I.E.P.

M San José de Nazaret 5° A Secundaria

Título: Remembranzas: Anecdotario de un tacneño

Capítulos 1-4

Apellidos: Chávez López

Nombres: Ricardo Farid
Institución Educativa: I.E.P.M San José de Nazaret
Curso: Comunicación
Docente: Profesora. María Angélica Calisaya Lima
Grado: 5° A Secundaria
Fecha de entrega: 26/06/2018
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Índice ..................................................................................... Pág.

Introducción ......................................................................... 1
Capítulo 1.- Análisis externo ............................................... 2
Capítulo 2.- Análisis interno ................................................ 5
A)Contexto ................................................................... 5
B) Personajes................................................................. 5
C) Resumen .................................................................. 5
D) Glosario .................................................................... 13
Conclusiones ........................................................................ 15
Bibliografía ............................................................................ 16
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Introducción.-
Remembranzas o Anecdotario de un tacneño es un colección de 55
anécdotas de carácter autobiográfico del autor y 340 páginas. En dichas
páginas, el autor nos habla sobre sus distintas experiencias desde su
infancia hasta su vida actual.
La estructura de la obra es dividida en 6 capítulos, cada uno titulado en
honor a la profesión o parte de la vida bajo la cual vivió dichas
experiencias: Mis padres y mis hermanos, El niño y joven, el policía, el
árbitro, el profesor y el adulto.
En dichos capítulos, el autor nos narra anécdotas que, de una u otra
manera, buscan dar una enseñanza de vida o simplemente una curiosidad
vivida. En muchos casos, las anécdotas buscan resaltar buenas virtudes del
autor y su manera de sobreponerse a infortunios del destino.
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Capítulo I.- Análisis externo de la obra

1. Biografía.-
a) Donato Walter Barrios Acevedo (1944-Actualidad) Nace
el 4 de febrero de 1944, en la ciudad de Tacna. Estudió primaria y
secundaria en la Gran Unidad Escolar (Actual colegio Coronel
Bolognesi). Pierde el 5to de secundaria debido a una grave
enfermedad. A los 16 años fue locutor de Radio Latina (Actual
radio RPP). A sus 17 años comienza a ser árbitro de fútbol
nacional. A los 20 años ingresa a la P.I.P (Policía de investigación
del Perú). Tras ello en 1968 se recibe como árbitro oficial, e
ingresa a la Escuela Normal de estudio para profesor, lugar donde
estudia 4 años. Tras su egreso, es uno de los primeros profesores
contratados por Cristo Rey en 1971; ya en el 72 publica su primer
libro: “Diccionario Histórico Geográfico de Tacna”. En 1978, viaja
a Lima como árbitro profesional y llega a trabajar en la
Inmaculada de Lima, lugar del que dimitiría debido a la distancia
respecto a su casa. Posteriormente en 1979, se transfiere al
Colegio Elvira Rodríguez, colegio donde llega a ser el primer Sub-
Director masculino de la Institución. Tras ello ya en 1980, llega a
ser el primer árbitro nacido en una provincia que es miembro
oficial de la FIFA; tras una larga carrera de arbitraje, el profesor
Walter Barrios se retira en 1990. A su vuelta a Tacna enseña en el
Colegio Gregorio Albarracín y en el Santa Ana, período durante el
cual publica “Razonando con Dowa” y “Listas Ortográficas”. En el
2007, publicaría “La normativa castellana”. En el 2011; “Desafíos
Cruzados” y “Desafíos Lingüísticos”. En el 2014: “Diálogos en mi
pueblo”. En el 2015: “Diálogos en el extranjero”. Llega a ser
director 3 años en San Juan Bosco. Durante el 2016 publicaría
“Adivinanzas con Acertijos” así como “Remembranzas” libro de 55
anécdotas y 340 páginas. Asimismo, desde el 2015 hasta la
actualidad ha enseñado en la I.E San José de Nazaret, ejerciendo
como director a partir del 2018.
b) Obras.-
1. Diccionario Histórico Geográfico de Tacna
2. La polémica
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3. La Normativa Castellana
4. Las listas ortográficas
5. El otro mundo
6. Desafíos Lingüísticos
7. Desafíos Cruzados 01
8. Desafíos Cruzados 02
9. Razonando con Dowa
10. Diálogos en mi pueblo
11. Diálogos en el extranjero
12. Adivinanzas con acertijos
13. La Normativa Castellana Edición II
14. Remembranzas o Anecdotario de un tacneño
2. Escuela literaria.-
Literatura Contemporánea.
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Capítulo II.- Análisis interno de la obra

I. Capítulo I: Mis padres y hermanos
1. Contexto
a) Tiempo.- El primer capítulo, al igual que el resto no
tiene un tiempo determinado debido a su característica de
anécdotas. No obstante, este capítulo se presenta antes
del nacimiento del autor, dándole como única diferencia
del resto de anécdotas.
b) Espacio.- Una casa en Moquegua, en medio de una
chacra, cerca de Samegua, en la cual sus padres vivían.
2. Personajes
a) Principales.- Las anécdotas muestran personajes
variados, impidiendo así la identificación distinguida de
un personaje principal. No obstante, el padre Miguel y la
madre Enma pueden actuar en dicho papel pues aparecen
en los 3 relatos.
b) Secundarios
 Juan, Pío, Carmen
3. Resumen
I. Mis Padres Y Primeros Hermanos: Durante la
introducción al capítulo el autor nos habla de la
historia familiar. Su padre nación en Samegua,
Moquegua, nació huérfano de padre y madre, nos
cuenta que los abuelos de su padre son del sur de
España y eran dueños de una vasta chacra del valle,
rica en paltos y árboles. Nos cuenta que su padre se
crio en ella, bajo el cuidado de su madrina y que a
los 20 años se fue a realizar el servicio obligatorio, y
fue enviado al Cusco. Finalmente nos cuenta que al
regreso de su padre, tras 3 años, la chacra tenía
nuevos dueños: La madrina, el juez y el militar,
pese a ello, su padre intento recuperar la herencia
pero fracaso, así, acabo como peón de chacra y
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conoció en una obra de teatro a su prima, y futura

