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COMENTARIO MODELO Los girasoles

ciegos
OPCIÓN B
Texto

Ahora lamento no haber dicho a mis


padres que el hermano Salvador me
vigilaba, porque el día que se presentó
en casa de improviso no estaban
prevenidos. Llegó dando patadas a la
puerta y gritando. Mi madre no tuvo más
remedio que dejarle pasar. Recuerdo que
la casa estaba casi sin muebles porque
se los estaba llevando gente desconocida
por razones que no me atreví a
preguntar pero que yo atribuía a su
pobreza y no a la nuestra.

Entró como una exhalación llamándome y


no dejó de vociferar hasta que me
encontró en la cocina fingiendo leer
Alicia en el País de las Maravillas. Me
preguntó cómo estaba, me arrancó el
libro de las manos, me lo devolvió
inmediatamente y me pidió, sin esperar
mi respuesta, que le dejara hablar un
momento con mi madre.

Durante muchos años, me ha


atormentado el remordimiento por haber
invocado a los leprosos para que se
comieran a ese energúmeno que estaba
haciendo daño a mi madre, porque
cuando acudí aterrorizado al oír sus
gritos, vi cómo mi padre, desangelado e
impotente, se abalanzaba sobre el
hermano Salvador que estaba a
horcajadas sobre ella, que se protegía el
rostro con las manos para evitar el
aliento de aquel puerco que hocicaba en
su escote. Mi padre había salido del
armario.

ALBERTO MÉNDEZ, Los girasoles ciegos

1. Organización de las ideas del texto


Este fragmento pertenece a Los girasoles ciegos de Alberto Méndez,
publicada en 2004. En esta novela, a través de las cuatro derrotas,
podemos ver el sufrimiento y desarraigo que supuso la Guerra Civil
Española para millones de personas.

En cuanto a la estructura externa, el texto se divide en tres párrafos


de similar extensión y pertenece al final de la “Cuarta derrota: 1942
o Los girasoles ciegos”.

Por lo que respecta a la interna, el narrador de este fragmento es


Lorenzo y él mezcla los sentimientos que los hechos le causan ahora
con la narración de lo que sucedió en ese momento tan decisivo
para su familia. Esto hace que se divida en dos partes:
 Los sentimientos que le causa en la actualidad a
Lorenzo lo que vio, sus remordimientos, lo que lo
atormenta:
1. (“Ahora lamento no haber…no estaban
prevenidos”), se siente culpable por no haber
avisado a sus padres de lo que podría ocurrir,
porque él ya vio la obsesión del hermano
Salvador.
2. (“Durante muchos años… salido del armario”),
también se lamenta de haber deseado lo peor a
ese clérigo que intentó violar a su madre y
desencadenó el suicidio de su padre.
 La narración de los hechos, se correspondería con el
resto del fragmento, Lorenzo cuenta con detalle la furia
del hermano Salvador, qué estaba haciendo él y, sobre
todo, se le queda grabado el intento de violación de su
madre, con la consiguiente actuación del padre y la
repercusión que todo esto tendrá para la familia

1. Tema y resumen
Tema: Sufrimiento de Lorenzo al recordar la agresión de su madre y
aparición del padre.

Resumen: Lorenzo, uno de los narradores de este cuento, lamenta,


ya adulto, no haberles comunicado a sus padres que el hermano
Salvador estaba continuamente siguiéndolo y considera que es la
causa de lo que sucedió después: intento de violación de la madre y
descubrimiento de que el padre estaba escondido en el armario.

