Análisis
el cual le dara su recompensa»), Hen esl 44, 2, (<<QUIen ultraja el rostro de una per-
sona, ultraja el rostro del rey ») Tamblen es muy afm el pasaje Mldr Tann sobre
Dt 15, 9, cItado por Jeremlas, Parabalas, 251 «<SI habels dado de comer a los po
bre" 10 tengo en cuenta como SI me hubIeraIS dado de comer a m!») DIfIeren un
tanto los paralelos JudlOs que consIderan a DIOS como modelo en la practica de las
obras de candad e InVItan a segUIr su ejemplo, aSI, Sota l4a = BIll I, 561 (DIOS V1S-
tia a desnudos [1 Gen 3, 21 '], VISIto enfermos [Gen 18, 1], consola a tnstes y ente-
rro muertos [Dt 34, 6]) Sobre las obras de candad en el JUICIO, cf mfra, n 137
31 J JeremIas, JtOlflT]V x'tA, en ThWNTVI, 486,1-22,488,9-13,489,15-18,
490,28-491,21
32 En la estela de Bultmann, HIstOria, 182s
33 A'il Brandenburger*, 7686 sItúa el texto en una comumdadJudeo-he1e-
mstlca, porque la IdentlflcaClOn de Jesús con los mas debIles tiene sus paralelos
mas proxlmos en Rom 8, 29 YHeb 2, 11-18 Pero yo no puedo encontrar en Mt 25,
31-46 m una cnstologla de preexIstencIa m una cnstologla de encarnaclOn
34 Por ejemplo Jeremlas, Parabolas, 253, Maman, Saymgs, 249, Broer*,
288, Agbanou**, 193s, Fnednch~, 283-297, WIlckens*, 379-382
35 Postulan el ongen palestmo-Judeocnstlano, por ejemplo, Hahn, Hohelts-
tztel, 187, Legas,e, 93, Zumstem, CondltlOn, 333
36 Son sem1tIsmos, probablemente, las proposIcIOnes yuxtapuestas de senti-
do condICIOnal en los V 35-3942-44 (Beyer, Syntax, 279 «Cuando tuve hambre,
me dIsteIS de comer~), ouvayw = acoger amIstosamente (hebr lO~,_Oj:l) No es
un semItismo claro EL~ ='tL~ (dowmentos gnegos en Bauer, Wb 6 s v EL~ 3) No hay
por que entender como semItismo el wu'twv de los v 40 45, redundante solo en
apanencla (asl Dalman Grammatlk, 113 [= § 17 n o 9]) el Juez umversal puede re-
fenrse muy bIen a sus hermanos, que estan qUlza Junto a el
37 Cf supra, n 12,30, sobre las obras de candad cf mfra, n l32s, 135-137
38 Cf mpra, n 30
39 WIlckens*, 379 En cualqUIer caso, no utlhzo el argumento en la dlrecclOn
de WI1ckens, que lo emplea para conclUIr la ongmahdad de Jesús
hipótesis. Un dicho-amén en boca de Dios ~ería también extraño. ¿ü ha-
bló aquí Jesús de ~í mIsmo como futuro HiJo del hombre y juez umver-
sal40 ? Pero entonces habría que atribuirle tambIén los paralelos Q 10, 16;
Mc 9, 37; Mt 10, 42, lo cual me parece dIfícIl. También es dIfíCIl en e~ta
mterpretación el calificativo de «rey»: ¿Se habría aplicado Jesús un pre-
dicado del mesías davídico o hasta un predicado de Dios 41 ? En el aspecto
formal, este texto amplio sobre el Hijo del hombre tampoco se ajusta al
re~to de los dicho~ de Jesús 50bre el mismo tema, que son muy breves.
¿E~, por tanto, má~ razonable atribuir un texto tan espeCIal a algún discí-
pulo de Jesús judeocristiano, desconocido para nosotro~? Quizá sea la me-
jor hipóteSIS. Los muchos exegetas que atribuyen el texto a Jesús, en for-
ma a menudo muy problemática, tendrían que permitIrno~ preguntarles,
en todo caso, si lo hacen en parte porque el texto ha cobrado tal impor-
tancia para nosotros, hijos del siglo XX, que sólo a regañadientes se lo hu-
bieran negado a JesÚs 42 .
