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Úlcera por presión

Una úlcera por presión o úlcera por decúbito es una lesión de la piel y del tejido subyacente
debido a la presión a la que está sometido durante largo tiempo. La alteración de la piel y del
tejido se puede observar a simple vista.

El término decúbito deriva del latín decumbere y significa tumbarse, yacer. Esto se refiere a las
llagas del enfermo. Originariamente las úlceras por presión se denominaban gangrenas por
decúbito , cuya designación deriva del griego gangraina (úlcera devoradora), que significa
herida pútrida producida por estado yaciente. Más adelante, solo quedó la abreviatura
decúbito para definirlas. La palabra úlcera se utiliza en el entorno idiomático del español desde
el siglo XVI.En castellano la palabra úlcera deriva del latín ulcerare, llagar, herir, término que
proviene de la raíz indoeuropea *elkos o *welkos (herida, llaga) y en griego hélkos con igual
significado, del cual derivan los tecnicismos médicos helcoma y helcosis (ulceración).

Incidencia

Los datos de incidencia de las úlceras por presión son muy elevados. En España aparecen unos
400.000 casos de decúbito al año que necesitan un tratamiento. Aproximadamente, un 10% de
los pacientes del hospital padecen úlceras por decúbito, subiendo a un veinte por ciento en los
asistidos en el entorno del hogar y a un 30% en las personas ingresadas en hospitales
geriátricos y residencias de la tercera edad.

La causa de las úlceras por presión es una presión constante ejercida contra la piel que pueden
dar lugar a un deterioro de los pequeños vasos sanguíneos . En condiciones normales, la
persona suele cambiar varias veces su posición durante el sueño, para evitar que partes del la
piel queden comprimidas entre los huesos y la base sobre la que se apoyan. Mientras que en el
caso de los pacientes en cama, esto no es posible ya que no pueden moverse ni girarse por sí
mismos, quedando en la misma posición durante mucho tiempo. Esta presión permanente
sobre la piel comprime los pequeños vasos sanguíneos de manera que la zona correspondiente
queda privada del oxígeno de la sangre . La consecuencia es la muerte del tejido y la aparición
de una úlcera por decúbito . Además de la presión ejercida, las fuerzas por cizallamiento y los
correspondientes desplazamientos producidos por las capas del tejido, con el consiguiente
deterioro de los pequeños vasos sanguíneos, son una de las causas principales para el
desarrollo de un decúbito. Estas fuerzas por cizallamiento se producen al levantarse o
deslizarse en la cama.

En principio, una úlcera por presión puede aparecer en cualquier parte del cuerpo que no esté
protegida por músculos o tejido graso debido a una elevada presión de apoyo. En decúbito
supino , las partes corporales más expuestas son, principalmente, el sacro, los talones y los
codos, mientras que en

decúbito lateral son el trocánter menor del fémur y los tobillos.

Las personas que llevan largo tiempo guardando cama y que suelen tener bastante limitada la
capacidad de movimiento son las que presentan más riesgo de padecer una úlcera por
decúbito. A este grupo pertenecen sobre todo las personas mayores, ,

paralíticas o enfermas de gravedad (tras un accidente, por ejemplo), los pacientes de apoplejía
o de enfermedades como la esclerosis múltiple . Un empeoramiento del estado físico general,
con desecación (exicosis) y adelgazamiento (caquexia) tan común entre las personas mayores
que no pueden valerse suficientemente de sí mismas, así como fiebre y una fuerte sudoración ,
son elementos que favorecen las úlceras por decúbito.

Otro factor de riesgo importante en la aparición del decúbito es la incontinencia urinaria, Sya
que favorece la ulceración al modificar la capa ácido-grasa protectora de la piel debido a la
larga permanencia del enfermo sobre la humedad, que a su vez provoca la colonización de
gérmenes sobre la zona afectada. Además, los afectados por enfermedades metabólicas ,
como una diabetes mellitus y trastornos circulatorios , en el caso, por ejemplo, de una

insuficiencia coronaria (insuficiencia cardíaca), tienen mayores probabilidades de formar


úlceras por decúbito.

La manifestación de una úlcera por presión depende de su forma y estado de gravedad y los
síntomas son

prurito, escozor o fuertes dolores en la zona del cuerpo afectada. Si la úlcera por presión está
infectada puede desprender un fuerte y desagradable hedor. Esto, unido a los constantes
dolores, puede resultar para el paciente tan abrumador que termina provocándole miedo y

depresión, así como una fuerte apatía.

