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Nobelbrecht: prólogo

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

9 May 2018

Marcelo Odebrecht, nieto del fundador de Odebrecht, fue condenado en Brasil por la corrupción
que promovió su empresa.

¿Por qué desde cuando estalló el escándalo de los sobornos de Odebrecht la prensa mundial
viene informando que el expresidente del Perú, Alejandro Toledo, está acusado de recibir
coimas por valor de 20 millones de dólares y en cambio nada se dice del presidente colombiano
Juan Manuel Santos?

¿Por qué los medios internacionales mencionan los sobornos pagados por Odebrecht al
expresidente panameño Ricardo Martinelli sin que caiga en la misma colada el presidente
Santos?

¿Acaso no hubo sobornos de Odebrecht en Colombia? ¿Por qué en el caso de Colombia no


se acusa como beneficiarios de las comisiones al jefe del gobierno ni a sus ministros?
Sí hubo sobornos en Colombia. Según la Fiscalía General de la Nación, Odebrecht distribuyó
en Colombia sobornos por unos 27 millones de dólares, de los cuales unos 20 millones en el
gobierno Santos, y la compañía obtuvo dos importantes contratos que buscaba. Desde el punto
de vista del particular interesado en comprar decisiones gubernamentales, hubo sobornos.

La diferencia con Perú, Panamá y otros países consiste en que los beneficiarios directos de
las comisiones no fueron Santos ni altos funcionarios gubernamentales, sino terceros
allegados al gobierno. Los sobornos fueron triangulados, entraron a los bolsillos de aliados
políticos de Santos como el senador Bernardo Elías, más conocido como el Ñoño Elías.

La existencia de la triangulación fue confirmada por el condenado expresidente de Odebrecht,


Marcelo Odebrecht, en declaración que rindió en noviembre de 2017 en Curitiba, Brasil y que
fue registrada por el reconocido periodista investigativo peruano Gustavo Gorriti en su portal
www.idl-reporteros.pe:

En Perú realmente teníamos acceso a los presidentes. En otros países no teníamos acceso a
los presidentes. Por ejemplo, cuando llegamos a Colombia y Argentina, se actuaba a través
de lobistas o de empresarios locales. Porque no había relación con los presidentes.

No se puede afirmar que Santos sabía de la triangulación o que fue su artífice. Se sabe sí que
los delitos se cometieron en sus dos mandatos presidenciales de cuatro años cada uno, que
se iniciaron el 7 de agosto de 2010. También se demostró que Odebrecht hizo donaciones
ilegales a sus campañas, sobre las cuales Santos se defendió diciendo: "Me acabo de enterar".

Con la desviación de las coimas a favor de congresistas de su entraña, Santos logró sustraerse
al baldón que afectó a Alejandro Toledo y Ricardo Martinelli, entre muchos otros. Empero, cabe
la pregunta: ¿El Excelentísimo Señor Presidente de la República, doctor Juan Manuel Santos
Calderón, Premio Nobel de Paz, no sabía de las prácticas corruptas de Odebrecht? ¿No entró
en sospechas cuando Marcelo Odebrecht fue detenido en Brasil en junio de 2015? ¿Después
de esa fecha ordenó investigar si la compañía había infiltrado sus campañas presidenciales?
¿Averiguó si el contrato para la Ruta del Sol 2, adjudicado en el anterior gobierno pero que se
empezó a ejecutar en su primer mandato, estaba contaminado por pagos indebidos?

El Jefe del Estado señaló que en su administración a Odebrecht le había ido "como a los perros
en misa" y que "ningún funcionario de mi gobierno ha sido señalado de haber sido sobornado
por Odebrecht".

Pero el presidente Santos no puede afirmar que Odebrecht no repartió sobornos durante sus
dos períodos presidenciales y no puede decir que sus campañas no se vieron contaminadas
por fondos de Odebrecht.

De los contratos recibidos por Odebrecht y de las comisiones ilícitas giradas en los dos
mandatos del Nobel y en el gobierno de Álvaro Uribe se ocupa este libro, que también intenta
redondear un resumen y un recuento de las investigaciones de la Fiscalía y de los procesos
judiciales contra los acusados y condenados.
Nobelbrecht, capítulo 1: ¿Gobierno impoluto?
Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

9 May 2018

El presidente Juan Manuel Santos en la posesión del procurador Fernando Carrillo, enero
16 de 2017.Archivo El Espectador

A lo largo de dos períodos de gobierno, el presidente Juan Manuel Santos proclamó


reiteradamente que su administración era impoluta y que combatía la corrupción.

En Barrancabermeja, al lanzar el primer plan municipal de pobreza extrema en noviembre de


2013, señaló que Colombia tenía todo a su disposición para ser un gran país: recursos
naturales, agua como pocas naciones, la mayor riqueza en biodiversidad del planeta y capital
humano. Si Colombia no ha progresado a la velocidad deseada ello se debe —anotó— a las
cadenas que lo impiden: la pobreza, la pobreza extrema, el desempleo, la violencia y la
corrupción. "Desde el primer día de mi gobierno me propuse romper esas cadenas". Expresó
Santos en esa ocasión:

Me propuse romper la cadena de la corrupción y hemos venido destapando "ollas" podridas a


lo largo y ancho del territorio y metiendo a la cárcel a los que se roban la plata de los
colombianos. Y en eso no vamos a bajar la guardia un solo minuto. En mi gobierno ningún
funcionario, ningún alto funcionario, ningún ministro ha sido siquiera señalado, no como esos
gobiernos que terminaron la mitad en la cárcel.

La alusión final estaba obviamente dirigida a los dos períodos de gobierno de Álvaro Uribe
(2002-2010) y fue respondida por el expresidente en un tuit: "Presidente Santos es el único
exministro de nuestro gobierno que debe ir a la cárcel por haber engañado el 90% de 9 millones
de votos".

No es exactamente cierto que la mitad de los altos funcionarios de Uribe terminaron en la


cárcel pero sí es un hecho que muchos fueron denunciados, imputados y encarcelados.
Algunos allegados muy cercanos al expresidente fueron procesados y sentenciados. Un elenco
de los principales condenados es elocuente y habla por sí solo en cuanto a los altos
funcionarios de Uribe responsables de gravísimos hechos:

1. Jorge Noguera Cotes, de 2002 a 2005 director del DAS,


Departamento Administrativo de Seguridad, o policía
política del gobierno. Condenado en 2011 a 25 años de
prisión por el homicidio del sociólogo y profesor
universitario Alfredo Correa De Andreis. Destituido e
inhabilitado por 20 años en 2010 por interceptación de
comunicaciones y correos electrónicos de periodistas,
defensores de derechos humanos y opositores al gobierno. Por las chuzadas la Corte Suprema
de Justicia lo condenó en 2017 a 7 años de cárcel. Alvaro Uribe lo llamó "un buen muchacho".

2. Rafael García Torres, jefe de informática del DAS.


Condenado por adulterar archivos del DAS. Fue firme
colaborador del paramilitar alias Jorge 40, Rodrigo Tovar
Pupo. Confesó que personalmente recibía en el
aeropuerto de Bogotá las maletas con fajos de billetes de
narcotraficantes. En entrevista de 2011 García señaló
que el DAS era un bloque más de las Autodefensas
Unidas de Colombia.

3. Salvador Arana, nombrado en 2004 por el gobierno de


Álvaro Uribe como consejero de la embajada en Santiago
de Chile. Condenado en 2009 por la Corte Suprema de
Justicia a 40 años de prisión por tres delitos: a) nexos con
paramilitares, crimen que técnicamente se conoce como
concierto para promover grupos armados al margen de la
ley; b) desaparición forzada agravada; y c) homicidio
agravado. Este homicidio acabó en 2003 con la vida del alcalde del municipio de El Roble
(Sucre), Eudaldo León Díaz Salgado, cuando Arana era gobernador de Sucre para el período
2001 a 2003. Según la Corte Suprema de Justicia: "Es claro que la desaparición forzada de
DÍAZ SALGADO ocurrió con ocasión de la actividad ilegal desplegada por el grupo armado
liderado por Rodrigo Antonio Mercado Pelufo, a instancias de las directrices de éste e
influenciado en su actuar por SALVADOR ARANA SUS".

Un testigo declaró en el proceso que Arana fue presentado ante Carlos Castaño Gil "como uno
de los más fervientes colaboradores en la creación de grupos paramilitares". El jefe paramilitar
Salvatore Mancuso declaró que Arana tenía desde 1991 nexos con las autodefensas del
bloque Héroes Montes de María.

Arana, médico de profesión nacido en Magangué en 1962, fue condenado además por el delito
de peculado por apropiación pues como gobernador ordenó el doble pago de contratos.

4. María del Pilar Hurtado, directora del DAS durante 14


meses entre 2007 y 2008. Condenada a 14 años de
prisión por espionaje contra magistrados de la Corte
Suprema de Justicia, el periodista Daniel Coronell, el
abogado Ramiro Bejarano y contra los excongresistas
Piedad Córdoba, Gustavo Petro y Yidis Medina. Fue
hallada culpable de los delitos de violación ilícita de
comunicaciones, abuso de autoridad, peculado, concierto para delinquir y falsedad ideológica
en documento público.

5. Bernardo Moreno Villegas, secretario general de la


Presidencia entre 2004 y 2010. Condenado a 8 años de
prisión domiciliaria por los mismos hechos y en la misma
causa en que se juzgó a María del Pilar Hurtado.

6. Sabas Pretelt de la Vega, ministro del Interior (2003-


2006), Diego Palacio Betancourt, ministro de Protección
Social (2003-2010), y Alberto Velásquez Echeverri,
secretario general de la Presidencia (2002-2004), fueron
condenados por la Corte Suprema de Justicia a 80 meses
de prisión los dos primeros y a 60 meses de prisión el
último pues "compraron con prebendas burocráticas",
como el ofrecimiento de notarías y otros cargos, el voto de los congresistas Teodolindo
Avendaño y Yidis Medina para garantizar la reelección de Álvaro Uribe. Este le dijo a Medina
en la Casa de Nariño: "Hija querida necesito tu ayuda para que este proyecto se apruebe y
sigamos haciendo patria", según la declaración de la congresista ante la Corte. A los tres
condenados se les consideró responsables del delito de cohecho por dar u ofrecer las
prebendas.

7. El coronel Mauricio Santoyo Velasco fue nombrado


secretario para la seguridad presidencial en la Casa de
Nariño por el presidente Uribe en 2002. Fue el edecán de
Uribe hasta 2005. En 2003 la Procuraduría lo sancionó por
interceptaciones telefónicas ilegales que realizó en
Medellín como oficial del Gaula. En 2012, ya siendo
general en retiro de la Policía Nacional, confesó ante una
corte del estado de Virginia que recibió sobornos de las Autodefensas Unidas de Colombia a
cambio de información sobre operaciones policiales. Lo condenaron a 13 años de prisión por
dar apoyo a organizaciones terroristas como las AUC. Cometió el delito entre 2001 y 2008, es
decir, desde la Casa de Nariño daba información a los paramilitares sobre las investigaciones
en su contra, los alertaba sobre operaciones de captura y les avisó cuáles de sus teléfonos
estaban interceptados. Fue un agente doble, un infiltrado de los paramilitares dentro del palacio
presidencial.

8. Andrés Felipe Arias, ministro de Agricultura (2005-


2009) y fallido sucesor de Uribe en la presidencia, fue
condenado en 2014 por la Corte Suprema de Justicia por
el escándalo de Agro Ingreso Seguro a 17 años de prisión.
Fue hallado culpable de los delitos de peculado y contrato
sin cumplimiento de requisitos legales. Arias permitió el
fraccionamiento ficticio de predios, la entrega de subsidios
para el mismo grupo familiar y la obtención de subsidios en casos en que no procedían, de
acuerdo con la Corte. Los beneficios los consiguieron personas de reconocida solvencia
económica. La Corte achacó a Arias "la entrega irregular de subsidios en detrimento del erario
público, a título de dolo". El detrimento patrimonial contra el presupuesto del Ministerio de
Agricultura superó los $15.000 millones, según la Fiscalía.

9. Otro condenado por la justicia penal fue Manuel


Guillermo Cuello Baute, superintendente de Notariado y
Registro entre 2005 y 2006. En la finca de su madre cerca
de Valledupar recibió 10 novillas que en total valían $6
millones a cambio de favorecer a un notario destituido.

Los escándalos de la administración Uribe no son invención de nadie. Lo que sí es ficción es


la afirmación de Santos de que él como presidente hizo la revolución contra la corrupción. ¿En
qué país vive Santos? Nadie en Colombia suscribiría esa tesis disparatada. En mayo de 2016
habló Santos ante el congreso del Partido Liberal:

Y vine esta mañana, porque ayer estaba en la Primera Cumbre Mundial en Contra de la
Corrupción. ¡Qué honor, qué honor que solamente éramos dos países que estábamos
presidiendo esa cumbre! El Primer Ministro Británico, David Cameron, y su presidente, el
Presidente de Colombia, con el director de Transparencia Internacional. ¿Por qué? ¿Por qué
nos invitaron a presidir esa cumbre que busca que en la próxima asamblea general del año
entrante, Naciones Unidas adopte una convención a nivel mundial en la lucha contra la
corrupción? Porque hemos —hablando de revoluciones doctor Serpa—, hemos hecho varias
revoluciones silenciosas, una de ellas ha sido esa: la lucha contra la corrupción.

No hubo nadie en Colombia que le pasara la cuenta de cobro al presidente por esa afirmación
febricitante. No hubo nadie que lo llamara embaucador. Quizás su credibilidad estaba tan
menguada que no valía la pena desmentir esa revolución silenciosa de la cual nadie se ha
percatado. Pero no fue la única vez en que el primer magistrado hizo aseveraciones que no
son ciertas. De manera reiterada, Santos declaró, siendo presidente, que su gobierno estaba
exento de corrupción. Durante la posesión del procurador general de la Nación, Fernando
Carrillo, el 16 de enero de 2017, afirmó:

Recuerdo bien que en la primera reunión de mi primer gabinete les advertí a los ministros que
quedaba rotundamente prohibido que cualquier pariente del Presidente hiciera algún tipo de
negocio con el Estado, y que recomendaba que en igual sentido procedieran todos los
miembros del alto gobierno. Seis años y medio más tarde puedo decir, sin temor a
equivocarme, que ningún familiar mío ha hecho un solo negocio con el Gobierno o ha sugerido
o estado envuelto en algún tipo de tráfico de influencias.

En la misma ocasión Santos anotó, según la transcripción del SIG, Servicio Informativo del
Gobierno:

Ninguno de mis hijos o hermanos, ni mi señora ni mis cuñados, ninguno ha tenido el más
mínimo cuestionamiento. ¡Y qué bueno poder decir también que —hasta ahora, y espero que
así sea hasta el final de mi segundo mandato— ninguno de mis altos funcionarios ha sido
condenado o seriamente acusado de algún acto de corrupción!

No tengo —y espero no tener jamás— a ninguno de mis más cercanos colaboradores en la


cárcel por corruptos.

Todas estas auto-absoluciones y auto-elogios, tan similares a los que espeta obsesivamente
Donald Trump, están marcados por una implícita comparación con el gobierno de Álvaro Uribe
Vélez y con su familia, pues los hijos de Uribe sí han sido cuestionados por negocios muy
cuantiosos. El gran periodista Juan Gossaín dijo por los micrófonos de RCN durante el
segundo mandato de Uribe: "Si el presidente de la República sabía que sus hijos, que su
suegro y su cuñado estaban comprando tierras por 32 millones para luego usar al Estado y
valorizarlas en 33 mil millones, el presidente de la República tiene que irse".

También existe una inherente comparación con la gestión del antioqueño porque la
administración Uribe sí tiene todavía, y los seguirá teniendo por muchos años, debido a las
largas condenas impuestas, a cercanos colaboradores suyos en la cárcel por corruptos y aun
por delitos de sangre.

Es cierto que no ha habido cuestionamientos en cuanto a negocios de parientes de Santos con


el Estado. Es cierto que no se ha denunciado que los hijos de Santos o sus tres hermanos y
sus cuñados se hayan lucrado por su proximidad con el presidente. Es cierto que los ministros
o exministros de Santos no están en la cárcel.

Pero el año 2017 vino a revelar que la corrupción del gobierno de Santos es grave como la de
su antecesor, aunque con muy distintas características. Es una corrupción que permite afirmar,
retrospectivamente, que la reelección de Santos en 2014 fue ilegítima.

Esas revelaciones tienen sus raíces en dos momentos precisos: la elección del fiscal Néstor
Humberto Martínez Neira y el caso Odebrecht.

Las revelaciones se remontan, de manera más próxima, a finales de diciembre de 2016 cuando
se destapó el escándalo de los sobornos pagados por la constructora brasileña Odebrecht,
que admitió haber entregado coimas en Colombia por valor de 11.1 millones de dólares, dentro
de un patrón de sobornos que también se presentó en varios países del mundo. Ese destape
empezó a convertirse en un torrente inagotable de hechos punibles y asombrosos en enero de
2017, más o menos por la fecha en que Santos posesionaba al nuevo procurador y se ufanaba
de ser la cabeza de un gobierno sin corrupción. Esas autodeclaraciones de inocencia siguen
siendo ciertas en cuanto al marco limitado en que Santos las pronunció, pues sus familiares
siguen sin ser denunciados por negociados con el gobierno o por aprovechamiento indebido,
y sus más altos funcionarios siguen todavía, a comienzos de 2018, exentos de condenas
penales.

Sin embargo, a lo largo del año 2017 se conoció cómo otras repugnantes formas de corrupción
han plagado los dos gobiernos de Santos, sus campañas presidenciales y su reelección.

No. No están en la cárcel María Angela Holguín, la ministra que más tiempo ha permanecido
en el gabinete pues actúa como canciller desde el 7 de agosto de 2010, ni Mauricio Cárdenas
Santamaría, que cumplió más de cinco años como ministro de Hacienda, contados desde
2012, y que durante el año anterior a su designación fue ministro de Minas y Energía, ni
Alejandro Gaviria, el cual también ha cumplido un lustro en el gabinete, habiendo sido
nombrado al tiempo con Cárdenas en 2012 como ministro de Salud y Protección Social. Son
ministros longevos y cercanos a Santos y hasta ahora no están sometidos a causas criminales,
aunque Cárdenas es investigado por el escándalo de Reficar, la refinería de Cartagena cuyos
sobrecostos superan los 4.000 millones de dólares.

Es comprensible que Santos proclame la inocencia de su administración en aquellos ámbitos


donde hasta ahora no se puede acusar a nadie. Pero la función fiscalizadora de los ciudadanos
y de la prensa consiste en dirigir el reflector hacia otras órbitas sobre las cuales no se pronuncia
el primer magistrado.

A comienzos de 2018, como consecuencia del escándalo de Odebrecht y del posterior


escándalo que surgió con la captura del fiscal anticorrupción Gustavo Moreno, se puede
afirmar que existen cinco hechos de inusitada gravedad que comprometen la responsabilidad
política del presidente Santos, a saber:

1. La conducta de su amigo y cercano colaborador Roberto Prieto, gerente de sus dos


campañas electorales en 2010 y 2014, y reo confeso de la recepción ilícita e irregular
de dineros provenientes de Odebrecht para la campaña.

2. Los negocios de Roberto Prieto con el gobierno, representados en contratos de miles


de millones de pesos para una sociedad de su familia.

3. El pago de sobornos relacionados con el contrato para la construcción de la vía Ocaña-


Gamarra, contrato autorizado a dedo por el gobierno Santos en 2014 por valor cercano
al billón de pesos.

4. Los actos ilícitos admitidos y confesados por los dos más importantes senadores
pertenecientes al partido de gobierno de Santos, Musa Besaile y Bernardo Elías, alias
El Ñoño, conductas que permiten afirmar que la reelección de Santos en 2014 se
produjo como consecuencia del apoyo de dos delincuentes y por lo tanto es ilegítima,
en sentido electoral, en sentido jurídico, y en sentido político y ético.

5. El otorgamiento de contratos estatales por miles de millones de pesos a un delincuente


de cuello blanco, estafador financiero, falsificador de documentos y lavador del Cartel
de Medellín reencauchado por el gobierno Santos que responde al nombre de Eduardo
Zambrano Caicedo.
La cadena de la corrupción, que Santos decía haber quebrado en 2013, se ha mantenido en
sus dos gobiernos. Así lo demuestran los hechos derivados de los escándalos de Odebrecht y
de la captura del fiscal anticorrupción. Esas revelaciones también tienen sus raíces en una
circunstancia menos próxima pero igualmente eficaz, a saber, la elección de Néstor Humberto
Martínez Neira como fiscal general de la Nación.

Fuimos varios los comentaristas de prensa que manifestamos nuestra oposición a la inclusión
de Martínez Neira en la terna para fiscal, por carecer de independencia. Es conocida su
trayectoria dilatada en los cargos públicos, desde abogado ponente en la Superintendencia de
Sociedades, hasta ministro de Justicia y ministro de la Presidencia en el gobierno de Santos,
pasando por cargos varios como superintendente bancario. Y también es conocido que
utilizando la puerta giratoria, entre uno y otro cargo oficial, se dedicaba al ejercicio de la
abogacía, con muy buenos proventos. Su condición de asesor de cabecera del hombre más
rico del país, Luis Carlos Sarmiento Angulo, le creaba compromisos por doquier. Esa fue la
principal objeción contra su candidatura a la fiscalía, promovida por Santos.

El primero de agosto de 2016 durante la posesión de Martínez Neira, Santos afirmó:

Mi invitación, entonces, doctor Néstor Humberto, es clara, es sencilla y categórica, por el bien
de Colombia:

¡Pase usted a la historia como el Fiscal de la lucha contra la corrupción!

Con eso habrá prestado el máximo servicio a la Patria.

Como fiscal ha realizado en año y medio un destape contra la corrupción que nadie podría
haber vaticinado. Nunca se distinguió Martínez Neira, hijo del humorista Salustiano Tapias (en
la Registraduría, Humberto Martínez Salcedo) y de Aleida Neira, secretaria del patrono de la
música clásica Álvaro Castaño Castillo, por sus posiciones críticas o independientes. Nunca
fue un defensor del interés público. Se concentró en sus negocios como abogado y se convirtió
en mano derecha de Sarmiento Angulo, al punto de que cuando se casó en Cartagena una
nieta del banquero, hija del nicaragüense Pablo Albir, denunciado por Sarmiento Angulo por
faltantes en un fondo de pensiones, el padre de la novia no apareció en las fotografías que
publicaron las revistas de farándula, pero sí se ve en ellas a Néstor Humberto Martínez Neira.

Nada hacía presagiar que en la Fiscalía NHM iba a investigar a fondo muchos escándalos.
Personas cercanas a él señalan que él les ha dicho que ese destape había que hacerlo porque
iba a ser más difícil más adelante.

Hay varias salvedades en la gestión de NHM como fiscal general, que se comentarán en su
momento, pero por ahora hay que decir que las actuaciones de la Fiscalía en cabeza de
Martínez Neira son las que hoy permiten afirmar que el gobierno de Juan Manuel Santos perdió
legitimidad por cuenta de la corrupción. La invitación formulada por el primer mandatario al
fiscal general para que fuera el fiscal contra la corrupción terminó convirtiéndose en auto
cabeza de proceso contra el gobierno Santos. La gestión contra la corrupción de Néstor
Humberto Martínez, subalterno de Santos en la Casa de Nariño cuando fue ministro de la
Presidencia, acabó por poner en tela de juicio a Juan Manuel Santos.
Es cuanto se deriva de examinar los hechos y de buscar la verdad de la cual dan fe esos
hechos.

Nobelbrecht, capítulo 2: Odebrecht y Petrobras


Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

9 May 2018

La constructora Odebrecht fue fundada en 1944 en Salvador de Bahía (Brasil) por el ingeniero
Norberto Odebrecht.AFP

Odebrecht, una compañía constructora fundada por el ingeniero brasilero de origen alemán
Norberto Odebrecht en Salvador de Bahía en 1944, ofreció disculpas públicas el primero de
diciembre de 2016 por su "participación en actos ilícitos. Fuimos cómplices y no nos opusimos
a estas prácticas, como debimos haberlo hecho. Este fue un grave error".

Este fue el abrebocas de una revelación colosal que se conoció el 21 de diciembre de 2016,
cuando Odebrecht admitió que había pagado sobornos por valor de 788 millones de dólares
en varios países, entre ellos Colombia. Odebrecht, y sus filiales la compañía petroquímica
Braskem y Constructora Norberto Odebrecht, reconocieron en un tribunal federal en Brooklyn,
Nueva York, que habían violado una ley expedida en 1977 por el Congreso de los Estados
Unidos que convierte en delito el pago de sobornos a funcionarios extranjeros. La ley se conoce
como FCPA, Foreign Corrupt Practices Act, o ley de prácticas corruptas extranjeras.

Como Braskem, pese a ser una firma fundada en Brasil, está inscrita en la bolsa de valores en
los Estados Unidos y es por lo tanto emisor de valores en ese país, está sometida a la
legislación americana.

Ambas compañías aceptaron pagar multas por valor de 3.500 millones de dólares a tres
gobiernos: Estados Unidos, Brasil y Suiza. Se dijo que era la sanción más alta jamás aplicada
por violación de la FCPA.

La investigación contra Odebrecht y Braskem partió de la que se inició en Brasil contra


Petrobras, también por sobornos. Las pesquisas en Petrobras, la compañía nacional de
petróleos de Brasil, equivalente a Ecopetrol, demostraron que en los contratos y licitaciones
de la petrolera se inflaban los valores para destinar los sobrecostos a pagos ilícitos que se
repartían entre los ejecutivos de Petrobras que participaban en los ilícitos, de una parte, y a
congresistas y funcionarios públicos, de la otra.

La podredumbre en Petrobras se remonta al año 2004, cuando se formó un cartel de


compañías que buscaba sobrefacturar los contratos que licitaba con la petrolera,
apoderándose además de toda la contratación para excluir a las que no pertenecían al club.
El cartel decidía de antemano cuál de 16 compañías que lo conformaban ganaría una
determinada licitación para construir una refinería o para prestar mantenimiento en una
plataforma petrolera continental. El cartel eliminaba la competencia entre los contratistas pues
todos ganaban, si no en esta licitación, en la siguiente.

Odebrecht era una de las 16 firmas que pertenecían al cartel destinado a eliminar la
competencia. Para acometer ese objetivo era, por supuesto, necesario contar con el visto
bueno de funcionarios de Petrobras. Ellos recibían una tajada de los sobrecostos pero la mayor
parte se destinaba a personajes políticos. El gobierno del Brasil es dueño del 51 por ciento de
Petrobras y no pocos altos ejecutivos de la petrolera estatal llegaron a sus cargos gracias al
apoyo político. En Colombia el porcentaje es mayor: el gobierno es propietario del 89% de las
acciones de Ecopetrol.

Los periodistas brasileros Marcelo Cabral y Regiane Oliveira en El Príncipe, su biografía sobre
Marcelo Odebrecht, resumieron así el concierto para delinquir entre Petrobras, los partidos
políticos y las compañías constructoras como Odebrecht:

Petrobras fue ocupada por una élite económica corrupta del sector de la construcción en
alianza con una élite política igualmente corrupta.

Uno de los ejecutivos de Petrobras que confesó sus crímenes, el ingeniero Pedro Barusco,
que fue gerente de servicios, reconoció haber recibido 100 millones de dólares que escondió
en Suiza y que se comprometió a devolver cuando fue condenado a 18 años de cárcel.

Petrobras ha señalado que el total de sobornos pagados ascendió a 3.000 millones de dólares,
suma gigantesca por cualquier lado que se le mire, pero no superior a los sobrecostos que en
Colombia registró la Refinería de Cartagena (Reficar) en los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan
Manuel Santos, que de acuerdo con la Contraloría General de la República superaron los 4.000
millones de dólares. Como punto de comparación, los sobornos recibidos por dirigentes de la
FIFA y de las confederaciones futboleras superaron apenas los 200 millones de dólares, de
acuerdo con las acusaciones formuladas a partir de 2015 por el Departamento de Justicia de
los Estados Unidos, que llevaron a la cárcel a numerosas figuras veteranas del fútbol en todo
el mundo y desembocaron eventualmente en la renuncia del director de la FIFA, el suizo Sepp
Blatter. Este, que parece que nunca sospechó de los ríos de dinero que se embolsillaban año
tras año los dirigentes de las federaciones y confederaciones de fútbol afiliadas a la FIFA
cuando negociaban los derechos de televisión para los partidos, hizo gestiones para que a la
FIFA se le otorgara el Premio Nobel de la Paz y llegó a tener reuniones con los organizadores
del Nobel para ese efecto, según reveló en 2017 el diario The Guardian.

La investigación en Petrobras, que en su momento cumbre fue la sexta compañía más grande
del mundo por capitalización de mercado, se inició en Brasil en marzo de 2014 y convulsionó
a la opinión pública. Más de un millón de ciudadanos salieron a las calles a protestar.

Las pesquisas adelantadas por la policía federal y por los jueces por el latrocinio en Petrobras
se conocen como Operación Lava Jato (Operación Autolavado) pues tuvieron su inicio en una
investigación por lavado de dinero contra el dueño de una casa de cambio que blanqueaba
dineros ilícitos a través de varias empresas, entre ellas una estación de gasolina en Brasilia,
la cual según se ha publicado ampliamente, tenía un lavado de vehículos. En realidad en esa
bomba de gasolina había una lavandería de ropa, no de carros, según la biografía no
autorizada de Marcelo Odebrecht, el nieto de Norberto Odebrecht, publicada en 2017 en Brasil
con el título "El Príncipe". Pero el nombre de Autolavado distingue irreversiblemente este
Watergate brasilero y latinoamericano.

Ese sujeto, Alberto Youssef, un doleiro (cambista en portugués) fue condenado por lavado de
activos. En su celda les dijo a sus dos abogados que si él hablaba se caía la república y empezó
a escribir nombres en una hoja de papel. Uno de los abogados diría después que en Brasil
todo el mundo sabe que la corrupción es un monstruo pero que nunca se le veía y que esa
lista era equivalente a ver el monstruo.

Youssef empezó a cantar y desde ese momento las autoridades emitieron centenares de
mandatos de captura. Youssef no se quería pudrir en la cárcel y por eso empezó a colaborar.
Él fue el lavador de los sobornos que el cartel de compañías y los ejecutivos esquilmaban en
Petrobras. Giró 444 millones de dólares a cuentas en bancos extranjeros, según reveló en
2015 The New York Times.

Nobelbrecht, capítulo 3: El departamento de sobornos


Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

9 May 2018
Camilo Enciso, secretario de transparencia de la Presidencia de la República en el
gobierno de Juan Manuel Santos. Archivo El Espectador

La dimensión de los sobornos de Odebrecht se hizo pública el 21 de diciembre de 2016 por


medio de un anuncio conjunto de la sección de fraudes de la división criminal del Departamento
de Justicia y del fiscal del distrito este de Nueva York.

¿Por qué actuó el fiscal de Nueva York? Porque parte de los sobornos se giraron desde
cuentas bancarias que Odebrecht mantenía en Nueva York a cuentas situadas en paraísos
fiscales desde las cuales posteriormente se remitieron las coimas a los bancos de los
funcionarios sobornados o se llevó el dinero en efectivo al país de destino. El uso de cuentas
bancarias situadas en Nueva York para el pago de sobornos también le dio al Departamento
de Justicia y al fiscal de Nueva York jurisdicción para actuar contra una compañía extranjera
como Odebrecht. Es decir, una parte de los sobornos se desembolsaron desde cuentas
abiertas en bancos de Nueva York.

Por ejemplo, en 2006 se giraron 10.9 millones de dólares de una de esas cuentas
neoyorquinas a una cuenta en las Islas Vírgenes Británicas de una sociedad llamada Smith &
Nash Engineering Company, controlada por Odebrecht. El dinero luego sirvió para financiar
dádivas ilícitas. Un ciudadano norteamericano residente en Nueva York tenía firma autorizada
en esa cuenta de paso. Otra sociedad de Ias Islas Vírgenes Británicas llamada Golac fue
utilizada para el mismo propósito. Este hecho —la figuración de ciudadanos norteamericanos
en las cuentas— más la celebración de reuniones en Miami para planificar el pago de
sobornos, fueron factores adicionales que le dieron jurisdicción a los fiscales de los Estados
Unidos para investigar los sobornos de una multinacional de matriz brasilera. Una de las
reuniones se realizó en Miami en 2015 entre un ejecutivo brasilero encargado de los pagos,
un funcionario consular de Antigua y el representante de otro alto funcionario de Antigua. Al
representante se le pidió que no entregara a organismos internacionales documentación que
revelaría el pago de sobornos por parte de Odebrecht. La solicitud estuvo acompañada de otro
soborno, pues al susodicho alto funcionario se le hicieron luego tres giros de 1 millón de dólares
cada uno a cambio de no enviar los documentos. En otras palabras, con sobornos se aceitaba
la gran maquinaria de los sobornos.

Los sobornos detectados se empezaron a pagar en 2001 y continuaron entregándose hasta


2016. Odebrecht y sus cómplices desembolsaron centenares de millones de dólares a favor
de "funcionarios extranjeros, partidos políticos extranjeros, funcionarios de partidos políticos
extranjeros y candidatos de partidos políticos extranjeros para obtener ventajas indebidas" y
para influencias a esos funcionarios "para conseguir y mantener negocios en varios países".
Esa fue la esencia de la acusación, aceptada por Odebrecht.

Los pagos alcanzaron como ya se dijo la suma de 788 millones de dólares en relación con más
de 100 proyectos de ingeniería en doce países: Angola, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador,
Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela.

A partir de 2006, Odebrecht creó una División de Operaciones Estructuradas para administrar
el pago de sobornos. La DOE "efectivamente funcionaba como un departamento de sobornos
dentro de Odebrecht", según el Departamento de Justicia. Dentro de la compañía también se
le conocía como Caja 2. Para ocultar sus actividades secretas e ilegales, la División utilizaba
un sistema propio de comunicaciones llamado Drousys del cual no quedaba registro pues se
usaban correos electrónicos a prueba de chuzadas y mensajes instantáneos junto con
nombres en clave como "Panda", "Visamark", "Tushio" y "Waterloo" que servían para que los
empleados de la División se comunicaran entre sí y para comunicarse también con las
entidades financieras. Drousys, cuyos servidores se situaron en Ginebra, Suiza, también servía
de hoja de cálculo de las propinas pagadas para almacenar la contabilidad paralela de la
compañía. Cuando las autoridades suizas entregaron a los fiscales del Brasil encargados del
caso Lava Jato la copia o back-up del sistema Drousys, se descubrió quien había recibido
propinas de Odebrecht.

El presupuesto de los sobornos se llevaba en un sistema de computador oculto llamado


"MyWebDay" que registraba las solicitudes de sobornos, procesaba los mismas y generaba
planillas para contabilizar internamente las coimas. Sobra decir que los pagos ilícitos no
aparecían en la contabilidad de Odebrecht.

El presupuesto destinado a los sobornos se nutría de sumas que Odebrecht cobraba a sus
filiales como si fueran gastos generales; partidas cargadas a subcontratistas que no eran
incluidas en los presupuestos de proyectos de construcción; comisiones de éxito no declaradas
por la compra de activos; y otras transacciones.

El presupuesto para sobornos se consignaba en cuentas en distintos países, algunas a nombre


de terceros que recibían honorarios por servir de testaferros. Las transacciones que realizaba
el departamento de sobornos se hacían buscando el máximo sigilo. A veces una transferencia
de fondos pasaba por cuatro cuentas bancarias en paraísos fiscales antes de llegar al
beneficiario real. Se utilizaban bancos pequeños en países donde rige el más estricto secreto
bancario. Para garantizar la cooperación de los bancos se les pagaban sobornos a los
ejecutivos bancarios, es decir, un soborno grande para un funcionario gubernamental corrupto
también generaba un soborno pequeño para el banquero cómplice.

