Anda di halaman 1dari 57

ben» (enterrar el talento) El que emplea dotes, poslblhdades y recursos, y

tnunfa con ellos, «aprovecha su talento», el que permanece mdlferente y


no hace nada con sus capacIdades, «entIerra» su talento Lo que se hace o
se deja de hacer es lo de menos ASI, la parábola de los talentos se puede
utlhzar como autolegltlmaclOn espmtual de granujas y de hombres de ne-
gocIOs totalmente en la lmea de B Brecht

La exégesIs y la hIstona de la mfluenCla han dejado claro dón-


de está la raíz de tales abusos la parábola en SI se presta ya a mal-
entendIdos SI Jesús, con todo su mensaje y su DIOS, viene a ser el
polo opuesto de esta parabola, ese abuso no puede ocurnr Allí
donde Jesús no fue eso, ocurnó el abuso La parábola de los talen-
tos sólo es verdadera en sentIdo teológIco SI habla del DIOs de Je-
sucnsto, que ama tanto a los humanos que todo lo que son y pue-
den hacer se lo deben a él La parábola sólo es verdadera en sentI-
do teológIco ~I habla de su mandamIento del amor y de los talentos
que '>e emplean para cumplzrlo, y no para cualqUIer actIVIdad hu-
mana Solo es verdadera en sentIdo teológIco SI está refenda a la
comumdad de amor que qUISO Jesus SI no habla así, ha pasado a
ser y es una cáscara verbal con la que es pOSIble legitImar cual-
qUIer actIVIdad humana

3 El JUICIO unzversal (25, 31 46)

BiblIOgrafía Bornhauser, K, Zur Auslegung von Mt 25, 31 46 Luth 46


(1935) 77-82, Brandle, R , Matth 25, 31 46 1m Werk des Johannes Chry-
sostomus, 1979 (BGBE 22), Id , Zur lnterpretatlOn von Mt 25, 31 46 1m
Matthauskommentar des Orzgenes ThZ 36 (1980) 17 25, Brandenburger,
E, Das Recht des Weltenrzchters, 1980 (SBS 99), Brandt, W, Die ge-
rmgsten Bruder Aus dem Gesprach der Klrche ma Mt 25,3146 JThSB
8 (1937) 1-28, Broer, L, Das Gerzcht des Menschensohnes uber die Vol
ker BILe 11 (1970) 273295, Brown, S , Falth, the Poor and the Gentl
les A TradltlOn HIstorzcal Reflectzon on Mt 25 31 46 TJT 6 (1990) 171-
181, Catchpole, D , The Poor on Earth and the Son of Man m Heaven A
Re appralsal of Mt 25, 31 46 BJRL 61 (1978-1979) 355-397, Chnstlan,
P, Jesus und seme gerzngsten Bruder, 1975 (EThS 12), Cope, L, Mat
thew 25 31-46 «The Sheep and the Goats» Reznterpreted NT 11 (1969)
32-44, Court, J M, RIght and Left The ImplzcatlOns for Matthett 25 31-
46 NTS 31 (1985) 223-233, Donahue, J R, The «Parable» ofthe Sheep
and the Goats A Challenge to Chrzstlan Ethlcs TS 47 (1986) 3 31, Fem
llet, A , Le caractere unzversel du Jugement et la charzte sans frontleres en
Mt 25,31-46 NRTh 112 [102] (1980) 179-196, Frahler, L J ,L'mterpre
tatlOn du réclt du]ugement dermer (Mt 25,31-46) dans l'oeuvre d'Au
gustm REAug 33 (1987) 70-84, Id, Le Jugement dermer ImplrcatlOns
étluques por le bonheur de l'homme, Pans 1992, Fnednch, J, Gott 1m
Bruder, 1977 (CThM A 7), Gahler, W, Wer smd die gerzngsten Bruder?
Em Gang durch dIe Auslegungsgeschlchte von Mt 25, 31 46 Die Chns-
ten1ehre 23 (1970) 3-16, Gewalt, D, Matthaus 25,3146 1m Erwartungs
horzzont heutlger Exegese LlllgBlb125-26 (1973) 9-21, Gray, S W, The
Least of My Brothers Matthew 25, 31-46 A HIstory of lnterpretatlOn,
1989 (SBL DS 114); Haufe, G , «Sovlellhr getan habt emem dleser mel-
ner germgster Bruder », en RufundAntwort FS E Fuchs, Lelpzrg 1964,
484-493, Ingelaere, J C, La «parabole» du]ugement dermer (Mt 25,31-
46) RHPhR (1970) 23-60, Klappert, B, zu rzchten dIe Lebenden und
dIe Toten RKZ 135 (1994) n° 1, Theologrsche Berlage, 1-8, Kornfeld,
W, DIe Llebes werke Mt 25 35f 42f m alttestamentlrcher Uberlreferung,
en H C Schmrdt Lauber (ed ), Theologza sClentza emmens practIca FS
F Zerbst, Wren etc 1979,255-265, Legasse, S , Jesus et l'enfant, 1969
(EB), 85-100, Maddox, R, Who are the «Sheep» and the «Goats»? ABR
13 (1965) 19-28, Matll1, A J , Mt 25,3146 Relocated RestQ 17 (1974)
107-114, Mrchaels, J R, Apostolrc Hardshlps and RIghteous GentIles
JBL 34 (1965) 27-37, Prkaza, X, Hermanos de Jesus y servIdores de los
más pequeños (Mt 25,31 46) JUICIO de DIOS y compromIso hlStOrzCO en
Mateo, Salamanca 1984 (BEB 46), Puzrcha, M , Chrzstus Peregrmus DIe
Fremdenaufnahme (Mt 25,35) als Werk der przvaten Wohltatlgkezt 1m Ur-
tell der alten Klrche, 1980 (MBTh 47), Rrmker, C , DIe Gerzchtsverkun
dlgung Jesu, drsertacIón academrca Bern 1991, 505 525, Roblllson, J A
T, The «Parable» ofthe Sheep and the Goat~ NTS 2 (1955-1956) 225-
237, Stanton, Gospel (vol III), 207-231, Thelsohn, J, Der auserwahlte
Rlchter, 1975 (StUNT 12), 149 182, VIa, DO, Ethlcal Responsabzlzty
and Human Wholeness m Mt 25, 31-46 HThR 80 (1987) 79-100, Watson,
E, Llberatzng the Reader A Theologlcal Exegetlcal Studv ofthe Parable
ofthe Sheep and the Goats (Matt 25,31-46), en Id (ed), The Open Text,
London 1993,57-84, Wengst, K, Wle aus Boden Zlegen wurden (Mt 25,
32f) EvTh 54 (1994) 491-501, Weren, W J C, De broeders van de Men-
senzoon Mt 25,31-46 als toegang tot de eschatologle van Matteus, Ams-
terdam 1979, Wlkenhauser, A , Die Llebeswerke zn dem Gerzchtsgemalde
Mt 25,31 46 BZ 20 (1932) 366-377, Wrlckens, U , Gottes gerzngste Bru-
der - zu Mt 25, 31 46, en E E Ellrs-E Grasser (eds ), Jesus und Paulus
FS W G Kummel, Gottlllgen 1975,363-383, Wlllandy, J ,La scene du]u-
gement dermer (Mt 25,31-46) ScEc 18 (1966) 169-186, Zumstelll, Con-
dztlOn,327-350
Más brblrografía** sobre Mt 24-25, supra, 519s

31 «Pero cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y


todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria. 32 Y
todos los pueblos se congregarán delante de él, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los ca·
britos, 33 y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su
izquierda.
34 Entonces el rey dirá a los de su derecha: '¡Venid, bendi-
tos de mi Padre!, recibid la herencia del reino preparado para
vosotros desde el comienzo del mundo! 35 Porque tuve hambre,
y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era fo-
rastero, y me acogisteis; 36 estaba desnudo, y me vestisteis; en-
fermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. 37 En-
tonces los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de be-
ber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo,
y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
fuimos a verte?'. 40 Y el rey les dirá: 'En verdad os digo que
cuanto hicisteis a uno de estos hermanos 2 míos más pequeños,
a mí me lo hicisteis'.
41 Entonces dirá también a los de su izquierda: '¡Apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus
ángeles! 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve
sed, y no me disteis de beber; 43 era forastero, y no me acogis-
teis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel,
y no me visitasteis'. 44 Entonces dirán también éstos: 'Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo
o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?'. 45 Y él entonces
les responderá: '¡En verdad os digo que cuanto dejasteis de ha-
cer con uno de éstos más pequeños, también conmigo dejasteis
de hacerlo!'.
46 Irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».

Análisis

1 Estructura. Es el últImo texto antes de empezar el relato de la pa-


SIón, y a la vez la última Instrucción extensa de Jesús a los dIscípulos. Por

1 Sobre gemtIvo de autor con partiCIpIO pasado cf BI-Debr-Rehkopf § 183,3


2 B Yotros omiten l:WV &OEAcpWV ¡lov, que es qUIzá un ajuste ~ecundano al v
45 Unos pocos manuscntos (2.:, 067) añaden aquí, después de 10,42, l:WV ¡lLXQWV,
y aclaran así cómo entienden el texto
eso tIene gran ImportancIa. Los v 31 s enlazan, hacIa atras, con 24, 30,
salvando 24, 32-25, 30 ahora se narra lo que sucede cuando llega glorIo-
so el HIJo del hombre con sus ángeles
Lo~ v 31-33 forman la mtroducclón, que descrIbe el escenarIO del JUI-
CIO E~ relatIvamente detallada, porque llega a comparar en los v 32b-33
al Juez unIversal con un pa~tor El v 46 refIere muy brevemente, como
conclusIón, el destmo defInItIvo de los Justos y de los que carecen de
amor Entre la mtroducClón y la conclUSIón hay dos dIalogas entre lo~
exammados y el Juez unIversal, que ahora es calIfIcado como «rey» v
34-40 y 41-45 Esos dIálogos permItIrán comprender la sentencIa del Juez
unIversal Es frecuente en el Judaísmo mtroduclr tale~ dIálogos al descrI-
bIr el JUlClO 3 Los dIálogos contIenen en este caso la fundamentacIón del
JUICIO y la autodefen~a de los acusados Ambos dIálogos emplean un vo-
cabularIo muy SImIlar A la sentenCIa (v 34 y v 41 respectIvamente) sIgue
la tundamentaclOn elJuez unIversal enumera 3 x 24 obras de amor que los
unos practIcaron con él y los otros le rehusaron (v 35s y 42s respectIva-
mente) VIene a contmuaclón la pregunta-réplIca al Juez unIversal o la au-
todetensa de los condenados ambos grupos a~umen el elenco de las obras
de amor y lo repIten como pregunta con el adverbIO JtoTE antepuesto (v
37-39 y 44 respectIvamente) La enumeracIón de obras de amor se hace,
así, cuatro veces en total A medIda que avanza el texto, es más clara la
tendenCIa a condensar y abreVIar se elImman muy hábIlmente algunos
sustantivos y se compendIan grupos de verbo~, de suerte que algunos de-
talles de los v 34-39 no encuentran ya correspondencIa en los v 41-44 Al
fmal de cada dIálogo, en el v 40 o en el v 45, el Juez unIversal desestIma
la pregunta-réplIca con un solemne dIcho-amén que desvela su Identidad
con los más pequeños
Se sIgue dando aún al texto el título de «parabola del JUICIO fmal»5,
pero no e~ una parabola en el sentIdo cornente de la palabra6 Sólo los v
32bs son una breve parábola La parte pnnClpal del texto está constitUIda
por los dos grandes «dIalogas de JUICIO» (v 34-4041-45) Cabe defInIr Mt
25, 31-46, en una expreslOn de compromISO, como «deSCrIpCIón del JUI-
CIO»7 no es nI un apocahp~ls8, porque no hay VlSlOn, nI una «paréneSIS del
JUlCIO»9, porque no contIene nInguna mterpelaClón dIrecta a los lectores

3 Documenlos en BIlI IV, 1200, 1204, 1206, 1209s


4 IIavaw y IíL1jJaw, ~EVO~ y YU[tvo~, como tamblen aa1tEVtLV y EV <¡Ju1I.axfí Ei
Val, se mterrelaclOnan Los V 37-39 aclaran e,ta mterrelaclOn con un tnple nOTE
5 ¡Asl el titulo de pencopa en Aland, Synopse l
6 A lo más, en el sentIdo de los «dIscursos fIgurados» de Hen et
7 Berger, Formgeschlchte (vol III), 303s
8 Vla*, 8082
9 Brandenburger~, 110
2 Fuente Algunos exegetas sostienen que todo el texto es mateano 10 ,
pero la mayoría supone que el evangehsta lo tomó de una tradición espe-
Clal, para elaborarlo con mayor o menor llltensidad. En favor de esta hi-
pótesis está la d¡:>tnbuclOn, muy irregular, de los mateísmos
Son numerosos en los v 31 y 32a 11 y evocan además el lenguaJe bíbh-
12
C0 y esta llltroducClón no enlaza sólo con 24, 30S1 3 , SlllO que hace re-
cordar a,imismo 13,40-43 49s 14 , 16,27 y, ~obre todo, 19,28 1\ La afIm-
dad entre 19, 28 Y 25, 31 tiene qUlzá su exphcaClOll mas facll en que Mt
reelabora redacclOnalmente aquí su antenor loglOn 19, 28 La tranSiCión
desde «HiJO del hombre» (v 31) a «rey» (v 34) es abrupta, pero no llldica
que Mt hablase de «HiJO del hombre» y la tradiCión sólo de «rey» El títu-
lo de rey para el HiJO del hombre y Juez umversal es Slll duda una novedad
en la tradición Judía y cn~tlanaI6, pero el cahfIcativo de «rey» se ve vemr,
porque Mt habla ya de «trono» en el v 31 17 Tampoco es argumento para
di~tlllgUlr entre redaCCión y tradiCión el paso del colectlvo navm 'ta io1JvT]
(v 32a) a al!'touc; o a expre~lOnes que se refieren a personas llldividuale~
(al EX ()E~l{J)V, etc) «Todos los pueblos» subraya el honzonte ulllversal
del JUlCiO ahora descnto, pero el sUjeto del JUlClO son obViamente perso-
nas llldividuales 18 No es pOSible avenguar ya cómo era la llltroducclOn
premateana del texto No sabemos, pue" m qUién estaba ante el tnbunal
en la verSión onglllana m Si esa verSión hablaba de «HiJO del hombre»19

10 Cope*, 42-44, Haufe*, 486 (redacclOnal «en su mayor parte»), Weren*,


29-73, 240s, Kretzer, Herrschaft, 212-215, Gundry, 511-516 Gmlka II (vol lI),
367-370, Lambrecht, Treasure (vol III),271-275 Al margen de 10~ re~ultadm de
la mve~tlgaclOn lmgmstlca (cf mfra, n 20), e~ta hipóteSIs es problematIca porque
Mt nunca compuso por su cuenta un texto tan extenso
11 Cf vol 1, 57ss sobre bE, nac;, aYYEAoc;, WTE, auvayw, E¡..tnQoa1'tEv, E1'tvoc;,
sobre naVTa Ta E{}vYJ cf 24,9 14,28, 19, sobre CHPOQI~W, cf 13,49 Mt redacta,
en ocaSIOnes, dichos sobre la vemda del HIJO del hombre, cf vol lI,651s
J2 La~ aflmdades mas importantes son la~ de los v 31344146 con el fmal
del DeuteronomIO, cf Dt 30,16 (EUAOYEW, ltAYJQOVO¡.tEW), 30, 19 (~wYJ, EUAoYla
xmaQa) y 33, 1~ (EUAOYEW, aYYEAOL ¡.tEl:' auwu), que Mt reforzo qUlza redacclO-
nalmente Cf tambien Jl4, 211 (auvayw, nana Ta E1'tvYJ) Con Zac 14,5 LXX
apenas hay aflmdades verbales Tampoco eXI~te apenas dependenCia hterana de 25,
31s respecto a los discursos figurados de Hen et, las comcldenClas se limitan al gi-
ro bíblIco general de «sentarse en el trono de glona» (frente a Thelsohn*, 152
182), cf tamblen supra, 177, n 69
13 Palabras clave comunes 6 uto, wu av1'rQwnou, EQxco1'tm. bo~a, aYYEAol
14 Palabras clave comunes ó uto, wu av1'tQwnou, xoa¡.to" l3amAELa/l3am-
ACUC;, bWI30AO" aYYEAOL, nUQ, blxmo" naTYJQ
15 •ÜTav xa1'tlan ó u[o, wu av1'tQwnou 10m 1'tQovou bo~YJ' auwu
16 Cf mjra, n 29
17 El simil del pastor e~ aplicable también a un rey, cf Plkaza *, 168
18 Tampoco excluyen 24, 914,28,19 el anuncIO mmonero a personas mdl
VIduales
19 Razones de hlstona de la tradlclon me hacen creer que la expre~lOn Ó u[o,
Los mateísmos escasean má~ en los v 32b 4620 Sobre todo, la estruc-
tura smtáctIca parece forjada por Mt, mIentras que las palabras son tradI-
cIOnales en buena parte Esto vale en especIal para los hapax legomena xa-
'taºao~m (v 41), EmxxfJt'to~m (v 3643) Y xOAam~ (v 46) Luvayw (=
acoger amIstosamente [v 353843]) es usado en sentIdo no mateano Tam-
bIén es smgular la Idea de los «ángeles del dIablo» (v 41) BamAEu~21,
aDEA<¡JOL 22 y EAa)(w'to~23 tampoco ~on térmmos preferencIales claros en
Mt Habrá que postular, por tanto, que Mt adoptó un texto oral sobre el
JUICIO unIversal que los v 32b-46 conservan en sus elementos báSICOS
QUIzá lo ajustó a la conclusIón del DeuteronomlO 24
3 Hlstona de la tradICIón Las refleXIOnes sobre hIstona de la tradI-
CIón, y tambIén sobre el tema anexo de la autentICIdad, ofrecen una dIfI-
cultad especIal en el presente texto, las conclUSIOnes son muy hIpotétIcas
Hay dos preguntas relevantes
a) ¿Es unztarw el fragmento de tradICIón adoptado por Mt o hay dos
fragmentos tradICIOnales dIferentes en el ongen? Robmson* y otros sos-
tUVIeron la teSIS de que el sImII del pastor (v 32bs) y el dIalogo del JUICIO
(v 35-45), sm las mtroduccIOnes narratIva~, eran mdependIentes 25 Pero

LOU uV{}Qwnou e~ aqUl relatIvamente tardla textos ~moptIcos antiguos la ofrecen


solo en dichos ongmales alslado~ y en dlchos-comentano, pero no dentro de com-
pO~IClOnes de cIerta extenslOn, como ocurre en los discursos figurados de Hen et,
por eJemplo La~excepclOnes (Mc9, 9 12par, 13, 26 par, Mt 13, 37,16,13, Lc21,
36, 22, 48, 24, 7) son ~ecundarlas, a veces pasajes redacclOnale~
20 Cf vol 1, 57ss sobre tatE, EQW, OEUtE, natT]Q [-lOU (v 34), yaQ (v 35), LO
tE, unoXQLvo[-laL, ?lLXaLO';, AcyWV, XUQLE, ~ (v 37), OE, ~ (v 38s), unoxQLvO[-laL,
EQW, U[-lT]V ACYW U[-lLV, EL'; LOUtWV (v 40), tatE, EQW, nUQ aLúlVlOV, OLa~oAo,; (v
41), yaQ (v 42), LOtE, unoXQLVO[-laL, ACYWV, XUQLE,~, OLaXOVEW (cf 20,2628,23,
11) (v 44), LOtE, unoXQLVO[-laL, ACYWV, U[-lT]V ACYW U[-lLV, EL'; LOUtWv, OUliE (v 45),
unEQX0[-laL, OE, OLXaLOL (v 46) Todo~ estos térmmos sugieren el caracter redacclO-
nal del pasaje, aunque no totalmente
21 Algunos consideran el ~amAEu,; del v 34a redacclOnal (asl Robmson*,
230) Pero ~amAEu,; no es re1e\ante en Mt como apelatIVO de Cnsto, aparece solo
en 2, 2, 21, 5, 27, 11-42, en contextos muy diferentes y nunca escatologlcos La
preferenCia mateana por las parabolas-~aOlAEu,; (18, 23, 22, 2 7 11 13) descarta el
carácter redacclOnal, porque se refieren a DIOS, no a Cnsto Por otra parte, Mt ha-
bla de la ~amAELa del HIJo del hombre (13, 41,16,28,20,21), pero nunca cahfl-
ca al HIJo del hombre como «rey»
22 El mero UOEAcpOL es poco slgmflcatIvo, cf vol 1, 58 ~ v La expreslOn
«hermano~ de Jesus» aparece documentada tanto en la tradiCión (Mc 3, 35) como
en la redacclOn (Mt 28, 10)
23 Los otros do~ pa~aJe~ en que aparece (2, 6, 5, 19) pertenecen a otros con-
textos
24 Cf supra, n 12
25 Robmson*, espec 232-237, algo pareCido Legasse*, 86-93, ChnstIan*,
7s Robm~on*, 233 adorna el slmll del pastor con una mtroducclón «El remo de
lo~ Cielos se asemeja a un rebaño que el pastor recoge »A su JUICIO, esa compa-
Mt adoptó ya los v 32b-46 como una umdad, porque no es probable el
ongen mateano del v 34, que combllla los dos fragmentos, m del v 46
conc1uslv0 26 El argumento pnnCIpal frente a la tesIS de Roblllson es, Slll
embargo, que la renunCIa a las llltroduccIOnes puede hacer los dIálogos m-
comprensIbles no se sabría ya qUIénes eran los locutores Es posIble que
la comparaCIón del pastor fue~e en la tradIcIón premateana un desarrollo
~ecundarIO de la descnpCIón del JUICIO

b) La segunda pregunta, más dIfícIl aún, es SI el térmmo «rey» se re-


fería a Jesú" o a DIOS en el fragmento de tradICIón onglllano (,EI texto
onglllalldentlfIca a DIOS 27 o a Je~us con 10~ «hermanos más pequeños»')
Sólo conslderacIOne~ de contemdo pueden aportar una respuesta Enfavor
de Jesus esta la contmUldad en el desarrollo de la tradICIón Habría que
contar además con notables modIfIcaCIOnes en el texto, sobre todo en el v
34, donde el «rey» habla de DIOS como «Padre»28 Hay, en fm, paralelos
cnstlanos en favor de la IdentIfIcaCIón de Jesús con personas humanas
(Mc 9,37, Q 10, 16, Mt 10,42 IIMc 9, 41) En favor de DIOS está que la
palabra «rey» es un apelatIvo de DIOS frecuente en textos Judío~, mIentras
que la transferenCIa del predIcado de rey a Cnsto, Juez unIversal, resulta
dlfícIl29 En textos Judíos es caSI sIempre DIOS mIsmo el Juez del mundo
Habla tambIén en favor de DIOS la eXIstencIa de paralelos bíblIcos y JU-
díos que conSIderan las obras de amor en favor de los pobres un elemen-
to deCISIVO ante el tnbunal de DIOS, o las refIeren dIrectamente a DIOS 10

raclOn es afm a Mt 13, 47~, Y el dIálogo del JUICIO es un paralelo amphfIcado de Lc