Historia de la influencia
Cn.,to en las alma~ human.ls Jerómmo, In les 16 (sobre 58, 6s) = CChr SL 73A,
667, evoca el calor de la IgleSia, el vestido del bautismo y el manjar de la recta doc
tnna
93 Por ejemplo, Calvlllo n, 295, Musculus, 536, 538 ¡De modo que tam-
bién los profesores se pueden salvar'
94 Calvlllo n, 294s, cf Id ,Inst I1I, 18, 1-3
95 Coccems, 40, po"IclOn Similar del catóIJco Valdes, 449
96 Maldonado, 503. Lapide, 464, más defensores de esta InterpretaCión en
Gray*, 210-216
97 Jansemo, 250
98 Según Gray*, 241s, ~u pnmer defensor e, el Illglés John HeylIn en Thea-
laglcal Lectures at We~tmmster Abbey 1, 1749
99 Por ejemplo, von Olshausen, 931~, O pflelderer, Das Urchrmentum 1,
BerIJn 21902, 596, Holtzmann, 288, B Welss, 440, Zahn, 673s (consuelo a lo~ di s-
clpulos), Klostermann, 207, otros representantes en Keil, 497 y en Gray*, 251s
100 Por ejemplo, Wmandy*, 178-186 (184 «La mise en scene dramatlque
de» Mt 10,40-42), Haufe", Cope*, Ingelaere*, 32-56, Lambrecht*x, 329-340,
Broer*, 292-295 (para MI), Gewalt*, Fnednch*, 2'59-270 (para Mt), Stanton, Gas
pel (vol I1I), 207-231, Hare (vol I1I), 288-291, Watson*, 64-66
10 l Hay opInIOnes encontradas sobre la referenCia exclUSiva a los paganos o
extensiva tamblen a los JudlO~
cen sólo los no cnstIanos, los cnstlanos, a los que señala especIal-
mente el juez ulllversal (1 «estos» hermanos '), están a su lado y no
son juzgados Los «hermanos más pequeños» son aquí, general-
mente, los cnstlanos, en ocaSIOnes tan sólo los apóstoles y miSIO-
neros cnstlanos Son juzgados los no cnstlanos, por tanto, sobre su
comportamiento con los cnstlanos Así entendido, el texto no posee
pnmanamente una funCIón parenétlca, smo que es un consuelo pa-
ra los miSIOneros cnstlanos acosados y persegUIdos son tan Impor-
tantes, que el comportamiento con ellos deCide la salvación o con-
denación de los paganos Lo que caractenza a esta mterpretaclón
no es la gran amplItud del tlpO hermenéutlco ulllversal, que elImi-
na todo lo dogmátlco, smo un espíntu estrecho, casI sectano lü2
Aquí, Mt 25, 31-46 no es ya un testlmolllo de la relatlvlzaclón de
todos los dogmas y confeSIOnes, smo testlmolllo de la pretensión
de valor absoluto por parte del cnstlalllsmo Así entendido, Mt 25,
31-46 tampoco es ya la meta a la que apunta toda la paréneSIS de
Mt 24, 32-25, 30 Los defensores de esta mterpretaclón tIenen que
admitir, más bien, un doble plano en el JUICIO Después del JUICIO
sobre la comullldad, que ya fue aludido en 24, 45-25, 30, se ad-
junta ahora un texto sobre el JUICIO reservado a los no cnstlanos 103
102 Cope* 44 «The ethlc IS a church1y sectanan one, It doe, not represent a
<;lgmfIcant advance m the ethlcal thmkmg over the ethlcs of JudaIsm of ItS days»
103 Esto se corresponde con TestBenJ 10 Ss (pnmero, el JUICIO a Israel lue
go, a las nacIOnes) El caracter acce,ono que tendna en ese caso 25, 31 46 lo ad-
vierte bien S Grossmann, Das Ende der Welt Wuppertal-Kassel1991 101 cuando
defme el texto como una especie de «campamento de acogida>, para no cnstlanos
104 La mterpretaclOn de Jeremlas, Paraba/as, 251, 254, responde en forma
claslca a esta demanda HJ..¡( " <"" J
responde a ciertas demandas del presente, sino simplemente en que es vi-
gorosa exegéticamente: tIene a su favor Mt 10, 11-15.40-42 Y el uso lin-
güístico judeohelenístlco normal de la palabra E{}vl1 = O',J. Esta interpre-
tación supone un giro radical frente a la interpretación universal, domi-
nante en el siglo XX: el texto Mt 25, 31-46, tan famIliar y «de actualIdad»
según la mterpretacIón universal, resulta de pronto extraño. Muchos exe-
getas han anunciado una dura crítica contra esta interpretación 105, aunque
la consideran meludIble exegéticamente. Aplicar en nuestro tiempo, de
forma defendible teológica y exegéticamente, el texto así entendido, les
parece difíCIl a la mayoría. E,te tIpO hermenéutico se va impomendo hoy
más y más, aunque apenas guste a nadie.
Explicación
commumty»
106. 10,23; 13, 40-43.49s; 16, 27s, 19,28,24, 30s. Cf. Luck (vol HI),275
«Esta cIrcumtanCla VIene proyectando sus sombras en Mt».
