Anda di halaman 1dari 6

POLÍTICA AGRARIA Y AMBIENTAL

ACTIVIDAD

Aportes para un periódico virtual Crónica del conflicto agrario

Yony Arley Chavez Parra_10633441


Grupo: 201510 - 4

Tutor
Jorge Anibal Maya Pantoja

Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD


Escuela de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y del Medio Ambiente ECAPMA
Pitalito Huila – Colombia
Julio 2016
Conocimiento, herramienta y arma de los Campesinos.

La herencia de los últimos sesenta años en el sector agropecuario Colombiano, y que se evidencia

en este momento en la Región Sur Huilense; es una conceptualización y unos procedimientos

tergiversados, sesgados por los intereses, quizás: de las empresas que venden insumos, de los

políticos de turno, de una academia subjetiva, de una ciencia y tecnología mal concebida, entre

otras muchas posibilidades. Y el problema fuerte se bifurca en dos sentidos: por una parte los

técnicos (profesionales del agro) que renuncian a 5 años de formación por la comisión en las

ventas, o quizás responden a esa formación de tablero orientada por profesores que desconocen

más allá de las fórmulas la complejidad de la producción por su carencia de práctica y vivencias

que afianzan el conocimiento. Y por otra parte los agricultores que inicialmente creyeron que el

conocimiento viene de los técnicos, encantados por el boom de la alta producción, y de la

aceleración de los ciclos biológicos, tanto vegetales como animales; y que en este momento están

sumergidos en el descontento y en la incredulidad por las “soluciones” que no solucionan, o

solucionan parcialmente” brindadas por sus asistentes.

Zamosc (2004) refiere que las luchas campesinas entre otras razones ha sido la de defender el

pluralismo económico y político, y evitar el interés frontal de los modelos de la modernización

capitalista. Esta situación pone de manifiesto el descontento de los campesinos sobre la imposición

de conocimientos “homogenizadores” en contextos plurales tanto de las condiciones

agroambientales, como culturales, entre otros; a fin de alimentar los grandes intereses políticos.

Las causas de esta problemática se pueden encontrar desde el rompimiento de las formas

discursivas que tenían los agricultores para el traspaso del conocimiento, pasando por las cruzadas

cristianas que impusieron el monoteísmo, y asumían como brujería los rituales, las tradiciones, y

todo lo que encerraba el trasegar agrario de las comunidades; y de manera más contemporánea la
idea de una "tecnocracia agraria" nutrida por las sobras químicas de la segunda guerra mundial,

en lo que se denomina desde hace ya un buen tiempo “revolución verde”, un arsenal de tecnologías

de producto que hacen más dependiente a los agricultores, como: fertilizantes de síntesis, semillas

modificadas, pesticidas de alta residualidad y de amplio espectro... y ante todo esto el agricultor

es un cliente, es un sujeto pasivo que depende de la asesoría, o experimenta sin un procedimiento

claro, pagando con sus cosechas su errores propios o los de sus asistentes.

Los actores principales de esta situación son los Agricultores que ven como sus sistemas

productivos dependen de lo que ellos poco a poco van afinando, de sus tecnologías de producto y

de proceso, que sus asistentes técnicos, o por el voz a voz han entendido; con la mala suerte de que

la gran mayoría de tecnologías menoscaban su base de recursos y se convierte en un arma de lenta

acción que deteriora sus agroecosistemas y sus recursos, agua, suelo y biodiversidad; otros actores

son los asistentes técnicos principalmente del comité de cafeteros que responden generalmente a

intereses sesgados por la productividad desbordada, aunque es de destacar a quienes soportan su

asistencia técnica con datos e investigaciones bien logradas; también como actor de esta

problemática unas escuelas y colegios rurales des-ruralizantes, con el mensaje intrínseco de

estudiar para progresar con unas competencias a ejercer en los pueblos y ciudades, no

específicamente para triunfar en el campo; y por último los actores políticos que ven en el

campesinado generalmente un conjunto de votos, fáciles de conseguir por la incomprensión e

ingenuidad de la que son susceptibles, y que su propia condición y dinámica hacen que su

incidencia política sea insuficiente.

De acuerdo con la encuesta realizada a un grupo de agricultores el 50% de ellos adquirió su

conocimiento por sus familiares, el 25% mediante el ensayo en su propia finca, el 17% por los

asistentes técnicos y el 8% en la academia; esta información ratifica la predominancia de los


conocimientos empíricos en el campo. Por su parte el total de los encuestados opinan que cuando

va el técnico es a solucionar problemas, es decir que existe la confianza en ellos, y esto lo afirma

también que el 83% de los encuestados cree en los técnicos.

Por otro lado la mitad de los encuestados afirma que los técnicos que lo visitan tienen experiencia

y un título que los avala, pero también el 84% opinan que para mejorar sus sistemas productivos

necesitan mejor asistencia técnica, además el 59% de ellos buscan a los técnicos cuando se les

presenta un problema en campo y el 34% busca información en libros e internet, en conclusión

hay credibilidad pero hay que mejorar porque los resultados en los sistemas productivos aún están

por mejorar.

