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VENCIENDO EL DESANIMO

Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su


nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego
ardiente metido en mis huesos; trate de sufrirlo y no pude.
Jeremías 20:9

En la sociedad en la cual vivimos, todos los seres humanos pasamos circunstancias


que han sido buenas y malas, nadie puede decir que jamás se ha enfermado,
porque todos hemos estado enfermos más de una vez, nadie puede decir que
jamás nunca ha estado triste, porque todos alguna vez hemos estado tristes, y
nadie puede decir, jamás me he desanimado, porque todos alguna vez nos hemos
desanimado.

Así mismo, en el área espiritual pasamos circunstancias que son difíciles, ya sea,
en el aspecto económico, o en el aspecto de salud y aun nos desanimamos.

Dios desea que sus hijos ante cada situación de la vida podamos depender de él y
tomar decisiones correctas que nos permitan seguir avanzando con firmeza y con
la fortaleza de Dios.

Ahora bien, quiero precisar, ¿Qué es el Desánimo? es aquella sensación de


abatimiento, apatía, desaliento, falta de ilusión o de ánimo; es la que
frecuentemente experimentamos cuando por alguna razón, no encontramos o no
obtenemos lo que queremos.

El desánimo nos lleva muchas veces a ver las cosas sin una importancia real, en lo
espiritual nos lleva a ya no practicar aquellas cosas que nos fortalecen. Una
persona desanimada es una persona que difícilmente buscará orar, es una persona
que difícilmente querrá leer la Biblia, es una persona que difícilmente tendrá el
ánimo de ir a congregarse y menos de servir a Dios.

El desánimo es aquella sensación que quiere privarnos de hacer todo lo que Dios
quiere que hagamos. Este produce decaimiento, te hace tropezar, en otras
palabras cuando una persona está caminando firme y se desanima pierde fuerza,
empieza a tropezar, empieza a tomar decisiones a la deriva, y por eso se ve en
momentos en donde está tropezando con cosas que pudo elevarse a otro nivel de
gloria para poder vencerlas pero no lo logro, porque se apagó, se debilito, se
rindió y se disolvió el fuego del espíritu santo en su vida. Pero es ahí, donde la
palabra de Dios nos dice: Por lo demás, hnos. míos, fortaleceos en el Señor, y en
el poder de su fuerza. Efesios 6:10

Asi que, para vencer el Desánimo debemos tener presente lo siguiente:

1. Reconoce que no eres el mismo. El reconocimiento de nuestro estado


siempre será el principio de una restauración. Hay que reconocer que hemos
dejado de ser aquella persona que un día fuimos. La biblia dice: Antes del
quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. Prov.
16:18

2. Niégate a ti mismo. Comienza a hacer cosas que ya no quieres hacer y que


no debiste de dejar de hacer. Si antes orabas y ahora ya no, entonces comienza
nuevamente a forjar ese hábito de oración. Quizá al inicio será un poco difícil, pero
todos somos capaces de forjar hábitos en nuestra vida cuando constantemente los
practicamos. Lee la Biblia aun cuando creas que ya lo sabes todo o que ya la has
leído muchas veces. Congrégate, busca servir en tu congregación. El hecho que
estés activo te ayudará a mantenerte firme, entre más sirves y más involucrado
estás en la obra de Dios, buscarás más su respaldo y por consiguiente la comunión
con Él. La Biblia dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de
vosotros.” Santiago 4:7

3. Acércate a personas que amen a Dios y que te ayuden a mantenerte


firme. El problema de muchos de nosotros es que nos creemos autosuficientes,
recuerda que somos una familia y como familia debemos ayudarnos mutuamente.
Hay personas que aman a Dios y que pueden ayudarte en los momentos de
flaqueza, busca a esas personas, entabla amistades que pueden fortalecerte en
momentos de debilidad. La Biblia dice: “«Mejores son dos que uno», porque tienen
mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantara a su compañero;
pero ¡Ay del solo! Que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”.
Eclesiastés 4:9-10

4. Si sientes que tropiezas, ¡Levántate!. Hay momentos en los que sentirás


que estás haciendo bien las cosas, pero de pronto quizá tropieces, entonces en
esos momentos lejos de frustrarte o rendirte, debes levantarte e intentarlo
nuevamente. El problema del cristiano no está en tropezar, sino en no quererse
levantar. “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…” Proverbios
24:16. Nunca te rindas de tratar de querer agradar a Dios, porque Dios ha de
recompensar tu insistencia, ha de fortalecerte y hará de ti un testimonio vivo para
bendecir a muchos más, que como tú, también están pasando por situaciones
similares.
Amados hermanos, hoy les invito a seguir adelante, el desánimo no puede vencernos, recordemos
que mayor es el que está con nosotros que el que está en el mundo; Tengamos presente estas
palabras, En el mundo tendremos aflicciones; pero confiad, yo he vencido al mundo dice Jesús.
Que Dios nos guarde, nos bendiga y nos respalde en todo lo que hagamos conforme a su voluntad.

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