Ramsis Ghazzaoui
Introducción
Profesor de Derecho Administrativo en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Caracas,
Venezuela. Profesor en la Maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Católica Andrés
Bello (UCAB), Caracas, Venezuela. Profesor invitado en la Maestría en Estudios Constitucionales y
Comparados de la Universidad de Carabobo, Valencia, Carabobo, Venezuela y en la
Especialización en Derecho Constitucional de la Universidad Arturo Michelena, Valencia,
Carabobo, Venezuela. Email: rghazzao@ucab.edu.ve
el austríaco Hans Kelsen, en el sentido de pretender una ciencia del derecho
absolutamente ayuna de la ideología. Sostener esto, implicaría una falacia
difícilmente defendible: el ser humano se encuentra en un plano absolutamente
ajeno a toda realidad que pueda influir en él y por tanto el derecho puede ser
correctamente ubicado dentro de un voluntarismo intercambiable que se refleje en
la norma jurídica. Partimos pues, de la premisa del error epistemológico del
positivismo jurídico.
Sin embargo, el error que hemos referido, el cual resulta esencial en el desarrollo
de este artículo, se ha intentado deslastrar, procurando colocar de relieve
precisamente la premisa contraria, esto es, que el derecho no tiene nada que
hacer con el entendimiento del hombre, lo cual quizás sería tarea de otras ciencias
pero no de la nuestra, y que todo lo más, el derecho ha de ocuparse sencillamente
de la paz social, en pocas palabras, ha de tratar de buscar la manera en que los
hombres no se dañen entre sí, y para esto no es necesario acudir a otros saberes
distintos a la mera técnica jurídica normativa, y de pronto a un toque de
voluntarismo legislativo como antes señalamos. Este argumento, sólo sirve para
confesar más contradicciones, pues ¿Cómo puede entenderse la paz social,
objetivo de una ciencia supuestamente pura, sin entender al hombre que gozará
de dicha paz?
En efecto, sí podría entenderse pero sólo forzosamente, es decir, destruyendo el
mismo concepto de ciencia jurídica, que como mencionábamos es netamente
social. Se trataría sin más de sustituir la rigurosidad intelectual que ha de
caracterizar una ciencia, por la voluntad de un grupo con suficiente poder para
poder sustituir la verdadera ciencia, y querer convertir en paradigma algo que ni
siquiera aguanta el más mínimo análisis serio, todo lo cual sería peor si se tratase
de una única persona con vocación autoritaria.
Ahora bien, el entender correctamente al hombre, punto fundamental para un
encuadramiento justo de un sistema constitucional completamente humano, pasa
obviamente por entender ¿qué es el hombre?, ¿cómo debe llevar a cabo sus
relaciones con todo lo que le rodea en orden a que viva armónicamente consigo
mismo y con los demás? ¿Qué características debe tener todo sistema que rija
estas relaciones para cumplir la condición de ser verdaderamente humano? Estas
y muchas otras preguntas, no se encuentran lejos del derecho, como podría
pensarse, sino que por el contrario, constituyen la piedra angular en torno a la cual
ha de construirse un sistema jurídico serio, que se precie verdaderamente de
científico, al entender previamente en todas sus dimensiones el objeto de estudio.
Este prius metodológico, debe por tanto, tener su lugar medular en este artículo.
El lugar esencial que le va a ser dado al mismo hombre dentro de estas líneas, va
a estar marcado precisamente por la constante interrogante sobre la filosofía del
carácter vinculante de la jurisprudencia constitucional. Es obviamente nada más
que una rozada sobre la necesidad de que el hombre en toda su dimensión
ontológica, la cual imbuye toda su realidad existencial, sea no solamente partícipe
en la construcción del sistema jurídico, sino que sea esencia del mismo, realidad
verdaderamente palpable. Esta necesidad que huelga por ser satisfecha, la cual
en el presente no puede ser abordada sino respecto al tema propuesto, pero que
debe ser objeto de estudio específico, se particulariza en la materia que será
abordada, en que esta vinculatoriedad liga al operador jurídico a entender la
Constitución de una modo concreto, generando respuesta a las preguntas arriba
planteadas.
