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CAPITULO 5 Buenos Aires, el litoral y el interior en la era de la lana:

La ciudad de Buenos Aires: Experimento el mayor crecimiento demográfico de todas las regiones. Entre los
años 1854 y 1887, el crecimiento anual fue de 5%. Las migraciones europeas constituyeron el principal motor
de crecimiento porteño. Ya en 1850, 1 de cada 3 habitantes nació del otro lado del Atlántico y para 1870 la
mitad eran europeos.

Buenos Aires, se afirma en este periodo como eje del comercio exterior argentino.

Como resultado de a gradual pero sostenida perdida de importancia relativa de la ganadería vacuna, el
incremento del valor de las exportaciones de lana, concentro casi de modo exclusivo la ganadería
ovina en las tierras bonaerenses, en particular las que rodeaban a la ciudad de Buenos Aires y
dependían de las redes de comercialización y transporte vinculadas a la urbe. Pese a la precariedad
del puerto de Buenos Aires, un elevado porcentaje del comercio atlántico se descargaba aquí.

El puerto recibió algunas modificaciones leves en los 50, pero pese a la dimensión de arribó y salida de
barcos mercantiles y la inseguridad de las inclemencias del mal tiempo se rectificó la desembocadura del
Riachuelo y la apertura del canal sud en el año 1875. También se construyeron algunos muelles en los
márgenes.

Con la masiva llegada de inmigrantes, el consumo incremento, como también los hábitos se
europeizaron. El derrumbe de la federación rosista, con sus aspiraciones igualitaristas, también
contribuyó a la expansión del consumo y, en particular, a una creciente separación entre los hábitos
de consumo de los sectores más acomodados y los de las clases populares. Nació así un sector
mercantil destinado a solventar el consumo de los sectores más acomodados que creció en
importancia conforme aumentaba la riqueza de este grupo en la era de la lana. (tiendas como “A la
ciudad de Londres” se crearon en esos años- 1873) aparece la tendencia, y en el ámbito comercial
aparece el regateo modificando el anterior precio fijo.

La expansión del trabajo en talleres, así como el crecimiento del servicio doméstico, incrementaron la
participación femenina en el sector mercantil de la economía.

La economía urbana comenzó a ganar cierta autonomía respecto al comercio exterior. Una prueba de
esto fue el ferrocarril Oeste, que en 1857 tenía su primer tramo desde plaza Lavalle a Flores, lo que
alimentaba las conexiones en un mercado interno en crecimiento. En 1869, aparecen los tranvías a
caballo, que unían los suburbios al centro comercial y burocrático.

Entre los 60 y 70, el estado comenzó a realizar mejoras en los servicios de agua, recolección de basura y
drenado, alumbrado a gas, empedrado, en especial luego de las epidemias de cólera en el 67 y 68 y la fiebre
amarilla en el 71, que pusieron de manifiesto la necesidad de intervención del estado, no solo para embellecer
la urbe sino para dejar de manifiesto la majestad de las políticas públicas.

En las décadas posteriores a Caseros, desaparecieron las casas criollas y la ciudad adquirió un estilo
italianizado y esto no es casual, puesto que la mayoría de los inmigrantes provenía de allí.

La producción manufacturera de Buenos Aires en este periodo marcaba un fuerte contraste con el desarrollo
comercial, puesto que la mayor parte de las manufacturas que en la ciudad de comerciaban pertenecían al
mercado de importación.

En estos años solo se registra un incremento en la importación de insumos y bienes de capital, que no
tenían por destino principal la industria sino la construcción de ferrocarriles y obras de
infraestructura, y en menor medida, la producción rural.

La llegada de los inmigrantes dotados de destrezas técnicas poco frecuentes en el medio local
incremento a calificación de la fuerza de trabajo y as capacidades técnicas y empresariales
disponibles, y permitió modestas dimensiones. (herrerías, carpinterías, talleres de confección de
indumentaria, fábricas de fideos y de calzado, etc.)  En todos predominaba la fuerza de trabajo
manual o artesanal combinando fabricación con reparación. (escaza división del trabajo, la fuerza
motriz o la producción estandarizada desempeñaban un papel muy marginal o no se encontraba en
este periodo)

Provincia de Buenos Aires: Entre 1850 y 1880, la campaña bonaerense se afianzo como el principal motor de
expansión productivo al calor de la ganadería ovina.
Entre la caída de Rosas y la Conquista del desierto el territorio de la provincia de Buenos Aires se triplicó y
alcanzo sus límites actuales.

