Clinica II
Dra. Mercedes Palacios
D i e g o O r d o ñ e z R a ff o
Grupo 10
P e r i o d o l e c ti v o 2 0 1 8 - 2 0 1 9
Definición
La meningitis es la inflamación del tejido delgado que rodea el cerebro y la médula espinal,
llamada meninge. Existen varios tipos de meningitis.
Clasificación:
La meningitis bacteriana es una infección supurativa aguda localizada dentro del espacio
subaracnoideo. Se acompaña de una reacción infl ama- toria del sistema nervioso central
(SNC) que puede producir disminución del nivel de conciencia, convulsiones, aumento de la
presión intracraneal y apoplejías.
EPIDEMIOLOGÍA
ETIOLOGÍA
La aparición de petequias o zonas purpúricas en la piel puede ser un signo importante que
orienta hacia el diagnóstico de infección por meningococos. En algunos pacientes la
enfermedad es fulminante y causa la muerte en término de horas de haber comenzado los
síntomas. La infección puede ser iniciada por la colonización nasofaríngea, que origina el
estado de portador asintomático o la enfermedad meningocócica invasora. El riesgo de
enfermedad invasora después de la colonización nasofaríngea depende tanto de los factores
de virulencia bacteriana como de los mecanismos de defensa inmunitaria del hospedador, entre
ellos la capacidad de éste de producir anticuerpos antimeningocócicos y de lisar los
meningococos, tanto por la vía clásica del complemento como por la alternativa.
Los bacilos gramnegativos constituyen una causa cada vez más frecuente de meningitis en
individuos con enfermedades crónicas y debilitantes como diabetes, cirrosis o alcoholismo y en
aquellos con infecciones crónicas de vías urinarias. La meningitis por gramnegativos también
complica intervenciones neuroquirúrgicas, en particular craneotomía y traumatismo
craneoencefálico que se acompaña de rinorrea u otorrea de LCR.
PRESENTACIÓN CLÍNICA
La meningitis puede presentarse como una enfermedad aguda fulminante que avanza
rápidamente en pocas horas, o como una infección subaguda que empeora progresivamente a
lo largo de varios días. La tríada clásica de la meningitis incluye fiebre, cefalea y rigidez de la
nuca, pero a veces no aparece dicha tríada.
En >75% de los pacientes disminuye el nivel de conciencia y varía desde el letargo hasta el
coma. En casi todos los sujetos con meningitis bacteriana aparecen fiebre y combinaciones de
cefalea, rigidez de cuello o alteración del nivel de conciencia.
Otras manifestaciones frecuentes son náusea, vómito y fotofobia. Hasta en 20 a 40% de los
pacientes las convulsiones forman parte del cuadro clínico inicial de una meningitis bacteriana.
Las convulsiones focales suelen deberse a isquemia o infarto arterial focal, a trombosis
hemorrágica de las venas corticales o a edema focal. La actividad convulsiva generalizada y el
estado epiléptico pueden ser causados por hiponatremia, anoxia cerebral y, con menor
frecuencia, los efectos tóxicos de antimicrobianos.
El aumento de la ICP es una complicación esperada de las meningitis bacterianas y es, en esta
enfermedad, la causa principal de obnubilación y coma. En más de 90% de los pacientes la
presión de abertura del LCR es >180 mmH2O y en 20% es >400 mmH2O. Los signos de
aumento de la ICP son disminución o deterioro del nivel de conciencia, edema de papila,
pupilas dilatadas que reaccionan poco a la luz, parálisis del VI par craneal, posturas de
descerebración y reflejo de Cushing (bradicardia, hipertensión y respiraciones irregulares). La
complicación más fatídica de la hipertensión intracraneal es la herniación cerebral. La
incidencia de herniación en los pacientes con meningitis bacteriana se estima en 1 a 8% de los
casos.
2) decremento de la concentración de glucosa [<2.2 mmol/L (<40 mg/100 mL), una tasa de
LCR/glucosa sérica <0.4, o ambas cosas, en casi 60% de los pacientes];
3) aumento de la concentración de proteínas [>0.45 g/L (>45 mg/100 mL) en 90% de los
casos], y
4) aumento de la presión de abertura (>180 mmH2O en 90% de los casos). Los cultivos
bacterianos del LCR son positivos en más de 80% de los pacientes, y la tinción de Gram del
LCR demuestra la presencia de microorganismos en más de 60% de los casos.
Meningoencefalitis viral.
Las Ehrliquiosis.
TRATAMIENTO
Debido a la emergencia que esto presenta debe ser atendido inmediatamente el paciente llega
al hospital y debe darse tratamiento empírico hasta tener los resultados de laboratorio.
