El Perú Pre colombino cobijaba una cultura milenaria y autónoma que desarrollaron una
sus instituciones en el medio natural a lo largo de 10,000 años de historia. Estas afirmaciones son
aproximaciones ya que en la cultura peruana no poseyó un sistema de escritura que permita
realizar un análisis de un sistema penal positivo. Culturas como Nazca, Paracas, Tiahuanaco,
Chimú, Mochica, Vicus, entre otras no dejaron testimonio explícito del eventual derecho punitivo
que pudieran haber tenido (VILLA STEIN, 2008: 58).
Estos primeros pobladores al elaborar nociones acerca del delito y la pena, lo hicieron
íntimamente ligado a la religión y la moral. En el antiguo Perú se pensó que la ley era una
emanación divina. Pero también cuando estudiamos el derecho en los pueblos primitivos tenemos
que diferenciar lo que es costumbre y lo que es una norma jurídica. Aquello que se vio hacer por
primera vez y se aceptó como conforme y se repite “costumbre” y se convierte en regla de
costumbre para el futuro y su desconocimiento suscita al rechazo del conglomerado social.
Las leyes penales del imperio incaico eran muy drásticas por que se le equiparaba con el
inca, toda violación de la norma era una acción u omisión inferida contra él y con su señorío por
lo que la sanción debería ser ejemplarizadora. A veces se llegó a extremos pues las penas podían
ser desde represión de la libertad al delincuente hasta el asolamiento del pueblo al que pertenecía.
Lo que en realidad se buscaba era proteger al estado y con él al inca, es porque la mayoría de
delitos eran de carácter público. El inca era el juez supremo y en su ausencia era el curaca que
lo reemplazaba, y en un solo acto se realizaba el juzgamiento con asistencia de testigos.
La sentencia era inmediatamente ejecutada, en el incanato no existía un catálogo de
delitos lo que implicaba que las normas eran de carácter general y que no existía la concordancia
entre delito y pena, muchas veces los delitos leves eran sancionados y viceversa lo que
generalmente dependía de la naturaleza económica del daño causado. Era de carácter preventivo
solo buscaba a la represión individual del delincuente sino que buscaba intimidar a la sociedad.
La institución fue introducida por los españoles en ese continente, estableciéndose después
instituciones diversas como las encomiendas, mitas y yaconazgos y demás formas limitativas de
la libertad. Máximo representante de la tendencia unificadora es el extremeño JUAN DE
OVANDO, quien trato por diversos medios la creación de un código único. Esta aspiración casi
se realiza cuando ocupó el cargo de presidente del consejo de indias, elaborando un proyecto
(proyecto Ovando) en donde se ponía termino al dualismo jurídico y se abolía el sistema de las
consignaciones que eran las causantes de abusos coimas y corrupciones en la administración de
justicia por parte de caciques y jueces españoles.
Fuentes bibliográficas
PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho Penal. Estudio Programático de la Parte General. Grijley,
Lima, 1999.
VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal – Parte General. Grijley, Lima, 2008.