarse y mentir para salvar la familia. Esta mentirá tendrá más
credibilidad que la acusación de incesto y restablecerá el precario equilibrio familiar.
Indicadores de abuso sexual
Existe abuso sexual si la víctima presenta los siguientes síntomas:
Físicos: dolores en la zona genital, ropa rota, enfermedades venéreas, infecciones
orales o anales, heridas.
De conducta: madurez precoz, cambios bruscos en la conducta escolar, conducta
regresiva y agresiva, depresión, retraimiento, trastornos en el sueño, excesiva
complacencia o sobre adaptación, miedos a familiares, desconocidos; al contacto físico,
negación a participar en actividades físicas.
Otro indicador a tener en cuenta para evaluar si existe o no abuso es lo que se conoce
como pre-condiciones: factores que motivan o contribuyen al abuso.
Distorsión de roles en la familia, hijas que ocupan el papel de la madre.
Hábitos o prácticas nocivas, alcoholismo, drogas, perversión, psicosis.
Entorno familiar desfavorable, falta de afecto, violencia, conflictos de pareja,
madres débiles o abusadas.
Algo de estadísticas
A partir de los artículos leídos se puede observar el maltrato, el odio y el desprecio de
la dignidad Humana. Tal así que en la Argentina creció 50% el abuso sexual de
menores, dando un resultado de que muestra una de cada cinco chicas y uno de cada
ocho o diez varones han sufrido abuso sexual antes de cumplir los 18 años, y se ve que
de un 25% a un tercio de los agresores no son adultos convivientes, sino otros
adolescentes o chicos un poco mayor que la víctima.
En la Provincia de Misiones tres de cada diez niños son abusados al menos una vez
antes de cumplir los 20 años de edad, más del 60% de los niños sufren estos maltratos,
el 35% son mujeres y el 5% son varones consecuentes a esta problemática.
El Estado no toma un rol muy importante frente a estos crímenes contra los Derechos
Humanos, ya que por lo visto las personas que ocasionan daños físicos, morales y éticos
a otro ser, están libres sin cumplir algún tipo de castigo.
OBJETIVO GENERAL:
Contribuir al desarrollo psíquico, físico y social de niños, niñas y adolescentes, actuando
desde el amplio campo de la prevención primaria, secundaria y terciaria sobre toda
forma de maltrato, abuso, negligencia y/o explotación, sea que ésta ocurra a nivel
familiar, institucional o social. Propender al mayor desarrollo de visiones pluralistas e
interdisciplinarias dentro de los límites establecidos por las directrices previstas por el
derecho comunitario, especialmente la Convención sobre derechos del niño, niña y
adolescente. Favorecer acciones de integración de las organizaciones públicas y de la
sociedad civil, vinculadas a la prevención del maltrato infanto-juvenil que pertenezcan a
distintas regiones de nuestro país.
Propiciar el establecimiento de un marco ético común, que concilie la lógica jurídica,
psicológica y social, en relación al ejercicio profesional de cada disciplina.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
5.- Velar por el cumplimiento de las normas del derecho internacional y del derecho
interno vigente respecto a la protección de la infancia maltratada, por parte de los
diferentes organismos del estado e instituciones no gubernamentales.
RESULTADOS
Caracterización del ASI con base en la forma de develación La tabla 1 muestra las
características de ASI cuando éste es revelado y cuando es detectado. Del total de los
participantes, 80 (41,9%) revelaron el ASI, mientras que en los 111 restantes (58,1%) el
abuso fue detectado.
