Reseñas de libros
Une guerre noire. Enquête sur les origines du génocide rwandais (1959-1994)
Por Marcelo Raffin
Imágenes pese a todo. Memoria visual del holocausto
Por Ma. Celeste Adamoli y Guillermina Laguzzi
Bios. Biopolítica y filosofía
Por Emmanuel Taub
LTI, La lengua del Tercer Reich, apuntes de un filólogo
Por Tomás Borovinsky
La experiencia del horror. Subjetividad y derechos humanos en las dictaduras
y posdictaduras del Cono Sur
Por Fabián Ludueña Romandini
El genocidio como práctica social
Por Guillermo Levy
Editor
Daniel Feierstein
dfeierstein@untref.edu.ar
Editores asistentes
M. A. Emmanuel Taub
etaub@untref.edu.ar
Tomas Borovinsky
tborovinsky@untref.edu.ar
COMITÉ EDITORIAL
Adam Jones
Yale University, EE.UU.
Carlos Figueroa Ibarra
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, MÉXICO
Frank Chalk
Concordia University, Montreal, CANADÁ
Helen Fein
Harvard University, EE.UU.
Henry Huttenbach
City University of New York, EE.UU.
Israel Charny
Hebrew University of Jerusalem, ISRAEL
Jacques Semelin
Comite National de la Recherche Scientifique, CNRS, FRANCIA
Judit Bokser-Liwerant
Universidad Nacional Autónoma de México, MÉXICO
Juergen Zimmerer
Sheffield University, GRAN BRETAÑA
Luis Roniger
Wake Forest University, EE.UU.
Marcia Esparza
City University of New York, EE.UU.
María Luiza Tucci Carneiro
Universidade de Sao Paulo, BRASIL
Martin Mennecke
Danish Institute for International Studies, DINAMARCA
Raúl Eugenio Zaffaroni
Universidad de Buenos Aires, ARGENTINA
Corrección
Néstor Ferioli
Diseño y diagramación
Estudio Rainis
La Revista de Estudios sobre Genocidio es una publicación semestral que tiene el objetivo de ampliar y difundir
los estudios sobre genocidio, de manera particular en América Latina. Si bien los estudios sobre genocidio tienen más
de treinta años, ésta es la primera publicación periódica académica en español y se propone tanto dar cuenta del esta-
do de la cuestión a nivel internacional (publicando en español los trabajos más relevantes de estudios sobre genocidio
publicados en las revistas académicas de todo el mundo) como avanzar con investigaciones producidas en nuestra
región que pretendan comprender y analizar la especificidad de los genocidios en América Latina o en otras regiones
del planeta.
Es por ello que se invita a investigadores de todas las áreas de las ciencias sociales dedicados al estudio de los
procesos genocidas y prácticas represivas a enviar colaboraciones para esta naciente publicación.
La Revista de Estudios sobre Genocidio es publicada por el Centro de Estudios sobre Genocidio de la Universidad
Nacional de Tres de Febrero.
Los colaboradores pueden solicitar las instrucciones para el envío de artículos a cege@untref.edu.ar
ISSN xxxx-xxxx ©EDUNTREF, Universidad Nacional de Tres de Febrero. Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Editorial
Índice
Editorial
Daniel Feierstein . .........................................................................................................................................5
Reseñas de libros
Une guerre noire. Enquête sur les origines du génocide rwandais (1959-1994)
Por Marcelo Raffin . ..................................................................................................................................107
Revista de Estudios sobre Genocidio
Editorial
Editorial
Revista de Estudios sobre Genocidio
jurídico y político que se desarrolla actualmente en América Latina sobre el rol que los
procesos de aniquilamiento han jugado en la reconfiguración de sus sociedades, no sólo
en su pasado, sino en su presente y su futuro.
La Revista de Estudios sobre Genocidio surge, entonces, con este objetivo: aportar a
una reflexión que es tanto teórica como política, y que intenta conjugar y articular estos
campos, cuya fractura fue uno de los objetivos de la intencionalidad genocida en nuestra
región.
La Revista tendrá una frecuencia semestral, proponiéndose como un espacio para
la publicación en español de trabajos, tanto clásicos como actuales, aparecidos en otras
lenguas sobre las interpretaciones de las causas y efectos del genocidio, las discusiones
definicionales sobre los límites del concepto, las posibilidades de prevención, confronta-
ción o juzgamiento de sus responsables, sobre los procesos genocidas desarrollados en
diversas partes del mundo, sobre el análisis comparativo de múltiples experiencias geno-
cidas. Asimismo, también se propone como una posibilidad de difusión internacional de
las reflexiones producidas en nuestro margen latinoamericano sobre la problemática.
Con respecto a este número inaugural, el trabajo de Thomas Cushman plantea una
interrogación provocativa sobre los sentidos causales de la recurrencia de las prácticas
genocidas y cuestiona los discursos dominantes sobre sus posibilidades de “preven-
ción”, en una dura crítica no sólo de las acciones internacionales sino incluso de la mi-
rada dominante en los trabajos académicos. Henry Huttenbach aborda las discusiones
definicionales sobre el concepto de genocidio tratando de encontrar un núcleo común
a las mismas que distinguiera la peculiaridad del concepto. Paul Bartrop aporta a dicha
discusión evaluando las convergencias y divergencias, yuxtaposiciones y relaciones entre
los conceptos de guerra y genocidio. Wardatul Akmam y Carlos Figueroa Ibarra se pro-
ponen dos análisis de casos (Bangladesh el primero, Guatemala el segundo). Por último,
Christoph Schiessl analiza la articulación entre las violaciones sistemáticas y los procesos
genocidas. Finalmente, la Revista cuenta con un espacio de revisiones bibliográficas de
las novedades editoriales aparecidas en diversas lenguas sobre la problemática.
Es necesario agradecer en este primer editorial la generosidad con la que los editores
del Journal of Genocide Research (Juergen Zimmerer y Dominik Schaller y también su fun-
dador, Henry Huttenbach) han cedido los derechos no exclusivos para la publicación en
español de todos los artículos publicados en sus páginas desde su fundación en el año
2000 hasta el presente, así como los que seguirán siendo publicados. Del mismo modo,
su disposición a difundir en inglés parte de las reflexiones producidas en nuestro margen,
tal como hicieran dedicando íntegramente su volumen 8, número 3, en el año 2006, a es-
tas problemáticas y como, estamos seguros, lo seguirán haciendo en futuras entregas.
Desde el Centro de Estudios sobre Genocidio de la Universidad Nacional de Tres
de Febrero, nuestra voluntad es construir esta nueva herramienta, para aportar, quizás,
mayor riqueza y originalidad al necesario análisis sobre los modos en que el genocidio ha
atravesado nuestra historia, instalando sus astillas de terror, parálisis y renegación en la
memoria colectiva. Es nuestro objetivo que esta publicación sea un aporte más a la tarea
para intentar comenzar a removerlas.F
¿Se puede prevenir el genocidio?
Thomas Cushman1
* Este artículo fue extraído del Journal of Genocide Research, (Vol.5, Nº 4, diciembre, 2003. Págs. 523-542) con el
derecho no exclusivo de edición en español otorgado como parte del intercambio de cooperación entre el Journal
of Genocide Research y la Revista de Estudios sobre Genocidio. Se agradece al Journal of Genocide Research la
cesión de derechos. Traducción: Mariana Dematteo.
1
Se han presentado versiones de este trabajo en numerosos ámbitos académicos, entre ellos el Centro Carr de
Políticas para los Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, la Asociación Norteamericana de Sociología,
la Universidad de Connecticut, el Centro Danés para el Estudio del Genocidio y el Holocausto, el Instituto de Inves-
tigación para la Paz Internacional en Oslo y el Departamento de Filosofía de la Universidad de Oslo. Agradezco a
estas instituciones por invitarme a compartir, depurar y precisar las ideas aquí presentadas y agradezco las críticas,
las preguntas y los comentarios de la audiencia en estos lugares. También agradezco a Michael N. Barnett, Rhoda
Howard-Hassmann, Bridget Conley, John Torpey, Arne Johan Vetlesen, Rally Ferry, Michael Kaus, Israel Charny, Je-
rry Fowler y Eric Markusen por sus atentos y constructivos comentarios sobre distintas versiones del ensayo. Tales
comentarios no implican de modo alguno una coincidencia absoluta con las ideas aquí presentadas, pero me han
ayudado a profundizar mis consideraciones sobre estas complejas cuestiones.
Revista de Estudios sobre Genocidio
¿Se puede prevenir el genocidio?
las formas en que uno interpreta habitual- demostrar es que la prevención sistemáti-
mente el genocidio y la tarea de impedirlo. ca del genocidio es más problemática de
En el proceso, se planteará que el esfuerzo lo que muchos de los que trabajan en este
de demostrar un genocidio depende bá- campo preferirían creer. En segundo lugar,
sicamente de modelos de genocidio po- la interpretación aquí propuesta no preten-
sitivistas, naturalistas y deterministas que de insinuar que no existe relación alguna
ignoran algunos de los aspectos más im- entre el conocimiento sobre el genocidio y
portantes del genocidio como se manifies- su prevención. Por el contrario, el propósito
ta en las condiciones sociales modernas: es demostrar que se debe ampliar el cono-
su contingencia, su impredecibilidad y su cimiento sobre el genocidio para que inclu-
condición de ser un producto de la acción ya una mayor consideración de la acción
humana. Por ello, el segundo propósito humana y de la estructura social de la mo-
es problematizar la idea de la prevenibili- dernidad de la que actualmente presenta el
dad del genocidio en un período histórico campo de los estudios sobre genocidio, en
particular. A pesar de que la creencia en la particular aquellos trabajos cuyo principal
prevenibilidad de los males sociales es, en objetivo es la prevención del genocidio. La
sí misma, un producto de la modernidad, mayoría de las teorías sobre el genocidio
la modernidad también se caracteriza por son ahistóricas e intentan proponer una
diversas fuerzas sociales y culturales que “esencia” general del genocidio que per-
militan en contra de la prevención del ge- dure a través del tiempo y el espacio. Aquí,
nocidio y que de hecho lo han facilitado. La el argumento es que las teorías en cuanto
sección principal de este trabajo se dedica a cómo y por qué ocurren los genocidios, o
a describir los aspectos de la modernidad de qué manera se pueden prevenir futuros
que militan en contra de la prevención del genocidios, siempre deben ser analizadas
genocidio y facilitan su perpetración. Y a en relación con los períodos históricos es-
través de ello se demuestra que aquellos pecíficos en que estos tienen lugar. Saber,
que desean prevenir el genocidio también por ejemplo, cómo se perpetraban los ge-
necesitan desarrollar una teoría del genoci- nocidios en, digamos, el mundo antiguo
dio que al mismo tiempo sea una teoría de o en la Europa premoderna puede tener
la modernidad. poco que ver con entenderlo en el pre-
Dado que el argumento representa un sente, dado que el contexto en el que se
gran desafío para una concepción ortodoxa perpetra el genocidio es completamente
en los estudios sobre genocidio –en reali- diferente y está esencialmente alterado por
dad, si lo que se dice del prevencionismo la modernidad2. La masacre de los molo-
como lenguaje unificador es real, entonces sos a manos de los atenienses, relatada
este trabajo es, desde su inicio, una forma por Tucídides, se desarrolló de acuerdo
de herejía–, es necesario aclarar algunas con una “lógica cultural” muy diferente a la
cuestiones. Primero y principal, el objetivo de las masacres humanas en el siglo XX:
no es demostrar que el genocidio no es uno no debería perder de vista el hecho de
prevenible. Afirmar eso sería sucumbir a un que el siglo XX se caracteriza, simultánea-
cierto determinismo pesimista que virtual- mente, por el desarrollo de la modernidad
mente confirmaría que el genocidio segui- y el despliegue de las más atroces formas
ría ocurriendo. En cambio, lo que se intenta de genocidio. Si el interés reside en cómo
2
Esto no significa, sin embargo, que no es útil estudiar el genocidio desde una perspectiva histórica comparativa
como, por ejemplo, en el trabajo de Frank Chalk y Kurt Jonassohn, The History and Sociology of Genocide: Analysis
and Cases, Yale University Press, Nueva Haven, 1990. Significa, no obstante, que el modo en que procede el geno-
cidio podría ser significativamente alterado por las configuraciones socio-estructurales de la época en la que éste
tiene lugar.
Revista de Estudios sobre Genocidio
3
La obra de Kant sobre la paz perpetua, Perpetual Peace, and Other Essays on Politics, History, and Morals, Hackett,
Indianápolis, 1983, nunca dio por sentado que los seres humanos son naturalmente buenos –de hecho, planteó
específicamente que eran depravados y que los planes para el mejoramiento social debían contemplar esta depra-
vación–.
10
¿Se puede prevenir el genocidio?
dos los genocidios podrían evitarse si, por siempre, pero sólo recientemente en la his-
ejemplo, Estados Unidos anunciara una toria de la humanidad la gente ha comen-
política de intervención militar en aquellos zado a creer que estas conductas se pue-
casos en que los “expertos” confirmaran den prevenir y erradicar. Esta creencia se
la inminencia de un genocidio. Desde la fundamenta en la idea de la Ilustración de
perspectiva de las ciencias sociales, la re- que el propósito del conocimiento humano
ducción del fracaso en la prevención del es aliviar los males sociales y mejorar la
genocidio es insuficiente para la indefini- condición humana. Los esfuerzos intelec-
da variable de “falta de voluntad política”. tuales de Immanuel Kant, que fuera la en-
Tal explicación supone que algo llama- carnación del espíritu del movimiento ilus-
do “voluntad política” puede/es capaz de trado de “conocimiento para el progreso”,
controlar todas las fuerzas contrapuestas estaban encaminados a lograr un mundo
de la modernidad y de movilizar la historia mejor, un mundo de “paz perpetua” (aun-
de acuerdo con sus preceptos. Y omite la que resulta interesante destacar que tras
cuestión fundamental de que la falta de vo- albergar un sueño tan utópico, Kant llegó al
luntad política es, en sí misma, justificable final de su vida con una visión más realista
a través de los diversos aspectos de la cul- y pesimista de la naturaleza humana y de
tura moderna que expondré en este artícu- las probabilidades de una paz perpetua)4.
lo. El punto es el siguiente: la brecha entre En cierto sentido, Kant podría ser conside-
nuestro lenguaje retórico de la prevención rado el primer e incluso el mayor practican-
y la práctica real es enorme y esta brecha te de los derechos humanos, dado que sus
no se puede cerrar simplemente median- esfuerzos no sólo estaban orientados ha-
te la adecuada utilización de la política. Es cia el entendimiento, sino que también pro-
mucho más complicado que eso. pusieron una estrategia política específica
para la prevención del mal y predominio del
bien. La misión de Kant fue, como también
¿En qué se basa el prevencionismo?
lo es ahora, hallar el modo de lograr que los
¿Por qué tantas personas creen que políticos prestaran atención a lo que los fi-
se pueden atenuar o abolir las peores con- lósofos (y, en el presente, los cientistas so-
ductas de los seres humanos, cosas tales ciales) tenían para decir. La experiencia de
como el genocidio, la tortura, la esclaviza- Kant ilustra la paradoja central que ha de
ción, etc.? En el análisis del curso de la his- ser explorada en este artículo: cómo des-
toria de la humanidad, la idea de que se plazarse del entendimiento a la práctica, o
puede impedir este tipo de cosas parecería cómo transferir la noción de lo que cons-
contraria al sentido común y a los hechos. tituye una sociedad buena a la verdadera
Ningún ser racional podría llegar a pensar constitución de la sociedad buena. Es do-
que se puede prevenir un terremoto o un lorosamente evidente que el idealismo de
tornado. Sin embargo, en el ámbito de los la Paz Perpetua de Kant fracasó y se tornó
fenómenos humanos parece que sucede irrealizable frente a las realidades políticas.
lo contrario. Cuanto peor es el fenómeno, Aún hoy nos enfrentamos a este dilema,
más gente se moviliza para impedirlo y con la fundamental paradoja kantiana de
más apremiante se torna el discurso de la cómo desplazarse de la conceptualización
prevención. del bien y el entendimiento del mal.
Las desviaciones, la violencia, la per- Básicamente, la idea kantiana de que
versidad y la maldad han existido desde el conocimiento naturalmente conduciría al
4
Kant, Immanuel, Religion Within the Limits of Reason Alone, Harper, Nueva York, 1960.
11
Revista de Estudios sobre Genocidio
progreso social era una de las ideas domi- estas leyes, entonces podemos intervenir
nantes de la Ilustración y sirvió como base para modificar el curso de la historia de la
para el establecimiento de las ciencias so- humanidad. Como perspectiva científica, el
ciales. El positivismo de Auguste Comte positivismo apunta a “congelar” el mundo
propuso la nueva ciencia de la sociología social en categorías y variables que borran
como un medio hacia la perfección social. de la escena a la contingencia y la indeter-
El lema positivista “Savoir pour prevoir et minación y la acción humana. El segundo
prevoir pour pouvoir” –saber para predecir, problema está relacionado con la com-
predecir para poder– refleja casi a la per- plejidad de cómo pasar del conocimiento
fección esta creencia de la Ilustración en la al poder. Para Comte y otros positivistas,
conexión lógica entre la teoría y la práctica. los gobernantes instruidos reconocerían
El conocimiento científico de la sociedad las leyes de la sociedad y luego forma-
permitiría a los responsables sociales pre- rían parte de un esfuerzo organizado para
decir los fenómenos sociales y ejercer po- orientar y regir a la sociedad. Para Comte,
der y control sobre el mundo. Uno puede los gobernantes eran algo así como soció-
ver en este telos o esta premisa los oríge- logos prácticos que simplemente transfe-
nes mismos del discurso de la prevención rían la ciencia y la teoría a la práctica para
que inmediatamente pasa a formar parte lograr un mundo mejor. Según Comte, la
de todos los intentos organizados para respuesta era que los sociólogos debían
entender las violaciones de los derechos imponerse y planificar la sociedad buena.
humanos: si podemos entender, por ejem- Pero dado que esto era entonces, y es hoy
plo, el genocidio o la tortura o la guerra, en día, una absoluta imposibilidad, aún
podemos utilizar ese entendimiento como perdura el problema acerca de cómo pa-
una forma de poder para intervenir e impe- sar del conocimiento al punto de ejercer
dir que estos hechos sucedan. El conoci- poder sobre la imperfección y la perversi-
miento se convierte en una forma de poder dad humana a través del acto de la pre-
sobre el mundo, y la esencia de ese poder vención.
es la capacidad para prevenir aquello que
no queremos que ejerza poder sobre noso-
Los estudios sobre genocidio
tros. Desde la época de Comte en adelan-
y el discurso de la prevención
te, esta narrativa, que supone que nuestro
conocimiento es necesariamente una for- El avance del movimiento de los de-
ma de poder progresista sobre el mundo, rechos humanos desde la década del 90
es evidente en prácticamente todos los hasta el presente se ha caracterizado por
campos de la investigación humana. Esta un incremento en la producción de cono-
narrativa expresa la idea de progreso que cimiento sobre los derechos humanos y
manifiesta un telos (fin o causa final) funda- una expansión de la ideología del preven-
mental de la historia de la humanidad, que cionismo. En ninguna otra esfera es más
el progreso del conocimiento humano hará manifiesto este tema de la prevención que
progresar a la especie humana de manera en el surgimiento del campo de los “estu-
que, eventualmente, pueda surgir la socie- dios sobre genocidio”. El genocidio es tan
dad buena. antiguo como la historia de la humanidad,
Existen al menos dos problemas en pero el campo de los estudios sobre ge-
torno a este enfoque. El primero tiene que nocidio no surgió sino hasta después de
ver con la ontología positivista que la fun- la Segunda Guerra Mundial. El estudio del
damenta. Ésta supone que la vida social genocidio es, en realidad, una consecuen-
está determinada por ciertas “leyes” in- cia natural del estudio del Holocausto. Los
flexibles o naturales y que, si conocemos esfuerzos para entender el Holocausto que
12
¿Se puede prevenir el genocidio?
5
La definición de genocidio propuesta por Lemkin apareció en su libro Axis Rule in Occupied Europe: Laws of Occu-
pation-Analysis of Government-Proposals for Redress, Carnegie Endowment for International Peace, Washington,
DC, 1944. Págs. 79-95. Y es la siguiente. Los conceptos nuevos exigen vocablos nuevos. Por “genocidio” queremos
decir la destrucción de una nación o de un grupo étnico. Esta nueva palabra, acuñada por el autor para denotar
una antigua práctica en su desarrollo moderno, proviene del antiguo vocablo griego genos (raza, tribu) y del latín
cidium (acción de matar), que a su vez participa en la formación de palabras tales como tiranicidio, homicidio, infan-
ticidio, etc. En términos generales, genocidio no necesariamente significa la destrucción inmediata de una nación,
excepto cuando es ejecutada a través de la aniquilación de todos los miembros de una nación. En realidad, se
refiere a un plan coordinado de diferentes acciones destinadas a la destrucción de elementos esenciales de la vida
de los grupos nacionales, con el propósito de aniquilar a los propios grupos. Los objetivos de dicho plan serían la
desintegración de las instituciones políticas y sociales, la cultura, la lengua, los sentimientos nacionales, la religión
y la existencia económica de los grupos nacionales; y la destrucción de la seguridad personal, la libertad, la salud,
13
Revista de Estudios sobre Genocidio
hacia su prevención sigue siendo parte in- posición de la idea kantiana de la paz per-
tegral de los aspectos teóricos y prácticos petua al fenómeno del genocidio: en tanto
del proyecto de los estudios sobre genoci- que Kant aspiraba a una sociedad libre de
dio. La idea de la prevención del genocidio la depravación de la guerra, Kuper aspira
no podía existir hasta tanto el fenómeno a una sociedad libre de genocidio. Ambas
fuera rotulado como tal y entendido en dis- visiones son utópicas.
tintas dimensiones clave. Tras el posterior La obra de Kuper es sólo un ejemplo
surgimiento del discurso sobre genocidio, de la premisa que circula en todo el campo
no existe prácticamente ningún estudio se- de los estudios sobre genocidio de que la
rio que se aparte del discurso de la preven- búsqueda del conocimiento sobre el ge-
ción. El deseo, manifiesto tanto en los títu- nocidio es una precondición directa para
los de los trabajos como en los textos mis- la prevención del genocidio. Ésta ha sido
mos, alude directamente a la prevención y una tendencia constante desde el naci-
percibe a la prevención como el ideal an- miento del estudio del genocidio hasta el
helado de la investigación intelectual. Esta presente. Resulta virtualmente imposible
evolución es evidente en el trabajo de pre- hallar un trabajo serio en este campo que
cursores en el estudio del genocidio como no invoque el discurso de la prevención, ya
Leo Kuper. Su obra Genocide: Its Political sea como un resultado postulado por la in-
Use in the Twentieth Century (Genocidio: vestigación o bien como una legitimación
Su utilización política en el siglo XX) esbo- para el estudio del genocidio en general.
za una interpretación general de las causas Para tener una noción acerca de cuál es la
del genocidio, seguida de una idealización forma que adopta este discurso en la ac-
de la “sociedad no genocida” a la que se tualidad, consideren algunos de los artícu-
llega, presuntamente, en virtud de la inter- los que han sido publicados en las revistas
pretación de las causas del genocidio6. A de estudios sobre genocidio. Estos ejem-
este trabajo le siguió otro titulado The Pre- plos, tomados al azar, ilustran el modo en
vention of Genocide (La prevención del ge- que el discurso preventivo se manifiesta en
nocidio), que describe estrategias específi- trabajos evaluados por respetados acadé-
cas a través de las cuales Naciones Unidas micos, en algunos casos por pioneros en
puede prevenir el genocidio y garantizar el el campo. En un artículo de Christian P.
derecho a la vida (teniendo en cuenta los Scherrer, el autor, que ofrece un análisis
modos en que la ONU pareció fomentar las del desarrollo de una teoría del genocidio,
condiciones que condujeron al genocidio señala que: “La investigación comparativa
en Bosnia y Ruanda, la confianza de Kuper del genocidio ha atraído a muchos acadé-
en la prevención del genocidio por parte de micos durante la última década. Los enfo-
la ONU resulta, en el mejor de los casos, ques adecuados deberían tratar de lograr
prosaica)7. Esto es simplemente la trans- una relación equilibrada combinando dos
la dignidad e incluso la vida de las personas que pertenecen a esos grupos. El genocidio apunta al grupo nacio-
nal como entidad, y las acciones involucradas apuntan a las personas, no en su capacidad individual, sino como
miembros del grupo nacional. Resulta útil destacar que la definición de Lemkin sirve de base para la Convención
para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio adoptada por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1948. El Artículo II de la Convención define al genocidio como “cualquiera de
los siguientes actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial
o religioso como tal: a) Matar a miembros del grupo; b) Causar graves daños físicos o mentales a miembros del
grupo; c) Infligir deliberadamente sobre el grupo condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física
total o parcial; d) Imponer medidas tendientes a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) Transferir niños del
grupo a otro grupo por la fuerza”.
6
Kuper, Leo, Genocide: Its Political Use in the Twentieth Century, Yale University Press, Nueva Haven y Londres,
1981.
7
Kuper, Leo, The Prevention of Genocide, Yale University Press, Nueva Haven y Londres, 1985.
14
¿Se puede prevenir el genocidio?
8
Scherrer, Christian P., “Towards a theory of modern genocide. Comparative genocide research: definitions, criteria,
typologies, cases, key elements, patterns and voids”, en el Journal of Genocide Research, Vol. 1, Nº 1, 1999. Pág.
22.
9
Drumbi, Mark A., “Sobriety in a post-genocidal society; good neighborliness among victims and aggressors in Rwan-
da”, en el Journal of Genocide Research, Vol. 1, Nº 1, 1999. Pág. 39.
10
Fein, Helen, “Genocide and gender: the uses of women and group destiny”, en el Journal of Genocide Research,
Vol. 1, Nº 1, 1999. Pág. 59.
15
Revista de Estudios sobre Genocidio
11
La idea de la premisa de dominio fue acuñada por Alvin Gouldner, The Coming Crisis of Western Sociology, Harper,
Nueva York, 1970, para describir la premisa ideológica y ontológica que fundamentó e influenció la práctica su-
puestamente objetiva y científica de la sociología. El concepto de Gouldner es apto para su aplicación en el campo
de los estudios sobre genocidio, que rara vez analiza sus propias premisas ideológicas.
