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Aprendamos a amar de verdad.

1 Juan 3:11-18

Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los
unos a los otros. No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a
su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las
de su hermano justas. Hermanos, no se extrañen si el mundo los
odia. Nosotros sabemos que hemos pasad’po de la muerte a la vida porque
amamos a nuestros hermanos. El que no ama permanece en la
muerte. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que
en ningún asesino permanece la vida eterna. En esto conocemos lo que es
el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros. Así también nosotros
debemos entregar la vida por nuestros hermanos. Si alguien que posee
bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene
compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en
él? Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con
hechos y de verdad.
1 Juan 3:11-18

Introduccion:
El mundo cada vez más llama amor a lo que no es amor. El amor se
confunde con muchos sentimientos que en realidad no lo son, algunos
hablan de amor y solo tienen afecto, y el afecto es un buen sentimiento pero
definitivamente no es amor, otros tienen buenos deseos y lo llaman amor
pero tampoco es amor, hay quienes solo sienten pasión y a esto llaman amor
y hay hasta quines se sienten atraídos a alguien y lo llaman amor, pero
definitivamente no es amor. Ahora debemos comprender que el amor lleva
implicito todos estos sentimientos que se complementan entre ellos y que
forman lo que realmente es el amor.

Es sorprendente que despues de tantos miles de años de la historia humana,


nos encontramos tan confundidos acerca de la naturaleza del amor
verdadero. Tal vez, es porque el amor es una fuerza tan poderosa que no
podemos describirlo adecuadamente. A pesar de la falta de entendimiento
acerca de ello, se ha escrito mas acerca del amor que cualquier otro tema.
En la literatura, en la television, el cine, el teatro, la opera, en todo la noción
del amor aparece repetidamente.

En cualquier manera que tratamos de definirlo, nos encontramos todos


anhelando el amor. Las palabras “Yo te amo” son verdaramente poderosas.
Un día de estos estaba con mi pequeño nieto de apenas dos añitos y lo mire
a los ojos y le dije: Gordo te amo, y el estaba distraído con sus juguetes sin
embargo levanto la mirada y me dijo: Toto amo. El escuchar estas palabras
nos hace sentir bien sobre nosotros mismos. Y esto es porque el amor es
dinamico, y tiene la capacidad de liberarnos. He escuchado a personas
decir que están mejor solas que mal acompañadas, que no necesitan a
nadie, que aman la soledad y otras ideas más, pero a gran verdad es que
todos nosotros necitamos ser amados, y a la misma vez, necesitamos amar
a otros. Nadie puede vivir sin amor, aun los más ecepticos están carentes de
amor y como una forma de auto-protegerse dicen no entender o no amar,
pero lo cierto es que en el fondo de su corazón anhelan ser amados y tener
a quien amar. El amor fue implantado por Dios dentro de nosotros, viene
dentro de la estructura de nuestro ADN, es algo que vive y late dentro de
cada uno y aun cuando lo querramos apagar o desconectar la fuerza del
amor no la podemos separar de nuestra vida. Nacimos para amar, vivimos
para amar y necesitamos amar.

El amor es una necesidad fundamental para cada ser humano.

Todo el mundo habla del amor pero ¿qué tipo de amor es el que debemos
buscar? Si tenemos una idea equivocada acerca del amor entonces
facilmente nos vamos a perder a la hora de buscarlo. Lo cierto es que hay
parametros y reglas que nos ayudan a encontrar el verdadero amor, me
propongo compartir con ustedes unas pocas ideas y pensamientos
fundamentales para encontrar el verdadero amor en nuestras vidas. Todos
ansiamos de algún modo un amor verdadero. Saber qué lo define es sin
duda un primer paso.

