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ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

EDAD CONTEMPORÁNEA
Prólogo: el ser humano en la cumbre de la Edad Moderna

Friederich: Caminante sobre mar de niebla

Tras Descartes, la visión que la filosofía moderna ofreció del ser humano estuvo marcada por el
humanismo ilustrado de Kant y, posteriormente, por el idealismo romántico de Hegel.

Kant es el primero que sitúa a la antropología en el centro de la filosofía. Las tres grandes
preguntas de la filosofía, “¿qué puedo conocer?”, “¿qué debo hacer?”, “¿qué me cabe esperar?”, se
resumen según Kant en la pregunta “¿qué es el hombre?”.
Kant plantea que el ser humano es una realidad intermedia entre la naturaleza y la libertad. Desde el
punto de vista de la ciencia (como fenómeno), el ser humano percibe su cuerpo sometido a la la
necesidad mecánica, a las leyes naturales (Reino de la necesidad); desde el punto de vista de la
moralidad (como noúmeno), el hombre se presupone como voluntad libre, capaz de decidir
autónomamente su camino. Para Kant es este segundo sentido el que prevalece, el hombre es
primordialmente un ser libre, capaz de darse a sí mismo sus propias leyes, frente a los mandatos de
la naturaleza (vengan éstos como imposiciones de los poderosos o deseos del cuerpo).

Frente al moralismo kantiano, Hegel establece un Idealismo absoluto, en el que ser humano y
naturaleza se confunden en una sola realidad, el Espíritu. De de este modo podemos afirmar que
para Hegel hombre es “todo” y “todo” es hombre.
Hegel pasa del “Yo” al “nosotros”, ya no piensa en términos individuales, de ciudadano, sino en
términos colectivos, de pueblo o nación. Pero más allá, cuando concibe al hombre piensa en “la
humanidad” en su conjunto, desde su origen hasta la actualidad, en el largo proceso histórico de su
formación, en su larga lucha con la naturaleza en la que finalmente la razón sale triunfante.
Para Hegel, la realidad “Espíritu” que se vuelve autoconsciente, que se desarrolla históricamente
hasta convertirse en omnipotente Espíritu absoluto, al cual nada se le escapa. Con el nacimiento de
la ciencia moderna y del propio sistema hegeliano, este filósofo llegará a afirmar que “todo lo
racional es ya real y todo lo real ha llegado ya a ser racional”, pues la razón universal, el Espíritu,
ha sometido definitivamente a la naturaleza.

Este optimismo moderno es juzgado por la filosofía posterior como un “delirio de grandeza”: ante
los grandes progresos de la ciencia y la técnica, el ser humano se siente Dios, olvida sus límites y se
lanza al abismo de la destrucción de la naturaleza y de sí mismo.

Frente a la concepción del ser humano como un ser puramente espiritual y racional, los hallazgos

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del evolucionismo de Darwin obligaron a reconocer nuestras similitudes con los demás animales.
Debajo de los grandes logros culturales -del arte, la ciencia, la filosofía, la política, la moralidad- la
filosofía contemporánea descubre realidades más básicas y crudas, que tienen que ver con nuestras
necesidades básicas: la economía, la voluntad de dominio y la sexualidad. Marx, Nietzsche y
Freud, los denominados por el filósofo Paul Ricoeur “maestros de la sospecha”, marcarán con su
crítica al humanismo ilustrado el modo de pensar de la antropología del siglo XX y XXI.

Darwin Marx Nietzsche Freud

A continuación examinaremos cómo conciben la naturaleza humana estos tres autores y, a la vez,
cómo los tres critican nuestra sociedad como “alienante”, “resentida”, “represiva”, incapaz de
vehicular nuestro potencial. En este sentido, son también herederos de aquel impulso crítico propio
de la ilustración, parten de la descripción del “ser”, de cómo son las cosas, para elevarse hacia el
“deber ser”, cómo pueden y cómo debería ser el hombre.

I. Karl Marx (1818-1883): el hombre como Homo faber

Vamos a organizar el pensamiento de Marx sobre el ser humano a través de 3 conceptos:


 Naturaleza humana: cómo Marx concibe la naturaleza humana, su auténtica esencia,
aquello que nos diferencia como especie y como ser.
 Alienación: cómo Marx juzga que las sociedades históricas, incluida la actual sociedad
capitalista, impiden que se realice la esencia humana, por lo que nuestra naturaleza está
malograda, vivimos aun en la prehistoria de la humanidad.
 Revolución: Cómo Marx plantea que nuestro deber es organizarnos y conquistar el poder
político para derrocar el orden capitalista e imponer uno comunista, que nos ponga en
camino de realizar plenamente la naturaleza humana.

