"ALCALDE DE ZALAMEA".

El protagonista es Pedro Crespo, alcalde de Zalamea, en Extremadura, quien recibe

un tercio de soldados alojados en el pueblo, mandados por don Lope de Figueroa.
Uno de los capitanes, don Álvaro, seduce con cédula y palabra de casamiento a la
hija de Crespo, a la cual llega a arrebatar por la fuerza del hogar paterno, y, después
de ultrajarla violentamente, la abandona en un monte, cercano al pueblo.
Pedro Crespo, sabedor de lo ocurrido, se siente padre antes que alcalde, acude en
súplica al raptor para que se case con su hija, y al obtener sólo respuesta jactanciosa
y negativa a la vez, prende al capitán, lo hace casar por fuerza y en secreto, y lo
ahorca después, presentándolo así al rey don Felipe II, que llega al pueblo pocos
instantes después de la cruenta justicia.
Lo que más sobresale en la obra es la pintura de caracteres, y pocas hay en el teatro
castellano que las poseen en tal número y de tan admirable verdad.
El grupo es perfecto y es un verdadero cuadro pintado en plena luz, sin sombra
alguna. La figura de Felipe II, que apenas aparece, es delineada a grandes rasgos,
pero muy bien acentuadas, y su lacónico fallo aprobando el acto de Pedro Crespo,
muestra la realidad de su carácter. El jefe del tercio, don Lope de Figueroa, es
despojado de las guerras de Italia y de Flandes, el; uno de los tipos más exactamente
observados que ha pintado la dramaturgia peninsular; pero Pedro Crespo, el padre-
alcalde, es el tipo más notable do la obra; muestra la enérgica condición del villano
rico, noble de sentimientos, dotado de una humildad profunda con sus mayores en
edad y gobierno.