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TEXTOS LITERARIOS DEL SIGLO DE ORO

TEMA VI: PERSPECTIVISMO Y TEMAS EN LA PROSA

1. EL CARÁCTER DIDÁCTICO DE LOS TRATADOS Y DIÁLOGOS:


MENOSPRECIO DE CORTE Y ALABANZA DE ALDEA (FRAY ANTONIO DE
GUEVARA)

Las diversas tendencias de la prosa renacentista están determinadas por su


intencionalidad o función. Los diálogos, coloquios y epístolas son las formas que
adopta la prosa humanística por influencia de los autores antiguos (Platón, Cicerón) y
que, tras el éxito de Erasmo, adquirieron en España mayor importancia.
Una muestra es la prosa de Fray Antonio de Guevara (1481 – 1545) humanista en la
corte de los Reyes Católicos. Su obra Menosprecio de corte y alabanza de aldea
(1535) responde al ideal horaciano. Su estilo enfático, sentencioso y retórico, de frase
amplia, era propio de los predicadores (era franciscano).
Veamos algún ejemplo de su contenido y estilo:
“Es privilegio de aldea que en ella no viva ni pueda vivir, ni se llame ni se pueda llamar ningún
hombre aposentador de rey ni de señor, sino que libremente more cada uno en la casa que
heredó de sus pasados o compró por sus dineros (…) ¡Oh! Cuan bienaventurado es aquél a
quien cupo en suerte de tener qué comer en el aldea; porque el tal no andará por tierras
extrañas, no mudará posadas todos los días, no conocerá condiciones nuevas, no sacará
cédula para que le aposenten, no trabajará para que le pongan en la nómina, no tendrá que
servir aposentadores, (…)
Es privilegio de aldea que el hidalgo u hombre rico que en ella viviere sea el mejor de los
buenos o uno de los mejores, lo cual no puede ser en la corte o en los grandes pueblos; porque
allí hay otros muchos que le exceden en tener más riquezas, (…) para los hombres que tienen
los pensamientos altos y la fortuna baja les sería más honra y provecho vivir en aldea honrados
que no en la ciudad abatidos. (…)”

2. PERSPECTIVISMO Y CULTURA LINGÜÍSTICA: DIÁLOGO DE LA LENGUA


(JUAN DE VALDÉS)

Además del Diálogo sobre la dignidad del hombre, de Hernán Pérez de Oliva (obra
vista en el tema II), tiene extraordinario interés la obra Diálogo de la lengua, de Juan
de Valdés (1509 – 1541). Escrita en Nápoles alrededor de 1535 (aunque no se publicó
hasta 1736) es un documento fundamental para la historia de la lengua y una clara
defensa de la lengua castellana y de la claridad, sencillez, sobriedad y naturalidad del
estilo.
Los interlocutores del diálogo son cuatro amigos (Marcio, Valdés, Coriolano y
Pacheco) que se reúnen a comer y entablan una conversación acerca de la lengua
castellana. Vemos algún fragmento:
“MARCIO.- Me maravillo mucho que os parezca cosa tan extraña el hablar en la lengua que os
es natural. Decidme: si las cartas de que os queremos demandar cuenta fueran latinas,
¿tuvierais por cosa fuera de propósito que os demandáramos cuenta de ellas?
(…)
VALDÉS.- Porque he aprendido la lengua latina por arte y libros, y la castellana por uso, de
manera que de la latina podría dar cuenta por el arte y por los libros en que la aprendí, y de la
castellana no, sino por el uso común de hablar, por donde tengo razón de juzgar por cosa fuera
de propósito que me queráis demandar cuenta de lo que está fuera de toda cuenta.
(…)

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MARCIO.- (…) todos los hombres somos más obligados a ilustrar y enriquecer la lengua que
nos es natural y que mamamos en las tetas de nuestras madres, que no la que nos es pegadiza
y que aprendemos en libros.
(…)
VALDÉS.- (…) la lengua castellana nunca ha tenido quien escriba en ella con tanto cuidado y
miramiento cuanto sería menester para que hombre, queriendo o dar cuenta de lo que escribe
diferente de los otros, o reformar los abusos que hay hoy en ella, se pudiese aprovechar de su
autoridad. (…)”