12,8s
26 Cf supra, n 20 El dIctamen es mas dIfICIl en las mtroducclOne~ narratI-
vas los v 37aa 44aa podrían ~er redacclOnales
27 ASI, por ejemplo, Bultmann, H!stona, 182s, Robmson"', 230, Broer*,
287s, Schwelzer, 311, WIlckens*, 376 382, etc
28 Tamblen sena muy pecuhar un dIcho amen -que es una de las notas típI-
cas del lenguaje de Jesús- en boca de DIOS juez unIversal, cf v 4045
29 El apelatIvo de «rey» aphcado al meslas descendIente de DaVId e~ bastan-
te frecuente, cf Fnednch x , 180-182 El mesías de~cendlente de DaVId apenas apa
rece nunca como juez unIversal, Volz, Eschatolog!e 275, cIta UnIcamente Tg h 53,
9 y una aphcaclOn tardIa de Dan 7, 9 al mesías en Chag 14a, Sanh 38b Junto a
DIO~, el HIJO del hombre dpdrece solo como juez del mundo, y esto en lo~ dlscur-
~os fIgurados de Hen et Aunque dIchos dISCursos transfIeren algunos atnbutos de
DIO~ al HIJO del hombre (sobre todo, la seslOn en el «trono de glona», es deCIr, tro-
no de DIOS), y aunque el es alh el «UngIdo» (48, 10,52,4), no reCIbe dIrectamen-
te el tItulo de «rey» La espera del HIJO del hombre y la espera del meslas solo apa
recen emparejada~ en el judaIsmo, 4 Esd 13 (100 d C aproxlmddamente) La trans-
ferenCIa del atnbuto de rey al juez unIver~al meSlamco, en Jesus o en Id tradlclOn
pnmltIva sobre el, sena por tanto un anacromsmo, sm olVIdar que Jesus mIsmo se
presento probablemente como HIJO del hombre, pero no corno mesías descendlen
te de DaVId
30 Prov 14,31 «<QUIen oprIme al debIl ultraja a su Hacedor, mas el que se
apIada del pobre le da glorIa»), 19, 17 «<QUIen se apIada del debIl presta a Yahve,
La comparación con el pastor cuadra bien a DIOs en la tradición bíbhco-
Judía31 De todos modos, la tradlclon cnstlana pospascual aphca también
la Imagen del pasto! a Jesús (et Mc 6,34// Mt 9,36, Heb 13,20, I Pe 2,
25, Jn 10) Resumiendo es posible que el texto ongmal ~e refiera a DIOS,
pero esta hipóteSIs es sm duda la más comphcada
4 Origen La oplmon, defendida a veces en el pasado, de que el tex-
to es Judío en el ongen 32 , es hoy abandonada por muchos Tdmblén es m-
verosímil, a mi JUICIO, el supuesto de que el texto proceda del cnstlamsmo
helemstlc0 33 Se remonta o bIen a Jesús mlsm0 34 o a un autor pertenecIen-
te a una comumdad ]udeocnstlana pnmItlva '5 Indican lo segundo los se-
mitismos (¡escasos')36, el honzonte apocalíptico y los numerosos parale-
los Judíos 3?
Los mtentos de atnbUlr el texto a Jesús tienen una base dudosa ¿Ha-
bló Jesús, en el ongen, del «rey» DIOS como Juez del mundo? Interpreta-
do así, el texto se ajustaría perfectamente a los paralelos JUdlOS 38 Pero Je-
sús suele presentar «siempre a DIOS como el Padre, nunca como hermano
de los seres humanos»39, el entena de coherenCia habla, pues, contra esa

el cual le dara su recompensa»), Hen esl 44, 2, (<<QUIen ultraja el rostro de una per-
sona, ultraja el rostro del rey ») Tamblen es muy afm el pasaje Mldr Tann sobre
Dt 15, 9, cItado por Jeremlas, Parabalas, 251 «<SI habels dado de comer a los po
bre" 10 tengo en cuenta como SI me hubIeraIS dado de comer a m!») DIfIeren un
tanto los paralelos JudlOs que consIderan a DIOS como modelo en la practica de las
obras de candad e InVItan a segUIr su ejemplo, aSI, Sota l4a = BIll I, 561 (DIOS V1S-
tia a desnudos [1 Gen 3, 21 '], VISIto enfermos [Gen 18, 1], consola a tnstes y ente-
rro muertos [Dt 34, 6]) Sobre las obras de candad en el JUICIO, cf mfra, n 137
31 J JeremIas, JtOlflT]V x'tA, en ThWNTVI, 486,1-22,488,9-13,489,15-18,
490,28-491,21
32 En la estela de Bultmann, HIstOria, 182s
33 A'il Brandenburger*, 7686 sItúa el texto en una comumdadJudeo-he1e-
mstlca, porque la IdentlflcaClOn de Jesús con los mas debIles tiene sus paralelos
mas proxlmos en Rom 8, 29 YHeb 2, 11-18 Pero yo no puedo encontrar en Mt 25,
31-46 m una cnstologla de preexIstencIa m una cnstologla de encarnaclOn
34 Por ejemplo Jeremlas, Parabolas, 253, Maman, Saymgs, 249, Broer*,
288, Agbanou**, 193s, Fnednch~, 283-297, WIlckens*, 379-382
35 Postulan el ongen palestmo-Judeocnstlano, por ejemplo, Hahn, Hohelts-
tztel, 187, Legas,e, 93, Zumstem, CondltlOn, 333
36 Son sem1tIsmos, probablemente, las proposIcIOnes yuxtapuestas de senti-
do condICIOnal en los V 35-3942-44 (Beyer, Syntax, 279 «Cuando tuve hambre,
me dIsteIS de comer~), ouvayw = acoger amIstosamente (hebr lO~,_Oj:l) No es
un semItismo claro EL~ ='tL~ (dowmentos gnegos en Bauer, Wb 6 s v EL~ 3) No hay
por que entender como semItismo el wu'twv de los v 40 45, redundante solo en
apanencla (asl Dalman Grammatlk, 113 [= § 17 n o 9]) el Juez umversal puede re-
fenrse muy bIen a sus hermanos, que estan qUlza Junto a el
37 Cf supra, n 12,30, sobre las obras de candad cf mfra, n l32s, 135-137
38 Cf mpra, n 30
39 WIlckens*, 379 En cualqUIer caso, no utlhzo el argumento en la dlrecclOn
de WI1ckens, que lo emplea para conclUIr la ongmahdad de Jesús
hipótesis. Un dicho-amén en boca de Dios ~ería también extraño. ¿ü ha-
bló aquí Jesús de ~í mIsmo como futuro HiJo del hombre y juez umver-
sal40 ? Pero entonces habría que atribuirle tambIén los paralelos Q 10, 16;
Mc 9, 37; Mt 10, 42, lo cual me parece dIfícIl. También es dIfíCIl en e~ta
mterpretación el calificativo de «rey»: ¿Se habría aplicado Jesús un pre-
dicado del mesías davídico o hasta un predicado de Dios 41 ? En el aspecto
formal, este texto amplio sobre el Hijo del hombre tampoco se ajusta al
re~to de los dicho~ de Jesús 50bre el mismo tema, que son muy breves.
¿E~, por tanto, má~ razonable atribuir un texto tan espeCIal a algún discí-
pulo de Jesús judeocristiano, desconocido para nosotro~? Quizá sea la me-
jor hipóteSIS. Los muchos exegetas que atribuyen el texto a Jesús, en for-
ma a menudo muy problemática, tendrían que permitIrno~ preguntarles,
en todo caso, si lo hacen en parte porque el texto ha cobrado tal impor-
tancia para nosotros, hijos del siglo XX, que sólo a regañadientes se lo hu-
bieran negado a JesÚs 42 .

Historia de la influencia

Hay tres interpretaciones de este texto:


1. El tipo hermenéutico universal. «Cuando venga el Hijo del
hombre, juzgará a todos los pueblos. El juicio se sustancia en las
obras de amor y de misericordia con los marginados, los pobres y
los que sufren en el mundo, con los más pequeños entre los her-
manos y hermanas de Jesús»43. Los hermanos y hermanas del Hi-
jo del hombre son, pues, todas las personas necesitadas de la tie-
rra, tanto no cristianos como cristianos. En esta interpretación es
fundamental, muchas veces, el tema del desconocimiento: las per-
sonas no sabían antes del juicio final que hicieron una buena obra
a Cristo y que en los hermanos pequeños estaba presente en el
mundo el propio juez universal. En este tipo hermenéutico, el tex-
to es entendido como «compendio de la doctrina y las exigencias
de todo el evangelio»44, y como «chef-d'oeuvre de la littérature
évangélique»45. Pocos textos evangélicos ejercen hoy una fascina-

40. Así RImker*, 512-522


41 ef. supra, n. 29.
42. Es lo que sospecha Plkaza, que se pronuncIa en contra de la autentIcIdad.
43. Donahue*, 3
44 TnllIng II, 282
45. Légas5e, 85 Frahler* (1992) utIlIza el pasaje como texto fundamental pa-
ra una étIca cnstológIca general de base bíblIca
CIón tan grande como Mt 25, 31-46 dentro de esta interpretacIón.
Hay más dImensIOnes semántIcas que contnbuyen a la fascmaclón.
Intentaré dar una VISIón panorámIca
a) Mt 25, 31-46 e& un texto ejemplar para un cnstwmsmo no dogmá-
tICO y práctIco Sólo Importa el amor al próJImo, no la confesIón re!IglO-
sa m la fe «El amor a DIOs (o a Cnsto) es mterpretado aquí por mucho&
como amor al próJlmo»46 Esta concentracIón del amor a DIOS en el amor
al próJImo tIene qUlza su expre~lón más bella en el conocIdo relato de L
TolstOl Donde está el amor, está DlOS47 El zapatero Martm AvdeJlch la-
menta la muerte de su úmco hIJo Entonces oye la voz de Cnsto que le
promete Ir a vIsItarle al día sIgUIente Martm se pasa el dJa sIgUIente aso-
mado a la ventana y aguardando Pasan dlstmta~ personas pnmero llega
un ancIano que está agotado de qUItar la meve en la calle, luego llega la
esposa de un soldado con un mño pequeño, los dos atendo& de frío La
tercera vIsIta es de una ancIana que dIscute con un rapaz por haberle ro-
bado una manzana Martm habla con ellos y les da de beber y de comer
Estas tres personas eran Cnsto, pero Martm no 10 sabe Sólo la lectura, al
anochecer, de Mt 25,3540 se 10 enseña Para TobtOl, DIOs es el amor que
vIve en todo~ los humanos, y que une todo 10 que está separado 1 In 4, 7s
es para él uno de los texto~ bíb!Icos centrale~
b) No es extraño que Mt 25,31-46 haya SIdo un texto fundamental de
la dwkoma en todas las época& de la hlstona de la IgleSIa De él procede
la !Ista cláSIca de las sIete «obra~ de mlsencordla» LactanclO comple-
mentó, a la luz de Tob 1, 17 LXX, la !Ista de Mt 25, 35s con el entIerro de
los muerto&, esta lIsta se ha mantemdo desde la alta Edad MedJa48 «Para
la cantas medIeval, el dIcho sobre 10& hermanos más pequeños es lo
e~eDclah49 «La senteDCJa Mt 25, 40 ha sldo más lmportante para la
aSIstencIa a los pobres que todos los sIstemas msplrados en las reglas de
la prudenCla»50 Todos los textos Importantes, mcIUldo el nuevo Catecls-

46 H Braun, Dre Problematrk emer Theologre de~ Neuen Testaments, en Id ,


Gesammelte Studlen zum Neuen Testament und semer Umwelt, Tubmgen 21967,
337, en línea qmilar U Luz, Elmge Erwagungen zur Auslegung Gottes In der
ethlschen Verkundlgung Jesll EKK V 2 (1970) 127 «La persona mdlgente es ellu-
gar de DIOS en el mundo»
47 L Tol~tOl, Samtltche Erzahlungen In ¡unf Banden In, ed G Drohla,
Frankfurt 1990 327-341
48 LactanclO, Epa 65 = CSEL 19, 746, Toma~ de Aqumo, STh II/II, q 32,
art 2, en los comentanos, DlOmslO Cartujano, 277 y Tomás de Aqumo (Lectura),
2098 por ejemplo, e~ frecuente aSimismo escemflcar la~ obras de mlsencordla en
representacIOnes Iconográficas, desde el Siglo XII tamblen en autos teatrales del
JUICIO umversal (LCl l, 245-251)
49 Brandt*, 7, que recoge mscnpclOnes de fundaclOn de hospitales
50 W Lle~e, Geschlchte der Canta~ l, Frelburg 1922, 33 , ,
mo de la Iglesza católlca'l, cItan Mt 25 a la hora de promover la dzakonía
o de fundamentarla teologlcamente
c) Mt 25, 41-46 parece expresar de modo ejemplar que la bondad (el
amor, sobre todo) solo puede practlcarse de~de ella mIsma Las personas
de nuestro texto no saben que han demostrado su amor a Cnsto (v 37-39)
Esto es de especIal ImportanCIa en la mterpretaClón de Immanue1 Kant el
Juez umversal declaró que «los verdaderamente escogIdos en su remo
eran aquellos que prestaban ayuda a los necesItados sm percatarse de
que eso fuera dIgno de recompensa» Cuando la recompensa se convIerte
en resorte de la aCCIón, el obrar humano ya no es moral m responde a la
verdadera rehglón natural'2 Este pem.amlento de Kant determmo la m-
terpretaclOn lIberal del SIglo XIX 53 Pero es mas antIguo que Kant Lo ha-
bía formulado ya Pascal «Les élus Ignoreront leur vertus, et les reprouves
la grandeur de leur cnme»54
d) Mt 25, 31 46 desempeña un gran papel en la teologza de la libera
clOn G Gutlerrez aborda este pasaje en el contexto de la «vuelta al pró-
JImo» al margen del «sacramento del proJlmo» no hay cammo hacza
DIOS, «pues el amor a DIOS no puede expresarse smo en el amor al próJI-
mo»55 Fe es, entonces, tomar partIdo en favor de los pobres «Ponerse de
parte de los pobres slgmfIca ver la Imagen y semejanza de Cnsto en los
torturados y margmados, los humIllados y ofendIdos Este cammo sIgUIe-
ron Martm Luther Kmg y CamIlo Torres»56 Para los teólogos de la hbe
raCIón, Mt 25,31-46 no es pnmordlalmente un texto fundamental para la
etIca, smo para la ecleslO10gía y la cn~to10gIa J Moltmann formula este
pnnClplO ecleslOloglco «Los ma~ pequeños pueden decIrnos dónde está
la Iglesla»57 La dImensIón cnstológlCa se expresa de modo ImpreSIOnan
te en una pIeza teatral del poeta coreano Klm Chl-Ha, que lleva el tItulo
de El Cristo coronado de oro Ante una IglesIa de Corea se alza una esta
tua de cemento de Je~us con corona de oro MendIgos se sIentan a sus

51 CateCIsmo de la Iglesza catolzca, n 01501, 1932,2447 Gaudlum et spes,


27,2 propone Mt 25 40 como fundamento del amor umversal al proJlmo
52 1 Kant, La relzglOn dentro de 10\ [¡mlte~ de la mera razon, Madnd 2001,
IV,1I1
53 el por ejemplo F e Baur, Vorlesungen uber neutestamentlzchen Theolo
gle (1864), relmpr HIldeshelm 1973, 110s (<<El acto moral supremo solo puede
ser el que se realiza a la luz de la Idea pura de Blen»), Holtzmann, Theologle 1,
394 «<De haberlo hecho de modo consciente, el motivo de su obrar habna'l
do un motivo egOlsta»), J Welss, 389
54 B Pascal, PensamIentos, Madnd 41996, n o 515
55 G Gutlerrez, Teologza de la llberaClOn PerspectIvas, Salamanca 16 1999,
235 243, cf L Boff, Jesucrzsto el lIbertador, Santander 2000, 72s
56 W Jens, Traktat vom Frzeden, von der Gewalt und der RevolutlOn en H J
Schu1tz Polltlk ohne Gewalt?, Frankfurt 21980, 149
57 J Mo1tmann, La Iglesza fuerza del Espmtu, Salamanca 1978 161
pies Un sacerdote obeso y un hombre de negoclOs pa~an de largo Slll
prestar atenCión, un polIcía llltenta despachar a los mendigos Uno de los
mendIgos se enfurece contra la estatua de cemento «(,Qué parentesco
puede haber entre este pedazo de cemento y yo')>> QUIere robar la corona
de oro (auténtico) de la estatua de cemento La e~tatua comienza entonces
a llorar Dice al mendigo «¡Me has lIbrado de la pn~lónl Toma la corona
de oro ¡A mí me basta la corona de esplllas l ¡Toma el oro y repartelo l »
La pieza acaba en que el sacerdote, el hombre de negocIos y el polIcía re-
gresan, arrebatan la corona al mendIgo y lo arrestan Je~ús vuelve a ser
piedra rígldaSq Cnsto se hace hombre en los pobres, su encarnación con-
tlllua Aquí e~tá el núcleo de este enfoque de la teología de la lIberaClón 59
e) Mt 25, 31-46 es Importante aSimismo en el dIálogo judlO-cn mano
El punto de partida hermenéutico es aquí la posibilIdad de que la expre-
sión «hermano~ más pequeños» designe a todos los pobres de Israel, y de
que Jesús, por tanto, se refIera en el texto a ellos 60 Los hermanos de le
sucnsto wn, entonces, los Judíos La comecuencla es que Mt 25, 31-46
pasa a ser la declaraclOn de fracaso del cnstIamsmo, que es corresponsa-
ble de Auschwltz «Un mundo que se profesaba cnstIano miró llldlferen-
te como el pueblo de la alIanza era extermlllado sistemáticamente, Slll
considerar lo que diría el Cnsto Juez '1 Lo que hicisteis a uno de los mas
pequeños entre estos hermanos míos me lo hicisteis a mí l '»61 G van Nor-
den refIere un eplsodlO ImpreslOnante que publIcó un diana de SIlesIa en
1933 Después del denomlllado «slllodo pardo» de septiembre de 1933,
un cura alemán de SIlesIa, lllvocando el «artIculo ano», lllVltó tres veces
a los JUdlOS de su comumdad a abandonar el templo Algo ~e movió en-
tonces, precisamente en la cruz del altar El CruCIfIcado baja de la cruz y
abandona la IgleSIa pronunciando las palabras de Mt 25, 45 62
f) Mt 25, 3 bs desempeña tamblen un papel no desdeñable en lllten-
tos cnstIano~ de determlllar la relaCIón del cnstlantsmo con otras reltglO-
nes Siempre había fascmado la convergencIa del catálogo mateano de las
obras de amor (v 35s) con postulados de otras relIglOnes E~a lIsta de

58 Segun Ahn, Byung Mu, Jesus and People (Mllljung), en R S Suglrthara-


jah (ed), Aszan Faces of Jesus, London 1993, 163-165 TraducclOn Inglesa del
fragmento Klm, Chl-Ha, The Gold-Crowned Jesus and other Wntmgs, ed S K
Chong-S KI1len, Ann Arbor 1978
59 Este enfoque no es nuevo, cf mfra,674
60 Klappert*, 5~ E~ta InterpretacIón es probable en el supuesto de que el tex-
to ~e remonte ha~ta Jesus
61 Schalom ben Chonn, Freundesbnef an Ferdmand Hahn, en C Breyten
bach-H Paulsen (ed,), Anfange der Chnstologze FS F Hahn, Gottmgen 1991,11
62 G van Norden-G Schonborn-V WIttmutz (eds), Wlr verv.erfen dIe fal
sche Lehre Arbelts- und Le5ebuch zur Salmer Theologlschen Erklarung und zum
Klrchenkampf, Wuppertal 1994, 174
obras de amor no es específIcamente cnstlana, smo que aparece baJo for-
mas simIlares en otros textos relIglOsos 63 A ello se añade que los persona-
Jes de Mt 25, 31-46 ignoran su relaClón con Cnsto La norma con arreglo
a la cual el HiJo del hombre Juzga en 25, 31-46 a los hombres, no parece
tener nada que ver con una relIgIón concreta, es umversal El pasaje es
eqUIparable en esto al texto paulmo de Rom 2, 12-16, según el cual los
paganos son JustlfIcados con arreglo a la ley escnta en su corazón Fue
también mfluyente para la teología protestante que ya Lutero señalase en
un sermón que las obras de Mt 25, 35s eran practlcadas por turcos y pa-
ganos mejor que por los alemanes de su tlemp064 Desde la IlustraCIón se
añadIÓ la Idea de la relIgión natural de la razón y del amor. que debe ser el
cnteno últImo para todas la~ relIgIOnes de la hIstona y encontró una ex-
preSIón lmguístlca emmente en Mt 25,31-46 ¿Puede ser Mt 25, 31-46 el
texto báSICO de una teología cnstlana de las relIgIOnes? P TIllIch, al que
debemos el sIgmfIcatIvo concepto de «IgleSIa latente», donde caben tam-
bIén personas de relIgIOnes no cnstIanas 65 , VIO en Mt 25,31-46 un testI-
momo relevante en favor de una «exclUSIVIdad» del cnstIamsmo lImita-
da por la JustICia y, por tanto, «condICIOnada» Para él, Mt 25, 31-46 es un
texto que «/¡bera la Imagen de Jesus de un partlculansmo que hIZO de Je-
sús la propIedad de una determmada relIgIón»66 Para el japones TakIza-
wa, teólogo y filósofo de las relIgIOnes, que dIstmgue entre la palabra dl-
vma ongmana umversalmente válIda, pre~ente en todas las relIgIOnes, y
que él llamó «Enmanue!», y las encarnacIOnes hlstóncas de esa palabra,
como es Jesús, por ejemplo, Mt 25,31-46 hace referenCia a este «Enma-
nue!» y relatlvIza la creenCIa en el fundador de relIgión que es Jesús 67
g) Mt 25,31-46 puede cobrar Importancia teológIca (de teologíafun-
damental) en una socIedad moderna, poscnstlana y atea Ya Bultmann
calIfiCÓ el texto como el ejemplo bíblIco más impreSIOnante de las «meta-
morfOSIS» de DIOS en el nuevo testamento DIOS entra en la histona, nos