16
¿Se puede prevenir el genocidio?
morir de un ataque cardíaco, mientras que investigación. En realidad, resulta muy útil
los fumadores y bebedores pueden vivir entender las condiciones estructurales que
hasta edades avanzadas, como resulta- al parecer están relacionadas con los epi-
do de factores que se desconocen y que sodios de asesinatos en masa o que se
probablemente nunca se lleguen a cono- supone son las causas fundamentales que
cer. Seguramente, lo más probable es que los originan. Por lo tanto, así como consi-
nadie imagine que el genocidio puede ser dero que los enfoques naturalistas son, en
completamente erradicado. No obstante, cierta medida, demasiado optimistas en su
parece haber, al mismo tiempo, una sen- creencia de que el genocidio es prevenible,
sación dominante en el campo en cuanto también creo que lo que han descubierto es
a que la contingencia es más erradicable, útil como fundamento a partir del cual desa-
o que el genocidio es más erradicable, de rrollar teorías más complejas sobre el geno-
lo que la historia demuestra. Esto se debe cidio. Lo que aquí está en discusión son las
en parte a que la creencia en la “erradicabi- premisas que fundamentan un enfoque na-
lidad” del genocidio es algo independien- turalista del genocidio y de la prevención del
te de la realidad de la historia, del mismo genocidio y los modos en que los enfoques
modo en que la idea kantiana de una so- naturalistas evitan la cuestión de la contin-
ciedad en la que no existe la guerra está gencia histórica y las perspectivas teóricas
fuera de la realidad de la historia. que privilegian el rol de la acción humana,
El enfoque naturalista del genocidio se por un lado, y la dinámica cultural y social
hace evidente en algunos de los esfuerzos externa, por otro, en el análisis de por qué
de prevención más importantes y funda- ocurren los genocidios. En este caso con-
mentales en los estudios sobre genocidio. sideraré un solo un ejemplo debido a que,
Aunque sería necesario analizar más dete- al parecer, representa este enfoque. A par-
nidamente los esfuerzos preventivos para tir del análisis de este único ejemplo, sería
determinar hasta qué punto predomina el conveniente determinar si éste es el enfo-
modelo naturalista, es conveniente con- que predominante en los estudios sobre
siderar aquí algunos modelos a modo de genocidio. Mi hipótesis sería que sí lo es.
ejemplo. Considérense, por ejemplo, los re- El artículo a ser analizado se titula
cientes esfuerzos de aquellos que adoptan “Systematic early warning of humanitarian
un enfoque de “alerta temprana”. La expre- emergencies” (Alerta temprana sistemática
sión “alerta temprana” es, en realidad, una de las emergencias humanitarias), de Bar-
metáfora militar que describe una estrategia bara Harff y Ted Robert Gurr12. Los autores
militar de anticiparse a un ataque detectán- presentan un análisis exhaustivo de los
dolo en sus etapas iniciales y actuando en factores estructurales que constituyen las
consecuencia. La estrategia militar perfecta condiciones de fondo para el genocidio y
sería aquella en que los que están siendo el politicidio, en sus propias palabras: “El
atacados prevén completamente los movi- genocidio y el politicidio son atribuidos a
mientos de sus enemigos y avanzan contra las condiciones de fondo (por ejemplo, la
ellos antes de que puedan implementarlos. agitación política), las condiciones intervi-
Consideremos un ejemplo que repre- nientes (por ejemplo, la fragmentación) y a
senta este enfoque naturalista del genoci- un aumento en el corto plazo de los acele-
dio. Me gustaría aclarar en principio que mi radores teóricamente predeterminados”13,
objetivo no es desestimar el valor de esta “(...) Se plantea que el genocidio y los ase-
12
Journal of Peace Research, Vol. 35, Nº 5, 1998. Págs. 551-579.
13
Ibídem. Pág. 551.
17
Revista de Estudios sobre Genocidio
14
Ibídem. Pág. 562.
15
Ibídem. Pág. 552.
16
Idem.
18
¿Se puede prevenir el genocidio?
to a fin de evitar la intervención y las com- contexto en el que ocurre el genocidio. Los
plicaciones que tal intervención acarrea. autores se concentran principalmente en
Por ejemplo, de los casos de genocidio de los aceleradores dentro de la sociedad. Es
la década de los 90 se desprende clara- decir, el modelo se concentra casi exclu-
mente que las alertas tempranas de inmi- sivamente en los factores endógenos que
nentes genocidios sirvieron como “señales se cree son los mecanismos causales del
de advertencia” que instaron a poderosos genocidio. Indudablemente, esos factores
Estados a distanciarse de los conflictos en endógenos son cruciales y es preciso co-
lugar de involucrarse abiertamente. nocerlos. No obstante, yo agregaría que los
Harff y Gurr creen que sus modelos factores exógenos son también extremada-
teóricos podrán prever un genocidio y ex- mente importantes, y estos factores exóge-
ponen hábilmente sus argumentos. Para nos tienen mucho que ver con la condición
ser justo, ellos son conscientes de que de modernidad. Estas condiciones hacen
existe al menos un cierto grado de contin- que predecir un genocidio sea mucho más
gencia y de que sus modelos no pueden difícil e introducen una mayor contingencia
ser aplicados en forma mecánica a todos histórica en la tarea de entender el geno-
los casos. Admiten que “los modelos teó- cidio. Me gustaría tomar esta idea como
ricos, aun con los mejores datos y las me- punto de partida para desarrollar una teoría
jores técnicas estadísticas disponibles, no del genocidio más compleja que contem-
son suficientes para salvar la brecha que ple los distintos aspectos de la estructura y
existe entre la evaluación del riesgo y el la cultura modernas.
alerta temprana. Un sistema completo para
explicar y advertir anticipadamente las cri-
La normalidad del genocidio frente
sis humanitarias también requiere de una
a la prevención del genocidio
observación sistemática y casi inmediata
de las posibles situaciones de crisis en la ¿Por qué el genocidio es un fenóme-
evaluación del riesgo”17. Ésta es una salve- no tan perdurable y recurrente, y por qué
dad importante, ya que reconoce la exis- sigue ocurriendo a pesar de tanto conoci-
tencia de otros factores, quizás menos pre- miento sobre el mismo y tantos intentos de
decibles, que aumentan las probabilidades impedirlo? Existen numerosas respuestas
de que se perpetre un genocidio. Aparen- a este interrogante. Como ya fuera mencio-
temente, la lógica de los autores es que nado, algunos sostienen que el fracaso en
debemos conocer los factores estructura- la prevención del genocidio se debe a que
les que conforman el contexto de posibles aquellos que tienen el poder para detener-
genocidios. Posteriormente, uno debe ana- lo carecen de la voluntad para hacerlo. Se-
lizar determinadas situaciones en búsque- gún este punto de vista, ya sea los estados
da de ciertos “aceleradores” que funcionan poderosos como Estados Unidos o los or-
como catalizadores que desencadenan la ganismos ineficientes (aunque simbólica-
“reacción” del genocidio (nótese aquí el mente importantes) como la Organización
lenguaje científico). Aunque critico el deter- de las Naciones Unidas son de algún modo
minismo estructural evidente en los mode- culpables de la persistencia del genocidio.
los naturalistas, considero que la idea de Con frecuencia uno también escucha una
los aceleradores que proponen los autores variante de esta opinión: que la imposibi-
sirve como un medio importante a través lidad de poner fin al genocidio se debe a
del cual introducir nuevas ideas acerca del una falta de “liderazgo”. Otros afirman que
17
Ibídem. Pág. 566.
19
Revista de Estudios sobre Genocidio
18
Barnett, Michael, “The UN Security Council, indifference and genocide in Rwanda”, en el Cultural Anthropology, Vol.
12, Nº 4, 1977. Véase también Barnett, Michael, Eyewitness to Genocide: The United Nations and Rwanda, Cornell
University Press, Ithaca y Londres, 2001.
20
¿Se puede prevenir el genocidio?
Este problema se agudiza ante la per- Segundo: las prácticas políticas mo-
sistencia de la realidad de la soberanía dernas de negociación con genocidas
estatal. A pesar del movimiento contra el reales o potenciales, basadas en la idea
derecho de los soberanos de hacer lo que de la “paz perpetua” de la Ilustración, son
les plazca en sus propios territorios, en el ineficaces contra quienes no comparten
actual sistema mundial aún existen varios tales ideales y negociaciones. La negocia-
estados soberanos autónomos que tienen ción es tan antigua como la política misma,
el poder de hacer relativamente lo que les pero específicamente se han desarrollado
plazca en sus propios territorios. De este formas modernas de negociación que han
modo, la destrucción de Chechenia por sido utilizadas para prevenir el genocidio.
parte del gobierno ruso, de carácter geno- Sin embargo, éstas suelen ser más expre-
cida desde todo punto de vista, no puede siones ideológicas del deseo de paz y de
ser controlada por ninguna fuerza externa prevención del genocidio que verdaderos
debido a que Rusia goza de la condición mecanismos de paz y prevención. Tanto
de Estado soberano en el sistema mundial en Bosnia-Herzegovina como en Ruanda,
moderno. La destrucción de Tíbet por parte los actores políticos entablaron negocia-
del gobierno chino, sin dudas un acto de ciones con perpetradores de genocidio, y
genocidio cultural, no puede ser combati- fue al amparo de estas negociaciones que
da porque China goza del privilegio de la se perpetraron las matanzas. En Bosnia, la
soberanía. Pensando en un caso futuro, es mayor parte del genocidio tuvo lugar al am-
ilustrativo considerar a India. Los recientes paro de negociaciones que Milosevic y Ka-
acontecimientos en ese país han genera- radzic explotaron para su propio provecho.
do una situación de violencia de naturaleza La mentalidad moderna de lograr la paz a
genocida contra los musulmanes. Dado través de métodos no violentos tales como
que India es una potencia nuclear, es su- la negociación contrasta fuertemente con
mamente improbable que un estado pode- una mentalidad genocida que no sólo se
roso intervenga a fin de detener el genoci- aparta del discurso que valora la negocia-
dio. La prevención del genocidio se limita ción, sino que explota activa y conscien-
en gran medida a los estados que no tie- temente esa negociación para intensificar
nen el poder para rechazar la intervención la práctica del genocidio. La intersección
de potencias más poderosas. En conse- de la negociación, una práctica moderna,
cuencia, la prevención del genocidio se ve con el genocidio (que no es ni moderno ni
restringida por la persistente realidad de la “premoderno”, sino sencillamente un fenó-
soberanía estatal y la influencia dominante meno social perenne) favorece a este últi-
de la realpolitik en el sistema mundial con- mo. El genocidio es la práctica de agentes
temporáneo. Además, especialmente en humanos que monitorean reflexivamente el
situaciones de inquietud e incertidumbre mundo social que los rodea y adaptan sus
social, los estados promueven sus propias acciones sociales en consecuencia. Este
culturas nacionales y eluden las normas monitoreo reflexivo es extremadamente
universales o transnacionales. La actual si- difícil de controlar, ya que es resistente y
tuación de la movilización de Estados Uni- adaptable a cualquier esfuerzo para con-
dos en la guerra contra el terrorismo es una trolarlo.
prueba de esta tendencia. Las cuestiones Tercero: las organizaciones civiles no
de la seguridad nacional exceden todo tipo gubernamentales modernas responden a
de adhesión a las normas colectivas que las crisis y a los potenciales genocidios de
supuestamente constituyen la estructura una manera organizada, que se torna bu-
cultural sobre la que se basa la comunidad rocrática y lenta debido a su complejidad.
internacional. Aunque uno imagina que una de las condi-
21
Revista de Estudios sobre Genocidio
19
Boltanski, Luc, Distant Suffering: Morality, Media, and Politics, Cambridge University Press, Cambridge y Nueva
York, 1999.
22
¿Se puede prevenir el genocidio?
tre distintos fenómenos, o lo que denomi- haber sido inversa: cuanto más sabía el
nó “actitud de indiferencia”20. La principal mundo acerca del genocidio, tanto más se
característica de la actitud de indiferencia violentaba y se expandía el genocidio. Ade-
es la incapacidad de hacer distinciones de más de los efectos de la cobertura de los
valor, una incapacidad que hace difícil que medios sobre el sentimiento y las acciones
las personas actúen de acuerdo con un del público, los medios modernos se han
modelo normativo preponderante. La acti- convertido en herramientas de propaganda
tud de indiferencia del individuo moderno que son utilizadas como el principal medio
está exacerbada por el surgimiento de la para inducir a las personas a perpetrar un
“sociedad del espectáculo en la que una genocidio. Si uno analiza el discurso que
gran variedad de fenómenos culturales son acompañó a la invención de los principa-
tratados como extraordinarios o especta- les medios masivos de comunicación en
culares, de modo que cuando se confron- el siglo XX –la radio, el cine, la televisión–,
ta a las personas con un espectáculo de se puede apreciar un claro patrón de con-
atrocidad verdadero (como el de Bosnia, fianza en el potencial positivo y progresivo
que fue el genocidio más divulgado en la de los medios. En las sociedades demo-
historia), no son capaces de distinguir su cráticas liberales, estos eran considerados
realidad de los espectáculos culturalmen- como los medios a través de los cuales se
te construidos y simulados que enmarcan podía conformar una democracia popular
su entorno”21. De esta manera, en lugar de ilustrada. Sin embargo, las innovaciones
generar un apoyo cognitivo, el espectáculo tecnológicas en los medios de comunica-
del genocidio puede conducir al rechazo ción también fueron adoptadas por las po-
o a una asimilación de la realidad del es- tencias que se oponían a la Ilustración –es-
pectáculo al universo de las simulaciones pecialmente por las fascistas– y puestas al
culturales. servicio de la dominación y, en el caso de
Quinto: las tecnologías modernas de la Alemania nazi y de la Unión Soviética, del
los medios masivos de comunicación, genocidio. Este uso de los medios masivos
diseñadas para difundir el conocimiento de comunicación, como un instrumento de
para el progreso, contribuyen a un entor- dominación, ha continuado en el presente
no cultural en el que se hace difícil pres- y ha sido un factor central en la perpetra-
tarle atención a fenómenos graves como el ción del genocidio. Es sabido el uso de la
genocidio y que provoca una situación de radio para incitar a los hutu a la matanza
“fatiga por compasión” que conduce a un de los tutsi en Ruanda. Las elites serbias
rechazo activo o la indiferencia 22. En este y croatas controlaban y manipulaban hábil-
caso, los medios pueden lograr su pro- mente los medios de comunicación a fin de
pósito de informar a los observadores del crear imágenes simbólicas de enemigos
genocidio que un genocidio está ocurrien- como una precondición de su destrucción
do y de despertar o generar respuestas física a través del genocidio. El análisis de
emocionales. Pero puede que no exista la los medios masivos de comunicación en
presunta relación entre la imagen y la ac- la modernidad nos lleva a la conclusión de
ción; de hecho, la relación entre la imagen que el conocimiento sigue siendo una for-
y la acción en Bosnia-Herzegovina parece ma de poder, pero una forma de poder que
20
Simmel, Georg, “The metropolis and mental life”, en Donald N. Levine, (ed.), Georg Simmel on Individuality and
Social Forms, University of Chicago Press, Chicago y Londres, 1971. Págs. 324-329.
21
Con referencia a la “sociedad del espectáculo”, véase Debord, Guy. The Society of the Spectacle, Black and Red,
Detroit, 1973.
22
Moeller, Susan D., Compassion Fatigue, Routledge, Nueva York, 1998.
23
Revista de Estudios sobre Genocidio
podría ser cómplice de la práctica “moder- nueva clase de expertos cuya misión es
na” del genocidio. definir la situación y crear las categorías
Sexto: los académicos, los intelectua- cognitivas que respondan a los intereses
les y los expertos modernos (esta última de los Estados o de las organizaciones no
categoría como invento de la modernidad) estatales que –cualquiera sea el motivo que
que generan conocimiento sobre aconteci- los impulsa– ahora tienen la intención de
mientos humanos no han elaborado teorías actuar para prevenir el genocidio. Tal como
que hayan contribuido a prevenir el genoci- señalara Joseph Bensman, los expertos y
dio. Por el contrario, habitualmente propo- los sistemas de opiniones expertas consti-
nen teorías que ofuscan, confunden y dis- tuyen un aspecto central de la modernidad
traen a los líderes políticos y a la ciudada- y participan de manera fundamental en la
nía al cuestionar la realidad del genocidio, producción de conocimiento, conceptos
la condición de las víctimas de genocidio e imágenes del mundo que tienen una in-
y la posibilidad de prevenir el genocidio. fluencia decisiva en la perpetración del ge-
Esto sucede especialmente con los gene- nocidio23. Y lo que es más importante, las
radores de conocimiento que asesoran a nuevas clases de expertos, cada una con
estados poderosos. El mundo moderno se sus propios intereses, crean mitos anta-
caracteriza por el desarrollo de una clase gónicos acerca de lo que “realmente” está
distinta de “expertos” a cuyo conocimiento sucediendo en el mundo. Cuantas más
recurren las elites políticas. En muchos ca- teorías se elaboran y cuanto más vehe-
sos, este conocimiento experto no está al mentemente se las expresa, tanto más nos
servicio de los intereses de las víctimas de enfrentamos a un “colapso de la realidad
genocidio, sino que, en cambio, sirve para socialmente objetiva”24. Es decir, se torna
afianzar la postura egoísta de los Estados cada vez más difícil para los consumido-
y para legitimar lo que podría denominarse res de las opiniones expertas, en especial
“distanciarse del genocidio”. Tal como lo si los expertos no coinciden en cuanto a la
demuestran los casos de Bosnia y Ruanda perpetración o no de un genocidio, ceñirse
en la década de los 90, las elites políticas a una definición común de la situación. El
de Occidente se han rodeado de expertos resultado es la apatía social25.
que hábilmente reconceptualizaron la rea- En el caso de Bosnia y Herzegovina,
lidad de los asesinatos en masa en países surgieron en el curso de la guerra (al me-
distantes. Tal como fuera demostrado por nos) dos clases de expertos: aquellos que
Lemkin, al menos una gran parte de la pre- sostenían que lo que estaba ocurriendo allí
vención del genocidio consiste en la nece- no era un genocidio, sino una guerra civil,
sidad de nombrarlo como tal. No obstante, y aquellos que afirmaban que lo que esta-
en la era moderna hemos visto surgir una ba ocurriendo allí constituía un genocidio26.
23
Bensman, Joseph, Craft and Consciousness: Occupational Technique and the Development of World Images, Aldine
de Gruyter, Nueva York, 1991.
24
Gerver, Israel y Bensman, Joseph, “Towards a sociology of expertness”, en Robert Jackall, (ed.), Propaganda, New
York University Press, Nueva York, 1995. Págs. 68-69.
25
Ibídem. Pág. 69.
26
Debería aclarar aquí que me defino, y fui considerado por otros, como un experto que representa la segunda opi-
nión. Desde un principio sostuve que lo que ocurrió en Croacia y en Bosnia y Herzegovina fue, según criterios jurídi-
cos y conceptualizaciones sociológicas, genocidio. En ese entonces, entre muchos profesionales en la comunidad
de estudios de los Balcanes Occidentales, esta opinión era objeto de burla. Véase, por ejemplo, Robert Hayden,
“The tactical uses of passion”, en Current Anthropology, Vol. 38, Nº 5, 1997. Págs. 924-936, y mi réplica, Thomas
Cushman, “On Bosnia: a response to Hayden”, en Current Anthropology, Vol. 40, Nº 3, 1999. Págs. 365-366. Este
intercambio refleja el desacuerdo entre opiniones expertas que discuto en este artículo. Resulta de interés destacar
que importantes académicos se negaron a utilizar e incluso evitaron el uso del término “genocidio” para describir
24
¿Se puede prevenir el genocidio?
Dado que los expertos se mantenían tan tores exógenos son factores cruciales en la
firmes en sus respectivas opiniones y dado facilitación del genocidio. Además del tra-
que, en ambos casos, los expertos goza- bajo de aquellos que se concentran en los
ban de una reputación y una credibilidad factores endógenos, creo que podemos
social y profesional tan elevada, era muy desarrollar una visión más realista de las
difícil para los observadores externos que posibilidades de la prevención del geno-
no estaban en el lugar de los acontecimien- cidio. Sin embargo, esta tarea exige nada
tos tomar una decisión concreta acerca de menos que reconsiderar la idea de la pre-
la definición de la situación. Como era pre- vención del genocidio en vista de la idea
visible, en el caso de Bosnia y Herzegovi- de que hay determinados aspectos de la
na, los expertos preferidos por el gobierno modernidad que en realidad contribuyen
norteamericano al momento de iniciarse la a la persistencia del genocidio. En lugar
matanza (que considero fue el momento de de percibir el genocidio como un tipo de
la invasión de Croacia por parte del Ejército aberración en la modernidad, debemos re-
Popular Yugoslavo o JNA) fueron aquellos conceptualizarlo como una parte en cierto
que sostenían que la masacre en Croacia y modo más normal de la modernidad.
luego en Bosnia no era un genocidio, sino La idea de que el genocidio es un pro-
una “guerra civil”. Esta alianza entre exper- ducto de la modernidad fue planteada por
tos que proporcionan la definición simbó- diversos sociólogos, en especial Zygmunt
lica que le es útil a los gobiernos que no Bauman, quien sostiene que el Holocausto
desean comprometerse con la prevención fue posible debido a la devastadora com-
del genocidio debería ser objeto de un binación de las nuevas tecnologías, las
análisis más profundo por parte de quie- organizaciones sociales burocráticas mo-
nes pretenden entender la relación entre dernas y las ideas utópicas que fundamen-
modernidad y genocidio; porque, bajo las tan el proyecto moderno 27. Mientras que
condiciones de la modernidad, los exper- Bauman establece un vínculo fundamental
tos se han convertido en el brazo cultural entre la modernidad y el Holocausto, los
de las clases políticas que tienen el poder académicos han dudado en plantear un
para prevenir el genocidio. Por lo general, vínculo tan explícito entre el genocidio en
el desacuerdo entre expertos constituye general y la modernidad. Como ya dijera,
un aspecto fundamental de las complejas éste es el resultado de definir el proyecto
sociedades modernas, y la confusión y el moderno principalmente en términos posi-
caos en la interpretación provocados por tivos: resulta difícil conceptualizar las con-
las definiciones antagónicas de la realidad secuencias negativas de la modernidad
propuestas por los expertos facilitan a los precisamente porque la modernidad es
perpetradores la ejecución de sus planes la fuente de sueños utópicos y del discur-
de genocidio. so de la supuesta prevención que inspira
Cada uno de los puntos recientemente a muchos profesionales cuyo objetivo es
discutidos desafía la opinión convencional prevenir el genocidio. Desde una perspec-
acerca de la supuesta naturaleza progre- tiva moderna, el genocidio es lo peor que
sista de las organizaciones, las prácticas puede suceder en una sociedad humana,
culturales y los individuos modernos. Cada el nadir del progreso social, la encarnación
uno de estos puntos considera que los fac- misma del barbarismo que la modernidad
los acontecimientos ocurridos en Bosnia Y Herzegovina; en la mayoría de los casos, esa clase de expertos estaba
mucho más cerca del poder del gobierno (o sea, el Instituto Brookings, el Centro Internacional para Académicos
Woodrow Wilson) que otros. Este punto merece mucha más atención de la que se puede ofrecer en este ensayo.
27
Bauman, Zygmunt, Modernity and Holocaust, Cornell University Press, Ithaca, Nueva York, 1989.
25
Revista de Estudios sobre Genocidio
intenta dejar atrás. El idealista moderno, el se ha trabajado sobre la naturaleza del dis-
que defiende y practica los derechos hu- curso de la prevención en los estudios so-
manos, no puede aceptar el hecho de que bre genocidio, y mucho menos sobre la re-
el genocidio no sólo no ha sido impedido o lación entre la modernidad y el genocidio.
erradicado, sino que en realidad ha ido en Aquellos que pretenden prevenir el ge-
aumento justamente cuando, tras la caída nocidio deben plantearse una serie de com-
del comunismo bárbaro, se suponía que plejos interrogantes. ¿Podemos erradicar
habíamos alcanzado el fin de la historia las peores cosas que nos hacemos unos
planteado por Hegel y el triunfo de la mo- a otros? ¿Cuáles son los límites de nues-
dernidad capitalista y una universalización tro entendimiento de las cosas contra las
de los derechos humanos. Para el verda- que queremos luchar? ¿Cómo trabajamos
dero creyente, el genocidio es la anomalía en un campo que podría ser más complejo
de las anomalías, lo que no debería estar de lo que ahora creemos? ¿Cómo nuestras
ahí y que, definitivamente, no debería estar acciones, ya sea en teoría o en la práctica,
incrementándose. Por lo tanto, la principal afectan al mundo de un modo que podría
suposición es que, a través del estudio y contrariar nuestros esfuerzos o nuestras
de un esfuerzo diligente, el genocidio de- convicciones?
bería dejar de perturbar la conciencia de la No existen respuestas fáciles a estos
humanidad. Esta convicción contrasta con interrogantes. Por su propia naturaleza,
la idea de que el genocidio podría ser una están planteados más para incentivar un
consecuencia “normal” de la modernidad. análisis más profundo que en el espíritu de
El genocidio no es un fenómeno contrario a proporcionar respuestas fáciles. Dado que,
la modernidad, sino que está incorporado al comienzo de este ensayo, declaré que
a la modernidad, y, en realidad, es facilita- compartía el espíritu de quienes en los es-
do por los mismos procesos sociales de la tudios sobre genocidio expresan su deseo
modernidad. de prevenir el genocidio, me gustaría ofre-
cer al menos una discusión preliminar acer-
ca de cómo el entendimiento del genocidio
Algunas conclusiones tentativas
en este artículo puede facilitar la preven-
He discutido numerosos temas en ción. Sin lugar a dudas, al detectar algunas
este artículo: el origen del campo de los de las fuerzas que conducen al genocidio
estudios sobre genocidio como proyecto en la estructura misma de la modernidad,
preventivo de la modernidad y como una complicamos aún más el problema, dado
forma de practicar los derechos humanos, que tratar de oponerse a la modernidad
la relación entre el genocidio y la moderni- parece en cierto modo quijotesco –la mo-
dad, y una crítica específica y contundente dernidad es un molino demasiado grande
de las prácticas conceptuales de los estu- con el cual lidiar–. No obstante, poniendo
dios sobre genocidio. Mi objetivo concreto al descubierto la relación entre la moder-
ha sido reconsiderar la idea de “prevenibili- nidad y el genocidio, abrimos el camino a
dad” del genocidio y demostrar en qué me- enfoques más sofisticados del persisten-
dida la prevención del genocidio depende te problema del genocidio. Los esfuerzos
del análisis introspectivo de la organización prácticos para prevenir el genocidio deben
del conocimiento sobre el genocidio y del desarrollarse con un entendimiento del ge-
conocimiento acerca de las fuerzas socia- nocidio que contemple los modos en que
les modernas que posibilitan y fomentan la el genocidio es facilitado por una sociedad
práctica del genocidio en el pasado inme- moderna que ha generado el impulso mis-
diato y en el presente. Éste es un punto de mo para prevenir uno de los más graves
partida crucial, dado que prácticamente no delitos.F
26
Hacia una definición conceptual del genocidio
Henry R. Huttenbach
* Este artículo fue extraído del Journal of Genocide Research, (Vol.4, Nº 2, 2002. Págs. 167-176) con el derecho no
exclusivo de edición en español otorgado como parte del intercambio de cooperación entre el Journal of Genocide
27
Revista de Estudios sobre Genocidio
Research y la Revista de Estudios sobre Genocidio. Se agradece al Journal of Genocide Research la cesión de dere-
chos. Traducción: Mariana Dematteo.
1
Semelin, Jacques, “In consideration of massacres”, en el Journal of Genocide Research, Vol.3, Nº 3, 2001. Págs.
377-390.
2
Porter, Jack. (ed.), The United Nations Convention in Genocide and Human Rights, University Press of America,
Lanham, MA, 1982. Págs. 307-316.
3
Ruhashyankiko, Nocideme, Relator especial, ONU ESCOR, Sesión 31, Doc. ONU E/CN. 4/Sub. 2/416, 1978; y Ben-
jamín Whitaker, Relator especial, ONU ESCOR, Sesión 38, Doc. ONU E/CN. 4/Sub. 2/1985/6, 1985. Véase también
Lippman, Matthew. “A road map to the 1948 Convention on the Prevention and Punishment of the Crime of Geno-
cide”, en el Journal of Genocide Research, Vol. 4, Nº 2, 2002. Págs. 177-195.
