El alcoholismo es una enfermedadque no solamente afecta al sujeto
que la padece sino también a quienes forman parte de su círculo afectivo, sobre todo su esposo/a e hijos, si los tiene. Nos detendremos en la relación que existe entre padres e hijos y en qué consecuencias puede traer el alcoholismo en ella. Según lo expresa Margaret Cork, quien ha estudiado detenidamente el tema, en la infancia el individuo adquiere el sentido de seguridad y autoestimay, de acuerdo a cómo construya ambos, desarrollará una capacidad más o menos directa para enfrentar los complejos problemas que le tocan; es a partir de su relación con sus padres o tutores como construye la confianza en sí mismo y en los que le rodean. Si los niños crecen en un ambiente donde el alcohol se halla presente, el nido en el que se eduque será absolutamente desintegrado en el que reinen la ansiedad, el dolor y el remordimiento; de este modo, los niños adquirirán conductas de adultos inestables, se endilgarán a sí mismos responsabilidades que no les corresponden y desarrollarán cualidades propias de los alcohólicos, la mentira y la manipulación, sobre todo. Al llegar a la edad adulta, los hijos de padres alcohólicos, si no han trabajado sobre el foco del problema con ayuda de un terapeuta suelen tener actitudes nocivas contra ellos mismos. Dado que han tenido una infancia impregnada de actitudes críticas y de culpabilidad, su adultez no suele escapar a ellas y manifiestan una clara baja autoestima que los lleva a decidirse por dos caminos opuestos: hacer lo mismo que sus padres, que sus modelos (volverse alcohólicos) o entregarse a una vida de negación, intentando convertirse en personas de éxito y escondiendo sus problemas de autoestima.