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Nota Periodística 1

Alrededor del día de la primavera de este año, hablamos con Amado Hezze, acerca de su té y de
su método para el tratamiento de enfermedades inmunológicas. Quedaron preguntas sin hacer,
que en esta nueva charla, intentaremos realizar.

P.: Quiero agradecerle nuevamente, la posibilidad que me brinda, de conocer sus ideas para
compartirlas con nuestros lectores.
A.H.: El agradecido soy yo, ya que se hace eco en divulgar lo que se dio en tierra catamarqueña
y que está orientado a aliviar el dolor de nuestros semejantes.

P.: Don Amado, se que sus ideas respecto a las enfermedades y a sus tratamientos, es muchas
veces opuesto a los tratamientos convencionales y se que esto le trajo algunos problemas. ¿Es
así?
A.H.: Si, es así. Lo que sucede, y creo que este es el punto crítico del problema, es que los
médicos en general, creen que pretendo tomar el lugar de ellos frente a un enfermo y no hay
nada más equivocado que esta idea. Jamás pretendí tomar el lugar del médico, porque no soy
médico y jamás dejé de aconsejar a la gente enferma, que se ponga en manos de médicos, no de
curanderos, ni de brujos. Eso si, que busquen médicos sin anteojeras.

P.: ¿Cómo médicos sin anteojeras?


A.H.: Si, que no usen anteojeras. Que tengan un criterio amplio, en los tratamientos que dan a
sus pacientes y que no se limiten estructuralmente a la formación básica-académica que les dio
la facultad antes de otorgarles el título. Que no den tratamientos cuando saben que su
efectividad será dudosa o nula, pensando sólo en los premios que recibirá de la farmacia o de los
laboratorios. Que actualicen sus conocimientos permanentemente, para brindar un servicio más
eficiente a quienes lo necesitan. Como ves, lo mío está más cerca de la filosofía o ética, que de
la medicina.

P.: Pero usted aconseja que no coman productos de origen animal, que tomen tal o cual té, para
tal o cual enfermedad, eso, ¿no es ejercicio ilegal de la medicina?
A.H.: Yo creo que no. Si aconsejara remedios farmacológicos, drogas sintéticas, compuestos
químicos, si; pero darle a conocer a una persona, enferma o sana, que el llantén, es
desinflamante y que puede ser usado en una hepatitis, como dicen los chinos desde hace miles
de años y los libros de plantas medicinales, creo que está muy lejos de ser considerado, ejercicio
ilegal de la medicina. Sería lo mismo, con ese criterio, que para tomar un té de boldo o de tilo,
en cualquier confitería, necesitemos la autorización de un médico. Creo que el ejercicio ilegal de
la medicina, está orientado fundamentalmente, a cuando una persona que no es médico, da
medicamentos farmacológicos vinculados a la medicina alopática. Yo jamás hice esto, es más,
creo que la mayoría de los productos farmacológicos que usa la medicina tradicional, arreglan
una cosa, pero deterioran otra. En cuanto a los productos de origen animal, ¿quién no sabe que
son tóxicos? Sólo un ciego puede no ver su toxicidad. Si decirle a una persona que deje por un
tiempo de consumir toxinas, es ejercicio ilegal de la medicina, tendrían que estar todos presos,
lo que dicen, no a las drogas.

P.: ¿Por qué cree, que todavía hay médicos que se oponen a sus ideas?
A.H.: No se, habría que preguntarles a ellos. Pero te quiero aclarar algo. La mayoría de las cosas
que yo sostengo, no me pertenecen. Cuando digo, que a la fiebre generalizada, no se la debe
combatir, pero si tratar, como lo hacían nuestros tatarabuelos, no estoy diciendo nada nuevo,
Parménides, algunos siglos antes de Cristo, decía: “Dadme un elemento para generar fiebre y
curaré cualquier enfermedad”. Aconsejarle a un adulto que no tome leche, es decirle lo mismo
que está en el Antiguo Testamento, cuando se habla de la tierra prometida, que da leche y miel.
Leche para los chicos, por los promotores de crecimiento que posee y miel para los adultos,
porque contribuye a darles serenidad en su vejez. Creo, que no hay nada original en todo lo que
digo. Decir que una enfermedad inmunológica aparece únicamente, después que se enferma el
alma o la psiquis, tampoco es nuevo; los primeros cristianos aseveraban esto. A todo esto lo
aclaré muchas veces, pero cada uno escucha lo que quiere oír y ver lo que quiere ver.

