Quisiera iniciar con una confesión, como todo escrito está íntimamente ligado a
su autor y por ende a su simbología, a sus imaginarios y a su subjetividad, me siento
obligado a compartirles que la reflexión sobre la multiculturalidad, la vulnerabilidad y la
resistencia en la TFS, hace referencia a mi vida personal, como cisgénero, homosexual
y latinoamericano que trabaja para un cambio social desde la perspectiva de género en
una universidad pública en la Ciudad de México. Dejo en claro mis privilegios de clase
“mediero”, universitario, cisgénero, homosexual, caucásico y urbano. Estos privilegios
son de inicio cegueras epistemológicas, que muestran mi vulnerabilidad ante ustedes
lectores. Y habiendo dicho lo anterior, es punto de partida para comenzar la línea de
análisis que conduce al modelo de multiculturalidad en la TFS.
2
Antecedentes Históricos
La Terapia Familiar Sistémica, se distingue de otras formas de trabajo clínico por su
concepción holística e interaccional que permea su ontología, su epistemología y su
metodología. Además cuenta con un cuerpo de teorías y técnicas que estudian al
individuo en su contexto social, vinculándolo al campo clínico. Los autores, propusieron
que si se conocen los contextos de la familia conectados con el síntoma, se intentará
modificar la organización de la familia, pues, se parte de la idea de que cuando se
transforma la estructura de la familia, se modifican consecuentemente las posiciones
de sus miembros y como resultado se alteran las experiencias sintomáticas de cada
individuo del sistema, pues se considera que los individuos no son seres aislados, sino
que son integrantes activos y reactivos dentro de sus grupos sociales. El modelo
sistémico estudia al individuo en interacción dentro de grupos más amplios y parte de la
idea de que los grupos sociales se forman como individuos (diferentes) pero con
objetivos comunes, donde a pesar de ser distintos al integrarse en un sistema, forman
algo más que la suma de sus partes (Eguiluz, 2004).
La terapia sistémica estudia al ser humano en su contexto social y esta
intervención tuvo su origen y desarrollo después de la segunda mitad del siglo XX.
Supone que la información, actitudes y formas de percibir, son asimiladas por el
individuo y lo llevan a actuar de una u otra manera, en el contexto habitual; la familia es
vista como un grupo importante en este proceso. Es por ello que este enfoque encara
el proceso de Feedback entre las circunstancias y las personas implicadas, por ello se
recurre a técnicas que alteran el contexto inmediato, el cual, al ser modificado, lleva a
cambios en la experiencia de cada integrante.
Este tipo de Terapia Familiar se fundamenta de la Teoría General de los
Sistemas creada en 1925 por el biólogo austriaco Ludwing Von Bertalanffy (1954). Esta
teoría tiene como propósito, lograr una unificación del lenguaje a distintas disciplinas y
áreas de la ciencia, es decir, conseguir “isomorfismos” en el bagaje conceptual de las
áreas físico matemáticas, biológicas de la salud y sociales administrativas.
La teoría general de los sistemas de Bertalanffy (1954), surge en una época
donde el estudio clásico era atomista. El estudio de la unidad y la idea de tomar el
conjunto como un todo más que la suma de las partes, fue una mirada nueva. Para
3
Bertalanffy (1954) ninguna cualidad de los miembros nos va a explicar ese resultado,
esto hace que las cosas se empiecen a estudiar en una dinámica permanente de
elementos articulados.
4
· Integración.-Distinción de los elementos que conforman al sistema, en
otras palabras fronteras entre los elementos de un sistema y otro, con
ello lograr la identificación de las funciones y niveles jerárquicos de los
elementos que integran al sistema.
5
· Información.- Comunicación o adquisición de conocimientos que
permiten ampliar o precisar los que se poseen sobre una materia
determinada
La teoría Cibernética
6
información de donde estaba el blanco y como el blanco se movía, tenían que corregir
la información, alimentarse con esa información y corregir la desviación”, idea que
posteriormente dio origen al concepto de retroalimentación.
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presentará un punto de quiebre (el síntoma), como forma para escapar y contrarrestar
el exceso por agresiones o disturbios del ciclo de retroalimentación, con el fin de
contener la tendencia a la diferenciación progresiva y llegar a un punto de equilibro.