En muchos de los distritos de frontera que lentamente comenzaron a poblarse de ganado vacuno, para 1885,
la imagen de la pampa como un desierto siguió vigente, ofreciendo un marcado contraste con los procesos
civilizatorios alcanzados por la capital y su área de influencia inmediata.

En la provincia de buenos aires si bien la ganadería ovina desplazó al vacuno de las mejores tierras, la
ganadería vacuna ocupaba un lugar relevante en la economía provincial, como lo demuestran las
cifras que se incrementaron en esos años.

Las jerarquías económicas como las sociales se han acentuado y tornado más visibles que en los
tiempos del rosismo.

Con el arribo de la inmigración las mujeres ingresan al mundo del trabajo, y los centros urbanos más
poblados, como San Nicolás, tenían las dimensiones de la capital de una provincia del interior, contaban con
sucursales bancarias y hasta periódicos propios. Las pulperías de la primera mitad del siglo XIX, le fueron
cediendo lugar a centros comerciales más amplios, como despensas y carnicerías.

El avance de las profesiones revela la creciente complejidad de la sociedad rural.

La creciente integración de los mercados urbano y rural favorecida por el sistema ferroviario limitó a
producción manufacturera rural, que se proveía de la capital por medio de las redes comerciales.

El número de talleres se incrementó, pero siguió predominando el trabajo individual y artesanal de los oficios.

Las empresas que predominaban en el mundo rural de la provincia de buenos aires eran los saladeros y los
molinos harineros.

La integración del mercado interno, dada por el ferrocarril, fue positiva para el mundo rural en lo que respecta
a la producción de alimentos, ya que la urbe porteña significaba un centro de consumo importante.

La provincia de Santa Fe: En este periodo, Santa Fe creció más que cualquier otro distrito de la
confederación. Crecimiento que se apoyó en el cambio estructural de la economía provincial. Caseros fue el
punto que cambió la pésima posición que había adoptado luego de la independencia, donde con el libre
cambio y la desaparición del modelo colonial regional como productora de ganado (mulas) para el Alto Perú la
habían convertido en la más pobre de las provincias del litoral. Sancionada la libre navegación de los ríos
Paraná y Paraguay, la ciudad de Rosario se consagró gracias a su puerto (principal de la Confederación), que
fortaleció la posición de las provincias del interior en torno al mercado internacional.

Con la unión del ferrocarril Rosario-Córdoba en 1870 y su puerto, rosario se transformó en el segundo
centro portuario y ferroviario del país, superando en todos los aspectos a la capital de la provincia, y
recibiendo una gran cantidad de inmigrantes.

Con las campañas militares del 70, se incorporan a manos de los blancos 7 millones de hectáreas, pero e
aparato estatal provincial era muy débil, por lo que el gobierno de Santa Fe, carecía de herramientas para
explotarlas. Estas tierras, no solo no tenían agentes que puedan emprender la producción, sino que se
encontraban desprovistas de vías ferroviarias y terrestres que las acercaran a los centros de comercialización.
 El gobierno puso en práctica un proceso de privatización muy veloz. Bastas extensiones fueron cedidas a
precios muy bajos y en extensas parcelas, en algunos casos superiores a 100.000 hectáreas. En el norte de la
provincia, Mariano Cabal, llegó a poseer 2 millones de hectáreas, equivalente al país de Gales.

Luego de la privatización de las tierras del sur, estas se utilizaron para la actividad más rentable del
momento: la cría de ovejas.

Apenas la amenaza indígena se atenúo, importantes ganaderos porteños desplazaron sus majadas
más allá del Arrollo del Medio, en busca de tierras baratas y fértiles.