4
Katz, Steven T, The Holocaust in Historical Context, Vol. 1. The Holocaust and Mass Death Before the Modern Age,
Oxford University Press, Nueva York, 1994.
28
Hacia una definición conceptual del genocidio
las demás experiencias cumplía los crite- macía” del Holocausto. Son esencialmente
rios y estándares del genocidio por él elegi- iguales. La primera (Figura 1a) destaca la
do –el Holocausto–. Dado que nunca exis- teoría de la “unicidad”; la segunda (Figura
ten dos experiencias completamente igua- 1b) resalta el modo holocaustocéntrico.
les, entonces, por lógica, todas las demás En esta representación, el Holocausto (H)
quedan automáticamente descalificadas es independiente de otros casos de genoci-
como genocidios acabados. En segundo dio (G). Se lo percibe como “único”, como un
lugar, Katz comete el pecado académico supergenocidio que no puede ser compara-
del razonamiento a priori. Conscientemen- do con otras experiencias genocidas.
te construyó un argumento en torno a una En esta representación (Figura 1b) se
conclusión que deseaba probar antes de reconoce al Holocausto como parte del ge-
escribir el libro, expresamente, confirmar nocidio, compartiendo algunas caracterís-
que el Holocausto es único, independiente, ticas con otros genocidios (zona 2). Pero
e incomparable, el único representante de también tiene características distintivas es-
una clase propia, un supergenocidio. A to- peciales (zona 1), sugiriendo que es “más”
dos los demás casos de matanza planifica- que un simple genocidio. Es un “genocidio
da de un grupo los clasifica, por inferencia, en exceso”.
como casi genocidios o genocidios meno- 2. En el otro extremo del espectro de
res. De este modo, Katz sienta las bases definiciones de genocidio se halla la de
para una jerarquía de masacres sobre la Israel Charny. Su definición, si así se la
cual el Holocausto prevalece en grado puede llamar, es tan amplia que diversas
sumo, incomparable, único, con su propia experiencias se ajustan a sus parámetros
definición que se aplica sólo a sí mismo. y, en consecuencia, pueden ser identifi-
Katz concluye que todo lo que uno nece- cadas como genocidio. La excesivamen-
site saber sobre genocidio, puede hallarlo te generosa definición de Charny es tan
en el Holocausto; cualquier conclusión que acomodaticia que permite considerar que
se pueda extraer de otros genocidios (es varios cientos de experiencias admiten el
decir, de genocidios menores) es inevita- rótulo de genocidio, incluyendo muchos
blemente secundaria según la fórmula ho- de los excluidos por Katz. Esto está mejor
locaustocéntrica propuesta por Katz. ejemplificado en los dos tomos de su En-
Si graficamos el razonamiento de Katz, cyclopedia of Genocide (Enciclopedia del
se pueden extraer dos variantes de la “supre- genocidio),5 un despiadado compendio de
(a)
H G
(b)
1 2
5
Encyclopedia of Genocide, dos tomos, ABC-CLIO, Santa Bárbara, 2000.
29
Revista de Estudios sobre Genocidio
VM
VDH
tras VMVDH) son identificadas como geno- mente el progreso de los estudios sobre
cidas, incluidas en la órbita más amplia del genocidio. A nivel de las monografías, los
genocidio (círculo exterior). En ausencia de estudios sobre una experiencia en particu-
una definición analítica del genocidio, es lar, considerada un genocidio por el autor,
evidente que esto empaña considerable- se basan, en mayor o menor medida, en
mente las diferencias entre dos fenóme- una definición arbitraria que satisface a ese
nos. académico en particular. Hoy en día, los
Entonces, ¿cómo logra uno salir del investigadores trabajan con una definición
dilema Katz-Charny? El primero, Katz, evo- que conviene a sus objetivos, por ejemplo,
ca el fantasma de la selectividad extrema incluir una experiencia que están estudian-
en su definición, es decir: “un genocidio do junto a otros genocidios que también
es precisamente esa experiencia que yo han sido arbitrariamente llamados genoci-
escogí”. Su estilo de definición-por-exclu- dios por sus respectivos autores.
sión-radical proporciona una metodología Hasta ahora, son dos las consecuen-
autosuficiente que puede ser aplicada por cias. En primer lugar, se han generado
cualquier académico que tenga un genoci- ahora numerosos debates que cuestio-
dio “favorito”. El segundo, Charny, es tan nan si algunas experiencias son en verdad
indiscriminado (¿generoso?) que virtual- genocidios. Así, los sangrientos sucesos
mente todo atentado contra los derechos que acompañaron el desmembramiento
humanos colectivos podría ser percibido de Yugoslavia han sido una y otra vez tra-
como una forma de genocidio, lo cual plan- tados como ejemplos de genocidio o bien
tea un dilema: a menos que se demuestre rechazados por estar fuera del rango de lo
lo contrario, cualquier episodio violento genocida. Por ejemplo, la disputa de hace
masivo entra dentro de los parámetros del décadas acerca de cómo clasificar las ex-
genocidio. Una vez más, ¿cómo hallar un periencias letales de los roma o romaníes
punto medio que desate este Nudo Gor- y los sinti (gitanos) europeos a manos de
diano? los nazis: ¿constituyen o no un genocidio?
La ausencia de una definición de ge- Destacados estudiosos del genocidio, que
nocidio satisfactoria basada en criterios durante años utilizaron el pensamiento ho-
no impresionistas e inflacionarios genera locaustocéntrico de Katz, negaron firme-
graves consecuencias que impiden seria- mente y a menudo con vehemencia que
30
Hacia una definición conceptual del genocidio
la política antigitana del régimen nazi haya ejemplo, dados 20 episodios de masacre
sido genocida, hasta las recientes “conver- hipotéticos, utilizando una definición, los
siones” volte face que no fueron el resulta- primeros 10 podrían calificar; aplicando
do de una revisión intelectual sino de, uno otra, los 10 episodios restantes podrían ser
llega a sospechar, la conveniencia, dado considerados genocidios. Utilizando una
que sostener la negación se estaba tornan- tercera definición, los 10 del medio podrían
do políticamente incorrecto. Por otro lado, ser identificados como tales, etc.
Ian Hancock, de la Universidad de Texas, De acuerdo con las D2 y D3, los epi-
luchó (por años infructuosamente) con pa- sodios 1-5 no son genocidios, aunque sí lo
sión y firmeza para lograr el reconocimien- son según la D1. Inversamente, según las
to de un genocidio gitano, el Porrajmos (el D1 y D3, los episodios 16-20 no son geno-
Holocausto romaní). De este modo, dado cidios, mientras que sí lo son de acuerdo
que las distintas experiencias no son re- con la D2. La confusión puede aumentar si
chazadas o aceptadas como genocidios se introducen otras definiciones. De esta
en base a un criterio establecido, la necesi- manera, sin una definición rectora no existe
dad de contar con una definición más obje- un modo seguro para separar a los genoci-
tiva se vuelve mucho más urgente. dios de los no-genocidios. A su vez, sin un
En segundo lugar, para poder compa- modo preciso de determinar si constituye o
rar distintos genocidios, es necesario en no un genocidio, la comparación racional
principio que las experiencias sean clasi- entre genocidios resulta imposible. La con-
ficadas como tales. Pero en presencia de fusión es obvia. Entonces, ¿cómo escapar
diversas definiciones contrapuestas, re- de este atolladero y arribar a una definición
sulta imposible lograr un consenso acer- basada en un consenso razonable acerca
ca de cuál de ellas debería aplicarse. Por de qué es el genocidio y en qué consiste?
0 5 10 15 20
Definición 1 Definición 2
Definición 3
Para empezar: ¿Qué elemento se ubica sados de haber cometido genocidio–, los
en el epicentro del genocidio? ¿Cuál es el jueces que los presiden y los fiscales tien-
denominador común que conecta a todos den a basarse, casi invariablemente, en el
los genocidios? Como ya fuera señalado, espíritu, si no en la carta, de la Convención
el consenso en cuanto a una definición de sobre Genocidio de la Organización de las
genocidio satisfactoria aún desvela a los Naciones Unidas del año 1948 como guía
académicos, aunque no así a los abogados fundamental. Sin embargo, esta definición
litigantes. Según proceden los tribunales de genocidio reconocidamente pragmática
que siguieron a los conflictos de Bosnia y se halla más en el orden de una fórmula
Ruanda –a los que se les confió la respon- descriptiva que de una definición concep-
sabilidad de enjuiciar a los detenidos y acu- tual; aun así, sigue funcionando como un
31
Revista de Estudios sobre Genocidio
punto de partida práctico esencialmente se tornó cada vez más confuso, sepultado
en búsqueda de la justicia. Durante la últi- bajo incontables capas de descripción su-
ma década, pacientemente los juristas han perficial que finalmente, y previsiblemente,
ampliado y perfeccionado la declaración pusieron en duda la utilidad del término.
de la ONU, proporcionándole a futuros ju- Hasta tal punto que ahora es necesario en-
ristas un cúmulo de sutiles interpretaciones contrar otro vocablo para determinar cuál
y una recopilación de antecedentes –caso es el concepto preciso que encierra la pa-
por caso– con la esperanza de desarrollar labra genocidio. Después de algunos años,
formulaciones jurídicamente aceptables, quienes utilizaban el término genocidio
no tanto acerca del concepto de genocidio consideraron que éste se asemejaba cada
(lo que uno entiende que es como idea) vez más a un recipiente vacío, una palabra
sino acerca de los actos considerados ge- en busca de su significado. De aquí el ac-
nocidas, en base a las cuales las cortes tual estado de confusión.
aceptarán evidencia y fundamentarán sus En el corazón del genocidio reside la
veredictos. dimensión existencial, la idea y el acto de
No obstante, este enfoque global ha- amenazar y poner en peligro la existencia
cia un consenso en cuanto a lo que es o de un grupo. Esto podría expresarse me-
no un genocidio, si bien es practicable en diante el término eliminación, el deseo de
el ámbito judicial, no resulta satisfactorio eliminar a un grupo, excepto que genoci-
en el ámbito académico. Mientras que el dio también genera automáticamente la
modo descriptivo, cada vez más empírico, idea de masacre, mientras que elimina-
clarifica los aspectos jurídicos de la prácti- ción, etimológicamente, connota ante todo
ca del genocidio, produce el efecto contra- “transferencia” o, en un contexto genocida,
rio en la analítica mente académica. En la “expulsión masiva” –aunque no necesaria-
indagación intelectual de la quintaesencia mente masacre–. Sin embargo, la noción
del genocidio, los académicos aún están del asesinato en masa planificado y/o
buscando un concepto fundamental con consumado debería ser admitida en nues-
el cual poder identificar con toda precisión tra interpretación básica del genocidio, en
el significado esencial del genocidio. Este tanto que eliminación apunta sólo de ma-
enfoque está menos interesado en los de- nera secundaria a la idea y la ejecución de
talles superficiales acerca de aquello que matanzas a gran escala. Un término como
conforma un genocidio que en la idea mis- eliminación, que sólo indirectamente infiere
ma de genocidio. A través de una mayor la destrucción total de la vida, no cumple la
precisión semántica procura arribar a una condición sine qua non del genocidio, es
definición más filosófica del genocidio, una decir, poner en riesgo la supervivencia de
que tenga menos que ver con el habitual un grupo, en parte como resultado de una
interés de los juristas por la evidencia es- pérdida significativa de vidas provocada
pecífica de un acto criminal específico y por la violencia del hombre. De cualquier
que esté más a tono con la necesidad de modo, se podría hacer desaparecer a un
abstracción precisa del intelectual. Por lo grupo culturalmente por medio de la asimi-
tanto, antes de ocuparse de los rasgos se- lación forzada; aunque casi todos los ge-
cundarios de un caso específico de geno- nocidios incluyen la matanza generalizada,
cidio, los estudiosos del genocidio, deben habitualmente en respuesta a la oposición
configurar una percepción conceptual in- a la conversión cultural forzada.
equívoca de la esencia del genocidio. Un término más satisfactorio para
Originalmente, el término genocidio salvar esta objeción es exterminio. Éste
gozó de la ventaja de la aparente claridad sugiere claramente una matanza genera-
de un neologismo, hasta que su significado lizada pero concentrada de una magnitud
32
Hacia una definición conceptual del genocidio
6
Véase Lemkin, Raphael, “Genocide as an international crime”, en el American Journal of International Law, Vol. 41,
1947. Págs. 145-147.
7
Citado por Brecher, Frank W., “David Wyman and the historiography of America’s response to the Holocaust: coun-
ter-considerations”, en Mitchell, Joseph R. y Buss Mitchel, Helen. (eds.), The Holocaust: Readings and Interpreta-
tions, McGraw Hill, Nueva York, 2001. Págs. 353-354.
33
Revista de Estudios sobre Genocidio
biológica de un grupo establecido como tencia histórica del grupo, ¡lo cual no está
objetivo. El genocidio puede incluir la de- implícito en el concepto más moderado de
liberada pulverización de los cadáveres y, extinguido! Se necesita un término más ra-
de manera significativa, la destrucción de dicalmente preciso.
todo el patrimonio creativo de un pueblo: Un término más preciso que combina
su literatura, sus monumentos arquitectóni- la destrucción existencial de una colectivi-
cos, su arte, todo su legado, en síntesis, su dad humana, incluyendo su legado cultu-
cultura. La posibilidad de culturicidio como ral, es aniquilación. Su etimología descan-
parte integral de la intención genocida no sa en el concepto “nihil”, a saber, nada.
debería ser excluida de la idea central que Como verbo que describe una acción, ani-
otorga al genocidio su significado esencial. quilar transmite inequívocamente el con-
Del mismo modo que el vocablo ex- cepto de “reducir –transformar Algo– a la
terminio, el término erradicación tampoco Nada”. Es decir, mientras que alguna vez
llega lo suficientemente lejos. Sin duda hubo un Algo, ahora hay una Nada. La idea
alguna, esta palabra transmite la idea del de reducir a la Nada guarda proporción, en
completo exterminio físico de la existencia pensamiento, con el acto de destrucción
biológica de un grupo, así como también potencialmente multidimensional que ne-
de su cultura como una consecuencia pla- cesariamente debe estar asociado al ge-
nificada, que conduce a un estado de tabla nocidio. Le permite a uno explorar las im-
rasa. La noción de borrar es, en realidad, plicancias filosóficas de la Nada como una
un aspecto central del genocidio, tanto en meta positiva, o sea, como un desiderátum
sentido literal como figurado. El vocablo de quienes perpetran un genocidio. El pen-
nazi Judenrein (territorio limpio de judíos) samiento y razonamiento genocida radical
implicaba tanto la purga masiva de vidas procura transformar la condición existen-
no deseadas, de una cultura injuriada y de cial de un pueblo –sus logros culturales,
un recuerdo despreciado, como el comien- así como todo su pasado– de lo existente a
zo de una nueva vida, de un futuro a ser lo inexistente. Éste es uno de los aspectos
escrito sin aquellos que fueron borrados. centrales del genocidio que debe ser com-
Pero aún estamos en el ámbito de la acción pletamente incorporado a cualquier con-
pura, de lo descriptivo, y escasamente en ceptuación del fenómeno en su totalidad.
el nivel de lo filosófico requerido para pro- Sin embargo, en términos de satisfacer
porcionar el verdadero significado esencial una completa consideración de todo lo que
del genocidio. implica la aniquilación, el término ya no tie-
Algunos han sugerido el término “extin- ne capacidad suficiente como para abarcar
ción” –en el sentido de extinguido– como todo el espectro de implicancias esencia-
el concepto esencial que encierra el geno- les con las cuales expresar el genocidio en
cidio. El problema con esta propuesta es toda su plenitud, o sea, la dimensión que
que denota un tipo de exterminio restringi- va más allá de lo filosófico. Para ello, uno
do. Cuando uno se refiere a una especie o debe inclinarse hacia un término casi sinó-
una civilización en vías de extinción o ex- nimo pero menos utilizado, anulación. Éste
tinguida, esto sugiere acertadamente que también se arraiga en la idea de la Nada,
su existencia futura ha concluido, pero de pero le otorga un énfasis mucho mayor a
ningún modo niega su existencia anterior. convertir algo en cero, en un cero abso-
Éstas siguen siendo, a través de la memo- luto, la expresión alemana das Null. Esto
ria, una parte de la historia. Sin embargo, permite expandir significativamente la idea
algunos genocidios se perpetran con la in- de genocidio, en este caso más allá de la
tención explícita de destruir también el pa- esfera de lo puramente biológico, cultural y
sado de una colectividad, de negar la exis- filosófico. Mientras que aniquilación sugie-
34
Hacia una definición conceptual del genocidio
35
Revista de Estudios sobre Genocidio
Paul Bartrop
* Este artículo fue extraído del Journal of Genocide Research, (Vol.4, Nº 4, 2002. Págs. 519-532) con el derecho no
exclusivo de edición en español otorgado como parte del intercambio de cooperación entre el Journal of Genocide
Research y la Revista de Estudios sobre Genocidio. Se agradece al Journal of Genocide Research la cesión de dere-
chos. Traducción: Daniela Szenkman.
36
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
Posteriormente, como resultado de la Gran Para ilustrar cuán extensa fue esta ma-
Guerra, surgió un nuevo (y mucho más tanza, se necesita una medida de compa-
escalofriante) concepto: muerte en masa ración, la cual será mejor alcanzada si uno
(“mass death”). Esto conduciría, en lugares observa el número de víctimas mortales
como Auschwitz y Treblinka, a un tipo de provenientes de las guerras más importan-
aniquilación masiva sin precedentes hasta tes antes de 1914. Las cifras de la Tabla
el momento. 1 pueden servir como un índice parcial de
En este contexto, es necesario hacer algunas de esas pérdidas, cubriendo siete
un comentario acerca del impacto de la conflictos claves del siglo XIX y principios
Gran Guerra para poder valorar, a la vez, del siguiente.
su impacto en el pensamiento de las ge- Aquí no hay datos que sugieran que la
neraciones futuras. Durante el siglo XIX, el conciencia que tenía la gente de la muer-
mundo –bajo el dominio europeo– consi- te a gran escala pueda haber sido trans-
deraba que la guerra era un estado natural formada en los años previos a 1914. De
de los asuntos del hombre. Sus grandes hecho, existían algunas razones para sos-
preparativos y la aceleración de lo que se pechar que la idea de asesinato masivo en
hizo conocido como “carrera armamentis- tiempos de guerra estaba desvaneciéndo-
ta”, a menudo fueron vistos como el con- se como asunto de interés popular cuando
flicto mismo. De ese modo, la nación con se aproximó 1914. Las tasas de muertes
el ejército más grande, o la mayor cantidad militares tanto de la guerra Hispano-Ame-
de acorazados, se convertía en vencedo- ricana como de la guerra Anglo-Bóer, por
ra. Todos los países de Europa estaban ejemplo, fueron enormemente exageradas
obsesionados con la gloria de la guerra debido a enfermedades; mientras que las
moderna: pocos sabían profundamente lo víctimas de la guerra Ruso-Japonesa pu-
que ésta implicaba, no obstante, la mayo- dieron ser atribuidas a las privaciones y a
ría la promovía como un esfuerzo que valía lo poco hospitalario de la sala de operacio-
la pena. Ya sea por idilio, percepción de la nes. Incluso cuando los países de Europa
necesidad o declaradas ansias de sangre, se habían enfrentado unos con otros, las
los europeos del siglo XIX la encontraban muertes a lo largo del siglo XIX habían sido
atractiva; lo que no habían tenido en cuenta relativamente estables, con tasas de vícti-
hacia final de siglo fue que los avances en mas estipuladas acorde a la naturaleza de
ciencia, administración, educación y eco- las fuerzas armadas del momento.
nomía habían superado el patrón aceptado Las cifras mencionadas anteriormente,
de tácticas militares. Para el momento en deben ser a esta altura contrastadas con la
que la guerra moderna estalló en Europa estadística de muertes militares provenien-
en 1914, las potencias fueron expuestas a tes de la Gran Guerra, como se puede ver
una desafortunada realidad: su promoción en la Tabla 2.
del conflicto durante el siglo anterior no ha- Para generar una impresión genuina
bía hecho más que crear una mentalidad de estas cifras sin precedentes, deberán
propicia para la guerra, aunque descono- ser consideradas las sumas de todos los
cedora de lo que ésta realmente significa- combatientes en su conjunto: total de los
ba. Se necesitaron la matanza de Verdún y aliados, 5.421.000; total de las potencias
la del Somme para reunir las tres líneas de centrales, 4.029.000. De esta manera, el to-
modernidad, conciencia popular y conflicto tal de las muertes militares, de ambos ban-
masivo, que el mundo ha conocido desde dos, ascendió a 9.450.000 hombres muer-
entonces, a su pesar. tos en la Gran Guerra1. Cuando se agregan
1
Ferguson, Niall, The Pity of War, Allen Lane, Londres, 1998. Pág. 295.
37
Revista de Estudios sobre Genocidio
1
Estas cifras fueron obtenidas de Singer, J. David y Small, Melvin, The Wages of War, 1816-1965: A Statistical Handbook,
John Wiley, Nueva York, 1972. Págs. 60-69. Otras fuentes están citadas a pie de página separadamente.
2
Agatha Ramm y B. H. Sumner dan una cifra para Francia de 32.000 y para Gran Bretaña de 32.402. Véase “The Crimean
War,” en J. P. T. Bury, (ed.). The New Cambridge Modern History, Vol. X, The Zenith of European Power 1830-70, Cambridge
University Press, Cambridge, 1967. Págs. 485-486.
3
Batty, Peter y Parish, Peter, The Divided Union: The Story of the American Civil War, 1861-1865, Guild Publishing, Londres,
1987. Pág. 198.
4
William Miller da una cifra para los Estados Unidos de 7.000. Véase A New History of the United States, ed. revisada, Pala-
din, Londres, 1970. Pág. 297.
5
Kruger, Rayne, Good-Bye Dolly Gray: The Story of the Boer War, Pan Books, Londres, 1974. Pág. 507.
6
Martin Gilbert da una cifra para Japón de 58.000 y para Rusia de 120,000. Véase A History of the Twentieth Century, Vol 1,
1900-1933, HarperCollins, Londres, 1997. Pág. 110.
otras víctimas militares (incluyendo prisio- Como Martin Gilbert ha mostrado, el total
neros de guerra y heridos), se alcanza un de los índices de muertes militares prome-
asombroso total nuevo de 32.779.826. 2 dian más de 5.600 soldados muertos por
2
Ibídem.
38
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
cada día que duró la guerra.3 Simplemen- al número de soldados muertos, excede
te, desde su punto vista, “lo destructivo a todas las otras guerras conocidas en la
de la Primera Guerra Mundial, en cuanto historia”5.
Hace varios años, citando las palabras genocidio desde el comienzo del siglo XX,
del teólogo Irving Greenberg, escribí que, en el cual la gente común y corriente tomó
a causa del Holocausto nazi, se había es- conciencia, no sólo de la idea de muer-
tablecido un precedente en el empleo de te masiva provocada por el hombre, sino
tecnologías de asesinato en masa, y que también de la facilidad con que ésta podía
“se había quebrado un límite, un control ser alcanzada. La Gran Guerra significó un
o sobrecogimiento” se había eliminado.4 inmenso punto de quiebre psicológico; es
Esta es ahora, viéndola en retrospectiva, uno de los momentos en la historia de los
una afirmación cuestionable que merece cuales no es posible volver atrás.
ser revisada. Prefiero en lo sucesivo argu- Desde luego, la situación que se está
mentar que fue la Gran Guerra la que otor- estudiando refería al combate militar, y las
gó a los seres humanos la creencia de que muertes en la guerra han sido siempre una
podían, impunemente, asesinar de forma realidad. Sin embargo, un resultado impre-
masiva a otros de su misma especie. El visto de la Gran Guerra, como ha escrito
problema nunca había existido como tal, Eric Hobsbawm, presenció el endureci-
hasta la forma en que se dio entre 1914 miento de la guerra y la política: y si “uno
y 1918 –y esta matanza no incluyó, en su pudiera ser conducido sin llevar la cuen-
mayor parte, a civiles (aunque como será ta del costo humano o de otros costos,”
mostrado, lo que estaban haciendo los tur- Hobsbawm se pregunta, “¿por qué no de
cos a los armenios en el Imperio Otomano, los otros?”6. Puesto de otro modo, ahora
en este momento, daba un buen indicio de que la gente sabía que podía lograr millo-
lo que los civiles podrían esperar en el futu- nes de muertes en la guerra, sería mucho
ro)–. Por consiguiente, podría decirse que más fácil imaginarse lograr lo mismo en
la guerra ha estado emparentada con el tiempos de paz, donde aquel considerado
3
Gilbert, Martin, First World War, Weidenfeld and Nicolson, Londres, 1994. Pág. 541.
4
Ibídem. Pág. 540.
5
Bartrop, Paul R, “ ‘Hitler would’ve known how to deal with the Asian Invasion’: the Holocaust and Australian educa-
tion” en Australian Journal of Politics and History, Vol.31, No 1, 1985. Pág. 147.
6
Hobsbawm, Eric, Age of Extremes: The Short Twentieth Century 1914-1991, Michael Joseph, Londres, 1994.
Pág. 26.
39
Revista de Estudios sobre Genocidio
como enemigo no estaría armado. Lo im- turcos que actuaban bajo las directivas del
portante en cuanto a esto fue la compren- Sultán Abdul Hamid II.7 Mientras estas es-
sión de que entonces la gente supo que tadísticas eran lo suficientemente horroro-
millones de personas podrían ser matadas sas, no eran más que un preludio de la aun
deliberadamente. Entre 1914 y 1918, tales mayor cantidad de asesinatos –al menos
muertes podían ser explicadas por la gue- un millón, de acuerdo a la mayoría de los
rra; pero algunos comenzaron a preguntar- informes, y tal vez hasta un millón y me-
se si acaso llegaría una época cuando can- dio– del genocidio que golpeó desde 1915
tidades igualmente grandes, ahora apunta- en adelante8. Sobre esto, veremos más en
das por el Estado como enemigos internos, un momento.
podrían ser asesinadas sin una guerra. La aniquilación de los hereros en ma-
Hasta cierto punto esto ya había sido nos de los alemanes, en su dominio co-
visto, aunque por una reducida audiencia lonial del sudoeste de África, puede ser
aparte de las víctimas y los perpetradores. calificada como el primer auténtico caso
Dos casos se destacan: los hereros en el de genocidio en el siglo XX, a pesar de
sudeste alemán de África, y los armenios que los números en cuestión eran relativa-
en el Imperio Otomano. Si tomamos en mente menores de acuerdo a estándares
cuenta a cada uno de estos, podemos ob- posteriores. Por supuesto, el tamaño de
servar que la noción de asesinato en masa la población aislado no mide la magnitud
ya había sido puesta a prueba antes de la de la destrucción catastrófica, en especial
Gran Guerra –y que los asesinos habían si la gente a la que apuntaba era poco im-
adoptado la idea como atractiva–. portante desde un principio. Los hereros,
Mientras que la historia del genocidio de acuerdo a los mejores cálculos, eran
de los armenios por parte de los turcos aproximadamente 80.000 a principios de
otomanos de 1915 en adelante es hoy en 1904, cuando se rebelaron contra la supre-
día bien conocida, aquella de las enormes macía alemana. Para 1911, cuando se ha-
masacres de los armenios entre 1894 y bía hecho un recuento de los hereros que
1896, y nuevamente en 1909, lo es en me- sobrevivieron, sólo pudieron ser encontra-
nor medida. Sin embargo, fueron estas dos alrededor de 15.000. Del resto, la gran
masacres las que en numerosos sentidos mayoría había sido asesinada, en su mayor
han conducido a los turcos a adoptar un parte “masacrados por patrullas alemanas
modo de pensar propicio para sus poste- que los cazaban como animales salvajes
riores persecuciones genocidas. La peor durante todo 1905.”9
masacre tuvo lugar en 1895, cuando al En abril de 1915, bastante después
menos 100.000 (y seguramente más) civi- del estallido de la Gran Guerra, los Jóve-
les armenios fueron asesinados por grupos nes Turcos emprendieron sus sistemáticos
7
Nadie puede estar seguro acerca de las cifras de mortandad de estas masacres –aunque podemos estar seguros
de un número de víctimas mortales de al menos 100.000, y posiblemente de más de 300.000–. Como un ejemplo
introductorio véase Adalian, Rouben, “The Armenian Genocide: context and legacy” en Social Education, Vol.55, No
2, 1991. Pág. 99.