Por curioso que resulte, los terapeutas de pareja se encuentran muy a


menudo con este mismo dilema: el tener que explicar a sus pacientes qué
es eso a lo que llamamos “amor verdadero”. Cabe decir también que cada
vez que iniciamos una relación nos decimos a nosotros mismos que lo hemos
encontrado. Nos embarga la ilusión, la pasión y todo ese torrente de
neurotransmisores dotándonos de un sin fín de intensas emociones. A esto
llamamos: “Enamoramiento” Es esa sensación en el estomago que al no
saber describirla le llamamos “palomitas en el estomago”, y es que
literalmente sentimos como que algo revolotea en el estomago cuando
vemos a la persona objeto de nuestro amor, nos sentimos como en las nubes
cuando aquella persona nos habla y nos inspira a pensar en las maravillas
de la vida, algunos se vuelven poetas al encontrar a su musa, otros escriben
canciones que tararean mientran observan la foto del ser amado y hay
algunos que se vuelven altruistas con tal de deslumbrar al objeto de su amor,
lo cierto es que esta sensación de enamoramiento es algo pasajero, porque
con el paso del tiempo caemos en la razón y nos damos cuenta que hay
muchos otros elementos que deberíamos haber visto antes de decidir hacer
de aquella persona “el amor de nuestra vida” y es aquí donde por fin entra
la razón y a la vez la responsabilidad de intentar mantener y hacer crecer
aquello que pensamos erroneamente que era amor pero solo era una
ilusión. Para desilución de la gran mayoria debemos concluir muchas veces
que aquello que creímos que era, realmente No, no era nuestro amor
verdadero. Era tan solo una ILUSION.

La investigación científica nos dice que hay muchos tipos de amor. Tenemos
el amor romántico, el amor posesivo, el amor egoísta, el amor altruista, el
amor desquiciado, el amor ágape, el amor que se basa solo en la atracción,
el que se basa en la amistad y el que se cultiva en la intimidad… Sin
embargo, definir con exactitud cómo es el amor verdadero no siempre es
fácil.

En cierto modo el amor verdadero solo es comparable con un amor ágape,


ese que se basa en la madurez y la comprensión, ese donde además existe
una trascendencia, un compromiso auténtico y firme. El amor agape es el
amor con que Cristo nos amó, dispuesto a todo, sacrificial. Pero cualquiera
que sea la clase de amor hay un amor que es la base para todas las clases
que encontremos en el mundo. Y por aqui debemos enpezar para
descubrirlo. La pregunta es: ¿Dónde se origina el amor? Y para responder a
esta pregunta vayamos a la fuente del amor; la sagrada escritura.

Uno de los maestros de la ley se acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien
que Jesús les había contestado, le preguntó: —De todos los mandamientos,
¿cuál es el más importante? —El más importante es: “Oye, Israel. El Señor
nuestro Dios es el único Señor —contestó Jesús—. Ama al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro
mandamiento más importante que estos.
Marcos 12: 28-31

La respuesta acerca del amor que nos provee la sagrada escritura contiene
dos aspectos importantes. El primero tiene que ver con nuestra
responsabilidad ante Dios y el segundo se enfoca en nuestra responsabilidad
hacia nuestro prójimo. En ambos casos la demanda es la misma: Amar.

Es interesante que este doble mandato resume los 10 mandamientos de la


ley de Dios expresados en Éxodo 20. Los reformadores llamaron a estos
mandamientos la primera y la segunda tabla. Porque los primeros cuatro
mandamientos se enfocan en nuestra devoción hacia Dios y los otros seis
comprenden nuestra responsabilidad ante los hombres.

Ahora bien, cuando miramos la última parte de este mandato, Jesús termina
diciendo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. A partir de este texto, la
interpretación común es que tenemos amar a nuestro prójimo y también
que debemos amarnos a nosotros mismos. Es decir, según esta
interpretación, el mandato del Señor son tres y no dos: Amar a Dios, al
prójimo y a nosotros mismos.

Pero si hacemos un examen detallado del texto, llegaremos a la conclusión


de que esta última parte del versículo antes de ser un mandato es mas bien
un punto de referencia o un parámetro. Cuando Jesús dice “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”, nos está mandando amar al prójimo y para
ayudarnos a entender la medida y la clase de amor que debemos mostrar,
él usa como regla el amor que nos tenemos a nosotros mismos. Dicho de
otra manera, De la misma manera que nos amamos a nosotros mismos, así
deberíamos amar a nuestros semejantes. Con la misma intensidad que
amamos nuestras propias vidas, debemos también amar al prójimo.