El departamento de sobornos "dependía del contubernio entre los bancos y sus ejecutivos para
realizar las transferencias entre cuentas, empleando contratos ficticios para justificar las
transacciones y obviar las normas que obligaban a reportar las operaciones", concluyó el
Departamento de Justicia.

La naturaleza mafiosa del departamento de sobornos quedó en evidencia cuando un banco de


Antigua utilizado para el tráfico de sobornos estuvo a punto de quebrar. Funcionarios de la
División de Operaciones Estructuradas y ejecutivos del banco compraron entonces hacia 2010
o 2011 la sucursal de otra entidad financiera, un banco austríaco que funcionaba en Antigua,
una isla caribeña de 100.000 habitantes descubierta por Colón en 1493 y bautizada en honor
de la Virgen de la Antigua de la catedral de Sevilla. No se conoce el nombre del banco pero se
le podría llamar el Banco de los Sobornos pues estando ya bajo el control absoluto de los
sobornadores, desaparecieron los obstáculos. Los políticos sobornados que iban a recibir
coimas abrieron cuentas en este banco cooptado y recibieron giros sin temor alguno de llamar
la atención.

La promiscuidad con el delito que alcanzaron los ejecutivos de Odebrecht fue comentada en
la biografía de Marcelo Odebrecht, jefe supremo de la compañía desde 2008, como sucesor
de su padre Emilio y de su abuelo Norberto. En el libro "El Príncipe", que publicaron en 2017,
afirmaron los periodistas Marcelo Cabral y Regiane Oliveira:

En las operaciones del departamento de sobornos ninguno de los subordinados cuestionó la


existencia de esa máquina de corrupción. Los funcionarios de Odebrecht comprometidos con
el sistema de sobornos no se mostraban dispuestos a cuestionar la ética de su trabajo o la
existencia misma del circuito de pagos paralelos. Dentro de Odebrecht, la obediencia ciega,
sorda y muda a las determinaciones del Príncipe se convirtió en regla de juego.

Es de anotar que Marcelo Odebrecht en la primera fase de su detención y antes de aceptar su


culpabilidad y confesar sus delitos a cambio de beneficios penales —lo que en Brasil se llama
delación premiada y en Colombia, principio de oportunidad—, había insistido desde la cárcel
en la inocencia suya y de la compañía, alegando que Odebrecht se diferenciaba "por una
cultura con valores humanistas y éticos". Su abuelo y fundador de la compañía, Norberto
Odebrecht, proclamaba que "La riqueza moral es la base de la riqueza material y la riqueza
material, sin ética, no es riqueza sólida sino riqueza efímera".

El departamento de sobornos también sirvió para pagar rescates por secuestro, entre ellos a
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, según el libro de Cabral y Oliveira,
que cita una declaración de Marcelo Odebrecht ante la justicia del Brasil:

Pagamos rescates en Iraq, pagamos rescates en Angola, pagamos rescates en Colombia.


Llegamos a tener más de cien personas nuestras secuestradas en Colombia.

Como parte del acuerdo al cual llegó en Nueva York, Odebrecht reconoció que entre 2003 y
2016 pagó 349 millones de dólares en sobornos a partidos políticos del Brasil y a funcionarios
públicos de ese país para garantizar ventajas indebidas en el otorgamiento de contratos.
Específicamente la compañía reconoció la existencia del cartel de contratistas que existía en
Petrobras. Una vez se decidía internamente en el cartel quién debía ganar una determinada
licitación se acordaba que solamente esa compañía debía presentar una propuesta idónea y
que las demás presentarían ofertas deliberadamente destinadas a ser descalificadas. De esa
manera el cartel rotaba los contratos de Petrobras entre las compañías que lo constituían.

Además de los 349 millones de dólares en coimas pagadas a partidos políticos y funcionarios
en Brasil, se destinaron otros 439 millones de dólares a partidos y funcionarios en los otros
once países donde florecieron los sobornos. El total, como ya se dijo, fue de 788 millones de
dólares.

En Mozambique se pagaron 950.000 dólares, en México 10.5 millones y en Colombia 11.1


millones de dólares. Colombia estuvo entre los coleros. En Venezuela los sobornos
ascendieron a 98 millones de dólares, en Panamá llegaron a 59 millones, en Ecuador
superaron los 33 millones.

Como se verá más adelante, la Fiscalía afirmó posteriormente que en Colombia los sobornos
habían llegado a 27 millones de dólares, una cifra más creíble que los 11 millones y pico, y
más acorde con la pagada en Perú (29 millones), un país comparable a Colombia por varios
conceptos.

El acuerdo al cual llegó Odebrecht con el Departamento de Justicia le puso fin a la investigación
por sobornos e implicaba en teoría el pago de una multa de 3.000 millones de dólares y la
aceptación del cargo penal de conspiración para violar la ley de prácticas corruptas extranjeras
de 1977, conocida por sus siglas FCPA. El caso no fue a juicio sino que se cerró con el pago
de la multa y previa confesión de responsabilidad. "Lo importante es que reconocemos nuestra
participación. Fuimos cómplices y no nos opusimos a estas prácticas como debimos hacerlo.
Fue un grave error", reconoció Odebrecht.

Formalmente, en el papel, la multa sería la mayor jamás impuesta por infracción de la ley
FCPA. En realidad, como informó posteriormente el Dorsey Digest, un servicio informativo
sobre corrupción de una firma de abogados de los Estados Unidos, de la suma que tendría
que pagar Odebrecht, debido a que la compañía no estaba en capacidad de desembolsar lo
pactado, se le rebajó la multa a pagar en los Estados Unidos a apenas 93 millones de dólares.
Una bicoca.

De otra parte, si no hubiera sido por el Departamento de Justicia es probable —por no decir
innegable— que en Colombia jamás se hubiera revelado el escándalo de Odebrecht ni se
hubiera destapado la hediondez que se fue conociendo a lo largo del año 2017.

La primera reacción del gobierno de Juan Manuel Santos cuando el 21 de diciembre de 2016
se divulgó desde Nueva York el acuerdo de los fiscales con Odebrecht, fue culpar al gobierno
de Álvaro Uribe. Tan preparado estaba el jefe del Estado que el mismo 21 de diciembre la
Casa de Nariño expidió este comunicado:

Ante la información hecha pública hoy por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos
sobre pago de sobornos por la firma Odebrecht en Colombia, el Gobierno Nacional se permite
informar que: El gobierno nacional es el primer interesado en ir al fondo de este tema y llevar
esta investigación hasta sus últimas consecuencias.
Eso se lo cree únicamente quién no es ducho en las mentiras que se esconden en los
comunicados oficiales. Quienes conocen la manipulación informativa entendieron al rompe que
el propósito del comunicado era usar el espejo retrovisor para culpar a la administración Uribe
del escándalo que estaba reventando. En efecto, la Casa de Nariño en el respectivo boletín de
prensa señaló con el dedo al funcionario sobornado:

En la información que hizo pública el Departamento de Justicia de los Estados Unidos se


señala en forma específica que entre 2009 y 2010 se pagaron 6,5 millones de dólares a un
funcionario en Colombia. Durante ese lapso sólo existe un contrato entre Odebrecht y el
Gobierno Nacional:

* Ruta del Sol sector 2. Adjudicado en diciembre del 2009 por el anterior INCO, bajo la
administración de Gabriel García Morales, viceministro de transporte de Andrés Uriel Gallego.
En este caso sólo un proponente fue habilitado durante el proceso contractual.

Se observa a la legua que el gobierno tenía información concreta sobre la comisión girada a
un funcionario de Álvaro Uribe. De hecho pocos días después, en enero de 2017, la Fiscalía
capturó a Gabriel García Morales y su participación se demostró a lo largo del año 2017, al
punto de que en diciembre, al año de revelado el escándalo, el ex viceministro ya estaba
condenado a 5 años y 2 meses de prisión por los delitos de interés indebido en la celebración
de contratos y cohecho impropio. Cohecho impropio es lo que en el lenguaje común se llama
soborno: el delito que comete el servidor público que acepta dinero por un acto que deba
ejecutar como parte de sus funciones. En el cohecho propio se castiga el acto contrario a los
deberes oficiales.

Gabriel García Morales, como se demostró a partir de su captura, amañó la licitación de la


Ruta del Sol 2 para que se la ganara Odebrecht, dejando por fuera a los demás proponentes.
Así lo describió la Fiscalía cuando García Morales fue condenado:

Durante todo el proceso quedó en evidencia la promesa de García Morales de que nada ni
nadie se interpondría en su camino para darle el contrato Ruta del Sol II al consorcio
conformado por Odebrecht.

El comunicado de la Presidencia de la República del 21 de diciembre de 2016 también


señalaba que las autoridades brasileras, contactadas cuando se conoció el escándalo
Odebrecht en Brasil, no informaron de sobornos pagados en Colombia. Marcelo Odebrecht, la
cabeza visible del conglomerado, había sido condenado en Brasil a 19 años de prisión en
marzo de 2016, mucho antes del acuerdo firmado con el Departamento de Justicia de los
Estados Unidos.

Según el comunicado:

Es de anotar que hace un año, cuando se destapó el escándalo de corrupción de Odebrecht


en Brasil, la Oficina de Transparencia de la Presidencia solicitó a la Fiscalía brasileña toda la
información pertinente. La respuesta no reveló el pago de ningún soborno en Colombia ni la
comisión de delito alguno.
Lo dicho. Sin la actuación del fiscal de Nueva York y del Departamento de Justicia, no nos
hubiéramos enterados de los delitos cometidos por la compañía y de la corrupción que se
registró en los gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.

La Oficina de Transparencia le dirigía Camilo Enciso. En el comunicado ya citado Enciso se


abstuvo de revelar que él había tratado de favorecer a Odebrecht. En mayo de 2016 indicó
ante el Senado que nadie había denunciado a Odebrecht en Colombia, según se publicó en la
Gaceta del Congreso del 25 de agosto de 2016:

Se está especulando mucho sobre si en Colombia Odebrecht incurrió en actos de corrupción


o no; a la Secretaría de Transparencia no le ha llegado ni una sola denuncia por un acto de
corrupción de Odebrecht.

¿Especulación? Aunque Marcelo Odebrecht fue condenado en marzo de 2016, el zar


anticorrupción Camilo Enciso dos meses después consideró, asombrosamente, que era
especulación hablar de corrupción de Odebrecht en Colombia. Aparte de solicitar al Brasil la
sentencia contra Marcelo Odebrecht, Enciso se sentó a esperar que alguien llegara a su oficina
a poner la denuncia. ¿Envió un oficio a la Fiscalía para que se abriera una investigación penal?
Es obvio que la Presidencia de la República no quería alborotar el avispero.

Muy distinta fue la actuación de Santos cuando en 2014 se divulgó públicamente que la
petrolera Petrotiger había pagado un soborno a un funcionario de Ecopetrol a cambio de un
contrato. Santos dio la orden de presentar la denuncia penal tan pronto se reveló el escándalo.
Fue muy significativo que la denuncia penal ante la Fiscalía la presentara la Presidencia de la
República. Como consecuencia, posteriormente fue condenado a 16 años de prisión un ex
funcionario de Ecopetrol, David Orlando Durán, que recibió un soborno de US$333.500.

Es lícito sospechar que el gobierno Santos tenía información de primera mano sobre los
sobornos pagados por Odebrecht en el país. El mismo 21 de diciembre de 2016 en que explotó
el escándalo en Nueva York, el gobierno en Bogotá indicaba que Gabriel García Morales había
adjudicado el contrato de la Ruta del Sol 2 y lanzaba contra él, funcionario del gobierno anterior,
la presunción de culpabilidad. En ese momento Camilo Enciso no salió a declarar que se
estaba especulando mucho sobre si en Colombia Odebrecht incurrió en actos corruptos. Dejó
de ser vago e impreciso como lo fue en mayo de 2016 ante la comisión sexta del Senado:

Hasta el momento no tenemos una noticia criminal de acto de corrupción alguna de Odebrecht
en Colombia, y eso no quiere decir que estemos defendiendo a Odebrecht. Si cualquier
persona de esta Comisión tiene esa información, yo le agradezco muchísimo que se la haga
llegar a la Fiscalía General de la Nación y a los entes de control, y a la Secretaría de
Transparencia, por supuesto, estaríamos muy interesados en conocerla.

Así consta en las páginas 53 y 54 de la Gaceta del Congreso del 25 de agosto de 2016.

La actitud de Enciso, que al principio fue quien puso la cara en la Casa de Nariño, cambió una
vez los sobornos mundiales de Odebrecht se volvieron titular de prensa y de noticieros. Ya no
era creíble el lenguaje ambiguo que utilizó ante el Senado. De una parte, le achacó a un
funcionario del gobierno Uribe el soborno principal revelado en Nueva York. Luego pidió
castigo "si hubiera un funcionario del Gobierno Santos involucrado con estos hechos. Su
conducta sería la mayor traición a los principios de buen gobierno que el Presidente ha
defendido toda su vida". Pero Enciso se apresuró a insinuar que si hubo sobornos en el
gobierno Santos no fueron a funcionarios suyos sino a otra categoría de funcionarios. Esta
declaración permite suponer que Santos sabía que en su gobierno Odebrecht pagó sobornos
pero que fueron triangulados a favor de otros personajes. Con lo que se sabe hoy, es muy
claro que esta afirmación de Camilo Enciso en una entrevista que dio a la revista Semana al
iniciar el año 2017 indica que Santos estaba enterado de que las comisiones se les pagaron a
senadores y a otros elementos. A la luz de lo que se conoce en la actualidad, hay que leer con
mucha atención estas palabras de Enciso que aparecen en la edición de la revista Semana del
9 de enero de 2017:

El acuerdo del Departamento de Justicia de los EE.UU. con Odebrecht dice que los sobornos
se pagaron a "government officials". Yo creo que en Colombia se ha dado una confusión
alrededor de ese término. Algunos lo han interpretado como el pago a "funcionarios del
gobierno" nacional. Esa traducción literal es inexacta. El concepto de "government official" en
inglés engloba a cualquier funcionario público. Es decir, acá podríamos estar hablando también
de jueces, congresistas, concejales o alcaldes involucrados, por sólo poner unos ejemplos.

En cuanto a la traducción, Enciso tiene razón. Pero no es eso lo que interesa aquí. Lo diciente
es cómo de esa declaración se puede concluir que la Casa de Nariño no estaba preocupada
de que los sobornos salpicaran directamente a funcionarios de Santos pues posiblemente
sabía desde el comienzo que había existido una triangulación a favor de congresistas.

Obviamente no apuntaba el dedo contra el senador Bernardo Elías ni contra su colega Musa
Besaile ni contra los que luego fueron acusados, como sí lo hizo directamente contra el
viceministro de Uribe.

Nobelbrecht, capítulo 4: Gabriel García Morales


Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

9 May 2018

Después de la bomba noticiosa que se difundió el 21 de diciembre de 2016 sobre la regadera


de sobornos de Odebrecht, vino el receso navideño y de fin de año.

El siguiente titular se produjo el 12 de enero de 2017 cuando fue capturado Gabriel García
Morales, señalado desde el primer momento por el gobierno Santos como virtual sobornado.
Néstor Humberto Martínez Neira, el fiscal general, indicó que hacía el anuncio "con verdadera
indignación de colombiano".
García Morales fue el último viceministro de Transporte en el gobierno Uribe. Como director
del Instituto Nacional de Concesiones (Inco) adjudicó a Odebrecht el contrato de la Ruta del
Sol 2, una vía de 510 kilómetros que se inicia en Puerto Salgar (Cundinamarca) y culmina en
San Roque (Cesar) y que se contrató por 2 billones de pesos.

Gabriel García Morales, viceministro de Transporte en el segundo gobierno de Álvaro


Uribe, fue condenado por recibir 6,5 millones de dólares de Odebrecht por el contrato de
la Ruta del Sol 2. Archivo El Espectador

García Morales negó haber recibido coimas cuando se mencionó por primera vez su nombre
en los medios de comunicación, agregó que la Ruta del Sol 2 fue adjudicada con participación
de la Corporación Financiera Internacional "y vigilada por los organismos de control" y afirmó
que "siempre se procedió con rigor y transparencia". Sin embargo, una vez detenido aceptó
prontamente haber recibido un soborno de 6.500.000 dólares. En su primera declaración en
diciembre de 2016 había dicho categóricamente:

En ningún momento y bajo ninguna circunstancia he recibido dineros de soborno ni de ninguna


especie, provenientes de compañías participantes en licitaciones.

Por esta proclividad tan común a la mentira, los ciudadanos casi siempre dudan de los
funcionarios gubernamentales que se declaran inocentes de una acusación. Inversamente, la
opinión pública casi siempre cree que un funcionario acusado es un funcionario culpable.

El cartagenero Gabriel García Morales no era ampliamente conocido. Hijo de Alfredo García
de Zubiría, ex director de Proexpo en Cartagena, estudió economía en la Universidad de los
Andes y dictaba la cátedra de microeconomía en la Universidad Tecnológica de Bolívar cuando
el presidente Uribe lo nombró en 2009 como viceministro de Andrés Uriel Gallego, que sí se
hizo conocer en los ocho años en que fue ministro de Transporte, de 2002 a 2010, y que falleció
de cáncer en 2014. En el gobierno de Andrés Pastrana, García Morales fue superintendente
de puertos y transporte por apenas dos meses.

Antes de la captura de quien él había elogiado tiempo atrás como una de las personalidades
jóvenes más importantes del Caribe y de la patria, Álvaro Uribe cambió de tono:

Gabriel García traicionó a Andrés Uriel Gallego, ministro químicamente puro, al equipo de
Gobierno y a mi persona, que en una vida pública larga, he manejado con pulcritud y austeridad
los recursos del Estado, desde la Jefatura de Bienes de Empresas Públicas de Medellín hasta
la Presidencia de la República.

Uribe también reveló que fue Silvana Giaimo, su viceministra de Minas y Energía y ex directora
ejecutiva de la Cámara de Comercio de Cartagena, quien recomendó a García Morales para
el viceministerio de Transporte. Giaimo respondió que presentó a García Morales basada en
"la estructura moral que se conocía de su familia".

García Morales no recibió los 6.500.000 dólares directamente sino que pidió a sus amigos
cartageneros, los hermanos Enrique y Eduardo Ghisays Manzur, que aceptaran la coima por
medio de sociedades que crearon ex profeso, llamadas Lurion Trading Inc y Oil & Gas
Logistics. Los Ghisays a su vez invirtieron una parte del dinero en acciones de otra sociedad:
Pacific Infrastructure. En otras palabras los hermanos actuaron como lavadores del soborno.
Y terminaron siendo víctimas de García Morales, que los delató al negociar beneficios penales
con la Fiscalía —lo que se llama principio de oportunidad— a cambio de que la Fiscalía no le
imputara los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. El fiscal Néstor Humberto
Martínez confirmó la delación: "La situación de los hermanos Ghisays fue previamente
acreditada, a partir del testimonio que dio el ex viceministro García".

Por esa razón, en tanto que García Morales, como ya se dijo, fue condenado en diciembre de
2017 a 5 años y dos meses de prisión, Enrique Ghisays recibió una pena mayor. En julio de
2017 fue sentenciado a 7 años de cárcel. La condena era de 14 años pero se le rebajó a la
mitad por haber aceptado los cargos por lavado de activos y enriquecimiento ilícito de
particulares. Con los beneficios adicionales por trabajo y estudio y buena conducta podría estar
libre en 2021. Su hermano Eduardo Ghisays fue condenado por lavado de activos a 3 años de
detención domiciliaria en agosto de 2017.

Según la Fiscalía, Enrique Ghisays se reunió en Miami con "Tushio", sobrenombre del jefe de
la División de Operaciones Estructuradas de Odebrecht —el denominado departamento de
sobornos—, un brasilero llamado Luiz Eduardo da Rocha Suárez. A la cita asistió un
representante de la Banca Privada d'Andorra. En la reunión le sugirieron a Ghisays que, para
despistar, creara una sociedad de papel en Panamá. En enero de 2010 los Ghisays
constituyeron Lurion Trading Inc., la cual abrió cuenta en el banco de Andorra, que es muy
conocido por prestarse para ocultar capitales. Luego, de la sociedad panameña salieron 4
millones de dólares para comprar acciones de la compañía Pacific Infrastructure, con lo cual
se buscaba, según la Fiscalía, darle una apariencia de legalidad a los sobornos. Un millón de
dólares se perdieron en fallidas transacciones de bolsa. La comisión para los Ghisays por lavar
el dinero fue de 750.000 dólares. El saldo faltante no se ha explicado. Con el producido de los
sobornos García Morales compró en Cartagena un apartamento en el edificio Claro de Luna.
Pacific Infrastructure resultó ser una empresa real, no de papel, cuyo presidente, Juan Ricardo
Noero, también había sido viceministro de transporte, como García Morales, pero no en el
segundo sino en el primer gobierno de Álvaro Uribe, entre 2002 y 2006. Noero rindió un
interrogatorio en la Fiscalía pero no fue imputado. Aclaró públicamente que no sabía que se
originaba en sobornos la inversión hecha por los hermanos Ghisays. Fue García Morales quien
le presentó a los Ghisays.

El negocio se hizo así, según me informó Andrés Rengifo Mantilla, director legal de Pacific
Infrastructure:

1. Pacific Infrastructure (PIV) identificó a un grupo de más de 30 inversionistas interesados


en adquirir acciones. Esa emisión y colocación de acciones recogió US$37 millones,
destinados a ejecutar proyectos de infraestructura en Colombia. La capitalización
representaba aproximadamente el 20% del total de acciones de PIV.

2. Uno de los inversionistas que adquirió acciones fue la sociedad Lurion Trading Inc.,
representada por Enrique Ghisays. El 24 de noviembre de 2010 Lurion compró 2
millones de acciones que valían US$2 millones.

3. En agosto de 2011, Lurion vendió sus acciones a Oil & Gas Logistics Inc.

4. PIV no intervino en la venta de Lurion a la otra sociedad ni tuvo información al respecto.


Simplemente le notificaron el traspaso de acciones.

5. En el año 2012, PIV hizo una nueva emisión de acciones y las ofreció a sus accionistas.

6. Como resultado de esa segunda capitalización, Oil & Gas Logistics Inc. adquirió 2
millones de acciones de PIV por US$2 millones. De esa manera Oil & Gas quedó como
titular de 4 millones de acciones.

7. Con oficio de marzo 9 de 2017, la Fiscalía 35 Dirección Nacional Especializada de


Extinción del Derecho de Dominio, ordenó a PIV inscribir un embargo sobre todas las
acciones de Oil & Gas, es decir, los 4 millones de acciones.

8. El 7 de junio de 2017 Enrique Ghisays, como representante legal de Oil & Gas, envió
un oficio a PIV solicitando la inscripción del embargo ordenada por la Fiscalía 35 sobre
los 4 millones de acciones. Dos días después PIV solicitó al agente residente de PIV en
las Islas Vírgenes Británicas registrar el embargo. El 25 de julio de 2017 el agente
residente certificó que se había realizado el embargo y que estaba suspendido el poder
dispositivo sobre las acciones.

A enero de 2018 estaba vigente el embargo de las acciones, según el director legal de PIV.
"Sus actuales titulares no podrán disponer de las mismas", indicó Andrés Rengifo Mantilla. PIV,
añadió, desconoce los procesos de la Fiscalía "en relación con el origen de los recursos con
los cuales se hicieron esas inversiones en PIV".

De los 4 millones de dólares invertidos en PIV por Enrique Ghisays, 2 millones venían del
soborno de Odebrecht. Los otros dos fueron un aporte de dos amigos empresarios de Gabriel
García Morales: Marco Giampaoli y Menzel Amín. Así lo indicó la Fiscalía en el comunicado
20958 de julio de 2017.

Pero toda la inversión, los 4 millones de acciones, quedó congelada.

Rápida y eficaz fue la actuación del fiscal Néstor Humberto Martínez en el caso de los sobornos
pagados a Gabriel García Morales y de los delitos que cometieron los hermanos Ghisays para
darle apariencia de legalidad a los fondos girados por Odebrecht para comprar el contrato de
la Ruta del Sol 2. Los protagonistas fueron procesados y condenados en el curso de 12 meses.
Muy distinta fue la gestión del antecesor de Martínez, ese gran burócrata de la justicia llamado
Eduardo Montealegre, que se distinguió como fiscal general de la Nación por prodigar
contratos, atenciones y honores a la esclarecida dama Natalia Springer.

En el asunto del soborno a García Morales solamente hay un cabo suelto. Falta que se liquiden
las acciones de los reos en Pacific Infrastructure y que se cumpla la promesa que la Fiscalía
hizo públicamente en julio de 2017 de que en un año ingresaría a las arcas del gobierno el
producto de la liquidación de la inversión.

Como se ha visto, Gabriel García Morales incurrió en el típico delito de soborno, o cohecho,
como lo llama el Código Penal. Como servidor público recibió dinero de una persona
(Odebrecht) a cambio de un acto que debía ejecutar en el desempeño de sus funciones. Ese
acto fue la adjudicación del contrato de la Ruta del Sol 2.

La contraprestación de García Morales no fue solamente la adjudicación del contrato sino una
conducta que según la Fiscalía se desarrolló en un apartamento del norte de Bogotá, donde el
entonces viceministro como director del INCO "daba orientaciones al empresario Luiz Antonio
Bueno Junior para que Odebrecht presentara una propuesta perfecta, con el compromiso de
descalificar a los demás oferentes". Bueno Junior era el presidente de Odebrecht Colombia.
Fue el mismo mecanismo utilizado en Brasil por las compañías que como Odebrecht hacían
parte del cartel destinado a suprimir la competencia en la contratación de Petrobras.

En resumen, en relación con el soborno girado durante el gobierno de Álvaro Uribe, se hizo
plena claridad en el curso de pocos meses y se llegó a tres sentencias condenatorias, una
rareza dentro de las investigaciones por corrupción en Colombia. Néstor Humberto Martínez
cobró este triunfo en rueda de prensa del 6 de marzo de 2017 cuando anunció que las
pesquisas se realizaron "solamente a partir de indagaciones e iniciativas probatorias propias"
sin que hasta ese momento la Fiscalía hubiera recibido pruebas recaudadas por la
Procuraduría General de Brasil ni por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

Pero la actuación de la Fiscalía se vio empañada por una incomprensible absolución del fiscal
general a favor de Odebrecht en relación con el otro negocio de la multinacional de los
sobornos, la recuperación del río Magdalena. "Hay algunos contratos que no implicarían
valoraciones de criminalidad o de corrupción", afirmó Néstor Humberto Martínez el 5 de enero
de 2017. "Hoy la Fiscalía ha descartado la posibilidad de corrupción en el caso de la
adjudicación de las obras del río Magdalena". ¿En solo quince días ya se tenían elementos de
juicio para emitir un paz y salvo por esas obras? No cabía ese pronunciamiento cuando
acababa de explotar el escándalo mundial de Odebrecht. La firma no merecía esa absolución
anticipada. Además a la Fiscalía no le corresponde expedir certificados de buena conducta
sino imputar cargos cuando existen las pruebas. Si una investigación no desemboca en
imputaciones se archiva, pero no se le expide un paz y salvo al investigado. Ese detalle, esa
“queridura”, no hace parte del procedimiento de instrucción criminal.

El pecado de Néstor Humberto Martínez subió de punto porque con esa declaración absolvió
a Odebrecht, socio de su antiguo patrón, Luis Carlos Sarmiento Angulo. Este, a través de
Episol, filial de Corficolombiana, corporación financiera que hace parte del Grupo Aval
dominada por Sarmiento, era el socio de Odebrecht en el contrato de la Ruta del Sol 2, socio
minoritario con un 33% pero socio local fundamental. Néstor Humberto Martínez fue abogado
y asesor de cabecera de Sarmiento hasta cuando se posesionó como fiscal general el primero
de agosto de 2016.

Otro pecado cometió el fiscal general cuando afirmó que condicionaría un principio de
oportunidad solicitado por Odebrecht al pago de una indemnización equivalente al soborno de
algo más de 11 millones de dólares. En el principio de oportunidad, a cambio de colaboración
con la justicia la Fiscalía suspende y luego renuncia a la acción penal. Esta posición del fiscal
la comenté en la columna que escribo para el diario El Espectador:

Si NHM llega a firmar el principio de oportunidad a favor de Odebrecht incurrirá en un abuso


de poder similar al que se le imputa a García Morales, porque estaría beneficiando a uno de
los socios del contrato de la Ruta del Sol 2, que lo es Luis Carlos Sarmiento Angulo. Si el fiscal
general firma un principio de oportunidad premia injustificadamente a Odebrecht, que merece
el ostracismo absoluto de las obras públicas en Colombia por su confesa conducta delictiva.
Si NHM firma el beneficio penal, él y García Morales como funcionarios públicos habrán obrado
de manera indigna, deshonrosa, indecorosa y escandalosa. Con una diferencia a favor de
García Morales, que solamente recibió 6.5 millones de dólares. Néstor Humberto Martínez le
permitiría a Sarmiento Angulo seguir ejecutando un contrato oficial que para él como
contratista, con su 33%, vale 484 millones de dólares.

En rueda de prensa del 6 de marzo de 2017, NHM insistió en los beneficios penales para los
giradores de los sobornadores:

Los señores Luis (sic) Antonio Bueno Junior, Luis Antonio Mamery, Luis Eduardo Da Rocha
Soarez y Yesid (sic) Augusto Arocha Alarcón, funcionarios de Odebrecht, brindaron
información sobre las circunstancias de modo, tiempo y lugar de los ilícitos ocurridos alrededor
de la adjudicación del Contrato Ruta del Sol 2 y están postulados por la fiscal de conocimiento
para tramitar un principio de oportunidad en relación con los hechos que se comentan, a
condición de que reparen el daño causado a la sociedad, que se ha estimado en la suma de
$32.000 millones de pesos.

Pero desde el 9 de febrero de 2017 Odebrecht perdió el control de la Ruta del Sol 2, por
intervención del entonces recién posesionado procurador Fernando Carrillo, el cual obtuvo del
Tribunal Administrativo de Cundinamarca la aplicación de medidas cautelares. Se suspendió
el contrato y se embargaron las cuentas bancarias de Odebrecht.

Mantener la participación del "corrupto confeso" Odebrecht lesionaba la moralidad pública y


ponía en riesgo el patrimonio público, argumentó Carrillo.

Evacuado el caso del soborno en el octenio de Uribe, procede analizar lo sucedido con las
comisiones pagadas en el octenio de Santos. Sí, la Fiscalía hizo también en este caso un
notable destape y se conocieron extraordinarias revelaciones, pero en un aspecto muy
importante no llevó las pesquisas hasta las últimas consecuencias pues no investigó si con los
sobornos recibidos por los allegados políticos de Santos, el Ñoño Elías y Musa Besaile, se
compraron votos en la votación presidencial para la segunda vuelta de 2014.

Nobelbrecht, capítulo 5: Santos y los sobornos


Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

10 May 2018

Otto Bula, exsenador acusado de repartir los sobornos de Odebrecht. Archivo El


Espectador

El 14 de enero de 2017 la Fiscalía capturó al exsenador Otto Bula Bula, otro personaje que,
como Gabriel García Morales, detenido dos días antes, no era ampliamente conocido en el
país. De acuerdo con la Fiscalía, Bula recibió el saldo de los sobornos confesados por
Odebrecht en Nueva York, es decir 4.6 millones de dólares, los cuales fueron girados
inicialmente a favor de sociedades panameñas y chinas.

Pero a diferencia del caso de García Morales, donde se descubrió prontamente la armazón
delictiva y donde los protagonistas aceptaron su culpa, en cuanto a Bula no se hizo claridad
inmediatamente y ciertos hechos quedaron en disputa. Bula no aceptó la imputación de haber
recibido 4.6 millones de dólares por la adjudicación a favor de Odebrecht de la carretera
Ocaña-Gamarra, que se entregó a Odebrecht en 2014 no por licitación pública sino mediante
un otrosí o modificación al contrato inicial de la Ruta del Sol 2. Esta última carretera fue la que
Odebrecht logró que le adjudicaran en 2010 cuando sobornó a García Morales.

El hecho más significativo de la acusación contra Bula fue su ajenidad al gobierno que otorgó
a dedo la vía Ocaña-Gamarra. Bula no fue nunca funcionario de Santos ni fue allegado suyo.
Tampoco lo fue del gobierno de Uribe, aunque sí era partidario de Uribe, más que de Santos,
ya que actuó como senador en algunas ausencias del primo de Uribe, senador Mario Uribe
Escobar, condenado por la Corte Suprema de Justicia 2011 por el delito de paramilitarismo,
técnicamente conocido como concierto para promover grupos armados al margen de la ley.
Bula fue el jefe del movimiento político de Mario Uribe Escobar en Córdoba. Más adelante se
descubrió que Bula fue pagador y distribuidor de sobornos que sí llegaron a los bolsillos de
allegados a Santos.

Desde cuando se reveló el nombre de Bula como beneficiario de comisiones ilícitas, empezó
a perfilarse que los sobornos de Odebrecht durante los períodos de Santos fueron atípicos. Se
pagaron sobornos, es indudable, pues la multinacional brasilera realizó erogaciones en
Colombia, incluso por sumas mucho más altas que los 4.6 millones de dólares, y la compañía
consiguió los favores y privilegios que buscaba, pero ni el presidente de la República ni sus
ministros, ni quien en su gobierno desempeñaba las funciones que García Morales ejerció en
el mandato de Uribe, es decir Luis Fernando Andrade, presidente de la ANI, Agencia Nacional
de Infraestructura, resultaron ser beneficiarios de sobornos. Esta corrupción disfrazada no
exime de responsabilidad al gobierno pues hubo pagos ilícitos como lo reconoció Odebrecht,
no solamente en el acuerdo que firmó con el Departamento de Justicia, sino en un documento
que Odebrecht Colombia entregó a la Fiscalía y en una declaración rendida en Salvador de
Bahía, Brasil por Eleuberto Martorelli en diciembre de 2016. Ni exime de responsabilidad en
cuanto la compañía obtuvo beneficios directos que le convenían.

¿Por qué fueron triangulados los sobornos? Porque los recibieron aliados y allegados de
Santos. No se puede demostrar que Santos sabía o que él diseñó la fórmula o que la diseñó
otra persona y el gobierno la toleró, o que simplemente las cosas sucedieron así. La Fiscalía,
que reiteradamente ha venido mencionando las distintas líneas de investigación que se han
derivado de sus pesquisas iniciales, las cuales en efecto han dado resultados fructíferos, no
se ha ocupado de explicar la anomalía de los sobornos atípicos ni ha dicho que esté
investigando si el presidente o el gobierno sabían de ese esquema inusual.

Le pregunté acerca de esta incongruencia a Luis Fernando Andrade, el presidente de la ANI


que renunció en agosto de 2017, durante una entrevista telefónica un mes más tarde. Si él no
recibió sobornos, como afirma, y la Fiscalía no ha podido demostrar lo contrario, si se trata,
como él afirma de sí mismo, de una persona de alta competencia que trabajó anteriormente
25 años en la firma privada de consultoría internacional McKinsey & Company, si él
efectivamente es un hombre honesto que solamente quería "ayudar", como ha manifestado en
entrevistas y declaraciones, si instituciones y particulares han salido en defensa de su
honorabilidad, si la ANI es como él dice la mejor entidad gubernamental del país según el
Departamento Administrativo de la Función Pública, ¿Cómo se explica que Odebrecht hubiera
desembolsado sobornos en la época en que él presidió la ANI, desde su creación en el primer
gobierno de Santos?
Esto fue lo que me contestó: "Si hay un entorno corrupto en el país, que desafortunadamente
existe, no lo pueden hacer responsable a uno".

Desde el punto de vista penal, Andrade tiene toda la razón en su planteamiento. La


responsabilidad por un delito es subjetiva, no objetiva.