63 Se cita a menudo el LIbro egIpcIO de los muertos, cf mfra, n 137, iamblen


GmzaR 1, 105 = Lidzbarski, 18, 5ss (mlsencordla pdra con los hambnenios, se-
dientos, desnudos, pre~os), 2,42 = 36, 13ss (similar), OVldlO Metam 8,607-715
(F¡]emon y Baucls dan hosplialidad a los dimes en figura de pobres cammantes)
Más paralelos en Bultmann, HIstona, 182s El paralelo mas dfln es un texto del
Tnpuaka paleobudlsta, donde Buda dice a los monjes «El que qUiera serVirme,
monjes, que sirva al enfermo» (Ymayo Mahavaggo, 8, 26, Clt segun A J Ed
munds-M Anesaki, Buddhlst und Chnstwn Gospels, Tokyo 1905, 105)
64 Lutero (El angelzen-Auslegung) n, 853~, 857
65 P T¡]hch, Teologw 5lStematlca III, Salamanca 1984,190-194, espec 191
En línea SImilar K Rahner, Curso fundamental sobre lafe, Barcelona 1979, 364-
374 Je~us «Se deja encontrar de modo anommo» en los hermanos mdlgentes
66 P T¡]lich DIe Frage nach dem Unbedmgten, en Id, Werke Y, Stuttgart
1964,66s
67 K TaklZawa, Buddhlsmuv und Chnstentum, mecanografiado 1950, 117s
sale al encuentro en el aquende, en lo mmanente Este texto puede ayudar
a la humamdad moderna -para la que la palabra «DlOS» VIene a ser una
herencia de la tradlClOn vacía de sentIdo- no a alcanzar un nuevo concep-
to de DlOS, pero SI un nuevo encuentro con e1 68 D Salle ha desarrollado
esta Idea en dIalogo con el marXIsmo y entiende la humamzaClOn de DlOS
como un «proceso de autorrealIzaClón dlvma en la hlstona» que hace a
DlOS reconocIble y vlvenclable en los pobres 69 «Que DlOS fue y es ofen-
dIdo y maltratado en el mundo, quemado y gaseado, es la roca de la fe
cnstlana, cuya esperanza es que DlOS alcance su IdentIdad»70 Para el te-
ólogo Japonés del «dolor de DlOS», Kltamon, Mt 25, 31 46 es un texto
clave en forma dIferente, pero afín «DlOS se hace mmanente a la realIdad
hlstónca» «Amar la realIdad hlstónca es amar a DlOS» La realIdad es
una «realIdad de dolor hambre, sed, ser extranjero, desnudo, enfermo, en-
carcelado» DlOS padece el dolor del mundo, y este dolor, por ser dolor de
DlOS, pasa a ser el lugar donde se produce la expenenCla de transcenden-
Cia y de graCla 71

Esta mterpretaClón de Mt 25,31-46, hoy la más dlfundlda 72 y


caSI patnmonlO general, que tIene su punto nuclear en la IdentIfI-
caClón de los «hermanos más pequeños» con todos los humanos
necesItados, no es antIgua Sólo adqumó Importancia en el SIglo
XIX?3 Frente a lo que pretenden algunos 74 , en la IgleSia antIgua,

68 R Bullmann, Der Gottesgedanke und der moderne Mensch, en Id , Glau-


ben und Ventehen IV, Tubmgen 1965, 123-127
69 D Salle, Das Fensterder Verwundbarkeu, Stuttgart 1987,50
70 D Salle, Stellvertretung, Stuttgart 1965, 204
71 Cf K Kltamon, Teologza del dolor de DIOS, Salamanca 1975, 139 147, CI-
tas 98
72 Gray* el dIlIgente cromsta de la hlstona de la mterpretaclOn de nuestro
texto, regIstro (225-227) alrededor de 550 mterpretaclOnes en el SIglo XX De ellas,
440 defIenden la te~ls de que ¡ravea ea E{}vll debe mterpretarse en sentIdo umver-
sal y alrededor de 326, la mterpretaclOn umversal de la expre,lOn «hermanos mas
pequeños»
73 Esta mterpretaclOn fue defendIda pnmero, como pOSIbIlIdad, por Paulus
nI, 488, mas tarde, como exegesls, por Fntzsche, 747, de Wette, 152 (a tenor de
Heb 2,11), Ewald, 341 Es frecuente en la segunda mItad del SIglo XIX
74 Gray*, que reseña la hlstona de la mterpretaclOn casI exclUSIvamente des-
de este enfoque, ofrece en todo caso un cuadro algo dIferente A su JUICIO, son re-
latIvamente numerosos, sobre todo entre los años 325 y 750, los que defIenden la
mterpretaclOn «umver~a1» de la expreslOn «hermanos mas pequeños» Las mter
pretaclOnes que hace Gray* del texto son en parte de~onentadoras 1) No conSIde-
ra lo bastante que su per~pectIva es moderna y apenas pudo mteresar a los autores
antIguos 2) Tampoco conSIdera lo bastante que, desde el gIro constantlmano, los
paganos contaban cada vez menos en la optIca de los comentanstas y que cabla ha
blar por e~o, casI obVIamente, en el corpus chrzsttanum, de seres humanos = cns-
en la Edad Media y en la época de la Reforma fue defendida en
contadas ocasiones7 ". Es, por tanto, una rama joven -y, a mijUlcIO,
típIcamente moderna- en el árbol de la historia de la exégesis de
Mt 25,31-46.

2. El tIpO hermenéutico clásico. La mterpretación eclesial más


difundIda hasta 1800 aproximadamente VIO, en cambIO, en «mis
hermanos más pequeños» a los mIembros de la comunzdad crzstla-
na. La expresión era refenda generalmente a todos los miembros
de la comumdad; algunos señalaban expresamente el bautismo co-
mo señal dIstintiva76 • Son, en cambIO, relatIvamente escasas las in-
terpretaciones que restnngen aún más la palabra «hermanos», aplI-
cándola por ejemplo a los apóstoles o a los «cristianos perfec-
toS»77. La expresIón «todos los pueblos» fue entendida general-

tIanos 3) No deja suficientemente claro que la afirmaCión de las obras de mlsen-


cordla en favor de los no cn<;tIanos no Impide en modo alguno aplicar la expresión
«mIS hermanos ma<; pequeños» a los cnstIanos
75 Documentos meqUlvocos en favor de una mterpretaclOn umversal de «ios
hermanos má<; pequeños» son, por ejemplo, Casareo de Aries, Sermo 199, 3 =
CChrSL 104, 804s, y Sermo 29, 3s = CChrSL 103,127-129, de la Edad Media,
Teofilacto, 432 como posibilidad, To<;tado, q 393 (según Gray*, 193, es deCI<;lVa
la descendenCia de Adán) También Juan Cnsostomo tiende a una mterpretaclón
umver<;al, por ejemplo cuando rechaza cualqUier mspecclón previa de los huéspe-
des que llaman a la puerta (Brandle* [Matth 25, 31-46J, 248-250) Jerómmo,244
conoce una mterpretaclón umversal, pero la descarta
76 De la IgleSia antigua, por ejemplo, Clemente de Alejandría, QUIS dlves sal-
vetur, 30, I = BKV 11/8, 261, Tertuliano (cf Gray*, 25), Juan Cnsostomo, 79,1 =
PG 58, 718 (bautismo), Jerómmo, 244 (<<non generaliter»), Agustín (a menudo,
documentos en Gray"', 69s), AmbrosIO, De OffiCllS, 2, 28 = BKV 1132,197 (los cns-
tIanos pobres <;on los tesoros de la IgleSia), BasilIO (documentos en Gray*, 42s), de
la Edad Media, por ejemplo, PascasIO Radberto, 866 (no todos los pobres, smo los
«pauperes ChnstI»), ChnstIan v Stavelot, 1470, Tomás de Aqumo (Lectura), n°
2103, de la epoca de la Reforma, por ejemplo, Calvmo 11,297, MusculU'i, 539,
Wolzogen, 399, GroClO 11, 273, Lapide, 465 (el texto <;e refiere «propne» a los
apostoles y a los religlOso<;, «consequenter», a todos los cnstIanos bautIzados, de
limosna<; a no cnstIanos y a herejes no habla aquí Cn<;to, pero no está prohibida la
práctica) Sobre la Igle<;¡a antigua, cf también Puzlcha*, 17-22
77 Así Orígenes, Ser 73 = GCS Ong Xl, 174 Esto se ajusta a la mterpreta-
clón gnóstIco-mamquea, cf M Hutter, Mt 25,31-46 In der Deutung Mams NT 33
(1991) 276-282 En cambIO, Pseudo-Clemente, Vlrg 1,12 =ANFa VIII, 59s reco-
mienda a los radicales Itmerante<; la vIsita a los cnstIanos/as ordmanos Las reglas
monástIcas aplican el texto pnnClpalmente a la propia comumdad, por ejemplo,
BasilIO, Reg brev n° 284, Regula Benedlctl, n° 36, pero no de modo exclUSIVO
Lutero (Evangelten-Auslegung) 11, 854s, en su aplicaCión homiletIca, plema <;obre
todo en parrocos y maestros de escuela, mas no por ser una elite, smo porque en-
tonces lo pasaban francamente mal
mente por los comentanstas en sentIdo umversal; pero el papel de
los no cnstlanos en el JUICIO quedaba a menudo en la penumbra.
Hubo muchos, sm embargo, que lImItaron el nav'ta ta E1'tV1'j a «to-
dos los cnstlanos» 78 Esto tenía un sIgmflcado mequívoco' el cnte-
no en el JUICIO fmal es, para los cnstlanos, el de las obras de mlse-
ncordIa que han hecho o dejado de hacer a sus hermanos cnstlanos
pobles y necesItados La onentaClón de estas mterpretaclOnes sue-
le ser parenétlca el texto qUIere motlvar a la comumdad para las
obras de mlsencordla. La IgnorancIa de las personas respecto a la
persona de Cnsto no tenía una cabIda correcta en este modelo her-
menéutlco. Se solía entender esa IgnorancIa como expresIón de la
humIldad de los Justos, o de la ceguera de los mJustos 79.
EJemplo, e,pléndldos de mterpretaclón parenétlca ofrecen especIal-
mente los sermones de Juan Cnsóstomo, que CItó este texto 170 veces
aproxlmadamente8° En Hom 79 señala que los preceptos de mlsencordla
son fácIles de cumphr y tienen una promesa magnífIca, porque DIOs mis-
mo recibe la hmosna en la persona del mendigo Todos los bautizados son
aquí hermanos de Cnsto, no sólo los monjes y los anacoretas de lo, mon-
tes 81 Juan Cnsóstomo recuerda constantemente a los miembros de las co-
mumdades de AntlOquía y Constantmopla la situación de los pobres, que
eran muy numerosos en estas cmdades 82 ¡El perro faldero de la~ damas n-
cas lo pa~a mejor, muchas veces, que esos hermanos sm techo l83 No bas-
ta que las comumdade, tengan sEvoboXEla (hospederías), todos los cns-
tIanos propletanos de casas deberían ceder una habitación como XEA.A.lOV
X¡;HOtOU para acoger a los sm techo~4, donde Cnsto pueda hacer acto de

78 Ya para Ongenes tuvo meno, relevancia esta alternativa, cf Ser 70 = GCS


Ong XI, 164 De JUICIO a cnstlanos hablan, por ejemplo, LactanclO, Inst 7,20 =
CSEL 19, 647-650, Cesareo de Aries (en Gray*, 103s), Beda, 109, Valdes, 447,
GroclO n, 271 Generalmente no hay aqUl alternativas claras, el JUICIO a cnstlanos
es a menudo una consecuencia del enfasls homiletlco o parenetlco del texto Cuan-
do el texto es matizado a mvel cosmOVISIVO, como en la mterpretaclOn catobca
posmedleval, el JUICIO es 'ilempre umversal y engloba tamblen a los mños pequeños
(Maldonado, 500'i, Lapide, 462)
79 Cf Opus lmpeifectum, 54 = 944 «O humilitas I Vlr bonus etlam debl-
tam slbl laudem fuglt» La pregunta de los condenado'i en el v 44 es, en cambIO,
una expreslOn de su pecado permanente no qUIeren entender (¡b¡d = 946)
80 Cf la panoramlca de Brandle* (Matth 25,31 46), 16-42
81 79, I = PG 58, 718
82 Cf sobre la hlstona 'ioclal Brandle* (Matth 25,31 46),75 121
83 Ad Rom hom 11,6 = PG 60, 492
84 In Act Apost hom 45,4= PG 60, 319 También Musculus, 542, tiene en
cuenta la tendenCia, ya clara en OCCidente durante la época moderna, a deSViar a
los transeuntes haCia hospederías y eVitar aSI la hospitalidad
presencIa Juan Cn<;óstomo es de aquellos autores que eXIgen expresa-
mente que los JudlOs y pagano<; gocen tamblen de la hospItahdad y, en ca-
';o de duda, Illclu<;o los hereJes 85 Un documento ImpresIOnante es tambIén
el dISCurso XIV de Gregono NaCIanceno sobre el amor a los pobres, que
culmllla en Mt 25,31-46 86 Pero más que todos los ~ermones y comenta-
nos Illfluyó en el OCCIdente medIeval la leyenda del catecúmeno Martín
de Tours este soldado dIO a un pobre, Junto a la puerta de la CIUdad de
Amlens, la mItad de su capote de soldado, lo ultImo que tenía Aquella
noche se le aparecIó Cnsto vestIdo con aquella mItad del capote y le ex-
plIcó con las palabras de Mt 25, 40 que el mI~mo le habla salIdo al en-
cuentro en aquel pobre8 7

Algunas aplIcacIOnes de la mterpretaclón cláSIca son Importan-


tes y merecen una consIderacIón

a) En línea cnstológlca, el texto fue explIcado a luz de la doctnna de


la dos naturalezas Cnsto es ImpaSIble (cmu{}l1C;) en cuanto DIOS, pero su-
fre en <;u cuerpo, la Iglesla 88 Es verdadero DIOS y verdadero hombre, n-
ca en lo que es suyo, pobre en lo que tIene de los humanos 89 SI el Señor
se IdentIfIca con los pobres, su pasIón durará hasta el fID del mundo 90 La
humamdad y el sufnmlento de Cnsto no son, pues, un epl~odlO pasajero
El antIOqueno Juan Cnsóstomo conoce tambIén este pensamIento de una
'passlO contlllua' «y sufn entonces amarga necesIdad por tI, la sufro
tambIén ahora, para moverte a compasIón En la cruz padecí sed por tI,
ahora tengo sed en la persona de los pobres, para moverte al amor, por
tu propIa salvaclón»91
b) ¿ Qué obras se sIgmfIcan en lo~ v 35s'l Ha domlllado, general-
mente, la Illterpretaclón lIteral, se sabía que era cuestIón de obras reales
de mlsencordla para pobres reales Pero ya Orígenes había lllterpretado
las obras de mlsencordla en sentIdo espmtual y las aplIcó a la nutnCIón
con manjar espmtual, a estar vestIdo con el traje de la sabIduría, o refmó
la VISIta a la correCCIón o al consuelo espmtual de los hermanos 92 Má<;

85 Brandle* (Matth 25, 31 46), 248s


86 Gregono NaCianceno, Or 14 =BKV l/59, 27" 308, la ImphcaclOn con Mt
25, cf ¡bId 307s
87 SUlplCIO Severo, Vlta Martlm, 3 = BKV 1120, 22s
88 Orígene~, Ser 73 = GCS Ong XI, 172s
89 León Magno, Sermo 91, 3 = BKV l/55, 28 I
90 Leon Magno, Sermo 70, 5 = BKV l/55, 187
91 Ad Rom hom 15,6 = PG 60, 547s, cf Brandle* (Matth 25 31 46),56,
326s, 344
92 Ser 72 = GCS Ong XI, 168-172 Hay una bella mterpretaclOn espmtual en
Macano, Hom 30, 9 = BKV I/l O, 260s la ho<;pltahdad se refiere a la entrada de
tarde se entremezclaron a menudo las obras sOClales y las éspirituale~
también la oración o el ofrecimiento de sanas doctnnas pueden ser una
obra de mlsencordla 93
c) En la época de la Reforma, el carácter mentono de las obras de
mlsencordla pasó a ser el punto controvertido Calvmo anotó a propósito
del v 34 que la salvaClón de 105 bendlt05 con515te en la graCla que D105
de<;tmó libremente a lo'> JustifIcados, con antenondad a las obra~ huma-
nas La recompensa e<; una recompensa de gracia, yaí} (v 35) no slgmflca,
a su JUICIO, que las obras sean la causa real de la salvaClón 94 Los segUl-
dOles de Calvmo consideraron las obras de mlsencordla no como base de
la ~alvaClón, smo como «signa» de la elecClón 95 Los católicos Impugna-
ron la mterpretaclón de Calvmo yaí} (v 35) es causal y no debe enten-
derse en sentido consecutivo, la <;alvaClón se da <<non solum pmt laborem,
sed etIam propter laborem», es por tanto un verdadero mént0 96 La sínte-
SIS la formuló el joven lamemo, fundador del jansemsmo «El remo pre-
determmado para VOSOtlOS desde la etermdad lo debéiS poseer en realidad
ahora para responder ¡tia predestmaclón dlvma con buenas obras y cos-
tumbres»97

3 El tIpO hermenéutico excluyente. Desde el SIglo XVIII98 apa-


rece un nuevo tIpo de interpretacIón que fue defendIdo ocasIOnal-
mente en el SIglo XIX 99 , y desde 1960 aproxImadamente con fre-
cuenCia progreSIva 100, No traduce :n:áv'ta 't<l EitVy] por «todos los
pueblos», Silla por los paganos 10l • Ante el Juez ulllversal compare-

Cn.,to en las alma~ human.ls Jerómmo, In les 16 (sobre 58, 6s) = CChr SL 73A,
667, evoca el calor de la IgleSia, el vestido del bautismo y el manjar de la recta doc
tnna
93 Por ejemplo, Calvlllo n, 295, Musculus, 536, 538 ¡De modo que tam-
bién los profesores se pueden salvar'
94 Calvlllo n, 294s, cf Id ,Inst I1I, 18, 1-3
95 Coccems, 40, po"IclOn Similar del catóIJco Valdes, 449
96 Maldonado, 503. Lapide, 464, más defensores de esta InterpretaCión en
Gray*, 210-216
97 Jansemo, 250
98 Según Gray*, 241s, ~u pnmer defensor e, el Illglés John HeylIn en Thea-
laglcal Lectures at We~tmmster Abbey 1, 1749
99 Por ejemplo, von Olshausen, 931~, O pflelderer, Das Urchrmentum 1,
BerIJn 21902, 596, Holtzmann, 288, B Welss, 440, Zahn, 673s (consuelo a lo~ di s-
clpulos), Klostermann, 207, otros representantes en Keil, 497 y en Gray*, 251s
100 Por ejemplo, Wmandy*, 178-186 (184 «La mise en scene dramatlque
de» Mt 10,40-42), Haufe", Cope*, Ingelaere*, 32-56, Lambrecht*x, 329-340,
Broer*, 292-295 (para MI), Gewalt*, Fnednch*, 2'59-270 (para Mt), Stanton, Gas
pel (vol I1I), 207-231, Hare (vol I1I), 288-291, Watson*, 64-66
10 l Hay opInIOnes encontradas sobre la referenCia exclUSiva a los paganos o
extensiva tamblen a los JudlO~
cen sólo los no cnstIanos, los cnstlanos, a los que señala especIal-
mente el juez ulllversal (1 «estos» hermanos '), están a su lado y no
son juzgados Los «hermanos más pequeños» son aquí, general-
mente, los cnstlanos, en ocaSIOnes tan sólo los apóstoles y miSIO-
neros cnstlanos Son juzgados los no cnstlanos, por tanto, sobre su
comportamiento con los cnstlanos Así entendido, el texto no posee
pnmanamente una funCIón parenétlca, smo que es un consuelo pa-
ra los miSIOneros cnstlanos acosados y persegUIdos son tan Impor-
tantes, que el comportamiento con ellos deCide la salvación o con-
denación de los paganos Lo que caractenza a esta mterpretaclón
no es la gran amplItud del tlpO hermenéutlco ulllversal, que elImi-
na todo lo dogmátlco, smo un espíntu estrecho, casI sectano lü2
Aquí, Mt 25, 31-46 no es ya un testlmolllo de la relatlvlzaclón de
todos los dogmas y confeSIOnes, smo testlmolllo de la pretensión
de valor absoluto por parte del cnstlalllsmo Así entendido, Mt 25,
31-46 tampoco es ya la meta a la que apunta toda la paréneSIS de
Mt 24, 32-25, 30 Los defensores de esta mterpretaclón tIenen que
admitir, más bien, un doble plano en el JUICIO Después del JUICIO
sobre la comullldad, que ya fue aludido en 24, 45-25, 30, se ad-
junta ahora un texto sobre el JUICIO reservado a los no cnstlanos 103

En el Siglo XIX, cuando se mantellla activa la mlslon entre mfIeles y


se sabía que era muy difícil cnstIalllZar al mundo entero, era relevante la
mformaclOn sobre el destmo de los no cnstIanos en el JUICIO fmal los no
cnstlanos no se pIerden Slll más, silla que tIenen una oportullldad DIOS
no los Juzgara por su fe, smo por sus obras de amor, por un cnteno que
vale en todos los Ciclos culturales y puede aphcarse tambIén a los paga-
nos104 Esta Idea pudo ser acogIda como un Impulso pOSItIVO en el SIglo
XIX En la época actual, cuando el JUICIO fmalles resulta ajeno a la ma
yoría de las personas y la salvaCIón de los no cnstIanos es ya algo ObVIO,
este Impulso no es ya tan necesano A pe~ar de ello, este tIpo hermenéu-
tIco va telllendo cada vez mayor aceptaclOn, desde 1960 aproxImadamen-
te Pero el motIvo de ello no esta, a mi entender, en que esta mterpretaclOn

102 Cope* 44 «The ethlc IS a church1y sectanan one, It doe, not represent a
<;lgmfIcant advance m the ethlcal thmkmg over the ethlcs of JudaIsm of ItS days»
103 Esto se corresponde con TestBenJ 10 Ss (pnmero, el JUICIO a Israel lue
go, a las nacIOnes) El caracter acce,ono que tendna en ese caso 25, 31 46 lo ad-
vierte bien S Grossmann, Das Ende der Welt Wuppertal-Kassel1991 101 cuando
defme el texto como una especie de «campamento de acogida>, para no cnstlanos
104 La mterpretaclOn de Jeremlas, Paraba/as, 251, 254, responde en forma
claslca a esta demanda HJ..¡( " <"" J
responde a ciertas demandas del presente, sino simplemente en que es vi-
gorosa exegéticamente: tIene a su favor Mt 10, 11-15.40-42 Y el uso lin-
güístico judeohelenístlco normal de la palabra E{}vl1 = O',J. Esta interpre-
tación supone un giro radical frente a la interpretación universal, domi-
nante en el siglo XX: el texto Mt 25, 31-46, tan famIliar y «de actualIdad»
según la mterpretacIón universal, resulta de pronto extraño. Muchos exe-
getas han anunciado una dura crítica contra esta interpretación 105, aunque
la consideran meludIble exegéticamente. Aplicar en nuestro tiempo, de
forma defendible teológica y exegéticamente, el texto así entendido, les
parece difíCIl a la mayoría. E,te tIpO hermenéutico se va impomendo hoy
más y más, aunque apenas guste a nadie.

