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SECRETARÍA : Civil

TIPO DE RECURSO : Casación en la forma y en el fondo


N° DE INGRESO CORTE : 2.607-2017
__________________________________________________________________
EN LO PRINCIPAL: Deduce recurso de casación en la forma. PRIMER OTROSÍ:
Deduce recurso de casación en el fondo. SEGUNDO OTROSÍ: Se tenga presente.

Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago

José Pedro Baraona González, abogado habilitado para el ejercicio de la


profesión, cédula nacional de identidad número 8.469.295-6, en representación de
CORPORACIÓN DE FOMENTO DE LA PRODUCCIÓN, en autos ordinarios
caratulados “Corfo con Inversiones Lo Castillo y otros”, N° de Ingreso Corte
2.607-2017, a US. Iltma. respetuosamente digo:

Que encontrándome dentro de plazo y de conformidad con lo dispuesto en los


artículos 764 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, vengo en interponer
recurso de casación en la forma en contra de la sentencia definitiva de segunda
instancia dictada en estos autos por la cuarta sala de la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Santiago, con fecha 8 de mayo de 2018, a fin de que el recurso sea
concedido para ante la Excma. Corte Suprema y dicho tribunal ordene darle
tramitación y, conociendo de él: (i) lo acoja en todas sus partes; (ii) case, anule o
invalide la sentencia dictada por esta Ilustrísima Corte de Apelaciones de Santiago;
y, (iii) en su lugar, dicte sentencia de reemplazo que corrija los vicios de casación
en la forma denunciados en el presente recurso y acoja en todas sus partes la
demandas de autos, con costas.

Los fundamentos del recurso son los siguientes:

1
1) INTRODUCCIÓN

La sentencia cuya casación se solicita fue dictada el día 8 de mayo de 2018, mismo
día en que se notificó a las partes, por la cuarta sala de la I. Corte de Apelaciones
de Santiago, integrada por los ministros Marisol Rojas, Gloria Solís y por el abogado
integrante Rodrigo Asenjo, en el marco de un recurso de apelación interpuesto por
mi representada en contra de la sentencia de primera instancia dictada por la juez
del 9° Juzgado Civil de Santiago, doña Cecilia Castro.

La sentencia recurrida ha rechazado la demanda interpuesta por mi representada,


la Corporación de Fomento de la Producción (en adelante “CORFO”), confirmando
que ésta no sería titular de la acción declarativa de mera certeza deducida respecto
de un retazo de terreno que hemos denominado “Porción o Lote adquirido por
compra (en adelante “propiedad sub lite” o “lote sub lite”), el cual se encuentra
ubicado dentro de un inmueble de su propiedad de mayor extensión (o la “Propiedad
Corfo”).

Los sentenciadores, al resolver del modo que lo hicieron, no solo han errado
respecto de la naturaleza y objeto material de la acción declarativa deducida sino
también sus fundamentos fácticos. Estos graves errores tuvieron su máxima
manifestación al : i) afirmar que la acción deducida buscaba en realidad, más que
un reconocimiento, la constitución de un derecho de propiedad; y ii) al desconocer
el dominio y la posesión material de la actora sobre la propiedad sub lite, incluso a
pesar que el considerando 37 del fallo de primera instancia, que fue reproducido en
el fallo de la Corte, sí reconoce que CORFO es dueña y acreditó el dominio de dicho
Lote, del mismo modo que lo hace la demandada en su escrito de adhesión a la
apelación, en términos tan claros que no puede haber controversia en torno a ello.

El fallo recurrido colisiona y contradice abierta y de modo irreconciliable con la


sentencia interlocutoria de prueba, dictada por el juez de primera instancia pero
confirmado por la I. Corte, infringiendo gravemente el principio de congruencia
consagrado en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, al prescindir
totalmente del primer punto de prueba a saber “Efectividad de poseer materialmente
los terrenos por parte de CORFO”.

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La posesión material del lote, elemento considerado sustancial, pertinente y
controvertido, no fue tomado en consideración en el fallo recurrido, lo que es
sobremanera grave.

Mi representada interpuso esta acción declarativa de mera certeza a fin de que el


Tribunal a quo declarase (i) que CORFO es la dueña de una superficie de terreno o
lote sub lite, graficado en el plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua
Potable Los Leones”, elaborado el 14 de diciembre de 1933, protocolizado en
Notaría de Santiago de don Fernando Errázuriz Tagle, terrenos que -en mayor
extensión- se encuentran inscritos a su nombre a fs. 59.754 bajo el N° 63.052, en el
Registro de Propiedad de 1999 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago y;
como consecuencia de lo anterior; (ii) que declare que la propiedad de los
demandados no se encuentra material o físicamente situada sobre los terrenos
objeto de esta demanda, pues donde hay propiedad de uno no puede haber
propiedad de otro.

2) ANTECEDENTES NECESARIOS PARA LA RESOLUCIÓN DE LOS


RECURSOS

Para la resolución de los recursos de casación en la forma y en el fondo que se


interponen en virtud del presente escrito es necesario explicar una serie de
antecedentes que permiten una mejor comprensión del conflicto entre las partes.

2.1) LA PROPIEDAD DENOMINADA “AGUA POTABLE LOS LEONES”

Según consta del plano archivado bajo el número 1.742 de 1932, que ha sido
acompañado a estos autos, el fundo “Los Leones”, de don Ricardo Lyon Pérez,
estaba conformado por varias hijuelas o lotes, entre ellos, el lote denominado “Agua
Potable Los Leones”, de una superficie aproximada de más de 2 hectáreas. El
plano antes referido grafica con precisión los deslindes y la ubicación física de cada
una de estas hijuelas o lotes. También de la propiedad sub lite, con frente a Avenida
Vitacura, y al pie del cerro San Luis.

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Figura 1: Plano Fundo “Los Leones” archivado bajo el número 1.742 de 1932 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago

Propiedad Agua Potable


los Leones Leones

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Figura 2: Timbre Conservador de Bienes Raíces de Santiago que acredita que el plano se encuentra
archivado en sus registros bajo el número 1.742

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Figura 3: Acercamiento Propiedad “Agua Potable Los Leones”

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Figura 4: Acercamiento Viñeta Plano

7
Don Ricardo Lyon Pérez, en comunidad con don Carlos Cousiño, había adquirido la
propiedad de la Hijuela o Lote denominado “Agua Potable Los Leones” -, por
compra que hizo a don Fidel Otaiza, según escritura pública de 25 de noviembre de
1904, otorgada en la Notaría de Santiago de don Marcelino Larrazábal Wilson,

8
inscrita a fs.1962 N°3.282 del Registro de Propiedad del año 1904 del Conservador
indicado1.

Posteriormente, por escritura pública de fecha 29 de octubre de 1913, otorgada en


la Notaría de Santiago de don Marcelino Larrazábal Wilson, don Carlos Cousiño
vendió sus derechos en el lote sub lite a don Ricardo Lyon Pérez, quien reunió así
el 100% de los derechos. El titulo se inscribió a nombre de don Ricardo Lyon Perez,
a fs.1.005 N°2.040 del Registro de Propiedad del año 1913, del Conservador
señalado.

A la muerte de don Ricardo Lyon le sucedieron sus hijos Isidora, Ricardo, Loreto,
Benjamín, Luz, Carmen y Magdalena Lyon Cousiño y su cónyuge sobreviviente,
doña María de la Luz Loreto Cousiño. La inscripción especial de herencia de la
propiedad sub lite se inscribió a fs.2.941 N°5.058 del Registro de Propiedad del año
1932, manteniéndose los deslindes ya indicados del lote o hijuela denominada
“Agua Potable Los Leones”.

Mediante escritura pública de fecha 29 de diciembre de 1933, otorgada en la Notaría


de Santiago de don Fernando Errázuriz Tagle, la sucesión de don Ricardo Lyon
Pérez vendió el Lote o Hijuela “Agua Potable Los Leones” a la “Empresa de Agua
Potable de Santiago”. El título de dominio se inscribió a nombre de esta última a fs.
191, bajo el número 335, en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
Raíces de Santiago, correspondiente al año 1934.

Junto con la escritura de compraventa suscrita entre la sucesión de don Ricardo


Lyon Perez, como vendedora, y la Empresa de Agua Potable de Santiago, como
compradora, las partes protocolizaron, con la misma fecha y en la misma Notaría,
bajo el Nº164, un plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua Potable

1La historia de los títulos de la propiedad sub lite, con anterioridad al dominio de los señores Lyon y
Cousiño, es la siguiente. Según la inscripción de fs. 881 N°1.434 del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago, correspondiente al año 1903, don Juan Jorquera era
dueño de un terreno ubicado en Providencia, con los siguientes deslindes: AL NORTE, con chacra
Vitacura; AL SUR, con la Fábrica de Cerveza i Hielo i propiedad legada a don Gregorio Espínola; AL
ORIENTE, con camino de Vitacura; y AL PONIENTE, con esta misma propiedad, con la indicada
Fábrica de Cerveza i Hielo i con el río Mapocho.
Mediante escritura pública de fecha 23 de junio de 1904, otorgada en la Notaría de Santiago, de don
Abraham del Río, don Juan Jorquera vendió a don Fidel Oteisa (sic) una parte de la propiedad, que
corresponde a la propiedad sub lite. El dominio de don Fidel Otaiza (sic) se inscribió a fs.892 N°1.468
del Registro de Propiedad del año 1904, del Conservador referido.

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Los Leones”, elaborado el 14 de diciembre de 1933 (en adelante “Plano de 1933”).
En este plano se consignó la siguiente frase: “Perteneciente a la Sucesión de Don
Ricardo Lyon, que se vende a la Empresa de Agua Potable de Santiago”2. A
continuación de esa frase firman un representante de la sucesión vendedora, un
representante del Banco de Chile quien actuó en su calidad de albacea de la
sucesión vendedora, y el gerente de la empresa compradora. Este plano de 1933
también grafica con precisión la ubicación geográfica y los deslindes de la referida
hijuela, su superficie (22.725 metros cuadrados), con indicación de sus medidas y
de una serie de obras físicas construidas para el desarrollo y ejecución de una
empresa de agua potable, obras que, en su mayor parte, se encuentran aún en el
terreno.

Figura 5: Plano Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los Leones

El Lote o hijuela denominada “Agua Potable Los Leones” fue finalmente adquirida
por CORFO mediante compra que hizo a la Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias (EMOS), sucesora legal de la Empresa Agua Potable de Santiago, según
consta de la escritura pública de fecha 3 de septiembre de 1999, otorgada en la
Notaría de Santiago, de don José Musalem Saffie. Su dominio se inscribió a

2De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8° del DL 2.050 de 1977, la Empresa de Agua Potable de
Santiago pasó a denominarse “Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias”. De esta modificación
del nombre del titular de la propiedad se dejó constancia al margen de la inscripción mencionada
bajo la letra. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 3° de la ley 18.777, la “Empresa Metropolitana
de Obras Sanitarias S.A.” es la continuadora legal de la “Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias”. De este hecho se dejó constancia al margen de la inscripción correspondiente.

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fs.59.754, bajo el Nº63.052, en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
raíces de Santiago, correspondiente al año 1999.

Para la debida comprensión de los hechos es del caso hacer presente que la
propiedad adquirida por la actora a EMOS es más extensa que la propiedad sub lite,
por cuando la vendedora había adquirido tal propiedad, en parte por compra, cómo
se ha explicado, y en parte por otros títulos3.

La descripción y deslindes de la denominada Propiedad Corfo, según inscripción y


planos, son los siguientes: Inmueble ubicado en Avenida Andrés Bello número
2.934, que tiene una superficie aproximada de 36.633 metros 2 centímetros
cuadrados y los siguientes deslindes: Norte, en parte con la Avenida Kennedy en
línea quebrada de 4 metros 68 centímetros, 274 metros 84 centímetros; Sur, con
lote Uno-B, inmueble de propiedad de Corfo, en línea quebrada de 48 metros y 25
metros; con lote Tres B, inmueble de propiedad de Corfo, en línea quebrada de 80
metros y 23 metros 62 centímetros; con Chilectra en 61 metros 1 centímetro;
Oriente, con Avenida Andrés Bello en 25 metros 30 centímetros y 354 metros 14
centímetros; Poniente, con parte de la propiedad del Club Deportivo de la
Universidad Católica en 111 metros y 39 centímetros.

3 EMOS había adquirido en parte por una serie de expropiaciones que se decretaron o acordaron en
virtud de lo dispuesto en la Ley 158 de 1884, publicada en el Diario Oficial de 11 de enero de 1884,
que autorizó la expropiación de 64 hectáreas del Fundo Vitacura en beneficio de la Empresa de Agua
Potable de Santiago (uno de los antecesores en el dominio de nuestra representada), que era
operada o explotada en aquella época por la I. Municipalidad de Santiago.

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Figura 6: Plano Propiedad CORFO

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Los predios vecinos de la Propiedad Corfo son bien identificables y entre ellos no
está la propiedad de los demandados.

La demanda de autos sólo tiene por objeto que se declare que CORFO es la única
dueña y poseedora material de una superficie de terreno, de más o menos 22.000
m2, denominado “Agua Potable Los Leones”, ubicado dentro de una propiedad de
mayor extensión inscrita hoy a favor de Corfo.

2.2) EL REGISTRO DEL ROL 105-5 DE LA COMUNA DE LAS CONDES

En el mes de enero de 1976, el señor Manuel Goycolea Espoz presentó una solicitud
de inclusión en el rol de avalúos para los efectos del pago del impuesto territorial de
la propiedad denominada Sitio Vitacura Interior, la que fue incluida bajo el número
105-5 de la comuna de Las Condes. En la sección E de la referida solicitud ante el
SII y con en nombre “Croquis de la propiedad”, el Sr. Goycolea, incluyó un dibujo -
a mano alzada- que ubica y extiende tal propiedad, al menos en parte, sobre los
terrenos del lote sub lite.

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Figura 7: Dibujo a mano alzada de la propiedad

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Este es el acto administrativo que contiene la única gráfica producida por los
demandados por la cual intentan ubicar la propiedad -en todo o parte- sobre el lote
sub lite. Este acto administrativo –denominado comúnmente “enrolamiento de una
propiedad” ha sido fuente de perjuicios para CORFO dado que el Fisco de Chile ha
expropiado en varias ocasiones la propiedad de mayor extensión y, dado que hay
dos roles para efectos del pago del impuesto territorial, ha provocado confusión.

2.3) LA DEMANDA DE COMODATO PRECARIO PRESENTADA POR LOS


DEMANDADOS ANTE EL 19 CIVIL DE SANTIAGO EN CONTRA DE LOS
ANTECESORES EN EL DOMINIO DE LA PROPIEDAD SUB LITE

El año 1996, los demandados presentaron contra EMOS, antecesora de CORFO en


el dominio del lote sub lite, una demanda de comodato precario, ante el 19° Juzgado
Civil de Santiago, rol C-4602 de 1996, que tenía por objeto la restitución material de
la propiedad graficada en el plano administrativo referido en el párrafo anterior que,
según los actores de ese juicio, estaba siendo ocupada por nuestros antecesores
en el dominio, sin títulos ni derecho alguno.

Los tribunales de justicia, en primera y segunda instancia y por resolución


ejecutoriada, rechazaron en todas sus partes la demanda de la contraria por estimar
que EMOS sí tenía título sobre la propiedad.

2.4) LA DEMANDA REIVINDICATORIA PRESENTADA POR LOS


DEMANDADOS EN CONTRA DE CORFO ANTE EL 24 CIVIL DE
SANTIAGO

Diez años más tarde, en el año 2006, los demandados demandaron a CORFO ante
el 24° Juzgado Civil de Santiago, en causa rol C-6539, solicitando la reivindicación
de la propiedad graficada en la plancheta del SII como rol 105-5. Alegaron entonces
ser propietarios de, al menos, una parte del lote sub lite, que mi representaba
ocupaba o poseía materialmente.