1. Naturaleza humana:

a) Marx es materialista, por tanto, niega que haya un “espíritu” o una “conciencia”
independiente de las necesidades corporales concretas. El ser humano es un animal, por
tanto tiene unas necesidades básicas de supervivencia individual y reproducción y, antes que
nada, deberá cubrir esas necesidades. Pero esas necesidades no las cubre como los demás
animales, pues carece de instintos, de respuestas innatas previas, sino que debe enfrentarse
al reto de sobrevivir de un modo “humano”.
b) El ser humano es homo faber, esto es, “hombre que trabaja”, que transforma la naturaleza a
través de su trabajo. Este es el modo específicamente humano de cubrir nuestras necesidades
y generarnos nuevas necesidades. En el trabajo, la relación hombre-naturaleza no es
unidireccional, sino dialéctica; a través de la producción de nuestra vida, cuando
producimos alimentos, vestimenta, casas, juego, leyes, arte, etc., nos “objetivamos”, salimos
de nosotros mismos, de nuestra indefinición natural; y, a la vez, hacemos nuestra la

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naturaleza, la “subjetivizamos”, la dotamos de racionalidad y sentido humano.
c) El ser humano es además social pero lo es en un modo concreto, en el modo en que se
relaciona en una sociedad histórica dada, en el modo en el que organiza el trabajo. Por ello,
el ser humano se realiza históricamente. De este modo, la propia filosofía de Marx se
denominará “materialismo histórico”, pues el hombre es a la vez un ser material e histórico.

2. Alienación:

a) El término “alienación” (de “Alien”, extraño) es equivalente a “enajenación”. Marx quiere


decir que la naturaleza humana se encuentra extraviada, que no podemos ser felices, pues las
distintas sociedades históricas se han organizado de un modo injusto e irracional que impide
la realización digna y auténtica de la vida humana. En la alienación, dos términos que
deberían darse unidos se dan separados, en dos realidades escindidas, de este modo las
sociedades se dividen en:
 trabajadores / jefes
 desposeídos / propietarios
Esto llevará a su vez a concebir de forma alienada al propio ser humano dividiendo nuestra realidad
unitaria en:
 cuerpo / alma
b) Lucha de clases: la separación de la sociedad en dos grupos antagónicos lleva a que la
historia y el cambio histórico estén determinados por la lucha de clases, la lucha entre esos
dos grupos antagónicos.
c) Ideología: el falso saber nacido de la alienación es una justificación de una situación de
dominación. Con el fin de evitar el conflicto y la lucha de clases y de este modo mantener su
dominio, la clase en el poder (los jefes, los propietarios) desarrollará distintas teorías para
justificar la situación. Explicarán que la escisión entre pobres y ricos, sabios e ignorantes,
élites y masa, pertenece a la naturaleza misma, no es producto de una situación histórica y
no es, por tanto, superable ni criticable.

3. Revolución

Más allá de las ideologías, el materialismo histórico pretende ser una crítica de la sociedad
capitalista que lleve a la revolución y a la conquista del estado para lograr así la auténtica
libertad, que sólo se dará en una sociedad verdaderamente justa e igualitaria: el socialismo.

II. Friederich Nieztsche (1844-1900): el hombre como máscara

1. Voluntad de poder o vitalismo.

Nietzsche parte de una concepción inspirada en Darwin y su teoría de la selección natural. El ser
humano es, igual que había defendido Marx, un animal, por tanto un ser vivo; el medio propio del
ser humano es “la vida”. Pero Nietzsche va más allá de la ciencia biológica y adopta una
concepción metafísica de la vida, inspirada en el pensamiento presocrático de Heráclito. La vida es
voluntad de poder, devenir inagotable, puro cambio, pura expresión de fuerza, corriente que se
niega a detenerse, a ser definida en esencias o formas. La vida es lucha en la que sólo los más
fuertes sobreviven, pero esa fortaleza no es la fuerza bruta, sino la fuerza creativa, un “poder ser
más” que nunca se detiene.