107 Mc 8, 38,13,27, Jn 1,51, cf 2 Tes 1,7; Lc 12, 8s
108 Cf supra, 177.
109. Ahí se encuentra el paralehsmo más Importante entre los dISCurSOS figu-
rados de Hen et y la tradICIón global del HIJO del hombre en el nuevo testamento:
éste va más allá de esos discursos. En ellos está presente y actIvo el «Señor de los
Delante de su trono se reúnen naV'w ta E'frV'll El relato habla
sólo de ellos El tercer grupo que partIcIpa publIcamente en el JUI-
CIO, «estos» hermanos, nunca aparece en la descnpcIón del mIsmo,
smo que es mencIOnado sólo en el v 40, en el dIscurso dnecto del
Juez Esto es fundamental para la comprensIón del texto los lecto-
res mtentarán reencontrarse en este texto, como en todos los ante-
nares Al IdentIfIcarse, llegan a comprender ¿Con qUIén se IdentI
fIcarán? Que se IdentIfIquen con «estos hermanos más pequeños»,
en la línea de la «mterpretacIón excluyente», queda descartado na-
rratológIcamente, por decIrlo así, porque de ellos sólo se habla en
el v 40, que es la respuesta del Juez, ellos no son actores en esta
descnpcIón del JUICIO umversal SI el narrador hubIese quendo la
IdentIfIcacIón de los lectores con «estos hermanos más pequeños»,
habría pOdIdo mtroducIrlos sm dIfIcultad ya al comIenzo de la des-
cnpcIón Junto con el Juez umversal ¿Se IdentIfIcan entonces con
nana ta E'frV'll? Eso cuadraría a los textos antenores de los dos es-
clavos, de las muchachas y de los esclavos del capItalIsta VIajerO
(24, 45-25, 30), pues aquí como allí aparece una doble oferta de
roles los lectores tIenen que decIdIr -no sólo en el acto de com-
prensIón, smo tambIén en la vIda real- SI están por las muchachas
prudentes o por las neCIas, por unos u otros esclavos, por los del la-
do derecho o los del IzqUIerdo
Sm embargo, esta IdentIfIcaCIÓn es dIfícIl en el aspecto semán-
tIco, porque el térmmo E'frV'll desIgna generalmente, en el ámbIto
de mfluencIa Judeohelemsta de la Septuagmta, y tambIén en el
evangelIo de Mateo, a los paganos no IsraelItas (y no cnstIanos)
¿Pueden IdentIfIcarse los lectores JudeocnstIano~ con ellos? Inter-
pretarán pnmero la expresIón a partn de su lectura antenor del
evangelIo, y recordarán 24, 30s, por una parte, y 24, 14 por otra
En 24, 30s, naom aL cpuAm tlíe:; Ylíe:; son testIgos de la llegada del
HIJO del hombre Se lamentan, y el HIJO del hombre envIará a con-
tmuaCIón sus ángeles para recoger de todas partes a sus «escogI-
dos» SI entendemos 25,31-46 como contmuaCIón de 24, 29-31 11 °,
sugIere un sIgmfIcado unIversal para nana La E'frv'll Pero ¿están
mclUIdos tambIén los «escogIdos» traídos de los cuatro puntos car-
El JUICIO del HIJO del hombre comienza con una comparación 32b
que aclara la verdadera acción JudiCial la separación (a.CPOºL~W) -33
El Juez unIversal segrega a los Justos de los lllJUStoS, y pone a
aquéllos al lado derecho, el «bueno», y a éstos al IzqUIerdo, el
«malo»116 Dicta la <;entenCIa desde el pnnCIpIO y no necesita, co-
mo un Juez profano, buscar la verdad mediante un mterrogatono
La separación previa viene a subrayar la soberanía del Juez umver-
sal El diálogo que se produce después con los dos grupos servirá
sólo para fundamentar la sentencia ya dictada con antenondad La
comparaCIón con el pastor viene a glosar este acto deCISIVo de se-
117 La comparación del pastor podría evocar a los lectores los pasajes de 9,
36, 14, 14, 18, 12-14, aunque el tema del pastor tiene en ellos un uso diferente No
hay, a mi JUICIO, en el evangelio de Mt una solida «cnstologla del pastoD>, como
pretende F Martm, The Image of the Shepherd In the Cospel 01 St Matthew ScEs
27 (1975) 261-301, m una «narratlve ~trategy» construida sobre el motivo del pas-
tor (J P Heil, Ezekzel 34 and the Narrat¡ve Strategy of the Shepherd and Sheep
Metaphors In Matthew CBQ 55 [1993] 698-708)
118 En aleman, donde «separar las ovejas de las cabras» e~ una frase hecha,
EºlcpO~ se ~ue1e tradUCir «Bocke» (machos cabrío~), ~lgUlendo a Lutero y la Zur-
cher Blbel de 1531 (cf Vulgata haedus = macho cabno, cabnto) En mgles predo-
mma «goat», en frances «bouc» (cabnto), en español «cabras» y «cabntos»