8
La literatura sobre el genocidio de 1915 es ahora considerable. Buenas introducciones pueden encontrarse en
Dadrian, Vahakn N., The History of the Armenian Genocide: Ethnic Conflict from the Balkans to Anatolia to the Cau-
casus, Berghahn Books, Providence, R.I, 1995; y Melson, Robert F., Revolution and Genocide: On the Origins of the
Armenian Genocide and the Holocaust, University of Chicago Press, Chicago, 1992. Para un tratamiento más accesi-
ble, los lectores deberán consultar Graber, G. S., Caravans to Oblivion: The Armenian Genocide, 1915, John Wiley,
Nueva York, 1996. Algunas aproximaciones a varias de las cuestiones que surgen a raíz del genocidio pueden ser
encontradas en Hovannisian, Richard G. (ed.), The Armenian Genocide in Perspective, Transaction, Nueva Bruns-
wick, N.J. 1986.
9
Bridgman, Jon M., The Revolt of the Hereros, University of California Press, Berkley, 1981. Pág. 164.
40
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
ataques contra los armenios –de mayor al- también era algo nuevo. Además, una vez
cance que las masacres anteriores, y con que el legado de asesinato en masa de la
todos los organismos importantes del go- Gran Guerra comenzó a asirse, sólo se ne-
bierno enfocados hacia el singular propósi- cesitó el traspaso de la idea de muerte mili-
to de erradicar completamente la presencia tar masiva a la posibilidad de muerte masi-
armenia de Turquía. El hecho de que el ge- va ideológica o política, y el potencial atroz
nocidio tuviera lugar bajo el amparo de la del siglo XX ya podía ser realizado.
guerra era más que un mero dato curioso; El resultado ha estado a la vista de to-
la guerra fue en realidad una pieza crucial dos. El genocidio se convirtió en la catás-
del éxito de dicho genocidio. Por medio de trofe más grande del siglo provocada por
las deportaciones de armenios a lugares el hombre que se ha llevado a cabo; po-
remotos, y la prohibición a los periodistas siblemente, un desastre aún mayor que la
extranjeros de irse fuera de Estambul por degradación ambiental o la proliferación de
razones de seguridad, los turcos tuvieron la armas nucleares. El genocidio habla de los
capacidad de aprovecharse de la situación sueños de los hombres; trata el problema
de guerra con el propósito de alcanzar sus de cómo se perciben los hombres unos a
objetivos genocidas. Finalmente, resultó otros, e influye en sus conductas cuando
en una pérdida de vidas, en un muy breve interactúan. Por sobre todo, concibe el fu-
lapso, de proporciones hasta el momento turo de la humanidad a la luz de cómo las
inimaginables. personas se ven a sí mismas –superiores,
Tanto las masacres armenias, como el inteligentes, vehementes y perfectibles–.
genocidio de los hereros, y el genocidio ar- Para alcanzar tal futuro, los seres humanos
menio de 1915 sucedieron antes de que lo que sobran han tenido que ser sacrifica-
peor de la Gran Guerra fuera conocido: an- dos, y como regímenes en todo el mundo
tes de Verdún y del Somme, antes de que han tratado de alcanzar su propia versión
las cifras de muertes masivas comenzaran del sueño, han tenido lugar innumerables
a salir a la luz, y antes de que tuviera lu- asesinatos. No hay nada en el horizon-
gar la transformación psicológica que trajo te que sugiera que, mientras prevalezca
aparejada la exposición de la humanidad a la imagen de un mundo perfectible cons-
la muerte masiva. Permitieron, sin embar- truido a costa de los cuerpos de los seres
go, llegar a comprender mejor la manera humanos “imperfectos”, la matanza se de-
en que algunas personas habían estado tendrá.
pensando en los años previos a la matan- La Gran Guerra, en breve, ha jugado el
za de 1916. La supresión sistemática de importante papel de partera del concepto
grupos de personas no era, por sí misma, moderno de genocidio. En la medida en
nueva; persecuciones, expulsiones, depor- que se desplegó el siglo XX, la noción de-
taciones, masacres y pogroms de diversos sarrolló un carácter propio, conduciendo
tipos han plagado la historia de la humani- a ocasiones en las que tuvo lugar aún en
dad por miles de años. Pero el asesinato ausencia de un conflicto militar. De este
categórico de razas enteras, grupos nacio- modo debe hacerse la pregunta: ¿cuál fue
nales, adeptos religiosos y otros grupos sin la relación entre guerra y genocidio en el
duda lo fue, en particular cuando eran con- siglo XX?
tados en cientos de miles de millones. El Antes de reflexionar sobre esto, debe
hecho de que tales actos debieran ocurrir señalarse que un genocidio no surge sen-
como política enfocada en sus fundamen- cillamente de la nada. La violencia requeri-
tos y objetivos ideológicos –diferenciados da para lograrlo puede ser repentina, pero
de, por ejemplo, asesinatos de frontera en todos los casos hay siempre un número
ocurridos a lo largo de varias décadas– de pasos preliminares en el camino hacia
41
Revista de Estudios sobre Genocidio
10
N. de T. En español: La Guerra Contra los Judíos.
42
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
prensión más profunda. Aquí, el argumento cias físicas, políticas, sociales, psicológi-
principal era que “La guerra y la aniquila- cas, religiosas o culturales del grupo que
ción de los judíos eran interdependien- es víctima –diferencias tan grandes e irre-
tes”11. Una vez que Hitler hubo emprendido conciliables al punto que los perpetradores
su invasión a Polonia el 1º de septiembre no pudieron encontrar otra solución que la
de 1939: eliminación del “otro” por medio de la ani-
él había puesto en movimiento una quilación masiva–.
guerra multiplicada –la que era tradi- Aun cuando estudiamos conflictos en
cional en sus esfuerzos por conseguir los que los desarrollos genocidas no eran
recursos e influencias y que sería pe- al principio tan evidentes, las oportuni-
leada en el estilo militar tradicional, y dades que les dio la guerra se revelan de
otra que era poco convencional dado manera bastante clara. El caso de Biafra
que su principal objetivo político era proporciona un buen ejemplo. Para la ma-
el de conseguir la ideología nacional- yoría de los miembros de mi generación o
socialista y que sería llevada a cabo aún mayores, el mismo nombre de Biafra
a través de un innovador modelo de evoca imágenes de bebés de grandes ojos
asesinato en masa.12 con la mirada fija y cuerpos hinchados,
La postura principal de Dawidowicz pequeños brazos esqueléticos y una im-
está sintetizada en su título. El genocidio potencia precedente a la muerte a la que
nazi del pueblo judío de Europa fue, según sólo la inanición puede llevar. La Guerra Ci-
su punto de vista, una guerra no menos real vil de Nigeria de 1967-1970 fue la primera
que la del combate en el campo de batalla, ocasión en que nos llegaron escenas de
en la cual aquél al que se creía enemigo inanición masiva a un Occidente domina-
–en este caso, los judíos en Europa– era do por la televisión, y millones de personas
considerado una amenaza, para la Alema- en toda Europa, América del Norte y otras
nia nazi, tan genuina como las tropas de partes del mundo estaban horrorizadas por
Gran Bretaña y de la Unión Soviética. lo que habían visto. Era menos aparente la
Vale la pena detenerse en la frase “la realidad que había detrás de este, por de-
guerra y la aniquilación de los judíos eran más, sencillo caso de un brutal y sangrien-
interdependientes”. Dawidowicz no está to conflicto secesionista, puesto que en la
diciendo que el uno no podría haber suce- determinación nigeriana de frustrar la esci-
dido sin el otro, sino, más bien, que cada sión del estado de Biafra, fue perpetrada
uno le proporcionó al otro la lógica y opor- una política deliberadamente genocida de
tunidad para su ejecución. Si tenemos en hambruna forzosa contra la población del
cuenta las guerras del siglo XX en las cua- país recientemente constituido. Algunos
les han ocurrido genocidios, puede verse discuten esto, pero la prueba parecería ser
que fundamentalmente todos han sido ca- incontrovertible.
sos en los que la guerra ha proporcionado El aclamado novelista Frederick For-
el encubrimiento del genocidio. En ningún syth, en aquel entonces un periodista cu-
caso el genocidio ha sido una consecuen- briendo la guerra en Biafra, identificó al
cia del conflicto; más bien, todos los casos Comisionado de Información de Nigeria,
han nacido de una antigua obsesión por Anthony Enahono, como el autor de un
parte de los perpetradores con las diferen- comunicado oficial en julio de 1968 que
11
Dawidowicz, Lucy S., The War Against the Jews 1933-45, ed 10mo aniversario, Penguin Books, Harmondsworth,
1987. Pág. 148.
12
Ibídem. Págs. 148-149.
43
Revista de Estudios sobre Genocidio
planteaba que “Algunos podrán decir que por parte del liderazgo biafrano lo que im-
[la inanición masiva] es un aspecto legíti- pidió un acuerdo y aumentó el hambre”17.
mo de la guerra”13; dos meses después, el Hubo incluso una insinuación de que si los
jefe de la delegación nigeriana en una con- nigerianos ganaban, entonces cometerían
ferencia sobre la paz en Niamey (Níger) de- un genocidio contra los Ibo de Biafra, y
claró que “la inanición es un arma de gue- que la matanza sistemática comenzaría el
rra legítima, y tenemos la firme intención de minuto en que los biafranos se rindieran18.
usarla contra los rebeldes”14. Como política (Esto, desde luego, sólo sirvió para hacer
del gobierno nigeriano estas dos declara- que los nigerianos parecieran compasivos
ciones representaban, para Forsyth, “una a los ojos de la comunidad internacional
declaración de su filosofía y su intención”; considerando que tal matanza no se había
sin embargo: producido.) Al final, tales argumentos eran
Lo que sucedió después no puede discutibles. El Ejército Federal Nigeriano, y
ser explicado de forma convincente el gobierno que lo respaldaba, ya habían
como una lamentada pero inevitable estado cometiendo genocidio por medio
consecuencia de la guerra. Lo que de la hambruna forzosa (así como por
sucedió fue que a pesar de la pre- medio de la selección militar de objetivos
sencia de suficientes provisiones cer- civiles) hacía tiempo. Había pocas dudas
ca de Biafra, [y] la disponibilidad de acerca del propósito genocida nigeria-
medios de transporte para llevarlas a no. Para nuestros propósitos vale la pena
la gente necesitada, quinientos mil ni- apuntar que esto, además, se reveló en un
ños, mujeres embarazadas y madres ambiente de tiempos de guerra.
amamantando murieron por desnutri- De esa manera se llevaron a cabo mu-
ción, hambre y enfermedades conco- chos de los genocidios incluidos en la Ta-
mitantes.15 bla 3; y un análisis a fondo de cada uno
El conflicto en Biafra condujo a un nú- permitirá reconocer una conexión entre
mero final de al menos un millón de civiles conflicto armado y exterminio genocida.
biafranos muertos 16, de los cuales la ma- ¿Pero qué hay de los otros casos, también
yoría pertenecía al grupo étnico cristiano listados, que van acompañados de la le-
Ibo. Hay mucho debate acerca de en qué yenda “Ninguno” (esto es, ningún conflicto
medida la ayuda externa prolongó la gue- militar)? Si hay casos de genocidio acom-
rra, causando de ese modo mayores difi- pañados por o dependientes de un entorno
cultades durante un período más largo, y de guerra, ¿cómo explica uno los estallidos
algunos, como William Shawcross, han ido de violencia genocida que ocurren en tiem-
tan lejos como para argumentar que “fue la pos de paz? Por cierto, el genocidio no se
intransigente demanda de independencia equipara a la ausencia de violencia del tipo
13
Forsyth, Frederick, The Making of an African Legend: The Biafra Story, Penguin Books, Harmondsworth, 1977. Pág.
265.
14
Idem.
15
Idem.
16
Kuper, Leo, Genocide: Its Political Use in the Twentieth Century, Penguin Books, Harmondsworth, 1981. Pág. 75.
Moorehead, Caroline, Dunant’s Dream: War, Switzerland and the History of the Red Cross, HarperCollins, Londres,
1998. Pág. 622. La autora aboga por una cifra de 600.000, mientras que Melvin Small y J. David Singer prefieren un
total de un millón de víctimas por toda la Guerra Civil Nigeriana, aunque puede suponerse que la inmensa mayoría
de aquellos que fueron asesinados eran civiles cuyas muertes eran evitables. Véase Small y Singer, Resort to Arms:
International and Civil Wars, 1816-1980, Sage, Berverly Hills, 1982. Pág. 231.
17
Shawcross, William, Deliver Us from Evil: Warlords and Peacekeepers in a World of Endless Conflict, Bloomsbury,
Londres, 2000. Pág. 5.
18
Idem.
44
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
usualmente asociado con la guerra, pero si Una serie de masacres brutales en In-
no hay guerra, ¿cómo puede ser explicada donesia tuvieron lugar entre 1965 y 1966,
la violencia? las cuales condujeron a la muerte de al
Para encarar este problema, tres ca- menos medio millón de personas en un pe-
sos pueden ser considerados: la Hambru- ríodo de seis meses. La mayoría de las víc-
na Ucraniana de 1932-1933; las masacres timas eran miembros del Partido Comunis-
indonesias de 1965-1966; y la toma de po- ta de Indonesia con sus familias; muchos,
der del Tíbet por parte de China, en curso casualmente, eran de etnia china, aunque
desde 1950. En cada uno de éstos, puede hay un debate acerca de si esto jugó algún
ser visto de manera clara que el genocidio papel en su victimización. Es posible que
puede ocurrir fuera de un conflicto militar. no lo haya hecho. Al menos, en estas ma-
En Ucrania, en el transcurso de 1932- sacres puede percibirse un caso claro de
1933, “entre cinco y siete millones de cam- aniquilación de miembros de un grupo de-
pesinos” –la mayoría de ellos ucranianos– terminado, fundada sobre su pertenencia a
murieron de hambre bajo condiciones de ese grupo, en este caso el Partido Comu-
inanición forzosa, habiendo confiscado el nista. Al igual que el tratamiento de Stalin
gobierno de la Unión Soviética todas las de la “clase enemiga” ucraniana, aquellos
cosechas y métodos de producción ali- que perpetraron las masacres de los co-
menticia, en función de alimentar a la revo- munistas en Indonesia podrían haber creí-
lución comunista centrada en la ciudad y a do que estaban librando una “guerra” (en
sus programas de industrialización. En este este caso una lucha ideológica), aún cuan-
caso, el inmenso número de muertes fue do lo que estaban haciendo no podía ser
el producto de una política de destrucción considerado como un conflicto en el senti-
social ideológicamente motivada, específi- do de beligerancia militar. Nuevamente nos
camente de la denominada clase “kulak”: encontramos con la idea de genocidio en
el campesinado independiente que fue sa- un escenario de tiempos de paz, si bien es
crificado por el deseo urgente de Stalin de cierto que con violencia, pero no acompa-
colectivizar al sector agrícola conforme a la ñado por un conflicto armado. El genocidio
ideología comunista. Esto fue acompaña- sucedió sin guerra.20
do por la integración forzosa “de una gran El tercero de nuestros escenarios con-
variedad de grupos nacionales y religiosos cierne al genocidio que se está llevando a
a una estructura política ruso-céntrica”19, cabo contra la gente del Tíbet, librado por
lo cual tuvo un devastador impacto en las el régimen comunista en Pekín desde la in-
aspiraciones nacionales ucranianas. Los vasión china en 1950. Desde entonces, al
agentes de Stalin, en esta ocasión, pudie- menos 1.2 millones de tibetanos han muer-
ron apuntar hacia la necesidad de librar una to, conformando así un quinto de la pobla-
guerra de clases, y así negar que estaban ción previa a la invasión.21 Los programas
llevando a cabo cualquier tipo de campaña de asesinato de la administración china
de represión nacional. Para los soviéticos, fueron acompañados por políticas de des-
esta fue una destrucción necesaria. En lí- trucción cultural, religiosa y social tan bru-
neas generales, sin embargo, esto no fue tales como las que podían encontrarse en
una guerra. las peores ocupaciones totalitarias de cual-
19
Mace, “Ukrainian genocide,” Pág. 565.
20
Sobre las masacres indonesias, véase Cribb, Robert, “The Indonesian massacres” en Totten Samuel. Parsons,
William S. y Charny, Israel W. (eds.), Century of Genocide: Eyewitness Accounts and Critical Views, Garland, Nueva
York, 1997. Págs. 236-263.
21
Craig, Mary, Tears of Blood: A Cry for Tibet, HarperCollins, Londres, 1992. Pág. 18.
45
Revista de Estudios sobre Genocidio
quier período del siglo veinte22. La política La relación más importante que existe
china en el Tíbet descansaba en dos pre- entre guerra y genocidio, de hecho, tiene
misas básicas: la búsqueda de introducir el poco que ver con la exterminación siste-
comunismo en el Tíbet, “liberando” al país mática de seres humanos, aunque la gue-
de las “cadenas” de una teocracia medie- rra sí implica la matanza de grandes canti-
val; y el deseo de poblar los extensos espa- dades de personas (aunque soldados). Es
cios abiertos del Tíbet con población china aquí donde la cuestión es más discutida.
de la etnia han para, de esta forma, aliviar Eric Markusen y David Kopf, en un estudio
los problemas de superpoblación china. La de 1995 que es reconfortante y audaz (e
ocupación china de 1950, y una posterior –inexplicablemente– subestimado), han ar-
reinvasión al país establecida en 1959, se gumentado que “la guerra en general, y la
encontró con una dura resistencia militar guerra total en particular, crean condiciones
por parte de la pequeña Armada Tibetana psicológicas, sociales, y políticas propicias
(y luego, por luchas guerrilleras libradas para matanzas genocidas”23. En sí mismo,
de manera irregular), sin embargo no pue- este no debería ser un aspecto controverti-
de sostenerse que el genocidio haya sido do; otros ya han observado cómo la guerra
una destrucción impulsada por un conflicto crea las condiciones previas para el exter-
militar. Al gobierno chino no podría haberle minio humano masivo a través de rasgos
importado menos cualquier amenaza mili- tales como la despersonalización, violencia
tar presentada por los tibetanos, fuera de social, extensión del poder del gobierno,
que las minúsculas fuerzas tibetanas retu- y alienación de los grupos victimizados.
vieron el avance chino y retrasaron la impo- Donde Markusen y Kopf han hecho enojar
sición del dominio comunista a lo largo de a muchas personas es en su elaboración
todo el país. No fue por lo tanto un conflicto de la teoría de que el bombardeo estraté-
militar lo que condujo a los chinos a de- gico en tiempos de guerra, como sucedió
sarrollar políticas genocidas; éstas fueron en Hamburgo, Tokio, Hiroshima y Naga-
establecidas fuera del campo de batalla, saki, es en sí mismo genocida24. En otras
no fueron parte de la lucha armada, y fun- palabras, sostienen, la guerra –o al me-
damentalmente sucedieron luego de que nos, determinada dimensión de ésta– es
el dominio chino se hubiera establecido –y una fuerza genocida en y de por sí. Ésta
bastante más allá de la relativamente corta no es una postura que se intente debatir
guerra Sino-Tibetana ocasionada a raíz de en el presente trabajo por dos razones: en
la invasión china–. primer lugar, porque este artículo está más
En términos generales, estos tres ca- interesado en la guerra y el genocidio más
sos ratifican la presunción de que no debe de lo que lo está en la guerra como geno-
haber una guerra presente para que ocurra cidio (aunque la interrelación entre ambos
un genocidio. Los muchos casos de geno- es completamente reconocida bajo ciertas
cidio que han ocurrido en guerra pueden circunstancias); y en segundo lugar, por-
dar la impresión de que los actos genoci- que hay algunos aspectos convincentes
das son necesariamente generados por la del argumento de Markusen y Kopf con
guerra, pero de ninguna manera es tal el los cuales es difícil disentir. Aquí, la clave
caso. para interpretar si un incidente es o no es
22
Un sólo ejemplo de tal brutalidad puede ser encontrado en el relato personal del antiguo prisionero tibetano Palden
Gyatso. Véase su Fire Under the Snow: Testimony of a Tibetan Prisoner, Harvill, Londres, 1997.
23
Markusen, Eric y Kopf, David, The Holocaust and Strategic Bombing: Genocide and Total War in the Twentieth Cen-
tury, Westview Press, Boulder, 1995. Pág. 243.
24
Ibídem. Págs. 255-258.
46
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
genocidio gira en torno a la cuestión de la Gran Guerra que tal desarrollo involucró
la intención, sea tal que estemos contem- la inculcación en las mentes humanas de la
plando una política deliberada (o una serie idea de que el excedente de población po-
de políticas), autorizada y deseada por un día sencillamente ser eliminado sólo con su
organismo oficialmente respaldado, de ex- asesinato, y a partir de entonces pretender
terminio físico de un grupo objetivo, o de que el grupo nunca había existido.
la erradicación de los fundamentos de su Sea cual sea la definición de la gue-
identidad como grupo. Como podrá ad- rra militar moderna, es inevitable que nos
vertirse hasta ahora, hay algunos casos hallemos a nosotros mismos describiendo
en la historia de la guerra en los cuales tal dos (o más) combatientes que intentan, por
intención es a la vez evidente y declarada medio de la fuerza de las armas, o destruir
por un perpetrador, ya sea por adelanta- la capacidad de luchar del otro, o lograr un
do o durante el exterminio mismo. Esto es acuerdo favorable de acuerdo a sus pro-
un indicador esencial respecto de que si pios objetivos. Ese era, al menos, el patrón
el crimen conocido como genocidio está hasta 1914. De cualquier manera, aunque
siendo cometido. La guerra en sí misma no los civiles eran frecuentemente asesinados
es entonces análoga al genocidio en vista o heridos al entrar en contacto con las tro-
de que hay algunas ocasiones en que ni la pas, era poco común que el exterminio de
intención ni la declaración de la intención no-combatientes se convirtiera en el objeti-
parecerían existir. Hay algunos ejemplos vo deliberado de los miembros de las tro-
en tiempos de guerra que se ajustan al mo- pas o de los mariscales que los dirigían. A
delo de Markusen y Kopf, mientras que hay menudo, los no-combatientes se encontra-
otros que no, así como hay algunos casos ban en medio de un conflicto por defecto
de genocidio que tienen lugar durante la y no como actores principales. La abruma-
guerra y otros que ocurren en tiempos de dora mayoría de aquellos incluidos en las
paz. Para ponerlo de manera clara, el ge- enormes cifras de muertes de la Gran Gue-
nocidio puede ocurrir, en cualquier lugar, rra eran soldados; como Markusen y Kopf
en cualquier momento, siempre y cuando han señalado, sólo el 5% del total de las
las condiciones sean las adecuadas. Y ta- muertes en la Gran Guerra correspondían
les condiciones, debe ser recalcado, son a civiles26.
altamente inciertas. Luego de aquel conflicto, sin embargo
Volviendo una vez más a la Gran Gue- (y a causa del mismo), la tasa de muertes
rra, uno puede concluir que fue gracias a civiles en tiempos de guerra estalló, como
este conflicto que los seres humanos se las bombas atómicas presagiando la nue-
convirtieron más en una mercancía deva- va era. Para la Segunda Guerra Mundial,
luada que en cualquier momento anterior se calculaba que los civiles constituyeron
en la historia. El concepto de Richard L. Ru- el 66% de todas las muertes relacionadas
benstein de “excedente de población” –una con la guerra; hacia los ‘70 y ’80, esta cifra
población “que por cualquier razón no pue- estaba enfilando hacia un 80%27. Además,
de encontrar un rol viable en la sociedad en debe decirse, la gran mayoría de esas
que está domiciliada”–25 ha sido en reali- muertes pueden ser atribuidas a una acu-
dad desarrollado a lo largo de varios siglos, mulación de masacres (algunas predeter-
pero, como hemos visto, no fue sino hasta minadas, otras espontáneas) y genocidio
25
Rubenstein, Richard L., The Age of Triage: Fear and Hope in an Overcrowded World, Beacon, Boston, 1983. Pág. 1.
26
Markusen y Kopf, The Holocaust and Strategic Bombing. Op. Cit. Pág. 244.
27
Idem.
47
Revista de Estudios sobre Genocidio
28
Ignatieff, Michael, The Warrior’s Honor: Ethnic War and the Modern Conscience, Metropolitan Books, Nueva York,
1997. Pág. 6.
29
Huttenbach, Henry R, “Locating the Holocaust on the genocide spectrum: toward a methodology of definition and
categorization”, en Holocaust and Genocide Studies, Vol.3, No 3, 1988. Pág. 279.
30
Ignatieff, The Warrior’s Honor. Op. Cit. Pág. 125.
31
Un análisis fascinante del conflicto puede encontrarse en otro de los libros de Ignatieff, Michael, Virtual War: Kosovo
and Beyond, Chatto and Windus, Londres, 2000.