A menudo nos enamoramos del amor. Tendemos a alimentar un ideal, ese


que durante generaciones nos ha transmitido la imagen del amor
romántico. Sin embargo, no debemos equivocarnos. Este concepto, este
esquema relacional deriva en auténticos suicidios emocionales, pérdidas de
autoestimas y relaciones dependientes. Para amar sin dependencia ni
necesidad, hace falta amarnos a nosotros mismos primero. Por tanto, no
olvidemos lo siguiente, para decir “te quiero” primero debes saber decir “me
quiero”. El amor propio y el conocimiento de uno mismo son las claves para
generar relaciones saludables. Antes de pensar en amar a otros y antes de
pretender encontrar a la persona adecuada, para dar con ese amor
verdadero, también debemos prepararnos nosotros para una relación. Esto
exige un trabajo interior que puede resultar costoso pero que, sin embargo,
tendrá grandes beneficios.

Nuestra tarea primordial, entonces, es aprender a ver, amar y valorar lo más


precioso que tenemos, que es nuestra esencia. Mientras más aprendemos
a amarnos a nosotros mismos, mayor será el deseo de compartir nuestro
amor con los demás, porque el amor auténtico es expansivo por naturaleza.
En eso se basan las relaciones felices. En un amor auténtico que nace de
nosotros mismos. Esta onda expansiva se vuelve imparable, y es entonces
inevitable querer compartir este amor con los demás, pero no ya desde el
vacío y la máscara, sino desde la plenitud y la autenticidad. Desde lo más
profundo de nuestro interior, desde nuestra esencia. Y cuando amamos de
esta forma entonces aprendemos a amar sin condiciones. Libremente,
expontaneamente, sinseramente. Ahora el amor no es ciego, ni sordo, ni
mudo, el amor debe ser un sentimiento inteligente y al verlo de esta manera
es normal que no nos guste todo de la persona que amamos o decimos
amar.
Sin embargo, las diferencias hacen más hermoso el amor, y a su vez, lo
complementan. Si nos limitamos a amar solo aquello que nos gusta de la
otra persona, tendremos una relación incompleta. Si nos focalizamos en
idealizar al otro, viviremos en una mentira. Todo ese cariño no se podrá
sostener por mucho tiempo. Por tanto, abramos los ojos y aceptemos a la
otra persona con todos sus matices, sus defectos, virtudes, errores,
grandezas, luces, y hasta sus sombras. Algo que debemos aprender acerca
del amor verdadero es que: Amar no es necesitar, es preferir.

La dependencia y el amor están tan reñidos que si les obligamos a coexistir,


se destruyen entre ellos mismos. Nadie en la vida tiene la responsabilidad de
completar lo que nos falta. ¿Usted ha oído eso de “la media naranja”? Es
algo equivocado, usted no es la mitad de nada ni de nadie, usted es un ser
completo de pies a cabeza, Dios no te hizo a medias, te formó en el vientre
de tu madre maravillosamente, te hizo perfecto o perfecta, te dio una
personalidad, un alma y un espiritu unicos, no hay nadie más completo o
perfecto que usted aun con todas sus imperfecciones. Pero usted no puede
creer la metira que necesita a alguien para complementarse. Si, se que eso
suena muy romantico. Cuando yo le digo al ser amado:

Es que tu me complementas, tu me haces sentir completo, sin ti soy un ser a


la mitad, o la mitad de un ser para que suene más hermoso. Ricardo
Montaner escribió una hermosa canción que dice:

Soy un ser a la mitad, soy la mínima expresión de un ser humano,


me reduje a la mitad, sólo a la mitad de un ser, sin razón de ser.
Soy un ser a la mitad, y ya no encuentro en mí, ningún sentido,
me reduje a la mitad, sólo a la mitad de un ser, sin razón de ser.

Suena hermoso pero no puede ser cierto, no somos la mitad de nadie, somos
seres completos cada uno.

