No creo que formarse consista únicamente en coleccionar cursos. Hay algo, o mucho,
más que hacer, en forma de adiestramiento, pero supongo que se empieza por saber
seleccionar aquellos cursos que mejor se adapten a nuestras necesidades. Otra
cuestión sería si ¿hace falta salir de España para recibir formación?, pues claro que no
¿o si?
Sin embargo, más importante aún es ser muy cuidadoso a la hora de seleccionar en
manos de qué instructor o formador nos ponemos. Soy de los que cree que un
instructor se hace a sí mismo y no basta con un curso de instructor de tiro. Asimismo,
creo que existe una diferencia entre experiencia y maestría, de tal modo que la
experiencia por sí sola no convierte a nadie ni en experto ni mucho menos en
instructor. El caso es que no resulta difícil encontrar falsos profetas o doctores
liendres, que saben venderse muy bien, aquejados de un tremendo efecto Dunning-
Kruger.
Por otra parte, un instructor no se convierte en decente sólo por su currículum, sino
también por su aptitud docente. Además, un buen instructor intenta enseñar siempre
las tácticas, técnicas y procedimientos (TTPs) más eficaces, que normalmente serán las
TTPs que ofrecen mejores resultados, no sólo eso, sino que además dichas TTPs
quedarán acreditadas en combate y serán acreditadas por el enemigo, que sufrirá sus
consecuencias.
Y todo esto lo digo desde mi ignorancia y dejando bien claro que jamás he asistido a
ningún curso “presencial”, ni de esos de tiro táctico reactivo defensivo policial
dinámico urbano etc., ni de combate con armas de fuego, ni de instructores decentes,
ni de instructores indecentes. Casi todo me ha venido dado de leer, escuchar y
observar desde la distancia, principalmente gracias a Internet, que pone abundante
información al alcance de la mano de cualquiera, desafortunadamente sobre todo en
inglés, porque material didáctico en español hay poco y no todo es bueno.
Te dejo con lo que dice John Chapman respecto a cómo formarte a ti mismo.
FÓRMATE A TI MISMO
Un plan de formación individual no tiene que ser complicado, pero ha de incluir como
mínimo una clara descripción de tus cometidos, las capacidades necesarias para
cumplir tus cometidos, los procedimientos necesarios para desarrollar las capacidades,
las técnicas necesarias para ejecutar los procedimientos, y las habilidades necesarias
para ejecutar cada técnica correctamente. Si quieres que te prepare un plan de
formación individual porque eres un vago, mándame un millón de dólares y estaré
encantado de prepararte el tuyo.
Una vez tengas ese plan, puedes empezar por el principio: habilidades. Identifica las
habilidades que tienes que desarrollar (pistola, fusil, escopeta, tirachinas, estrellas
ninja, …, lo que sea), y opta por aquellos cursos de formación que más probablemente
atenderán esos objetivos. Cuando ya vayas camino de las habilidades, empieza a
identificar cursos sobre técnicas que encajen en tu plan (tácticas con vehículos, curso
avanzado para portar un arma oculta, casa de tiro, tácticas de equipo, etc.). No
permitas que decaigan tus habilidades, se requiere un mantenimiento en cada nivel. A
continuación (muy posiblemente varios años y muchos cursos más tarde) empieza a
buscar cursos de procedimientos (CQB, visión nocturna, CQB con vehículos, asaltos a
vehículos, rescate de rehenes, etc.). Supongo que ves por dónde voy.
En general, los profesores militares abordan todos los temas del entrenamiento,
incluso las técncias más básicas tales como el manejo del arma, desde una perspectiva
de equipo. Ese constituye un gran punto de referencia a tener en cuenta, como
alumno, pero no es el único.
Los policías, especialmente los patrulleros, abordan las cosas desde la otra cara de la
moneda, al trabajar por si mismos, con ayuda a unos minutos. Además los policías
proceden de una cultura mucho más reactiva y regulada. Cada acción que un policía
lleva a cabo implica responsabilidades y consecuencias legales. Mientras que los
militares se preocupan primero por el cumplimiento de la misión y el bienestar de la
unidad, los policías han de preocuparse por el bienestar ciudadano (daños colaterales)
y las repercusiones legales para el Estado, el cuerpo, ellos mismos y el malo. En
resumen, mientras que la primera prioridad de un military es aproximarse al enemigo y
destruirlo, la primera prioridad de un policía es la seguridad de las partes no implicadas
que le rodean.