48
La relación entre guerra y genocidio en el siglo veinte: una reflexión
cosas suceden “allí” (en el lugar que sea) el genocidio, a pesar del hecho de que
no significa que no puedan suceder aquí el siglo comenzó con la más grande
también. En este sentido, vale la pena re- matanza de soldados que la historia
cordar que solamente hubo un par de años había visto jamás.
entre las Olimpíadas de Sarajevo y el sitio Nos enfrentamos, así, con la cuestión
de Sarajevo, o entre “Ruanda como mode- de cómo debe ser interpretado todo esto.
lo para África” y “Ruanda como un infierno Si la tendencia en el curso del siglo pasado
en la tierra.” ha sido ir hacia mayor matanza, más blan-
Para resumir, los siguientes puntos ge- cos civiles, y una probabilidad mayor que
nerales deben ser acentuados: nunca de que existan grupos señalados
1. genocidio no equivale a guerra, y ambos para la destrucción, ¿qué esperanza ofrece
no deben ser considerados sinónimos; esto a aquellos que tienen un compromiso
2. en algunos casos hay una relación de con la paz y con lo sagrado de la vida?
interdependencia entre los dos, pero No hay, desafortunadamente, una
esto no es de ninguna manera un he- respuesta fácil a esta pregunta. La guerra
cho dado en toda situación; sigue existiendo, como también el genoci-
dio, y es importante que todo el mundo se
3. no debe haber un conflicto militar pre-
dé cuenta de que hay una relación entre los
sente para que ocurra un genocidio;
dos. Si se quita a la guerra de la ecuación,
4. el aporte más grande de la guerra al sin embargo, en la situación actual, la ame-
genocidio en el siglo veinte ha sido la naza del genocidio se mantiene no obstan-
realización del concepto de muerte te. El genocidio, legado que el siglo XX ha
masiva alcanzable por la acción del dejado al próximo milenio, ha sido descrito
hombre, como se vio por primera vez como crimen de crímenes32; y en el nuevo
en la Gran Guerra; y finalmente, siglo la amenaza y realidad del genocidio
5. la guerra en el siglo veinte ha comen- bien podrían convertirse en una mayor rea-
zado a significar cada vez más la ma- lidad para la condición humana de lo que
tanza de civiles por sobre soldados, es la guerra. Eso, y sólo eso, proporciona
conduciendo a la percepción de que la la razón fundamental para buscar maneras
guerra tiene una estrecha relación con de ponerle fin.F
32
Organización de las Naciones Unidas, Tribunal Penal Internacional para Ruanda, La Fiscalía vs. Jean Kambanda
(Caso No ICTR 97-23-S), juicio conjunto de Kama (P), Aspegren y Pillay JJ, 4 de Septiembre, 1998.
49
Revista de Estudios sobre Genocidio
Wardatul Akman
* Este artículo fue extraído del Journal of Genocide Research, (Vol.4, Nº 4, 2002. Págs. 543-559) con el derecho no
exclusivo de edición en español otorgado como parte del intercambio de cooperación entre el Journal of Genocide
Research y la Revista de Estudios sobre Genocidio. Se agradece al Journal of Genocide Research la cesión de dere-
chos. Traducción: Mariana Dematteo.
1
Forsythe, D. P., “Human rights and foreign policy in the next millennium”, International Journal, Vol. 53, Nº 1, 1997.
Pág. 114.
2
Chalk, F. y Jonassohn, K., The History and Sociology of Genocide: Analyses and Case Studies, Yale University Press,
Nueva Haven y Londres, 1990. Pág. 22.
3
Por ejemplo, Harff, B., Genocide and Human Rights: International Legal and Political Issues, Vol. 20, Libro 3, Mono-
graph Series in World Affairs, Graduate School of International Studies, Universidad de Denver, Denver, CO, 1984.
Pág. 3. Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”, en S. Totten, W. S. Parsons e I. W. Charney,
eds., Genocide in the Twentieth Century, Garland, Nueva York y Londres, 1995. Pág. 371. Mascarenhas, A., The
Rape of Bangladesh, Vikas, Delhi, 1971. Pág. 118. Mia, M., “Violation of human rights and genocide in Bangla-
desh”, en K. Chaudhury y col., eds., A Nation is Born, Calcutta University Bangladesh Sahayak Samiti, Calcuta,
1974. Pág. 32.
50
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
matanza debería ser incluida bajo el tér- En este artículo se intentará demostrar
mino genocidio4. Sobre la base del crite- –tras discutir los antecedentes históricos–
rio anteriormente expuesto, una definición que los incidentes y la intención de las atro-
aceptable de genocidio sería una forma cidades perpetradas por los paquistaníes
modificada de la definición formulada por occidentales en Bangladesh fueron genoci-
la Organización de las Naciones Unidas en das en su alcance, y que estas atrocidades
la Convención sobre Genocidio (ahora in- contra los bengalíes como nación y contra
cluida en el Derecho Internacional). La de- los hindúes bengalíes como minoría religio-
finición proporcionada por la Organización sa pueden ser calificadas de genocidio.
de las Naciones Unidas en 1949 establece Las violaciones masivas sistemáticas
lo siguiente: pueden constituir en sí mismas “actos de
...se entiende por genocidio cual- genocidio” en lugar de ser meramente un
quiera de los siguientes actos perpe- “modo de contribuir al genocidio”7. Refi-
trados con la intención de destruir, to- riéndose a Helen Fein, Smith afirma que
tal o parcialmente, a un grupo nacio- las violaciones masivas sistemáticas “son
nal, étnico, racial o religioso como tal: actos de genocidio en al menos tres senti-
a. Matar a miembros del grupo; b. dos” (utilizando la definición de la ONU): (1)
Causar graves daños físicos o men- “causar (...) severos daños físicos y menta-
tales a miembros del grupo; c. Infli- les”, (2) infligir “sobre el grupo condiciones
gir deliberadamente sobre el grupo que provocarán su destrucción física” y (3)
condiciones de vida calculadas para mediante los embarazos forzados y el ex-
provocar su destrucción física total o terminio de la población masculina, el per-
parcial; d. Imponer medidas tendien- petrador interfiere “con los nacimientos en
tes a impedir los nacimientos en el el seno del grupo”. Según Smith, todos es-
seno del grupo; e. Transferir niños del tos son modos intencionales de destruir al
grupo a otro grupo por la fuerza5. grupo víctima, que, combinados, pueden
Algunos consideran que esta defini- ser logrados a través de las violaciones
ción es muy limitada dado que no incluye masivas 8. De este modo, las violaciones
grupos sociales o políticos6. Modificar esta masivas sistemáticas pueden ser rotuladas
definición reemplazando “un grupo nacio- como una forma de genocidio. Haciendo
nal, étnico, racial o religioso” por “cualquier referencia a las entre 30.000 y 50.000 vio-
grupo identificable definido por el perpetra- laciones perpetradas en Bosnia, Niarchos9
dor” hará aceptable la definición de la ONU también considera que las violaciones ma-
en términos de grupo víctima e intención. sivas son genocidas en su alcance.
4
Bauer, Y., “The place of the Holocaust in contemporary history”, en J. Frantel, ed., Studies in Contemporary Jewry,
Indiana University Press, Bloomington, 1984. Pág. 213.
5
Centro para el Estudio de los Derechos Humanos, Twenty-five Human Rights Documents, Columbia University,
Nueva York, 1994. Pág. 36.
6
Chalk, F., “Definitions of genocide and their implications for prediction and prevention”, Holocaust and Genocide
Studies, Vol. 4, No. 2, 1989. Págs. 150-151. Chalk, F., “Redefining genocide”, en G. J. Andreopoulos, ed., Geno-
cide: Conceptual and Historical Dimensions, University of Pennsylvania Press, Filadelfia, 1994. Pág. 48. Chalk, F. y
Jonassohn, K. Op. Cit. Pág. 11. Kuper, L., Genocide: Its Political Use in the Twentieth Century, Yale University Press,
Nueva Haven, 1981. Pág. 139.
7
Smith, R. W., “Genocide and the politics of rape: historical and psychological perspectives”, 1994, trabajo pre-
parado para ser presentado en la Conferencia Internacional sobre el Holocausto y el Genocidio: Recordar para el
Futuro, Marzo 13-17, Berlín. Págs. 32-33.
8
Idem.
9
Niarchos, C. N., “Women, war and rape: challenges facing the International Tribunal for the Former Yugoslavia”, Hu-
man Rights Quarterly, Vol. 17, No. 4, 1995. Pág. 651.
51
Revista de Estudios sobre Genocidio
10
Johnson, A. G., The Blackwell Dictionary of Sociology: A User’s Guide to Sociological Language, Blackwell, Cam-
bridge, MA, 1995. Pág. 188.
11
Chakravarty, R., “Bangladesh and India”, en K. Chaudhury y col., eds., A Nation is Born, Calcutta University Bangla-
desh Sahayak Samiti, Calcuta, 1974. Pág. 116.
12
Bhatnagar, Y., Bangladesh: Birth of a Nation, Indian School Supply Depot Publication Division, Delhi, 1971. Pág. 27.
13
Idem.
14
Kuper, L. Op. Cit. Pág. 76.
52
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
15
Williams, R. L., The East Pakistan Tragedy, Drake, Nueva York, 1972. Pág. 16.
16
Kuper, L. Op. Cit. Pág. 77.
17
Ibídem.
18
Gupta, J. S., History of Freedom Movement in Bangladesh: 1943-1973, Some Involvement, Naya Prakash, Calcuta,
1974. Pág. 180.
19
Costa, B., Dismemberment of Pakistan, Kalyani, Ludhiana, 1972. Pág. 71.
20
Sagar Publications (Consejo editorial), Bleeding Bangladesh, Sagar, Nueva Delhi, 1971. Pág. 22.
21
Kuper, L. Op. Cit. Pág. 77.
22
Véase Kuper, L. Op. Cit. Pág. 76. Y Gupta, J. S. Op. Cit. Pág. 41.
53
Revista de Estudios sobre Genocidio
23
Sagar Publications. Op. Cit. Págs. 25-26.
24
Ayoob, M. y Subrahmanayam, K., The Liberation War, S. Chand, Nueva Delhi, 1972. Pág. 35. Chowdhury, S. R., The
Genesis of Bangladesh, Asia Publishing House, Londres, 1972. Pág. 9.
25
Gupta, J. S. Op. Cit. Págs. 180-181.
54
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
cativa: en 1947 había sólo nueve fábricas cos de la reserva federal regionales ...
textiles en Pakistán Occidental, mientras (4) La política fiscal debe ser respon-
que en Pakistán Oriental había once. En sabilidad de las unidades federativas.
1971, Pakistán Occidental contaba con 150 El gobierno federal debe contar con
fábricas, pero apenas había 26 en Pakistán recursos fiscales indispensables para
Oriental. En realidad, los paquistaníes oc- satisfacer las necesidades de defensa
cidentales hicieron de Pakistán Oriental un y relaciones exteriores ... (5) Es nece-
mercado protegido para vender sus pro- sario crear disposiciones constitucio-
ductos a precios muy elevados que no po- nales que permitan mantener cuentas
dían competir en el mercado mundial26. independientes en lo que respecta a
los ingresos de divisas de cada una
de las unidades federativas, bajo el
Privación política
control de los respectivos gobiernos
Siendo mayoría, los bengalíes tenían el de las unidades federativas ... (6) El
derecho de participar en el poder a nivel fe- gobierno de las unidades federativas
deral. No obstante, como el poder estaba debe estar autorizado a mantener
concentrado en “una pequeña elite civil y una milicia o fuerza paramilitar con el
burocrática”, los bengalíes no estaban muy objeto de contribuir de manera eficaz
representados en él27. a la seguridad nacional28.
En respuesta a esta situación, la Liga La petición de seis puntos era, en rea-
Awami (el partido más popular en Pakis- lidad, una receta para tener estados múlti-
tán Oriental) organizó un movimiento para ples “de forma menos concentrada como
luchar por la autonomía en la provincia y, el único modo de preservar la entidad de
en 1966, su líder, el jeque Mujibur Rahman, Pakistán”29 y de hecho representaba una
presentó una petición de seis puntos, que amenaza directa para los intereses de los
fue un factor crucial para los acontecimien- gobernantes de Pakistán Occidental. En
tos que siguieron. Los seis puntos plantea- tanto el jeque Mujib se tornaba cada vez
ban lo siguiente: más popular en Pakistán Oriental a raíz
(1) El gobierno debe ser de carácter de esta fórmula de seis puntos, el enton-
federal y parlamentario ... (2) El go- ces “presidente militar Ayub Khan amena-
bierno federal debe ser responsable zaba a los autonomistas con el idioma de
solamente de la defensa y de las re- las armas”. A poco tiempo de difundir los
laciones exteriores y adecuarse a las seis puntos, Mujib y otros tres líderes de “la
condiciones provistas en [el siguiente Liga Awami fueron arrestados bajo el Re-
punto] ... (3) Debe haber dos tipos de glamento de Defensa de Pakistán”30.
monedas independientes recíproca- Con la petición de seis puntos como
mente o libremente convertibles en su manifiesto, la Liga Awami ganó 167 de
cada sector para cada región o, en los 169 escaños en el Este y se convirtió
su defecto, una moneda única sujeta en el partido mayoritario en Pakistán en
al establecimiento de un Sistema de las elecciones generales celebradas en
Reserva Federal en el que habrá ban- 197031. Este resultado fue bastante ines-
26
Ibídem. Pág. 183.
27
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 373.
28
Mascarenhas, A., The Rape of Bangladesh, Vikas, Delhi, 1971. Págs. 149-150.
29
Ibídem. Pág. 14.
30
Ayoob, M. y Subrahmanayam, K. Op. Cit. Pág. 68.
55
Revista de Estudios sobre Genocidio
perado e inaceptable para los líderes de 26 de marzo” (hasta 1982, “Dhaka” se es-
Pakistán Occidental32. A pesar de que el je- cribía “Dacca”)37.
que Mujib declaró reiteradamente que ni la En respuesta a la represión, la inde-
soberanía ni el carácter islámico de Pakis- pendencia de Bangladesh fue declarada
tán serían dañados, la dirigencia difundió el 26 de marzo de 197138, desencadenán-
comentarios acerca de que “la unidad del dose una guerra civil. Tanto en las ciuda-
país estaba en peligro”33. Por lo tanto, en des como en los pueblos, la resistencia se
lugar de entregar el poder a la Liga Awami, organizó casi espontáneamente. “Políticos
el entonces presidente Yahia Khan “aplazó de la Liga Awami, la administración pública,
la convocatoria de la Asamblea Nacional la policía, el ejército, estudiantes e intelec-
sine die”34. No obstante, las conversacio- tuales bengalíes lideraban la resistencia”39.
nes entre el jeque Mujib y los paquista- El 17 de abril de 1971 se conformó un go-
níes occidentales continuaron, durante bierno de Bangladesh en el exilio, que lan-
cuyo transcurso el gobierno central reunió zó campañas para obtener el apoyo de la
tropas occidentales en Pakistán Oriental. comunidad internacional. Con la ayuda de
En la noche del 25 de marzo de 1971, el India, el gobierno hizo arreglos para adies-
Ejército de Pakistán Occidental inició una trar a 100.000 jóvenes como combatientes
matanza indiscriminada en diferentes sec- por la libertad, quienes comenzaron a to-
tores de Dhaka. Esta maniobra fue deno- mar parte en ataques guerrilleros en Ban-
minada “Operación Reflector” y su objeti- gladesh40.
vo era “neutralizar” el poder político de la Tal como sospechaban los paquis-
Liga Awami. A fin de lograr este objetivo, taníes occidentales, desde un inicio India
el Ejército debía (1) capturar a la dirigen- apoyó la idea de un Bangladesh indepen-
cia de la Liga Awami, (2) neutralizar a los diente. Ofreció refugio a los hindúes y mu-
líderes estudiantiles y las organizaciones sulmanes de Pakistán Oriental que huyeron
culturales que movilizaron el renacimiento para salvarse de las atrocidades perpetra-
del nacionalismo bengalí y (3) desarmar a das por los paquistaníes occidentales. La
las milicias armadas bengalíes35. Los perio- entonces primera ministra de India, Indi-
distas podían observar la ciudad en llamas ra Gandhi, también ayudó al gobierno de
desde el Hotel Intercontinental, y fueron Bangladesh a obtener apoyo internacional
obligados a permanecer dentro del mismo para la causa de Bangladesh41. Los com-
por soldados fuertemente armados36. Sólo batientes por la libertad (los Mukti Bahini)
en la ciudad de Dhaka, más de 15.000 per- enfrentaron al Ejército paquistaní, prepa-
sonas fueron asesinadas “entre el 25 y el rando el terreno para la intervención de
31
Bhattacharjee, G. P., Renaissance and Freedom Movement in Bangladesh, Minerva Associates, Calcuta, 1972. Pág.
292.
32
Mascarenhas, A. Op. Cit. Págs. 58-59.
33
Ibídem. Pág. 66.
34
Kuper, L. Op. Cit. Pág. 78.
35
Sission, R. y Rose, L. E., War and Secession: Pakistan, India and the Creation of Bangladesh, University of California
Press, Berkeley, 1990. Págs. 157-158.
36
Payne, R., Massacre, Macmillan, Nueva York, 1973. Pág. 21.
37
Chaudhury, K., Genocide in Bangladesh, Orient Longman, Nueva Delhi, 1972. Pág. 21.
38
Ibídem. Pág. 36. Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”, en S. Totten, W. S. Parsons e I. W.
Charney, eds., Genocide in the Twentieth Century, Garland, Nueva York y Londres, 1995. Pág. 375.
39
Ibídem. Pág. 378.
40
Ibídem.
41
Chakravarty, R. Op. Cit. Pág. 149.
56
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
42
Mankekar, D. R., Pakistan Cut to Size, Indian Book Company, Nueva Delhi, 1972. Pág. 73.
43
Kuper, L. Op. Cit. Págs. 78-79.
44
Chaudhury, K. Op. Cit. Pág. 22.
45
Brownmiller, S., Against Our Will: Men, Women and Rape, Simon and Schuster, Nueva York, 1975. Pág. 79.
46
Smith, R. W. Op. Cit. Pág. 3.
47
Kuper, L. Op. Cit. Pág. 79. Sagar Publications. Op. Cit. Pág. 73.
48
Véase relatos de testigos oculares en Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Págs.
401-402.
49
Williams, R. L. Op. Cit. Págs. 127-140.
50
Ibídem. Págs. 131-140.
51
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 378. Mascarenhas, A. Op. Cit. Págs.
117-118. Payne, R. Op. Cit. Pág. 20.
52
Mascarenhas, A. Op. Cit. Pág. 117.
53
Costa, B. Op. Cit. Pág. 56.
57
Revista de Estudios sobre Genocidio
54
Mascarenhas, A. Op. Cit.
55
Smith, R. W. Op. Cit. Pág. 3.
56
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 379.
57
Smith, R. W. Op. Cit.
58
Bhatnagar, Y. Op. Cit. Pág. 132.
59
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 382. Mia, M. Op. Cit. Pág. 31.
60
Chaudhury, K. Op. Cit. Pág. 196.
61
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit.
62
Ibídem. Pág. 380.
58
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
donar el país, hagamos que a los bengalíes debían convocar al jeque Mujibur Rahman
les resulte lo más difícil posible”63. En reali- para conformar el gobierno central. Ésta
dad, eliminar a la elite de una nación puede no era una alternativa aceptable para los
virtualmente destruirla, ya que hace prácti- paquistaníes occidentales, por lo que de-
camente imposible su desarrollo. cidieron eliminar a los bengalíes, de modo
que nunca pudieran acceder al poder.
Como fuera mencionado anterior-
La intención
mente, según la creencia en Pakistán Oc-
El principal objetivo de la dirigencia cidental, la lengua y la cultura bengalíes
de Pakistán Occidental era eliminar a los era esencialmente de carácter hindú. Por
bengalíes de modo tal que ésta pudiera consiguiente, “con el fin de depurar a los
prolongar su dominio por un largo período. musulmanes bengalíes de la influencia cul-
El Gobierno de Pakistán Occidental quería tural y lingüística hindú”, los paquistaníes
darles una lección a los bengalíes a fin de occidentales decidieron implementar una
que no intentaran exigir democracia e inde- política genocida69. Éstos deseaban purifi-
pendencia nuevamente64. El “Comandante car a los bengalíes musulmanes en Pakis-
a cargo de las operaciones de Dhaka de- tán Oriental obligándolos a abandonar los
claró abiertamente que mataría a cuatro rasgos culturales bengalíes, en especial
millones de hombres en cuarenta y ocho los que se asemejaban a los rasgos cultu-
horas y así pondría un “punto final” al pro- rales hindúes. Utilizaron la situación políti-
blema de los bengalíes”65. La junta militar ca, apuntaron a los hindúes, los mataron
paquistaní deseaba “convertir a la mayoría o los expulsaron y crearon una atmósfera
en una minoría”66 y no quería dejar posibili- de terror entre los musulmanes con el ob-
dad alguna de actividad secesionista. jeto de que obedecieran las directivas de
Ciertos “elementos de racismo” tam- los paquistaníes occidentales destinadas a
bién jugaron un rol significativo en el geno- convertirlos en musulmanes “puros”.
cidio67. El general Ayub Khan, que gober-
nó Pakistán durante una década, escribió
Análisis de las masacres según
acerca de los bengalíes orientales: “…es
distintas definiciones de genocidio
probable que pertenezcan a las razas in-
dias originales, …han estado y aún están Si se analiza la masacre de Bangla-
bajo una considerable influencia cultural y desh sobre la base de la definición acep-
lingüística hindú. Tienen todas las inhibicio- table de genocidio expuesta en la intro-
nes de las razas oprimidas”68. Con estas ducción, las atrocidades pueden ser cali-
ideas y creencias en mente, los paquista- ficadas de genocidio desde la perspectiva
níes occidentales no querían ser goberna- de la nación bengalí como grupo víctima.
dos por los bengalíes. Pero si se atenían a Como se desprende de la discusión sobre
los resultados de las elecciones de 1970, los antecedentes históricos, es evidente
63
Chaudhury, K. Op. Cit. Págs. 193-194.
64
Tripathy, R. N., Travails of Democracy: Emergence of Janatantrik Bangladesh, Pustak Bhawan, Kanpur, 1972. Págs.
31-32.
65
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 376.
66
Sethi, S. S., The Decisive War: Emergence of a New Nation, Sagar, Nueva Delhi, 1972. Pág. 28, citado por Chalk, F.
y Jonassohn, K. Op. Cit.
67
Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness accounts”... Op. Cit. Pág. 377.
68
Ibídem. Pág. 337.
69
Ibídem.
59
Revista de Estudios sobre Genocidio
70
Lemkin, R., “Raphael Lemkin on genocide”, en J. N. Porter, ed., Genocide and Human Rights: A Global Anthology,
University Press of America, Washington, DC, 1982. Pág. 317.
71
Dadrian, V. N., “A typology of genocide”, International Review of Modern Sociology, Vol. 5, 1975. Pág. 201.
60
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
que incluye sólo grupos minoritarios como raza o una tribu en su totalidad y no simple-
probables grupos víctima de genocidio. mente el exterminio de la dirigencia políti-
También es rígida en lo que se refiere a la ca”. No obstante, aun durante una guerra,
intención, ya que menciona que el exter- la intención de destruir a un grupo puede
minio definitivo del grupo víctima debe ser ser detectada, a pesar de no tener eviden-
considerado deseable y útil por el perpe- cia del propósito de aniquilar a todos sus
trador. Considerando a la nación benga- miembros. Por ejemplo, la matanza de los
lí como el grupo víctima, las atrocidades intelectuales, los hombres de negocio, los
en Bangladesh no pueden ser calificadas profesionales, etc. (que constituyen la eli-
de genocidio si se aplica la definición de te del grupo víctima), o la destrucción de
Dadrian, porque los bengalíes no eran un las bases económicas del grupo pueden
grupo minoritario y su destrucción defini- acarrear la destrucción de todo el grupo. Si
tiva no resultaba deseable y útil para los existe evidencia de que éste es el propósi-
paquistaníes occidentales. Consideran- to del perpetrador, el incidente debería ser
do a la comunidad hindú como el grupo rotulado como genocidio. En términos de
víctima, los actos de los paquistaníes los grupos víctima, la definición de Porter
occidentales pueden ser rotulados como es rígida porque no incluye grupos nacio-
genocidio según la definición de Dadrian, nales. Además, requiere que el grupo vícti-
porque los hindúes eran un grupo mino- ma sea una minoría. Desde el punto de vis-
ritario con una respectiva vulnerabilidad y ta de la intención es, en líneas generales,
cuya destrucción era deseada por el per- liberal, pero se torna rígida en el caso de
petrador. una guerra.
Como la definición de Porter alude
Definición de Porter al grupo víctima como una minoría, en lo
Jack Nusan Porter define al “genoci- que se refiere a la nación bengalí como el
dio” del siguiente modo: grupo víctima, la masacre de Bangladesh
Genocidio es la destrucción inten- no puede ser calificada de genocidio bajo
cional, ya sea total o parcial, por parte esta definición dado que la nación bengalí
de un gobierno o de sus agentes, de no era una minoría, sino la mayoría. Ade-
una minoría racial, sexual, religiosa, más, como al momento de las atrocidades
tribal o política. Éste puede implicar también se estaba librando una guerra civil
no sólo ejecuciones masivas, sino (que puede ser definida como “[un] con-
también hambruna, deportación for- flicto fratricida entre fuerzas militares del
zada y sometimiento político, eco- mismo Estado o entidad política”73), debía
nómico y biológico. El genocidio su- existir la intención de aniquilar al grupo víc-
pone tres elementos fundamentales: tima en su totalidad. Pero los paquistaníes
ideología, tecnología y burocracia/or- occidentales no tenían esa intención con-
ganización72. tra la nación bengalí. Sin embargo, resulta
Porter aclara que “la definición de ge- interesante ver que Porter incluye a las ma-
nocidio durante una guerra debe incluir sacres de Pakistán Oriental contra la nación
la intención de aniquilar a un pueblo, una bengalí en su antología sobre genocidio74.
72
Porter, J. N., ed., “Introduction: what is genocide: notes toward a definition”, en J. N. Porter, ed., Genocide and Hu-
man Rights: A Global Anthology, University Press of America, Washington, DC, 1982. Pág. 14.
73
Shafritz, J. M.; Williams, P. y Calinger, R. S., eds., The Dictionary of 20th Century World Politics, Henry Holt, Nueva
York, 1993. Pág. 146.
74
Jahan, R., “The Bengali of East Pakistan”, en J. N. Porter, ed., Genocide and Human Rights: A Global Anthology,
University Press of America, Washington, DC, 1982. Págs. 256-257.
61
Revista de Estudios sobre Genocidio
75
Chalk, F. y Jonassohn, K. Op. Cit. Pág. 23.
76
Ibídem. Pág. 24.
77
Ibídem. Pág. 26.
62
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
78
Bauer, Y., “The place of the Holocaust in contemporary history”, en J. Frantel, ed., Studies in Contemporary Jewry,
Indiana University Press, Bloomington, 1984. Pág. 213.
79
Horowitz, I., Genocide: State, Power and Mass Murder, Transaction Books, Nueva Brunswick, NJ, 1976. Pág. 18.
80
Idem.
63
Revista de Estudios sobre Genocidio
81
Fein, H., Genocide: A Sociological Perspective, Sage, Londres, 1993. Pág. 24.
82
Ibídem. Pág. 25.
83
Idem.
84
Ibídem. Pág. 26.
85
Chaudhury, K. Op. Cit. Págs. 42-47.
86
Véase “Eyewitness accounts” [Relatos de testigos], en Jahan, R., “Genocide in Bangladesh: eyewitness ac-
counts”...Op. Cit. Págs. 390-393.
87
Fein, H., Genocide: A Sociological Perspective, Sage, Londres, 1993. Pág. 26.