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El fallo definitivo de primera instancia, que no fue apelado por las partes, rechazó la
demanda reivindicatoria de la familia Goycolea y estableció que: i) no pudiendo
existir inscripciones paralelas respecto de un mismo inmueble, las inscripciones de
los antecesores en los derechos de EMOS y los antecesores de su parte se
encuentran registralmente desconectadas y que las propiedades que las partes
atribuyen su dominio y posesión son distintos unos de otros; ii) Que se trata
entonces de “una confusión de deslindes o cabida”.

En conclusión, el fallo estableció que ambos litigantes son dueños de una


propiedad, en virtud de títulos distintos, pero que son diferentes entre sí, que no son
inscripciones paralelas, pero que podría haber un problema de cabida o deslindes.

En términos prácticos, la sentencia ejecutoriada del 2006 estableció que las partes
debían aclarar en el terreno cuál era la ubicación geográfica de los predios que
poseen.

2.5) LA NECESIDAD DE LA CERTEZA JURÍDICA

Como se ha dicho, CORFO se conformó con el fallo del 24° Juzgado de Santiago,
en la esperanza que las pretensiones de la contraria iban a cesar. Sin embargo, las
ulteriores expropiaciones que ha sufrido la propiedad sub lite han provocado
nuevamente una disputa, pues la indemnización consignada por el ente expropiante
no ha podo ser retirada por CORFO, por oposición de la contraria.

Así las cosas, mi representada se ha visto en la necesidad de recurrir nuevamente


a los tribunales, con el propósito que declare que el lote sub lite –ubicado dentro de
la Propiedad de Corfo, de mayor extensión- es de exclusiva propiedad de CORFO
y que la propiedad de los demandados no está ubicada físicamente sobre ella.

CORFO ha demandado una acción declarativa de mera certeza sobre el dominio


que tiene sobre el lote sub lite, porque en la especie no procede una acción
reivindicatoria, pues CORFO es poseedora y dueña desde hace diecinueve años de
la propiedad dentro de la cual se encuentra el lote sub lite, y siempre ha tenido la

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posesión material. Lo propio ha ocurrido con sus antecesores en el dominio,
pudiendo remontarnos en la historia incluso 100 años o más.

CORFO tampoco puede demandar la acción de cerramiento o demarcación, pues


la Propiedad Corfo está enteramente está cerrada y demarcada y, además, para
ello es necesario tener como vecino al predio demandado. CORFO no sabe dónde
está el predio cubierto por los títulos que aducen los demandados, pero sabe con
certeza que no es su vecino.

Así las cosas, sólo le queda disponible la acción declarativa de mera certeza del
dominio. CORFO tiene derecho a que los tribunales declaren que es dueño de la
propiedad sub lite. Busca la certeza jurídica y ninguna otra cosa.

La acción deducida sólo se refiere a una porción de la Propiedad Corfo, pues el


resto de la propiedad no ha sufrido amago o amenaza de su derecho de ninguna
manera.

2.6) LA SENTENCIA DE LA ILUSTRE CORTE DE APELACIONES DE


SANTIAGO

La sentencia recurrida acoge una excepción da falta de legitimidad activa fundada


en que CORFO no habría probado el dominio sobre el lote sub lite (en contradicción
con otro considerando, que decide lo contrario), que no habría conexión entre le lote
sub lite y el denominado Plano de 1933 y, además, porque tal lote probablemente
no está ubicado donde pretende la actora, sino más al sur.

De otro lado, la sentencia recurrida reproduce y hace suyo el considerando 69° del
fallo de primera instancia, que señala que no es posible determinar con precisión
que los terrenos dibujados en el plano de 1933 correspondan a los mismos que se
adquirieron por compra; pudiendo, con esa base, resolver que mi representada

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carece de legitimación activa. Concluye, además, que el terreno sub lite estaría
probablemente más al sur

Estas afirmaciones se hicieron contra toda evidencia y a pesar de que es un hecho


probado en la causa que el plano de 1933 sí corresponde y comprende enteramente
el lote sub lite.

El fallo sólo considera como antecedente registral el hecho de que la inscripción de


1934, a favor de la empresa Agua Potable de Santiago, tiene una rectificación de
deslindes que indica vagamente que el lote Agua Potable Los Leones deslindaría,
al norte, con la propiedad de los demandados. A partir de este antecedente registral,
los sentenciadores, por la vía de reproducir el fallo de primera instancia, sugieren
que el lote sub lite se movió más al sur de donde siempre ha estado.

El fallo recurrido condenó en costas a esta parte por haber sido totalmente vencida
y por haber accionado con abuso de derecho, al deducir una demanda de mera
certeza, pero en realidad queriendo que se constituya un derecho a su favor.

3) VICIOS DE CASACIÓN EN LA FORMA COMENTIDOS POR EL FALLO


IMPUGNADO Y QUE JUSTIFICAN ANULAR O INVALIDAR LA
SENTENCIA RECURRIDA

El fallo recurrido ha incurrido en evidentes vicios de nulidad, que exigen que sea
anulado y reemplazado. Los vicios son los que se indican a continuación.

3.1) EL FALLO RECURRIDO CONTIENE DECISIONES CONTRADICTORIAS

El artículo 768 establece como 7ª causal que permite fundar el recurso de casación
en la forma el contener el fallo recurrido decisiones contradictorias.

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La sentencia recurrida no corrige aspecto alguno del fallo de primera instancia sino
que, por el contrario, los tiene por enteramente reproducidos. De hecho, comienza
afirmando que “Se reproduce la sentencia en alzada y teniendo además presente:”
Luego, el considerando número 9° de la sentencia recurrida dispone expresamente:
“9°.- Que de este modo, si lo que pretende el demandante es que se le reconozca
su calidad de dueño del predio que individualiza, debe previamente acreditar que
ese bien le pertenece y las circunstancias en virtud de las cuales se mantiene en
ese predio. Nada de eso ha acreditado, pues la abundante prueba aportada en esta
causa, descrita y analizada en la sentencia en alzada, no resulta eficaz para ese
fin”.

Sin embargo, como hemos señalado antes, la sentencia recurrida reprodujo en


todas sus partes la sentencia de primera instancia, sin alteraciones de ningún tipo.
Por ello, ha conservado así el considerando 37° de la sentencia de 1ª instancia, el
cual expresa:

TRIGÉSIMO SÉPTIMO: Que en primer término habrá que dejar


establecido que Corfo efectivamente adquirió por compra el inmueble
donde funcionaba Agua Potable Los Leones, de acuerdo a los siguientes
antecedentes guardados en custodia:

- Copia de escritura pública de 29 de diciembre de 1933, por la cual la


sucesión de don Ricardo Lyon vendió a la Empresa de Agua Potable de
Santiago, los inmuebles que formaban la Empresa de Agua Potable Los
Leones. Dentro de ellos el inscrito a fojas 2.941 N° 5.058 del Registro de
Propiedad del año 1932 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago y
que según su título deslinda: al norte, con sitio de Carmen Medina y
propiedad Empresa de Agua Potable de Santiago en Vitacura; al sur, con
Fábrica de Cerveza y Hielo de Cousiño y el sitio de Vitalicio Barros; al oriente,
con camino nuevo de Las Condes; y al poniente, con río Mapocho en medio
con Chacra Lo Contador.

- Copia de inscripción de dominio de fojas 191 N° 335 del Registro de


Propiedad del año 1934 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago, del
inmueble indicado a nombre de la Empresa de Agua Potable de Santiago. Al
margen aparece subinscripción de 15 de diciembre de 1938, que señala que
por resolución del Tercer Juzgado de Santiago recaído en el expediente N°

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48.306 se ordenó modificar la inscripción, en el sentido que el deslinde norte
del predio era con sitio de Carmen Medina y Chacra Vitacura y no con
propiedad de Empresa de Agua Potable de Santiago. Además constan
subinscripciones que dan cuenta del cambio de nombre o razón social de la
Empresa de Agua Potable de Santiago a Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias S.A.

- Copia de escritura pública de 3 de septiembre de 1999, por la cual la


sucesora legal de Empresa de Agua Potable de Santiago, Empresa de Obras
Santiarias S.A. vendió, cedió y transfirió a la Corfo el indicado inmueble.

- Certificado de dominio con vigencia de fojas 59.754 N° 63.052 del


Registro de Propiedad del año 1999 del Conservador de Bienes Raíces de
Santiago de la propiedad ya indicada a nombre de Corfo.

Es necesario aclarar que el considerando trascrito contiene una decisión del


tribunal, cual es dar por acreditado que CORFO es dueña -tiene el dominio- de la
propiedad sub lite. Así, queda claro entonces que la sentencia recurrida incurre en
una inaceptable contradicción: por un lado, da por reproducido el considerando
donde la sentencia de 1ª instancia declara que CORFO sí probó el domino sobre su
predio y, por otro señala que actora no habría acreditado tal derecho.

Además de la contradicción existente entre lo dispuesto en el considerando 37º de


la sentencia de primera instancia y lo señalado en el considerando 9°,de la
sentencia de segunda instancia, estimamos necesario hacer presente que el
considerando 33° de la sentencia de primer grado es igualmente contradictorio con
lo señalado en el considerando 9° del fallo del tribunal de alzada.

En efecto, el considerando 33° señala expresamente lo siguiente:

“Que la actora circunscribe su demanda de declaración de mera certeza


a lo que denomina ‘porción o sitio adquirido por compra’ y que
corresponde a los terrenos que le compró a la Empresa Metropolitana
de Obras Sanitarias S.A. por escritura pública de 3 de septiembre de
1999 y es el inmueble donde estaba ubicada la Empresa de Agua
Potable Los Leones, de acuerdo a lo que se señala en la demanda y es
ratificado con los antecedentes registrales acompañados por dicha

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parte, como se dejará asentado más adelante (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros).

Del considerando 33° transcrito es dable concluir lo siguiente: (i) resulta evidente
que el tribunal de primera instancia estimó que los “antecedentes registrales”
aportados por CORFO fueron suficientes y bastantes para “ratificar” –vocablo que
denota la intención del tribunal de confirmar, asentar, corroborar o reafirmar- lo
alegado en su escrito de demanda; y (ii) resulta meridianamente claro que con la
locución “como se dejará asentado más adelante”, el tribunal de primer grado no
puede sino referirse al considerando 37° de su sentencia, pues este último se
constituye como el acápite que, precisamente, pormenoriza y detalla los
“antecedentes registrales” que ratifican la pretensión de CORFO (esto es, la
declaración de mera certeza respecto al dominio que recae sobre los terrenos
comprendidos en el plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua Potable
Los Leones”).

En este orden de ideas, los considerandos 33° y 37° de la sentencia de primer


grado, y el considerando 9° de la sentencia de alzada, no pueden sino considerarse
como un conjunto de acápites concatenados entre los cuales no debe existir
contradicción alguna, atendido que todos ellos (i) versan sobre el mismo punto de
prueba consagrado en la resolución que recibe la causa a prueba (el N° 2, que reza
“Efectividad de ser el demandante propietario de los terrenos indicados”); y (ii) se
refieren a los mismos antecedentes registrales y documentales aportados por
CORFO.

A eso debe agregarse el hecho que el dominio de CORFO sobre la propiedad sub
lite pasó ser un hecho de la causa de momento que los demandados, en su escrito
de adhesión a la apelación, página 13, confirma la legitimación activa del actor en
términos expresos y claros:

“[… ]los terrenos comprendidos en el plano denominado “Propiedad de la


Empresa de Agua Potable Los Leones”, de 1933, protocolizado bajo el
N°164, con fecha 29 del mismo mes y año, en la Notaría de Santiago de don
Fernando Errázuriz Tagle, se encuentran inscritos a nombre de Corfo en
mayor extensión a fojas 59.754 N°63.052, de 1999, del Registro de Propiedad

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del Conservador Bienes Raíces de Santiago. No cabe duda que Corfo
adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que le hizo la Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias.

Estamos en presencia una contradicción inexcusable e insalvable, que denota una


desprolijidad sorprendente de parte de la ilustrísima ministra redactora del fallo. En
efecto, el dominio de CORFO sobre la propiedad sub lite no sólo estaba reconocida
por los demandados, siendo un hecho de la causa, sino que el mismo fallo apelado
y reproducido así lo consideró en forma expresa y clara. Es este un vicio de nulidad
de la sentencia recurrida patente que no puede ser soslayado de modo alguno.

Es esta decisión contradictoria la que ha permitido a los sentenciadores fundar la


falta de legitimación activa: si la actora no es dueña de la propiedad sub lite, no
puede ejercer una acción de dominio respecto de ella. A contrario sensu, si se
reconoce que es dueña, como lo hace los considerandos 33° y 37° y lo reconocen
los demandaos en su adhesión, está legitimada para ejercer una acción de dominio
como la intentada.

3.2) HABER SIDO DADA ULTRA PETITA

El artículo 768 del Código de Procedimiento Civil establece como cuarta causal de
casación en la forma “En haber sido dada ultrapetita, esto es, otorgando más de lo
pedido por las partes o extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del
tribunal, sin perjuicio de la facultad que este tenga para fallar de oficio en los casos
determinados por ley”.

En este caso, se han configurado al menos tres vicios al haber vulnerado el principio
de congruencia, establecido en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil,
según se explicará.

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3.2.1) Principio de la congruencia

El principio de la congruencia constituye un pilar fundamental en la estructura del


proceso, que permite su desencadenamiento en forma lógica y coordinada, llegando
a constituir una protección a la garantía fundamental del debido proceso. De
acuerdo a este este principio el juez debe juzgar de acuerdo con las razones
alegadas y probadas por las partes4.

A este respecto, la Corte Suprema en diversos fallos ha señalado lo siguiente:

“El principio de congruencia se basa en diversos fundamentos, ámbitos de


aplicación y objetivos. Primeramente, busca vincular a las partes y al juez al
debate y, por tanto, conspira en su contra la falta del necesario
encadenamiento de los actos que lo conforman, a los que pretende dotar de
eficacia. Por tanto, se trata de un principio que enlaza la pretensión, la
oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, al mismo tiempo que
cautela la conformidad que debe existir entre todos los actos del
procedimiento que componen el proceso. Si bien la doctrina enfatiza los
nexos que han de concurrir entre las pretensiones sostenidas por el actor y
la sentencia, igual vinculación resulta de igual importancia tratándose, de la
oposición, la prueba y los recursos, encontrando su mayor limitación en los
hechos, pues aunque el órgano jurisdiccional no queda circunscrito a los
razonamientos jurídicos expresados por las partes, ello no aminora la
exigencia según la cual el derecho aplicable debe enlazarse a las acciones y
excepciones, alegaciones y defensas que las partes han sostenido en el
pleito”5(énfasis y subrayado son nuestros).

En razón de lo anterior, es dable concluir que el principio de la congruencia se refiere


a la debida armonía entre las partes que integran el proceso, y no solo viene dado
por las pretensiones que sostiene el actor y la sentencia, sino que va mucho más
allá, abarcando la oposición, la prueba y los recursos.

