Anda di halaman 1dari 2

La Sala de Casación Penal del Máximo Tribunal venezolano en su decisión 240

de fecha 29 de febrero de 2000, definió la difamación como un hecho o palabra


que, por lo específico que resulta, es susceptible de atentar contra el honor y la
reputación de la víctima, dado que en base a los detalles que se emiten con el
acto que genera tal difamación, existe la creación de una falsa certeza en
terceras personas, perjudicándose así la reputación de la víctima, por lo tanto,
este delito resulta más condenado que la injuria, la cual es un delito menos
específico basado en un hecho o palabra genérica hacia la víctima. En la
decisión de autos se ventiló un proceso en el cual, se discutió sobre si la
persona jurídica podía ser víctima del delito de difamación.

En el año 1995, el editor de un diario llamado 2001, redactó un artículo de


prensa editorial refiriéndose a la crema dental Crest como “cancerígena”, por lo
cual, los propietarios de la marca Crest, denunciaron al autor del escrito por el
delito de difamación. En respuesta a esto, el Juzgado Quinto de Reenvío en lo
Penal, determinó que dicho escrito no podía ser visto como difamación, en
tanto el delito solo resultaba posible, en opinión del juzgador, cuando la víctima
fuese una persona natural y no una empresa, como ocurría en el caso en
cuestión.

La sociedad mercantil Procter & Gamble de Venezuela, en respuesta a la


decisión del juzgado que ponía fin a la instancia, formalizó recurso de casación
contra la decisión del Juzgado Quinto de Reenvío, denunciando la aplicación
errónea en la instancia de los artículos 444 del Código Penal y del artículo 59
de la Constitución del 1961, normas estas aplicables al caso en cuestión.

En la sentencia, el Tribunal Supremo de Justicia determinó el honor y la


reputación de la persona como bienes jurídicos protegidos por el Derecho
Penal. La Sala continuó su motivación estimando que tanto el honor como la
reputación, son derechos inherentes a todas las personas; de lo que se infiere
que cualquier persona, incluso si está entredicha, pudiera ser víctima del delito
de la difamación, dado que cada persona posee la capacidad de estimar su
honor propio, como también cada persona posee la capacidad de tener una
reputación construida en función a su trato con el medio que la rodea. Pero la
Sala estableció de manera categórica que una persona jurídica no puede gozar
del derecho al honor, ya que la persona jurídica es incapaz de tener
autoestima, considerando la Sala por otra parte, que sí es posible que la
persona jurídica sea titular del derecho al honor, visto como la reputación que
la persona jurídica posee en su accionar comercial, esto interpretando las
normas penales contenidas en el artículo 444 del Código Penal en atención a la
Constitución de 1999.

En este caso, se concluyó que el editor del diario 2001, al publicar su artículo
de prensa, tuvo la evidente intención de difamar. Por lo tanto, la Sala de
Casación Penal declaró con lugar la denuncia de errónea aplicación del artículo
444 del Código Penal y 59 de la Constitución de 1961 por parte del juzgado
penal de reenvío, al quedar probado que tanto la víctima pudo sufrir el delito de
difamación. Asimismo, al estar la acción prescrita, declaró la acción penal como
extinguida.

Anda mungkin juga menyukai