P.: Pero usted sigue despertando polémicas por todo lo que dice y hace.
A.H.: “Ladran Sancho, señal que cabalgamos” tendría que ser la respuesta. Ladran aún, los que
no entienden, las elementales leyes biológicas que nos rigen, como partes vivientes de la
Naturaleza. Ladran los que todavía creen, que el hombre es tan solo un cuerpo físico y no
pueden aceptar, que una enfermedad como un cáncer, se haya iniciado por un estado emotivo en
nuestra alma. Ladran los que creen que el negocio de la salud, aceptando estas elementales
cosas, puede entrar en crisis y ellos verse económicamente perjudicados. Si no hay una apertura
de conciencia, es difícil que dejen de ladrar.

P.: ¿Por qué sigue en esto, don Amado? Aparentemente, esto le trajo más problemas que
alegrías, es así?
A.H.: En parte es así. ¿Vos recuerdas, la reacción de las autoridades sanitarias, cuando la prensa
publicó lo del té milagroso? Lo menos que me decían, es que era un chanta. Hubo médicos que
llegaron a afirmar, que el cáncer y el sida, son enfermedades incurables. Llegaron a justificar a
los curanderos. Realmente daban pena. Muy pocos se acercaron a preguntarme de que se
trataba. Hasta el día de hoy, están buscando el mínimo error que pueda cometer, para
eliminarme de escena. Aparentemente, les molesta sobremanera el enfoque que tengo, que no
me pertenece, de la enfermedad y de la salud y más aún, que hayan sido publicado
periodísticamente los logros obtenidos, en enfermedades que ellos nunca lograron una remisión.
Este enfrentamiento, las oraciones, el apoyo de la gente, las remisiones que vi durante años, me
dieron las fuerzas necesarias para seguir luchando y demostrando, que las enfermedades, en
general, no son otra cosa, que pruebas que La Vida, periódicamente nos somete, para nuestra
evolución, física y espiritual como especie, donde quedan los aptos, los que pasan la prueba,
eliminándose el resto. Lo mismo que en una escuela. También dije, que los medicamentos para
nuestra cura deben estar cerca nuestro. La Naturaleza, jamás nos desampara, porque somos parte
de ella. Si los esquimales no padecen colesterol, con toda la grasa que diariamente ingieren, ni
cáncer, es porque en su zona, no existen los elementos para su cura. Quizás lo más fuerte que
dije, es que el cáncer, es una enfermedad pasajera, que no mata a nadie. Que lo que termina
matando a los enfermos, dándoles una pésima calidad de vida, son los tratamientos a que los
someten, sabiendo de antemano, que la acción farmacológica del producto, es dudosa en el
tratamiento de esa enfermedad.

P.: Conozco su postura respecto a la quimioterapia, pero igual es fuerte escuchar, que el médico
que la aplica, de antemano, sabe que no va a funcionar en la mayoría de los casos.
A.H.: Se que es fuerte. Se que el paciente, por no tener la suficiente información de los médicos
que lo tratan, se aferra a la quimioterapia y a los rayos, porque cree que son los tratamientos
indicados para curar su mal. Lo mismo que un chico con sida, que no deja los antiretrovirales,
porque cree que dejándolos, va a morir. La mayoría de las veces, le ocultan al enfermo, que la
quimioterapia y los rayos, sólo son terapias paliativas, no curativas, en los tratamientos
oncológicos. Menos aún, informarle de otras terapias, menos agresivas y más efectiva que sus
tratamientos. No conozco a nadie, que cambie la calidad de vida, por vivir supuestamente un
día más, aullando de dolor.
P.: ¿Ud. cree que el enfoque médico cambiará en el futuro, respecto a los tratamientos de
enfermedades inmunológicas?
A.H.: El futuro es hoy. En el año 2000 lo dije y en alguna parte debe estar escrito, que me estaba
adelantando en el tiempo, alrededor de cinco años. Estamos en el año 2005. Observa a tu
alrededor y verás los cambios radicales que se están llevando a cabo en la medicina. Hoy es
normal, escuchar decir a un médico, que debe levantar el sistema inmunológico para tratar un
cáncer. Antes del 2000 decía exactamente lo contrario, o no le daba la importancia que hoy tiene
este elemento. Con la fiebre pasó lo mismo. Hoy, por suerte, no se la combate como en esos
años. Cuando antes del 2000 les decía que debe existir una medicina o terapia energética, que
logre armonizar las corrientes sutiles de nuestro cuerpo, me decían que estaba loco. Hoy es una
realidad. Lo que si te puedo decir, para redondear tu anterior pregunta, es que la alegría que te
da un enfermo “terminal”, cuando recupera su salud, es contagiosa y te hace sentir útil y feliz,
en tu puesto de lucha.

P.: Amado Hezze, tan polémico como siempre. Visionario o loco, vive en Andalgalá desde
siempre, rodeado por el respeto y afecto de la gente.

Andalgalá, 15/10/05. Luis Garelli

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