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1) INTRODUCCIÓN
La sentencia cuya casación se solicita fue dictada el día 8 de mayo de 2018, mismo
día en que se notificó a las partes, por la cuarta sala de la I. Corte de Apelaciones
de Santiago, integrada por los ministros Marisol Rojas, Gloria Solís y por el abogado
integrante Rodrigo Asenjo, en el marco de un recurso de apelación interpuesto por
mi representada en contra de la sentencia de primera instancia dictada por la juez
del 9° Juzgado Civil de Santiago, doña Cecilia Castro.
Los sentenciadores, al resolver del modo que lo hicieron, no solo han errado
respecto de la naturaleza y objeto material de la acción declarativa deducida sino
también sus fundamentos fácticos. Estos graves errores tuvieron su máxima
manifestación al : i) afirmar que la acción deducida buscaba en realidad, más que
un reconocimiento, la constitución de un derecho de propiedad; y ii) al desconocer
el dominio y la posesión material de la actora sobre la propiedad sub lite, incluso a
pesar que el considerando 37 del fallo de primera instancia, que fue reproducido en
el fallo de la Corte, sí reconoce que CORFO es dueña y acreditó el dominio de dicho
Lote, del mismo modo que lo hace la demandada en su escrito de adhesión a la
apelación, en términos tan claros que no puede haber controversia en torno a ello.
2
La posesión material del lote, elemento considerado sustancial, pertinente y
controvertido, no fue tomado en consideración en el fallo recurrido, lo que es
sobremanera grave.
Según consta del plano archivado bajo el número 1.742 de 1932, que ha sido
acompañado a estos autos, el fundo “Los Leones”, de don Ricardo Lyon Pérez,
estaba conformado por varias hijuelas o lotes, entre ellos, el lote denominado “Agua
Potable Los Leones”, de una superficie aproximada de más de 2 hectáreas. El
plano antes referido grafica con precisión los deslindes y la ubicación física de cada
una de estas hijuelas o lotes. También de la propiedad sub lite, con frente a Avenida
Vitacura, y al pie del cerro San Luis.
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Figura 1: Plano Fundo “Los Leones” archivado bajo el número 1.742 de 1932 del Conservador de Bienes Raíces de Santiago
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Figura 2: Timbre Conservador de Bienes Raíces de Santiago que acredita que el plano se encuentra
archivado en sus registros bajo el número 1.742
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Figura 3: Acercamiento Propiedad “Agua Potable Los Leones”
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Figura 4: Acercamiento Viñeta Plano
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Don Ricardo Lyon Pérez, en comunidad con don Carlos Cousiño, había adquirido la
propiedad de la Hijuela o Lote denominado “Agua Potable Los Leones” -, por
compra que hizo a don Fidel Otaiza, según escritura pública de 25 de noviembre de
1904, otorgada en la Notaría de Santiago de don Marcelino Larrazábal Wilson,
8
inscrita a fs.1962 N°3.282 del Registro de Propiedad del año 1904 del Conservador
indicado1.
A la muerte de don Ricardo Lyon le sucedieron sus hijos Isidora, Ricardo, Loreto,
Benjamín, Luz, Carmen y Magdalena Lyon Cousiño y su cónyuge sobreviviente,
doña María de la Luz Loreto Cousiño. La inscripción especial de herencia de la
propiedad sub lite se inscribió a fs.2.941 N°5.058 del Registro de Propiedad del año
1932, manteniéndose los deslindes ya indicados del lote o hijuela denominada
“Agua Potable Los Leones”.
1La historia de los títulos de la propiedad sub lite, con anterioridad al dominio de los señores Lyon y
Cousiño, es la siguiente. Según la inscripción de fs. 881 N°1.434 del Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces de Santiago, correspondiente al año 1903, don Juan Jorquera era
dueño de un terreno ubicado en Providencia, con los siguientes deslindes: AL NORTE, con chacra
Vitacura; AL SUR, con la Fábrica de Cerveza i Hielo i propiedad legada a don Gregorio Espínola; AL
ORIENTE, con camino de Vitacura; y AL PONIENTE, con esta misma propiedad, con la indicada
Fábrica de Cerveza i Hielo i con el río Mapocho.
Mediante escritura pública de fecha 23 de junio de 1904, otorgada en la Notaría de Santiago, de don
Abraham del Río, don Juan Jorquera vendió a don Fidel Oteisa (sic) una parte de la propiedad, que
corresponde a la propiedad sub lite. El dominio de don Fidel Otaiza (sic) se inscribió a fs.892 N°1.468
del Registro de Propiedad del año 1904, del Conservador referido.
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Los Leones”, elaborado el 14 de diciembre de 1933 (en adelante “Plano de 1933”).
En este plano se consignó la siguiente frase: “Perteneciente a la Sucesión de Don
Ricardo Lyon, que se vende a la Empresa de Agua Potable de Santiago”2. A
continuación de esa frase firman un representante de la sucesión vendedora, un
representante del Banco de Chile quien actuó en su calidad de albacea de la
sucesión vendedora, y el gerente de la empresa compradora. Este plano de 1933
también grafica con precisión la ubicación geográfica y los deslindes de la referida
hijuela, su superficie (22.725 metros cuadrados), con indicación de sus medidas y
de una serie de obras físicas construidas para el desarrollo y ejecución de una
empresa de agua potable, obras que, en su mayor parte, se encuentran aún en el
terreno.
El Lote o hijuela denominada “Agua Potable Los Leones” fue finalmente adquirida
por CORFO mediante compra que hizo a la Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias (EMOS), sucesora legal de la Empresa Agua Potable de Santiago, según
consta de la escritura pública de fecha 3 de septiembre de 1999, otorgada en la
Notaría de Santiago, de don José Musalem Saffie. Su dominio se inscribió a
2De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8° del DL 2.050 de 1977, la Empresa de Agua Potable de
Santiago pasó a denominarse “Empresa Metropolitana de Obras Sanitarias”. De esta modificación
del nombre del titular de la propiedad se dejó constancia al margen de la inscripción mencionada
bajo la letra. De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 3° de la ley 18.777, la “Empresa Metropolitana
de Obras Sanitarias S.A.” es la continuadora legal de la “Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias”. De este hecho se dejó constancia al margen de la inscripción correspondiente.
10
fs.59.754, bajo el Nº63.052, en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes
raíces de Santiago, correspondiente al año 1999.
