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RITOS INICIALES
Monición Inicial
Hoy la iglesia saluda a la santísima Virgen y la invita a alegrarse, porque concibió al Hijo llena de fe y esperó
su resurrección, es ella el modelo de la obediencia y el amor, con que debemos reconocer a Cristo nacido de la
Virgen, Dios y Hombre verdadero. Celebrando esta Eucaristía, nos unimos cada vez más al Cristo vivo; y
contemplando a María, aprendemos a vivir como resucitados.
Oración colecta
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
has llenado el mundo de alegría,
concédenos por intercesión de su Madre,
llegar a alcanzar los gozos eternos.
Se nos anuncia en esta lectura una ciudad nueva, un tabernáculo nuevo, en definitiva una ―presencia‖ nueva de
Dios con la humanidad. La nueva Jerusalén es la imagen de María, Madre del Amor y Reina de la gloria.
Primera Lectura
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo
Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya
no existe.
Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia
que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono:
- Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos.
Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios.
Enjugará las lágrimas de sus ojos.
Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor.
Porque el primer mundo ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
- "Todo lo hago nuevo".
Palabra de Dios.
Monición para el Salmo
Reconozcamos junto al Salmista a María, revestida de Jesucristo, como la Mujer Nueva y la Madre gloriosa,
modelo perfecto del creyente. Ella congrega en su regazo a todos los pueblos y los instruye en el amor y la
justicia.
Salmo Responsorial
Is 61, 10a-d y f. 11; 62, 2-3
R. Aleluya, aleluya.
Dios te salve, santa María, que, sufriendo junto a la cruz, compartiste los dolores del Hijo; ahora gozas de su
serena alegría. R.
Evangelio
Decid a sus discípulos que ha resucitado
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a
ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y
acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve;
los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: –«Ustedes, no
teman; ya sé que buscan a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como había dicho. Vengan a ver el
sitio donde yacía y vayan aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de
ustedes a Galilea. Allí lo verán." Miren, se los he anunciado.» Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro;
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: –«Alégrense.» Ellas se acercaron, se postraron ante él y le
Jesús les dijo: –«No tengan miedo: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
-Para que la santa Iglesia de Dios, figura de la nueva Jerusalén, con renovado entusiasmo, pueda anunciar a
todos los pueblos la Buena Nueva de la victoria pascual.
Roguemos al Señor.
-Para que el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, al desempeñar el ministerio pastoral, en su vida y en sus
actos, hagan presente a Jesús Resucitado, Dios misericordioso y compasivo.
Roguemos al Señor.
-Para que quienes niegan a Jesucristo, por la práctica del amor, sin saberlo, entren en comunión con Él, y así,
sean salvos.
Roguemos al Señor.
-Para que las personas que están física o espiritualmente privadas de su libertad, vean rotas sus cadenas, por el
misterio de la Pascua del Señor.
Roguemos al Señor.
-Para que las familias que viven en el amor, la paz y la unidad, dones pascuales del Señor, socorran con gestos
concretos de escucha, consejo y ayuda a las que viven divididas.
Roguemos al Señor.
Padre misericordioso, tú que conoces nuestro corazón, ven en ayuda de la debilidad humana y, por
intercesión de María, virgen orante, escucha nuestras súplicas.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen esperó creyendo la Resurrección del Hijo
Por él,
los ángeles te cantan con júbilo eterno,
y nosotros nos unimos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza:
Antífona de la comunión
Alégrate, Virgen Madre, porque Cristo ha resucitado del sepulcro. Aleluya.
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RITOS INICIALES
Monición Inicial
La santísima Virgen, por ser madre de Cristo, Salvador de los hombres, y madre de los fieles, socorre con amor
a sus hijos cuando se hallan en dificultades. Por esto, muchos acudimos a los santuarios marianos a pedir su
intercesión. Hoy, frente a la imagen de Nuestra Señora de Fátima, hagamos, de esta la casa del Señor, ese
santuario, y glorifiquemos a Dios Padre, que nos ha dado a la santísima Virgen por patrona y ejemplo a los
fieles enfermos.
Oración colecta
Te pedimos, Señor,
que nosotros, tus siervos,
gocemos siempre de salud de alma y cuerpo,
y por la intercesión de santa María, la Virgen,
líbranos de las tristezas de este mundo
y concédenos las alegrías del cielo.
Cuanto dolor vivió nuestra Madre al ver al Hijo padecer siendo un inocente, que se entrega por amor, ese dolor
que revive cada vez que uno de nosotros experimenta el sufrimiento, pero así como tomó a su Hijo para aliviar
en su regazo el martirio, de esa misma forma maternal nos trae alivio también a nuestra vida.
Primera Lectura
Él soportó nuestros sufrimientos
Palabra de Dios.