De otro lado el propio Andrade reconoce que hubo sobornos. El 12 de enero de 2017 expidió
este comunicado cuando recién empezaba el escándalo: "Esperamos que prontamente se
conozca la totalidad de la información de la firma Odebrecht, sobre las personas a las que ellos
pagaron los sobornos".

Si habiendo transcurrido más de un año de esa declaración se supiera ahora que Andrade sí
percibió sobornos, se concluiría que el comunicado fue una muestra de cinismo del entonces
presidente de la ANI, como lo fue el comentario inicial del ex viceministro Gabriel García
Morales, que se declaró inocente. La inocencia de Andrade en cuanto a los sobornos se ha
mantenido. La Fiscalía le imputó en septiembre de 2017 el delito de interés indebido en la
celebración de contrato, que no implica recibir comisiones, sino interesarse como funcionario
en un contrato en provecho propio o ajeno.

Por los sobornos de Odebrecht no existe una responsabilidad penal de Santos ni de Andrade,
pero sí se presentó una modalidad del cohecho que garantizó la inimputabilidad del jefe del
gobierno. Lo cual constituye un aporte novedoso e inmoral en materia de sobornos.

Las coimas merodearon a la ANI y los merodeadores sí recibieron dinero. Uno de los más
notables fue el Ñoño Elías, alias del senador Bernardo Miguel Elías Vidal, oriundo de Sahagún
(Córdoba), uno de los arietes que le dieron la victoria a Juan Manuel Santos en la reelección
de 2014. Elías fue capturado en agosto de 2017 y llevado a la Penitenciaría de la Picota y ya
no cabe duda de que se vendió a Odebrecht pues fue condenado a 6 años y 8 meses de prisión
por cohecho y tráfico de influencias.

Luis Fernando Andrade ha reconocido que se reunió con Elías varias veces entre 2013 y 2016.
En una ocasión asistió a una cena en la casa del senador. La cena la preparó un chef enviado
por Otto Bula. Andrade también le agradeció al senador un regalo que le envió a su esposa
por la ayuda de Andrade para conseguir un cupo en un colegio de Bogotá. Andrade ha insistido
que tenía que reunirse con quien estuviera interesado en los proyectos de la ANI. Las
reuniones sociales no son aconsejables para los servidores públicos que según la ley tienen
que obrar de acuerdo con los principios de igualdad, imparcialidad, buena fe, moralidad,
transparencia, publicidad y eficiencia. Pero esa falta no es equivalente al cohecho. Ni fue
Andrade quien mantuvo estrechas relaciones políticas con individuos como el Ñoño Elías, fue
Santos. El entorno corrupto lo aceptó el propio Santos cuando se alió con el Ñoño y sus
adláteres para fines políticos. El mismo Santos que, de otra parte, en vista de la corruptela
imperante en la entidad antecesora de la ANI, el Instituto Nacional de Concesiones (INCO),
creó una nueva institución pública y buscó a una figura competente como Andrade para
encabezarla.

Es esa dualidad, ese ejemplo de buen gobierno que intentó Santos al llevar a una persona
calificada como Andrade a un alto cargo, en tanto que simultáneamente mantuvo alianzas con
figuras de los bajos fondos de la política como el Ñoño Elías y sus congéneres, este Dr. Jekyll
y Mr. Hyde que es el presidente, es lo que explica que ni Santos ni Andrade ni los ministros se
hubieran untado como se untaron varios presidentes peruanos, y de otro lado explica que los
sobornos de Odebrecht hayan surtido efecto en una administración que prometió buen
gobierno y prosperidad para todos y en efecto le cumplió a unos pocos como al Ñoño Elías y
a Musa Besaile, que recibieron miles de millones de pesos lícitos e ilícitos mientras mantenían
una cercanía política con el Jefe del Estado.

Santos cree que cuando es necesario hay que contemporizar con el delito. No es una
afirmación gratuita ni una invención, aunque él no la definiría en esos términos sino que la
llama pragmatismo. Pertenece a su ideario político, heredado de las concepciones del
presidente que más admira, Alfonso López Michelsen, el mismo que lo nombró a los 23 años
en la oficina de la Federación Nacional de Cafeteros en Londres.

Cuando en el 2013 se celebraron los 100 años del natalicio de López Michelsen, Santos
recordó las conversaciones que sostenía con el ex presidente:

A la escuela realista pertenecía Kissinger, por ejemplo; a la idealista, Woodrow Wilson. La


diferencia se puede resumir en que los realistas asumen los problemas del mundo de acuerdo
a como el mundo es, en tanto los idealistas lo hacen de acuerdo a como quisieran que fuera.

Tal vez fue con ese pragmatismo que el expresidente López aceptó recibir, cuando se
encontraba en Panamá, al Cartel de Medellín para escuchar sus propuestas de sometimiento
a la justicia y transmitirlas al gobierno.

Sí, López Michelsen recibió en el Hotel Marriott de Panamá a los narcotraficantes que
ordenaron matar al ministro de Justicia la misma semana en que fue asesinado Rodrigo Lara
Bonilla en 1984.

***

Para Néstor Humberto Martínez Neira "la Fiscalía de Colombia es en América Latina la que
más resultados ha dado sobre el caso Odebrecht". Para el fiscal general la dependencia no
solamente esclareció los dos casos de corrupción identificados por el Departamento de
Justicia, el soborno en la Ruta del Sol 2 y el otrosí o anexo para la vía Ocaña-Gamarra, sino
que fue mucho más allá, obteniendo información que no tenían autoridades internacionales,
como en el caso del contrato Tunjuelo-Canoas en Bogotá, también adjudicado a Odebrecht.
"Ninguna investigación se engaveta en la Fiscalía General de la Nación, por el contrario la
Fiscalía realiza las investigaciones sin ninguna clase de consideraciones ni miramientos".

Martínez Neira hizo la última afirmación antes de que se conociera a mediados de 2017 que
su fiscal anticorrupción, Gustavo Moreno, efectivamente engavetaba las investigaciones a
cambio de dádivas, por lo menos en el caso de los expedientes contra el ex gobernador de
Córdoba, Alejandro Lyons, y que Moreno recargaba a sus subalternos de trabajo en otros
casos precisamente para cumplir con su promesa de enterrar las investigaciones contra Lyons.

Empero, sería injusto dejar de anotar que Martínez Neira no fue cómplice de Gustavo Moreno
sino que lo denunció una vez se enteró que el fiscal anticorrupción era un elemento
esencialmente corrompido incrustado en la Fiscalía y que recibió lecciones de depravación
ética de parte de magistrados y ex magistrados de la Corte Suprema de Justicia, que le
enseñaron a perfeccionar las técnicas de compraventa de sentencias y de archivo protervo de
expedientes.

Tampoco sería justo dejar de registrar que fueron notables y notorios los avances de las
investigaciones sobre Odebrecht durante todo el año 2017 y que, en efecto, sin miramientos
fueron capturadas y acusadas muchas personas que no lo habrían sido en la fiscalía de
Eduardo Montealegre, que será recordada fundamentalmente por el incansable esfuerzo de
este repudiado personaje por endiosar a Natalia Springer, o Natalia Springer Tocarruncho,
como la bautizó la sabiduría popular, o Natalia Lizarazo García, su nombre de cuna.

No pocos intocables recibieron la visita del CTI. Procede pues recordar los hechos que destapó
la Fiscalía y registrar cómo llegaron a La Picota personajes sobre cuyos reatos existía
abundante convicción en la opinión pública pero que parecían tener inmunidad.

La Fiscalía demostró que en los dos gobiernos de Santos se pagaron sobornos por parte de
Odebrecht pero como las comisiones no entraron al patrimonio de Santos ni de sus altos
funcionarios quedó la sensación de que Otto Bula, Roberto Prieto, Bernardo Elías, Musa
Besaile y otros, obraron por su cuenta, sin que sus actos comprometieran al gobierno. Cómo
si fueran réprobos autónomos.

No es así. Sencillamente lo ocurrido fue que los pagos ilícitos fueron triangulados o
tercerizados, no los recibieron ni Santos ni el presidente de la ANI, Luis Fernando Andrade, ni
miembros del gabinete, pero sí se consiguieron decisiones oficiales favorables, sí pagó
Odebrecht por esas decisiones, y sí es responsable el gobierno por esos ilícitos, aunque
directamente nadie haya hecho giros a las cuentas bancarias de altos funcionarios del poder
ejecutivo.

La sucursal de Odebrecht en Colombia contrató a Otto Bula en 2013 para que por medio del
lobby hiciera viable el contrato de la carretera Ocaña-Gamarra, mediante el pago a Bula de
honorarios por resultado o cuota de éxito. Luego se supo que la fecha no era real pues el
contrato realmente se firmó en 2016 pero con fecha ficticia o antedatada. La aclaración la hizo
el abogado Yezid Arocha Alarcón, nacido en Bucaramanga en 1955 y director jurídico de
Odebrecht en Colombia desde hace muchos años. Según dijo Arocha a la Fiscalía, entre abril
y junio de 2016 lo llamó Eleuberto Martorelli, presidente de Odebrecht Colombia, y le pidió
elaborar un contrato con Otto Bula "a fin dejar legalizado un hecho cierto, según las palabras
del señor Martorelli, que consistía en la realización de unas actividades de lobby para viabilizar
el otrosí Ocaña-Gamarra que se habían realizado en el 2013 y por las cuales se le habían
pagado a él 4.6 millones de dólares en el 2014". Con esta declaración bajo juramento Arocha
desmintió a Bula, que había negado la recepción del dinero cuando fue capturado.

Arocha declaró que conoció a Otto Bula en el 2012 porque se lo presentó Federico Gaviria
Velásquez, que era "asesor de Odebrecht y lobista desde hacía muchos años, el señor Gaviria
había apoyado a Odebrecht en licitaciones que no ganamos como las de Porce 3 e Ituango
con EPM y la de la Ruta del Sol 3 que tampoco ganamos".

(Las actuaciones delictivas de Federico Gaviria Velásquez vienen de vieja data. En la alcaldía
de Samuel Moreno Díaz, Gaviria entregó en su oficina del parque de la 93 en Bogotá $5.180
millones de pesos al secretario de salud del Distrito, Héctor Zambrano. El dinero tenía como
destinatario a Samuel Moreno Díaz y a su hermano Néstor Iván Moreno Díaz, hijos y nietos de
sujetos que se enriquecieron ilícitamente del erario público desde los años cincuenta: Samuel
Moreno Díaz y el general Gustavo Rojas Pinilla. Los sobornos que pagó Gaviria eran la
comisión exigida por el alcalde por el contrato de ambulancias de más de $67.000 millones
que estructuró Gaviria.)

Arocha también señaló que veía con mucha frecuencia a Otto Bula en las oficinas de
Odebrecht "reuniéndose con el señor Martorelli" en los años 2013 a 2015, y que luego en el
2016 lo volvió a tratar para la firma del contrato cuya fecha fue alterada para hacerlo aparecer
como si se hubiera firmado en 2013, anomalía sobre la cual no se ha dado una aclaración
satisfactoria. Bula "debido a sus apoyos políticos promocionaba la celebración del otrosí",
según Arocha.

Yezid Arocha, cuando explotó el escándalo, entregó a la Fiscalía un documento presentado


por Martorelli ante la Procuraduría General Federal en Brasil sobre los sobornos. Martorelli
señaló en ese documento que Bula:

Me contaba que en las comisiones permanentes del Congreso: Tercera (Hacienda Pública y
Crédito Público), Cuarta (Presupuesto y Sistema de Control Fiscal y Financiero) y Sexta
(Infraestructura y Prestación de Servicios Públicos), en las cuales él tenía influencia,
convocaría a Luis Fernando Andrade, presidente de la ANI, y a Mauricio Cárdenas, ministro
de Hacienda, para reuniones de control político en el Congreso, con el objetivo de presionarlos
para darle celeridad al otrosí que viabilizaría el proyecto Ocaña-Gamarra.

Cárdenas en efecto fue citado seis veces a las comisiones del Congreso entre agosto y octubre
de 2013. Martorelli agregó en el documento que Yezid Arocha entregó a la Fiscalía y que fue
revelado por la revista Semana:

Verifiqué que era verdad, pues en una de esas reuniones de trabajo ocurridas en la ANI, el
presidente de la Agencia, Luis Fernando Andrade Moreno, me pidió que no hubiese más
presión de los parlamentarios para realizar el proyecto. Esto demostraba que Otto Bula estaba
actuando con los agentes políticos.

Queda pues claro que los sobornos se pagaron no a Andrade ni al ministro de Hacienda sino
a los parlamentarios que los presionaron para que Odebrecht consiguiera el contrato de la vía
entre Ocaña y Gamarra sin licitación pública, creando dos peajes más e incrementando el valor
de los peajes existentes. La demostración palpable de esta afirmación proviene de Martorelli.

Eleuberto Antonio Martorelli, director superintendente de Odebrecht en Colombia a partir de


enero de 2013, rindió en Salvador de Bahía, Brasil una declaración derivada de su acuerdo
con el Ministerio Público Federal. En esa declaración de diciembre 15 de 2016, Martorelli
señaló que para que fuera viable la construcción de los 90 kilómetros de carretera entre Ocaña
y Gamarra, que fue la que originó el pago de 4.6 millones de dólares a Otto Bula, eran
indispensables cuatro cláusulas:

1. El aumento de las tarifas de los peajes en un 15%.

2. La creación de dos nuevos peajes.

3. Anticipar las vigencias futuras del contrato.


4. Garantía estatal sobre el valor mínimo a ser recaudado por la concesionaria.

Cuando se firmó el otrosí número 6, el de la construcción de la vía Ocaña-Gamarra, que


Martorelli en su declaración llama en portugués "aditivo número 6", se consiguió el objetivo
que buscaba Odebrecht. Según Martorelli: "Efectivamente las cuatro cláusulas fueron
atendidas para poder tener viabilidad el proyecto".

En cuanto a los dos nuevos peajes, por ejemplo, se crearon por acto administrativo firmado
por la ministra de Transporte Cecilia Álvarez-Correa Glen. En la resolución 2127 de 2014 la
ministra emitió concepto favorable para establecer dos nuevos peajes denominados Gamarra
y Platanal. Nadie ha dicho que la ministra recibió dinero por esa decisión. Pero era una decisión
que Odebrecht consideraba esencial para la viabilidad de la carretera y la decisión favorable
la emitió la administración Santos.

Martorelli señaló en su declaración:

La participación de Otto Bula en ese proceso fue importante, conseguimos el contrato, fue
adicionada la concesión. No sé si hubo pago a agentes públicos. Bula nunca especificó que
existía trato directo con autoridades públicas. Bula tenía influencia muy grande en la región
Caribe, con parlamentarios de la región. El utilizaría relaciones políticas, se necesitaba que el
Ministerio de Transporte aprobara cláusulas, aumento del 15% de la tarifa de peaje, aprobar
dos plazas de peajes adicionales, que Ministerio de Hacienda autorizase traspaso de vigencias
futuras. Los pagos se hicieron por medio del Departamento de Operaciones Estructuradas
porque Bula pidió que se hicieran pagos en las cuentas afuera, en el exterior, por eso no se
podían hacer desde Colombia.

Martorelli precisó que inicialmente la ANI preguntó en 2013 a la concesionaria de la Ruta del
Sol 2, es decir a Consol, si tenía interés en realizar un estudio sobre la posible construcción
del trayecto Ocaña. El contrato de estudio se firmó en julio de 2013 como otrosí número 3 del
contrato de la Ruta del Sol 2. "Claro está que efectivamente no le interesaba a la concesionaria
solamente la realización del estudio", indicó Martorelli. Como el contrato principal se podía
adicionar con corredores alimentadores, el concesionario quería además realizar las obras,
agregó. Otto Bula preguntó entonces si podía ayudar para conseguir el otrosí principal, el de
la construcción del trecho Ocaña-Gamarra, que luego de distinguió como otrosí número 6. Bula
dijo, según Martorelli, que podía ayudar para acelerar ese otrosí o aditamento. Martorelli
consultó con su superior Luiz Mameri y el contrato con Bula se firmó el 5 de agosto de 2013.

Es claro que de parte del gobierno había interés en el otrosí y que la ayuda de Bula al
concesionario consistía en agilizar los trámites. El otrosí iba a salir en 2014 o 2015 o 2016,
anotó Martorelli en su declaración, pero lo que logró Bula fue acelerarlo. La voluntad de
adicionar el contrato se materializó antes de que Bula ofreciera el lobby pues, según Martorelli,
el contrato con Bula se firmó en agosto de 2013 y la adición para estudiar el trayecto Ocaña-
Gamarra es de julio 2013. Es decir el otrosí número 3 se firmó sin la contaminación de los
sobornos. Estos sirvieron para acelerar un trámite oficial. La declaración de Martorelli favorece
a Andrade pues indica que ya había en la ANI una decisión de construir el tramo Ocaña-
Gamarra y por ende Andrade no tenía interés indebido en ese contrato ni a su favor ni a favor
de terceros.
En cuanto a los pagos a Bula, Martorelli declaró en Brasil que se hicieron entre febrero y
septiembre de 2014 por un monto de 4.6 millones de dólares, girados a cuentas offshore de
sociedades de Bula. Los giros los hizo el Departamento de Operaciones Estructuradas, según
Martorelli. Odebrecht se benefició pues si el pago se hubiera hecho en Colombia se habría
encarecido por el IVA, entonces del 16%. "Vi que yo tenía un beneficio fiscal", dijo Martorelli.

Lo que no le preguntaron a Martorelli durante su declaración en Salvador de Bahía en


diciembre de 2016 fue lo siguiente. Si según él los pagos a Bula se hicieron en 2014 y se
realizaron fuera de Colombia, ¿Por qué Yezid Arocha declaró que Martorelli en el 2016 le pidió
redactar un contrato para legalizar unas gestiones hechas por Bula en 2013?

***

Poco después de su captura, Otto Bula señaló que había entregado un millón de dólares a
Andrés Giraldo Rivera, un empresario conocido de Roberto Prieto, cercano allegado del
presidente Santos y gerente de sus campañas presidenciales de 2010 y 2014, y que el dinero
era para Prieto. Este y Giraldo han negado reiteradamente la acusación. Giraldo fue miembro
de la junta directiva de la empresa familiar de publicidad Marketmedios, de la cual Prieto ha
derivado cuantiosos ingresos.

Cuando Juan David Laverde del diario El Espectador reveló la declaración de Bula ante la
Fiscalía se supo su versión de los hechos: que el millón de dólares había pasado por cuentas
en el exterior de un conocido de Bula, Víctor López, importador de carros al cual Bula le compró
un predio en Córdoba. Odebrecht giró el dinero a las cuentas de López. Después López le
entregó a Bula el equivalente a la mitad del dinero "en una tulita" en su casa en el conjunto
San Simón en Guaymaral, entre Chía y Bogotá. El dólar se negoció a 1.800 pesos.

Al día siguiente Bula visitó a Eleuberto Martorelli, presidente de Odebrecht Colombia, en su


oficina del parque de la 93. Martorelli, siempre según Bula, le dio la dirección de un hotel y un
número telefónico escrito en un papelito junto al nombre de Andrés Giraldo. Martorelli le
informó que Giraldo era amigo de Roberto Prieto y que la plata era para Prieto, según Bula,
que cobró $200 millones por el mandado. Según publicó Juan David Laverde:

El excongresista Bula siguió al pie de la letra las instrucciones: fue al hotel ubicado en
cercanías al parque El Virrey, en la recepción llamó a ese celular que le habían dado y de
inmediato un hombre que estaba ahí atendió la llamada y se le arrimó a decirle: "¿Tú eres
Otto?". Bula le contestó: "¿Y tú eres Andrés?"

Según Giraldo, sí se reunió con Otto Bula a finales de 2014 o comienzos de 2015 en un café
Juan Valdez cerca al Parque El Virrey en Bogotá. Bula quería conocer a Roberto Prieto. Giraldo
y Prieto se conocieron hacia 1984 porque "su señora se graduó conmigo en la misma
universidad en Medellín", dijo Giraldo. Este señaló en entrevista con la revista Semana:

Asegura (Bula) que tuvimos dos reuniones y que en la primera me dijo: "Hola, ¿Cómo estás?
Aquí hay medio millón de dólares para el doctor Prieto". No me conocía a mí, no conocía al
doctor Prieto. ¡Por Dios! Si a uno le pasa eso en Colombia o sale corriendo o le da un infarto.
Eso es absolutamente improbable. Nadie llega a una primera reunión con una canasta de
medio millón de dólares.
Giraldo agregó que con Roberto Prieto "nos metimos a Google a ver quién era y encontramos
una historia de Semana sobre sus fincas de Córdoba, un prontuario". Andrés Giraldo,
egresado de la Universidad Eafit de Medellín, expresó que no tuvo relaciones con la campaña
de Santos, que no conoce a ningún congresista y que con su señora posee una finca cafetera
que produce 7.000 arrobas de café y además hace negocios de propiedad raíz y asesora
compañías en materia tributaria y financiera.

Pero Otto Bula insistió en que hubo no una sino dos reuniones con Giraldo:

Le entregué la otra plata en efectivo de la segunda consignación, comí, me demoré un poquito,


cuando iba saliendo del restaurante hacia el carro, iba entrando el señor Roberto Prieto al
restaurante. Yo salí para mi carro y él entró al restaurante donde estaba el señor Andrés
Giraldo.

En rueda de prensa del 7 de febrero de 2017 el fiscal Néstor Humberto Martínez señaló a
Andrés Giraldo como enlace entre Otto Bula y la campaña reeleccionista de Santos en 2014:

Se ha establecido que de dicho monto, de los 4.6 millones de dólares, el señor Otto Bula tramitó
durante el año 2014 dos giros hacia Colombia que fueron monetizados en su momento por la
suma de 1 millón de dólares, cuyo beneficiario final habría sido la gerencia de la campaña
Santos presidente 2014.

Agregó el fiscal que del millón de dólares se descontó una comisión del 10 por ciento a favor
de terceros y que Bula se quedó con 200 millones de pesos por su gestión.

La Fiscalía compulsó copias al Consejo Nacional Electoral pero Andrés Giraldo y Roberto
Prieto siguieron insistiendo que no habían recibido el dinero. Qué pasó con ese millón de
dólares sigue sin aclararse. En el 2017 Andrés Giraldo no fue imputado por la Fiscalía, lo que
parece indicar que no se demostró que hubiera servido de enlace para la distribución de los
sobornos. Si lo hubiera sido le habrían imputado cargos, como sucedió en el caso de Gabriel
García Morales con sus amigos cartageneros Eduardo y Enrique Ghisays.

El gabinete en pleno y el vicepresidente Germán Vargas Lleras reaccionaron ante el anuncio


del fiscal Martínez Neira y protestaron porque "personajes de dudosa reputación, con una
simple declaración sin prueba alguna, pretendan ahora enlodar la campaña presidencial de
2014, como se pretendió hacerlo también sin éxito con la de 2010. Como consta en los libros
contables de la campaña registrados ante el Consejo Nacional Electoral, la campaña no recibió
financiación por parte de particulares, ya que la totalidad de la misma se financió con recursos
provenientes de los anticipos y reembolsos establecidos en la ley".

Vargas Lleras y el gabinete salieron en defensa de Santos:

A lo largo de su vida pública y en los últimos seis años y medio de gobierno ha demostrado a
los colombianos su condición de dirigente transparente e intachable en todas sus actuaciones.
Con su liderazgo, el Estado se ha comprometido a fondo en la lucha contra la corrupción y su
honestidad nunca se ha puesto en duda. Hemos sido testigos de su actitud vertical cuando se
trata de exigir de los funcionarios públicos apego estricto a los principios éticos y a la ley en el
ejercicio de sus funciones. No cesaremos en el empeño de combatir con contundencia
cualquier forma de corrupción.
La indignación ministerial duró apenas un mes. Roberto Prieto, gerente de ambas campañas
presidenciales de Santos, fue entrevistado el 14 de marzo de 2017 por el periodista Néstor
Morales de Blu Radio. En la entrevista, luego galardonada con el Premio Simón Bolívar, Prieto
confesó que en la campaña de 2010 ingresaron 400.000 dólares de Odebrecht con los cuales
se imprimieron 2 millones de afiches. Es decir sí hubo un soborno de Odebrecht para Juan
Manuel Santos, un soborno que el gobierno de Santos no reveló en diciembre de 2016 cuando
demostró que antes de que la Fiscalía empezara a investigar el escándalo la Casa de Nariño
ya tenía lista la munición para dispararle a un viceministro de Uribe y acusarlo de la coima por
el contrato mayor, el de la Ruta del Sol 2.

Prieto precisó que empezó a trabajar en la campaña presidencial el 4 de mayo de 2010 y que
se enteró que en febrero de ese año el comité financiero de la campaña aceptó la financiación
de Odebrecht. Los miembros del comité fueron Orlando Sardi de Lima, Consuelo Caldas y
Juan Claudio Morales, los cuales desayunaron en el Hotel Casa Medina de Bogotá con Luiz
Antonio Bueno Junior, entonces presidente de Odebrecht Colombia. Los tres negaron haber
recibido el dinero pero su declaración no tiene credibilidad pues luego Roberto Prieto aceptó
el ingreso irregular de 400.000 dólares. En Blu Radio Prieto dijo:

Me remito a lo que dijo María Fernanda Valencia que Odebrecht pagó los afiches. Yo ordené
los afiches operativamente. Cuando yo llego dijeron "está fondeado esto", yo lo reconozco, a
mí me dijeron hay que contratar 2 millones de afiches. ¿Quién paga eso? Me dijeron "Lo paga
Odebrecht", porque ya estaba fondeado, mándele la factura a Odebrecht, eso fue lo que yo
hice porque ya estaba fondeado.

Cuando el periodista Ricardo Ospina le preguntó a Roberto Prieto de dónde salió la plata, él
contestó: "De Odebrecht, ya quedó claro, yo eso no lo niego". Prieto agregó:

No es legal, usted tiene toda la razón, eso no se lo voy a negar. Aquí tiene que haber un
reconocimiento del fondeo de esa plata, no estamos ocultando nada. Eso es una realidad y si
usted me pregunta se lo tengo que decir honestamente, eso fue una operación irregular y la
campaña lo tendrá que aceptar y lo va a aceptar, una operación donde el presidente no tuvo
nada que ver. La gente que participó en el fondeo de eso tiene que salir a aceptar. Desde la
génesis eso fue irregular y que hicimos quedar mal al presidente. ¿Es irregular aceptar plata
de una empresa extranjera? Sí. ¿Es irregular aceptar plata de una empresa privada? Sí. ¿Es
irregular no poner las cuentas en los libros de contabilidad? Cierto.

Cuando Néstor Morales le preguntó a Prieto por qué Odebrecht hizo ese aporte a la campaña,
por qué lo hizo por debajo de la mesa y si la compañía esperaba recuperarlo, la respuesta fue:
"Aquí meten por encima y por debajo y por los lados, la gente busca tener acceso al gobierno,
más que recuperarlo. Cuando los grupos económicos aportan 400 o 500 millones de pesos por
encima, ¿Usted por qué creen que los aportan?"

En la misma entrevista Prieto reiteró que no recibió un millón de dólares de Otto Bula: "Mi única
virtud es que nunca me he sentado con un delincuente". Esta es una frase que vale la pena
memorizar, pues servirá más adelante para examinar las conductas de Prieto.

Personajes de dudosa reputación, con una simple declaración sin prueba alguna. Así
descalificó el gobierno a Otto Bula. Santos llamó a Bula "siniestro personaje". Pero el
presidente tuvo luego que reconocer que Odebrecht había infiltrado su primera campaña.
Después de la entrevista de Prieto en Blu Radio, Santos afirmó que el pago de los afiches en
la campaña de 2010 por parte de Odebrecht "es un hecho bochornoso". Agregó un vergonzoso:
"Me acabo de enterar". Una variante del "A mis espaldas" que hizo famoso otro presidente en
un caso similar de dañada y punible financiación de una campaña.

Nobelbrecht, capítulo 6: Roberto Prieto


Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

10 May 2018

Roberto Prieto, amigo personal del presidente Santos y gerente de sus campañas
presidenciales. Aceptó que en 2010 Odebrecht pagó 400.000 dólares para los afiches de
la campaña presidencial de Santos. Archivo El Espectador

Todo el año 2017 transcurrió sin que Roberto Prieto hubiera sido acusado formalmente. Pero
se habló constantemente de él.

Antes de que Otto Bula señalara a Prieto por haber recibido un millón de dólares entregados
por el intermediario Andrés Giraldo, cargo que Prieto rechaza, Gabriel García Morales le había
contado a la Fiscalía que cuando él estaba todavía en el viceministerio de Transporte, es decir
en 2009 o 2010, Luiz Antonio Bueno Junior, representante de Odebrecht en Colombia en esa
época, le manifestó que ellos, es decir Odebrecht, eran muy cercanos a un señor Prieto. Bueno
le dijo que Prieto iba a ser clave en la campaña presidencial de 2010. El viceministro, que no
lo conocía personalmente, dedujo que se trataba de Roberto Prieto.

El diario El Tiempo reveló que Prieto visitó el despacho de Luis Fernando Andrade seis veces
entre 2014 y 2016. Su interés era preguntar por la vía Ocaña-Gamarra, objeto del otrosí al
contrato principal. En una de las visitas Prieto coincidió en la oficina de Andrade con Andrés
Giraldo Rivera.

Prieto dijo a El Tiempo que cuando buscó con Andrés Giraldo información sobre Bula en
internet: "No nos gustó para nada lo que leímos. Le dije: 'a kilómetros de ese señor'." Precisó
que en la campaña de 2014, que él gerenció desde el comienzo, a diferencia de la campaña
anterior, a la cual entró tarde, el 4 de mayo de 2010, se tomó la precaución de vincular
profesionales de mucha confianza "a quienes previamente les hicimos un estudio riguroso de
antecedentes". Por ese motivo, añadió Prieto, no pudieron haber ingresado dineros ilícitos a la
campaña, ni los que decía haber aportado Bula, ni los de nadie.

Prieto insistió sobre su inocencia:

Bula da un testimonio, sin aportar pruebas. Es la palabra de dos personas de bien, como somos
Andrés y yo, contra la de una persona sub júdice, con un historial que poco lo favorece.

Cuando El Tiempo le preguntó si estaba seguro de su inocencia, el ex gerente de la campaña


respondió: "Como que me llamo Roberto Prieto".

Más adelante, la Fiscalía encontró un contrato de 2014 entre Odebrecht y la sociedad


panameña Paddington, que tiene nexos con la agencia de publicidad Sancho BBDO, por un
millón de dólares, para realizar una encuesta de opinión.

Odebrecht también hizo un pago por 1.500.000 dólares para la campaña de Oscar Iván
Zuluaga en 2014. Eleuberto Martorelli relató que Duda Mendonca, el marqueteiro o publicista
de campañas cuyo nombre completo es José Eduardo Cavalcanti de Mendonca, ya había sido
contratado por el equipo de Zuluaga pero que Daniel García Arizabaleta le hizo saber que el
publicista brasilero había solicitado un contrato adicional por millón y medio de dólares.
Martorelli dijo que interpretó el comentario como una insinuación para que Odebrecht apoyara
la campaña de Zuluaga. Así se hizo, con permiso de Luiz Mameri, superior de Martorelli, y
desde el departamento de sobornos se giró el dinero a una cuenta fuera de Colombia y de
Brasil de Topsail Holding, propiedad del publicista Duda. No sobra anotar que cuando el
publicista fue contratado inicialmente por Oscar Iván Zuluaga, el candidato uribista de 2014
viajó acompañado por el candidato uribista de 2018, Iván Duque Márquez.

Como lo reveló Gerardo Reyes de Univision en 2018, García Arizabaleta le agradeció el aporte
a Martorelli, según la declaración de Martorelli. Esta revelación de Gerardo Reyes es muy
diciente porque en el año 2017 García Arizabaleta había señalado que no supo de aportes y
donaciones a la campaña del candidato uribista. Martorelli lo contradijo. García Arizabaleta era
consultor de Odebrecht en ese momento y según Martorelli hablaron de Duda en dos reuniones
en la oficina de Odebrecht sobre el Parque de la 93 en Bogotá. "Yo vi una oportunidad clara
de aproximarme a ese eventual gobierno [de Oscar Iván Zuluaga] ya que Daniel García
trabajaba en la campaña", según Martorelli. García Arizabaleta fue director del Invías y de
Coldeportes en la administración de Álvaro Uribe y fue destituido por la Procuraduría.

Volviendo al caso Paddington, Prieto dijo entonces, ante esa revelación, que en la campaña
nadie había tenido conocimiento del trabajo que Odebrecht contrató con la firma Paddington
para una investigación de interés para Odebrecht que se presentó como una encuesta de
opinión. Los detalles son confusos, pero lo importante es anotar cómo sí ingresaron dineros
de Odebrecht a las dos campañas de Santos, aunque nadie se enteró, aunque Santos dijo que
no sabía, aunque Prieto culpa al comité financiero y el comité financiero negó la entrada de
dinero. Nadie da la cara, pero Odebrecht infiltró las dos campañas de Santos. Algo similar a
los anómalos sobornos pagados por Odebrecht en los ocho años de Santos: no llegaron al
presidente ni a sus altos funcionarios, pero sí se repartieron sobornos.

En Colombia se condona con facilidad que los candidatos presidenciales escurran el bulto
sobre el manejo y el origen del dinero de sus campañas. Se tolera que un presidente
olímpicamente se lave las manos de lo que sucede en la tesorería y que luego la culpa
recaiga sobre los tesoreros como Santiago Medina en 1994 o sobre los gerentes como Prieto.

Esa tradición es equivalente a confesar que la campaña no es transparente. Se genera un


incentivo perverso para que el candidato se desentienda del recaudo de fondos con la
instrucción más o menos explícita a sus gerentes o tesoreros de que hagan lo que tengan que
hacer para recoger fondos pero que no le cuenten al aspirante. Es decir, a la deshonestidad
hacia los electores se le añade el vicio de la pusilanimidad. En Blu Radio señaló Roberto
Prieto: "Lo que sí no puedo aceptar es que el costo político lo pague el presidente de la
República". Lo dicho. Se monta una campaña sobre la consciente y confesa ignorancia del
candidato sobre la financiación.

Prieto pretendió trivializar el asunto cuando en la entrevista afirmó: "El presidente revisando
las cuentas, ¿Entonces a qué horas hace campaña?".

Un candidato sí puede comprometerse de antemano a certificar que conoce todos los rubros
de ingresos, a dar fe de que las cuentas coinciden cumplen con las normas legales sobre
financiación de campañas y a asumir la responsabilidad si se comprueba una infracción. Otra
cosa es que no quiera hacerlo para no rechazar a quienes quieren comprar acceso, como ya
se vio que dijo Prieto en la radio: "Aquí meten por encima y por debajo y por los lados. La gente
busca tener acceso al gobierno, más que recuperarlo".

***

Santos y Prieto se conocen desde 1997. Santos le ofreció la gerencia administrativa de su


primera aspiración electoral a la Presidencia. Después lo nombró durante cuatro años como
director de la Fundación Buen Gobierno. Tras la primera elección de Santos, Prieto aspiraba
a ser secretario general de la Presidencia, pero según la periodista Juanita León, no fue
nombrado por un pleito laboral en su contra. Santos lo designó representante de Colombia en
Washington ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde estuvo tres años y donde
un colega lo definió como "profesional de la comunicación". Fue un cargo que Prieto solicitó
pues llevaba diez años viviendo en los Estados Unidos y quería seguir residiendo allá. Cuando
volvió al país en 2013 Santos le encargó la gerencia de la campaña de 2014 y fue Prieto quien
inscribió la candidatura de Santos.