Para la debida comprensión de los hechos es del caso hacer presente que la
propiedad adquirida por la actora a EMOS es más extensa que la propiedad sub lite,
por cuando la vendedora había adquirido tal propiedad, en parte por compra, cómo
se ha explicado, y en parte por otros títulos3.
3 EMOS había adquirido en parte por una serie de expropiaciones que se decretaron o acordaron en
virtud de lo dispuesto en la Ley 158 de 1884, publicada en el Diario Oficial de 11 de enero de 1884,
que autorizó la expropiación de 64 hectáreas del Fundo Vitacura en beneficio de la Empresa de Agua
Potable de Santiago (uno de los antecesores en el dominio de nuestra representada), que era
operada o explotada en aquella época por la I. Municipalidad de Santiago.
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Figura 6: Plano Propiedad CORFO
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Los predios vecinos de la Propiedad Corfo son bien identificables y entre ellos no
está la propiedad de los demandados.
La demanda de autos sólo tiene por objeto que se declare que CORFO es la única
dueña y poseedora material de una superficie de terreno, de más o menos 22.000
m2, denominado “Agua Potable Los Leones”, ubicado dentro de una propiedad de
mayor extensión inscrita hoy a favor de Corfo.
En el mes de enero de 1976, el señor Manuel Goycolea Espoz presentó una solicitud
de inclusión en el rol de avalúos para los efectos del pago del impuesto territorial de
la propiedad denominada Sitio Vitacura Interior, la que fue incluida bajo el número
105-5 de la comuna de Las Condes. En la sección E de la referida solicitud ante el
SII y con en nombre “Croquis de la propiedad”, el Sr. Goycolea, incluyó un dibujo -
a mano alzada- que ubica y extiende tal propiedad, al menos en parte, sobre los
terrenos del lote sub lite.
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Figura 7: Dibujo a mano alzada de la propiedad
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Este es el acto administrativo que contiene la única gráfica producida por los
demandados por la cual intentan ubicar la propiedad -en todo o parte- sobre el lote
sub lite. Este acto administrativo –denominado comúnmente “enrolamiento de una
propiedad” ha sido fuente de perjuicios para CORFO dado que el Fisco de Chile ha
expropiado en varias ocasiones la propiedad de mayor extensión y, dado que hay
dos roles para efectos del pago del impuesto territorial, ha provocado confusión.
Diez años más tarde, en el año 2006, los demandados demandaron a CORFO ante
el 24° Juzgado Civil de Santiago, en causa rol C-6539, solicitando la reivindicación
de la propiedad graficada en la plancheta del SII como rol 105-5. Alegaron entonces
ser propietarios de, al menos, una parte del lote sub lite, que mi representaba
ocupaba o poseía materialmente.
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El fallo definitivo de primera instancia, que no fue apelado por las partes, rechazó la
demanda reivindicatoria de la familia Goycolea y estableció que: i) no pudiendo
existir inscripciones paralelas respecto de un mismo inmueble, las inscripciones de
los antecesores en los derechos de EMOS y los antecesores de su parte se
encuentran registralmente desconectadas y que las propiedades que las partes
atribuyen su dominio y posesión son distintos unos de otros; ii) Que se trata
entonces de “una confusión de deslindes o cabida”.
En términos prácticos, la sentencia ejecutoriada del 2006 estableció que las partes
debían aclarar en el terreno cuál era la ubicación geográfica de los predios que
poseen.
Como se ha dicho, CORFO se conformó con el fallo del 24° Juzgado de Santiago,
en la esperanza que las pretensiones de la contraria iban a cesar. Sin embargo, las
ulteriores expropiaciones que ha sufrido la propiedad sub lite han provocado
nuevamente una disputa, pues la indemnización consignada por el ente expropiante
no ha podo ser retirada por CORFO, por oposición de la contraria.
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posesión material. Lo propio ha ocurrido con sus antecesores en el dominio,
pudiendo remontarnos en la historia incluso 100 años o más.
Así las cosas, sólo le queda disponible la acción declarativa de mera certeza del
dominio. CORFO tiene derecho a que los tribunales declaren que es dueño de la
propiedad sub lite. Busca la certeza jurídica y ninguna otra cosa.
De otro lado, la sentencia recurrida reproduce y hace suyo el considerando 69° del
fallo de primera instancia, que señala que no es posible determinar con precisión
que los terrenos dibujados en el plano de 1933 correspondan a los mismos que se
adquirieron por compra; pudiendo, con esa base, resolver que mi representada
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carece de legitimación activa. Concluye, además, que el terreno sub lite estaría
probablemente más al sur
El fallo recurrido condenó en costas a esta parte por haber sido totalmente vencida
y por haber accionado con abuso de derecho, al deducir una demanda de mera
certeza, pero en realidad queriendo que se constituya un derecho a su favor.
El fallo recurrido ha incurrido en evidentes vicios de nulidad, que exigen que sea
anulado y reemplazado. Los vicios son los que se indican a continuación.
El artículo 768 establece como 7ª causal que permite fundar el recurso de casación
en la forma el contener el fallo recurrido decisiones contradictorias.
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La sentencia recurrida no corrige aspecto alguno del fallo de primera instancia sino
que, por el contrario, los tiene por enteramente reproducidos. De hecho, comienza
afirmando que “Se reproduce la sentencia en alzada y teniendo además presente:”
Luego, el considerando número 9° de la sentencia recurrida dispone expresamente:
“9°.- Que de este modo, si lo que pretende el demandante es que se le reconozca
su calidad de dueño del predio que individualiza, debe previamente acreditar que
ese bien le pertenece y las circunstancias en virtud de las cuales se mantiene en
ese predio. Nada de eso ha acreditado, pues la abundante prueba aportada en esta
causa, descrita y analizada en la sentencia en alzada, no resulta eficaz para ese
fin”.
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48.306 se ordenó modificar la inscripción, en el sentido que el deslinde norte
del predio era con sitio de Carmen Medina y Chacra Vitacura y no con
propiedad de Empresa de Agua Potable de Santiago. Además constan
subinscripciones que dan cuenta del cambio de nombre o razón social de la
Empresa de Agua Potable de Santiago a Empresa Metropolitana de Obras
Sanitarias S.A.
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parte, como se dejará asentado más adelante (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros).