Como puede preverse, una inadecuada respuesta a estas interrogantes
estructurales , las cuales se resumen en la respuesta a ¿Qué es el hombre para el
sistema jurídico?, no generarán una inconstitucionalidad formal, pero sí de facto,
dentro de una realidad ávida por entender al hombre en su dimensionalidad real,
es decir, en clave de respeto los unos por los otros, de ayuda mutua en nuestras
necesidades, considerando que pueden ser en cualquier momento las nuestras,
de utilización del sistema jurídico para reivindicar verdaderos derechos y no
ocurrencias de una moda pasajera, o a lo más nada sólidos. Todo esto, y muchas
otras premisas, deberán constituir la brújula de un sistema jurídico modelo a nivel
universal, que se caracterice no por respuestas de compromiso, sino por
respuestas sólidas, en lo que a lo largo de los siglos ha probado objetivamente ser
lo más bondadoso.
En este marco, lo que aquí entendemos como más bondadoso es algo muy claro y
profundo, no objeto ni sujeto de manipulaciones, se trata de una dicotomía
extrapolable al campo jurídico sobre todo constitucional, es simplemente la
contraposición libertad-libertinaje. Entonces, aquello que es más bondadoso
dentro de las ciencias sociales en general y el derecho en particular, es lo que
propicia una verdadera libertad.
Es pues de la esencia de todo lo hasta ahora apuntado, que esta libertad
auténtica debe ser entendida no como configuración jurídica de la voluntad
particular y caprichosa de un grupo, aunque este pueda ser considerado en
oportunidades, según el sano juego de la democracia, como mayoría, sino como
criterio impersonal, superior al Estado de Derecho mismo y como tal lo identifica y
lo llena de contenido, según el cual todos tienen los mismos derechos debiendo
cada individuo respetar los derechos de los demás, y que por encima de todo
nadie tiene derecho de atentar contra los derechos y deberes inmanentes a su
propia persona y naturaleza.
Este principio tiene como corolario lógico que para que un derecho se entienda
como legítimo, es decir, pasible de tutela jurídica sin ser repulsivo a los sistemas o
subsistemas sociales e individuales objetivamente considerados, ha de referirse a
todas aquellas necesidades del ser humano en cuanto tal en sentido amplio, sin
que sea una reivindicación individual o grupal de carácter relativamente novedoso
y que las razones por las cuales se reivindica, provengan del mencionado
individuo o grupo de un modo casi exclusivo, sin ser compartidos en abstracto por
el todo social de modo unánime. Esto que acabamos inmediatamente de apuntar,
constituye una parte esencial del sistema jurídico, sin embargo como dijimos
anteriormente, por esta vez sólo podrá ser apuntado al específico tema que nos
ocupa, correspondiendo para otra oportunidad su desarrollo específico.
Todo lo anterior, es introducción necesaria y marco propicio para la adecuada
comprensión de nuestro tema, el cual como pretendimos dejar claro, constituye
una parte verdaderamente importante para el sistema jurídico constitucional en
particular, y por esta vía, para conseguir una respuesta más certera sobre qué
debe perseguir en general y en particular el derecho. Así podremos convertirnos,
finalmente, en verdaderos agentes en la realización teórica y práctica de una
ciencia del derecho que verdaderamente sea útil al ser humano, y para ser tal
debe sin miedo impregnarse de la axiología necesaria a tal propósito.
Dentro de esta filosofía, abordaremos en primer lugar el concepto de
jurisprudencia constitucional en sus aristas más importantes, en segundo lugar se
tratará el importante tema del por qué de este carácter vinculante, es decir su
fundamento, luego nos ocuparemos de extraer las consecuencias derivadas de
modo muy general de este pequeño estudio de la cuestión que intitula este
artículo. Finalmente estableceremos algunas conclusiones.
¿Qué se entiende por jurisprudencia constitucional?
La aclaración previa del concepto de jurisprudencia constitucional constituye en
este caso, según lo aconseja la mejor metodología, una base sólida para el
posterior tratamiento de las cuestiones que anteriormente adelantábamos, pues
sin haber enmarcado nuestro objeto de estudio principal, no podremos entender
plenamente respecto a qué se establece el carácter vinculante, y por lo tanto, no
podríamos desentrañar el por qué este tema resulta tan trascendental para el
Estado de Derecho. En fin, si el presente estudio no principia por donde debe, nos
daríamos cuenta al concluirlo que todo el esfuerzo investigativo emprendido
quedaría echado a saco roto, o a lo más constituiría una dispersión de ideas sin la
compactación lógica necesaria, o aún peor, no tendría la solidez académica
necesaria para generar interés legitimo en él.
