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Asignatura:

Sociología de las Enfermedades Mentales.

Participante:
Mayelin D`oleo Cabrea.

Matricula:

17-2913.

Facilitador(a):
Ilusión García
Santiago de los Caballeros, Rep.Dom.

Enero del 2019.


Al terminar de consultar la bibliografía señalada y otras fuentes de interés
científico para la temática objeto de estudio, se recomienda que realices
la siguiente actividad:

1. Elabora un informe, sobre los principales aspectos psicosociales y


etapas del ciclo vital que conforman la familia. En este, incluye lo
siguiente:

Para Fishman (1995) la familia, como institución, es la fuente de las relaciones


más duraderas y el primer sustento social del individuo, con pautas de relación
que se mantienen a lo largo de la vida, lo que la convierte en la instancia con
mayores recursos para producir cambios. Al respecto, Minuchin y Fishman
(1993) señalan que es un contexto natural para crecer y para recibir auxilio; un
sistema vivo que intercambia información interna y externamente donde las
fluctuaciones de origen interno o externo suelen ser seguidas por una
respuesta que devuelve el sistema a su estado de constancia, pero si la
fluctuación se hace más amplia, la familia puede entrar en una crisis en la que
la transformación tenga por resultado un nivel diferente de funcionamiento
capaz de superar las alteraciones y exigencias del medio.

La familia es un sistema vivo en constante evolución y desarrollo, ya sea por el


contexto o bien por los individuos que la conforman, donde las personas nacen,
crecen, se reproducen y mueren, pero a su paso van dejando huellas marcadas
en la interacción con otros, las costumbres, los hábitos, las reglas, los vicios, se
van trasmitiendo de generación en generación. Al respecto Minuchin y Fishman
(1993) mencionan:

"Contemplar a la familia en un lapso prolongado es observarla como un


organismo que evoluciona con el tiempo...Esta entidad va aumentando su edad
en estadios que influyen individualmente sobre cada uno de sus miembros,
hasta que las dos células progenitoras decaen y mueren, al tiempo que otras
reinician el ciclo de vida…el sistema familiar tiende al mismo tiempo a la
conservación y a la evolución… evoluciona hacia una complejidad
creciente…El desarrollo de la familia transcurre en etapas que siguen una
progresión de complejidad creciente" (pp. 34-36).

Así, para Minuchin (1986) la familia se desarrolla en el transcurso de cuatro


etapas a lo largo de las cuales el sistema familiar sufre variaciones; los
períodos de desarrollo pueden provocar transformaciones al sistema y un salto
a una etapa nueva y más compleja. Las etapas, reconocidas como el ciclo de
vida, son:

 Formación de la pareja.
 La pareja con hijos pequeños.
 La familia con hijos en edad escolar y/o adolescentes.
 La familia con hijos adultos.

Minuchin también señaló que cada etapa requiere de nuevas reglas de


interacción familiar, tanto al interior como al exterior del sistema. Sin embargo,
hay familias que pueden permanecer atoradas en una etapa, a pesar de que el
sistema familiar requiere de una transformación ante nuevas situaciones como,
por ejemplo, el nacimiento de un hijo (a) y su crecimiento, el ingreso al ámbito
educativo formal, cambio de nivel escolar, cambio de escuela o el alejamiento
del hogar por cuestiones de trabajo, por estudios, matrimonio, entre otros. Este
estancamiento en alguna etapa del ciclo vital puede llevar a la disfuncionalidad
familiar y manifestaciones sintomáticas.

Los efectos de la familia en el desarrollo y curso de la enfermedad mental.

La familia puede ser considerada como sistema social dentro de cual podemos
observar diversos indicadores de patología y salud. Tomando en cuenta al
individuo como ser social, cobra gran importancia el papel de la familia que
ofrece al sujeto un contexto racional de interacciones que a lo largo del ciclo
vital, le ofrece las condiciones para su desarrollo, crecimiento y asimilación de
la relación social quien le ofrecen las personas que lo cuidan, alimentan y
satisfacen sus necesidades emocionales y afectivas.