Roberto Prieto nació en Manizales en 1959. Su padre, Luis Prieto Ocampo, ingeniero químico
de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, fue gerente de Tejidos Única en
Manizales, gerente del Instituto de Fomento Industrial (IFI), presidente de la Andi (entonces
Asociación Nacional de Industriales, hoy Asociación Nacional de Empresarios) y como alcalde
de Bogotá en el gobierno de López Michelsen inauguró la primera ciclovía en 1976. También
fue gerente del Banco Cafetero y embajador en Londres. Al igual que su hijo fue gerente de
una campaña presidencial, la de Luis Carlos Galán Sarmiento. También estuvo en el BID entre
1978 y 1981, en el mismo cargo de director ejecutivo o representante por Colombia que luego
tuvo su hijo. Prieto Ocampo fue una de muchas figuras que en los años sesenta y setenta
ejercieron cargos públicos y privados sin sombra de escándalo.

Tras el asesinato de Galán en 1989, Prieto Ocampo gerenció la campaña de César Gaviria.
En 1990 la revista Semana escribió:

Con Luis Prieto Ocampo no hay posibilidad de goles, y si es cuidadoso para la entrada de los
recursos, lo es más para la salida. La pulcritud y eficiencia de su gestión les permite a todos
en la campaña dormir tranquilos en lo que se refiere a ese renglón. El pronóstico burocrático
para este ingeniero químico de 62 años, es reservado, pues refleja más vocación de servicio
público que ambición personal.

Pulcritud es un término que hoy nadie se atrevería a utilizar al referirse a Roberto Prieto. La
exdirectora de la revista Dinero y columnista de El Tiempo, Paola Ochoa, escribió:

Roberto Prieto y su empresa Marketmedios se han enquistado en lo más profundo del


funcionamiento estatal. Por décadas se ha quedado con docenas y docenas de contratos de
entidades públicas, gracias a la mirada apacible de tecnócratas y políticos que se hicieron los
de la vista gorda.

Prieto ha dicho que él no se sienta con delincuentes, refiriéndose a Otto Bula, pero el pleito
laboral que perdió no lo enaltece. Como gerente de Radiodifusores Unidos, Prieto despidió en
1994 a dos vendedores, los cuales consideraron que no los liquidaron debidamente pues no
les reconocieron comisiones, vacaciones y cesantías. Ganaron la demanda incluso ante la
Corte Suprema de Justicia pero Prieto cerró la empresa antes de la sentencia para no tener
que cumplir el fallo laboral. De ahí nació Marketmedios, donde ya no figuraba Prieto como
accionista. Prieto se reunió en un restaurante Oma con los vendedores y les ofreció lo que
ellos consideraron que era el 10% de lo que les adeudaba. Según su versión, Prieto decía que
no tenía plata, que estaba muy pobre. Los vendedores presentaron denuncia penal por fraude
a resolución judicial pero en el 2015 se declaró prescrita la acción. Empero, la justicia penal
reconoció que los inmuebles de Radiodifusores Unidos fueron vendidos a Marketmedios
cuando se confirmó la condena laboral, luego era probable que fueran embargados.

Ese negocio de venta de los inmuebles "fue celebrado para eludir la satisfacción de las
obligaciones laborales y crear un estado de insolvencia de la sociedad", según afirmó el
Tribunal Superior de Bogotá, en decisión que reveló el periodista de El Espectador Juan David
Laverde Palma.
Prieto es "un hombre absuelto por prescripción, pero no porque sea inocente", indicó Juan
Manuel Ortiz, uno de los vendedores despedidos. Ivonne Patricia Hernández, que también fue
despedida, le dijo a Laverde: "En el caso Odebrecht sé que él está mintiendo de la misma
forma en que mintió en nuestro caso".

Los ingresos de Roberto Prieto se conocen gracias a la interceptación de su teléfono celular


ordenada por la Fiscalía entre marzo y abril de 2017 y revelada por Juan David Laverde Palma
en El Espectador en noviembre del mismo año. Doce días estuvo interceptado el celular, desde
su primer interrogatorio en la Fiscalía hasta cuando canceló la línea.

Estando interceptado el teléfono, Prieto hizo una llamada a la servilínea del Banco de Bogotá
para actualizar sus datos. Dio su nombre, cédula, la dirección de su apartamento y de su
oficina, sus teléfonos, correo electrónico y manifestó que era gerente de la unidad de market
conductores de Marketmedios Comunicaciones con ingresos mensuales de $45.371.000,
activos de $1.602.000.000 y pasivos superiores a los $300 millones. También precisó que tenía
ingresos adicionales de $90 millones por arrendamientos pero no se aclara en la transcripción
si mensuales o anuales, aunque se puede suponer que se trata de entradas mensuales. Si
fueran anuales representarían menos del 20% de su ingreso como gerente en Marketmedios.

La entrevista de Blu Radio en que Prieto reconoció la ilegalidad de los dineros de Odebrecht
en la campaña de 2010, fue un golpe para Prieto porque se trataba de una confesión. No era
una acusación unilateral. El admitía que el aporte no estaba permitido y aceptaba que
Odebrecht infiltró la primera campaña presidencial de Santos. Eso ocurrió en marzo de 2017,
el mismo mes en que el procurador Fernando Carrillo puso en duda la inocencia de Prieto al
revelar que había descubierto un contrato entre Odebrecht y Marketmedios por $1.044
millones. Firmado en julio de 2010, el acuerdo contemplaba cuñas radiales, vallas y publicidad
en televisión favorable a Odebrecht.

"Tengo la tranquilidad espiritual de haber obrado bien", expresó Prieto ante esa enésima
revelación negativa aparecida en marzo de 2017. El contrato de julio de 2010 revela un
comportamiento que no denota pulcritud de parte de Prieto. La firma familiar que le paga a él
$45 millones mensuales de sueldo (en 2010 seguramente ganaba menos) se lucró de un
negocio con una firma que según Prieto reconoció haberse enterado dos meses antes, en
mayo de 2010, había hecho un aporte ilegal y prohibido a la campaña donde él era gerente.
En el 2010 la ilegalidad no perturbó a Prieto, pues no consta que haya alertado a sus
hermanos, dueños de Marketmedios, para que se abstuvieran de firmar un contrato con
Odebrecht. Tampoco llevó a que Prieto denunciara esa anomalía de la campaña en su
momento. Esperó siete años para confesarla. ¿Siete años de tranquilidad espiritual? ¿O
sencillamente creyó que nunca se conocería el aporte para los afiches ni el contrato familiar
con Odebrecht? Si como afirma el propio Prieto las compañías compran acceso al gobierno
cuando hacen aportes a una campaña, se puede pensar que el contrato revelado por el
procurador buscaba de parte de Odebrecht garantizar el acceso a Prieto, muy cercano
allegado a Juan Manuel Santos. Prieto no puede decir que ese contrato por $1.044 no le creaba
un compromiso con Odebrecht.

También de marzo de 2017 es otra revelación que no se puede catalogar como muestra de
pulcritud de Roberto Prieto. La Presidencia de la República reveló que Marketmedios consiguió
que la Casa de Nariño le adjudicara 3 contratos en 2010 y 2011 por valor de $996 millones.
Eso es tráfico de influencias. Marketmedios, siendo una empresa de los hermanos de quien
gerenció la campaña de 2010 y de quien fue director de la Fundación Buen Gobierno, no podía
presentarse a ninguna licitación ni con la Presidencia ni con otras entidades oficiales. Juan
Manuel Santos, como ya se ha visto, se preciaba de que ni sus hermanos, ni sus cuñados, ni
sus hijos, hubieran hecho negocios con el Estado. El motivo era obviamente la apariencia que
podría surgir de aprovechamiento, de indelicadeza, de abuso del poder presidencial. El veto
tenía que aplicarse también a un allegado y amigo tan cercano como Roberto Prieto. Pero no
fue así. La contratación indebida se hizo.

Los contratos de Marketmedios con otras dependencias oficiales en los gobiernos de Santos
ascendieron a $8.000 millones, según dijo Prieto en Blu Radio. La Procuraduría lo desmintió
pues remitió a la Fiscalía 66 contratos de Marketmedios con 31 entidades estatales entre 2011
y 2016 por un valor superior a $84.000 millones. Así consta en el informe de gestión del
procurador Fernando Carrillo remitido al Congreso y publicado en la Gaceta del Congreso del
15 de agosto de 2017.

El monto es irrelevante. Hay un comportamiento antiético al mezclar política y negocios.


Aunque Marketmedios no se fundó en el 2010, Prieto y sus hermanos se lucraron con contratos
oficiales. Una cosa es que Santos lo haya nombrado en el BID, recompensa acostumbrada
para un puntal de la campaña. Pero permitir que a una firma familiar de Prieto se le otorguen
contratos es una forma de favorecimiento y de aprovechamiento. Por ejemplo, Marketmedios
participó en un consorcio con Aviatur y otras sociedades, llamado unión temporal, en los
contratos por $55.000 millones para la organización de la Cumbre de las Américas en
Cartagena en 2012. Otra forma de lucro tolerada por Santos en pro de su amigo Roberto Prieto.
No cabría crítica alguna si Marketmedios hubiera continuado únicamente con sus negocios
privados.

Es obvio que no se le aplicó a Prieto la misma prohibición que esbozó Santos: "Ningún familiar
mío ha hecho un solo negocio con el Gobierno". Si la familia presidencial no hacía negocios
con el gobierno porque se creaba una inevitable apariencia de favoritismo, tampoco debía
hacerlos Prieto, amigo de la familia y amigo de la primera dama, María Clemencia Rodríguez,
a la cual visitó muchas veces en la Casa de Nariño. La mitad de esas reuniones "era con
nosotros chismoseando y fumando allá en el patio", como lo dijo Prieto en una llamada
interceptada, o para "hablar mierda con María Clemencia de Santos", como se le escucha en
otra llamada.

En la entrevista con Blu Radio, Prieto había manifestado: "Lo único que yo no haría por mi
amistad con el presidente es monetizar al presidente de la República". Los contratos de
Marketmedios con el gobierno fueron precisamente una forma de convertir la amistad y la
cercanía en dinero contante y sonante.

Adicionalmente, en dos dependencias oficiales que recibieron créditos del BID después del
retiro de Prieto de ese banco internacional —Findeter y el Ministerio de Transporte—, se
otorgaron contratos por $8.000 millones a Marketmedios, que se define como agencia de
mercadeo publicitario "con liderazgo en vallas publicitarias, pautas radiales, insertos
publicitarios en facturas públicas, adhesivos publicitarios y eventos publicitarios". Por los
contratos del ministerio, la Procuraduría abrió investigación contra Pío Adolfo Bárcena
Villarreal y Paula Andrea Sánchez Gutiérrez. Ambos ejercieron la secretaría general del
Ministerio de Transporte. Además se iniciaron pesquisas para verificar si hubo irregularidades
en contratos de otras agencias gubernamentales con Marketmedios.
Las pesquisas del procurador y particularmente la revelación del contrato de Odebrecht con
Marketmedios, que se conoció en marzo de 2017, enfurecieron a Roberto Prieto. En una
conversación que la Fiscalía interceptó el 29 de marzo de 2017 a las 8 y 40 de la mañana,
Prieto dijo al teléfono que Fernando Carrillo:

Se está desquitando porque cuando él estaba haciendo campaña me llamó porque yo lo tenía
derrotado, me lo confesó el mismo [Alfonso] Gómez Méndez hace 3 días, me dijo Prieto yo vi
a María Mercedes [López] elegida, y él me llamó 8 días antes, Prieto por qué no me acompaña
en esta causa y le dije Carrillo yo me comprometí ya, me llamó tarde, yo me comprometí con
esta señora, y [Carrillo] ganó porque el Presidente le torció el pescuezo a esa elección, pero
yo la tuve elegida, ahí le he mandado mensajes que no sea tan mezquino. El procurador me
la está cobrando porque 72 horas antes él no era procurador general de la Nación por mí, lo
que pasa es que Santos metió la mano.

¿Prieto estaba alucinando? ¿Tenía más poder que el presidente? ¿A qué título promovía Prieto
la candidatura de la ex magistrada María Mercedes López, incluida en la terna con Carrillo y
con el desacreditado ex vicefiscal Jorge Fernando Perdomo? Por algo Prieto dijo en Blu Radio:
"Todo el mundo me ve como extensión del presidente de la República".

En otra llamada interceptada, Prieto habla con un tal Jorge Alirio, cercano al procurador y le
dice: "Lo que me hizo hoy es una hijueputada de aquí a la luna que encontró un contrato mío
con Odebrecht que es legítimo cuando no había un asomo de corrupción y que haga público
que este es un indicio y lo mande para la Fiscalía, se le nota la venganza".

Y se le nota a Prieto que ni siquiera acepta que ese contrato es indebido porque lo que quería
Odebrecht al firmarlo era comprar acceso a un amigo del presidente recién elegido. Comprar
acceso. Palabras de Prieto.

Lo que sí hay que abonarle a Prieto es el elogio a su ignorancia y que no oculta su condición
de culebrero o bufón. En la reunión del directorio del BID en 2013 que sirvió de despedida del
cargo, reconoció que no entendía los documentos del banco, aceptó que "me azaro cada vez
que intervengo", dijo que aunque era economista solo había ejercido la profesión en su casa,
admitió que "dada mi ignorancia no sospechaba el desafío al que me iba a enfrentar" y recordó
a su hermano Alberto, según el cual "no hay como la ignorancia pues uno no sufre ni se
angustia". Prieto se explayó:

Fue un verdadero atrevimiento de mi parte aceptar presidir el comité de recursos humanos y


asuntos del directorio pues como lo dije más de una vez para mí las discusiones de los temas
propios del comité eran como si me hablaran en arameo. Hacía fuerza para que los directores
volvieran a intervenir y así ganar tiempo para articular la conclusión. Entré en shock cuando al
director Dovi (?) se le ocurre intervenir para decir, bueno presidente acudimos a sus luces y a
su sabiduría para que nos guíe en el próximo paso a seguir. Si ninguno de ustedes sabe lo
que es la soledad cósmica yo les digo que ese día la sentí. Porque eso fue para mí la
presidencia del comité, una diversión. Siempre promoví en nuestra silla un ambiente relajado,
cordial y muy auténtico.

Como colombiano, en esa despedida Prieto evocó no a Gabriel García Márquez, ni a Shakira,
ni a Falcao, ni siquiera a Juan Manuel Santos, ni el ideal del buen gobierno de Santos (¿o era
ese apenas un ardid publicitario?) sino a los asesinos narcotraficantes que aterrorizaron al país
y que siguen corrompiendo las instituciones públicas:

De todos es sabido en la silla mi gusto por la novelas y series de televisión, son la fuente de
mi sabiduría popular. De ahí extraía expresiones como Daniel, hágame el favor, dígale a María
Jimena Guzmán, a Andrés Uribe que suban en bombas, expresión muy propia del mundo de
los mafiosos para significar a la mayor brevedad posible. Era muy simpático terminar oyendo
a Alejandro, técnico refinado, decir, director, yo sé que soy un lavaperros, expresión muy
común también en el mundo de los mafiosos que significa yo no soy nadie, en reacción a su
inconformidad porque se le desconoció en algo. Así era nuestra silla. Durante estos casi tres
años Daniel y Alejandro se dieron a la tarea de recopilar el repertorio, espero que no me
'conejien' los derechos de autor, con ello entiendan que no se me vayan a quedar con ellos.

Nobelbrecht, capítulo 7: Nunca me he sentado con un delincuente

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

10 May 2018

La Ruta del Sol 3 fue adjudicada en 2010 a Yuma Concesionaria. Su principal accionista es
la empresa italiana Impregilo.
La pausa dura cuatro segundos. Un fiscal interroga a Eduardo Zambrano Caicedo, de la
empresa Consultores Unidos, sobre la participación de Roberto Prieto en la construcción de
un puente que hace parte de la Ruta del Sol 3. Zambrano le cuenta al fiscal:

Roberto nos ayudó a nosotros en el tema de puente Plato. En realidad es un contrato que no
es público porque nosotros somos subcontratistas de la ANI. Nosotros somos contratistas de
Yuma que es la concesionaria que tienen los italianos. Había quedado faltando un diseño de
un puente, entonces era necesario hacer el diseño de ese puente, más si venía el tema de la
navegación del río Magdalena. El ayudó en el sentido de que —entiendo porque no me
consta—, que se reunió con [Luis Fernando] Andrade, habló de puente Plato y después los
italianos de Yuma lograron que una partida que estaba para otra parte la pasaran para Puente
Plato, y ahí arrancamos el diseño del puente y hasta ahí fue la actuación de él.

A renglón seguido el fiscal le dice a Zambrano: "Quería preguntarle señor Zambrano si por esa
ayuda como usted la denomina el señor Prieto recibió algún tipo de contraprestación
económica".

En ese instante se produce la pausa de cuatro segundos. Zambrano, vestido con una camisa
azul cuyas mangas parecen ser más largas que las del saco, parpadea dos veces, arquea las
cejas y luego contesta asintiendo con la cabeza: "Sí, como trescientos millones. Eso está en
la contabilidad de Consultores, él presentó una cuenta de cobro y nosotros le pagamos a una
compañía".

El video del interrogatorio lo reveló la revista Semana en su primera edición de 2018, cuya
portada se tituló: Prieto en la mira. A medida que transcurre el video es imposible no recordar
la frase de Prieto en la entrevista radial con Néstor Morales en marzo de 2017: "No he recibido
comisión por mis gestiones". Prieto se refirió específicamente a puente Plato en la entrevista
con Blu Radio:

Me hice amigo de los señores de Impregilo [socios de Yuma]. Impregilo dijo que se iba del país
por multas como al año porque no hay derecho a la forma como nos tratan, mire las multas de
ANI por la interventoría. Entonces, yo soy gobierno, esto le hace un daño al país que se vaya
Impregilo, entonces cogí el teléfono llamé a [Juan Sebastián] Correa y le dije atiéndales que
se quieren ir del país. No cobré por esa gestión.

Resulta que sí cobró por otra gestión. El 4 de enero de 2018 la Fiscalía, en el boletín de prensa
22909, anunció que imputaría cuatro delitos a Prieto, decisión que explica por qué el amigo del
presidente Santos y de la primera dama fue portada de Semana:

Para los fiscales investigadores, el señor Roberto Prieto Uribe, presuntamente, habría influido
de manera determinante ante la Agencia Nacional de Infraestructura —ANI— con el fin de
lograr la adición del contrato Ruta del Sol III a cargo de Yuma Concesionaria S.A., liderada por
la empresa Salini Impregilo Spa sucursal de Colombia, para la construcción del puente Plato
(departamento de Magdalena) en ese proyecto. La gestión de intermediación habría estado
condicionada a que los estudios y diseños del citado puente quedaran a cargo de la empresa
Consultores Unidos S.A., del empresario Eduardo Zambrano, como efectivamente ocurrió.
Por la gestión Prieto habría recibido $650 millones que le entregó la empresa Megaland S.A.S.
la cual emitió una factura "para la viabilidad de ese pago, por un concepto carente de sustento",
indicó la Fiscalía. No se explicó por qué el monto de la coima subió de los $300 millones
confesados por Zambrano a $650 millones. Si las pruebas no son desvirtuadas, Prieto mintió
por partida doble. Primero porque dijo que no había cobrado por las gestiones que había hecho
para que Impregilo no se fuera del país, es decir, que lo habían motivado consideraciones
patrióticas. Segundo, porque en Blu Radio proclamó que "Lo único que yo no haría por mi
amistad con el presidente es monetizar al presidente de la República, eso lo tuve clarísimo".
Lo que se deduce de la acusación de la Fiscalía es sencillamente que Prieto sí monetizó al
presidente. Él había dicho que intervino a favor de Impregilo porque la empresa se iba a ir del
país y "yo soy gobierno". Fue pues irrelevante la aclaración que hizo la revista Semana según
la cual la imputación anunciada contra Prieto no tiene que ver con el escándalo de Odebrecht
ni con la financiación de las campañas. Parecería como si hubiera sido el mismo Santos el que
hubiera dictado ese trozo del artículo. Ninguna aclaración borra el hecho de que el gerente de
las campañas de Santos, el director de la Fundación Buen Gobierno, el amigo del presidente,
fue acusado de tráfico de influencias.

Prieto se defiende, según Semana, con el argumento de que nunca ha negado que ha sido
lobista de inversionistas extranjeros ante la ANI. En Blu Radio dijo lo contrario, que él era
gobierno y que intervino para evitar que una empresa importante se fuera del país. Precisó
que no cobró concretamente en el caso de Impregilo y también dijo de manera general: "No
he recibido comisión por mis gestiones". Otra mentira dijo Prieto en Blu Radio: "Yo no tengo
nada que ver con la contratación del Estado".

La otra defensa de Prieto consiste, según la revista, en que el pago exitoso de un lobby es
considerado una comisión de éxito. ¿Por qué Prieto no dijo eso diez meses antes cuando habló
en Blu Radio? La misma revista desvirtúa ese argumento al divulgar que la factura con la cual
se le pagó a Prieto el dinero se refería a estudios para una hidroeléctrica en la Cordillera
Oriental. ¿El director adjunto del BID que no daba pie con bola en el comité de recursos
humanos del banco es experto en hidroeléctricas? ¿El diestro conocedor del lenguaje de los
narcotraficantes se nos revela ahora como consultor de hidroeléctricas?

Gilberto Hernán Saldarriaga Giraldo, gerente de Megaland, facilitó el uso de la empresa para
realizar los pagos a favor de Prieto, según la Fiscalía, que agregó un detalle crucial. Saldarriaga
es pariente de Andrés Giraldo. Sí, del mismo Andrés Giraldo que según Otto Bula recibió un
millón de dólares destinados a Prieto. El mismo Andrés Giraldo que según Prieto no los recibió.
En la utilísima entrevista de Blu Radio, Prieto dijo:

Andrés [Giraldo] solo recuerda una reunión. Bula llega a una reunión con 2.000 millones a
entregárselos a un señor que no conocía, a cuento de quién, a quién le cabe eso en la cabeza,
no han reflexionado en donde caben 2.000 millones de pesos, usted entrega 2.000 millones
en una cafetería que es al aire libre, ese cuento no es creíble. La historia de Otto Bula es
absolutamente increíble y adiciónele a eso que no hay prueba material. Otto Bula se inventó
ese cuento.

Tráfico de influencias de particular, interés indebido en la celebración de contratos,


enriquecimiento ilícito de particulares y falsedad en documento privado. Esos son los cuatro
delitos que la Fiscalía anunció que imputaría al gerente de las dos campañas presidenciales
de Juan Manuel Santos y asiduo visitante de la Casa de Nariño, donde iba a fumar y a
chismosear con la primera dama.

A la falsedad en documento privado mencionada por la Fiscalía habría que agregar la falsedad
de las declaraciones de Prieto. Lo voy a demostrar porque tengo conocimiento personal y
directo del asunto. De un asunto que se remonta a 1982.

Roberto Prieto hizo estas dos aseveraciones fundamentales en la entrevista que concedió el
14 de marzo de 2017:

Mi única virtud es que nunca me he sentado con un delincuente. Conmino al que quiera si yo
he hecho un negocio indelicado, indebido o si mi costumbre es andar con delincuentes.

Puedo afirmar con conocimiento de causa que sí es costumbre de Prieto andar con
delincuentes. Ese delincuente es su amigo Eduardo Zambrano Caicedo, el mismo que luego
lo delató y lo acusó de recibir un soborno.

***

La delincuencia de Eduardo Zambrano se convirtió en noticia ampliamente difundida en


Colombia el 20 de agosto de 1982. Ese día El Tiempo publicó en primera página como principal
noticia del día este titular sobre el Banco del Estado: "Pagarés ficticios y autopréstamos".

Poco después de una emisión de acciones realizada por esa institución financiera aparecieron
diez supuestos ganaderos del Cauca a los cuales el Banco del Estado supuestamente les
prestó $53 millones. Con ese dinero los supuestos ganaderos compraron 2.528 reses a una
empresa del presidente del banco, Jaime Mosquera Castro. Este y otros directivos, con el
dinero de la supuesta venta de las reses, compraron el 74% de las acciones del banco. Para
la Superintendencia Bancaria, antecesora de la Superintendencia Financiera, se trató en
realidad de un autopréstamo, prohibido por la ley. Es decir, Mosquera y su grupo sacaron
dinero de un bolsillo y lo pasaron a otro pues no existió una inyección externa de capital. La
Superbancaria le impuso al banco una multa por $53 millones. Mosquera demandó la sanción
ante el Consejo de Estado.

Lo que no sabían la Superbancaria ni el Consejo de Estado era que los ganaderos no existían,
habían sido inventados, solamente tenían vida de papel. El banco creó carpetas con falsos
préstamos a falsos clientes, utilizando para el efecto los nombres e identidades de personas
que habían dejado su hoja de vida en la entidad bien porque aspiraban a un empleo o porque
habían solicitado créditos que no les concedieron. La falsificación fue masiva. Eran falsos los
extractos mensuales y los comprobantes de abonos que los fementidos ganaderos hacían a
sus créditos. Eran falsos los pagarés. Y el Banco del Estado, cuando demandó la multa,
presentó falsas declaraciones de esos clientes inexistentes que juraban que sí eran ganaderos,
todo autenticado por un notario de Bogotá que fue cómplice del montaje delictivo.

Daniel Samper Pizano, Gerardo Reyes y yo descubrimos esa gigantesca cadena de


falsedades en la Unidad Investigativa. Cuando nos pusimos en la tarea de localizar a los tales
ganaderos, encontramos que las personas sí existían y su cédula era real pero ninguno tenía
reses ni fincas. Uno resultó ser un conductor del SEM, el Servicio de Erradicación de la Malaria
del Ministerio de Salud. Otro era contabilista de Todelar. Otro más era chofer de flota en
Fusagasugá. Y así sucesivamente.

La primera vez que le pregunté a Jaime Mosquera, el presidente del banco, por los ganaderos
me contestó: "¿Usted por qué salió con esas vainas?" Días después se volvió agresivo: "Ni
usted les ha prestado el dinero, ni usted es juez. Si no los puede encontrar ese es problema
suyo. La prensa debe informar, no ser fiscal. Un juicio ante el Consejo de Estado no puede ser
ninguna farsa, no puede ser una payasada". La víspera de la publicación de la investigación
cambió de tono: "No creí que esto fuera tan importante. Yo asumo las responsabilidades. Mi
cabeza será la primera en cortarse. Su deber de informar va a causar una injusticia, los no
culpables son los que van a pagar los platos rotos. Si yo he sido negligente o tramposo, yo soy
culpable".

Cuando Daniel Samper le contó a Alberto Hernández Mora, abogado del banco en la demanda
ante el Consejo de Estado, que los ganaderos eran ficticios, el ex magistrado le dijo: "Me estoy
desayunando con eso. Me deja perplejo. Hay presentación de los señores en la notaría para
autenticar firmas".

El día en que apareció el informe, uno de los de mayor impacto publicados por la Unidad
Investigativa, los cuentahabientes del banco se apresuraron a retirar sus depósitos, por lo que
se formaron filas larguísimas en las sucursales. A las once de la mañana el gobierno de
Belisario Betancur, que se había posesionado trece días antes, despachó vehículos de
seguridad a las sucursales con dinero en efectivo para atender los retiros, aseguró que el
Banco de la República respondería por los pasivos con el público y ordenó la destitución
inmediata del presidente del Banco del Estado, Jaime Mosquera Castro. Todo con el fin de
tranquilizar a los alarmados ahorradores.

El banco había quedado debilitado, su credibilidad ya no existía y dos meses después el


gobierno tuvo que nacionalizarlo. Además por decreto de emergencia económica, el Decreto
2920 de 1982, convirtió en delito los autopréstamos, que antes era una infracción
administrativa.

El segundo a bordo en el banco era el vicepresidente ejecutivo, Eduardo Zambrano Caicedo,


el amigo de Roberto Prieto.

Jaime Mosquera y Eduardo Zambrano fueron los arquitectos de la monumental falsificación en


el Banco del Estado. Zambrano había declarado bajo juramento ante un magistrado del
Consejo de Estado que personalmente conocía al "ganadero" que resultó ser chofer de flota
en Fusagasugá.

Como un mes antes de conocerse la denuncia de la Unidad Investigativa el dúo Mosquera-


Zambrano había tomado el control del Banco Comercial Antioqueño, era de suponer que el par
de falsificadores infectarían a Bancoquia, un banco mucho más grande que el del Estado,
donde las repercusiones de un escándalo habrían afectado todo el sistema financiero. El
superintendente bancario, Germán Botero de los Ríos, me dijo después de la publicación: "Si
esa cosa no revienta, si sigue esa simbiosis entre esos dos bancos, en dos o tres meses
habríamos tenido una catástrofe". Botero de los Ríos, que era muy lacónico, se quedó corto
cuando me dijo que el banco de Mosquera y Zambrano había estado "en manos muy poco
propicias".
En la Unidad Investigativa también comprobamos que Zambrano se robó $126 millones del
banco, ordenando que se girara la suma de manera ilícita a la sociedad Inversiones
Arroyohondo, donde él era socio.

Jaime Mosquera fue capturado, fue condenado y luego se estableció en San Juan de Puerto
Rico. Eduardo Zambrano eludió la captura rasurándose el bigote y saliendo de la casa de un
amigo oculto en el baúl de un carro.

Luego huyó al Brasil. En 1985 el diario O Globo, con base en un informe de la Policía Federal
de ese país, publicó las fotografías de la mafia del narcotráfico que operaba en Brasil: Pablo
Emilio Escobar Gaviria, Carlos Enrique Lehder Rivas, Gonzalo Rodríguez Gacha, Fabio Ochoa
Vásquez y otros más, entre ellos Eduardo Zambrano Caicedo, del cual decía el diario de Rio
de Janeiro: "Su misión era reunir el dinero recaudado en el exterior para depositarlo en el
banco de la organización en Panamá". La información de O Globo fue reproducida por El
Tiempo el 11 de marzo de 1985, en la página 3A. El fugitivo falsificador y delincuente de cuello
blanco se había convertido en lavador del Cartel de Medellín.

Cuando la Superbancaria investigó al jefe de inspectores bancarios, Hernando Marroquín


Valencia, descubrió que tenía un carro Renault 18 que le regaló Eduardo Zambrano siendo
vicepresidente ejecutivo del Banco del Estado. A Marroquín, cuyo sueldo no superaba en los
años 80 los $100.000 mensuales, los ladrones le robaron de su casa 100.000 dólares que
guardaba en efectivo. ¿Fuente? La revista Semana del 6 de julio de 1987.

En una filial del Banco del Estado llamada Afinsa, la Superbancaria detectó un faltante de $720
millones. La suma se hizo desaparecer de la contabilidad por orden "de los doctores Jaime
Mosquera Castro y Eduardo Zambrano Caicedo, según obra a folios 368 y 404 del Libro de
Actas de la Junta Directiva". Lo afirma un documento de Superbancaria citado en una
sentencia de la Corte Suprema de Justicia de 1997 en que fue ponente el magistrado Ricardo
Calvete. En 1982 el dólar se cotizaba a 64 pesos, de modo que $720 millones eran más de 11
millones de dólares. El salario mínimo estaba fijado en 7.410 pesos.

Numerosas fueron las noticias publicadas en El Tiempo y en El Espectador sobre los ilícitos
de Eduardo Zambrano:

* Auto de detención contra Eduardo Zambrano Caicedo, ex vicepresidente ejecutivo del


Banco del Estado, León Sterenberg Pinedo, ex vicepresidente administrativo y Javier
de Jesús Arbeláez, ex tesorero general, dictó ayer el juez 47 de instrucción criminal de
Bogotá.

* Los ex-directivos del Banco del Estado, Jaime Mosquera Castro y Eduardo Zambrano
Caicedo, transfirieron a bancos suizos cerca de US$35 millones obtenidos en préstamos
de entidades financieras de Panamá y Estados Unidos, según una investigación que
por posibles violaciones cambiarias adelanta la Superintendencia de Control de
Cambios.

* Un nuevo proceso penal contra el ex presidente del Banco del Estado, Jaime
Mosquera Castro, y contra el ex vicepresidente ejecutivo de la misma entidad, Eduardo
Zambrano Caicedo, llegó ayer para su conocimiento al juzgado 20 superior de Bogotá.
El negocio se relaciona con los presuntos delitos de falsedad y estafa.

* Varios ex directivos del Banco del Estado fueron llamados a responder en juicio
criminal por los presuntos delitos de falsedad en documento y estafa. Los afectados con
la medida son Eduardo Zambrano Caicedo, León Sterenberg Pinedo, Jaime Orozco
Lourido, César Guillermo Rojas y Vicente Rodríguez, quienes presentaron, tramitaron y
pagaron tres cuentas de cobro por servicios varios supuestamente prestados a la
entidad crediticia por valor de $14 millones.

Roberto Prieto lo dijo en Blu Radio en 2017: "Nunca me he sentado con un delincuente.
Conmino al que quiera si mi costumbre es andar con delincuentes".

Nobelbrecht, capítulo 8: Lo que va de Luis Prieto Ocampo a Roberto Prieto

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

11 May 2018

Luis Prieto Ocampo, exalcalde de Bogotá, expresidente de la Andi y padre de Roberto


Prieto. Archivo El Espectador

Roberto Prieto sí se sienta con delincuentes. Roberto Prieto sí acostumbra a andar con
delincuentes.

La farsa de Prieto al afirmar lo contrario se convierte en ofensa desfachatada a la opinión


pública cuando se analizan dos hechos innegables. Prieto fue amigo de Eduardo Zambrano,
delincuente de cuello blanco en el Banco del Estado y lavador del Cartel de Medellín.
En cambio su padre, Luis Prieto Ocampo, fue la persona escogida por el gobierno nacional en
1982, después del escándalo de falsificaciones y autopréstamos en el Banco del Estado, para
encabezar esa institución financiera. Reemplazó al presidente interino Guillermo Alberto
González Mosquera, nombrado para suceder a Jaime Mosquera.

El gobierno de Belisario Betancur designó como presidente del banco a Luis Prieto Ocampo
en noviembre de 1982 y el padre de Roberto Prieto ejerció ese cargo durante todo el tiempo
de la administración Betancur, retirándose cuatro años después, en septiembre de 1986.

Prieto Ocampo fue escogido por su trayectoria honorable, por su buen nombre, por su
capacidad gerencial, pues se necesitaba una figura con esas características para restablecer
la confianza en el banco, descaecida por obra de los delincuentes Jaime Mosquera Castro y
Eduardo Zambrano Caicedo. Frente al mismo crimen, Prieto Ocampo y su hijo se colocaron
en orillas opuestas.

Algo va de Luis Prieto Ocampo a Roberto Prieto. Este fue amigo de un pícaro de siete suelas,
de un sujeto que saqueó un banco y que falsificó documentos impunemente, en tanto que su
padre fue llamado al Banco del Estado para ser el antídoto contra las fechorías de Zambrano.

Cuando el banco cumplió cien años en 1984, Luis Prieto Ocampo recordó el "manejo
confianzudo", los "ambiciosos intereses", los autopréstamos, los "zarpazos empresariales", los
"aventureros que se colaron en el sistema financiero", la "especulación a sus anchas ante la
mirada impasible de un Estado indiferente y unas entidades de control laxas y tolerantes" de
épocas pretéritas. Señaló que el Banco del Estado era, tras el escándalo, estricto en la
aplicación de la ortodoxia financiera, en la pureza de su comportamiento interno, en la
austeridad que debe reinar en la administración. A su retiro, el banco registraba utilidades y
había sido rescatado del naufragio al que lo habían condenado Zambrano y Mosquera.

La traición de Roberto Prieto a la gestión de su padre queda en evidencia en un oficio que Luis
Prieto Ocampo recibió en diciembre de 1982, un mes después de llegar a la presidencia del
banco. El gerente del Banco del Estado en Cali le escribió:

De acuerdo a nuestra conversación en el día de hoy, paso a rendirle el siguiente informe.

