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27 de enero de 2019

Comité Directivo
Secretaría Ejecutiva
CLACSO

Apreciados colegas,

Comparto vuestra solidaridad para con mi nación, y la agradezco. Señalan Uds., que en
efecto, “El Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO) expresa su más profunda preocupación por la escalada de violencia e
intervención extranjera que está viviendo Venezuela y manifiesta su voluntad de
contribuir a una solución pacífica, consensuada y democrática que involucre a todos
los sectores en conflicto y tenga como prioridad el bienestar del pueblo venezolano
escuchando atentamente las necesidades y la voluntad popular”.

Es evidente que Venezuela está siendo invadida, por poderes e intereses extranjeros que
impiden la soberanía de la nación. Desde que el líder Chávez expresó en 1994, en su
célebre discurso en la Universidad de La Habana, sus deseos de alianza con Cuba y la
pudo ejecutar a partir de 1999, los cubanos intervienen por miles en Venezuela, y de
hecho muchos creen que hay un cogobierno entre ambas naciones, con entre 30 a 80 mil
cubanos en el país, quienes actúan con la arrogancia de todo invasor. Cuba es, en
Venezuela, un poder neocolonial, que abusa de su ventajismo, incluyendo según se dice
presencia en los comandos militares del país, así como vendiendo un programa de
alfabetización, uno de ellos en operación en Venezuela desde hace unos cuarenta años,
elaborados por expertos venezolanos, que recibieron entonces premios y galardones por
aquel esfuerzo. Los cubanos que ocupan además puertos, aeropuertos, notarias y
registros, mini hospitales en los barrios, son fuerza laboral que se integra rápidamente al
país neo colonizado, porque hablan el idioma que es común y no le son extrañas las
costumbres criollas, caso distinto al neocolonialismo de un Roger Casement, que no
podía en África ocultar su origen europeo. Escribe un venezolano relevante en este siglo
XXI, Moisés Naim, que: “Una de mis mayores sorpresas es lo mucho que se tardaron
los venezolanos y la comunidad internacional en descubrir que Venezuela era y es un
país ocupado por una potencia extranjera”. Por ello mantengo que Venezuela padece un
intenso neocolonialismo, de manos de Cuba, un hecho que mis colegas venezolanos no
aceptan, porque asocian al colono con el estereotipo del gringo. Intervienen, también los
mercenarios del intelecto fácil de traficar, que durante estos años han venido a Caracas a
disfrutar la revolución, en buenos hoteles y humillando a los venezolanos que no
pueden acceder al botín de los poderosos.

Interviene Rusia, que vende armas a Venezuela, entre ellas una venta por 10 mil
millones de dólares –monto a confirmar- entre cien mil fusiles y unos aviones Sukoi.
Intervienen los iraníes, los turcos, los miembros disidentes de la FARC, los del
Ejército de Liberación Nacional, conocido también como el ELN, los de Hezbollah –
que parece tener derechos territoriales en la Isla de Margarita. Interviene China, que
es la fuente de los préstamos que han comprometido al país por décadas. Intervienen
los jóvenes catedráticos del partido español Podemos, con sus líderes, sobre todo el Dr.
Juan Carlos Monedero, al extremo de que en su momento aullaba carajos elogiando a
Chávez. El líder actual, Maduro, a quien la oposición llama usurpador, es ficha clave
de los cubanos en Caracas, especie de pro Cónsul, pues se entrenó y formó como
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cuadro en La Habana y patrocina la intervención de todos los citados y rechaza


vínculos con los Estados Unidos, si bien dice que romper relaciones no impide que
Venezuela siga vendiendo petróleo a ese país, una burda contradicción. Un novelista
venezolano publicó hace años una novela titulada Venezuela, país portátil (Adriano
González León, 1968). Ahora algún otro escritor habrá de escribir otra novela:
Venezuela, país invadido.

Uds. proponen y aseguran que “Es indispensable retomar el dialogo sin aceptar
injerencias que generen mayores tensiones para las y los venezolanos y degraden sus
condiciones de vida. Venezuela no necesita la intervención extranjera ni la vulneración
de su soberanía, sino solidaridad y apoyo para superar la crisis con sus propias
herramientas y mecanismos constitucionales vigentes”. ¿Cuál dialogo? El gobierno
actual impone criterios lesivos a la dignidad humana y mantiene controles nada
democráticos, pues no hay libertad de prensa sino la férula de un dominio excluyente
de los medios de comunicación social, con medios cerrados, periodistas perseguidos,
algunos privados de libertad, de modo que es difícil el diálogo a menos que el poder
actual deje de reprimir y se abra a un gobierno democrático cabal. Créanme, la
situación venezolana desafía estereotipos y lugares comunes. Es un problema real, de
hambre y miseria, en todos los espacios y millones de venezolanos migran a otros
países, incluyendo Argentina, como Uds. pueden constatar en el propio Buenos Aires
y más aun en ciudades como Córdoba, como me consta, ya que estuve en esa ciudad
presentando un libro del cual soy autor, como parte de las actividades del evento
UNESCO que tuvo en esa ciudad, en junio próximo pasado. Las universidades
autónomas han colapsado, gracias a las políticas públicas desacertadas destinadas al
control político del gobierno y más bien el mismo refuerza a las instituciones del
sector privado, que siguen activas aun dos décadas después de iniciada la supuesta
revolución, una acción política más bien de tipo reformista. Las universidades
bolivarianas son simples oficinas del partido único y en el caso del sector privado de
las universidades hay una pérdida en el volumen de la matrícula de aproximadamente
un tercio del total y en las universidades controladas directamente por el gobierno la
calidad académica se empobrece considerablemente y hay, del mismo modo, una
pérdida en el volumen de la matrícula, porque los costos que ha de asumir la persona y
su familia escapan de las posibilidades, debido a la hiperinflación, el desempleo
correspondiente y la migración de miembros de las clases populares, que han salido
del país a pie, tanto a Brasil como a Colombia.