Como han planteado algunos autores: “en último término, nuestra seguridad
satisfacción personal, auto-estima, felicidad, dolor de cabeza o tristeza se
origina y declina en el inter-juego de la relación social” y añadirnos en la
relación familiar, ya que en la existencia de las relaciones personales y
familiares satisfactorias constituyen el marco propicio para un buen desarrollo
socio- emocional y por lo tanto de la salud mental.

La familia funciona como un sistema de interacciones en las que las partes


cobran determinado sentido en el conjunto del todo familiar, constituyéndose
los miembros agentes activos y receptivos de dicha relación. C. Maganto,
(1955) refiriéndose al papel de la familia en la patología de cualquiera de sus
miembros, plantea sobre el particular: “Como en cualquier sistema social se
establecen roles, objetivos y normativas que regulan el sistema, siendo estos
aspectos posibles de identificar a través de la comunicación verbal y no verbal
que permanentemente se establece entre los miembros.

El papel de la familia en las diferentes fases de la enfermedad (aguda,


crónica, temporal y tratamiento).

El apoyo psicoterapéutico es importante para afrontar los efectos de la


enfermedad en su vida social, familiar y profesional. Un entorno familiar
adecuado y tranquilo es muy importante en la recuperación de una enfermedad
mental.
El papel de la familia es esencial, puesto que la experiencia vivida y la
proximidad con la persona con enfermedad mental pueden aportar muchos
datos y soporte al tratamiento.

La familia es un elemento clave para ayudar a la persona con la enfermedad a


seguir el tratamiento propuesto por el especialista, por ejemplo contrarrestando
la tendencia que suelen tener las personas afectadas de esquizofrenia a
abandonar el tratamiento farmacológico o haciendo un seguimiento de los
reeducados hábitos alimentarios de personas afectadas de anorexia. Para ello
es muy importante que también la familia reciba apoyo por parte de los
profesionales y los servicios de salud mental.

La familia ejerce un papel crucial en el manejo de los cuidados del paciente con
una enfermedad crónica. Las limitaciones del niño tendrán un impacto en todo
el conjunto de la familia, esto modificará la interrelación establecida entre los
diferentes miembros, tanto en la pareja, como la relación que se establezca con
el niño enfermo o la interacción que se genere entre los hermanos. Y no sólo
afectará a las relaciones, sino también a la situación profesional de los padres.
Los diferentes miembros dispondrán de menos tiempo para realizar actividades
sociales y recreativas, es posible que se generen unas necesidades de
adaptación del domicilio, una mayor carga económica, aislamiento social,
modificación de los objetivos de la familia y como consecuencia de todo esto,
cambios a nivel emocional.

La familia debe reestructurarse en cuanto a actividades y papeles, cambios que


no siempre son aceptados, ni la revolución sanitaria ha previsto ni se ha
ocupado de integrar elementos de convivencia humana dentro de los
regímenes de tratamiento y prevención.

Las enfermedades crónicas y agudas requieren un modelo médico de atención


diferente: de una intervención médica limitada en el tiempo (a corto plazo) para
las enfermedades agudas, a una intervención médica continuada y a largo
plazo para las crónicas.

Además, mientras que muchas enfermedades agudas exigen tratamiento


rápido o urgente, las enfermedades crónicas no suelen requerir una
intervención urgente, excepto en el caso de una crisis o exacerbación de los
síntomas. Estas diferencias son fundamentales en la gestión de la enfermedad,
el tratamiento y las prácticas de atención relacionadas.

RESUMEN DE LA UNIDAD 3

UNIDAD III Salud Mental y Mujer

3.1 Aspectos psicosociales.


Se ha determinado que una variedad de factores únicos en la vida de la mujer
juega un papel muy importante en la depresión. La investigación hoy en día se
concentra en entender estos factores, que incluyen: factores reproductivo
,hormonales ,genético o biológico; factores interpersonales; y ciertas
características psicológicas y de personalidad que los papeles y forma de vida
que nos caen por el hecho de ser mujer u hombre, como la sobre carga del
cuidado, el dolor añadido por la pérdida efectiva o vitales, por la condiciones de
dependencia emocional , o los malos tratos en las mujeres,(por cierto, aclaro
que esas condiciones no son por ser mujeres si no por los papeles que
socialmente se les asigna).

¿A qué se le llama `` síndrome del maletar de la mujer``?

