Pentagrama
El pentagrama también es conocido como pauta musical, es el lugar designado donde se
deben escribir todas las notas musicales y los signos, este orden de escritura se conoce como
sistema de notación musical occidental. Lo conforman cinco líneas y cuatro espacios entre
ellas, se enumeran de abajo hacia arriba. Los tipos de líneas que se pueden encontrar son
rectas, horizontales y equidistantes.
Silencios Musicales
Un silencio musical, por lo tanto, es una pausa que existe en una pieza de música. Puede
definirse este silencio como una nota sin ejecución: cada figura, de este modo, tiene su
silencio correspondiente, con quien comparte duración. Los silencios musicales permiten el
descanso de los músicos y cantantes y la separación de las diferentes frases musicales. Con
esto en claro, se pueden emplear diversas equivalencias. Un silencio de redonda, por
ejemplo, equivale a dos silencios de blanca, a cuatro silencios de negra y a ocho silencios de
corchea.
Líneas Adicionales
Las líneas adicionales o líneas auxiliares, son unos signos que se usan en notación musical
para representar las alturas correspondientes a notas que, por ser muy agudas o muy graves,
no caben dentro de las cinco líneas y cuatro espacios del pentagrama regular; y por tanto,
deben representarse por encima o por debajo de éste. Un pentagrama tiene una capacidad
máxima para escribir once notas: cinco en las líneas, cuatro en los espacios interiores y dos
notas más situadas justo por encima y por debajo del pentagrama.
Claves Musicales
La clave en notación musical es un signo cuya función es indicar la altura de la música escrita,
asignando una determinada nota a una línea del pentagrama, que se toma como punto de
referencia para establecer los nombres del resto de las notas. Se ubica al principio de cada
pentagrama, aunque puede cambiarse en cualquier momento durante el transcurso de la obra
si se requiere. Los tres símbolos actuales utilizados para representar las distintas claves —la
clave de do, la clave de fa y la clave de sol— son el resultado de la evolución histórica de tres
signos representados respectivamente por la letra «C», «F» y «G» conforme a la notación
alfabética que se empleaba antiguamente.