Además, si existe una lesión de los nervios producida por otra enfermedad (polineuropatía ), el
paciente no siente los síntomas y molestias que normalmente acompañan a la úlcera.

El cuadro clínico del paciente permite diagnosticar una úlcera por presión . Los daños
producidos por ésta en la piel y el tejido pueden observarse a simple vista (diagnóstico visual).
Según la apariencia externa de las úlceras, así como la forma y estado del daño, se pueden
clasificar en diferentes niveles de gravedad. Lo más habitual es una graduación en cuatro fases
según la extensión en profundidad que ha alcanzado la úlcera en su penetración hacia el
tejido:

Grado I : el tejido afectado está enrojecido y sigue así pasadas dos horas tras haber cambiado
el peso de la zona en cuestión.

Grado II : la piel afectada aparece superficialmente dañada o muestra ampollas.

Grado III : el deterioro producido por el decúbito alcanza todas las capas del tejido hasta tocar
los músculos, tendones o tejidos grasos inmediatos.

Grado IV : las úlceras por decúbito llegan hasta el hueso (es decir, el hueso o el periostio está
infectado). El tejido afectado está necrosado y adquiere un tono negro azulado.

Una vez que la exploración de la piel ha dado el primer diagnóstico para la úlcera por decúbito
, los frotis de tejido que se realizan a continuación ofrecen indicios importantes para el
correcto tratamiento de la herida. En el caso de sospechar que el hueso pudiera estar
infectado, será necesario realizar una radiografía u otros métodos por imagen (gammagrafía
ósea) los cuales permitirán calibrar mejor el grado de deterioro.

El tratamiento de las úlceras por presión atiende a cada caso concreto. El primer punto del
tratamiento es eliminar la fuente de presión cambiando regularmente la posición del paciente
para que la zona ulcerada no reciba presión. Para conseguir este objetivo, se recomienda un
cambio regular de postura al menos cada 2 horas. También es recomendable que el paciente
se mueva por sí mismo, siempre que sea posible. Al propiciar el movimiento, es importante
prestar atención para que la úlcera nunca quede sometida a presión. Para ello, existen apoyos
especiales (sábanas, colchones y almohadas o cojines anti escaras) que favorecen un reparto
de la presión adecuado y uniforme.

Es importante recibir un correcto tratamiento una vez que la úlcera se ha formado. El


tratamiento consiste en una limpieza exhaustiva de toda la lesión con suero salino y gasas
estériles. Es importante mantener limpia la úlcera por decúbito con vendas húmedas y
esterilizadas al menos dos veces al día. Es importante utilizar vendas húmedas para que el
material del vendaje no se adhiera a la herida abierta. Las vendas secas que se pegan son
difíciles de retirar y producen fuertes dolores dando lugar a una rápida reapertura de la herida.
Además, un clima húmedo favorece la curación de la herida. Cuando proceda a cambiar el
vendaje, es necesario lavar la úlcera con cuidado con soluciones adecuadas (por ejemplo, una
solución de cloruro de sodio al 0,9%) y seguidamente taparlo con hidrogeles e hidrocoloides
humedecidos para que no pueda penetrar en la herida ninguna bacteria del exterior.

No es recomendable el uso de desinfectantes que contengan perfumes o aceites para limpiar


una úlcera ya que pueden desencadenar reacciones alérgicas . Tampoco es adecuado aplicar
pomadas sobre una úlcera porque tapan los poros impidiendo su transpiración, ni polvos que
formen costras en la superficie de la herida. Existe un material especialmente diseñado para
tratar las úlceras por decúbito abiertas. Es importante que los familiares, que cuiden a un
paciente con úlceras en su casa, consulten siempre al médico o al personal sanitario
correspondiente.

Además, hay que añadir que en el tratamiento de las

úlceras por presión es necesario extirpar quirúrgicamente los restos de tejido muerto. Las
heridas profundas o de gran superficie pueden recubrirse con injertos de la propia piel .

Si a causa de una úlcera por presión se produjera una infección bacteriana generalizada en el
cuerpo, esta se tratará con antibióticos. Como a pesar de un tratamiento rápido y consecuente
la curación puede ser larga es especialmente importante evitar la formación de las úlceras por
decúbito .

Una vez que se ha desarrollado una úlcera por presión , suele llevar un largo proceso de
evolución . A menudo se necesitan meses para que la úlcera se cure completamente. El
proceso de curación pasa por varias fases . Por este motivo es importantísimo inspeccionar
regularmente la herida y poder realizar los ajustes eventuales necesarios según la evolución de
la cura y el tratamiento de la úlcera. Para asegurarse que el tratamiento tenga éxito, es
recomendable que tanto el paciente como los familiares trabajen en estrecha colaboración
con el personal sanitario y los médicos.