El síndrome del malestar de la mujer es una serie que se está presentando con
altísima y creciente frecuencia en atención primaria. Son el trastorno mental
común que agrupan depresión, ansiedad y síndrome funcionales, como la
fibromialgia, la fatiga crónica, etc. Este tipo de trastorno está ejerciendo una
fuerte presión en las consultas y tienen común que no se conoce su causa, que
nos presenta causa medica fisiopatológica, sino que son síntomas siempre
subjetivos, que no tenemos métodos eficaces para tratarlo, por lo que son una
fuente de frustración para los profesionales y finalmente, son tratado
prácticamente siempre con antidepresivos y ansiolíticos.

Les llamamos síndrome del mal estar, porque trabajamos con el hecho de que
tiene su causa común en la forma de vida, las condiciones sociales y la forma
de que cada persona se toma la experiencia vivida, es decir, en todo aquello
que provoca el malestar y que no son causa biomédicas. También los hombres
padecen este tipo de trastorno, pero con bastante menos frecuencia que las
mujeres.

3.2 Trastornos mentales.

Debido a la gran cantidad de funciones que han de desempeñar las mujeres,


corren un mayor riesgo de padecer problemas mentales que el resto de los
miembros de su comunidad. De hecho, entre un cuarto y un tercio de los
hogares cuentan con ellas como principal fuente de ingresos.

Además de estar sometidas a múltiples presiones, las mujeres han de


enfrentarse a la discriminación por motivo de géneros y a sus consecuencias,
como la pobreza, el hambre, la malnutrición y el trabajo excesivo.
Trastorno disfóricos premenstruales: El trastorno difásico premenstrual
(TDPM) es una afección en la cual una mujer tiene síntomas de depresión
graves, irritabilidad y tensión antes de la menstruación.

El SPM se refiere a una amplia gama de síntomas físicos o emocionales que


ocurren con más frecuencia en más o menos de 5 a 11 días antes de que una
mujer comience su ciclo menstrual mensual. En la mayoría de los casos, los
síntomas cesan cuando, o poco después de que comienza su periodo.

Síntomas premenstruales: lo presentan el 75-80% de las mujeres en edad


genital activa incluye sobretodo síntomas somáticos, como tensión mamaria
distensión abdominal, retención hídrica generalizada discreta. Pueden aparecer
leves variaciones del estado de ánimo.

Síndromes premenstruales: puede definirse como un patrón de síntomas


emocionales, conductuales y físicos que se presentan en el pre menstruo y que
remiten al iniciar la menstruación.

Trastorno difásico premenstrual: el TDPM se caracteriza clínicamente por


severas alteraciones del estado de ánimo, con depresión, irritabilidad, angustia
y marcada labilidad emocional.

3.3 Trastorno disfórico premenstrual.

A. En la semana previa a la menstruación, deben estar presentes 5 de los


siguientes síntomas (incluyendo al menos 1 de los consignados de a) a d))

a. Tristeza, disforia, desesperanza

b. Ansiedad, tensión internan interna

c. Labilidad emocional

d. Irritabilidad acentuada o aumento de conflictos interpersonales

e. Pérdida de interés por las actividades cotidianas

f. Dificultad para concentrarse

g. Letargia, fatigabilidad

h. Cambios de apetito, atracones o antojos

i. Hipersomnia o insomnio

j. Sensación de estar rebasada o fuera de control


k. Hipersensibilidad o aumento del tamaño mamario, cefalea, molestias
articulares, aumento de peso

B. Los síntomas deben interferir con el trabajo, estudios, actividades habituales


o sociales.

C. Los síntomas no deben ser solo exacerbación de otro trastorno. Los criterios
A, B y C deben ser confirmados con auto-reporte prospectivo de dos o más
ciclos.

3.4 Evaluación y tratamiento.

Se requiere la presencia de cinco (o más) de los siguientes síntomas: los


cuales tienen que estar presentes en la última semana antes del inicio de la
menstruación, empezar a mejorar pocos días después del inicio de la
menstruación y desaparecer totalmente o prácticamente una semana después.

