Cátedra de Estrategia
Monografía
Público
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RESUMEN
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1 CAPITULO 1- PROBLEMA....................................................................................5
2 CAPITULO 2- OBJETIVOS..................................................................................25
Página 3 de 77
4 CAPITULO 4- METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN UTILIZADA: ...................55
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................................. 62
CD INTERACTIVOS.......................................................................................................................................... 64
ANEXOS...............................................................................................................65
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1 CAPITULO 1- PROBLEMA
1.1 IDENTIFICACIÓN DEL TEMA A INVESTIGAR:
1
ARÓZTEGUY, Abdon. (1889). “La Revolución Oriental”. Editor Felix Lajouane. Buenos Aires. Tomo I,
Introducción, Pág.III y IV.
2
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. (1999). “Crónica General del Uruguay”, Edición
Banda Oriental. Volumen III. Pág.383.
3
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I, Introducción. Pág. X.
4
Instituto Militar de Estudios Superiores, (2006). “Material Bibliográfico de Historia Militar para el modulo a
Distancia del Curso de Capacitación y Perfeccionamiento de Jefes”, Montevideo, Uruguay. Pág.64
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“Los conocimientos de la parte superior de la guerra, no se adquieren más
que por los estudios de la misma guerra, de las batallas, de los grandes Jefes y
por la experiencia”.5
En oportunidad de pronunciar aquel famoso consejo que diera a sus
generales cuando les recomendaba que hiciesen la guerra como Alejandro,
Aníbal, César, Gustavo Adolfo, el Príncipe Eugenio y Federico:
”Leed la Historia de sus ochenta y tres campañas. Volved a leerlas y
formaos en su ejemplo. Ese es el único camino para llegar a ser un gran General
y dominar los secretos del arte de la guerra”. 6
En cuanto a la finalidad del estudio de los hechos históricos desde el punto
de vista militar, Federico el Grande de Prusia expresaba:
“Yo estudio toda clase de historia de militares, desde César en las Galias
hasta Carlos XII en Poltawa. Estudio con todas mis fuerzas y hago todo lo posible
para adquirir los conocimientos que me son necesarios para resolver dignamente
las cuestiones correspondientes a mi cargo; en síntesis, trabajo para hacerme
mejor y para llenar mi espíritu con todo lo que el pasado y la época actual ofrecen
como ejemplos esplendorosos…..El hombre de leyes, el político y el guerrero,
que han recurrido a la historia han aprendido la conexión que las cosas del
presente tienen con las cosas del pasado. Ellos adquirieron también en la historia
una experiencia previa”. 7
5
Instituto Militar de Estudios Superiores, Ob. Cit. Pág. 66.
6
Ibidem.Pág. 66
7
Ibidem.Pág.65
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Sanidad, Transportes y Asuntos Varios, en la llamada Revolución de las Lanzas a
partir del 5 de marzo de 1870 hasta que se firma en San José, el 6 de abril de
1872 el tratado de reconciliación, llamada “Paz de Abril”.
En el Área de Administración de Personal, analizar los recursos humanos.
Es de interés, para la Fuerza, el hecho de ver cuáles fueron los diversos
métodos utilizados por las fuerzas revolucionarias para la obtención de los
recursos logísticos y humanos existentes en nuestro país.
Se considera en esta investigación, la viabilidad del estudio, por la
importancia que existe en nuestro Ejército de conocer las fuentes de recursos
logísticos y humanos utilizados por los partidos políticos fundacionales, durante
nuestro Proceso Histórico.
Es necesario el estudio de la historia militar, porque extrayendo experiencias
sobre los conflictos, podemos aprender el vínculo que los acontecimientos
pasados tienen con los del presente.
Muchas son las oportunidades, que hablar de conflictos bélicos acaecidos
entre los partidos políticos fundacionales, nos lleva a que tratemos de dejarlos de
lado, por no tener la capacidad de analizar en forma separada, el sentimiento, de
la razón, como al respecto expresa el escritor Abdon Arózteguy:
”Hay mucha gente que piensa que cuando se trata de cuestiones
relacionadas con los partidos tradicionales, que ellas deben ser relegadas al
olvido ó ser implacablemente condenadas a perpetuo silencio, como si fuera
posible desconocer que las enseñanzas del pasado tienen que servir de fuerza
moderadora para marcar nuevos rumbos al porvenir de los pueblos y para
apartarlos de los errores y de las faltas cometidas en los primeros tiempos de su
existencia autonómica”. 8
Criterio de Factibilidad:
Se posee sobre el tema documentación de la época en que tuvo lugar la
guerra civil de 1870, así como una amplia información bibliográfica, muchas de
las cuales son relatadas por participantes de la misma, tanto por parte del
Gobierno como de los revolucionarios.
8
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I, Introducción. Pág. I.
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Criterio de Antecedentes:
La lectura de numerosas fuentes como la documentación de ambas partes,
ha permitido determinar que existen referencias en autores nacionales y
extranjeros en forma general, pero el tema propuesto aún no ha sido abordado
desde el punto de vista de la administración militar, como tampoco se ha
presentado el análisis en un solo documento.
Se ha buscado material bibliográfico en diferentes Bibliotecas, la Nacional,
la Universidad Católica, la Escuela de Guerra de la Armada, Departamento de
Estudios Históricos y la del Instituto Militar de Estudios Superiores; no
encontrándose ningún documento (libros, escritos, monografías, tesis, etc.) que
abarquen el estudio de la Administración Militar, en particular la Logística y la
Administración de Personal, con el enfoque que se ha investigado en este
trabajo.
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Las elecciones legislativas de 1867, con la abstención de los Blancos, se
consagra amplia victoria del Coloradismo popular. Es importante comprender el
significado de las abstenciones electorales en el siglo XIX, porque es una forma
de protesta ante comicios viciados y a la vez deslegitiman el proceso electoral. Es
además un fuerte indicio, que una vez cerradas las vías pacíficas, se preparan
para la revolución.
Una semana antes de la Asamblea que debía elegir nuevo Presidente de la
República, se produjo la sublevación del Batallón de Infantería “Libertad” al
mando del Coronel Fortunato Flores y su hermano Eduardo contra su padre, el
Brigadier General Venancio Flores.9
Fueron dueños momentáneamente de Montevideo, teniendo como
prisionero al Ministro de Guerra, el General Lorenzo Batlle. Luego de sofocada
dicha sublevación, el Batallón quedó disuelto y los hijos del General fueron
desterrados. 10
Tres días después, el 10 de febrero de 1868, Timoteo Aparicio partiendo
desde Concordia (República Argentina), ataca la ciudad de Salto para apoderarse
de la misma, al frente de 100 hombres, con la consigna de:
“¡Viva Urquiza!, ¡Viva el Paraguay!”, lo que al no lograr su objetivo, se
refugia en la Provincia de Entre Ríos.11
Durante la instalación de la Asamblea General bajo la Presidencia de don
Pedro Varela (candidato del Brigadier General Venancio Flores, el cual había
aportado la fortuna personal -lograda honestamente desde joven llegando a ser
gerente del Banco Montevideo- para la llamada “Cruzada Libertadora”12); el ex
Presidente Bernardo Berro planeaba apoderarse de las armas (lo cual no pudo)
que fueran presentadas como señal de acatamiento a la Representación Nacional
soberana por parte del Batallón Constitucional (nueva designación del Batallón
“Libertad” luego de la sublevación de los hermanos Flores mencionada
anteriormente) al mando del Tte. Cnel. Eduardo T. Olave, según era su
9
REYES ABADIE, Washington. (1989) “Historia del Partido Nacional”. Ediciones de la Banda Oriental.
Montevideo. Uruguay. Cap. 10, Pág. 57.
10
PIVEL DEVOTO, Juan. (1994). “Historia de los Partidos Políticos en el Uruguay”. Cámara de
Representantes. Montevideo. Tomo II, Pág. 139.
11
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.364.
12
PIVEL DEVOTO, Juan. Ob. Cit. Pág. 139.
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costumbre. Dicha conjura preveía la acción combinada de seis grupos armados
que atacarían simultáneamente distintos lugares de la ciudad y el secuestro de
determinadas personas del régimen, entre ellos el Brigadier General Venancio
Flores.13
Como consecuencia de estos sucesos y las pasiones partidarias que se
vivían a consecuencia entre otras, de la Hecatombe de Quinteros, ocurrida en el
año 1858 y la Toma de Paysandú en 1865, con el posterior asesinato del General
don Leandro Gómez; son asesinados los ex Presidentes de la República, el
Brigadier General don Venancio Flores, y su principal opositor don Bernardo
Prudencio Berro.
El horizonte se tiñe de rojo por las matanzas que continuaron en Montevideo
y los departamentos de la campaña, de todos aquellos que se encontraban
vinculados a la revolución de 1868 que lanzara el Partido Blanco, sino también a
sus dirigentes y simpatizantes. A esto, se le sumaba una mala interpretación de
un telegrama cursado a los Jefes Políticos, por parte del Presidente de la
República don Pedro Varela:
“Mataron a nuestro querido General Venancio Flores; reúna a la gente y
véngase”, cuya última palabra fue trasmitida como “vénguese”.14
El primero de marzo del mismo año, es elegido como Presidente de la
República quién había actuado por los últimos tres años como Ministro de
Guerra, el General Lorenzo Batlle, de ideas Conservadoras y contrario por
principio al Caudillismo. Esta elección se disputó entre candidatos del Partido
Colorado, el ala “Caudillistas” y los “Conservadores” o “Liberales”; debiendo
enfrentar a los principales caudillos del partido, como lo eran los Generales José
Gregorio Suárez, Francisco Caraballo y el Coronel Máximo Pérez.15
Como Presidente de la República, el General Lorenzo Batlle, excluye
totalmente al Partido Blanco y pronuncia el comentado discurso al asumir la
Presidencia, donde expresa su intención de gobernar con y para el Partido
Colorado:
13
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.363.
14
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.366.
15
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.362.
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”Propenderé a la Unión del Partido Colorado, gobernando con los hombres
más dignos de este Partido, sin exclusión de matices y sin exigir otra cosa para
los cargos públicos que el patriotismo, la capacidad y la honradez”.16
A pesar de sus intenciones, reflejadas al integrar su primer Cuerpo
Ministerial, en el que designó representantes de todas las tendencias internas de
su Partido: caudillistas y conservadores o liberales; comenzó su mandato con
graves problemas al designar los Jefes Políticos de los departamentos del interior
y con la adaptación del curso forzoso en el sistema bancario.
La expulsión del Gobierno del Partido Blanco por parte de la Revolución del
Brigadier General Venancio Flores con la intervención brasileña-bonaerense,
llegando a “acorralarlos”, según nos relata el testigo presencial y cronista de
aquellos sucesos, Abdón Arózteguy:
“Era necesario ser muy terne y muy quebrallón (valiente y pendenciero) para
asistir a algunas carreras o a la pulpería cuando había algunas jugadas del truco
o a la taba, tan de agrado de nuestros paisanos”.17
“Les estaba completamente vedado concurrir a fiesta o reunión alguna…
Bastaba que una persona cargara un poncho celeste y blanco, o un chiripá o
pañuelo de golilla con estos colores, para que fuera considerado enseguida como
blanco y tratado peor que un criminal”.18
Sumado a la abstención y posterior no reconocimiento por parte de los
Blancos de la legitimidad de las elecciones, consideradas fraudulentas, la crisis
económica, la postura del Presidente de “Gobernar con y para su partido”19, trajo
como consecuencia la de organizar una invasión y revolución, procurando la
conquista del poder por las armas.
Si bien la mayoría de los revolucionarios pertenecían al Partido Blanco, la
misma no se realizó como parte del partido, acorde a lo que expresan los Jefes,
en un documento en setiembre de 1870, poniendo de relieve los propósitos que
los animaban:
16
PIVEL DEVOTO, Juan. Ob. Cit. Cap. 2, Pág.143
17
AROZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XII. Pág. 247
18
Ibidem. Tomo I. Cap. XII. Pág.246
19
PIVEL DEVOTO, Juan. Ob. Cit. Cap. 2, Pág.143
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“…La bandera que levantamos, es de la Nación; no la bandera de ningún
partido exclusivista, símbolo de aspiraciones que, si tuviera razón de ser, no
deben de imponerse a las generaciones que van sucediéndose, y de cuya vida
activa y vigorosa tiene tanto que esperar la patria…”.20
Completando un cuadro de crisis general, tenemos al Partido Colorado en el
Gobierno dividido (ala doctoral y caudillista), los Blancos en el destierro exilados,
por lo que todo estaba como para que la guerra civil comenzase. El número de
emigrados era superior a cinco mil según estimación de un censo de 1869.21
Solo faltaba quién se dispusiese a comenzarla y esto sucedió cuando en la
madrugada del 5 de marzo de 1870, el General Timoteo Aparicio con cuarenta
hombres cruzaba el Río Uruguay por el paraje denominada Rincón de Mendoza,
arriba de Federación y debajo de la barra de Río Arapey. Desde su campamento
en marcha ese mismo día, fechaba una proclama, que comenzaba diciendo:
“Compatriotas: después de cinco años de persecuciones, de ostracismo, de
martirios, tomamos las armas respondiendo a vuestros votos, inspirados por el
sufrimiento de la patria…”.22
La primera consecuencia de la Revolución fue la unificación del Partido
Colorado y el regreso de muchos correligionarios que se habían ido por su
oposición al Gobierno.23
Junto al General Timoteo Aparicio, actuaban figuras de significación como el
caudillo colorado Brigadier General Anacleto Medina, Soldado de la
Independencia (ejecutor de colorados conservadores en la “Hecatombe de
Quinteros”); los Coroneles Ángel Muniz, Lesmes Bastarrica, Julio Arrúe, Ignacio
Mena, José María Pampillón, Juan P. Salvañach, Jerónimo Amilivia y varios
sobrevivientes de los defensores de Paysandú.24
20
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Introducción. Pág. XI
21
REYES ABADIE, Washington. Ob. Cit. Cap. 11, Pág. 62 y 63.