64
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
carenhas, “el genocidio a sangre fría” víctima, las masacres en Bangladesh pue-
fue concebido por el gobierno88. den ser consideradas un genocidio. Como
De este análisis se desprende que, so- los hindúes no constituían una nación inde-
bre la base de la definición y el paradigma pendiente o un grupo racial o étnico en Pa-
de Helen Fein y desde el punto de vista de kistán Oriental, las atrocidades perpetradas
la nación bengalí como el grupo víctima, contra los mismos no pueden ser rotuladas
las atrocidades en Bangladesh no pueden como “genocidio” según las definiciones
ser calificadas de genocidio. Pero tomando formuladas por Lemkin, Horowitz y Bauer.
a los hindúes como el grupo víctima, esas Sin embargo, si tomamos a la nación ben-
atrocidades sí pueden ser calificadas ge- galí como el grupo víctima, las atrocidades
nocidio. La misma Helen Fein se refiere a en Bangladesh pueden ser consideradas
la masacre de los hindúes como genocidio un “genocidio” solamente bajo la definición
en su artículo “The Prevention of Genocide” de Bauer. La principal condición de las de-
(Prevención del genocidio)89. más definiciones, que no se cumple, es la
En la Tabla 3 podemos apreciar, en intención de destruir físicamente a la tota-
pocas palabras, la rigidez y liberalidad de lidad de los miembros del grupo víctima.
las definiciones. Con respecto a la definición de Chalk y Jo-
La Tabla 4 muestra si las masacres nassohn, tampoco se cumple la caracterís-
en Bangladesh pueden o no ser rotuladas tica de “unilateralidad”.
como genocidio en términos de la nación En opinión de la Comisión Internacio-
bengalí y de los bengalíes hindúes de Pa- nal de Juristas, existió una fuerte evidencia
kistán Oriental como grupo víctima de prima facie de genocidio contra los hin-
acuerdo con las definiciones analizadas dúes; pero con respecto a la matanza de
anteriormente. Según la mayor parte de las los biharis a manos de los bengalíes, la co-
definiciones (las de Dadrian, Porter, Chalk y misión no pudo hallar una intención cons-
Jonassohn), con los hindúes como el grupo ciente90.
88
Mascarenhas, A. Op. Cit. Pág. 118.
89
Fein, H., “The prevention of genocide”, en J. N. Porter, ed., Genocide and Human Rights: A Global Anthology, Uni-
versity Press of America, Washington, DC, 1982. Pág. 269.
90
Kuper, L. Op. Cit. Págs. 79-80.
65
Revista de Estudios sobre Genocidio
66
Atrocidades contra la humanidad durante la guerra de liberación en Bangladesh: un caso de genocidio
Agradecimientos
Este artículo fue escrito para completar parcialmente un curso a fin de obtener el
doctorado en Sociología en la Universidad McMaster, Hamilton, Ontario, Canadá, en
1998. El autor agradece al profesor Rhoda Howard y al Dr. Scott Davies, del Departa-
mento de Sociología de la Universidad McMaster, por sus comentarios y sugerencias
acerca de este trabajo.
67
Revista de Estudios sobre Genocidio
1
Sociólogo. Profesor investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Autor de El recurso del miedo. Ensayo sobre el estado y el terror en
Guatemala, Editorial Educa, San José Costa Rica, 1991. También de Los Que Siempre Estarán en Ninguna Parte.
La desaparición forzada en Guatemala (1960-1996), Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla/Grupo de Apoyo Mutuo (GAM)/Centro Internacional para Investigaciones en De-
rechos Humanos, México D.F., 1999.
2
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHA), Guatemala Nunca Más (4 Volúmenes),
Informe del Proyecto Interdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala C.A.; Comisión de Es-
clarecimiento Histórico (CEH), Guatemala Memoria del Silencio (12 volúmenes), Guatemala C.A., junio, 1998; Ball,
Patrick; Kobrak, Paul; Spirer, Herbert F., Violencia institucional en Guatemala, 1960 a 1996: una reflexión cuantitativa,
American Association for the Advancement of Science (AAAS) y Centro Internacional para Investigaciones en Dere-
chos Humanos, (CIIDH), Washington D.C., 1999.
3
Comissao de Familiares de Mortos e Desaparecidos Políticos y el Instituto de Estudo da Violencia do Estado.
(CFMDP/IEVE) (1995-1996), Dossie Dos Mortos e Desparecidos Politicos a partir de 1964, Companhia Editora de
Pernambuco, Goberno do Estado de Pernambuco 1995, Goberno do Estado de Sao Paulo, 1996.
4
Comisión Nacional de Protección da los Derechos Humanos (CNPDH), Los hechos hablan por sí mismos. Informe
preliminar sobre los desparecidos en Honduras. 1980-1993, Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 1993.
68
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
en el período que abarcan los años 1975 y siderable. La más importante de América
19785. Estas 9.540 víctimas cuantifican ca- Latina. He aquí una de las motivaciones
sos documentados sobre todo en un lapso del autor para reflexionar sobre Guatemala
de cuatro años de la década de los seten- y una causa poderosa para que dicha re-
ta, es decir el lapso durante el cual se llevó flexión sea necesaria.
a cabo la “guerra sucia” de carácter con-
trainsurgente por las dictaduras militares
Violencia, terror, terrorismo de Estado
argentinas. En el caso argentino, los más
de 9 mil casos registrados son solamente Mínimamente definida, la violencia es
la tercera parte de los 30 mil desapareci- un acto de poder. Aunque no todo acto de
dos que las estimaciones convencionales poder es violento. La violencia es una ac-
le han asignado a dicho país. ción que implica el uso de la fuerza física
En la apreciación que se hace del o la amenaza de ella, para imponer la vo-
genocidio en Guatemala, no se trata de luntad de quien ejerce dicha fuerza física o
reproducir el síndrome que ha señalado su amenaza, sobre aquel que es objeto de
un estudioso del genocidio armenio: la dicha acción. La violencia es pues un acto
victimización genocida convierte al propio de dominación que expresa ya una relación
genocidio en una experiencia única para social, al menos entre aquel que la ejerce
la víctima 6. En medio de su atrocidad, el en función de un objetivo de poder y aquel
genocidio en Guatemala empalidece no di- que es víctima de dicho ejercicio. Puesto
gamos ante el genocidio armenio y judío, que la violencia es un fenómeno que siem-
sino ante las experiencias de la segunda pre ha acompañado al género humano,
mitad del siglo XX: Irak (1988-1991) con fácil es la tentación de asociarlo a la con-
180 mil, Uganda (1972-1979/1980-1986) dición humana. Pero existe otra respuesta
con entre 400 y 500 mil víctimas, Sudan al origen de la violencia y esta es que la
(1956-1972) y Vietnam del Sur (1965-1975) misma es producto de una socialización.
con similares cantidades, Pakistán (1971) La primera explicación parte del supuesto
con la muerte de entre 1 y 3 millones de de que existe una esencia humana, la se-
personas, Ruanda (1994) con entre 500 mil gunda tiene como supuesto el que dicha
y un millón, y Kampuchea (1975-1979) con esencia tiene historicidad8.
entre 2 y 3 millones7. Un planteamiento, digno del sentido
Ante lo estremecedor de estas cifras, común que a menudo se esgrime, es el
puede convenirse, sin embargo, que con otorgarle a la violencia una naturaleza de
un territorio de 108 mil kilómetros cuadra- “carácter animal”, es decir resabio irracio-
dos y una población que osciló entre 2 y 10 nal que nos aleja de lo humano. Nueva-
millones de habitantes durante el tiempo mente nos encontramos en este tipo de
que duró el conflicto interno (1954-1996), argumentación un pensamiento bastante
200 mil víctimas resultan ser una cifra con- común: el transformar en natural lo que es
5
Comisión Nacional Sobre la Desparición de Personas, (CNDP), Nunca Más. Editorial Universitaria de Buenos Aires
(EUDEBA), Buenos Aires, 1996. Págs.16 y 298.
6
Dadrian, Vahakn N, “Configuración de los genocidios del siglo veinte. Los casos armenio, judío y ruandés” en Daniel
Feiernstein (compilador), Genocidio. La administración de la muerte en la modernidad, EDUNTREF, Buenos Aires,
2005. Pág. 75.
7
Harff, Barbara “¿No se aprendieron las lecciones del holocausto?, Evaluando los riesgos de genocidio y matanzas
políticas desde 1955” en Daniel Feiernstein (Compilador). Genocidio. La administración de la muerte en la moderni-
dad. Op. Cit. Pág. 179.
8
Figueroa Ibarra, Carlos, “Naturaleza y racionalidad de la violencia”, en Sergio Tischler Vizquerra y Genaro Carnero
Roqué, Conflicto, violencia y Teoría social. Una agenda sociológica. Universidad Iberoamericana Golfo Centro y
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 2001. Pág. 16.
69
Revista de Estudios sobre Genocidio
social 9. En realidad como dice Santiago la recibe. En el caso del terrorismo que se
Genovés, las raíces de la violencia no se ejerce como acto de dominación, la violen-
encuentran en lo innato humano, sino en lo cia persigue aniquilar la voluntad de trans-
cultural. Tampoco se encuentran en los re- formación de las víctimas13. Al igual que la
sabios animales que los humanos todavía violencia, el terror puede convertirse en un
tenemos10. En tanto que fenómeno racio- acto de dominación o un acto de resisten-
nal, la violencia es un tributo humano, “sólo cia. No solamente los que resisten come-
el hombre puede ser violento”11. ten actos de terrorismo: también los que
En tanto acto de poder, todo acto de dominan los realizan. Más aun, probable-
violencia es un acto político en su sentido mente el terrorismo sea un acto de violen-
más amplio. La política por tanto es un ám- cia que preferentemente cometen aquellos
bito al cual la violencia está estrechamente que son fuertes y poderosos14. Por terroris-
vinculada, puesto que la misma noción de mo debe entenderse todo acto de violencia
poder –capacidad de imponer la propia vo- que persigue infundir temor extremo en el
luntad a otro merced a una correlación de adversario y que se realiza mediante actos
fuerzas–, casi lo implica. Por ello no falta de violencia que no discriminan objetivos
quien defina a la violencia como un vínculo civiles de militares15. Violencia indiscrimi-
en el cual uno de los que se vincula “realiza nada que se hace con el objetivo preme-
su poder acumulado”12. La violencia pue- ditado de infundir terror extremo, he aquí
de ser un acto de dominación y un acto de la esencia del terrorismo. Esta definición
resistencia. Como acto de dominación la es válida no solamente para aquellos que
violencia es un medio para imponer la exis- desde la sociedad civil resisten haciendo
tencia de privilegios derivados del poder y uso de este método perverso, sino también
la riqueza, mientras que como acto de re- para aquellos que desde el Estado subyu-
sistencia también es un medio para evadir gan acudiendo a dicho método.
o destruir dicha imposición. Cuando observamos que desde el
Pero así como no todo acto de poder Estado se realizan acciones de violencia
es una acto de violencia, no necesariamen- indiscriminada que busca infundir temor
te todo acto de violencia es un acto de te- extremo, estamos hablando de terrorismo
rror. Un acto de violencia se convierte en un de Estado. Generalmente estas acciones
acto de terror cuando lleva en sí el propósi- de terrorismo de Estado tienen propósi-
to premeditado de aniquilar psíquicamente tos contrainsurgentes, es decir se realizan
a la víctima o víctimas, a través del miedo cuando existe un contexto de rebeldía in-
que infunde. La violencia como terror, per- tensa o extensa en una sociedad y en un
sigue aniquilar la voluntad de hacer o de- territorio determinado. En estos contextos
jar de hacer algo de aquel o aquella que observamos que el Estado despliega la
9
Ibídem. Pág. 14.
10
Genovés, Santiago, Expedición a la violencia, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1993. Págs. 83 y 111.
11
Sánchez Vázquez, Adolfo, Filosofía de la Praxis, Editorial Grijalbo, México D.F., 1980. Págs. 427-480.
12
Izaguirre, Inés. “El poder en proceso: la violencia que no se ve”. Ponencia presentada en el XXI Congreso de la
Asociación Latinoamericana de Sociología, Sao Paulo, Brasil, septiembre, 1997. Pág. 3.
13
Figueroa Ibarra, Carlos, El recurso del miedo. Ensayo sobre el estado y el terror en Guatemala, Editorial Educa, San
José Costa Rica, 1991. Pág. 37.
14
Chomski, Noam, “Injusticia infinita. La nueva guerra contra el terror”. Perfil de La Jornada, México 7 de noviembre
de 2001.
15
Figueroa Ibarra, Carlos, “Terrorismo y doble moral”, en Revista Bajo el Volcán, Posgrado de Sociología del Instituto
de Ciencias Sociales y Humanidades, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Nº 4, año 2. 1er Semestre de
2002. Pág. 16.
70
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
violencia que le es intrínseca a sus niveles do, se convierte fácilmente en una violencia
más extremos, ilegales e ilegítimos. clandestina. De esta manera el Estado en
esas circunstancias, ejerce la violencia por
medio de actos ilegales que pretende en-
Legalidad, legitimidad e ilegitimidad del
mascarar. Este enmascaramiento se debe
terrorismo de Estado en Guatemala
a que no se quiere perder la legitimidad
En circunstancias normales, nos ha di- tanto en los linderos del territorio que go-
cho Max Weber, el Estado no es más que bierna, como en el seno de la comunidad
“una relación de dominación que se sos- internacional. El Estado que actúa así, viola
tiene por medio de la violencia legítima...”. su propia legalidad y esto lo convierte en
El Estado moderno es una asociación de un gigantesco criminal. Puede suceder que
dominación con carácter institucional, que un Estado ejerza formas terroristas de vio-
exitosamente ha monopolizado la violencia lencia de manera abierta. En la medida en
física legítima como medio de dominación que la democracia se ha convertido cada
en un territorio determinado16. En efecto, vez más en el sinónimo de buen gobierno,
un Estado puede ejercer de manera legal y el terrorismo de Estado de carácter abier-
por tanto legítima, la violencia si se apega to tiende a ser ejercido de manera cada
al estado de derecho. Si lo hace recurrien- vez más marginal. Solamente en aquellos
do a métodos que la ley prevé y apegado lugares en los cuales la democracia no es
a las convenciones jurídicas nacionales e un valor comúnmente aceptado, el Estado
internacionales de respeto a los derechos puede ejercer abiertamente acciones de
humanos, el Estado según la teoría del terrorismo de Estado sin temor a perder la
derecho y la ciencia política, puede recu- legitimidad.
rrir a actos de violencia que son legales y En el caso guatemalteco se observaron
por ello generalmente considerados legíti- las regularidades anteriormente referidas. El
mos. Cuando un Estado realiza prácticas país está ubicado en una región del planeta
de violencia que devienen ilegales, corre donde la democracia era un valor común-
el riesgo de perder legitimidad, es decir mente aceptado. En dicha región, la demo-
la aceptación, el consenso, de la socie- cracia se convirtió en el recurso ideológico
dad civil, del conjunto de los ciudadanos. blasonado por el occidente capitalista, con-
Resulta además una regularidad que un tra su adversario comunista en el contexto
Estado que enfrenta momentos de insu- de la Guerra Fría. Por ello mismo, la violen-
bordinación de partes significativas de la cia ilegal, el terrorismo de Estado, no podía
sociedad, fácilmente cae en la ilegalidad ejercerse de manera abierta. Además, no
en lo que se refiere al ejercicio de la violen- existió en el país una tradición democrática
cia. En el caso guatemalteco, la ilegalidad consolidada, ni una larga historia de respe-
del ejercicio de la violencia, se expresó en to a los derechos humanos. Por ello mismo,
los métodos extremos usados para repri- la existencia de un conflicto interno que
mir a la población, métodos extremos que en un momento se convirtió en armado,
pueden ser calificados como acciones de fácilmente llevó al Estado guatemalteco a
terrorismo de Estado. ejercer las acciones represivas más delez-
En tanto que un Estado apegado a la nables. Para no perder legitimidad nacional
legalidad conserva la legitimidad interna e internacional, el Estado guatemalteco se
y externa, la violencia ejercida de manera vio precisado a ejercer la represión predo-
ilegal, haciendo uso del terrorismo de Esta- minantemente de manera clandestina.
16
Weber, Max, Economía y Sociedad, Fondo de Cultura Económica, México D.F., 1974. Págs. 45, 92 y 184.
71
Revista de Estudios sobre Genocidio
72
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
17
Maestre, Juan, Guatemala: violencia y subdesarrollo, IEPALA, Madrid, 1969; Aguilera Peralta, Gabriel, La violencia
en Guatemala como fenómeno político, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos
de Guatemala, Guatemala C.A., 1969. Pág. 125.
18
Archivo Histórico de la Policía Nacional (AHPN) (1954-1955), Libro especial para anotar la entrada y salida de indi-
viduos filocomunistas consignados al Comité de Defensa Nacional contra el Comunismo, GT PN 24, (Fondo del 2º
Cuerpo de la Policía Nacional).
73
Revista de Estudios sobre Genocidio
19
Figueroa Ibarra, Carlos, El recurso del miedo, Op. Cit. Págs. 38 y 39.
20
Idem; Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHA), Guatemala Nunca Más. Op. Cit.;
Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), Guatemala Memoria del Silencio, Op. Cit.
74
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
21
Figueroa Ibarra, Carlos, El recurso del miedo, Op. Cit. Cap. III; Figueroa Ibarra, Carlos, “Cultura del terror y guerra
fría en Guatemala”, en Daniel Feierstein y Guillermo Levy (comps.), Hasta que la muerte nos separe. Poder y prác-
ticas sociales genocidas en América Latina, Ediciones al Margen, Buenos Aires, noviembre, 2004; Figueroa Ibarra,
Carlos, “The Culture of Terror and Cold war in Guatemala”, en el Journal of Genocide Resarch, Vol.8, Nº 2, June,
2006.
22
Figueroa Ibarra, Carlos, “Veintiún tesis sobre la violencia política en Guatemala”, en Fabiola Escárzaga y Raquel
Gutiérrez (coordinadoras), Movimiento indígena en América Latina: resistencia y proyecto alternativo, Casa Juan Pa-
blos, Gobierno del Distrito Federal, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Universidad Nacional Autónoma
de México, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México D.F., 2005.
75
Revista de Estudios sobre Genocidio
76
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
Podemos decir entonces que las dic- tima, o el tiempo que ésta pudiera soportar
taduras militares y los regímenes de de- la tortura sin morir.
mocracia restringida que se observaron en Probablemente muchos de los de-
Guatemala desde los sesenta hasta una saparecidos terminaron sus vidas sin sufrir
buena parte de los noventa, ejecutaron ac- la tortura física. En esto también podemos
ciones de terror –entre ellas la desaparición observar otro acto de racionalidad perver-
forzada de individuos o grupos–, de una sa. En este tipo de situaciones, la desapa-
enorme racionalidad perversa. Dos casos rición no tenía como objetivo el obtener
de desaparición forzada de carácter co- la información necesaria para efectuar de
lectivo fueron paradigmáticos en la historia manera más precisa el acto represivo, sino
reciente de Guatemala. El primero de ellos más bien eliminar al oponente sin que esto
sucedió el 21 de junio de 1980 cuando 27 tuviese un costo político, o bien poder eli-
dirigentes y activistas de la Central Nacio- minarlo sin obstáculos puesto que si hubie-
nal de Trabajadores, fueron secuestrados se sido sometido al aparato judicial para
en la sede de dicha central en pleno cen- sancionarlo, no se hubiese podido hacer.
tro de la ciudad de Guatemala. El segundo Hasta antes de que se empezara a obser-
caso es el de 17 sindicalistas y activistas var de manera sistemática la desaparición
estudiantiles que fueron secuestrados el 24 forzada como hecho de violencia política,
de agosto de 1980 cuando se encontraban los casos en que opositores o subverso-
reunidos en un centro católico denominado res fueron capturados y encarcelados,
Emaús, en el departamento de Escuintla23. terminaron en la liberación de los mismos
La violencia estatal estuvo dirigida después de un cierto tiempo. La expansión
por una lógica que adecuaba de manera cuantitativa de la desaparición forzada se
racional, medios (el terror) a fines (reesta- vio por ello aparejada con la disminución
bilización política y desarticulación de la notable de la figura del preso político. En
subversión). Puede aceptarse que dicha el último tercio del siglo XX se popularizó
racionalidad no estaba asentada en una en ciertos medios la frase de que “en Gua-
ética humanista, pero no resulta plausible temala no había presos políticos, sólo de-
el negarle racionalidad a las monstruosida- saparecidos”24.
des que los guatemaltecos observamos en El secuestro y la desaparición de mi-
las últimas cuatro décadas. Por ejemplo, les de personas, fue un acto de violencia
en la disposición del cuerpo y del espíritu de carácter político. Fue un acto de poder
del desaparecido, las agencias represi- efectuado principalmente por las agencias
vas del Estado lograban apoderarse de la represivas del Estado, a efecto de frenar la
posibilidad de obtener la información que subversión del orden político y social que
la contrainsurgencia necesitaba. Al dis- se fue generando después de la contra-
poner de manera ilimitada del cuerpo del rrevolución de 1954. Con la desaparición
desaparecido o desaparecida, el apara- forzada de individuos, e inclusive de colec-
to represivo hacía de la tortura un medio tivos de individuos, el Estado guatemalteco
enormemente productivo para obtener los obtuvo varios objetivos: información nece-
datos que necesitaba. Productividad que saria para la contrainsurgencia, liquidación
solamente era limitada por los umbrales de de enemigos políticos e intimidación al
dolor (también las convicciones) de la víc- conjunto de la población. La desaparición
23
Ball, Patrick, Paul Kobrak, Herbert F.Spirer, Op. Cit. Págs. 58-61.
24
Villagrán, Marina, La desaparición forzada. Una aproximación desde la psicosociología, tesis de Maestría en Psi-
cología Social y Violencia Política. Escuela de Ciencias Psicológicas, Universidad de San Carlos de Guatemala,
s/f.
77
Revista de Estudios sobre Genocidio
forzada fue pues, un hecho perpetrado mente para reporteros sin contactos loca-
esencialmente por el Estado o, para decir- les ha sido difícil llegar y entrar en las co-
lo de manera más concreta, por las dicta- munidades mayas que existen en un aisla-
duras militares y a partir de 1986, por los miento, tanto geográfico como cultural”25.
primeros gobiernos civiles. No fue éste un Pero independientemente de que esto
acto caprichoso sino una opción política, pudo haber generado un sesgo en la in-
puesto que el objetivo de los distintos re- formación empírica con la que se cuenta,
gímenes fue el aniquilar a un enemigo o cabría formular una hipótesis que nueva-
hacerlo negociar en la correlación de fuer- mente tiene que ver con la necesidad de
zas más desfavorable. Por ello no resulta un Estado precisado a hacer guerra sucia,
extraño que una parte muy importante de y al mismo tiempo para conservar su forta-
los desaparecidos, fueron personas que leza, urgido por mantener su legitimidad. Si
habían decidido oponer actos de resisten- resultara plausible la hipótesis que apunta
cia pacíficos o violentos, a la situación que al hecho de que en la ciudad, cualquier
fue creada en el país a partir de 1954. acto contrainsurgente que implicara el ter-
Finalmente, en lo que se refiere a la ror tenía un costo político mayor que el que
ejecución extrajudicial y la desaparición pudiera efectuarse en el campo, la desapa-
forzada como mecanismos contrainsur- rición forzada podría haber sido más renta-
gentes operando en el campo y la ciudad, ble políticamente. Una de las ventajas de
resulta sorprendente ver cómo las referen- la desaparición forzada para el Estado que
cias empíricas con respecto a la segunda la perpetra, es que puede alegar inocencia
son abrumadoramente mayoritarias en la o puede esgrimir muchas causas para la
ciudad. En relación a ello, es posible pen- desaparición de una persona y no nece-
sar que los actos de desaparición forzada sariamente como resultado de una acción
resultaban más notorios para los medios contrainsurgente. Abundan los relatos de
de comunicación que los efectuados en las los familiares de desaparecidos que dan
remotas áreas rurales. Ball, Kobrak y Spirer cuenta de algunas respuestas de las auto-
nos dicen lo siguiente en el libro ya citado: ridades ante las desesperadas gestiones
“Testimonios y fuentes documentales de para que sus seres queridos fueran consi-
la base de datos del Centro Internacional gnados: “A lo mejor se fue para Estados
para la Investigación de los Derechos Hu- Unidos sin decirles nada”, “¿No se habrá
manos (CIIDH) establecen que la violencia ido con otra mujer?”, “Su pariente debe es-
aumentó de manera alarmante en las áreas tar en la montaña con los guerrilleros”26.
rurales en los últimos años de los setenta
y a principios de los ochenta. La prensa
La dinámica general de la insurgencia
en Guatemala perdió completamente esta
en Guatemala. Los ciclos del terror
historia”. Y confirmando la conjetura hecha
páginas atrás con respecto a los notables En un planteamiento que fue pionero
datos urbanos sobre la desaparición for- en el análisis de la violencia en Guatema-
zada, agregan “...pocos periodistas que la, la sociología guatemalteca intentó una
viven en la capital han tenido éxito en hacer interpretación del terrorismo de Estado,
reportajes sobre la vida de la mayoría de que concibió a éste como el resultado di-
la población rural en Guatemala. Especial- recto del mayor o menor grado de desa-
25
Ball, Patrick; Kobrak, Paul; Spirer, Herbert F. Op. Cit. Págs. 58-61.
26
Figueroa Ibarra, Carlos, Los que siempre estarán en ninguna parte. La desaparición forzada en Guatemala (1960-
1996), Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla/Grupo de
Apoyo Mutuo (GAM)/Centro Internacional para Investigaciones en Derechos Humanos, México D.F., 1999. Cap. V.
78
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
27
Centro de Investigación y Documentación Centroamericano (CIDCA), “Marco general de la violencia en Guate-
mala”, en Revista Alero, Nº 3, cuarta época, Universidad de San Carlos de Guatemala, septiembre-octubre, 1979;
Aguilera Peralta, Gabriel, El Estado, la lucha de clases y la violencia en Guatemala, Programa de Maestría en Socio-
logía, Departamento de Sociología y Ciencias Políticas Administrativas, Universidad Iberoamericana, México, D.F.,
1980. Pág. 40; Aguilera, Gabriel, Jorge Romero Imery et. Op. Cit.
Cabe mencionar que uno de los autores de Aguilera, Gabriel, Jorge Romero Imery et. al, Dialéctica del terror en
Guatemala, EDUCA, San José, Costa Rica C.A., 1981, el sociólogo Jorge Romero Imery, fue en 1982 una de las
víctimas de la ejecución extrajudicial en Guatemala.
79
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200
VÍCTIMAS
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150 132
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87 89
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38
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42 18
0 1 37 33 28 37
1960 1961 1962 1963 1964 1965 1966 1967 1968 1969
AÑO
28
Torres Rivas, Edelberto, “Vida y muerte en Guatemala: reflexiones sobre la crisis y la violencia política”, en Revista
Alero, Nº 5, cuarta época, enero-febrero, 1980.
29
Aguilera Peralta, Gabriel, La violencia en Guatemala como fenómeno político, Op. Cit. y Maestre, Juan, Op. Cit.