 Marcada labilidad afectiva,


 Irritabilidad o enfado, o aumento de los conflictos interpersonales.
 Estado de ánimo marcadamente deprimido, sentimientos de
desesperanza, ansiedad, tensión y/impaciencia.
 Pérdida de interés por las actividades habituales, a lo que puede
asociarse un cierto distanciamiento en las relaciones sociales.
 Dificultad de concentración.
 Letargia, fatigabilidad o marcada falta de energía.

Tratamiento.

Tratamiento higiénico dietético

Reducir o eliminar la sal, el consumo de cafeína, chocolate, alcohol, y tabaco.


Realizar ejercicios moderados de forma regular.

Terapia lumínica

“La exposición a una luz artificial de intensidad similar a la luz solar puede
aliviar la depresión de forma equiparable a la psicoterapia y la medicación.

Estrategia farmacológica

Se señalan factores nutricionales agravantes de TDPM: vitaminas del grupo B,


descenso de magnesio, y del ácido linoleico.

3.5 Anticonceptivo hormonal.

Las alteraciones anímicas están en los momentos actuales, entre los


desórdenes psicológicos más frecuentes, afectando más a las mujeres que a
los hombres.
Cambio hormonal puede producir alteraciones en el estado de ánimo. Así, es
frecuente que se produzcan cambios de estado de animo (favorables o, mas
frecuentemente, desfavorable) en los días premenstruales, coincidiendo con la
menstruación, en el embarazo, en el postparto, en la menopausia y, por
supuesto, durante la toma de tratamientos hormonales.

3.6 Trastornos durante el embarazo.

Principales síntomas y psicológicos durante el embarazo.

Ansiedad, depresión postparto y la psicosis postparto

Que es el puerperio cuales son los principales trastornos psicológicos que


pueden presentarse

El puerperio, una etapa de alta vulnerabilidad psicológica para la mujer, se


define como un periodo de 45 días después del parto el cual puede aparecer
hasta un año después del parto. En esta etapa ocurre una gama de
alteraciones emocionales que van desde la tristeza materna (o blues) hasta la
depresión mayor con manifestaciones psicóticas.

3.7 Trastornos durante el puerperio.

EL PUERPERIO:

Se conoce por puerperio, el período que transcurre desde el parto, hasta que
los órganos genitales y sus funciones recuperen su estado previo. Su duración
es variable según las características de la mujer, y las condiciones en las que
se desarrolla el parto, pero suelen atribuírsele unos 40 días. Es una etapa que
tiene riesgos y complicaciones frecuentes y propias, como fiebres, infecciones,
flebitis, anemia, etc. Tiene también características específicas entre las que
subrayo importantes reajustes hormonales que además de otras funciones
conllevan el establecimiento de la lactancia. Además es en este período
cuando la mujer se confronta a la tarea de la maternidad y la realización de las
funciones maternales solicitadas por su bebé.

El puerperio, incluyendo naturalmente en él la crianza del bebé en los primeros


meses de vida, es la tercera y última fase, de un proceso único que abarca
también el embarazo y el parto, y que en su conjunto constituye uno de esos
períodos descritos por Erikson y Caplan como crisis evolutiva.

Ello implica una serie de reajustes necesarios para poder ir adaptándose a los
cambios y modificaciones que van teniendo lugar no sólo en la vida de la mujer
y de su pareja, sino en ella misma, en el interior de su cuerpo y en lo más
profundo de su psiquismo.

Es probablemente, partiendo de las transformaciones corporales que suceden


en el organismo de una mujer, que se despiertan en ella temores,
ambivalencias, deseos, fantasías, etc., que la confrontan a su identidad sexual
femenina, la manera como ha ido organizando sus relaciones sociales, la
relación con su pareja, con sus padres, etc., lo que inevitablemente implica las
relaciones inconscientes con sus objetos internos, con las imagos parentales.

La complejidad de estas transformaciones y reajustes, suponen una mayor


fragilidad no sólo física sino psíquica quedando el terreno de la vida emocional
y afectiva más vulnerable.

Por ello, es fácil encontrar que aún en mujeres suficientemente equilibradas


psíquicamente, se produzcan en éste período manifestaciones emocionales o
psicopatológicas que requieran atención especial, incluso a veces del
especialista de salud mental.