madre del autor, Enma. Nos informa que fruto del
matrimonio, nacerían nueve hijos, de los cuales 5
morirían en la niñez. Finalmente nos comunica que
a la fecha solo hay 2 con vida, el autor y su hermana
Carmen de 88 años.
II. Juan: Durante esta historia el autor nos relata
sobre la corta vida de su hermano mayor: Juan,
nacido en 1924, cuando su madre tenía 25 y su
padre, 31. Nos revela que su padre vivía en una
casucha en medio de una chacra. Nos cuenta sobre
el pozo que había construido su padre para facilitar
el llenado y vaciado del agua. Es por ello que Juan,
solía entretenerse con un barquito de madera con el
que jugaba en una batea, no obstante un día quiso
usarlo en el pozo por lo cual consiguió ser aprendido
por su madre. Un día su madre fue de compras y
dejo a Pío y Carmen encerrados en la casucha, por
ello Juan, al verse solo, decidió irse a jugar al pozo.
Al momento de volver su madre, de la caminata de
4 kilómetros, encontró a Juan sostenido de la pared
del pozo, casi inerte, inmediatamente decidió
sacarlo y frotarlo para que entrase en calor. Por
ello, no consiguió preparar el almuerzo para nadie.
Pensaron en llevarlo al hospital de Moquegua pero
debido a la distancia no era posible. Trataron de
ayudarle con remedios caseros pero no fue posible y
finalmente, falleció de pulmonía a los 5 años de
edad.
III. Pío: Tras la muerte de Juan, Pío y Carmen fueron
protegidos para evitar lo ocurrido con Juan,
asimismo, taparon el pozo para evitar la posibilidad
que se repitiese el lamentable incidente. Es por ello
que ambos era protegido y castigados al menor
incidente que pudiera poner en peligro su vida.
Debido a la falta de espacio en el interior de la
casucha, los hermanitos debieron trasladar sus
juegos al exterior de esta. Pío siempre se quitaba la
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ropa, quedando con un pantalón corto y torso

desnudo. Por un tiempo, su madre lo obligaba a
vestirse pero como no le ocurría nada lo dejaba
hasta al atardecer, es así que eventualmente, Pio
comenzó a tener fiebre junto a tos, particularmente
en la madrugada, así estuvo varias semanas, motivo
que preocupo a la familia y motivo a llevar a los
niños dentro de la casa antes del viento crepuscular.
El padre llevaba diariamente palos y ramos para
que su madre pudiese cocinar, un día, sin darse
cuenta, llevo junto a la leña unos huesos y parte de
un cráneo humano.
Este día, Pío mostro un aumento de sus síntomas,
hecho que motivo a su madre a cubrirle y cobijarlo
cerca a ella. No obstante, cerca al amanecer, su
madre dijo escuchar una voz que llamaba a Pio, y
este respondió a ella, lo que ocasiono una
reprimenda para Pío. Ese día sus padres durmieron
más de la cuenta, y al despertar encontraron a Pio
quieto, y se dieron cuenta que había fallecido.

II. Capítulo II: El niño – joven

1. Contexto
a. Tiempo.- Durante el segundo capítulo, el autor nos habla
de sus años de infancia y adolescencia, terminando con una
anécdota sobre su tiempo en el coro y por ende su
finalización de la secundaria.
b. Espacio.- Tacna, Arica, las piscinas municipales, Puno,
Asillo, Teatro Municipal.
2. Personajes
a. Principales.-
 Walter Barrios, el autor de la obra: Durante este
capítulo, vemos su vida a través de los años de
infancia hasta su salida de la secundaria. Con uno
que otro recuerdo al presente de su edad. Respecto a
su personalidad, al inicio se muestra confiado e
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ingenuo, pero acaba siendo más ingenioso, amable y

sociable.
b. Secundarios
 Quico, la madre del profesor, el tío Emilio, Lucho, el
hermano del autor, Témpora, los amigos del
profesor, la Catacora.
c. Incidentales
 Manuela, la esposa del profesor, profesor Mistiano
Málaga, los nativos, María, Benjamín Macedo,
Carmen, Crisálida, la madre de Quico.
3. Resumen
I. Mi primer regalo: Durante la introducción al capítulo, el autor
nos habla sobre la nostalgia que siente respecto a su primer regalo
que recibiría en Navidad a los 6 años de edad. Nos dice como uno
de sus grandes pasatiempos era ver películas en los cines Colón y
Municipal, películas cuya temática era el viejo oeste
norteamericano, con los cowboys estadounidenses y los charros
mejicanos. Es por ello, que solía jugar parodiando las aventuras
que observaba en las películas, esto lo hacía con una pistola hecha
con los dedos. Esto fue así hasta que en las navidades de 1951,
recibió un revólver de juguete, que hacía el ruido de un arma de
fuego, y se recargaba con una cinta enrollada. Los juegos
continuaron al día siguiente, toda la mañana el autor fue el joven,
el protagonista que no muere, pero esto molestaba a su amigo
Quico, que no había tenido la misma suerte de recibir un revólver,
y no por falta de intentarlo dado que llego a llorar pidiendo uno a
su madre, para ello pidió prestado el revólver, a lo que el autor
acoto, grave error pues Quico, al recibir el juguete se dirigió a su
casa, ante esto el autor comienza a tocar la puerta para ver si
Quico salía pero este no lo hacía. El autor, rendido ante el robo de
su juguete, regresa a casa llorando, se pone a esperar a su madre
y, al momento de su llegada, la abrazo y le conto lo ocurrido, esta
lo lleva a la casa del niño e igual que a su hijo, nadie le recibía en
la puerta. Tras esperar más de media hora, la madre de Quico
aparece y defiende a su hijo, pues no lo creía capaz de hacer eso,
tras ello ella entraría a su casa y les indicaría que dejaran de
molestarles. Finalmente, el autor no se rindió y siguió buscando a
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Quico al día siguiente, mas este no salió nunca más; es así que
supuso que su madre se lo había llevado a Arica para evitar
futuros problemas. Nos dice que tras las fiestas de año nuevo y
navidad, la familia del autor se mudaría de la Av. Bolognesi a Dos
de Mayo de tal forma que perdería la oportunidad de pedir su
revólver de nuevo. El relato acaba contándonos del futuro de
Quico, que tras muchos años había crecido muy poco, que parecía
casi un retardado mental y por más que el autor tratase de evocar
los recuerdos del revólver, Quico nunca le entendió y por
consecuente este se quedó con su revólver. Al final, el autor nos
revela, teniendo más de 50 años, preguntar a la madre de Quico
sobre el sino que este había tenido, así nos revela, que Quico se
había casado con un ácida mujer, teniendo problemas con ella y
sus hijos, uno de los cuales sería, finalmente, quien podría fin a la
vida de Quico con un balazo, un arma que su padre había
comprado en caso de posibles ladrones.
Acaba con un refrán: “quien a revólver roba, a revólver muere”
II. Peor será pues tío: En esta anécdota, el autor nos habla de los
viajes que realizaba al puerto de Arica para visitar a tía Crisálida.
Nos revela que su madre era una comerciante de hortalizas,
legumbres y frutas. Según los hermanos mayores del autor, este
habría viajado desde los primeros meses de nacido hasta los
primeros pasos y algo más, por ello su tía le había conocido y
tratado como si fuera su propio hijo, engriéndole y tratándole
cariñosamente. Es así que solía visitarla regularmente durante las
vacaciones y en sus cumpleaños. Nos comenta también sobre la
relación con sus primos que siempre le decían “primito cholito”.
Nos habla también sobre la otra familia de Arica, de parte
materna, familia de la cual Emilio, el jefe de casa, era un
personaje pintoresco, de tamaño regular, pelo casi cano, algo más
de 50 años con una cicatriz en el labio central superior. Era un ex
trabajador del ferrocarril Arica-La Paz, y que acabaría trabajando
en el matadero durante sus últimos años.
El autor nos hace recuerdo de una visita anterior en la cual,
observaba como Emilio gritaba e insultaba a su esposa cual
sirvienta, o como trataba de lo peor a su hija solo por pedir
permiso para salir a un parque cercano, y que tras la insistencia,
Emilia decidió azotarla a chicotazos. Y ante ello, su prima comenzó
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a llorar, no obstante, ningún hermano hizo algo más que llorar y