80
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
su clímax en 1967 para empezar a declinar este nuevo ciclo tuvo particular importancia
en 1969. En lo que se refiere a la ejecución la reinserción de un nuevo destacamen-
extrajudicial, este clímax parece alargarse to de insurgentes en la zona del Ixcán, en
hasta 1968, pero igualmente empieza a de- enero de 197231.
clinar al año siguiente30. La generalización de la lucha armada
La tercera ola de terror comenzó en de contenido revolucionario, tuvo una res-
1978, tuvo su clímax durante el gobierno de puesta en el ascenso del terrorismo de Es-
Efraín Ríos Montt (1982-1983) y amainó en tado en una segunda fase, la del terror ma-
1984. Empezó con la masacre de Panzós sivo, el cual, combinado con un recambio
en mayo de 1978, la disolución violenta el 4 político significativo en el seno del Estado
de agosto de la manifestación popular por que se empezó a observar a partir del gol-
reivindicaciones económicas y libertades pe de Estado de 1982, logró hacer entrar
democráticas y el asesinato del dirigente al movimiento revolucionario en una nueva
estudiantil Oliverio Castañeda de León, el etapa de reflujo a partir de ese año. Un in-
20 de octubre de aquel año. Confirmando dicador del comportamiento de la contrain-
la regularidad antes apuntada, la tercera surgencia en materia de terrorismo de Esta-
ola de terror fue la respuesta a la emergen- do puede observarse en la gráfica siguien-
cia de un segundo ciclo revolucionario que te32. Esta gráfica nos indica que en materia
comenzó con las huelgas magisteriales en de desaparición forzada –todo indica que
1973. Este ciclo puede dividirse a su vez en similar comportamiento se puede advertir
dos períodos. El primero de estos es el que en la ejecución extrajudicial–, pueden ob-
está constituido por las grandes luchas servarse dos grandes cúspides en materia
populares, urbanas y rurales observadas de terror contrainsurgente. La primera de
entre 1973 y 1978, las cuales fueron drás- ellas se encuentra entre 1966 y 1968 y que
ticamente abatidas por la primera fase de se alarga hasta 1972 y 1973, para luego ir
la gran ola de terror que se inició en 1978. declinando hasta 1977. En 1978, cuando
Esta primera fase de terror, sustentada so- se inicia el gobierno del general Romeo
bre todo en el terror selectivo, fue dirigida Lucas García, las cifras del terror contrain-
contra las luchas populares, abiertas y pa- surgente empiezan a ascender hasta llegar
cíficas de carácter reivindicativo. Pero fue a alturas verdaderamente notables duran-
también un factor coadyuvante en el des- te los años del gobierno del general Efraín
encadenamiento del segundo período ob- Ríos Montt durante 1982 y 1983.
servado en dicho ciclo: el de la generaliza- A partir de ese momento las cifras de la
ción de la insurrección guerrillera en el país desaparición forzada empiezan a declinar,
entre 1979 y 1982. Este segundo ciclo gue- lo cual no quiere decir que desaparezcan.
rrillero tuvo su inicio en el proceso reorga- La tercera ola de terror declinó a partir del
nizativo y en la elaboración de una nueva gobierno de Vinicio Cerezo Arévalo (1986-
concepción de la lucha insurgente, que se 1991), pero decir esto es bastante relativo.
observó en el seno de la insurgencia des- Las cifras del terror contrainsurgente decli-
pués de su derrota de los años sesenta. En naron en el período de gobierno de Cerezo,
30
Esta gráfica se encuentra en Figueroa Ibarra, Carlos, “Cultura del terror y guerra fría en Guatemala”... Op. Cit., y
en Figueroa Ibarra, Carlos, “The Culture of Terror and Cold war in Guatemala”... Op. Cit. Fue elaborada en base a
registros hemerográficos los cuales deben tomarse como una muestra.
31
Payeras, Mario, Los días de la selva, Editorial Nuestro Tiempo, México, D.F., 1981.
32
Esta gráfica se encuentra en Figueroa 1999. Fue elaborada en base a la recopilación de datos en fuentes hemero-
gráficas y testimonios orales. La base de datos es la misma que usan en Ball, Patrick; Kobrak, Paul; Spirer, Herbert
F., Op. Cit.
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1984
1986
1988
1990
1992
1994
1996
AÑO
pero esto sólo es cierto si comparamos las ejecuciones extrajudiciales y los 45 mil de-
cifras de desaparecidos en ese momento saparecidos habrían sido ocasionados por
con las de los gobiernos precedentes, el un ánimo de lo que equívocamente se ha
de Ríos Montt y del general Humberto Me- llamado “limpieza étnica”. Y en efecto, las
jía Víctores. Esto nos indica que el que las cifras que arrojan los recuentos del terror
olas de terror amainen, no implica que en en Guatemala indican que la gran mayoría
los intervalos entre ellas no hubiese habido de muertos y desaparecidos fueron perso-
hechos significativos de terror. Tampoco nas que pertenecían a los distintos grupos
quiere decir que en los gobiernos poste- étnicos que existen en el país, por lo que
riores a la tercera ola de terror, éste des- es inevitable concluir que la inmensa ma-
apareció significativamente. En materia de yoría de las víctimas del terror fueron parte
desaparecidos por ejemplo, las cifras del de los pueblos mayas. Aun así, estas cifras
gobierno del temible general Carlos Ara- no autorizan a pensar que el genocidio en
na Osorio (1970-1974) en los setenta, son Guatemala fue un etnocidio en el sentido
muy parecidas a las de los gobiernos civi- de que el propósito fundamental de la ma-
les de Vinicio Cerezo Arévalo y Jorge Serra- tanza hubiera sido desaparecer a los pue-
no Elías (1991-1993). blos mayas.
En realidad fue otro el objetivo funda-
mental del Estado y de los sectores domi-
Estrategia y táctica de nantes al ejercer el terrorismo clandestino y
la contrainsurgencia. 1978-1986 el abierto, el terror masivo y selectivo como
La primera pregunta que hay que res- parte de las armas del repertorio contrain-
ponder para encontrar el sentido general surgente. Dicho objetivo fue el desarticular
de la estrategia contrainsurgente en la se- a las fuerzas que se oponían o buscaban
gunda mitad del siglo XX, está relacionada subvertir el orden que reproducía la dic-
con su objetivo fundamental. Entre las hi- tadura militar guatemalteca. Este orden
pótesis que se han formulado con respecto implicaba un modelo económico y social
a este sentido, se encuentra la de que el excluyente y un régimen político e ideoló-
genocidio en Guatemala en realidad fue gico también excluyente. El terror contrain-
un etnocidio. Si esto fuera así, las 150 mil surgente se dirigió implacablemente contra
82
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
todos aquellos sectores que en desacuer- terrorismo de Estado fue en ese momento
do con dicho orden, se oponían a él, lo una respuesta tajante a las luchas pacífi-
criticaban, conspiraban y subvertían, inde- cas, abiertas y legales, las cuales llegaron
pendientemente de que fueran indígenas o a su clímax en octubre de 1978. Cuando
ladinos, hombres o mujeres, jóvenes o an- los sectores populares urbanos, particular-
cianos, pobres o acomodados, habitantes mente los de la capital, salieron a las calles
urbanos o rurales. Si acaso el genocidio en a protestar contra el alza al precio de los
Guatemala tuvo consecuencias etnocidas, transportes urbanos. El terrorismo estatal
fue sobre todo porque en la tercera ola de se empleó a fondo para reprimir a la po-
terror, buena parte de los que se agrega- blación en aquella ocasión. El saldo trágico
ron a la subversión del orden militar y ex- fue de 30 muertos, 400 heridos y 800 de-
poliativo procedían de los pueblos mayas. tenidos.
La contrainsurgencia buscó aniquilar, ame- Así pues, durante el primer momento
drentar, desorganizar a rebeldes. Y esto de esta tercera ola de terror –momento que
hizo de manera eficaz, independientemente se observaría aproximadamente durante
de la etnia, género, edad, condición social, los años 1978-1980–, el terrorismo de Esta-
ámbito geográfico. Más que el predominio do tuvo como función primordial el destruir
de un grupo étnico, lo que la contrainsur- el avance popular observado en la década
gencia defendió fue un complejo modelo de los setenta, sostenido en formas de lu-
de privilegios, expoliaciones y opresiones. cha no precisamente violentas o armadas.
Teniendo claro su objetivo estratégi- A partir de 1980, cuando el movimiento po-
co, la contrainsurgencia aplicó el terror en pular urbano gestado en la década de los
términos generales, de una manera orga- setenta estaba esencialmente desarticula-
nizada y planteándose objetivos tácticos. do, el terrorismo de Estado entró a un se-
La estrategia contrainsurgente debe haber- gundo momento. A diferencia del anterior,
se empezado a fraguar a partir de enero en este segundo momento el énfasis ya no
de 1978, cuando como consecuencia del se puso en las organizaciones sociales sino
asesinato de Pedro Joaquín Chamorro en se dirigió fundamentalmente contra las or-
Nicaragua, se inició primeramente en di- ganizaciones insurgentes. Desde fines de
cho país y posteriormente en El Salvador y 1979 había comenzado la represión contra
Guatemala una profunda desestabilización las bases sociales del Ejército Guerrillero
política. A diferencia de lo que había suce- de los Pobres (EGP) en el departamento
dido antes, esa desestabilización política de El Quiché: la respuesta para frenar ese
estaba motivada por amplios sectores so- ataque se dio con las acciones del Frente
ciales que se estaban planteando objetivos Estudiantil Robin García (FERG), el Comité
revolucionarios. El triunfo de la revolución de Unidad Campesina (CUC) y otras orga-
sandinista en julio de 1979, estimuló aún nizaciones, las cuales culminaron con la
más la rebelión y el apetito revolucionario ocupación de la Embajada de España y la
que la animaba. tragedia con la que terminó la misma el 31
La tercera ola de terror tuvo pues dos de enero de 1980.
momentos. El primer momento se carac- Una fase muy importante de este se-
terizó por estar enfilado el terror hacia la gundo momento, estriba en las acciones
destrucción del movimiento popular y, por desarticuladoras que la contrainsurgencia
lo tanto, se dirigió hacia la aniquilación de realizó en la infraestructura guerrillera que
las organizaciones sociales tales como sin- se había asentado en la capital del país. A
dicatos, ligas campesinas, movimientos esto corresponde el cerco y aniquilamien-
de pobladores, asociaciones estudiantiles to de los llamados “reductos” urbanos de
y universitarias. Resulta evidente que el la guerrilla que se realizaron en 1981. Esta
83
Revista de Estudios sobre Genocidio
ofensiva comenzó en julio de 1981 y oca- número que significa, en términos relativos,
sionó serios estragos al EGP y a la Organi- el 32% del total de actos de terror masivo
zación del Pueblo en Armas (ORPA). Dicha que se efectuaron en dicho año. También
organización reconoció que además de la el terror masivo muestra su gran exten-
destrucción de buena parte de su infraes- sión y profundidad en dichas regiones, si
tructura urbana, la ofensiva aniquiló a 33 se analiza el problema desde el punto de
de sus cuadros de diversos rangos33. vista del número de víctimas. Como se ha
Además de la ciudad capital, las or- dicho, en 1982 las masacres cobraron casi
ganizaciones insurgentes se encontraban 7.000 víctimas (obviamente esta cifra es
asentadas en diversas partes del país, y a solamente un indicador, pues solamente
diferencia de lo que había sucedido en los se contabilizan las víctimas registradas).
años sesenta, las regiones en las cuales De ese total, las masacres efectuadas en
operaban estaban pobladas por población los mencionados departamentos cobraron
indígena. Por ello, el terror contrainsurgente 5.311 vidas, lo cual significa un 77% del
ya no involucró solamente a la zona central total de víctimas que el genocidio cobró
del país –particularmente el departamento en 1982. Además, deben considerarse,
de Guatemala, en el cual se encuentra la para apuntalar esta apreciación sobre la
capital del país– sino tuvo una extensión regionalización del terror y sus objetivos
mayor, pues comprendió a los más diver- sobre una organización en particular, los
sos departamentos, inclusive a aquellos en datos del genocidio y arrasamiento de los
los cuales anteriormente las proporciones distintos poblados de los departamentos
del terror fueron minúsculas. Así las cosas, de Alta y Baja Verapaz. En Alta Verapaz
el primer momento de la oleada de terror, se realizaron 35 masacres (14% del total
se dirigió hacia la aniquilación de la lucha efectuado en 1982) que costaron la vida
abierta, legal, pacífica. El segundo momen- a 709 personas (10% del total de víctimas)
to, persiguió la destrucción del movimiento mientras que en Baja Verapaz únicamente
guerrillero. 7 masacres costaron la vida de 448 perso-
La periodización y regionalización de lo nas (6.5% del total de víctimas). Fuera de
acontecido entre 1978 y 1986, nos mues- estos departamentos, el genocidio es poco
tra, de manera palpable, cual fue la orga- significativo en términos relativos, aunque
nización insurgente que en cada momen- en algunos casos no es de ninguna mane-
to la dictadura consideró su prioridad. Es ra desestimable. Por ejemplo en Sololá, se
evidente que en las primeras fases de ese efectuaron durante aquel año 8 masacres
segundo momento, la acción de genocidio que costaron 90 vidas, mientras que en El
y tierra arrasada, fue el resultado de la con- Petén se observaron 4 que significaron 228
centración de fuerzas militares para gol- muertos y desaparecidos y en San Marcos
pear militarmente a aquellas zonas que, en y Escuintla, 6 que cobraron 50 vidas34.
el mapa de la contrainsurgencia, aparecían En 1983, los datos indican que la dicta-
bajo la influencia del EGP. Entre 249 ma- dura de Ríos Montt varió su táctica de terror
sacres contabilizadas en 1982, el 73% (que masivo. En primer lugar, bajó notablemen-
corresponde en cifras absolutas a 182) fue- te el número de masacres y de víctimas de
ron realizadas en los departamentos de El las mismas. En aquel año se efectuaron
Quiché, Huehuetenango y Chimaltenango. 82 masacres, cifra baja si se le compara
Solamente en El Quiché se efectuaron 80, con las 249 del año anterior. El número de
33
Organización del Pueblo en Armas (ORPA), Comunicado, Julio, 1982; Payeras, Mario, El trueno en la ciudad, Juan
Pablos Editor, México, D.F., 1987.
34
Tanto el número de las víctimas como el número de masacres están tomadas de Figueroa, 1991. Págs. 231-261.
84
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
35
Figueroa Ibarra, Carlos, El recurso del miedo. Págs. 231-261.
36
Idem.
85
Revista de Estudios sobre Genocidio
37
Ibídem. Cap. V.
38
Harff, Barbara. Op. Cit. Pág. 172.
39
Bjornlund, Matthias, Eric Markusen y Marttin Mennecke, “¿Que es el Genocidio? En la búsqueda de un denomina-
dor común entre definiciones jurídicas y no jurídicas”, en Daniel Feiernstein (Compilador), Genocidio. La administra-
ción de la muerte en la modernidad. Op. Cit. Págs. 21-23.
40
Ibídem. Pág. 47.
86
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
primer lugar, una enorme cantidad de víc- perfectamente con la lógica maniquea y de
timas fueron personas que no pertenecían pretensiones totalitarias de la cultura del
a ninguna de estas etnias, es decir fueron terror. Indios y comunistas encarnaron esa
ladinos como en Guatemala se les ha lla- otredad que ya era intolerable desde antes
mado a los mestizos. En segundo lugar, de iniciar la Guerra Fría43.
del lado de los perpetradores, hubo entu- El exclusivismo de la definición jurídica
siastas victimarios indígenas en los más de genocidio ha llevado a algunos autores
distintos niveles del aparato genocida. a construir otras categorías como politici-
Ciertamente sucedió en Guatemala lo dio44 o generocidio45. Pero si salimos de la
que se observó en el genocidio armenio, definición jurídica y adoptamos una pers-
judío y ruandés 41. La matanza fue prece- pectiva inclusivista el genocidio es fácil de
dida de la construcción de una otredad detectar. La agregación de los grupos polí-
negativa que creó las condiciones de legi- ticos y sociales46 a los nacionales, étnicos,
timidad necesarias para perpetrarla42. En raciales y religiosos, ubicaría francamente
el caso de la región que abarca Chiapas a Guatemala en el listado de países en los
y Centroamérica, la construcción de una cuales, el genocidio es claramente percep-
otredad negativa expresada en el racismo tible. Además, consolidaría esta perspecti-
hacia los pueblos indígenas fue indispen- va si partimos del hecho de que el grupo
sable en la legitimación de la expoliación victimizado no necesariamente tiene que
y el terror. El indio fue visualizado por la existir como tal: basta con que haya sido
clase dominante y la población ladina –que construido en la subjetividad del perpetra-
creció a partir del siglo XVI– como holga- dor47. Lo que sucedió en Guatemala pare-
zán, sucio, hipócrita, bestia traicionera cería ser una combinación entre la existen-
para la cual solamente había un remedio: cia real del grupo al que se buscó destruir
el látigo. Pero en Centroamérica del siglo (indios y comunistas) con una construcción
XX, especialmente después de la insurrec- subjetiva de los mismos: el término comu-
ción de El Salvador en 1932, surgió una nista fue aplicado con gran flexibilidad a
nueva otredad negativa: el comunismo. La muchos individuos y sectores sociales los
nueva bestia traicionera, igualmente hipó- cuales difícilmente calificarían como tales.
crita y agazapada, buscaba despojar a los El asunto de las otredades negativas
ciudadanos honrados del producto de su resulta esclarecedor porque el genocidio
trabajo en beneficio del Estado; pretendía solamente es posible si tiene legitimidad
despojarlos de su casa para meter a varias pasiva o activa en, al menos, una parte
familias en ella, disolver el matrimonio y la de la sociedad. Esto lo ha examinado Eric
familia, e incluso arrebatar a los padres la Johnson cuando ha indagado en qué me-
tutela de sus hijos, para cedérsela al Es- dida el pueblo alemán tenía conocimiento
tado. La paranoia anticomunista que la del genocidio para concluir de que es muy
Guerra Fría desató en todas partes, encajó difícil que no hubiese estado enterado de
41
Dadrian, Vahakn N. Op. Cit. Págs. 75-121.
42
Feierstein, Daniel, Seis estudios sobre genocidio. Análisis de las relaciones sociales: otredad, exclusión y exterminio.
EUDEBA, Buenos Aires, 2000. Págs. 36-40.
43
Figueroa Ibarra, Carlos, “Cultura del terror y guerra fría en Guatemala”... Op. Cit.; Figueroa Ibarra, Carlos, “The
Culture of Terror and Cold war in Guatemala”... Op. Cit.
44
Harff, Barbara. Op. Cit.
45
Jones, Adam, “Enfrentando al generocidio” en Daniel Feiernstein (compilador), Genocidio. La administración de la
muerte en la modernidad... Op. Cit.
46
Bjornlund, Matthias, Eric Markusen y Marttin Mennecke. Op. Cit. Pág. 34.
47
Ibídem. Pág. 40.
87
Revista de Estudios sobre Genocidio
48
Johnson, Eric A, El Terror nazi. La Gestapo, los judíos y el pueblo alemán, Editorial Paidós, Barcelona, 2002. Págs.
274-393.
49
El problema ha sido planteado para el genocidio judío, guatemalteco y argentino respectivamente por Feierstein,
Daniel. Seis estudios sobre genocidio. Op. Cit.; Figueroa Ibarra, Carlos, Los que siempre estarán en ninguna parte...
Op. Cit.; y Calveiro, Pilar, Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina, Ediciones COLIHUE,
Buenos Aires, 1998.
50
Las maras son masivas bandas de delincuentes juveniles que efectúan actos de gran violencia. Nacieron en los
suburbios de Los Angeles. La deportación de sus iniciales integrantes, hizo proliferar estas bandas en El Salvador,
Guatemala, Honduras y ahora en una parte de México.
88
Genocidio y terrorismo de Estado en Guatemala (1954-1996). Una interpretación
dad del Estado guatemalteco han optado delincuencia y tiene la convicción de que a
desde siempre por la eficacia y el pragma- los criminales implacables no hay otro ca-
tismo y han procedido a organizar escua- mino que aplicarles su propia medicina. En
drones de la muerte integrados por policías otras palabras, la desesperación y el miedo
de alta y sicarios profesionales contratados de los ciudadanos, termina por concederle
para asesinar delincuentes, mafiosos y ma- cierta clase de legitimidad a esta variación
reros”. Resulta descorazonador que “estas del terrorismo de Estado”51.
prácticas extrajudiciales suelen contar con He aquí el punto en el que se encuen-
el apoyo y la simpatía popular, es decir, son tra la sociedad guatemalteca, es el lugar de
causas populares, pues la gran mayoría de donde tendrá que arrancar el largo camino
la gente vive vulnerable e indefensa ante la que queda por andar.F
51
Zamora, José Rubén, “Editorial”, en El Periódico, Guatemala, 18 de marzo, 2007.
89
Revista de Estudios sobre Genocidio
Christoph Schiessl
* Este artículo fue extraído del Journal of Genocide Research, (Vol.4, Nº 2, 2002. Págs. 197-210) con el derecho no
exclusivo de edición en español otorgado como parte del intercambio de cooperación entre el Journal of Genocide
Research y la Revista de Estudios sobre Genocidio. Se agradece al Journal of Genocide Research la cesión de dere-
chos. Traducción: Mariana Dematteo.
Deseo agradecer a Chris Johnson (Universidad Estatal de Wayne) por su ayuda y apoyo.
1
Véase la página web del Congreso para la Unidad Serbia: http://suc.suc.org/politics/rape/nanag/index.html (22 de
febrero de 2001).
2
La violación de hombres durante la guerra (y en general) es un tema difícilmente abordado aún hoy, aunque parece
ser más común de lo que se cree. Existen numerosos relatos de la ex Yugoslavia y de la tortura japonesa contra
hombres chinos y coreanos durante la Segunda Guerra Mundial, durante la cual los prisioneros eran violados por
sus captores o forzados a mantener relaciones sexuales con otros prisioneros.
90
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
y a sus excesos como, por ejemplo, la vio- potencial genocida y la guerra total durante
lación3. Este movimiento cobró fuerza du- el siglo XX en Europa. Para ello, la natura-
rante los siglos XIX y XX y culminó en las leza de la relación entre violador y víctima
Convenciones de Ginebra y el Tribunal de es de suma importancia. Además, habría
Crímenes de Guerra de Nuremberg. No que preguntarse ¿qué rol cumplen el poder
obstante, la violación no ocupó un lugar y la dominación? También es necesario in-
demasiado preponderante en estos inten- vestigar los antecedentes de la cuestión de
tos de regular la guerra total. Las Conven- la violación en el derecho internacional que
ciones de La Haya y los tribunales de Nur- regula la guerra, incluyendo las disposicio-
emberg y Tokio no hacen mención alguna nes de las Convenciones de La Haya, las
de la violencia contra la mujer. Finalmente, Convenciones de Ginebra, el Tribunal de
la 4ta. Convención de Ginebra la incluyó Nuremberg y la Organización de las Nacio-
explícitamente en sus disposiciones. Más nes Unidas.
adelante, los dos protocolos adicionales
de la Convención de 1977 plantearon nue- ¿Por qué los soldados cometen violaciones
vamente esta cuestión. La Organización de durante una guerra?
las Naciones Unidas ordenó la creación de Dominación y desmoralización. A me-
un nuevo tribunal referido a la guerra en la nudo la importancia de la violación ha sido
ex Yugoslavia, llamado Tribunal Penal Inter- desestimada al considerársela un desafor-
nacional para la ex Yugoslavia (TPIY o ICTY, tunado pero inevitable efecto colateral de la
en sus siglas en inglés)4. Desde el Tribunal guerra. Pero las motivaciones son mucho
de Nuremberg, hace ya más de 50 años, más profundas. Una realidad fundamental
ninguna organización internacional había es que son generalmente los ganadores en
intentado procesar a criminales de guerra un conflicto militar los que cometen viola-
a una escala semejante. En el proceso se ciones, para lo cual existen dos explicacio-
incluye la violación, en forma más desta- nes. La más obvia se refiere al hecho de
cada que nunca. En febrero de 2001, tres que cuando un ejército victorioso marcha
hombres fueron condenados sólo sobre la a través del territorio de los derrotados, las
base de violación y tortura sexual, con sen- víctimas de la violación serán las mujeres
tencias de prisión de hasta 28 años5. del pueblo derrotado. Según Susan Brown-
Diversos autores, como Susan Brown- miller, existe una segunda razón. En su opi-
miller o Alexandra Stiglmayer, han cubierto nión, “la violación es el acto de un conquis-
los distintos aspectos que giran en torno a tador”6. Históricamente, la posibilidad de
la violación en situaciones de conflicto ar- violar y saquear ha sido la única recompen-
mado, pero sigue faltando un perfil general sa disponible para los soldados rasos. Por
de las motivaciones y las implicancias le- lo general mercenarios, no se les pagaba
gales. Éste es un intento de trazar nueva- regularmente y a veces no recibían pago
mente la conexión entre la violación con su alguno. Con el tiempo, “el triunfo sobre la
3
Aquí surgen nuevos interrogantes. ¿Tiene sentido intentar regular la guerra? Según los actuales estándares del
derecho internacional concernientes a la guerra, es perfectamente “legal” dispararle a otro soldado desde una corta
distancia. Pero si este soldado yace herido en el suelo, debe ser trasladado a un campo de prisioneros de guerra y
se le debe proporcionar atención médica.
4
Véase http://www.un.org/icty/. Healey, S. A. “Prosecuting rape under the Statute of the War Crimes Tribunal for the
former Yugoslavia”, en el Brooklyn Journal of International Law, Vol. 21, 1995. Pág. 327. Tompkins, Tamara L. “Pros-
ecuting rape as a war crime: speaking the unspeakable”, en el Notre Dame Law Review, Vol. 70, 1995. Pág. 845.
Niarchos, Catherine. “Women, war and rape: challenges facing the International Tribunal for the Former Yugoslavia”,
en Human Rights Quarterly, Vol. 17, 1995. Pág. 649.
5
http://www.nytimes.com/aponline/world/AP-War-Crimes-Rape-Camps.html (22 de febrero de 2001).
6
Brownmiller, Susan, Against Our Will: Men, Women and Rape, Simon and Schuster, Nueva York, 1975. Pág. 35.
91
Revista de Estudios sobre Genocidio
mujer a través de la violación se convirtió pios ojos o que escuchen los gritos. Los
en un instrumento para medir la victoria”7, y hombres del bando perdedor perciben la
funcionaba como recompensa de guerra. violación de “sus” mujeres como la peor
Inicialmente, la violación también tenía humillación. Para ellos constituye un claro
otro propósito. Tras haberse perpetrado la intento de destruir y derrotar, no sólo física-
violación, la mujer era habitualmente sepa- mente sino, lo que es más importante, psi-
rada de la sociedad. El denominado robo cológicamente. Como señala Brownmiller,
de novias “rejuvenecía” a la población del “[a]demás de una preocupación genuina y
atacante 8. Por lo general, estas mujeres humana por sus amadas esposas e hijas,
ejercían la prostitución y luego tenían la po- la violación por parte del conquistador es
sibilidad de escalar posiciones en su nueva evidencia concluyente de la situación de
sociedad con relativa rapidez. impotencia masculina del conquistado”11.