22
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Cap.II Pág. 12 y 13
23
PIVEL DEVOTO, Juan. Ob. Cit. Cap. 2, Pág.160
24
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.380.
Página 12 de 77
1.3.2 Situación Económica
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totalmente al margen de esas contingencias, los grandes retiros de capital (oro)
por parte de los que emigraban a causa de las persecuciones políticas y los
conflictos bélicos internos, llevaron casi a la quiebra del Banco Mauá. El que
salvó su existencia gracias a una disposición del Gobierno por la que se permitía
el curso forzoso, vulnerando la ley que en 1854 había permitido la organización
de Bancos en el país y que establecía que la emisión no podía superar el duplo
del encaje bancario. (Aunque en su inicio el Banco de Mauá fue autorizado a
emitir hasta el triple de su encaje y el Banco Comercial hasta el doble). Más otra
acción produjo el citado Banco, o mejor dicho su propietario, en su desesperación
negoció sus títulos de deuda interna en Londres, transformándola y dando origen
a la “deuda externa” (1865).25
Estas disposiciones y problemas financieros, generarían conflicto entre dos
posiciones, se denominarían “Oristas” quienes sostenían solo la emisión de
billetes con el correspondiente encaje de oro, y “Cursistas” quienes propugnaban
por una libre emisión de billetes.26
En 1865 se promulgó como lo definiera Eduardo Acevedo “el primer
reglamento orgánico de Bancos” y eso trajo una proficua instalación de
organizaciones bancarias de diferentes tipos que se sumaron a los existentes
Bancos Mauá y Comercial y al primer Banco Extranjero (Banco de Londres y Río
de la Plata, 1865), se agregaron los Bancos Montevideano (1865), Navia, Italiano
(1866) y Oriental (1867).27
La prórroga tan discutida del curso forzoso, apoyada por los caudillos con
fines exclusivamente políticos y combatido por los liberales en nombre de los
sanos principios económicos llegó a su fin. El Banco de Mauá y ocho pequeños
Bancos que resultaron prontamente enriquecidos por préstamos a corto plazo al
propio Estado, tuvieron que clausurar sus puertas con graves consecuencias para
los tenedores de billetes de esas entidades.
25
RODRIGUEZ, Julio C. (1969). “Los grandes negocios”. Editorial Arca. Enciclopedia Uruguaya N ° 29.
Montevideo, Uruguay, Pág. 176.
26
RELA, Walter. (1999). “Uruguay Cronología Histórica Anotada”. Editorial Alfar. Volumen 6. Montevideo.
Pág. 85.
27
RODRIGUEZ, Julio C., Ob. Cit. Pág. 177.
Página 14 de 77
Pero confirmando la inestabilidad reinante desde un principio en el Gobierno
de Lorenzo Batlle, el 16 de julio de 1868, volvía a permitir la emisión de billetes
por los bancos que acreditaran solvencia ante una comisión creada al efecto. Y
en este estado de cosas se culminaba con una década que insinuó dar
estabilidad el país, pero terminó sumiéndolo en una profunda crisis.
Los años que van desde 1865 a 1867 beneficiaron a los grupos
económicos, empresarios, prestamistas, dueños de la riqueza Montevideana a
causa de la política bélica. El puerto era un cabotaje obligado desde el Imperio
del Brasil a la martirizada tierra Paraguaya; siendo excelente el superávit del
momento.
El campo seguía dando los buenos dividendos de siempre, ahora,
aumentados por una paz transitoria. Las ventas de tierras que se vieron obligadas
las viejas familias patricias, debido a los apremios que debieron pasar durante la
Guerra Grande, se le agregó, la baja en los precios de cotización de los campos.
Esto llevó a que nuevos inversores se hicieran cargo de la tierra e
impusieran nuevas normas de trabajos, dado que por las causas expuestas,
emigrantes europeos que trajeron nuevos valores consigo, como el ahorro o que
supieron ahorrar con sus trabajos artesanales durante los tiempos de
beligerancias, accedieron a grandes parcelas que les permitieron desarrollar
fuertes empresas agropecuarias. (Para mayor información ver el anexo 1,
entrevista N ° 3 al Profesor Enrique Mena Segarra).
También el impulso urbano fue arrollador, la Ciudad de Montevideo se
extendió y los pobladores se aventuraron a construir audazmente desde la Plaza
Independencia hacia los pueblos del Cordón, la Aguada y la Unión en forma
radial.28
28
PIVEL DEVOTO, Juan. Ob. Cit. Pág. 129.
Página 15 de 77
Las escuelas públicas se estima que alcanzaban al número de 42 en
Montevideo con 5000 alumnos y 101 en todo el país, llegando a 15000
educandos en total.29
La población de la República tenía en 1870 trescientos treinta mil
habitantes, contra trescientos ochenta y cuatro mil, en 1868, una baja de
cincuenta y cuatro mil habitantes, imputable a la crisis comercial de los años
anteriores. 30
1.3.4 Situación Militar
29
RELA, Walter. Ob. Cit. Pág. 52.
30
ACEVEDO, Eduardo. (1933). “Anales Históricos del Uruguay”. Casa Barreiro y Ramos. Montevideo. Tomo
III, Pág. 561
Página 16 de 77
un fuerte Ejército, que como “División Oriental” parte de Uruguay a los efectos de
integrar las fuerzas en la Guerra de la Triple Alianza contra la República del
Paraguay.
A partir de esta reorganización de las fuerzas, los mandos y cargos
principales van a ser ocupados por partidarios de la divisa colorada y casi la
totalidad, seguidores del Brigadier General Venancio Flores. El cual desde los
diferentes alzamientos que propiciara y acciones bélicas en que participara, se
comenzará a gestar una nueva generación de Jefes y Oficiales, que tras su
participación en la Guerra del Paraguay, incorporarán disciplina, mandos
experimentados, moral alta y fuerte cohesión al Ejército.
En el comienzo, la Revolución fue muy poco considerada por las esferas
oficiales. Como ejemplo de ello, vemos una carta del Coronel Gregorio Castro,
Jefe Político de Salto al Gobierno de Montevideo:
”…Según las noticias de Entre Ríos, referidas por mis amigos, la invasión
de Benítez y Aparicio la componen un puñado de locos; así puede suponerse que
sea este el segundo acto de descabellamiento y que concluya como la célebre
invasión a esta ciudad en febrero de 1868…” 31
El Poder Ejecutivo, designó Jefe del Ejército en Operaciones al sur del Río
Negro al General José Gregorio Suárez y del Ejército del norte del citado Río, al
General Francisco Caraballo. Se estima que los efectivos alcanzados por las
tropas regulares, luego de cumplida la movilización y enrolamiento general,
oscilaba en unos catorce mil hombres, que se organizaban especialmente
integrando cuadros en las armas de Infantería, Caballería y Artillería, contando
con servicios y maestranza necesaria.
La Revolución se dividió en tres cuerpos, a saber: Vanguardia, Ejército del
Norte y Ejército del Sur. Al primero lo mandaba el General Ángel Muniz, se
componía de las divisiones procedente de Minas, Maldonado y Cerro Largo. La
del Norte, bajo las órdenes del General Inocencio Benítez, lo formaban las
divisiones de Tacuarembó, Paysandú y Salto. Y el último, cuyo Jefe era el
Brigadier General Anacleto Medina, compuesto de las divisiones de San José,
Colonia y Mercedes.
31
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap.II, Pág.17.
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El General Medina, marchó siempre con la gente del General Timoteo
Aparicio, General en Jefe de todo el Ejército, consistiendo en las divisiones de
Durazno, Florida y Canelones, y toda la Infantería y Artillería, mandada la primera
por el General Bastarrica y la última por el Coronel Maza. Complementada por un
escuadrón escolta para cada uno de los Generales Aparicio y Medina.32
Los grados del Ejército revolucionario fueron reconocidos retroactivamente a
la fecha de la invasión al declararse la Paz de abril de 1872.
1.3.5 Trasmisión, Comunicaciones y Transportes
32
Ibidem. Tomo I. Cap.XII, Pág.233 y 234
33
BARACCHINI, Hugo. (1978) Historia de las Comunicaciones en el Uruguay. Universidad de la República.
División Publicaciones y Ediciones. Introducción. Pág. 5
Página 18 de 77
“…Son las siete y acabamos de llegar a Solís Chico, a medio día estaremos
en Pando…”.34
Las carretas que transportaban cueros y lanas podían tardar un mes y la
carga máxima que podían trasladar era de 1500 kilogramos. El ganado fluía a los
saladeros por sus propios medios y daba vida a la actividad de un personal
especializado en su conducción, el tropero. La agricultura, en cambio, no era
mucha por no existir alambrados, dependía de la pesada y costosa carreta por lo
que únicamente se desarrolló en torno a las ciudades más consumidoras.
La carreta era utilizada para el transporte de mercancías, (especialmente
comerciantes y pulperos); en particular las tradicionales cargas de cueros, que se
sumarán en el transcurso de la década 1860-70 crecientes volúmenes de lana.
Estas carretas viajaban en caravanas, desplazándose solo de día por la
condición de los caminos y por carecer de medios para ver los lugares por los
que transitaban. Aprovechando la noche para descansar, hombres y bueyes.
En Montevideo los nuevos ricos procuraron que las comunicaciones
mejoraran, pavimentando varias calles de la ciudad, el tranvía de caballos llegó a
la Unión y al Paso de Molinos haciendo que las noticias lograran mayor difusión,
dejando de depender en su exclusiva trasmisión por los Chasques o Estafetas.
Entre 1869 y 1872, entraron a la ciudad de Montevideo, plaza “Artola” que
actualmente es la de los “33 Orientales”, un promedio de 21.000 carretas que
trasportaron más de 9 mil kilos de lana, charque, cueros y otros productos.
Cuando llega el ferrocarril no podrá competir con las carretas, no solo por el
escaso kilometraje que cubrían las vías férreas, sino también porque era más
caro.
La importancia que tuvo la carreta como medio de transporte, resulta muy
ilustrativo en un párrafo que escribe Horacio Arredondo:
”Si, sirvió para todo: condujo las vituallas del ejército, sus municiones, alojó
y transportó al más cercano hospital de sangre a los heridos caídos en las luchas
habidas en el país desde la independencia hasta en las civiles; introdujo hasta el
más recóndito y lejano rincón de la campaña el arado, las semillas, los
34
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap.XI, Pág.213
Página 19 de 77
elementos de progreso que dieron adelanto a la nación y hasta llevó los primeros
durmientes y los primeros rieles del ferrocarril. Condujo…..los ladrillos, la piedra,
la cal, el adobe, la paja de las quinchas, los horcones, soleras y cumbreras, las
puertas y las ventanas de todos los tipos de habitación rural y aun de las
ciudades en sus primeros pininos como urbes, y, retornaba de los campos, día a
día, año a año, con lluvias y con secas, con fríos intensos o con soles
abrasadores, plena de los productos de la tierra para mercar: los cueros y la lana,
el trigo y el maíz…..A que seguir , si la lista sería inmensa y abarcar todo lo
susceptible de comerciar”.35
Desde 1828 existía un nuevo sistema de comunicaciones, celebrando el
primer contrato para el sistema de postas a caballo, donde serán inembargables
los carruajes y caballos que integren el sistema de postas. Solo podrán ser
usados por el estado en el caso de que algún urgente servicio del mismo así lo
exija. 36
En relación a los chasques el sistema de postas a caballo, fue una radical
mejora técnica en el enfoque global de transporte y comunicación terrestre. Estos
medios se basaban en el transporte a tracción a sangre: caballos y carretas
tiradas por bueyes.37
Se organizaban en caravanas, a consecuencia de la inseguridad de la
campaña, resultante de la ausencia de un efectivo dominio del territorio por parte
del Gobierno, asentado esencialmente en los centros urbanos. A partir de 1860
comienza una mejora tecnológica importante para la época, donde se va dejando
las Postas a caballo por Postas de diligencia”, en que los pasajeros gozan de
mayor comodidad, como también mejora el transporte de objetos. En este año se
firma el primer contrato de estas postas con la “Compañía de Mensajerías
Orientales”, que ya atendía muchas carreras al Interior y se complementa en todo
el territorio con postas a caballo. En 1872 unían Montevideo con diferentes
pueblos de la campaña, por ejemplo llegaba a Artigas en cuatro días. Muy preciso
en cuanto a la periodicidad de las carreras a establecerse, aunque no en los
recorridos, las Postas a caballo solamente se emplearán a nivel local, en
35
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág. 333
36
BARACCHINI, Hugo. Ob. Cit. Pág. 41
37
Ibidem. Pág. 40
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trayectos cortos y de frecuencia variable, no comprendidos en este sistema de
Postas de diligencias.
