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Por: Mineyomar Romero | Viernes, 28/08/2015 02:44 PM | Versión

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Un antes de la Cultura, sin la promulgación de la Constitución en el
año 1.999

Para emitir alguna consideración acerca de los hechos que involucran la


aplicación de políticas culturales en Venezuela antes y después de la
Revolución Bolivariana, es imperante la revisión sistemática de aquellos
escritos e intervenciones actores culturales de distintas tendencias
ideológicas y políticas de la Venezuela contemporánea, tales como Arturo
Uslar Pietri, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, Luís Beltrán Prieto
Figueroa Eduardo Machado entre otros, los cuales plantearon la
necesidad de una transformación cultural del país, cuyos paradigmas de
pensamiento social y político describían aspectos sobre la
democratización de la educación, de las Bellas Artes, junto al fomento de
valores propios de la identidad, entendida ésta como memoria histórica,
tradición, folclore etc. Se considera que la transformación cultural
también se vio enfocada en aquellos intelectuales y académicos de
izquierda, influenciados por las ideas de pensadores de la Escuela de
Frankfurt acerca del antiimperialismo, dominación, colonialismo cultural
y el tema dependencia, consumo cultural, cuyos factores buscaron tratar
de comprender temas como la alienación cultural e ideológica,
visibilizando la tesis de que la transformación de la cultura seria posible
cuando se modifiquen las condiciones materiales de producción, teorías
que acercan a la concepción marxista, entre otros teóricos
transcendentales de la historia universal.

Un después de la Cultura a partir del año 1999

Luego de la promulgación de la Constitución en el año 1999, La cultura


respondió, además, a los grandes principios de los derechos culturales
recogidos y expresados en el capítulo VI de dicha Constitución,
lineamientos estratégicos del plan nacional basados en los principios
fundamentales de la orientación del Estado venezolano en materia
cultural: “El acceso pleno a la cultura”. Esto quiere decir, que la cultura
como política de estado fue considerada como un recurso político, y sus
principios de la política cultural orientados a la construcción de la
democracia Bolivariana, y de la ciudadanía, el fomento de la paz y la
preeminencia de la utilización de métodos democráticos según lo
traducido por la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
en el año 2001 según su articulo 100, entendida como la profundización
de la democracia bolivariana y lo indicado por las políticas culturales
diseñadas por el Consejo Nacional de la Cultura (órgano extinto) el cual
publico en su momento un documento titulado :La cultura para construir
y profundizar la revolución en el año 2000 .

Posteriormente, surgió el llamado: “Plan estratégico nacional en el año


2001”, como lineamientos de la política cultural, se expresaran en
términos de lo que se denomino como: “Los equilibrios”. De esta forma,
la cultura pasa a ser el epicentro de los procesos de cambios políticos,
económicos, sociales, territoriales, ambientales y de las relaciones
internacionales. Con estos lineamientos, surge la necesidad de fortalecer
la relación economía y cultura, la democratización del consumo de los
bienes culturales, así como las políticas de financiamiento y
administración que fortalezcan la inversión cultural. Al referirse al
equilibrio social se plantea el diseño de una política comunitaria integral
la cual está centrada en las ideas de democracia cultural, libertad de
creación, inclusión, valoración de lo popular y democratización de los
servicios culturales.

La Aparición de la Misión Cultura en el año 2005. ¿Pañito de agua


caliente?

Según el Ministro de cultura de ese entonces (Francisco Sesto Novas), la


Misión cultura desarrollaría unos postulados amplios, novedosos y
plurales que incorporan elementos de doctrinas políticas y económicas
históricas (liberalismo, democracia, socialismo, cristianismo, marxismo
entre otras) a demás de incluir (Bolívar, Zamora y Rodríguez). Se busca la
construcción de un nuevo socialismo del siglo XXI, el cual propone una
especial atención a la relevancia que adquieren las maneras de considerar
el papel de la cultura en la instauración de un gobierno que, a diferencia
de los gobiernos anteriores, se autodenomina como “revolucionario”.
Esta acción para algunos cultorologos enmarcaba una diferencia
importante en la base normativa de la definición de la política cultural:
hasta este momento (en la llamada IV República) lo importante era
relacionar la cultura con el proyecto democratizador y de desarrollo de la
sociedad venezolana; desde la V República en adelante, el fundamento
relaciona la cultura con la revolución, con el cambio social que se haría
viable con la ayuda de la política cultural, entre otras políticas.

El Sistema Nacional de Culturas Populares. ¿Una nueva estructura para


que?

En el año 2011, en especifico, se promueve la creación del Sistema


Nacionales de las Culturales Populares, como dependencia directa del
Ministerio del Poder Popular para la Cultura, con la finalidad de
profundizar las manifestaciones culturales de las comunidades, a través
de la integración de instituciones, agrupaciones y colectivos del hecho
cultural. Este anuncio fue hecho por el Presidente de la República en
pleno acto de graduación de la V Promoción de Licenciados en
Educación, mención: Desarrollo Cultural, realizado en Teatro Teresa
Carreño de Caracas, en el que 848 nuevos profesionales recibieron su
título.

