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¿Cómo formarte a ti mismo?

Por John Chapman “Chappy”.

El 16 de diciembre del año pasado me encontré en facebook con un interesante


artículo, que se reproduce más abajo traducido al español, escrito por John Chapman,
alias Chappy, con el que su autor pretendía responder a algunas cuestiones relativas a
la formación y a los instructores en el combate con armas de fuego. Aunque se haya
escrito en un contexto diferente al nuestro, creo que se puede extrapolar
perfectamente al nuestro. Supongo que no son pocos los que se han preguntado
alguna vez “qué hago o qué tengo que hacer para estar lo mejor preparado que pueda
para hacer frente a cualquier situación táctica”. En el caso de las armas de fuego la
formación resulta muy importante.

Artículo publicado en el número de FEB15 de la revista gratuita Tactical Online)

No creo que formarse consista únicamente en coleccionar cursos. Hay algo, o mucho,
más que hacer, en forma de adiestramiento, pero supongo que se empieza por saber
seleccionar aquellos cursos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Otra
cuestión sería si ¿hace falta salir de España para recibir formación?, pues claro que no
¿o si?

Sin embargo, más importante aún es ser muy cuidadoso a la hora de seleccionar en
manos de qué instructor o formador nos ponemos. Soy de los que cree que un
instructor se hace a sí mismo y no basta con un curso de instructor de tiro. Asimismo,
creo que existe una diferencia entre experiencia y maestría, de tal modo que la
experiencia por sí sola no convierte a nadie ni en experto ni mucho menos en
instructor. El caso es que no resulta difícil encontrar falsos profetas o doctores
liendres, que saben venderse muy bien, aquejados de un tremendo efecto Dunning-
Kruger.

A mi no me parece lógico que alguien sin formación específica ni experiencia


profesional alguna respecto a una determinada materia pueda convertirse en un
instructor decente en dicha materia. Supongo que se puede ser un instructor decente
aunque se carezca de la experiencia profesional adecuada, pero en tal caso dicha
carencia será compensada por una abundante formación específica (Tiger McKee, por
ejemplo). Lo que dudo muchísimo es que alguien pueda convertirse en un instructor
decente si no dispone de experiencia profesional alguna (no ha sido policía, ni militar,
ni vigilante de seguridad privada) ni ha recibido la instrucción y adiestramiento
adecuadas. Me sorprende que haya quien sea capaz (que los hay), o así nos lo quiera
hacer creer (que también los hay), de darle a todos los palos; lo mismo enseña una
cosa que otra, como si tuviera todas las especialidades, que podría ser (y lo es, en
algunos casos).

Afortunadamente no resulta difícil hacerse una idea de la experiencia profesional y la


formación de un determinado instructor, basta echar un vistazo a su currículum. De tal
forma que, antes de ponerte en manos de nadie, verifica su currículum, y muy
especialmente la autenticidad del mismo, porque aquel capaz de engañarte con su
currículum, afirmando que ha sido o ha hecho lo que no ha sido ni ha hecho, con el
ánimo de venderse como buen instructor, ¿qué no es capaz de hacer? ¿qué
credibilidad puede tener? ¿qué garantía tienes de que te va a enseñar lo correcto? Y si
alguien se las da de místico y no va con su currículum por delante, ¿qué tiene que
ocultar? ¿no tiene currículum? ¿no tiene experiencia ni formación? Una vez más,
Internet te puede ayudar a conocer más sobre cualquier cosa, incluido cualquier
presunto instructor, pero contrasta la fuente.

Por otra parte, un instructor no se convierte en decente sólo por su currículum, sino
también por su aptitud docente. Además, un buen instructor intenta enseñar siempre
las tácticas, técnicas y procedimientos (TTPs) más eficaces, que normalmente serán las
TTPs que ofrecen mejores resultados, no sólo eso, sino que además dichas TTPs
quedarán acreditadas en combate y serán acreditadas por el enemigo, que sufrirá sus
consecuencias.

Y todo esto lo digo desde mi ignorancia y dejando bien claro que jamás he asistido a
ningún curso “presencial”, ni de esos de tiro táctico reactivo defensivo policial
dinámico urbano etc., ni de combate con armas de fuego, ni de instructores decentes,
ni de instructores indecentes. Casi todo me ha venido dado de leer, escuchar y
observar desde la distancia, principalmente gracias a Internet, que pone abundante
información al alcance de la mano de cualquiera, desafortunadamente sobre todo en
inglés, porque material didáctico en español hay poco y no todo es bueno.

Te dejo con lo que dice John Chapman respecto a cómo formarte a ti mismo.

John Chapman. 16DIC14.

Sólo porque me lo preguntasteis:

En mis cursos, hago hincapié en la importancia de varias cosas, pero probablemente


las más importantes de todas sean la necesidad de continuar formándote a ti mismo y
la necesidad de formarte con varios instructores diferentes.