Por eso preferir en vez de necesitar tiene como consecuencia directa


otorgarle más valor a la persona que queremos, pues la valoraremos por
quién es y no por lo que nos aporta. La resolución de este punto está muy
ligada al primero; es decir, necesitamos trabajarnos y cuidarnos a nosotros
mismos para no caer en la “necesidad” de que alguien tape nuestras
heridas y elimine nuestras carencias y nos complete. Por eso, la clave del
amor verdadero está en amarnos a nosotros mismos.

El amor verdadero no está exento de problemas. La armonía no siempre es


perfecta, ni se es inmune a las dificultades. A veces caemos en ese mismo
error: creer que para que el amor funcione no deben existir las discusiones,
las diferencias, los retos. Sin embargo, debemos tenerlo claro: la relación
perfecta en realidad es aquella capaz de resolver los problemas a través del
respeto, del compromiso y de la estabilidad. No es coincidir en todo, pero
disponer de los mismos valores donde podemos trabajar en conjunto, por un
mismo proyecto y aceptando las diferencias.

Pero algo importante que debemos saber es que el amor verdadero no


crece de la nada, se construye ladrillo a ladrillo. En cualquier relación de la
vida se requiere cosntrucción, si usted desea tener una casa no se sienta a
ver si se construye sola, no, tiene que comenzar por las bases, los simientos,
luego hacer las sanjas donde se colocarán las bases y ahí va construyendo
día a día. Lo mismo sucede en las relaciones, para construir el amor es
necesario formar un equipo y establecer las normas del juego. Para poder
saltar a esa cancha relacional y afectiva deberíamos saber
que son necesarias la comunicación, el aprender a escuchar, el ser
empatico, los diálogos abiertos y la eliminación de pretensiones, el no querer
transformar a la otra persona para que sea una extensión de nosotros, sino
más bien aprender que las diferencias nos complementan y nos hacen
crecer.

Algo importante que debemos tener muy claro es que para amar de manera
plena debes establecer tus límites emocionales.

Una relación sana no está fundamentada en juegos de poder ni en


condiciones, sino que se basa en propósitos conjuntos, equilibrados y
saludables. Así, deberíamos deshacernos de la idea del sacrificio ligado al
amor. Hay ciertas cosas que no debemos tolerar como son el abuso, el
engaño, la manipulación emocional, el maltrato o la violación de nuestros
valores. Todos ellos se fundamentan en la falta de respeto y la falta de amor,
por lo que rechazarlo significa no sobrepasar nuestros límites emocionales.
Una persona que no se dá a respetar y que vive bajo el zapato de otra es
alguien que no entiende el amor y que simplemente acepta las migajas que
el otro le desea dar, es alguien que nunca alcanzará la felicidad, nunca
logrará sentirse satisfecha consigo misma y nunca sentirá esa sensación de
plenitud que se siente cuando eres capaz de vivir contigo mismo y ser feliz.
Si has vivido subyugado a algo o a alguien debes aprender a soltarte si
deseas alcanzar la felicidad. Recuerda que el verdadero amor no se le
conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.

El amor no es control ni exigencia, es libertad y confianza. A pesar de esto,


la esclavitud emocional es mucho más común de lo que nos gustaría
reconocer; de hecho, es más que habitual encontrarnos con ideas erróneas
en cuanto al compromiso y la relación con los demás.
Por eso, es necesario eliminar victimismos y reproches que pretenden
justificar malas acciones o malas palabras. Este tipo de comportamientos
nos mantienen atrapados en una espiral negativa que nutre nuestra relación
de oscuridad, desconfianza y falsas expectativas.

Del mismo modo, si por estar al lado de alguien tienes que sacrificar parte
de ti y de tu vida, entonces ese amor te está mermando. El amor se basa en
el respeto y en el crecimiento individual de cada uno de los integrantes en
cualquier relación. Finalmente recuerda esta frase:

Si el amor te aprieta, no es tu talla

¿Alguna vez ha intentado caminar con un zapato de una talla menor que la
suya? Puede que logre meter el pie en ese zapato, pero inmediatamente
que comienzce a caminar se dará cuenta que es imposible caminar sin
dolor, se le harán ampollas en la parte de atrás del pie, los dedos se le van
a entumir, se van a inflamar y terminará con un indescriptible dolor por varios
días. Por el contrario cuando se quita un zapato que le aprieta. Que alivio
se siente, es por eso que son tan ricos los zapatos viejos, nada más delicioso
que un zapato viejo, ya se acomdó, se amoldó, se suavizó, sale facilmente
sin mucho esfuerzo, hay que valorar los zapatos viejos, si tiene su pareja y ya
tiene varios años o si tiene a un amigo o un hermano o hasta un hijo con los
que ha caminado por varios años digale. “Que bueno tenerte cerca zapato
viejo”

Si el amor duele, significa que no es amor, que estamos confundiendo


sentimientos y que nos estamos haciendo daño a nosotros mismos. Es decir,
si percibimos que nos estamos ahogando ¿no es ya el momento de salir del
agua? No somos nosotros los que debemos cambiar para encajar con una
amistad, no es uno mismo quien está obligado a caber en cada
expectativa, a callar cada ofensa, a cerrar los ojos a cada desilusión. En el
caso de que la relación suponga angustia, lo mejor es dejarla ir. Si un
integrante de una relación anula una parte del otro, es hora de decir adiós
y dejar marchar. Debemos ser capaces de restablecer prioridades, de
salvaguardar nuestra dignidad.

Para concluir, buscar y mantener una buena relación puede ser más fácil
de lo que pensamos. Sin embargo, el amor verdadero no solo se encuentra
sino que se trabaja cada día para hacer de ese hallazgo un proyecto de
vida, de ese amor una seguridad y una ilusión con la que crecer como
personas haciendo equipo, dando forma a la felicidad.

El texto que leí al principio nos enseña tres grandes verdades y con esto
cierro. Nos dá:
1) Una Exhortacion Para Amar
2) Un Ejemplo del Amor
3) La Evidencia del Amor

I. UNA EXHORTACION PARA AMAR


Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos
a los otros.
Tenemos que elegir. Es la eleccion entre el amor y el odio. Tal vez usted
piensa que es una eleccion facil. ?Quien no elegiria a amar? Pero ne es tan
sencillo. Si fuera tan facil, todo el mundo amaria todo el tiempo. ?No es
cierto? No habria odio y hechos daninos en nuestra sociedad. Mas, no es
asi, ?verdad?

Mientras el amor es una eleccion, hay mucho mas que hacer. No solo
debemos desear a amar. . . se precisa el poder para amar! La Biblia ensena
que el poder para amar viene de Dios Mismo. De veras, nos dice que Dios ES
amor. Fijese que no dice que Dios TIENE amor. Al contrario, dice que Dios ES
amor. El amor es una reflexion de la naturaleza de Dios. Consequentemente,
sigue que se debe ser refleccion tambien de los hijos de Dios.

Por eso, Dios nos da una exhortacion para amar. El especificamente nos
exhorta a reflejar Su naturaleza por medio del amor que mostramos a otros.
El apostol Juan nos dice que esto es Este es el mensaje que han oído desde
el principio: que nos amemos los unos a los otros. Aqui tememos un
mandamiento para amar. De veras, vemos a este mandamiento aun en El
Antiguo Testamento. Asi se ve, que el amor no es una innovacion del Nuevo
Testamento.

En Levitico 19:18 leemos: “No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes


rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor” El amor se halla
desde el principio de la Biblia hasta el fin . . . de Genesis a Apocalipsis.
Algunos hoy en dia, aun algunos predicadores, tienen la nocion erronea que
el Dios revelado en el Antiguo Testamento es un Dios iracundo, mientras
Jesus es amante. Pero, en ambos, vemos a Dios como un Dios de amor.
Debemos tener cuidado para que no confundamos la santidad de Dios por
odio. Dios es a la vez un Dios de santidad y un Dios de amor.