Sobre las diligencias en la entrevista al Tte. Cnel. Herrera, relata una
anécdota de esa época:
“Estas diligencias tenían boletos de primera y segunda clase, según nos
cuenta el Doctor Elías Regules, donde la diferencia se encontraba cuando se
empantanaba y tenían que bajar a empujar los que tenían boletos de segunda
clase”.
Este servicio de Diligencias fue un aporte tecnológico considerable en
beneficio del usuario, que dispone de un medio de comunicación de mayores
comodidades y de mejor defensa ante las inclemencias del tiempo. Aunque se
mantiene la inseguridad individual del viajero, ante la eventualidad de un ataque
por los salteadores del camino. Se promueve un mejoramiento de las rutas y
construcción de puentes por ser de un manejo más delicado que las carretas.
En cuanto a la procedencia de los vehículos, existían varios talleres donde
se construían carruajes para el transporte colectivo, sobre eso nos señala
Horacio Arredondo:
”Al principio las diligencias de construcción extranjera (en especial
norteamericana) se importaron muy de vez en cuando. Para suplantarlas solían
emplearse “breaks” grandes, a los que se les reforzaba el techo para la
colocación de los equipajes y se les adosaba junto al pescante un asiento; pero
esto de la baca y el exceso de peso (que se arreglaba colocándoles nuevas y
más numerosas hojas a los elásticos) no tenían la compensación en el buen
equilibrio del vehículo, que construido para otros fines, con la desproporción del
volumen y peso en lo alto resultaba volcador. Fue por eso que los primeros
carruajes venidos del exterior, especialmente construido para el transporte
colectivo y que por miles circulaban en Norteamérica y Europa, tuvieron excelente
acogida en el país y se copiaron de inmediato, reproduciéndolos con las
excelentes maderas sudamericanas, haciendo venir del exterior los elásticos y
otros hierros, que exigían un temple especial para ser rendidores en el trabajo,
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pues lo demás, excepto algunos bujes, se hacían en las carpinterías y herrerías
del país” 38
Durante el conflicto que estamos estudiando, los cuerpos de Caballería de
ambos Ejércitos se movían con entera libertad, recorriendo un país donde
existían alambrados (en 1875 se aprueba la ley de exoneración de gravámenes
impositivos a la importación de alambres para cercos conocida como “Ley de
Alambramiento”), muy pocos caminos, vías férreas, y donde el principal sistema
de comunicaciones seguía siendo el chasque o estafeta. El cual era usado para
llevar correspondencias entre las distintas columnas que componían el Ejército
revolucionario, como también comunicarse entre las fuerzas enfrentadas.39
En cuanto al transporte acuático hasta el año 1870 los viajes entre
Montevideo y Buenos Aires demoraban tres días, realizándose en un barco a
vela, cuando se incorpora el vapor Inglés “Iquique”. La línea Asunción-
Montevideo era atendida por dos vapores de bandera paraguaya. La de
Montevideo-Salto, eje de nuestra navegación de cabotaje, contó con barcos a
vapor desde 1856, siendo primera “La Salteña” y luego se sumará la “Nueva
Compañía Salteña” con sede en Salto.40
Este medio de comunicación fue mejor que el terrestre cuando eran
trayectos largos, por ejemplo Salto se unía con Montevideo desde 1860 por
líneas de vapores que recorrían la distancia en 2 días y medio.
Las comunicaciones con los principales puertos franceses e ingleses eran
atendidas regularmente desde 1852, que se realizaba en un poco más de un
mes. Debido a la rapidez de este viaje, llevó, a que muchos promovieran la
inmigración y la queja justificada de que era más fácil la comunicación con
Londres o París que con ciertos departamentos de la República, recogida en un
informe del Ministro Francés, datado en noviembre de 1865.
La coordinación de postas terrestres y navales llegará a la “Carrera de
postas” lo que hasta hoy se llama “Vapor de la Carrera”.41
38
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág. 332
39
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. IX, Pág.125
40
BARACCHINI, Hugo. Ob. Cit. Pág.43
41
BARACCHINI, Hugo. Ob. Cit. Pág.44
Página 22 de 77
Sobre el transporte por Ferrocarril, encontramos que las primeras
propuestas para obtener apoyo estatal en proyectos de establecimiento de líneas
férreas se remontan a la década de 1850. Pero fue recién en 1866 que el
Gobierno otorga una concesión por contrato que luego se hizo Ley, para unir
Montevideo con Durazno, pasando por Las Piedras, Canelones, Santa Lucía y
Florida. Parte de esa Concesión- Ley se concreta en 1869, cuando el 01de marzo
el Presidente Lorenzo Batlle inaugura el tramo entre Bella Vista y Las Piedras (20
Km), posteriormente, en 1872 llega a Canelones con la ayuda de capitales
ingleses. 42
La primera locomotora llegó de Inglaterra, bautizada “General Flores” por
haber sido el Gobernador Provisorio cuando comenzó oficialmente la
construcción de las vías, dando el simbólico golpe de azada inicial. La
incorporación de este medio constituye un cambio fundamental solo comparable
al que producirá la introducción del automóvil a comienzos del Siglo XX.
El Ferrocarril ocupará el lugar de la diligencia en las rutas importantes; la
misma sin embargo se conservará hasta las primeras décadas del siglo XX, como
un complemento de la red ferroviaria. El Ferrocarril proporcionó rapidez y
seguridad pero no mejoró los precios. Lo vemos todavía más costoso, una
década después cuando el tren llegó a Durazno, donde llevar 3 toneladas de
carga a Montevideo era tres veces más caro en tren que en carretas.
Sobre las Telecomunicaciones de la época, encontramos que el primer
ensayo del sistema telegráfico eléctrico se realiza a mediado de 1855,
cursándose un mensaje desde la Sala del Senado a la “casa 105 de la calle
Colón”. En 1865 se otorga por ley la concesión para establecer una línea
telegráfica submarina entre Montevideo y Buenos Aires, instalándose al año
siguiente entre Colonia y Punta Lara en la Provincia de Buenos Aires.
No hay registros de que la Revolución haya hecho uso del telégrafo, como si
el Gobierno. Dentro del país, la extensión del telégrafo, se realizará
conjuntamente con el ferrocarril.43
42
BARACCHINI, Hugo. Ob. Cit. Pág. 97
43
Ibidem. Pág. 107
Página 23 de 77
Cronología de los Hechos
Invasión 05 de marzo 18870
Batalla de Paso Severino 12 de setiembre 1870
Batalla de Corralito 29 de setiembre 1870
Sitio de Montevideo 44 26 de octubre al 16 de
diciembre de 1870
Toma de la Fortaleza del Cerro 29 de noviembre 1870
Batalla del Sauce 25 de diciembre 1870
Batalla de Manantiales 17 de julio de 1871
Firma de la “Paz de Abril” 06 de Abril de 1872
44
El 06/09/70 habían sitiado Montevideo durante tres días, desplegando sus banderas en el Cerrito de la
Victoria, como acto simbólico.
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2 CAPITULO 2- OBJETIVOS
2.1 OBJETIVO GENERAL:
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3 CAPITULO 3- MARCO TEÓRICO O CONCEPTUAL
Recurso
Logística
Recursos Humanos
45
COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO. (2005). “Reglamento de Administración Militar”. Reglamento
Técnico 29-26, Montevideo, Uruguay. Pág. 25
46
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. (2001). Espasa Calpe S.A.,
Vigésima Edición, Madrid, Pág. 1920
Página 27 de 77
el sistema logístico deberá ser lo más sencillo, rápido y flexible posible;
debiéndose determinar, de acuerdo a las restricciones existentes, las prioridades
de asignación, las formas de distribución y los procedimientos de control de los
recursos disponibles. El apoyo logístico no ha ganado ninguna guerra; pero ha
perdido muchas”.47
Este concepto en particular ha variado últimamente en nuestro Ejército, ya
que lo que se consideraba Logística hace unos años, hoy se denomina
Administración Militar.
“Actualmente se considera que “la Administración Militar, incluye todos
aquellos aspectos militares, que no corresponden ni a la Táctica ni a la
Estrategia. Es la dirección, conducción y operación de todo asunto militar que no
esté incluido en la Táctica o en la Estrategia. Comprende 3 (tres) ramas:
a. Logística.
b. Administración de Personal.
c. Administración de los Asuntos Civiles (en caso de guerra y con arreglo a
las leyes del país en la materia)”.48
En el Reglamento de Administración Militar lo encontramos dividido
solamente en las dos primeras ramas:
“- La Logística que incluye exclusivamente la operación de Abastecimientos,
Mantenimiento, Evacuación y Hospitalización, Transportes y Servicios.
47
COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO. (1999). “Manual de Operaciones”. Reglamento Técnico 1-1,
Montevideo, Uruguay. Pág.27
48
COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO. (1996). “El Apoyo Logístico a las Fuerzas Terrestres” Reglamento
de Campaña 13-1. Montevideo, Uruguay. Vol. I. Cap. 1. Pág. 15
49
COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO. (2005). “Reglamento de Administración Militar”. Ob. Cit. Pág. 24.
Página 28 de 77
distribución, transporte, mantenimiento y disposición de materiales; transporte,
evacuación y hospitalización de personal y ganado; obtención, construcción,
mantenimiento y disposición de facilidades e instalaciones; obtención y provisión de
otros servicios no incluidos en los anteriores.” 50
50
COMANDO GENERAL DEL EJÉRCITO. “El Apoyo Logístico a las Fuerzas Terrestres”. Ob. Cit. Vol. I, Cap.
1. Pág. 15.
51
Ibidem. Vol. I. Pág. 10
Página 29 de 77
“Son las personas que ingresan, permanecen, y participan en la
organización, sin importar su nivel jerárquico o su tarea…Sin importar el cargo
que ocupen … las personas cumplen papeles diversos- los cargos- en la
jerarquía de autoridad y responsabilidad existente en la organización…” 52
BAQUEANO: Con solo mirar el suelo podía determinar que tropa había pasado. Desde
lejos anunciaba la proximidad del enemigo, número de efectivos y hacia donde se dirigía.
Contaban con prolijos mapas de pasos, accidentes naturales, aguadas, grabados en su
retina, en su olfato y hasta en su gusto, se decía que diferenciaba el sabor de los pastos de
los distintos lugares o de las aguas de los diversos pagos. 55
BOTA DE POTRO: Especie de bota de cuero crudo, bien sobado, y que se saca de la
pierna de un potro, potrillo o vaca. El cuero para confeccionarla se saca cortándolo todo en
redondo, tirando y despegando el pellejo de la carne hasta debajo del garrón.58
52
CHIAVENATO, Idalberto. (1998).”Administración de recursos humanos”. Editorial ATLAS, S.A. Segunda
Edición. Parte 2. Cap. 4. Pág. 91 y 92.
53
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág. 206
54
ALMIRANTE, José. (1984). “Diccionario militar”. Madrid, España. Pág.103
55
HERRERA CUÑA, Tte. Cnel. Oscar. Apuntes particulares.
56
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág. 300.
57
HERRERA CUÑA, Tte. Cnel. Oscar. Apuntes particulares.
58
SAUBIDET, Tito. (1978) “Vocabulario y refranero criollo”. Sainte Claire, Buenos Aires. Pág. 152
Página 30 de 77
CARONERO: facón de más de media vara de largo, y se le llama así porque el gaucho lo
lleva por su tamaño debajo de las caronas de su recado.59
CARRETA: Carro largo, estrecho, cuyo plano se prolonga en una lanza en que se sujeta el
yugo.60
CARRETÓN: Carro pequeño a modo de un cajón abierto, con dos o cuatro ruedas, que
puede ser arrastrado por una caballería.61
CHIRIPÁ: Prenda exterior de vestir que usaron los gauchos de la Argentina, Río Grande
del Sur, en Brasil, el Paraguay y el Uruguay, y que consistía en un paño rectangular que
pasado por la entrepierna, se sujetaba a la cintura.64
COMBATE: Pelea, batalla entre personas o animales. Acción bélica o pelea en que
intervienen fuerzas militares de alguna importancia.65
GUERRILLA: Partida de tropa ligera, que hace las descubiertas y rompe las primeras
escaramuzas. 68
LEVA: Forma de reclutamiento que muchas veces significaba la movilización de todos los
recursos humanos, empleado durante el antiguo régimen para juntar tropas. Recluta de
gente para el Servicio.69
59
EL PAÍS. (2005). “Batallas que hicieron Historia”. Número II. Pág. 18
60
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág. 462.