Este límite provocará un cambio antes de que el sistema relacional se desplome
(Wiener, 1948).
Un ejemplo de lo anterior, cuando una pareja que vive violencia en su relación
puede suceder lo siguiente desde este modelo cibernético: El hombre dominante
aumentará su violencia sobre la mujer hasta que la reacción de sometimiento se vuelva
tan extrema que ya no estimule una reacción de dominio, porque se ha presentado un
trastorno de ansiedad notorio u otra enfermedad física o mental (cambio ante el estrés
insoportable), entonces necesitará de un servicio psiquiátrico, apoyo psicoterapéutico,
acompañamiento de la pareja entre otros servicios. Que cambiará a una nueva forma
de relación, cuidador y enferma. Entonces la mujer que presentaba una enfermedad y
que gracias al apoyo de diferentes macro sistemas, se volverá entonces cada vez más
auto afirmativa, que en este punto desencadenará una reacción de dominio por parte
del hombre, para que todo el ciclo se repita. Logrando así, que los síntomas de
ansiedad no desaparezcan, se mantengan crónicos como ciclos autocorrectivos y
homeostáticos del sistema familiar y conyugal (Hoffman. Op. cit.).
8
· La cibernética de primer orden.- hace referencia a un agente externo que regula
al sistema
9
La Teoría del Doble Vínculo
En el contexto en el que se desarrolla esta teoría sucede algo histórico, Bertalanffy, Von
Foerster, Erickson, Bateson, Margaret Mead, se encuentran en las conferencias Macy,
en EE.UU y comienzan a dialogar entre ellos, por lo cual esta información comienza a
ser compartida, otra vez se vence el aislamiento y tienen una actitud curiosa con
respecto a lo que el otro trae y conoce, de manera que el conocimiento se amplía
(Eguiluz, 2004).
Uno de los grandes sintetizadores fue Gregory Bateson (2006), quien tenía una
gran formación en biología, pero en realidad se inclinaba por la antropología. En esa
época, había escuelas de antropología con una forma de abordar el conocimiento que
generaba mucha limitación, escribían una teoría sobre determinada población y esta
teoría debía funcionar como el lecho de Procusto, donde se hacía encajar lo que veían
en su teoría.
Bateson (1993), era una persona interesada en conocer de una manera distinta
lo que estudiaba. Uno de sus primeros viajes fue a las Islas Bali, donde se interesó por
los rituales, los códigos de comunicación, y se interesó en entender el por qué y el
para qué hacen lo que hacen estas tribus llamadas primitivas. Ahí se encuentra
casualmente con Margaret Mead, antropóloga sumamente prestigiosa interesada en el
estudio de los rituales de los Iatmul.
En las Islas de Bali trabajan y obtienen documentos muy valiosos que luego van
a dar ideas nuevas en un campo la psicología y la psiquiatría. Lo que observa es que
las madres crían a sus hijos de forma muy particular, les van dando respuestas
equívocas en cuanto a las reacciones emotivas, el chico busca algo y la madre se
retira, lo deja confundido, va generando una persona que va a tener poca conexión
emotiva, lo cual, para esa población, en ese contexto, no le genera grandes problemas.
Después, en Palo Alto, cuando observa detrás de cámaras con espejo de doble
visión (cámaras de gesell), a las familias con miembros psicóticos, empieza a
relacionar lo observado con lo estudiado en las Islas Bali. Al mismo tiempo, a través de
10
las conferencias Macy, se comienza a conectar con la cibernética, con la Teoría general
de los sistemas, siendo uno de los primeros que emplea el término “ecología de
mente”. Empieza a ver interdependencia entre los distintos organismos que viven en un
medio, comienza a pensar una mente relacionada con otras mentes y en el marco de
un contexto (Bateson 2006).
Bateson sigue investigando y comienza a ver que estas tribus hacían rituales
con otras tribus donde realizaban simulacros de combate, a raíz de estos, evitaban
iniciar una guerra, y con ello quedaba a salvo el honor y la dignidad de ambas
comunidades. Empieza a entender fenómenos como la simetría y la
complementariedad, y comienza a interesarse casi exclusivamente en la comunicación,
ya sea entre animales o entre hombres, este proceso de aprendizaje lo va a
caracterizar toda la segunda parte de su vida y lo va a profundizar en su estancia en
Palo Alto, (Bateson, Jackson, Haley, Y Weaklan, 1956).