mirar. Tras el episodio, el autor dice haberle contado eso a su tía y
madre quienes ya sabían de dichos abusos, y que pese a haber
intentado intervenir para evitarlas, el tío, con licor o no,
maltrataba a su familia como cualquier tirano de pacotilla. Ante
ello, el autor evito visitarle y solo lo saludaba velozmente para
evitar contactarlo, estaba asustado.
Asimismo, él hace recuerdo de su niñez y juventud y como fue
travieso durante ellas, ocasionando que su padre comprase un
azote de cuero que acabaría ocultando con ayuda de su hermana
María. Nos dice también, que además de su padre, su madre y
hermanos mayores lo agarraban a correazos, y que el esposo de su
hermana Carmen se uniría a este grupo. Es gracias a ello que, al
viajar a Arica en su cumpleaños y encontrarse con su tía se
comportaba de la mejor manera posible hasta que un día se
encontró con su tío Pinto, a quien le conto sobre las golpizas que
recibía, el tío le sugiere que vaya a vivir con él pero, este se niega y
dice “Peor será pues tío” tras ello el tío se comenzó a reír y se
despidieron. Finalmente dice que la actitud del tío cambiaría con
los años y se mostraría más doblegado y cariñoso con sus nietos.
III. ¡Salven a mi hermanito!: En esta anécdota el relator nos habla
sobre su pasión por el nado. Desde los 8 años frecuentaba las dos
piscinas municipales, acudía todas las mañanas con sus amigos y
se bañaban en la piscina más pequeña. Nos cuenta que su
hermano mayor, a sus 17 años, no sabía nadar, y por ello lo invitó
un día para que viese sus progresos y así se motive a aprender a
nadar, debido a la insistencia del autor y su amigo Lucho, ambos
decidieron acompañarlo. Comenta que fueron los primeros en
ingresar a la piscina, y como su hermano se sentó mientras le
miraba nadar. Eventualmente, su amigo Lucho lo invitaría a la
poza, que no tenía más de metro sesenta de altura lo que hacía
poco posible que su hermano se ahogase pues este pasaba el metro
setenta. Tras la media hora de estar allí, ingresaron unos músicos
de la banda militar alzó al relator y lo lanzo por el centro, lugar
donde no tenía gradas de donde apoyarse para salir a flote. Por lo
cual comenzó a sumergirse hasta el fondo para impulsarse con el
piso. Ante ello, el hermano pidió ayuda a Lucho pues el relator
parecía ahogarse, este los saco sujetándole de la espalda y salió del
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pozo sin muchas más complicaciones. Tras ello, el autor fue

cubierto con una toalla por su hermano y salió del lugar a rastras.
Nos comenta que tras esta experiencia, el hermano no quiso volve
a ir nunca más y nunca aprendió a nadar, tras ello, al año de lo
ocurrido el hermano se iría a trabajar a Puno. Mientras que el
profesor aprendería y dominaría casi todos los estilos, y gracias a
ello salvaría a dos personas que estuvieron a punto de ahogarse en
una piscina con una profundidad de 3 metros. Finalmente, nos
cuenta como salvo a una joven alumna que estuvo a punto de
ahogarse en sus tiempos de profesor.
IV. Témpora: ¡Qué paso con tu barriga! Durante este relato,
situado durante los inicios de su juventud, nos cuenta como vivía
con sus padres y su hermano mayor, así como con la esposa de este
una piurana llama Témpora y sus dos hijos mayores, nos cuenta
que su hermano, por temas laborales, paraba en la sierra tacneña.
Para ese entonces, Témpora estaba embarazada, y esta barriga
estaba bien pronunciada; y en sus desplazamientos caminaba
ligeramente hacia adelante. Durante los días del relato, el autor se
encontraba de vacaciones lo que hacía que se levantase tarde, nos
habla de cómo en dicha época no existían las diversiones de hoy: la
tv, computadora, internet, fiestas nocturnas u otras, y que se
divertía jugando futbol, con dos piedras para representar los arcos
y un balón cualquiera con el que jugaban hasta el llamado de sus
padre. Durante el párrafo siguiente hace recuerdo a sus viejos
compañeros y como apreciaba que nunca hubiesen sido
presentados a los vicios cancerígenos de hoy: drogas, alcohol,
fumar. Continuando con el relato, nos dice como un día al
levantarse tarde, encontró a Témpora sola en la casa ofreciéndole
el desayuno, y en esto se dio cuenta de la falta de barriga de
Témpora y le pregunto respecto a ello, a lo que Témpora resalto
diciendo que ya nació la niñita. Ante ello, el autor fue rápidamente
al cuarto a ver a la recién nacida, y nos cuenta de su sorpresa al
darse cuenta que no hubo ni un solo grito, ni un llanto, y que no
requirió ayuda para dar a luz. Finalmente, nos cuenta que eligió el
nombre de Silvia Pinal para su primita. En el párrafo final, el
escritor resalta la fortaleza de la mujer norteña, en la persona de
Témpora, quien sin mucho aspaviento dio a luz.
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V. ¡Hijo, ganamos el pollón!: En el presente relato, el autor nos

habla de su padre, un empleado eficiente como portapliegos en el
ministerio de Agricultura, nunca faltaba a su labor ni en sus
peores momentos. Siempre puntual. Nos dice que muchas veces
tuvo la suerte de acompañarlo a su trabajo y nos habla de su orden
de vida: de lunes a sábado centrado en el trabajo, y los domingos,
en su familia. Así también como es que el padre apostaba en
carreas de caballos, tratando de ganar el “pollón” juego que
consistía en adivinar todo correctamente. Para ello, su padre tenía
una radio con un receptor de 3 bandas.
Cada domingo después del almuerzo, su mayor satisfacción era,
escuchar las carreras de caballos del hipódromo de Monterrico de
Lima, sin embargo, pese a la radio del padre, la señal no era la
mejor y el audio llegaba entrecortado a veces. Nos comenta que su
padre compraba una cartilla para poder analizar a los distintos
caballos, y seleccionaba a sus diez favoritos, que por lo general
eran los favoritos de todos, es así que nunca llegaba ni siquiera
a25 puntos, pues se presentaban varios caballos golpes, los que
ganaban con probabilidades en contra.
Pero un domingo, del año 1958, el padre gano todas las carreras y
por tanto, gano el pollón, al enterarse de esto, salieron a la calle a
avisarle a todos y los vecinos comenzaron a celebrar, trajeron un
caja de cerveza y hubo fiesta hasta la medianoche. Esa
madrugada, el profesor nos cuenta en todo lo pensado a invertir el
premio, una radio, un teléfono en casa, un auto o incluso una casa.
En la mañana siguiente al sintetizar las emisoras dieron cuenta
que muchos habían ganado, debido a que los ganadores fueron
precisamente los favoritos, logrando así que el premio sea un sol
cincuenta por jugada. Ese día, la decepción del padre le impidió ir
a trabajar, desde ese día se olvidó de las carreras de caballos,
desde ese día ya no fue el mismo. Finalmente, el autor nos cuenta
que así vivió su padre hasta su muerte a los 78 años. Acaba con
una frase en inglés “Dreams are free”.
VI. Mis navidades andinas: Nos habla de los viajes que tenia de
pequeño hacia puno, debido a que su madre le gustaba visitar a su
hermana, durante los primeros párrafos, nos relata sobre su
experiencia e impresiones la primera vez que visito puno
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describiendo así el trayecto, el paisaje y su transporte. Nos habla