4 EXCELENTÍSIMA CORTE SUPREMA, Causa Rol N° 4353/2009, de fecha 1 de octubre de 2009.


5 EXCELENTÍSIMA CORTE SUPREMA, Causa Rol N°3521/2009 de fecha 26 de octubre de 2010.

23
Tradicionalmente se ha clasificado la incongruencia de la siguiente manera:

“a) Incongruencia por ultra petita (ne eat judex ultra petita partium), que se produce
al otorgar más de lo pedido, circunstancia que puede darse tanto respecto de la
pretensión como de la oposición.

b) Incongruencia por extra petita (ne eat extra petita partium), al extender el
pronunciamiento a cuestiones no sometidas a la decisión del tribunal, que puede
incluso estar referida a negar lo que no ha sido solicitado sea por vía de pretensión
u oposición.

c) Incongruencia por infra petita (ne eat judex infra petita partium), defecto
cuantitativo cuando se decide sobre una pretensión en extensión menor que lo
solicitado, sea que se conceda o niegue y en el entendido que se ha requerido una
cantidad determinada y no otra. También concurre si se otorga menos de lo
reconocido por el demandado, y

d) Incongruencia por citra petita (ne eat judex citra petita partium), llamada también
omisiva o ex silentio, que se produce al omitir la decisión de un asunto cuya
resolución formó parte de la contienda y no existir autorización legal que
permita así decidirlo, falta de pronunciamiento que puede ser total o parcial;
igualmente al expresar que no se decide una acción o excepción por
incompatibilidad, la cual resulta inexistente o se reservar el pronunciamiento para
otra etapa u otro juicio, en circunstancias que no fue solicitado en tales condiciones
y no lo ordena la ley.”6

En el fallo recurrido encontramos al menos tres casos de ultra petita, uno por citra
petita (falta de congruencia entre la interlocutoria de prueba y la sentencia
recurrida), otro por extra patita (el fallo recurrido ha negado la demanda por la vía
de rechazar lo que no ha sido solicitado) y finalmente uno por infra petita (se ha
otorgado menos que lo pedido porque se ha negado algo que ha sido concedido por
el demandado).

6 LARRACAU TORRES, Jorge. Razonamiento hermeneutico y "Hechos sustanciales


controvertidos”. Revista Chilena de Derecho, Volumen 44 n°1, 2017, Santiago. Visto en
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372017000100008 el día 14 de
mayo de 2018.

24
3.2.2) Primer vicio por ultra petita: Falta de congruencia entre
interlocutoria de prueba y sentencia definitiva

El primer vicio por ultra petita, o citra petita en este caso, se ha producido por cuanto
la sentencia recurrida, sin justificación alguna, ha omitido pronunciarse sobre la
posesión o tenencia material como elemento para determinar la ubicación física de
la propiedad sub lite.

3.2.2.1) La resolución que recibe la causa a prueba

En la resolución que recibe la causa a prueba el tribunal fija los hechos que deben
probar las partes por considerarlos de importancia decisiva para la litis, de esta
manera delimita el objeto del proceso.

El llamado auto de prueba es una sentencia interlocutoria de segundo grado, que


sirve de base para el pronunciamiento de la sentencia definitiva. Por ende, lo que
hace el juez es fijar los hechos sobre los cuales va a decidir. La mencionada
resolución orienta y determina a los abogados de la causa a probar los hechos
contenidos en ella, por ser necesarios para la resolución de la causa.

El auto de prueba hace efectiva la congruencia en la motivación del fallo. El juez


debe fallar de acuerdo a lo alegado y probado por las partes, y es él quien señala
que es lo que debe ser probado.

El juez delimita el objeto del proceso en el auto de prueba. Por lo tanto, debe
considerarse que, si en la sentencia definitiva ha transgredido los hechos que el
mismo fijó en la interlocutoria de prueba, está alterando el objeto de la causa.

25
Esta resolución debe contener a lo menos dos menciones esenciales: 1) la orden
de recibir la causa a prueba y 2) la fijación de los hechos substanciales, pertinentes
y controvertidos, sobre los cuales ella deberá recaer.

Al fijarse un hecho como punto de prueba, el juez está indicando que aquel es
importante para la resolución del asunto controvertido, y que guarda estricta relación
con él. Por lo que, los puntos que se fijen como de prueba, no pueden ser
antojadizos, sino que deben ser directamente pertinentes y necesarios al fallo que
a la postre se pronunciará.

El artículo 318 del Código de Procedimiento Civil es claro en cuanto a que, si un


hecho es considerado substancial y controvertido, y, por lo tanto, de importancia
decisiva para la litis debe ser fijado en el auto de prueba, y la prueba que se rinda
en juicio deberá tender a demostrar dichos hechos, pues ellos son necesarios para
el fallo. Así el artículo referido contiene un mandato para el juez, cual es, examinar
los autos y fijar puntos de prueba si estima que hay o puede haber algún hecho
sustancial y controvertido en el juicio. Los hechos tendrán estas características si
son importantes para la resolución del juicio y si guardan relación con lo discutido.

La interlocutoria de prueba dictada por el juez de primera instancia y confirmada por


al Corte de Santiago estableció sólo dos puntos de prueba a saber:

1º Efectividad de poseer materialmente los terrenos por parte de CORFO.

2º Efectividad de ser el demandante propietario de los terrenos indicados.

El fijar el primer punto de prueba, el tribunal (y la Corte al confirmar) establecieron


de modo preciso que la actora debía conducir sus esfuerzos probatorios para
demostrar que poseía materialmente la propiedad sub lite y que, de acreditarse este
hecho, ello iba a ser decisivo en la resolución final.

26
Sin embargo, el fallo recurrido, a pesar de reconocer que CORFO es dueña de la
propiedad sub lite, no destina ningún considerando y prescinde totalmente de la
prueba de la posesión material, que es la que permite la ubicación física de la
propiedad, y no hay ninguna razón que lo justifique, pues a la demanda de autos
fue siempre una acción de dominio ¿Cómo puede afirmar la sentencia recurrida que
la propiedad sub lite podría estar más al sur de done CORFO sostiene en su
demanda sin no se ha ponderado de ninguna manera la prueba sobre la posesión
del suelo?

3.2.2.2) Procedencia del recurso de casación en la forma por


incongruencia entre la interlocutoria de prueba y a sentencia definitiva

La resolución que recibe la causa a prueba es de gran relevancia principalmente


porque el tribunal fija el conflicto que resolverá, limitando el objeto del pleito, además
que sirve como incentivo y guía en la teoría del caso de los abogados.

El auto de prueba hace efectiva la congruencia en la motivación del fallo, pues al


fijarse los puntos conflictivos, el tribunal está señalando sobre lo que se deberá
rendir prueba para dar por establecidos los hechos sobre los que resolverá en la
sentencia definitiva.

En caso que el tribunal en su sentencia definitiva, haga caso omiso en forma


injustificada a los hechos que consideró pertinentes, sustanciales y controvertidos,
debiendo hacerlo, estaría faltando a la congruencia del proceso, pudiendo
configurarse el vicio de “citra petita” que da lugar al recurso de casación en la forma
(artículo 160 y 768 n° 4 del Código de Procedimiento Civil).

En este sentido Jorge Larracau, parafraseando a la Corte de Apelaciones de


Concepción en causa Rol N° 926-2007 considerando 5°7 indica lo siguiente:

7La Corte de Concepción revocó la sentencia de primera instancia que había acogido la demanda
debido a que "dio por establecidos hechos que estimó constitutivos de daño moral que no fueron
propuestos, ni conocidos ni discutidos [...] Aparecieron dichos hechos al tiempo de recibirse la

27
“Los hechos que deban servir de base al fallo tienen que expresarse en la
resolución que recibe la causa a prueba y no solo en la sentencia
definitiva”8(énfasis y subrayado son nuestros).

El vicio de ultrapetita afecta la congruencia del fallo, conclusión que obtenemos del
artículo 160 del Código, que señala que las sentencias se pronunciarán conforme
al mérito del proceso, y esto es, únicamente lo que existe dentro del proceso, los
escritos y la prueba puntualmente. Al fijarse los puntos de prueba por el tribunal,
está delimitando el objeto del proceso a los hechos que él considera que son
controvertidos y de importancia para la resolución, por lo que indica a las partes los
hechos que deberán probar, para finalmente en virtud de esas probanzas dictar su
resolución.

Por lo tanto, el auto de prueba indica a las partes los hechos sobre los que deberán
rendir pruebas, resultando ilógico pretender apartarse de ellos al momento de
pronunciar la sentencia definitiva, incluso llegaría a atentar el debido proceso
garantizado por la constitución. Al fijarse un punto de prueba y luego después de
que las partes se ciñeron a él, el tribunal no toma en consideración las pruebas
rendidas en virtud de lo que el mismo señaló se produciría una contradicción y llegar
a fallarse, en este caso, citra petita, según lo expresado por la Excelentísima Corte.

Así se ha sostenido lo siguiente:

“El contenido de la resolución que recibe la causa a prueba está


directamente vinculado con el objeto del proceso. La fórmula que usa la
justicia civil chilena –"hechos sustanciales controvertidos"– es una síntesis

testimonial de la actora, prueba esta rendida sin la presencia de la demandada [...] Por todo ello la
testimonial atinente al daño moral no puede ser considerada desde que no obedece a la base fáctica
de la acción, por lo que la acción carece de base fáctica expresada; la demanda solo tiene
denominación: «daño moral», y monto pedido. No se dice en qué consiste, como apunta la
demandada en su contestación y alegato en la vista de la causa. Los hechos que deban servir de
base a una demanda tienen que expresarse en ella"
8 LARRACAU TORRES, Jorge. Razonamiento hermeneutico y "Hechos sustanciales
controvertidos”. Revista Chilena de Derecho, Volumen 44 n°1, 2017, Santiago. Visto en
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372017000100008 el día 14 de
mayo de 2018.

28
de lo que tradicionalmente se conoció como thema decidendum (el asunto a
decidir) y thema probandum (el asunto a probar)”9.

Respecto a la congruencia la Corte Suprema ha señalado lo siguiente:

“Se sanciona la transgresión de la congruencia por cuanto constituye una


garantía para las partes, un límite para el juez, que otorga seguridad y
certeza a las partes e interviene la posible arbitrariedad judicial. Por lo
mismo la congruencia es un presupuesto de la garantía del justo y racional
procedimiento, que da contenido al derecho a ser oído o a la debida
audiencia de ley. Estos derechos y garantías fundamentales no solo se
vinculan con la pretensión y oposición, sino que con la prueba y los recursos,
en fin se conectan con el principio dispositivo que funda el proceso civil”10
(énfasis y subrayado son nuestros).

En el caso específico se configura un vicio de citra petita, afectando la congruencia


por estar el tribunal otorgando menos de lo pedido y por ir en contravención de lo
que él mismo señaló en el auto de prueba.

3.2.3) Segundo vicio por ultra petita: Falta de congruencia entre el petitorio de
la demanda y la sentencia definitiva

Para fundar este segundo vicio por ultra petita damos por reproducido lo expuesto
en el capítulo 3.2.1) anterior, referido al principio de congruencia, consagrado en el
artículo 160 del Código de Procedimiento Civil.

Este vicio se ha configurado porque la sentencia recurrida, de modo gravemente


errado, ha alterado el petitum de la demanda al considerar que la acción de CORFO

9 LARRACAU TORRES, Jorge. Razonamiento hermeneutico y "Hechos sustanciales


controvertidos”. Revista Chilena de Derecho, Volumen 44 n°1, 2017, Santiago. Visto en
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372017000100008 el día 14 de
mayo de 2018.
10 EXCELENTÍSIMA CORTE SUPREMA, Causa Rol N°4553/2009 de fecha 1 de octubre de 2009.

29
es constitutiva, modificatoria o extintiva de un derecho, y no un mero reconocimiento
de un derecho preexistente.

La primera petición concretas de la demanda de CORFO es:

Que la Corporación de Fomento de la Producción es dueña, al haber


adquirido por tradición o, en subsidio, por prescripción adquisitiva ordinaria,
o, nuevamente en subsidio, por la extraordinaria, los terrenos comprendidos
en el plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los
Leones”, elaborado el 14 de diciembre de 1933, protocolizado bajo el Nº 164,
con fecha 29 de diciembre de 1933, en Notaría de Santiago, de don
Fernando Errázuriz Tagle, los cuales se encuentran inscritos a su nombre,
en mayor extensión, a fs. 59.754 bajo el Nº63.052, en el Registro de
Propiedad de 1999 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago

Se trata entonces claramente de una declaración de mera certeza, que sólo busca
el reconocimiento de un derecho, ganado o adquirido por tradición o por
prescripción. En caso que se acoja la demanda en este parte, no se está en
presencia de la constitución, modificación o extinción de ningún derecho.

La segunda petición de la demanda es la siguiente:

Que los terrenos a que se refieren las inscripciones de fs. 8551 Nº10232 del
Registro Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago,
correspondiente al año 1961 y de fs. 6033 Nº6099 del Registro de Propiedad
del mismo Conservador correspondiente al año 1991, no se encuentran
material o físicamente situados sobre los terrenos objeto de esta demanda o
al sur de ellos.

Nuevamente nos encontramos ante una declaración de mera certeza, que sólo
busca el reconocimiento de un hecho. Se trata de que se reconozca que la
propiedad sub lite se encuentra físicamente en determinado lugar y que, por ende,
donde está una propiedad no puede haber una diversa. No será la sentencia la que

30
determine dónde está físicamente la propiedad sub lite: sólo lo reconocerá a partir
de la prueba rendida.

La tercera petición es la siguiente:

Que, como consecuencia de lo anterior, se ordene al Servicio de Impuestos


Internos, a la Tesorería General de la República y a la Dirección de Obras de
la I. Municipalidad de Las Condes eliminar el rol 105-5 de la comuna de Las
Condes y comprender los terrenos allí enrolados bajo el rol 105-4 o 071-
00105-004 de la misma comuna, de actual propiedad de la Corporación de
Fomento de la Producción.

Esta petición no es más que una consecuencia de lo anterior. Por lo demás, la


inclusión o exclusión de un rol de avalúo no importa, en caso alguno, la constitución
modificación o extinción de un derecho de un tercero. Es bien sabido que el rol de
contribuciones ni acredita dominio, ni da derechos a nadie. Es sólo un acto
administrativo útil para cobrar el impuesto territorial.

Por ende, la mera lectura del petitorio de la demanda de autos permite concluir que
todas las peticiones son acciones de dominio que pertenecen y puede ejercer quien
el poseedor inscrito de un inmueble.

Sin embargo, el fallo recurrido, de modo sorprendente para esta parte, nos acusa
de pretender la constitución de un derecho en favor del actor, al declarar lo siguiente:

5.- Que las acciones declarativas de mera certeza, reconocidas más bien
por la doctrina y alguna jurisprudencia, son aquellas en que el actor pretende
termina con una situación de incertidumbre que gira alrededor del derecho
que le sirve de fundamento a la acción. De esta manera, de acuerdo con lo
pedido, el órgano jurisdiccional requerido no puede sino limitarse al
reconocimiento oficial del derecho de que se trata, en la forma reclamada por
el demandante. Es decir, estas acciones consisten “en hacer cierto el
derecho”, y no exigir del demandado una prestación determinada o la

31
eliminación por parte del Servicio de Impuestos Internos de algún Rol y
menos incluir éste en otro que acomoda el peticionario.

6.- Diferente es pretender la constitución de un derecho, como requiere el


actor, toda vez que pretende por esta vía se le reconozca la propiedad del
terreno en disputa. Las acciones constitutivas son aquellas que se dirigen a
obtener la creación, modificación o la extinción de un derecho o una
obligación, o una situación jurídica, y es la que ejerció el actor, en clara
contraposición con la acción intentada o ejercida realmente (mera certeza).

Ejercida una y otra pretensión en un mismo libelo revelan la poca confianza


de su teoría y del derecho en que se sustenta y ejerce, que se contrapone al
principio de buena fe que debe imperar entre los litigantes, lo que definitiva
constituye el abuso del derecho, vedad a los litigantes.