Algunas de las posibles consecuencias de esta problemática, se documenta en el estudio del sector

agropecuario Colombiano del 2.014, en el cual se expone una disminución del área cosechada de

los principales productos agrícolas; pero en contraste con esta situación y en aras de la objetividad

de este informe, cabe resaltar que la cantidad de producción, se ha incrementado levemente; y

revisando el entorno educativo de los principales subsectores la oferta académica, y

específicamente el subsector café que predomina en la región Sur Huilense, hay evidencia de una

alta intervención en cuanto a capacitación y formación; pese a esto, no hay una garantía clara de

bienestar porque el principal producto de la región, es susceptible constantemente a la alta

fluctuación de su precio en el mercado regido por parámetros macroeconómicos internacionales;

por tanto el agricultor de café, o caficultor, como la mayoría de agricultores, no es el dueño de sus

decisiones; porque compra los insumos que le enseñaron, y sobre los cuales “no tiene otra

alternativa” al precio que el mercado se los venda, y vende al precio que el mercado se lo quiera

pagar, y no se le ha dicho, o se le ha hecho olvidar con o sin intención, que si produce en su finca
su alimento, evitará ser víctima del mercado de la oferta y la demanda, y ganará bienestar

garantizando su alimento y nutrición.

Otra posible consecuencia de la falta de conocimiento del campo, se puede evidenciar en el

abandono de la actividad agropecuaria, es decir el cambio de su rol principal como la producción

de alimentos y materias primas; a solo sitio de habitación como lo indica el Censo adelantado por

el DANE en el 2006, el cual refleja que el 26,4% de la población rural no tienen actividad

agropecuaria. Matijasevic & Ruiz (2013) refieren que esta condición se puede denominar neo

ruralidad, con un riesgo de tergiversación de roles entre lo urbano y lo rural. Así las cosas

podríamos estar al frente de una desmejora del bienestar social por el debilitamiento de la fuente

de producción de alimentos y materias primas.

Teniendo en cuenta el planteamiento de Acevedo & Angarita (2013) quienes afirman: “Los

sistemas agroalimentarios alrededor del mundo deberán ser cambiados de manera significativa

para resolver el problema del crecimiento demográfico, y esto requiere sin duda, nuevos enfoques

para el desarrollo de las áreas rurales” (p.14). Se puede proponer como estrategia de solución la

promoción por parte de equipos idóneos, de un nuevo paradigma en la gestión de las fincas como

Agroecosistemas, es decir que a través de un proceso autónomo, ordenado y práctico de

diagnóstico, planeación, ejecución y monitoreo; los agricultores constituyan y gestionen sus

predios como Ecosistemas modificados en los cuales se privilegian especies agropecuarias como

el café y ganado entre otras, de alto interés económico por la generación de ingresos, y especies

de interés agroalimentario para la familia (hortalizas, frutales, pancoger, gallinas, cerdos, especies

menores, etc), y además se conserven y se potencien los procesos (energéticos, biogeoquímicos,

hidrológicos…) los recursos de base (suelo, agua, biodiversidad) y se ponga en valor la cultura

agraria local y el talento humano; para el mejoramiento de la calidad de vida de la familia rural, la
competitividad agropecuaria de pequeña escala, y la conservación medioambiental, constituyendo

las fincas en microempresas económicamente viables, proveedoras de bienestar, y conservadoras

del medio ambiente.

En conclusión el conocimiento en el sector agrario debe ser una herramienta fundamental para el

desarrollo, y pese a tener una fuerte base empírica, deberá evolucionar a formas documentadas y

estandarizadas de aplicaciones técnicas que permitan avanzar hacia la competitividad, la

conservación ambiental, y el bienestar social.

REFERENCIAS

Acevedo, A. (2004). Agricultura sustentable. Mariquita Tolima Colombia.

Acevedo, A. & Angarita, A. (2013). Metodología para la evaluación de sustentabilidad a partir


de indicadores locales para el diseño y desarrollo de programas agroecológicos. Bogotá:
UNIMINUTO.

Altieri, M. (1995). El agroecosistema: determinantes, recursos, procesos y sustentabilidad. En


agroecología. Bases científicas para una agricultura sustentable. II Ed. CLADES. Santiago
de Chile

Altieri, M. (1986). Agroecología, Bases científicas de la agricultura alternativa. Cetal, Berkeley,


California, EEUU.

Astier, M. & Masera, O. (1996). Metodología para la evaluación de sistemas de manejo


incorporando indicadores de sustentabilidad MESMIS. Grupo interdisciplinario de
tecnología rural apropiada GIRA. Documento de trabajo 17. 1996.

DANE. (2005). Censo general, perfil Pitalito Huila.

Lacki, P. (1998). El libro de los pobres rurales. Paraná: Brasil.

Matijasevic, M., & Ruiz, A. (2013). La construcción social de lo rural. Revista Latinoamericana
de Metodología de la Investigación Social, (5), 24-41.

Zamosc, L. (2004). Transformaciones agrarias y luchas campesinas en Colombia; un balance


retrospectivo. Recuperado de:
http://www.magrama.gob.es/ministerio/pags/Biblioteca/fondo/pdf/7543_5.pdf

Anda mungkin juga menyukai