Ahora, por primera vez en democracia, llegaron al gobierno por vía de las
urnas e intentan refundar la Argentina con un modelo agro exportador
mixturado con el de rentabilidad financiera, para de ese modo desempatar
definitivamente el conflicto entre dos modelos.
Escribió Ernesto Sabato en un libro titulado “El otro rostro del peronismo”
que nunca volvió a reeditar: “Aquella noche de setiembre de 1955,
mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente
en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos
indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque
en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que
escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma
más conmovedora. Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de
nuestra patria que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de
desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes,
para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes
estaban simbolizadas en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en
una cocina de Salta. La mayor parte de los partidos y de la “intelligentzia”,
en vez de intentar una comprensión del problema nacional y de desentrañar
lo que en aquel movimiento confuso había de genuino, de inevitable y de
justo, nos habíamos entregado al escarnio, a la mofa, al bon mot de
sociedad. Subestimación que en absoluto correspondía al hecho real, ya que
si en el peronismo había mucho motivo de menosprecio o de burla, había
también mucho de histórico y de justiciero."
EL FUSILAMIENTO DE DORREGO
Juan Cruz Varela le escribe: “este pueblo espera todo de usted, y usted
debe darle todo.
Cartas como éstas se rompen, y en circunstancias como las presentes, se
dispensan estas confianzas a los que usted sabe que no lo engañan, como su
atento amigo y servidor. Juan Cruz Varela”.
Somos Yrigoyen ascendiendo a las capas medias y son los medios y las
petroleras propiciando y consumando su derrocamiento. Somos los
estudiantes de la Reforma Universitaria y su Manifiesto Liminar: “Córdoba
se redime. Desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una
libertad más. Los dolores que nos quedan son las libertades que nos
faltan…estamos pisando una revolución, estamos viviendo una hora
americana”, y son los que se oponen desde el clericalismo medieval.
Somos los obreros de los talleres Vasena y son los dueños de la fábrica, la
policía y los integrantes de la Liga Patriótica Argentina, reprimiendo y
carnereando. Somos los obreros fusilados de la Patagonia Trágica y
sepultados en tumbas NN, somos las putas de San Julián que cerramos las
piernas para no satisfacer a los oficiales asesinos y son la Sociedad Rural y
los dueños de la tierra instigando a los fusiladores.
Somos los beneficiarios de los días felices en tecnicolor y son los que
escriben en una pared: “Viva el cáncer”. Somos Evita reclamando que
donde hay una necesidad hay un derecho y son los aviones de la Marina
con su leyenda “Cristo Vence” bombardeando la Plaza de Mayo. Somos los
que padecimos las bombas; y los que las lanzaban escribían proclamas
donde decían: “Afrontamos esta decisión suprema ante la comprobación de
que se estaba en camino de destruir espiritualmente el país, por obra de una
corrupción desenfrenada, y lo hacemos con urgencia temeraria por el
convencimiento de que el pueblo ha perdido la posibilidad jurídica de
formar, expresar y defender su voluntad espontánea.”
Somos Perón en su pulseada con Lanusse. Son los que ordenaron los
fusilamientos de Trelew. Somos los 16 muertos en la Base Almirante Zar.
Somos las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y del otro lado están el
poder económico dándole la picana a Astiz y al tigre Acosta y arrojando
seres vivos al mar o al Rio de la Plata.
Por eso hoy somos los docentes en lucha, las mujeres que buscan su lugar
en la mitad del cielo, los trabajadores defendiendo sus derechos contra los
avasallamientos, las organizaciones sociales con sus comedores, los
científicos ganando las calles por el futuro, y los que nos movilizamos cada
24 de marzo porque tenemos memoria, porque queremos justicia y
necesitamos de la verdad.
Lula escribió en su libro “La verdad vencerá”: “Ellos, los poderosos ….. no
aceptarán un trabajador con conciencia…..en un instante descubrí que a
quien estaban juzgando no era a Lula. Lo que estaban juzgando era a mi
gobierno. Era la forma que habíamos tenido de gobernar. ….No me
eligieron presidente para volverme lo que ellos son. Me eligieron para ser
quien soy. Tengo orgullo de haber sabido vivir del otro lado, sin olvidar
quién era……Uno siempre pertenece o tiene un lado. Aunque gobierne
para todos, uno siempre está de un lado o de otro. El mío son los
trabajadores, los más pobres y excluidos de este país. Y, como en la
política todos pagamos un precio por asumir de qué lado estamos, yo estoy
dispuesto a pagar el mío”