Pero aquí existe otra motivación. La La violación demuestra que los hombres
“absoluta embriaguez de la victoria”, como del bando derrotado carecen de poder.
la llama Brownmiller9, ha funcionado siem- Deshonra a las mujeres e implica una cas-
pre como una manera de desmoralizar tración simbólica de sus hombres12.
y también de intimidar. Aquí, la violación Esto se hace evidente, por ejemplo, en
funciona como un “instrumento de domes- ilustraciones de la Primera Guerra Mundial
ticación”. Tiene como finalidad quebrar la sobre el ataque alemán a Francia y Bélgi-
voluntad y “crear un ser dócil, deferente ca. Los dibujos muestran, por ejemplo, a
y obediente”. Elimina cualquier grado de un padre indefenso viendo cómo violan a
control sobre lo que penetra nuestros cuer- su mujer, cuya única alternativa es tran-
pos y, por lo tanto, transmite dominación10. quilizar a los niños que lloran. La absoluta
Esto no sólo le ocurre a las mujeres, sino impotencia se vuelve obvia, con sus ojos
también a los esposos, padres, hermanos abiertos de par en par, casi en blanco,
y vecinos de esas mujeres. Por lo general, destacándose en la por lo demás oscura
el soldado no es consciente de este efec- imagen 13. El cuerpo de la mujer violada
to. Cuando un soldado abre la puerta de funciona aquí como un “campo de batalla
una casa con la culata de su fusil, no suele ceremonial, una pasarela para que el ven-
tener en mente una sofisticada motivación cedor presente su estandarte”14.
política. Pero el efecto es, indudablemen- Durante una guerra, los actos de viola-
te, el de sometimiento, evidente para todos ción son habitualmente perpetrados frente
aquellos que vean el acto con sus pro- a los familiares y vecinos de la mujer, sean
7
Idem.
8
Acerca del fenómeno de intercambiar mujeres, véase Lerner, Gerda, The Creation of Patriarchy, Oxford University
Press, Nueva York, 1986. Pág. 46.
9
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág. 37.
10
Card, Claudia. “Rape as a weapon of war”, en Hypatia, Vol. 11, 1996. Pág. 67.
11
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág. 38.
12
Seifert, Ruth. “War and rape: a preliminary analysis”, en Stiglmayer, Alexandra (ed.), Mass Rape: The War Against
Women in Bosnia-Herzegovina, University of Nebraska Press, Lincoln, 1994. Pág. 59. Véase también Naimark, Nor-
man, The Russians in Germany: A History of the Soviet Zone of Occupation, 1945-1949, Belknap Press of Harvard
University Press, Cambridge, MA, 1995. Pág. 114. Véase también Lerner, Patriarchy. Pág. 80.
13
Harris, Ruth, “The ‘child of the barbarian’: rape, race and nationalism in France during the First World War”, en Past
& Present, Vol. 141, 1993. Pág. 187. La leyenda de la ilustración es: “En Coulommeriers, el 6 de septiembre de
1914, alrededor de las nueve de la noche, un soldado violó a una ama de casa en presencia de su esposo, quien,
medio muerto por haber sido golpeado con la culata de un fusil, no se atrevió a interferir y sólo trató de calmar a
sus hijos”.
14
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág. 38.
92
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
éstos mujeres o, mejor aun, hombres15. Al- manes, entre las cuales casi siempre esta-
gunas veces, la razón de esto es la estre- ba presente la violación y tortura de mujeres
cha relación de la víctima con los miembros y niñas judías. Una de las sobrevivientes
de su familia y su comunidad. Por otra par- declaró que los hogares de los judíos eran
te, la violación más o menos pública forma saqueados antes de que las mujeres fueran
parte de un plan deliberado. Ver soldados escogidas, y procedió a relatar:
arrastrando a las mujeres fuera de sus ca- La siguiente noche (...) golpearon
sas para violarlas en público es algo ha- nuevamente la puerta. El comandante
bitual y contribuye a desmoralizar a la po- entró y exigió a la mujer del judío eje-
blación civil. El testimonio de mujeres fran- cutado (...) Se la llevaron. Creíamos
cesas violadas durante la Primera Guerra que la iban a matar, pero los alema-
Mundial demostraba el alto grado de terror nes actuaron de manera más brutal,
infundido por los perpetradores alemanes. la violaron aquí mismo en el patio.19
Por ejemplo, una mujer francesa se refirió Éste y otros relatos similares, más tar-
a su agresor como “coloso”, mientras que de presentados ante el Tribunal de Críme-
las descripciones de otras mujeres sobre nes de Guerra de Nuremberg, también re-
sus violadores alemanes transmiten una velaron el uso habitual de la violación como
sensación de “solidez brutal”16. instrumento de terror.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Sin embargo, bajo las leyes de Nurem-
violación rápidamente reapareció cuando el berg de 1935, la mezcla de razas no estaba
ejército de Hitler invadió Polonia y más tar- permitida. Esto se refería al matrimonio y a
de la Unión Soviética. En la ideología nazi, las relaciones extramaritales, pero también
los eslavos y especialmente los judíos eran abarcaba las relaciones sexuales forzadas.
por lo general considerados débiles y feme- La llamada “deshonra racial” fue decreta-
ninos. Acerca de las ilustraciones alemanas da por miedo a la contaminación de la raza
de los judíos, George Mosse comentó: “sus aria. Muchos de los soldados parecían no
cuerpos estereotipados apenas diferían tener en cuenta esas disposiciones. Pero,
de los cuerpos de los homosexuales”17. La aparentemente, algunos landser (soldado
creación de una sociedad nueva y superior de a pie) alemanes tenían problemas con
era una tarea de hombres, en la cual judíos esto. En sus memorias, una mujer judía
y eslavos no tenían cabida18. Naturalmente, relata cómo fue arrastrada por un soldado
los soldados alemanes recurrieron a la vio- alemán hasta una habitación, en donde
lación como método de sometimiento. La éste la golpeó y dijo:
violencia sexual contra la mujer se acopla- Tú no sabes cómo obedecer (...)
ba perfectamente a las ideas nazis de una Yo te enseñaré. Pero no puedo po-
raza aria superior, uno de cuyos principales seerte, basura, porque eres judía e
objetivos era someter y destruir a las razas inmunda. ¡Qué vergüenza! (...) ¡Aquí
inferiores. Los relatos de los sobrevivientes está lo que puedes tener por ser una
describen las tácticas de los soldados ale- sucia judía, no a mí, sino esto!20
15
Card, Claudia. Op. Cit. Pág. 6. Tanaka, Yuki, Hidden Horrors: Japanese War Crimes in World War II, Westview Press,
Boulder, CO, 1996. Pág. 107.
16
Harris, Ruth. Op. Cit. Pág. 177.
17
Mosse, George L, The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity, Oxford University Press, Nueva York,
1996. Pág. 70.
18
Ibídem. Pág. 73.
19
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág.50.
20
Ibídem. Pág. 51.
93
Revista de Estudios sobre Genocidio
21
Ibídem. Pág. 59.
22
Ibídem. Pág. 31.
23
Para un relato detallado, véase Grossman, Atina. “A question of silence: the rape of German women by Soviet
soldiers, en Nicole Ann Dombrowski, (ed.), Women and War in the Twentieth Century: Enlisted Without our Consent,
Garland Publishing, Nueva York, 1999. Págs. 162-183.
24
Véase Thomas, Dorothy Q. y Ralph, Regan E., “Rape in war: the case of Bosnia”, en Ramet, Sabrina P. (ed.), Gen-
der Politics in the Western Balkans, Pennsylvania University Press, University Park, PA, 1999. Pág. 206.
94
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
dentro de la estructura familiar25. A medida familias que fueron violadas a otro campo
que el siglo XX transcurría, el porcentaje de de refugiados28. Las ideas religiosas y mo-
bajas civiles en una guerra era cada vez rales desempeñan un papel importante en
mayor. En la Segunda Guerra Mundial, al- este rechazo. Por consiguiente, las espo-
rededor del 60% de todos los rusos muer- sas tratan de ocultar la verdad y suelen no
tos eran civiles. En la guerra de Corea, hablar de su experiencia. Durante la cam-
por un soldado morían cinco civiles. Para paña francesa para reunir evidencia acer-
la guerra de Vietnam, la relación es 1:13. ca de las violaciones perpetradas por los
Las guerras en el Tercer Mundo llegan a alemanes, la reputación de las víctimas no
provocar hasta un 90% de bajas civiles26. estaba en discusión. No obstante, muchas
Un intento particularmente pérfido de des- mujeres francesas violadas, “plenamente
truir una cultura es perpetrar una violación conscientes del doble estándar de mora-
con la intención de embarazar a la mujer. lidad sexual que podría condenarlas”, se
Como fuera reportado durante la guerra mostraron vacilantes29. Estaban dispuestas
en la ex Yugoslavia, la violación también a colaborar con el enjuiciamiento de los
puede funcionar como un medio para em- violadores, pero al mismo tiempo desea-
barazar a las víctimas intencionalmente. ban mantener su honor sexual. Por lo tanto,
Una víctima de violación de origen bosnio en el informe final se aludía a las mujeres
manifestó lo siguiente a la organización como “X”, “Y” o “Z”. Del mismo modo, mu-
no gubernamental Human Rights Watch: chos esposos, hijos y padres bengalíes
“Su propósito era embarazarnos. Querían rechazaban a sus mujeres luego de que
humillarnos. Nos decían directamente, mi- éstas fueran violadas por soldados paquis-
rándonos a los ojos, que querían embara- taníes durante la guerra por la independen-
zarnos”27. Los testimonios de las víctimas cia en 1971.30
de violación suelen dar cuenta de que los La situación es aun peor para aquellas
soldados serbios trataban de “engendrar” mujeres violadas que quedan embaraza-
bebés serbios o chetniks (miembros de un das. Un hijo sería la evidencia de su des-
grupo militar de nacionalistas serbios). honra, según su propia percepción y la de
sus esposos. En consecuencia, las leyes
Actitudes masculinas y embarazo. Otro concernientes al aborto y al infanticidio
aspecto de la violación en situaciones de suelen ser menos rigurosas en situaciones
guerra juega un papel en este análisis. de guerra. En Francia, un acalorado deba-
La actitud de los maridos y los miembros te se inició tras el estallido de la Primera
masculinos de la familia hacia las muje- Guerra Mundial. En este debate, políticos,
res violadas también es interesante. Por eclesiásticos y periodistas plantearon que
lo general, los maridos se apartan de sus estos “bastardos alemanes” debían ser eli-
esposas violadas, y las familias sienten minados por cualquier método que fuera
este estigma. En Somalia, por ejemplo, las necesario o, de lo contrario, criados en el
familias suelen pedir a los funcionarios de amor maternal para hacerlos franceses. Ya
la ONU que trasladen a las mujeres de sus en 1915, un senador francés propuso sus-
25
Seifert, Ruth. Op. Cit. Pág. 62.
26
Ibídem. Pág. 63.
27
Thomas, Dorothy Q. y Ralph, Regan E. Op. Cit. Pág. 208.
28
Ibídem. Pág. 210.
29
Harris, Ruth. Op. Cit. Pág. 178.
30
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Págs. 76-86.
95
Revista de Estudios sobre Genocidio
pender las penas por la práctica de abortos motivar a los soldados. Sangrientas imáge-
en los territorios invadidos. Además sugirió nes de las atrocidades nazis acompañaron
que, a fin de prevenir el infanticidio, se les a los soldados rusos en su camino a Po-
permitiera a las mujeres dejar a sus hijos, lonia. Norman Naimark enfatiza que: “[l]as
en forma segura y anónima, al cuidado imágenes de mujeres alemanas transmiti-
del Estado31. Otros opinaban que el abor- das en los medios soviéticos ciertamente
to no era una solución y que conduciría a no modificaron la idea de que éstas debían
las mujeres a la decadencia moral. Estos convertirse en el blanco de la venganza so-
contribuyeron a que el acento del debate viética”34. Estas imágenes retrataban a las
se desplazara de la violación en sí misma mujeres como entusiastas partidarias de
a los placeres de la maternidad. Creían que las masacres perpetradas por el régimen
si las mujeres francesas aceptaban a sus nazi. En consecuencia, muchos soldados
hijos “bastardos”, ayudarían a integrarlos rusos descargaron su ira y su odio en ni-
completamente a la sociedad y la cultura ñas y mujeres alemanas inocentes. El ya
francesas, a pesar de sus “defectos” ob- elevado nivel de brutalidad entre las tro-
vios como vástagos alemanes. Criar a es- pas soviéticas contribuyó a la concreción
tos niños era considerado un “triunfo de la de estos actos. Los azotes públicos con la
civilización sobre la barbarie, de la vida y el nagaika (un látigo de cuero) eran aún habi-
amor sobre la muerte y el odio”32. tuales como castigo35. Hasta el día de hoy,
los rituales de iniciación en el Ejército ruso
Venganza. Tal como ocurrió con los parecen estar entre los más espantosos.
soldados rusos que ocuparon Alemania a No obstante, la venganza podía ser
fines de 1944 y en 1945, la venganza sue- sólo una motivación para la violación, no
le ser una fuerte motivación. Rusia sufrió una razón. Como fuera señalado anterior-
mucho durante la Segunda Guerra Mun- mente, existen más situaciones de violen-
dial, acertadamente denominada la Gran cia contra mujeres. Por ejemplo, durante la
Guerra por los rusos. Sufrió, por lo bajo, Segunda Guerra Mundial, cuando las fuer-
20.000.000 de bajas, extensas áreas que- zas rusas invadieron Manchukuo en 1945,
daron virtualmente inhabitables y, desde violaron a un gran número de mujeres ja-
luego, la población civil también atravesó ponesas. Dado que, hasta 1945, estas dos
grandes dificultades. Esto incluyó las viola- naciones no habían estado en guerra, los
ciones en masa de mujeres rusas. Era de soldados japoneses no habían violado a
esperar que, al entrar en Alemania, los sol- mujeres rusas con anterioridad, aunque
dados rusos mencionaran con frecuencia sólo fuera porque no tuvieron la oportuni-
el daño que los alemanes habían infligido dad de hacerlo. En este caso, claramente
a su país33. la venganza no cumplió ninguna función en
Además, no debemos subestimar el lo que ocurrió con mujeres civiles y enfer-
rol desempeñado por la propaganda rusa. meras militares japonesas36.
Los periodistas utilizaron los claros horro- En la actual Yugoslavia pueden reco-
res de los campos de concentración para nocerse motivaciones similares. Son espe-
31
Harris, Ruth. Op. Cit. Pág. 191.
32
Ibídem. Págs. 201 y 202.
33
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág.68.
34
Idem.
35
Ibídem. Pág. 112. También menciona el hábito de tomar de los rusos en general como razón de la existencia de
violaciones. Aún debe determinarse si lo mismo ocurre con otros ejércitos.
36
Tanaka, Yuki. Op. Cit. Pág. 101.
96
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
cialmente las animosidades entre serbios sexuales 39. En los casos de prostitución
y croatas, que han existido durante siglos, forzada, que constituyen una forma de
las que ocupan un lugar de importancia en violación, no debería descartarse comple-
el grado de violencia de esta guerra. Muy tamente el aspecto puramente sexual. Las
abusados por el gobierno serbio, la his- llamadas “mujeres confort” en Corea y los
toria del régimen ustasha funciona como burdeles que funcionaban en los campos
propaganda contra los croatas. Los us- de concentración en Europa del Este sirven
tasha eran los nazis croatas que lideraban como ejemplo de esta clase de violación.
el gobierno títere durante la guerra. Estos
Vínculos masculinos. En su carácter
asesinaron brutalmente a judíos, serbios y
generalmente público, la violación cumple
gitanos, en especial a los miembros jerár-
otra función. Puede ser percibida como
quicos de la Iglesia Ortodoxa Serbia. Los
la acción de compartir el botín de guerra,
serbios se vengaron al finalizar la guerra y
hecho que fortalece los vínculos exclusi-
los seguidores de Tito también se libraron
vamente masculinos entre los soldados.
de miles de adversarios. Esta historia, re-
La violación se transforma entonces en un
primida bajo el régimen de Tito, resurgió en
agente de unión entre los perpetradores40.
la década del ’90 y ahora funciona como
La fuerte presión psicológica de estar casi
una razón para la guerra.
continuamente preparado para el combate
Aspectos sexuales. Entre todos los in- físico inmediato es particularmente notoria
tentos de explicar la existencia y persisten- en presencia de otros soldados. Yuki Ta-
cia de la violación durante la guerra, no de- naka explica esto con más detalle: “El com-
beríamos olvidar los aspectos específicos bate violento establece una fuerte e íntima
del sexo. Desde luego, es un mito que la conexión entre los soldados, y la violación
violación tiene que ver con un impulso mas- en grupo es tanto un subproducto de esto
culino incontrolable, que debe seguir su como un medio a través del cual este vín-
curso y es inevitable. Esta teoría de “olla a culo se mantiene en otras situaciones que
presión” ha sido completamente desecha- no son la del combate”41. Los propios sol-
da 37. En general, y en particular durante dados admiten esta relación. Un veterano
una guerra, la violación tiene que ver con de Vietnam explicó lo siguiente:
el poder y el control. “No es una manifes- Sólo lo hacen [violar] cuando hay
tación agresiva de la sexualidad, sino más muchos hombres alrededor. Ya sa-
bien una manifestación sexual de la agresi- ben, los hace sentir bien. Se mues-
vidad”. Pero en ciertos casos, la violación tran unos a otros lo que son capaces
es para el agresor una gratificación sexual de hacer, ya saben —“Puedo hacer-
perversa38. Por ejemplo, mujeres somalíes lo”. No lo harían si están solos.42
en Kenia eran violadas tras haber sido ro-
badas sin ningún problema. Por lo tanto, no
La violación en el derecho internacional
puede ser sólo un medio para intimidar a
las víctimas, sino que es perpetrada espe- Convenciones de La Haya. Muy tarde
cíficamente contra las mujeres por razones se incluyó la violación en el derecho inter-
37
Seifert, Ruth. Op. Cit. Pág. 55.
38
Idem.
39
Thomas, Dorothy Q. y Ralph, Regan E. Op. Cit. Pág. 208.
40
Card, Claudia. Op. Cit. Pág. 7.
41
Tanaka, Yuki. Op. Cit. Pág. 107.
42
Brownmiller, Susan. Op. Cit. Pág. 107.
97
Revista de Estudios sobre Genocidio
nacional. Este delito no fue incluido sino contra las mujeres. De modo interesante,
hasta la Convención de Ginebra de 1949. en este enfoque la violación no estaría di-
Pero aun allí no está muy claro si la viola- rigida a las mujeres en particular, sino tam-
ción entra en la categoría de “infracciones bién a sus familias, en el sentido de miem-
graves”, lo cual garantizaría la sanción más bros masculinos. En esta interpretación, la
severa. Sin embargo, ya en las Convencio- violación no es un crimen de violencia con-
nes de La Haya se pueden observar ciertos tra la mujer, sino un crimen de honor. Pero
artículos que hubieran permitido considerar aun si consideramos que la expresión “ho-
a la violación como un crimen de guerra, nor de la familia” no es lo suficientemente
aunque sólo por inferencia. amplia como para incluir a la violación, la
Las dos Convenciones de La Haya de frase “convicciones y prácticas religiosas”
1899 y 1907 presentaban un enfoque único, también otorgaría a las mujeres el derecho
sin precedentes en el derecho internacional a la protección. Según Kushalani, “Todas
en lo que respecta a una guerra. La llamada las religiones censuran [un] atentado con-
Cláusula Martens estipulaba lo siguiente: tra el honor de las mujeres, y todas las
Los habitantes y los beligerantes prácticas religiosas de las anteriores civili-
permanecen bajo la protección y el zaciones han concedido un respeto espe-
régimen de los principios del derecho cial a las mujeres”45. Por muchas décadas,
de las naciones, tal como se derivan las Convenciones de La Haya fueron las
de los usos establecidos entre nacio- normas más importantes para regular el
nes civilizadas, las leyes de la huma- aspecto humanitario de la guerra.
nidad y los dictados de la conciencia La violación como crimen contra la hu-
pública.43 manidad. Como se pudo ver, la creación
Ésta reconocía, por consiguiente, la de la existencia de crímenes contra la hu-
existencia de ciertos principios humani- manidad se remonta a las Convenciones
tarios básicos que deben ser respetados de La Haya. La expresión apareció por pri-
bajo cualquier circunstancia, aun cuando mera vez en una declaración emitida por
no estén expresados en forma de tratado. Francia, Gran Bretaña y Rusia en mayo de
He aquí el antecedente de lo que más tarde 1915. Las tres potencias europeas protes-
sería llamado derecho humanitario, que se taron contra la masacre del pueblo armenio
halla por encima del derecho nacional. Se- a manos del ejército turco. La declaración
ría utilizado durante el Tribunal de Nurem- la censuró como:
berg posterior a la Segunda Guerra Mundial Crímenes contra la humanidad y
para ayudar a establecer la cláusula de “crí- la civilización por los cuales todos los
menes contra la humanidad”. Más específi- miembros del Gobierno turco deben
camente, el Artículo 46 dice lo siguiente: ser considerados responsables con-
El honor y los derechos de la fa- juntamente con los agentes implica-
milia, la vida de las personas (...) así dos en la masacre.46
como las convicciones y las prácticas El Estatuto del Tribunal Militar Interna-
religiosas, deben ser respetados.44 cional de Londres (1945), que fue utilizado
Podría interpretarse que la expresión en el Tribunal de Nuremberg, dio un paso
“honor de la familia” incluye la violencia adelante y definió por primera vez los crí-
43
Kushalani, Yougindra, Dignity and Honour of Women as Basic and Fundamental Human Rights, Martinus Nijhoff
Publishers, La Haya, 1982. Pág. 9.
44
Ibídem. Pág. 10.
45
Idem.
46
Ibídem. Pág. 14.
98
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
menes contra la paz y los crímenes contra y a otros que colaboraron con la ejecución
la humanidad. El Artículo 6 expresa lo si- de la misma. El estatuto también fue criti-
guiente: cado, especialmente por su carácter ex
Los siguientes actos, o cualquiera post facto (retroactivo). Transformó en deli-
de ellos, constituyen crímenes de la to algo que no era sancionable al momento
competencia del Tribunal, por los que de ser cometido.
habrá responsabilidad individual: Lamentablemente, el estatuto no hace
a) Crímenes contra la paz ... una mención explícita de la violación. El mo-
b) Crímenes de guerra, a saber: viola- tivo de esto es que, como ya fuera mencio-
ciones de las leyes o costumbres nado, los aliados también eran culpables
de la guerra. Tales violaciones in- de este delito. Los rusos, particularmente,
cluyen, y no sólo se limitan a, el no estaban dispuestos a aceptar una acu-
asesinato, el maltrato o la deporta- sación explícita de violaciones durante la
ción con fines de esclavización, o guerra, basándose en su temor de que la
con cualquier otro propósito, de la defensa de los líderes nazis alemanes la uti-
población civil de un territorio ocu- lizarán en su contra. Pero la formulación da
pado o que se encuentre en él … lugar a interpretar que las disposiciones in-
c) Crímenes contra la humanidad, a cluyen la violación. Las frases “maltrato” de
saber: el asesinato, el exterminio, la población civil bajo crímenes de guerra
la esclavización, la deportación y y “otros actos inhumanos” bajo crímenes
otros actos inhumanos perpetra- contra la humanidad ciertamente permiten
dos contra cualquier población ci- la inclusión de la violación. Pero la violación
vil, antes de una guerra o durante no fue en realidad un tema a considerar en
la misma, … sea o no en violación el Tribunal de Nuremberg. Los fiscales es-
de la legislación interna del país en taban más interesados en los experimen-
el que hayan sido perpetrados. tos biológicos que despiadados médicos
Los líderes, organizadores, instiga- llevaron a cabo con “conejillos de Indias”
dores y cómplices que participen en humanos. El Estatuto de Tokio para el Tri-
la concepción o ejecución de un plan bunal Militar Internacional para el Extremo
común o conspiración para cometer Oriente de 1946 contenía exactamente las
cualquiera de los crímenes anterior- mismas disposiciones.
mente descritos son responsables
por todos los actos perpetrados por Ley Nº 10 del Consejo Aliado de Con-
cualquier persona en ejecución de ta- trol. A simple vista, la Ley Nº 10 del Conse-
les planes.47 jo Aliado de Control de diciembre de 1945
Estas disposiciones eran revoluciona- parece ser menos relevante. Permitió cas-
rias en diversos aspectos. En primer lugar, tigar a criminales de guerra y otros delin-
el estatuto reconoce la responsabilidad de cuentes en Alemania, que no habían sido
los individuos. Por lo tanto, la habitual de- procesados en el juicio de Nuremberg, fun-
fensa de haber actuado bajo las órdenes damentándose en la misma promulgación.
de un oficial superior fue descartada. En De manera interesante, avanza en la inter-
segundo lugar, no sólo acusaba a los ver- pretación del Estatuto de Londres y se hace
daderos criminales, los que pusieron sus más explícita. Esta ley manifiesta que:
manos sobre las víctimas, sino también a 1. Se reconocen como delitos cada uno de
los “cabecillas” que concibieron la política los siguientes actos:
47
Ibídem. Pág. 15.
99
Revista de Estudios sobre Genocidio
48
Ibídem. Pág. 27.
49
Ibídem. Pág. 40.
50
Ibídem. Pág. 42.
51
Acerca de la violación como una cuestión en el Tribunal de Tokio, véase Meron, Theodro. “Rape as a war crime
under internacional humanitarian law”, en el American Journal of Internacional Law, Vol. 87, 1993. Pág. 426.
100
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
52
Kushalani. Pág. 44.
53
Rhonda Copelon, “Surfacing gender: reengraving crimes against women in humanitarian law”, en Nicole Ann Dom-
browski, ed., Women and War in the Twentieth Century: Enlisted Without our Consent, Garland Publishing, Nueva
York, 1999. Págs. 335-340. Rhonda Copelon, “Surfacing gender: reconceptualizing crimes against women in time
of war”, en Alexandra Stiglmayer, ed., Mass Rape: The War Against Women in Bosnia-Herzegovina, University of
Nebraska Press, Lincoln, 1994. Págs. 199-203.
54
Kushalani, Yougindra. Op. Cit. Pág. 53.
101
Revista de Estudios sobre Genocidio
55
Ibídem. Pág. 54.
56
Ibídem. Pág. 56.
57
Ibídem. Pág. 57.
58
Para un buen panorama histórico, véase Stiglmayer, Alexandra, “The war in the former Yugoslavia”, en Stiglmayer,
Alexandra. (ed.), Mass Rape: The War Against Women in Bosnia-Herzegovina, University of Nebraska Press, Lincoln,
1994. Págs. 1-34.
59
http://rights.amnesty.org/group/balkans/rapecrime.html (22 de febrero de 2001).
60
Philipose, Liz, “The laws of war and women’s human rights”, en Hypatia, Vol. 11, 1996. Pág. 48.
102
Un elemento del genocidio: violaciones, guerra total y derecho internacional en el siglo XX
61
Ibídem. Pág. 49.
62
Ibídem. Págs. 47 y 56.
63
http://www.nytimes.com/apoline/world/AP-War-Crimes-Rape-Camps.html (22 de febrero de 2001).
103
INFORMACIÓN DE COLABORADORES
Wardatul Akmam
University of Tsukuba, JAPÓN / akmam@jsrsai.envr.tsukuba.ac.jp
Paul Bartrop
Bialik College, Victoria, AUSTRALIA / bartrp@bialik.vic.edu.au
Thomas Cushman
Wellesley College, EEUU / tcushman@wellesley.edu
Henry R. Huttenbach
The City College of New York, EEUU / huttenbach@aol.com
Cristoph Schiessl
Wayne State University, EEUU / af5556@wayne.edu
Figueroa Ibarra
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, MÉJICO / carlosfigueroaibarra@yahoo.com.mx
PRESENTACIÓN DE COLABORACIONES
INSTRUCCIONES PARA LOS COLABORADORES
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pone que el material es inédito. En caso contrario, los artículos deberán estar autorizados para su publicación por sus
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ticas a trabajar.