Para realizar de la mejor manera la tarea arriba señalada, dividiremos este
capítulo en cuatro acápites que tocarán estos temas: 1- El origen, 2-
Características fundamentales, 3- Distintos métodos para establecerla, y
finalmente, 4- Su concepto.
1. Orígenes de la jurisprudencia constitucional
Los orígenes del concepto de jurisprudencia constitucional, pueden ir
acompasados por el mismo origen de un cambio de paradigma trascendental, que
ha cambiado sin lugar a dudas la historia del Derecho Constitucional, es más, le
ha dado nacimiento a una parcela de la ciencia del derecho que ya no constituirá
más política sino derecho. Nos referimos ni más ni menos, al paso de una
Constitución programática a una Constitución normativa. Este paso, como se
sabe, fue producto de un despertar individual y colectivo respecto a la dignidad
fundamental del ser humano, lo cual por supuesto paso por una serie de
revoluciones del status quo establecido, que implicaron como bien recoge la
historia sangre, sudor y lágrimas de parte de los promoventes de las mismas, pero
que generaron un nuevo modo de entender las relaciones humanas.
Este fenómeno, que por supuesto se desenvuelve dentro del marco general de la
existencia temporal del hombre, tiene para el derecho un matiz muy particular, que
cambiará para siempre la clave de lectura del derecho desde sus fundamentos. Se
trata de que en un contexto de relaciones cada vez más tirantes con el Poder, el
cual acostumbraba a violar los derechos de sus súbitos sin ulteriores
consecuencias trascendentes, se haya podido lograr mediante un hastío en dichas
relaciones y un conjunto de cambios no pacíficos, una verdadera y plena
Constitución. Estamos hablando como se dijo antes de una Constitución normativa
y plenamente jurídica.
La importancia de este cambio nos las describe Eduardo García de Enterría
citando a su vez a Kaegi con estas palabras: “…La Constitución jurídica
transforma el poder desnudo en legítimo poder jurídico. El gran lema de la lucha
por el Estado constitucional ha sido la exigencia de que el (arbitrio) government by
men debe disolverse en un (jurídico) government by laws.” 1 Pero como si fuese
poco, el mismo autor establece como aserto claro y lapidario de cualquier duda
sobre la trascendencia de esta conquista la siguiente frase: “…De este modo, esta
técnica aparentemente formal de la decisión colectiva ha resultado
indisolublemente vinculada al pensamiento iusnaturalista material de unos
derechos innatos o preestatales en el hombre, que no sólo al Estado cumple (sic)
respetar sino también garantizar y hacer efectivos como primera de sus
funciones.” 2
Sin embargo, aquí no se acabó la historia. En efecto, la importancia del cambio y
su impresionante contraste con la situación anterior, no pasó desapercibida ni para
el mundo académico ni para el profano, por lo que se sentaron las bases para que
la Constitución mantuviese el orden de principios y valores que la inspiraron, para
que así fuese más difícil el volver a la situación de subyugación anterior.
Con todo, ni los mecanismos ni los tiempos fueron idénticos en todos los lugares.
En Norteamérica, esta conciencia fue originada desde el mismo momento del
nacimiento de los Estados Unidos de América, en parte porque la idea de
normatividad oponible al Estado arrancó en Inglaterra antes que en el resto de
Europa, y en parte porque en esa nación la historia de embates político-sociales
3 ARAGÓN R., Manuel: Constitución y control del poder. Introducción a una teoría constitucional
del control. Primera Edición, 1999. Editorial Universidad Externado de Colombia. Pág. 36.
