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ENSAYO SOBRE DIOS IGLESIA Y RELIGION PARA FOUCAULT.

Foaucault desarrolla la teorías del sueño de un hombre divinizado, propio del siglo
XIX, esto es, un hombre sujeto de su propia conciencia y libertad, llega a su fin con la
afirmación Nietzchiana de la muerte de dios y el concepto de superhombre. Con estos
planteamientos, Nietzche y el autor rompen la ligazón del hombre con la imagen de
dios1

De hecho, cuando el hombre es entendido como sujeto de su propia conciencia y de


su propia libertad, encarna en cierto modo la figura del Dios perdido. Foucault, al igual
que Nietzsche, observa esta metamorfosis de la idea de Dios en el pensamiento del
siglo XIX y la describe como una teologización del hombre (1991)2

Una de las tesis fundamentales de Michel Foucault: "el poder no está por fuera del
hombre". El poder se encuentra en el hombre mismo, en su existencia como tal, no
está por fuera de él, no es algo sobrenatural o externo que lo domina o subyuga,
acogiendo la teoría de la creación y muerte de Dios por Nietzsche, quien fuera su más
directa influencia, y en esta misma perspectiva, Foucault concibe un a priori histórico
sin sujeto, implicando la idea de la “muerte del hombre” o antihumanismo. Después
de la creación y “muerte de Dios” por el propio hombre anunciada como ya se dijo por
Nietzsche. El hombre, como sujeto racional y consciente para Foucault tampoco
existe; la realidad ni siquiera gira en torno al hombre, que se entendió reemplazaría al
Dios muerto, sino que, ni siquiera éste resiste el embate de sus propias pasiones,
por eso requiere de su vigilancia y control, del encausamiento engañoso de la
religión y el estado siendo estas para el autor las estructuras que lo aniquilan ( de ahí
se desarrolla su obra y frase célebre “la muerte del hombre”)

La Religión que critica Nietche y Foucault, se presenta como una escapatoria, una
ilusión que cubre los ojos al individuo, a su única realidad. Tal aseveración es sin
duda, de algún modo, para muchos razonable y cierta, y sin embargo para muchos
muy superficial, es necesario entonces desarrollar la idea de esta concepción
mediante la puntualización de conceptos fundamentales. El mal de la sociedad es
hacer al hombre presuntuoso e incapaz de reconocer su realidad, su miseria, su
propia locura, y es el hombre quien se encarga de engañarse a si mismo, de
esconderse y no permitir mostrar su razón dentro su propia locura; la religión y la
iglesia, han fundado en base a permitir al hombre insultar a su prójimo antes que
lanzarle una piedra, es decir, de ocultar sus pulsiones, de mantenerlo en cierta forma
controlado y vigilado y uno de los recursos que ha utilizado es para el, la necesidad
de crear una figura todopoderosa, que se encuentra por encima de la naturaleza y

1
http://www.herramienta.com.ar/herramienta-web-9/foucault-marx-y-el-marxismo-un-balance-
provisorio ) Herramienta debate y critica marxista.

2
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22012005000100015&script=sci_arttext LA FRASE DE
FOUCAULT: “EL HOMBRE HA MUERTO”
razón humana, con la intención de hacer tolerable el sentimiento de indefensión del
hombre dentro de la sociedad y el mundo.

Foucault después de divinizar al hombre y matarlo por su misma “locura negada” junto
a su debilidad, concluye luego de sus estudios que es un sujeto que es válido ante la
sociedad a partir del disciplinamiento la vigilancia y el castigo usando las
instituciones, los valores, los modelos educativos, la religión y la iglesia como lo
deja plasmado en su libro “Vigilar y Castigar”, en este libro muestra cómo y de qué
forma ciertas estructuras disciplinarias se han instalado y aceptado
legítimamente en nuestro modo y habitad de trabajo, de estudio y de sanción3
cumpliendo la influencia religiosa un importante espacio de persuacion al ir de la mano
con las leyes morales –sociales.

