Anda di halaman 1dari 5

Standing, Guy (2011). El Precariado. Una nueva clase social.

Barcelona: Ediciones de Pasado


y Presente, S. L.
Capítulo 1. El Precariado.

 Como recordaba Eric Hobsbawm (1959), siempre ha habido Robin Hoods, que solían
multiplicarse poco antes de que cobrara forma una estrategia política coherente en defensa
de los intereses de la nueva clase dominante. Quienes participan en las manifestaciones del
EuroMayDay son solo el ápice del precariado, pero hay muchos más que viven en el temor y
la inseguridad. La mayoría de ellos no acuden a estas manifestaciones, pero eso no los salva
del precariado (p.21).
 La tesis neoliberal que cristalizó en los 80 era que los gobiernos tenían que promover la
“flexibilidad del mercado laboral”: salarial, del empleo, las tareas y puestos de trabajo, y la
pericia (p.24).
 A medida que crecían las desigualdades y que se el mundo se movía hacia un mercado laboral
abierto y flexible, las clases no desaparecían, pero surgía una estructura global de clases más
fragmentada (p. 26).
 El precariado es algo distinto de la clase obrera o proletariado, que sugieren una sociedad que
consiste en trabajadores con un puesto relativamente duradero y estable, con jornadas de
trabajo fijas y vías claras de mejora, sindicatos, frente a patronos reconocibles. La mayoría
de los trabajadores precarizados no conocían a su patrono ni sabían cuántos empelados tenía
este. Tampoco eran de clase media, pues no tenían un salario estable o predecible. Asimismo,
tampoco eran informales. ¿Qué eran entonces? Lo que probablemente no habrían negado es
que llevaban una existencia precaria (p.25).
 El precariado es una clase social en proceso de formación, aunque todavía no sea una clase
para sí, en el sentido marxista. Aunque las viejas clases sociales siguen existiendo,
actualmente se suelen distinguir siete grupos: élites, altos directivos (públicos y privados),
profi-técnicos, clase obrera, precariado, desempleados y fracasados-inadaptados sociales
(pp.26-7).
 Hay quienes tratan de presentar una imagen positiva del precariado, subrayando el romántico
espíritu libre que rechaza las normas de la antigua clase obrera ancladas en el empleo estable,
así como el materialismo burgués de los empleados de cuello blanco. Sin embargo, esta
aceptación no se debe a un espíritu rebelde sino a la falta de condiciones favorables (p.29).
 No es adecuado equiparar al precariado con los trabajadores pobres o con el empleo inseguro,
aunque esas dimensiones le sean cercanas. La precariedad implica también la ausencia de una
identidad basada en el empleo seguro, sin capacidad de construir una carrera profesional
(p.30).
 El precariado consiste en personas carentes de alguna de las siete formas de seguridad
relacionada con el trabajo: (1) seguridad en el empleo laboral: oportunidades para el pleno
empleo: (2) seguridad en el empleo: protección frente a despidos arbitrarios; (3) seguridad en
el puesto de trabajo: capacidad para mantener un nicho en el empleo y para ascender; (4)
seguridad en el trabajo: protección frente a accidentes y enfermedades, límites a la jornada
de trabajo; (5) seguridad en la reproducción de las habilidades: cursos de formación; (6)
seguridad en los ingresos: salario mínimo, seguridad social, impuestos progresivos; (7)
seguridad en la representación: sindicatos independientes y derecho a huelga (pp.30-1).
 Ingreso social: el precariado se puede caracterizar por una estructura peculiar de ingreso
social que induce una vulnerabilidad que va más allá de la cantidad de dinero recibida. El
precariado es más vulnerable que otras personas con ingresos regulares más bajos, pero que
mantienen las formas tradicionales de apoyo comunal, y también son más vulnerables que
los empleados a sueldo con ingresos monetarios parecidos pero que tienen acceso a diversos
complementos no necesariamente monetarios concedidos por su empresa o el Estado. Lo que
caracteriza al precariado no es su nivel salarial o de ingresos monetarios, sino la falta de
apoyo comunitario en tiempos de necesidad (pp.33).
 Carencia de identidad basada en el trabajo: cuando tienen un empleo, este no les permite
construir una carrera profesional, sino que carece de tradiciones de memoria social y de la
sensación de pertenecer a una comunidad ocupacional basada en prácticas estables, códigos
éticos, reciprocidad y fraternidad. Esto intensifica una sensación de alienación e
instrumentalización (necesario para sobrevivir), oportunismo (aceptando lo que sale) y
cortoplacismo (p.34).
 Son residentes (en tanto habitan un territorio) pero no son ciudadanos plenos, pues no acceden
a todos sus derechos (p.36).
 Un empleo a tiempo parcial puede ser entendido como un escalón en la construcción de una
carrera profesional, pero también puede suponer bajar un escalón hacia un estatus con
menores ingresos. Normalmente, se define a los empleos a tiempo parcial como los que se
realizan en menos de treinta horas semanales, sin embargo, en realidad trabajan muchas más
horas y por menos de lo que esperaban (p.38).
 Títulos de gran resonancia que ocultan su tendencia al precariado: se convierten en jefes,
ejecutivos y oficiales sin tener un equipo al que forjar. Por ejemplo, oficial de distribución de
medios (chico del periódico), oficial de reciclado (vaciador de papeleras) o asesor higiénico
(limpiador de baños) (p.41).
 El precariado experimenta las 4a: aversión (frustración y privación), anomia (pasividad
nacida de la desesperanza), ansiedad (sentirse al borde del abismo y con miedo a perder lo
poco ganado) y alienación (lo que hace no favorece lo que aprecia) (p.46).
 Una clase en la que no se nace, y que no se siente orgullo de pertenecer a ella. El precariado
no ha llegado aún a esa fase, por más que algunos precarizados muestren un orgullo desafiante
en sus manifestaciones, blogs y relaciones de camaradería (p.48-9).
 El precariado no es una clase para sí, pues se encuentra en guerra consigo mismo. Un
trabajador temporal con bajo salario puede verse inducido a pensar que los “parásitos del
bienestar” reciben más, injustamente y a su costa (p.52).
Capítulo 2. ¿Por qué crece el precariado?