FÓRMATE A TI MISMO

En mi opinión, no realizamos un curso para convertirnos en expertos en una materia;


ningún curso de 2 o 5 días puede alcanzar tal objetivo. Vamos a un curso para 1)
adquirir conocimientos sobre diferentes formas de ejecutar técnicas y habilidades, 2)
exponernos a diferentes procedimientos, y 3) actuar bajo la atenta mirada, y recibir
enseñanzas, de un profesional, con el objetivo de mejorar nuestras habilidades,
técnicas y procedimientos.
Cada uno de nosotros tiene unos cometidos diferentes para los que intenta
prepararse. Incluso dentro de cada disciplina (policía patrullero, miembro de una
unidad especial de policía, militar, portador de arma oculta para defensa personal,
preparación para emergencias), los cometidos de cada alumno serán ligeramente
diferentes. No dejo de remarcar que para sacarle el máximo partido a tu limitado
presupuesto y tiempo de formación, cada curso que realices ha de atender un objetivo
de tu plan de formación individual. Obviamente, se entiende que TIENES un plan de
formación individual. Un plan de formación constituye la hoja de ruta de tu evolución,
y resulta absolutamente fundamental para garantizar que realmente estás
consiguiendo algo más que gastar tu dinero para masturbarte en el campo de tiro.

Un plan de formación individual no tiene que ser complicado, pero ha de incluir como
mínimo una clara descripción de tus cometidos, las capacidades necesarias para
cumplir tus cometidos, los procedimientos necesarios para desarrollar las capacidades,
las técnicas necesarias para ejecutar los procedimientos, y las habilidades necesarias
para ejecutar cada técnica correctamente. Si quieres que te prepare un plan de
formación individual porque eres un vago, mándame un millón de dólares y estaré
encantado de prepararte el tuyo.

Una vez tengas ese plan, puedes empezar por el principio: habilidades. Identifica las
habilidades que tienes que desarrollar (pistola, fusil, escopeta, tirachinas, estrellas
ninja, …, lo que sea), y opta por aquellos cursos de formación que más probablemente
atenderán esos objetivos. Cuando ya vayas camino de las habilidades, empieza a
identificar cursos sobre técnicas que encajen en tu plan (tácticas con vehículos, curso
avanzado para portar un arma oculta, casa de tiro, tácticas de equipo, etc.). No
permitas que decaigan tus habilidades, se requiere un mantenimiento en cada nivel. A
continuación (muy posiblemente varios años y muchos cursos más tarde) empieza a
buscar cursos de procedimientos (CQB, visión nocturna, CQB con vehículos, asaltos a
vehículos, rescate de rehenes, etc.). Supongo que ves por dónde voy.

Al planear tu formación de esta forma te aseguras de que mantienes tu “idea general”


individual en mente, y de que no desperdicias un tiempo y unos recursos preciosos.
Recuerda, TÚ eres el responsable de tu propia formación. Sea lo que sea que te enseñe
un determinado instructor en un momento dado sobre su forma de hacer las cosas,
llévatelo a casa y adáptalo como mejor se ajuste a ti. Ningún instructor estará contigo
para guiarte en tu combate con armas de fuego.

FÓRMATE CON VARIOS INSTRUCTORES DIFERENTES.

Dada la amplia variedad de formación individual necesaria para cualquier cometido,


serías inteligente si te formaras con una extensa variedad de instructores y escuelas. La
diversidad de aportes, incluso en las habilidades básicas, te ayudará a ser más eficiente
en tu formación, y te dará cierta perspectiva sobre las complejidades de las múltiples
opciones disponibles.
Además, formarte con instructores de diversas procedencias y experiencia te
proporcionará algunas ideas interesantes, si prestas atención. Cada uno tendrá sus
propias opiniones, basadas en su experiencia personal y en la cultura de la
organización de la que haya salido. Todas las culturas profesionales generan un
conjunto muy sutil de suposiciones que se basan en la experiencia compartida, y eso
puede colarse subconscientemente en la metodología de un instructor. Lo sé por lo
que me toca. No es algo malo, pero si el instructor no se da cuenta y lo contrarresta,
puede llevarle a guardarse en la cabeza ciertos conocimientos de valor simplemente
porque asume (una vez más, subconscientemente) que ya lo sabes.