Hoy se enfrentan, pues, fundamentalmente el tipo hermenéutico


universal y el tipo excluyente. El tipo hermenéutico clásico arrastra
una existencia oscura en el debate actual. Pero voy a emplearme a
fondo precisamente en su favor.

Explicación

31- Los v. introductorios 31-32a, moldeados por el evangelista,


32a desarrollan la imagen de la venida del Hijo del hombre, Jesús, que
ya es familiar a los lectores por numerosas alusiones de pasajes an-
teriores 1oó . El texto realza claramente la majestad de Jesús: como
en 13,39.41.49; 24, 31 y también en la tradición cristiana primiti-
va l07 , llega acompañado de ángeles. Como en 16, 27; 24, 30, vie-
ne envuelto en gloria divina. Como en 19,28, se sienta en el «tro-
no de la gloria», es decir, dicho en el lenguaje bíblico solemne, en
el trono de Dios 1os • Como siempre en el nuevo testamento, el Hijo
del hombre, Jesús, es juez universal, y no, como en la tradición de
Daniel, mero secretario o testigo del juicio lo9 .

105 J WeIss, 388, habla de «arrogancIa cnstIana mtolerable». Gmlka II (va\.


II), 375, declara que e~ta VISIón parece poco cnstIana y poco mateana; según
Brown 178, el texto refuerza «the self-nghteousness of a c1osed, partIculanst
Y
,

commumty»
106. 10,23; 13, 40-43.49s; 16, 27s, 19,28,24, 30s. Cf. Luck (vol HI),275
«Esta cIrcumtanCla VIene proyectando sus sombras en Mt».
107 Mc 8, 38,13,27, Jn 1,51, cf 2 Tes 1,7; Lc 12, 8s
108 Cf supra, 177.
109. Ahí se encuentra el paralehsmo más Importante entre los dISCurSOS figu-
rados de Hen et y la tradICIón global del HIJO del hombre en el nuevo testamento:
éste va más allá de esos discursos. En ellos está presente y actIvo el «Señor de los
Delante de su trono se reúnen naV'w ta E'frV'll El relato habla
sólo de ellos El tercer grupo que partIcIpa publIcamente en el JUI-
CIO, «estos» hermanos, nunca aparece en la descnpcIón del mIsmo,
smo que es mencIOnado sólo en el v 40, en el dIscurso dnecto del
Juez Esto es fundamental para la comprensIón del texto los lecto-
res mtentarán reencontrarse en este texto, como en todos los ante-
nares Al IdentIfIcarse, llegan a comprender ¿Con qUIén se IdentI
fIcarán? Que se IdentIfIquen con «estos hermanos más pequeños»,
en la línea de la «mterpretacIón excluyente», queda descartado na-
rratológIcamente, por decIrlo así, porque de ellos sólo se habla en
el v 40, que es la respuesta del Juez, ellos no son actores en esta
descnpcIón del JUICIO umversal SI el narrador hubIese quendo la
IdentIfIcacIón de los lectores con «estos hermanos más pequeños»,
habría pOdIdo mtroducIrlos sm dIfIcultad ya al comIenzo de la des-
cnpcIón Junto con el Juez umversal ¿Se IdentIfIcan entonces con
nana ta E'frV'll? Eso cuadraría a los textos antenores de los dos es-
clavos, de las muchachas y de los esclavos del capItalIsta VIajerO
(24, 45-25, 30), pues aquí como allí aparece una doble oferta de
roles los lectores tIenen que decIdIr -no sólo en el acto de com-
prensIón, smo tambIén en la vIda real- SI están por las muchachas
prudentes o por las neCIas, por unos u otros esclavos, por los del la-
do derecho o los del IzqUIerdo
Sm embargo, esta IdentIfIcaCIÓn es dIfícIl en el aspecto semán-
tIco, porque el térmmo E'frV'll desIgna generalmente, en el ámbIto
de mfluencIa Judeohelemsta de la Septuagmta, y tambIén en el
evangelIo de Mateo, a los paganos no IsraelItas (y no cnstIanos)
¿Pueden IdentIfIcarse los lectores JudeocnstIano~ con ellos? Inter-
pretarán pnmero la expresIón a partn de su lectura antenor del
evangelIo, y recordarán 24, 30s, por una parte, y 24, 14 por otra
En 24, 30s, naom aL cpuAm tlíe:; Ylíe:; son testIgos de la llegada del
HIJO del hombre Se lamentan, y el HIJO del hombre envIará a con-
tmuaCIón sus ángeles para recoger de todas partes a sus «escogI-
dos» SI entendemos 25,31-46 como contmuaCIón de 24, 29-31 11 °,
sugIere un sIgmfIcado unIversal para nana La E'frv'll Pero ¿están
mclUIdos tambIén los «escogIdos» traídos de los cuatro puntos car-

espmtus» como soberano el es el que puso al «elegIdo» en el trono (cf 38-40,46


3,48,2,49,2,51,3,61,8,62,214)
110 Cf supra, 520
dinales? Esto queda abierto. Los lectores recordarán asimismo 24,
9.14, donde aparecía ya, temprano, la expresión náv'tu '«1 eftv'Y].
Los eftv'Y] eran allí los pueblos no cristianos. El contexto era misio-
nero: «Se proclamará este evangelio del remo en toda la tierra, pa-
ra dar testimonio a todos los pueblos, y entonces vendrá el fin»
(24, 14). Ahora está aquí el fin que allí fue anunciado. Esto signi-
fica que todos los pueblos han oído, entretanto, el «evangelio del
reino» y lo han acogido o rechazado. La creencia de Mateo en la
inminencia de la parusía no contradice el supuesto de que estuvie-
ra a la espera de esa proclamación del evangelio en toda la tierra 111.
No se podrá decir por tanto, partiendo de la idea mateana de mi-
sión, que nuestro pasaje sólo puede hablar de aquellos «paganos»
que no han tenido aún contacto con Cristo. I1áv'tu '«1 eftv'Y] son,
primariamente, «todos los pueblos», incluida la comunidad.
Otras cuatro consideraciones confirman esta propuesta de in-
terpretación:
a) Desde 24, 3, Jesús habla sólo a los discípulos; desde 24, 32
los previene con diferentes símiles ante el juicio, que también los
alcanzará a ellos. Toda la parénesis de 24, 32-25, 30 caería en el
vacío si no desembocase en una descripción del juicio que incluya
a la comunidad 112.
b) Sólo en esta interpretación se ajusta nuestro texto a la no-
ción mateana del juicio: el evangelista aclaró en 16, 27 que el Hi-
jo del hombre «pagará a cada uno (!) según su conducta»; en 13,
38.41, el reino del Hijo del hombre era el campo del mundo: en el
mundo recogieron los ángeles trigo y cizaña, es decir, a injustos y
justos. No había distinción entre comunidad y mundo, según 13,
37-43, en lo concerniente al juicio. La comunidad misma es un
«corpus permixtum»lI3. Un juicio especial del Hijo del hombre pa-
ra los no cristianos estaría en total contradicción con la idea matea-
na de la Iglesia.

111. La analogía de Pablo muestra que el empeño de «completar» el evange-


lIo en toda la ekumene, de~de Jerusalén a lima (Rom 15, 19), pudo Ir asociado a la
espera de la parusía mmmente
112 SI limitamos el nuv'tu 'ta efrv1'] a los no cnstlanos, Mt 25, 31-46 vendría
a ~er una especie de anexo sobre el problema específico de la suerte que correrán
en el JUICIO Mattill*, 107-114, que entiende así el texto, puede tran~ponerlo por
eso, con gran lIbertad, al fmal del diSCurso a los diScípulos, detrás de 10, 42
113 ef. vol n, 453-456
c) Mateo había flllahzado tres de sus discursos antenores con
textos que hablaban del JUICIO unIversal, el cuallllcluye a la comu-
nIdad (7, 21-27,13,37-4347-50, 18,23-35) El fmal del último
discurso de Jesus -y, a la vez, el flllal de sus mstruccIOnes a los
dlscípulos- (,va a denvar, precisamente ahora, haCia un tema que
no atañe directamente a la comunIdad el JUICIO a los «otros», los
no cnstIanos? Es casI Impensable
d) Los dos grupos tratan de X1JºLO~ al Juez unIversal, lo que es
Slll duda un lenguaje comumtano y hace recordar 7, 21s, 25, 11 20-
24 114 Los lectores se confirman, con este tratamiento, en su IdentI-
ficaCIón con los dos grupos a la derecha y a la IzqUIerda del HIJO
del hombre

El texto no aclara SI Israel queda mclUIdo en «todos los pueblos"I15 Al


Igual que en 24, 9-14, no se adVierte mngún mteres especial por Israel Es
CIerto que Mateo msmuo que Israel sena pnvado de su eleccIOn especial
y, a propOSlto de la destruCCión de Jerusalén, que la culpa de la persecu-
ción de los profetas y los mensajeros de Jesus reCala sobre «esta genera
clón» (21, 43, 23, 34-24, 2, cf 24, 15-20), pero nada había dicho Jesús,
hasta ahora, de un JUICIO defmltlvo del HIJO del hombre sobre Israel

El JUICIO del HIJO del hombre comienza con una comparación 32b
que aclara la verdadera acción JudiCial la separación (a.CPOºL~W) -33
El Juez unIversal segrega a los Justos de los lllJUStoS, y pone a
aquéllos al lado derecho, el «bueno», y a éstos al IzqUIerdo, el
«malo»116 Dicta la <;entenCIa desde el pnnCIpIO y no necesita, co-
mo un Juez profano, buscar la verdad mediante un mterrogatono
La separación previa viene a subrayar la soberanía del Juez umver-
sal El diálogo que se produce después con los dos grupos servirá
sólo para fundamentar la sentencia ya dictada con antenondad La
comparaCIón con el pastor viene a glosar este acto deCISIVo de se-

114 ObservaclOn de M Mayordomo Marm


115 Walker, Hellsgeschlchte, 108s, defIende con el mayor enfasl~ la exclu-
slon de Israel AfIrma que segun 21, 33-22 10, 23 1-24 2 «queda descolgado en
la hlstona de la llamada de DIOS», y el castIgo hlstonco que reCIbe -la destrucclOn
de Jerusalen- tIene, en su opmlOn, caracter escatologlco SIguen la misma dlrec
clon B WeI~s, 440, Lange Erschemen 298s
116 En la mentahdad JudIa y antIgua la IzqUIerda es el lado malo, la derecha,
el bueno y venturoso, cf B¡]l 1, 980s, Ingelaere*, 41, Court*, 225s, W Grund-
mann, /)F~IO~, en ThWNT 11,37 21ss, 38, 14ss La palabra FUúJVU'.w~ «<de buen
nombre», «dlstmgUIdo») es un eufemIsmo por &JtLOTFQO~
gregacIón 117 La comparación se refIere presumIblemente al mo-
mento de apartar los cabntos tIernos, destmados a la matanza, del
resto del rebaño

La parte fJgurada de la parábola es menos clara de lo que les parece a


la mayoría de los exegetas Éstos traducen EQUP0<; por «macho cabrío»,
por «cabra» o por «cabnto»118 SI se trata de «machos cabríos», es deCIr,
ammales machos, podría aludlrse a que el pastor tIene que separar las
hembras, para ordeñarlas, de los ammales machos Los machos cabríos
Irían entonces a la lzqmerda, alIado malo, por no dar leche 119 Los exege-
tas que optan por traduClr «cabras» slgmfJcan, en camblO, que en lo~ re-
baños mIxtos de Palestllla, las cabras son separadas al anochecer de las
ovejas, porque son más sensIbles que éstas y necesItan más calor Pero es-
ta hermosa costumbre de los pastores palestlllos sólo eXIste en el papel, y
naCIó de una transcnpClón lllexacta de la gran obra de Dalman sobre Ar-
belt und Sltte 1m Palastma 120 Queda, pues, el emgma de por qué un pas-
tor ha de separar las cabras de las ovejas
Slll embargo, todas e~tas conslderaclOnes son lllnecesanas porque EQt-
lpO<; no slgmfJca «macho cabrío» m «cabra» Constan estos slgmfJcados
en el dlcclonano de Bauer 121 , pero lo~ lexlcografos y escohasta~ antiguos
dan otra lllformaclOn aL o aL EQtlpOl son los cabntos tIernos, a dIferencIa

117 La comparación del pastor podría evocar a los lectores los pasajes de 9,
36, 14, 14, 18, 12-14, aunque el tema del pastor tiene en ellos un uso diferente No
hay, a mi JUICIO, en el evangelio de Mt una solida «cnstologla del pastoD>, como
pretende F Martm, The Image of the Shepherd In the Cospel 01 St Matthew ScEs
27 (1975) 261-301, m una «narratlve ~trategy» construida sobre el motivo del pas-
tor (J P Heil, Ezekzel 34 and the Narrat¡ve Strategy of the Shepherd and Sheep
Metaphors In Matthew CBQ 55 [1993] 698-708)
118 En aleman, donde «separar las ovejas de las cabras» e~ una frase hecha,
EºlcpO~ se ~ue1e tradUCir «Bocke» (machos cabrío~), ~lgUlendo a Lutero y la Zur-
cher Blbel de 1531 (cf Vulgata haedus = macho cabno, cabnto) En mgles predo-
mma «goat», en frances «bouc» (cabnto), en español «cabras» y «cabntos»
119 ASI, por ejemplo Gmlka 11 (vol TI), 372 Sobre la IdlO~mcraSla de los ca-
bntos se pueden leer cosas divertidas en teologm antiguos y modernos Un cabn-
to e~ «foetens» (hedIOndo), «a~per», «mmundus», «petulcus» (topador), «fervens
semper ad cortum», «1asclvus», «per praeClpltla mcedens», «nxosus» (pendencie-
ro) (por ejemplo, Jerommo, 243, Lapide, 462), los cabntos llevan cuernos como el
diablo (en Fnednch x , 144, con n 70), son gordos y VIOlentos (Holtzmann, 288),
etc
] 20 Dalman, Arbelt VI, 276, anota una referenCia segun la cual esto ocurría
en otoño, en la llanura costera Wengst*, 493-497 explica en forma sugestiva como
se paso de este apunte sobre un hecho limitado a un lugar y tiempo, haCia el año
1900, a través de unas citas erudltas, a un uso genera] de los pastores pa1estmos
121 Bauer, Wb 6 s v, afIrma que EºlcpO~, que el traduce erroneamente por «ma-
cho cabno», «ChiVO», slgmftca «Junto a Jtºo~cna Simplemente cabras» Wengst*,
497s, tras exammar los documentos pertmentes, demo~tro su mcorrecclOn
de los machos cabríos adultos (l:QUYOL) y de los cabntos <<Jóvenes» (Xl[W-
QQOL)122 "EQl<POC; tiene, en consecuenCIa, un sIgmflcado preCIso y no pue-
de ser la designacIón general de «cabra» m de ammales machos de dIver-
sas especIes (<<machos cabríos») ¿Por qué separa, entonces, el pastor a los
cabntos de las ovejas? QUlza los LXX ponga en la pIsta en casI todos los
pasajes donde aparecen EQl<POL, estos son sacnflcados, consumIdos u ofre-
cldosl 23 QUIzá sea ése el motivo de la separacIón de los cabntos tIernos
eran destmados a la matanza l24 Entonces sólo resta, como dIfIcultad, la
pregunta de por qué este rebaño consta preCIsamente de ovejas y cabras
¿Cabe ~uponer que en la lengua Judeohelem,ta de la época sIgUIera VI-
gente el antIguo 'Igmflcado de JtQo~m;u como «ganado menor»125? En los
LXX, la palabra es caSI SIempre vocablo de traduccIón de iN:':, que slgm-
flca «ganado menor» en general y, por tanto, oveps o cabras l26 El símJl
de la parabola sería entonce& restnctlvo el pastor separa los cabntos des-
tmados a la matanza del resto de su ganado menor, es decIr, de las otras
ovejas y cabras Esta hipóteSIs, de todos modos, no es demostrablel 27

La comparacIón toca a su fm, Jesús prosIgue en dISCurSO no fl- 34


gurado. En la cuestIón de la palabra «rey», cahflcatlvo extraordl-
nano para el HIJO del hombre, no es pOSIble saber SI los lectores
evocan el «remo» del HIJO del hombre, que aparecía en pasajes an-
tenores (16, 28; 20, 21, cf 13,41), o "1 a causa del «trono de glo-

122 Dan la hsta de dIversas denommaClOnes EustaclO, Comm In Hom Od 1,


33, 42,s (ed Stallbaum, 1825), y Pollux, Onom 1, 250 HeslqUIo, s v (ed M
Schmldt n, 191) defme fQlcpOC; como [-llXQOC; at~ naCIdo en pnmavera (del mIsmo
año) Otros documentos en Wettstem 1 511 En los LXX, EQlcpOC; suele ser traduc-
clan de ,¡~ (cabnto) y, una sola vez, de ¡¡nlJ (macho cabno) De 27 veces que em-
plea fQlcp0C;, los LXX 10 especIfica 10 veces con atyOív No hay mngun documen-
to para eQlcpOl (cabntos), pero la yuxtaposlclOn, no rara en el uso blbhco y gnego,
de uQvec; y fQlcpOl, mdlca que los segundos no pueden ser corderos 'O/~ fQlcpOC;
tampoco slgmfJca por tanto, como supone Wengst"', 498, «ammal Joven», smo,
más preCIsamente, «cabra Joven»
123 Gen 27 916,37,31, Ex 12,5, Lev 1, 10, Jue 6,19,13,1519,2 Crón 35,
7s Tob 2, 12s, Am 6, 4, Jer 28, 40 LXX, Ez 43, 22 25, 45, 23, cf Gen 38,
172023,1 Sam 16,20,1 Esd 1,7 LXX
124 De modo similar Wengst*, 499s, que percibe en la mas recIente hl~tona
de la mterpretaciOn mmlmlzante del slmll una ehmmaclOn de la Idea de JUICiO
125 Tamblen en los dialectos grecoonenta1es, Jomcos, la palabra sIgmf¡ca ge-
neralmente «ganado», y sólo asumiO el slgmf¡cado especial de «oveja» en el gne-
go átIco (Llddell-Scott, s v 1, H Prelsker-S Schulz, JtQo~awv XcA, en ThWNT
VI, 689, 6-13)
126 Mas de 200 veces IIQo~aLOV aparece, en cambiO, solo 9 veces como tra-
ducciOn de tVJ::J / :1tVJ::J (carnero/cordero)
127 De todos modo" en los textos 7, 15, 10,6, 15,24 de Mt hay que ,uponer
sm duda el slgmfJcado de «ovejas»
ria» donde Jesús se sienta, lo conectan más bien en sus asociacio-
nes con el «rey» Dios, que en la tradición bíblica se sienta en ese
trono 128. En cualquier caso, la palabra «rey» viene a subrayar la
majestad del juez universal y prepara a la vez con eficacia el con-
traste con la epifanía del «rey» en los «más pequeños». El juez uni-
versal invita a los bendecidos por su Padre al «reino» preparado
para ellos en los designios eternos de Dios. Los bienes de la salva-
ción, como el jardín del Edén, forman parte de las cosas preexis-
tentes, según la concepción judía l29 . «Benditos de mI Padre» im-
plica la idea de predestinación, algo obvio en el judaísmo de la
época 13o , sin necesidad de hacerla explícita. El versículo paralelo
(v. 41) dejará claro que Mateo muestra una cierta reserva ante la
idea de una doble predestinación. Quizá quiere Mateo en el v. 34
(yen los v. 41.46) evocar el final del Deuteronomio, donde Moisés
propuso al pueblo optar entre bendición y maldición 131.
5-39 Ahora comienza el verdadero diálogo del juicio. Sus asevera-
ciones y preguntas aparecen formuladas en aoristo, como referen-
cias a la vida presente de los lectores. Por esta descripción del jui-
cio, construida en futuro, los lectores se enteran de algo de su pre-
sente. El texto posee indirectamente un carácter parenético que se
refuerza con las repeticiones y el incisivo «¿cuándo?» (v. 37-39; cf.
v. 44). La lista de las buenas obras que el rey enumera para justifi-
car la invitación a los de su derecha, suena familiar a oídos judíos.