Es cierto lo que Uds. dicen: „El país atraviesa una profunda crisis política, económica
y social. Estamos seguros que la superación de esta crisis no vendrá de la mano de la
intervención extranjera, de sanciones económicas o políticas ni de la vulneración del
orden institucional, sino de un diálogo inclusivo, plural y democrático que parta del
respeto de los derechos humanos y del reconocimiento de los problemas que
Venezuela atraviesa‟. Pero, se espera de una poderosa e importante organización como
CLACSO un poco más de sindéresis y de apoyo real y no la simple repetición de los
clichés del caso, ya gastados. Naturalmente, remover a un presidente impopular y a un
sistema socio-político que ha fracasado en generar bienestar a la población es una
historia. Otra son las opciones disponibles y ciertamente mal presagio se asoma en el
horizonte si el candidato a reemplazar a Maduro es patrocinado por los canales
perversos del imperialismo norteamericano y su deriva neoliberal radical.
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Más información necesita vuestra solidaridad, que de otro modo vulnera vuestra
credibilidad. El gobierno de Maduro es impopular, pues ha incurrido en fallas notables
y ha gobernado con ineptitud e incurrido en corrupción, incluyendo la práctica
comenzada por Chávez de financiar a los gobernante argentinos y de otros países,
promoviendo su persona más que a los objetivos de sus esfuerzos. Corrupción esta que
también fue afectada por la internacionalización de esta perniciosa práctica que desató
en la región el triste caso de la empresa brasilera Odebrecht. El nepotismo avanza
amparado en la débil integridad ética y moral del gobierno y los líderes del chavismo
ocupan cargos de toda índole en la administración pública, incluyendo el hijo de
Maduro, que es diputado y tesorero de Miraflores, la casa de gobierno, y el ex esposo
de su esposa, que es el tesorero de PDVSA, la mermada industria petrolera del país –
información por confirmar. Dos sobrinos de la Dra. Cilia Flores, esposa del Sr.
Maduro, están presos en la ciudad de Nueva York por tráfico de drogas, una condena
de una década, según entendemos por rumores, porque nada jamás ha dicho Maduro
una palabra sobre este penoso incidente, haciéndose cómplice del mismo. La población
observa con indignación que la familia Chávez aun resida en la casa presidencial del
país y que posean un feudo en su lar natal. El gobierno atropella a los ciudadanos y
hay muertes extra judiciales que manchan el record del gobierno en el área de los
derechos humanos.

Esta situación tiende a agravarse. La grosera intervención de los Estados Unidos tiene
el poder para alterar el rumbo de la cosas. Los resultados de una intervención armada
serían trágicos, para todos. Uds. Dicen que „Estamos con la paz‟. Pero en Venezuela lo
que se halla no es paz, sino un discurso guerrerista que ha secuestrado las libertades
públicas. Maduro y antes Chávez, por cierto, controla los medios masivos y casi a
diario entra en cadena obligatoria, para hablar de aquello que se les ocurre. ¿Se
imaginan Uds. que en su país tuvieran que soportar diariamente al presidente Macri
hablando por radio y televisión a la nación, en cadena obligatoria? De momento,
quien les escribe, que vive y reside en Caracas, puede garantizarles que una pesada
capa de secreto gobierna a esta infortunada sociedad, un hecho comentado hace
muchos años por el alemán George Simmel, escribiendo entonces en revistas
académicas de los Estados Unidos. Doy fe de que esta carta que les dirijo no puede ser
publicada en Caracas, pues no hay prensa independiente, sino los panfletos tipo
Granma, cuya rutina es la de comentar un solo lado de las cosas.

Mientras tanto Venezuela entra como peón en el difícil juego del poder y la lucha por
las hegemonías, ahora en el año 2019 al igual que Cuba en 1962. La decisiones que se
tomen respetarán los intereses de las grandes potencias, mientras que países chicos,
pobres y mal gobernados, quedan es repitiendo el discurso político, cuyo resultado
final es la pérdida de la soberanía y el espléndido recurso palaciego de la retórica
revolucionaria.

Cordialmente,

Orlando Albornoz

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