3. NATURALEZA Y VALOR SIMBÓLICO DEL NOMBRE: DE LOS NOMBRES DE


CRISTO (FRAY LUIS DE LEÓN)

En esta obra, Fray Luis sintetizó en prosa el contenido de sus poesías. Su gestación
duró varios años y se publicó estructurada en dos partes en 1583, y en tres, en 1585.
Los interlocutores de este diálogo son Marcelo, Sabino y Juliano, reunidos en la
Flecha, finca de los agustinos en cuya huerta contemplan la Naturaleza:
“De los nombres de Cristo (Introducción)
Introdúcese el asunto con la idea de un coloquio que tuvieron tres amigos en una casa de
recreo. (…) soledad de una granja (…) a la huerta (…) deleite en la vista (…) sombra de unas
parras y junto a la corriente de una pequeña fuente (…) Sabino, que (…) era el más mozo,
mirando hacia Marcelo y sonriéndose, comenzó a decir así:
-Algunos hay a quien la vista del campo los enmudece, y debe de ser condición de espíritus de
entendimiento profundo; mas yo, como los pájaros, en viendo lo verde, deseo o cantar o hablar.
-(…) no es alteza de entendimiento (…) sino cualidad de edad y humores diferentes (…)
Entonces Sabino, desplegando el papel, leyó el título que decía: De los nombres de Cristo; y no
leyó más, y dijo luego:
-Por cierto caso hallé hoy este papel, que es de Marcelo, adonde, como parece, tiene apuntados
algunos de los nombres con que Cristo es llamado en la Sagrada Escritura, y los lugares
adonde es llamado así. (…)
Príncipe de paz (Libro II)
Explícase qué cosa es paz, cómo Cristo es su autor, y, por tanto, llamado Príncipe de Paz
(…)
-(…) ¿Qué otra cosa es sino paz, o ciertamente una imagen perfecta de paz, esto que ahora
vemos en el cielo y que con tanto deleite se nos viene a los ojos? Que si la paz es, como San
Agustín breve y verdaderamente concluye, una orden sosegada o un tercer sosiego y firmeza en
lo que pide el buen orden, eso mismo es lo que nos descubre ahora esta imagen (…) veremos
que este concierto y orden de las estrellas, mirándolo, pone en nuestras almas sosiego (…) los
deseos nuestros y las afecciones turbadas, (…) se van aquietando poco a poco (…) Porque
cuanto se obra en esta vida por lo que vivimos en ella, y cuanto se desea y afana, es para
conseguir este bien de la paz; (…) Porque, o siguen [los hombres] algún bien que les falta, o
huyen algún mal que los enoja. (…)
Y si la paz es tan grande y tan único bien, ¿quién podrá ser príncipe de ella, esto es, causador
de ella y principal fuente suya, sino ese mismo que nos es el principio y el autor de todos los
bienes, Jesucristo, Señor y Dios nuestro? (…) dos cosas diferentes son las de que se hace la
paz, conviene a saber: sosiego y orden. (…) entendemos luego que puede haber paz en él [en
el hombre] por tres diferentes maneras. Una, si estuviere bien concertado con Dios; otra, si él,
dentro de sí mismo, viviere en concierto; y la tercera, si no se atravesare ni encontrare con
otros”.

4. HISTORIOGRAFÍA ARTÍSTICA: PINTURA Y JARDINES

En el reinado de Felipe II la historiografía, a la vez que se hizo más rigurosa que en la


época de Carlos V, prestó más atención al estilo. Destacaron Diego Hurtado de
Mendoza, el padre Mariana y el padre Sigüenza.
Fray José de Sigüenza (1544 – 1606), como historiador de la Orden de San Jerónimo,
realizó las más completas y detalladas descripciones de El Escorial. Ha sido