Monición para el Salmo
La actitud de Dios hacia los pecadores no es la de un Juez inapelable, sino, la de un padre bondadoso. Elevemos
entonces, junto al salmista, este himno que refleja la infinita bondad del Señor, que se brinda incesantemente a
los hombres.
Salmo Responsorial
Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7. 8 y 10 (R.: 1a. 3a)
María es el modelo de comunidad fiel que sabe escuchar y practicar la Palabra de Dios. Al describir la
visitación de María, la Palabra nos enseña qué deben hacer nuestras comunidades para transformar la visita de
Dios en servicio a los hermanos.
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa tú, Virgen María, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. R.
Evangelio
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: –«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó
de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.»
María dijo: — «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha
mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha
hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a
Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
- Por los pastores de la Iglesia: para que, a ejemplo de María, sean fieles mensajeros de la Palabra de Dios y
dispensadores incansables de su misericordia.
Roguemos al Señor.
- Por los pueblos afligidos a causa de la guerra y de las adversidades: para que todo hombre se convenza de que
la paz tiene su raíz en la conversión del corazón, que hace pasar del egoísmo a la generosidad y de la violencia
al respeto del prójimo.
Roguemos al Señor.
- Por todos los cristianos: para que, encontrando en la Virgen la fuente de la salud, vivan con autenticidad su
propia vocación, dando testimonio de fidelidad radical al mandado del amor.
Roguemos al Señor.
- Por los enfermos: para que hallen en María ayuda y consuelo, y en los hermanos solidaridad generosa que
aliente su esperanza.
Roguemos al Señor.
- Por nosotros, aquí reunidos: para que, guardando la Palabra que hemos escuchado, seamos servidores fieles y
testigos del Reino entre los hombres.
Roguemos al Señor.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen María brilla como signo de salud para los enfermos
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Por él,
los ángeles y los arcángeles
y todos los coros celestiales
celebran tu gloria,
unidos en común alegría.
María, se convierte en el primer Sagrario de la historia, por eso hoy, al comulgar, somos invitados a llevar a
Cristo en nuestro ser, y ser reflejo de tan alto honor llevando a cabo la misión de anunciar el Evangelio.
Antífona de la comunión
El Señor es mi fuerza y mi energía, Él es mi salvación.
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RITOS INICIALES
Monición Inicial
Son múltiples las relaciones que vinculan a la Iglesia con la santísima Virgen, pero en esta celebración
recalcaremos la función maternal que santa María, según el beneplácito divino, ejerce en la Iglesia y en favor de
esta misma. Hagamos pues, viva nuestra relación con Cristo como su Iglesia e hijos de su santísima Madre.
Oración colecta
Oh Dios, Padre de misericordia,
cuyo Hijo, clavado en la cruz,
proclamó como Madre nuestra
a santa María Virgen, Madre suya,
concédenos, por su mediación amorosa,
que tu Iglesia, cada día más fecunda,
se llene de gozo por la santidad de sus hijos,
y atraiga a su seno a todas las familias de los pueblos.
Desobedecer las órdenes de un padre, es atentar contra la forma que tiene para educarte. Dios nos pone límites
para que sepamos por donde dirigirnos en la vida y por ello escoge a María como Madre nuestra para ser guía
de obediencia y entrega.
Primera Lectura
Establezco hostilidades entre tu estirpe y la estirpe de la suya mujer
Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios lo llamó: — ¿Dónde estás?
Él contestó: — Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.
El Señor le replicó: — ¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te
prohibí comer?
Adán respondió; — La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí.
El Señor Dios dijo a la mujer: — ¿Qué es lo que has hecho?
Ella respondió: — La serpiente me engañó y comí.
El Señor Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del
campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer,
entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras en el talón.
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios.
Monición para el Salmo
María es obra poderosa de Dios, obra de amor, en quien toda la humanidad ha sido bendecida. ¡Alabemos y
agradezcamos junto al Salmista su presencia amorosa en nuestras vidas!
Salmo Responsorial
Jdt 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)
Nuestro camino de fe está unido de manera indisoluble a María desde el momento en que Jesús, muriendo en la
cruz, nos la ha dado como Madre, Jesús nos confió a aquella que fue la primera en creer, y cuya fe no decaería
jamás. Y su corazón de Madre, herido, nos acoge a todos los hombres y nos ama como nos ama Jesús.
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de alabanza: de ti salió el sol de justicia, Cristo, nuestro Señor. R.
Evangelio
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y
María la Magdalena.
dijo a su madre:
- Por los pastores del pueblo de Dios: para que sean fieles dispensadores de la palabra de la verdad y no se dejen
contagiar nunca por la mentalidad engañosa del mundo.
Roguemos al Señor.
- Por los gobernantes y políticos: para que trabajen eficazmente por conseguir una convivencia en justicia y
libertad.
Roguemos al Señor.
- Por los pobres y los que sufren: para que, experimentando el misterio de la cruz, sientan también la presencia
cercana y maternal de la Virgen María.
Roguemos al Señor.