4 Ibíd. Pág. 35.
Así las cosas, José Peña Solís nos establece como primer plano, una
característica que puede lucir obvia, si consideramos que en la actualidad es
pacífica la idea de que la Constitución tiene un carácter normativo, y que al tener
la norma constitucional un grado de abstracción tal que para aplicarla debe ser
interpretada, la interpretación judicial realizada por el órgano encargado de ello
tiene un lugar preponderante para el Estado de Derecho. Se trata de que la
jurisprudencia constitucional sea fuente de derecho.5 En efecto, el autor nos
apunta: “… si la doctrina está conteste en que resulta condición necesaria que un
acto o hecho jurídico, sea idóneo a la luz de la Constitución, para crear, modificar
o extinguir derecho, para revestir el carácter de fuente normativa, entonces
pareciera indiscutible que la jurisprudencia constitucional es una verdadera fuente
del Derecho…” 6
En segundo lugar, el mismo autor que venimos comentando, nos advierte que
indisolublemente ligada a la característica anterior, está otra que profundiza en el
carácter de fuente de derecho de la jurisprudencia constitucional, pero que va aún
más allá, dado que al ser tal, puede perfectamente enmarcarse dentro de los
diversos niveles normativos que conforman el ordenamiento jurídico. De tal suerte
que señale: “…Si admitimos que la jurisprudencia constitucional, concebida en los
términos antes expuestos, es una fuente del Derecho, por fuerza de reglas
elementales de la lógica, igualmente debe aceptarse que resulta susceptible de
ser encuadrada en una de las categorías construidas sobre la base del principio
de jerarquía normativa: fuentes de rango constitucional, de rango legal y de rango
sublegal”. 7 Subsecuentemente, su dinámica aplicativa será distinta en cada caso.
Seguidamente, debemos preguntarnos ¿Qué parte del trabajo del órgano
encargado de interpretar judicialmente la Constitución es jurisprudencia
constitucional? El jurista cuyas ideas estamos siguiendo nos asienta una primera
aclaración: “… Es cierto que la que recibe la denominación de jurisprudencia
constitucional”, no resulta equiparable a la “jurisprudencia ordinaria”, porque esta
es el producto de la interpretación y aplicación del Derecho por los demás
tribunales, incluyendo las restantes Salas del Tribunal Supremo de Justicia, siendo
5Esto sigue siendo cierto para el caso venezolano y para todos aquellos ordenamientos
constitucionales que se encuentren en una situación jurídica similar, pues aunque nuestra
Constitución no es tan clara como la Constitución española, toda vez que esta última en su artículo
164.1 señala: “…Las [sentencias] que declaren la inconstitucionalidad de una ley o de una norma
con fuerza de ley y todas las que no se limiten a la estimación subjetiva de un derecho, tienen
plenos efectos frente a todos.”, sí contiene otros preceptos que por deducción lógica y doctrina
consolidada según lo que hemos dicho, van en esta misma línea. Nos referimos esencialmente al
artículo 7 de la Constitución, según el cual: “La Constitución es la norma suprema y el fundamento
del ordenamiento jurídico…”. Pero también nos sirven de argumentos para sostener la conclusión
indicada, lo prescrito en los artículos 334, 335 y 336 eiusdem, normas estas dirigidas a asegurar la
integridad constitucional.
6 PEÑA S., José: Las fuentes del derecho en el marco de la constitución de 1999. Caracas, 2009.
Ediciones Funeda. Capítulo IV: Los referendos y la jurisprudencia constitucional como fuentes de
derecho. Pág. 163.