*En el sur, se expandía la cría de ovinos, en el norte (mucho más pobre) se afirmaba la ganadería
vacuna tradicional como el segundo motor de producción de la provincia y en el centro, se
desarrollaba lentamente un proceso de crecimiento agrícola que a cabo de algunos años se
desarrollaría hasta alcanzar el lugar de tercer motor de la economía santafesina, impulsada por las
colonias de europeos.
Las colonias estaban en manos de privados por lo general, bajo la autorización del estado.  El
desarrollo de las colonias requirió de la colaboración de tres actores. El empresario colonizador que
ponía en valor la tierra con la colonia, el estado, que ofrecían tierras fiscales a bajo costo, con la idea
de modificar social y económicamente el medio rural; y por último, los inmigrantes europeos que
protagonizaron el movimiento colonizador, para quienes los riesgos de esta aventura se veían
compensados por la posibilidad de convertirse en agricultores independientes.

Ante las dificultades que afrontaron, muchas de estas colonias se especializaron en la producción de trigo y se
articularon con mercados más grandes a los locales, tanto para insertar la producción como para abastecerse
de insumos para la cosecha, por lo general Rosario.

Muchas colonias prosperaron por la demanda de las tropas aliadas ubicadas en Rosario con destino a
Paraguay. Luego de esto muchas colonias se desvanecieron, a excepción de aquellas que habían
apostado por la incorporación de parcelas más grandes y la producción extensiva.

Hacia 1880, Santa Fe era la principal productora cerealera del país (trigo).

La provincia de Entre Ríos: La provincia de Entre Ríos se mantuvo en un crecimiento no tan acelerado como
el de Santa Fe, precisamente por el avance de Rosario como polo comercial de la confederación y el litoral. Al
mismo tiempo que la geografía presenta aquí un limitante para desarrollar una economía rural de alta
producción. Sus pastos son duros y poco aptos para la ganadería ovina y vacuna, no significa que no
haya habido ganadería ovina, pero en proporción Entre Ríos producía 4 millones, contra 55 de Buenos Aires.

La mayor parte de la producción agrícola siguió dominada por el cultivo del maíz y el trigo, aunque de
magros rindes, para abastecer al consumo doméstico y algunos mercados locales.

Otro obstáculo, fueron los dos grandes ríos que rodeaban la provincia que imposibilito la aparición del
ferrocarril, en el interior solo se tendieron 10 km en 1867 y avanzo a paso muy lento su construcción,
debido a que al interior de Entre Ríos, la recorre un gran número de arroyos y brazos de los ríos.

Obstaculizada la transformación productiva del sector rural, Entre Ríos aposto por la producción de
Vacuno criollo conservando un amplio segmento de productores familiares poco integrados al sector
mercantil de la economía.

Los bajos niveles de integración al mercado y las limitaciones a la acumulación de capital afectaron la
circulación de moneda y de créditos.  Los grandes capitalistas se veían obligados a operar en
Rosario, Montevideo o Buenos Aires, en lo que respecta al sistema bancario.

Ante la ausencia de capitales privados, el estado intervino más que en Santa Fe o Buenos Aires.

No hubo un avance estatal en cuanto a títulos de propiedad, y los campesinos milicianos de las décadas del
30 y 40 afirmaban su posición absoluta.

Pero en los 60, se puso en marcha un programa de regulación de propiedad del suelo con el cual ponía a
merced del estado el fisco para gestionar.

Luego de la regulación, muchos de los ocupantes consuetudinarios se transformaron en intrusos, y fueron


proletarizados bajo el sistema capitalista. (en Entre Ríos se da la hipótesis canónica en gran medida)

*El avance del orden económico liberal supuso una expropiación de derechos para las clases
populares rurales que ahondó las desigualdades sociales de la comunidad entrerriana.  A diferencia
de Buenos Aires y Santa Fe, donde el avance del capitalismo coincidió con una etapa de ampliación de
las oportunidades de progreso (matización a la hipótesis canónica sobre el surgimiento del
capitalismo), en Entre Ríos este proceso se desplegó en un marco signado por la ganadería extensiva
y poco dinámica, por una frontera en desaparición y crecientes dificultades para que los pobres del
campo accedieran a la tierra.  Esta situación suscitó conflictos posteriores de una gran intensidad
en torno a la propiedad de la tierra. La guerra civil del 1870-73, supuso grandes pérdidas materiales,
desorganizó la administración pública y afectó los derechos de propiedad. Esto afectó a la provincia y
supuso quedar un poco más atrasada que sus vecinas.