En el mes de Diciembre de 1981 el doctor Eduardo Zambrano Caicedo Vicepresidente


Ejecutivo del Banco en esa época, nos ordenó telefónicamente al Gerente de Zona en Cali,
doctor José Nicolás Urdinola y a mí, contabilizarle los siguientes créditos.

Después de enumerar créditos a Irit Dickman Kamil, Moni Dickman Kamil, Fritzi Dickman
Kamil, Michael Dickman Kamil, Michael Dickman Kamil, Ermano Panebianco, Francisco
Panebiano, Limibadika Malka y Cia, Inversiones Monumento y Humberto Arias García, el oficio
continúa diciendo:

Nos ordenó el doctor Zambrano que el producto de la contabilización de esos créditos, debería
girarse a Bogotá Sucursal Carrera Décima a favor de la sociedad Inversiones Arroyohondo,
orden que cumplimos ya que se trataba de nuestro más alto jefe.
Estalló la crisis del Banco, y el día 5 de octubre vine a Bogotá a una reunión que tuvimos los
Gerentes a nivel nacional con el doctor Guillermo González M., pregunté sobre el asunto de
estos pagarés a varios funcionarios de la Dirección General con el fin de lograr su cancelación
y fue cuando verdaderamente me enteré que este dinero había salido del Banco en forma
ilícita.

Hablé con el doctor León Sterenberg P. [cuñado y apoderado de Mosquera] pues según me
informaron solo él podía arreglar este asunto. El admitió que ese dinero había sido sustraído
por el doctor Jaime Mosquera y el doctor Zambrano y por lo tanto accedió a firmar dos pagarés
por valores de $65.905.000 y $89.180.000 a nombre de Asesora Mosquera Sterenberg S. en
C., con el fin de sustituir los pagarés del problema.

Por lo que le informo anteriormente doctor Prieto, usted puede ver que realmente fuimos
utilizados por nuestros jefes más altos de quienes nunca dudamos de su honorabilidad e
integridad moral, y de quienes tuvimos siempre el mejor concepto, y que simplemente como
subalternos que somos y que dependemos única y exclusivamente de nuestro sueldo,
recibimos unas órdenes que teníamos que cumplir, sin dudar nunca de que lo que estábamos
haciendo tuviera lo más mínimo de irregularidad.

Otra de las marrullas de Eduardo Zambrano como vicepresidente ejecutivo del Banco del
Estado la conoció Luis Prieto Ocampo tres meses después de llegar a la presidencia del banco.
El superintendente bancario, Germán Botero de los Ríos, le informó que debido a maniobras
de Zambrano que aparecían en instrucciones suyas sobre contabilización de ingresos, se pudo
determinar que las utilidades "se incrementaron ficticiamente en $36.000.000". Botero de los
Ríos concluyó que los dividendos aprobados en asamblea de accionistas en agosto de 1982
"carecen de base por cuanto tuvieron su origen en utilidades ficticias, presentadas como
consecuencia de operaciones ilegales, inseguras y sin buena fe, que, en parte, dieron origen
a la nacionalización de la Entidad". En otras palabras los balances del banco fueron
falsificados.

La amistad de Roberto Prieto con Zambrano viene de hace años, como él lo reconoció ante
los investigadores gubernamentales del escándalo Odebrecht. Tal vez no es tan antigua como
su amistad con Juan Manuel Santos y con María Clemencia Rodríguez de Santos, pero sí data
de varios años.

De manera concreta, esa amistad con Eduardo Zambrano está documentada en la


interceptación ordenada por la Fiscalía al celular de Prieto en marzo y abril de 2017. El día en
que Prieto declaró en la Fiscalía recibió una llamada de Zambrano para preguntarle cómo le
había ido. "Yo creo que bien", le contestó Prieto. Es en esa llamada cuando Prieto dice que
Luis Fernando Andrade "fue un remalparidazo conmigo por lo que dijo". Zambrano comentó:
"Es que a esa gente le hace falta peso en la cola". Zambrano luego dice que había estado ese
mismo día en la Fiscalía y allá "no tenían ni idea de los 400", posiblemente los 400.000 dólares
para los afiches de la campaña Santos 2010. Prieto: "La que se tiró todo fue María Fernanda
eso fue el bollo. María Fernanda había dicho que fueron unos afiches que le había pagado
Odebrecht". Zambrano: "Sí pero puede ser Odebrecht Colombia y eso no es nada ilegal porque
eso existe". Prieto: "Pero bueno ya salí de este trance". Zambrano: "Pero es bueno que no esté
en el radar de los gringos". Prieto: "Bueno hablamos Eduardo un abrazo".
En otra llamada que Prieto hace a Zambrano para averiguar por su salud, Zambrano pregunta:
"¿Por qué joden?". Prieto responde: "Una cacería, cazar a Prieto para que hable y Santos se
cae". Al final Prieto dice que se siente más tranquilo, que la agitación mediática cede, que
viene la Semana Santa y que tiene información de que cierran la investigación en 2 o 3
semanas. "Sí que cierren eso", dice Zambrano.

Pero la investigación contra Prieto no se cerró porque cuando Zambrano fue capturado en julio
de 2017, decidió delatar a Prieto.

***

Los nexos de Eduardo Zambrano con Odebrecht vienen de vieja data. Cuando el director
jurídico de Odebrecht, Yezid Arocha, fue llamado a declarar en mayo de 2017 por la fiscal
Amparo Cerón Ojeda, aseveró que conocía a Zambrano desde hace más de 10 o 12 años:

Me fue presentado por el señor Marcelo Jardim antiguo presidente de Odebrecht en Colombia,
como ingeniero consultor, ha sido asesor en ingeniería de Odebrecht durante muchos años,
tiene una de las más grandes empresas de ingeniería en Colombia que se llama Consultores
Unidos, es especialista en temas de energía y de infraestructura vial, ha hecho para nosotros
diversos estudios y diseños, tanto en el área de energía como en el área de infraestructura
vial, a través de subcontratos y de contratos también. Realmente son muchos o varios los
contratos que ha hecho con nosotros.

Zambrano logró que Odebrecht contratara a Consultores Unidos para elaborar los diseños de
la Ruta del Sol 2, por $15.000 millones, según El Tiempo. Una fuente dijo al diario que
"Zambrano conoció a ejecutivos de Odebrecht cuando estaba en Brasil, prófugo de la justicia
por el escándalo financiero del Banco del Estado". En ese caso los vínculos de Zambrano con
la compañía serían más antiguos de lo que declaró Yezid Arocha.

También reveló El Tiempo que Zambrano contrató a un primo de Otto Bula para realizar
estudios ficticios de factibilidad de la vía Bogotá-Girardot. Ganaderos ficticios, utilidades
ficticias, estudios ficticios.

El primo de Bula, Oscar Mauricio Bula Jarava, nacido en Sahagún, recibió en 2015 $1.880
millones de Odebrecht por trabajos que no fueron ejecutados. Los pagos salieron de la
empresa de Zambrano, Consultores Unidos. El propósito de los contratos ficticios era justificar
el pago de dinero a favor de Otto Bula y de Federico Gaviria, otro lobista que trabajaba al
servicio de Odebrecht.

Así como la firma de Zambrano, Consultores Unidos, realizó los estudios para la Ruta del Sol
2, también fue contratada para los estudios y diseños del puente Plato en el departamento de
Magdalena, que hace parte de la Ruta del Sol 3 a cargo de una concesión liderada por Salini
Impregilo.

Para la Fiscalía Roberto Prieto influyó de manera determinante ante la ANI para lograr la
adición del contrato de la Ruta del Sol 3. Esa adición consistía en agregar a las obras el puente
Plato. Y como síntoma de que Roberto Prieto y Eduardo Zambrano hacían parte de una
comparsa contractual, la Fiscalía señaló que esa gestión de Prieto ante la ANI "habría estado
condicionada a que los estudios y diseños del citado puente quedaran a cargo de la empresa
Consultores Unidos S.A., del empresario Eduardo Zambrano, como efectivamente ocurrió".

Graves y reprensibles abusos ocurrieron en el octenio de Álvaro Uribe, pero no se presentó un


escándalo similar a la alianza entre un amigo de la familia presidencial como Roberto Prieto,
gerente de las campañas presidenciales de Santos, y un sujeto de los antecedentes nefastos
como lo es Eduardo Zambrano, al cual solamente le faltan imputaciones por delitos de sangre.

No lo digo porque tenga afinidades con el ex presidente Uribe, que no las tengo. Personas
desafectas a mi nombre, era la expresión que utilizaba el ex presidente Alfonso López
Michelsen para referirse a mi esposa Silvia Galvis y a mí. Personas desafectas a todos los
presidentes vivos de Colombia, y a varios del pasado más lejano, fuimos Silvia y yo. Silvia lo
explicó en carta a una amiga:

No se te olvide que los políticos y los partidos políticos son todos iguales, y si no lo son al
principio al final terminan siéndolo (al menos eso enseña la historia de Colombia). Ve con
cautela, todos esos aparentes (muy subrayado el aparentes) idealismos, terminan en
voracidades. Nunca se te olvide eso, razón por la cual aquí se desprestigian tan rápidamente,
comenzando por el MRL de López Michelsen, principal opositor del Frente Nacional que
terminó cuando López le aceptó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores a Lleras
Restrepo, su más enconado enemigo. Y de ahí, empieza a hacer el inventario de rebeldes con
causa pero con hambre de poder.

Además de que el Premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos y el falsificador Eduardo
Zambrano tienen un amigo en común, es todavía más escandaloso que la administración
Santos haya reencauchado a Zambrano otorgándole contratos por decenas de miles de
millones de pesos para su empresa Consultores Unidos, pese a que las fechorías de Zambrano
son del dominio público desde hace 35 años. Fue la administración Santos, por la vía
contractual, la que le extendió y le prorrogó la vida útil a este personaje, el único de la crisis
financiera de 1982 que logró resucitar y forjar otra carrera. Los demás banqueros vinculados
a hechos ilícitos en esa crisis pasaron al anonimato, como fue el caso de Uldarico Robles
Vivius, Eduardo Uribe y Octavio Becerra Vélez.

En 2013 la Agencia Nacional de Infraestructura ANI firmó con Zambrano un contrato de


interventoría por más de $11.000 millones relacionado con la vía Zipaquirá-Bucaramanga.

En 2014 Ecopetrol, que en un 89% pertenece a la Nación, le dio un contrato por casi $22.000
millones a la firma de Zambrano para diseño de infraestructura eléctrica de redes para un
bloque de la vicepresidencia regional Orinoquia de Ecopetrol.

En junio de 2017, cuando ya había estallado el escándalo de Odebrecht y se conocía el papel


de Zambrano, el gobierno escogió a Consultores Unidos para instalar un transformador en la
Costa Atlántica a un costo de más de $23.000 millones, según revelación de El Tiempo.

Germán Arce Zapata, nombrado ministro de Minas en 2016, estampó su firma en un contrato
en que también aparece la de Eduardo Zambrano Caicedo para ejecutar obras en el corredor
férreo La Dorada-Chiriguaná. Arce era en ese momento, 2014, gerente del Fondo de
Adaptación, entidad adscrita al Ministerio de Hacienda y creada para realizar obras de
infraestructura. Zambrano obró a nombre del Consorcio Interventoría Vías Férreas. Valor del
contrato: más de $16.000 millones.

***

Juan Manuel Santos, que tanto se preciaba de su administración impoluta, que pretendió
engañar al pueblo colombiano diciendo que él había sido invitado a Londres a presidir
conjuntamente con el primer ministro David Cameron una cumbre anticorrupción por los
avances del país en ese campo, ese mismo Santos no solamente reencauchó a un sujeto con
el prontuario de Eduardo Zambrano permitiéndole convertirse en gran contratista del Estado,
no solamente compartía un amigo personal con ese sujeto, sino que además nunca supo que
Zambrano fue uno de los intermediarios contratados por Odebrecht para repartir sobornos.

De acuerdo con la revista Semana, Zambrano puso al servicio de la corrupción la firma que
gerenciaba, Consultores Unidos. La estrategia de Zambrano era utilizar contratos ficticios para
pagar favores a quienes ayudaron a la constructora brasilera a conquistar un puesto
prominente en las obras de infraestructura en Colombia. Los contratos entre la empresa de
Zambrano y Odebrecht se inflaban para luego poder desviar los excedentes a título de coimas.
Semana informó que en la declaración ante la Fiscalía Zambrano confesó tener relaciones con
ejecutivos de Odebrecht desde 1982. ¡Es decir, desde el mismo año en que estafó al Banco
del Estado y luego se fugó al Brasil! En otras palabras su trayectoria en el mundo del fraude
no ha tenido solución de continuidad.

Uno de los contratos ficticios firmados por Zambrano fue el ya mencionado con Mauricio Bula
Jarava, primo de Otto Bula. Este había dicho a la Fiscalía:

Yo quiero que a ese muchacho no lo vayan a meter en esas cuestiones porque a él


prácticamente lo engañé yo. Yo le pedí el favor de que si podía firmar un subcontrato con esa
empresa de Zambrano.

Zambrano señaló que eran Otto Bula y Federico Gaviria los que indicaban a quiénes se les
pagaban las sumas que se disfrazaban en los contratos ficticios y agregó que, aunque no tenía
certeza sobre los beneficiarios finales, dijo que Bula le mencionó a los senadores Musa Besaile
y el Ñoño Elías.

Hablando de beneficiarios, al mencionar estos cinco nombres —Eduardo Zambrano, Otto Bula,
Federico Gaviria, Musa Besaile y Bernardo Elías— resulta que tres fueron beneficiarios del
gobierno de Santos. Zambrano, el corrupto de las siete vidas, por los contratos que le fueron
adjudicados, pese a su pasado criminal, y Besaile y Elías como senadores ampliamente
favorecidos con cupos indicativos. La coincidencia salta a la vista: los benefició el gobierno de
Santos y los benefició Odebrecht.

Empero, Santos no tuvo inconveniente en afirmar en una visita a Quibdó en marzo de 2017
que en su gobierno a Odebrecht le fue como a los perros en misa. "Colombia fue penetrada,
pero este gobierno le hizo a esa empresa un muro para que no pudiera penetrar a este
gobierno", dijo Santos.

Cuando meses después fueron capturados Eduardo Zambrano, el Ñoño Elías y Musa Besaile,
Santos no volvió a mencionar a Odebrecht. Nunca ha reconocido que su gobierno le dio
contratos a un sujeto como Zambrano, nunca se ha referido a los sobornos confesados por el
Ñoño Elías, jamás se ocupó de los nexos entre su amigo Roberto Prieto y Zambrano. Tampoco
mencionó los contratos ficticios que celebró Odebrecht después de 2010 ni los sobornos
adicionales a los confesados por Odebrecht en Nueva York que fueron descubiertos por la
Fiscalía. Igual silencio guardó Santos frente a un fragmento de la declaración de Otto Bula que
se publicó muchas veces en la prensa en 2017:

Los brasileños autorizaron un 4% del valor del contrato así: 2% para Bernardo Elías y los
amigos de las comisiones de presupuesto que él maneja; un 1% para Federico Gaviria y para
mí, o sea un 0.5% para mí y un 0.5% para Federico, y un 1% para otros políticos que estaba
manejando Federico, que siempre me hablaba de Plinio Olano de la Comisión Sexta y Miguel
Peñaloza.

Ese contrato contaminado por el delito sobre el cual se autorizó pagar sobornos equivalentes
al 4% de su valor, es el otrosí para la construcción de la carretera Ocaña-Gamarra, autorizado
no solamente en el gobierno Santos sino por el propio Santos en un documento Conpes. Este,
el Consejo Nacional de Política Económica y Social, organismo en que tienen asiento el
presidente, los ministros, el director de Planeación y otros altos funcionarios, se ocupa de
autorizar las grandes obras públicas. Sobre éstas Santos dijo que Odebrecht "solamente se
ganó una y se la ganó en franca lid". En el momento de esa declaración, es cierto que no se
conocían las confesiones de Otto Bula y de Eduardo Zambrano, pero Santos no actualizó
posteriormente sus afirmaciones ni reconoció que Odebrecht sí penetró su gobierno y sí pagó
sobornos a través de un contratista de su gobierno y para beneficio de parlamentarios afectos
a su gobierno.

Según Zambrano, a él le entregaban cheques que a su vez hacía llegar a Federico Gaviria, a
Otto Bula o al chofer de Bula "o al que mandaran a recoger la plata". Los cheques se podían
cobrar o endosar. "Eran para pagarles a senadores de la República por la intervención que
hacían". Que hacían ante el gobierno de Santos.

Según Semana, la Fiscalía encontró un pago de 2015, en el segundo gobierno de Santos, por
US$2.727.000, que salió de Colombia a un banco en Panamá. Bula afirmó que de esos casi
siete mil millones de pesos se le entregaron $900 millones en efectivo al senador Bernardo
Elías. "La plata fue consignada a la cuenta de un trabajador mío de nombre Edgar Benvert,
creería que se los entregó a la prima del Ñoño (Básima Elías Nader)", según Bula.

En Quibdó Santos había proclamado que "No pudo haber gato encerrado". Cuando se supo
que sí hubo trampas, guardó silencio. Las pruebas que aparecieron después eran
abrumadoras.

Santos también guardó silencio cuando se reveló que gracias a la intermediación de Eduardo
Zambrano varios miembros de su campaña presidencial de 2010 asistieron a un desayuno con
el gerente de Odebrecht en Colombia. Lo reconoció Juan Claudio Morales, el cual desayunó
con otros integrantes del comité financiero de la campaña y con Luiz Antonio Bueno Junior en
febrero de 2010 en el Hotel Casa Medina. Odebrecht ofreció una ayuda económica que no se
concretó porque el comité le dijo a Bueno que una donación de una persona jurídica sería
ilegal, pero después la compañía terminó pagando los 400.000 dólares que se necesitaron
para los 2 millones de afiches de la campaña.
Esta frase apareció en un artículo de El Tiempo que no fue objeto de rectificación: "Los nexos
entre Zambrano y Morales datan de los 80, en el marco del escándalo del Banco del Estado y
la compra del Banco Comercial Antioqueño". Morales era Juan Claudio Morales. Por partida
doble tuvo Santos amigos en común con Zambrano: a través de Juan Claudio Morales y a
través de Roberto Prieto.

Si se le preguntara a Santos si sabía que un miembro del comité financiero de su campaña de


2010 era amigo de un sujeto con antecedentes penales, probablemente contestaría que no lo
sabía. Esa ignorancia deliberada, ese no querer saber cómo se consigue la plata y cuál es el
pasado de los directivos y merodeadores de las campañas, es un pretexto muy cómodo para
luego fingir ignorancia cuando revientan los escándalos. Ese "Me acabo de enterar" de Santos
cuando Roberto Prieto confesó en Blu Radio que sí entró un aporte de Odebrecht a la campaña
de 2010 para sufragar los afiches, en realidad significa "No me quise enterar".

Santos no quiso reconocer las revelaciones perjudiciales para su gobierno que se fueron
conociendo a lo largo del año 2017 como consecuencia del escándalo Odebrecht. En octubre
de 2017 se mostró desafiante en un discurso que pronunció en Manizales:

Llevo más de siete años recibiendo todo tipo de ataques. Me han acusado de traidor, de
tramposo, de mentiroso, de comunista, de dictador, de haber sido reclutado por la KGB durante
mi estadía en Londres. Me han dicho fariano —¡hasta me pusieron un alias!—, me acusaron
de haber financiado mis campañas con plata del narcotráfico, con coimas de Odebrecht, con
plata de "Los Comba" y con plata venezolana. Me han señalado de ser ficha de los Castro, de
ser ficha de Chávez y, por supuesto, de ser ficha de los dos: ¡todo un castrochavista! Que
pacté con la Farc el aumento de los cultivos ilícitos, que he querido acabar con el Ejército, con
la Policía, con la propiedad privada, con libertad de expresión, y otras tantas barrabasadas.
Que me compré el premio Nobel, que regalé a San Andrés, que acabé con la seguridad, que
hice añicos la confianza inversionista y la cohesión social.

A Santos se le olvidó otra acusación absurda, que por haber sido él en la adolescencia acólito
del padre Camilo Torres, se matriculó en la guerrilla y toda la vida ha sido un guerrillero
disfrazado. Evidentemente son alucinantes las de las habladurías y rumores que bastantes
colombianos repiten sobre él. Son alucinantes porque Santos siempre ha sido enemigo feroz
de la guerrilla y cuando fue ministro de Defensa de Álvaro Uribe emulaba con el presidente en
las descargas furibundas contra las Farc, contra Chávez, contra Rafael Correa, etc. Santos
siempre ha sido un derechista, un convencido de la política de echar bala contra la guerrilla.
Los uribistas creen que es un traidor a la causa cuando la verdad es que en 50 años cuando
Santos, Uribe y los uribistas estén todos muertos, se reconocerá que entre los dos terminaron
con la guerrilla de las Farc: Uribe haciendo lo que predicaba Alfonso López Michelsen, la
derrota militar como paso previo para una negociación, y Santos como realizador de esa
negociación que llevó a la entrega de armas y a la liquidación de las Farc. Pero como ahora
los uribistas creen que por no continuar Santos la guerra permanente contra las Farc fue un vil
traidor, muchos seguirán acusándolo de todo tipo de barrabasadas. Los que lo acusan de
hechos falsos —hay que aclararlo— son sus antiguos aliados Álvaro Uribe y su ejército de
creyentes. No somos los agnósticos.

Pero en cuanto a la financiación de la campaña de Santos con coimas de Odebrecht, el hecho


está establecido porque lo confesó Roberto Prieto en relación con la campaña de 2010 a la
cual entraron ilegalmente aportes de los brasileros para los afiches, y en la campaña siguiente
hubo un pago de Odebrecht para una encuesta. No puede Santos descolgarse por las orejas
al enumerar un hecho cierto al lado de otros que son falsos.

Por lo demás, la palabra de Santos no es confiable. Mientras en octubre de 2017 afirmaba en


Manizales que era absurdo acusarlo de financiar sus campañas con coimas de Odebrecht, el
14 de marzo anterior había reconocido que el pago de los afiches por parte de Odebrecht en
el 2010 "es un hecho bochornoso".

Antes de que Roberto Prieto reconociera el aporte para los afiches, se había producido un
espectáculo patético y vergonzoso. El 8 de febrero, cuando ya se conocía públicamente la
acusación de Otto Bula según la cual entregó un millón de dólares a Roberto Prieto, el gabinete
en pleno expidió ese comunicado servil y abyecto:

Resulta absurdo e inaceptable que personajes de dudosa reputación, con una simple
declaración sin prueba alguna, pretendan ahora enlodar la campaña presidencial de 2014,
como se pretendió hacerlo también sin éxito con la de 2010. Como consta en los libros
contables de la campaña registrados ante el Consejo Nacional Electoral, la campaña no recibió
financiación por parte de particulares, ya que la totalidad de la misma se financió con recursos
provenientes de los anticipos y reembolsos establecidos en la Ley.

Cuando un mes después fue el propio Roberto Prieto el que confesó que sí hubo dinero de
Odebrecht en la campaña de 2010, ninguno de los ministros que se rasgaban las vestiduras
porque se enlodaba la campaña tuvo la honradez de rectificar el paz y salvo que en actitud
genuflecta le expidieron al presidente Santos. Ni Mauricio Cárdenas, ni María Angela Holguín,
ni el vicepresidente Germán Vargas Lleras, ni la directora de Coldeportes, que también firmó
el comunicado. La palabra de ellos vale tanto como la de cualquier persona de dudosa
reputación.

Muy similar al elogio público que Donald Trump le exigió en 2017 a su gabinete fue la alabanza
del gabinete de Santos en ese comunicado de febrero 8 de 2017:

El Presidente Santos a lo largo de su vida pública y en los últimos seis años y medio de
gobierno ha demostrado a los colombianos su condición de dirigente transparente e intachable
en todas sus actuaciones. Con su liderazgo, el Estado se ha comprometido a fondo en la lucha
contra la corrupción y su honestidad nunca se ha puesto en duda.

***

En la historia sórdida de cómo Eduardo Zambrano logró reencaucharse gracias a los contratos
de la administración Santos, quedó un hilo suelto que los medios de comunicación pasaron
por alto. Se trata de Consultores Unidos, la firma de consultoría fundada en 1971 y que
Zambrano gerenció hasta mediados de 2017. No solamente es incomprensible que el gobierno
nacional haya premiado a Zambrano otorgándole contratos por altas cuantías, también es
inexplicable cómo los dueños de la firma le dieron cabida a una persona con una hoja de vida
llena de escándalos.

Se publicó sí que Consultores Unidos había cortado vínculos con Zambrano a raíz de su
captura en julio de 2017, que iniciaría una acción de responsabilidad en su contra, que
directamente no era dueño sino del 1.47% de la compañía pero que "de manera independiente,
su grupo familiar" tenía el 27.74 % de las acciones.

La revista Dinero publicó un artículo donde se afirmaba que en los años 90 ante una crisis en
el sector energético "llega el ingeniero civil Eduardo Zambrano a presentarse a la compañía
con algunos proyectos interesantes -disposición final de elementos industriales en Europa a
favor del medio ambiente y generación de energía".

Según Dinero:

La difícil situación del sector y la experiencia del señor Zambrano en el área civil, le permitieron
entrar a la compañía y crear un área de negocio especializada en el desarrollo de proyectos
de infraestructura en el marco de una estrategia de ampliación del portafolio de servicios.

Eduardo Zambrano entró a Consultores Unidos en 1994 o 1995 porque Tirso Quintero,
fundador de la empresa, lo conocía de tiempo atrás por un vínculo familiar. Un alumno de Tirso
Quintero, Armando Rengifo, estaba casado con una hermana de Zambrano. Armando Rengifo
es un ingeniero egresado de la Universidad de los Andes.

Zambrano no le ocultó a Tirso Quintero que había trabajado en el Banco del Estado. Le dijo
que los cargos en su contra una persecución y que tenía demandada a la Nación. Quintero no
le hizo inteligencia a esta información y le permitió a Zambrano, que es ingeniero de profesión,
vincularse a Consultores Unidos. Allí se le entregó un área nueva para la empresa: ingeniería
civil. Consultores Unidos se especializaba en ingeniería eléctrica pues Tirso Quintero es
ingeniero eléctrico de proyectos de alta tensión. Luego Zambrano adquirió acciones en la firma,
hasta llegar con su esposa e hijos a tener un 27%.

Zambrano logró que Consultores Unidos participara en un consorcio con otras firmas como
interventor de Porce 3, la hidroeléctrica más grande de Empresas Públicas de Medellín hasta
el momento.

Los nexos de Zambrano con Odebrecht vienen por Marcelo Jardim que fue representante de
Odebrecht en Colombia cuando los brasileros trabajaron en la hidroeléctrica de la Miel, antes
de irse del país y regresar hacia 2008. Para la Ruta del Sol 3, Zambrano consigue que le
asignen el diseño de uno de los bloques en que Odebrecht dividió la carretera. Ese contrato
de 2012 se hizo en compañía con otra empresa de consultoría, Consultoría Colombiana.

Más adelante, cuando a Odebrecht le dieron el contrato para la vía Ocaña-Gamarra, le pidió a
Zambrano un prediseño, pero Odebrecht no lo pagó y Zambrano dejó de hablar de sus amigos
brasileros.

Pero volvió a retomar el contacto a raíz de una posibilidad que se abrió de un alianza público
privada para una nueva ruta Bogotá-Girardot para el tráfico pesado. Ofreció los diseños si
Odebrecht le pagaba lo que le debía de Ocaña-Gamarra. Odebrecht pagó, lo cual hizo crecer
la credibilidad de Zambrano dentro de Consultores Unidos. Internamente en Consultores
Unidos no hubo sospechas porque los pagos que hacía Consol, el consorcio constructor de la
Ruta del Sol 2, venían de cuentas en Corficolombiana. "A nadie se le ocurre que haya cosas
fraudulentas en Corficolombiana", indicó una fuente.
Las sospechas sí se dispararon cuando agentes de la Fiscalía llegaron en julio de 2017 a
Consultores Unidos a pedir los contratos en 2015 celebrados con una firma llamada
Transportes de la Sabana, la compañía del sobrino de Otto Bula. Se descubrió que las facturas
que se pagaron por el contrato eran infladas frente a lo que debería valer el servicio
supuestamente contratado. Es decir, el trabajo real valía menos. Al comprobar la falsedad de
las facturas, que servían para extraer los sobornos, la Fiscalía ordenó la captura de Zambrano.
Este era autónomo para el pago de las facturas en el área que manejaba, ingeniería civil y
construcción.

En otras palabras, por su autonomía Zambrano podía presentar facturas infladas y sacar dinero
con base en ellas, pues él ordenaba los pagos que se hacían con base en los contratos.

La Fiscalía tenía sospechas sobre Zambrano desde el 6 de marzo de 2017 cuando expidió un
comunicado sobre Odebrecht donde señalaba lo siguiente:

Por su presunta participación y conocimiento de los hechos que rodearon el soborno en Ruta
del Sol Dos, serán llamados a rendir diligencia de interrogatorio ante un Fiscal Delegado, los
señores Daniel García Arizabaleta y Eduardo Zambrano.

Por confiar en una persona como Eduardo Zambrano, a quien el fundador de Consultores
Unidos conocía como hermano de la esposa de un antiguo alumno, y por no investigar su
pasado como banquero, la compañía, que llegó a facturar 35.000 millones de pesos al año,
quedó en entredicho y desde la captura de Zambrano están tratando de sobrevivir al contagio
del escándalo Odebrecht.

Nobelbrecht, capítulo 9 - El Ñoño: 'No me miren como una lacra'

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

11 May 2018

La fase I del escándalo Odebrecht se abrió y se cerró en 2017 con la condena del
exviceministro Gabriel García Morales. Se demostró el pago de un soborno y, más importante
aún, el exfuncionario reconoció haberlo recibido para manipular la adjudicación con el fin de
que solo Odebrecht resultara calificado para el contrato de la Ruta del Sol 2. Además, en carta
pública García Morales afirmó: "Me desprecio. Me arrepiento por el daño que causé y asumo
las consecuencias derivadas de mis actos". Es pues un caso cerrado. Hubo un soborno o
cohecho y el sobornado y sus cómplices fueron condenados. Se hizo plena claridad sobre el
asunto.
Al momento de terminar este libro en marzo de 2018 no hay en cambio condenas sobre los
sobornos distribuidos a partir de 2010, en los gobiernos de Santos, salvo una contra el Ñoño
Elías, ni los expedientes se han cerrado.

Sin embargo hay un hecho plenamente confirmado: sí hubo dineros ilícitos repartidos por la
firma desde 2010. Y sigue vigente la tesis de este libro: los sobornos fueron pagados a aliados
políticos del gobierno Santos.

Bernardo Elías, más conocido como el Ñoño Elías, fue senador del partido del presidente
Santos y resultó condenado por recibir sobornos de Odebrecht por más de $17.000 millones.
Archivo El Espectador

Existen confesiones muy útiles para determinar responsabilidades. El senador Bernardo


Miguel Elías Vidal, alias el Ñoño, al plantear a comienzos de 2018 una colaboración a la Corte
Suprema de Justicia, no negó haber recibido sobornos de Odebrecht. Dijo que "Los dineros se
recibieron para destinarlos a campañas políticas y actividades conexas con el mismo fin". Es
decir, reconoce que él, socio político de Santos, recibió coimas de Odebrecht, que las empleó
en sus campañas para el Senado y para conseguir votos para la reelección de Santos.

Anteriormente, el periodista Norbey Quevedo de El Espectador había revelado una declaración


del Ñoño ante la justicia en el mismo sentido, la cual rindió el 20 de septiembre de 2017:

Mi interés era ayudarles a los de Odebrecht a que sacaran rápido los otrosís Ocaña-Gamarra,
para que ellos entregaran recursos económicos con destino a la campaña presidencial de Juan
Manuel Santos, período 2014-2018, reelección, primera y segunda vuelta. No sé si el
presidente sabía, pero es la propuesta que me hace Otto Bula en relación que Odebrecht
quería ayudar a la campaña.
Quevedo, veterano periodista de investigación, también publicó lo siguiente:

Elías también está dispuesto a probar que recursos provenientes de Odebrecht entraron a la
campaña de Santos a través de los departamentos de Córdoba, Sucre y La Guajira.

El Ñoño Elías fue condenado el último día de febrero de 2018 por la Corte Suprema de Justicia
a 6 años y 8 meses de prisión por cohecho o soborno y por tráfico de influencias. El exsenador
se acogió a sentencia anticipada, es decir, aceptó su culpa sin que se realizara un juicio, pues
de la confesión se pasó a la sentencia. Elías aceptó que prestó su concurso a Odebrecht "con
el propósito de consolidar su actividad en el país, con intervención directa ante diferentes
entidades y funcionarios, aprovechando la condición de congresista vinculado a la Comisión
Tercera del Senado".

De manera específica la condena se profirió por las comisiones o coimas pagadas por
Odebrecht para lograr celeridad en el otrosí Ocaña-Gamarra, firmado en la administración
Santos. La sentencia cita la revelación que ya se había filtrado a la prensa sobre el reparto de
los sobornos: "2% para el senador BERNARDO MIGUEL ELÍAS VIDAL y su grupo de
personas".

Ese 2%, según la Corte Suprema de Justicia, se pagó mediante un contrato ficticio por 10.000
millones de pesos firmado entre Consol (Concesionaria Ruta del Sol) y el consorcio SION,
representado por Gabriel Alejandro Dumar Lora, oriundo de Sahagún. "Las cantidades que
fueron giradas a través de CORFICOLOMBIANA como pago de las obras supuestamente
realizadas por SION fueron entregadas a Bernardo Miguel Elías Vidal o a la persona que él
indicara, con excepción de 400 millones de pesos que fueron recibidos por Bula", agregó la
sentencia. No afirma la Corte que Corficolombiana fue cómplice pero sí que su estructura
financiera fue utilizada para cometer el delito.

Según la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, existió otro contrato con SION, en unión
temporal con una empresa española, por 7.500 millones de pesos. Es decir el senador santista
recibió a través de SION 17.100 millones de pesos a título de coimas, pues $400 millones los
descontó para él Otto Bula. A esa cifra que recibió el senador que solía viajar en el avión
presidencial sentado al lado de Juan Manuel Santos hay que sumarle otros 800 millones de
pesos que según la Corte Suprema de Justicia fueron girados por Consultores Unidos de
Panamá y que se la entregó "Otto Bula a Bernardo Elías en el apartamento de éste".

Los dineros desviados a través de contratos simulados con SION los recibió el senador Elías
"en su casa en Sahagún, en la casa de los suegros del congresista en Sincelejo, en la finca
del tío de éste", indicó la Corte Suprema. Adicionalmente, un asesor de Elías en el Senado,
José Ignacio Burgos, cambió en Bancolombia de Unicentro, en Bogotá, seis o siete cheques
por 100 millones de pesos cada uno, por solicitud de Otto Bula, de acuerdo con la sentencia.
Sigue diciendo el fallo: "Luego le entregó el efectivo a Bula, quien lo guardó en un maletín.
Acto seguido, ambos se dirigieron al apartamento del Senador Elías Vidal. Mientras Burgos
permaneció en la sala, Bula ingresó al estudio y luego salió sin el maletín".

En total, pues, Bernardo Miguel Elías Vidal, recibió $17.900 millones a título de sobornos,
coimas o comisiones por su actividad delictiva. Actividad delictiva que desplegó con
anterioridad y simultáneamente a la campaña presidencial de 2014 en que el presidente
Santos recibió su apoyo electoral.
Especifica la sentencia que a Bula: "En marzo de 2014, el porcentaje correspondiente al
anticipo (20%) se lo reclamaban con urgencia porque era época electoral y lo requerían para
la campaña 'Santos Presidente'. El 80% restante lo entregó el año siguiente, en la misma
forma".