2. Animal desvalido, creador de mitos

El ser humano se diferencia de los demás animales por ser una criatura desvalida. Nacemos “a
medio hacer”, requerimos mayores cuidados que cualquier otro animal y nos encontramos

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desorientados. No sabemos cómo defendernos de una vida que nos golpea y, además, nos
percibimos a nosotros mismos como seres indefinidos, informes.
El lenguaje, la cultura y, más específicamente, el saber (la ciencia, la filosofía, los mitos...), aparece
como el antídoto que permite al ser humano autodefinirse, darse un nombre, una identidad, una
esencia y un destino y gracias a ellos se convierte en en el animal más poderoso.
El ser humano es, por tanto, un animal que finge, un animal “enmascarado”, un animal que crea
engaños, que se autoengaña y que engaña a los demás, disfrazándose con ropajes que no le dio la
naturaleza, mostrándonos a los otros como temen vernos, con el fin de imponernos.
El hombre es, por tanto, el genio artístico, el poeta, y en este sentido es siempre un ser individual.
Para Nietzsche los grandes hombres son solitarios, el gregarismo, la fraternidad, la solidaridad o la
democracia son fruto de la debilidad; la creatividad nace del sueño individual, nunca del calor del
establo.

3. La muerte de Dios y el superhombre

Pero, en la cultura occidental, el hombre ha caído presa de su propio engaño, se ha creído sus
propias mentiras y ha olvidado el verdadero fin del saber, que es la vida. La filosofía, la ciencia,
igual que antes la religión, le han llevado a negar su cuerpo y a renegar de la vida para confiar en un
“más allá”. Sin embargo, a finales del siglo XIX, el propio Dios que daba esperanzas parece
desvancecerse, el mito de Dios ha muerto y con él el sentido de nuestra vida, hemos caído en lo que
Nietzsche llama “nihilismo” (no creer en nada).
Sin embargo, el nihilismo se puede ver también como una oportunidad y frente al resentimiento
propio del cristianismo y del humanismo, es necesario matar a Dios y con él al hombre, la moral y
todas sus limitaciones; el “Superhombre” (Übermensch) es el hombre afirmativo, capaz de crear
mitos que se cree y a la vez sabe que son mentira, aquel capaz de saber que es un sueño y seguir
soñándolo, aquel que vive plenamente esta vida a cada instante, sin pensar en un mañana que nunca
llega.

III. Sigmund Freud (1856-1939): el hombre como perverso sexual

1. Los sueños y lo inconsciente

En 1900 Freud se hizo famoso por su libro La interpretación de los sueños. En él estudiaba algo a
lo que el racionalismo ilustrado había quitado toda importancia: el mundo onírico. Según Freud, el
mecanismo y contenido de los sueños es la expresión de nuestro verdadero yo, lo inconsciente.
Defiende que más allá de nuestros pensamientos racionales y conscientes, existen dentro de
nosotros “voluntades” muy distintas de lo que quisiéramos aceptar, deseos que no reconocemos
como nuestros pero que afloran tanto en los sueños como en los actos fallidos (decir o hacer algo
sin querer).
Tras años estudiando enfermos mentales y niños pequeños, descubre que en realidad nuestra vida
no está gobernada por la razón, sino por el deseo. Descubre que en el fondo de nuestros actos hay
deseos semejantes a los que detectamos en los pervertidos sexuales (sadomasoquistas,
fetichistas...) sólo que camuflados de formas que los dignifican.

2. Las pulsiones: la energía de nuestra psique

Siguiendo principios básicos de la biología, Freud piensa que el ser humano obedece a dos
principios básicos: el deseo de supervivencia del indivíduo y el deseo de supervivencia de la
especie. En los demás animales, estos principios están canalizados de modo natural a través de los
instintos, los instintos de supervivencia y los instintos de reproducción. El ser humano, por el
contrario, debido a su especial conformación (la Neotenia) nace “incompleto”, sus instintos no

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vienen predefinidos. Por tanto, tenemos unas tendencias innatas que buscan la supervivencia
individual y la de la especie, pero carecemos de la programación para saber cómo encauzar esas
tendencias. Freud denomina a estas tendencias innatas pulsiones y diferenciará entre dos tipos,
Eros y Thanatos, las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte. Todos nuestros actos, desde
nuestra infancia hasta nuestra vejez, vienen a satisfacer de alguna manera esos deseos primarios.