2. Comentario crítico
Situamos el fragmento
Este fragmento pertenece a la “Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles
ciegos”, de la novela de Alberto Méndez del mismo nombre, publicada
en 2004 y que refleja, con gran realismo y dramatismo, las sensaciones
de las víctimas de la Guerra Civil Española.
Situamos el fragmento dentro de la obra
Estamos ante el final del último cuento, el hermano Salvador llega
enloquecido a la casa de Lorenzo y actúa de forma violenta con él y con
su madre, esto desencadenará el trágico final de Ricardo.
Los narradores (o narrador porque el cuento 1 y 3 solo hay un
narrador)
Méndez alterna en este relato, tres tipos de narradores distintos, cada
uno aparece con una tipografía diferente, estamos ante un cuento de
perspectiva múltiple, aquí es Lorenzo, el hijo pequeño de la familia, que
en el momento de los hechos tenía siete años, el que narra la historia
años después, cuando ya es adulto, y vemos cómo en sus recuerdos se
mezclan las sensaciones que ahora le producen los hechos, con la
narración de los mismos.
Análisis del contenido
Estamos ante un momento durísimo para todos los protagonistas, pero,
sobre todo, para un niño, que ve cómo el ser que más quiere es
atacado de esa forma tan vil y él se siente impotente y se lamenta
después de tanto tiempo de lo ocurrido, ha causado en él una huella
imborrable que ha marcado su desarrollo como adulto, como no podría
ser de otra forma y a esto hay que añadir, que es el desencadenante de
la muerte de su padre.
Análisis de los personajes y relación con la actualidad
Estamos ante tres víctimas: Lorenzo, Ricardo y Elena, víctimas de un
conflicto atroz, entre hermanos. Ricardo nunca entendió que lo
persiguieran, solo por defender sus ideales, esto en nuestro entorno
parece hoy incomprensible. Todos tenemos libertad de expresar
libremente nuestras ideas y la Constitución nos avala (artículo 20). Pero
no podemos olvidar que hay muchos países en los que esto no es así.
Un sondeo reciente habla de una lista de 50 países donde los cristianos
son perseguidos por su fe y esto ocurre especialmente en Asia, Oriente
Medio…Luego no estamos ante un conflicto antiguo, la falta de
tolerancia, el querer imponer nuestras ideas a los demás, sigue siendo
el principal motivo de enfrentamientos nacionales e internacionales.
Lorenzo, en el momento del conflicto es solo un niño, al que ya se le ha
acostumbrado a mentir, a vivir dos realidades distintas, el sufrimiento,
el desarraigo, el miedo, el encierro, son sentimientos que lo
acompañarán siempre. Hoy estamos muy preocupados porque
nuestros hijos no sufran, se lo damos todo, a veces, incluso nos
sentimos culpables cuando los castigamos, pues pensemos por un
momento qué supondrá para su vida adulta el haber vivido esta clase
de atrocidades, nos parece lejano e impensable, pero es esto lo que
están viviendo millones de niños en el mundo que ven cómo sus
madres, hermanas etc., son violadas y asesinadas y tienen que crecer
con este dolor.
El personaje del hermano Salvador es deleznable, su comportamiento
no tiene ninguna justificación, siempre ha habido sacerdotes, que
después de serlo se han enamorado, han renunciado a sus votos y han
formado una familia, pero la lujuria, el comportamiento animal de este
diácono no se puede disculpar como él intenta hacerlo en la carta que
envía a un superior.
Es verdad que el que forme parte del clero lo hace aún más
despreciable porque predica lo contrario de lo que hace, otro tipo de
hombre, un laico, que hiciera lo mismo, sería igualmente reprobable,
pero no iría unido a esa carga de falta de coherencia y de honestidad.
Es triste el daño que a la iglesia han hecho personas como esta, que se
han escudado en la fe, y no han seguido en ningún momento la palabra
de Cristo, esto hace que nos replanteemos incluso nuestra propia fe, el
daño es irreparable. Siempre se ha dicho que para conseguir ser
respetado se necesitan muchos años de esfuerzo, pero para perder el
respeto, con un solo acto basta.
Hoy el caso “Nadia”, demuestra que esto es así, hemos visto cómo un
padre utilizada la enfermedad de su hija para lucrarse y que ha
producido un descenso brutal en las donaciones.
Relación con otras manifestaciones artísticas
El tema de la Guerra Civil y de la inmediata posguerra, que fue igual de
dura, ha sido tratado en la literatura, en el arte, en el cine… De hecho, a
finales del siglo XX, las pantallas del cine español se llenaron de
películas ambientas en esta época, hasta producir el hartazgo y la
necesidad de cambiar de temática para un público que necesitaba ver
cosas nuevas. Pero siempre estarán en nuestra memoria películas como
“La lengua de las mariposas” basada en el relato de Manuel Rivas o la
obra teatral “¡Ay, Carmela!” De Sanchís Sinistierra, donde se refleja
esta dura realidad y esta guerra fratricida que marcará la vida de
muchos españoles para siempre.
También cabe destacar la novela de Javier Cercas, Soldados de
Salamina, en la que se trata el tema de forma diferente, aquí vemos
cómo un hombre del bando republicano salva la vida a un falangista
dejando que escape. En momentos de dureza extrema son muy
importantes esas actitudes individuales a las que el hombre se agarra y
le sirve para creer que todavía existe la compasión y la humanidad.
Conclusión
En definitiva, la dureza que supone una guerra para las personas que
hayan tenido que vivir el miedo, el desarraigo, la pérdida de seres
queridos, la continua violación de los derechos humanos, es quizá el
hecho más traumático que cualquiera puede sufrir. Supone vivir en
continua alerta, en vivir siempre con miedo y dolor, días tras día, año
tras año, es algo insoportable, pero el hombre ha demostrado que es
capaz de sobrevivir a un dolor extremo y mantener intactos sus valores,
es el caso de Lorenzo que pasados los años aún se siente atormentado
por desear el mal al culpable de la desgracia de su familia. Personas
como Lorenzo nos hacen creer en la dignidad humana