11
con el niño o la niña, esto indica que, van a haber momentos de simetría entre
individuos de diferentes jerarquías, sin embargo, indica que no son elementos
estáticos, esta complementariedad y simetría se va a ir modificando con el tiempo.
La simetría son aquellos interlocutores que están en el mismo nivel, o sea sean
pares, pareja, amigos, lo que no quiere decir, que esta pareja, amigos, no tengan
momentos de complementariedad, uno asume una posición más activa sobre algo. Las
escaladas es cuando esta interacción toma una densidad tal, que desemboca en un
pico máximo de intensidad, que puede derivar en un acto amoroso o en una guerra.
Como por ejemplo: yo me armo porque el otro se arma - Trump contra Corea, yo
ejecuto una acción preventiva para evitar que pase determinada cosa, pero eso que
hago, provoca en el otro una acción equivalente, es decir un proceso de reacción
mutua.
Esta teoría creada por Gregory Bateson, trata de dar una explicación más al
fenómeno enigmático de la esquizofrenia, describiéndola desde un punto de vista
relacional y comunicacional, la cual se fundamenta en los principios de los Tipos
Lógicos de Russell, donde toma a consideración la clasificación y la interpretación de
los mensajes como los principios rectores de la comunicación. Proponiendo así, que un
sujeto que padezca esquizofrenia, en realidad ha sufrido un intrincado juego
comunicacional donde, los participantes son dos personajes o más, en una relación
intensa, con condicionantes castigantes o punitivas ante un mandato, poco después de
ello, un castigo que contradice al castigo anterior. Esto debe de ocurrir en una situación
repetitiva o crónica, donde el individuo no tenga posibilidad de escape (Bateson,
Jackson, Haley, y Weaklan, 1956).
12
La Teoría de la Comunicación Humana
13
La comunicación es una acción que es efectuada entre dos o más personas
conocidas como emisores y receptores, que en esta dinámica emiten información en un
mensaje que es fácilmente descodificado entre los interlocutores por poseer un código
en común, de igual forma, dicho mensaje contiene elementos que hacen referencia a
algo, que tiene un elemento emocional por parte del emisor y al llegar al receptor,
dependiendo de su relación con el emisor será la connotación proporcionada,
impidiendo o posibilitando comprender o confundir el mensaje.
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• La comunicación es simétrica y complementaria, que posee elementos por
igualdades y por diferencias, las igualdades las ubicaremos como simetría que la
describiremos como escalada cuando ésta se exacerba y las diferencias serán
vistas como elementos conducta-comunicación complementarios y serán rígidos
cuando no exista posibilidad de cambiar de posición jerárquica up-down.
15
Primera parte: Las Epistemologías del Sur.
16
integración son elementos clave para comprender a un sistema. Por lo tanto, esta
mirada de la realidad es, en principio, un razonamiento abstracto, lógico-matemático,
biológico y ahistórico: propiedades del pensamiento universalista que la categoría
sistema, en sus inicios, supone, puede explicar cualquier fenómeno.
Para Ochoa (2004) la teoría de los sistemas aplicada a la terapia identifica que:
Existe un orden, que asigna posiciones de poder, organización asigna funciones,
integración, que denomina la distinción entre los miembros que están dentro del
sistema a los que están afuera y por último interacción que define las formas en que se
establecen las dinámicas entre los miembros del grupo. Hasta este punto la teoría de
sistemas parece abarcar y ser general para la interpretación de todos los grupos
humanos que hacen familia, supone una suerte de una teoría conciliadora, que da
invisibilidad a las estructuras sociales que están presentes en la configuración de cada
familia y que no nombra las identidades de género, supone que existen, pero que no es
necesario nombradas (Gómez, 2015).