también de la forma de caminar que inicialmente no comprendía, y
del sabor y textura de la comida, más áspero y seco a lo que estaba
acostumbrado, finalmente nos dice de su vista obligada al cine, y
de cómo a su madre le gustaban las películas mexicanas, las
mejores de esa época. Nos habló de la primera vez que sintió el
granizo y como se asustó por ello. Cuenta una vez que al salir del
cine, su madre se perdió y los llevo a orillas del lago, pese a que el
relator sabio del error, pues este se guiaba mediante letreros, su
madre no le hizo caso y acabo desubicándose. Al día siguiente del
evento, ambos se dirigían a Tirapata, y con ello se despertaron
temprano para ir al ferrocarril para viajar a dicha localización.
Nos habla de cómo solían quedarse en Asillo en la casa almacén de
su cuñado, esta casa consistía de dos partes: la de almacenaje y en
donde se vivía, en la de almacenaje uno encontraba desde bosta
seca hasta queso para comer, motivo por el cual emitía olores
peculiares, la casa principal estaba formada por cuartos
independiente en los cuales podía dormir y un gran comedor, esta
se encontraba en forma de U en un gran patio con un enorme árbol
de eucalipto en medio de grama crecida.
A veces solían ir a Puñunamarca para visitar la hacienda, descrita
como toda una desgracia, con una llanura desigual y muchos
animales.
En ambos casos, nos dice que prefería la casa a la hacienda,
porque era muy aburrida, llena de frio, lluvia, y otros. Nos dice que
era común encontrar animales muertos y por ello, muchos eran
asegurados debajo de un gran techado. Debido a la lejanía de la
casa y hacienda, el cuñado paraba ausenta la mayor parte del
tiempo, mientras que la mujer se encargaba de todo lo que
sucediese adentro. Así como las familias servidoras, que no
recibían paga alguna, más que un animal u otro así como
provisiones que trajese el cuñado de sus viajes. Nos cuenta que
debido a ello, casi nunca pudo darse cuenta de la fecha y por
consecuente celebrar la navidad.
A los 12 años, cansado de tantas navidades perdidas, pidió un
caballo para pasear por los lugares cercanos, el caballo era el más
viejo, lento y manso de todos. Es en este paseo y con el fastidio del
viaje perdido, decidió irse más allá de la ruta y siguió la carretera,
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hasta que se detuvo, momento en el que el caballo comía y el autor

pensaba entre continuar o retornar. Por ello se encontró a una
lugareña a la que le preguntaría sobre Asillo y esta le contestaría
“Manan intiquichu, lichu manachu”, el clima empeoro y decidió
regresar, se veía perdido hasta que encontró a un hombre quien,
con un croquis improvisado, le indico el camino a Asillo.
VII. Arrepentimiento El relato situado en una de sus últimas visitas
a Asillo nos cuenta sobre un regalo que tuvo: una escopeta de aire.
El relator tenía amigos que gustaban de cazar y llevar esos
animales para comer, el relator que tenía mala puntería no pudo
cazar nunca nada con la honda de horqueta, creyó que la escopeta
facilitaría la cacería pero aun así no pudo matar nada en los
primeros tiros, finalmente pensó en usar la escopeta de manera
vertical logrando así conseguir una avecilla, esta cayo a los pies
del relator quien la observo agonizar en sangre por el cuello, por
ello, cogió su delicado cuerpo ensangrentado, convulsionante por la
herida e intento asistirla, busco remojar su herida, pero aun así
murió entre las manos del relator, este le hizo sentir muy mal,
deseando que no le regalasen el rifle y por ello decidió abandonar
el lugar, durante su caminata no entendía por qué le causaba
malos sentimientos dicha acción y entendió que no es lo mismo
decir o ver, que hacerlo. Finalmente se prometió que nunca
volvería a cazar un animal silvestre, es más abogaría por la
supervivencia de las avecillas.
VIII.La Catacora.- El ultimo relato del capítulo, centrado justamente
en el último año de su juventud, nos cuenta la historia de cómo fue
seleccionado en un coro conformado por los colegios Francisco
Bolognesi y el Francisco de Zela, nos dice que para la practicas
eran separados en dos grupos bien marcados y que los varones
buscaban relacionarse con las mujeres, no obstante solo hacían a
la distancia y a modo de juego-coqueteo, nos dice que al relator lo
emparejaban con Manuela, una vecina que acabaría embarazada a
los 16 años de un hombre mucho mayor a ella. Así, nos cuenta que
del lado de las mujeres había una damita que no solía hablar, pero
que era lo suficientemente fea como para interpretar a la
Marianela de la famosa obra de Benito Pérez Galdós, esta damita
era relacionada constantemente con otros “monses” a forma de
broma esta era identificada como la Catacora, finalmente nos
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cuenta que se acabó el coro y nunca supo nada más de ella, hasta
que eventualmente, en una visita al hospital, se dio cuenta de una
cara familiar y le pregunto a su esposa por ella, enterándose así
que se trataba de la Catacora. Nos cuenta que ella había ido a
estudiar a Arequipa con la ayuda de un tío suyo, que había
trabajado en un hotel y que fruto de su esfuerzo ingreso a
medicina. Acaba diciéndonos que ella se casó con un excelente
urólogo de la ciudad de Tacna con el cual tiene una exitosa clínica
en la capital de Lima, junto con sus hijos, los cuales son médicos
igualmente.