7 Ibíd. Págs. 183-184.
su carácter reiterado el requisito esencial para su configuración… En cambio este
requisito resulta irrelevante en el caso de la jurisprudencia constitucional, pues
basta una sola sentencia de inconstitucionalidad o una sola sentencia
interpretativa… para que adquiera el carácter de “jurisprudencia constitucional”…”8
Sin embargo, esta aclaración aunque importante, no nos responde la pregunta
formulada, cuya respuesta ha de caracterizar frontalmente la jurisprudencia
constitucional, pues nos focalizará en el tema específico sobre el cual versa, y
como tantas veces ya lo hemos dicho, nos dará cuenta de la trascendencia de
estatuir su contenido como vinculante. Debemos observar qué parte de la
sentencia constitucional constituye jurisprudencia vinculante. A este respecto,
José Peña Solís evidencia lo que sigue: “… cabe concluir que para determinar el
carácter de jurisprudencia constitucional… en primer lugar, debe diferenciarse
entre su parte dispositiva y su parte motiva, y en segundo lugar, se pasará a
examinar cada una de estas partes, pudiendo inferirse de dicho análisis, que tanto
la parte dispositiva como la parte motiva, revisten el carácter de jurisprudencia
constitucional…” 9
Ahora bien, ¿Qué ha de buscarse en el análisis de las partes de la sentencia para
concluir que se trata de jurisprudencia constitucional? El tantas veces citado autor
destaca lo que sigue respecto a la parte dispositiva de la sentencia: “… se infiere
un criterio operativo para determinar cuándo la parte dispositiva de una sentencia
de la Sala Constitucional, reviste el carácter de “jurisprudencia constitucional”, que
consiste en precisar si esa parte innova el ordenamiento jurídico”10
Por otra parte, con respecto a la parte motiva de la sentencia, constituida por las
razones de hecho y de derecho esgrimidas por el juez en su decisión, en donde el
juez realiza básicamente una interpretación constitucional, lo que constituye
jurisprudencia constitucional en este caso sería precisamente eso, o en palabras
del mismo autor, el proceso justificativo seguido por el juez para: “…interpretar las
normas o principios constitucionales denunciados como violados, y a partir de esa
interpretación o tesis interpretativa, pasar a determinar la compatibilidad o no de la
norma con la Constitución…”11, debe tratarse en efecto de: “… interpretación de
normas o principios constitucionales pertinentes para poder decidir el asunto que
se le plantea, independientemente de cuál sea el contenido de la dispositiva…”12
Ahora vemos con claridad, que aquellas partes de la sentencia constitucional, que
podremos denominar jurisprudencia constitucional, constituyen por decirlo de
algún modo, las partes críticas o fundamentales de la misma, las cuales incidirán
de modo positivo o negativo dentro de la configuración del sistema constitucional,
lo cual obviamente tendrá su efecto reflejo dentro del sistema jurídico en general.
8 Ibíd. Págs. 167-168.
9 Ibíd. Págs. 172-173.
10 Ibíd. Pág. 169.
11 Ibíd. Pág. 176.
12 Op. Cit.11.
Por todo esto, se trata de una tarea que debe realizarse con la mayor seriedad y
compromiso con el Derecho.
En síntesis, todas las características fundamentales de la jurisprudencia
constitucional que han sido explicadas, denotan que se trata de una técnica
esencial para el mantenimiento de la completa vigencia de una Constitución
normativa, y en consecuencia la Democracia y el Estado de Derecho, por lo tanto
los magistrados a los que se encargue la alta tarea de proferirla, deben actuar con
serenidad y responsabilidad, pues de lo contrario, ocurre el triste resultado según
el cual: “… Cuando los órganos jurisdiccionales, recurren a las leyes para alterar el
equilibrio de poderes y usurpar competencias y atribuciones consideradas
tradicionales dentro del sistema jurídico venezolano [pero puede ser de cualquier
otro], se constata que no sólo se hace al Derecho inestable, sino que elimina las
bases firmes que sustentan al Estado de Derecho…”13
3. Los distintos métodos para establecer jurisprudencia constitucional
Los distintos métodos que se emplean para establecer jurisprudencia
constitucional, se encuentran directamente relacionados con los métodos de
interpretación constitucional utilizados para resolver cada caso concreto, pues
como se dijo arriba, esta interpretación es la manera privilegiada de desentrañar el
sentido establecido en la norma constitucional de manera abierta. Esta unión
intrínseca, se ha de manejar en clave de la sustancial importancia que tiene la
jurisprudencia constitucional para el derecho mismo, y al ser este uno de los
medios que más irradia la configuración de las relaciones humanas, para el
hombre mismo, para el respeto a su dignidad. De este modo, dependiendo de los
distintos métodos a aplicar, se pueden generar resultados muy diversos, que lejos
de finalizar en un momento específico, hunden sus raíces en el entendimiento
pleno del derecho y el hombre.
Es así como lo establece Laguna Navas, citando a Pedro González Trevijano y
Jorge de Esteban en la siguiente forma: “La función interpretativa de la justicia
constitucional aparece así como un criterio de orientación política y legislativa que
le hace participar, directa o indirectamente, en un proceso de creación de la ley.”14
Esta interpretación constitucional, ha de lidiar con valores y principios, los cuales
por virtud de ella, habrán de gozar de un contenido determinado, contenido que
recae, es bueno tenerlo presente, sobre la construcción de un determinado
entendimiento del papel mismo del derecho como orden normativo en la sociedad,
y al ser este un medio apreciado, que moldea fácilmente la conducta del ser
15FREIXES S. Teresa, RENOTTI C., José C.: Los valores y principios de la interpretación
constitucional. En: Revista española de Derecho Constitucional número 35, mayo/agosto 1992.