3. La represión: sueños y neurosis

El ser humano nace sin instintos dados y, por tanto, sin límites. Mientras que un animal, cuando
tiene un deseo sabe cómo satisfacerlo y sabe cuándo parar, el ser humano desconoce tanto lo uno
como lo otro. Es la cultura la que canaliza nuestros deseos, la que marca nuestros límites; pero esa
canalización conlleva una frustración, una represión: nuestros deseos no son completamente
satisfechos, queremos más. Freud explica nuestros sueños como la realización imaginaria de
nuestros deseos, son el modo de liberar toda esa energía que había quedado reprimida.
Sin embargo, los sueños no siempre satisfacen esos deseos y la represión puede llevarnos a la
enfermedad mental, a la neurosis. Según Freud, el ser humano es un animal naturalmente
insatisfecho, pues nuestros deseos son insaciables y contradictorios, pero las sociedades civilizadas
son doblemente represivas, lo que puede llevar a que nuestras vidas sean insoportables.

4. Infancia, traumas y terapìa

Freud sitúa en el origen de todos nuestros traumas y de toda nuestra infelicidad a nuestra infancia y
la relación con nuestros padres. La personalidad humana se gesta según Freud en los 5 primeros
años de nuestra vida, época crucial que nos marcará para siempre.
Con nuestra madurez, volverán los viejos traumas enterrados en lo inconsciente. Si aquella
maduración temprana de nuestra personalidad no se desarrolló correctamente, si las distintas fases
no fueron coronadas con éxito, en nuestra edad adulta desarrollaremos una personalidad neurótica
(o incluso psicótica), dominada por todo tipo de fobias, manías, comportamientos obsesivos-
compulsivos. Según Freud, el adulto neurótico se negó de niño a aceptar determinados deseos
dentro sí mismo, la represión fue excesiva. Estos deseos infantiles y los recuerdos ligados a ellos no
desaparecen, vuelven obsesivamente en los sueños y se vuelven “autónomos”, dominando nuestra
personalidad, cambiando nuestro humor sin saber por qué, haciéndonos hacer los que no queremos,
haciéndonos sentir que estamos habitados por una voluntad que se enfrenta a la nuestra.
El psicoanálisis es el método terapéutico que desarrolló Freud, se trataba de, a través del análisis
de los sueños y del diálogo paciente-terapeuta, lograr que el paciente se hiciera dueño de sí mismo,
que su Yo, aceptase sus deseos inconscientes de tal modo que estos le permitieran ser feliz.

Textos de Marx, Nietzsche y Freud

Marx: La Ideología alemana

(…) debemos comenzar señalando que la primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto,
de toda historia, es que los hombres se hallen para “hacer historia”, en condiciones de poder vivir. Ahora
bien, para vivir hace falta comer, beber, alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho
histórico es, por consiguiente, la producción de los medios indispensables para la satisfacción de estas
necesidades, es decir, la producción de la vida material misma, y no cabe duda de que es éste un hecho
histórico, una condición fundamental de toda historia, que lo mismo hoy que hace miles de años, necesita
cumplirse todos los días y a todas horas, simplemente para asegurar la vida de los hombres. (…)

Lo segundo es que la satisfacción de esta primera necesidad, la acción de satisfacerla y la adquisición del
instrumento necesario para ello conduce a nuevas necesidades, y esta creación de necesidades nuevas

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constituye el primer hecho histórico. (…)

El tercer factor que aquí interviene de antemano en el desarrollo histórico es el de que los hombres que
renuevan diariamente su propia vida comienzan al mismo tiempo a crear a otros hombres, a procrear: es la
relación entre hombre y mujer, entre padres e hijos, la familia. (…)

La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación, se manifiesta


inmediatamente como una doble relación –de una parte, como una relación natural, y de otra como una
relación social-; social, en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos,
cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin. De donde se desprende que
un determinado modo de producción o una determinada fase industrial lleva siempre aparejado un
determinado modo de cooperación o una determinada fase social, modo de cooperación que es, a su vez, una
“fuerza productiva”; que la suma de las fuerzas productivas accesibles al hombre condiciona el estado social
y que, por tanto, la “historia de la humanidad” debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la
historia de la industria y del intercambio (...).