III. Capítulo III: El policía

1. Contexto
a. Tiempo: Al igual que el resto de capítulos, este
capítulo inicia con una anécdota durante su tiempo
como cadete y termina con la renuncia que marcaría el
final de su carrera como policía.
b. Espacio: El centro policial en la Av. Aramburu, la
casa de la ninfómana, el Estadio Nacional, centro de
instrucción de la PIP, casa del jefe Haro, la plaza
Pizarro, puesto fronterizo “El Hospicio”, el Comisariato
de la calle Callao
2. Personajes
a. Principales:
 Walter Barrios: Al igual que en los demás capítulos, el
profesor nos habla sobre un periodo de vida, cuyo inicio se
marca con Chivo expiatorio, donde es un cadete de policía, y
acaba en Ser policía, craso error, donde renuncia debido al
maltrato verbal recibido por un oficial suyo. Respecto a su
personalidad, se le ve como un hombre amable, responsable,
pero que prefiere dimitir a ser ofendido. Asimismo, se muestra
algo ingenuo en ciertas situaciones.
b. Secundarios:
 La ninfómana, el subtecnico Raul, el hijo menor de los Haro,
Compañero de guardia en la casa de Haro, los huelguistas, el
joven cirujano, mayor Rosales, capitán Merino
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c. Incidentales
 Los cadetes en la ceremonia, criados de la casa del juez de la
Corte Superior de Lima, el emolientero, familia Haro, árbitro
Pazos, Kilo, el público del estadio, “Bomba”, el alumno de
servicio, el oficial de servicio, Fernando Belaúnde Terry, el
equipo “Santos”, el equipo “Universitario”, el amigo del
profesor, Mario Concha, el jefe de personal, demás policías.
3. Resumen
I. Chivo expiatorio: Primera anécdota del autor, nos habla de
su tiempo como cadete de policía de investigaciones, dicho
relato es el que más impacto al autor, según palabras de este.
El relato comienza al situarnos en el lugar, nos habla del centro
de ese entonces, en la Av. Aramburú, en Lima. Nos dice sobre
las diversas casas que le rodeaban, y como algunas estaban sin
construir, terreno vacío rodeado de paredes rústicas, lugares
que eran perfectos para los facinerosos hacer de ellos su
guarida. Es por ello que se estableció un servicio de ronda
conformado por tres: un subtécnico, un cadete y un alumno de
los subalternos. Asimismo, se dividían en 4 turnos: De diez a
doce, de doce a dos, de dos a cuatro, y de cuatro a seis,
haciéndose los más pesados los intermedios, pues uno se tenía
que levantar a las 6 de nuevo. Durante dichos servicios, los
subtécnicos aprovechaban la oportunidad para acceder al cuarto
de una damisela ninfómana, para lo cual uno tenía que acceder
al jardín y a través de este escalar hacia el segundo piso. Todos
los su técnicos tenían como norma interna ser los únicos
autorizados a subir a visitar a la ninfómana. Así, el subtécnico
de turno decía a los de turno que le esperen ahí y ante cualquier
emergencia solo toquen su silbato. Es así que en cada ronda
siempre un subtécnico accedía al cuarto de la dama en cuestión,
excepto uno llamado Raúl, este joven de 20 años de edad
perteneciente a una familia pobre del Callao, ingreso con un
alto puntaje, además de estar entre los primeros puestos de
rendimiento, de comportamiento sobrio y decente para con los
demás, de moralidad ejemplar, no obstante, este siempre era
incitado a entrar al cuarto de la damisela, pese a ello, siempre
se negó, diciendo tener novia, o al decir que era impropio estar
con una mujer que es de todos. Pero un día, durante las
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prácticas militares para el desfile de Fiestas Patrias, el

subtécnico se dio cuenta de la facilidad para ingresar a la
habitación, sumado a esto, la euforia de los demás compañeros
al contar su historia de la ninfa convenció a Raúl a entrar al
cuarto.
Esa noche, sus compañeros arreglaron que saliese en el segundo
turno, el más idóneo para la aventura nocturna, según cuentan
los compañeros de Raúl, este se arregló muy convenientemente,
aseado y afeitado con más perfume de lo usual. Algo nervioso
pero decidido, salió en el segundo turno, y a la tercera vuelta se
decidió, atravesó el ciprés, subió por el tronco, toco el vidrio y la
ventana se abrió, en ese instante, sus compañeros vieron cómo
se encendieron las luces, se escucharon gritos y tras unos
instantes de espera, escucharon el ulular de patrulleros
llegando por el anterior de la casa, el grupo de vigilancia
restante comenzó a retirarse.
Se nos revela que la dama en cuestión había resultado
embarazada y por ello, le tendieron una trampa al siguiente
subtécnico que subiese al cuarto en cuestión, que para la suerte
de Raúl fue este. Finalmente, seria apresado, y lo removerían
de la escuela en una humillante ceremonia, tendría los cargos
de seducción de menores y para evitar la cárcel, se casaría con
la ninfa.
II. La tragedia del Estadio Nacional: El 24 de mayo de 1964,
luego de más de dos meses de encierro propio de los Cachimbos,
el autor pudo salir el fin de semana, por ello decidió asistir el 31
de mayo al partido entre Argentina y Perú por la clasificación
por ello asistió temprano al estadio y consiguió ingresar a la
Tribuna Sur, eligiendo un asiento cercanísimo a la malla
metálica que dividía el sector Occidente del Sur. El estadio se
llenó a la 2.30 y los canticos y hurra retumbaban en el estadio.
Los equipos ingresaron y se inició el partido arbitrado por el
uruguayo Pazos, el juego fue casi compartido con dominio
argentino, quienes lograrían el primer gol, esto hizo que la
afición siga apoyando a la selección, a poco de acabar el partido,
hubo una falta que fue pitada muy despacio, provocando que el
peruano siga la jugada, logrando así que meta un gol, no
obstante este sería anulado debido a la falta cobrada, esto
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provocaría que la gente lanzase teas hechas con periódicos,

ladrillos, y otros. En todo el problema, un zambo con el nombre
de Bomba, comenzó a presionar la malla hasta que cediese, al
lograrlo se fue en dirección del juez Pazos, quien se escondería
tras los policías, todo el tumulto escalaria incontrolablemente,
policías muriendo, bombas lacrimógenas lanzadas, y por ello, la
gente buscaba evacuarse. En estas circunstancias, observó a
una mujer embarazada siendo evacuada, al día siguiente se
enteraría que murió junto al bebe.
El profesor que se encontraba pegado al sector occidente, no
sintió el efecto del gas hasta más tarda, cuando las salidas
estaban ocupadas, el dolor y el malestar a los ojos y al respirar
le impulsarían a escapar rápidamente, logrando así acumularse
y aplastar diversas personas, el profesor fue agarrado por un
sujeto por su casaca mas este decidió prescindir de ella para
salvarse. Fueron alertados por alguien que no había salida por
ello decidieron regresar, y fueron guiados al baño donde se
echarían agua a los ojos y romperían las ventanas del baño para
respirar aire fresco, a través de la ventana observaron a varios
policías, camillas, heridos y muertos, todo un caos. Tras un rato
vario policías llegarían a comunicar que era seguro salir. Al día
siguiente se enteraría que la salía de occidente estaba
completamente abierta. A la salida, vieron decenas de cuerpos
muertos de todas las edades. Personas reconociendo los
cadáveres con desesperación y llanto. Finalmente, el autor
exhausto y sin casaca decidiría visitar la casa de un amigo suyo,
que vivía en la novena cuadra de la calle Arenales, en dicha
casa cenaría con los hijos de su amigo y se quedaría hasta las
diez de la noche. Tras ello, iría a la escuela donde seria recibido
por un alumno y un oficial que había ido a reconocer sus restos.
Finalmente seria metido al calabazo donde pasaría la noche.
III. Dos veces castigado: El relato trata sobre la vez que fue
destacado para cuidad la casa del jefe de la policía de
Investigaciones de apellido Haro. Para ello habían tres turnos:
de 7 a 12, de 12 a 7 y de 7 a 7, 24 horas. Una autentica pérdida
de tiempo pues solo consistía en observar quien viene, quien se
acerca, quien entra y sale de la casa, apuntándolo en un
cuaderno, al ser interrogado por la dueña de la casa y esta
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enterarse que el autor no poseía un arma, esta decidió darle un