Del considerando 33° transcrito es dable concluir lo siguiente: (i) resulta evidente
que el tribunal de primera instancia estimó que los “antecedentes registrales”
aportados por CORFO fueron suficientes y bastantes para “ratificar” –vocablo que
denota la intención del tribunal de confirmar, asentar, corroborar o reafirmar- lo
alegado en su escrito de demanda; y (ii) resulta meridianamente claro que con la
locución “como se dejará asentado más adelante”, el tribunal de primer grado no
puede sino referirse al considerando 37° de su sentencia, pues este último se
constituye como el acápite que, precisamente, pormenoriza y detalla los
“antecedentes registrales” que ratifican la pretensión de CORFO (esto es, la
declaración de mera certeza respecto al dominio que recae sobre los terrenos
comprendidos en el plano denominado “Propiedad de la Empresa de Agua Potable
Los Leones”).
A eso debe agregarse el hecho que el dominio de CORFO sobre la propiedad sub
lite pasó ser un hecho de la causa de momento que los demandados, en su escrito
de adhesión a la apelación, página 13, confirma la legitimación activa del actor en
términos expresos y claros:
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del Conservador Bienes Raíces de Santiago. No cabe duda que Corfo
adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que le hizo la Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias.
El artículo 768 del Código de Procedimiento Civil establece como cuarta causal de
casación en la forma “En haber sido dada ultrapetita, esto es, otorgando más de lo
pedido por las partes o extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del
tribunal, sin perjuicio de la facultad que este tenga para fallar de oficio en los casos
determinados por ley”.
En este caso, se han configurado al menos tres vicios al haber vulnerado el principio
de congruencia, establecido en el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil,
según se explicará.
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3.2.1) Principio de la congruencia
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Tradicionalmente se ha clasificado la incongruencia de la siguiente manera:
“a) Incongruencia por ultra petita (ne eat judex ultra petita partium), que se produce
al otorgar más de lo pedido, circunstancia que puede darse tanto respecto de la
pretensión como de la oposición.
b) Incongruencia por extra petita (ne eat extra petita partium), al extender el
pronunciamiento a cuestiones no sometidas a la decisión del tribunal, que puede
incluso estar referida a negar lo que no ha sido solicitado sea por vía de pretensión
u oposición.
c) Incongruencia por infra petita (ne eat judex infra petita partium), defecto
cuantitativo cuando se decide sobre una pretensión en extensión menor que lo
solicitado, sea que se conceda o niegue y en el entendido que se ha requerido una
cantidad determinada y no otra. También concurre si se otorga menos de lo
reconocido por el demandado, y
d) Incongruencia por citra petita (ne eat judex citra petita partium), llamada también
omisiva o ex silentio, que se produce al omitir la decisión de un asunto cuya
resolución formó parte de la contienda y no existir autorización legal que
permita así decidirlo, falta de pronunciamiento que puede ser total o parcial;
igualmente al expresar que no se decide una acción o excepción por
incompatibilidad, la cual resulta inexistente o se reservar el pronunciamiento para
otra etapa u otro juicio, en circunstancias que no fue solicitado en tales condiciones
y no lo ordena la ley.”6
En el fallo recurrido encontramos al menos tres casos de ultra petita, uno por citra
petita (falta de congruencia entre la interlocutoria de prueba y la sentencia
recurrida), otro por extra patita (el fallo recurrido ha negado la demanda por la vía
de rechazar lo que no ha sido solicitado) y finalmente uno por infra petita (se ha
otorgado menos que lo pedido porque se ha negado algo que ha sido concedido por
el demandado).
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3.2.2) Primer vicio por ultra petita: Falta de congruencia entre
interlocutoria de prueba y sentencia definitiva
El primer vicio por ultra petita, o citra petita en este caso, se ha producido por cuanto
la sentencia recurrida, sin justificación alguna, ha omitido pronunciarse sobre la
posesión o tenencia material como elemento para determinar la ubicación física de
la propiedad sub lite.
En la resolución que recibe la causa a prueba el tribunal fija los hechos que deben
probar las partes por considerarlos de importancia decisiva para la litis, de esta
manera delimita el objeto del proceso.
El juez delimita el objeto del proceso en el auto de prueba. Por lo tanto, debe
considerarse que, si en la sentencia definitiva ha transgredido los hechos que el
mismo fijó en la interlocutoria de prueba, está alterando el objeto de la causa.
25
Esta resolución debe contener a lo menos dos menciones esenciales: 1) la orden
de recibir la causa a prueba y 2) la fijación de los hechos substanciales, pertinentes
y controvertidos, sobre los cuales ella deberá recaer.
Al fijarse un hecho como punto de prueba, el juez está indicando que aquel es
importante para la resolución del asunto controvertido, y que guarda estricta relación
con él. Por lo que, los puntos que se fijen como de prueba, no pueden ser
antojadizos, sino que deben ser directamente pertinentes y necesarios al fallo que
a la postre se pronunciará.
26
Sin embargo, el fallo recurrido, a pesar de reconocer que CORFO es dueña de la
propiedad sub lite, no destina ningún considerando y prescinde totalmente de la
prueba de la posesión material, que es la que permite la ubicación física de la
propiedad, y no hay ninguna razón que lo justifique, pues a la demanda de autos
fue siempre una acción de dominio ¿Cómo puede afirmar la sentencia recurrida que
la propiedad sub lite podría estar más al sur de done CORFO sostiene en su
demanda sin no se ha ponderado de ninguna manera la prueba sobre la posesión
del suelo?
7La Corte de Concepción revocó la sentencia de primera instancia que había acogido la demanda
debido a que "dio por establecidos hechos que estimó constitutivos de daño moral que no fueron
propuestos, ni conocidos ni discutidos [...] Aparecieron dichos hechos al tiempo de recibirse la
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“Los hechos que deban servir de base al fallo tienen que expresarse en la
resolución que recibe la causa a prueba y no solo en la sentencia
definitiva”8(énfasis y subrayado son nuestros).
El vicio de ultrapetita afecta la congruencia del fallo, conclusión que obtenemos del
artículo 160 del Código, que señala que las sentencias se pronunciarán conforme
al mérito del proceso, y esto es, únicamente lo que existe dentro del proceso, los
escritos y la prueba puntualmente. Al fijarse los puntos de prueba por el tribunal,
está delimitando el objeto del proceso a los hechos que él considera que son
controvertidos y de importancia para la resolución, por lo que indica a las partes los
hechos que deberán probar, para finalmente en virtud de esas probanzas dictar su
resolución.