En cuanto al otrosí, señaló la sentencia del magistrado José Luis Barceló:

El senador ELÍAS VIDAL asumió la función de agilizar los trámites para sacar avante en un
tiempo récord la adición del contrato en las condiciones económicas favorables exigidas por la
concesionaria, lo que le generó dividendos equivalentes al 2% del valor total del mismo, para
lo cual, entre otras actividades, interfirió de distintas formas ante el Presidente de la ANI y otros
funcionarios gubernamentales competentes para la aprobación del Conpes y el Confis, en
orden a lograr el cierre financiero del Otrosí n.° 6. Su rol implicaba, además, lograr que otros
congresistas apoyaran las iniciativas de control político, y a través de esos debates se
presionaba a los funcionarios que tenían a cargo las decisiones en materia contractual.

La sentencia también condenó a Elías por su intervención en el contrato de estabilidad jurídica,


firmado igualmente en el gobierno Santos, que le permitió a Odebrecht ahorrar impuestos. La
coima fue de cuatro mil millones de pesos pero el fallo no especifica la porción recibida por
Elías.

Elías confesó los dos delitos por los cuales fue condenado y la Corte Suprema precisó que los
hechos ilícitos quedaron demostrados con las declaraciones de Eleuberto Martorelli, Gabriel
Alejandro Dumar Lora, Otto Nicolás Bula y Federico Gaviria Velásquez.

Para el magistrado ponente José Luis Barceló, Bernardo Elías se convirtió en "mandadero de
una empresa extranjera o multinacional" y puso "las instituciones públicas al servicio de los
intereses de ese capital, con evidente traición al pueblo. Se determinó libremente a alimentar
el cáncer de la corrupción". Quedaron pendientes dos delitos que se seguirán investigando
pues Elías no se allanó a ellos: concierto para delinquir y lavado de activos.

A comienzos de 2018 y antes de ser condenado, se divulgó que el Ñoño Elías buscaría
someterse a la justicia de la Jurisdicción Especial para la Paz pues según él los "aportes
económicos" que recibió para las campañas electorales tenían "el propósito de impulsar
políticas orientadas a poner fin a la confrontación armada". Es descabellado que este
exsenador oriundo de Sahagún pretenda someterse a una justicia especial y es muy probable
que su solicitud si la presenta sea rechazada. Se trataría únicamente de una estratagema legal
de mala fe, ya que las condenas máximas en la JEP son de ocho años.

Juan Manuel Santos no puede eximirse de culpa política por las coimas de Odebrecht. Las
recibió uno de sus alfiles políticos, el segundo en caudal electoral en las votaciones
parlamentarias de marzo de 2014, en las cuales el Ñoño obtuvo 140.000 votos, apenas 5.000
votos menos que el otro abanderado de Santos, Musa Besaile. Esta triangulación o
tercerización de la corrupción es también inaceptable. El presidente Santos no puede afirmar
que Odebrecht no desembolsó sobornos durante su mandato de ocho años. Al no haber ido a
parar los fondos negros de Odebrecht a enemigos políticos del gobierno sino a quienes le
ayudaron en la reelección y le garantizaron mayorías en el Congreso, hay un beneficio indirecto
recibido por Santos de las coimas entregadas a sus allegados, miembros además de su mismo
partido. Cabe aquí recordar que solamente otro parlamentario, el senador Jorge Enrique
Robledo, varias veces elegido en las encuestas de una firma de consultoría como el mejor
senador del país, consiguió en las mismas elecciones más votos —191.000— que el Ñoño,
pero sumando los votos del Ñoño con los de Besaile, carentes de la trayectoria política y de la
credibilidad de Robledo, se llega a la dupleta ganadora del Senado, con 285.000 votos. Ese
triunfo, extraordinario pues en 2010 el Ñoño llegó al Senado con 74.000 votos, la mitad de los
que obtuvo en 2014, fue aceitado por coimas —que no sobra decirlo, no se ha denunciado que
hayan entrado a las arcas de Robledo o de otros candidatos indiscriminadamente o
equitativamente— y fue un triunfo que le permitió a Santos contar con 21 curules de su partido,
el de la Unidad Nacional, en el Senado, contra las 19 del Centro Democrático de Álvaro Uribe,
su principal rival.

De otra parte, el exdirector de Planeación Nacional, Simón Gaviria, declaró que no tuvo
contacto con el senador Elías en relación con el documento Conpes que le permitió a
Odebrecht que le adicionaran el contrato de la Ruta del Sol 2 con el famoso otrosí para
construir Ocaña-Gamarra, agregando Gaviria que el Congreso no tiene injerencia sobre los
Conpes. También la exministra de Transporte, Cecilia Álvarez, negó que el Ñoño se le hubiera
acercado para influir a favor de Odebrecht para conquistar el otrosí. Pero la Corte Suprema de
Justicia no tuvo en cuenta esos testimonios sino que concluyó que sí hubo sobornos pese a
que los dineros no los recibieron los funcionarios que tomaron decisiones sino intermediarios
cercanos al gobierno como el Ñoño Elías.

¿Qué queda? Lo confesado por el Ñoño: sí recibió coimas de Odebrecht. ¿Sabía Santos o no
sabía? Es irrelevante. Odebrecht penetró sus campañas y su gobierno, dentro de una
modalidad que le permite a Santos negar la responsabilidad directa. Nadie podrá probar que
se le consultó a la Casa de Nariño si estaba bien untarle la mano al Ñoño Elías. Seguramente
la consulta no se hizo. Este es un caso de deniability, que en inglés significa la capacidad de
negar algo con base en que oficialmente no se tiene información.

El patrón surgió desde la campaña de 2010. El dinero para los afiches entró sin conocimiento
de Santos. Esa es la versión oficial. Eduardo Zambrano, antiguo aliado de Odebrecht, se
acercó a un miembro de la campaña de Santos, Juan Claudio Morales, viejo amigo suyo, para
concertar un desayuno con el comité financiero. Odebrecht ofreció un aporte el cual fue
rechazado pues el comité financiero invocó que están prohibidas donaciones de personas
jurídicas. Pero el aporte entró porque Odebrecht no se arredró ante lo vedado. Pero nada de
esto se supo en su momento. El candidato elegido no lo comunicó públicamente. El gerente
de la campaña Roberto Prieto tampoco lo divulgó. Santos ni Prieto ni el comité financiero
tampoco lo revelaron en diciembre de 2016 cuando explotó el escándalo Odebrecht y se
conoce que la empresa pagó coimas a diestra y siniestra en multitud de países. Santos no
pidió en ese momento una investigación imparcial sobre sus campañas para descartar la
injerencia de Odebrecht, que la debería haber pedido si tuviera la conciencia tranquila, ni
afirmó categóricamente que Odebrecht no contaminó las campañas. Lo que hizo Santos fue
preparar la munición para desviar la atención hacia el exviceministro Gabriel García Morales,
al cual el gobierno, por medio de su correveidile, el zar anticorrupción Camilo Enciso, señaló,
acusó, juzgó y condenó prácticamente el mismo día en que llegaron a Bogotá los ecos de la
confesión de Odebrecht en Nueva York.

Cuando en marzo de 2017 Roberto Prieto reveló la financiación de los afiches contó también
que durante dos meses había estado en contacto con Santos. De modo que es posible deducir
que la calculada revelación de Prieto en la entrevista con Blu Radio fue coordinada con el
presidente. De hecho en la interceptación del celular de Prieto se sabe que el 24 de marzo de
2017 Prieto habla con su interlocutor de una comunicación con un personaje de alto nivel "con
el cual ya han coordinado lo que se va a decir con respecto al tema del Comité Financiero y el
pago de los carteles publicitarios". Sea o no Santos ese personaje de alto nivel, el presidente,
una vez se conoce la revelación, afirma que "es un hecho bochornoso" y confirma que "Me
acabo de enterar". Deniability en acción. Él nunca supo. Nadie puede demostrar que sí supo.
Como mínimo no quiso saber. Pero la plata de Odebrecht entró a la campaña. La
responsabilidad no fue de nadie porque todo se hizo a espaldas del candidato, porque Prieto
no había llegado a la campaña en el momento en que ingresó el dinero, porque él solamente
mandó a imprimir los afiches pues ya estaba la plata lista, y el comité financiero no fue
investigado ni sancionado. Pero los fondos negros de Odebrecht fueron un aporte real a la
campaña de Santos.

Todos calculaban sus movidas. En conversación con Gilberto (no se da el apellido) Prieto dice:
"La campaña del 2010 pasó lo que pasó pero eso no es más que una irregularidad menor pero
ahí lo diremos". Unos días después de la llamada en que se menciona a un personaje de alto
nivel, Prieto le dice a Eduardo Zambrano: "Ahora debo enfrentar lo de las campañas que
tampoco debo de tener problemas". En efecto ni él ni nadie tuvo problemas legales por eso.
Solamente, como dijo Prieto en la llamada interceptada con Zambrano, "lo de los medios" que
"ha sido muy agobiante".

Cuando ya en el segundo semestre de 2017 queda claro que hubo más sobornos que los
revelados en Nueva York, cuando se confirma por confesión de los acusados que sí recibieron
coimas de Odebrecht, surge el mismo patrón de deniability. Santos no los recibió. El presidente
de la ANI tampoco. Santos no sabía que el Ñoño Elías fue sobornado. Pero hubo sobornos y
fueron a los bolsillos no de terceros neutrales ni de enemigos del gobierno sino a las arcas de
un confederado del presidente como Elías. Este afirma que los recursos se destinaron a
financiar campañas políticas. Santos sigue sin saber. Elías no lo acusa de estar enterado. Pero
el dinero sucio de Odebrecht entró. Entró de forma velada, taimada, indirecta, disimulada. Los
beneficiarios eran aliados de Santos, pero el presidente podrá desmentir cualquier acusación
o insinuación porque se construyó una armazón corrupta más sofisticada que la del soborno
clásico para García Morales, que también fue oculto, pero no fue indirecto. Santos tenía una
deuda con el Ñoño y sus adláteres, una deuda por el apoyo político que fue crucial para salir
elegido en la segunda vuelta en el 2014, y esa deuda se la ayudó a pagar Odebrecht. El
soborno no se lo pagan ni al presidente ni a sus altos funcionarios que luego lo destinan al
Ñoño, sino que va directamente a las manos del Ñoño.

***

¿Y quién es el Ñoño Elías? Hechura de Santos. Hijo político de Santos. Retoño de Santos,
hecho a su imagen y semejanza. Antes del ascenso de Santos a la presidencia en 2010, el
Ñoño, nacido en el 7 de noviembre de 1976, era apenas un representante a la Cámara, un
congresista del montón, elegido por primera vez en 2006 y partidario de Uribe. Sahagún tenía
cinco congresistas en el cuatrienio legislativo anterior a Santos: los senadores Mario Salomón
Nader, Reginaldo Montes y Miguel Alfonso de la Espriella y los representantes a la Cámara
Bernardo Elías y Musa Besaile. "Sahagún parece estar destinado eternamente a parir políticos,
tanto que en esa 'mamadera de gallo' habitual de los costeños, se dice que el primer regalo
que reciben los niños sahagunenses en su bautizo es una copia del reglamento interno del
Congreso", anotaba un artículo de El Espectador de 2007, según el cual el municipio tenía un
solo semáforo y la gente sentía que el pueblo debía estar mejor con tantos congresistas. Cinco
parlamentarios para 120.000 habitantes.

Las menciones al Ñoño antes del 2010 son escasas en la prensa y en Google y no generan
mayor interés, salvo otro artículo de El Espectador de 2007 en que se daba cuenta de las
declaraciones de un miembro de las autodefensas de Sucre que declaró ante la Corte Suprema
de Justicia que los paramilitares planeaban asesinar al periodista Darío Arizmendi y que dos
jefes paramilitares planearon sacar a un recluso de la cárcel de Montería para asesinar al Ñoño
Elías "quien estaría destapando contratación ilegal en la salud del departamento de Córdoba
en favor de los paramilitares". ¿Elías fue veedor cívico?

Antes de 2006 son escasas por no decir inexistentes las referencias al Ñoño en Google. Es
más común encontrar al profeta Elías.

Ya en su debut como senador cambiaron las cosas. En la campaña electoral para la alcaldía
de Sahagún fue candidato un primo del Ñoño, Carlos Elías Hoyos. Un cuñado de éste era
director del ICBF en Córdoba y como tal dio contratos por $1.800 millones entre 2010 y 2011
a una fundación, Fedesco, dirigida por la mano derecha del Ñoño, Jorge Montes. Así informaba
la revista Semana, que agregaba que los regalos navideños que repartía el Ñoño (neveras,
televisores y juguetes) eran de alto costo. Pero lo más importante del artículo aparecido en
marzo de 2011 era esto: la Corte Suprema de Justicia había abierto investigación contra el
Ñoño y Musa Besaile por la presunta compra de votos en 2010. Añadía la revista que el
sahagunense Emilio Tapia, en ese momento investigado y luego condenado por el cartel de la
contratación en el latrocinio de Samuel Moreno, juntamente con el Ñoño recorría pasillos en
Bogotá en 2004-2005 buscando contratos. Concluía Semana:

Si los bogotanos quieren saber a dónde fueron a parar algunos pesos de las obras inconclusas
de la avenida Eldorado, de pronto los encontrarán en Sahagún.

Los antecedentes del Ñoño, ingeniero civil de la Universidad de la Salle de Bogotá graduado
en 1999, eran pues públicos. Aparecían en la prensa, como los de Eduardo Zambrano, pero
nunca incomodaron a Santos. En 2010 una emisora guajira resaltaba que la “ñoñomanía”, el
movimiento político del senador Elías, se extendía a los municipios de Villanueva, El Molino,
Distracción, Riohacha y Dibulla.

Cuando el Ñoño y Besaile arrollaron en las elecciones para Congreso de marzo de 2014, se
ocuparon de ellos prensa, radio y televisión. Su triunfo, proclamó la revista Semana, marcó "un
quiebre en la historia de la politiquería en Colombia". No recogieron esos votos gananciosos
"gracias a su desempeño en el Congreso", precisó la revista, sino por cuenta de los contratos:

Los dos son el resultado más refinado de esa figura que ha ido ganando fuerza en la política
colombiana en los últimos diez años: los elegidos en las urnas gracias a la maquinaria de la
contratación pública. Y ya no, como los caciques de antes, a la clientela cultivada a punta de
burocracia.

También anotó Semana:


Estos dos senadores fueron precisamente los congresistas más beneficiados por la mermelada
oficial, según documentos revelados por el uribismo. En su momento se dijo que, entre 2011 y
2012, el Ñoño Elías habría recibido por concepto de cupos indicativos 90.000 millones de
pesos y Besaile 68.000. Por cupos indicativos se entiende las partidas que el gobierno les
adjudica a los congresistas para que lleven a cabo obras en sus departamentos. Fueron una
creación de Juan Manuel Santos cuando era ministro de Hacienda de Andrés Pastrana.

Según Semana, en 2013 a Besaile se le entregaron $59.000 millones para vías terciarias en
17 municipios de cinco departamentos. En las elecciones parlamentarias de 2014, Besaile
barrió en siete de esos 17 municipios y en Sahagún y Nechí obtuvo la segunda votación.

Al barrer en las elecciones, el Ñoño y Besaile despertaron la sospecha de Blu Radio, que
encontró cómo mientras en promedio en Colombia la abstención es del 60%, en las regiones
que ellos dominan la votación fue del 60% contra un 40% de abstención. Esas cifras, indicó Blu
Radio, "hacen que expertos en asuntos electorales consideren atípicas y sospechosas las
votaciones". En Sahagún estaban habilitadas para votar 76.000 personas y votaron 46.000,
exactamente el 60%. El Ñoño explicó a La Silla Vacía que él no tenía la culpa de que la gente
de la Costa salga a votar y la de Bogotá no porque en Bogotá hace mucho frío.

Blu citó a un funcionario de la Misión de Observación Electoral (MOE) según el cual en las
cabeceras municipales el voto se negoció entre $40.000 y $50.000. En Blu el Ñoño negó haber
comprado votos:

Cómo no puede estar agradecido un pueblo que tiene 240 años de existencia y no tenía agua.
Ahora comenzó a llegar agua potable a Sahagún y lo mínimo que hay es un agradecimiento
con Bernardo Elías, quien hizo la gestión.

Elías indicó a La Silla Vacía que él no compraba votos: "Uno lo que hace es facilitar el
transporte. Y el transporte tiene un costo. Y lo relaciono legalmente en mis cuentas de
campaña". La ONG Misión de Observación Electoral llegó a esta conclusión sobre las
elecciones en que barrieron el Ñoño y Besaile:

Los gastos de campañas fueron exorbitantes. En muchas regiones del país, especialmente en
la Costa por medio de contratistas de obras públicas. Fue una feria de dinero.

En 2014, informó La Silla Vacía, Sahagún estaba en obra negra por la financiación por $52.000
millones aprobada por el Fonade para parques, andenes, ciclorruta, plaza de mercado y
terminal de transporte. Fue el Ñoño Elías quien consiguió la financiación, según el periódico
digital:

Es la llamada "mermelada". Los cupos indicativos o la "regionalización del presupuesto" (el


nombre técnico de la mermelada) que son los recursos que entregó el Gobierno para las
regiones y cuya destinación puede ser indicada por los legisladores afectos a él. Estos cupos
se han convertido en la fuente de financiación de campañas más poderosa de muchos
congresistas de la coalición oficiales porque los alcaldes que reciben la plata tradicionalmente
contratan con los que, a su vez, les financian la campaña de reelección. Normalmente, estos
cupos indicativos son el "peaje" que tienen que negociar los ministros de Hacienda con los
congresistas para lograr pasar reformas. (El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, dice
que él nunca negoció nada con Elías ni con ningún otro congresista. "Absurdo y aterrador el
cuento. Es una mentira gigantesca", dijo el ministro).

La versión del Ñoño sobre la mermelada la dio en 2016 a dos estudiantes que le preguntaron
si el presidente les cobraba los cupos indicativos, políticamente hablando. "Así como la cobra
uno, la fue a cobrar él", respondió el Ñoño. "Así como la cobra uno, que esto lo conseguí yo,
asimismo llegó Santos y dijo: 'Esto lo hicimos nosotros'. Él va a sacar sus votos. Así funciona
la política". Agregó: "¿Quién ha dicho que lo de Vargas (Lleras) con lo de las casas no es
mermelada?".

Para Elías:

Hablo de desarrollo regional, no son cupos indicativos ni mermelada. Acá es quien más se
mueva. 'Venga, ministro, deme una cita'. '¿Por qué?'. 'Porque necesito llevarle cinco alcaldes'.
¡Ah!, no va. 'Bueno, entonces lleve esto al Congreso y yo también te voy a decir que no". Fácil:
es un equilibrio entre poderes.

Los periodistas Manolo Azuero y Laura Ardila Arrieta realizaron después de las elecciones
parlamentarias de marzo de 2014 una investigación contundente sobre el Ñoño Elías y Musa
Besaile. La U, el partido de Santos, barrió en Córdoba y desplazó al uribismo. Logró 274.000
votos, seis veces más que la lista de Uribe. "Bernardo 'Ñoño' Elías y Musa Besaile completan
su primer período en el Senado, y hasta las elecciones eran unos desconocidos en el país",
concluyeron Azuero y Ardila en el artículo de La Silla Vacía titulado "Santos, su Ñoño y su
Musa".

El ascenso vertiginoso del par se explica porque

Fueron los grandes beneficiarios de la 'mermelada' del gobierno Santos. Estos cupos
indicativos se los inventó Juan Manuel Santos cuando era ministro de Hacienda de Andrés
Pastrana para evitar que lo revocaran. Han terminado siendo unos cupos presupuestales que
los ministerios de Hacienda y del Interior negocian con los congresistas para lograr que les
aprueben las reformas legislativas, especialmente las tributarias.

Después del informe de La Silla Vacía se creó un blog falsamente atribuido a Manolo Azuero
(www.manoloazuero.wordpress.com) con artículos que él nunca escribió como "Los militares
venezolanos y yo reiteramos apoyo a Maduro" y "25 ventajas de ser gay desde mi experiencia".
Uno de los contratistas de Sahagún entrevistados por Azuero contrató un hacker para inventar
esos textos. Estos son los distinguidos contratistas que se beneficiaron de las partidas
conseguidas por el eximio Ñoño Elías que luego pagó los favores reeligiendo al impoluto futuro
Nobel de Paz.

Con posterioridad a las elecciones parlamentarias de marzo de 2014 pero antes de la primera
vuelta presidencial, el Ñoño dijo en entrevista con La Silla Vacía:

Constantemente hablo con el Presidente. Al Presidente lo considero mi amigo. El Presidente


fue quien nos invitó a hacer parte de La U en 2006. Yo comencé en ese partido. Además de
eso, el Presidente es amigo de mi familia, de mi tío, y lo conocemos perfectamente.

A la pregunta de si temía que aparecieran irregularidades en la mermelada, Elías contestó:


Si hay alguna irregularidad yo repito las palabras del señor Presidente: que se pudran en la
cárcel los contratistas y los interventores que hacen las obras incompletas o no las hacen y se
roban la plata. Pero yo no contrato, yo gestiono. No me miren como una lacra.

La confesión de que él gestiona se reveló cierta cuando en 2017 aceptó haber recibido
sobornos por su interferencia, como la llamó la Corte Suprema de Justicia. Cuando Laura Ardila
Arrieta le preguntó en 2014 si le había pedido algo a un contratista a cambio del contrato, el
Ñoño Elías respondió:

Mira, no seamos infantiles: ni si lo he pedido te lo voy a decir. Pero es totalmente falso.


Bernardo Elías es una persona que vive al día con su sueldo, yo no soy una persona rica.
Nadie puede decir ni que yo tengo 20 fincas ni que tengo ganado. ¡Pregunta en Sahagún! Ni
mi límite moral y ético me lo permiten.

Cuatro años después se conocieron los verdaderos límites morales y éticos del Ñoño cuando
admitió haber recibido miles de millones de pesos de parte de Otto Bula y a través de un
consorcio llamado SION, gerenciado por Gabriel Dumar Lora. Este, que fue asistente del Ñoño
como miembro de su UTL, Unidad de Trabajo Legislativo, aparecía en 2016 como beneficiario
del régimen subsidiado de salud, según revelación de Yohir Akerman, columnista de El
Espectador.

El nombre del Ñoño como protagonista del escándalo de Odebrecht surge por primera vez en
febrero de 2017, cuando a raíz de las declaraciones de Otto Bula a la Fiscalía ésta ordena
compulsar o enviar copias a la Corte Suprema de Justicia porque por tratarse de un senador
en ejercicio quien lo puede investigar es la Corte. Elías dice en ese momento que acudirá a la
honorable Corte, "Seguro de mi inocencia". Lo mismo que había dicho Gabriel García Morales
cuando en diciembre de 2016 se le vinculó por primera vez públicamente como beneficiario de
las coimas. Poco después de la primera mención pública sobre el Ñoño, el reiteró su inocencia
en W Radio, al manifestar que no tenía nexos "con ninguna obra que estuviera en un
escándalo".

Lo primero que llamó la atención sobre el Ñoño fue su pobreza, su aparente pobreza, como
señaló Semana:

Desde joven ha visto pasar por el frente miles de millones de pesos en contratos, campañas
políticas y cupos indicativos. Se sabe que desde hace más de once años devenga cerca de 20
millones mensuales. Y, aun así, no existe una propiedad registrada a su nombre.

La concreción de los cargos contra Elías se inició en julio de 2017 cuando el fiscal Néstor
Humberto Martínez anunció que en total la Fiscalía había descubierto sobornos por más de
$84.000 millones pagados por Odebrecht. En esa ocasión, el nombre del Ñoño fue objeto de
dos acusaciones por parte de la Fiscalía:

1. Uno de los testimonios en el expediente indica que la distribución de las sumas fue así: 2%
para Bernardo [Elías] y los amigos de las comisiones de presupuesto que maneja Bernardo.

2. Básima Patricia Elías Náder, prima del Ñoño, es señalada de recibir dineros con destino al
senador Bernardo Elías.
La prima Básima Patricia, que manejaba los hilos del poder para el Ñoño en Córdoba, fue
capturada por la Fiscalía el 2 de agosto de 2017. Ese mismo día Cristina Plazas Michelsen,
nieta del banquero Jaime Michelsen Uribe y directora saliente del Bienestar Familiar, hizo la
siguiente acusación contra el Ñoño en W Radio:

Estuvo 14 años, lo saqueó, hoy lo puedo decir con tranquilidad, y una de las primeras acciones
que hicimos fue quitárselo y ya no es de él. Hemos desmantelado varias de las estructuras
que tenía montadas en Córdoba.

La respuesta del Ñoño fue este tuit: "No sabía que desde el gobierno me odiaran tanto. Lástima
no haberlo sabido antes. A esas personas deseo que Dios les sane el corazón. Pa'lante!"

Elías no demandó por calumnia a la exdirectora. Santos tampoco puso en duda la acusación
de Plazas. Así, con burla, cinismo y desprecio, es como Santos y todos los políticos
colombianos son cómplices del latrocinio de los impuestos. Santos ni siquiera se molestó en
referirse al cargo que contra él se deriva de la acusación de Cristina Plazas: Alguien que
saqueó un instituto oficial fue el segundo senador más votado de su partido, el que lo hizo
reelegir en segunda vuelta, junto con Besaile, y el que le dio mayorías en el Senado para los
proyectos del gobierno. Gracias a un forajido como el Ñoño fue como Santos logró la
reelección. Y lo dijeron no los uribistas ni otros enemigos del gobierno sino una alta funcionaria
de Santos, por él siempre muy elogiada y admirada.

El Ñoño había dicho en 2014 en entrevista con Laura Ardila Arrieta que nada tenía que ver con
el Bienestar Familiar, pero en 2017 cuando lo acusaron públicamente de saquearlo no procedió
como debía proceder alguien acusado de un delito. Esto dijo en 2014:

Yo no estoy investigado por parapolítica, jamás he tenido relaciones con delincuentes, eso es
por chismes. El mismo cuento de siempre. Que repartí juguetes en diciembre y los juguetes
supuestamente me los daba la DIAN. Me han cerrado dos igualitas. También que me robé el
municipio de El Molino (La Guajira), y yo ni conozco la Alcaldía. La tercera es que el ICBF en
Córdoba lo manejo yo, nunca he entrado. Les entra una envidia y una piquiña.

Cuando Bernardo Miguel Elías Vidal, alias el Ñoño, fue capturado pocos días después, el 10
de agosto de 2017, por orden de la magistrada Patricia Salazar de la Corte Suprema de
Justicia, Santos volvió a burlarse de la opinión pública. No se tomó la molestia de presentar
disculpas por su cercanía política con el Ñoño. No dijo siquiera que se sentía traicionado por
su aliado. No presentó excusas por invitarlo a sentarse a su lado en el avión presidencial. No
sintió la necesidad de explicar el caudal de votos aportado por un elemento que saqueó en
Córdoba la entidad encargada de la protección a la niñez. Santos sabía desde el comienzo
que el Ñoño era un pícaro y también sabía que necesitaba a ese pícaro para las elecciones y
para la aprobación de leyes cruciales en el Congreso. Ese fue el buen gobierno de Santos. Y,
objetivamente, no solo de Santos. Todos los presidentes se dejan secuestrar por los
delincuentes que disfrazados de senadores y representantes ocupan numerosas curules en el
Capitolio Nacional. Ese dañado y punible ayuntamiento es financiado por los millones de
ciudadanos que tienen trabajos reales y a veces arduos y a los cuales Santos y el Ñoño los
someten a una vacuna llamada IVA, o llamada el impuesto a la riqueza, o impuesto sobre la
renta, para garantizar el avance de sus maquinaciones delictivas.
El contexto en que pelecha la corrupción lo definió Jaime Castro, el exalcalde de Bogotá y
exministro de Gobierno, en artículo del 2018:

La clase política nacional decidió apoderarse de los municipios, distritos y departamentos. Con
la complicidad de alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles, que son fichas
suyas, desnaturalizó y pervirtió la descentralización, que cayó en manos de roscas y
camarillas, a veces clanes familiares, que proceden como mafias políticas. La convirtió en
sinónimo de politiquería y corrupción, clientelismo, derroche, malos manejos y nepotismo.

La clase política nacional controla las entidades territoriales por todos los medios a su alcance,
porque son su hábitat natural. El poder político-electoral de la gran mayoría de congresistas
depende del número de ediles, concejales, alcaldes, diputados y gobernadores que formen
parte de su organización. Ahí está el origen de la corrupción política, que luego se convierte
en corrupción administrativa porque las corporaciones públicas, a cambio de la ‘mermelada’
que reciben, no ejercen con independencia sus funciones ni controlan a gobernadores y
alcaldes.

Por lo demás, las limitaciones intelectuales y culturales del Ñoño y su mentalidad elemental,
quedaron en evidencia en el tuit en que contestó a Cristina Plazas, que está escrito en el
lenguaje de un adolescente despechado: "No sabía que desde el gobierno me odiaran tanto".
El Ñoño habría sido un aceptable promotor de parrandas vallenatos en su terruño. Llegó a ser
un poderoso senador y alcanzó el culmen electoral gracias a la simbiosis entre él y Santos.

La revista Semana hizo este análisis dos días antes de la detención del senador:

Hasta ahora, Ñoño Elías se había acostumbrado a ser una especie de ‘tinieblo’ para el
presidente Juan Manuel Santos. Lo escondía en público pero de puertas para adentro lo
necesitaba. El presidente acudió a él para reelegirse, el Ñoño puso su maquinaria a fondo en
la segunda vuelta. En la primera, en la que Santos perdió con Oscar Iván Zuluaga, Ñoño Elías
se había quejado porque el presidente había sido tibio a la hora de defenderlo de los
cuestionamientos por la mermelada gubernamental.

Las cifras no mienten. En la primera vuelta, el 25 de mayo de 2014, Oscar Iván Zuluaga superó
a Santos por 458.000 votos. El 15 de junio siguiente, en la segunda vuelta, Santos superó a
Zuluaga por una ventaja de 911.000 votos, duplicando la que inicialmente sacó el candidato
de Uribe. ¿Y dónde barrió Santos? Basta observar el mapa. Tomando solamente los
departamentos más populosos, se impuso en todos los de la Costa Atlántica, en los de la Costa
Pacífica y en los Santanderes.

En Córdoba obtuvo el 63% de los votos contra el 34% de Zuluaga. En Sucre triunfó 60% vs.
38%. En la Guajira, también feudo del Ñoño, ganó 71% vs. 27%. En Magdalena, 67% vs. 30%;
en Cesar 60% vs. 37%; en Bolívar, 58% vs. 39%; en Atlántico, 78% vs. 20%.

Cuando la Corte Suprema de Justicia dictó medida de aseguramiento contra Elías, observó la
Sala Penal:

Existen las pruebas suficientes que demuestran la ocurrencia de estos delitos —concierto para
delinquir agravado por el lavado de activos, lavado de activos, cohecho propio y tráfico de
influencias de servidor público— las cuales vinculan al senador Elías Vidal como posible autor
de los mismos.

A finales de 2017 el Ñoño aceptó los delitos de cohecho y tráfico de influencia y solicitó
sentencia anticipada sobre los mismos. Tres años atrás el Ñoño le pedía a la periodista de La
Silla Vacía: No me vean como una lacra.

Más allá del monto de las coimas y de los canales utilizados para repartirlas, la Corte Suprema
de Justicia lanzó una severa censura contra el senador al señalar que:

Realizó verdaderas gestiones de intermediación ante otros funcionarios públicos que tenían
bajo su competencia los trámites contractuales de interés de la multinacional, buscando un
provecho personal, a saber, hacerse a las coimas que pagaba la misma por tales gestiones, lo
cual configura claramente el delito de tráfico de influencias. Ampliamente se ha documentado
la forma como prestó su concurso para desarrollar un entramado corruptor encaminado a
favorecer los intereses de la multinacional Odebrecht, para lo cual fue necesario vender su
función, poniéndola al servicio de aquellos intereses.

Para la Corte, el senador Elías vendió tres servicios: lograr el otrosí Ocaña-Gamarra en 2014,
ayudar a solucionar las dificultades de la concesionaria Navelena para el cierre financiero, y
agilizar el pago de deudas estatales a favor de Odebrecht. Eleuberto Martorelli, el
exrepresentante de Odebrecht en Colombia que entregó información a la Fiscalía tan pronto
explotó el escándalo, reconoció, según la Corte Suprema, que gracias a las gestiones de
senadores como el Ñoño Elías que estaban en la nómina, la compañía logró la pronta
adjudicación de obras que se hubieran demorado 3 o 4 años más.

En enero de 2017, en su cuenta de Twitter Elías dijo: "Nunca me he reunido con persona
alguna para favorecer a la empresa Odebrecht ni a ninguna otra. Rechazo esa afirmación".
Pero al declarar ante la Corte Suprema, el Ñoño contó que había conocido a Martorelli en la
posesión de Juan Manuel Santos el 7 de agosto de 2014:

Se me acercó y nos presentamos, después me dijo yo necesito hablar con usted, cómo no me
va a interesar a mí hablar con el presidente de una de las multinacionales más importantes del
mundo en materia de construcción. Yo soy ingeniero civil, especialista en gerencia de
construcción y con muchos proyectos pa'la Costa en la cabeza. A mí me gusta hablar los temas
de ingeniería.

Ese tono de adolescente curioso encubre una realidad delincuencial anterior, cuando el Ñoño
todavía no conocía a Martorelli. Yezid Arocha, el director jurídico de Odebrecht en Colombia,
ya en mayo de 2017 había informado a la Fiscalía sobre otro tráfico de influencias, previo al
otrosí de la vía Ocaña-Gamarra.

La cronología relatada por Arocha es la siguiente: En junio o julio de 2012 el antecesor de


Martorelli, Luiz Bueno, le pidió a Arocha que se reuniera con Otto Bula para acordar una
asesoría o lobby para promover el contrato de estabilidad jurídica que la concesionaria Ruta
del Sol estaba negociando con el gobierno. Bula, anotó Arocha, le fue presentado por Federico
Gaviria "quien era asesor de Odebrecht y lobista desde hacía muchos años".
¿Cuál fue la razón para contratar a Otto Bula en un asunto de estabilidad jurídica si Odebrecht
tiene un director jurídico experimentado como Arocha? Esa fue la pregunta que la fiscal
Amparo Cerón Ojea le planteó al propio Arocha, el cual respondió:

Exclusivamente de relaciones políticas con el Gobierno y los parlamentarios. Eso lo supe por
Luiz Bueno y luego por Martorelli. El señor Otto Bula me lo dijo a mí personalmente, yo lidero
un grupo de 12 parlamentarios, que tiene su influencia política, era promocionar que
pudiéramos suscribir el contrato de estabilidad jurídica antes del 31 de diciembre de 2012, no
era un tema jurídico sino de relaciones políticas.

En realidad no era un asunto político ni jurídico sino tributario. Odebrecht, que tenía desde el
gobierno Uribe el contrato para construir la Ruta del Sol 2, en el 2012 se vio abocada como
persona jurídica a tener que pagar 60 millones de dólares en impuestos por cuenta de una
reforma tributaria que entraba en vigencia en 2013. Por eso desplegó sus tentáculos para que
el gobierno Santos la eximiera del pago. Eso es lo que se llamó con excesivo eufemismo
contrato de estabilidad jurídica, cuando en realidad era un contrato de favores tributarios. El
propósito se logró.

Según Otto Bula, para asegurar el perdón fiscal se conformó el grupo Buldócer, integrado por
congresistas que recibieron coimas de los brasileros para presionar al gobierno para firmar ese
contrato de estabilidad jurídica. Desde la penitenciaría de La Picota, Bula precisó que la única
participación directa de un congresista en el grupo Buldócer de la que tenía conocimiento
directo era la del senador Bernardo Miguel el Ñoño Elías, designado como el enlace con los
congresistas fletados por Odebrecht. "Lo que me contaba el senador Elías es que eran más
congresistas de las comisiones de presupuesto que se encargaban de colaborarle a él".

