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UNIVERSIDAD

ello vendrá en la memoria del Ministerio de Re- al estado de presa fácil de los apetitos y de la con-
laciones Interiores, que esta Cámara deberá es- cupiscencia.
tudiar. No quiero prejuzgar cuál sea el contenido y tal vez esta alharaca de la mala fe haya po-
de las razones que aduzca el Ministro de Rela- dido oscurec r el criterio de orientación conci-
ciones Interiores, para los hechos que he citado; liadora, que fue la norma que acogió desde un
pero se me puede permitir que me adelante un principio el actual Jefe del Estado, y que iguió
poco al encuentro de las razones de orden pú- durante algunos meses de su gobierno. ro ay
blico que seguramente serán aducidas. pesimista, y por lo tanto, creo que los pr cedi-
N adie más que yo desea que el orden reine. Yo mientas volverán a correr por el antiguo cauce de
no podría vivir en un país donde no reinara el calma y cordura (y lo digo con todo respeto),
orden, porque no soy hombre de presa. Por otra serenidad y amplia comprensión, que inspiran al
parte, toda nii obra literaria-no la menciono pa- Jefe del Estado; pero hay que estar alertas, por-
ra hacerle propaganda-demuestra que soy un gue es nuestro deber, ante una posible complica-
hombre que desea el orden; y que rinde tributo ción de los acontecimientos que acentúe la re-
a la jerarquía humana cuando es legítima. No gre ión al pasado.
soy un vociferante, no soy un energúmeno, y si y así, me permito exhortar a los Diputados que
mis simpatías están con el pueblo, es porque éste forman la Comisión de Relaciones Interiores, a
representa hoy· la porción sufrida, la porción opri- fin de que estudien con serenidad, con imparcia-
mida por las inj usticias que se han venido acu- lidad, los documentos allí expuestos, de modo
mulando sobre la actual estructura social; pero si que la Cámara, por el informe que ellos presenten,
alguna vez ese pueblo se adueña de la fuerza y pueda orientar la conducta que el deber nos im-
abusa de ella en un régimen dictatorial y despó- pone.
tico, iré contra él, y mis sentimientos estarán
con la p.orción entonces oprimida. (De ((Ahora". Caracas, Venezuela.)
Exhorto, pues, a la Cámara, y especialmente a
los diputados que forman la Comisión de Relacio-
nes Interiores, a que cuando estudi en las razones
aducidas. por el Ministro en pro de las mencio-
nadas medidas, se sitúen en un punto de vista
Lutero Contra Erasmo
humano. Yo, por encima de lo político, que con-
sidero accidental y transitorio, pongo lo humano,
que es, algo sustantivo y permanente. Hay que Por DENIS DE RUGEMONT
tener en cuenta que no era posible que nuestro
país pasara del régimen antiguo (yo no lo llamo
gomecista, porque nunca he creído que Gómez ¿G!UE se sabe de Lutero en Francia? Que rom-
fuera la causa de nuestros males, sino la conse- pió la unidad de la Iglesia. ¿ Pero en qué circuns-
cuencia del largo período de involución hacia la tancias? ¿ Impulsado por qué razones, y obede-
barbarie que venía siguiendo el país, casi desde ciendo a qué fines? Si no queremos atenernos a
los mismos ·comienzos de la República, y que apreciaciones tales como aquella de que era un
culminó en Juan Vicente Gómez por razón natu- "m.onje que quería casarse", sería conveniente
ral; y es de esperar, como sucede en todos los ca- hojear, por lo menos, la sobras principales elel
sos en que culmina un período involutivo o evo- gran reformador. Ahora bien; ocurre-cosa casi
lutivo, que en seguida de la culminación venga increíble-que ni una sola de estas obras ha sido
la decadencia, decadencia que en este caso es la traducida en Francia, no obstante que fueron es-
esperanza para nosotros) era imposible, repito, CJ-itas desde hace cuatro siglos. Unas páginas
que el país pasara de aquel régimen a éste, ini- escogidas, un apéndice a una breve biografía, un
folleto sobre la lihertad cristiana, y las excesiva-
ciado bajo una amplia promesa democrática, sin
mente célebres "Conversaciones de Mesa", abso-
que sobreviniera un período de convulsión de la
lutamente insignificantes, desde el punto de vis-
opinión pública. Este país estaba cerrado al pen- ta de la doctrina religiosa: he aq uí todo lo que
samiento, y tenían que ventilarse aquí ideas que nos es accesible de una obra de la que, sin em-
hace tiempo se están ventilando en el mundo: sim- bargo, se sabe que influyó más que cualquiera
plemente afirmo el hecho de que se agitan en la otra en los destinos de Occidente. (Mi aprecia-
conciencia del mundo, y tenían que ventilarse ción, por supuesto, no implica sino una simple
aquí. Fue con las prisas y la vehemencia de nues- constatación histórica).
