Introducción
El presente texto a modo de reseña explica algunas ideas puntuales del sociólogo
polaco Zygmunt Bauman sobre la concepción de la globalización y sus
consecuencias tanto sociales y culturales de nuestra actualidad.
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locales, analiza las expresiones radicales de la polarización: la tendencia a criminal
izar y el papel de la criminalización en la vida errante.
práctica vital y entre sí, y pueden ser teorizados como categorías de estrategia
Las actuales élites globales (pertenecientes a ésa etapa moderna) no enfrentan las
con la comunidad que trabajaba para ellos, pues los fondos actuales son líquidos y
libertad de movimientos del capital, éste último aspecto va y viene mirando sólo el
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interés de los propietarios, no el de las comunidades a donde llega o el de las que
Los únicos límites capaces de hacerse sentir y respetar serían los que el
poder administrativo impusiera sobre la libertad de movimientos del capital y
el dinero. Pero esos límites son escasos, y los pocos que restan sufren
tremendas presiones para que se los borre o elimine (Bauman, 1999 p. 19).
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Como todas las afirmaciones referidas a la condición «humana» —una y la
misma para la totalidad de los seres humanos—, esta no es totalmente justa.
La «interfaz de las terminales de los ordenadores» ha afectado de muy diversa
forma la suerte de distintas clases de personas. Y lo cierto es que sí se puede
separar a algunas personas —en realidad, a muchas— «por medio de
obstáculos físicos o distancias temporales»; esta separación es más
implacable, y sus consecuencias psicológicas son más profundas, que nunca
(Bauman, 1999 p. 28).
De otro lado -asegura Bauman-, el modelo Panóptico vino a reforzarse aún más
como consecuencia de haber pretendido reformar el espacio a partir de los mapas
uniformes y uniformadores que habían sido trazados de manera homogénea por
parte de los arquitectos. Estos proyectistas y urbanistas planteaban una ciudad
utópica que más que representar a las ciudades reales.
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observadores. Es de suma importancia entender que el sinóptico no es el paraíso de
la igualdad y la equidad, significa más bien una sofisticación del poder y la
dominación: El Panóptico obligaba a la gente a ocupar un lugar donde se la pudiera
vigilar. El Sinóptico no necesita aplicar la coerción: seduce a las personas para que
se conviertan en observadores. Y los pocos a quienes los observadores observan
son rigurosamente seleccionados (Bauman, 1999 p. 71).
El Estado nacional ha quedado reducido a ser una instancia policial y coercitiva que
se desvela por los intereses del capital transnacional, a quien tiene que asegurarle
protección y confianza para invertir, ya no a su población, por lo que la globalización
y territorialización son procesos recíprocamente complementarios, son las dos caras
de una misma moneda: la redistribución mundial de la soberanía, el poder y la
libertad para actuar (Bauman, 1999 p. 94).
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Pero jamás se permanece en un lugar el tiempo suficiente para ser algo más que un
transeúnte, para sentirse chez soi. En el mundo que habitamos, la distancia no
parece ser demasiado importante. Como si el espacio fuese una invitación constante
a la negación. La idea del estado de reposo, la inmovilidad, sólo tiene sentido en un
mundo que permanece inmóvil o al que puede atribuirse ese estado; en un lugar con
muros sólidos, caminos rígidos y carteles lo suficientemente firmes para oxidarse.
Uno no puede quedarse quieto en la arena movediza (Bauman, 1999).
Otra de las tesis centrales del capítulo es que Nuestra sociedad es una sociedad de
consumo. Sin embargo, el autor advierte que con respecto a la globalización la idea
de consumo no de la manera de concepción trivial, donde todos los miembros de la
sociedad consumen.
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(Bauman 1999), dicho en un doble sentido. Es evidente que el bien consumido debe
causar una satisfacción inmediata, sin requerir la adquisición previa de destrezas ni
un trabajo preparatorio prolongado; pero la satisfacción debe terminar en seguida,
es decir, apenas pasa el tiempo necesario para el consumo. Y ese tiempo se debe
reducir al mínimo.
Para lograr esto, conviene que los consumidores no puedan fijar su atención ni
concentrar su deseo en un objeto durante mucho tiempo, se debe ser impacientes,
impulsivos, inquietos, que su interés se despierte fácilmente y se pierda del mismo
modo que llegó. La cultura de la sociedad de consumo no es de aprendizaje sino
principalmente olvido. Para el consumidor en la sociedad de consumo, éste último
debe buscar, no encontrar, o mejor, no encontrar todavía es esperanza, llegar es una
maldición (Bauman, 1999).
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Finalmente, sin dejar de lado un análisis de desigualdad en lo que a la elite global
corresponde, goza de una ventaja enorme frente a los que denomina guardianes del
orden: los órdenes locales. Mientras que la elite y la ley del mercado libre son
translocales. Si los encargados de un orden local se vuelven demasiado
entrometidos, siempre se puede apelar a las leyes globales para cambiar los
conceptos del orden y las reglas del juego locales. Y, desde luego, si el ambiente en
la localidad se agita demasiado, siempre existe la opción de partir; la globalidad de
la elite es movilidad, y esta entraña la capacidad de escapar, evadirse. Es decir que
los beneficios de la globalización están encaminados con los intereses de éstas élites
y que ciertas cosas y personas serán globalizantes en la medida que convengan
serlo
Consideraciones finales
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Bauman define que La ambivalencia es un producto colateral que surge en el acto de clasificación; su
surgimiento exige un mayor esfuerzo clasificatorio si cabe. Aunque emerge a partir de este, la ambivalencia
puede ser combatida sólo con un nombre que es todavía más exacto y clases que son definidas con más
precisión; dicho de otro modo, con semejantes operaciones, siempre que se fijen con solidez las demandas
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Así conceptos como territorialización/desterritorialización, localización/globalización,
turistas/vagabundos, movilidad/inmovilidad, son dos caras de la misma moneda,
efectos tan disímiles como interrelacionados y no por eso menos catastróficos ni
desigualadores que los de antaño. Y el autor lo advierte desde sus primeras líneas:
Los usos del tiempo y el espacio son tan diferenciados como diferenciadores. La
globalización divide en la misma medida que une: las causas de la división son las
mismas que promueven la uniformidad del globo (Bauman, 1999 pag. 8).
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Referencias
Giddens, A., Bauman, Z., Luhmann, N., y Beck, U. (1996). Las consecuencias
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