Por lo tanto, el auto de prueba indica a las partes los hechos sobre los que deberán
rendir pruebas, resultando ilógico pretender apartarse de ellos al momento de
pronunciar la sentencia definitiva, incluso llegaría a atentar el debido proceso
garantizado por la constitución. Al fijarse un punto de prueba y luego después de
que las partes se ciñeron a él, el tribunal no toma en consideración las pruebas
rendidas en virtud de lo que el mismo señaló se produciría una contradicción y llegar
a fallarse, en este caso, citra petita, según lo expresado por la Excelentísima Corte.
testimonial de la actora, prueba esta rendida sin la presencia de la demandada [...] Por todo ello la
testimonial atinente al daño moral no puede ser considerada desde que no obedece a la base fáctica
de la acción, por lo que la acción carece de base fáctica expresada; la demanda solo tiene
denominación: «daño moral», y monto pedido. No se dice en qué consiste, como apunta la
demandada en su contestación y alegato en la vista de la causa. Los hechos que deban servir de
base a una demanda tienen que expresarse en ella"
8 LARRACAU TORRES, Jorge. Razonamiento hermeneutico y "Hechos sustanciales
controvertidos”. Revista Chilena de Derecho, Volumen 44 n°1, 2017, Santiago. Visto en
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-34372017000100008 el día 14 de
mayo de 2018.
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de lo que tradicionalmente se conoció como thema decidendum (el asunto a
decidir) y thema probandum (el asunto a probar)”9.
3.2.3) Segundo vicio por ultra petita: Falta de congruencia entre el petitorio de
la demanda y la sentencia definitiva
Para fundar este segundo vicio por ultra petita damos por reproducido lo expuesto
en el capítulo 3.2.1) anterior, referido al principio de congruencia, consagrado en el
artículo 160 del Código de Procedimiento Civil.
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es constitutiva, modificatoria o extintiva de un derecho, y no un mero reconocimiento
de un derecho preexistente.
Se trata entonces claramente de una declaración de mera certeza, que sólo busca
el reconocimiento de un derecho, ganado o adquirido por tradición o por
prescripción. En caso que se acoja la demanda en este parte, no se está en
presencia de la constitución, modificación o extinción de ningún derecho.
Que los terrenos a que se refieren las inscripciones de fs. 8551 Nº10232 del
Registro Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de Santiago,
correspondiente al año 1961 y de fs. 6033 Nº6099 del Registro de Propiedad
del mismo Conservador correspondiente al año 1991, no se encuentran
material o físicamente situados sobre los terrenos objeto de esta demanda o
al sur de ellos.
Nuevamente nos encontramos ante una declaración de mera certeza, que sólo
busca el reconocimiento de un hecho. Se trata de que se reconozca que la
propiedad sub lite se encuentra físicamente en determinado lugar y que, por ende,
donde está una propiedad no puede haber una diversa. No será la sentencia la que
30
determine dónde está físicamente la propiedad sub lite: sólo lo reconocerá a partir
de la prueba rendida.
Por ende, la mera lectura del petitorio de la demanda de autos permite concluir que
todas las peticiones son acciones de dominio que pertenecen y puede ejercer quien
el poseedor inscrito de un inmueble.
Sin embargo, el fallo recurrido, de modo sorprendente para esta parte, nos acusa
de pretender la constitución de un derecho en favor del actor, al declarar lo siguiente:
5.- Que las acciones declarativas de mera certeza, reconocidas más bien
por la doctrina y alguna jurisprudencia, son aquellas en que el actor pretende
termina con una situación de incertidumbre que gira alrededor del derecho
que le sirve de fundamento a la acción. De esta manera, de acuerdo con lo
pedido, el órgano jurisdiccional requerido no puede sino limitarse al
reconocimiento oficial del derecho de que se trata, en la forma reclamada por
el demandante. Es decir, estas acciones consisten “en hacer cierto el
derecho”, y no exigir del demandado una prestación determinada o la
31
eliminación por parte del Servicio de Impuestos Internos de algún Rol y
menos incluir éste en otro que acomoda el peticionario.
La forma en que han resuelto los sentenciadores importa una alteración ilegítima
del petitum de la demanda. Esta parte jamás ha solicitado la comparación de títulos.
El objeto de la acción es una propiedad de la cual CORFO tiene inscrita a su favor
y está en tenencia material, pero que existe un tercero que ocasionalmente se jacta
que una parte de una propiedad que posee está ubicada al interior de la propiedad
CORFO.
32
Así las cosas, el actor tiene todo el derecho a solicitar la certeza de algo que ya
tiene. Esta parte no sabe dónde se encuentra la propiedad de los demandados, ni
interesa a este juicio, sólo queremos tener la certeza de que al menos no está al
interior de la propiedad nuestro representado. No estamos, por esta vía, resolviendo
un problema que debería resolverse de otro modo: 1) no puede haber reivindicación
de una propiedad que CORFO posee física y registralmente y que, además, la
acción reivindicatoria que intentaron los demandados, en contra de la propiedad sub
lite, fue rechazada por sentencia ejecutoriada. 2) No puede deducirse una acción
de cerramiento de una propiedad que está cerrada por todos sus frentes. 3)
Tampoco puede ejercerse una acción de demarcación, prevista en el artículo 842
del Código Civil, porque la propiedad CORFO está perfectamente demarcada y,
además, porque la propiedad de los demandados ya no es vecina (si es que lo fue
alguna vez). Por tanto, no se dan los presupuestos para intentar tal acción y no
queda disponible más que la acción de mera certeza.
Este insólito y arbitrario error ha permitido a los jueces justificar el absoluto descarte
de prácticamente toda la prueba acompañada por esta parte, especialmente planos,
por no guardar correspondencia con lo que representaría el Plano de 1959, cuando
lo cierto es que la referencia fijada en el petitum de la Demanda era, insistimos una
vez más, el Plano de 1933.
33
La única razón por la cual esta parte refirió en su demanda el plano de Bienes
Nacionales de 1959 es para afirmar que, al surponiente de la propiedad de la
Empresa de Agua Potable de Santiago estaba la propiedad sub lite y no la propiedad
de los demandados. No había más propósito que ese. Los jueces que dictaron la
sentencia recurrida han leído muy mal nuestra demanda y han cambiado de modo
injusto el petitum de la demanda, lo que importa un vicio de nulidad.