PRONÓSTICO
Las meningitis producidas por H. influenzae, N. meningitidis o estreptococos del grupo B tienen
mortalidad de 3 a 7%; las producidas por L. monocytogenes, de 15%, y las debidas a S.
pneumoniae, de 20%. En términos generales, el riesgo de muerte por una meningitis bacteriana
aumenta con:
5) presencia de otros trastornos simultáneos como choque, necesi- dad de ventilación asistida,
o ambos factores a la vez y
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los pacientes con meningitis viral por lo general presentan cefalea, fiebre y signos de irritación
meníngea asociados con un perfil inflamatorio del LCR (véase más adelante). La cefalea de la
meningitis viral suele ser frontal o retroorbitaria y se le asocia con fotofobia y dolor con el
movimiento de los ojos. En la mayor parte de los casos se observa rigidez de nuca pero ésta
puede ser leve y presentarse sólo cerca del límite de la anteflexión del cuello.
Las manifestaciones generales incluyen malestar, mialgias, anorexia, náusea, vómito, dolor
abdominal, diarrea o combinaciones de éstos. Los pacientes a menudo tienen letargo leve o
somnolencia; sin embargo, en la meningitis viral es poco común la presencia de alteraciones
profundas de la conciencia como estupor, coma o confusión notable y sugiere la presencia de
encefalitis u otros diagnósticos alternativos. De la misma forma, las convulsiones o signos
neurológicos focalizados o síntomas o anomalías de neuroimagen que indican la presencia de
afección del parénquima no son típicos de la meningitis viral y sugieren la presencia de
encefalitis u otras infecciones del SNC, o bien de procesos inflamatorios.
ETIOLOGIA
Empleando diversas técnicas diagnósticas, en que se incluye PCR de LCR, cultivo y estudios
serológicos, puede encontrarse una causa viral específi ca en 60 a 90% de los casos de
meningitis viral.
EPIDEMIOLOGÍA
La meningitis viral no es una enfermedad de reporte obligado; sin embargo, se calcula que la
incidencia es cercana a 60 000 a 75 000 casos por año. En climas templados hay un
incremento sustancial de los casos durante los meses de verano y la primera parte del otoño, lo
que refleja el predominio estacional de las infecciones por enterovirus y arbovirus, con
incidencia mensual máxima aproximada de un caso declarado por cada 100 000 habitantes.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Estudio del LCR
Los microorganismos no pueden verse en las muestras teñidas con técnica de Gram. El
recuento total de células en LCR en casos de meningitis viral suele ser de 25 a 500/μL, aunque
en ocasiones se observa recuento celular de varios miles/μL, en especial en infecciones
ocasionadas por el virus de la coriomeningitis linfocítica (LCMV) y por el virus de la parotiditis.
Cultivo viral
A todos los pacientes con sospecha de meningitis viral se les realiza biometría hemática
completa con recuento diferencial, pruebas de función hepática y renal, tasa de
eritrosedimentación (ESR, erythrocyte sedimentation rate), proteína C reactiva, y mediciones en
suero de electrolitos, glucosa, creatincinasa, aldolasa, amilasa y lipasa.
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El aspecto más importante es considerar las enfermedades que pueden confundirse con ella, lo
que incluye:
4) infecciones parameníngeas;
5) meningitis neoplásica, y
TRATAMIENTO
El tratamiento de casi todos los casos de meningitis viral es sobre todo de tipo sintomático e
incluye el uso de analgésicos, antipiréticos y antieméticos. Debe vigilarse el estado de líquidos
y electrolitos.
Podría no ser necesaria la hospitalización en individuos con buena respuesta inmunitaria con
supuesta meningitis viral y sin signos o síntomas focales, sin alteración significativa del nivel de
conciencia y un perfil clásico en el LCR (pleocitosis con predo- minio de linfocitos, glucosa
normal, tinción de Gram negativa) si puede asegurarse vigilancia médica y domiciliaria
apropiada.
El aciclovir PO o IV puede ser bene- ficioso en pacientes con meningitis causada por HSV-1 o
HSV-2 y en casos de infección grave por EBV o VZV. Los datos con respecto al trata- miento
de meningitis por HSV, EBV y VZV son muy limitados. Los pacientes con enfermedad grave
deben recibir aciclovir IV (15 a 30 mg/kg/ día en tres dosis divididas), lo cual puede continuarse
con el fármaco PO con aciclovir (800 mg cinco veces al día), famciclovir (500 mg c/8 h) o
valaciclovir (1 000 mg c/8 h) para un tratamiento total de siete a 14 días.
MENINGITIS SUBAGUDA
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los individuos con meningitis subaguda suelen presentar un cuadro persistente que incluye
cefalea, rigidez de cuello, febrícula y letargia días o semanas antes de acudir al médico para
evaluación. Puede haber anormalidades de pares craneales y sudoración nocturna.
ETIOLOGÍA
El patógeno que con mayor frecuencia causa meningitis micótica es C. neoformans; el hongo
está distribuido a nivel mundial en suelo y excremento de aves.