Yo divido a los profesores de combate con armas de fuego en cuatro grupos


fundamentales según su experiencia profesional: 1) Militares, 2) Policías, 3) Híbridos
(aquellos que han sido tanto militares como policías), y 4) Civiles. Antes de contarte
mis opiniones sobre los diferentes tipos de profesores y en qué destaca cada uno, he
de puntualizar que la buena enseñanza en el ámbito del combate con armas de fuego
no depende del actual o anterior trabajo del profesor. He recibido cursos de personas
que nunca habían sido militares ni policías que constituyeron una formación
absolutamente excelente. Un buen ejemplo de ello es Tom Givens, que me enseñó
más de lo que pensaba que existía sobre el arte de portar un arma oculta. ¿Fue Tom un
combatiente con armas de fuego profesional en el pasado? No. ¿Tiene mucho que
ofrecerle a cualquiera que se prepare para la misión de portar un arma oculta? Claro
que sí. ¿Lo convierte eso en un profesor de combatientes con armas de fuego? Sí.

[NOTA DEL TRADUCTOR: sorprendentemente, en el momento de escribir este texto,


Chappy no sabía que Tom Givens no sólo fue un combatiente con armas de fuego
profesional sino que trabajó durante 25 años como policía y especialista en seguridad
antes de formar parte de RangeMaster a tiempo completo en 1996. Esto podría
deberse a la modestia del Sr. Givens por la que podría no haber alardeado de su
pasado en sus clases, es decir, que ha convencido a Chappy de su valía sin necesidad
de apelar a ningún currículum para impresionar.]

Vayamos a lo que opino sobre estos grupos.

Generalmente los profesores con experiencia militar y en operaciones especiales


proceden de una cultura agresiva con unos estándares muy altos, y están
acostumbrados a tratar con alumnos suficientemente bien motivados, inteligentes y
decididos para continuar su entrenamiento básicamente a tiempo completo. Están
acostumbrados a que sus alumnos adquieran muy rápidamente los conceptos y las
habilidades físicas, y sus metodologías exigen un grado muy alto de buena forma por
parte de sus alumnos. Además los profesores militares también vienen de una cultura
ofensiva. En caso de duda atacan. Esa puede ser una gran mentalidad para enseñar,
salvo cuando no resulta adecuada para la misión.

Los profesores “militares”, según mi experiencia, tienden a hacer un trabajo mucho


mejor que profesores con otro tipo de experiencia profesional en lo que se refiere a la
formación por el liderazgo. Se sienten muy cómodos (en el sentido de que están
acostumbrados a eso) con que las vidas de los hombres que les importan
enormemente dependan de lo que les enseñen. Normalmente esto conlleva un estilo
de liderazgo mucho más apasionado, que le aporta mucho más al alumno que no un
tipo de instructor que sólo manda ejercicios de tiro.

En general, los profesores militares abordan todos los temas del entrenamiento,
incluso las técncias más básicas tales como el manejo del arma, desde una perspectiva
de equipo. Ese constituye un gran punto de referencia a tener en cuenta, como
alumno, pero no es el único.

Los policías, especialmente los patrulleros, abordan las cosas desde la otra cara de la
moneda, al trabajar por si mismos, con ayuda a unos minutos. Además los policías
proceden de una cultura mucho más reactiva y regulada. Cada acción que un policía
lleva a cabo implica responsabilidades y consecuencias legales. Mientras que los
militares se preocupan primero por el cumplimiento de la misión y el bienestar de la
unidad, los policías han de preocuparse por el bienestar ciudadano (daños colaterales)
y las repercusiones legales para el Estado, el cuerpo, ellos mismos y el malo. En
resumen, mientras que la primera prioridad de un military es aproximarse al enemigo y
destruirlo, la primera prioridad de un policía es la seguridad de las partes no implicadas
que le rodean.

Esta cultura tan concentrada en la toma de decisiones de los policías tiene su lado
bueno y su lado malo. Lo bueno es que los policías toman, de media, al menos dos
decisiones en una hora, cualquier de las cuales podría arruinarles la vida o lesionar el
bien común. Esto hace que los policías sean profesores normalmente muy muy buenos
en tomar decisiones importantes, rápidas y continuas, y, lo que es todavía más
importante para nuestros, en enseñarles a otros a hacerlo igual de bien. Lo malo es
que los policías tienden a querer analizarlo todo en un proceso A+B=C. Los mejores
profesores policías dejan atrás este hábito mentalmente vago y aprenden a enseñar a
otros un proceso de toma de decisiones más dinámico basándose en unos principios.

Los profesores policías son buenos en enseñar el uso de la pistola a un gran número de
alumnos apáticos. La pistola, tratándose del arma primaria del policía, se lleva la mayor
parte de la atención del profesor policía. El que un buen profesor policía pueda coger a
un alumno motivado y corregirle rápidamente lo que quiera que sea incorrecto con su
tiro, generalmente antes de lo que lo haría un profesor militar, es porque
sencillamente tiene infinitamente más experiencia en eso.