128 La tesIS de que el texto qUIere sugenr esa asocIacIón se contradIce con el
uso de ~aoLAfLa en el v 34 (a dlferemca de 13, 41, 16, 28, 20, 21) en el sentIdo de
patnmonlO sagrado, como en 21, 43 ~aOLAeLa wu {}cou Punge, Hezlsgeschehen,
186-205, mflere de los pasajes mateanos que hablan de Jesús como «rey» una cns-
tología general que abarca el abajamIento y la majestad de Jesús Esto es, qUIzá,
una sobremterpretaclón
129 Cf BIlI 1, 974s, 983 (son realIdades preexIstentes el Jardín del Edén y la
gehenna)
130 Cf BIll 1II,266-272
131 Cf supra, n 12 La alusIón se ajusta a 2,1-23,5, ls, 7, 28s, donde Jesús
aparece como nuevo MOIsés (cf vol 1, 158, 176,305, 582s) Sobre la tIpología de
MOIsés en Mt dIce AIlIson, New Moses (vol lII), 267, a mI JUICIO acertadamente
«The New Mo~es theme remams one of many thmgs, and ~ot the most Important».
B. Charette, The Theme of Recompense m Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79),
158 YpaSSlm, ve una afImdad con Gén 12,3 (euAoYCOfl,aL, xa'wQao~laL), e mtenta
comprender toda la teología mateana de premIO y castIgo a la luz de la prome~a a
Abrahán y de la promesa bíblIca de la tIerra Pero ambos verbos aparecen a menu-
do como pareja antagómca, las afImdades son demasIado mespecíflcas para poder
~ustentar la carga demostratlVa en favor de esa tesIs
Listas parecidas se encuentran a menudo en textos bíblicos y paleo-
judíos 132. En las series judías es muy frecuente la combinación de
hambrientos y desnudos; rara vez figura la visita a presos. ¿Hay
aquí un rasgo situacional importante para el cristianismo primitivo?
Los misioneros cristianos tenían que contar, especialmente, con la
posibilidad de parar en la cárcel; pero no sólo ellosl 33 • La visita de
presos era importante, porque éstos no eran asistidos en las prisio-
nes l34 • Para misioneros cristianos itinerantes que no tenían familia-
res en el lugar, la ayuda de las comunidades era muy necesaria.
La teoría rabínica posterior distinguió entre estas obras buenas,
que llamó obras de amor (J:l~i9Q n'~~~~), y las limosnas (j¡i?:r~).
Eran «obras de amor» aquellas que, además de la prestación pecu-
niaria, exigían una entrega de toda la persona. Ambas cosas juntas
formaban parte, en la concepción rabínica, de las «buenas obras»
(J:l~~'~ J:l~tl)~~), que la torá no puede definir con la precisión con
que define los preceptos 135. Las obras de amor fueron muy impor-
tantes para los judíosl 36 , después de la destrucción del templo aún
más que antes. El hacer u omitir obras de amor puede ser decisivo,
según textos judíos, en el juicio 137. El diálogo suena, pues, familiar

132 Is 58, 7 (hambnentos, vagabundo~, desnudos), Ez 18, 7 16 (deudore~,


hambnentos, desnudos), Job 22, 6s (desnudos, hambnentos, sedientos), 31,1719
21 31s (huérfanos, desnudos, pobres, mocente~, extranJeros), Tob 1, 16s (ham-
bnentos, desnudos, muertos), 4, 16 (hambnento~, desnudos), Eclo 7, 34s (afligi-
dos, enfermos), Hen sir 9, 1 (hambnentos, desnudos, fracasados, ofendidos, huér-
fanos), 42,8,63, 1 (de~nudos, hambnentos) Puede verse una panorámica sobre el
matenal bíblico y paleoJudío en Wlkenhauser*, 366-369 y en Kornfeld* De los
documentos rabílllcos, son muy afmes a Mt 25 AbothRN 7 = Bill. IV, 567, Derek
erez rabba, 99 = Wlkenhauser*, 370, Derek erez zuta, 2 = Wlkenhauser\ 370s
(hambnentos, sedientos, desnudos)
133 Cf Q 12,4-12, Mc 13,9-13,2 Cor 6,5,11, 23
134 Solamente los presos ncos podían proveerse con medIOs pnvados Sobre
presos pobres, T Momm~en, Romlsches Strafrecht, Lelpzlg 1899 (Systematlsches
Handbuch der Deutschen Rechtswlssenschaft 1/4), 304, habla de «mlsena espanto-
sa» Sólo desde ConstantlIlo había aSistencia para los extremadamente pobles (1Il-
dlcaclOnes de H Herzlg) Luclano, Pergr Mort 12 descnbe cómo se podía vIvir
bien en pnslón' El cnstlano (1) Peregnno era visitado y mimado en la cárcel, hasta
deCIr basta, por todos los mIembros de la comumdad, mclmdos mños, vIUdas y dI-
ngentes ecle~lales Sobre la situación en las cárceles antiguas, cf también B Rap~­
ke, The Book ofActs and Paul In Roman Custody, Grand Rapld 1994, espec 209-
219,370-392
135 Bill IV, 559s.
136 Según Abot 1,2, el mundo descansa sobre la torá, el culto y las obras de
candad. Más documentos rabímcos en BIll IV, 562-565 Yen Fnednch*, 170s
137. MldrPs 118 § 17 = Bill.IV, 1212 (las obra~ de candad son la puerta de la
a los Judíos. A mí me re&ulta extraño que el HIJO del hombre celes-
tial y rey dIga' «Me dIsteIs de comer», etc Esta formulaClón es de-
hberadamente emgmátIca, y la pregunta-réphca que sIgue es com-
prensIble La repetIcIón hteral de todas las obras de amor en forma
mterrogatIva (v 37-39) tIene un efecto ralentizante y eleva la ten-
SIón (,cómo resolverá el Juez-rey el emgma que ha propuesto a los
salvados?

Los examInados no saben que sus obras de amor se las hIcieron a


Cnsto Este tema del desconocimiento ha temdo relevancia en la hlstona
de la InterpretaCión ¿Se refería Cnsto, en la línea de Kant y de la teología
lIberal, al bien que se practica como un fIn en sí? ¿Hay que entender, por
eso, el Jtana La /o1'tV'Y] en el sentido del tIpo hermenéutico «excluyente» y,
en parte, del tIpo «umversal», y refenrlo a los no cnstlanosl 38 ? Pero aquí
aparecen las difIcultades ¿No explIcaban los misioneros Itmerantes de Je-
SÚS l39 a qUIen representaban? ¿La acogida era disoCiable de la aceptaCión
de su mensaje? En realIdad los habnan apoyado con obras de amor, sobre
todo, aquella& personas que aceptaban el mensaje SI se qUIere mterpretar
el tema del desconocimiento partiendo del mundo real, preguntando qUIe-
nes son en realIdad las personas que se ven sorprendidas por los v 35s,
habrá que pensar mas bien en cnstIanos pospascuales, que están asom-
brados de haber prestado un serVICIO de amor a Jesús, porque despues de
su muerte no pueden encontrarse ya personalmente con él
Pero, probablemente, el tema del desconocimiento no se puede trans-
fenr desde los textos al mundo real, smo que debe mterpretarse como un
tema IIterano l4o Ello hace pOSible el toque cnstológlCo de la narración en
el v 40 El Juez umversal del texto no habna temdo neceSidad de deCir a
los exammados -m, por ende, a los oyentes y lectores- que se IdentifIca-
ba con los hermanos mas pequeños, SI las personas a su derecha y a su IZ-
qUIerda lo hubieran sabido ya en sus Vidas terrenas El tema del descono-
cimiento pOSibilIta literariamente la formulación del punto central Le
confiere el tono conmovedor e Impactante, porque los oyentes y lectores
comparten la sorpresa de los exammados La noción de recompensa que

etermdad), Sanh l03b = B¡JI IV, 567 (la hospitalIdad hace participar en el mundo
futuro), Ned 40a = B¡JI IV, 577 (la VIsita a los enfermos salva de la gehenna) Del
amblto extraJudlO cabe adUCir el pasaje del LIbro eglpclO de lo, muertos, 125 =
AüT 12, 12 (el difunto alImento a hambnentos, dIO agua a sedientos, ofreclO ropa
a desnudos)
138 Cf por ejemplo JeremIas, Parabolas 254, Haufe~, 490, Fnednch*, 276
(para la tradlclOn pospascual)
139 De ellos se trata, cf mIra, 688
140 Ya Calvmo n, 296 cree que el tema del desconOCimiento nos hace ver (1)
que Cnsto se Siente concermdo por el comportamiento reciproco de las personas
maneja el texto viene también a ilustrarlo: los justos no calcularon ni pre-
tendieron merecer una recompensa por su amor. El tema del desconoci-
miento, por tanto, no debe lllducir, en mi 0plllión, a buscar en el mundo
extratextual personas que nada sepan de Cristo, como si el texto sólo ver-
sara sobre ellas. Mt 25,31-46 no enseña un camino especial para ir a Dios
Slll conocer o reconocer a Cristo 141 .

En una solemne proposición-amén, el juez universal da en el v. 40


40 una respuesta que es el axioma decisivo de todo el texto: todo lo
que los benditos del Padre hayan hecho a «uno de estos hermanos
más pequeños»142, se lo hicieron a él. ¿Cómo entienden los lectores
esta fra¡,e? Todo hace creer que, en una comunidad, se piensa pri-
mero en sus miembros, los cuales se tratan mutuamente de «herma-
nas» y «hermanos». Los escasos documentos de la tradición comu-
nitaria que hablan de «hermanos de Jesús»143 apuntan en la misma
dirección. En el evangelio de Mateo son «hermanos de Jesús» aque-
llos que hacen la voluntad del Padre, y el propio Mateo aclara que
se refiere a los discípulos (12, 49s). El relato de pascua sigue em-
pleando la expresión «mis hermanos», y la refiere a los discípulos
(28, 10). Esto se ajusta a la idea cristiana de que los miembros de
la comunidad juzgarán un día al mundo alIado del juez universal
(cf. 1 Cor 6,2; Mt 19,28)144.
¿Los «hermanos más pequeños»145 forman un grupo especial
dentro de la comunidad cristiana? «Pequeños» es, en el texto, lo
opuesto al «gran» rey celestial y juez universal. La expresión sub-
raya retóricamente la enorme distancia entre los indigentes y el
juez universal, y realza eficazmente el prodigio de su identifica-

141. Así lo mdlca tambIén la slgmente consideraCIón: El que ha leído u oído


este relato, ~abe deflmtivamente que el Juez del mundo está presente en sus her-
manos más débl1es. El relato de~hace, pues, la mocencla de sus oyente~ y lectores
(cf Vla *, 99) Pero qmere abnr los OJos a oyentes y lectores sobre los hermanos
más débiles, y no destrmr la poslblhdad de esa salvaCIón que el relato está narran-
do. ¡En tal ca~o tendría que prohIbir a todo~ leer este texto I
142 'EA.axLO'W~ debe entender~e probablemente como un superlatIvo gastado,
con slgmflcado elativo, eqmvalente a muy, muy pequeño; cf BI-Debr-Rehkopf §
60,2
143 Mc 3, 34s; Jn 20,17, cf. también Rom 8, 29 y Heb 2,11-18.
144. Cf. supra, 177, n 64.
145 Resulta doloroso que el texto no hable de «hermanas». El evangehsta -de
mentahdad absolutamente patnarcal- se refiere sm duda, con el térmmo «herma-
no~», a CfJ~tIanas y cnstlanos, pero en su entorno cultural no cabía la Idea de des-
tacar esto expresamente
ción con ellos1 46 No habría que constrUir, pues, el sentido de EAU-
XLO'Wc; desde fuera del texto, desde la desIgnación de los cnstianos
como ~HXºOL (por ejemplo), aunque se hubiera empleado qUizá ese
cahfIcatlvo 147 Sólo desde el contemdo de los v 35-39 cabe dedu-
Cir en qUién pensaron pnncIpalmente los lectores

Muchos textos premateano~ cnstIano-pnm1tlvos permiten conclUir


que se hace referencia aquí, de modo especial, a los radicales Itinerantes
cnstlano-pnmltIVOS, los misioneros de Jesus Sabemos por el discurso de
misión Q que los mensajeros de Jesús eran pobres (Q 10,4) Iban de pa-
so, eran por tanto ~cvm, dependientes de otros en comida y bebida (Q 10,
7s, cf Mt 10,42) Sólo po~eían un vestido (Mc 6, 9), ~I se deshacía, eran
yU¡.tvm l48 Arnesgaban ~u vida (Q 12,4-7) Ytenían que responder ante las
autondades (Q 12, 8s lIs, cf Mc 13,9-13), que podían meterlos en pn-
slón (cf Q 12, lIs) De hambre y sed, cárceles, fno y desnudez hablan
también los catalogas de calamidades pauhnos (1 Cor 4, 11 s, 2 Cor 6, 4s,
11, 23-27) Pablo se refiere también a enfermedades (2 Cor 12, 7_9)149
Las obras de amor enumeradas en Mt 25, 35s cuadran perfectamente a la
situación de los misIOneros cnstIanos Itinerantes
Sabemos Igualmente que el Señor resuCItado se Identificó con estos
mensajeros ltmerantes .Y con ~u mensaje TambIén ellos ~abían que, para
aquellos que los rechazaran, ellUiCIO inminente sería peor que para Sodo-
ma y Gomorra (Q 10, 12, cf 6) De ellos dijO Jesus «QUien os escucha a
vosotros me escucha a mí, qUien os rechaza a vosotros me rechaza a mí»
(Q 10, 16) Este aXIOma del apostolado cnstlano pnmltlvo se corresponde
con el derecho judío de los mensajeros1 5ü y está qUizá detrá& de los enun-
CIados de Identificación de los v 40 y 45 El aXIOma está muy difundido
Pablo lo ahonda con su teología de la cruz (2 Cor 4, 10) Lucas presenta al
Señor exaltado diCiendo a Pablo, que perseguía a los segUidores de Jesú~

146 En lmea retonca funcIOna de modo similar NuR 14, 4 = Freedman-Slmon


Ir,581s SI algUien oye una expo~lclón de la tora acerca del «mas debJi de lsrael»,
debe entender la expOSlClOn como SI procediera del mas sabIO de Israel en ultima
mstancla de DIOS mismo
147 Cf supra, 40 Los defensores de una mterpretaclOn «umversal» señalan
con razan, a mi JUICIO, que ~LXQOt; no eqUivale simplemente a EAaXL(JTOt; (como su
pone, por ejemplo, SchwelZer, 313) Mt habna podido escnblr TWV abEA<¡Jwv f-lou
Tii)v ~LXQWV, SI hubiera quendo Elige EAUXLOTOt; en OposlclOn al «rey» celestial y
no por la cercanía a ~LXQOL
148 ru~VOt; puede slgmflcar tamblen «e~casamente vestido» (Llddell Scott
s v 5)
149 Cf tamblen la autocaractenzaClOn del apostol Tomas con las palabras de
Mt 25, 35s en ActThom 145
150 Cf vol Ir, 207s, n 8s
«(,Por qué me perSIgues?» (Hech 9, 4, 22, 7, 26, 14) Y todavía en la co-
mumdad de la DldaJé nge la norma de acoger a un maestro que llega, SI es
verdadero maestro, «como al Señor» (DId 11, 2, cf 4, 1)
Los lectores del evangeho de Mt poseen así una buena base de expe-
nenCIaS y un buen conOCImIento de la tradICIón, que les permIte descubnr
en los «hermanos mas pequeños» de Jesus, pnmordIalmente, a los radIca-
les Itmerantes La relaclOn de los sedentano~ con los radIcales ltmerantes
podría estar detrás de este texto en la etapa premateana En cualqmer ca-
so, la tradICIón premateana tampoco buscaba qmzá, ante todo, consolar a
los radIcales Itmerantes atnbuladosl'l Yo no creo que nuestro texto fun-
ClOnase nunca de forma que los «hermanos más pequeños» que aparecen
dIrectamente en él pudIeran convertirse en personajes de IdentIflcaclOn
para los destmatanos, smo SImplemente que el texto mterpelaba a los
mIembros sedentanos de la comumdad sobre su conducta con los radIca-
les ltmerantes El texto funclOnó SIempre, a mI JmclO, en línea parenétIca,
y no fue la autoaflrmacIón de unos mlSloneros cnstIanos vejados Sólo lll-
dIrectamente aflora en él algo de esa «pretenSIón absoluta» que fue ya una
nota característica en la predIcaClón de Jesús (cf por ejemplo Q 11, 31s,
12, Ss), y que marcó tambIen la predIcaCIón de ~us mensajeros después de
pascua (cf por ejemplo Q 10, 10-12, 12, 10)152

La lectura del evangeho de Mateo haría pensar tambIén a los


lectores, ante todo, en los radIcales Itmerantes Recordarían el dIS-
curso a los dIscípulos, que hablaba de la ItmeranCla y extranjería
de los dIscípulos (lO, Ss, cf 28,19), de su pobreza (lO, 9s), su de-
pendenCIa de la hospItalIdad (lO, 11-15) Y su VIda amenazada por
un entorno hostIl, procesos JudICIales y pelIgros de muerte (10, 17-
23 28s; cf 24,9) Pero les vendría a la memona, sobre todo, el fI-
nal del dISCurSO a los dIscípulos, donde son mvItados a acoger
amIstosamente a los hermanos Itmerantes (lO, 40-42) Mateo había
formulado allí el antIguo loglOn Q 10, 16, baJO la mfluencIa de Mc,
en una modalIdad que se ajusta exactamente a nuestro texto «El
que os reCIbe a vosotros me reCIbe a mí» (Mt 10, 40) Mt 10, 40-42
es, pues, el paralelo más afín al V 40

151 ASI, por ejemplo, Zahn, 674 Ingelaere*, 60, Stanton, Gospel (vol III),
222 Cf tamblen el «tIpo de InterpretaclOn excluyente», supra, 676 678
152 No ~e puede afIrmar, en mI OpInlOn, que Mt 25,31 46 denota una «arro-
gancIa cnstIana» y un «fanatIsmo» «Intolerables» (J Welss, 388), porque el texto
no buscaba la autolegltImaclOn Esto, en cualqUIer caso, no modIfIca en nada el he-
cho de que las pretensIOnes de Jesus y los radIcales Itmerantes cnstIano-pnmItlvo~
resulten extraños en la SOCIedad plurahsta actual
¿ Cabe pensar, má~ allá de los radicales itmerantes, en la iden-
tIficación de Jesús con otros «humildes» y «pequeños» entre los
cristIanos? A la luz de 18,5 no está prohibido, desde luego 153 . Sin
embargo, no se trata de una identifIcación de Jesús -en la línea del
tipo hermenéutico universal- con las personas más pobres en ge-
neral, ni de la Idea corriente de la imagen y semejanza de Dios 1)4,
tampoco del «abajamIento del Preexistente y de su presencIa como
'hermano' en la esfera de la misena humana tipificada»155. No se
trata de la idea paulina del cuerpo de Cristo 156 , ni en absoluto de un
Hijo del hombre como colectividad l57 (¡nunca existió eso!). En el
trasfondo está más bien, incluso en Mateo, el derecho judeocristia-
no primitivo del mensajero y, por tanto, la idea judeocristiana pri-
mItiva del 0~"~ o cmó01;oAo¡:; como epifanía del Hijo del hombre
celestial 158 •
La situación de los destinatarios es la misma que en 10, 40-42.
Ellos son los mterrogado¡" no son los reclamantes cuyas pretensio-
nes se confirman, por fin, ahora. Recordarán que el amor se enfría
en su propia comunidad, que ha cundido la «maldad» (24, 12; cf.
18, 6-9), que en medio de ellos se ha instalado el odio (24, 10) Y
acecha la «trampa» de las propias ambiciones, por lo cual Jesús tu-
vo que inculcarles constantemente el abajamIento (18, 1-5) y el
serVICIO (20, 20-28; 23, 8-11). No se identIficarán por tanto sola-
padamente, en la lectura del v. 40, con los «hermanos pequeños»,
como si ellos mismos, de pronto, no estuvieran bajo el juicio del
Hijo del hombre. Saben que la predicación de Jesús es un reto pa-

153 Según el dl)curso a los discípulos (cap 10), tampoco eran los radicales
Itmerantes simplemente un grupo aparte, )mo que los mismos diScípulos, cuya mi-
sión y facultad de juzgar ha explicado el discurso (10, 11-15), quedaban sometidos
al JUICIO y eran mterrogados críticamente )obre su comportamiento con los mensa-
jeros, cf e)pec 10, 32s 34-39 40-42 Yvol n, espec 116),212-215
154 Cf Chnstlan*,40s Sobre la conexión de Gén 1, 26s y Mt 25,35-40 en la
Igle)la antigua, cf Puzlcha~, 109-111
155 Brandenburger*,83 Brandenburger toma pie de la Idea paulina de la en-
carnaCión y legitima así su nOCión umversal de los «hermano)>>
156 A,í muy a menudo la mterpretaClón ecleSial, por ejemplo, Juan Cnsósto-
mo (cf Brandle*, 286-288), Agustín (cf Puzlcha*, 128-136, Frahler*, [L'mterpré-
tatLOn], 75, 79-81) Lutero (Evangelzen-Auslegung) n, 857 (sermon de 1537) pone
en boca de Cnsto «Estos pobre) son mi) pies y mis miembros»
157 Manson, Saymgs, 249s
158 En ese ,entldo no van tan de,cammado) algunos exegetas que apuntan a
los apóstoles, por ejemplo, Meyer, 417, Bornhauser"', 77-81, con énfaSIS MI-
chael)*,30-37
ra ellos lo mismo que para los otros, y que la propia comunidad
puede pertenecer al campo de cultivo del diablo como el resto del
mundo (cf. 13, 38s). También ellos forman parte de los Jtáv'ta 'tu
E{}Vl1 y son juzgados con el mismo criterio que las demás personas.
La categoría especialísima de los discípulos de Jesús en el evange-
lio de Mateo, que es innegable, no puede derivar en triunfalismo y
autoabsolutización. Los discípulos de Jesús son ciertamente -en
virtud de su mensaje sobre Cristo- las personas más importantes
de la historia universal; pero queda por saber si están a la altura de
las exigencias que esa importancia lleva consigo. Ellos son la «luz
del mundo»; pero está por ver si esa luz ilumina realmente, de for-
ma que las personas alaben al Padre por sus obras (5,14-16)159. En
la concepción de Mateo no existe el grupo especial de los «herma-
nos más pequeños» que ocupan un lugar privilegiado y no están
sujetos ajuicio. Siguiendo con el símil, los «más pequeños» están,
para Mateo, entremezclados con los otrosl 6Ü .
La segunda parte del texto, el diálogo del juez universal con los 41-45
de su izquierda, no contiene ya grandes sorpresas. En el v. 41, la si-
metría con el v. 34 se rompe en dos puntos: Mateo evita sutilmen-
te la formulación xa'tYJQa~lÉvOL wu JraTQó~ ~01J161, y tampoco di-
ce que el fuego eterno esté preparado para los malditos desde el
comienzo de la creación, porque Dios ~<ll0 creó a los hombres pa-
ra aniquilarlos»162. La segunda parte del diálogo fue abreviada por
Mateo: no pudo omitirla porque la condena en el juicio era para él
una posibilidad real y amenazadora. El diálogo deja claro, de mo-
do impresionante, que la relación con Jesús no puede disociarse de
las relaciones con personas concretas, en este caso los miembros
de la comunidad, que lo representan. Honrar a Jesús no significa

159 Ha quedado aislada la propuesta de Maddox* según [a cual el texto mVI-


ta especialmente a [os dmgentes de la comumdad a ocupar,e de los pobres. No son
Juzgados «todos los pueblos», ,mo «ellos», es decir. eso, dmgentes. Esta distinción
entre ltaV1:a 1:0. f'{}v1'j y aul:OÚC; (v 32) e, tan ,ut¡[ que ¡nmgún lector m lectora ha-
bía reparado en ella antes de Maddox I
160 En correspondencia con e;,to, los radicales ltmerante:.. de la comumdad
mateana no eran un grupo especial fiJO, dlstmto del resto de los discípulos; todos
son llamados a la perfeCCión del radicalismo itmerante y son, en ese sentido, «ra-
dicales Itmerantes potenCiales», cf vol. n, 117,.
l6I. Juan Cmóstomo, 79, 2 =o PG 58, 719s: no es el Padre qUien los maldice,
smo sus propias obras.
162 Orígenes, Ser. 72 =o GCS Xl, 172; cf. Tomás de Aqumo (Lectura), n.o
2094
sino practicar 10 que él mandó, comenzando por tomar en serio el
precepto del amor. En el v. 44, los condenados compendian, muy
mateanamente, las obras de amor en el OlUXOVÉW: ellos tendrían
que haber hecho lo que hizo el Hijo del hombre (cf. 20, 26.28; 23,
11). Tampoco esta segunda parte del texto se puede «universali-
zar», aunque &OEAqJOL no aparezca ya en el v. 45: la palabra fue sa-
crificada a las tendencias reductoras de la segunda parte del diálo-
go; pero los lectores entenderán obviamente el v. 45 a la luz del v.
40, y lo complementarán por su cuenta. Que Mateo omitiera justo
la palabra &bEAqJOL, cuya interpretación hoyes discutida, indica só-
lo que su sentido era patente para él y no requería más aclaración.
46 El texto concluye lacónicamente. El versículo final 46 demues-
tra que el peso principal no está en el informe sobre el futuro eter-
no de los salvados y los perdidos; el quid del texto está más bien en
los dos dichos-amén de los v. 40 y 45. Vida eterna y castigo eterno
son el resultado de la sentencia del juez universal. Está claro aquí,
una vez más, que Mateo presenta un doble desenlace en la historia
del mundo; no habla de reconciliación de todos. Aquí ha podido re-
nunciar a una descripción concreta de los horrores del infierno (cf.
24, 51; 25, 30): el tiempo de las advertencias ha pasado; el juicio
universal está ahí; el juez del mundo ha hablado; en eso no hay na-
da más que hacer.

