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ACCIONES E INTERVENCIONES RECIENTES EN EL PATRIMONIO

ARQUITECTÓNICO DE BAHÍA BLANCA / ARGENTINA

Introducción

Bahía Blanca es una ciudad portuaria ubicada en la provincia de Buenos Aires, a una
distancia de setecientos kilómetros al sur-oeste de la Capital de la República
Argentina. Esta localidad se encuentra situada en el estado provincial más importante
del país. Su emplazamiento territorial en la llanura pampeana y en la zona norte de la
Patagonia, junto a la capacidad de su estación marítima, históricamente le han
conferido un importante rol como nodo de comunicaciones de la región con el exterior.

Precisamente su potencialidad natural ha sido el factor prioritario en la determinación


de políticas transformadoras de impacto económico y territorial.

Concretamente la inserción de la ciudad en el modelo agro-exportador que se


consolidó en la Argentina a partir de 1880, fue la respuesta a un proyecto de
dinamización del espacio desde el cual se crearon las bases para el desarrollo y
comercialización de productos primarios (carnes y cereales) a escala internacional.

La ejecución de este proyecto se estructuró en el marco del esquema económico


liberal, la activa presencia del capital extranjero y el respaldo de políticas públicas que
sustentaron el accionar privado. A impulsos de esta realidad, la ciudad manifestó un
crecimiento vertiginoso que gravitó decisivamente sobre su estructura social,
económica y urbana. En virtud de su significación, este proceso ha sido
conceptualizado como una “refundación no formal”.

Actualmente, Bahía Blanca en la transición hacia el nuevo siglo, se encuentra


atravesando un proceso de crecimiento económico que -en vista de sus orígenes y
objetivos- guarda ciertas correspondencias con aquel implementado hacia fines de la
centuria pasada. Las expectativas generadas en este fin de siglo, también alientan la
idea de una “Tercera Fundación”.

En este sentido, así como las transformaciones operadas en el siglo XIX, orientaron el
desarrollo posterior de la ciudad, la situación presente, sin duda, generará importantes
repercusiones sobre los escenarios futuros. Ante esta realidad y con la intención de
liderar el proceso de crecimiento, el Intendente Municipal ha tenido la iniciativa para
convocar a la comunidad a elaborar un Plan Estratégico que sea capaz de maximizar
los beneficios y las oportunidades a la vez que minimice los efectos negativos del
escenario presente y del importante crecimiento en algunos sectores.

Características de la arquitectura en Bahía Blanca

Si bien Bahía Blanca es fundada en el año 1828; no existen construcciones de


aquellos años, y todas las referencias que podemos realizar son a partir del material
histórico y de algunas excavaciones que dieron cuenta de parte de aquella historia.

En el año 1884 llega el ferrocarril y comienzan a construirse importantes obras de


infraestructura ferroportuaria. El desarrollo de la ciudad y el puerto, va a ir
acompañado de las obras en la región, ya que el sistema de producción extractiva
exijía complementar estas obras con las necesarias en la vasta llanura pampeana.
Las compañías ferroviarias abarcaron diversos campos, principalmente referidos a los
servicios urbanos aunque también exploraron otras actividades. Por eso, podemos
encontrar desde estaciones del ferrocarril, depósitos, talleres, vivienda del personal
(de diversas jerarquías), usinas (de gas y eléctricas), caminos, puentes, muelles, etc.

Este desarrollo derivó en un aspecto urbano muy particular, la consolidación de la


periferia de la incipiente ciudad en forma previa al perfil del mismo centro.
Ciertamente, a fines del siglo XIX no existía un patrón urbano institucional en la zona
céntrica y sí se fue definiendo el entorno a diez cuadras de la plaza principal.

Estos edificios responden a las normas típicas utilizadas por la arquitectura inglesa
utilitaria de aquella época. Muros de ladrillo visto, con estructura en hierro, desagües
pluviales de hierro forjado (todo preferentemente a la vista) y techos con pendiente, a
veces de tejas francesas (lo más común) y otras en chapas de asbesto cemento.

El gran movimiento que tuvo Bahía Blanca a partir del aumento del volumen de las
exportaciones comenzó a verse reflejado en el centro de la ciudad a partir de los
primeros años del siglo XX. La puesta en marcha de edificios como el Banco Nación
(1903), el Banco Español (1903), el Palacio Municipal (1904), es una clara muestra del
carácter más institucional y prestigioso que comienza a percibirse en el perfil de la
ciudad.

