ciegos
OPCIÓN B
Texto
1. Tema y resumen
Tema: Sufrimiento de Lorenzo al recordar la agresión de su madre y
aparición del padre.
2. Comentario crítico
Situamos el fragmento
Este fragmento pertenece a la “Cuarta derrota: 1942 o Los girasoles
ciegos”, de la novela de Alberto Méndez del mismo nombre, publicada
en 2004 y que refleja, con gran realismo y dramatismo, las sensaciones
de las víctimas de la Guerra Civil Española.
Situamos el fragmento dentro de la obra
Estamos ante el final del último cuento, el hermano Salvador llega
enloquecido a la casa de Lorenzo y actúa de forma violenta con él y con
su madre, esto desencadenará el trágico final de Ricardo.
Los narradores (o narrador porque el cuento 1 y 3 solo hay un
narrador)
Méndez alterna en este relato, tres tipos de narradores distintos, cada
uno aparece con una tipografía diferente, estamos ante un cuento de
perspectiva múltiple, aquí es Lorenzo, el hijo pequeño de la familia, que
en el momento de los hechos tenía siete años, el que narra la historia
años después, cuando ya es adulto, y vemos cómo en sus recuerdos se
mezclan las sensaciones que ahora le producen los hechos, con la
narración de los mismos.
Análisis del contenido
Estamos ante un momento durísimo para todos los protagonistas, pero,
sobre todo, para un niño, que ve cómo el ser que más quiere es
atacado de esa forma tan vil y él se siente impotente y se lamenta
después de tanto tiempo de lo ocurrido, ha causado en él una huella
imborrable que ha marcado su desarrollo como adulto, como no podría
ser de otra forma y a esto hay que añadir, que es el desencadenante de
la muerte de su padre.
Análisis de los personajes y relación con la actualidad
Estamos ante tres víctimas: Lorenzo, Ricardo y Elena, víctimas de un
conflicto atroz, entre hermanos. Ricardo nunca entendió que lo
persiguieran, solo por defender sus ideales, esto en nuestro entorno
parece hoy incomprensible. Todos tenemos libertad de expresar
libremente nuestras ideas y la Constitución nos avala (artículo 20). Pero
no podemos olvidar que hay muchos países en los que esto no es así.
Un sondeo reciente habla de una lista de 50 países donde los cristianos
son perseguidos por su fe y esto ocurre especialmente en Asia, Oriente
Medio…Luego no estamos ante un conflicto antiguo, la falta de
tolerancia, el querer imponer nuestras ideas a los demás, sigue siendo
el principal motivo de enfrentamientos nacionales e internacionales.
Lorenzo, en el momento del conflicto es solo un niño, al que ya se le ha
acostumbrado a mentir, a vivir dos realidades distintas, el sufrimiento,
el desarraigo, el miedo, el encierro, son sentimientos que lo
acompañarán siempre. Hoy estamos muy preocupados porque
nuestros hijos no sufran, se lo damos todo, a veces, incluso nos
sentimos culpables cuando los castigamos, pues pensemos por un
momento qué supondrá para su vida adulta el haber vivido esta clase
de atrocidades, nos parece lejano e impensable, pero es esto lo que
están viviendo millones de niños en el mundo que ven cómo sus
madres, hermanas etc., son violadas y asesinadas y tienen que crecer
con este dolor.
El personaje del hermano Salvador es deleznable, su comportamiento
no tiene ninguna justificación, siempre ha habido sacerdotes, que
después de serlo se han enamorado, han renunciado a sus votos y han
formado una familia, pero la lujuria, el comportamiento animal de este
diácono no se puede disculpar como él intenta hacerlo en la carta que
envía a un superior.
Es verdad que el que forme parte del clero lo hace aún más
despreciable porque predica lo contrario de lo que hace, otro tipo de
hombre, un laico, que hiciera lo mismo, sería igualmente reprobable,
pero no iría unido a esa carga de falta de coherencia y de honestidad.
Es triste el daño que a la iglesia han hecho personas como esta, que se
han escudado en la fe, y no han seguido en ningún momento la palabra
de Cristo, esto hace que nos replanteemos incluso nuestra propia fe, el
daño es irreparable. Siempre se ha dicho que para conseguir ser
respetado se necesitan muchos años de esfuerzo, pero para perder el
respeto, con un solo acto basta.
Hoy el caso “Nadia”, demuestra que esto es así, hemos visto cómo un
padre utilizada la enfermedad de su hija para lucrarse y que ha
producido un descenso brutal en las donaciones.
Relación con otras manifestaciones artísticas
El tema de la Guerra Civil y de la inmediata posguerra, que fue igual de
dura, ha sido tratado en la literatura, en el arte, en el cine… De hecho, a
finales del siglo XX, las pantallas del cine español se llenaron de
películas ambientas en esta época, hasta producir el hartazgo y la
necesidad de cambiar de temática para un público que necesitaba ver
cosas nuevas. Pero siempre estarán en nuestra memoria películas como
“La lengua de las mariposas” basada en el relato de Manuel Rivas o la
obra teatral “¡Ay, Carmela!” De Sanchís Sinistierra, donde se refleja
esta dura realidad y esta guerra fratricida que marcará la vida de
muchos españoles para siempre.
También cabe destacar la novela de Javier Cercas, Soldados de
Salamina, en la que se trata el tema de forma diferente, aquí vemos
cómo un hombre del bando republicano salva la vida a un falangista
dejando que escape. En momentos de dureza extrema son muy
importantes esas actitudes individuales a las que el hombre se agarra y
le sirve para creer que todavía existe la compasión y la humanidad.
Conclusión
En definitiva, la dureza que supone una guerra para las personas que
hayan tenido que vivir el miedo, el desarraigo, la pérdida de seres
queridos, la continua violación de los derechos humanos, es quizá el
hecho más traumático que cualquiera puede sufrir. Supone vivir en
continua alerta, en vivir siempre con miedo y dolor, días tras día, año
tras año, es algo insoportable, pero el hombre ha demostrado que es
capaz de sobrevivir a un dolor extremo y mantener intactos sus valores,
es el caso de Lorenzo que pasados los años aún se siente atormentado
por desear el mal al culpable de la desgracia de su familia. Personas
como Lorenzo nos hacen creer en la dignidad humana
Así comenzó la derrota del capitán Alegría. Durante tres largos años había
observado a ese enemigo desarrapado y paisano, resignado a que otro
ejército, el suyo, anonadara esa ciudad inmóvil, silenciosa, que había
trazado sus límites al azar, tras unas trincheras desde las que hacía tiempo
nadie esperaba un ataque. «La violencia y el dolor, la rabia y la debilidad,
se amalgaman con el tiempo en una religión de supervivencias, en un
ritual de esperas donde entonan la misma salmodia el que mata y el que
muere, la víctima y su verdugo; ya sólo se habla la lengua de la espada o el
idioma de la herida», escribió Alegría a su profesor de Derecho Natural en
Salamanca dos meses antes de rendirse al enemigo.