Sin embargo, hay que distinguir desde las epistemologías del sur los niveles de
contribución de la categoría de análisis sistema: esto quiere decir, mirar lo implícito y lo
explícito de un pensamiento global, hegemónico, lógico matemático y por lo tanto
masculino. Debido a que, las epistemologías del sur visibilizan el reclamo implícito
entre el sujeto pensante (el o la terapeuta) en relación con el o los sujetos de
conocimiento (las familias), que conducen a nuevos procesos de producción y de re-
elaboración de los conocimientos científicos con los no científicos, dejan en claro las
nuevas tensiones y dan visibilidad al cambio explícito de los diferentes tipos de
conocimiento a partir de las prácticas de las clases sociales y grupos humanos que han
sufrido, de manera progresiva y sistemática, la destrucción, opresión, debido al
capitalismo, el colonialismo, el sexismo y heterosexismo entre otras formas de
naturalización de la desigualdad, que justifican diversos procesos de precarización de
la vida. Esto quiere decir que la forma de pensar y re elaborar nuestra categoría
analítica sistema ya no es abstracta, ni matemática, mucho menos biológica o
ahistórica. El giro interpretativo opera en los estudios de la vida cotidiana de los grupos
17
humanos, no desde el proceso abstracto que hace el sujeto cognocente llámese
investigador o terapeuta, que define al sistema-de forma irónica- en aislado de los
procesos sociales, históricos y subjetivos de los sujetos de conocimiento.
18
Una perspectiva de género, en la teoría de los sistemas visibiliza estos
procesos, los configura, los cuestiona y los articula teórica- conceptual y los pone en la
práctica clínica para cambiar los roles de género que privan de libertad a las mujeres
sean indígenas, madres, casadas, solteras, homosexuales, transexuales, trabajadoras
sexuales, rurales, urbanas, profesionistas o no y a otros hombres, padres, casados,
solteros, homosexuales, transexuales, profesionistas, trabajadores sexuales, rurales,
urbanos. Reconocerlos hace la diferencia que hace la diferencia.
19
información entre organismo y naturaleza. Por lo que es de menester conocer este
campo en dos dimensiones que se han ido visibilizando a lo largo de este escrito: 1)
Histórico crítico y 2) El tecnocientífico.
20
de poner las disciplinas como la terapia familiar, la sociología, y la ciencia política al
servicio de los sujetos de conocimiento (las familias), y no a la inversa (Gómez, 2016).
En este sentido, la propuesta de la sociología clínica nos abre a una comprensión más
integradora de los relatos de vida en su dimensión simbólica, imaginaria y subjetiva
(Serret, 2004), vista en el devenir sujeto dentro de la novela familiar y social. Uno de
sus instrumentos por excelencia es el relato de vida como expresión de estas
dimensiones de la identidad, de los deseos y de las angustias inconscientes de la
sociedad a la cual pertenece su autor, y de la dinámica existencial que lo caracteriza.
De Gaulejac señaló: "Una verdadera ciencia de los relatos de vida debe permitir dar
cuenta de esta 'intersección', situándose en tres niveles: el de los hechos, el de sus
significados inconscientes y el de su expresión (senso-perceptiva) subjetiva” (Taracena,
Gaulejac, 2005).
Por lo tanto, la sociología clínica, es, sin embargo, una sociología que se
interesa en lo vivido, en las experiencias humanas, en lo sensorial desde lo sociológico,
es decir, que mediante la interpretación sistémica, la socio clínica da a conocer cómo
las experiencias no son individuales, sino que están condicionadas y conectadas desde
21
la estructura de la sociedad, en ese tenor, las experiencias están socialmente
significadas, por lo que el trabajo somático del individuo que viene a consulta, se mira
en coexistencia entre el sentir y los sentidos en relación con la experiencia en el
sistema social y por ende no deben de verse de forma separada. Se pudiera concluir
que la experiencia es una percepción del individuo, una actividad relacional de
aprehender el mundo y que a través de la narrativa de vida conocemos ese proceso
intersectado entre los niveles individuales, de la novela familiar y el sistema social
(Taracena, Gaulejac, 2005).
Las metáforas pueden ser usadas para evocar los referentes sensoriales dentro
de la narrativa, aunque no todas las culturas usan todos los sentidos, la vista para
algunas está conectada con la razón masculina o con la brujería femenina, el gusto
puede usarse como una metáfora de la distinción entre clases sociales y por ende
semilla de la discriminación o como descripción de una experiencia sexual o el olor
puede significar santidad o pecado, poder político o exclusión social. Juntas éstas
sensaciones significan y valoran el modelo de las sensaciones expuesto por la
sociedad y acordado por los miembros de esa sociedad que transforman o dan
“sentido” a las percepciones simbólicas, imaginarias y subjetivas de los individuos
(Sabido, 2016).
