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11-12-2018

Dos ideas de Lenin y una de Hegel


Francisco Umpiérrez Sánchez
Rebelión

Admiro el pensamiento de Hegel por la riqueza de contenidos, abundancia de formas lógicas y


profundidad. Y admiro a Lenin por su capacidad para cambiar de ideas según cambia la realidad y
por leer y entender el pensamiento abstracto de Hegel de un modo materialista. No admiro, por el
contrario, a aquellos "marxistas" que critican tanto a Hegel como a Lenin con un fondo de
conocimiento más escaso de lo que ellos quieren aparentar, con una más que notable falta de
preparación filosófica y con una arrogancia propia de personas pobres de espíritu.

Las transiciones y los matices

Lenin, en sus Cuadernos Filosóficos, le recrimina a Kuno Fischer que "no muestre al lector cómo
buscar la clave de las difíciles transiciones, matices, flujos y reflujos de los conceptos abstractos de
Hegel". Y a continuación, y refiriéndose a la sección La subjetividad de La Ciencia de la Lógica de
Hegel, vuelve a insistir: "Evidentemente también aquí lo principal para Hegel es señalar las
transiciones". Sin embargo, muchos marxistas siguen pensando que la clave en el pensamiento
dialéctico está en la lucha entre los contrarios y no, como bien señala Lenin, en las transiciones, en
los matices y en los flujos y reflujos. Sin ir más lejos, y en el ámbito económico, muchos
economistas marxistas siguen concibiendo las relaciones entre capitalismo y socialismo
preferentemente como oposición y no como transición. Y en la actualidad, más que nunca, donde
todas las economías del mundo son mixtas, el concepto de transición se vuelve central para la
comprensión del mundo.

El aparente pasado

En la introducción a Lecciones sobre la Historia de la Filosofía, Hegel dice lo siguiente: la historia de


la filosofía "debemos abordarla desde el primer momento por el lado del entronque esencial entre
el aparente pasado y la fase actual a la que ha llegado la filosofía". En esta idea de Hegel se pone
de manifiesto la importancia de los matices en el pensamiento dialéctico. Hegel no habla del
pasado, sino lo matiza: habla del "aparente" pasado. ¿Por qué Hegel al hablar de la historia de la
filosofía habla del aparente pasado en vez del pasado a secas? Supongamos un matrimonio con 60
años que haya comprado su vivienda de nueva construcción hace treinta años. Su vivienda tendrá
30 años, una parte del mobiliario tendrá 20 años y otra 10 años. Sus electrodomésticos tendrán
cinco años y su vestimenta y calzado uno o dos años. Como vemos, todo lo que constituye la vida
material de ese matrimonio pertenece al pasado, pero existe en el presente. Ellos mismo que
tienen 60 años pertenecen al pasado y existen en el presente. Luego si analizamos el entronque de
este matrimonio de su pasado hace 30 años con la fase actual de su vida, comprenderemos que
cuando hablamos de ese pasado, solo será aparente puesto que ese pasado se sigue conservando
en el presente. En este sentido y fortaleciendo esa idea Hegel añade el siguiente juicio: "Pero, bien
mirada la cosa, se ve que lo que nosotros somos hoy lo somos, al mismo tiempo, como un producto
de la historia. O, dicho en términos más exactos, que lo pasado no es más que uno de los aspectos
de la cosa". Así comprendemos mejor lo que significa la expresión "el aparente pasado": cuando
analizamos cualquier objeto o proceso, en general siempre será un producto histórico, de manera

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que el pasado será uno de los aspectos de dicho objeto o proceso.

La mercancía como célula de la sociedad burguesa

Michael Heinrich, en su obra ¿Cómo leer El Capital?, defiende las siguientes tesis: una, Marx inicia
El Capital anunciado que va a analizar la mercancía producida de manera capitalista; dos, la
mercancía producida bajo régimen capitalista supone la existencia del dinero; tres, como Marx
empieza El Capital analizando cómo se intercambian unos valores de uso por otros en las
proporciones más diversas, en ese momento está haciendo abstracción del capital y del dinero, y
cuatro, que esto no lo entiende Lenin cuando afirmó que Marx inició El Capital analizando el
intercambio de mercancías como la relación más básica y cotidiana del capitalismo. ¿Por qué cree
Heinrich que Lenin no entendió lo que ocurre en el inicio de El Capital? Porque en el intercambio de
mercancías en el capitalismo está presente el dinero y en el inicio de El Capital cuando Marx analiza
el valor de cambio no está presente el dinero.