119 ASI, por ejemplo Gmlka 11 (vol TI), 372 Sobre la IdlO~mcraSla de los ca-
bntos se pueden leer cosas divertidas en teologm antiguos y modernos Un cabn-
to e~ «foetens» (hedIOndo), «a~per», «mmundus», «petulcus» (topador), «fervens
semper ad cortum», «1asclvus», «per praeClpltla mcedens», «nxosus» (pendencie-
ro) (por ejemplo, Jerommo, 243, Lapide, 462), los cabntos llevan cuernos como el
diablo (en Fnednch x , 144, con n 70), son gordos y VIOlentos (Holtzmann, 288),
etc
] 20 Dalman, Arbelt VI, 276, anota una referenCia segun la cual esto ocurría
en otoño, en la llanura costera Wengst*, 493-497 explica en forma sugestiva como
se paso de este apunte sobre un hecho limitado a un lugar y tiempo, haCia el año
1900, a través de unas citas erudltas, a un uso genera] de los pastores pa1estmos
121 Bauer, Wb 6 s v, afIrma que EºlcpO~, que el traduce erroneamente por «ma-
cho cabno», «ChiVO», slgmftca «Junto a Jtºo~cna Simplemente cabras» Wengst*,
497s, tras exammar los documentos pertmentes, demo~tro su mcorrecclOn
de los machos cabríos adultos (l:QUYOL) y de los cabntos <<Jóvenes» (Xl[W-
QQOL)122 "EQl<POC; tiene, en consecuenCIa, un sIgmflcado preCIso y no pue-
de ser la designacIón general de «cabra» m de ammales machos de dIver-
sas especIes (<<machos cabríos») ¿Por qué separa, entonces, el pastor a los
cabntos de las ovejas? QUlza los LXX ponga en la pIsta en casI todos los
pasajes donde aparecen EQl<POL, estos son sacnflcados, consumIdos u ofre-
cldosl 23 QUIzá sea ése el motivo de la separacIón de los cabntos tIernos
eran destmados a la matanza l24 Entonces sólo resta, como dIfIcultad, la
pregunta de por qué este rebaño consta preCIsamente de ovejas y cabras
¿Cabe ~uponer que en la lengua Judeohelem,ta de la época sIgUIera VI-
gente el antIguo 'Igmflcado de JtQo~m;u como «ganado menor»125? En los
LXX, la palabra es caSI SIempre vocablo de traduccIón de iN:':, que slgm-
flca «ganado menor» en general y, por tanto, oveps o cabras l26 El símJl
de la parabola sería entonce& restnctlvo el pastor separa los cabntos des-
tmados a la matanza del resto de su ganado menor, es decIr, de las otras
ovejas y cabras Esta hipóteSIs, de todos modos, no es demostrablel 27
128 La tesIS de que el texto qUIere sugenr esa asocIacIón se contradIce con el
uso de ~aoLAfLa en el v 34 (a dlferemca de 13, 41, 16, 28, 20, 21) en el sentIdo de
patnmonlO sagrado, como en 21, 43 ~aOLAeLa wu {}cou Punge, Hezlsgeschehen,
186-205, mflere de los pasajes mateanos que hablan de Jesús como «rey» una cns-
tología general que abarca el abajamIento y la majestad de Jesús Esto es, qUIzá,
una sobremterpretaclón
129 Cf BIlI 1, 974s, 983 (son realIdades preexIstentes el Jardín del Edén y la
gehenna)
130 Cf BIll 1II,266-272
131 Cf supra, n 12 La alusIón se ajusta a 2,1-23,5, ls, 7, 28s, donde Jesús
aparece como nuevo MOIsés (cf vol 1, 158, 176,305, 582s) Sobre la tIpología de
MOIsés en Mt dIce AIlIson, New Moses (vol lII), 267, a mI JUICIO acertadamente
«The New Mo~es theme remams one of many thmgs, and ~ot the most Important».
B. Charette, The Theme of Recompense m Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79),
158 YpaSSlm, ve una afImdad con Gén 12,3 (euAoYCOfl,aL, xa'wQao~laL), e mtenta
comprender toda la teología mateana de premIO y castIgo a la luz de la prome~a a
Abrahán y de la promesa bíblIca de la tIerra Pero ambos verbos aparecen a menu-
do como pareja antagómca, las afImdades son demasIado mespecíflcas para poder
~ustentar la carga demostratlVa en favor de esa tesIs
Listas parecidas se encuentran a menudo en textos bíblicos y paleo-
judíos 132. En las series judías es muy frecuente la combinación de
hambrientos y desnudos; rara vez figura la visita a presos. ¿Hay
aquí un rasgo situacional importante para el cristianismo primitivo?
Los misioneros cristianos tenían que contar, especialmente, con la
posibilidad de parar en la cárcel; pero no sólo ellosl 33 • La visita de
presos era importante, porque éstos no eran asistidos en las prisio-
nes l34 • Para misioneros cristianos itinerantes que no tenían familia-
res en el lugar, la ayuda de las comunidades era muy necesaria.