 Un principio neoliberal era que se requerían regulaciones para evitar que los intereses
colectivos actuaran como barreras a la competencia. La era de la globalización no fue pues
de desregulación sino de re-regulación. Las nuevas regulaciones eran preceptivas, pues
imponían lo que se podía y no se podía hacer, y qué había que hacer para beneficiarse de la
política estatal (p.54).
 Foxconn, el mayor fabricante de mundial de la industria electrónica, representa
concentradamente la connivencia de las multinacionales con los abusos en los parques
industriales que han surgido en China. El Parque de la Ciencia y la Tecnología de Longhua
(Shenzhen) es conocida como “Foxconn City”, con sus fábricas de 15 pisos y la contratación
de inmigrantes rurales por salarios ridículos. Foxconn es una metáfora de la globalización
(p.57).
 Un aspecto de la globalización que ha suscitado poca atención pero que ha contribuido a la
precarización es la conversión de las propias empresas en mercancías que se compran y
venden mediante fusiones y adquisiciones. Esto implica que los compromisos asumidos por
sus propietarios actuales no valen tanto como solían: los propietarios y directivos pueden ser
otros para mañana (p.58).
 Flexibilización numérica: Las principales empresas subcontratan gran parte de su trabajo, al
tiempo que preservan un pequeño núcleo de privilegiados (ciudadanos de la corporación),
cuya lealtad valoran (p.62).
 Los trabajadores temporales también pueden verse más fácilmente sometidos a formas de
subempleo, se les puede pagar menos por menos horas en períodos de baja actividad, se
pueden controlar más fácilmente mediante la intimidación, si no aceptan las exigencias que
se les hace, se les puede despedir sin perturbaciones y costes. De este modo, los trabajadores
temporales son utilizados como palanca para imponer concesiones a los demás (p.63).
 Tradicionalmente, las agencias de trabajo temporal (como Adecco o Pasona) se concentraban
en el personal de oficinas y puestos de baja categoría como de limpieza, hasta que un día se
toparon con la lucrativa esfera de los “demandantes de subsidio”, y ahora están entrando en
el campo de los profesionales (p.65).
 Todavía se mantiene la imagen de que las familias y empresas cuidan de la gente y que eso
hace superflua la intervención del Estado, lo que dificulta la petición de ayuda por parte de
una persona desempleada (p.66).
 Flexibilización funcional: la flexibilidad implica más trabajo no pagado, un solapamiento
entre el lugar de trabajo, el domicilio y los diversos lugares públicos, y un desplazamiento de
control directo a diversas formas de control indirecto, en las que se aplican mecanismos
tecnológicos cada vez más sofisticados. Los trabajadores a distancia están expuestos a quedar
excluidos de la nómina de empleados con el fin de reducir los impuestos y contribuciones
sociales, parte de su trabajo puede no ser registrado (trabajo sumergido) (p.72).
 Flexibilización salarial: dado que los trabajadores precarios dependen sobre todo del salario
monetario, se da así un re-mercantilización del trabajo (p.77).
 Ahora las negociaciones de concesiones están más escoradas: se les quitan los complementos
sociales a los trabajadores de los escalafones más bajos, de forma que los salarios aumentan
como parte de su ingreso total, pero permanecen estancados (p.80).
 Mientras que antes del Estado de bienestar, los individuos y las familias dependían en buena
medida de mecanismos informales de ayuda comunitaria, estos han desaparecido. Se vieron
debilitados por el aumento de los subsidios estatales y empresariales que hizo pensar a la
gente al cabo de dos o tres generaciones, que ya no los necesitaba (p.82).
 Suele afirmarse que los jóvenes son holgazanes y prefieren recurrir a las subvenciones de
paro. Sin embargo, el problema es el mercado laboral flexible. Si los salarios caían y los
salarios se hacían precarios, los subsidios al desempleo se hacían más atractivos. Al
reconocerlo, los gobiernos de los países industrializados redujeron los subsidios, haciéndolos
más difícil de obtener y mantener: se condiciona a que las personas se comporten de
determinada manera para recibirlos (p.84).
 Los desempleados también experimentan una forma de tercerización. Tienen múltiples
“lugares de trabajo” (agencias de empleo, oficinas de subsidio, cursos de formación para la
búsqueda de empleo) y tienen que aceptar un montón de trabajo no pagado (rellenar
formularios, hacer colas, ir de un lugar a otro en búsqueda de empleo, acudir a cursos de
formación). Estar desempleado puede ser una tarea a tiempo completo y exige flexibilidad,
ya que hay que estar disponible casi en cualquier momento (p.87).
 La trampa de la precariedad: un mercado laboral basado en el trabajo precario genera altos
costes de transacción para quienes están en los márgenes: el tiempo que lleva pedir un
subsidio si quedan desempleados, la pérdida de ingresos durante ese período, el tiempo y los
costos asociados a la búsqueda de empleo, en aprender nuevas rutinas laborales, así como
ajustarse a las exigencias de un nuevo empleo temporal. El total puede ser sustancial
comparado con los ingresos esperados (p.87).
 La gente con empleos temporales no suele apresurarse a pedir subsidios. A menudo lo hacen
a regañadientes, después de que la situación haya empeorados, por lo que las deudas y
obligaciones con los parientes, amigos y vecinos crecen y acuden eventualmente a algún
prestamista usurero. Supongamos que terminan pidiendo el subsidio, pero que a continuación
se le ofrece otro empleo temporal mal pagado. Ante esta situación, vacila, sabe que los
subsidios pueden durar por un tiempo, pero también sabe que cuando su empleo se acabe
tendrá que afrontar de nuevo importantes costos de transacción. La verdad es que no puede
permitirse tomarlo porque, además del coste en la pérdida del subsidio mientras dura el
empleo, está el coste de volver a pedirlo (p.88).
Capítulo 6: Una política de descenso a los infiernos