Si bien el porcentaje de ASI revelado alcanza al 46.6% en las niñas y sólo llega al 34,2%
en el caso de los varones, la diferencia no es suficiente para alcanzar la significación
estadística (χ²(1)=2,832; p=0,09). Al analizar el tipo de develación en distintos tramos
etarios, se aprecian diferencias marginalmente significativas (χ²(2)= 5,195; p= 0,07). Se
aprecia que a medida que los niños y niñas van creciendo el porcentaje de revelación
aumenta y el de detección disminuye gradualmente. Alrededor del 35% de los niños
menores de 7 años revela el ASI, mientras que a los 8-9 años la proporción de casos
que revela alcanza el 52%. Respecto al contexto de ocurrencia del ASI, pese a que en
casos de ASI intrafamiliar la revelación es menos frecuente que en casos de ASI
extrafamiliar (38,5% vs. 50,9%), esta diferencia no es estadísticamente significativa
(χ²(1)= 2,461; p= 0,12). Por otro lado, tanto en los casos de ASI sin penetración como
en los casos de ASI con penetración la revelación es menos frecuente que la detección
(χ²(1)= 2,101; p= 0,15). Respecto a la frecuencia del ASI, en casos en que el abuso
había ocurrido una sola vez la revelación alcanza el 48,4%, en cambio cuando el ASI ha
ocurrido en más de una oportunidad la revelación llega 37,7%. Pese a ello, la diferencia
no alcanza a ser estadísticamente significativa (χ²(1)= 1,826; p= 0,18).
Caracterización del ASI cuando es revelado de forma temprana, intermedia o
tardía.
La tabla 2 muestra cómo se distribuyen las variables en los niños y niñas que revelaron
el ASI de forma temprana (n= 23), intermedia (n=28) y tardía (n=29).
Los resultados muestran diferencias en la detección del abuso sexual en niños y niñas
(χ²(2)= 7,886; p= 0,02). Mientras que en las niñas, el mayor porcentaje de los casos es
detectado tempranamente (38,1%), en el caso de los varones la mayoría es detectado
con una latencia intermedia (56,3%) A nivel de los grupos etarios no se observan
diferencias significativas en relación a la latencia de la detección (χ² (4)= 2,783; p= 0,56).
En niños y niñas de todas las edades la tendencia es que los casos de detecten con una
latencia intermedia. Por otro lado se aprecian diferencias estadísticamente significativas
en la latencia de detección en casos de abuso intrafamiliar y extrafamiliar (χ²(2)= 6,877;
p= 0,03).
CONCLUSIONES.
El abuso sexual en la infancia, conlleva el posible desarrollo de múltiples problemas
emocionales, sociales, conductuales y físicos. La naturaleza de dichos problemas
depende, entre otros muchos factores, del momento evolutivo en el que se encuentra la
víctima. Algunas de las variables que pueden explicar la gravedad de la sintomatología
son las características del abuso, agresor y víctima. Sin embargo, aunque estas
características pueden ayudarnos a identificar cuáles son las víctimas con mayor riesgo
de dificultades de adaptación, al ser fijas y no poder ser objeto de intervención, su
utilidad clínica es muy limitada. Debido a ello, los factores ambientales, y especialmente,
las variables cognitivas de la víctima que correlacionan con la resiliencia (estrategias de
afrontamiento, atribuciones de responsabilidad, sentimientos provocados por el abuso y
el estilo de apego) resultan de mayor utilidad para diseñar una intervención eficaz.
Concretamente, la sustitución de estrategias de afrontamiento de evitación por
estrategias de aproximación, la eliminación de las atribuciones de autoinculpación e
inculpación a la familia y de las cuatro dinámicas traumatogénicas (sentimientos
provocados por el abuso) y la promoción de un estilo de apego seguro resultarían
beneficiosos a la hora de prevenir futuros problemas causados por la experiencia de
abuso. Por lo tanto, los profesionales deberían ser conscientes de esta problemática, y
especialmente, de las variables intervinientes en la aparición de estos efectos, a la hora
de enfocar los programas de intervención y tratamiento a estas víctimas.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.
https://www.monografias.com/trabajos82/abusos-sexuales/abusos-sexuales2.shtml
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-
417X2010000100007
https://www.redalyc.org/pdf/773/77344439026.pdf
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-97282015000200024