II. UN EJEMPLO DE AMOR El ejemplo supremo del amor verdadero es Cristo


Jesus! El es ejemplo de como amar realmente. Juan nos dice en v. 16: En
esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por
nosotros. Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros
hermanos.
Dios es amor. Y El mando a Su Hijo Cristo Jesús, porque El nos amo. Jesús vino
y murio porque nos amo . . . y sigue amandonos! El dio el sacrificio supremo
de Su propia vida. Y ahora El nos manda a nosotros amarnos unos a otros
con el mismo amor. Miremos para atras a la declaracion de Jesús en Juan.
13:34: “Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros.
Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los
otros” Aqui tenemos la clave: No solo tenemos que amar a otros como nos
amamos, sino amar como Jesús no amo. Segun el mandamiento anterior,
teniamos que amar a nuestros vecinos como a nosotros mismos. Este
mandamiento nuevo de Cristo Jesús llega a un nivel mucho mas alto. Y este
es el nivel que nosotros tenemos que tratar de alcanzar.

¿Como nos amo Jesus? Solo tenemos que mirar a la vida de Jesus. El nos
amo mientras no mereciamos Su amor, y mientras no eramos amables,
sencillamente porque nosotros necitabamos Su amor. Y El nos amo
sacrificatoriamente. En Juan 15:13, Cristo nos dijo: “Nadie tiene mayor amor
que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Y esto es lo que Juan nos
dice en el texto de hoy. Porque Jesus puso Su vida por nosotros, que ahora
somos Sus amigos, nosotros debemos estar dispuestos a poner nuestras vidas
unos por otros. Pero, increiblemente, El puso su vida por nosotros mientras
todavia eramos enemigos! En Romanos 5:8, leemos: “Mas Dios muestra Su
amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murio por
nosotros.” Entonces, en el v. 10a del mismo capitulo leemos: “Porque si
siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dior por la muerte de Su Hijo,
mucho mas, estando reconciliados, seremos salvos por Su vida.”

Esta es la diferencia entre el amor de Dios conocido como “agape” y el


amor humano (Phileo” El amor “agape” se dirige hacia otros. Y cuando
tenemos este amor “agape,” amamos a otros solamente porque ellos
necesitan ser amados. Este amor se describe en

III. LA EVIDENCIA DEL AMOR - ¿Como podemos mostrar nosotros el mismo


amor que Cristo mostro en su muerte sacrificial? ¿Como podemos mostrar
este amor al mundo? ¿Que evidencia existe de este amor? Versos 17-18 nos
da las respuestas: Si alguien que posee bienes materiales ve que su
hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se
puede decir que el amor de Dios habita en él? Queridos hijos, no amemos
de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.

La evidencia del amor se encuentra en los hechos. El amor es mucho mas


que una actitud; es un hecho tambien. Debemos de amar con hechos
buenos, y en verdad, que es con actitud justa. Asi podemos mostrar a otros
el amor de Dios en una manera practica. Todos queremos amar. Pero, a
veces no sabemos como comenzar: Dejenme sugerir algo:
1) Primero, podemos mostrar nuestro amor a otros por como pensamos de
ellos. El pensamiento es padre del hecho. Y en Proverbios leemos que uno
ES como el PIENSA en su corazon.

2) Segundo, podemos mostrar nuestro amor a otros por como les hablamos
a ellos y acerca de ellos. Nuestras palabras pueden ANIMAR o DESANIMAR.
Nuestras palabras deben de ser palabrabas que animan.
!Los cinicos ni pueden aguantarse a ellos mismos!

3) Tercero, podemos mostrar nuestro amor a otros por lo que hacemos para
con ellos. Debemos amar de hechos tanto como de palabras.

CONCLUSION: Quisiera concluir el mensaje esta noche con una declaracion


desafiante: Si usted no se ha nacido de nuevo - espiritualmente - por haber
puesto su fe y confianza sin reserva ninguna en la persona de Cristo Jesus,
usted no tiene con que amar a otros como Dios quiere que nosotros
amemos! Porque, cuando uno realmente acepta a Cristo como Salvador y
Senor de su vida, aquel se convierte en otra persona. En 2 Corintios 5:17,
leemos: “De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es: las cosas
viejas pasaron; he aqui todas son hechas nuevas.”

Le gustaria ser hecho de nuevo esta noche? ¿Ahora mismo? Solamente


tiene que acercarse a El, con arrepentimiento, pidiendole que le perdone,
y que haga de usted una persona limpia, nueva, y con vida eterna!

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