El Interior del país: Entre 1850 y 1880 no se produjeron cambios en la vida económica del interior
comparables a los entonces experimentados distritos pampeanos. Sin embargo, las apariciones de un estado
central generaron condiciones más propicias para el crecimiento económico. Se redujeron las barreras
fiscales aumentando la circulación de bienes y se construyeron obras de infraestructura. La población creció, y
las carretas se desplazaron por carros de cuatro ruedas disminuyendo los costos de transporte y los tiempos.

Solo Tucumán, Mendoza y Córdoba, tuvieron tasas de crecimiento similares a las del litoral.

Los conflictos entre la Confederación y Buenos Aires, como las guerras civiles de las provincias andinas
(Peñaloza, Varela) supusieron inconvenientes para el crecimiento económico y demográfico. Pero, en
definitiva, si es que hubo integración, sería con el litoral. La intensa reclutación en el interior, destino a un gran
porcentaje de hombres en edad de trabajar a morir en los esteros paraguayos durante la Guerra de la Triple
Alianza.

En el interior hay mucha presencia de mujeres como jefa de familia, lo cual indica que los hombres si
no eran perjudicados por los conflictos, migraban a otras provincias a buscar mejores oportunidades.

A mediados del siglo, los descubrimientos de oro en California, tuvo efectos dinámicos a lo largo de
toda la costa del Pacífico que estimularon una creciente integración de las provincias andinas con los
mercados chilenos. Durante estos años no solo creció la demanda chilena, también la minería
boliviana ganó impulso y ofreció un mercado de considerables dimensiones para las provincias del
noroeste.

A lo largo de este periodo se produjo la expansión de tres grandes mercados: Bolivia, Chile y Buenos
Aires, en torno a los cuales venía girando la economía del interior desde la crisis del virreinato y la
apertura comercial.

Provincias del Norte y Tucumán: La economía minera boliviana, a pesar de haber dejado atrás su época de
gran intensidad en el período colonial, seguía significando un centro económico considerable y esto queda
demostrado con el amplio uso de la moneda boliviana en el mercado del interior.

Salta era el principal nexo con los puertos del norte de chile y las provincias andinas. En la revitalización de la
minería, el ganado criollo significaba una buena salida comercial para el interior del país. Hubo un pequeño
crecimiento económico de la población respecto a esta producción ganadera, dándole lugar a criadores
independientes y familiares.

Las manufacturas Tucumanas tenían buena acogida en el mercado del litoral, como el azúcar, el aguardiente,
los cueros, las suelas y el tabaco.

Tucumán, contaba con una gran variedad de pequeños y medianos campesinos que se dedicaban a la
producción para el mercado tanto del litoral como de salta y el dinamismo económico de Tucumán se explica
en parte por el elevado índice de varones en edad de trabajar respecto a sus vecinas. De hecho, muchos
habitantes de provincias vecinas migraban a la provincia tucumana.

A partir de 1860, Tucumán se dedicó más a los ingenios azucareros y a volcar su perfil hacia el Atlántico
mediante el puerto rosarino. Los grandes empresarios de la provincia se dedicaron a las plantaciones de caña
en el Valle Central.

La llegada del ferrocarril en 1876, aceleró este proceso de enfocarse al atlántico y significó mayor inversión
privada para producir azúcar, sobre todo en 1880.