7.- Que en efecto, no se trata esta acción en análisis – la intentada en


forma principal, de declaración de mera certeza -, de una reivindicatoria por
parte del actor en contra de los demandados, que obligue al órgano
jurisdiccional a comparar los títulos de ambas partes para resolver una
controversia acerca del domino de una determinada cosa, en este caso, el
predio singularizado en la demanda, sino la de emitir un juicio de mera
certeza en los términos indicados, a saber, cual fue exactamente el terreno
que el Fisco de Chile adquirió por donación de la Municipalidad de Santiago,
el que fuera previamente expropiado al fundo Vitacura o Lo Castillo y
tampoco estudiar los planos, ya que ello implica una acción de demarcación
o de límites y menos, como ya se ha señalado solicitar la cancelación de
algún rol para que se integre al suyo.

La forma en que han resuelto los sentenciadores importa una alteración ilegítima
del petitum de la demanda. Esta parte jamás ha solicitado la comparación de títulos.
El objeto de la acción es una propiedad de la cual CORFO tiene inscrita a su favor
y está en tenencia material, pero que existe un tercero que ocasionalmente se jacta
que una parte de una propiedad que posee está ubicada al interior de la propiedad
CORFO.

32
Así las cosas, el actor tiene todo el derecho a solicitar la certeza de algo que ya
tiene. Esta parte no sabe dónde se encuentra la propiedad de los demandados, ni
interesa a este juicio, sólo queremos tener la certeza de que al menos no está al
interior de la propiedad nuestro representado. No estamos, por esta vía, resolviendo
un problema que debería resolverse de otro modo: 1) no puede haber reivindicación
de una propiedad que CORFO posee física y registralmente y que, además, la
acción reivindicatoria que intentaron los demandados, en contra de la propiedad sub
lite, fue rechazada por sentencia ejecutoriada. 2) No puede deducirse una acción
de cerramiento de una propiedad que está cerrada por todos sus frentes. 3)
Tampoco puede ejercerse una acción de demarcación, prevista en el artículo 842
del Código Civil, porque la propiedad CORFO está perfectamente demarcada y,
además, porque la propiedad de los demandados ya no es vecina (si es que lo fue
alguna vez). Por tanto, no se dan los presupuestos para intentar tal acción y no
queda disponible más que la acción de mera certeza.

En consecuencia, considerar que la acción de mera certeza busca constituir o dirimir


un derecho es falso y no se ajusta al petitorio de la demanda.

Pero además, la sentencia recurrida, por la vía de reproducir el fallo de primera


instancia, arbitraria y unilateralmente altera la cosa pedida, y fija que el Plano N°
851 elaborado por el Ministerio de Bienes Nacionales en 1957 y el plano archivado
en el Conservador de Bienes Raíces bajo el N° 11.274 de 1959 acompañado por la
Demandada (en adelante, el “Plano de 1959”) y no el Plano de 1933, grafican la
propiedad sub lite.

El fallo de primera instancia, en su considerando 63°, que fue reproducida en la


sentencia de alzada, afirma que el plano de 1959 que es el que utiliza la actora para
situar geográficamente la propiedad de Agua Potable Los Leones.

Este insólito y arbitrario error ha permitido a los jueces justificar el absoluto descarte
de prácticamente toda la prueba acompañada por esta parte, especialmente planos,
por no guardar correspondencia con lo que representaría el Plano de 1959, cuando
lo cierto es que la referencia fijada en el petitum de la Demanda era, insistimos una
vez más, el Plano de 1933.
33
La única razón por la cual esta parte refirió en su demanda el plano de Bienes
Nacionales de 1959 es para afirmar que, al surponiente de la propiedad de la
Empresa de Agua Potable de Santiago estaba la propiedad sub lite y no la propiedad
de los demandados. No había más propósito que ese. Los jueces que dictaron la
sentencia recurrida han leído muy mal nuestra demanda y han cambiado de modo
injusto el petitum de la demanda, lo que importa un vicio de nulidad.

3.2.4) Tercer vicio por ultra petita: No se otorgó a la demandante algo que fue
concedido por la demandada

Para fundar este tercer vicio por ultra petita damos por reproducido lo expuesto en
el capítulo 3.2.1) anterior, referido al principio de congruencia, consagrado en el
artículo 160 del Código de Procedimiento Civil.

Es necesario volver a examinar la primera petición de la demanda de autos:

Que la Corporación de Fomento de la Producción es dueña, al haber


adquirido por tradición o, en subsidio, por prescripción adquisitiva ordinaria,
o, nuevamente en subsidio, por la extraordinaria, los terrenos comprendidos
en el plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los
Leones”, elaborado el 14 de diciembre de 1933, protocolizado bajo el Nº 164,
con fecha 29 de diciembre de 1933, en Notaría de Santiago, de don
Fernando Errázuriz Tagle, los cuales se encuentran inscritos a su nombre,
en mayor extensión, a fs. 59.754 bajo el Nº63.052, en el Registro de
Propiedad de 1999 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago.

Luego, es necesario examinar la declaración de los demandados en la página 13


de su escrito de adhesión a la apelación:

“[… ]los terrenos comprendidos en el plano denominado “Propiedad de la


Empresa de Agua Potable Los Leones”, de 1933, protocolizado bajo el
N°164, con fecha 29 del mismo mes y año, en la Notaría de Santiago de don
Fernando Errázuriz Tagle, se encuentran inscritos a nombre de Corfo en

34
mayor extensión a fojas 59.754 N°63.052, de 1999, del Registro de Propiedad
del Conservador Bienes Raíces de Santiago. No cabe duda que Corfo
adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que le hizo la Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias.

Resulta que los demandados, en su escrito de adhesión a la apelación, página 13,


reconocieron que CORFO es dueña de la propiedad sub lite, lo que confirma la
legitimación activa del actor en términos expresos y claros. Por ende, los
sentenciadores no podían prescindir de ese hecho y, el considerando número 9° de
la sentencia recurrido, que sostiene que la actora no ha probado ser dueña de tal
propiedad, ha significado un vicio de ultra petita -infra petita en este caso- pues no
ha querido otorgar a la demandante algo que fue concedido por la demandada. Así,
a los tribunales sólo les correspondía confirmar lo anterior y decidir sobre las
restantes peticiones de la demanda, las que tratan sobre la ubicación física de la
propiedad sub lite.

3.3) EL HABER SIDO PRONUNCIADA CON OMISIÓN DE LOS REQUISITOS


DEL ARTÍCULO 170 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL

La quinta causal de casación en la forma prevista en el artículo 768 del Código de


Procedimiento Civil es “En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los
requisitos enumerados en el artículo 170”.

El artículo 170 n° 4 del Código de Procedimiento Civil se establece la obligación de


que las sentencias definitivas establezcan las consideraciones de hecho y derecho
que sirven de fundamento a ellas. Así, son nulas la sentencia que omitan algunos
de los requisitos previstos.

Se entiende que no se cumple con los requisitos del artículo 170 número 4, entre
otros casos, cuando los considerandos de la sentencia son contradictorios con la
parte resolutiva de la misma, o bien cuando no se explica lo que debe explicarse;
estimándose en esta situación que el fallo carece de considerandos.

35
Por lo tanto, en virtud de lo anterior si en la parte considerativa de la sentencia se
está haciendo mención a los hechos que el tribunal fijó en el auto de prueba y que
consideró para emitir su fallo, y luego en la parte resolutiva de la sentencia se hace
caso omiso a los hechos que el propio juez señaló que se debían probar (por ser
considerados sustanciales, pertinentes y controvertidos) para la resolución del
asunto, existiría una clara contradicción entre la parte considerativa y resolutiva de
la sentencia, y dicha sentencia carecería de motivación.

Eso es lo que ha ocurrido en la especie. La sentencia recurrida, por la vía de


reproducir la sentencia de primera instancia, menciona los hechos sustanciales,
pertinentes y controvertidos sobre los cuales las partes debían allegar probanzas,
mas luego omite lastimosamente referirse a la posesión del suelo. Por ende, llegó
a la conclusión que tal propiedad sub lite estaba más al sur, pero sin recurrir o
referirse para nada a la tenencia material. Ese este un vicio que debe ser
enmendado por la vía de invalidar el fallo.

También se incurrió en este vicio de casación porque el fallo debió explicar en algún
considerando por qué no dio por acreditado que CORFO era dueño de la propiedad
sub lite, en circunstancia que, como se ha dicho, ello fue reconocido y concedido
por la contraria en su escrito de adhesión a la apelación, página 13.

4) LA SENTENCIA DE REEMPLAZO

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 786 inciso tercero del Código de


Procedimiento Civil, en caso la Excelentísima Corte Suprema acoja este recurso de
casación en la forma, deberá dictar la correspondiente sentencia de reemplazo. En
tal caso, se solicita disponga:

1. Que se invalida la sentencia recurrida de segunda instancia.

2. Que, acto continuo, y sin nueva vista, pero separadamente, se dicte la


correspondiente sentencia de reemplazo, en cuya virtud se declara que, en su lugar,

36
se revoca la sentencia de primera instancia dictada por el Sr. Juez del noveno
juzgado civil de Santiago.

3.- Que se acoja, en todas su partes la demanda de autos, con costas.

POR TANTO; de conformidad a lo antes expuesto, al mérito de autos, lo dispuesto


en las normas legales citadas en el cuerpo del presente escrito y demás
disposiciones aplicables en la especie,

RUEGO A US ILUSTRÍSIMA. tener por interpuesto recurso de casación en la forma


en contra de la sentencia definitiva de segunda instancia de 8 de mayo de 2018,
que nos fuera notificada con esa misma fecha, a fin de que el presente recurso sea
concedido para ante la Excma. Corte Suprema y dicho tribunal superior ordene darle
tramitación y, conociendo de él: (i) acoja en todas sus partes el recurso de casación
en la forma; (ii) case, anule o invalide la sentencia dictada por esta Ilustrísima Corte
de Apelaciones de Santiago; y, (iii) en su lugar, dicte sentencia de reemplazo que
corrija los vicios de casación en la forma denunciados en el presente recurso,
revoque la sentencia de primera instancia y acoja en todas sus partes la demanda
de autos, con costas.

PRIMER OTROSÍ: Que dentro de plazo y de conformidad con lo previsto en los


artículos 764 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, vengo en deducir
recurso de casación en el fondo en contra de la sentencia definitiva de segunda
instancia dictada en estos autos por la Cuarta sala de la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Santiago, con fecha 8 de mayo de 2018, para que US. Iltma. declare
admisible el recurso y eleve los autos a la Excma. Corte Suprema, con el objeto de
que el Máximo Tribunal lo declare admisible e invalide la sentencia recurrida y dicte,
acto continuo y sin nueva vista de la causa, pero separadamente, la sentencia de
reemplazo que en derecho corresponda, acogiendo en todas sus partes la demanda
de mera certeza, de conformidad a los fundamentos de derecho que a continuación
se exponen.

37
1) ANTECEDENTES PREVIOS

Son antecedentes previos necesarios para el examen y resolución de este recurso


los mismos referidos en los capítulos 1) y 2) del cuerpo principal de este escrito, que
damos por expresamente reproducidos.

2) NORMAS INFRINGIDAS POR EL FALLO RECURRIDO

Las normas infringidas con sustancial influencia en lo dispositivo del fallo son (i) las
relativas a la titularidad y ejercicio de la acción declarativa de mera certeza como
protección del derecho de dominio, que se funda en los artículos 582 del Código
Civil y artículos 19 número 3 y 24 de la Constitución Política de la República; (ii) el
artículo 12 del Código Civil; (ii) las normas sustantivas relativas al valor da la
posesión material del suelo de un inmueble en caso de conflicto de ubicación física,
consagradas en los artículos 700 y 925 del Código Civil; y (iii) las normas relativas
a la forma en que se adquiere, conserva, pierde y prueba la posesión y el dominio
de un bien raíz, consagradas en los artículos 683, 686, 696, 724 y 924 del Código
Civil.

2.1) LA SENTENCIA RECURRIDA TRANSGREDIÓ LAS NORMAS QUE


ESTABLECEN EL RECONOCIMIENTO Y LA PROTECCIÓN DEL DERECHO DE
PROPIEDAD EN CHILE

La sentencia recurrida infringió los artículos 582 del Código Civil y 19 número 3 y
número 24 de la Constitución Política, al rechazar nuestra acción declarativa de
mera certeza sobre el dominio de la propiedad sub lite por una supuesta falta de
titularidad de la acción, a pesar de que el dominio de la propiedad sub lite está
reconocidamente acreditado en la sentencia y concedido por la contraparte.

Las acciones declarativas de mera certeza no contemplan una regulación legal


expresa en nuestro ordenamiento jurídico. Sin perjuicio de ello han sido

38
ampliamente reconocidas tanto por la doctrina y la jurisprudencia, así la
Excelentísima Corte Suprema en innumerables fallos ha señalado lo siguiente:

“La acción declarativa de mera certeza busca corregir “una situación de


incertidumbre, que afecta a la agraviada, que la autoriza a exigir del
órgano jurisdiccional -llamado precisamente a declarar con fuerza legal el
derecho aplicable-, se le clarifique su esfera subjetiva, precisando su campo
de acción y los límites que la afectan, pronunciamiento que únicamente podrá
obtener mediante una acción declarativa de derechos”11

Respecto al contenido de estas acciones, se ha sostenido lo siguiente:

“En efecto, como toda acción propiamente declarativa, persigue no una


condena del demandado ni la constitución de nuevas relaciones jurídicas o
la alteración de un estado de hecho preexistente, sino la declaración de
una determinada relación de derecho puesta en duda o discutida; es
decir, busca que se aclare la existencia de un determinado derecho y,
en suma, el establecimiento de certeza jurídica sobre una determinada
cuestión. En el caso de la acción declarativa de dominio, el demandante
busca obtener que el juez lo declare como propietario de un
determinado bien, frente a un sujeto, el demandado, que está poniendo
en duda ese dominio, sin violarlo. Nótese, en este sentido, la semejanza
con la acción negatoria, que es la que ejerce el propietario de una cosa para
defender la libertad de su dominio y para que se declare la ausencia o
inexistencia de gravámenes sobre su dominio; por ejemplo, cuando se ejerce
contra quien afirma tener un derecho de usufructo o servidumbre sobre la
cosa.”12

El amplio reconocimiento de las acciones declarativas de dominio proviene


principalmente del hecho que todo derecho o interés jurídico debe ser protegido por
los Tribunales de Justicia, sin importar que exista o no una acción tipificada o
nominada.

11EXCELENTISIMA CORTE SUPREMA, Causa Rol Nº6.585-2007


12LATHOP GÓMEZ, Fabiola, “Procedencia de la acción meramente declarativa del dominio en el
derecho chileno”, Revista Ius et Praxis, Año 17, Nº 2, 2011, pp. 3 – 24.

39
En el caso de las acciones declarativas de dominio, estas encuentran su sustento
jurídico principalmente en los artículos 582 del Código Civil y 19 n°s 3 y 24 de la
Constitución Política de la Republica, los cuales establecen la protección e
inviolabilidad al derecho de propiedad.

En este sentido el profesor Peñailillo ha señalado lo siguiente:

“El ordenamiento jurídico no exige encuadrar toda pretensión en una


determinada acción, nominada, regulada por la ley. Basta que tenga arraigo
en un derecho del reclamante que merezca ser tutelado”13

En consecuencia, mediante la acción declarativa de dominio se busca poner fin a


un estado de incertidumbre jurídica, donde un tercero desconoce, perturba o
contradice el derecho de dominio de su titular. Teniendo estas acciones asilo legal
y constitucional, y en virtud del principio de la inexcusabilidad que rige a los órganos
de justicia, resulta imperiosa la necesidad de dar tutela al derecho reclamado y del
que se es poseedor.