61
Ibidem Pág. 463
62
Ibidem. Pág. 522.
63
HERRERA CUÑA, Tte. Cnel. Oscar. Apuntes particulares.
64
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág. 534.
65
Ibidem. Pág. 596.
66
Ibidem. Pág. 840.
67
Ibidem. Pág. 1172.
68
Ibidem Pág.1174
Página 31 de 77
MERCACHIFLE: Persona dominada por el mercantilismo, mercader de poca importancia.70
METRALLA: Munición menuda con que se cargaban las piezas de artillería, proyectiles y
bombas.71
TRABUCO: Arma de avancarga. Para cargarlos se introducía pólvora negra por la boca,
luego un taco, a continuación se llenaba con gruesos perdigones de plomo, recortes de
fundición, tornillos, tuercas, clavos e incluso piedras y por último se cerraba con otro taco.74
69
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág.1369.
70
Ibidem Pág.1490.
71
Ibidem Pág.1499.
72
EL PAÍS. Ob. Cit. Número IV. Pág. 18
73
“DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA DE LA REAL ACADEMIA”. Ob. Cit. Pág. 1962.
74
EL PAÍS. Ob. Cit. Número 19. Pág. 17
75
Ibidem. Número II. Pág. 18
76
Ibidem Número 19. Pág. 17
77
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Introducción, Pág. X.
Página 32 de 77
Los primeros apoyos económicos, fueron desde la provincia de Buenos
Aires, donde se hicieron efectivos mediante una suscripción privada entre los
ciudadanos nacionalistas.
“Pero el resultado fue casi estéril, pues el total de lo recolectado apenas si
alcanzó a doscientos pesos, debido a que todos abrigaban el temor de que se
tratase de una intentona descabellada o porque consideraban más serios los
trabajos del centro que funcionaba en Montevideo … ”.78
Luego, durante el transcurso de la Revolución no les faltó dinero y quien los
protegiera económicamente, según el relato de Abdon Arózteguy:
“ …le sobraban elementos y dinero, pues todos los hombres de fortuna del
partido nacional, que no son pocos, los protegían abiertamente…” Lo decía
justificando una noticia publicada en un diario de Montevideo, que decía:
“… En las herrerías de Santa Ana do Livramento se hallaban todos
ocupados en fabricar lanzas. Tenían mucho dinero en moneda papel de los
bancos de esa ciudad y corría mucha moneda de esa en el comercio de Santa
Ana. Probablemente en esa ciudad hay algún comité que le remite dinero… Las
reses que carneaban y los caballos que tomaban, pagaban todo con papel de
banco”. 79
Otra forma de obtención de recursos económicos, era mediante una
contribución que se le cobraba a los pobladores de los lugares que pasaba la
revolución. En la entrevista realizada al Profesor Enrique Mena Segarra, nos dice
que era la contribución directa:
“Era el impuesto rural, el impuesto a los ganados, los impuestos aduaneros
en los artículos importados y por tener comercios, que en el campo eran las
pulperías, la suma de los cuatro se le llamaba contribución directa. Los
Revolucionarios averiguaban en las oficinas locales cuanto pagaban al Gobierno
por esta contribución y les cobraban menos. Debido a esto, el Gobierno no lo
cobraba en los lugares donde estuviera la Revolución, que luego de la Batalla de
Manantiales no lo pudo cobrar en ningún departamento debido a que se
encontraban en todo el país”.
78
Ibidem. Tomo I. Cap. I, Pág. 3
79
Ibidem. Tomo I. Cap. II, Pág.33
Página 33 de 77
3.4.2 DESCRIBIR LA OBTENCIÓN Y USO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
La Prensa del Partido Blanco o Nacional80, contaba desde abril de 1868 con
“El Mercantil del Plata”, asumiendo débilmente un papel de opositor.
Una vez que comenzó la Revolución, contaron con tres periódicos: “La
Revolución”, “El País” y “El Molinillo” los cuales eran impresos y redactados
desde dos imprentas volantes, por parte de Agustín de Vedia, Francisco
Labandeira y Francisco de Acha, que las habían traído desde Buenos Aires.81
El primer número de los periódicos editado, fue el de “La Revolución” en el
camino de Mercedes a Montevideo, luego del Combate de Corralito. Expresando
en dicha edición, los periodistas anteriormente nombrados:
“La Revolución necesitaba la voz de la prensa y la hemos traído. La prensa
es el clarín que convoca a todos los adeptos de la buena causa y los asocia en
un mismo pensamiento, retemplando su espíritu y enardeciendo su fe…”.82
Una de estas imprentas volantes fue arrebatada por las fuerzas
gubernamentales en la Batalla de Manantiales, que luego serviría para fundar el
periódico El Yí de la Ciudad de Durazno.
Durante este conflicto que se está estudiando, se publicaron infinidad de
escritos y artículos a favor de la paz tanto de la Revolución como del Gobierno,
como también algunos planteos de suprimir los partidos. La idea era crear
partidos de ideas y no de tradiciones, como por ejemplo lo hicieron: Carlos María
Ramírez, Francisco Berra y José Pedro Ramírez.
ARMAS BLANCAS
La principal arma de la Revolución fue la Lanza, y su principal usuario fue el
hombre del medio rural. El uso de la lanza en nuestro territorio viene desde las
vaquerías, las cacería de vacunos cimarrones, a campo abierto que se hacía “de
80
Comenzado a llamar “Partido Nacional” por Agustin de Vedia en los periódicos de la Revolución
81
RELA, Walter. Ob. Cit. Pág. 45.
82
CASTELLANOS, Alfredo. (1977). “TIMOTEO APARICIO EL OCASO DE LAS LANZAS”. Ediciones de la
Banda Oriental S.R.L. Segunda Serie. Cap. IV. Pág. 66 y 67.
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a caballo” y utilizando un instrumento llamado desjarretador. Este, era originario
de la ganadería extensiva ibérica, era una garrocha, es decir un palo o vara de
madera de largo variable, pero no menor de 2 a 2,50, que en su extremo tenía
una media luna de hierro con filo con la que se cortaba el garrón o tendón de los
animales, dejándoles imposibilitados de moverse y así poder degollarlos con
cierta facilidad, para luego faenarlos (cuerearlos, quitarles el sebo y la grasa). 83
La lanza, con una chuza o moharra de forma variable, fue el arma principal
de la Caballería, lo que resulta lógico por la habilidad adquirida por el hombre del
medio rural en el uso del desjarretador, su cercano pariente.
Podemos encontrar en medio de diferentes combates, los desafíos de Jefe
a Jefe, a modo medieval con lanzas. Los Ejércitos hacían un alto y se colocaban
uno frente al otro como espectadores. Ejemplos de ello se ve en el Combate del
Pedernal (9 de septiembre de 1863) entre Timoteo Aparicio y el Coronel Gregorio
84
“Goyo” Suárez , o entre los Coroneles José María Pampillón y Gil Aguirre
(lancero que había perdido un ojo en un combate similar y que luego es fusilado
en setiembre del año 1871, acusado de ser el autor del fusilamiento de un joven
85
del Partido Blanco ). Estos dos Coroneles después de combatir a lanza
desmontaron y continuaron la lucha con los facones. El último de los nombrados,
viendo que estaba perdiendo se aproxima al caballo del Coronel Pampillón, lo
monta y se aleja a toda carrera. Pasa el tiempo y cuatro meses después, durante
el desarrollo de la Batalla de Severino, el dueño reconoce al animal, derriba de un
lanzazo al jinete, recuperando así su cabalgadura.86
Estas lanzas eran de largo variable, siendo siempre las de los jefes
notoriamente mayores que las de la tropa, pudiendo medir hasta tres metros y
medio. Para la fabricación, contaban con las tijeras de esquilar que compraban y
recibían de parte de la población afín a la causa, sacando dos chuzas para las
tacuaras, ramas de jacarandá (que eran las mejores) o palos; también usaban
hojas de tijera (originalmente usada para tuzar el ganado o esquilar), los aceros
del puñal o trozos de bayonetas. Hacerlas llevaba tiempo y dedicación por parte
83
REVISTA DEL INSTITUTO HISTÓRICO Y GEOGRÁFICO DEL URUGUAY. (Año 1958-59.) ASSUNCAO,
Fernando. “EL GAUCHO”. Editorial S/D. Pág. 496, 497 y 498.
84
RELA, Walter. Ob. Cit. Pág. 62.
85
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo II. Cap.III, Pág. 193
86
REYES ABADIE, Washington y VAZQUEZ ROMERO, Andrés. Ob. Cit. Pág.380
Página 35 de 77
de los herreros. Acorde a lo mencionado, en un diario de la capital de la época,
señala que en oportunidad de estar en Santa Ana do Livramento, las herrerías se
encontraban en su totalidad realizando lanzas para la revolución.87
En otra oportunidad, la prensa del Gobierno nos dice que Timoteo Aparicio
había hecho trabajar a los herreros en San Ramón durante tres días consecutivos
en la construcción de lanzas.
El cuchillo, es herencia cultural europea llegada con los primeros
conquistadores del Plata. Más que hispánica, flamenca, si nos atenemos a las
características del arma y modo de portarla: en la bota, en la cintura, cerca de los
riñones con la hoja envainada y con el mango o cabo asomando hacia el lado
derecho.
Los hombres del medio rural hicieron del cuchillo un verdadero protagonista
de su quehacer, cultura y de la lanza, como anteriormente el “desjarretador”, el
cual era un verdadero símbolo. Repugnaban y menospreciaban el uso de las
armas de fuego, poco efectivas para quienes se movían siempre a la velocidad
del caballo manejado con gran habilidad y teniendo armas con mayor efectividad
como el lazo, las boleadoras y la lanza.
“Usaban los facones para defensa personal, comer y para cuerear. El facón,
a diferencia del cuchillo, es más largo y puede tener filo en los dos lados. Es
como una espada corta que se lleva colgando del cinturón en la espalda. Se
podía hacer de una espada o sable roto”.88
“En sus códigos de honor no escritos pero practicados siempre, los
paisanos consideraban indigno de ellos hacer uso de otras armas que las que
llevaba su contrario y cualquiera que hería a otro traidoramente, sabía de
antemano que hasta sus mismos amigos lo mirarían con desprecio, y quedaba
expuesto a sufrir las más vergonzosas humillaciones en castigo de su cobarde
acción”.89
El cuchillo se transforma en el objeto, prenda, instrumento, útil o arma, que
simultáneamente, como ningún otro de su ajuar, representó mejor al hombre del
87
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. II, Pág. 33
88
EL PAIS. Ob. Cit. Glosario de términos. Número II.
89
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap.VI.Pág.82
Página 36 de 77
medio rural y fue su más valioso complemento, parte casi de su propio ser, bajo
cualquiera de las formas, variedades o tipos: daga, facón, verdadero cuchillo,
caronero, verijero o capador, que constituyeron su rica gama de manifestaciones
y formas a través de los tiempos. Imaginarlos sin su cuchillo es más difícil, si
cabe, que imaginarlo sin su caballo. Para él, como va dicho, lo fue todo: cuchillo y
tenedor para comer, mondadientes, instrumento para matar los vacunos,
cuerearlos, carnearlos y sebear; para tuzar el caballo o desvasarlo; útil para toda
su artesanía (cortar tientos, coser o hacer trenzas, lonjeado, repujado, etc.); con
él se cortan los panes de tierra o los mazos de paja para construir el rancho y una
larga lista de otros usos casi imposible de enumerar en detalle.
“…el arma de fuego no había llegado aún a la perfección que tiene hoy,
nuestros paisanos guapos tenían a gala el no usar sino arma blanca para los
combates…” Hemos visto paisanos adelantarse solos a escuadrones de
caballería que cargaban los cuadros de infantes, armados únicamente de facón y
boleadoras. Entre los que descollaban entre el ejército revolucionario (de Timoteo
Aparicio) por no hacer uso nunca de armas de fuego, hallábase en primera línea
el General Aparicio, que jamás cargo otra arma que no fuese su potente lanza, el
General Muniz, que entraba a la pelea sin más armas que un látigo y el Coronel
Pampillón que no usaba sino la lanza, el facón y las boleadoras, esta última
temible en las derrotas, pues se apresa con ellas al jinete hasta a una cuadra de
distancia...” 90
La boleadora, es herencia cultural que las tribus autóctonas de la región
platense. Consiste en tres pesas de forma esférica o piriformes, algunas veces de
piedra, madera dura, hierro o plomo, otras veces con antiguas balas; de guampa
moldeada y rellena de plomo; marfil y hasta mármol (en estos dos últimos casos
catalogados como de lujo). Estas tres unidades se equilibran en peso y volumen.