La teoría rabínica posterior distinguió entre estas obras buenas,
que llamó obras de amor (J:l~i9Q n'~~~~), y las limosnas (j¡i?:r~).
Eran «obras de amor» aquellas que, además de la prestación pecu-
niaria, exigían una entrega de toda la persona. Ambas cosas juntas
formaban parte, en la concepción rabínica, de las «buenas obras»
(J:l~~'~ J:l~tl)~~), que la torá no puede definir con la precisión con
que define los preceptos 135. Las obras de amor fueron muy impor-
tantes para los judíosl 36 , después de la destrucción del templo aún
más que antes. El hacer u omitir obras de amor puede ser decisivo,
según textos judíos, en el juicio 137. El diálogo suena, pues, familiar
etermdad), Sanh l03b = B¡JI IV, 567 (la hospitalIdad hace participar en el mundo
futuro), Ned 40a = B¡JI IV, 577 (la VIsita a los enfermos salva de la gehenna) Del
amblto extraJudlO cabe adUCir el pasaje del LIbro eglpclO de lo, muertos, 125 =
AüT 12, 12 (el difunto alImento a hambnentos, dIO agua a sedientos, ofreclO ropa
a desnudos)
138 Cf por ejemplo JeremIas, Parabolas 254, Haufe~, 490, Fnednch*, 276
(para la tradlclOn pospascual)
139 De ellos se trata, cf mIra, 688
140 Ya Calvmo n, 296 cree que el tema del desconOCimiento nos hace ver (1)
que Cnsto se Siente concermdo por el comportamiento reciproco de las personas
maneja el texto viene también a ilustrarlo: los justos no calcularon ni pre-
tendieron merecer una recompensa por su amor. El tema del desconoci-
miento, por tanto, no debe lllducir, en mi 0plllión, a buscar en el mundo
extratextual personas que nada sepan de Cristo, como si el texto sólo ver-
sara sobre ellas. Mt 25,31-46 no enseña un camino especial para ir a Dios
Slll conocer o reconocer a Cristo 141 .
151 ASI, por ejemplo, Zahn, 674 Ingelaere*, 60, Stanton, Gospel (vol III),
222 Cf tamblen el «tIpo de InterpretaclOn excluyente», supra, 676 678
152 No ~e puede afIrmar, en mI OpInlOn, que Mt 25,31 46 denota una «arro-
gancIa cnstIana» y un «fanatIsmo» «Intolerables» (J Welss, 388), porque el texto
no buscaba la autolegltImaclOn Esto, en cualqUIer caso, no modIfIca en nada el he-
cho de que las pretensIOnes de Jesus y los radIcales Itmerantes cnstIano-pnmItlvo~
resulten extraños en la SOCIedad plurahsta actual
¿ Cabe pensar, má~ allá de los radicales itmerantes, en la iden-
tIficación de Jesús con otros «humildes» y «pequeños» entre los
cristIanos? A la luz de 18,5 no está prohibido, desde luego 153 . Sin
embargo, no se trata de una identifIcación de Jesús -en la línea del
tipo hermenéutico universal- con las personas más pobres en ge-
neral, ni de la Idea corriente de la imagen y semejanza de Dios 1)4,
tampoco del «abajamIento del Preexistente y de su presencIa como
'hermano' en la esfera de la misena humana tipificada»155. No se
trata de la idea paulina del cuerpo de Cristo 156 , ni en absoluto de un
Hijo del hombre como colectividad l57 (¡nunca existió eso!). En el
trasfondo está más bien, incluso en Mateo, el derecho judeocristia-
no primitivo del mensajero y, por tanto, la idea judeocristiana pri-
mItiva del 0~"~ o cmó01;oAo¡:; como epifanía del Hijo del hombre
celestial 158 •
La situación de los destinatarios es la misma que en 10, 40-42.
Ellos son los mterrogado¡" no son los reclamantes cuyas pretensio-
nes se confirman, por fin, ahora. Recordarán que el amor se enfría
en su propia comunidad, que ha cundido la «maldad» (24, 12; cf.