Lógicamente, estas acciones parten del supuesto básico de que actor tiene y prueba
el dominio sobre una determinada cosa, mediante los medios de prueba legal. Una
vez probado el derecho que se alega, el juez deberá declararlo, mediante sentencia
meramente declarativa y no constitutiva de dominio, pues solo está dando absoluta
certeza sobre una realidad jurídica y fáctica existente. Si así no lo hace, el
sentenciador trasgrede las disposiciones que regulan y consagran el derecho de
propiedad en Chile.

2.2) LA SENTENCIA RECURRIDA TRANSGREDIÓ EL ARTÍCULO 12 DEL


CÓDIGO CIVIL

En cuanto al artículo 12 del Código Civil, la infracción se ha producido porque la


sentencia recurrida ha desconocido los efectos que ha tenido el reconocimiento que

13PEÑAILILLO AREVALO, Daniel, “Los Bienes, La propiedad y otros derechos reales”, Editorial
Jurídica de Chile, Cuarta edición, Santiago, 2012, pp. 237.

40
los demandados hicieron del dominio de la actora sobre la propiedad sub lite en la
adhesión de la apelación. Tal reconocimiento importa una renuncia legítima a
desconocer u objetar el dominio que la actora solicita se le reconozca.

2.3) LA SENTENCIA RECURRIDA TRANSGREDIÓ LAS NORMAS LEGALES


QUE ESTABLECEN EL VALOR DE LA POSESIÓN MATERIAL DEL SUELO

La sentencia recurrida también infringió los artículos 700 y 925 del Código Civil, al
pronunciarse sobre una posible ubicación física o geográfica de la propiedad sub
lite, pero prescindiendo absolutamente de toda prueba producida referida a los
hechos materiales que se exigen en nuestro ordenamiento para acreditar la
posesión y el dominio del suelo.

En efecto, la sentencia interlocutoria de prueba, que fue confirmada por la Corte de


Apelaciones, estableció como primer hecho sustancial, pertinente y controvertido la
posesión material sobre la propiedad sub lite. De este modo, por resolución
ejecutoriada, el tribunal de primera instancia y la Corte de Santiago confirmaron que,
en la especie, la norma decisoria litis era el artículo 925 del Código Civil en relación
con el artículo 700 del mismo código, que establece que se deberá probar la
posesión del suelo por hechos positivos, de aquellos a que sólo da derecho el
dominio, ejecutados sin el consentimiento de quien disputa la posesión. Por ende,
de probarse los títulos de dominio de CORFO sobre la propiedad sub lite, la prueba
de la precisa ubicación física o geográfica del lote debía fijarse mediante la prueba
de la posesión material del suelo o por medio de los actos materiales.

2.4) LA SENTENCIA RECURRIDA TRANSGREDIÓ LAS NORMAS QUE


REGULAN LA ADQUISICIÓN, CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE LA
POSESIÓN Y DEL DOMINIO DE UN BIEN RAÍZ

La sentencia recurrida infringió los artículos 683, 686, 696, 724 y 924 del Código
Civil, que regulan como se adquiere, conserva, pierde y prueba el dominio y la
posesión de un bien raíz.

41
En lo sustancial, las normas citadas expresan que la posesión se adquiere y prueba
mediante la correspondiente inscripción en el registro conservatorio del
Conservador de Bienes Raíces. No hay otra forma de probar el dominio y la
posesión de un inmueble inscrito en Chile.

Como se explica en el siguiente capítulo, el fallo recurrido infringió estas normas


legales, al prescindir o descartar, sin motivo ni causa alguna, las inscripciones de
dominio vigentes e históricas y los antecedentes registrales aportados por esta
parte.

Como lo mencionaremos, el fallo recurrido aplicó erróneamente las normas sobre la


tradición y la prescripción y de ese modo exigió la prueba del dominio por medio de
antecedentes extraños a nuestra legislación.

3) FORMA O MANERA EN QUE LOS ERRORES DE DERECHO


PRECEDENTEMENTE DENUNCIADOS HAN INFLUIDO SUBSTANCIALMENTE
EN LO DISPOSITIVO DEL FALLO

Los errores de derecho que motivan el presente recurso de casación en el fondo


han influido de manera sustancial en lo dispositivo del fallo recurrido pues de no
haber incurrido la Corte de Apelaciones de Santiago en una equivocada
interpretación de los artículos mencionados, la sentencia dictada por el juez 9°
jugado civil de Santiago debió haber sido revocada en todas sus partes,
acogiéndose en definitiva la demanda de autos. Todo ello según se explica a
continuación.

3.1) TRANSGRESIÓN DE LAS NORMAS QUE ESTABLECEN EL


RECONOCIMIENTO Y LA PROTECCIÓN DEL DERECHO DE PROPIEDAD

Las normas que habilitan para recurrir a los tribunales ejerciendo una acción de
dominio de mera certeza son las que se refieren a los atributos del dominio, en este

42
caso artículo 582 del Código Civil, y el artículo 19 números 3 y 24 de la Constitución
Política que se refiere a la protección de los derechos y el derecho de propiedad y
sus tributos.

Las normas referidas han sido infringidas, afectado lo dispositivo del fallo recurrido,
porque habiéndose reconocido el derecho de CORFO sobre la propiedad
denominada “Agua Potables Los Leones” en los considerandos 33° y 37 del fallo de
primera instancia, en la parte resolutiva se le ha desconocido la titularidad para
accionar sobre esa propiedad, sobre la base de una aparente justicia material.

Para aceptar la titularidad de la acción declarativa de mera certeza sobre el domino


de un predio basta que el actor acredite tener una inscripción conservatoria vigente.
La sentencia recurrida desconoce la legitimación activa de CORFO porque ha
estimado erróneamente y contra la correcta interpretación de las normas referidas,
que en la especie era necesario decidir previamente sobre la justicia material. Esto
importa un error de derecho que ha incluido en lo dispositivo del fallo, porque para
tener la titularidad de la acción bastaba acreditar la existencia de la propiedad sub
lite inscrita a favor de CORFO en el Registro de Propiedad del Conservador de
Bienes Raíces. de Santiago.

La doctrina ha señalado que la existencia de inscripción conservatoria, respecto de


inmuebles, constituye un indicio poderoso que guía la prueba de su dominio. Luego,
aun en el caso que el tribunal de alzada no hubiera confirmado los considerandos
33° y 37° de la sentencia de primer grado, y aun cuando la contraparte no hubiera
reconocido que adquirió el dominio del predio sub lite (dos hechos que se verifican
en el caso de marras) no podría haberse acogido la excepción de falta de
legitimación activa, pues los antecedentes registrales ofrecidos por ella constituían
indicio suficiente para guiar la prueba del dominio del terreno disputado, existiendo
por tanto un interés patrimonial legítimo en dilucidar a quién pertenece dicho predio
(volveremos luego sobre el interés legítimo de CORFO):

“El Derecho chileno alberga un conjunto de indicios que guían la prueba


del dominio, sobre todo con respecto a los inmuebles. Uno de los
indicios más importantes es la inscripción de la cosa en un registro
público: así, además de la tan mencionada inscripción

43
conservatoria, cabe destacar el avalúo fiscal a cargo del Servicio de
Impuestos Internos y los archivos que lleva la Dirección de Obras
Municipales” (énfasis y subrayado son nuestros).14

Siguiendo con el análisis de la supuesta falta de legitimación activa de CORFO –y


atendido el reconocimiento por parte del tribunal de primer grado y de alzada y la
aceptación por parte de los demandados respecto al dominio de la actora sobre el
predio sub lite-, la doctrina ha sostenido con meridiana claridad que, para dilucidar
la existencia o no de la legitimación activa en un caso dado, en la práctica debe
recurrirse a las normas sustantivas que regulen la materia:

“En su aspecto práctico, la legitimación es una condición de la acción


que se verifica conforme a las pautas del derecho sustancial”.15

En el caso de marras, las normas de derecho sustancial que fundan la presente


acción declarativa de dominio se encuentran, principalmente, en el Código Civil,
artículo 582, y también en el artículo 19 número 24 de la Constitución, que se
refieren al dominio y sus atributos: otorga la facultad de usar, gozar y disponer de
ellos.

De este modo, quien sea titular del dominio y sea de alguna manera obstaculizado
en el ejercicio de alguno de sus atributos, puede recurrir a los tribunales buscando
protección (artículo 19 número 3 de la Constitución).

En efecto, la suficiencia que se le ha otorgado por los juzgadores del grado a los
antecedentes registrales incorporados por CORFO respecto al terreno sub lite, y
que dan por acreditado que la actora es dueña de dicho predio –según se extrae de
los considerandos 33° y 37° de la sentencia de primera instancia-, y la mención
expresa por dicha sentencia de primer grado al hecho de haber CORFO adquirido
“por compra el inmueble donde funcionaba Agua Potable Los Leones”, se
constituyen como hechos incontrovertibles que no sólo garantizaban la titularidad

14 LARROUCAU TORRES, Jorge. “Acciones reales y estándares de prueba”, en Revista Ius et


Praxis, Año 21, Nº 2, 2015, pág. 141.
15 ROMERO SEGUEL, Alejandro. “Nota sobre la legitimación en la jurisprudencia”, en Revista

Chilena de Derecho, Sección Jurisprudencia, Vol. 25, N° 3, 1998, pág. 692.

44
de la acción deducida sino también permitían otorgar el punto 1) del petitum de la
demanda.

Incluso, se ha resuelto por nuestra Excma. Corte Suprema que (i) la existencia de
legitimación activa del actor debe entenderse siempre en relación al juicio en
particular en el cual dicha legitimación se discute, sin que sea necesario ser titular
del derecho material en disputa para que se declare favorablemente por el tribunal
que el actor goza de la calidad de legitimado activo (pues, de lo contrario, tal
exigencia equivaldría en la práctica a que el actor obtuviera siempre un fallo a su
favor); (ii) que lo indispensable en esta materia es determinar si el actor es o no
titular de un interés (patrimonial o moral) de que se decida por el tribunal si
efectivamente existe o no la relación jurídica sustancial (cuestión compartida por la
doctrina);16 y (iii) que a la luz de la naturaleza, función y características de la
excepción de falta de legitimación activa, el tribunal no puede limitarse a examinar
si el actor es titular del derecho material en disputa para gozar de dicha legitimación
activa. Como puede observarse en el caso de marras, además de contar con la
titularidad del derecho material disputado –el que podría incluso faltar, según
nuestro Máximo Tribunal-, el interés material de CORFO en que se declare su
dominio sobre la propiedad sub lite es indiscutible:

“SEXTO: Que tal como lo ha expresado esta Corte con anterioridad, la


legitimación activa ha sido definida como "la posición habilitante para
formular la pretensión en condiciones tales que pueda ser examinada
por el juez" (Montero Aroca, Juan. "La Legitimación en el Proceso Civil",
1994, pp. 35, citado por Senda Villalobos Indo en "Legitimación activa y
reforma procesal civil: una oportunidad". Revista de Estudios de la
Justicia, N° 14, año 2011, página 3).

Asimismo, este Tribunal de Casación también ha manifestado sobre este


respecto que "el criterio reconocido por la mayoría de la doctrina es que
la legitimación procesal sería un elemento exigido en relación al
juicio en particular, sin que por ello sea necesario ser titular del

16“(…) En cuanto a la legitimación activa, para ejercer esta acción, el demandante debe tener
un interés legítimo, una condición de hecho tal que, sin la declaración judicial, se produzca un
perjuicio en su contra; es decir, debe invocar un interés patrimonial o moral (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros). LATHROP GÓMEZ, Fabiola. “Procedencia de la acción meramente
declarativa del dominio en el derecho chileno”, en Revista Ius et Praxis, Año 17, Nº 2, 2011, ver pp.
10, 11, 13.

45
derecho material para obtenerla, desde que tal exigencia
equivaldría en la práctica a obtener siempre un fallo favorable. Con
todo, se destaca que sí es indispensable, ser titular del interés de
que se decida si efectivamente existe o no la relación jurídica
sustancial". (Senda Villalobos Indo, op cit, páginas 8 y 9) (Sentencia
pronunciada por esta Corte con fecha 10 de agosto de 2015, en autos
rol N° 26.558 2014).

SÉPTIMO: Que en esas condiciones no cabe sino concluir que los


falladores, en lugar de analizar la posición habilitante de los
demandantes para formular la pretensión materia de autos, se limitaron
a examinar si éstos son titulares del derecho material para
obtenerla, lo que supone un estudio que incide en la cuestión de
fondo debatida en la especie, materia diversa y por completo ajena
a los elementos de la excepción opuesta. Con ello los sentenciadores
parecen entender que la indagación en torno a la defensa en cuestión
implicaría, en la práctica, un pronunciamiento acerca de la bondad de la
acción intentada, planteamiento que resulta inadmisible a la luz de la
naturaleza, función y características de la falta de legitimación
activa esgrimida por los demandados” (énfasis y subrayado son
nuestros).17

En la especie los sentenciadores cayeron exactamente en el error que advierte la


Excelentísima Corte, pues para negar la titularidad de la acción a CORFO
pretendieron atender el derecho material, aunque también de un modo errado.

A este respecto, la doctrina ha denunciado los efectos nocivos de declarar la falta


de legitimación activa por parte de un tribunal, como cuestión de fondo. A modo
ejemplificativo, la vulneración al principio de economía procesal –vulneración que
ha quedado patente en el caso de marras, pues se ha tenido que recurrir ante el
Máximo Tribunal para resolver la controversia que nos ocupa-:

17EXCELENTÍSIMA CORTE SUPREMA, sentencia de fecha 8 de octubre de 2015, causa Rol N°


3.962-2015, autos caratulados Miguel Cerda Vetter con Servicio de Vivienda y Urbanización
Metropolitano y otro, Considerandos 6° y 7°. Recurso de casación en el fondo.

46
“(…) siempre existe la posibilidad de que el juez examine la legitimación
en la sentencia definitiva, como cuestión de fondo, pero creemos que
ello atenta contra el principio de economía procesal (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros).18

3.2) TRANSGRESIÓN DEL ARTÍCULO 12 DEL CÓDIGO CIVIL

La infracción de ley con influencia en lo dispositivo del fallo se ha producido en el


numeral 9° de la sentencia recurrida, donde los sentenciadores sostienen que
CORFO no ha probado ser dueña de la propiedad sub lite, ello a pesar de que tal
derecho fue expresamente concedido y reconocido por los demandados en la
página 13 de su escrito de adhesión a la apelación en términos expresos y
categóricos:

“[… ]los terrenos comprendidos en el plano denominado “Propiedad de la


Empresa de Agua Potable Los Leones”, de 1933, protocolizado bajo el
N°164, con fecha 29 del mismo mes y año, en la Notaría de Santiago de don
Fernando Errázuriz Tagle, se encuentran inscritos a nombre de Corfo en
mayor extensión a fojas 59.754 N°63.052, de 1999, del Registro de Propiedad
del Conservador Bienes Raíces de Santiago. No cabe duda que Corfo
adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que le hizo la Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias.