La menor, llamada manija, es la que se conserva en la mano mientras se
revolean las otras dos llamadas voladoras. Su manejo, que no era fácil, se
consideró propio de quienes eran duchos en las faenas. Era llevada algunas
veces y según las circunstancias, a la cintura, en bandolera, otras delante y bajo
90
BARRAN, José Pedro. (S/D) “Apogeo y crisis del Uruguay pastoril y caudillesco”. Ediciones de la Banda
Oriental. Tomo 4. Cap. II. Pág. 76
Página 37 de 77
los pelegos (cueros) para comodidad y para mantenerse mejor en el recado, las
colocaban junto al maneador bajo los cojinillos o sobre la cabezada del recado.
Estos hombres del medio rural y/o gauchos, se dice que en las cacerías de
ñandúes y en los combates era común que llevaran dos y hasta tres juegos de
boleadoras, a modo de repuesto. (Si tiraban y fallaban el tiro, se perdían).
De entre todos los utensilios de caza y/o armas utilizadas, ninguno más
característico, más diferencial y propio que la boleadora. Con el chiripá, la bota de
potro y el poncho, constituyen los cuatro ángulos más salientes de su
personalidad exterior.
ARMAS DE FUEGO
Hasta la mitad del siglo, se usaron los “trabucos naranjeros", sustituido
luego este mecanismo, por el fulminante. También pistolas de uno o dos caños,
sucesivamente, de pedernal o de fulminante.
En los trenes del parque, (lugar destinado para la reunión de todo material,
armamento, munición y útiles que disponía un Ejército como parte de su reserva
general, así como los bagajes y en general) encontramos la incorporación de
nuevo armamento, particularmente en lo concerniente a fusiles y municiones.
Durante la mayor parte del Siglo XIX se continuó usando las armas de avan-
carga y grandes calibres (entre 18 y 20 milímetros). Esto implicaba un tiempo
considerable en el proceso de carga y recarga del arma, que debía hacerlo de pie
con la inseguridad que aparejaba, así como la sobre carga de peso en el
combatiente con la pólvora y munición correspondiente para efectuar los
disparos. El empleo de este tipo de armamento llevaba implícito la aplicación de
formaciones tácticas para lograr mejor efectividad y defensa frente la más
poderosa técnica militar usada en la época, como lo era la carga de Caballería.
Teniendo en cuenta los tiempos que necesitaban los fusileros para
emplazarse, cargar, apuntar, tirar y si el terreno no les era desfavorable, fueron el
elemento decisivo en la batalla.
También se generalizó el empleo de calibres menores y fue así que las
naciones fabricantes de armamento utilizaron el de 15 mm como máximo (para el
caso del fusil de aguja prusiano) u 11 mm (en el caso de los franceses). En la
Página 38 de 77
Guerra Civil Norteamericana o Guerra de Secesión (1861-1865) se utilizaron
preferentemente los calibres 11,25 mm y 12,7 mm. En nuestro país el armamento
era muy variado, persistiendo el uso de fusiles de avancarga y llave de percusión
M-1846 en calibre de 16 mm, así como fusiles de chispa transformados a pistón.
Durante el desarrollo de diferentes conflictos se fueron introduciendo
nuevas armas, conociéndose así desde 1863 fusiles de percusión y ánima lisa
como el “Saint-Ettiene” M-1854 en calibre de 18 mm; también los había de ánima
rayada M-1857 en calibre de 19mm. Otras armas fueron los fusiles y carabinas
“Enfield”, con modelos de ánima lisa y rayada, todas de percusión. Durante la
Guerra del Paraguay las Tropas Orientales estuvieron armadas con fusiles
“Minnié” de percusión, avancarga en calibre 17 mm. y fusiles “Enfield” largos y
cortos 1861/64.91 Con estas armas y las carabinas Spencer usadas por el Ejército
Argentino y del Imperio del Brasil en el final de la guerra de la Triple Alianza, se
llegó a La Revolución de las Lanzas, armamento utilizado por el Ejército
Gubernamental y el Revolucionario.
En el correr del siglo, se comenzó a desarrollar el empleo de armas de
retrocarga, con cartucho combustible o metálico. Esto se incrementó en la
segunda mitad del Siglo y en lo referente a nuestro país, recién lo encontramos
en la década de 1870.
El Coronel Salvañach fue quién introdujo las primeras cincuenta carabinas
de retrocarga, Remington 11 mm. sistema “Rolling Block” ( sistema conformado
por dos ejes que permiten el giro de las masas provistas de superficies curvas y
92
así lograr un cierre sumamente resistente ) en nuestro país, por las costas de
Colonia y fue quién presentó los primeros cuatro cañones de 4 libras, que fueron
obtenidos en la provincia de Buenos Aires, con la particularidad de que tuvieron
que gastar las municiones porque no entraban. 93
El traslado de las municiones de los cañones no era sencillo ya que el peso
de cada una era de 5,360 kilogramos.
91
EL PAÍS. Ob. Cit. Número 19. Pág. 7.
92
Ibidem. Número 19. Pág. 9.
93
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. IV, Pág. 63
Página 39 de 77
Con respecto a lo que se puede considerar como la función Logística de
Abastecimiento, podemos observar que existía una gran precariedad cuando se
realizó la Invasión, según nos señala Abdón Arózteguy:
“Contrataron dos botes para vadear el Río Uruguay, distribuyeron en dos
pequeños cargueros los cartuchos que habían podido hacer con un balero
regalado en Buenos Aires, reunieron cinco viejos fusiles de fulminante, fabricaron
algunas lanzas con tijeras de esquilar, consiguieron además algunas pistolas,
facones y boleadoras, que con un clarín y un anteojo de larga vista, constituían
todo el bagaje y pertrechos del reducido pero intrépido grupo, que lleno de
denuedo, se lanzaba a la revolución”.94
Es a partir de este relato que entendemos en profundidad con que
abastecimientos contaban al momento de invadir, los revolucionarios de Aparicio.
El abastecimiento del armamento para los Revolucionarios, generalmente
fue realizado desde Buenos Aires y Entre Ríos, desembarcando en distintos
lugares del Río Uruguay para burlar las patrullas gubernamentales a través de los
distintos barcos que tenían para controlar.
En uno de los desembarcos con pertrechos, lo hacen a través del Río
Rosario con dos piezas de grueso calibre de 25 milímetros antes de la Batalla de
Manantiales, las cuales se sumaban a las seis piezas de 4 libras que habían
ingresado el día de la invasión.
Luego de los combates y batallas donde por lo general, el vencedor se
quedaba con una gran parte, sino todo, del parque de armamento, víveres y sus
propios caballos ensillados, conseguidos por la imposibilidad del vencido de
poder retirarse con la velocidad necesaria para conservar dichos pertrechos. Un
ejemplo lo tenemos en el Combate de la Unión, luego del levantamiento del Sitio
de Montevideo donde el Gobierno deja una pieza de Artillería en la calle Real y
que un diario de la capital la bautizara con el nombre de “Olvido”.95
94
Ibidem. Tomo I. Cap. I, Pág. 4
95
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. X, Pág. 181
Página 40 de 77
En ocasión de no poder retirarse con los cañones, el Ejército Revolucionario
los tiró a una laguna luego del Combate de Corralito, según carta de Bernabé
Rivera.96
“El General Aparicio antes de moverse del campo de batalla en Corralito
para emprender la persecución, prendióle fuego a una gran cantidad de munición
tomada, y se abandonaron infinidad de fusiles por no tener donde cargarlos”.97
Lo mismo ocurrió cuando luego de levantar el Sitio de Montevideo, dejaron
la Fortaleza luego de quemar la munición que no podían cargar.
Luego del Combate de Espuelitas, uno de los primeros que ocurrieron, en
el departamento de Lavalleja, los Revolucionarios se hicieron de cuatro piezas de
artillería, logrando una gran victoria, ya que el máximo de piezas que lograron
conseguir en el transcurso de la revolución, fue entre 12 y 14, que lo vemos en la
Batalla de Sauce.
Al no tener Instrucción de tiro de cañón, podemos ver que los resultados no
eran satisfactorios, ejemplo de esto vemos en una carta dirigida al Doctor José P.
Ramírez, donde señalaba que los Revolucionarios habían realizado 50 tiros de
cañón, produciendo solamente 4 bajas.98
Sobre el abastecimiento de municiones, existieron oportunidades que al
quedarse sin las mismas, recurrieron a los almacenes para recoger la pólvora y
balas que encontraban, como lo hicieron luego de una jornada de combate en la
villa de Dolores.99
3.4.4 DESCRIBIR LA OBTENCIÓN DEL VESTUARIO, VÍVERES Y TRANSPORTE
96
Ibidem. Tomo I. Cap. IX. Pág. 134
97
Ibidem. Tomo I, Cap. IX. Pág. 140
98
Ibidem. Tomo I. Cap. XI. Pág.212
99
Ibidem. Tomo I. Cap.VIII. Pág. 101
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legua cada dos o tres días a fin de proporcionar pasto a las caballadas. Apenas
acampados armaban los gauchos sus ranchitos de ramas, y pasaban luego sus
horas en las carneadas, acomodando las cincuenta o sesenta carretas, lavando
las cacharpas, organizando pencas, jugando a la taba, ejercitándose en
combates a lanza, boleando ñandúes y domando potros, organizando a veces
grandes recogidas de ganado. De noche se oía el rasgueo de las guitarras y las
décimas improvisadas alrededor de los fogones, hasta que el vibrante sonar de
los clarines llamaba al sosiego al vasto campamento desplegado, bajo cielos
estrellados, a veces bajo lluvia, salvo que se resolviera una “trasnochada” a fin de
sorprender al enemigo. La disparada de la tropa, provocada a veces por un
trueno o por cualquier ruido inesperado, daba lugar a un pavoroso desbande que
arrasaba con todo, costando después un triunfo reagrupar los caballos dispersos.
La vestimenta en general era pobre: feliz del que conseguía un cuero de carnero
y botas de potro peludas en invierno. En las cargas llevaban al descubierto los
brazos y las piernas, sostenían las melenas con vinchas y ataban las colas de
sus fletes al garrón. Precedían y ladereaban la columna los bomberos y los
flanqueadores, ojos y oídos del ejército. La tropa solía formar en filas paralelas,
siendo la más usual diversión de aquellos niños grandes la de arrojarse unos a
otros cuanto objeto iban encontrando. Muchos de ellos llevaban en las cabezadas
del recado un pedazo de tronco o leña de vaca encendida sobre el que iban
asando el churrasco o calentando la pava para el mate…” 100
Cuando tenían que pasar varios días o noche en algún lugar, los integrantes
de la revolución hacían ranchito de ramas a excepción de los Generales Aparicio
y Medina, los cuales usaban carpas.101
En distintos relatos y anécdotas, apreciamos la clase de miseria y
sufrimientos que vivieron durante los distintos intentos de invasión que realizaron
desde las provincias de Buenos Aires y Entre Ríos.
Relata Abdon Arózteguy en oportunidad de haber invadido se encontraban
en una isla del Río Uruguay:
100
REYES ABADIE, Washington y VAZQUEZ ROMERO, Andrés. Ob Cit. Págs. 378 y 379.
101
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo II. Cap. II, Pág. 22
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“…ocultos en este sitio, pasando toda clase de miserias y sufrimientos,
expuestos hasta ser devorados por la inmensa cantidad de tigres que pululaban
entonces por aquellas islas…” 102
Había oportunidades que llovía noche y día, sin comer ni dormir, vadeando
los arroyos crecidos, casi desnudos; llegó a tal estado de miseria y la desgracia
de los revolucionarios, que se les quedaba los hombres helados de frío, habiendo
muerto varios de aquellos que no fue posible volverles el calor a la sangre,
instalándose alrededor de los fogones que se podían encender. Algunos de estos
Revolucionarios quedaron con las pantorrillas quemadas u otros que llegaron a
perder dos dedos del pie por estar muy cerca del fuego para calentarse.103
Para que pudieran rodar los convoyes del Parque y las piezas de cañones
hubo necesidad de hacer trabajar a la Caballería para que apartaran las piedras
de las sierras o de algunos lugares inaccesibles, donde partidarios del Gobierno
arrojaban de las elevaciones grandes piedras cuando se preveía que la
revolución cruzara. A esta dificultad se le sumaba las enfermedades que sufrían
los caballos del Sur al viajar al Norte debido al terreno menos blando, causándole
rotura en los bazos por no tener herraduras. 104
Dentro de los trenes encontramos a los llamados mercachifles o conocidos
como vivanderos, que no eran otra cosa que pequeños comerciantes que
acompañaban a la tropa, proveyéndola de yerba mate, tabaco y caña entre otros
artículos de primera necesidad. Cuenta Abdon Arózteguy que había uno muy
conocido por la tropa de nombre Antonio Loza, generoso al extremo que se
arruinaba por fiar a todos los soldados y que durante la Batalla de Manantiales
tuvo la desgracia de perder sus carros con toda la mercadería en manos de la
fuerzas del gobierno.105
Artículo de primera necesidad era el tabaco, que como era costumbre por
escasear en la campaña, si el que encendía un cigarro no decía fuerte para que
todos lo oyeran:
102
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. IV, Pág. 48
103
Ibidem Tomo II. Cap.II, Pág.72
104
Ibidem. Tomo II. Cap. II, Pág.26
105
Ibidem. Tomo I. Cap. XII, Pág. 235
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“pito el mío hasta acabar” cualquiera tenía derecho a dar dos o tres
fumadas, con solo decir:
“pito el suyo compañero”. De esta ley ni el mismo General Aparicio se salvó.