Publicado en: http://www.cepc.es/revistas/revistas.aspx?IDR=6&IDN=337 Pág.101.
18 RIVERA S., José A: Fundamentos sobre el carácter vinculante de las resoluciones del Tribunal
Constitucional. En: Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional. Publicado en:
http://www.cepc.es/revistas/revistas.aspx?IDR=8&IDN=402 Pág. 350.
los jueces y tribunales que forman parte del Poder judicial, en la resolución de
todos los casos que presenten supuestos fácticos análogos…”19
Todo lo anteriormente dicho, determina que la jurisprudencia constitucional tenga
una importancia primaria para el Estado de Derecho, y más aún si se establece
que esta jurisprudencia constitucional gozará de carácter vinculante, es decir, el
establecimiento de un sistema en el cual será un órgano jurisdiccional el
encargado de determinar con carácter obligatorio, la amplitud o estrechez
interpretativa de la norma suprema.
1. Importancia de la jurisprudencia constitucional para el Estado
Constitucional
Ya hemos establecido que el Estado de Derecho, como conquista que partió de
las grandes luchas sociales, políticas y jurídicas iniciadas con la Revolución
Francesa, tuvo una gran influencia dentro de la jurisprudencia constitucional, pues
este fue capaz de dotar al Estado de una situación que antes carecía, estamos
hablando de una batería novedosa de principios filosófico-normativos, en virtud de
los cuales el Estado, o más bien el tirano, no tendrá ya más la posición de factor
omnicomprensivo y omnisciente dentro del Estado, sino que ahora el gobernante
deberá reconocer en los ciudadanos una persona tan igual a él, y por lo tanto
merecedora de que se le garanticen todos sus derechos como persona humana.
Pero esto no fue todo, pues el Estado de Derecho, tributario de la época histórica
mencionada, evolucionó a una situación jurídica de mayor fortalecimiento de las
garantías indicadas. Se trató de un viraje de un Estado de Derecho, regido
fundamentalmente por el principio de legalidad, a un Estado Constitucional en el
cual con una Constitución de carácter normativo como instrumento fundamental,
se logra que los derechos anteriormente reconocidos, no solamente se amplíen en
número, contenido y modos de garantía, sino que adquieran una vocación de
perpetuidad al incluirse en la norma fundamental del ordenamiento jurídico, con
rango superior a la ley. Aquí es donde se incardina la jurisprudencia constitucional
en todo un contexto de luchas difíciles y dolorosas, como las descritas al principio.
Se trata pues, como lo señala el autor citado inmediatamente arriba: “…En este
modelo de Estado cambian las condiciones de validez de las leyes, pues ya no
dependen sólo de la forma de su producción sino también, y principalmente, de la
coherencia de sus contenidos con los valores y principios consagrados en la
Constitución…”20
La jurisprudencia constitucional, es un mecanismo por medio del cual se facilita la
aplicación de la Constitución a una realidad compleja, en donde si compagina
aquello que es establecido con carácter vinculante mediante este mecanismo, con
21 CASAL H., Jesús M.: Cosa juzgada y efecto vinculante en la justicia constitucional. En Revista
de venezolana Derecho Constitucional nº 8, Julio-Diciembre 2003. Págs. 213.
22 DIAZ C., Hernando.: El principio stare decisis y el concepto de precedente vinculante a efectos
asunto y nos pasea por sus raíces, el cual sirve de complemento de lo aquí dicho. Se trata de:
HERNÁNDEZ, Tomás M: Aproximación crítica a los sistemas de precedentes judiciales
vinculantes. (Análisis del riesgo totalitario de secuestro de la libertad a través de la legitimidad
formal imperativa). En Revista de Derecho Constitucional nº 8, Julio-Diciembre 2003. Págs. 259-
292
De la lectura y análisis de diversa jurisprudencia constitucional comparada,
proveniente de distintas jurisdicciones constitucionales a nivel mundial27, puede
concluirse que en general la doctrina que se ha cernido en la materia de
precedente constitucional vinculante, se ve claramente reflejada en la
jurisprudencia leída, y que toda la jurisprudencia en referencia al unísono deja
establecido de manera muy clara, que la institución del precedente constitucional
vinculante, constituye en el estado evolutivo del derecho moderno, un medio
privilegiado por medio del cual el Poder Judicial, resguarda una serie de valores
constitucionales, que permiten una cierta uniformidad en el criterio interpretativo
de la norma fundamental, todo lo cual no obsta para que dicho precedente pueda
variar, si así lo amerita la mejor realización de la justicia en el caso concreto.