El reconocimiento en el que incurren los demandados respecto a la legitimación


activa de CORFO en la página 13 de su escrito de adhesión a la apelación, trajo
como consecuencia que el dominio de la actora sobre el predio sub lite se
constituyera como un hecho de la causa. Luego, y siguiendo a la doctrina, esta
aceptación por parte de los demandados podría entenderse como allanamiento
parcial a la demanda, respecto al hecho sustancial, pertinente y controvertido
referido a la efectividad de ser CORFO propietaria del predio sub lite:

18BORDALÍ, Andrés; CORTEZ, Gonzalo; PALOMO, Diego. Proceso Civil. El juicio ordinario de mayor
cuantía, procedimiento sumario y tutela cautelar, Editorial Legal Publishing Chile, 2ª edición, octubre
de 2014, Santiago, pág.

47
“El allanamiento sólo tiene relevancia respecto de los hechos de la causa
y significa que respecto de ellos no es necesario rendir prueba y se
tienen, en consecuencia, como aceptados” (énfasis y subrayado son
nuestros).19

En definitiva, tenemos que la calidad de propietario de CORFO respecto de la


propiedad sub lite ha sido reconocida y aceptada (i) por el tribunal de primer grado,
según fluye con meridiana claridad de sus considerandos 33° y 37°; (ii) por el
tribunal de alzada, al confirmar en todas sus partes el fallo de primera instancia; y
(iii) por los propios demandados, según la declaración expresa efectuada en su
escrito de adhesión a la apelación. Por tanto, si ha sido resuelto por los jueces del
grado –e incluso por los demandados- que CORFO es propietaria del terreno en
disputa, es forzoso concluir que la actora está plenamente legitimada para ejercer
la acción declarativa de dominio (de mera certeza) como la impetrada en estos
autos.

En este sentido, la doctrina ha sido enfática en señalar que la acción declarativa de


dominio será ejercida comúnmente por el propietario de la cosa en disputa, y que,
para permitir al propietario ejercerla, basta que el demandado simplemente no se
allane a reconocer dicho dominio. Luego, entendemos que con mayor razón la
acción puede ejercerse exitosamente si los demandados han aceptado
expresamente, durante el desarrollo del juicio, que la actora es dueña de la
propiedad disputada en autos:

“Como regla general, la acción meramente declarativa de dominio se


intenta por el propietario actual (…) Puede ser legitimado pasivo de
la acción declarativa del dominio cualquiera que desconozca el dominio
del actor, produciéndole perjuicio; es decir, podrá ser demandado el
poseedor de la cosa (sin que se exija restitución de la misma en su
contra), el tenedor de la misma, como el arrendatario o usufructuario, o
cualquiera que desconozca la legitimidad del titular en cuanto al
poder de hecho sobre la cosa. Basta, como he dicho, que desconozca el

19LILLO HUNZINKER, Lenin. Curso de Derecho Procesal Civil, Editorial Jurídica La Ley Ltda., 2ª
edición, año 2002, Santiago, pág. 78.

48
dominio del demandante o no se allane a reconocerlo” (énfasis y
subrayado son nuestros).20

Sólo para efectos de profundizar en la aceptación de los demandados del dominio


que CORFO tiene sobre la propiedad disputada, hacemos presente que la
declaración emitida por los demandados en su escrito de adhesión a la apelación
(“No cabe duda que Corfo adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que
le hizo la Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias”) ha devenido en una renuncia
expresa a su derecho de controvertir la calidad de dueña de la actora. Se trata,
pues, de la renuncia de un derecho que mira al interés individual de los demandados
–qué duda cabe-, y no existe norma alguna que prohíba dicha renuncia. En efecto,
para entender configurada la renuncia de derechos, en los términos del artículo 12
del Código Civil, basta la sola voluntad de los titulares del derecho –en este caso,
el derecho a oponerse a la acción declarativa de dominio sobre el predio sub lite-.
Luego, la declaración efectuada por los demandados en su escrito de adhesión a la
apelación resulta en una renuncia abdicativa de su derecho a controvertir la calidad
de dueña de CORFO respecto al predio objeto de estos autos. Así lo ha resuelto la
jurisprudencia uniforme de nuestra Excma. Corte Suprema:

“17°- Que, según lo dispone el artículo 12 del Código Civil, se pueden


renunciar todos los derechos conferidos por las leyes, con tal que miren
al interés individual del renunciante, y que no esté prohibida su renuncia.
La renuncia es el acto de voluntad unilateral de su titular, que tiene
el carácter de abdicativo, que extingue un derecho o una facultad, sin
transferir a un tercero en especial este derecho o facultad que le
pertenece o debería pertenecerle en el futuro, el que no llegará a nacer
por esta renuncia.

Así, por lo demás, ha sido reconocido en reiterada jurisprudencia


de la Excelentísima Corte Suprema, quien ha resuelto, que para que
la renuncia de derechos surja a la vida jurídica con toda su eficacia,
basta la sola voluntad del titular del derecho, ya que éste se
desprende únicamente de una facultad o beneficio que la ley le reconoce
o concede.

20LATHROP GÓMEZ, Fabiola. “Procedencia de la acción meramente declarativa del dominio en el


derecho chileno”, en Revista Ius et Praxis, Año 17, Nº 2, 2011, ver pp. 10, 11, 13.

49
La calidad abdicativa de la renuncia, se manifiesta en que el único
resultado que se persigue, es la de hacer salir o extinguir del
patrimonio del titular el derecho que versa sobre ella” (énfasis y
subrayado son nuestros).21

De otro lado, el mismo hecho que los demandados se hayan adherido a la apelación
a la sentencia de primera instancia pidiendo que se acoja la excepción de cosa
juzgada, constituye un explícito reconocimiento de la legitimación de la que cuenta
CORFO, pues de otro modo no podría oponerse dicha defensa, más si tenemos en
cuenta que el primer juicio al que refiere su apelación adhesiva no se resolvió por la
falta de legitimación de ninguna de las partes.

Si en la sentencia recurrida se hubiera entendido y aplicado correctamente las


normas que se refieren a los atributos y modo de proteger el dominio y si hubiera
aplicado correctamente el artículo 12 del Código Civil, con el sólo reconocimiento
que han hecho los demandados habría descartado la falta de legitimación activa y,
al menos, habría acogido el punto 1) del petitum de la demanda.

3.3) TRANSGRESIÓN DE LAS NORMAS LEGALES QUE ESTABLECEN EL


VALOR JURIDICO DE LA POSESIÓN MATERIAL DEL SUELO

La sentencia recurrida erró por cuanto pretendió ubicar geográficamente la


propiedad sub lite, sin considerar para nada la posesión material, infringiendo así
los artículos 700 y 925 del Código Civil.

Este error, con influencia en lo dispositivo del fallo, se ha manifestado


principalmente en el considerando 9° de la sentencia recurrida y también en los
considerandos 39 y siguientes del fallo de primera instancia, que pretenden ubicar
físicamente la propiedad sub lote para justificar el rechazo de la acción, pero

21ILUSTRÍSIMA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO, sentencia de fecha 15 de julio de 2008,


causa Rol N° 7.845-2006, Considerando 17°.

50
prescindiendo erradamente de la posesión material del suelo. Profundizaremos
sobre esto.

3.3.1) La sentencia recurrida no aplicó la norma decisoria litis

Los sentenciadores consideraron irrelevante, en la solución de la cuestión


controvertida, toda la prueba referida a la posesión material, no obstante tratarse de
uno de los hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos fijados en la resolución
que recibió la causa a prueba, confirmada por la ilustrísima Corte. Al resolver de
este modo han infringido los artículos 700 y 925 del Código Civil.

En caso que resultaran insuficientes los antecedentes puramente registrales y


planimétricos asociados a las inscripciones del predio de los demandados para
resolver adecuadamente este asunto, era necesario acudir a la posesión material
de los terrenos y a los hechos que probaran quién había actuado como señor y
dueño. La disputa de autos se limita a determinar quién o qué parte en este juicio
tiene –y ha tenido desde hace más de 10 años– la posesión inscrita y material de
un paño específico, comprendido en el Plano de 1933.

Cuando se trata de resolver un problema de cabidas, superficies, o deslindes o


ubicación geográfica de un predio, corresponde aplicar el artículo 925 del Código
Civil, que dispone:

“Se deberá probar la posesión del suelo por hechos positivos, de aquellos a
que sólo da derecho el dominio, como el corte de maderas, la construcción
de edificios, la de cerramientos, las plantaciones o sementeras, y otros de
igual significación, ejecutados sin el consentimiento del que disputa la
posesión.”

La norma referida está en perfecta consistencia con el artículo 700 del Código Civil,
que define como elemento de la posesión el corpus y el animus, esto es, detentar
la cosa y comportarse como dueño.

51
Estas normas fueron lastimosamente vulneradas en la sentencia recurrida.

En este sentido la Corte Suprema:

“En ese contexto, y sin perjuicio de las teorías sobre aquel punto, que no
corresponde referir aquí, cabe señalar que existe cierto nivel de consenso en
la doctrina en el sentido que el artículo 924 se refiere a los inmuebles inscritos
y el 925 a los no inscritos, y además, a otras situaciones, tales como, cuando
el querellante tiene una inscripción de menos de un año; cuando para poseer
se invoca un título no translaticio de dominio, sino constitutivo del mismo;
cuando los deslindes de la propiedad no estuvieren claros en el Conservador
de Bienes Raíces; cuando al poseedor inscrito se le hubiere arrebatado la
posesión material; o cuando “hubieren dos inscripciones que se hicieren
fuego una con la otra”, como ocurre en la especie.”

En tal circunstancia y teniendo presente lo que se ha dicho en el motivo


anterior, la existencia de inscripciones posesorias por una y otra parte, exige
que el actor aporte elementos adicionales para probar la posesión del suelo,
“de aquellos a que sólo da derecho el dominio, como el corte de maderas, la
construcción de edificios, la de cerramientos, las plantaciones o sementeras,
y otros de igual significación, ejecutados sin el consentimiento del que disputa
la posesión”22

En otro fallo confirma lo anterior:

es necesario (…) que la inscripción vaya acompañada de la tenencia real del


inmueble para que confiera posesión. De esta forma, el poseedor inscrito
anterior que primero pierde la tenencia del inmueble, pierde la posesión
desde que se verifica la inscripción a nombre de la persona que ejerce el
poder de hecho sobre la cosa.

22EXCELENTISIMA CORTE SUPREMA, Causa Rol N° 52914/2016, de fecha 24 de noviembre de


2016.

52
Que a fin de resolver la controversia, se debe recurrir a la prueba de la
posesión integral del inmueble, esto es, la posesión material e inscripción
registral vigente, por lo tanto, contando ambas partes con inscripción, debe
ser preferido aquel título que representa una realidad posesoria material
efectiva, manifestada por actos positivos de aquellos a que sólo da derecho
el dominio23.

Así, en caso de que no haya claridad en cuanto a la exacta ubicación geográfica de


predios inscritos, nuestros tribunales han dado fuerza a los hechos materiales,
debiéndose probar la posesión mediante el ejercicio de actos posesorios materiales
y concretos.

En doctrina es claro que para determinar quién es el propietario de un inmueble es


requisito, en primer término, contar con una inscripción conservatoria. En la especie
CORFO cumple ese requisito, como lo hemos acreditado y lo ha reconocido en los
considerandos 33 ° y 37 ° de la sentencia de primera instancia, que la sentencia
recurrida reprodujo. Sin embargo, la contraria también tiene una inscripción
(aunque no se ha acreditado su vigencia), desconectada de la de mi representada,
aunque sumamente precaria y carente de la información suficiente para poder
relacionarla con alguna porción o retazo de terreno específico.

Luis Claro Solar auspiciaba la posibilidad de probar la posesión de inmuebles


inscritos por medio de hechos positivos de dominio señalando al efecto:

“aunque la inscripción exista y tenga más de un año, el art. 925 puede ser
aplicable, siempre que los datos que suministra la inscripción del inmueble
no sean suficientemente precisos y den cabida a un conflicto de
posesiones”24.

23 Corte Suprema, 12.10.2012, Rol 9863-2010


http://www.poderjudicial.cl/juris_pjud/muestra_doc.php?docid=74838&row_id=&ciudad_palabras=&
rol_buscar=9863?2010;9863?10;9.863?2010;9.863?10&todos_ministros=&sala_buscar=&flag_ning
una=0)
24 Claro Solar, Luis, “Explicaciones del Derecho Civil y comparado. Volumen VI. De los Bienes”,

pág. 524. Editorial Jurídica de Chile, edición facsimilar, año 1979.

53
En la misma línea, discurre Tomás Ramírez, admitiendo en diversas hipótesis la
posibilidad de acreditar la posesión de un inmueble inscrito de acuerdo a lo
preceptuado en el art. 925, como por ejemplo

“cuando existen varias inscripciones a favor de varias personas, siempre que


se contradigan entre sí o las unas neutralicen los efectos de las otras, o no
determinen con precisión lo que materialmente corresponde a cada una”25.

Asimismo, y al decir del profesor y abogado integrante de la E. Corte Suprema don


Daniel Peñailillo, la tesis mayormente acogida por la jurisprudencia es la que
sostiene que la prueba de la posesión de inmuebles inscritos no se limita a la
inscripción sino se extiende además a los hechos positivos a que alude el artículo
925, admitiendo en esta postura

“la prueba de los hechos posesorios existiendo inscripción, en determinados


conflictos: en casos de inscripciones paralelas, cuando los deslindes del
inmueble no están claros en la inscripción, cuando la posesión tiene menos
de un años de duración, etc.”26.

El tribunal de primera instancia y la corte de alzada con él, al recibir la causa a


prueba, advirtió entonces que era necesario –siguiendo el sentir jurisprudencial y
doctrinario al respecto– analizar y valorar la posesión material de la propiedad sub
lite, pues solo ello permitiría configurar la posesión integral y así dilucidar cuál es,
materialmente, el retazo o porción amparado por la inscripción.

Si para nuestro Código Civil, en la hipótesis de existir oscuridad en cuanto a los


deslindes, es necesario dilucidar a quién pertenece la posesión mediante la prueba
de la posesión material a que alude el artículo 925; forzoso es concluir que cuando
la oscuridad es de tal modo extensa –que existe incertidumbre de cuál es el terreno
a que se refiere la inscripción conservatoria–, son los actos posesorios o hechos
positivos de aquellos que sólo autoriza el dominio, los que permiten desentrañar a

25 Citado en Lagos Lagos, Moisés, Consideraciones sobre la posesión y, especialmente, sobre la de


los bienes raíces II”. Artículo publicado en Doctrinas esenciales Derecho Civil. Bienes, pág. 577.
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Edición Bicentenario, año 2010.
26 Peñailillo Arévalo, Daniel, Los Bienes, la propiedad y otros derechos reales, pág. 552, Editorial

Jurídica de Chile, primera edición, año 2006

54
quien, en definitiva, pertenece la posesión controvertida y consiguientemente, el
dominio, de acuerdo a la presunción establecida en el artículo 700 del Código Civil.

La sentencia recurrida prescindió gravemente de todo lo anterior: ha intentado


ubicar físicamente la propiedad sub lite pero prescindiendo totalmente de la
posesión material del suelo y a los actos positivos de dominio y ello de modo
injustificado. Ha pretendido resolver esta contienda desde una perspectiva
meramente teórica y arbitraria, lo que resulta especialmente grave cuando se
prescinde de prácticamente todos los antecedentes registrales y planimétricos
acompañados al proceso, y está a la vista que los títulos y antecedentes registrales
de los demandados no dan las luces necesarias para una acertada decisión.

3.3.2) CORFO probó sobradamente la posesión material sobre el inmueble sub


lite y la sentencia prescindió de dicha prueba

Es necesario aclarar que el fallo recurrido no ha resuelto que la posesión material


no esté acreditada. Simplemente ha decidido que la posesión material no es
importante ni útil para la resolución del asunto, por la vía de no dedicarle un solo
considerando. Por tanto, no hay una infracción a las leyes reguladoras de la prueba,
sino una infracción sustancial a lo dispuesto en los artículos 700 y 925 del Código
Civil.

