Introducción
Bahía Blanca es una ciudad portuaria ubicada en la provincia de Buenos Aires, a una
distancia de setecientos kilómetros al sur-oeste de la Capital de la República
Argentina. Esta localidad se encuentra situada en el estado provincial más importante
del país. Su emplazamiento territorial en la llanura pampeana y en la zona norte de la
Patagonia, junto a la capacidad de su estación marítima, históricamente le han
conferido un importante rol como nodo de comunicaciones de la región con el exterior.
En este sentido, así como las transformaciones operadas en el siglo XIX, orientaron el
desarrollo posterior de la ciudad, la situación presente, sin duda, generará importantes
repercusiones sobre los escenarios futuros. Ante esta realidad y con la intención de
liderar el proceso de crecimiento, el Intendente Municipal ha tenido la iniciativa para
convocar a la comunidad a elaborar un Plan Estratégico que sea capaz de maximizar
los beneficios y las oportunidades a la vez que minimice los efectos negativos del
escenario presente y del importante crecimiento en algunos sectores.
Estos edificios responden a las normas típicas utilizadas por la arquitectura inglesa
utilitaria de aquella época. Muros de ladrillo visto, con estructura en hierro, desagües
pluviales de hierro forjado (todo preferentemente a la vista) y techos con pendiente, a
veces de tejas francesas (lo más común) y otras en chapas de asbesto cemento.
El gran movimiento que tuvo Bahía Blanca a partir del aumento del volumen de las
exportaciones comenzó a verse reflejado en el centro de la ciudad a partir de los
primeros años del siglo XX. La puesta en marcha de edificios como el Banco Nación
(1903), el Banco Español (1903), el Palacio Municipal (1904), es una clara muestra del
carácter más institucional y prestigioso que comienza a percibirse en el perfil de la
ciudad.
Años más tarde, coincidiendo con los festejos del centenario de la fundación (1928),
se produce una gran actividad en la construcción a partir de una significativa cantidad
de obras en el plano de la vivienda unifamiliar. Edificios de gran jerarquía, viviendas de
inmigrantes (con comercio y taller incluidos), obras en la periferia (con construcciones
mínimas preparadas para realizar una posesión del terreno y luego ampliarse).
También se realizan edificios de empresas (diario “La Nueva Provincia”), agrupaciones
(Teatro y sede de la Sociedad Italia Unida), hoteles (Muñiz) y clubes (la Sportiva).
Desde hace veinte años que se realizan acciones tendientes a la preservación del
patrimonio arquitectónico y urbano en la ciudad de Bahía Blanca. Las mismas han sido
de muy diferentes características, aunque las podemos clasificar según sean estas de
gestión (capacitación, concientización, educación, difusión) o de intervención (compras
de bienes, restauración o reciclajes).
El liderazgo de estas ha tenido a dos personas que sin duda han sobresalido en sus
respectivas gestiones. Casi simplificando, podemos señalar que la década del ’80 el
liderazgo fue asumido por el diario local “La Nueva Provincia” y las acciones se
debieron a la excelente labor de quien por entonces fuera su Director el Licenciado
Federico Ch. Massot. Los años ’90 y, específicamente en la actualidad, dicho lugar fue
ocupado por el Agrimensor Jaime Linares quien se desempeño desde 1987 a 1991
como Presidente del Honorable Concejo Deliberante y desde entonces y hasta el
presente como Intendente de la ciudad (reelecto por segunda vez consecutiva).
Estas dos personas hicieron posible una cantidad de acciones sobre la preservación
del patrimonio que muestran como una ciudad puede revertir tendencias tan dañinas
como la demolición de sus edificios más representativos. No es casual que los años
’80 las acciones predominantes hayan sido las de gestión, mientras que en los últimos
tiempos notamos una importante cantidad de intervenciones.
Entre las tareas más salientes podemos mencionar la publicación en la prensa local de
artículos sobre el tema, la realización de seminarios de especialista, la edición de dos
libros: “Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Bahía Blanca” (1990), “Arquitectura
ferroportuaria…” (1996), micros televisivos, radiales, publicidad o campañas de
marketing patrimonial, cursos y conferencias. Por otra parte, en lo que respecta a
intervención, el rescate con autoconstrucción de un centenar de viviendas en la zona
portuaria, la compra de varios inmuebles declarados patrimonio histórico y
arquitectónico, el reciclaje de la Villa María Luisa, de la estación ferroviaria Bahía
Blanca al Noroeste, de la casa “El Retiro”, entre otras.
Sin duda lo más importante en cuanto a obra se refiere de lo que hemos realizado en
los últimos años, se encuentra en el centro de la ciudad. En el marco del Programa de
“Revitalización del Area Central” y, específicamente de los proyectos de recuperación
de edificios históricos y de mejoramiento del espacio público, se han realizado cuatro
intervenciones y dos más en ejecución. Las mismas son :
Este tipo de intervenciones urbanas, apunta a resolver un problema identificado por los
actores convocados que se definió como “la baja calidad urbano-ambiental” del sector.
Las causas de dicho problema se visualizan no sólo en el mal estado de muchas
construcciones, sino también en el mal trato que se les da producto de pintadas y falta
de mantenimiento. Por otra parte, los efectos de dicho problema se manifiestan en una
baja de atractividad de personas e inversiones lo cual nos da la pauta de que, de
continuar con la situación, podemos enfrentar males mayores.
Por último, uno de los proyectos más ambiciosos del Plan Estratégico es el rescate,
restauración y puesta en valor mediante usos diversos de la usina del Ferrocarril del
Sur (1904), la usina General San Martín (1928) y el muelle de los elevadores (1908).
Todas estas construcciones se encuentran en el puerto de Ingeniero White y, su
cercanía hace pensar en la posibilidad de relacionarlas espacialmente.
Los usos pensados son diversos; la usina ferroviaria albergaría el Museo Ferroviario y
de la Industria y junto al Museo del Puerto y la “Cantinitas” conformaría un conjunto
cultural de preciada escala y categoría. La majestuosidad de la Usina Gral. San Martín
sería aprovechada para convertirse en el edificio institucional símbolo de la localidad
portuaria, funcionando allí dependencias municipales, del puerto y otros organismos, a
la par que contar con sitios para otras actividades de la comunidad. Finalmente, el
muelle cumpliría una función esencial ya que permitiría que la comunidad vuelva a
tener un sitio público de acceso al mar, algo que con las privatizaciones se perdió
totalmente.
Este proyecto se encuentra aún en gestiones; las últimas noticias son bastante
auspiciosas, pero todavía queda un largo camino. Lo importante es que tenemos en
claro a donde queremos llegar. Lo demás, es puro esfuerzo.
Arq. José María Zingoni
Esp. en Planificación y Administración del Desarrollo Regional
Director del Plan Estratégico Bahía Blanca