No hay que obviar que aún después de haberse curado, sigue existiendo un elevado riesgo de
que la

úlcera por decúbito vuelva a reproducirse (recidiva) en la misma zona afectada.

Complicaciones

Una úlcera por presión puede evolucionar dando lugar a diversas complicaciones.
Principalmente, por su tendencia a expandirse profundamente en el tejido. Si no se realiza un
tratamiento adecuado a tiempo, el tejido afectado se necrosa. En ese caso, habrá que
extirparlo quirúrgicamente.
Como pueden entrar patógenos de enfermedades dentro de una úlcera abierta, existe el
peligro de una infección bacteriana. Si la úlcera infectada alcanza el hueso, puede formarse
una inflamación aguda de la médula ósea (osteomielitis). Además, el patógeno puede
extenderse por todo el cuerpo por vía sanguínea, lo que puede provocar un absceso óseo, una

infección pulmonar o incluso una grave infección en la sangre (sepsis) con el subsiguiente
deterioro del órgano, lo cual puede ser una complicación muy peligrosa.

Si la úlcera por decúbito se extiende mucho por la

piel , el paciente pierde, además, proteínas y

nutrientes de forma constante. Esto puede dar lugar a una malnutrición, lo que a su vez
provocaría un atraso o paralización de la curación de la herida.

Junto a las complicaciones físicas, las úlceras también pueden desencadenar otras psicológicas:
a causa de los dolores constantes y la sensación de estar muriendo en vida que produce la
úlcera por decúbito, sobre todo cuando está infectada e huele, el paciente puede sufrir miedo
, depresión y una fuerte apatía.

Dado que una úlcera por decúbito requiere un constante tratamiento y además se cura muy
lentamente, las medidas preventivas a adoptar en la asistencia de pacientes enfermos y
necesitados de ayuda son especialmente importantes, puesto que cualquier persona que
permanezca en cama tiene muchas posibilidades de desarrollar una úlcera. Si usted tiene en
casa una persona así, debería informarse ampliamente sobre las posibilidades de

prevención. Entre ellas, debería conocer los factores que favorecen el desarrollo de las úlceras
por decúbito; solo así es posible poder calibrar correctamente el riesgo del decúbito desde el
primer momento de la asistencia e implementar las medidas preventivas adecuadas. Esta
valoración del riesgo deberá repetirse regularmente para reconocer nuevos riesgos a tiempo y
poder reaccionar en consecuencia.

La medida de prevención más importante para evitar una úlcera es aliviar una presión
permanente sobre la

zona de la piel que tenga un alto riesgo de ulcerarse. La mejor manera de evitarlo es movilizar
al paciente, favorecer el movimiento del paciente en cama. Esto no quiere decir simplemente
que el paciente tenga que sentarse en la cama, sino animarle a que intente levantarse de ella y
camine (en caso necesario con su ayuda). Si no fuera posible debido a un mal estado general
del afectado, es recomendable aliviar la presión con técnicas que ayuden a una correcta
posición tumbada, sin olvidar cambiar al paciente de posición cada dos horas. En el caso de
que estas medidas preventivas no resultaran suficientes, puede utilizar diversos remedios que
ayuden a reducir el riesgo de úlceras de manera evidente, como pueden ser cojines y
almohadas especiales antiescaras (para camas y sillas de ruedas), colchones o protectores para
la cadera.

Medidas de cuidados generales

Cuando asista a una persona con alto riesgo de sufrir una úlcera por decúbito , no olvide que
las medidas de cuidados preventivas son importantes porque reducen o eliminan otros
factores de riesgo. Aquí entrarían una higiene de la piel y una alimentación correcta, así como
el tratamiento consecuente contra factores favorables para la aparición de las úlceras (por
ejemplo, la incontinencia fecal o la incontinencia urinaria).
La dieta de un paciente con alto riesgo de padecer un decúbito debe ser rica en proteínas ,
hidratos de carbono y vitaminas. Además es necesaria una

ingesta de líquidos de al menos dos litros al día para evitar la desecación. En caso de fiebre , se
recomienda aplicar compresas y medicamentos que bajen la fiebre. La cama del paciente
deberá estar siempre limpia de restos de comida. Las costuras, cremalleras o botones de la
ropa de cama deberán estar colocados de manera que no ocasionen puntos de presión. En
caso de incontinencia o fuerte

sudoración , deberá cambiar las sábanas a menudo.

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