22
Es sorprendente leer cómo el campo de las sensaciones permanece en la
interpretación biológica sin posibilidad de abrir este lente de conocimiento a lo socio-
cultural. Las sensaciones por más que la psicobiología intente pregonar el sustrato
biológico, el cual no está en duda, ignoran que- las sensaciones- son reguladas por las
sociedades más que otros aspectos de la experiencia corpórea, desde comer hasta
envejecer (Sabido, 2016). Los códigos sociales determinan qué conducta sensorial es
permitida e indica cual debe de ser censurada en todo momento y para cualquiera
desde el orden género, bajo esa tesitura se indican las diferentes experiencias
sensoriales entre hombres y mujeres. Por decir un ejemplo, mirar fijamente a alguien
puede significar rudeza, adulación, o dominación, atributos de la masculinidad. La
mirada hacia bajo puede sugerir modestia, miedo, recato, contemplación o inatención,
características deseadas de la femineidad. Claro está que depende de las
circunstancias y la cultura.
23
Cuarta parte: El sistema sexo género
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establecen entre diversos grupos humanos ubicados en un mismo territorio y el
segundo refiere al respeto sistémico de las reglas establecidas entre cada uno de los
grupos, de diferentes tradiciones, valores y conductas. En ambas la figura del
matrimonio configurará reglas y valores diversos en cuanto a cómo deben de ser
consideradas las mujeres y los hombres. Para la multiculturalidad, el matrimonio figura
como una red de parentesco para el intercambio de vienes, servicios, solidaridad,
ritualidad y celebración entre los miembros de una comunidad y que son protegidos por
el estado. Para el multiculturalismo, el matrimonio girará entorno al respeto de las
configuraciones internas que cada grupo humano establezca para poder llevar acabo la
misión de “hacer familia”, que en otras palabras, significa obedecer a cada ley interna
de maternidad y paternidad, en tanto que da seguimiento a las normas sobre quién
puede casarse con quien, y qué deberes llevarán acabo desde la heterosexualidad con
fines reproductivos. En ese tenor, cabe reconocer que el multiculturalismo se guía por
las leyes internas de los grupos a diferencia de la multiculturalidad que respeta las
diferentes configuraciones culturales bajo el marco de los derechos humanos.
25
sociedad humana. Este sistema del multiculturalismo de Strauss (1998) tiene una razón
de ser, que da sentido a la experiencia humana, sobre todo por dejar en claro las reglas
y tabúes matrimoniales en relación a la domesticación de las mujeres y de ahí que
deba de ser respetado.
Esto nos lleva a reconocer que, todas las culturas presentan relativismos, pero el
relativismo del multiculturalismo, como postura de “respeto sistémico” absoluto de
valores culturales, es erróneo. Contra el multiculturalismo debemos proponer diálogos
interculturales sobre preocupaciones isomórficas, es decir, preocupaciones que atañen
al reconocimiento de la dignidad humana de las mujeres y de otros sujetos de sexo,
género y deseo no normativos al sistema sexo/género (Gómez, 2016). Debido a que
todas las culturas tienen concepciones de dignidad humana pero no todas ellas la
consideran como un derecho humano (De Sousa, 2010). Contra ese relativismo, que
26
entra en estado de excepción para algunas culturas, debemos reconocer que
absolutamente todas las las culturas están incompletas en su concepción de la
dignidad humana. Esta incompletud se deriva del hecho mismo de que existe una
multiculturalidad. Si cada cultura fuera tan completa como reclama ser, habría una
única cultura, surgiría la hegemónica. Y la idea de incompletud, entonces, puede
apreciarse mejor desde afuera, desde la perspectiva de otra cultura que sí rescate y
aplique el reconocimiento de la dignidad humana. Por lo que una de las tareas más
cruciales para Boaventura De Sousa (2010) es la construcción de una concepción
multicultural de los derechos humanos que eleve la conciencia de incompletud cultural
a su máximo posible. Pues, solo así es posible desarrollar un diálogo entre diferentes
culturas que sí apliquen los principios de la dignidad humana.
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Cuando la teoría de la comunicación humana establece en su primer axiona:
“toda conducta es comunicación”, nos habla necesariamente de una percepción
sensorial, donde es capaz de pensarse en la experiencia corporal en interacción con un
otro u otros, la cual por su naturaleza sensorial, comunica la forma en que
experimentamos nuestros cuerpos y el mundo a través de los sentidos (Sabido, 2016).