Solamente ahora, después de haber considerado ya cuatro momentos, cuatro aspectos de las relaciones
históricas originarias, caemos en la cuenta de que el hombre tiene también “conciencia”. Pero, tampoco ésta
es de antemano una conciencia “pura”. El “espíritu” nace ya tarado con la maldición de estar “preñado” de
materia, que aquí se manifiesta bajo la forma del lenguaje. El lenguaje es tan viejo como la conciencia: el
lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real, que existe también para los otros hombres y que, por
tanto, comienza a existir también para mí mismo; y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de
los apremios del intercambio con los demás hombres.

Nietzsche: Así habló Zaratustra

Cuando Zaratustra llegó a la ciudad más próxima, enclavada en los bosques, encontró allí a mucha gente
reunida en el mercado[13]: puesto que se había prometido que iba a verse a un equilibrista. Y Zaratustra
habló así al pueblo:
Yo os enseño el superhombre[14]. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para
superarlo?
Hasta ahora todos los seres han creado algo por encima de sí mismos. ¿Y vosotros queréis ser el reflujo de
ese gran flujo y retroceder al animal en vez de superar al hombre?
¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y eso mismo debe ser el hombre
para el superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa[15].
Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y aún queda en vosotros mucho del
gusano. En otro tiempo fuisteis monos, e incluso ahora el hombre es más mono que cualquier mono.
Y el más sabio de vosotros no es sino un ser escindido, híbrido de planta y fantasma. Pero ¿os he dicho yo
que os hagáis planta o fantasma?
¡Mirad, os enseño el superhombre!
El superhombre es el sentido de la Tierra. Diga vuestra voluntad: ¡que el superhombre sea el sentido de la
Tierra!
¡Yo os exhorto, hermanos míos, permaneced fieles a la Tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas
supraterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.
Son despreciadores de la vida, moribundos y ellos mismos envenenados, de los que la Tierra está cansada:
¡acaben de irse de una vez!
En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios murió, y con Él murieron también esos
delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir contra la tierra y tener en más las entrañas de lo
inescrutable que el sentido de la tierra!
En otro tiempo el alma miraba con desprecio al cuerpo: y ese desprecio era entonces lo más alto - lo quería

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flaco, feo, famélico. Así pensaba escabullirse de él y de la tierra.
Oh, también esa alma era flaca, fea y famélica: ¡y la crueldad era la voluptuosidad de esa alma!
Mas vosotros también, hermanos míos, decidme: ¿qué anuncia vuestro cuerpo de vuestra alma? ¿No es
vuestra alma acaso pobreza y suciedad y un lamentable bienestar?
En verdad, una sucia corriente es el hombre. Es necesario ser un mar para poder recibir una sucia corriente
sin volverse impuro.
Mirad, yo os enseño el superhombre: él es ese mar, en él puede sumergirse vuestro gran desprecio.
¿Qué es lo más grande que os puede acontecer? Que llegue la hora del gran desprecio. La hora en que
incluso vuestra felicidad se os convierta en náusea y eso mismo ocurra con vuestra razón y con vuestra
virtud.
La hora en que digáis: »¡Qué importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar. ¡Pero
mi felicidad debería justificar la existencia misma!«
La hora en que digáis: »¡Qué importa mi razón! ¿Anda tras el saber como el león tras su comida? ¡Es
pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!«
La hora en que digáis: »¡Qué importa mi virtud! Todavía no me ha puesto furioso. ¡Qué cansado estoy de mi
bien y de mi mal! ¡Todo esto es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!«
La hora en que digáis: »¡Qué importa mi justicia! No veo que yo sea un carbón ardiente. ¡Mas el justo es un
carbón ardiente!«
La hora en que digáis: »¡Qué importa mi compasión! ¿No es la compasión acaso la cruz en la que es clavado
quien ama a los hombres? Pero mi compasión no es una crucifixión.«
¿Habéis hablado ya así? ¿Habéis gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído ya gritar así!
¡No vuestros pecados - vuestra moderación es lo que clama al cielo, vuestra mezquindad hasta en el pecado
es lo que clama al cielo![16]
¿Dónde está pues el rayo que os lama con su lengua? ¿Dónde está el delirio que haría falta inocularos?
Mirad, yo os enseño el superhombre: ¡él es ese rayo, él es ese delirio! –
Cuando Zaratustra hubo hablado así, uno del pueblo gritó: »¡Ya hemos oído bastante del equilibrista; ahora,
¡veámoslo también!« Y toda la gente se rió de Zaratustra. Mas el equilibrista, que creyó que las palabras iban
por él, se puso a trabajar.

