UGA LA TORTUGA
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque
era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas,
sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
Santilín.
Santilin es un osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y
sus amiguitos disfrutan jugando con él porque es muy divertido.
Le gusta dar largos paseos con su compañero, el elefantito. Después de la merienda se
reúnen y emprenden una larga caminata charlando y saludando a las mariposas que
revolotean coquetas, desplegando sus coloridas alitas.
Siempre está atento a los juegos de los otros animalitos. Con mucha paciencia trata de
enseñarles que pueden entretenerse sin dañar las plantas, sin pisotear el césped, sin destruir
lo hermoso que la naturaleza nos regala.
Un domingo llegaron vecinos nuevos. Santilin se apresuró a darles la bienvenida y
enseguida invitó a jugar al puercoespín más pequeño.
El puercoespín pidió disculpas y triste regresó a su casa. Los demás se quedaron afligidos,
menos Santilin, que estaba seguro de encontrar una solución.
- Esperen, ya vuelvo.
Le colocaron la gorra sobre el lomo y, de esta forma tan sencilla, taparon las púas para que
no los pinchara y así pudieran compartir los juegos.
Tan contentos estaban que, tomados de las manos, formaron una gran ronda y cantaron
felices.
FIN
El cedro vanidoso
Erase una vez un cedro satisfecho de su hermosura.
Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa
con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca
de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días
posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal
carácter, que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su
padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin,
controlar su mal temperamento.
Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que
controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.
Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos
los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás
de la casa y le dijo:
- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en
todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal
carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas
perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que
valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de
aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el
niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se
ha acabado.
La Rana que quería ser una rana auténtica
Había una vez una Rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se
cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y
comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si
los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de
manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y
sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la
consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella
todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena Rana, que parecía Pollo.
Empieza con 6 hombres, tres de los cuales emergieron del agua y tres
que aparecieron en el viento. El énfasis que Asturias hace en el número
3 durante el relato está relacionado con la importancia de ese número en
la tradición Nahuatl. Los 3 hombres del mar se alimentan con estrellas y
los 3 del viento caminan en el bosque como hombres-ave.
Esta leyenda intenta describir las formas en las que la humanidad puede
y va a recuperar su libertad. La leyenda es acerca de un árbol de
almendras, que se describe como un "árbol sacerdote". Este árbol
protege la tradiciones mayas y relata el pasar de los años. El árbol divide
su alma en 4 caminos que va encontrando antes de entrar al inframundo,
conocido como Xibalbá. Estos cuatro caminos están marcados por
diferentes colores: verde, rojo, blanco y negro.
109 one hundred and nine 126 one hundred and twenty six
110 one hundred and ten 127 one hundred and twenty
seven
111 one hundred and eleven
128 one hundred and twenty
112 one hundred and twelve eight
113 one hundred and thirteen 129 one hundred and twenty
nine
114 one hundred and fourteen
130 one hundred and thirty
115 one hundred and fifteen
131 one hundred and thirty one
116 one hundred and sixteen
132 one hundred and thirty two
117 one hundred and seventeen
133 one hundred and thirty
118 one hundred and eighteen three
119 one hundred and nineteen 134 one hundred and thirty four
120 one hundred and twenty 135 one hundred and thirty five
121 one hundred and twenty 136 one hundred and thirty six
one
137 one hundred and thirty
122 one hundred and twenty seven
two
138 one hundred and thirty
123 one hundred and twenty eight
three
139 one hundred and thirty nine
140 one hundred and forty
146 one hundred and forty six
141 one hundred and forty one
147 one hundred and forty
142 one hundred and forty two seven
143 one hundred and forty three 148 one hundred and forty eight
144 one hundred and forty four 149 one hundred and forty nine
145 one hundred and forty five 150 one hundred and fifty