A partir de 1910 el centro de la ciudad va a consolidar este perfil y a cambiar de escala


a partir de algunas obras que comienzan a superar las dos plantas y, por lo tanto, a
erigirse como referentes dentro del espacio urbano. Ejemplos de esto son los
inmuebles del Club Argentino, la Galería Peuser, el Hotel Royal (actualmente
demolido), el edificio de departamentos de la Sr. Alvarez y el de oficinas de “La
previsión”. Todos ellos se comienzan en 1910 y se inauguran muy poco después.

Años más tarde, coincidiendo con los festejos del centenario de la fundación (1928),
se produce una gran actividad en la construcción a partir de una significativa cantidad
de obras en el plano de la vivienda unifamiliar. Edificios de gran jerarquía, viviendas de
inmigrantes (con comercio y taller incluidos), obras en la periferia (con construcciones
mínimas preparadas para realizar una posesión del terreno y luego ampliarse).
También se realizan edificios de empresas (diario “La Nueva Provincia”), agrupaciones
(Teatro y sede de la Sociedad Italia Unida), hoteles (Muñiz) y clubes (la Sportiva).

El art-decó se ve reflejado en muy pocos edificios y con algunas particularidades bien


interesantes. El movimiento moderno va tener una de sus mejores realizaciones de
toda la Argentina, a través de la casa que el arquitecto Wladimiro Acosta construye
para el Dr. Pillado (1932). Otros edificios van a continuar con esta tendencia pero
nunca con la calidad y sobriedad de dicha obra.

Antecedentes sobre la preservación del patrimonio arquitectónico y urbano

Desde hace veinte años que se realizan acciones tendientes a la preservación del
patrimonio arquitectónico y urbano en la ciudad de Bahía Blanca. Las mismas han sido
de muy diferentes características, aunque las podemos clasificar según sean estas de
gestión (capacitación, concientización, educación, difusión) o de intervención (compras
de bienes, restauración o reciclajes).

El liderazgo de estas ha tenido a dos personas que sin duda han sobresalido en sus
respectivas gestiones. Casi simplificando, podemos señalar que la década del ’80 el
liderazgo fue asumido por el diario local “La Nueva Provincia” y las acciones se
debieron a la excelente labor de quien por entonces fuera su Director el Licenciado
Federico Ch. Massot. Los años ’90 y, específicamente en la actualidad, dicho lugar fue
ocupado por el Agrimensor Jaime Linares quien se desempeño desde 1987 a 1991
como Presidente del Honorable Concejo Deliberante y desde entonces y hasta el
presente como Intendente de la ciudad (reelecto por segunda vez consecutiva).

Estas dos personas hicieron posible una cantidad de acciones sobre la preservación
del patrimonio que muestran como una ciudad puede revertir tendencias tan dañinas
como la demolición de sus edificios más representativos. No es casual que los años
’80 las acciones predominantes hayan sido las de gestión, mientras que en los últimos
tiempos notamos una importante cantidad de intervenciones.

Entre las tareas más salientes podemos mencionar la publicación en la prensa local de
artículos sobre el tema, la realización de seminarios de especialista, la edición de dos
libros: “Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Bahía Blanca” (1990), “Arquitectura
ferroportuaria…” (1996), micros televisivos, radiales, publicidad o campañas de
marketing patrimonial, cursos y conferencias. Por otra parte, en lo que respecta a
intervención, el rescate con autoconstrucción de un centenar de viviendas en la zona
portuaria, la compra de varios inmuebles declarados patrimonio histórico y
arquitectónico, el reciclaje de la Villa María Luisa, de la estación ferroviaria Bahía
Blanca al Noroeste, de la casa “El Retiro”, entre otras.

La preservación del patrimonio en el Plan Estratégico Bahía Blanca

La formulación de un plan de fuerte contenido estratégico y participativo implicó un


doble desafío; por un lado porque pretendió abordar la problemática de la ciudad
desde la integralidad y por lo tanto unificó criterios y propuestas, por otra parte el
marco de consenso se abrió desde las oficinas municipales al conjunto de las
entidades de la sociedad.

El entusiasmo con que se abordó la iniciativa presentada por el Intendente en


diciembre de 1997, fue seguido de una incertidumbre sobre las definiciones que podría
arrojar un ejercicio de esta naturaleza. La pregunta concreta que, desde la
preservación del patrimonio arquitectónico y urbano nos hacíamos era. ¿será
beneficioso, o no una perspectiva tan amplia?.