Encontramos diferentes tipo de artículos de uso corriente entre estos
hombres del medio rural, como el chifle, que era un cuerno vacuno de buen
tamaño, con su fondo y tapón, que servía para transportar líquidos, a veces agua,
generalmente aguardiente en cualquiera de las formas conocidas y comunes en
nuestra campaña: caña o ginebra.
Otro de los artículos era el vaso, recipiente menor, también hecho de
guampa, usado para tomar agua: mediante una soga de tiento se le echaba, sin
bajarse del caballo, al centro de una corriente de agua, a efectos de obtenerla
fresca y pura, lo que no era posible si se la recogía de las orillas.
La ración general fue de una cuarta de tabaco, media libra de yerba, una
camisa, alpargatas y calzoncillos de lienzo. Pocos fueron los que consiguieron
algún poncho, chiripá o bombachas y las botas o ponchos de paño casi nadie
podía tener, por lo que el calzado habitual lo conformaba la bota de potro peluda
en el invierno y sin pelo en el verano. Estos artículos lo obtenían en las pulperías
o con los mercachifles una vez movilizados.
Debido a las pocas posibilidades de que los soldados obtuvieran recursos
para comprar caña o tabaco a los vivanderos, cortaban la cerda a los caballos y
la cambiaban por artículos que necesitaran. Llegó un momento que no quedó en
el Ejército un solo caballo con cola ni crines. Llegándose a dar órdenes muy
curiosas, como la que prohibía bajo pena de 50 azotes y destinar a los infractores
a la Infantería, por rabonar o tuzar los caballos, como también ordenar a los
mercachifles, de no comprar las cerdas.106
En ocasión de llegar a Porongos (actual capital del departamento de Flores)
en agradecimiento a la conducta ejemplar de los Revolucionarios, les ofrecen
generosamente cooperación, para vestir una parte de la fuerza.107
El principal medio de transporte y el más utilizado fue el caballo, los que se
conseguían en estancias cercanas en un principio al lugar de los desembarcos.
106
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XII. Pág. 237
107
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. II, Pág.28
Página 44 de 77
“…los caballos y vacas que tomaban para su uso, declarados en la República
Oriental como artículo de guerra, los pedían a sus dueños entregándoles el recibo
correspondiente, cuando no les pagaban al contado su importe”.108
O como nos dice la transcripción de un diario de la capital:
“Las reses que carneaban y los caballos que tomaban, pagaban todo con
papel de banco”.109
Podemos apreciar que había más cantidad de caballos en las fuerzas de la
revolución que las del Gobierno, como señala, en un pasaje de una carta al
Presidente de la República, el Comandante Nicomedes Castro luego de ocurrido
un enfrentamiento en la ciudad de Melo.110
Por lo general una vez que llegaba la noche y si podían tener tropas del
gobierno cerca, los oficiales a cargo hacían atar las coscojas (pequeña rueda de
metal, de cierto espesor dentado interiormente y lisa con estrías en el exterior,
que va colocada y gira sobre el eje cuadrado del puente del freno, el caballo al
hacerlo jugar con la lengua produce un ruido bastante fuerte, que llega a oírse de
lejos) de los frenos, estribos y cuanto objeto pudiese hacer ruido, envolviendo las
patas de los caballos para cuya operación por momentos tuvieron que emplear la
ropa de uso.111
Las grandes recogidas de ganado se facilitaban, por el hecho de no ser
obligatorio el alambramiento, lo que conformaba la principal fuente de víveres de
los revolucionarios.
Una costumbre de estos hombres durante el rodeo para luego carnear, era
que el primero que tocaba las patas del animal con el machete era el dueño de la
lengua, manjar muy codiciado para comerlo como fiambre asado en las
marchas.112
Una de las mayores fiestas era los días de grandes recogidas de potros
que luego domaban en las fuerzas revolucionarias para aumentar las caballadas.
108
Ibidem. Tomo I. Cap. I, Pág. 19
109
Ibidem. Tomo I. Cap. II, Pág. 33
110
Ibidem. Tomo I. Cap. II, Pág.26.
111
Ibidem. Tomo I, Cap. II, Pág. 16 y 17.
112
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XII. Pág. 237
Página 45 de 77
En una oportunidad se llegó a recoger cerca de dos mil potros y unos mil
caballos.113
Como costumbre a destacar es la capacidad del soldado para que en cada
alto de las columnas, por breve que fuese, hacían fuego, churrasqueado y
tomado mate. Muchas son las veces que no se sabían cómo lo podían hacer en
tan poco tiempo y el enigma de donde sacaban la leña y carne, pues habían
pasado por lugares donde no había leña y hacía días que no se carneaba. Sobre
esto nos dice Abdon Arózteguy:
“… nuestros milicos son especiales para todas estas habilidades…”114
Otra curiosidad en los aspectos logísticos de estos hombres, era con el
pasaje de los arroyos crecidos (no existían puentes en este período), a los que no
sabían nadar se les colocaba dentro de una pelota que se hacían con cueros de
vaca, atándose las puntas con un lazo y luego se ataba a la cola de un caballo de
un jinete nadador. Cruzaban con el jinete tomando el caballo de las crines y con
la otra mano remaba y el otro que no sabía nadar iba remolcado. Hubo algunos
casos donde se ahogaron caballo, jinete y el que iba en la pelota arrastrados por
la fuerza de la corriente.115
113
Ibidem. Tomo I. Cap. XII. Pág. 239
114
Ibidem. Tomo I. Cap. XII. Pág. 241
115
Ibidem. Tomo I. Cap, XII. Pág. 241
116
Ibidem. Tomo I. Cap. XII, Pág.234
Página 46 de 77
Cirujano Mayor del Ejército (Cargo de quién presidía la función médica de la
fuerza).117
Una anécdota que dio lugar a un incidente médico sobre unos de estos
médicos mencionados, fue la del Dr. Pedro Capdehourat, de nacionalidad
francesa. Este había atendido al Brig. Gral. Eugenio Garzón en la última etapa de
su enfermedad, sosteniendo una tesis radicalmente opuesta a la de otros
médicos, lo que luego causó la muerte, por ruptura de un aneurisma de aorta.
Recomendó un tratamiento que aparentemente lo mejoró, pero este falleció de
manera abrupta en 1851. Una junta médica presidida por el prestigioso Dr.
Fermín Ferreira juzgó la actuación (previa autopsia al Brig. Gral.) y suspendió su
derecho a ejercer la medicina en el Uruguay. 118
“Esta época está dominada en lo sanitario por la consolidación del método
antiséptico, en el control de la contaminación microbiana y la implementación de
las técnicas para detener las hemorragias (homeostasis)...” 119
Fueron muchas las oportunidades que después de las batallas, los heridos
de fuerzas gubernamentales, eran atendidos por los cirujanos de la Revolución,
como es el caso de la Batalla de Severino.120
Cuando tenían heridos en combate al finalizar las batallas, los mismos eran
transportados en carretas para ser atendidos a retaguardia, pero ante la
incomodidad de las mismas muchas veces se uso diligencias que se pudieron
conseguir que hacían las distintas carreras. 121
El traslado de heridos luego de las batallas para la atención que fuera
posible, se hacía hacia los pueblos más cercanos.122 Con respecto al traslado de
los heridos nos amplia el Doctor Augusto Soiza en la entrevista que se le realizó:
“A los heridos, se los trasladaba al pueblo más cercano o a la casa de
algún partidario de la Revolución para que por lo menos tuviera una cama y
117
MANINI RÍOS, Cnel. Guido. Coordinador-Editor. (2008). “Centenario del H.C.FF.AA”. Montevideo.
Uruguay. Pág. 121
118
MAIZTEGUI CASAS, Lincon. (2005).”Orientales”. Editorial Planeta, Tomo 1. Pág. 259.
119
MANINI RÍOS, Cnel. Guido. Ob. Cit. Pág. 82
120
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. VIII, Pág.119.
121
Ibidem. Tomo I. Cap. XI, Pág.203.
122
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo II, Cap. II, Pág 50
Página 47 de 77
muchas veces solamente para que pudiera morir en paz, debido a la pocas
posibilidades que contaban en caso de ser heridos de arma blanca o de fuego,
con graves lesiones invasivas de cavidades”.
Debido a que las armas de fuego de la época eran de chispa y/o percusión,
es decir ambas de avancarga, que impulsaban un proyectil de plomo deformable
pero de baja velocidad. (300 a 400 m/s), las lesiones que provocaba eran
extensas, poco profundas, muy contusas, tortuosas e irregulares. Casi
constantemente estaban contaminadas de entrada y las infecciones eran
incontrolables.
Estas lesiones de guerra por proyectiles de arma de fuego solo podían ser
debridadas realizando la extirpación de tejidos muertos y removiendo los cuerpos
extraños (fragmentos de ropa, tierra, esquirlas de plomo). La gran decisión era la
amputación precoz para intentar salvar a vida. (Existía la anestesia general desde
la Guerra Grande). En el Anexo 3 se transcribe como era el método utilizado para
amputar un miembro.
Con la llegada de armamento más moderno como por ejemplo los fusiles
Remington “Rolling Block” de sistema de retrocarga y ya usando munición de
vaina metálica, estos cartuchos desarrollaban mayor velocidad lo que provocaba
heridas más “limpias” en comparación con las producidas con armas de
avancarga, lo que se aproxima a lo que fuera llamado “proyectil humanitario”.
“El arma blanca no le iba en zaga y era temible, pues a las heridas
amputantes y cortantes, se sumaba su penetración en cavidades, ordinariamente
mortales por hemorragia y peritonitis perforativa”.123
“Las heridas las suturaban o las cubrían con vendas impregnadas en cola
de pescado y alcohol, y luego colodión”.
“No se exploraban quirúrgicamente las cavidades, ni cráneo, tórax o
abdomen, pues la muerte quirúrgica era segura, salvo casos excepcionales. La
infección hacía el resto, luego de atroz agonía”.124
Referente a la asistencia a los heridos, el material que los médicos contaban
y los medicamentos el Dr. Augusto Soiza nos señala:
123
MANINI RÍOS, Cnel. Guido. Ob. Cit. Pág. 40
124
MANINI RÍOS, Cnel. Guido. Ob. Cit. Pág. 67 y 68.
Página 48 de 77
Se asistían en primera instancia, mediante aplicación de “Hilas” desflocadas,
en las heridas para detener las hemorragias. Estas eran hilos que las mujeres
antes de comenzar una guerra sacaban de telas de lino, que cumplían la función
del algodón. Otro material era el “garrote” que servía para hacer torniquetes que
se ponían en la raíz de los miembros para amputar.
Bueno, dentro de los medicamentos de la época encontramos el láudano que
era un sedante derivado del opio, líquido, usado para calmar los dolores y se
administraba en forma oral. La morfina que la vemos mucho después es similar
pero se administra en forma inyectable.
La cola de pescado era una grasa para aislar la herida del medio ambiente,
como también el colodión que era una sustancia gomosa que se hacían en las
boticas.
125
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. IV, Pág.64
126
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XII, Pág.235
Página 49 de 77
empavonados con sus correspondientes correajes y dotación de tiros, y además
una bandera oriental bordada en oro.127
Otro caso lo vemos, en una oportunidad que tenían en la playa de
Montevideo un bote cargado por ellas mismas con armas y otros útiles de guerra
cuando se les avisa de que habían sido descubiertas, resueltas a todos se dirigen
a la playa, estudian el asunto y resuelven sobornar a los marineros vigilantes que
se encontraban de servicio y ellas mismas realizan el desembarque y conducen
todo a lugar seguro, burlando de esta manera las fuerzas gubernamentales.128
Desde Buenos Aires, amigos del Gral. Aparicio seguían aún después de
iniciada la Revolución, haciendo propaganda, buscando gente y recursos.
El reclutamiento del Gobierno no era voluntario de acuerdo a lo expresado
por Abdón Arózteguy:
”…con la gente que iba a pelear, hijos todos del departamento, donde no se
encuentra sino uno que otro colorado; pobres paisanos que habían sido tomados
forzadamente para el servicio del Gobierno…; el General Aparicio que
comprendió todo esto, tuvo un pensamiento espléndido, que fue el siguiente: sin
dejar de llevarles el ataque y con el acento varonil y vibrante:
“Pasaos a la Revolución, les dice, somos nacionalistas como vosotros y
venimos a defender los derechos de todos”. En el acto magnetizados por el eco
de aquella voz, fascinados por el nombre sagrado del partido y del prestigio de
caudillo que los invitaba, sin titubear ni reflexionar un segundo, ni pensar en su
jefe, ni en sus familias, ni en nada, se pasan todos, hasta el último soldado, no
quedando más que los jefes que huyeron enseguida, salvándose de quedar
prisioneros gracias a los buenos caballos que montaban”.129
Fueron muchos los ejemplos de soldados y oficiales de las fuerzas
gubernamentales que se pasaron a la revolución, sumándose a las tropas cuando
llegaban a los distintos pueblos y ciudades del interior.130
127
Ibidem. Tomo II. Cap. III, Pág. 195.