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considerado uno de los primeros críticos de arte de la España moderna. Su
sensibilidad y la penetración en sus juicios se unen a una prosa fluida, amena y
detallista.
La tercera parte de su obra Historia de la orden de San Jerónimo (1605) constituye la
fuente más importante para conocer cómo fue la fundación del Monasterio, los gustos
del rey, de la época y las piezas artísticas que albergaba la considerada mejor
pinacoteca de la época. También muestra su interés por los jardines, diseño de los
mismos, variedad de árboles y plantas y la importancia que ya había adquirido con
Felipe II.
En cuanto a sus valores literarios se ha comparado su estilo al del Monasterio:
desnudez, sobriedad, clasicismo y períodos alternantes que, como las numerosas
ventanas del edificio, rompen la monotonía de la prosa.
“Historia de la orden de San Jerónimo (…)
[De la grandeza y variedad de pinturas de El Escorial]
(…) Y si se juntase una suma de toda la pintura y escultura y cuanto aquí se ve dentro de este
género que llaman dibujo o diseño, pusieran admiración. Confieso que alguna vez he tentado de
hacerla y me he confundido y no acierto, como lo que dije de las puertas y las ventanas. (…)
Comenzar teníamos por los maestros de la escultura, (…)
De Michael Angelo Bonaroto, que sin controversia es el primero de este coro y el Apeles de
nuestros siglos, no tenemos cosa de su mano, aunque si algunas copias de cosas suyas.
En la celda del Prior hay un cuadro mediano de una Nuestra Señora sentada con el niño
dormido en el regazo, (…) aunque algunos dicen que no es de Michael, sino de Leonardo de
Vinci, que no debe nada a Michael, aunque sea Ángel en el arte. (…) de Rafael Sancio Urbino,
(…) que Michael quitó a Rafael, que no fuese el primero y este a aquel que no fuese solo, (…)
de Rafael, digo, también pienso hay poco de sus manos, (…)
Del Tiziano he referido mil cosas, que creo es el que, después de estos tres (Miguel Ángel,
Rafael, Leonardo), es príncipe en este arte, (…)
Alberto Durero, hombre de gran ingenio, fue el que dio mucha luz del dibujo y de la pintura a
todos sus alemanes y flamencos, (…)
Entre las pinturas de estos alemanes y flamencos, que, como digo, son muchas, están
repartidas por toda la casa muchas de un Jerónimo Bosco, (…)
La diferencia que, a mi parecer, hay de las pinturas de este hombre a las de los otros, es que los
demás procuraron pintar al hombre cual parece por de fuera; este solo se atrevió a pintarle cual
es dentro; (…)
No quiero decir más de los disparates de Jerónimo Bosco; sólo se advierta que casi en todas
sus pinturas, digo en las que tienen este ingenio (…) siempre pone fuego y lechuza. (…)”

5. HISTORIAGRAFÍA INDIANA: ÉPICA Y NATURALEZA

La gesta del descubrimiento de América dio lugar a una abundante literatura sobre las
hazañas de los conquistadores, las descripciones de las nuevas tierras, sus habitantes
y costumbres. Ofrecen diferentes puntos de vista sobre una misma realidad. Como
ejemplo revisamos dos visiones en estilos muy diferentes.
Por un lado, la de Bernal Díez del Castillo (1492 – 1581) con su obra Historia
verdadera de la conquista de la Nueva España en la que intenta hacer protagonista de
la empresa a todos cuantos participaron en ella. Su estilo es muy ágil, vivo y
espontáneo:
“Capítulo LXXIX
Cómo vinieron cartas a Cortés como en el puerto de la Veracruz había llegado Cristóbal de
Tapia con dos navíos, y traía provisiones de su Majestad para que gobernase la Nueva España.
Y lo que sobre ello se acordó y luego se hizo (…)
Dejemos este negocio de Tapia y digamos cómo Cortés envió luego a Pedro de Alvarado, a
poblar Tututepeque, que era tierra rica de oro; y para que bien lo entiendan los que no saben los
nombres de estos pueblos, una es Tustepeque, adonde fue Sandoval, y otro es Tututepeque,

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adonde en esta sazón va Pedro de Alvarado; y esto declaro porque no me acusen que digo que
fueron dos capitanes a poblar una provincia de un nombre. (…)”