Esta cultura tan concentrada en la toma de decisiones de los policías tiene su lado
bueno y su lado malo. Lo bueno es que los policías toman, de media, al menos dos
decisiones en una hora, cualquier de las cuales podría arruinarles la vida o lesionar el
bien común. Esto hace que los policías sean profesores normalmente muy muy buenos
en tomar decisiones importantes, rápidas y continuas, y, lo que es todavía más
importante para nuestros, en enseñarles a otros a hacerlo igual de bien. Lo malo es
que los policías tienden a querer analizarlo todo en un proceso A+B=C. Los mejores
profesores policías dejan atrás este hábito mentalmente vago y aprenden a enseñar a
otros un proceso de toma de decisiones más dinámico basándose en unos principios.
Los profesores policías son buenos en enseñar el uso de la pistola a un gran número de
alumnos apáticos. La pistola, tratándose del arma primaria del policía, se lleva la mayor
parte de la atención del profesor policía. El que un buen profesor policía pueda coger a
un alumno motivado y corregirle rápidamente lo que quiera que sea incorrecto con su
tiro, generalmente antes de lo que lo haría un profesor militar, es porque
sencillamente tiene infinitamente más experiencia en eso.
Donde los profesores policías suelen quedarse atrás respecto a los profesores militares
es en el ámbito de la formación en liderazgo. A los cuerpos de policía les gustan los
procesos y las listas de comprobación. A los tipos de las armas de fuego, policías
motivados, vagos, o sin formación, nunca se les prepara para dirigir o enseñar, son
instructores, que leen uno a uno una lista de ejercicios de tiro y comprueban el
rendimiento de los alumnos respecto a un estándar. Este tipo de instructores no tienen
marco de referencia para corregir a un alumno lentamente, haciendo uso del método
de enseñanza más adecuado para ese tirador en concreto.
En cuanto al profesor híbrido, existe un reducido número de profesores que aglutinan
lo mejor de ambos mundos. Han vivido el mundo militar Y el policial. Estos tipos, según
mi experiencia, suelen ser los profesores más eficaces para la gran mayoría de
alumnos, por obvias razones. Pat Rogers y Paul Howe son los dos mejores ejemplos de
este tipo de profesores que recuerde, y ambos ya estarían en el Salón de la Fama de
nuestro sector, si tuviéramos uno.
Dicho todo esto, ¿existen profesores militares que realizan un gran trabajo de
enseñanza con el alumno que realmente tienen enfrente, le dedican tiempo a conocer
la misión del mismo y ajustan su metodología de enseñanza para atender las
necesidades del alumno? SI. ¿Existen profesores policías que pueden hacer lo mismo?
SI.
Donde entran en juego las pequeñas diferencias es en los cursos a nivel de capacidad y
de procedimientos. Sin la experiencia personal de haber vivido el entrenamiento y los
despliegues de un soldado de operaciones especiales, ¿cómo puedo yo como policía,
sin importar lo buen profesor que sea, captar totalmente la profundas complejidades,
cultura y supuestos de ese mundo? No puedo. Lo mismo sucede en el caso contrario.
En conclusión, no creo que el que un profesor proceda del ámbito profesional militar o
policial importe realmente en la formación en habilidades y técnicas. Un buen profesor
es un buen profesor, y mientras que se dedique a lo suyo podrás aprender muchas
buenas lecciones de cada uno de ellos.
Tan sólo son mis dos pesos.En el vídeo How to train yourself [Cómo formarte a ti
mismo], John Chapman explica estos mismos conceptos, lamentablemente sólo
disponible en inglés.
John Chapman, alias Chappy, es un inspector de Policía retirado del norte de California
(EE.UU.) que en la actualidad trabaja como profesional de la seguridad. Además de
policía ha sido responsable de formación, principal instructor de tiro, y responsable de
formación y operaciones SWAT. Antes de hacerse policía, John trabajó en el ámbito de
la seguridad privada, con contratos de formación y seguridad física en el sector público
y en el sector privado. También tiene experiencia en el ámbito de la formación privada,
tras su paso por una importante empresa de formación internacional como Director de
Formación.
Por otra parte, John Chapman es el protagonista de dos de los títulos de la productora
táctica Panteao Productions, en los que aporta sus conocimientos y experiencia como
instructor (lamentablemente sólo disponibles en inglés): Make Ready with Chappy:
CQB Shooting Fundamentals (tráiler) y Make Ready with Chappy: NVG/IR Skill Builder
(tráiler).