128
Ibidem. Tomo I. Cap.XII. Pág. 253
129
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. II, Pág.24
130
Ibidem. Tomo I. Cap. IV, Pág. 60 y 61
Página 50 de 77
Muy importante fue la deserción del caudillo de Soriano, el Coronel Máximo
Pérez, la cual el Gobierno intento ocultarla cuando el Coronel emigró a la
República Argentina, diciendo a quien lo escuchara:
“…que los Revolucionarios no parecían hombres sino fieras, y que el día
que tuviera la revolución unos dos mil hombres, nadie podría con ella”.131
Más importante hubiera sido la deserción del General Francisco Carballo
que no llegó a consumarse, pero que según nos dice en su libro Abdón Arózteguy
existieron muchas conversaciones con el General Timoteo Aparicio para llevarla a
cabo132. Dicha deserción si bien no se concreta, veremos que presenta la
renuncia a su cargo la cual es concedida, el día 9 de noviembre de 1870.
En otras oportunidades se tomaban prisioneros (por lo general eran
infantes) que quedaban rezagados y que luego se los dejaba en libertad o
pasaban a engrosar las filas de la infantería revolucionaria.133
“Durante el Sitio de Montevideo, se incorporó a la revolución muchísima
gente de Montevideo y Buenos Aires, que no se les había podido reunir antes, y
se pasaron infinidad de soldados del enemigo contándose entre estos un Capitán
Juan Ignacio que condujo un escuadrón de caballería de línea de los que
mandaba el Coronel Courtin, el Comandante Marconsini con varios soldados de
la Legión Italiana, y la Banda de Música del 2 ° de Cazadores. Llegó a tal punto el
entusiasmo de servir con los revolucionarios, que todos los días había que
rechazar infinidad de muchachos que venían a presentarse voluntarios al General
Aparicio y no hubo un solo nacionalista, aun aquellos de edad avanzada, que no
se presentase a ofrecer su concurso como …, el doctor Capdeurat y tantos otros.
134
131
Ibidem. Tomo I. Cap. V, Pág. 70
132
Ibidem. Tomo I. Cap. IX, Pág. 125
133
Ibidem. Tomo I. Cap. VIII. Pág. 117
134
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. X. Pag.152
135
Ibidem. Tomo I. Cap. X. Pág. 176
Página 51 de 77
También existieron casos de deserción en filas de la revolución. Por
ejemplo, luego de la Batalla de Sauce, voluntarios que se habían sumado durante
el Sitio de Montevideo, huyeron a Buenos Aires. En escritos de Francisco Javier
de Acha los ridiculiza por falta de coraje y confianza, los que fueron aplaudidos en
las fuerzas de la revolución.
Los revolucionarios siempre respetaron la propiedad y la vida de las
personas sin distinción de color político. Ejemplo de ello lo encontramos en
oportunidad que la revolución llegó a la casa del General Gregorio Suarez en el
departamento de Tacuarembó y a pesar de sus antecedentes sanguinarios en
particular, durante la Cruzada Libertadora en la toma de Paysandú; se le respetó
la vida y la libertad por no encontrarse en combate.136
Esta revolución alarmó seriamente tanto al nuevo sector empresarial como a
los doctores principistas de la ciudad-puerto. Estancieros, agricultores y
comerciantes, se quejaban cada vez más del robo de caballadas y boyadas, la
leva de los peones, la destrucción de los lanares de raza, los consumos
indiscriminados de ambos bandos y la detención de las importaciones y
exportaciones.137
Sumado al acorralamiento que sufrían de parte del Gobierno los que no
eran del partido Colorado y la desocupación de la campaña, hacía que fuera muy
fácil el reclutamiento por parte de la revolución. Hace referencia sobre este tema
el Profesor Enrique Mena Segarra cuando se le pregunta cómo se realizaba el
reclutamiento:
“Debido en gran parte por la desocupación que sufría la campaña se realizó
en forma voluntaria”.
En cuanto a la disciplina, generalmente se dictaban reglamentaciones que
las comunicaban a través de las Órdenes del Día, distintas exigencias y penas a
las que estaban expuestos de acuerdo a faltas que pudieran cometer. Estas
exigencias fueron muy estrictas, en los casos de violación, de ingreso la
propiedad privada sin autorización y por el más insignificante robo se fusilaba al
136
Ibidem. Tomo I. Cap. II. Pág. 18
137
REYES ABADIE, Washington y Vázquez Romero, Andrés. Ob. Cit. Pág.384.
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responsable, que en algunas causas se ordenaba presenciar a la tropa como
medida ejemplarizante.138
Entre los día 6 y 9 de noviembre se fusilan los dos primeros hombres en el
Ejército revolucionario por crímenes comunes. Uno de ellos fue un Alférez por
robo y tentativa de homicidio y el otro un soldado por cometer homicidio. A los
pocos días otro soldado que se había sumado a la revolución a causa de haber
venido desertando del Gobierno, se lo fusila por dar muerte a un oficial y herir a
otro. La ejecución se realizó en la Plaza de Toros de la Unión.
“…estando el Ejército acampado en el Arroyo de la Guardia, próximo al
establecimiento de D. Angel Mendez, el Dr. Ramón González, español, cirujano
del Ejército y vecino del pueblo de Canelones tentó, en estado de completa
ebriedad, cometer un estupro en una pardita de 8 a 10 años, hija de una sirvienta
del citado señor Mendez: comprobado el hecho, allí mismo, al otro día, se le fusiló
sin que valieran las grandes influencias que desplegaron para salvarle la vida”.
“…y el General Muniz ordenó la ejecución de un oficial por haber violado a
una mujer...”. 139
También se aplicaban penas severísimas a todo el que tomaba frutas de las
huertas o quintas de las estancias, sin el permiso de su dueño. Para castigar en
este tipo de casos, se hacía necesario que fueran tomados infraganti o que
resultaren plenamente probadas en los sumarios que se les realizaba. 140
138
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo II. Cap. II. Pág. 106.
139
Ibidem. Tomo I. Cap. XII. Pág. 236
140
Ibidem. Tomo I. Cap. XII. Pág. 238
Página 53 de 77
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4 CAPITULO 4- METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN UTILIZADA:
A. Generalidades
Se realizó un enfoque exploratorio del tema a estudio para construir en
primera instancia una representación objetiva de la situación del país en el
momento de dicha Revolución, para luego estudiar los diferentes métodos de
obtención y uso de los diferentes recursos logísticos y humanos.
Las técnicas que se realizaron fueron exploratorias con Entrevistas a
personas calificadas en el tema y el Análisis Documental de la bibliografía en la
cual se realizó el trabajo. Se realizaron cuatro entrevistas, previamente una pre-
entrevista o consulta a los entrevistados; en las mismas se les hizo llegar el
Cuestionario Guía de Entrevista, concretando la fecha y lugar.
B. Detección, obtención y consulta de las fuentes de información
En una primera etapa, se realizó una recolección de material bibliográfico de
donde se extrajo la información relacionada con el tema ya que no hay estudios
específicos realizados al respecto.
En una segunda etapa, se realizaron entrevistas a profesionales calificados
en la materia.
4.1 CONSULTADAS
Cnel. (R) Ángel Corrales Elhordoy – Miembro de número del “Instituto Histórico y
Geográfico del Uruguay”, Miembro del Instituto de Investigación Histórica “Coronel Rolando
Laguarda Trías” y del “Centro de Estudios del Pasado Uruguayo”. Entrevistado el día 02 de
octubre de 2008 con respecto a los aspectos logísticos en forma general de la época que
se está estudiando.
Tte. Cnel. (R) Oscar W. Herrera Cuña- Miembro del Instituto de Investigación Histórica
“Coronel Rolando Laguarda Trías” del Dpto. de Estudios Históricos del Estado Mayor del
Ejército. Entrevistado el día 10 de octubre de 2008 con respecto a cada una de las
funciones logísticas de la administración militar excepto sanidad.
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Profesor Enrique Mena Segarra – Ex-Director del Museo Histórico Nacional. Ex-Director del
Instituto Profesores Artigas. Entrevistado el día 16 de octubre de 2008 con respecto a los
antecedentes de la revolución y forma de obtención de los recursos logísticos de la época
en cuestión.
Dr. Augusto Soiza Larrosa – Médico y Profesor Agregado de Medicina Legal; Ex- Jefe del
Departamento de Medicina Legal del Hospital Central de las FF.AA.; Miembro titular y ex-
presidente de la Sociedad Uruguaya de Historia de la Medicina; Académico del “Instituto
Histórico y Geográfico del Uruguay”, Miembro de la Sociedad de Historia de la Medicina
Hispanoamericana (Cádiz). Entrevistado el día 20 de octubre con respecto a la función
logística sanidad.
4.2 Fuentes:
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(Entrevistas) previstas y en base a ellas
continuar con el trabajo.
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5 CAPITULO 5- CONCLUSIONES
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la Batalla de Sauce donde los Revolucionarios hicieron 50 tiros de cañón y
solamente provocaron 4 bajas.141
- Las armas blancas, generalmente los Oficiales utilizaron espadas de diferentes
modelos, lo cual no excluía que algunos usaran lanzas o látigos. La tropa lanzas,
facones, boleadoras, lazos y sables.
- Las lanzas de los oficiales eran más largas que las de tropa, siendo solamente
entregada a quienes supieran usarla.
- La obtención del vestuario y útiles de primera necesidad (yerba mate, tabaco,
caña, etc.) necesarios para el Ejército, se compraban en las pulperías o a los
llamados mercachifles o vivanderos. En muchas oportunidades recibieron
donaciones de vestuario, de parte de pobladores afines a la revolución o lo que
recolectaban o compraban las comisiones de damas en Montevideo y
comisiones en el exterior.
- La obtención de los víveres se realizaba a través de carneadas de vacunos y
ovinos que compraban o recibían como donación.
- La importancia crucial que revestía la obtención de las majadas de ovejas,
vacunos o tropilla de caballos, lo vemos en las distintas batallas, donde ambos
Ejércitos pasaron muchas horas del mismo combate, luchando para hacerse de
los mismos. Ejemplo de ello se menciona en el trabajo durante la Batalla de
Manantiales y la del Sauce.142
- El medio de transporte principal fueron los caballos, bueyes, carretas y carros.
Los caminos eran escasos, poco transitables, no había puentes y para el pasaje
de ríos y arroyos se utilizaban las picadas que conducían hacia los pasos. El
caballo era considerado artículo de guerra, tratando las fuerzas gubernamentales
como los revolucionarios de tener la mayor cantidad, ya sea confiscando o
comprando. Logrando con ello crearle problemas de movilidad al adversario.
- Sobre la función logística Sanidad, apreciamos que los médicos eran escasos, y
no todos habían realizado la carrera. Había Oficiales de Sanidad, que eran
aquellos que sin haber estudiado la profesión poseían diferentes cursos que lo
habilitaban.
141
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XI. Pág. 212
142
Ibidem. Tomo I. Cap. XI, Pág. 226 y Tomo II. Cap. II, Pág. 47
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- No existían los medicamentos importados, debían hacerse en boticas y
transportados en frascos de vidrio, por lo que lo hacía muy frágil.
- No se exploraban quirúrgicamente las cavidades, ni cráneo, tórax o abdomen,
pues la muerte quirúrgica era segura, por las infecciones, salvo casos
excepcionales. Se realizaron intervenciones quirúrgicas, como las amputaciones,
curación de heridas, entablillamiento de fracturas; nunca invasivas de cavidades,
solamente las externas.
- El transporte de los heridos se realizaba en carretas a los pueblos más cercanos
para su atención y/o muchas veces para tener una muerte más tranquila. (Para
mayor información ver el anexo 1, entrevista N ° 4, al Dr. Augusto Soiza).
143
ARÓZTEGUY, Abdon. Ob. Cit. Tomo I. Cap. XI, Pág.216
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CD INTERACTIVOS
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ANEXOS
ANEXO 1- ENTREVISTAS
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(P)- ¿Cómo funcionaban las licencias?
(R)- Luego de los combates era necesario dar licencias a las tropas y en
particular cuando era la época de las cosechas. En oportunidad de la Batalla de
Manantiales había cerca de un tercio con licencia, lo que representaba cerca de
2 mil soldados porque se creía que iba a existir un armisticio. Esta licencia le
costó muy caro a la Revolución.
(P)- ¿Siempre se daba de que los Oficiales eran los patrones y los peones
los Soldados?