Resumen

Este texto final del discurso escatológico se ajusta a la teología


mateana. Después de la gran parénesis 24, 32-25, 30, reanuda la
descripción del juicio del Hijo del hombre. Ese juicio es universal y
afecta a todos los seres humanos; pero Mateo tiene presente, sobre
todo, a la comunidad, que ha de responder ante el juez junto con
todos los otros. Esto armoniza con 13, 37-43.49s y también con] 6,
27: cada ser humano será juzgado por el Hijo del hombre con arre-
glo a su conducta. Sólo habrá por tanto, según Mateo, un juicio, el
juicio cósmico del Hijo del hombre y rey, ante el que todos deben
comparecer. El texto proporciona una dosis mínima de informa-
ciones sobre concepción del mundo; se limita a insinuar en un cua-
dro la escena del juicio propiamente dicho y luego, una vez reali-
zado éste, no añade la menor pincelada sobre el destino definitivo
de los salvados y los perdidos, o sobre el nuevo eón. Todo el acen-
to recae en los diálogos judiciales, que en cuatro repeticiones po-
nen de relieve el criterio que rige en el tribunal. Mt 25, 31-46 hace
recordar en esto el breve diálogo 7, 21-23. También allí se centra-
ba todo en las obras. El vehemente «Señor, Señor» sirvió allí de
poco, al igual que los milagros y las profecías. Importaban las
obras, no la profesión de fe o los carismas. El criterio en el juicio
será el amor. Se ajusta a la predicación de Jesús, que proclama el
amor como mandamiento supremo (5, 21-48; 22, 34-40; 23, 23).
En este criterio, que el juez universal aplica a los pueblos y a la co-
munidad, conocen los lectores lo que su maestro y Señor, Jesús, les
enseñó en su vida terrena. No interesa ahora si los lectores, en su
propia apreciación, se identifican con los de la derecha o con los de
la izquierda, porque el juicio consiste precisamente en que el Hijo
del hombre asigna lugares y no personas. La versión mateana del
texto prohíbe así cualquier absolutización cristiana 163 •
En el aspecto cristológico, este último texto doctrinal del evan-
gelio de Mateo es algo así como una recapitulación de su cristolo-
gía. Al fondo está la idea judía tradicional del «enviado» (cf. 10, 40-
42). Esa idea adquiere profundidad con la promesa del Enmanuel:
el Jesús resucitado estará con su comunidad, como «Enmanuel»,
hasta el fin del mundo (1, 23; 28, 20), identificado con los pobres
y con el sufrimiento de sus seguidores. Los lectores del evangelio
de Mateo saben también que Jesús fue un desarraigado en su vida
terrena (8, 20) Yque pasó hambre (21, 18; cf. 12, 1). Aprenderán
en el relato de la pasión, que sigue de inmediato, que le ocurrió al-
go peor que ir a la cárcel 164 . Cuando el Hijo del hombre se identifi-
que en el juicio final con sus hermanos pobres, también ellos re-
cordarán la vida terrena de Jesús. Este texto deja así traslucir algo
del camino integral que recorrió el Hijo del hombre 165 , algo de la
identidad entre el Jesús terreno y el Jesús exaltado, y algo del pre-
sente de Dios «con nosotros», que es fundamental en el Enmanuel

163. Mt no «cnstlamzó», por tanto, un texto abIerto, umversal en el ongen,


para ceñIrlo a la comunidad, como opma por ejemplo Fnednch*, 3ü2s (para la co-
mumdad pospascual y para Mt)
164. Cf. Todt, Menschensohn, 69: «Los cnteno~ que emplea este HIjo del
hombre, rey y juez, son el reflejO de la actlvldad meslámca de Jesús en la tlerra,
que descnbe Mt».
165. Cf. vol. 11, 655s, sobre el significado de «HIJO del hombre»
mateano l66 , En este sentido, el texto hace vislumbrar igualmente a
la comunidad algo del fundamento que la sostiene, y la sostendrá
también en el juicio, pero no hasta el punto de ahorrarle el juicio,

Sentido actual

Hemos hablado de la fascinación que ejerce la interpretación


universal del texto 167 , interpretación que para muchas personas es
básicamente evangélica -también para mí-, porque descubre ámbi-
tos fundamentales de la vida a la luz del evangelio de Jesús sobre
el amor sin restricciones, Esa interpretación no es defendible exe-
géticamente partiendo de Mateo: el evangelista no vio en los her-
manos indigentes de Jesús, con toda probabilidad, a cualquier per-
sona menesterosa, sino a los discípulos menesterosos, La pregunta
es, por tanto: ¿Es lícito, en buena teología, exponer un texto en
contra de su sentido original, si el sentido sobrevenido es central-
mente evangélico y provechoso para los receptores de hoy? Vaya
contestar la pregunta, en este caso, con un «sí», y señalaré en lo que
sigue, desde la Biblia, los fundamentos y los límites de este «sí».
l. Un punto de orientación básico para cualquier sentido actual
de un texto es la historia de Jesús, a la que deben ajustarse las nue-
vas interpretaciones de textos bíblicosl 68 . En nuestro caso hay di-
versos puntos de conexión positiva con esa historia: Jesús mismo
habló de amor sin límites no sólo a los amigos, sino hasta a los
enemigos (5, 43s). Mateo transmitió este material explosivo, aun-
que para él mismo, como para todo el cristianismo primitivo, el
amor a los miembros de la comunidad estaba en primer plano (cf.
Gá16, 10). Mateo contará luego cómo Jesús, en su pasión, recorrió
su camino de amor radical hasta el fin y cómo abrió de ese modo la
barrera para que sus discípulos pudieran dirigirse hacia los pue-
blos. Si tomamos de este modo a Jesús, «the crucified interpre-
ter»169, como línea directriz para el manejo de este texto suelto, ad-

166. Cf Luz, Sklzze (vol I1I), 222s y vol. IV, sobre Mt 28,20.
167 Cf supra, 667-673.
168. Cf Luz, Matthew (vol I1I),82-91
169. Así la lograda formulaCIón de Watson*, 72. Watson amma (lbld., 72-80)
a una «new dlsclosure» de base cn~tológlca, en correspondencJa con la onentaclón
del texto.
vertimos que la interpretación universal puede franquear hoy la li-
mitación del amor de una forma que responda a la historia de Jesús
atestiguada en todo el nuevo testamento 17ü •
2. La orientación del texto mateano coincide con el tipo her-
menéutico universal, al menos en un punto. Mateo quiere hacer ver
que la comunidad cristiana no gozará de una posición especial en
el juicio, sino que su Señor, el Hijo del hombre, le interrogará so-
bre sus obras de amor exactamente como a las otras personas. En
este sentido, el texto mateano significa una advertencia frente a la
absolutización cristiana o eclesial. Los defensores modernos de las
interpretaciones universales dan un paso más en la misma línea de
«desabsolutización» de la Iglesia cristiana. No recogen de ese mo-
do el sentido del texto, pero sí la dirección que éste indica.
3. Es fundamental-a la luz de Jesús precisamente- la pregun-
ta de si una nueva interpretación de un texto bíblico genera
amor l71 . Ahí se dirime hoy la verdad de las reinterpretaciones teo-
lógicas de ciertas tradiciones bíblicas. ¿Hace eso la interpretación
universal? ¡Sí! Presta ojos para descubrir a los pobres del mundo,
a los no cristianos, a Dios mismo, de un modo nuevo, de suerte que
emane de ahí el amor que preconiza el texto.
Pero es cierto, pese a todo, que una reactualización no puede
hacer superfluo el texto mismo. No digo esto únicamente en el sen-
tido formal de que cada reinterpretación debe tener un punto de
partida textual al que referirse. Lo digo también en un sentido fác-
tico: que en el «hermano más pequeño» de Jesús -sea o no miem-
bro de la comunidad- se oculte el Señor exaltado, o Dios, y sea po-
sible descubrirlo, no es una afirmación evidente, enunciable sin
más. Se trata aquí de una verdad paradójica, irreconocible a los

170 No hay que remitir, Slil embargo, a un sentido onglila1 de Jesús en este
texto e'peclal. Cabe pensar, obViamente, que Jesús -en el supuesto de que el texto
se remonte ha~ta él- no pudo haberse refendo con la expresión <<los hermanos más
pequeños» a todos los pobres y opnmldos de Israel (¡en vez de refenrse a todos los
seres humanos!) En tal caso, la tradición cn~tlana pnmltlva habría e~trechado e~­
te texto, al Igual que el sentido de «pobres», «hambnentos» y «afligidos» en las
bienaventuranzas (Q 6, 20~). Pero esta refleXión es tan vaga e InCierta como la po-
Sibilidad de una reconducción del texto a Jesús No se trata de una JustificaCión
exegética fIrme de la propia lilterpretaclón, basada en el deseo
171. Cf. Luz, Matthew (vol. IlI), 91-97, sobre el amor como criteno funCional
de la verdad.
OJOS humanos, sorprendente en un sentldo tan abIsmal, que sólo se
le puede comUnIcar al ser humano desde fuera 172 De ahí que el
texto que hace eso, o el Cnsto que habla a través de ese texto, sea
mucho más que un mero punto de partlda para remterpretacIOnes,
o que un maestro de una étlca unIversal que, al fmal, haga super-
fluo al maestro Jesús es, más bIen, aquel que ofrece oJos nuevos
para ver y sentIr de modo nuevo al pobre y a DIOS, y el texto es la
fuente de un dmamIsmo que da VIgenCia al JUICIO unIversaP73

RESUMEN y EXCURSUS La zdea de JUZCIO en el evangelIO de Mateo

BzbllOgrafza Bornkamm, Enderwartung, Charette, B , The Theme of Re-


compense zn Matthew's Gospel, 1992 (JSNT S 79), Greshake, G, Hezl
und Unhezl, en ThJb(L) 1986,49 72, Jungel, E , Gerzcht und Gnade, en
Deutscher Evangelzscher Kzrchentag Berlzn 1989 Dokumente, Stuttgart
1989, 222238, Lochman, J M, Das Glaubensbekenntnzs, Gutersloh
1982,142-145, Lohfmk, G, Zur Moglzchkezt chrzstlzcher Naherwartung,
en G Greshake-G Lohfmk, Naherwartung Auferstehung, Unsterblzch-
kezt, 31978 (QD 71),38 81, Marz, C P, Zum Verstandnzs der Gerzchts-
predlgt zn Q, en H -J Klauck (ed), Weltgerzcht und Weltvollendung, 1994
(QD 150), 128-148, Marguerat, Jugement, espec 11-62, Mohrlang, Mat-
thew, 48 71, Relser, M , Dze Gerzchtspredlgt Jesu, 1990 (NTA NF 23),
Vorgnmmler, H , Hoffnung auf Vollendung Aufrzss der Eschatologze,
1980 (QD 90)
Mas blblIografla** sobre Mt 24-25, supra, 402

No tIene sentIdo resumIr el dISCurSO del JUICIO fmal Mt 24-25 sm sa-


lir del texto Como no es un dISCurSO mas de Jesús sobre un determmado
tema, smo que recapItula lo apuntado en los restantes dIscursos, sólo es
pOSIble resumIrlo esbozando toda la concepCIón mateana del JUICIO Tra-
taremos, en consecuenCIa, de conjugar en lo que SIgue el resumen de Mt
24s con una expOSICIón de la Idea mateana del JUICIO

1 El JUZCIO fmal en el macrotexto del evangelIO de Mateo El


JUICIO fmal desempeña un papel muy Importante en el evangelIo de

172 P A1thaus, DIe lelzeren Dznge, Guters10h 41933, 193, afIrma que «el JUI
CIO descubnra la relevanCia que lo maparente y obVIO tiene ante DIOS» Para el des-
cubnmlento de esta verdad no se precIsa el JUICIO de DIOS o un texto sobre el
173 Watson*, 79 dIce algo SImIlar «The cruclfIed Jesus does not offer a me
re explanatlOn of the world , for he IS the source of hberatmg grace»
Mateo Lo anunCIa ya el BautIsta en 3, 7-12 Todos los dISCurSOS
del evangelIo acaban con anunCIOS del JUICIO para la comumdad el
sermón de la montaña (7, 13-27), el dISCurso en parábolas (13,37-
4347-50), el dISCurSO de la comumdad (18, 23-35) YtambIén, aun-
que menos claro, el dISCurSO a los dIscípulos (10, 32s 39-42)1 En
otros pasajes dentro de los dISCurSOS y en otros lugares del evan-
gelIo se habla tambIén del JUICIO fmal, de la recompensa o de la VI-
da eterna, del castIgo o del mfIerno Así, en la prImera parte del
evangelIo (5, 3-1222 25s 29s, 6, 2418,7, ls, 8, lIs, 9, 38, 10,
14s 28), pero tambIén en los dos capítulos sobre «separaCIón» 11 y
12, donde el vocablo XQWL~ pasa a ser la palabra guía (11, 6 20-24,
12,202733-37 4ls, cf 31s), en la parte prIncIpal sobre la comu-
mdad (16, 25-27, 18, 8s, 19, 162427-30,20,11-16) yen la parte
de Jerusalén (21, 18-20,22, 11-14,23,33, cf 23,34-24,2) El
anuncIO del JUICIO por el BautIsta al comIenzo del evangelIo es qUI-
zá el texto que más reaparece a lo largo del evangelI0 2 Así, el úl-
tImo dISCurSO que Jesús pronunCIa ante los dIscípulos en el monte
de los OlIvos y que contIene, en un marco apocalíptIco (24, 3-31,
cf 25, 31-46), las últImas advertencIas a la comumdad antes del
JUICIO pendIente (24, 32-25, 30), no es smo la culmmacIón de al-
go que fue SIempre el cantus flrmus, leitmotIv y meta de la predI-
caCIón de Jesús según Mateo

El «caracter de leitmotIv» del anuncIo del JUICIO se mamf¡esta eflcaz-


mente 3 en el lenguaJe formularlO mateano y en la repetIclOn de los lagca
Muchos de los logca repetIdos total o parCIalmente por Mt tratan del JUI-
CIO, Ylo Illculcan a los lectores 3, lOb = 7, 19, 7, 22s = 25, lIs, 10, 15 =
11,2224,10,39 = 16,25,13,12 = 25, 29,13,42 = 13,50,19,28 = 25,
31,19,30 = 20,16,24,42 = 25,13 Muchas de estas repetIcIOnes y va
nantes son redacclOn mateana Hay que añadIr los frecuentes dIchos, a ve-
ces formulano~, sobre la vemda del HIJO del hombre (lO, 23, 13,41, 16,
27, 19,28,24,27 30s 37 3944,25,31) EspecIalmente IllCISIVa es la ca
naCIda frase «alh sera el llanto y el rechlllar de dIentes», que Mt repIte
seIs veces (8,12,13,4250,22,13,24,51,25,30) Pero hay que recordar

1 Bornkamm, Enderwartung 1421


2 Sobre 3 7, cf 12,34 23 33, sobre 3 810 cf 7,16 19,12,33, sobre 3,11,
cf 11,3 sobre 3 12,cf 13,30404250
3 Ander~on, Narratlve Web (vol III), que mvestIga sobre lodo la funclOn de
la~ repetICIOnes en la narraclOn defme esta~ (¡b¡d , 44) como «to hlghlIght or draw
attentlOn, to flx m the mmd of the ImplIed reader, to emphaslze the Importance
to bmld patterns of assocIatIons»
también aquí otras frases y palabras gUla, como YEEvva 'tOU nUQo<; (5, 22,
18, 9, cf 5, 29s), f)aUw d<; .0 <J1W'tO<; .0 E~W'EQOV (8, 12,22, 13,25,
30), en la parte posItlVa, dOEQxw1'tm d<; n¡v (3cxOLAELaV .wv oUQavwv (5,
20,7,21,18,3,19, 23s, cf 23,13) Así, elJUlclO fmal aparece constan-
temente en el evangello de Mt y queda grabado en la cabeza y en el ámmo
de sus lectores

2 Mateo y lafuente Q Esta ommpresencia delJUlclO no es una


mvención mateana El evangehsta, onentado en la tradICIón, hun-
de sus raíce'l en el matenal de sus fuentes, más concretamente, en
el matenal de la fuente de los logza, Q4 Esta fuente contrasta con
el evangeho de Marcos, donde el JUlClO fmal no desempeña mngún
papel relevante El anunCiO del JUlClO marca el comienzo (Q 3, 7-
9) Yel fmal (Q 17,23-37) de Q Numerosos bloques de tradiCión
fmahzan ya en Q con el anunclO del JUlClO 5 , que Viene a ser el «ho-
nzonte teológico común»6 de la fuente
Mateo debe, pues, en buena medida sus dichos sobre el JUlClO,
aparte algunos matenales del fondo especial y sus aportes redac-
cionales, a la fuente de los logza Pero esto no ha de hacer olVidar
que entre el matenal Q y el evangeho de Mateo se había prodUCi-
do una modulaCión teológica declSlva Esta modulación se adVier-
te sobre todo en el ordenamiento compositivo y en la consigUlente
adaptaCión de los dichos de JUlClO a los destmatanos La fuente Q
ofrece numerosos dichos de JUlClO al hilo de la predicación a Israel
(Q 3, 7-9, 7, 33-35,10, 13-15, 11,29-3237-52, 12,8-10 [Icf 12,
lIs'], 13,25-35, Y probablemente 17,23-37 7) La fuente Viene a
reflejar el escaso éxito miSionero obtemdo por los mensajeros de
Jesús en Israel después de la muerte de Jesús, lo refleja en el gran
número de amenazas de JUlClO y en su colocaCión en lugar desta-
cado La sItuación se agravó notablemente respecto a la de Jesús
el anunclO del JUlClO, con el que Jesús, el JudlO gahleo, llamó a to-

4 Algo Similar Marguerat, lugement, 37


5 Cf Q 6 4649 para 6 20b 49 7 33 35 para 7, 1825, 10 13 15 para 9,
57-10 22,11 2932 para 11 1432,11,37-52 12,8-10 37-46 49s para los dichos
a dlSCIpulos de 12, 13 23-30 34s para 13, 18 35
6 Marz~ 136 Kloppenborg FormatlOn (vol Il), considera por eso, sIgUlen
do a Luhrmann, Studlen, que los anuncIOs de JUICIO, colocados tan a menudo al fl
nal son generalmente secundanos en la hl~tona de la tradlclOn, muchas veces sm
razon, a mI entender
7 Cf Q 17,26 30
do el pueblo a la converSIón, pasó a ser el anunclO hecho por una
pequeña mmoría margmal a la gran mayoría del pueblo, hostll ha-
Cla Jesús y reaclO a la pellltenCIa
En Mateo queda mucho de esa sltuaClón, ya que él mIra a tra-
vés del espejo de su hlstona de Jesús las expenenclas que su co-
mUllldad hIZO con el Israel que rechazó a Jesús Algo cambIa, en
todo caso, ya por el solo hecho de que la predIcacIón del JUlClO, dl-
nglda en Q dIrectamente al Israel hostll, aparezca mscnta en un re-
lato sobre Jesús que va destmado pnmanamente a determmar la
propIa sItuaClón de la comullldad Pero, sobre todo, Mt mcluyó en
sus cmco dISCurSOS una gran parte de la predlcaClón de Jesús sobre
el JUlClO Estos dISCurSOS mterrumpen la trama narratlva de su
evangeho, van dmgldos en reahdad a los lectores, es decIr, a la co-
mUllldad 8 De ese modo, las advertencIas de JUlClO que aparecen en
los dISCurSOS se convIerten en advertencIas para la comullldad ella
debe prepararse ahora para el JUlClO, ella tlene que responder ante
el HIJO del hombre Así se comprueba con especIal clandad en 13,
36-52 Y en los cap. 24s, porque ahí la predIcacIón del JUlClO va
acompañada de un camblO de destmatanos, del pueblo a los dIScí-
pulos El aporte teológIco de Mateo consIste, pue~, en haber hecho
de la comunzdad la destznatana przncIpal de la predIcacIón de Je-
sús sobre el JUICIO La acusaCIón a los otros ha denvado así en un
cuestlOnamlento de la propIa comumdad, fatlgada e mdolente 9

3 Las Ideas del evangelIO de Mateo sobre el JUICIO futuro


Esas Ideas son báSIcamente coherentes' el Juez será el HIJO del
hombre, Jesús, cuando aparezca con sus ángeles sobre las nubes
del CIelO El evangeho no dIce nada de una partIcIpaCIón de DlOS
en el JUlClO Antes del JUlClO, la estructura cósmIca se vendrá aba-
JO la velllda del HIJO del hombre «como un relámpago» supera las
hmltaclOnes del espaclO El JUlClO <;erá ulllversal y afectará a todos
los seres humanos No hay, por tanto, un JUlClO especIal para la co-
mUllldad 10 La hlstona mundIal acaba en un gran duahsmo la «VI-
da eterna» y el «fuego mextmgUlble» Más allá de eso, el evange-
ho no dIce nada

8 Para Mt 10, esto solo es valido en la mayor parte del capitulo (cf vol 11,
116~)
9 Cf vol r, 100s
10 Sobre el problema de un JUICIO especial a la comumdad, et supra 687s
Hay algunas IncoherenClas, pero no son esencIales Según 19,28, se-
rá juzgado Israel, según 25, 31-46, seran juzgados «todos los pueblos»
En 19, 28, alIado del juez umversal están los doce apóstoles, segun 25,
31-46, los «hermanos más pequeños» Aunque Mt hace referencIa en 25,
31-46 a 19, 28, no le Interesa despejar estas contradIcclOnes Según 24,
40s, los justos son rescatados del mundo, segun 13, 41s, los IllJUStOS son
expulsados del mundo Segun 13, 41, los Injustos son reumdos por los án-
geles del HIJO del hombre y expulsados, según 24, 31, los angeles reúnen
a los elegIdos, y segun 25, 31 s, el proplO HIJO del hombre hace la separa-
ClOn Segun 8, 11s, 11,2024,12, 4ls, 19,28,23,36, son juzgados sUje-
tos colectIvos Israel o algunas de sus clUdades, la mayona de los otros
textos presuponen que son juzgadas las personas mdIvlduales Las con-
tradIccIones no afectan nunca al nucleo de las Ideas mateanas sobre el jUl-
ClO Obedecen a la dIversIdad del matenal de las fuentes que acogIó Mt