Ligados al puerperio conocemos clásicamente trastornos psiquiátricos


particularmente de tipo depresivo que pueden ser clasificados según la
gravedad de sus manifestaciones en menores y mayores.

Los clasificaremos en cuatro cuadros:

Depresión puerperal leve.

Depresión puerperal menor.

Depresión puerperal mayor.

La Psicosis puerperal.

1. La depresión puerperal leve

Llamada también depresión del tercer día, o “Maternity Blues” por los
anglosajones, es bastante frecuente. De carácter banal, la sufren entre un 50%
y un 70% de las puérperas. Las manifestaciones de tipo depresivo aparecen el
tercer día. La mujer se siente cansada, apenada, llora, está muy sensible a
cualquier comentario, ansiosa, abatida, con dificultades para dormirse, tiene el
sentimiento de no ser capaz de atender a su hijo. Es un cuadro pasajero que
no comporta riesgos ni a corto ni a medio plazo, y remite en unas horas o en
tres o cuatro días.

Suele relacionarse con la caída de las tasas de estrógeno y progesterona que


coincide con ese momento.

Desde el punto de vista terapéutico, suele ser suficiente una actitud de apoyo
del entorno.

2. La Depresión puerperal menor

Se trata de un cuadro depresivo que se va manifestando lentamente desde las


primeras semanas y que puede durar de dos a cuatro o cinco meses. El cuadro
clínico es similar al descrito en la depresión puerperal leve: inseguridad,
insomnio, anorexia, confusión, llanto, fatiga, ansiedad, sentimiento de
incapacidad… pero en este caso por su persistencia suele entorpecer la
función maternal y la relación conyugal.

Aunque es mucho menos frecuente, se estima que lo sufren un 10% de


puérperas, y desde el punto de vista terapéutico es importante un abordaje
psicoterapéutico.

3. La Depresión puerperal mayor

Comienza como la menor, de forma progresiva desde las primeras semanas y


sus síntomas se manifiestan durante algunos meses. El cuadro clínico florido
se manifiesta en torno al mes y medio o dos meses, como una depresión
melancólica, con fuertes sentimientos de culpa, de incapacidad total de hacerse
cargo de su hijo y mucha ansiedad en relación al niño. Este cuadro puede
comenzar también con una sintomatología maníaca, que posteriormente va
tomando forma depresiva. Además de un tratamiento psicoterapéutico, esta
forma de depresión necesita un tratamiento farmacológico sin excluir la
hospitalización psiquiátrica en caso de riesgo de suicidio o infanticidio (filicidio).

Comentaré que en caso de hacerse necesario una hospitalización de la


puérpera es aconsejable que pueda ingresar con su bebé.

También es importante tener en cuenta que todos los fármacos psicotropos


pasan a la leche materna. Por ello en período de lactancia materna tendremos
que valorar y elegir entre:

Los efectos de los psicotropos sobre el bebé.

Las consecuencias de no tratar farmacológicamente a la madre, lo que


prolongaría sus dificultades de respuesta y de relación con el bebé, o bien,

Sustituir la lactancia materna por la adaptada provisional o definitivamente.

4. La Psicosis puerperal

Se trata de una entidad clínica que, como la anterior, plantea una situación
seria de alto riesgo.
Aparece bruscamente de manera más frecuente del tercer al décimo día
después del parto, pero puede aparecer hasta el sexto mes.

Estos episodios se manifiestan por cambios bruscos de humor pasando de la


tristeza a la euforia con agitación e ideas delirantes. La gravedad de este
cuadro viene dada sobre todo por lo incontrolable de los cambios, que pueden
desembocar con mayor riesgo que en el caso anterior en un suicidio o
infanticidio. Es por ello necesaria una vigilancia y un tratamiento antipsicótico
sedativo o incisivo según sea la actividad delirante. Este seguimiento es
aconsejable que se realice preferiblemente en medio hospitalario y a ser
posible con el bebé. El episodio tiene una duración breve, generalmente de
unos días, pero es muy angustioso para los familiares de la enferma, siendo
importante por ello un apoyo familiar. Pasado el brote agudo es necesario un
seguimiento ambulatorio de la puérpera y/o de su familia según la vivencia que
haya dejado en ellos la dramática experiencia que acaban de vivir.

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