Por el otro, la de Francisco López de Gómara (1512 – 1572?) con su obra Historia de
las Indias y conquista de México en la que trata de hacer una apología de Hernán
Cortés, de quien era capellán. En este caso, el estilo es más culto y plagado de citas
de autores clásicos:
“Qué cosa son grados (VIII)
Parecerá vanidad querer situar la grandeza de la tierra, y es fácil cosa, pues su sitio está en
medio del mundo. Sus aledaños es la mar que la rodea. No lo sé decir más breve ni más
verdadero. Mela dice que son oriente y poniente, septentrión y mediodía, y aun David apunta lo
mismo en el salmo ciento seis. (…) Eróstenes no puso sino los polos norte y sur aledaños,
partiendo la tierra con el camino del sol; y Marco Varrón loa mucho esta repartición, por muy
conforme a razón.
La honra y las mercedes que los Reyes Católicos hicieron a Colón por haber descubierto
las Indias (XVII)
Estaban los Reyes Católicos en Barcelona cuando Colón desembarcó en Palos, y hubo de ir
allá. (…) Unos decían que había hallado la navegación que cartagineses vedaron; otros, la que
Platón, en Critias, pone por perdida con la tormenta y mucho cieno que creció en la mar; y otros,
que había cumplido lo que adivinó Séneca en la tragedia Medea, do dice: ‘Vendrán tiempos de
aquí a mucho que se descubrirán nuevos mundos, y entonces no será Thule la postrera de las
tierras’. (…)”

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RESUMEN HECHO POR LA PROFESOR ANA SUÁREZ MIRAMÓN

Si el género más importante (por su gran novedad e innovación métrica) del


Renacimiento es la lírica (expresión de los sentimientos personales), la prosa se vio
muy beneficiada en cuanto a temas y expresión por esas novedades expresivas
aportadas por el Renacimiento. Hay que distinguir en la prosa la importancia de la
crítica y la didáctica, y las obras de ficción o inventiva. En cuanto al primer caso, al que
denominamos sin más prosa, se pueden distinguir diversidad de formas: epístolas,
tratados (escritos normalmente sin necesidad de interlocutores, aunque puedan
aparecer), coloquios y los diálogos. Todos están influidos por la prosa de la
Antigüedad cuya finalidad era ante todo didáctica porque gracias a estas formas se
podían comunicar ideas de muy diferente intención. La importante obra de Erasmo,
muy conocida en el Renacimiento, sirvió para apuntalar estos géneros en prosa que
pueden considerarse pequeños ensayos porque tratan temas diferentes. La forma
dialogada (basada en los Diálogos de Platón) se corresponde perfectamente con el
afán razonador del Renacimiento: permite enfrentar diferentes posturas para llegar a la
verdad. Un ejemplo es el Diálogo sobre la dignidad del hombre, de F. Pérez de Oliva;
otro, el Diálogo de la lengua, de Valdés, de gran importancia porque muestra el grado
de importancia a que había llegado la lengua castellana en Europa y supone una de
las primeras reflexiones sobre la lengua (tema de gran importancia en el
Renacimiento); también De los nombres de Cristo está escrito en forma dialogada
para que cada uno de los amigos pueda dar su propia opinión ante el simbolismo de
los nombres (y aunque se refiera a los nombres bíblicos, hay que verlo en relación con
el interés del Renacimiento por los nombres, su origen y sentido). En esta obra, al
igual que en el Diálogo de F. Pérez de Oliva el ambiente de la conversación es “un
lugar deleitable” (que debe recordar la importancia del jardín platónico recuperado en
Florencia).
Otro género en prosa de gran interés informativo es el de la historiografía o crónica
cuya intención es dejar constancia de un acontecimiento (reinado, fundación de un
monumento, etc). Aunque este género ya tenía importancia, lo fundamental ahora es la
atención que se presta a lo específicamente literario y no sólo al dato o a lo
meramente informativo. Se destaca la labor del Padre Sigüenza. Se ha podido
considerar el primer crítico de arte por su detallada información artística y su minuciosa
descripción de los jardines, arquitecturas y esculturas que había en el monasterio del
Escorial en el momento de su fundación. Igualmente tiene un gran interés la prosa de
los cronistas de Indias. En ellas se une la fantasía con la realidad para ofrecernos la
hazaña de la conquista. La variedad de estilos en estas crónicas es tremenda y,
aunque después se estudiará en literatura hispanoamericana, ahora interesa ver que
se escriben a partir de las novedades renacentistas.

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