Por esas gestiones Odebrecht pagó $4.000 millones, repartidos entre Bula, Federico Gaviria y
los congresistas encabezados por el Ñoño. Precisó Bula:

Toda la plata que se pagó por la estabilidad jurídica vino única y exclusivamente por la cuenta
del señor Hernando Mario Restrepo Osorio en Panamá. Nos giraron cheques del Banco de
Colombia y aquí en Colombia se iban cobrando por ventanilla y se iba entregando la plata al
senador Elías, y la que era mía yo la cogía.

De manera oficial, la Fiscalía ratificó la versión de Bula, al señalar que a la lista de contratos
producto de sobornos se sumó el contrato de estabilidad jurídica firmado el 31 de diciembre
de 2012 entre el Ministerio de Transporte y la concesionaria para que a ésta se le siguiera
aplicando el impuesto de patrimonio vigente en el momento de firmar el contrato original, es
decir, el contrato que de manera ilícita suscribió el viceministro de Uribe, Gabriel García
Morales. Y si el contrato inicial fue concebido gracias a un soborno, el subsiguiente para
congelar los impuestos también tuvo una gestación punible. El objeto del contrato fue lícito,
aclaró la Fiscalía, aunque "para afianzar el trámite" el Departamento de Operaciones
Estructuradas de Odebrecht giró desde Brasil la suma mencionada. Fue imputado por esos
hechos Federico Gaviria y además se enviaron copias a la Corte Suprema de Justicia para
investigar al Ñoño Elías y al senador Antonio Guerra de la Espriella, informó la Fiscalía en
octubre de 2017.

Un mes después la Fiscalía dio alcance al comunicado:


El grupo de parlamentarios reclutado fue denominado por parte de los funcionarios brasileros
como el grupo de "Los Buldozer", "un poco describiendo la característica que esta máquina
tiene, lo que aparezca lo tumba", según afirmación que emana de uno de los testimonios
recogidos. Una de las declaraciones afirma que "La presión que se ejerció por este grupo de
senadores a través de la reforma tributaria fue abriendo el camino para ir venciendo las
distintas aprobaciones de una manera exprés, rápida".

Del denominado Grupo Buldozer habrían formado parte, según la Fiscalía, los siguientes
senadores:

Armando BENEDETTI VILLANEDA


Musa BESAILE FAYAD
Bernardo Miguel ELIAS VIDAL
Antonio GUERRA DE LA ESPRIELLA

***

Se dijo atrás que el Ñoño es hechura de Santos, afirmación que se demuestra con la inusitada
importancia electoral que adquirió a partir de 2010, frente al anonimato político anterior. Se dijo
también que es retoño de Santos, hecho a su imagen y semejanza. Basta oírlos hablar. Santos
se va enfureciendo cuando repite la frase: "No es que haya más corrupción, sino que hoy
estamos siendo más efectivos, estamos siendo más contundentes en la lucha contra la
corrupción" o cuando pide que los corruptos se pudran en la cárcel y que les caiga todo el peso
de la ley. La misma expresión y el mismo tono que va subiendo en indignación utilizaba el
Ñoño Elías. En 2016 en una entrevista radial sobre los pacientes inexistentes que descubrió la
Contraloría en los programas de hemofilia en Córdoba, el Ñoño afirmó: "Ojalá le caiga todo el
peso de la ley, el secretario de salud que pertenece a mi movimiento si tiene que ver que le
caiga todo el peso de la ley, es vergonzoso esto que pasa en el departamento de Córdoba".

Cuando el periodista Félix de Bedout le preguntó al Ñoño por qué él como senador de Córdoba
no estaba enterado del cartel de la hemofilia, por qué no conocía los resultados de la
investigación de la Contraloría, cómo no sabía nada pese a que manejaba la política de ese
departamento, el Ñoño respondió:

Te puedo certificar Félix que no me llegó ninguna queja, ninguna queja de estas irregularidades
y por lo que veo es que existían pacientes falsos, entonces si existen pacientes falsos por
dónde pueden quejarse si el paciente no existe, adonde, quién se va a quejar, a mí
personalmente no me llegó ninguna queja de esta situación, si no te aseguro que el primero
en poner la denuncia hubiese sido yo.

Una declaración cínica e insolente, pero no fue la única de esa entrevista, pues el Ñoño
también afirmó: "Mi campaña la financio con créditos bancarios que son pagados con la
reposición de votos posteriormente". En ese momento ya había recibido coimas de Odebrecht
en 2012 para el contrato de estabilidad jurídica, y dineros sucios en 2015 por el otrosí.

Eso de que les caiga todo el peso de la ley a los corruptos es una farsa de la cual comulgan
Santos y el Ñoño Elías. En entrevista radial entre la primera y la segunda vuelta presidencial
de 2014, Santos defendió airadamente al Ñoño y a Besaile cuando un periodista de Caracol lo
instó a que públicamente renunciara al apoyo de los dos senadores:
¿Pero usted por qué los condena? ¿Ellos han hecho algo que la justicia les reclama? ¿Han
hecho algo indebido? Si se han robado un peso que se pudran en la cárcel, lo he dicho mil
veces. Ellos son del partido, claro que recibo el apoyo, pero ¿Por qué los condena de
antemano? En esto quiero que quede muy claro algo que ustedes a veces han sido bastante
injustos, los congresistas no han recibido un solo peso, un solo peso, de los proyectos que se
han hecho en todo el país. Ellos no son los que reciben la plata, la plata la ejecutan los alcaldes,
los gobernadores. Ahí hay una gran diferencia. Uno no puede condenar a una persona que no
ha hecho nada ilegal, de antemano decirles que se tienen que ir para el ostracismo político o
la cárcel, eso no creo que sea lo más justo.

En 2017 y en 2018, cuando se revelaron pruebas fehacientes de la delincuencia del Ñoño y de


Musa Besaile, Santos no pidió, dando sus nombres de pila, que sus copartidarios se pudran
en la cárcel ni que les caiga todo el peso de la ley. Guardó silencio. No es el comportamiento
de un hombre recto y honorable. Tiene a su haber un premio Nobel de Paz pero no conquistó
el acatamiento de sus conciudadanos. Aunque haya conseguido la liquidación de las Farc, no
fue un estadista ni un mandatario honrado sino el socio oportunista de dos rústicos y venales
políticos de Sahagún. Pactó con villanos desacreditados para alcanzar la Presidencia de la
República.

Eduardo Santos, director-propietario de El Tiempo, escribió en un editorial de 1925 esta frase


que sería cabalmente aplicable a la conducta de Juan Manuel Santos:

Nada menos oportuno en la actual situación del país, que necesita ante todo de moralidad, de
austera concepción del deber, de un amplio sentimiento de lealtad y de una fe sincera y honda,
en que no son lo mismo el bien y el mal, en que hay principios superiores que por encima de
todo deben guiar la conducta de los hombres.

Sin el Ñoño Elías y Musa Besaile, Santos no habría sido presidente la segunda vez. Sin Álvaro
Uribe, no habría sido presidente la primera vez. Sin su tío abuelo Eduardo Santos, director-
propietario de El Tiempo, no lo habría conocido nadie en el país. Ser vástago indirecto de un
hombre culto es un accidente de la genética. Heredar el caudal electoral de Álvaro Uribe
tampoco es una falta. Pero ser elegido presidente en alianza vituperable con el Ñoño Elías y
con Musa Besaile, implica admitir que son lo mismo el bien y el mal.

Nobelbrecht, capítulo 10: Musa Besaile, que eligió al Presidente de la República

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

11 May 2018
Musa Besaile es el senador del partido del presidente Santos que más votos obtuvo en las
elecciones parlamentarias de 2014. Fue acusado de recibir sobornos de Odebrecht y de pagar
$2.000 millones a Gustavo Moreno para evitar una orden de captura. Foto: Portal La Lengua
Caribe

¿Cuántos crímenes alberga un político del departamento de Córdoba? Más de uno, es la


sensación que queda de recordar los casos de numerosísimos individuos de esa región
acusados y condenados por paramilitarismo, proceso 8.000 y corrupción que el país ha
conocido en los últimos dos decenios largos. Así como Córdoba tiene más reses que
habitantes (2 millones de vacas vs. 1.700.000 cristianos) parece tener más delitos por metro
cuadrado de congresistas que otras regiones. Y adicionalmente Córdoba tiene un exceso de
congresistas. El ex codirector del Banco de la República, Carlos Caballero Argáez, escribió en
su columna de El Tiempo comentando el escándalo Odebrecht:

Se cae de su peso que Córdoba está sobrerrepresentado en el Congreso Nacional. Nueve


senadores y seis representantes, cuando hay departamentos que no alcanzan a enviar al
Congreso un senador. Y las mayores votaciones. El caso Odebrecht, con todas sus
ramificaciones, ha sacado a relucir, una vez más, los efectos destructivos del clientelismo y la
corrupción en la relación entre el poder central y los poderes locales. El problema se ha
diagnosticado, pero no se hecho nada para resolverlo. Por eso, en vez de debilitarse, se ha
agravado. En la actualidad, el sistema político es más clientelista y más corrupto de lo que era
hace 10, 30 o 50 años. Y los problemas sociales, la desigualdad y la pobreza en las regiones
han aumentado.

Musa Besaile es un ejemplo al canto. En 2017 se le descubrieron dos crímenes: pagar


sobornos y recibir sobornos. Y ya venía de atrás una acusación por paramilitarismo. Si al
comienzo del año se podía pensar que caería en la colada de los sobornos de Odebrecht, cayó
primero por otro caso escandaloso, que se descubrió por casualidad cuando reventó el cartel
de la toga.
A mediados de enero de 2017, cuando el escándalo Odebrecht no cumplía todavía un mes, la
revista Semana afirmaba que la Fiscalía tenía en la mira a los senadores del partido de la U
Bernardo Miguel Elías y Musa Besaile. La sospecha emanaba del documento que Odebrecht
entregó a la Fiscalía.

En febrero de 2017, cuando el fiscal Néstor Humberto Martínez reveló la declaración de Otto
Bula según la cual Bula había pagado un millón de dólares al gerente de la campaña de Santos,
se produjo la reacción de Roberto Prieto, que manifestó que Bula mentía y que él, Prieto, tenía
"mucho susto pues esa mafia de Córdoba es tenebrosa".

En defensa de los políticos de Córdoba saltó Musa Besaile, que dijo al


portal laventanadecordoba.com:

En el departamento de Córdoba hay mucha gente honorable y el hecho que una, dos, tres o
varias personas hayan cometido pecados, o algunos errores en su vida, ello no puede ser
insumo para que venga un señor a estigmatizar a todo un departamento. No olvidemos que
los grandes desfalcos se han producido en el interior del país, y que la Costa Caribe
Colombiana está llena de gente buena y honesta, solo que siempre el agua sucia desemboca
en la Costa. Si un político obtiene una gran votación en el interior, es opinión, pero si esa
votación la saca en la Costa, entonces es corrupción.

Es cierto que no se debe estigmatizar a todo un departamento, porque son en efecto los
ciudadanos buenos y honestos de Córdoba, los campesinos, los desplazados, las mujeres y
los niños, las víctimas principales de los políticos delincuentes de ese departamento, y las
víctimas también del despojo realizado por los paramilitares, a veces en concierto con los
políticos y con las autoridades. Si una población ha sufrido inconmensurablemente por cuenta
de Salvatore Mancuso y de sus congéneres asesinos y por cuenta de los políticos que se roban
el presupuesto, es la población de Córdoba. Pero una cosa son los campesinos vejados y
asesinados y otra los bandidos de Córdoba que militan en el ejército de políticos y
parlamentarios.

Aunque defendió a Córdoba, Musa Besaile aprovechó para denostar de Otto Bula, oriundo
como él de Sahagún: "Cuando yo lo conocía era un pequeño ganadero, abarrotero, creo que
era quesero".

En el mismo portal Besaile afirmó, como si no tuviera relación con Odebrecht: "En el caso de
Odebrecht, ojalá se llegue hasta el final para que en verdad salgan los responsables, porque
no se puede jugar con la dignidad de las personas".

Otro delito que Besaile albergaba, como se dijo, lo llevó a la notoriedad antes que sus nexos
con Odebrecht. Todo empezó por azar. El 27 de junio de 2017, el fiscal Néstor Humberto
Martínez reveló la captura por parte del CTI del hasta entonces Director de la Fiscalía Nacional
Especializada contra la Corrupción, Luis Gustavo Moreno Rivera. También fue detenido el
penalista Leonardo Luis Pinilla Gómez, alias el Porcino, un alias que lo dice todo, como en la
época de los bandoleros los alias como Sangrenegra revelaban más que el nombre y el
apellido. ¿El motivo de la detención del fiscal anticorrupción? Una alianza criminal entre
Moreno y Pinilla para obtener dinero del ex gobernador de Córdoba, Alejandro Lyons Muskus,
a cambio de favores de Moreno para incidir en los expedientes que cursaban contra Lyons.
Como el ex gobernador Lyons Muskus consideró excesivas las exigencias del fiscal
anticorrupción, su abogado Darío Bazzani habló con el fiscal general Néstor Humberto
Martínez para denunciar a Moreno, nacido en Barranquilla en 1981. Se montó entonces una
operación encubierta para grabar subrepticiamente a Moreno en Miami, donde se encontraba
Lyons para evitar ser capturado. El 16 de junio de 2017 Moreno viajó a Miami en comisión
oficial para dictar una conferencia sobre El Nexo de Narcotráfico y Lavado de Activos en la
Lucha contra la Corrupción. ¡Ni más ni menos! Con motivo del viaje se reunieron él y Pinilla
con Lyons dentro de un automóvil estacionado en el Dolphin Mall. La DEA grabó con cámaras
y micrófonos ocultos la entrega de 10.000 dólares en efectivo a Moreno como parte del soborno
pactado. Once días después Moreno fue capturado en Bogotá. "Sencillamente caí, me
equivoqué", dijo en una carta en que aceptó su culpa y que contenía la siguiente frase
afrentosa en un alto funcionario público, pues asimiló su traición a una enfermedad: "Hoy sé
que a cualquiera de nosotros le puede pasar".

De la captura de Moreno surgió el cartel de la toga, la red de abogados, magistrados y ex


magistrados que cobraban por archivar expedientes en la Corte Suprema de Justicia. El
nombre de Musa Besaile se mencionó desde las primeras noticias sobre el corrupto fiscal
anticorrupción pues se recordó que Besaile y Bernardo Elías impulsaron la candidatura de
Lyons, antes un desconocido, a la gobernación. Elías es cuñado de Lyons, que se casó con
su hermana Johana Elías.

Más adelante se descubriría que desde noviembre de 2016, un mes después de llegar al cargo,
Moreno ofreció sus servicios a Lyons para engavetar los procesos. El procedimiento consistía
en que Moreno abrumaría a sus subalternos con trabajo para que no pudieran concentrarse
en las pesquisas contra Lyons.

Fue solamente a mediados de agosto de 2017 cuando el fiscal Néstor Humberto Martínez
reveló específicamente el nombre de Musa Besaile como uno de los tres políticos mencionados
por el abogado Pinilla. Los otros dos eran Hernán Andrade y Luis Alfredo Ramos.

En las grabaciones, Moreno y su socio el abogado Leonardo Pinilla, alias el Porcino, para
demostrar sus habilidades ante el ex gobernador, mencionaron los servicios prestados a Musa
Besaile para frenar una orden de captura en su contra. Besaile tiene varios procesos en la
Corte pero el más antiguo, por nexos con paramilitares, estuvo inactivo durante más de diez
años. Según las grabaciones, Pinilla y Moreno le habían cobrado $3.000 millones a Besaile.
La cifra fue corregida luego cuando Besaile reconoció a finales de agosto de 2017 que pagó
$2.000 millones. Lo confesó ante las autoridades y en entrevista con la periodista Vicky Dávila.
Con un toque agudo, Semana describió el caso: "El senador reconoció que el expediente no
estaba inocentemente dormido, sino que lo sedaron con 2.000 millones de pesos".

Mesa Besaile dio su versión de los hechos en declaración que rindió el 20 de septiembre de
2017 ante la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes. En primer lugar se
refirió al lanzamiento de un libro de Gustavo Moreno, en septiembre de 2014:

Para la época de marzo de 2014 fui elegido senador de la República con la más alta votación
de la costa caribe colombiana y del país, cuando obtuve la primera votación de toda la Unidad
Nacional. Posterior a esa elección del 2014 fui invitado al lanzamiento de un libro en un club
del norte de la ciudad donde se lanzaba el libro de los falsos testigos cuyo autor era el doctor
Gustavo Moreno. A ese lanzamiento me dirigí con mi abogado el doctor Luis Ignacio Lyons.
En dicho lanzamiento del libro me di cuenta que había magistrados, ex magistrados, fiscales,
ex fiscales, procuradores, ex procuradores, senadores, ex senadores, representantes y ex
representantes. En el centro del lanzamiento se encontraba Sigifredo López, el ex diputado del
Valle del Cauca, estaba el ex almirante Arango Bacci, y precisamente al lado de mi silla se
encontraba la ex senadora Nancy Patricia Gutiérrez. El doctor Gustavo Moreno termina su
lanzamiento y se acerca a saludar a mi abogado el doctor Luis Ignacio Lyons, lo saluda, me lo
presenta y aparte de eso me presenta a dos personas, me presenta al doctor Francisco
Ricaurte y me presenta al doctor Leonidas Bustos.

Tiempo después del lanzamiento, Ricaurte, que fue magistrado de la Corte Suprema de
Justicia entre 2004 y 2012, invitó a Besaile a su apartamento, según la versión del senador, y
le indicó que Moreno era el abogado que necesitaba para salir bien librado del expediente por
parapolítica en su contra.

En diciembre de 2014 Moreno, por medio de Lyons —su abogado Luis Ignacio Lyons, no el ex
gobernador Alejandro Lyons, aunque los dos Lyons son primos—, citó a Musa Besaile a una
reunión en el hotel J.W. Marriott de Bogotá, según el relato del senador. Al comienzo estuvo
presente Ricaurte pero luego los dejó solos y Moreno le pidió a Besaile sus celulares para que
no se pudiera grabar la reunión, siempre según el senador:

Me dice: Yo solamente vine a decirle, su proceso está mal llevado, al igual que el proceso del
senador Julio Manzur. Yo soy la única persona que lo puede ayudar. Ud. debía estar
agradecido conmigo. En síntesis ese fue el contenido de esa reunión. El señor se para, coge
su celular, me entrega el mío y se va. Salgo, hablo con mi abogado, le digo doctor Luis Ignacio
le relato la reunión que tuve con ese personaje de Moreno y le digo doctor Luis Ignacio, usted
y yo sabemos que ese proceso no tiene nada que ver, que es un proceso que lleva mucho
tiempo, usted y yo sabemos cuántas solicitudes de archivo hemos presentado. Ud. sabe que
no hay ningún testimonio. Me dice, eso es cierto doctor Besaile, yo vivo encima, pero más sin
embargo doctor Luis Ignacio sé que vive encima del proceso, pero más sin embargo hágame
el favor y vaya a la Corte revíselo nuevamente, el 27700. El doctor Luis Ignacio se dirige a la
Corte revisa el proceso y nuevamente me dice senador no hay nada, no hay ninguna prueba
que lo comprometa a usted, el proceso sigue en preliminar no ha tenido usted una investigación
formal, entonces no hay de qué preocuparse, ese personaje de Moreno está diciendo mentiras.

En enero de 2015 fue capturado el ex senador Julio Manzur, por orden de la Corte Suprema
de Justicia. Después de esa captura y antes de finales de marzo de ese año, Moreno citó a
Musa Besaile a otra reunión, esta vez en el hotel Radisson de Bogotá, en la cual se repitió el
procedimiento de decomisarle los celulares, según lo narrado por el senador:

Me dice, le voy a hablar claro, usted o me da 6.000 millones de pesos en efectivo aquí en la
ciudad de Bogotá, no los voy a ir a buscar a ninguna parte del país, me los da a través de su
abogado el doctor Luis Ignacio Lyons, no me meta más personas en esto, en efectivo antes de
Semana Santa. Yo le dije, 6.000 millones de pesos ¿Ud. sabe lo que son esa cantidad de
dinero? Yo no tengo esa cantidad de dinero. Me dijo no vaya a pensar que ese dinero es para
mí solo, senador, ese dinero no es para mí solo senador, ese dinero es para mí, para mi papá,
yo le pregunto quién es su papá, él me habla con la boca y me menciona el nombre de la
persona y yo lo entendí, pero quise comprobarlo y ratificarlo y le pregunto quién es su papá,
me lo escribe en un papel y me dice Leonidas Bustos el actual presidente de la Corte Suprema
de Justicia.

La reunión siguió desarrollándose así, de acuerdo con el senador Besaile:

Me dice, usted que es un senador de la República, que es un hombre rico, que es un hombre
que acaba de sacar la primera votación del país, usted que eligió al presidente de la República,
si no los tiene le es muy fácil conseguir esos recursos, yo le dije pues no me es fácil y aún
menos me es fácil cuando usted me está diciendo que los necesita antes de Semana Santa, y
Semana Santa está a poco menos de un mes. Sí los necesito antes de Semana Santa porque
mi papá y el equipo se van de vacaciones y necesito la plata aquí en efectivo. Le dije, pues
doctor Gustavo Moreno proceda, proceda con la orden de captura que usted dice que está en
contra mía, porque yo no tengo los 6.000 millones de pesos para dárselos. Me dice, deje de
estar llorando como una niña, usted en vez debe de estar agradecido conmigo, siempre lo he
sentido incómodo y molesto, es un problema para que usted asista a las reuniones, voy a hacer
una cosa especial con usted, se lo dejo en 4.000 millones de pesos y se lo vuelvo a repetir, en
efectivo, en la ciudad de Bogotá antes de Semana Santa y me los manda a través de su
abogado, el doctor Luis Ignacio Lyons. Yo le dije no tengo ni los 4 ni los 6.000 millones que
usted me está pidiendo, humanamente me es imposible, y más cuando usted me está pidiendo
una plata de una orden de captura injusta para mi concepto en un proceso que no tengo nada
que ver, donde han pasado tantos magistrados titulares y suplentes, donde han pedido todas
las pruebas, si usted lo conoce tanto como me lo dice sabe que no hay nada. Me dijo, senador
yo no voy a perder el tiempo con usted. No me vaya a responder enseguida. Lo que le voy a
decir se lo voy a decir inconsulto con mi papá y el equipo. No sé si me van a regañar, pero lo
voy a hacer porque usted es un hombre creyente y yo también, algo así dijo, no me responda
enseguida, se lo dejo en 2.000 millones de pesos, me los trae aquí a la ciudad de Bogotá me
los manda con su abogado el doctor Luis Ignacio Lyons antes de Semana Santa porque mi
papá y mi equipo se van de vacaciones, volvió a repetir.

El senador habló con su abogado después de la cita en el hotel Radisson con el futuro fiscal
anticorrupción de la Fiscalía General de la Nación:

Le conté y le narré todo al doctor Luis Ignacio, me dijo senador cálmese, esto hay que tomarlo
con cabeza fría. Yo me dirigí a mi departamento, me reuní con mi hermano mayor Jhony
Besaile, le relaté lo que estaba sucediendo y mi hermano me dijo, vamos a denunciarlo, yo le
dije yo también quiero denunciarlo pero ven y yo te explico quién es ese personaje. Le expliqué
a mi hermano que era el actual asesor del fiscal general adscrito al despacho para temas de
la Corte Suprema, que me hablaba que los recursos eran para él y su papá, y le dije quién era
su papá, el presidente actual de la Corte Suprema de Justicia, el doctor Leonidas Bustos. Que
era un personaje que había escrito varios libros, que cogía un teléfono y le iban a creer más a
él que a mí, que podía coger un teléfono y llamar a un periodista y le iban a creer más a él que
a mí. Que si tu mirabas el internet, las redes, salía al lado de muchos magistrados, de muchos
fiscales, y del procurador, y que a pesar que nosotros teníamos poder político, era
insignificante en estos momentos al lado de él. Entonces fue cuando mi hermano me sugirió
hacer un documento escrito relatando los hechos que le acabo de narrar y lo autenticamos en
una notaría.

Con o sin documento, Musa Besaile se allanó a pagar el soborno a Gustavo Moreno.
La entrega de cuatro contados de $500 millones en efectivo de parte de Musa Besaile la
corroboró su abogado Luis Ignacio Lyons España, el cual declaró que él, Lyons, llevó
personalmente el dinero a la oficina de abogado de Gustavo Moreno, salvo la última entrega,
que la hizo en un apartaestudio de Moreno, a la sazón convaleciente de una cirugía. Lyons
precisó que el senador se atrasó en la última entrega que se debía hacer en Semana Santa
de 2015 y que por la demora: "Ellos empiezan a amenazar con que van a devolver lo que les
habían entregado y hacer efectiva la orden de captura y el doctor Musa se acelera y dice que
ya va a mandar el recurso y es cuando antes del sábado santo o viernes santo hace entrega
de los últimos quinientos millones de pesos".

Besaile siguió diciendo ante la Comisión de Acusación:

Moreno tenía doble personalidad. En la sociedad era una dama y un tipo de buenos modales.
Pero en privado era un demonio. Era un tipo que sabía presionar, sabía extorsionar. Esa
reunión del Radisson, una reunión horrible que la recordaré toda mi vida. Cómo el tipo me
humillaba. Cómo el tipo quería hacerme creer que yo era culpable de un delito, que hoy digo
que Dios me corte la vida si tengo algo que ver con parapolítica en este país. Y el tipo me
quería hacer creer que yo era culpable, me llevaba hasta la mínima expresión, con palabras
soeces, humillantes, sabía cómo seducir, no se descomponía, era un tipo que no era
principiante. Y aquí lo demuestro en mi testimonio, no era la primera extorsión que el personaje
hacía, ya había hecho muchas. Lo que uno a veces se pregunta, sabiendo todos estos delitos
que había cometido no sé cómo lo nombran fiscal anticorrupción.

¿Seducir con palabras soeces? Tal vez el senador quiso decir intimidar con palabras soeces.
Se seduce con halagos. Pero no viene al caso reprocharle a Musa Besaile un solecismo
cuando se le pueden enrostrar conductas inmorales y fechorías de marca mayor.

Musa Besaile no solo no negó haber entregado $2.000 millones sino que confesó haberlos
pagado en cuatro contados. Pero la interpretación que le dio al pago no se la creyó nadie. Dijo
que él no era responsable de un soborno sino que había sido víctima de una extorsión de parte
de Gustavo Moreno. Después Besaile desapareció durante unos días. La Corte Suprema de
Justicia expidió el 25 de septiembre de 2017 la orden de captura por el soborno pero solamente
se pudo hacer efectiva el 5 de octubre. Ese día se reveló un video en que Besaile aparece
sentado en un sofá negro con sus tres hijos menores de edad y con su esposa, la cual afirmó
que su marido lo único que hizo "fue denunciar a un bandido, a un extorsionista que ya fue
judicializado en los Estados Unidos, cogido in fraganti, allá lo están pidiendo en extradición, y
aquí hoy quieren llevar a mi esposo por un delito supuestamente de cohecho". La esposa, Olga
Milena Flórez, señorita Sucre en 1999, agregó que Besaile se presentaba con la frente en alto
"porque el que nada debe, nada teme". ¿Otro solecismo?

Tampoco fue creíble la queja que otro abogado del senador, Víctor Mosquera Marín, dijo haber
presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el tiempo irracional en
la resolución de su situación jurídica por la acusación por paramilitarismo "pues lleva más de
11 años afrontando un proceso preliminar y que desemboca en una extorsión en los últimos
tres años".

En los días previos a la orden de captura, a Musa Besaile se le apareció un abogado de oficio,
el Excelentísimo Señor Presidente de la República, que lo incluyó entre los invitados de honor
a la ceremonia en la Plaza de Armas de la Casa de Nariño para el encuentro con el Papa
Francisco. Besaile fue fotografiado en la tribuna pero cuando se dio cuenta que lo habían visto
abrió una sombrilla para ocultarse. Esto ocurrió el 7 de septiembre de 2017, cuando Besaile
ya había confesado públicamente ante la Corte Suprema el pago de los $2.000 millones.

Ni la bendición papal salvó al senador. Ante la Corte Besaile argumentó que no hubo cohecho
porque los $2.000 millones no se les entregaron a funcionarios públicos sino a dos particulares,
el ex magistrado Francisco Ricaurte y el abogado Gustavo Moreno, insistió en que no era
responsable por "insuperable coacción ajena" pues fue extorsionado por Moreno, y enfatizó la
inexistencia de peculado. Este delito surgió cuando el ex gobernador Alejandro Lyons acusó a
Musa Besaile de pagar los $2.000 millones con $600 millones que le correspondían al senador
por el serrucho pactado entre los dos para saquear a Córdoba. Es decir, se pagó un soborno
a un magistrado con un soborno departamental.

La Corte Suprema rechazó el argumento de la coacción, que exige el empleo de la violencia,


la cual no se presentó por parte de Gustavo Moreno. "La coacción para pagar una suma de
dinero con el fin de detener una decisión judicial es una disculpa inaudita", señalaron los
magistrados. Estos precisaron:

El acto de pagar a los jueces es un acto ilegal y desestabilizador de un Estado cuya legitimidad
se sustenta en la construcción del orden justo, algo que seguramente un Senador no puede
ignorar. De modo que hacer de la intervención de la justicia la razón de ser de un pago ilícito
será siempre inaceptable en cualquier circunstancia y más aún por quien tiene, dada su
posición social y política, el deber de acatar las órdenes judiciales y la posibilidad de discutir
por medios legítimos decisiones de esa naturaleza.

La Corte Suprema le dio plena credibilidad al testimonio de Gustavo Moreno pues la relación
entre él y Musa Besaile:

No fue fortuita, ni el resultado de ocasionales coincidencias, y sus sórdidos pactos no fueron


el producto de la "coacción" de un fugaz desconocido, sino la concertada negociación entre
personas con indiscutible grado de confianza, en las que intervino, para conferirle cierto toque
de seguridad, el ex magistrado Francisco Ricaurte, amigo cercano del doctor Gustavo Malo
Fernández, quien como responsable del caso tenía la capacidad de maniobra procesal que un
pacto ilícito de esa naturaleza requería.

Una declaración de Musa Besaile fue utilizada en su contra por la Corte Suprema de Justicia
para desmentir la tesis de la coacción. En una reunión con Gustavo Moreno, el senador pidió
hablar con el ex magistrado Francisco Ricaurte: "Yo quiero hablar con el dueño del circo y no
con los payasos".

La justicia no le creyó a Besaile el cuento de que un tal José Miguel Ramírez Gómez le había
prestado los $2.000 millones del soborno. Por el contrario, el peculado también quedó
confirmado por la Corte Suprema con fundamento en una reunión que Besaile sostuvo con
Alejandro Lyons frente a la Pescadería Jaramillo en el parque de la 93 en Bogotá en febrero
de 2015. Besaile le contó a Lyons que le pedían una suma muy importante para evitar su
captura. Días después en Montería, el senador le dijo a Lyons que había acordado el pago de
los $2.000 millones para evitar su captura y le preguntó si podía darle mil millones de pesos.
Lyons le contestó que podía entregarle $600 millones que eran la parte de Besaile en "unos
acuerdos que teníamos en algunos temas que involucran corrupción administrativa". En
febrero o marzo de ese año 2015 Lyons le entregó esa suma en efectivo al senador, de los
cuales 400 millones de pesos los tenía en su casa y el saldo lo llevó Sami Spath, persona de
confianza de Lyons para transportar efectivo. Lyons explicó que tenía un acuerdo con Musa
Besaile para repartir por mitad las comisiones que cobraría el gobernador por los contratos de
ciencia y tecnología financiados con regalías: se robarían $12.000 millones sobre contratos de
$80.000 millones.

Para la Corte Suprema, la actuación de Musa Abraham Besaile Fayad tuvo un solo propósito:
"Desarticular la justicia como esencia del Estado a partir de la previa defraudación de su
patrimonio". Firmaron la decisión los magistrados Luis Antonio Hernández, José Luis Barceló
y Fernando Alberto Castro.

Cuando en febrero de 2018 la Corte Suprema de Justicia llamó a juicio a Besaile por peculado
y cohecho, afloró la verdad, pero no la que tenía en mente el senador:

El único pecado que ha hecho Musa Besaile fue haber sacado la votación más alta del país y
desde ahí me han venido anónimos, estigmatizaciones, han trapeado el piso con mi nombre,
pero siempre aflora la verdad.

***

El soborno pagado por el aliado más votado del presidente Santos no significó que el senador
no albergara culpa por Odebrecht. En julio de 2017 la Fiscalía estimó en más de $84.000
millones los pagos irregulares hechos por Odebrecht para la adjudicación de obras públicas.
En esa suma estaban incluidos los US$11.1 millones confesados por la compañía desde
diciembre de 2016 y $34.653 millones más dirigidos a obtener la adición de la ruta Ocaña-
Gamarra. Esta suma en pesos fue pagada por las filiales de Odebrecht en Colombia utilizando
contratos simulados, es decir, dineros que supuestamente representaban costos de la vía pero
que servían para pagar coimas pues el objeto del contrato ficticio no se cumplió.
Adicionalmente se investigaba a los beneficiarios finales de pagos simulados realizados en
2010 y 2014, con lo cual se alcanzaría la cifra global de más de $84.000 millones en coimas
desembolsadas por Odebrecht. La Fiscalía hizo una precisión pertinente:

Todas las evidencias respecto a estos pagos han sido acopiadas por la Fiscalía General de la
Nación de Colombia, en el territorio colombiano y, como se advierte, NO corresponden a los
pagos realizados desde el exterior por el Departamento de Operaciones Estructuradas de
ODEBRECHT, es decir no hacen parte de los $11,1 millones reconocidos por la compañía ante
autoridades extranjeras.

Por ese esquema de pagos descubierto en Colombia y que no fue objeto del plea
agreement (acuerdo de culpabilidad) firmado en Nueva York, la Fiscalía ya había imputado a
las siguientes personas o anunció que les formularía imputación:

- Eder Paolo Ferracuti, ciudadano portugués, representante legal de la Concesionaria Ruta del
Sol.

- Marcio Marangoni, ciudadano brasilero, funcionario del consorcio constructor Ruta del Sol,
Consol.
- Amilton Idekai Sendai, ciudadano brasilero, funcionario de la Constructora Norberto
Odebrecht.

- Federico Gaviria Velásquez, asesor de Odebrecht. Aceptó lavado de activos, enriquecimiento


ilícito de particulares y concierto para delinquir.

- Eduardo José Zambrano Caicedo, representante legal de Consultores Unidos. Aceptó el


delito de enriquecimiento ilícito de particulares.

- Gustavo Adolfo Torres Forero, representante legal de Profesionales de Bolsa, sociedad


comisionista de bolsa.

- Mauricio Vergara Flórez, funcionario del consorcio Sion.

- Gabriel Dumar Lora, funcionario del consorcio Sion.

- Básima Patricia Elías Náder, prima de Bernardo Elías.

Por las mismas coimas descubiertas en Colombia por fiscales colombianos no podía la Fiscalía
acusar directamente a ciertas personas que tenían fuero, pero el comunicado de julio 25 de
2017 indicó que se consideraban en principio culpables de recibir los pagos ilícitos. El
comunicado afirma:

Los fiscales de conocimiento han dispuesto la compulsa de copias de las evidencias


testimoniales y documentales recaudadas, con destino a la Sala Penal de la Corte Suprema
de Justicia, para que se indague la conducta de los senadores Bernardo Miguel ELIAS VIDAL,
Musa BESAILE FAYAD, Plinio OLANO BECERRA y Antonio GUERRA DE LA ESPRIELLA,
quienes han sido mencionados en las diligencias surtidas en la indagación, como presuntos
beneficiarios de estos pagos.