TEXTO TAREA Los girasoles ciegos

Sabiendo ahora lo que sabemos de Carlos Alegría, podemos afirmar que


durante el tránsito entre las dos trincheras sólo escuchó el alboroto de su
pánico. Todos los ruidos, todas las explosiones, todos los gritos, fueron
absorbidos por el silencio de la noche. Madrid estaba al fondo como un
escenario, salpicando la tibieza del aire con los perfiles de una ciudad
apagada que la luna dibujaba a su pesar. Madrid se agazapaba.

Así comenzó la derrota del capitán Alegría. Durante tres largos años había
observado a ese enemigo desarrapado y paisano, resignado a que otro
ejército, el suyo, anonadara esa ciudad inmóvil, silenciosa, que había
trazado sus límites al azar, tras unas trincheras desde las que hacía tiempo
nadie esperaba un ataque. «La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad,
se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivencias, en un
ritual de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que
muere, la víctima y su verdugo; ya sólo se habla la lengua de la espada o el
idioma de la herida», escribió Alegría a su profesor de Derecho Natural en
Salamanca dos meses antes de rendirse al enemigo.

Tres años dedicados a la intendencia con el rigor maniático del agrimensor,


con la intransigencia del hijo único, para que nadie obtuviera un proyectil
sin la orden oportuna ni a nadie le faltara el rancho para seguir
combatiendo. Fueron también tres años escrutando la derrota con los
prismáticos verdosos que su centro de Intendencia distribuía regularmente
entre los estrategas de la guerra, entre los observadores del combate,
entre los curiosos de la muerte. Los horrores que no vio se los habían
contado.

Desde su adarve, observaba al enemigo, le veía ir y venir de la oficina al


frente, del frente al taller, del ejército a la familia, de la rutina a la muerte.
Al principio pensó que era un ejército sin alma de ejército y que por ello
debería ser vencido. Con el tiempo, llegó a la conclusión -y así lo reflejó en
sus cartas- de que era un ejército civil, «que es lo mismo que ser un ave
subterránea o una alimaña angélica». Finalmente, viéndoles guerrear
como quien ayuda al vecino a cuidar a un familiar enfermo, la idea de que
eran hombres nacidos para la derrota convirtió a aquellos milicianos en un
inventario de cadáveres. Siempre lleva las de perder el que más muertos
sepulta.
Los girasoles ciegos de Alberto Méndez

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