Foucault a diferencia de la gran mayoría, en su discurso no le quita a la “locura” y las


pasiones desenfrenadas del hombre, su voz cuando ésta se deja escuchar como
fuente de conocimiento, sino mas bien exalta su calidad dentro de la misma razón; en
la cita: “Rechazar esta sinrazón” que es el signo mismo de su estado, es privarse para
siempre de utilizar razonablemente su razón.” (Historia de la locura, p.30), nos muestra
como el hombre es quien rechaza a la locura como parte de la verdad, la esconde
y no la hace parte de una adecuada forma de pensar ni de vivir.

Para lograr un fin tan urgente como lo fue y ha sido en la historia lograr esconder a la
locura ha sido necesario ir hasta la fuente, hasta los locos, mediante su reclusión.
Los locos son excluidos junto con el resto de las figuras de la sinrazón como lo son
el ladrón, el mendigo, la prostituta, el libertino, al constituir cada una de ellas una
específica amenaza para los pilares fundamentales de la racionalidad moderna: el
sistema económico, la moral. La religión, como pilar de dicha racionalidad
encausadora moderna, ha actuado también en colaboración de esta idea ya muy
antigua de exclusión, por ejemplo, alejando a los leprosos de la sociedad,
recordándoles el dolor de su enfermedad, separándolos socialmente pero
alimentando la fe de su espíritu. “Aunque se retire al leproso del mundo y de la
comunidad de la Iglesia visible, su existencia, sin embargo, siempre manifiesta a Dios,
puesto que es marca a la vez, de la cólera y de la bondad divinas” (Historia de la
locura, p. 8) Aquí, vemos cómo es el mismo hombre quien abandona al enfermo, pero
a la ves le reitera que su miseria es parte de su salvación, y la exclusión es
finalmente una forma diferente de comunión.

Dentro de la posibilidad de una sociabilidad de los individuos, es necesaria la creación


de métodos que tengan como fin domar, por así decirlo, las pulsiones thanáticas del
hombre, aquellas que le enseñan desde su niñez a convivir con sus semejantes, se
acuden a restricciones que permitan un buen vivir, que aplaquen la hostilidad propia
del individuo.

3
http://literaturayfilosofia.wordpress.com/michel-foucault
La religión contradice la propia naturaleza humana con la negación de la propia
locura, como dice Foucault, es perder la opción de encontrar el sendero único de la
sabiduría, así lo escribe en La historia de la locura: “Pero este sendero, aún cuando la
candela que promete no es sino un espejismo y una locura renovada, es sin embargo,
en si mismo el sendero de la sabiduría, si se le sigue a sabiendas de que es
justamente el de la locura.” (p. 30).

La religión, como dije antes, es esa ilusión que nos cubre los ojos a la realidad y
que además nos proporciona tranquilidad y bienestar agrupándonos como
iglesia; pero al mismo tiempo desarrolla en el individuo una angustia ya que
también vigila, juzga y reprime los deseos y pulsiones del individuo. Es
únicamente la sociedad quien mediante las reglas que ha ido imponiendo su cultura ha
conseguido para el hombre una vida con suerte de ilusión, una que no deja ver la
realidad que le ha sido negada. La sociedad ha sido la creadora de las normas que se
supone están en pro de la felicidad de los humanos, pero son estas mismas normas
las que a la larga les produce insatisfacción, el hombre se siente amenazado y a la ves
impotente, reprimido; y la religión ha sido una de las principales y más eficaces ideas
para conseguir el diciplinamiento so pena de un castigo (aislamiento – infierno –
prisión)

En una de sus principales obras "Vigilar y Castigar" demuestra como el


"panoptismo" (vigilancia) propio de la arquitectura carcelaria no solamente opera en
ese espacio para observar los movimientos de los presos desde cualquier ángulo sino
que fundamentalmente el panoptismo es una arquitectura de control social que se
reproduce no solo en la planta de producción sino en una progresiva cuadriculación y
compartimentación de los espacios sociales donde se involucra la iglesia y la religión
como formas de control ideológico.

NELSON GONZALEZ CORREDOR.

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