El comunicado de julio de 2017 es particularmente relevante no solo en cuanto acusa a Musa


Besaile sino porque constituye un desmentido rotundo de la Fiscalía frente al presidente
Santos, el cual afirmaba que a Odebrecht en el país le había ido como a los perros en misa.
Esto fue lo que afirmó oficialmente la Fiscalía:

Durante los años 2014 y 2015, desde Colombia y por conducto de las sociedades colombianas
Concesionaria Ruta del Sol Dos (CRS2) y el Consorcio Constructor Ruta del Sol-CONSOL,
filiales de ODEBRECHT, se llevaron a cabo pagos relacionados con la adición de la Ruta
Ocaña Gamarra, a través de contratos simulados, cuyo objeto consistía en la prestación de
servicios que —según las evidencias recaudadas— no se habrían ejecutado ni prestado.

En el mismo sentido, el director jurídico de Odebrecht, Yezid Arocha, había declarado


anteriormente en la Fiscalía que con el apoyo político que obtuvo Otto Bula se logró viabilizar
la vía Ocaña-Gamarra pues la obra no tenía financiación estatal sino que se costeaba con los
peajes y con la financiación que consiguiera el concesionario, para lo cual necesitaba unas
cláusulas especiales. Esas cláusulas fueron las que se concretaron aceleradamente gracias a
los sobornos.
Con el descubrimiento de los pagos ilegales realizados en 2014 y 2015 por Odebrecht por
medio de contratos simulados o irreales o ficticios o inflados, la Fiscalía desautorizó y desmintió
al presidente en relación con un discurso que Santos pronunció el 8 de marzo de 2017 en la
inauguración de la nueva terminal internacional del aeropuerto de Cali:

Esa empresa Odebrecht quiso penetrar todos los países de América Latina. También en el
África, corrompiendo funcionarios, ganándose licitaciones por la forma indebida, y haciendo
negocios indebidos. Pero aquí es este gobierno se encontró con un muro. Por lo menos en mi
gobierno a Odebrecht le ha ido como a los perros en misa. Pero alguien esta mañana dijo:
¿Por qué dice el Presidente que le fue como los perros en misa y qué tiene que decir con el
otrosí de la carretera Ocaña-Gamarra? Qué bueno poder decir ahí también: no hubo
absolutamente nada indebido. Porque este Gobierno se ha esforzado precisamente en eso,
en que la ética y la moral imperen en cualquier decisión que toma el Gobierno.

***

Para recapitular, las acusaciones contra Musa Besaile provenientes del escándalo Odebrecht
comprenden:

* Recibir dinero de las coimas pagadas por la ruta Ocaña-Gamarra, que sumaron más de
$34.000 millones según la Fiscalía.

* Recibir coimas como miembro del grupo Los Buldócer para que el gobierno le garantizara a
Odebrecht un sustancial ahorro de impuestos al eximirla de la reforma tributaria que entró en
vigencia en 2013. El beneficio se consiguió a través del llamado contrato de estabilidad jurídica.
El total de sobornos pactados a favor de los senadores fue de 2 millones de dólares.

Como la Fiscalía no puede investigar a los parlamentarios, corresponde a la Corte Suprema


de Justicia la instrucción de los procesos contra Musa Besaile. A comienzos de 2018 esas
investigaciones están todavía lejos de una sentencia definitiva.

***

Son muchas las coincidencias entre Musa Besaile y el Ñoño Elías. Ambos surgieron a la
sombra de Juan Manuel Santos. Ambos fueron cruciales para hacerlo reelegir en 2014. Ambos
fueron defendidos públicamente por Santos en 2014, en un tono beligerante, como personas
que no habían hecho nada ilegal. Ambos nacieron en Sahagún. Ambos son ingenieros civiles
de profesión. Ambos son menores de cincuenta años: Besaile nació en 1970 y Elías en 1976.
Ambos fueron defendidos públicamente con una pancarta en Sahagún, después de revelados
los sobornos, como "sahagunenses a mucho honor". Ambos presentaron ante el Honorable
Senado de la República trascendentales proyectos de ley: Besaile para que Mocoa, Putumayo
fuera Distrito Especial, Biodiverso y Ancestral; Elías para declarar patrimonio cultural inmaterial
de la Nación la celebración de la Semana Santa de la Parroquia Santa Gertrudis La Magna de
Envigado, Antioquia, hoy ley 1812 de 2016. Ambos tienen nexos familiares con lo más selecto
del peculado en el departamento de Córdoba. El Ñoño es cuñado del ex gobernador Alejandro
Lyons, que saqueó las regalías y creó el cartel de la hemofilia, fraude destinado a robar los
impuestos con ficticios pacientes. Musa Besaile es hermano de Edwin Besaile, sucesor del
bandido Alejandro Lyons en la gobernación de Córdoba. Edwin Besaile fue suspendido por el
procurador Fernando Carrillo por el mismo desfalco del cartel de la hemofilia: se hicieron pagos
por tratamientos a pacientes inexistentes o con la firma falsificada de un hematólogo. La
Fiscalía señaló: "Edwin Besaile como candidato y gobernador desangró las arcas públicas".

Es pertinente citar nuevamente al Premio Nobel de la Paz cuando en 2014 defendió al Ñoño
Elías y a Musa Besaile:

Los congresistas no han recibido un solo peso de los proyectos que se han hecho en todo el
país. Ellos no son los que reciben la plata. La plata la ejecutan los alcaldes y los gobernadores.
Uno no puede condenar a una persona que no ha hecho nada ilegal.

***

Los magistrados y ex magistrados cuestionados por la venta de órdenes de captura —el


llamado cartel de la toga— son varios: Francisco Ricaurte, José Leonidas Bustos, Gustavo
Malo y Camilo Tarquino. El que intervino directamente para insinuarle a Musa Besaile quién
podía ayudarlo para engavetar una orden de captura fue Ricaurte, aliado con Gustavo Moreno.
Pero años atrás otro magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Sigifredo Espinosa, favoreció
a Musa Besaile con una inverecunda decisión.

En el 2011 el magistrado de la sala penal Sigifredo Espinosa Pérez, que fue nombrado en la
Corte Suprema de Justicia en 2004, absolvió de forma inusual a Musa Besaile por una
acusación de soborno. Inusual y dudosa porque prevalido de su condición de juez utilizó la
misma argumentación deleznable empleada por Juan Manuel Santos para defender a Musa
Besaile y al Ñoño Elías. A saber, que los congresistas no reciben partidas del presupuesto. En
términos coloquiales, que no existen los cupos indicativos ni la mermelada ni la regionalización
del presupuesto.

La denuncia que llegó a la Corte Suprema sostenía que Musa Besaile le había pagado una
coima de $700 millones a un representante a la Cámara del Amazonas por permitir que una
partida de $7.000 millones fuera manejada por Besaile e invertida no en el Amazonas sino en
Córdoba.

El magistrado Sigifredo Espinosa se negó a abrir investigación contra Musa Besaile porque
"los congresistas no tienen la posibilidad de recibir partidas presupuestales específicas para
invertir a su capricho en las regiones que representan". Lo mismo que sostuvo Santos, que los
pulcros, pulquérrimos e integérrimos Ñoños y Musas no manejan dinero.

Sigifredo Espinosa también afirmó a favor de Musa Besaile:

Resulta un exabrupto que el denunciante pretenda hacer creer que el Gobierno Nacional tiene
a disposición de los integrantes de las comisiones económicas del Congreso, dineros o
partidas del Presupuesto General de la Nación como costumbre clientelista para manejar el
apetito de las mayorías afines al Gobierno. Ningún Congresista de la República de Colombia
puede recibir partidas presupuestales para invertir en su departamento o autorizar traslados
de los mismos a otras regiones. Los congresistas no tienen la posibilidad de recibir partidas
presupuestales específicas para invertir a su capricho en las regiones que representan.

El magistrado Sigifredo Espinosa cometió un prevaricato al negarse a abrir la investigación. Si


la denuncia consistía en que un representante a la Cámara por el Amazonas había recibido
una coima de $700 millones por ceder una partida presupuestal, lo procedente era indagar si
efectivamente se había producido un incremento en el patrimonio del congresista, que se llama
Manuel Antonio Carebilla, y es un sujeto que se presta para falsificaciones y otros ilícitos. En
lugar de indagar si se registró ese aumento patrimonial, que era lo que le correspondía como
juez de instrucción, Sigifredo Espinosa le preguntó a Musa Besaile si había delinquido. Besaile
contestó:

Enfáticamente tengo que señalar que a mí jamás me entregaron u ofrecieron partidas del
Presupuesto General de la Nación para realizar algún acto correspondiente a mis funciones.

Espinosa le dio plena credibilidad a la respuesta de Besaile y anotó que desde la Constitución
de 1991 los auxilios parlamentarios "se encuentran totalmente prohibidos y, por tanto, ningún
Congresista de la República de Colombia puede recibir partidas presupuestales para invertir
en su departamento o autorizar traslados de los mismos a otras regiones".

También están prohibidos el homicidio, el peculado, el hurto y muchas conductas más. Si están
prohibidas no pueden existir y por lo tanto no se deben investigar. Esa es la tesis que plasmó
Sigifredo Espinosa para no investigar al senador Musa Besaile.

La denuncia contra Besaile la presentó un ex asesor de Carebilla, Rafael Moreno Godoy, el


cual afirmó que le oyó hablar a Carebilla de una coima pagada por Besaile. En 2016 otro
magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Fernández Carlier, sí procedió en forma
legal cuando el mismo ex asesor denunció penalmente a Carebilla por recibir $260 millones a
cambio del nombramiento de dos funcionarios en su Unidad de Trabajo Legislativo (UTL). Uno,
José Ramón Becerra Osorio, logró con el nombramiento un aumento de sueldo (ganaba
$2.200.000) y después se jubiló con pensión de $5.600.000. La funcionaria Amparo Ospina de
Vacca con el nombramiento que le compró a Carebilla duplicó su sueldo a $6.700.000 y
después se jubiló con una pensión de $11 millones.

Además, Carebilla nombró empleados ficticios en su UTL, que no iban a trabajar y cuyos
sueldos percibían personas que estaban inhabilitadas. Uno porque teniendo pensión de
invalidez no podía ser nombrado, otro porque fue sancionado por la Procuraduría. Uno más
porque estaba embargado por el Citibank y no quería figurar con ingresos a su nombre. Los
empleados ficticios sirvieron de testaferros para cometer el fraude a cambio de una comisión
mensual que les pagaban los inhabilitados.

Manuel Antonio Carebilla tuvo que retirarse del cargo de gobernador del Amazonas, al cual
fue elegido en 2016, cuando el magistrado Eugenio Fernández Carlier lo acusó formalmente
por cohecho, falsedad y peculado.

Aparte de haber favorecido a Musa Besaile al abstenerse de investigar la denuncia, Sigifredo


Espinosa acumulaba otro antecedente vergonzoso, como responsable de una de las más
ignominiosas injusticias judiciales de que se tenga noticia en Colombia.

Como magistrado del Tribunal Superior de Medellín, Espinosa confirmó una condena a 42
años y 10 meses de prisión contra una joven campesina de Abejorral, Antioquia, acusada de
infanticidio en la muerte de su bebé en un parto que ella misma atendió sin ayuda de nadie
porque ocultó el embarazo a su familia. El infanticidio también está prohibido por la ley, pero
en el caso de Alba Lucía Rodríguez Cardona, Sigifredo Espinosa sí aplicó una condena y fue
una condena mayor que las aplicadas a asesinos que dieron muerte a decenas de personas,
como el negro Vladimir.

La joven fue violada en 1995. Tuvo el parto en un baño y perdió al bebé. El médico del hospital
de Abejorral y el fiscal de la población la acusaron penalmente. Fue condenada en primera
instancia, y el bárbaro Sigifredo Espinosa confirmó la sentencia. La abogada Ximena Castilla
representó a Alba Lucía Rodríguez Cardona ante la Corte Suprema de Justicia en casación,
que equivale a anular una sentencia, y logró que la joven fuera liberada y declarada inocente.
Para la Corte hubo un parto mal asistido, el bebé se enredó en el cordón umbilical y murió. El
caso fue llevado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde el gobierno
de Colombia reconoció que la condena fue injusta y en un acuerdo de solución amistosa se
comprometió a indemnizar a la víctima. Además el gobierno aceptó pedir perdón a la joven, lo
que se verificó en 2012 en ceremonia pública en Abejorral, cuando la ministra de Justicia Ruth
Stella Correa Palacio afirmó que "el Estado lamenta profundamente los hechos y condena con
firmeza las irregularidades en este proceso judicial".

Pero el magistrado Sigifredo Espinosa no pidió perdón a la víctima por la atroz sentencia que
profirió y seguramente está disfrutando de una mal habida y jugosa pensión de jubilación.

Nobelbrecht, capítulo 11: Líneas de investigación

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

11 May 2018

José Elías Melo Acosta, expresidente de Corficolombia, socia de Odebrecht en


la Ruta del Sol 2, fue acusado por la Fiscalía. Corficolombiana dijo que ojalá Melo
"pueda probar su inocencia".
A lo largo del año 2017, la Fiscalía anunció en repetidas ocasiones que abría nuevas líneas de
investigación por corrupción en el caso Odebrecht.

En efecto, las pesquisas permitieron ampliar de manera significativa el número de acusados.


Odebrecht confesó los sobornos que se divulgaron en diciembre de 2016 pero las otras
ramificaciones y las consecuentes imputaciones corrieron por cuenta de la Fiscalía.

Por un contrato celebrado entre el Acueducto de Bogotá y Odebrecht en 2009 para la


descontaminación del río Bogotá en el sector Tunjuelo-Canoas, fue imputado por soborno el
ex alcalde Samuel Moreno Rojas, nieto e hijo de amigos de lo ajeno y él mismo uñilargo
conocido y condenado. Por peculado y otros delitos derivados del mismo contrato fueron
imputados un subcontratista, Orlando Fajardo Castillo, y el interventor, Jaime Buenaventura
Quintero Sagré. También fueron cobijados por imputaciones de soborno y peculado Paola
Fernanda Solarte Enrique y Carlos Alberto Solarte, miembros del consorcio adjudicatario del
contrato.

Otra investigación penal que no hizo parte de la confesión inicial de Odebrecht, fue la
relacionada con el contrato de estabilidad jurídica que el gobierno nacional firmó en 2012 a
favor de Odebrecht para eximirlo de los nuevos impuestos que habrían sido aplicables a la
compañía al entrar a regir en 2013 una reforma tributaria. Reforma tributaria es el nombre
engañoso y falaz que se le da en Colombia a los aumentos de impuestos. El contrato en sí no
está prohibido por la ley pero para "afianzar el trámite" (léase aceitar la maquinaria), Odebrecht
despachó $4.000 millones desde el Departamento de Operaciones Estructuradas,
beneficiando, entre otros a su lobista Federico Gaviria, y a senadores.

También fue notable cómo las pesquisas de la Fiscalía llevaron a la quiebra de una sociedad
comisionista de bolsa. No mucha gente cayó en cuenta de este hecho, que sin implicar una
estafa que hubiera lesionado a inversionistas del mercado de valores —como sí sucedió con
Interbolsa— sí representó una revelación más de cómo en la bolsa de valores los ilícitos y la
mala fe están a la orden del día.

La entidad que sucumbió se llamaba Compañía de Profesionales de Bolsa. El delito que


descubrió la Fiscalía consistió en que la comisionista firmó un falso contrato de asesoría
financiera y banca de inversión con el concesionario de la Ruta del Sol para el cierre financiero
de la vía Ocaña-Gamarra. En teoría el concesionario desembolsó casi $10.000 millones a favor
de Profesionales de Bolsa por esos servicios especializados, pero en realidad el contrato era
ficticio o simulado. No se encontraron comprobantes ni soportes técnicos sobre los trabajos
contratados. Sencillamente la comisionista se prestó para firmar un contrato que sirvió para
justificar un gasto a cargo del concesionario y sin prestar la asesoría pactada facilitó sus
cuentas para hacer pagos a los verdaderos beneficiarios de la maniobra.

Cuando el presidente de Profesionales de Bolsa, Gustavo Adolfo Torres Forero, fue capturado
por la Fiscalía en julio de 2017 y se le acusó de lavado de activos y enriquecimiento ilícito, la
comisionista no tuvo más remedio que inactivarse, que en la jerga de la bolsa de valores
significa que no siguió operando. Luego la comisionista decidió liquidarse voluntariamente, tras
operar en bolsa desde 1987. Las inversiones del público fueron devueltas o pasaron a otra
comisionista. Según la Fiscalía, Profesionales de Bolsa distribuyó parte de los sobornos
girados por Odebrecht a Otto Bula, es decir, una parte de los 4.6 millones de dólares que le
correspondieron al ex senador.

***

Otra línea de investigación impulsada por la Fiscalía afectó a una figura del sector financiero
mucho más importante que el presidente de Profesionales de Bolsa. Se trata de José Elías
Melo Acosta, que fue superintendente bancario y dirigió una de las filiales financieras
fundamentales del Grupo Aval controlado por Luis Carlos Sarmiento Angulo. A Melo se le dictó
medida de aseguramiento en agosto de 2017 y aunque recuperó la libertad en enero de 2018
no ha sido declarado inocente.

Según la prensa colombiana, Melo fue enterado por el presidente de Odebrecht en Colombia,
Luiz Bueno, sobre el soborno pagado al viceministro Gabriel García Morales para asegurar el
contrato de la Ruta del Sol 2. En este contrato Odebrecht participaba con el 62% y
Corficolombiana con el 33%, por medio de una filial llamada Episol.

La Fiscalía acusó a Melo de dos delitos: soborno (cohecho) e interés indebido en la celebración
de contratos. "Se hicieron pagos de sobornos para beneficiar a Odebrecht y a Episol, filial de
Corficolombiana en cabeza de Melo Acosta, adjudicación llevada a cabo por el exviceministro
García Morales, pagos exigidos a José Luiz Bueno Junior, presidente de Odebrecht en
Colombia", argumentó la Fiscalía.

La fuente de la Fiscalía para la imputación contra Melo fue la propia Odebrecht, de acuerdo
con este comunicado oficial de la Fiscalía:

Según las declaraciones entregadas por funcionarios brasileños de la firma Odebrecht, el


señor Melo Acosta sabía claramente de los pagos irregulares hechos por medio de la firma
Estudios y Proyectos del Sol S.A.S. (Episol), que alcanzan una cifra superior a los 16 mil
millones de pesos.

La Fiscalía también adujo el testimonio de un ex presidente de Episol para acusar a Melo:

Según [Mauricio] Millán, al preguntarle al señor Melo Acosta sobre estas cantidades de dinero,
este le manifestó que no debía preocuparse, que eran gastos operacionales, por concepto de
consultorías; lo que le causó aún más sospechas porque no existían los estudios técnicos al
respecto.

La defensa de Melo se refirió a un soborno pagado por Odebrecht que le fue reembolsado a
Odebrecht por la sociedad concesionaria de la Ruta del Sol 2, Consol. En Consol participaban,
como se dijo, Odebrecht como socio mayoritario y Episol como minoritario. Según se divulgó,
Luiz Bueno dijo haber discutido el tema del reembolso con Melo. Este alegó que en la
Organización Luis Carlos Sarmiento Angulo no era fácil hacer giros clandestinos pues todas
las decisiones tienen múltiples controles.
La columnista María Jimena Duzán divulgó la existencia de un documento firmado por Bueno
y por otros dos directivos de Odebrecht, según los cuales le contaron a Melo que García
Morales exigió un soborno. Los otros dos fueron Luis Antonio Mamery, director de Odebrecht
para América Latina, y Luis Eduardo Da Rocha Soares. Habrían acordado, según esos
ejecutivos, pagar el soborno exigido por García Morales entre Odebrecht y Corficolombiana
con cargo a las cuentas del contrato.

No han aflorado pruebas contundentes e irrefragables sobre la participación o conocimiento


de Melo en cuanto al soborno de 2009 o en cuanto al reembolso del soborno. No se sabe si
aparecerán en el juicio.

A Melo lo defendieron públicamente varios ex ministros de Hacienda —Hugo Palacios Mejía,


Rudolf Hommes, Luis Fernando Alarcón y Alberto Carrasquilla—, así como un abanico de
economistas muy conocidos, como Salomón Kalmanovitz, Armando Montenegro y María
Mercedes Cuéllar. No dijeron en carta pública que Melo fuera inocente y que existían las
pruebas para demostrarlo, sino que confiaban en que la justicia lo encontrará inocente.
Resaltaron que Melo ha sido un "funcionario de larga y limpia trayectoria en el sector público
y en el privado".

Sí dieron a entender que Melo era víctima de los delincuentes de Odebrecht que lo acusaban
para exculparse y para cumplir los acuerdos de colaboración con los fiscales:

El país con razón está indignado con tantos escándalos de corrupción. Uno de los peores ha
sido el de la empresa criminal montada por los dueños de Odebrecht para corromper a lo largo
y ancho de América Latina. Algunos de los comprometidos procuran extender su
responsabilidad a otras personas. Una de las víctimas de esta situación ha sido José Elías
Melo. Proveniente de una familia modesta, se graduó con honores de la Universidad Javeriana.
En el Gobierno del Presidente Barco ya era secretario de la entonces Junta Monetaria y se
convirtió en el asesor indispensable de varios ministros de Hacienda. Discreto, diligente y muy
inteligente, se ha caracterizado además por su férrea fe religiosa y un compás moral y ético
que siempre han guiado sus actuaciones. Sin queja alguna a través de sus cargos en la vida
pública de viceministro de Hacienda, Superintendente Bancario, Presidente del Banco del
Estado y Ministro de Trabajo, en todos ellos dejó buen nombre de funcionario eficiente y recto.
Esa misma fama de éxito y probidad lo acompañó en su vida privada como Presidente de
Megabanco y, así lo creemos, como Presidente de Corficolombiana.

Las pruebas documentales irrefutables que demuestren que Melo sí sabía del soborno o que
lo autorizó no se conocen, o tal vez no existen. Es posible que solamente exista la prueba
testimonial de los ejecutivos de Odebrecht que lo acusan. Por lo demás, Melo se declara
inocente. Alega que Odebrecht tenía una estrategia mundial de sobornos a funcionarios
oficiales, por lo que no necesitaba a Melo para ese efecto. Aduce también que la Fiscalía tiene
pruebas del pago del soborno a Gabriel García Morales pero no de que Melo estuviera
enterado o hubiera participado en la coima.

Lo que sí llama poderosamente la atención es cómo el mismo aval generoso y cálido que le
extendieron varios ex ministros de Hacienda a Melo no lo recibió de Corficolombiana, entidad
que Melo presidió hasta mayo de 2016 durante diez años y la cual se limitó a desear que su
ex presidente "pueda probar su inocencia" y a precisar que el ex funcionario se retiró por
razones personales que no tenían relación con los delitos cometidos por Odebrecht.
Corficolombiana, que es el mayor operador y constructor de carreteras con peajes en
Colombia, dejó abierta la puerta a una posible actuación ilícita de alguno de sus agentes: "Si
alguna persona procedió de manera ilícita, lo hizo a nombre propio y en claro abuso de la
confianza depositada en su gestión".

Ya desde marzo de 2017 Corficolombiana —que invierte en infraestructura, agroindustria,


hoteles y energía, además de sus negocios financieros— se había declarado indignada por las
coimas y había manifestado que las juntas directivas de Corficolombiana y de su filial Episol
no se enteraron ni participaron "en los actos de corrupción cometidos, que se dieron entre
Odebrecht y algunos servidores públicos en torno al contrato". Expresaron que tampoco habían
autorizado a persona alguna a proceder de manera ilícita y que si alguien pretendió hacerlo a
nombre de Corficolombiana o de Episol actuó abusando de la confianza depositada.

Corficolombiana se enteró de los sobornos de Odebrecht por informaciones de prensa y por


las revelaciones de la Fiscalía, declaró la entidad financiera. "En forma categórica,
CORFICOLOMBIANA condena cualquier práctica corrupta. Su junta directiva jamás conoció ni
autorizó a Odebrecht para ofrecer y pagar suma alguna en relación con el referido contrato",
indicó la corporación financiera.

Corficolombiana informó que cuando se conoció públicamente la corrupción de Odebrecht


realizó investigaciones internas exhaustivas que permitieron "descartar, con absoluta certeza,
que CORFICOLOMBIANA hubiese efectuado pagos ilícitos a funcionarios públicos o a
intermediarios. Por lo tanto, cualquier especulación acerca de supuestos pagos ilícitos
realizados por CORFICOLOMBIANA es absolutamente falsa e irresponsable".

¿Por qué afirmó Corficolombiana que como entidad financiera no hizo pagos ilícitos pero no
negó categóricamente que los hayan realizado sus ex colaboradores? ¿Los ex colaboradores
pudieron acaso haber cometido actos ilícitos con sus propios recursos?

Corficolombiana señala que se enteró de las coimas por la Fiscalía y por las revelaciones de
prensa divulgadas a partir del 21 de diciembre de 2016, fecha del acuerdo de culpabilidad de
Odebrecht con autoridades de los Estados Unidos.

Pero ya en junio de 2015 cuando la policía federal de Brasil capturó a Marcelo Odebrecht,
Corficolombiana pidió a ejecutivos de Odebrecht que vinieran a Colombia a explicar lo
sucedido. Los ejecutivos viajaron y dieron a Corficolombiana todo tipo de garantías plausibles.
Nadie sospechó que la corrupción en Odebrecht se desbordaría hasta Colombia, según
Corficolombiana.

Estas afirmaciones las hizo en febrero de 2017 Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, presidente
del Grupo Aval, en rueda telefónica con los inversionistas de esa compañía en los Estados
Unidos. Grupo Aval se cotiza en la Bolsa de Nueva York. Si llegara a demostrarse en el juicio
contra José Elías Melo que Corficolombiana sí fue cómplice del pago de la coima, o que tuvo
conocimiento del soborno, o que fondos de Corficolombiana se utilizaron para el ilícito,
Sarmiento Gutiérrez habría cometido un delito según las leyes federales de los Estados Unidos
al suministrar información falsa a la Comisión de Valores (SEC, Securities and Exchange
Commission). Por ese motivo, se puede pensar que no se encontrarán pruebas de la
complicidad de Episol o de Corficolombiana en el soborno para conseguir el contrato de la
Ruta del Sol 2 que se le pagó a Gabriel García Morales. Subsistiría entonces una única duda:
¿Asumió Odebrecht la totalidad del pago del soborno de 6.5 millones de dólares pese a que
en la concesión tenía solamente el 62% de las acciones? Planteado en otros términos:
¿Odebrecht hizo una erogación con cargo a un contrato que no era exclusivamente suyo sin
buscar luego un reembolso de parte del socio Corficolombiana?

Hay que tener presentes las palabras de Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, pues se consideran
virtualmente hechas bajo juramento:

Como absolutamente no tuvimos conocimiento de las actuaciones ilegales de nuestro socio,


oficialmente solicitamos que se nos reconociera en el proceso penal como víctimas de los
actos de Odebrecht.

El original en inglés dice: "Because we had absolutely no knowledge of our partner's illegal
actions, we officially requested to be made part of the case as victims of the actions of
Odebrecht".

***

Frente a la actividad investigativa desplegada por la Fiscalía desde cuando explotó el


escándalo Odebrecht el 21 de diciembre de 2016 y frente a las nuevas líneas de investigación
que con posterioridad fueron desarrollando los fiscales, hay que anotar que fue notable, que
estuvo marcada por la celeridad y que es ejemplo de lo que debería ser siempre la Fiscalía.
Empero, hay una línea de investigación que no se ha explorado y que es tan importante como
las otras que han desembocado en capturas, imputaciones y juicios. Es la que podría llevar
directamente a la Casa de Nariño. Sabiéndose como se sabe que los dos senadores que
fueron cruciales para la reelección de Juan Manuel Santos, Musa Besaile y Bernardo Elías,
recibieron sobornos muy elevados para sus campañas y para las campañas presidenciales,
como lo ha reconocido el Ñoño Elías, no puede quedar en el aire la posible conexión entre
esos fondos negros y la reelección del Premio Nobel de Paz. La pregunta es muy sencilla:
¿Con los sobornos de Odebrecht se compraron votos en Córdoba y en otros lugares para la
segunda vuelta de la elección presidencial de 2014?

La Fiscalía no puede investigar a los senadores, que tienen un fuero o juez especial, que lo es
la Corte Suprema de Justicia. Pero sí puede investigar los delitos electorales, concretamente
el de corrupción de sufragante, que consiste en entregar dinero o dádiva al votante:

El que celebre contrato, condicione su perfección o prórroga, prometa, pague o entregue


dinero, dádiva u ofrezca beneficio particular o en favor de un tercero a un ciudadano o a un
extranjero habilitado por la ley con el propósito de sufragar por un determinado candidato,
partido o corriente política, o para que lo haga en blanco o se abstenga de hacerlo, incurrirá
en prisión de cuatro a ocho años y multa de doscientos a mil salarios mínimos legales
mensuales vigentes.

Para que se pueda decir que en Colombia la Fiscalía investigó todos los delitos derivados del
escándalo Odebrecht, sin ánimo de encubrir a nadie, procede destacar una comisión de
fiscales a Sahagún para que establezca si el 15 de junio de 2014, fecha de la segunda vuelta,
hubo compra de votos por parte de Musa Besaile o del Ñoño Elías, o si por el contrario la
elección fue pulcra, transparente y legítima. Ese día en Sahagún se vieron personas humildes,
con ropa remendada o mal vestidas, que se bajaban de camionetas de $400 millones frente a
puestos de votación y luego de votar subían a los mismos vehículos para regresar a sus barrios
o lugares de origen. ¿Ninguno de ellos recibió un solo billete? ¿Solamente el transporte como
dijo el Ñoño Elías?

La Corte Suprema de Justicia inició en febrero de 2018 una indagación contra 230 congresistas
para verificar si vendieron sus votos en el parlamento a favor de proyectos de ley presentados
por el gobierno de Juan Manuel Santos a cambio de cupos indicativos o de otros beneficios.
Con esta decisión judicial que arroja sospechas sobre el gobierno, la Fiscalía no puede dejar
de investigar si hubo compra de votos para la reelección que se decidió por obra y gracia de
Musa Besaile y Bernardo Elías y por cuenta, parcialmente, de los sobornos de Odebrecht.

Nobelbrecht, capítulo 12: El otro 95%

Alberto Donadío
EL ESPECTADOR

11 May 2018

Marcelo Odebrecht, ex presidente mundial de Odebrecht, pidió investigar los


sobornos pagados por otras multinacionales de obras públicas.Archivo El
Espectador

En noviembre de 2017 tres fiscales peruanos entrevistaron a Marcelo Odebrecht, expresidente


de la compañía Odebrecht, sobre los sobornos pagados a presidentes del Perú y sobre el
modus operandi de la empresa en ese país.
La entrevista se realizó en Curitiba, Brasil. Marcelo Odebrecht, detenido desde 2015, fue
condenado a 19 años de prisión pero la sentencia luego fue rebajada a 10 años de prisión
domiciliaria.

Gustavo Gorriti, periodista investigativo de Lima conocido en toda Hispanoamérica, divulgó las
declaraciones de Marcelo Odebrecht, que son relevantes para Colombia.

Según Marcelo Odebrecht:

Nosotros apoyamos a todos los candidatos presidenciales de Perú, todos los partidos y
probablemente varias elecciones para congresistas. Era normal que en los países que
operamos hiciéramos eso. No solo apoyamos al partido de gobierno, sino también a la
oposición, para hacer una red.

En Colombia Odebrecht también apoyó en 2014 a los dos candidatos presidenciales más
opcionados, Oscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos.

Según el expresidente Marcelo Odebrecht:

Entiendo que la mayor parte de las veces, apenas las tratativas políticas, como los pagos,
salían a través de nuestros socios. Es muy probable, por ejemplo, que los pagos fueran hechos
por los socios, a los que luego les reembolsábamos.

En Colombia el socio de Odebrecht fue Corficolombiana, que niega haber pagado sobornos y
niega haber sabido que Odebrecht los pagó. Pero la Fiscalía demostró que en Colombia
algunos sobornos se cargaron a los gastos del consorcio constructor de la Ruta del Sol 2 y se
pagaron desde cuentas de Corficolombiana. Otros pagos se hicieron a cuentas en el exterior
desde el Departamento de Operaciones Estructuradas de Odebrecht.

Marcelo Odebrecht pidió que se reconocieran las ejecutorias de la compañía:

Odebrecht era la empresa que más cumplía con sus obligaciones. Ninguna empresa en
América Latina entregó los proyectos como lo hicimos nosotros. Existía una relación de
confianza y teníamos interés en contribuir en el proyecto político de estas personas que nos
querían ayudar. Hablan mucho de la gestión de sobornos. ¿Cuántos años quiso Lima tener un
Metro? Fue Odebrecht quien lo hizo. Si hubo pago de sobornos, lo lamento mucho.

Los colombianos que quieran conocer las maravillosas obras públicas de Odebrecht tendrán
que viajar a Lima a montar en metro. La Ruta del Sol 2 es la trocha del sol. Basta recorrer en
automóvil los 200 kilómetros entre Puerto Boyacá, Boyacá y Dagotá, Santander por la Ruta 45
o Ruta del Sol 2 para comprobar que la doble calzada no se construyó, o no se terminó. Es
cierto que la obra quedó paralizada a comienzos de 2017 por cuenta del escándalo, pero es
una vergüenza que en siete años Odebrecht no hizo más de lo que padece y observa cualquier
automovilista que recorra ese trayecto. En cuanto a la vía Ocaña-Gamarra, entre Aguachica y
Gamarra la carretera anterior de dos carriles se amplió a tres para que dos fueran de subida y
uno de bajada, pero entre Aguachica y Gamarra nada se adelantó. Los peajes sí operan y se
cobran puntualmente.
Marcelo Odebrecht pidió que los investigadores no se cebaran contra la compañía:

El 5 por ciento o menos que Odebrecht era responsable ya se descubrió. Ustedes tienen que
descubrir el 95% que no fue de Odebrecht. Nosotros fuimos una empresa que tomó la iniciativa
de divulgar esto. Así funciona América Latina entera. El foco de ustedes no debe ser
Odebrecht. Ya fue extremamente penalizada. Lo que deben de hacer es utilizar la colaboración
de Odebrecht para descubrir nuevas cosas.

¿A quién creerle? Marcelo Odebrecht pide investigar los sobornos en todas las obras públicas.
Juan Manuel Santos discrepa:

No podemos satanizar a muchos contratistas y funcionarios honrados por unos pocos que
faltaron a todas las reglas de la decencia y de la ética. Esta corrupción que estamos viendo,
que se está destapando, no quiere decir que haya más corrupción. Lo que quiere decir es que
se está descubriendo.

¿Quién dice la verdad? Para Marcelo Odebrecht, América Latina funciona a punta de sobornos
y el 100% de las obras públicas se contratan previo pago de coimas. Para Juan Manuel Santos,
Odebrecht es la oveja negra del rebaño:

No vamos a permitir que una manzana podrida, una empresa que no ha tenido ninguna
acogida, ningún éxito en este gobierno, pueda ser la causante de poner en entredicho esta
gran revolución de la infraestructura.

Sergio Moro, el juez federal que dirigió en Brasil las investigaciones por corrupción conocidas
como Operación Lava Jato, las cuales condujeron a las revelaciones sobre Odebrecht, sostuvo
en el año 2017:

Es importante tener en cuenta que si Odebrecht pagó a agentes públicos o políticos de otros
países, probablemente otras empresas también pagaron. Y me refiero no solo a las brasileñas,
sino a las extranjeras y probablemente a las empresas de los respectivos países.

El juez Moro también ha dicho:

Creo que la democracia gana cuando la gente se entera de lo que sus líderes hacen en la
sombra. Especialmente cuando lo que hacen es ilícito.

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