18, 6-9), que en medio de ellos se ha instalado el odio (24, 10) Y
acecha la «trampa» de las propias ambiciones, por lo cual Jesús tu-
vo que inculcarles constantemente el abajamIento (18, 1-5) y el
serVICIO (20, 20-28; 23, 8-11). No se identIficarán por tanto sola-
padamente, en la lectura del v. 40, con los «hermanos pequeños»,
como si ellos mismos, de pronto, no estuvieran bajo el juicio del
Hijo del hombre. Saben que la predicación de Jesús es un reto pa-
153 Según el dl)curso a los discípulos (cap 10), tampoco eran los radicales
Itmerantes simplemente un grupo aparte, )mo que los mismos diScípulos, cuya mi-
sión y facultad de juzgar ha explicado el discurso (10, 11-15), quedaban sometidos
al JUICIO y eran mterrogados críticamente )obre su comportamiento con los mensa-
jeros, cf e)pec 10, 32s 34-39 40-42 Yvol n, espec 116),212-215
154 Cf Chnstlan*,40s Sobre la conexión de Gén 1, 26s y Mt 25,35-40 en la
Igle)la antigua, cf Puzlcha~, 109-111
155 Brandenburger*,83 Brandenburger toma pie de la Idea paulina de la en-
carnaCión y legitima así su nOCión umversal de los «hermano)>>
156 A,í muy a menudo la mterpretaClón ecleSial, por ejemplo, Juan Cnsósto-
mo (cf Brandle*, 286-288), Agustín (cf Puzlcha*, 128-136, Frahler*, [L'mterpré-
tatLOn], 75, 79-81) Lutero (Evangelzen-Auslegung) n, 857 (sermon de 1537) pone
en boca de Cnsto «Estos pobre) son mi) pies y mis miembros»
157 Manson, Saymgs, 249s
158 En ese ,entldo no van tan de,cammado) algunos exegetas que apuntan a
los apóstoles, por ejemplo, Meyer, 417, Bornhauser"', 77-81, con énfaSIS MI-
chael)*,30-37
ra ellos lo mismo que para los otros, y que la propia comunidad
puede pertenecer al campo de cultivo del diablo como el resto del
mundo (cf. 13, 38s). También ellos forman parte de los Jtáv'ta 'tu
E{}Vl1 y son juzgados con el mismo criterio que las demás personas.
La categoría especialísima de los discípulos de Jesús en el evange-
lio de Mateo, que es innegable, no puede derivar en triunfalismo y
autoabsolutización. Los discípulos de Jesús son ciertamente -en
virtud de su mensaje sobre Cristo- las personas más importantes
de la historia universal; pero queda por saber si están a la altura de
las exigencias que esa importancia lleva consigo. Ellos son la «luz
del mundo»; pero está por ver si esa luz ilumina realmente, de for-
ma que las personas alaben al Padre por sus obras (5,14-16)159. En
la concepción de Mateo no existe el grupo especial de los «herma-
nos más pequeños» que ocupan un lugar privilegiado y no están
sujetos ajuicio. Siguiendo con el símil, los «más pequeños» están,
para Mateo, entremezclados con los otrosl 6Ü .
La segunda parte del texto, el diálogo del juez universal con los 41-45
de su izquierda, no contiene ya grandes sorpresas. En el v. 41, la si-
metría con el v. 34 se rompe en dos puntos: Mateo evita sutilmen-
te la formulación xa'tYJQa~lÉvOL wu JraTQó~ ~01J161, y tampoco di-
ce que el fuego eterno esté preparado para los malditos desde el
comienzo de la creación, porque Dios ~<ll0 creó a los hombres pa-
ra aniquilarlos»162. La segunda parte del diálogo fue abreviada por
Mateo: no pudo omitirla porque la condena en el juicio era para él
una posibilidad real y amenazadora. El diálogo deja claro, de mo-
do impresionante, que la relación con Jesús no puede disociarse de
las relaciones con personas concretas, en este caso los miembros
de la comunidad, que lo representan. Honrar a Jesús no significa
Resumen
Sentido actual
166. Cf Luz, Sklzze (vol I1I), 222s y vol. IV, sobre Mt 28,20.
167 Cf supra, 667-673.
168. Cf Luz, Matthew (vol I1I),82-91
169. Así la lograda formulaCIón de Watson*, 72. Watson amma (lbld., 72-80)
a una «new dlsclosure» de base cn~tológlca, en correspondencJa con la onentaclón
del texto.
vertimos que la interpretación universal puede franquear hoy la li-
mitación del amor de una forma que responda a la historia de Jesús
atestiguada en todo el nuevo testamento 17ü •
2. La orientación del texto mateano coincide con el tipo her-
menéutico universal, al menos en un punto. Mateo quiere hacer ver
que la comunidad cristiana no gozará de una posición especial en
el juicio, sino que su Señor, el Hijo del hombre, le interrogará so-
bre sus obras de amor exactamente como a las otras personas. En
este sentido, el texto mateano significa una advertencia frente a la
absolutización cristiana o eclesial. Los defensores modernos de las
interpretaciones universales dan un paso más en la misma línea de
«desabsolutización» de la Iglesia cristiana. No recogen de ese mo-
do el sentido del texto, pero sí la dirección que éste indica.
3. Es fundamental-a la luz de Jesús precisamente- la pregun-
ta de si una nueva interpretación de un texto bíblico genera
amor l71 . Ahí se dirime hoy la verdad de las reinterpretaciones teo-
lógicas de ciertas tradiciones bíblicas. ¿Hace eso la interpretación
universal? ¡Sí! Presta ojos para descubrir a los pobres del mundo,
a los no cristianos, a Dios mismo, de un modo nuevo, de suerte que
emane de ahí el amor que preconiza el texto.