Esta nueva Institución propuso la creación de cinco programas


estratégicos basados en: En primer lugar, facilitar la transmisión y
multiplicación de artes y saberes, por parte de los artistas a toda la
población especialmente a niños y jóvenes. En segundo lugar, ampliar el
registro y visibilizarían de las expresiones de las culturas populares y
tradicionales encarnadas en sus artistas y cultores, manifestó. En tercer
lugar, promover y difundir las culturas populares y tradicionales
organizando muestras y representaciones y contribuyendo a resolver los
principales problemas logísticos, referidos a la proyección de las artes,
tanto en el país, fuera de él. En cuarto lugar, contribuir a asentar desde el
Estado la base eficaz de una economía cultural productiva, que sostenga y
retribuya el esfuerzo de los artistas y cultores a fin de que puedan tener
una vida digna. En quinto lugar darle apoyo puntual a nuestros creadores
que tengan ocasionalmente alguna dificultad, por razones de salud, de
edad o por cualquier otra causa accidental. El aporte inicial de este
Sistema fue de 300 millones de bolívares, cuyo 200 millones serian
provenientes de los dividendos del Banco de Venezuela, mientras que los
restantes 100 millones provendrán de las ganancias que ha arrojado
Bolivariana de Puertos (Bolipuertos)

Consideraciones al respecto de la creación de estas mega estructuras vs


la dinámica cultura actual:

Sin ánimos de menospreciar y dejar de reconocer esfuerzos emprendidos


por las estructuras de Estado, basados en la idea de la transformación
cultural, seria importante que los sectores que por décadas aspiran a
experimentar la mayor transformación de su historia, dando lugar a la
constitución de una nueva cultura musical basada en la valorización de
los saberes tradicionales tomando en cuenta la visión de un Plan
Estratégico de Economía Creativa, señalen al Ministerio del Poder
Popular para la Cultura, que el mismo no termina de precisar en su
accionar que el objetivo de la política cultural es: “Dar cumplimiento
contundente a lo único que podría salvarnos”: “Una mejor y mayor
economía para el desarrollo local, concibiendo la comunicación y la
cultura ya no solo como expresión simbólica si no como derecho de
ciudadanía, recurso y campo potencial para el desarrollo económico
sustentable”.

Lo expresado anteriormente según mi consideración no ha calado en el


sector de la estructura tecnócrata cultural, y por ende en las diferentes
tendencias musicales venezolanas. Sentar las bases de un nuevo modelo
de gestión participativa que transforme integralmente, en un sentido
productivo, las formas de producción y organización en las principales
ciudades del país, no es entendido como la previsión de un crecimiento
para todo aquel que hace música en Venezuela, ya que la concepción de
la música es de carácter “eventual” y solo la “tarima” el “espectáculo
publico” “alquiler de sonido, toldos y sillas” , es visibilizado, promovido
y financiado en algunas cúpulas gubernamentales.

Se ha observado desde el año 2011,2012,2013, 2014 y 2015 por parte de


algunos representantes gubernamentales de la cultura venezolana
“progobierno” por “conveniencia” que los procesos enmarcados en
congresos, discusiones, coloquios y foros no se traducen en conclusiones
“ejecutables” del actual proceso de innovación cultural y musical (al
menos no es palpable, desconozco si hasta la fecha el impacto ha podido
ser medido fehacientemente a través de indicadores culturales
razonables) , el accionar es lento, y de difícil encaje en actores culturales
en el ejercicio de la música, que poco inciden en las políticas locales. Se
reconoce que esto es un problema más que habitual en toda la estructura
de gobierno. La evaluación preliminar del cumplimiento de algunas de
las metas previstas para el año, no es conocida y nada satisfactoria a este
nivel en especifico en estados como Miranda, Bolívar, Sucre, cuya
demanda Cultural se sabe por conocimiento de causa que es alta, y se
apuntan además nuevas dificultades que, en el contexto de crisis y
desaceleración relativa del crecimiento interno, complican su consecución
a medio plazo.

Actualmente se puede apreciar que cualquier conferencia organizada por


el ente de Cultura solo se traduce en una actividad puntual, no
despertando iniciativa en sus oyentes de incidir en el desarrollo de los
objetivos estratégicos identificados claramente por la Política de Estado, y
que se esfuerce cada vez en un seguimiento y dedicación en mejorar los
sistemas de creación, producción y desarrollo por medio del fomento de
nuevas iniciativas culturales y musicales ( insisto en este ultimo punto
por pertenecer a este gremio) ,no es visible la incorporación total de
nuevas tecnologías y la internacionalización de la cultura musical.