 El Estado de derecho no es minimalista como suelen afirmar los neoliberales, sino que es
intrusivo: no tanto dice qué hacer, sino que se base en lo que permite hacer.
 La sociedad panóptica, como la pensó Jeremy Bentham, es ahora una realidad. Shenzhen
hace seguimiento visual a los trabajadores las 24 horas del día por medio de cámaras de
vigilancia, a la vez que actualiza constantemente los datos sobre ellos para darles incentivos
y castigos. Asimismo, Google Street View y Facebook son formas de reducción de la
privacidad, información que luego es entregada a las empresas. Vivimos en una sociedad de
vigilancia universal.
 Los precarizados están más vulnerables a los controles y opiniones de sus patronos y los
policías. En Singapur se realizaron estudios sobre determinado gen, cuya presencia hace
menos propensos a los cambios de humor y más probables a ser trabajadores dóciles.
También se encontró que el bajo nivel de la hormona de la tensión hace más dispuestos a
aceptar bajos ingresos, con la esperanza futura de aumento. De esta forma, las empresas
pretenderían contratar a quienes son más dóciles de acuerdo con su genética, dando paso a
una forma de ingeniería social.
 El paternalismo libertario se evidencia por medio de la condicionalidad: los programas de
transferencias condicionadas inducen a actuar de determinada manera. Asimismo, por medio
de las terapias a los desempleados se busca hacer “feliz” al precariado. Del mismo modo,
existen subsidios que condicionan a seguir cursos de formación o a aceptar cualquier empleo.
Los gobiernos presionan para que los desempleados se culpen a sí mismos.
 Las víctimas de la economía global de mercado (migrantes, solicitantes de ayuda,
delincuentes y discapacitados) son culpados por la ausencia de oportunidades.
 Naomi Klein considera que el mercado es un “capitalismo de compinches”. La derecha ganó
la batalla tras la crisis del estado de bienestar, pues problematizaba por qué apoyar un Estado
fuerte. De esta forma, el neo-fascismo se abre paso en la política, por ejemplo, en Italia,
Berlusconi formó una alianza entre la élite y la clase media baja con miedo a caer en el
precariado.
Capítulo 7: Una política de asalto a los cielos