Ahora bien, la prueba acompañada acredita de modo irrebatible que CORFO ha


tenido –y tiene hoy– la posesión material de los terrenos comprendidos en el Plano
de 1933. Contra derecho, este hecho no fue considerado de ninguna manera en el
fallo recurrido.

La propiedad sobre la que CORFO ejerce posesión material, es la propiedad


ubicada en Avenida Andrés Bello N° 2934, comuna de Las Condes. Todo ello ha
sido acreditado por actas notariales, contratos de arrendamiento con anexos de
planos, prueba testimonial, servidumbres y sus planos y, en fin, incluso la confesión
de parte. Con los mismos medios de prueba, la actora ha acreditado que tiene la

55
posesión material de la propiedad sub lite, lo que por lo demás, está reconocido por
los demandados en la diligencia de absolución de posiciones.

Dentro de la prueba aportada y que el tribunal no consideró está el Informe técnico


emitido por los ingenieros de ejecución en geomensura Hugo Roberto Morbiducci
Millán y Alicia Enriqueta del Rosario Ponce Astudillo, quienes llegaron, entre otras
conclusiones, a que el inmueble sub lite –denominado “Propiedad de la Empresa de
Agua Potable Los Leones” en el Plano de 1933–, se encuentra en Avenida
Costanera Andrés Bello N° 2934, comuna de Las Condes. Como explican los
peritos con claridad y redundancia en su informe, la referencia utilizada para situar
el terreno de la Empresa de Agua Potable Los Leones es el vértice “V”, que
corresponde al punto de quiebre de la Avenida Vitacura, que subsiste hasta el
presente. Dicha referencia la toman del Plano del Fundo Los Leones, en que
recordamos, aparece trazada la Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los
Leones con idéntica superficie, características y forma a la que aparece en el Plano
de 1933.

La sentencia recurrida, asimismo, omitió ponderar el documento denominado


“Memoria explicativa: visualización desarrollo consolidación Lo Bravo / Vitacura –
Lo Castillo” de la arquitecta Loreto Urzúa, prueba pericial de parte acompañada por
los demandados. Lo relevante es que este Informe pretendió hacer el mismo
ejercicio realizado por Morbiducci y Ponce: ubicar en imagen satelital actual el
inmueble sub lite, para lo cual se vale exactamente de la misma referencia utilizada
por ésta: el quiebre que experimenta la Avenida Vitacura. En efecto, afirma que
el límite de la Empresa de Agua Potable Los Leones es la línea perpendicular a río
Mapocho justo en el quiebre de la calle Vitacura. Afortunadamente dicho quiebre
subsiste actualmente en la Avenida Vitacura, y es la referencia que utilizaron los
especialistas de esta parte que confeccionaron el Informe Técnico acompañado por
CORFO para ubicar la Empresa de Agua Potable Los Leones.

Es de destacar que es tan idéntica la conclusión a que llegan ambos informes, según
se indica en el informe pericial elaborado por el perito Mario Jarpa Radic y que
consta de la escritura pública de 17 de mayo de 2017, otorgada en la notaría de
Santiago de don Humberto Santelices Narducci, que se ha acompañado en la
segunda instancia. En términos literales el perito Jarpa Radic afirma que:

56
1.- La ubicación del Lote Agua Potable Los Leones, hoy de propiedad de
CORFO, determinada por la arquitecto María Loreto Urzúa en las láminas 4, 5, 6 y
7 de su informe es correcta, pero a partir de la lámina N° 9 esa ubicación cambia de
manera técnicamente injustificada, incorrecta y errónea.

2.- La orientación del Lote Agua Potable Los Leones, hoy propiedad de
CORFO, determinada por la arquitecto María Loreto Urzúa en las láminas 4, 5, 6 y
7 de su informe es correcta pero, a partir de la lámina N° 9 esa orientación cambia
de forma injustificada y técnicamente errónea.

3.- La ubicación y la orientación del Lote Agua Potable los Leones -


utilizando la metodología elegida por la Sra. Urzúa pero corregida por este perito-,
es la correcta según las reglas generalmente aceptadas.

4.- La ubicación y orientación del Lote Agua Potable Los Leones,


utilizando la metodología de la perito Urzúa, pero corregida por este perito y las
determinadas por el Sr Hugo Morbiducci, son esencialmente coincidentes.

De este modo podemos concluir que los informes acompañados por ambas partes
coinciden acerca de la precisa ubicación geográfica del terreno que fuera de la
Empresa de Agua Potable Los Leones, dentro de la propiedad comprada por Corfo
a Aguas Andinas, en plena coherencia con los títulos y planos acompañados por la
parte demandante. Sin embargo, la sentencia de primera instancia, en los
considerandos 39 y siguientes, reproducidos en la sentencia de alzada insinuó, a
modo de hipótesis, una ubicación distinta para la propiedad de la actora y para hacer
tal ejercicio infringió gravemente los artículos 700 y 925 del Código Civil.

3.4) TRANSGRESIÓN DE LAS NORMAS QUE REGULAN LA ADQUISICIÓN,


CONSERVACIÓN Y PÉRDIDA DE LA POSESIÓN Y DEL DOMINIO DE
BIENES RAICES

El considerando número 9° de la sentencia recurrida resuelve que el actor no ha


probado que la propiedad sub lite le pertenece. Como se ha explicado, ha resuelto
de ese modo en clara contradicción con las decisiones escritas en los
considerandos 33° y 37° de la sentencia de primera instancia, reproducida en todas
sus partes, que da por acreditado que CORFO es dueña de la propiedad sub lite, lo

57
que además es un hecho de la causa al ser reconocido por los demandados en la
página 13 de la adhesión a la apelación.

De todos modos, es menester hacerse cargo de tal considerando 9° desde el punto


de vista del dominio (pues ya nos hicimos cargo desde el punto de vista de la
posesión material), aun cuando esté viciado por contradictorio y, por ende, sea nulo.

La infracción se ha producido porque, para llegar a la decisión contradictoria que


hemos mencionado, la sentencia recurrida ha permitido que la ubicación geográfica,
superficie y deslindes de la propiedad sub lite, referida en la inscripción vigente y
en las inscripciones históricas y sus planos asociados, puedan ser confrontados,
desafiados y alterados por otros antecedentes de menor categoría, indirectos, vagos
e imprecisos y que no tienen la fuerza de la ley para producir tales consecuencia.
Tal error se cometió primordialmente en el sorprendente y muy errado e infundado
ejercicio practicado por el juez de primera instancia en los considerandos 39 y
siguientes del fallo de primera instancia, pero que no se hizo respecto de la
propiedad sub lite, sino de la propiedad de los demandados.

Todo lo anterior ha significado una infracción a los artículos 683, 686, 696, 724 y
924 del Código Civil, que regulan el modo en que se adquiere, conserva, pierde y
prueba el dominio y posesión sobre bienes inmuebles inscritos. A continuación,
profundizamos sobre esto.

3.4.1) El dominio de CORFO sobre la propiedad sub lite es un hecho de la


causa

Hemos de señalar que el dominio de CORFO sobre la propiedad sub lite pasó ser
un hecho de la causa de momento que los demandados, en su escrito de adhesión
a la apelación, página 13, confirma la legitimación activa del actor en términos
expresos y claros.

Sólo con el mérito de esta declaración debe darse por acreditado el dominio de
CORFO sobre la propiedad sub lite, sin necesidad de hurgar en más pruebas que
la cadena de copias de inscripción de dominio con vigencia, las que naturalmente
sí fueron acompañadas por la actora.

58
Pero los demandados no sólo reconocieron el dominio de CORFO sobre la
propiedad sub lite la declaración contenida en la adhesión de la apelación. También
lo hicieron en la Lámina N°5 de la Contestación de la Demanda (pág. 29), donde se
inserta una imagen del Plano de 1933, y abajo una leyenda en que se dice que dicho
plano se usó en la compraventa de Empresa de Agua Potable Los Leones entre
la Sucesión Ricardo Lyon y Empresa de Agua Potable de Santiago –antecesora
en el dominio de mi representada, como hemos señalado–. En cuadrícula superior
se inserta plano de 1933. La demanda sí reconoce la conexión entre ese plano y la
compraventa de 1933. Si eso ha sido reconocido por la contraparte no puede el
sentenciador desconocerlo.

Muy importante es el documento “Memoria Explicativa. Visualización Desarrollo de


Consolidación Lo Bravo/Vitacura-Lo Castillo sector Puente Lo Saldes”, por doña
María Loreto Ibarra, acompañado por el demandado a fs. 576, que utiliza el Plano
de 1933 para determinar la ubicación de la Propiedad Agua Potable Los
Leones. Allí no sólo reconoce que esa propiedad es de CORFO, además, como
explicaremos, la ubica geográficamente exactamente done esta parte demandante
pretende.

El fallo recurrido debió haber considerado estos antecedentes. No lo hizo con clara
infracción, de ley, en particular en el numeral 9° de la sentencia.

3.4.2) La prueba aportada evidencia que la propiedad sub lite está amparada
por los títulos de dominio de Corfo.

La “Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los Leones” se encuentran


amparadas por los títulos de dominio de Corfo y por ende ésta tiene legitimación
activa para solicitar una acción declarativa de dominio. Basta la revisión las
inscripciones vigentes aportadas por esta parte, como planos asociados a tales
inscripciones para así concluir.

No existe controversia en autos de que mi representada es dueña de la propiedad


sub lite, de acuerdo a la inscripción de fs.59.754, N°63.052 del Registro de
Propiedad de 1999, correspondiente al Conservador de Bienes Raíces de Santiago,

59
que se ha acompañado a autos con certificado de vigencia. Dichos terrenos los
adquirió por compraventa a EMOS, cuya antecesora legal, Empresa de Agua
Potable de Santiago, quien los adquirió por compraventa a la sucesión de don
Ricardo Lyon, siendo objeto de dicha compraventa la Empresa de Agua Potable Los
Leones, representada en el Plano de 1933. Lo anterior es atestiguado en la historia
de las mutaciones en el dominio de estos terrenos, acompañada por ambas partes.

Junto a los títulos de dominio de Corfo, mi representada acompañó los títulos de


dominio de todos los predios vecinos, todos los cuales reconocen la propiedad sub
lite como vecino, en el mismo lugar en que el Plano de 1933 y nunca reconocieron
como colindantes al predio de los Demandados.

El fallo recurrido, por la vía de reproducir la sentencia de primera instancia, disocia,


de modo sorprendentemente errado, el plano denominado “Propiedad de la
Empresa de Agua Potable Los Leones” (Plano de 1933) que se vende a la Empresa
de Agua Potable de Santiago”, de la escritura de compraventa de la “Empresa de
Agua Potable Los Leones” suscrita en la misma notaría, día, mes y año en que aquél
fue protocolizado. Esto habla de lo pobre que es, pues la relación entre plano y
compraventa no sólo ha sido reconocida por la demandada, sino que además la
propia escritura de compraventa de 1933 da cuenta de la protocolización de un
informe realizado por la misma persona que suscribe el plano, visado “por ambas
partes contratantes”. El plano aparece suscrito por la persona que comparece
vendiendo en representación del dueño y por el coautor del precitado informe; y se
estipula venderse la Empresa de Agua Potable “como un todo”, incluyendo
expresamente el pozo de captación (existente hasta el día de hoy en la propiedad)
y la cañería de impulsión, los que aparecen graficadas en el plano de marras.

3.4.3) Los planos oficiales acompañados por Corfo permiten identificar con
toda precisión la ubicación, superficie y características del inmueble sub lite

El plano “Propiedad de la Empresa de Agua Potable Los Leones”, protocolizado


bajo el número 164 con fecha 29 de diciembre de 1933 ante el Notario Fernando
Errázuriz –el tantas veces citado “Plano de 1933”– mencionado en la escritura
pública de venta de la misma fecha, sitúa con precisión la exacta ubicación
60
geográfica del inmueble comprado por la Empresa de Agua Potable de Santiago,
antecesora en el dominio de mi representada. En dicho plano aparecen como
deslindes: al Norte, la Empresa de Agua Potable de Santiago; al Sur, la Fábrica de
Cerveza; al Oriente, propiedades particulares; y al Poniente, Terreno Fiscal. No hay
dudas, como hemos dicho, de que los terrenos comprendidos en dicho plano se
encuentran actualmente inscritos a nombre de Corfo.

Junto al anterior, Corfo acompañó una serie de planos, todos archivados en el


Conservador de Bienes Raíces, que coinciden en ubicar el terreno correspondiente
a la Empresa de Agua Potable Los Leones, en el mismo lugar que lo hace el Plano
de 1933. Especialmente relevante es el plano denominado “Fundo ´Los Leones´ de
propiedad de la sucesión de don Ricardo Lyon P.”, agregado bajo el número 1.742
al final del Registro de Propiedad del año 1933 del Conservador de Bienes Raíces
de Santiago, que consta de dos partes. En la “Parte Uno de Dos” se gráfica, con
toda precisión, el terreno correspondiente a la “Empresa de Agua Potable Los
Leones” –que es el inmueble objeto de la presente acción declarativa de mera
certeza intentada por CORFO–, presentando idéntica superficie, ubicación y
características que las que presenta en el Plano de 1933.

La sentencia recurrida, por la vía de reproducir la de primera instancia, en el


considerando 72°, prescindió de los títulos y planos antedichos, por referirse a
predios aledaños al inmueble de mi representado, criterio que, sin embargo, dejó a
un lado para ubicar la propiedad de los demandados, pues para ello se basó en otro
Plano aledaño, el de 1959 (que posteriormente fue dejado sin efecto). La
Excelentísima Corte deberá juzgar tamaña arbitrariedad.

3.4.4) Los títulos de dominio de los demandados son insuficientes para


determinar la ubicación, superficie y características del terreno que
ampararían

Si conformes a las normas del Código Civil las copias de inscripción vigentes y las
de los antecesores en el dominio son suficientes para acreditar el dominio de
CORFO sobre la propiedad sub lite, las inscripciones de los demandados, de
fs.8.551, N°10.232, del Registro de Propiedad de 1961; y de fs.6.033, N°6.099, del
61
Registro de Propiedad de 1991, ambas correspondientes al Conservador de Bienes
Raíces de Santiago son insuficientes para contradecirlo. En efecto, tales
inscripciones no permiten determinar la ubicación, la superficie y las características
que tendría el terreno denominado por los Demandados “Sitio Vitacura interior”.

Luego, se advierte que el origen de las inscripciones de los demandados data de


1932, y consistió en una minuta presentada por quien inscribió a su nombre el
inmueble, que se limitó a señalar unos deslindes –modificados por inscripciones
especiales de herencia posteriores– sin indicar la cabida. Dicho inmueble nunca fue
posteriormente transferido, de modo que nunca ha sido objeto de examen ni
contrastado con la realidad, como lo habría hecho cualquier comprador ajeno a la
sucesión de quien introdujo la minuta que originó la inscripción.

No existe ningún plano representativo del terreno de que son propietarios los
demandados, asociado a alguna inscripción o título translaticio de ellos, ni en el
Conservador de Bienes Raíces ni en Notaría alguna.

Así las cosas, no hay evidencias de ningún tipo de la ubicación, la superficie y las
características que tendría el predio de los demandados, respecto del cual –según
dijimos–, salvo la inclusión de tal propiedad en el rol de avalúos para el pago del
impuesto territorial, gestión que es enteramente de la autoría de los demandados.

La hipótesis de colindancia entre la propiedad de mis representados y la de los


demandados solamente principió en 1938, año en que se modificó el deslinde norte
de la inscripción correspondiente a la Empresa de Agua Potable de Santiago –
antecesora en el dominio de Corfo.