Las provincias de Cuyo: Con el boom del oro californiano el valle central chileno se dedicó a la agricultura del
trigo, lo que le posibilito, a la región de Cuyo, una buena coyuntura para producir ganado para el mercado
chileno hasta la década de 1870, sobre todo en Mendoza. El trigo que se sembraba en Mendoza, encontró
acogida en el litoral y en Buenos Aires. Esto reforzó el poder de la elite mendocina. Con la renovación de la
estructura rural, crecieron las oportunidades de los sectores subalternos. Aquí hubo legislación (papeleta del
conchabo) para proletarizar al gaucho rural y proveer fuerza de trabajo a los capitalistas. Sin embargo, ante la
falta de trabajo, estas medidas solo podían funcionar con incentivos mercantiles (participación en las
ganancias).  Hubo migración de provincias vecinas e incluso de Chile, donde las condiciones impuestas por
el estado-estanciero eran más duras.

Aparecen pequeños establecimientos bancarios.

Sin embargo, el ganado mendocino sufre un duro golpe cuando el trigo chileno del Valle Central,
pierde su mercado en el Pacífico norte y retorna a la ganadería. Perdiendo el mercado chileno,
Mendoza se reorienta en 1880 hacia la vitivinicultura, y el trigo pasa a santafesino lidera cómodamente
en el mercado litoral.

La incidencia en la mejora de la calidad de vida del estado fue modesta o en gran medida indirecta, puesto
que la legislación proletarizadora no tenía eficacia y el estanciero se veía obligado a negociar condiciones de
contratos con los jornaleros o asalariados o arrendatarios.

La ausencia de conflictos bélicos en la organización de nuestra nación, favorecieron un clima de crecimiento


económico en los marcos de la economía capitalista y sus componentes.

La educación en el interior, significó un 5 % del presupuesto de las provincias, y benefició sobre todo a los
más acomodados.

Conclusiones: *Las políticas públicas beneficiaron a la mayoría en forma indirecta por ineficacia o por
la imposición del orden económico liberal y la aparición del ferrocarril, mejorando las comunicaciones
o la seguridad, e incrementando las posibilidades laborales, en clave burguesa. No era lo mismo la
escolarización que el alfabetismo, había muchas familias que educaban a sus hijos en la casa
(aprender a leer y escribir) o iban al colegio y cuando lograban leer y escribir abandonaban. Los más
acomodados, postergaban el mundo del trabajo de sus nuevas generaciones y educaban a sus hijos
en los colegios. En cuyo y las provincias andinas la alfabetización era mayor que en el norte y
Santiago del Estero.

En Argentina, el censo educativo de 1883, muestra que la brecha de alfabetismo entre el hombre y la mujer
comenzaba a cerrarse puesto que las mujeres representaban el 47% de los niños y niñas totales en la escuela
primaria.

El crecimiento de la riqueza y el incremento de las posibilidades de consumo dieron forma a un orden


social más complejo, y por ello también más estratificado. Como parte de ese proceso, en esta etapa
comenzó a percibirse la presencia de sectores intermedios, que alcanzaron creciente importancia en
las ciudades, pero también en los distritos donde se expandían la agricultura cerealera y la ganadería
lanar. Los extranjeros se volvieron preponderantes en los grupos de expansión. Muchos de los
artesanos calificados fueron inmigrantes, al igual que el grueso de los dueños de talleres, restaurantes
y comercios, y gran parte de los pequeños y medianos productores. El éxito económico de los
europeos desplazó progresivamente a los trabajadores nativos hacia los estratos inferiores de la
pirámide de ingresos. Este avance de la desigualdad tuvo su punta de lanza en el sostenido
incremento del patrimonio y el ingreso de los más ricos, entre quienes se destacaban los capitalistas
de fortuna rural. La concentración en la cumbre de los beneficios generados por la expansión de la
economía exportadora permitió la formación de un poderoso grupo de grandes estancieros
(terratenientes). Impulsado por la expansión ganadera y el incremento del precio del suelo, el
patrimonio de los sectores pudientes creció considerablemente más rápido que los ingresos
populares, que a lo sumo se vieron duplicados en estos treinta años. En la región litoral, la expansión
económica tuvo un impacto positivo en los sectores populares pero negativo en cuanto a la igualdad.
Incrementando los ingresos de los hombres y mujeres comunes, pero concentrando una gran porción
de la riqueza en pocas manos, generando pequeños círculos de ricos.

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