 Para Kierkegaard, la ansiedad forma parte de la libertad.


 El precariado necesita construir una ética de la solidaridad social y universalismo, valores
rechazados por el utilitarismo neoliberal. De este modo, debe aspirar a una política
paradisiaca y una nueva visión progresista: suavemente utópica y orgullosa de serlo (lo que
el neoliberalismo vivió antes de volverse hegemónico).
 Los precarizados “malos”, que votan por la extrema derecha, sienten nostalgia por una época
dorada imaginaria.
 Se propone ciudadanía (no nacionalización) para los extranjeros, que no son lo mismo a los
permisos permanentes de acogida.
 Asimismo, el precariado debe recuperar las identidades y el multiculturalismo.
 Trabajo y no solo ganarse la vida: no debe suponerse que quien no tiene un empleo no trabaja,
o quien no trabaja es un parásito. Del mismo modo, que se le da mayor tiempo para el trabajo
que no es mercancía y el ocio que no es juego.
 Los empleos deben ser tratados como instrumentales y vérsele como una auténtica
transacción comercial, pues para los precarizados el trabajo no es feliz. Además, cada uno
debería escoger su empleo sin intervención del Estado.
 Renta básica: pensión ciudadana, dividendo social, asignación de solidaridad y demo-
subsidio. Esta debe darse a todos los residentes legales individualmente, tanto niños como
adultos, mensualmente (modesta pero regular), incondicionalmente de su comportamiento,
más suplementos (por discapacidad, por ejemplo), en dinero (no cupones). En los países ricos
es solo ratificar pagos ya existentes.
 Asimismo, esta renta básica puede alentar la democracia deliberativa. Y se sostiene que el
voto obligatorio podría aumentar el voto social progresista.

Anda mungkin juga menyukai