(R)- No siempre era así pero era la generalidad.
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(P)-¿Se pueden ver todas las funciones Logísticas en esta Revolución?
(R)- Teniendo en cuenta como se planifica actualmente cualquier apoyo
logístico, entiendo que este conflicto, no puede ser analizarlo desde cada una de
las funciones logísticas aunque tal como se aprecia en diferentes relatos se
puede deducir que igual funcionaron alguna de ellas.
(P)- ¿Cuáles son las funciones que encontramos?
(R)- Bueno, encontramos la función de Abastecimiento, que el primordial fue
el de los víveres, siendo el más utilizado la carne lanar o vacuna, también el
vestuario, donde podemos ver que en su mayoría los revolucionarios usaban su
propia vestimenta.
Con respecto al armamento y municiones, vemos que las armas de fuego,
mayoritariamente éstas se recibieron del lado argentino y/o de parte de aquellos
simpatizantes de la causa. La mayoría de las armas blancas eran de propiedad
de los revolucionarios, como los cuchillos, facones, etc. Las lanzas eran
entregadas únicamente a los que supieran usarlas.
Sobre los caballos generalmente cada revolucionario usaba el de su
propiedad, pudo haber recibido alguno de recambio, estos fueron utilizados para
los desplazamientos y los combates, para el traslado de las carretas recurrieron a
los bueyes, algunas veces y ante la falta de caballos se lo llegó a utilizar como
medio de desplazamiento.
El combustible sólido, lo podemos ver en la leña que obtenían de los
montes y la propia e infaltable “leña de vaca”.
En cuanto al agua se obtenía de los ríos, arroyos, cañadas, se evitaba usar
para el consumo humano las aguas estancadas y preferentemente se usaba
aquella donde corría, no contaban con elementos potabilizadores.
(P)- ¿Como medios de información y trasmisión que era lo que existía en
esta época?
(R)- La finalidad era de trasmitir órdenes, realizar comunicaciones, etc.,
donde se recurre a los importantes y disponibles medios de la época que eran los
baqueanos, chasques, estafetas, bomberos, avanzadas y las imprentas volantes.
También se usaron las postas de caballos y luego de diligencias, creándose
un empresa que se llamó “Mensajerías Orientales”. Estas diligencias tenían
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boletos de primera y segunda clase, según nos cuenta el Doctor Elías Regules,
donde la diferencia se encontraba cuando se empantanaba y tenían que bajar a
empujar los que tenían boletos de segunda clase.
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eran las pulperías, la suma de los cuatro se le llamaba contribución directa. Los
Revolucionarios averiguaban en las oficinas locales cuanto pagaban al Gobierno
por esta contribución y les cobraban menos. Debido a esto, el Gobierno no lo
cobraba en los lugares donde estuviera la Revolución, que luego de la Batalla de
Manantiales no lo pudo cobrar en ningún departamento debido a que se
encontraban en todo el país.
(P)- ¿Cómo se realizó el reclutamiento?
(R)- Debido en gran parte por la desocupación que sufría la campaña se
realizó en forma voluntaria. Igualmente existieron algunas deserciones, que se
castigaban con la pena de muerte, no dando resultado esta medida.
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(R)- Los medios de traslado de heridos fueron muy escasos, consistía en
carretas que podemos encontrar su uso desde la época del Gral. Artigas. Dichas
carretas tenían muchos problemas para transitar debido al estado de los caminos,
en caso de haberlos.
Encontramos un relato muy ilustrativo en un libro llamado “Por la Patria” de
Luis Alberto de Herrera, sobre las penurias sufridas durante el traslado de heridos
en carretas en la Revolución de 1897. Ahí nos cuenta como se les quedaban las
carretas, y como trasportaban sin tener analgésicos, ni medios para atender a los
fracturados. Este relato no debe distar nada de los traslados que se hicieron en la
Revolución que usted me pregunta. Por otra parte, no había parihuelas y lo
trasladaban en lo que tuvieran a mano, como pudieron ser palos con cueros o
cualquier material que encontraran en la zona que sirviera a tal efecto. Ejemplo
de ello lo vemos en la muerte de Coronel León de Palleja, durante la Guerra del
Paraguay, de la cual figuran fotos.
A los heridos, se los trasladaba al pueblo más cercano o a la casa de algún
partidario de la Revolución para que por lo menos tuviera una cama y muchas
veces solamente para que pudiera morir en paz, debido a la pocas posibilidades
que contaban en caso de ser heridos de arma blanca o de fuego, con graves
lesiones invasivas de cavidades.
(P)- ¿Se realizaban intervenciones quirúrgicas en el campo de batalla?
(R)- Por supuesto que se hacían, ejemplo de ello lo tenemos en las
amputaciones, la curación de heridas, el entablillamiento de fracturas, pero nunca
las invasivas de cavidades, solamente las externas.
Lo único que se abrió fue el abdomen, pero, con mucho riesgo, recién a
fines del Siglo XIX y siempre en hospitales, no en campamentos militares. Lo
hacían los profesores de cirugía, no podían ser médicos generales.
(P)- ¿Cómo se asistía a los heridos en los combates y cuál era el material
sanitario con que contaban?
(R)- Se asistían en primera instancia, mediante aplicación de “Hilas”
desflocadas en las heridas para detener las hemorragias. Estas eran hilos que las
mujeres antes de comenzar una guerra sacaban de telas de lino, que cumplían la
función del algodón. Otro material era el “garrote” que servía para hacer
torniquetes que se ponían en la raíz de los miembros para amputar.
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No hay memorias de médicos que nos digan con que material contaban.
Acorde a relatos extraídos de diferentes textos, vemos a la caja de amputación,
material blanco, vendas de lienzo, no había gasas ni algodón y las hilas de lino
que hablamos anteriormente.
Llevaban alcohol en frascos de vidrio con muchos riesgos en el trasporte,
por la volatilidad del mismo, como también los son los ingredientes principales de
la anestesia general, el éter y el cloroformo. Durante las Invasiones Inglesas nos
encontramos con pinzas hemostáticas que tenían los ingleses, por lo que podría
ser que pudiera tener este tipo de material la Revolución.
(P)- ¿Qué eran el láudano, la cola de pescado y el colodión?
(R)- Bueno, dentro de los medicamentos de la época encontramos el
láudano que era un sedante derivado del opio, líquido, usado para calmar los
dolores y se administraba en forma oral. La morfina que la vemos mucho después
es similar pero se administra en forma inyectable.
La cola de pescado era una grasa para aislar la herida del medio ambiente,
como también el colodión que era una sustancia gomosa que se hacían en las
boticas. No existían los medicamentos importados por lo que todo debía hacerse
en boticas.
(P)- ¿Que era el Sangrador que en diferentes lugares lo encontramos como
un cargo?
(R)- Era una profesión muy extendida en todo el territorio, todos los
hospitales contaban con ellos. En la escala jerárquica de Sanidad era el de menor
grado. También llamado Flebótomo, era un práctico especializado en abrir las
venas. Este tratamiento era empírico y cumplía las mismas funciones de las
sanguijuelas, sacarle sangre al paciente con la convicción de que le hacía bien.
(P)- ¿Qué nos puede decir de los médicos de la época?
(R)- Algo muy destacable en ellos era que asistían sin adecuarse ni tomar
bando en la política, se dedicaban a su función atendiendo al que lo necesitara.
Este era un principio general, algo que considero muy destacable.
Si bien es en otra Revolución, encontramos un ejemplo notorio, cuando el
Dr. Luis Mondino, médico gubernista, experiente cirujano, recorrió 28 km a
caballo dentro del Brasil hasta la casa donde se encontraba agonizando el
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caudillo blanco Aparicio Saravia para examinarlo. Era algo muy frecuente para los
médicos u Oficiales de Sanidad, como se les llamaba a aquellos que sin haber
estudiado la profesión poseían diferentes cursos que lo habilitaban.
(P)- ¿Había doctores en la Revolución que fueran Oficiales de Sanidad?
(R)- Por supuesto, uno de ellos fue Pedro Capdehourat, médico de
confianza del Brig. Gral. Manuel Oribe. Este era un Oficial de Sanidad que había
venido de Francia en un barco Mercante y que ante la mala praxis ejercida al
Brig. Gral. Eugenio Garzón se le suspendió el título, a la muerte de este, en 1851.
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ANEXO 2 BIOGRAFÍAS
144
FERNÁNDEZ SALDAÑA, José María, (1945), “Diccionario Uruguayo de Biografías 1810-1940”. Editorial
Amerindia, Montevideo, Pág. 69, 70, 71 y 72.
CASTELLANOS, Alfredo. (1999). “TIMOTEO APARICIO EL OCASO DE LAS LANZAS”. Ediciones de la
Banda Oriental S.R.L. Segunda Serie. Cap.VI. Pág.105
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1830-31: es reincorporado al Ejército Nacional, interviene en las campañas contra
los indios Charrúas y contra las revoluciones del General Lavalleja.
1836-38: acompaña al Gral. Rivera en el alzamiento contra el Presidente Oribe.
1839-51: durante la Guerra Grande es vencedor de Cagancha, nombrado Jefe de
Estado Mayor y luego Comandante en Jefe.
1851: se incorpora a las órdenes de Eugenio Garzón y pasa a ejercer la
comandancia de los departamentos de San José, Durazno, Soriano y Colonia.
1852: el Gral. Urquiza le confió la vanguardia en la batalla de Monte Caseros.
1857: sofoca revolución de 1857 y la del General Cesar Díaz en 1858.
1863: finalizada la “Cruzada Libertadora” del Gral. Flores emigra a la Argentina.
1870: Se incorporó a la revolución estudiada, cinco meses después de iniciada.
1871: Muere el 17 de julio en la Batalla de Manantiales según fuentes, por la
lanza de Feliciano Viera (padre del futuro Presidente con el mismo nombre).145
145
FERNÁNDEZ SALDAÑA, José María, Ob. Cit. Pág. 817 a 822.
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1851: asciende a Cnel., después funda la sociedad de Amigos del País, más
tarde Unión Liberal.
1855: se casa con Amalia Ordoñez teniendo dos hijos (José y Luis).
1856-57: Ministro de Hacienda del Gobierno de Gabriel Pereira.
1867: asciende a General.
1868-1872: fue elegido Presidente
1870-1872: debió enfrentar una de las Guerras civiles más prolongadas y
sangrientas del S XIX la “Revolución” que analizamos.
1877: integró el Gobierno provisorio del Cnel. Lorenzo Latorre.
1882: asciende a Brigadier General durante el Gobierno de Máximo Santos.
1886: desde el exilio participó en la preparación de la “Revolución del Quebracho”
junto a uno de sus hijos, José Batlle y Ordoñez, contra el Gobierno de M. Santos.
1887: 08 de mayo falleció a los 77 años de edad. 146
146
FERNÁNDEZ SALDAÑA, José María, Ob. Cit. Pág. 143 a 147.
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1863: junto al Gral. Flores se alzó en la Cruzada Libertadora de 1863 contra el
gobierno de Bernardo Berro.
1865: en el sitio de Paysandú, en el que, según él mismo reconociera, dio la
orden de fusilar a Leandro Gómez y sus colaboradores más cercanos,
1865: asciende a General e integró las tropas orientales que pelearon la Guerra
de la Triple Alianza contra Paraguay, se destacó en la batalla de Estero Bellaco.
1866: regresó enfermo de paludismo.
1867: Si bien la opinión predominante en ese momento fue que el asesinato de
Flores fue obra de los blancos, la familia del caudillo y, en particular, su viuda,
atribuyeron el crimen a Suárez.
1868: aspiró a la presidencia perdiéndola en el parlamento ante Lorenzo Batlle
apenas por un voto, se convirtió en ministro de Guerra y Marina.
1870-72: Combatió con singular firmeza la Revolución de las Lanzas, como
comandante del Ejército del sur. Triunfó en la batalla del Sauce —culminada con
el degüello de los prisioneros, hecho denunciado por su propio secretario, Carlos
María Ramírez, que lo llamó “Goyo Sangre”.
1875: Apoyó inicialmente el golpe militar de enero de 1875 (comienzos del
Militarismo), pero el hombre fuerte de la hora, Lorenzo Latorre, desconfiaba de él
y lo aisló totalmente.
1879: Falleció abruptamente el 7 de diciembre en su domicilio, y se comentó
ampliamente en ese tiempo que Latorre lo había hecho asesinar. Fue Suárez un
hombre de recia complexión, de rostro ancho y picado de viruela, con una boca
grande y de labios gruesos que generó su apodo de “Goyo Jeta”. Su figura
histórica no es asumida ni por sus correligionarios, y ha quedado como símbolo
del odio y la crueldad. 147
147
FERNÁNDEZ SALDAÑA, José María, Ob. Cit. Pág. 1207 a 1212.
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ANEXO 3 AMPUTACIÓN
148
MANINI RÍOS, Cnel. Guido. Coordinador-Editor. (2008). “Centenario del H.C.FF.AA”. Montevideo.
Uruguay. Pág. 67 y 68.
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