Mucho más sIgmfIcatIvo es que Mateo desarrolle con verdadera


parquedad las Ideas apocalíptIcas Sólo una razón le mueve a sub
rayar y aclarar tales Ideas poner de reheve la categoría de maJes-
tad dIvllla del Juez umversal, Jesús (cf espec 16, 27s, 24, 30s, 25,
31 )11 En cuanto al género hterano, la gran mterpolacIón parenétIca
(24 32-25, 30) hace que los capítulos 24s se alejen más que Mc 13
del tIpO cláSICO de apocahpsIs Mt no tIene mngún reparo en recu-
mr a las Ideas apocalíptIcas, pero apenas SIente la necesIdad del to-
que o el detalle cosmOVISIVO Por eso no descnbe el acto del JUICIO
propIamente dICho, smo que lo parafrasea con una comparacIón y
lo amphfIca con un dIálogo (25, 31-46) Lo mIsmo se observa en
sus Ideas de la VIda eterna y del mfIerno se ha dIcho con CIerta ra-
zón que el evangehsta habla en térmlllos más concretos del mfIer-
no que de la VIda eterna 12 Pero en el fondo tampoco habla nunca
muy concretamente dellllfIerno el «llanto y rechlllar de dIentes»
formulan o se les queda grabado a los lectores, pero él nunca pasa
de ahí La frecuente menCIón del «fuego» (5, 22, 13,4250, 18, 8s,
25,41, cf 3, 11, en sentIdo fIgurado 3, 10, 7, 19, 13,3040)13 su-
gIere el tormento del mfIerno para prevemr a la comumdad, pero

11 La elaboraclOn redacclOnal de estos pasajes se produce, Sin embargo en


lazando con la tradlclOn y en lenguaje bíblico, cf vol II 646 e supra, 527~, 663
12 Mohrlang, Matthew, 50 Mt habla del infierno «most vlvldly»
13 Slm**, 133, 138 ve en el «fuego» del JUICIO un arraigo muy claro de Mt en
el pensamiento apocahptico JUdlO, no cnstiano A mI me parece esto exagerado na-
turalmente que el fuego es Importante ya en textos veterotestamentanos y luego
JUdIOS, sobre el JUICIO (F Lang, J1UQ Xl/.., en ThWNT VI, 935, 43ss, 937, 16ss 5lss,
no lo describe. Tales frases causan ya angustia sin necesidad de ma-
yor concreción. El evangelista apenas explica qué tal se estará en el
infierno o en la vida eterna!4. Lo único claro es que los injustos del
infierno estarán «fuera», alejados de Dios y de Cristo, y en tinieblas
(8, 12; 22, 13; 25, 12; cf. 25, lOs), mientras los justos gozan en el
banquete del cielo (S, lIs; 22,11; 25, 10.21.23; cf. 26, 29) Y vivi-
rán en la luz junto a Dios (13,43). Esto es muy vago, y queda muy
por detrás de la concreción de muchos textos judíos de la época!5.
¿Cómo se puede explicar esta reticencia de Mateo, el evange-
lista del juicio, ante las representaciones concretas? Guarda rela-
ción con su propósito de transmitir -sólo eso- el anuncio del juicio
que hizo Jesús. Jesús se había mostrado muy reservado ante las
ideas apocalípticas, aunque las compartía. El mensaje de Jesús so-
bre el juicio se produjo en unos logia concisos que presuponen ta-
les ideas, pero no las exponen, y en parábolas y semejanzas que no
dejan ningún margen al desarrollo conceptual. Mateo transmitió
textos de Jesús, o que él consideró como tales l6 . No es casual que
los añadidos redaccionales más extensos que se encuentran en tex-
tos sobre el juicio, sean repeticiones o variantes de dichos anterio-
res de Jesús!7, o -en el caso de 13, 37-43.49s- interpretación de
tradiciones de Jesús. Mateo es también un buen alumno de su
Maestro en la reserva ante las ideas apocalípticas l8 .

938,38%), pero su frecuenCia en Mt obedece qUIzá meno~ a su Impronta apocalíp-


tica que a la de su lenguaje formal
14 Ahí se ve también que Mt no está marcado por una espmtualidad de la
compensación No se trata de descnblr la hermma Vida futura de los ahora acosa-
dos y persegUIdos, o lo profundo de la caída de los actuales perseguidores
15 Cf Volz, Eschatologle, 272-331, 381-407 Yo no comparto, pues, la Im-
presión general de Slm**, espec 242-245, que atnbuye a Mt una gran af¡mdad con
la apocalíptica Judía y una respuesta SImilar a las múltIples amenaza~ del mundo
con un esquema apocalíptico-dualista y una estrechez sectana frente al mundo El
predommlO de la ética en Mt, vIsible por ejemplo en la parte central parenétlca del
diSCurso del JUICIO (24, 32-25, 30), es contrano a esa teSIS, al Igual que el dmamls-
mo de la Idea de miSión, y la ecleslOlogía del corpus permlxtum
16 ObViamente, Mt no pudo conocer los hipotétiCOS productos comumtanos
como tales Es un producto comumtartlO, sobre todo, el amplio texto apocalíptico
Mt 24, 3-31; aparece actualizado por Mt, pero no desarrollado en direCCión a un
apocalipSIS explícito AbreVia los textos de Q que msertó en Mt 24, cf supra, 574s,
583 Relser*, 294 da una panorámica útil sobre los textos mateanos del JUICIO que
podrían remontarse hasta Jesús
17 Cf supra, 696 (n 01)
18 El compendiO del mensaje de Jesús sobre el JUICIO en Relser*, 293-314 po-
ne de manif¡e~to la af¡mdad con MI.
4 La cuestIón del tIempo y momento del jm La apocalíptica
Judía Imagma el tlempo como una línea, y se representa el fm del
mundo básIcamente como el fmal del tlempo Mateo comparte es-
te pensamIento La parusIa hace saltar en pnnCIpIO los lImItes del
espacIO (24, 23-28, cf 29-31), pero no del tlempo 24,29-3lmdI-
ca que Mateo se representa la parusía y el JUICIO fmal fundamen-
talmente como un suceso en el tlempo l9, aunque con ella se mte-
rrumpa la secuenCIa temporal de los acontecImIentos referIdos en
el cap 24 (1 ton:: 1), Y no parezca haber después del JUICIO fmal
aconteCImIentos que tengan lugar en la línea temporaFo La trans-
cendencIa de DIOS, que el apocalíptlco VIve como ausencIa en el
presente y espera como presencIa en el futuro, no supera el tiempo
en el pensamIento apocalíptlco Por eso, el evangelIO de Mateo -al
Igual que otros escntos del nuevo testamento- nos coloca a los
contemporáneos ante la pregunta de SI podemos y debemo~ segUIr
asumIendo la Idea apocalíptlca del tIempo
La exége5I5 de 24, 2932-34 ha mostrado como probable que
Mateo creía en la llegada de la parusía en un punto temporal pró-
XImo, y que afIrmacIOnes antenores del evangelIO que hacían ba-
rruntar la creenCia en una parusía próxIma (3, 2, 4,17,10,723,
16, 28, 24, 22) no eran sImple lastre tradIcIOnal, smo que han de
tomarse en serI0 2l Por otra parte, la proxImIdad de la parusía no es
para Mateo la categoría deCISIva Lo detellllmante pala la paréne-
SIS es más bIen la mcertldumbre sobre el punto temporal de la pa-
rusía, que puede llegar en cualqUIer momento y no es posIble cal-
cular (24,3642 SO, 2S, 13, cf 24,23-28, 2S, 6) Lo lffiportante del
punto temporal de la parusía es que ésta puede acontecer en cual-
qUIer momento, por eso, los dISCIpulos deben estar proVIStoS de
aceIte o deben velar en todo momento El aXIOma de la proXImIdad
temporal de la parusía mtensIfIca esta «espera permanente» y pue-
de consolar además a la comumdad, que VIve en la persecucIón y
la aflIccIón22

S La escatologta al ~ervlclO de la etlca Como en JesÚ5, lo Im-


portante en Mateo no es tanto la mformacIón sobre el futuro como

19 Cf supra, 558 562


20 No ocurre 10 ml~mo en Hen et 91 17 Ap 21 1-22 5
21 Cf supra 557~, 571-574
22 Cf vol Il, 647 sobre 16,28 tamblen 24 21s y supra 573s
la conducta de los mIembros de la comumdad El JUlClO futuro e~ el
honzonte haCIa el que deben dmglr su conducta los lectores del
evangeho de Mateo El JUlClO mdlca de qué trata, en el fondo, el
mensaje étlco la alternatlva entre vIda y muerte, entre remo de los
CIelos e mflerno del fuego El JUlClO futuro deja patente la Impor-
tanCIa del obrar humano Muestra baJO qué promesa «sobredlmen-
Slona!» están las buenas aCClOnes humanas, aparentemente lfrele-
vantes, como la observancIa de un precepto mmlO (5, 19), un trago
de agua para un «pequeño» (10, 42), el abajarse como un mño (18,
4) o la hospItahdad con los hermanos «extraños» (25, 35) Esa pro-
mesa es el remo de los CIelos, la recompensa del cielo, la entrada
en el gozo celestlal o la comumón con Cnsto y muestra tambIén
baJO qué amenaza mortal, «sobredlmenslOnal», están el pecado y la
omISIón de la JustlCla, cosas aparentemente Irrelevantes, como Ir
por el cammo ancho, espaclOso, que tantos otros recorren (7, 13),
la negaClón del perdón (18, 30) Yde la sohdandad con el semeJan-
te (24, 49), el «olvIdo del aceIte» (25, 3), Yla negaCIón de la hos-
pItalIdad (25, 43) La amenaza es el tormento, el llanto y rechmar
de dIentes o la pnvaclón de Cnsto y el castlgo eterno Ello de-
muestra que ante DlOS no hay soluclOnes mtermedlas m neutrah-
dad étIca, ~mo un «sí» o un «no», la obedIenCia o la recusaCIón
Vaya recordar dos puntos más, que presentan con espeCIal clan-
dad la dImenSIón étlca del mensaje mateano del JUlClO

a) La estructura de Mt 24-25 23 En medIO del esquema apocahptlco


de un relato sobre el tiempo tmal, Mt mtercala una parte parenétIca muy
extensa, que abarca aproXImadamente la mitad de los dos capítulos (24,
32-25,30) InVita en ella a la comumdad, ante el JUICIO que Viene, a la VI-
gIlanCIa, es deCIr, la obedienCIa, el amor, la dispOSIción activa ante la pa-
rusía
b) En la parte parenétIca 24,32-25,30, pero también en otros otros
pasajes del mensaje mateano del JUICIO, domma el genero hterano de las
parábolas 24 Una gran parte de las parábolas mateanas guarda relación
con el JUICIO, y a la mversa, una gran parte de los enunCIados mateanos
sobre el JUICIO se expresa en parábolas (7, 24-27,11, 16s, 12,43-45,13,
24-3037-4347-50, 18,23-35,20,1-16,22,11-14,24,42-25,30) ¿De
dónde viene esta afImdad entre declaraCIOnes sobre el JUICIO y parábolas?

23 Cf supra, 520s
24 Cf vol II 494~
La afImdad mdlca, negativamente, que Mt no confIa en la deSCrIpCión y
conceptuahzaclOn cosmovlslva de las Ideas sobre el JUICIO Pero, POSiti-
vamente, las parabolas de Jesus afectan de lleno a la vida de los lectores
Muchas de ellas pretenden Impactar emOCIOnalmente y llevar a nuevas ac-
tItudes Vitales Mt mtenslfIca este rasgo de las parábolas de Jesus me
diante su mterpretaclOn parenétlca25 SI al hablar del JUICIO lo hace siem-
pre en parabolas, es que qUIere poner el JUICIO en el centro de la Vida de
sus lectores QUIere remover, alterar a las personas, llevarlas a una nueva
Vida Tamblen en esto es un buen alumno de Jesús 26

6 El JUICIO según las obras Para salvarse en el JUICIO son deCI-


SIvas las obras de las personas, la fe sola no es deCISIva, y la rela-
CIón con Jesús, sólo en un sentIdo muy determInado Esto resulta
claro SIempre que las Imágenes del cap 24 permIten una aSOCIa-
CIón con la realIdad concreta de la vlda27 Pero antenores pasajes
del evangelIo IndICan tambIén que Mateo habló de los «frutos» (3,
8-10,7,15-20,13,8 22s 26, 21,19344143), negatIvamente de la
«maldad» (7, 23, 13,41), Y que subraya el «hacer» (7, 21 2426,
13,41, 16, 27)28 Por eso, metáforas como «vestIdo de boda» o
«aceIte» remIten sobre todo a las obras 29 En el JUICIO no es lo de-
CISIVO, por tanto, la calIdad del árbol, smo sus frutos (7, 15-20), no
la escucha de la palabra, SInO su cumplImIento (7, 24-27), no las
lámparas, SInO el aceIte (25, 1-13), no la recepCIón de los talentos,
SInO la gananCIa obtemda (25, 14-30) Ya la mversa, Mateo nunca
habla de la fe en relaclOn con el JUICIO La InVOCaCIÓn del Señor y
la petICIón de su ayuda es Importante para Mateo en la VIda pre-
sente (cf por ejemplo 14,28-31, 17, 15,20, 30s), pero un día, en
el JUICIO, el mero «deCIr 'Señor, Señor'» no serVIrá de nada (7, 21s,
25, 11, cf 23, 39, 25, 44) La úmca relaCIón con el Señor que SIr-
ve en el JUICIO es, más bIen, la obedIencIa a los preceptos que dIO
el úmco maestro (23, 8) Por eso, no está en la línea de Mateo el

25 Cf vol II 491s
26 Ya Jesus qUIso comprometer emOCIOnalmente a sus oyentes con muchas
de ~us parabolas y semepnzas, llevarlos a la toma de partido en favor o en contra
de personajes del relato y ayudarlos a transfenr a su Vida las reaccIOnes y deseos
que hablan ,entldo en los relatos Las parabolas piden ser ap]¡cada~ (y no solo lll-
terpretadas) Cf vol II 493
27 24,4549 (obedienCia o francachelas y maltrato de los compañeros), 25,
20-23 (ganancia) cf las obras de amor en 25 31-46
28 Cf tamblen 5, 6 10,6 2 18, 10 14s 41s, 19, 16 21
29 Cf supra 323s 613s
que une la confesIón de CrIsto y las obras con la partícula «y», y
subraya que ambas cosas son necesarIas en el jUICI0 30 El ápIce de
la teología mateana está precIsamente en que una confesIón autén-
tIca del Señor no puede consIstIr smo en la obedIenCIa a sus pre-
ceptos SI las obras de una persona no están en orden, nada está en
orden, según Mateo De ese modo se nos plantea hoy con toda cru-
deza la pregunta de SI el mateano JUICIO según las obras no VIene a
degradar el don de la gracIa en una aSIstencIa pasajera que ayuda
sImplemente a los dIscípulos a prepararse correctamente en esta VI-
da para el JUICIO según las obras, se nos plantea mcluso la pregun-
ta de SI no se devalúa entonces totalmente el don de la graCIa De
ser así, la Idea del JUICIO podría realmente causar angustIa

Sobre el sentIdo del dzscurso del JUICIO hoy

1 JUICIO Y graeza ¿Destruye la teología mateana del JUICIO la


predIcacIón de la gracIa') SI Jesús, al fmal del evangelIo, se delata
como juez mexorable y neutral que de'>tma a los de su derecha al
gozo eterno y a los de su IzqUIerda al eterno llanto y rechmar de
dIentes, ¿hay que deCIr que la teología mateana del JUICIO conduce,
en lo que respecta a la salvaCIón, a una mcertIdumbre ante la que
las personas sólo pueden responder mtentando ponerse en el lado
bueno medIante sus obras buenas') ¿Conduce la teología mateana
del JUICIO a la JustIfIcacIón por las obras') La relaCIón de los cre-
yentes con la parusía del juez umversal parece extrañamente ambI-
valente en el evangelIo de Mateo Por una parte, la proXImIdad de
la parusía y la vemda del Señor son un consuelo y un motIvo de
gozo, ya que posIbIlIta a los elegIdos la entrada en el remo de los
clelos 31 • Por otra parte, Mateo puede amenazar brutalmente y ame-
drentar a sus lectores con el JUICIO amqUIlador y el tormento de los
condenados 32 • ¿No motIva a los creyentes con el temor en lugar de
hacerlo con el amor de DlO's?

30 ASI, por ejemplo, Agbanou* " 197s


31 Cf tambIén 16, 28, 24, 21s 34s 25,1 10 (¡slmll de la boda')
32 Aparte las fórmulas de «llanto y rechmar de dIentes» y del «fuego», es no
table que Mt transmIta sm pahatlvos la, referenCIas a la crueldad del JUICIO (cf por
ejemplo 5, 26, 18,34,24,51)
Mateo no duda en amedrentar a los creyentes ante el JUlCIO En eso ha
temdo exlto en la hlstona de la mfluenCla -Junto con otros textos del nue-
vo testamento, espeCIalmente el Apocahpsls de Juan- El temor al JUlCIO
ha formado parte de la fe cnstlana en la mayor parte de las épocas Los
cuadros medievales delJUlclo, que representan a menudo los tormentos de
los condenados mucho mas vIvamente que los gozos de los bIenaventura
dos, son un testlmomo de ello SI tomamos en seno lo que representan, se
convIerten en pesadJIlas terroríflcas MencIOno como ejemplo un texto
cláSICO de angustIa medIeval ante el JUlCIO, embebIdo en colores matea-
nos algunas estrofas del celebre Dtes trae de Tomás de Celano
Quantus tremor est futurus Qué terror
quando mdex est venturus cuando venga el Juez
cuncta stncte dlscussurus a escudnñarlo todo
El canto evoca Mt 25, 31-46:
Inter oves locum praesta I Hazme SItIO entre las ovejB&:' •
et ab haedls me sequestra, apártame de los cabntos,
statuens m parte dextra I colocame a tu derecha I
Le embarga la angustia
QUld sum mIser tunc dICtUruS, (,Qué le dIgO entonces, mísero,
quem patronum rogaturus, a qué santo me encomIendo,
cum VIX mstus Slt ~ecurus? SI m el Justo está seguro?11
Tampoco hoy esta hbre de la angustia del JUlCIO la espmtuahdad cns-
tlana El pSlcoanahsta TJIman Moser repasa en un célebre texto su bIO-
grafía rehglOsa, y formula sus antIguas pieganas con palabras de Mt 25
«Te suphqué entre sollozos colocarme alIado de las 'oveJas', pero yo sa-
bIa que era de los 'machos cabríos' Me parecía natural, de mño que el
mundo con~tase de salvado~ y condenados, lo pavoroso era que yo
colgaba siempre del abIsmo de la condenaCIón, sm saber nunca lo que Iba
a resIstIr el frágJI puentecJIlo que me sostema» El DIOS Juez, ommpre-
sente «con su rostro de btg brother controlándonos perpetuamente», ha-
ce enfermar al hombre, según Mo~er, al amenazarlo con la pnvaclón del
amor y la ruptura de relaCIOnes (,No convIerte la Idea de JUlCIO al ser hu-
mano en «ammal atrapado en un expenmento sm sahda»34? (,0 no con
VIerte, a la mversa, al bueno en un tnunfador que se regodea mhumano,
que se absolutlZa, sabedor de que Cnsto «me ha hbrado de toda maldl-
clOn (y) condena eternamente a todos sus enemIgos y a los míos, mlen

33 Texto en P Klopsch (ed ), Latemlsche Lynk des Mtttelalters, Stuttgart


1985,436-439
34 T Moser, Gottesvergzftung, 1976, 19, 14,29
tras a mí me toma consigo en el gozo y la glona del clelo»35 ? ¿ExIste,
entre el EscIla de la angustia y el Caribdis de la prepotencia reforzada por
el DIOS aterrador, un camInO de verdadero temor de DIOS?
Frente a semejante DIOS, fuente de angustia y alIenador del ser huma-
no, la Ilustración InVOCÓ el derecho de la razón autónoma Cabe docu-
mentar también esto con una reaCCIón -crítIca- al texto cláSICO de Mt 25
«' ¡ Machos cabríos a la IzqUIerda" -os dirá un día el Juez-
'¡ y vosotras, oveJltas, qUietas a mi derecha I ¡Perfecto l'
Pero algo más cabe esperar todavía de el, dice luego
'1 Vosotros, los de la razón, Justo frente a mí"» 16
Nuestro Siglo ha reaccIOnado ante el Juez unIversal que encumbra has-
ta el Cielo y hunde en el InfIerno, destItuyendo a este DIOS que esclaviza al
hombre 37 O lo lanza al no del olVido en la Imagen del mundo de la ma-
yoría de las personas de nuestra sociedad occidental IndividualIzada, un
Juez unIversal o un JUICIO ullIversal no fIguran para nada

(,Qué tiene que deCIr el mensaje de Mateo sobre el JUICIO en es-


ta SituacIón? (,Qué cabe decirle a ese mensaje? Me parecen Impor-
tantes las SigUIentes consideracIOnes
a) El mensaje mateano del JUICIO no conduce a una absolutl-
zaclón de la Iglesia, ya que somete la comumdad al JUICIO del HI-
JO del hombre Junto con el resto de los seres humanos Aquí está el
núcleo del mensaje mateano del JUICIO y su acento espeCIal, en
contraste con la predicaCión del JUICIO en Q En la perspectiva de
este mensaje del JUICIO hay una nueva actitud ante las obras pro-
pias, que hace lllnecesano cualqUIer tipO de autoJustl[¡caclón, por-