Michael Heinrich confunde varias cosas y no lleva razón cuando critica a Lenin. Las mercancías y el
dinero existían antes que surgiera el modo de producción capitalista. Luego el análisis de la
mercancía es sencillamente el análisis de la mercancía y no el análisis de la mercancía en el
capitalismo, puesto que la forma capitalista de producir la riqueza no modifica ninguna de las
determinaciones de la mercancía. Así que no es cierto que Marx analice la mercancía haciendo
abstracción de su forma de capital y de la existencia del dinero. Hoy cualquier artesano o cualquier
agricultor que trabajen por cuenta propia producen mercancías y no producen capital. Por otra
parte, es fácil superar el velo del dinero. Si una mesa vale 100 euros y dos sillas valen 100 euros,
entonces una mesa vale dos sillas. De manera que no es necesario hacer abstracción del dinero
para analizar la relación de intercambio sin la presencia del dinero.

El Capital de Karl Marx se inicia con la sección primera titulada Mercancía y dinero. Y el tercer
apartado de esta sección, titulado la forma del valor o el valor de cambio, tiene cuatro
subsecciones: A) Forma simple del valor; B) Forma desarrollada del valor; C) Forma general del
valor; y D) Forma dinero. Dicho de otro modo: en esta sección Marx explica cómo se transforma la
mercancía en dinero. En la forma simple del valor, en el trueque, cuando, por ejemplo, un metro de
tela se cambia por 1 kilo de trigo, 1 kilo de trigo está en la forma de valor equivalente individual. Y
la forma de valor equivalente aunque sea individual es la forma embrionaria del dinero. No tiene
sentido oponer la forma equivalente del valor individual que se da en el trueque a la forma dinero,
puesto que la primera es la forma embrionaria de la segunda o la segunda es la forma desarrollada
de la primera. Así que cuando Lenin afirmó que Marx inició El Capital analizando el intercambio de
mercancías como el acto más habitual y cotidiano del capitalismo tenía toda la razón. El Capital se
inicia con el estudio de la transformación de la mercancía en dinero. Lo que sucede es que Heinrich
confunde el inicio de El Capital, esto es, la sección titulada Mercancía y Dinero, con el inicio de
dicha sección. Y aunque sea cierto que el inicio de esa sección empieza con el trueque directo,
como una de las mercancías que se intercambia está en forma de equivalente individual, dicha
forma de equivalente individual es la forma embrionaria del dinero. Así que no es cierto que en ese
momento del análisis Marx haga abstracción del dinero, todo lo contrario, desde el inicio del análisis
el dinero está presente aunque en forma embrionaria, esto es, en forma de equivalente individual.

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En su obra Sobre el problema de la dialéctica, Lenin formula la siguiente idea: "En El Capital Marx
analiza primero la relación más simple, más ordinaria y fundamental, más común y cotidiana de la
sociedad burguesa (la mercancía), una relación que se encuentra miles de millones de veces, a
saber el intercambio de mercancías. En este simple fenómeno (en esta "célula" de la sociedad
burguesa) el análisis revela todas las contradicciones (o los gérmenes de todas las contradicciones)
de la sociedad moderna. La posterior exposición nos muestra el desarrollo (a la vez crecimiento y
movimiento) de esas contradicciones y de esa sociedad en la sumatoria de sus partes individuales,
de su comienzo a su fin".

Sin lugar a dudas, una cita maravillosa esta que nos expone aquí el Lenin de siempre,
expresándose de manera fluida y certera, captando como nadie la esencia del pensamiento
dialéctico: el desarrollo y movimiento de las partes que constituyen el ser. Señalando ese hecho
que se da miles de millones de veces en la vida cotidiana en la sociedad capitalista, cuando
cobramos el sueldo, cuando compramos en el supermercado, cuando comemos en un restaurante,
cuando viajamos, en suma, el intercambio de mercancías. No es nada acertada esa objeción que le
hace Heinrich a Lenin acerca de la naturaleza del intercambio y el papel del dinero. Puesto que el
intercambio entre mercancías y dinero que se da en el capitalismo no es más que el intercambio
entre las mercancías particulares y la mercancía general (el dinero).

Blog del autor: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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