Sigmund Freud, Ejemplos de varios sueños interpretados por Freud: paso del contenido manifiesto al
latente y claves de conversión.

Sueño del propio Freud “Bellos ojos”.

a) Contenido Manifiesto: Varias personas comiendo juntas espinacas. Reunión de invitados o mesa
redonda… La señora E. L. se halla sentada junto a mí, y coloca con toda confianza una de sus manos sobre
mi rodilla. Yo alejo su mano de mí, rechazándola. Entonces dice la señora: «¡Ha tenido usted siempre tan
bellos ojos!…» En este punto veo vagamente algo como dos ojos dibujados o el contorno de los cristales de
unos lentes…
A través de libre asociación analiza y busca asociaciones para todos los elementos del sueño. En el sueño
aparecen como extraños, inconexos y descargados emocionalmente o con emociones que no se corresponden
a las que duermen por debajo; una vez realizado el análisis aparecerán las emociones auténticas e
inaceptadas del deseo realizados simbólicamente en el sueño.
Elementos analizados:
- Espinacas: le recuerda a una escena con su hijo y su esposa (alégrate de tener algo que comer,
cuando rechaza las espinacas).
- Reunión en mesa redonda: encuentro en un balneario en que se sintió molesto porque su mujer
prestaba más atención a unos desconocidos que a su marido.
- Señora E.L.: conocida, sin interés aparente.
- Acción de una mujer tocando su rodilla bajo la mesa: su propia futura esposa, como signo de que
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aceptaba su petición de mano.
- Expresión “Bellos ojos”: “por tus ojos bonitos”; tener algo por nada.
- Lentes: asociado a un amigo con el que se sentía en deuda al invitarle a un taxi pocos días antes (lo
único que le había regalado a este amigo en su vida era una copa con unas lentes dibujadas).

b) Contenido Latente: No lo revela completamente (por cuestiones de privacidad) pero parece que la Señora
E.L. simboliza realmente a su mujer y la imagen de los “bellos ojos” hace referencia a la expresión “por tus
ojos bonitos voy a dártelo”; parece que tiene que ver con la falta de recursos de Freud cuando se casó con
su esposa y por temer inconscientemente que su mujer no se vaya a interesar realmente por él por esta falta
de recursos (que impidió que tuvieran hijos ni relaciones sexuales durante 10 años tras el matrimonio);
posiblemente no se trate tanto de una deuda económica como sexual.

Escena de teatro

Una joven señora, casada hacía varios años, supo que una amiga suya, de su misma edad, Elisa L., había
celebrado sus esponsales. Esta noticia motivó el sueño siguiente:

a) Contenido manifiesto: Se halla en el teatro con su marido. Una parte del patio de butacas está
desocupada. Su marido le cuenta que Elisa L. y su prometido hubieran querido ir también al teatro, pero no
habían conseguido más que muy malas localidades, tres por 1 florín 50 céntimos, y no quisieron tomarlas.
Ella contesta que el no haber podido ir aquella noche al teatro no es ninguna desgracia.

- De dónde procede la cantidad 1,50 florines? De un motivo indiferente del día anterior. Su cuñada había
recibido, como regalo de su hermano, el marido de la protagonista del sueño, la suma de 150 florines y se
había apresurado a gastarlos comprándose un objeto de adorno. Observaremos que 150 florines son 100
veces 1 florín 50 céntimos.
- Para el número tres, de los billetes del teatro, no se encuentra más enlace que el de que Elisa L., la amiga
prometida, es precisamente tres meses más joven que la sujeto del sueño. La situación que en éste aparece es
la reproducción de un pequeño suceso que motivó las burlas de su esposo. En una ocasión se había
apresurado a tomar, con gran anticipación, billetes para una representación teatral, y cuando entraron en el
teatro vieron que una parte del patio de butacas quedaba casi vacía. No había, pues, necesidad de haberse
apresurado tanto a tomar las localidades.
- No dejaremos, por último, pasar inadvertido el absurdo detalle del sueño, de que dos personas tengan que
tomar tres localidades.

b) Contenido latente: Ha sido un disparate casarme tan joven; no tenía necesidad alguna de apresurarme
tanto. En el ejemplo de Elisa L., veo que no me hubiese faltado un marido, y, además, uno cien veces mejor
(Schatz = marido, novio, tesoro), si hubiera esperado. Tres maridos como éste hubiera podido comprarme
con el mismo dinero (dote).

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