3.2.4) Tercer vicio por ultra petita: No se otorgó a la demandante algo que fue
concedido por la demandada
Para fundar este tercer vicio por ultra petita damos por reproducido lo expuesto en
el capítulo 3.2.1) anterior, referido al principio de congruencia, consagrado en el
artículo 160 del Código de Procedimiento Civil.
34
mayor extensión a fojas 59.754 N°63.052, de 1999, del Registro de Propiedad
del Conservador Bienes Raíces de Santiago. No cabe duda que Corfo
adquirió el dominio de dichos terrenos por tradición que le hizo la Empresa
Metropolitana de Obras Sanitarias.
Se entiende que no se cumple con los requisitos del artículo 170 número 4, entre
otros casos, cuando los considerandos de la sentencia son contradictorios con la
parte resolutiva de la misma, o bien cuando no se explica lo que debe explicarse;
estimándose en esta situación que el fallo carece de considerandos.
35
Por lo tanto, en virtud de lo anterior si en la parte considerativa de la sentencia se
está haciendo mención a los hechos que el tribunal fijó en el auto de prueba y que
consideró para emitir su fallo, y luego en la parte resolutiva de la sentencia se hace
caso omiso a los hechos que el propio juez señaló que se debían probar (por ser
considerados sustanciales, pertinentes y controvertidos) para la resolución del
asunto, existiría una clara contradicción entre la parte considerativa y resolutiva de
la sentencia, y dicha sentencia carecería de motivación.
También se incurrió en este vicio de casación porque el fallo debió explicar en algún
considerando por qué no dio por acreditado que CORFO era dueño de la propiedad
sub lite, en circunstancia que, como se ha dicho, ello fue reconocido y concedido
por la contraria en su escrito de adhesión a la apelación, página 13.
4) LA SENTENCIA DE REEMPLAZO
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se revoca la sentencia de primera instancia dictada por el Sr. Juez del noveno
juzgado civil de Santiago.
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1) ANTECEDENTES PREVIOS
Las normas infringidas con sustancial influencia en lo dispositivo del fallo son (i) las
relativas a la titularidad y ejercicio de la acción declarativa de mera certeza como
protección del derecho de dominio, que se funda en los artículos 582 del Código
Civil y artículos 19 número 3 y 24 de la Constitución Política de la República; (ii) el
artículo 12 del Código Civil; (ii) las normas sustantivas relativas al valor da la
posesión material del suelo de un inmueble en caso de conflicto de ubicación física,
consagradas en los artículos 700 y 925 del Código Civil; y (iii) las normas relativas
a la forma en que se adquiere, conserva, pierde y prueba la posesión y el dominio
de un bien raíz, consagradas en los artículos 683, 686, 696, 724 y 924 del Código
Civil.
La sentencia recurrida infringió los artículos 582 del Código Civil y 19 número 3 y
número 24 de la Constitución Política, al rechazar nuestra acción declarativa de
mera certeza sobre el dominio de la propiedad sub lite por una supuesta falta de
titularidad de la acción, a pesar de que el dominio de la propiedad sub lite está
reconocidamente acreditado en la sentencia y concedido por la contraparte.
38
ampliamente reconocidas tanto por la doctrina y la jurisprudencia, así la
Excelentísima Corte Suprema en innumerables fallos ha señalado lo siguiente:
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En el caso de las acciones declarativas de dominio, estas encuentran su sustento
jurídico principalmente en los artículos 582 del Código Civil y 19 n°s 3 y 24 de la
Constitución Política de la Republica, los cuales establecen la protección e
inviolabilidad al derecho de propiedad.
Lógicamente, estas acciones parten del supuesto básico de que actor tiene y prueba
el dominio sobre una determinada cosa, mediante los medios de prueba legal. Una
vez probado el derecho que se alega, el juez deberá declararlo, mediante sentencia
meramente declarativa y no constitutiva de dominio, pues solo está dando absoluta
certeza sobre una realidad jurídica y fáctica existente. Si así no lo hace, el
sentenciador trasgrede las disposiciones que regulan y consagran el derecho de
propiedad en Chile.
13PEÑAILILLO AREVALO, Daniel, “Los Bienes, La propiedad y otros derechos reales”, Editorial
Jurídica de Chile, Cuarta edición, Santiago, 2012, pp. 237.
40
los demandados hicieron del dominio de la actora sobre la propiedad sub lite en la
adhesión de la apelación. Tal reconocimiento importa una renuncia legítima a
desconocer u objetar el dominio que la actora solicita se le reconozca.
La sentencia recurrida también infringió los artículos 700 y 925 del Código Civil, al
pronunciarse sobre una posible ubicación física o geográfica de la propiedad sub
lite, pero prescindiendo absolutamente de toda prueba producida referida a los
hechos materiales que se exigen en nuestro ordenamiento para acreditar la
posesión y el dominio del suelo.
La sentencia recurrida infringió los artículos 683, 686, 696, 724 y 924 del Código
Civil, que regulan como se adquiere, conserva, pierde y prueba el dominio y la
posesión de un bien raíz.
41
En lo sustancial, las normas citadas expresan que la posesión se adquiere y prueba
mediante la correspondiente inscripción en el registro conservatorio del
Conservador de Bienes Raíces. No hay otra forma de probar el dominio y la
posesión de un inmueble inscrito en Chile.
Las normas que habilitan para recurrir a los tribunales ejerciendo una acción de
dominio de mera certeza son las que se refieren a los atributos del dominio, en este
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caso artículo 582 del Código Civil, y el artículo 19 números 3 y 24 de la Constitución
Política que se refiere a la protección de los derechos y el derecho de propiedad y
sus tributos.
Las normas referidas han sido infringidas, afectado lo dispositivo del fallo recurrido,
porque habiéndose reconocido el derecho de CORFO sobre la propiedad
denominada “Agua Potables Los Leones” en los considerandos 33° y 37 del fallo de
primera instancia, en la parte resolutiva se le ha desconocido la titularidad para
accionar sobre esa propiedad, sobre la base de una aparente justicia material.
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conservatoria, cabe destacar el avalúo fiscal a cargo del Servicio de
Impuestos Internos y los archivos que lleva la Dirección de Obras
Municipales” (énfasis y subrayado son nuestros).14
De este modo, quien sea titular del dominio y sea de alguna manera obstaculizado
en el ejercicio de alguno de sus atributos, puede recurrir a los tribunales buscando
protección (artículo 19 número 3 de la Constitución).