tro temperamento, como tuvieron que propagar- Es, pues, merecedor a nuestro agradecimien-
se esas ideas en la superficie de la..conciencia na- to el animoso editor que acaba de tomar a su
cional. Era explicable que espíritus de buena fe cargo la reparación de esta inconcebible laguna.
se alarmaran ante una posible implantación del publicando la obra central de la Reforma Lute-
comunismo en Venezuela. Para mí, nada más rana, bajo el título francés de "Traite du Sed
absurdo; pero es necesarío advertir que, al lado A rbitre". Tal publicación está llamada a prestar
de esa alarma explicable, tenían que congregar- inapreciables servicios, aun cuando solamente se
se las fuerzas vivas cid despotismo, vivas toda- le considere desde el punto de vista de la cultu-
vía, cuyo interés pi'imordial es retrotraer al país ra general, toda vez que nos sitúa en la entraña

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'U ' IVERSIDAD

misma del gran debate Occidental, esto es, el del oposic,ión entre palabra viva y tradición codifi-
pensamiento puro, y el pensamieilto combativo. cada; el sentido de la decisión total entre un sí y
Pone en nuestras manos la pieza capital del pro- 'un no' absolutos, y la negación de todo término
ceso: el acta d~ acusación de ese clérigo vehe- medio entre los reinos del Dios de' la fe y el Prín-
mente que fue Lutero, contra el clérigo desinte- cipe de este mundo; la necesidad del testimonio,
resado que' creyó poder ser Erasmo.· N os per- y del testimonio fiel, confirmado íntimamente por
mite conocer uno de los orígenes históricos de el Espíritu Santo, y fuera de nosotros, por la Es-
esta posición fundamental, de esta discusión se- critura, testimonio que constituye la verdadera
cular, de esta gran tensión espiritual de la que acción del hombre en las manos de- Dios, A este
Europa ha extraído su dinamismo creador: que- respecto no es exagerado ver en el "Traité d,u
remor decir, la oposición entre el testigo respon- Ser{ Arbitre", una especie de compendio--afor-
sable' y el espectador illdepcndiente tunadamente muy poco sistemático-de las posi-
El punto de vista del "clérigo puro"-el de ciones esenciales de la Reforma.
Erasmo-es ya, para todos, suficientemente co- Por cuento a la tesis particular, la negaclOn
nocido. Señalaremos en particular, la brillante del libre albedrío religioso, es decir, del poder del-
biografía, de Stefan Sweig, y además, la ob¡'a re- hombre para obtener la salvación por sus propios
ciente de ese perfecto discípulo de Erasmo: M. estuerzos, no es lugar -éste para discutirla. Ob-
Benda. Dice Erasmo la verdad, pero se lava lue- servaremos tan sólo~ para prevenir la peor in-
go las manos, y se rehusa a aceptar las conse- comprensión, que Lutero no niega la realidad de
cuencias de su verdad; aún más: llega a desear la voluntad. Niega solamente que esta voluntad
que no sobrevengan tales consecuencias. Actitud pueda aplicarse libremente a las cosas q1Íe con-
ésta que los prudentes, no sin apariencía de ra- ciernen a la salvación. La voluntad, dice, forma
zón, se apresuran a aplaudir. ¡Son tántos los crí- parte de nuestra naturaleza, y como tal, no de-
menes que se han cometido a nombre de la ver- sea, sinceramente, sino el pecado. La libertad no
dad, como que más se ha servido el hombre de está en el hombre sino en el acto mediante el cual
ella que servir a la verdad! .. , ¿ La intervención Dios le elige, substituyendo a un destino fatal
personal de Lutero cambiará el curso de las co- una vo¡:ación de orden absolutamente diferente.