Que ese deslinde norte corresponde a que antes de las expropiaciones del puente
Lo Saldes y de la red de vías que allí existe es muy probable que la propiedad sub
lite y la propiedad que los demandados tienen (al otro lado del puente Lo Saldes)
hayan deslindando precisamente por el norte.

62
Esta modificación no afectó al predio de mi representada –su superficie,
característica o ubicación– sino solamente a la identidad del dueño de uno de los
predios con que colindaría por el norte. Nada más se puede concluir a partir de esta
rectificación de deslindes.

3.4.5) Los planos de 1959 de bienes nacionales

Los documentos que la sentencia recurrida, por la vía de reproducir la de primera


instancia, ha dado mayor relevancia son los planos elaborados por el Ministerio de
Tierras y Colonización, llamados el Plano 851 y el archivado bajo el número 11.274,
ambos de 1959 (también denominados los Planos de 1959).

El considerando 39 del fallo de primera instancia pretende resolver esta contienda


determinando cuál sería la ubicación de la propiedad donde funcionó el Agua
Potable Los Leones (propiedad sub lite) en los planos de 1959, cuestión que no se
le pidió en la demanda y en la única acción ejercida en autos.

La sentencia recurrida, por la vía de reproducir la de primera instancia, no consideró


que ambos planos de 1959, muy similares entre sí, fueron confeccionados por el
Ministerio de Tierras “para fines administrativos”, como se señala expresamente en
uno de ellos y que además grafican propiedades diferentes a sub lite y a la de los
demandados. El valor de los Planos de 1959, consiguientemente, está en
determinar cuál era la superficie, extensión y límites de la propiedad fiscal en esa
época, y no cuáles son los propietarios de los predios vecinos ni, mucho menos, la
peculiar forma de dichos predios.

Por tanto, es errado darles a estos planos del año 1959 la categoría de elementos
dirimentes de esta contienda y por sobre las inscripciones vigentes del Conservador
de Bienes Raíces, pues no pertenecen a la historia registral de ninguna de las
propiedades. Además, los terrenos comprendidos en dichos planos no fueron el
objeto preciso de nuestra demanda declarativa de mera certeza y, por tanto, de esta
litis. Ni CORFO ni la Contraria solicitaron pronunciamiento sobre quién era el
propietario de los terrenos comprendidos en los Planos de 1959.

63
Por lo demás, estos planos fueron dejados sin efecto por el decreto ley 3604 de
1981 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que deroga los artículos 2°, 3° y
siguientes de la ley 12.437, que fijó deslindes de los terrenos correspondientes a
“Empresa de Agua Potable de Santiago” y que a su vez ordenó al Ministerio de
Vivienda levantar un nuevo plano que fije y corrija los deslindes de la propiedad.
Como consecuencia de lo anterior, el Ministerio de Bienes Nacionales y también por
el Ministerio de Vivienda y aprobado por la Dirección de Obras Municipales de Las
Condes y archivado en el Conservador de Bienes Raíces de Santiago bajo el
número 11.274-A el 9 de junio de 1981 que fija los deslindes del resto de los terrenos
correspondientes a “Empresa de Agua Potable de Santiago” y que no reconoce la
presencia de la propiedad de los demandados en el terreno sub lite, modificando de
este modo el error cometido en los planos número 11.274 de 1959 y del plano 851
de 1957.

Lo cierto es que los planos de 1959 aportan confusión y vaguedad y son totalmente
contrapuestos a otros planos que directamente se refieren a la propiedad sub lite.
La única razón por la cual esta parte mencionó los planos de 1959 es para demostrar
que en ellos la propiedad sub lite se graficaba a continuación del resto de los
terrenos fiscales, sin que se interpusiera entre ellos alguna propiedad de los
demandados.

3.4.6) La rectificación judicial de deslindes de 1938

CORFO compró la propiedad de mayor extensión (la entera propiedad Corfo),


dentro de la cual se encuentra la propiedad sub lite, a Empresa Metropolitana de
Obras Sanitarias (Emos) mediante escritura pública de 3 de septiembre de 1999, en
la Notaría de Santiago de don José Musalem Saffie.

Cuatro años después de que EMOS adquirió la propiedad sub lite, en 1938, se dictó
sentencia judicial en causa voluntaria que -sin considerar las expropiaciones
efectuadas en 1894 porque todavía no estaban inscritas a esa fecha-, modificó
el deslinde norte, sustituyendo “propiedad Empresa Agua Potable de Santiago en
Vitacura” (entidad beneficiaria de la expropiación) por “Chacra de Vitacura o Lo
Castillo” (predio expropiado).

64
Esta referencia al deslinde norte, más los planos de 1959 que no son objeto de esta
litis, es lo que llevó a la sentencia recurrida, por la vía de reproducir la sentencia de
primera instancia, afirmar que “probablemente” la propiedad sub lite está más al
sur de donde dice CORFO en su demanda.

Sin embargo, el análisis que hace en la sentencia recurrida sobre la importancia de


esta rectificación judicial de deslinde es parcial, errado, contraria a las normas
referidas y, en todo caso, desproporcionado y muy sobrevalorado.

En primer término, la sentencia recurrida no considera que a la sazón (rectificación


judicial de 1938) aun no estaban inscritas las expropiaciones de 1894, hecho que la
sentencia de primera instancia reconoce en su considerando 34. Por ello, la
sentencia debió considerar que este deslinde norte volvió a modificarse más tarde,
al inscribirse las respectivas expropiaciones de 1894, pues esto es lo consistente
con todos los demás antecedentes registrales que analizaremos más adelante.

Además, la sentencia erra al no considerar que la referida compraventa de 1933 fue


acompañada de un plano, protocolizado bajo el N° 164 con fecha 29 de diciembre
de 1933 ante el notario Fernando Errázuriz, el cual –justamente- es el fundamento
de nuestra demanda declarativa.

Los deslindes graficados en el plano de 1933, una vez más, coinciden tanto con los
de la inscripción que en ese entonces estaba vigente, como con la inscripción
posterior del año 1934 y sobre todo con la inscripción actualmente vigente.

Es posible observar, en definitiva, una consistente continuidad en la propiedad


CORFO en lo que se refiere a la situación y deslindes de su propiedad desde 1904
hasta ahora. Esta conclusión se funda por el doble amparo que constituyen la
cadena de inscripciones conservatorias anteriores, y también los planos agregados
los años 1933, 1999 y 2005.

65
Nada de esto fue tomado en consideración por la sentencia recurrida. Y, más
importante aún, dicha continuidad registral y planimétrica se ha manifestado en
muchos años de ininterrumpida posesión material, desde los primitivos dueños
hasta nuestra representada en cuanto legítima sucesora en el dominio, en forma
pacífica y, ciertamente, pública.

Finalmente, es necesario advertir algo obvio, pero a estas alturas necesario de


rescatar: la rectificación de deslindes de 1939 de la propiedad sub lite sólo cambio
el nombre de la persona dueña del predio vecino, pero sin alterar en nada cabidas,
extensiones, ubicaciones o demarcaciones de deslindes o cerramientos. Por ende,
no pudo haber tenido la virtud de correr más al sur o hacia algún otro lugar la
propiedad “Empresa Agua Potable Los Leones”.

3.4.7) Copia sin vigencia de las inscripciones invocadas por la demandante

La sentencia recurrida también erra en la aplicación de las normas referidas, al


permitir que las inscripciones de los predios de los demandados, de fojas 8551, N°
10232 1961 y a fojas 6033 Nº6099 de 1991, ambas del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago, puedan contradecir las inscripciones
de propiedad, con vigencia, acompañadas por CORFO.

Primero es necesario aclarar que tales inscripciones fueron acompañadas sin


vigencia, de modo que la contraria no ha logrado acreditar su dominio sobre
inmueble alguno.

Pero también cabe agregar que el título inscrito que invocan los demandados
adolece de serias inconsistencias. En efecto, mientras la actual inscripción de
CORFO sobre la propiedad sub lite deriva de una secuencia ininterrumpida de
títulos traslaticios de dominio, complementados con planos, y llevados a
inscripciones en el Registro de Propiedad, existiendo una indisputada posesión
material de una propiedad completamente cerrada; en el caso de los demandados,
por el contrario, la ubicación, forma y deslindes de la propiedad sobre el que alegan
dominio, no existe más que en una inscripción engendrada por la propia familia de
los demandados, en la que unilateralmente le dan una forma bastante difusa a un
supuesto terreno que habría quedado excluido de las expropiaciones de 1894 y
1911, sin que su existencia, cabida y deslindes hubiese sido reconocido por la

66
entidad expropiante, ni por los otorgantes de los títulos respectivos, sino solamente
por la propia familia de los demandados.

Es más, ante la necesidad de situar geográficamente el predio que sería objeto de


dicha inscripción, la familia Goycoolea echa manos a un plano elaborado por
terceros, para efectos totalmente diversos, ajenos y desconectados a sus títulos,
esto es al Plano de 1959, para terminar identificando –como lo han hecho en estos
autos- su inscripción con el triángulo que figura en dicho plano y que alude a los
hermanos Goycoolea como perfectos terceros respecto de la relación jurídica que
interesaba regular allí.

No se divisa, entonces, cómo podrían los demandados, fundado en una inscripción


que no emana de título posesorio alguno, sino de su propia descripción unilateral
de lo que restaría de sus títulos, y en un plano que no guarda relación registral
alguna con dichos títulos, afirmar de manera tan categórica su dominio y posesión
sobre el espacio de terreno que CORFO posee material y registralmente.

3.4.8) otros antecedentes registrales tenidos en cuenta por la sentencia


recurrida

En el considerando 62 de la sentencia de primera instancia cita una serie de


antecedentes que permitirían avalar la tesis o hipótesis –pues no es más que esto-
que la propiedad sub lite no está donde pretende CORFO si no –probablemente-
más al sur.

Sin embargo, y en realidad, todos estos antecedentes sólo dan cuenta indirecta de
la existencia de la Segunda Porción del Fundo Vitacura, pero de modo alguno
permiten contradecir la pretensión simplemente declarativa y de mera certeza de
Corfo, ampliamente amparada por la realidad de los hechos durante décadas.

Por ejemplo, los documentos registrales acompañados relativos a la “Segunda


Porción del Fundo Lo Castillo” permiten concluir -de un modo bien distinto al que
concluyen los sentenciadores-, que este fundo nunca limitó con la chacra o fundo
Lo Bravo, puesto que, por ejemplo, entre ellos (al sur de Lo Castillo) se encontraba
el Fundo Vitacura o Lo Ovalle, más tarde llamado San Luis, el que finalmente fuera
propiedad de don Ricardo Lyon, y que en las inscripciones acompañadas por los

67
Demandados se denomina “de don Juan Miguel Riesco”. De este predio proviene la
propiedad sub lite.

Efectivamente, la esposa del señor Riesco era dueña del fundo ubicado justamente
al sur de Lo Castillo, denominado Vitacura o Lo Ovalle. Termina de configurar lo
anterior el hecho de que el deslinde norte de la chacra Lo Bravo era el fundo de
“don Juan Miguel Riesco” o “Vitacura”. Por tanto, entre la chacra Lo Bravo y el Fundo
Vitacura (incluyendo su segunda porción) siempre se interpuso el fundo de don
Ricardo Lyon, que según lo acredita el plano de división del denominado “Fundo
“Los Leones” de propiedad de la sucesión de don Ricardo Lyon P.”, agregado bajo
el número 1.742 al final del Registro de Propiedad del año 1933 del Conservador de
Bienes Raíces, predio que era mucho más extenso que la sola propiedad donde
funcionaba el Agua Potable Los Leones (lote sub lite).

Los planos a que hace referencia el considerando 62 de primera instancia o bien


permiten acreditar las afirmaciones contenidas en los puntos de prueba fijados por
el tribunal a quo, o son irrelevantes para la contienda de autos. Hacemos notar que
ninguno de tales planos dice relación con las inscripciones de dominio que
ampararían el retazo denominado “Sitio Vitacura interior”. En efecto:
a) El Plano de la Chacra Lo Bravo, por ser de 1907, poca relevancia tiene, pues
en ese entonces hacía ya tiempo que dicho fundo se había subdividido y,
consiguientemente, en la parte de la chacra que aparece en el plano no figura el
deslinde con la porción correspondiente a lo que será la Empresa de Agua Potable
Los Leones.
b) El Plano “Santiago N” no tiene una leyenda que permita determinar cuáles
son los límites de los diversos predios que aparecen ahí mencionados, de modo
que no vemos qué utilidad tiene o pueda tener para resolver la contienda de autos.
Similar impertinencia tiene el Plano de la Empresa de Agua Potable de Santiago por
graficar terrenos que se encuentran alejados de aquel Lote Triangular respecto del
cual nuestra parte ha enderezado la declarativa de mera certeza.
c) El plano de la empresa de Agua Potable de Santiago del año 1911 también
tiene escasa relevancia pues comprende un terreno bastante alejado de la
propiedad sub lite. Con todo, este plano sí permite sobreabundar en el hecho que
al sur del antiguo fundo Lo Castillo se encontraba el fundo San Luis, ribereño del
Mapocho, circunstancia que la sentencia recurrida no advirtió.
d) Del plano elaborado por algún departamento o sub-departamento de
E.M.O.S., nuevamente no vemos en qué puede contribuir a matizar nuestra

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pretensión, cuando la propia E.M.O.S. siempre ejerció la posesión material sobre la
parte de su propiedad que allí aparece como del señor Goycoolea y cuando, más
importante aún, vendió la totalidad del predio a CORFO. Por último, no es un plano
archivado en el Conservador de Bienes Raíces o protocolizado en alguna Notaría
que, por tanto, tenga como fin precisar los límites y/o la superficie de la actual
propiedad CORFO.

4) LA SENTENCIA DE REEMPLAZO

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 785 del Código de Procedimiento


Civil, en caso la Excelentísima Corte invalide la sentencia recurrida por casación en
el fondo, procede se dicte la correspondiente sentencia de reemplazo, en la cual
solicitamos se disponga:

1. Que se invalida la sentencia recurrida de segunda instancia antes referida.

2. Que, acto continuo, y sin nueva vista, pero separadamente, se dicte la


correspondiente sentencia de reemplazo, en cuya virtud se declara que, en su lugar,
se revoca la sentencia de primera instancia dictada por la Sra. Juez del noveno
juzgado civil de Santiago.

3.- Que se acoja, en todas sus partes la demanda de autos, con costas.

POR TANTO,

RUEGO A US. ILUSTRÍSIMA tener por interpuesto recurso de casación en el fondo


en contra de la sentencia definitiva de segunda instancia de 8 de mayo de 2018,
que nos fuera notificada con esa misma fecha, a fin de que el presente recurso sea
concedido para ante la Excma. Corte Suprema y dicho tribunal superior ordene darle
tramitación y, conociendo de él: (i) acoja en todas sus partes el recurso de casación
en el fondo; (ii) case, anule o invalide la sentencia dictada por esta Ilustrísima Corte
de Apelaciones de Santiago; y, (iii) en su lugar, dicte sentencia de reemplazo que
corrija los vicios de casación en el fondo denunciados en el presente recurso;
revoque la sentencia de primera instancia y acoja en todas sus partes la demanda
de autos, con costas.

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SEGUNDO OTROSÍ: RUEGO A US Ilustrísima tener presente que en mi calidad de
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión patrocino los recursos de
casación formal y de fondo interpuestos por la parte demandante.

José Pedro Firmado


digitalmente por

Baraona José Pedro Baraona


González

González Fecha: 2018.05.25


19:31:07 -04'00'

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