Donde los profesores policías suelen quedarse atrás respecto a los profesores militares
es en el ámbito de la formación en liderazgo. A los cuerpos de policía les gustan los
procesos y las listas de comprobación. A los tipos de las armas de fuego, policías
motivados, vagos, o sin formación, nunca se les prepara para dirigir o enseñar, son
instructores, que leen uno a uno una lista de ejercicios de tiro y comprueban el
rendimiento de los alumnos respecto a un estándar. Este tipo de instructores no tienen
marco de referencia para corregir a un alumno lentamente, haciendo uso del método
de enseñanza más adecuado para ese tirador en concreto.
En cuanto al profesor híbrido, existe un reducido número de profesores que aglutinan
lo mejor de ambos mundos. Han vivido el mundo militar Y el policial. Estos tipos, según
mi experiencia, suelen ser los profesores más eficaces para la gran mayoría de
alumnos, por obvias razones. Pat Rogers y Paul Howe son los dos mejores ejemplos de
este tipo de profesores que recuerde, y ambos ya estarían en el Salón de la Fama de
nuestro sector, si tuviéramos uno.

Dicho todo esto, ¿existen profesores militares que realizan un gran trabajo de
enseñanza con el alumno que realmente tienen enfrente, le dedican tiempo a conocer
la misión del mismo y ajustan su metodología de enseñanza para atender las
necesidades del alumno? SI. ¿Existen profesores policías que pueden hacer lo mismo?
SI.

Nada de lo que hacemos como profesores en el mundo de las habilidades y las


técnicas, seamos militares, policías, o civiles, es tan especializado como para que un
gran profesor no pueda enseñar eficazmente fuera de su marco de referencia. Lo
hacemos constantemente. Policías y civiles asisten regularmente a los cursos que
imparte Kyle Lamb, Mike Pannone, Pat McNamara, Kyle Defoor, o Larry Vickers, y
obtienen unos resultados muy buenos, positivos y eficaces. Militares se van
regularmente fuera del ámbito militar para recibir formación en habilidades y técnicas,
con similares resultados positivos.

Donde entran en juego las pequeñas diferencias es en los cursos a nivel de capacidad y
de procedimientos. Sin la experiencia personal de haber vivido el entrenamiento y los
despliegues de un soldado de operaciones especiales, ¿cómo puedo yo como policía,
sin importar lo buen profesor que sea, captar totalmente la profundas complejidades,
cultura y supuestos de ese mundo? No puedo. Lo mismo sucede en el caso contrario.

En conclusión, no creo que el que un profesor proceda del ámbito profesional militar o
policial importe realmente en la formación en habilidades y técnicas. Un buen profesor
es un buen profesor, y mientras que se dedique a lo suyo podrás aprender muchas
buenas lecciones de cada uno de ellos.

Te recomiendo que elabores un plan de entrenamiento, que optes por la formación de


calidad basada en tus necesidades y en una progresión lógica, y que mantengas las
habilidades que hayas desarrollado.

Tan sólo son mis dos pesos.En el vídeo How to train yourself [Cómo formarte a ti
mismo], John Chapman explica estos mismos conceptos, lamentablemente sólo
disponible en inglés.

John Chapman, alias Chappy, es un inspector de Policía retirado del norte de California
(EE.UU.) que en la actualidad trabaja como profesional de la seguridad. Además de
policía ha sido responsable de formación, principal instructor de tiro, y responsable de
formación y operaciones SWAT. Antes de hacerse policía, John trabajó en el ámbito de
la seguridad privada, con contratos de formación y seguridad física en el sector público
y en el sector privado. También tiene experiencia en el ámbito de la formación privada,
tras su paso por una importante empresa de formación internacional como Director de
Formación.

John se ha formado con algunos de los mejores instructores del mundo y ha


completado con éxito múltiples cursos de formación en el combate con armas de
fuego a todos los niveles. Además está certificado como instructor de tiro, instructor
de fusil táctico, instructor de municiones no letales e instructor SWAT por la Comisión
sobre estándares y formación policial [Commission on Peace Officer Standards and
Training (POST)] y el Centro Nacional de Formación Policial [(FLETC)], así como
comandante táctico por la Comisión sobre estándares y formación policial (POST).

Chappy es el presidente de LMS Defense, empresa de formación fundada en 2008, que


proporciona una gran variedad de cursos gracias a un exquisito elenco de instructores
con experiencia militar, policial y de seguridad privada. También trabaja como Senior
Global Support Specialist para Steiner Optics (ver vídeo promocional).

Por otra parte, John Chapman es el protagonista de dos de los títulos de la productora
táctica Panteao Productions, en los que aporta sus conocimientos y experiencia como
instructor (lamentablemente sólo disponibles en inglés): Make Ready with Chappy:
CQB Shooting Fundamentals (tráiler) y Make Ready with Chappy: NVG/IR Skill Builder
(tráiler).

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