- Por nosotros, reunidos en torno al altar: para que, perseveremos unánimes en la escucha de la Palabra, el pan
eucarístico y la oración con María, la Madre de la Iglesia.
Roguemos al Señor.
Prefacio
María, modelo y Madre de la iglesia universal
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Por eso,
con todos los ángeles y santos,
te alabamos sin cesar, diciendo:
Al comulgar dejemos que María nos encienda la llama de la fe en la resurrección de su Hijo, y convirtiéndose
así en fuente de esperanza y de verdadera alegría para nosotros su Iglesia.
Antífona de la comunión
Dichosa eres, María, llena de gracia, madre y virgen; tú resplandeces en la Iglesia como modelo de fe,
esperanza y caridad.
4
RITOS INICIALES
Monición Inicial
La Iglesia ha experimentado muchas veces la valiosísima ayuda de la Madre de Dios, en las persecuciones
promovidas por los enemigos de la fe cristiana. Por esto, hoy en esta celebración, y como desde los primeros
tiempos de la era cristiana, invocaremos a la santísima Virgen como auxilio nuestro. Disfrutemos entonces junto
a María de la palabra y del Pan vivo en esta celebración.
Oración colecta
Oh Dios, que has constituido a la Madre de tu amado Hijo
en madre y auxiliadora del pueblo cristiano,
concede a tu Iglesia vivir bajo su protección
y alegrarse con una paz duradera.
En la primera lectura seremos testigos del papel corredentor de la Virgen María. María es la figura de la mujer
que ha engendrado en sus entrañas la Nueva Alianza: la salvación por el Hijo de Dios. No podemos entender la
figura de María desligada de Cristo.
Primera Lectura
Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal
Lectura del libro del Apocalipsis 11, 19a; 12, 1. 3-6a. 10ab
Apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce
estrellas. Estaba encinta, y gritaba entre los espasmos del parto, y por el tormento de dar a luz.
Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las
cabezas.
Se trabó una batalla en el cielo; Miguel y sus ángeles declararon guerra al dragón. Lucharon el dragón y sus
ángeles, pero no vencieron, y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y al gran dragón, a la serpiente primordial
que se llama diablo y Satanás, y extravía la tierra entera, lo precipitaron a la tierra y a sus ángeles con él.
Se oyó una gran voz en el cielo:
–«Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue
precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.
Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron
tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estén alegres, cielos, y los que viven en sus tiendas.»
Despechado el dragón por causa de la mujer, se marchó a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que
guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús.
Palabra de Dios.
Monición para el Salmo
Aceptemos la invitación que nos hace el Salmista, para manifestar la alabanza, que nace del corazón agradecido
a Dios, por la victoria y la renovación de la certeza de su presencia divina dentro de la creación.
Salmo Responsorial
Jdt 16, 13. 14. 15 (R.: 1d)
La intercesión de María, la madre del Señor, adelanta la "hora" de Jesús, en la realización del milagro. Su
maternidad divina es la explicación cumplida de su vida y misión; así como en la prolongación de Jesús en la
vida de la Iglesia por el Espíritu.
R. Aleluya, aleluya.
Dichosa la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá. R.
Evangelio
Jesús comenzó sus signos
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos
estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: — No les queda vino.
Había allí colocadas, seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo: — Llenen las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues
habían sacado el agua), entonces llamó al novio y le dijo: — Todo el mundo pone primero el vino bueno y
cuando ya están bebidos, el peor; tú en cambio has guardado el vino bueno hasta ahora.
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él.
- Por la santa Iglesia: para que sepa animar con la caridad evangélica todos los esfuerzos orientados a la
construcción del reino de Dios entre los hombres.
Roguemos al Señor.
- Por los responsables de los gobiernos, para que pongan a la base de su compromiso civil, el valor primario de
la persona humana, según la enseñanza y el ejemplo de Cristo Maestro.
Roguemos al Señor.
- Por los que no creen en Cristo: para que en nuestra acogida fraterna hallen un estímulo que los empuje hacia
Él con un corazón abierto y confiado.
Roguemos al Señor.
- Por nosotros, reunidos en esta celebración: para que el Espíritu Santo nos dé la valentía necesaria para que
seamos a ejemplo de María siervos fieles y discípulos dóciles de Cristo.
Roguemos al Señor.
Te rogamos, Señor,
que nos concedas gozar de continua salud de alma y cuerpo
y por la gloriosa intercesión de la Bienaventurada Virgen María,
vernos libres de las tristezas de la vida presente
y disfrutar de las alegrías eternas.
Prefacio
La Bienaventurada Virgen María, Madre y auxiliadora del pueblo cristiano
V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.
V. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
Ese vino de la boda, que María consigue, es anticipo festivo del banquete de la eucaristía a la comunidad del
reino de Dios del que ahora seremos participes.
Antífona de la comunión
El Señor será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor hazañas.