Se conoce actualmente la iniciativa de algunos “Fondos Concursables


para desarrollar la Cultura en diferentes áreas”. La elaboración del “Plan
Operativo Anual 2016” por medio de Voceros Culturales por Estado. La
existencia de Gabinetes Culturales por Estado, la creación de la Asamblea
Musical Caracas (esta ultima como la mas ecuánime y transparente etc.);
sin embargo el impacto de esta tarea sigue siendo poco promovido y
excipiente, ya que esta información y la presencia, interacción y
compromiso de estas unidades es “inexistente” o “débil” en la mayoría de
las comunidades y parroquias .Ciertamente es entendible esta difícil tarea
por parte de aquellos que ejercen la acción cultural desde estructuras
burocráticas que muchas veces no están a tono con la verdadera dinámica
cultural de los sectores populares, esto obedece a que los mismos no son
cuadros preparados para esas tareas, el sentido “Autocrático” y
“Dedocratico”, tampoco coincide muchas veces con sus “Perfiles” ni
mucho menos “Sentido Vocacional”; es por ello que no se logra
garantizar la difusión y el acceso público a partir del reforzamiento, a
nivel local, de los espacios de participación y representación institucional,
mediante una mayor descentralización de equipamientos y servicios y la
circulación abierta de bienes y servicios entre el conjunto de la población,
a la vista de los diagnósticos efectuados, por ende seguirán siendo
claramente insuficientes.

Proteger, y valorizar la memoria y diversidad cultural con políticas


activas hasta ahora postergadas por la poca dotación presupuestaria en
algunos Estados en Venezuela, mejorar la planificación y gestión de las
políticas culturales con la cualificación de los responsables y gestores
culturales, es una demanda insistente entre la mayoría de los actores
culturales de bases. Es sabido que muchos actores no son legitimados,
escogidos y mucho menos reconocidos por sus parroquias tal como se
explico en anteriores párrafos.

Es importante reiterar, que toda política cultural que no cuestione el


marco lógico de intervención en el proceso de desarrollo cultural correrá
el peligro de fracasar. En las estructuras de gobierno en especifico en las
Plataformas Culturales para mas detalle las que operan en las Artes
Escénicas Culturales solo son “agentes de contratación de agrupaciones
de allegados, parientes y afines”, esta “Corporación” o especie de
“Productora Musical Selectiva”, no conforma actualmente un frente
estratégico de desarrollo, apoyo y reconocimiento de agrupaciones,
cantores, y músicos por municipio o ciudad, carecen de visualización de
la cultura y por ende de la música como un problema neurálgico de
construcción de la ciudadanía, simplemente por que siguen siendo una
estructura profunda de poder instituido a través de “sectas”, “tribus de
poder”, que solo busca la satisfacción unipersonal de sus demandas,
haciéndose la vista gorda de aquellos que si hacen vida cultural y realizan
aportes a su comunidad local.

Para concluir, algunos autoridades que representan actualmente la


Plataforma Artes Escénicas y Musicales del País, deben ser renovadas,
son “maniqueistas” “se asolapan en un guion “discursivo y
seudorevolucionario”, para estos es improcedente la defensa y
compromiso de participación de aquellos cultores que hacen música,
marginados de la gobernabilidad local, regional y nacional, simplemente
por que este tipo de directiva aburguesada no tiene la capacidad de
revertir las lógicas neoliberales, no representan otra cosa, en fin, es
necesaria la reedición, en esta línea, de la política difusionista de
planificación estratégica, el “estilo” o “formas” del ejercicio cultural
ejercido por estas elites del poder afecta proyectos de ordenación del
territorio y gestión del sector prioritario, de acuerdo a los objetivos de
aceleración del fortalecimiento musical en Venezuela.

Considerando la compleja realidad y las múltiples dimensiones de la


nueva lógica de transformación de los territorios y las economías
inmateriales, el objeto formal de las políticas culturales en la era de las
industrias creativas, en consecuencia, pasa en Venezuela por un análisis
sincero e institucional (mas allá de los discursos demagógicos) de
aquellas formas de convergencia y articulación entre el sector de las
industrias culturales, los procesos de desarrollo económico y social y las
políticas públicas. Se cree que los cuatro ejes de intervención en este
campo son 1) La revisión constante y el reimpulso de las políticas de
información y comunicación de programas y proyectos, 2) El análisis de
las formas de ejecución seguimiento y control del ejercicio cultural en la
Administración Pública, 3) Las políticas culturales y la convergencia de
las mismas en la alta demanda de premisas de músicos, artistas y
agrupaciones a nivel nacional, 4) La acción de gobierno en materia de
comunicación y derechos de acceso al financiamiento cultural en su forma
justa y equitativa, seguirán siendo asignaturas pendientes para el
Ministerio del Poder Popular para la Cultura y órganos afines a esta
tarea.

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