El tema principal es la participación de los cirujanos en el desarrollo y la institucionalización
de su ciencia en el México independiente y sus antecedentes. La cirugía a finales del siglo XVlll en la Nueva España era considerada una actividad manual y quienes la ejercían se formaban de manera gremial, pero en 1764 se presentó una propuesta para abrir una catedra anatómica. Este proyecto está dentro del contexto del movimiento de la Ilustración, especialmente las reformas borbónicas y de la renovación de la cirugía que se dio en Europa. Se buscaba impartir la enseñanza y por otra parte darle un uso a todo el conocimiento que se impartía en la catedra de anatomía y estudiar enfermedades. Esta aplicación científica estaba ligada con una realidad y problemática locales ya que la población de la Nueva España estuvo sujeta a constantes epidemias. El Hospital Real de Natural albergó la catedra anatómica que obtuvo la resolución real el 17 de marzo de 1768. Los cirujanos peninsulares fueron los encargados de poner en marcha la institución y siguiendo como modelo al colegio de San Fernando de Cádiz; sin embargo, no se podían comparar el funcionamiento del Real Colegio de Cirugía de Nueva España en recursos económicos, ni personal, ni en instalaciones con el Colegio Peninsular. Esto no fue obstáculo para que cumpliera su función de formar cirujanos profesionales con base en un programa académico que retomaba el estudio de los autores modernos, especialmente franceses. Los egresados se diseminaron a lo largo del territorio, practicando en hospitales privados o instituciones de carácter militar y destacaron en actividades de salud pública, en particular, las operaciones de vacunación que continuaron hasta los años de la lucha armada por la independencia. Esta lucha trajo dificultades al Colegio de Cirugía, sobre todo económicas, pero no impidieron que se mantuviera activa las labores docentes y las clases continuaron. La lucha armada provocó que los practicantes de esta ciencia estuvieran muy ocupados sirviendo a los grupos que se enfrentaban. Superada la crisis de la Independencia la renovación de la práctica quirúrgica ya no significa sólo integrar modernas teorías y técnicas sobre la materia, sino lograr la unión de la cirugía y la medicina. Los profesionales de ambas disciplinas lucharon para difundir los avances médico- quirúrgicos. Las instituciones con este objetivo de unificar las disciplinas tuvieron una vida corta, pero fueron los lugares donde se promovieron los cambios que dieron lugar a la conformación de la ciencia médica nacional. Los facultativos aprovecharon todos los medios para alcanzar este objetivo como lo fue la política de los nuevos gobiernos independientes o la participación en la administración pública. Varios fueron los proyectos presentados con la finalidad de renovar los estudios y la práctica de la medicina y la cirugía. Sin embargo, la inestabilidad política y económica por la que atravesaba el país hizo que los diferentes gobiernos se enfocaran en resolver situaciones que consideraban de mayor urgencia y olvidaban los temas educativos que quedaron en un segundo plano. A pesar de estas dificultades en la década de los treinta del siglo XlX se dictaron medidas concretas y firmes para la institucionalización de la medicina. Vocabulario pedagógico: catedra anatómica Si bien el decreto real de 1768 señalaba que los cirujanos leerían dos cursos, uno de anatomía práctica y otro de operaciones, los cuales se complementarían con la cátedra de fisiología que debía impartir el médico del hospital, podemos señalar que el establecimiento, aun con sus limitados recursos de personal y de instalaciones, impartió una formación completa a sus estudiantes. Con base en una instrucción que duraba cuatro años y en un programa académico en el que se combinaba la enseñanza teórica con la práctica, se dieron lecciones de osteología, artrología, miología, angiología neurología y esplacnología, vendajes, suturas y patología quirúrgica. La parte teórica se verificaba en el anfiteatro, donde se realizaban las disecciones anatómicas, y las clases de clínica se dieron en las salas del Hospital de Naturales, a donde los estudiantes asistían en compañía de sus profesores.4 Por último, a partir de 1789 se agregó una última cátedra, la de botánica, en ella el profesor les enseñaba a conocer los recursos minerales, vegetales y animales que había en el país, sus propiedades medicinales y cómo podrían aplicarlas en el ámbito terapéutico.
Verónica Ramírez Ortega y María Rodríguez-Sala, “Los cirujanos novohispanos, de la lucha por la independencia a la primera década del México independiente”, Memorias del XIV Encuentro de Latinoamericanistas Españoles, p. 170