Pero es cierto, pese a todo, que una reactualización no puede
hacer superfluo el texto mismo. No digo esto únicamente en el sen-
tido formal de que cada reinterpretación debe tener un punto de
partida textual al que referirse. Lo digo también en un sentido fác-
tico: que en el «hermano más pequeño» de Jesús -sea o no miem-
bro de la comunidad- se oculte el Señor exaltado, o Dios, y sea po-
sible descubrirlo, no es una afirmación evidente, enunciable sin
más. Se trata aquí de una verdad paradójica, irreconocible a los
170 No hay que remitir, Slil embargo, a un sentido onglila1 de Jesús en este
texto e'peclal. Cabe pensar, obViamente, que Jesús -en el supuesto de que el texto
se remonte ha~ta él- no pudo haberse refendo con la expresión <<los hermanos más
pequeños» a todos los pobres y opnmldos de Israel (¡en vez de refenrse a todos los
seres humanos!) En tal caso, la tradición cn~tlana pnmltlva habría e~trechado e~
te texto, al Igual que el sentido de «pobres», «hambnentos» y «afligidos» en las
bienaventuranzas (Q 6, 20~). Pero esta refleXión es tan vaga e InCierta como la po-
Sibilidad de una reconducción del texto a Jesús No se trata de una JustificaCión
exegética fIrme de la propia lilterpretaclón, basada en el deseo
171. Cf. Luz, Matthew (vol. IlI), 91-97, sobre el amor como criteno funCional
de la verdad.
OJOS humanos, sorprendente en un sentldo tan abIsmal, que sólo se
le puede comUnIcar al ser humano desde fuera 172 De ahí que el
texto que hace eso, o el Cnsto que habla a través de ese texto, sea
mucho más que un mero punto de partlda para remterpretacIOnes,
o que un maestro de una étlca unIversal que, al fmal, haga super-
fluo al maestro Jesús es, más bIen, aquel que ofrece oJos nuevos
para ver y sentIr de modo nuevo al pobre y a DIOS, y el texto es la
fuente de un dmamIsmo que da VIgenCia al JUICIO unIversaP73
172 P A1thaus, DIe lelzeren Dznge, Guters10h 41933, 193, afIrma que «el JUI
CIO descubnra la relevanCia que lo maparente y obVIO tiene ante DIOS» Para el des-
cubnmlento de esta verdad no se precIsa el JUICIO de DIOS o un texto sobre el
173 Watson*, 79 dIce algo SImIlar «The cruclfIed Jesus does not offer a me
re explanatlOn of the world , for he IS the source of hberatmg grace»
Mateo Lo anunCIa ya el BautIsta en 3, 7-12 Todos los dISCurSOS
del evangelIo acaban con anunCIOS del JUICIO para la comumdad el
sermón de la montaña (7, 13-27), el dISCurso en parábolas (13,37-
4347-50), el dISCurSO de la comumdad (18, 23-35) YtambIén, aun-
que menos claro, el dISCurSO a los dIscípulos (10, 32s 39-42)1 En
otros pasajes dentro de los dISCurSOS y en otros lugares del evan-
gelIo se habla tambIén del JUICIO fmal, de la recompensa o de la VI-
da eterna, del castIgo o del mfIerno Así, en la prImera parte del
evangelIo (5, 3-1222 25s 29s, 6, 2418,7, ls, 8, lIs, 9, 38, 10,
14s 28), pero tambIén en los dos capítulos sobre «separaCIón» 11 y
12, donde el vocablo XQWL~ pasa a ser la palabra guía (11, 6 20-24,
12,202733-37 4ls, cf 31s), en la parte prIncIpal sobre la comu-
mdad (16, 25-27, 18, 8s, 19, 162427-30,20,11-16) yen la parte
de Jerusalén (21, 18-20,22, 11-14,23,33, cf 23,34-24,2) El
anuncIO del JUICIO por el BautIsta al comIenzo del evangelIo es qUI-
zá el texto que más reaparece a lo largo del evangelI0 2 Así, el úl-
tImo dISCurSO que Jesús pronunCIa ante los dIscípulos en el monte
de los OlIvos y que contIene, en un marco apocalíptIco (24, 3-31,
cf 25, 31-46), las últImas advertencIas a la comumdad antes del
JUICIO pendIente (24, 32-25, 30), no es smo la culmmacIón de al-
go que fue SIempre el cantus flrmus, leitmotIv y meta de la predI-
caCIón de Jesús según Mateo
8 Para Mt 10, esto solo es valido en la mayor parte del capitulo (cf vol 11,
116~)
9 Cf vol r, 100s
10 Sobre el problema de un JUICIO especial a la comumdad, et supra 687s
Hay algunas IncoherenClas, pero no son esencIales Según 19,28, se-
rá juzgado Israel, según 25, 31-46, seran juzgados «todos los pueblos»