35 He¡delberger Katech¡srnus 52 = BSKORK 2, 161 Sena facl1, naturalmen


te, documentar este tipO de espmtualIdad con textos de grupos sectanos, pero yo
quena mostrar con e,ta clta de un texto fundamental de la Reforma (hubiera POdI-
do elegIr un texto catohco luterano u ortodoxo ¡pero no lo hago porque soy refor
mado') hasta que punto esta marcada nue~tra propIa espmtuahdad ecleSIal por ta
les ralces sIlenciadas u «olvldada~» pudorosamente en una socIedad plurahsta
36 J W v Goethe, Eplgrarnme, VeneZIa 1790, n 048 = Id , Werke I, Munchen
1987,320 (relmpr Welmar 1887)
37 ImpresIOna especIalmente lo que leemos en el relato Como el dIOS Mawr
perdw su trono, de Le~zek KolakowskI los bIenaventurados que guardaron los
mandamlento~ de DIOS se sublevan en el CIelo porque recuerdan a sus panentes y
amIgos condenados al mfIerno y qUIeren estar con ellos A este dIOs no le queda
otra sahda que la abdlcacIOn (en Id , Der H¡mmelsschlussel, Munchen 1963, 157
165)
que el juicio sobre nosotros queda reservado a Dios 38 . En la pers-
pectiva de este mensaje de juicio está igualmente la renuncia de in-
dividuos e Iglesias a apropiarse el juicio divino sobre otras perso-
nas, que sólo compete al Hijo del hombre (cf. Mt 7, ls?9. En la
perspectiva de este mensaje del juício podría estar incluso la «solí-
daridad con aquellos que no... están en el camino de salvación»40,
con los pertenecIentes a otras Iglesia'> y religiones o con los ateos,
porque todos comparecerán un día ante el Juez universal y están a
merced de su magnanimidad. Estas perspectivas, sin embargo, só-
lo son viSIbles parcialmente en Mateo: el mensaje del juicio con-
dujo en él a una solídaridad intracomunitaria: los miembros de la
comunidad no deben juzgarse unos a otros (7, 1-6); deben volver-
se pequeños y ponerse unos al servício de otros, buscar a los ex-
traviados y perdonar a los pecadores (cf. 18, 1-22). El mensaje del
juicio hizo posible que la Iglesia se viera como «corpus permix-
tum» y no como la corporación de los elegidos. Pero no condujo en
Mateo, por ejemplo, a una nueva sohdaridad con Israel, que tam-
bién será juzgado un día -como la Iglesia- por el juez universal.
b) El mensaje mateano del JUIcio del Hijo del hombre no pue-
de ser leído sólo desde el punto de vista individual. No se trata en
él simplemente de si yo seré aceptado o recusado por mis obras. El
pensamiento apocalíptico, que también marca a Mateo, atiende la
causa de Dios mismo: trata de que la verdad de Dios sea manifes-
tada y el poder de Dios se imponga. En este sentido, el Juicio de
Dios significa una esperanza para los creyentes. El juicio «revela
aquello que ahora queda oculto por lo contrario», «resuelve todas
las contradicciones» y «consuma la salvación»41. Para Mateo es
fundamental, además, el punto de vista cristológico: se trata del fu-
turo de Jesús, que precedió a los miembros de la comunidad en el
camino de la justicia, la persecución y el sufrimiento, hacia la vida

38 G Ebehng, Dogmatlk des chrzstltchen Glaubens III, Tubmgen 1979,470'


«El JUICIO según las obras lleva la JustlflcaClón por las obras al ab~urdo»
39 Jungel*, 237 escnbe «El JUICIO fmal hbera al ser humano del cargo de
Juez, en este sentido es un favor que se nos otorga. Hace bIen al ser humano no te-
ner que Juzgar ya, ni a otros ni a ,í mIsmo»
40. FormulaCIón en la línea de Greshake*, 71. Greshake refIere que el escntor
francés e Péguy se apartó de la IgleSIa por sohdandad con aquellos que, según la
IgleSIa, van almherno
41 EbeImg, Dogmatlk des chnstltchen Glaubens III. 469
y el remo de los CIelos Se trata de la verdad de la voluntad del Pa-
dre anuncIada por Jesús, y del futuro de la JustIcIa del remo de DIOS
VIvIda y padeCIda por los creyentes (6, 33) En este sentIdo, para
Mateo, Judío y dIscípulo de Jesús, el JUICIO umversal del HIJO del
hombre es expresIón de una esperanza Contemplar el JUICIO um-
versal solo desde el ángulo delmdIvIduo que lo sufre o no, es una
perspectIva nueva, resultado de la predIcacIón pemtencIal cnstIana
y de la mdIvIdualIzacIón moderna, no es perspectIva mateana
c) Para Mateo, el Juez universal es Jesús y no cualqUIer des-
conocIdo Esto se puede entender en dos sentIdos Cabe acentuarlo
dICIendo que Jesús, que anunCIa el evangelIo del remo a la comu-
mdad y acompaña a ésta en el cammo como «DIOs-can-nosotros»,
denva al fmal en un Juez Implacable que Juzgará severamente con
arreglo al cnteno de sus preceptos, es deCIr, dICho en lenguaje teo-
10glCo, según el cnteno de la «ley» Pero cabe acentuarlo tambIén
en sentIdo mverso la comumdad conoce al Juez umversal y no tIe-
ne por qué temer Conoce su mensaje del amor de DIOS Lo cono-
ce a él, porque es su úmco maestro, que le ha mostrado al Padre del
CIelo Lo mvoca todos los días como su Señor, él la salvó SIempre,
como «Enmanuel», en su poca fe, en la enfermedad y en la mdI-
genCIa Ella no sabe cual sera la sentencIa, porque no está en sus
manos, pero sabe que este «DIOs-can-nosotros» ha demostrado ser
un alIado fIel y amante Ante tal Juez no hay nada que temer (,Cuál
de las dos lecturas elegIrán los lectores?
No olVIdemos que hay rasgos en Mateo que pueden llevar a la
pnmera lectura Entre esos rasgos cuento yo, sobre todo, las ame-
nazas con el fuego delmfIerno y los tormentos eternos Mas, por el
otro lado, es eVIdente que el Enmanuel Jesús es el alfa y omega en
su lIbro Mateo no esboza SImplemente una teología del JUICIO, SI-
no que la mscnbe en una hIstona de Jesús que habla del presente
de «DIOS con nosotros», de su ayuda y enseñanza saludable Así
como el mensaje étIco del sermón de la montaña, leído como par-
te de la hIstona de Jesús, no es «ley»42, tampoco lo es el mensaje
mateano del JUICIO Por eso creo yo que el evangelIo de Mateo
qUIere llevar a sus lectores, fundamentalmente, a la segunda lectu-
ra La teSIS exegetIca que sostIene esta creenCIa es la conVICCIón de
que, en el evangelIo de Mateo, la hlstorza de Jesús, «DIOs-con-no-

42 Cf vol l, 304s, Luz, Jesusgeschlchte (vol III) 58 63


sotros», la predIcaCión de Jesús, enmarca y defme el fvuyyf'ALOV
tfis; BumAfLus;, cuya parte esencial es el mensaje del JUICIO
Pero entonces hay que dlflglr desde la hlstona mateana de Je-
sús unas preguntas crítIcas a las amenazas del JUICIO mateano A la
luz de esa hlstona, que narra cómo DIOS qUIere nuestra salvaCIón,
«no puede haber una sImetría entre salvaCIón y perdICIón, CIelo e
mfIerno»43 El evangelIo de Mateo no es claro en este punto, es
más, algunos de sus textos no sólo muestran esa sImetría mqUIe-
tante, smo que predomma en ellos el sobrepeso de la amenaza y los
tormentos del Infierno De ahí que la hlstona de su InflUenCIa ha-
ya SIdo una hlstona de angustIa e msegundad Hay aquí, a mI en-
tender, una contradIccIón con Jesús, que SI bIen habló tambIén del
JUICIO, no se quedó en ese «tamblén»44 ¡El que mtenta espabIlar a
los hombres con la amenaza de los tormentos del mfIerno, confía
poco en la fuerza de la gracIa y en la fecundIdad de la fe'
d) Hay que recordar, por últImo, la nocIón mateana de ley o de
voluntad de DIOS El JudeocnstIano Mateo no conoce la dlstmclón
estncta entre ley y evangelIo que la Reforma descubnó a través de
la InterpretacIón de Pablo La ley observada por Jesús no es, para
Mateo, ImpOSIble de cumplIr, no es un medIO o cnteno para el co-
nOCImIento del pecado mevItable, smo que es la «voluntad del Pa-
dre», del DIOS VIVO, voluntad que es pOSIble cumplIr La leyes un
ImperatIvo saludable, VIVIdo pnmero por Jesús y practIcado en la
comUnIdad, con la que Jesús qUIere estar hasta el fIn del mundo
(28, 20) La ley ayuda a los dIscípulos a segUIr un cammo que lle-
va, a través de la puerta estrecha, al remo de los CIelos La nOCIón
mateana de la voluntad del Padre se corresponde estructuralmente
con la torá de Israel, aunque algunos aspectos aparezcan a una
nueva luz Mateo no tuvo neceSidad de recorrer el cammo paulIlla
del fracaso de la torá y del gIro haCIa algo totalmente nuev045 Por

43 Greshake"', 69, cf Vorgnmmler* 160


44 Cf Relser*, 312 314 La contradlcclon queda clara en una formulaclOn de
Lochmann*,143 en la perspectiva de la fe, el]UlCIO umversal slgmflca el «fm de-
flmtlVo del terror», y no un «msondable terror Slll fm» ¡En Mt slgmf1ca tamblen,
lamentablemente, terror Slll fm'
45 Sobre la relaclOn complementana Mateo Pablo, cf Luz, Erfullung 431-
435 e Id Jesusge5chlchte (vol III), 163-170 Su propIO cammo peculiar enseño a
Pablo, entre otras co~as, a conocer la profundidad del pecado y -en radical aisla
miento ante DIOs-la profundidad de su gracia Pero el no fue ni es el camilla de to-
eso, el juicio según las obras no significa para él algo terrible 46 ; ser
evaluados con una norma en la que los humanos, al final, tienen
que fracasar. El juiCIO es más bien, para él, la pregunta de cómo
han de abordar los discípulos de Jesús el saludable imperativo del
Padre a lo largo del camino en el que Jesús les precedió y los
acompaña. Sobre esto serán interrogados en el juicio final, y con-
cretamente sobre su «Hermano», al que ellos conocen y que los
ama. A través de esta pregunta son tomados en serio por su Her-
mano como hermanos -no simplemente como «persona» indivi-
dual en la que no hay nada fuera de la gracia de Dios-, en sus
obras y, por tanto, como seres humanos integrales 47 .
¿El don de la gracia queda por tanto desvirtuado en Mateo por
la idea del juicio? Las consideraciones anteriores eran un intento de
hacer ver que, globalmente, no es este el caso. Eran el intento de un
exegeta -inquieto también e irritado por algunos textos de Mateo-
de ser solidario con «sus» textos dentro de lo posible y defenderlos
dentro de lo posible frente a objeciones y preguntas actuales. Aquí
debe quedar claro que no sólo estas objeciones y preguntas, sino
también mi intento -a favor de Mateo- de mantener la preeminen-
cia de la gracia mientras sea posible, es un intento moderno que cre-
ció en el suelo de la teología reformada. El judío Mateo, enraiza-
do en su comunidad y sostenido con ella por el Dios Padre de Jesús
y el Dios de la alianza de Israe1 48 , habría movido quizá la cabeza,
en señal de incomprensión, ante mi intento de guardar estricta-
mente el equilibrio entre la gracia y el juicio.

2. El pensamiento apocalíptico hoy. Mateo habla de la parusía


y del juicio final en el lenguaje y con las ideas de la apocalíptica de
su tiempo. Imagina la venida del Hijo del hombre y Juez universal

dos los cnstIanos, aunque precIsamente para la época moderna ha resultado espe-
CIalmente «fructífero» con su avanzada mdlvlduaclón
46 Sm poder entrar aquí en detalles, voy a señalar que para Pablo -¡en Cns-
to'- la parusía y el JUICIO según las obras (slc l ) tampoco slgmfIcan nada espeluz-
nante, smo el fm de la noche (Rom 13, 11-14), un «día» que le da alas y le sIrve de
consuelo La sItuacIón de Lutero es muy dIferente a este respecto
47 Cf Jungel*, 235 «Que DIOS vuelva sobre nuestra VIda VIVIda para JUZ-
garla, mdlca que no le somos mdlferentes El ser humano, al ser juzgado, es toma-
do en seno como persona»
48 Según Charette*, 166, Mt pIensa en las tradICIones del «nomlsmo ahan-
clsta» judío
como una venida en el espacIO y el tiempo, aunque le fallen en
pnncipIO las Ideas cornentes sobre el espac1049 Imagma su vemda
como temporalmente «próxIma»50, aunque esta proxImidad no po-
sea una relevancia esencial para su mensaje Imagma la trascen-
denCIa de DIOS como una trascendencia espacial, y la fImtud del
mundo, como lImItacIón temporal.

Los problemas que plantea el pensamiento apocalíptiCO son ancestra-


les, yen modo alguno resuelto~ aun por la teología La perple]1dad teoló-
gica se refleja en muchos textos dogmáticos de hoy sobre el tema de flll
del mundo, JUlClO y parusía Hay qUlenes llltentan domesticar la parusía y
el JUlClO conVirtiéndolos en algo mtramundano ó1 Aquí, el problema más
grave que plantea hoy el pensamiento apocalíptico no afecta a la cosmo-
logía smo a la teología Margaret DaVles lo ha sugendo aSI «Las personas
de fmales del siglo XX pueden Imagmar perfectamente la amenaza de
destrucción del mundo Pero los cnstlanos actuales no ven el pOSible fI-
nal del mundo como preludlO necesano para el remado escatológico de
DIOS al fmal de los tlempos»52 La peor difIcultad del pensamIento apoca-
líptico hoy no conSiste, a mi JUlCIO, en que seamos mcapaces de pensar un
fmal del espaclO y el tiempo No podemos pensar que acaben el espaclO
y el tIempo, pero sí que acaben aquellos que -según Kant- sólo pueden
pensar en categorías de espaclO y tiempo Podemos lmagmar hoy un fmal
de los seres humanos y, con ello, también un fmal del espaclO y el tiem-
po como categorías mentales báSicas de la representaclOn humana Pero
con ello no nos hemos aproximado más al núcleo del pensamiento apoca-
líptico La gran difIcultad que nos plantea hoy el pensamiento apocalípti-
co consiste más bien en que no puede apbcar hoy su pretensión teológIca
de hacer pensable y expresable el ocultamiento de DIOS, porque los pre-
supuestos de hoy son los de un mundo alejado de DlOS y ateo Para noso-
tros, detrás de un mundo humano que toca a su fm -algo que hoyes per-
fectamente pensable- no aparece Dios, smo nada

49 Cf supra, 702 (pUnlO 4) y 562s


50 Cf supra, 702 (punto 4) y 'í57s, 569 574,577-581
51 Cf la «mterpretaClón ¡ntrahlstonca» de la parusía en la hlstona de la ¡n-
terpretaclón de 24, 3-3 l, supra, 53 1s, 536s Un ejemplo de mterpretaclón mtrahls-
tónca del JUICIO, lo ofrece P Althaus, DIe letZlen Dmge, Gutersloh 41933, l66 «El
resultado es el JUICIO de DIOS» Lo que Althaus, DIe letzten Dmge, 189-200 desa-
rrolla sobre este afonsmo hace recordar la correlaCIón veterotestamentana acclón-
sanclOn Pero esa correlaclOn se refIere al JUICIO de la hlstona y al poder del peca-
do, no al JUICIO e~catolog1Co de DIOS
52 M DavJes (vol III), 176 (trad mía)
¿En qué puede ayudar la escatología apocalíptIca de Mateo en
esta sItuacIón? Me permIto hacer tres consIderacIOnes muy frag-
mentanas
a) Mateo deja claro, en forma ejemplar, cómo el pensamIento
apocalíptIco puede pOSIbIlItar la vIda aquí y ahora La reserva de
Mateo ante la concreCIón cosmoVISlva y representable llama la
atencIón SIgue en esto a Jesús, que en sus logza utIlIzó, pero no
desarrolló, las representaclOnes apocalíptIcas Mateo llegó mcluso
a modIficar en los capítulos 24s, en la amplIa parte centralmterca-
lada, el úmco texto extenso que contIene el marco de un esbozo
apocalíptIco de la hIstona, desde el presente hasta la parusía (Mc
13), de suerte que el texto se salIó del marco y cayó en la vIda, por
decIrlo así Su empeño fue ayudar a las personas, aquí y ahora, me-
dIante su marco apocalíptIco, en la opcIón fundamental La afmI-
dad de Mateo con el enfoque básICO de la escatología de Karl Rah-
ner es tan llamatIva que conVIene cItar las propIas palabras de éste

«La escatología cnstIana no es un reportaje antIcIpador de sucesos


que se prodUCIrán después (el objetIvo de la falsa apocalíptIca ), SIllO la
mIrada -necesana para los humanos en su opCIón por la lIbertad espm
tual- desde su sItuaclOn sotenológIca determIllada por el acontecImIento
de Cnsto a la consumaClOn defIllltIva para hacer pOSIble su opclOn lú-
CIda ante la oscundad de lo AbIerto»51

Esto es preCIsamente lo que se ha mantenIdo, de modo Impre-


slOnante, en Mateo él representa una escatología que no pretende
dar mformaclOnes, smo que está delmeada totalmente con VIstas a
la correcta actItud vItal en su momento presente 54 Pero representa

53 K Rahner, Eschatologle theologlsch wlssenschaftstheOletlch en LThK 2


III 1096 En otra formulaclOn «Eso futuro que cabe antICipar en Imagenes, pero
no repre~entar ya ahora en reportaje ~e le comumca al ser humano porque este so
lo puede soportar el presente SI ~abe que e~ta en mOVimiento haCia su futuro que
no es smo el DIOS mefable en su propia Vida» (Id Escatologza, en SM 1, s v)
54 De ahl que la escatologla apocaliptIca mateana aparezca en su estructura
baslca onentada al mundo, en la estela de Jesus, y no es un mtento de resolver la
expenencla de la lepma de DIOS de la maldad del mundo y de la propia soledad en
el mundo, cf supra, 701, n 15 El hecho de que el propiO Mt, mflmdo tamblen por
tradiCIOnes apocaliptlCo duah,tas, tIenda siempre a demomzar el mundo y a pm-
tarlo con los colores mas sombnos (cf por ejemplo 24, 921) no lo veo yo como
una consecuencia del enfoque cnstologlCo de su escatologla, smo como una en-
voltura apocahptIca que aun no ha Sido transformada desde Cnsto
a la vez una escatología que no se puede reducir al simple concep-
to de la existencia, sino que sabe que sin el esquema, siquiera ele-
mental, de un anuncIO de futuro con el que Cristo proclama su rei-
nado sobre el mundo, esa actitud vital correcta flotaría en el vacío
y no pasaría de ser un intento humano arbitrario. El ser humano no
puede sentar como base su propia finitud, porque en ese intento se-
ría de nuevo absoluto y arbitrario. Tampoco puede poner por su
cuenta un contrapeso al superpoder del mal que él experimenta en
el mundo, porque en tal empeño sería un titán o un ilusionista. El
pensamiento apocalíptico posibilita ambas cosas: los apocalípticos
pueden señalar desde fuera 5' la limitación del ser humano 56 , que
necesita de la responsabilidad para su obrar, y la limitación del po-
der del mal en el mundo, al que Dios pondrá fin, para que los hom-
bres, con alivio y coraje, puedan ser fieles a Dios en medio de la
maldad del mundo.
Pero el Mateo discípulo de Jesús es un apocalíptico muy espe-
cial. La peculiaridad más llamativa de la apocalíptica mateana con-
siste justamente en que está al servicIO sobre todo de la idea de jui-
cio. De ese modo se desplazan los acentos: en contraste con muchos
textos apocalípticos judíos y también cristianos, que asignan al len-
guaje apocalíptico, como función capital, el consuelo, el refuerzo
de la identidad y la confirmación de la fe de un grupo apocalípti-
C0 57 , en Mateo la idea apocalíptica del juicio (también sobre la co-
munidad) vuelve a cuestionar ese consuelo y esa confirmación de la
identidad. Mateo no los excluye... pero los dilata. No deja descan-
sar a la comunidad en sí misma y en su consuelo, sino que la pone
en movimiento. Dentro del marco conceptual apocalíptico, la idea

55 Para textos apocalíptlcos es fundamental que no se presenten corno pro-


ductos propIOS de sus locutores: por eso tlenen VISIOnes los Videntes, por eso hay
ángeles mtérpretes y reveladores, por eso es tan Importante que Jesús, el Enmanuel,
enseñe a los discípulos en el monte de los Ohvos
56. En este punto, la muerte propia que pende sobre cada uno es un analogon
del lenguaJe apocalíptlco, corno ha mostrado siempre la hlstona de la mterpreta-
clón y de la mfluenCla de los textos mateanos (cf por ejemplo supra, 589s, 615)
Este analogon es Importante porque la propia muerte como expenencla es msupe-
rabie y no se puede dejar de lado en la hlstona del pensamiento. Pero es un analo-
gon hmltado, porque sólo pone límite a la persona mdlvldual, no al mundo nI a la
humanIdad
57 Cf W A Meeks, Soetal FunetlOn of Apoealyptte Language m Paulme
Chnsttamty, en D Hellholm (ed), Apoealypttetsm tn the Medtterranean World and
the Near East, Tubmgen 21989,687-705
de juicio en Mateo, idea también apocalíptica, ejerce en cierto mo-
do una función subversiva, frente a lo que suele ser función princi-
pal del pensamiento apocalíptico. Ahí radica la peculiaridad del
pensamiento apocalíptico mateano.
b) La escatología apocalíptica mateana es saludable, porque
ella misma choca siempre con el límite de su saber y muestra su
fragilidad. El laconismo de las informaciones teóricas sobre el fu-
turo del nuevo mundo apunta en esta dirección. Una muestra de
esa fragilidad es el carácter inacabado de la idea mateana de tiem-
po. Las frases del evangelio sobre la cercanía temporal del futuro
de Dios no pretenden relativizar la total ignorancia humana del
punto temporaI5s, sino intensificarla. La aseveración de que no só-
lo los hombres, sino los ángeles y el Hijo lo ignoran (24, 36) es de
gran alcance, e indica también una diferencia respecto a la mayor
parte de los textos apocalípticos judíos, donde el ángel intérprete lo
sabe todo. La apocalíptica mateana sólo muestra algunos indicios
de los límites en el concepto lineal del tiempo; es patente, en cam-
bio, la quiebra de sus categorías espaciales: expresión de tal quie-
bra es, además de la «ubicuidad» de la parusía, procedente de la
tradición de Jesús (24, 23-28), la tradición apocalíptica del cata-
clismo del cosmos en la parusía (24, 29). A diferencia de muchos
textos apocalípticos, esto tiene como consecuencia en el evangelio
de Mateo la ausencia de aseveraciones sobre un «mundo nuevo»:
el mundo espacio-temporal presente constituye, a la vez, el límite
para todas las otras posibilidades enunciativas 59 • Y por último,
quiero señalar ya ahora60 que el marco apocalíptico general de Ma-
teo no preside su pensamiento teológico. También esto es expre-
sión de su límite. Yo creo, dicho sucintamente, que tales indicios
del carácter «inacabado» de la apocalíptica mateana pueden ser
importantes para personas que consideran inadmisible una imagen
apocalíptica cerrada del mundo.

58 En el sentido de un no-saber relatiVO el punto temporal de la parusía no lo


conoce nadie, salvo el Padre, pero el HlJo sabe al menos que ese momento no está
leJOS
59 Lohfmk*, 60 señala en su valIoso artículo que la teología cnstIana, en su
hlstona, «abandonó relatIvamente pronto las Imágenes espaCiales de la apocalípti-
ca», mientras que le resulta difícIl, hasta hoy, abandonar la Idea Imeal del tIempo
en la Imagen apocalíptIca de la hlstona
60 Cf la sigUiente secCión c

Anda mungkin juga menyukai