sas? Por lo menos, pone calor en el debate, y lo Fatalidad y libertad: el problema no puede
hace trepidante, pues nadie, en mayor grado, en- considerarse como exclusivo de la teología. Se
carnó nunca la voluntad del pensamiento mili- encuentra en la entraña del pensamiento huma-
tante, que este monje pequeño que, en W orms, no. Todo hombre que quiere considerar su exis-
osó levantar la urgente exigencia de su verdad tencia en términos radicales, verdaderamente se-
en acción. rios, se ve constreñido a este dilema, o por mejor
¿ Qué encontrará desde luego en esta obra, qué decir, a la aceptación simultánea de sus dos tér-
es, ante todo, la de un teólogo, un lector profano minos. Como se sabe, el mismo Nietzsche llegó
y poco versado en la problemática cristiana? Sin a una -conclusión paradójica, semejante a la de
duda, un apasionamiento polémico, que puede Lut~o:'a sus ojos la libertad se encuentra en el
halagar en él el gusto por lo pintoresco; pero, conocimiento viril de una necesidad inmutable,
además: un ímpetu genial, la violencia leal de aceptada y amada como tal. Pero esta necesidad,
una certidumbre abrumadora, verdaderamente para Nietzsche, se llama el fatu111" la fatalidad sin
"grave"; de una dialéctica sobria y obstinada que faz del retorno eterno de todas las cosas. Para
va recta al punto decisivo, y que, considerando Lutero es, por el contrario, la Providencia, la
honestamente las objeciones, una a una, concede persona misma de Dios, eternamente activa y
a la tesis adversa todas sus posibiildades, no sin amante. Hay que escoger, ¿ pero, es libre tal elec-
ironía algunas veces y sabe, .por fin, conferir a ción?, volvemos a caer así en el debate entre
la tesis propia la fuerza y la simplicidad de una Lutero y Erasmo. El demasiado prudente huma-
constatación evidente. Desde un punto de vista nista ¿ habría comprendido con toda su íntima
puramente estético, estas cualidades son ya bas- fuerza la realidad de un dilema que sacrifica el
tante raras y, tratándose de Lutero, tan eviden- hombre a la verdad?
tes, que cualquier director, aun rechazando lo
esencial, es decir, la fe de Lutero, se siente cuan- (De "Les N ouvelles Littéraires". París, junio
do menos atraído y subyugado por el estilo, por de 1937.)
el tono de la obra.
Pero no es posible reducir el "Traité du Serf
Arbitre" a una simple disputa con Erasmo. Esta
sólo sirvió de pretexto y comunicó a la obra la
China, País Eterno
verbosidad del monje su acento personal, a la Por A. B E L B o N N A R D
vez irónico y conmovedor.
En efecto, todas las afirmaciones fundamenta- TODO hombre de cierta cultura debería te-
les de la Reforma, se encuentran menciondas aquí ner un buen Atlas sobre su mesa y mirarlo de
por Lutero: la justificación por la fe, que es en vez en cuendo; esto le despertaría ideas sencillas
nosotros don gratuito y obra solamente de Dios; que no es difícil tener, pero que sí es desagrada-
la oposición entre la justicia otorgada por Dios ble olvidar. Consideremos en el mapa la vasta ex-
y la justicia adquirida por nuestros méritos; la tensión de la China; es éste un país, un mundo,

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