En efecto, la suficiencia que se le ha otorgado por los juzgadores del grado a los
antecedentes registrales incorporados por CORFO respecto al terreno sub lite, y
que dan por acreditado que la actora es dueña de dicho predio –según se extrae de
los considerandos 33° y 37° de la sentencia de primera instancia-, y la mención
expresa por dicha sentencia de primer grado al hecho de haber CORFO adquirido
“por compra el inmueble donde funcionaba Agua Potable Los Leones”, se
constituyen como hechos incontrovertibles que no sólo garantizaban la titularidad
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de la acción deducida sino también permitían otorgar el punto 1) del petitum de la
demanda.
Incluso, se ha resuelto por nuestra Excma. Corte Suprema que (i) la existencia de
legitimación activa del actor debe entenderse siempre en relación al juicio en
particular en el cual dicha legitimación se discute, sin que sea necesario ser titular
del derecho material en disputa para que se declare favorablemente por el tribunal
que el actor goza de la calidad de legitimado activo (pues, de lo contrario, tal
exigencia equivaldría en la práctica a que el actor obtuviera siempre un fallo a su
favor); (ii) que lo indispensable en esta materia es determinar si el actor es o no
titular de un interés (patrimonial o moral) de que se decida por el tribunal si
efectivamente existe o no la relación jurídica sustancial (cuestión compartida por la
doctrina);16 y (iii) que a la luz de la naturaleza, función y características de la
excepción de falta de legitimación activa, el tribunal no puede limitarse a examinar
si el actor es titular del derecho material en disputa para gozar de dicha legitimación
activa. Como puede observarse en el caso de marras, además de contar con la
titularidad del derecho material disputado –el que podría incluso faltar, según
nuestro Máximo Tribunal-, el interés material de CORFO en que se declare su
dominio sobre la propiedad sub lite es indiscutible:
16“(…) En cuanto a la legitimación activa, para ejercer esta acción, el demandante debe tener
un interés legítimo, una condición de hecho tal que, sin la declaración judicial, se produzca un
perjuicio en su contra; es decir, debe invocar un interés patrimonial o moral (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros). LATHROP GÓMEZ, Fabiola. “Procedencia de la acción meramente
declarativa del dominio en el derecho chileno”, en Revista Ius et Praxis, Año 17, Nº 2, 2011, ver pp.
10, 11, 13.
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derecho material para obtenerla, desde que tal exigencia
equivaldría en la práctica a obtener siempre un fallo favorable. Con
todo, se destaca que sí es indispensable, ser titular del interés de
que se decida si efectivamente existe o no la relación jurídica
sustancial". (Senda Villalobos Indo, op cit, páginas 8 y 9) (Sentencia
pronunciada por esta Corte con fecha 10 de agosto de 2015, en autos
rol N° 26.558 2014).
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“(…) siempre existe la posibilidad de que el juez examine la legitimación
en la sentencia definitiva, como cuestión de fondo, pero creemos que
ello atenta contra el principio de economía procesal (…)” (énfasis y
subrayado son nuestros).18
18BORDALÍ, Andrés; CORTEZ, Gonzalo; PALOMO, Diego. Proceso Civil. El juicio ordinario de mayor
cuantía, procedimiento sumario y tutela cautelar, Editorial Legal Publishing Chile, 2ª edición, octubre
de 2014, Santiago, pág.
47
“El allanamiento sólo tiene relevancia respecto de los hechos de la causa
y significa que respecto de ellos no es necesario rendir prueba y se
tienen, en consecuencia, como aceptados” (énfasis y subrayado son
nuestros).19
19LILLO HUNZINKER, Lenin. Curso de Derecho Procesal Civil, Editorial Jurídica La Ley Ltda., 2ª
edición, año 2002, Santiago, pág. 78.
48
dominio del demandante o no se allane a reconocerlo” (énfasis y
subrayado son nuestros).20
49
La calidad abdicativa de la renuncia, se manifiesta en que el único
resultado que se persigue, es la de hacer salir o extinguir del
patrimonio del titular el derecho que versa sobre ella” (énfasis y
subrayado son nuestros).21
De otro lado, el mismo hecho que los demandados se hayan adherido a la apelación
a la sentencia de primera instancia pidiendo que se acoja la excepción de cosa
juzgada, constituye un explícito reconocimiento de la legitimación de la que cuenta
CORFO, pues de otro modo no podría oponerse dicha defensa, más si tenemos en
cuenta que el primer juicio al que refiere su apelación adhesiva no se resolvió por la
falta de legitimación de ninguna de las partes.
50
prescindiendo erradamente de la posesión material del suelo. Profundizaremos
sobre esto.
“Se deberá probar la posesión del suelo por hechos positivos, de aquellos a
que sólo da derecho el dominio, como el corte de maderas, la construcción
de edificios, la de cerramientos, las plantaciones o sementeras, y otros de
igual significación, ejecutados sin el consentimiento del que disputa la
posesión.”
La norma referida está en perfecta consistencia con el artículo 700 del Código Civil,
que define como elemento de la posesión el corpus y el animus, esto es, detentar
la cosa y comportarse como dueño.
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Estas normas fueron lastimosamente vulneradas en la sentencia recurrida.
“En ese contexto, y sin perjuicio de las teorías sobre aquel punto, que no
corresponde referir aquí, cabe señalar que existe cierto nivel de consenso en
la doctrina en el sentido que el artículo 924 se refiere a los inmuebles inscritos
y el 925 a los no inscritos, y además, a otras situaciones, tales como, cuando
el querellante tiene una inscripción de menos de un año; cuando para poseer
se invoca un título no translaticio de dominio, sino constitutivo del mismo;
cuando los deslindes de la propiedad no estuvieren claros en el Conservador
de Bienes Raíces; cuando al poseedor inscrito se le hubiere arrebatado la
posesión material; o cuando “hubieren dos inscripciones que se hicieren
fuego una con la otra”, como ocurre en la especie.”
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Que a fin de resolver la controversia, se debe recurrir a la prueba de la
posesión integral del inmueble, esto es, la posesión material e inscripción
registral vigente, por lo tanto, contando ambas partes con inscripción, debe
ser preferido aquel título que representa una realidad posesoria material
efectiva, manifestada por actos positivos de aquellos a que sólo da derecho
el dominio23.
“aunque la inscripción exista y tenga más de un año, el art. 925 puede ser
aplicable, siempre que los datos que suministra la inscripción del inmueble
no sean suficientemente precisos y den cabida a un conflicto de
posesiones”24.