En ese tenor las autoras West y Zimmerman (1990) explican que la cultura patriarcal ha
producido y reproducido un condicionamiento perceptivo en los cuerpos sexuados,
basado en estereotipos de género, que a través de medios de comunicación y otras
instituciones disciplinares como la clínica y las escuelas, han taxonomizado conductas
sensoriales como propias de hombres como la vista, asociada al campo de la ciencia y
del gusto de las mujeres asociadas a la belleza, estas basadas supuestamente, en las
diferencias anatómicas.
Lo anterior indica que hacer género es un verbo, es decir, una conducta que
comunica y no un sustantivo que es pasivo, estático e inmovil. Además es un acto
28
repetitivo que moldea y troquela subjetividades, a la vez que va enunciando el transitar
de una persona en una sociedad que busca ser identificarlo o identificarla en su
experiencia corporal en el binomio hombre/mujer de una cultura específica.
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mujeres deben de enunciar su amor a la familia y a los cuidados. Cualquiera que viole
esos mandatos, la sociedad los confinará en la burla y el menosprecio.
Hacer género significa crear diferencias entre niñas y niños, mujeres y hombres
con una base heterosexual, diferencias que no son naturales, esenciales o biológicas,
para a su vez, reforzar la “esencialidad" del género, para que no sea cuestionado ese
orden social. Por ejemplo la vestimenta, la forma de actuar, los gestos, tonos de voz y
maneras de caminar en el espacio público y privado, es ahí donde encontraremos al
género más como un verbo que como un simple acto.
Estas críticas, buscan mirar más allá del estudio psicológico de la percepción de
la comunicación, busca en especial, resaltar la sociabilidad de la sensación y dejar en
30
claro que la percepción está mediada culturalmente (Howes, 2014). En ese sentido se
mira a la percepción como una actividad de aprehender el mundo.
31
entre quienes se debe de competir, en este punto será indispensable recordar al
sistema sexo género (Rubín, 1986), que indicará claramente el poder de mando de los
hombres sobre el de las mujeres que deben de seguirlo (indicando la
complementariedad entre hombres y mujeres heterosexuales). Explica, de igual forma
la simetría y competencia entre los hombres.
Es así cómo los axiomas de la teoría de la comunicación humana hacen
referencia al cuerpo en la modernidad occidental, esta teoría representa sólo un
bosquejo sobre el que se ensayan y se erigen hipótesis que explican la influencia de la
ciencia, la sociedad y la ideología sobre los cuerpos sexuados (Le Breton, 2002). Es en
este sentido, como se explica la presencia del cuerpo dentro de las hipótesis
sistémicas, y este toma un papel fundamental, que nos indica que su presencia no es
aislable del orden de género o del multiculturalismo.
Conclusiones
Hacer terapia va más allá de la reproducción de un modelo y de idolatrar a algún autor,
es tener la responsabilidad de dialogar con alguien en un estado vulnerado, cuya
identidad gira entorno en un devenir sujeto, sujeto mujer o sujeto hombre, cuya cultura
los ha producido, sus sentidos, sus gustos, sus percepciones y que en su trayecto de
vida, es decir, en su proceso de transición para llegar a ser sujetos han pasado por una
serie de renuncias familiares y culturales.
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La responsabilidad multicultural oscila entre el reconocimiento y el respeto de las
reglas culturales entre los grupos en los que tiene contacto, sean estos urbanos o no,
sin embargo, es un emisario que visibiliza las discrepancias entre las nociones de
dignidad, voluntad y autonomía en cada grupo, pues, considera que los derechos
humanos son universales y en esa universalidad caben todas las mujeres, niñas,
ancianas, homosexuales, transexuales, bisexuales, indígenas, así como hombres
intesectados entre las identidades homosexuales, transexuales, bisexuales, indígenas,
migrantes, obreros entre otros.
Este artículo busca ampliar la mirada de las y los terapeutas, de mirar desde otro
lugar, desde el conocimiento situado, de nuestra realidad latinoamericana, de
reformular las hipótesis, de trasladarlas a hechos sociales contextuales y a dar un
sentido diferente a la terapia.
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33
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