De manera tal, que ante la constatación del tratamiento de la cuestión de una
forma casi unánime con respecto a las aserciones doctrinales esgrimidas a lo
largo de este trabajo, nos dedicaremos a dar contestación a la pregunta formulada
a la luz de lo que destaca la jurisprudencia comparada en la materia. Es así, como
nos dedicaremos a la consideración de alguna de las sentencias constitucionales
de las jurisdicciones constitucionales de mayor renombre, las cuales establecen
criterios suficientemente esclarecedores en este punto.
A este respecto, luce adecuada la consideración del Tribunal Constitucional
Federal Alemán, en sentencia de la Sala Segunda del 10 de junio de 1975,
número 40,88 , en donde claramente determina que: “…En la medida que el
Tribunal del Estado, haciendo referencia a una sentencia del Tribunal Cameral del
2 de enero de 1974, ha expresado la posibilidad de poderse apartar de los
principios desarrollados en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal…
desconoce en forma violatoria la Constitución, así como la envergadura y efecto
vinculante de esa jurisprudencia… El §31 BVerfGG le atribuye a las decisiones del
Tribunal Constitucional efectos vinculantes en la medida que la función del
Tribunal Constitucional Federal, como intérprete supremo y guardián de la
Constitución, así lo requiera… si una norma es declarada nula en su totalidad… o
si sencillamente es calificada como inconstitucional…no puede hacerse ninguna
diferencia en lo que respecta a la vinculatoriedad de los tribunales restantes…”
27 Puede citarse a modo de ejemplo, la siguiente jurisprudencia clasificada por los países cuyos
máximos órganos de justicia constitucional la han proferido: 1-Alemania: Sentencia 40,88 de la
Sala Segunda del 10 de junio de 1975, cuyos extractos han sido publicados en: SCHWABE,
Jurgen (Comp.): Cincuenta años de jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal Alemán.
Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez. Págs 4-5, 2- Bolivia: Sentencias CS 58/2002, del 8/7/02, SC
1310/2002-R del 28/10/2001 y SC1781/2004-R del 16/11/04, 3- Chile: Sentencias Rol Nº 171(1993)
en su considerando número 15, Rol Nº370 (2003) en su considerando nº 13 y Rol Nº 740 (2008) en
su considerando 70, 3- Colombia: Sentencias SU-640 del 5/11/98, SU-047 del 29/1/99, C-836/01
del 9/8/01, T-960 del 6/9/01, y T-131 del 7/12/01, 4- Costa Rica: Sentencia número 01185 del
2/3/95, 5- España: Sentencia 120 del 10/7/87 de la Sala Segunda, 6- Perú: Sentencia del 10/10/05,
expediente número 0024-2003-AI/TC, Sentencia del 14/11/05, expediente número 03741-2004-
AA/TC.
También, la Corte Constitucional Colombiana en sentencia SU-640 de fecha 5 de
noviembre de 1998, fijó que: “…No podría la Constitución orientar el proceso
normativo y el conjunto de decisiones que se derivan de su propia existencia, si
sus preceptos no fuesen acatados por todas las autoridades y las personas. La
Corte Constitucional, cabeza de la jurisdicción constitucional, tiene asignada la
misión de mantener la integridad y la supremacía de la Constitución, de lo cual
depende que ésta pueda conservar su connotación normativa y su poder de
imperio contra todo acto u omisión de los poderes constituidos. La afirmación del
rango normativo superior de la Constitución Política se traduce en las sentencias
que dicta la Corte Constitucional, a través de las cuales esta Corporación cumple
su función de máximo y auténtico intérprete de la Carta…”