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En la misma línea, discurre Tomás Ramírez, admitiendo en diversas hipótesis la
posibilidad de acreditar la posesión de un inmueble inscrito de acuerdo a lo
preceptuado en el art. 925, como por ejemplo
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quien, en definitiva, pertenece la posesión controvertida y consiguientemente, el
dominio, de acuerdo a la presunción establecida en el artículo 700 del Código Civil.
55
posesión material de la propiedad sub lite, lo que por lo demás, está reconocido por
los demandados en la diligencia de absolución de posiciones.
Es de destacar que es tan idéntica la conclusión a que llegan ambos informes, según
se indica en el informe pericial elaborado por el perito Mario Jarpa Radic y que
consta de la escritura pública de 17 de mayo de 2017, otorgada en la notaría de
Santiago de don Humberto Santelices Narducci, que se ha acompañado en la
segunda instancia. En términos literales el perito Jarpa Radic afirma que:
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1.- La ubicación del Lote Agua Potable Los Leones, hoy de propiedad de
CORFO, determinada por la arquitecto María Loreto Urzúa en las láminas 4, 5, 6 y
7 de su informe es correcta, pero a partir de la lámina N° 9 esa ubicación cambia de
manera técnicamente injustificada, incorrecta y errónea.
2.- La orientación del Lote Agua Potable Los Leones, hoy propiedad de
CORFO, determinada por la arquitecto María Loreto Urzúa en las láminas 4, 5, 6 y
7 de su informe es correcta pero, a partir de la lámina N° 9 esa orientación cambia
de forma injustificada y técnicamente errónea.
De este modo podemos concluir que los informes acompañados por ambas partes
coinciden acerca de la precisa ubicación geográfica del terreno que fuera de la
Empresa de Agua Potable Los Leones, dentro de la propiedad comprada por Corfo
a Aguas Andinas, en plena coherencia con los títulos y planos acompañados por la
parte demandante. Sin embargo, la sentencia de primera instancia, en los
considerandos 39 y siguientes, reproducidos en la sentencia de alzada insinuó, a
modo de hipótesis, una ubicación distinta para la propiedad de la actora y para hacer
tal ejercicio infringió gravemente los artículos 700 y 925 del Código Civil.
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que además es un hecho de la causa al ser reconocido por los demandados en la
página 13 de la adhesión a la apelación.
Todo lo anterior ha significado una infracción a los artículos 683, 686, 696, 724 y
924 del Código Civil, que regulan el modo en que se adquiere, conserva, pierde y
prueba el dominio y posesión sobre bienes inmuebles inscritos. A continuación,
profundizamos sobre esto.
Hemos de señalar que el dominio de CORFO sobre la propiedad sub lite pasó ser
un hecho de la causa de momento que los demandados, en su escrito de adhesión
a la apelación, página 13, confirma la legitimación activa del actor en términos
expresos y claros.
Sólo con el mérito de esta declaración debe darse por acreditado el dominio de
CORFO sobre la propiedad sub lite, sin necesidad de hurgar en más pruebas que
la cadena de copias de inscripción de dominio con vigencia, las que naturalmente
sí fueron acompañadas por la actora.
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Pero los demandados no sólo reconocieron el dominio de CORFO sobre la
propiedad sub lite la declaración contenida en la adhesión de la apelación. También
lo hicieron en la Lámina N°5 de la Contestación de la Demanda (pág. 29), donde se
inserta una imagen del Plano de 1933, y abajo una leyenda en que se dice que dicho
plano se usó en la compraventa de Empresa de Agua Potable Los Leones entre
la Sucesión Ricardo Lyon y Empresa de Agua Potable de Santiago –antecesora
en el dominio de mi representada, como hemos señalado–. En cuadrícula superior
se inserta plano de 1933. La demanda sí reconoce la conexión entre ese plano y la
compraventa de 1933. Si eso ha sido reconocido por la contraparte no puede el
sentenciador desconocerlo.
El fallo recurrido debió haber considerado estos antecedentes. No lo hizo con clara
infracción, de ley, en particular en el numeral 9° de la sentencia.
3.4.2) La prueba aportada evidencia que la propiedad sub lite está amparada
por los títulos de dominio de Corfo.
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que se ha acompañado a autos con certificado de vigencia. Dichos terrenos los
adquirió por compraventa a EMOS, cuya antecesora legal, Empresa de Agua
Potable de Santiago, quien los adquirió por compraventa a la sucesión de don
Ricardo Lyon, siendo objeto de dicha compraventa la Empresa de Agua Potable Los
Leones, representada en el Plano de 1933. Lo anterior es atestiguado en la historia
de las mutaciones en el dominio de estos terrenos, acompañada por ambas partes.
3.4.3) Los planos oficiales acompañados por Corfo permiten identificar con
toda precisión la ubicación, superficie y características del inmueble sub lite
Si conformes a las normas del Código Civil las copias de inscripción vigentes y las
de los antecesores en el dominio son suficientes para acreditar el dominio de
CORFO sobre la propiedad sub lite, las inscripciones de los demandados, de
fs.8.551, N°10.232, del Registro de Propiedad de 1961; y de fs.6.033, N°6.099, del
61
Registro de Propiedad de 1991, ambas correspondientes al Conservador de Bienes
Raíces de Santiago son insuficientes para contradecirlo. En efecto, tales
inscripciones no permiten determinar la ubicación, la superficie y las características
que tendría el terreno denominado por los Demandados “Sitio Vitacura interior”.
No existe ningún plano representativo del terreno de que son propietarios los
demandados, asociado a alguna inscripción o título translaticio de ellos, ni en el
Conservador de Bienes Raíces ni en Notaría alguna.
Así las cosas, no hay evidencias de ningún tipo de la ubicación, la superficie y las
características que tendría el predio de los demandados, respecto del cual –según
dijimos–, salvo la inclusión de tal propiedad en el rol de avalúos para el pago del
impuesto territorial, gestión que es enteramente de la autoría de los demandados.
Que ese deslinde norte corresponde a que antes de las expropiaciones del puente
Lo Saldes y de la red de vías que allí existe es muy probable que la propiedad sub
lite y la propiedad que los demandados tienen (al otro lado del puente Lo Saldes)
hayan deslindando precisamente por el norte.
62
Esta modificación no afectó al predio de mi representada –su superficie,
característica o ubicación– sino solamente a la identidad del dueño de uno de los
predios con que colindaría por el norte. Nada más se puede concluir a partir de esta
rectificación de deslindes.