Smith Wesson calibre 45 y le hizo firmar un cargo. Asimismo,
fue aconsejado por un compañero que se cuidase del menor de
los Haro, un mozalbete de 15 años que solía visitar a su
enamorada vecina. Es así que el profesor nos cuenta que un día
en el que relevaba a un compañero suyo, este le conto que
estaba castigado 15 días pues no llego a comunicar la salida del
menor hijo y en la madrugada, este no fue encontrado por su
madre, ocasionando que el padre le obligase con 15 días de
suspensión. Es así que los tres policías a cargo del cuidado
deciden dejar de darle oportunidades de salir al mozalbete para
evitar problemas.
Semanas después, el compañero que había sido suspendido,
decido acusar al joven para no verse envuelto en problemas. Por
ello, al momento de ver al joven salir, toco la puerta e informo a
la señora la ausencia de su hijo, este joven seria castigado al
llegar, hecho que motivaría la venganza del joven. Un día, en
una fría noche, el policía esperaría pacientemente su momento
para pedirse un emoliente al frente, espero hasta las 4 de la
mañana, momento que creyó propicio para pedirlo, pero al
regresar dio cuenta de la presencia del jefe, resulta que el
mozalbete había esperado, dormitado incluso a que el policía se
retire para acusarle y culminar su venganza. El pobre policía
seria suspendido 15 días más y el autor pediría su traslado, no
solo de la casona del Callao, sino de Lima misma.
IV. Los golpes de la policía: Nos cuenta la historia de cómo
participa y se infiltraba en medio de huelguistas para poder
identificar los lemas de ellos, para esto, se vestía de civil y tenía
una tira, pero pese a ello, una vez fue confundido y por
consecuente golpeado en una protesta. Para evitar pasar
vergüenza en su reporte, nos cuenta que invento los lemas y
mintió respecto a lo sucedido en su documento redactado.
V. El detenido y el Santos de Pelé: La historia habla sobre la
ocasión en que un joven cirujano becado reingreso al país
procedente de Rusia, resulta que en la época estaba prohibido
visitar un país comunista, por lo que fue encarcelado y al autor
se le encomendaría llevarlo a la capital para que pueda ser
juzgado. El autor, se alisto y se preparó para llevarlo, compro
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los tickets y comenzó su viaje. Durante este, el joven busca

lograr que le dé tiempo libre para poder saludar a sus
familiares y conseguir un buen abogado, el autor se niega pero
se ve obligado a ello cuando su plan no sale a tiempo, llega a las
7 de la noche y acude a la prefectura pero esta se encontraba
cerrada, intenta dejarlo con la guardia civil, pero estos no le
ayudarían por ser de otra institución, por ello decide pactar con
el joven el reencontrarse en la prefectura al día siguiente a
primera hora, el autor decide ir al estadio. El partido transcurre
normal, y recalca 2 jugadas: Una el que pele duerme la pelota
con el pecho tras un centro de Pepe y otra en la que el flaco
Fuentes lanza dos cabecitas para evitar el tiro de Pepe lo que le
provocaría una contusión, no obstante y mientras el partido
comienza a acabar, la duda e inquietud sobre el joven crece en
el autor, cuestionándose sobre su decisión al dejarle ir. Al salir
del estadio busca consejo en la casa de un viejo colega suyo, este
le dice que hizo mal, pero el autor todavía tiene la esperanza
que se presente. Al día siguiente el autor llegaría a primera
hora a la prefectura, pero no vería al joven, tras un tiempo,
pasadas las 9 el joven se acercaría y esto provocaría un abrazo
del autor al joven. Tras hacer el papeleo, en la salida se
encontraría al joven quien le agradecería por el tiempo brindado
pues soluciono el problema burocrático. 1 semana después en su
retorno a Tacna, el autor recibiría una carta de agradecimiento
de la madre del joven cirujano. Acaba el relato cuestionándose
sobre si volvería a hacer lo que hizo de nuevo.
VI. Trae velitas.- La historia se sitúa en el comisariato de la calle
Callao. Debido a que un compañero policía se mostrase
enfermo, el autor sería elegido para remplazarle el turno en el
comisariato, para ello, un compañero Mario Concha suyo le
recomienda lleve velitas, paso entonces la tarde llenando y
firmando papeles, hasta que llegó la hora de cerrar las oficinas,
al momento de hacerlo y buscar acostarse comenzó a escuchar
las máquinas de escribir, en un principio pensó que se trataba
del vecino pero era poco probable debido a la localización del
cuarto de máquinas, tras ello fue a prender la luz y el sonido
pararía, eventualmente el teléfono sonaría, y provocaría que el
autor creyese se trate de una novatada, lo que ocasionaría que
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buscase en cada rincón posible algún indicio de ello. Sin

embargo, el miedo pudo más e hizo salir al autor a la calle a
rezar en desesperación, quedándose ahí hasta el amanecer,
momento en el cual abriría el portón para el tránsito vehicular,
conforme pasa el día se quedaba dormido y ansioso por el
cambio de turno, momento en el cual, Mario Concha le dice a
modo de broma que seguro no trajo las velitas, el autor
claramente hastiado por ello le increpo. Esto haría que Mario
revele el motivo de las velas, resulta que un cuarto pequeño
yacía un cráneo que pertenecía supuestamente a un peruano
cruelmente asesinado durante la ocupación chilena. Mario
cuenta que en su primer turno fue avisado de ello, y lo hizo sin
falta, así también como una vez en la que las velas fueron
sacadas de su oficina, llego a ir a buscarlas a su casa para poder
descansar tranquilo.
VII. Ser policía, craso error.- Último relato del Capítulo, en este
el autor nos contaría el motivo de su renuncia a la PIP. El
relato inicia contándonos sobre sus distintas experiencias en la
PIP, luego cambia a contarnos sobre un partido entre la PIP y
la Guardia Civil, en este, la PIP perdía 4 a 1, lo cual hizo que el
Mayor Rosales, que actuaba como director técnico, cambiase al
Capitán Merino por el autor, y haría que este se quedase en la
banca, esto enojaría a Merino, quien posteriormente obligaría al
autor a recoger un polo sudado, esto haría que el autor se
enojase y lo hiciese a regañadientes. Tras ello, el autor
comunicaría el incidente al Mayor Rosales, en búsqueda de una
solución pero, prefirió rescindir su contrato presentando su
carta de renuncia. Finalmente acabaría en La Normal
Champagnat donde se graduaría como profesor de Historia y
Geografía.