La respuesta va siendo afirmativa. La preservación de edificios aparece de varias


formas en el documento de formulación. Fundamentalmente, lo que se ha logrado es
darle al tema un apoyo sustancial que ha motivado principalmente la toma de
importantes decisiones por parte del gobierno local. Entre ellas merece destacarse la
refuncionalización del área de Economía, que se encuentran en el edificio del ex –
Banco Provincia.

Tal obra se encuentra en el marco de ciertas acciones tendientes a la modernización


del Estado. La misma se llevó adelante desde tres aspectos en forma simultánea: i)
inversión en recursos humanos mediante capacitación, ii) inversión en tecnología
mediante la incorporación de nuevos equipos (hardware y software) y, iii) la inversión
en infraestructura edilicia.

El proyecto pretende rescatar la presencia del amplio salón, resaltando sus


características (algo que con las sucesivas intervenciones se fue perdiendo) y, a la vez
incorporar la modernidad y la atención al contribuyente como dos aspectos esenciales
del resultado.

Sin duda lo más importante en cuanto a obra se refiere de lo que hemos realizado en
los últimos años, se encuentra en el centro de la ciudad. En el marco del Programa de
“Revitalización del Area Central” y, específicamente de los proyectos de recuperación
de edificios históricos y de mejoramiento del espacio público, se han realizado cuatro
intervenciones y dos más en ejecución. Las mismas son :

a) Mejoras exteriores en el Teatro Municipal y plazas Payró y Garibaldi. Iluminación


exterior de las mismas.
b) Restauración del monumento donado por la colectividad británica en 1928.
c) Restauración del Monumento donado por la colectividad israelí en 1928.
d) Restauración del monumento central de la Plaza Rivadavia .
e) Restauración de la fachada del Palacio Municipal, (en ejecución)
f) Proyecto de gestión de una línea de crédito especial de la banca privada, con tasa
de interés subsidiada en un 50 % por el municipio y exención parcial de tasa
municipal, para la restauración de edificios patrimoniales del área central,
principalmente del dominio privado y no gubernamental.

Este tipo de intervenciones urbanas, apunta a resolver un problema identificado por los
actores convocados que se definió como “la baja calidad urbano-ambiental” del sector.
Las causas de dicho problema se visualizan no sólo en el mal estado de muchas
construcciones, sino también en el mal trato que se les da producto de pintadas y falta
de mantenimiento. Por otra parte, los efectos de dicho problema se manifiestan en una
baja de atractividad de personas e inversiones lo cual nos da la pauta de que, de
continuar con la situación, podemos enfrentar males mayores.

La inversión promedio anual en estas obras ha sido aproximadamente de U$S


200.000.- en estos últimos dos años. Una cifra muy superior a la invertida en
patrimonio antes de la puesta en marcha del Plan. Podríamos afirmar que el consenso
y, fundamentalmente, el contar con un plan y un programa, logra una validez mucho
mayor para realizar estas propuestas.

Por último, uno de los proyectos más ambiciosos del Plan Estratégico es el rescate,
restauración y puesta en valor mediante usos diversos de la usina del Ferrocarril del
Sur (1904), la usina General San Martín (1928) y el muelle de los elevadores (1908).
Todas estas construcciones se encuentran en el puerto de Ingeniero White y, su
cercanía hace pensar en la posibilidad de relacionarlas espacialmente.

Los usos pensados son diversos; la usina ferroviaria albergaría el Museo Ferroviario y
de la Industria y junto al Museo del Puerto y la “Cantinitas” conformaría un conjunto
cultural de preciada escala y categoría. La majestuosidad de la Usina Gral. San Martín
sería aprovechada para convertirse en el edificio institucional símbolo de la localidad
portuaria, funcionando allí dependencias municipales, del puerto y otros organismos, a
la par que contar con sitios para otras actividades de la comunidad. Finalmente, el
muelle cumpliría una función esencial ya que permitiría que la comunidad vuelva a
tener un sitio público de acceso al mar, algo que con las privatizaciones se perdió
totalmente.

Este proyecto se encuentra aún en gestiones; las últimas noticias son bastante
auspiciosas, pero todavía queda un largo camino. Lo importante es que tenemos en
claro a donde queremos llegar. Lo demás, es puro esfuerzo.
Arq. José María Zingoni
Esp. en Planificación y Administración del Desarrollo Regional
Director del Plan Estratégico Bahía Blanca

Bahía Blanca, agosto de 2000

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