Por tanto, es errado darles a estos planos del año 1959 la categoría de elementos
dirimentes de esta contienda y por sobre las inscripciones vigentes del Conservador
de Bienes Raíces, pues no pertenecen a la historia registral de ninguna de las
propiedades. Además, los terrenos comprendidos en dichos planos no fueron el
objeto preciso de nuestra demanda declarativa de mera certeza y, por tanto, de esta
litis. Ni CORFO ni la Contraria solicitaron pronunciamiento sobre quién era el
propietario de los terrenos comprendidos en los Planos de 1959.
63
Por lo demás, estos planos fueron dejados sin efecto por el decreto ley 3604 de
1981 del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que deroga los artículos 2°, 3° y
siguientes de la ley 12.437, que fijó deslindes de los terrenos correspondientes a
“Empresa de Agua Potable de Santiago” y que a su vez ordenó al Ministerio de
Vivienda levantar un nuevo plano que fije y corrija los deslindes de la propiedad.
Como consecuencia de lo anterior, el Ministerio de Bienes Nacionales y también por
el Ministerio de Vivienda y aprobado por la Dirección de Obras Municipales de Las
Condes y archivado en el Conservador de Bienes Raíces de Santiago bajo el
número 11.274-A el 9 de junio de 1981 que fija los deslindes del resto de los terrenos
correspondientes a “Empresa de Agua Potable de Santiago” y que no reconoce la
presencia de la propiedad de los demandados en el terreno sub lite, modificando de
este modo el error cometido en los planos número 11.274 de 1959 y del plano 851
de 1957.
Lo cierto es que los planos de 1959 aportan confusión y vaguedad y son totalmente
contrapuestos a otros planos que directamente se refieren a la propiedad sub lite.
La única razón por la cual esta parte mencionó los planos de 1959 es para demostrar
que en ellos la propiedad sub lite se graficaba a continuación del resto de los
terrenos fiscales, sin que se interpusiera entre ellos alguna propiedad de los
demandados.
Cuatro años después de que EMOS adquirió la propiedad sub lite, en 1938, se dictó
sentencia judicial en causa voluntaria que -sin considerar las expropiaciones
efectuadas en 1894 porque todavía no estaban inscritas a esa fecha-, modificó
el deslinde norte, sustituyendo “propiedad Empresa Agua Potable de Santiago en
Vitacura” (entidad beneficiaria de la expropiación) por “Chacra de Vitacura o Lo
Castillo” (predio expropiado).
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Esta referencia al deslinde norte, más los planos de 1959 que no son objeto de esta
litis, es lo que llevó a la sentencia recurrida, por la vía de reproducir la sentencia de
primera instancia, afirmar que “probablemente” la propiedad sub lite está más al
sur de donde dice CORFO en su demanda.
Los deslindes graficados en el plano de 1933, una vez más, coinciden tanto con los
de la inscripción que en ese entonces estaba vigente, como con la inscripción
posterior del año 1934 y sobre todo con la inscripción actualmente vigente.
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Nada de esto fue tomado en consideración por la sentencia recurrida. Y, más
importante aún, dicha continuidad registral y planimétrica se ha manifestado en
muchos años de ininterrumpida posesión material, desde los primitivos dueños
hasta nuestra representada en cuanto legítima sucesora en el dominio, en forma
pacífica y, ciertamente, pública.
Pero también cabe agregar que el título inscrito que invocan los demandados
adolece de serias inconsistencias. En efecto, mientras la actual inscripción de
CORFO sobre la propiedad sub lite deriva de una secuencia ininterrumpida de
títulos traslaticios de dominio, complementados con planos, y llevados a
inscripciones en el Registro de Propiedad, existiendo una indisputada posesión
material de una propiedad completamente cerrada; en el caso de los demandados,
por el contrario, la ubicación, forma y deslindes de la propiedad sobre el que alegan
dominio, no existe más que en una inscripción engendrada por la propia familia de
los demandados, en la que unilateralmente le dan una forma bastante difusa a un
supuesto terreno que habría quedado excluido de las expropiaciones de 1894 y
1911, sin que su existencia, cabida y deslindes hubiese sido reconocido por la
66
entidad expropiante, ni por los otorgantes de los títulos respectivos, sino solamente
por la propia familia de los demandados.
Sin embargo, y en realidad, todos estos antecedentes sólo dan cuenta indirecta de
la existencia de la Segunda Porción del Fundo Vitacura, pero de modo alguno
permiten contradecir la pretensión simplemente declarativa y de mera certeza de
Corfo, ampliamente amparada por la realidad de los hechos durante décadas.
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Demandados se denomina “de don Juan Miguel Riesco”. De este predio proviene la
propiedad sub lite.
Efectivamente, la esposa del señor Riesco era dueña del fundo ubicado justamente
al sur de Lo Castillo, denominado Vitacura o Lo Ovalle. Termina de configurar lo
anterior el hecho de que el deslinde norte de la chacra Lo Bravo era el fundo de
“don Juan Miguel Riesco” o “Vitacura”. Por tanto, entre la chacra Lo Bravo y el Fundo
Vitacura (incluyendo su segunda porción) siempre se interpuso el fundo de don
Ricardo Lyon, que según lo acredita el plano de división del denominado “Fundo
“Los Leones” de propiedad de la sucesión de don Ricardo Lyon P.”, agregado bajo
el número 1.742 al final del Registro de Propiedad del año 1933 del Conservador de
Bienes Raíces, predio que era mucho más extenso que la sola propiedad donde
funcionaba el Agua Potable Los Leones (lote sub lite).
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pretensión, cuando la propia E.M.O.S. siempre ejerció la posesión material sobre la
parte de su propiedad que allí aparece como del señor Goycoolea y cuando, más
importante aún, vendió la totalidad del predio a CORFO. Por último, no es un plano
archivado en el Conservador de Bienes Raíces o protocolizado en alguna Notaría
que, por tanto, tenga como fin precisar los límites y/o la superficie de la actual
propiedad CORFO.
4) LA SENTENCIA DE REEMPLAZO
3.- Que se acoja, en todas sus partes la demanda de autos, con costas.
POR TANTO,
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SEGUNDO OTROSÍ: RUEGO A US Ilustrísima tener presente que en mi calidad de
abogado habilitado para el ejercicio de la profesión patrocino los recursos de
casación formal y de fondo interpuestos por la parte demandante.
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