IV. Capítulo IV: El árbitro

1. Contexto
a. Tiempo: El capítulo presente nos muestra las etapas
comprendidas entre los 16 años (Mi primer uniforme). No
obstante, no tiene una edad de fin exacta.
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b. Espacio: La estación del metro de Argentina, el estadio en

Tacna, Moquegua, Puno, Iquitos, Tarma, Estadio Nacional,
Huancayo, Huaral.
2. Personajes
a. Principales:
 Walter Barrios: Durante esta ocasión vemos los valores
que caracterizan las historias, la puntualidad,
responsabilidad, la justicia y la incorruptibilidad del
árbitro. Vemos su honestidad e inamovible seriedad.
b. Secundarios:
 Miguel González Vilchez, Enrique Labó, el conductor del
bus, Tatacho, Manuel Garay, Pedro Ruiz, los miembros de
Sendero Luminoso
c. Incidentales:
 Pasajeros del subte, la madre del profesor, árbitro
“Camarona” Ramos, Juan Cornejo, César Faucheaux, Ing.
Eyzaguirre, profesor Herrera, Ángel Palo Tamayo, remador
de la barca y su familia, Santiago Lazo, el chofer del taxi, la
mujer abducida, la familia del profesor.
3. Resumen
I. Mi primer uniforme.- La anécdota nos habla de la primera
experiencia como árbitro del autor, él era un joven de 16 años que
fue elegido por su profesor debido a la falta de juez de línea
presentes para un partido de la liga amateur de Tacna. El autor
acepta, se vuelve juez de línea y se fija puramente en su línea.
Eventualmente, termina el partido, con el trabajo bien realizado, el
profesor del autor le paga un dinero por su trabajo y lo felicita,
finalmente al llegar a casa se da cuenta que tiene ladillas, para lo
cual asume que fue obra de uniforme. Al día siguiente se une al
colegio de árbitros como el miembro más joven entre ellos.
II. Y ahora… ¿Quién arbitrará? Durante esta anécdota el autor
nos habla de cómo al iniciar su labor como árbitro le daban siempre
los partidos preliminares de infantes, no obstante, un día un colega
suyo se ausenta y, sin haber alguien que le reemplace, el autor es
convencido de arbitrar el partido en Universidad Católica de Chile
contra la selección de Tacna. Dicho partido lo arbitra
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excelentemente y es felicitado por los dirigentes debido a su

actuación.
III. ¡Váyanse, que no es nada! El relato nos habla de las
experiencias que tenía perteneciendo a la terna de árbitros para los
partidos, nos comenta que siempre el autor era, por lo general, el
elegido. La anécdota trata sobre un particular día cuando el autor
se da cuenta de que sus compañeros abusaban de él, pues mientras
que el comía poco, ellos bastante, por ello, el decidió acabar con la
distribución de la cuenta, y en un viaje a Moquegua, en un
restaurante de un viejo arbitro conocido, decidió pagar solamente lo
suyo, craso error pues, eventualmente llegaría el dueño del
restaurante que, tras conversar con todos, les diría “¡Váyanse, que
no es nada!”.
IV. Primer viaje a Iquitos.- Durante este relato, el autor nos cuenta
sus experiencias en su primer viaje a Iquitos, fue en un partido del
CNI, que sería interrumpido reiteradamente por el cambiante
clima de la ciudad. Durante este primer viaje, el autor consiguió
explorar y admirar los diversos paisajes, así como, conseguir una
lora llamada Aurora, al comprársela a una anciana y hacerla pasar
como un recuerdo de flechas en el aeropuerto. Probó el masato, del
cual se disgustó tras enterarse su fabricación.
V. El que se baja en el hotel: La historia nos habla sobre un viaje
que el autor tuvo que realizar hacia Tarma, para dirigir un partido,
para ello, el tomo un bus con escalas, e indico precisamente al
chofer donde tenía que bajar. Para su equipamiento de viaje, el
profesor viajo ligero, pues no creyó que el frio fuese contundente,
motivo por el cual paso la mayor parte del viaje padeciendo de este.
El árbitro hacia constante acuerdo al asistente y al chofer, quienes
le comunicaban que todo estaba anotado. Eventualmente, llegan a
pararse en la carretera por más de 30 minutos, en los cuales el
chofer ayudaba a una señora a subir sus cajas, finalmente, al
reanudarse el viaje y avanzar un par de cuadras, el chofer llama al
que se baja en el hotel, cumpliendo así su palabra de dejarlo en la
puerta de este.
VI. El tonto, yo: Nos habla de la vez que al viajar a Iquitos, decidió ir,
junto con su colega, a la playa y al verla llena pensó en usar una
adyacente que parecía vacía, en dicha playa, al pasar unos
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minutos, comenzaría a sentir un chupón, este sería de las

sanguijuelas, motivo por el cual no habían bañistas en la playa
mencionada. Finalmente, al salir a la arena, es invitado por
alguien a fumar, pese a su disgusto, al hacerlo las sanguijuelas se
le resbalan, resulto que la nicotina es una toxina potente contra
ellos, motivo por el cual no se subiesen ninguna a su colega
Sebastián Lavo.
VII. Los intermediarios: su equipo ganó bien: El profesor comenta
sobre la vez en que le toco dirigir un partido de segunda, acto que
solía pasar rara vez debido a que era un árbitro FIFA. El partido
era entre un equipo de iniciales G.R. y otro desconocido, la cosa
sucede cuando el profe se encuentra con alguien llamado Tacacho,
quien le abrazaría y diría que esta de veedor y este era su partido
de práctica, el profe desconfiaba de esto pues Tacacho no se
encontraba en la lista de veedores para el partido. Luego Tacacho
diría que ya está todo arreglado y se retiraría. El partido se
desarrollaría normalmente y saldría ganador G.R., una semana
después el profesor se enteraría de que el dirigente de GR se había
comunicado con el mencionado Tacacho para poder arreglar el
partido ofreciéndole 1 saco de arroz a cada uno, el profesor
extrañado ante esto, le dijo que no sabía nada de ello y que su
equipo había ganado bien. Eventualmente Tacacho aparecería y
trataría de disimular el hecho de haber aceptado los sacos de arroz
como soborno, ofreciéndole uno al autor bajo la excusa de que solo
era agradecimiento, molesto por ello, el autor expreso su rechazo al
saco y le dijo que no se vuelva a comunicar con él. Finalmente nos
dice cómo funciona la cosa; los dirigentes se comunican entre ellos
los que son corruptos y no para su propio beneficio.
VIII. Oferta deshonesta: El relato habla sobre la ocasión en la que un
equipo de la sierra le ofreció diversas cosas: Un auto VW, unas
zapatillas Olímpico y una radio trasatlántico en caso empate o
gane, no obstante, el profe rechazo rotundamente la propuesta e
invito a su arbitro auxiliar para que actué de testigo para que vea
su veredicto de rechazar el pago, por ello, también hicieron bulla
dentro de los árbitros buscando esparcir el mensaje de moralidad
intachable del profesor, finalmente, el equipo que ofrecía dicho
soborno perdería el partido.
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IX. El escándalo de León: En esta anécdota, se nos habla de un