En 19, 28, alIado del juez umversal están los doce apóstoles, segun 25,
31-46, los «hermanos más pequeños» Aunque Mt hace referencIa en 25,
31-46 a 19, 28, no le Interesa despejar estas contradIcclOnes Según 24,
40s, los justos son rescatados del mundo, segun 13, 41s, los IllJUStOS son
expulsados del mundo Segun 13, 41, los Injustos son reumdos por los án-
geles del HIJO del hombre y expulsados, según 24, 31, los angeles reúnen
a los elegIdos, y segun 25, 31 s, el proplO HIJO del hombre hace la separa-
ClOn Segun 8, 11s, 11,2024,12, 4ls, 19,28,23,36, son juzgados sUje-
tos colectIvos Israel o algunas de sus clUdades, la mayona de los otros
textos presuponen que son juzgadas las personas mdIvlduales Las con-
tradIccIones no afectan nunca al nucleo de las Ideas mateanas sobre el jUl-
ClO Obedecen a la dIversIdad del matenal de las fuentes que acogIó Mt
23 Cf supra, 520s
24 Cf vol II 494~
La afImdad mdlca, negativamente, que Mt no confIa en la deSCrIpCión y
conceptuahzaclOn cosmovlslva de las Ideas sobre el JUICIO Pero, POSiti-
vamente, las parabolas de Jesus afectan de lleno a la vida de los lectores
Muchas de ellas pretenden Impactar emOCIOnalmente y llevar a nuevas ac-
tItudes Vitales Mt mtenslfIca este rasgo de las parábolas de Jesus me
diante su mterpretaclOn parenétlca25 SI al hablar del JUICIO lo hace siem-
pre en parabolas, es que qUIere poner el JUICIO en el centro de la Vida de
sus lectores QUIere remover, alterar a las personas, llevarlas a una nueva
Vida Tamblen en esto es un buen alumno de Jesús 26
25 Cf vol II 491s
26 Ya Jesus qUIso comprometer emOCIOnalmente a sus oyentes con muchas
de ~us parabolas y semepnzas, llevarlos a la toma de partido en favor o en contra
de personajes del relato y ayudarlos a transfenr a su Vida las reaccIOnes y deseos
que hablan ,entldo en los relatos Las parabolas piden ser ap]¡cada~ (y no solo lll-
terpretadas) Cf vol II 493
27 24,4549 (obedienCia o francachelas y maltrato de los compañeros), 25,
20-23 (ganancia) cf las obras de amor en 25 31-46
28 Cf tamblen 5, 6 10,6 2 18, 10 14s 41s, 19, 16 21
29 Cf supra 323s 613s
que une la confesIón de CrIsto y las obras con la partícula «y», y
subraya que ambas cosas son necesarIas en el jUICI0 30 El ápIce de
la teología mateana está precIsamente en que una confesIón autén-
tIca del Señor no puede consIstIr smo en la obedIenCIa a sus pre-
ceptos SI las obras de una persona no están en orden, nada está en
orden, según Mateo De ese modo se nos plantea hoy con toda cru-
deza la pregunta de SI el mateano JUICIO según las obras no VIene a
degradar el don de la gracIa en una aSIstencIa pasajera que ayuda
sImplemente a los dIscípulos a prepararse correctamente en esta VI-
da para el JUICIO según las obras, se nos plantea mcluso la pregun-
ta de SI no se devalúa entonces totalmente el don de la graCIa De
ser así, la Idea del JUICIO podría realmente causar angustIa
dos los cnstIanos, aunque precIsamente para la época moderna ha resultado espe-
CIalmente «fructífero» con su avanzada mdlvlduaclón
46 Sm poder entrar aquí en detalles, voy a señalar que para Pablo -¡en Cns-
to'- la parusía y el JUICIO según las obras (slc l ) tampoco slgmfIcan nada espeluz-
nante, smo el fm de la noche (Rom 13, 11-14), un «día» que le da alas y le sIrve de
consuelo La sItuacIón de Lutero es muy dIferente a este respecto
47 Cf Jungel*, 235 «Que DIOS vuelva sobre nuestra VIda VIVIda para JUZ-
garla, mdlca que no le somos mdlferentes El ser humano, al ser juzgado, es toma-
do en seno como persona»
48 Según Charette*, 166, Mt pIensa en las tradICIones del «nomlsmo ahan-
clsta» judío
como una venida en el espacIO y el tiempo, aunque le fallen en
pnncipIO las Ideas cornentes sobre el espac1049 Imagma su vemda
como temporalmente «próxIma»50, aunque esta proxImidad no po-
sea una relevancia esencial para su mensaje Imagma la trascen-
denCIa de DIOS como una trascendencia espacial, y la fImtud del
mundo, como lImItacIón temporal.