La sífilis es una enfermedad de transmisión sexual que tiene como manifestación inicial un
chancro indoloro en el sitio de la inoculación. T. pallidum invade tempranamente el SNC en la
evolución de la enfermedad. Suele haber ataque de los pares craneales VII y VIII.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
La combinación de cefalea, rigidez de cuello, fatiga, sudación nocturna y fiebre, todos ellos
incesantes, con una pleocitosis a base de linfocitos en LCR y disminución leve de la
concentración de glucosa en dicho líquido, hace que sea considerable la posibilidad de que
exista meningitis tuberculosa.
TRATAMIENTO
El tratamiento empírico de la meningitis tuberculosa se inicia por la fuerte sospecha del clínico
incluso sin que haya apoyo adecuado de técnicas de laboratorio; incluye una combinación de
isoniazida (300 mg/ día); rifampicina (10 mg/kg/día); pirazinamida (30 mg/kg/día en fracciones),
etambutol (15 a 25 mg/kg/día en fracciones) y piridoxina (50 mg/ día). En el momento en que se
conozca la sensibilidad de M. tuberculosis a antimicrobianos (antibiogramas) se puede
interrumpir el uso del etambutol. Si la respuesta clínica es satisfactoria habrá que interrumpir el
uso de pirazinamida después de ocho semanas y continuar con isoniazida y rifampicina solas
en los seis a 12 meses siguientes.
La meningitis causada por C. neoformans en pacientes que no han recibido trasplantes y que
no tienen infección por VIH es tratada con una fase de inducción a base de anfotericina B
(AmB) (0.7 mg/kg/día IV), a la que se agrega flucitosina (100 mg/kg/día, en cuatro fracciones),
durante cuatro semanas, como mínimo, y los resultados del cultivo de LCR son negativos
después de dos semanas de tratamiento. El tratamiento debe ampliarse a un total de seis
semanas en el sujeto con complicaciones neurológicas.
La meningitis sifilítica se trata con penicilina G acuosa en dosis de 3 a 4 millones de U por vía
intravenosa c/4 h durante 10 a 14 días. Otro régimen sería aplicar por vía intramuscular
diariamente 2.4 millones de U de penicilina G procaínica con 500 mg de probenecid ingerido,
cuatro veces al día durante 10 a 14 días. Después de uno u otro régimen se aplican 2.4
millones de U de penicilina G benzatínica por vía IM una vez por semana durante tres
semanas.
MENINGITIS CRONICA
FISIOPATOLOGÍA CLÍNICA
Meningitis intracraneal
Los procesos inflamatorios estimulan las fibras nociceptivas de las meninges, provocando
cefalea o dolor de cuello o espalda. La obstrucción de las vías del LCR a nivel de los agujeros
de comunicación o de las vellosidades aracnoideas genera hidrocefalia y síntomas de
hipertensión intracraneal (ICP, intracranial pressure), como cefalea, vómito, apatía o
somnolencia, inestabilidad de la marcha, papiledema, pérdida de visión, alteración de la mirada
vertical superior o parálisis del VI par craneal.
Los depósitos inflamatorios sembrados por la circulación del LCR son más pronunciados
alrededor del tronco del encéfalo y de los pares craneales, principalmente sobre la superficie
inferior de los lóbulos frontal y temporal. Estos casos, denominados meningitis basales, se
manifiestan en forma de neuropatías craneales múltiples con pérdida de visión (CN II),
debilidad facial (CN VII), hipoacusia (CN VIII), diplopía (CN III, IV y VI), anomalías sensitivas o
motoras de la bucofaringe (CN IX, X y XII), anosmia (CN I) o pérdida de sensibilidad en la cara
y debilidad de los maseteros (CN V).
Meningitis raquídea
Las raíces sensitivas y motoras se pueden dañar cuan- do atraviesan el espacio subaracnoideo
y penetran en las meninges. Estos casos se manifiestan en forma de radiculopatías múltiples
con una combinación de dolor radicular, déficit sensitivo, debilidad motora y disfunción de
esfínteres. La inflamación meníngea puede rodear como un anillo la médula espinal y provocar
una mielopatía.
Manifestaciones generales
Meningitis crónica
Una vez establecido el síndrome clínico como una manifestación de meningitis crónica, se debe
realizar el análisis correspondiente del LCR. Sin embargo, cuando existe sospecha de aumento
de la ICP, se deben realizar estudios de imágenes del encéfalo antes de recurrir a la punción
lumbar. Si la ICP se ha elevado por una lesión ocupante de espacio, edema cerebral o bloqueo
de la salida del LCR de los ventrículos (hidrocefalia obstructiva), la punción lumbar puede
provocar una hernia encefálica.
Es fundamental diagnosticar el origen específico puesto que existen tratamientos eficaces para
muchas de las causas de la meningitis crónica; sin tratamiento, lo más probable es que se
dañen gradualmente el SNC, los pares craneales y las raíces nerviosas.
Bibliografía
https://www.cdc.gov/meningitis/viral-sp.html
https://www.msdmanuals.com/es-ec/professional/trastornos-neurol
%C3%B3gicos/meningitis/meningitis-viral