partido que tuvo que ser dirigido por un compañero suyo Manuel
Garay, dicho encuentro era decisivo para los dos equipos, si ganaba
León de Huánuco se quedaba en el campeonato, con cualquier otro
resultado, León descendería de división en su propia casa y Junín
clasificaría a la Libertadores, por tanto era un partido de sumo
interés para los dos equipos. Posteriormente, pasa a relatar su día
y como lo paso con Garay, fueron a comprar recuerdos, al cine, y a
pasear, nos habla que en cada momento serian vigilado por un
hombre idéntico. El partido se jugaría normalmente, pero Junín
empataría casi al final, lo que provocaría la eliminación de León de
Huánuco, y la consecuente ira del público. Le tildarían de
sinvergüenza corrupto a Garay, y los espectadores se irían en
contra de los árbitros, quienes tuvieron que ser escoltados a
escondidas por la policía, aunque el público se daría cuento y
saldría a apedrearlos. Al llegar al hotel, se darían cuenta de una
denuncia puesta en contra de Garay, por lo que serían revisados,
esto haría que abran las bolsas de café del autor y tengan que ser
reempacadas. Durante el dialogo del profesor y el policía, el
presidente sobre escuchó lo que el árbitro decía motivo por el cual
lo llamo y le comento sobre lo sucedido, resulta que Garay había
aceptado dinero y que el personaje contratado era del club también,
Aparentemente querían denunciar a Garay bajo el nombre de
Junín, no obstante no se le encontraría dinero alguno a Garay lo
que provocaría su liberación y pronta partida a Lima, según el
autor, desde ese entonces Garay no sería el mismo y se retiraría
poco después.
X. ¿Ah, así que Ud. Es…?: Esta anécdota tiene como lugar la
Serranía Central del Perú, durante el esplendor de Sendero
Luminoso, en esta anécdota, que sucede después del partido entre
Universitario y Deportivo Junín, nos enteramos más acerca del
contexto bajo el cual el autor vivía. Nos cuenta que era más seguro
viajar de día que de noche debido al terrorismo, pues eran ya
famosos por intervenir en medio de la carretera y pedir un pago a
modo de apoyo a la revolución. Por ello, el autor decidió esperar a la
mañana a por su bus, no obstante, la suerte no estuvo de su lado,
pues fue igualmente intervenido por Sendero, esto le hizo recordar
las diversas anécdotas que le contasen sobre Sendero y de cómo era
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efectivo tener solo el carnet de árbitro, pues de esa manera era poco
probable que le maten por pertenecer a las fuerzas del Perú. Al ser
bajados y revisados por Sendero, se toman un rato en el carnet del
profesor y le hacen un constante ¿Ah, así que usted es…? , para
finalmente dejarlo ir con un consejo para que en el próximo partido
gane Junín. Finalmente continua su viaje, en el cual el resto de
viajeros se quejan por la pérdida de sus documento y dinero,
finalmente se bajaría antes de llegar a la Av. Grau, arrepintiéndose
de quedarse un día más para sufrir lo que quiso evitar, a Sendero.
XI. Por lo de Huaral: Habla sobre la experiencia que tuvo con un
conocido jugador: Pedro Ruíz, resulta que un partido, entre
Universitario y un equipo Huaralino, este le sacaría la madre al ser
amonestado, esto provocaría en el autor un sentido de irrespeto que
debía ser corregido, por lo cual aprovecharía cualquier momento
para cobrar su venganza, cosa que haría en un futuro partido,
entre Unión Huaral y Sporting Cristal, en el cual hizo ver a Pedro
como el que provoco la roja al retroceder e insultar al árbitro.
XII. Puras frustraciones: En este relato, el autor nos habla sobre una
experiencia que tuvo, resulta que un día tenía que llegar
tempranísimo al aeropuerto, y tenía planeado todo para ello. Se
levantó temprano, y en camino a tomar un taxi, observo a una
dama ser raptada, tomó el taxi, alertó al chofer sobre lo sucedido
pero este se negó en cooperar pues él no se metía con esa gente. Iba
de camino al aeropuerto cuando al taxista se le revienta una llanta,
y al cambiar de llanta, la de repuesto estaba desinflada,
provocando la ira del profesor, ante dicha situación, le reclamo y
exigió un reembolso de una parte de lo pagado, a lo que el taxista
accedió dándole un tercio de lo pagado a regañadientes. Como sea,
el autor llegaría tarde provocando así que no alcance el vuelo, para
contento de su arbitro auxiliar pues el seria el principal ahora, pero
el autor pensó en hacer algo más: ir a Tacna y de ahí a Puno. Para
ello, se conseguiría un vuelo hacia Tacna tras reiterados cambios
de pasajes, llegaría a Tacna y sorprendería a su familia con la que
iría a Puno también. Al llegar a Pun y hacer un poco de turismo, se
dirigió al hotel que había sido seleccionado sorprendiendo al árbitro
auxiliar, quien no atinaría a decir nada inicialmente, pero luego
preguntaría el como lo hizo, no obstante, serian comunicados de
que el partido se reprogramaría por problemas de vuelo con el
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equipo rival, ocasionando así que el dinero se perdiese para

siempre pues la federación no solía pagar los gastos apartes.
XIII. ¡Atrévete si puedes!: Anécdota desarrollada en el subte
argentino al cual el profesor se sube tras las compras encargadas,
al subirse se da cuenta de la presencia de un viejito, que parecía
tener un bastón de oro, extrañado por ello, por el tiempo y por la
soledad del viejo, comenzó a observar la calidad del oro. Esto
motivo al resto de pasajeros a mirarlo desafiantemente, pues
parecía que estaba analizando la calidad para poder robarlo. Esto
no le sorprendió al profesor pues entendió lo que decía con su
actitud. Finalmente, alaba y ejemplifica la actitud de los argentinos
frente a una situación como la tal, en la que deciden unirse para
protegerse del crimen
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Conclusiones
La obra nos muestra la vida a traves de diversos relatos, en estos se nos
muestra la actitud del escritor frente a distintas situaciones, que pueden o
no ser relacionables con nosotros, y nos invita a pensar en ellas; anécdotas
como la de matar un pajarito o la de renunciar tras ser ofendido tienen un
efecto capaz de mostrar los valores bajos los cuales vivio/ vive el autor. Nos
muestra la capacidad de vivir en base a estos. Nos muestra y nos da un
perfil de la psicología del autor también, al no ser adicto a ninguna
sustancia o al leer sus reacciones en historias como la del Estadio Nacional
o la del joven cirujano, o la de golpes de la policía.
Finalmente, la obra es una recopilación de la vida de un tacneño como
todos, de un peruano más aportando un grano de arena a la literatura
contemporánea del país.
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Bibliografía
 Remembranzas