Halina Machulska
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de la forma de pensar de la gente joven. Sienten la necesidad de realizarse de
formas muy distintas a las empleadas por sus padres. Buscan medios de
expresión propios tanto en la moda, como en las costumbres, el arte, la música,
la literatura, y por consiguiente también en el teatro. Intentemos captar sus
necesidades. El primer rastro que conduce al ámbito de los aficionados, al teatro
de "niños para niños", talleres de trabajo, actividad dramática, actividades para-
teatrales, centros dramáticos y cursos de estudios para la juventud, pero nuestra
Asociación está sobre todo interesada en un teatro artístico, en el cual los
artistas creativos están profesionalmente involucrados en montar un teatro
para audiencias compuestas por niños y jóvenes. Tenemos, por consiguiente que
seguir nuestro propio rastro, buscando y eligiendo todos aquellos teatros
profesionales que se ven asediados por la juventud.
Conozco dos teatros así en Polonia —el Teatro Witkiewicza en Zakopane
(1984) y el Teatro Ochoty en Varsovia (1970)— no llamados en absoluto teatros
para la infancia y la juventud pero las reglas por las que se rigen les hacen muy
aptos para responder a las necesidades del espectador juvenil. Por consiguiente,
se prestan a nuestra explotación. Estos principios los formuló Jecek Sieracki, un
joven pero altamente cotizado crítico teatral, y se publicaron en el periódico
"Polityka", bajo el título característico de: "Se puede Hacer, Sí":
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mendigos que la introduce en una capilla. Allí, en un espacio marcado por unas
luces, se desarrollan los sacrificios de amor.
III. EL TEATRO ES UNA DIVERSION COLECTIVA INTELIGENTE
Diversión colectiva, risa colectiva. Una construcción de múltiples estratos
(capas). El público tiene que tener la posibilidad de captar lo que está ocurriendo
a varios niveles de percepción (ya que las representaciones quieren ser para
todos).
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II. QUE TIPO DE INFLUENCIA
QUISIÉRAMOS NOSOTROS,
LA ASSITEJ, EJERCER SOBRE LA
PREPARACIÓN DEL PERSONAL DE
LOS TEATROS PARA LA INFANCIA
Y LA JUVENTUD
A los críticos teatrales les Interesa el trabajo que se hace para los adultos, y solo
escriben para éstos. Los artistas consagrados evitan cualquier trabajo que se
refiera a niños o adolescentes, diciendo, para justificarse, que están poco
familiarizados con la mentalidad del espectador joven. Las escuelas de teatro
preparan a actores que luego desempeñan importantes papeles en el repertorio
de los clásicos, ignorando por completo las necesidades de los teatros infantiles.
Los alumnos menos aventajados que salen de estas escuelas son los que van a
parar al teatro para la juventud, permaneciendo allí durante el resto de sus
carreras, porque desde allí no podrán nunca pasar a otra cosa. También nos
encontramos en un momento de crisis en lo que al público se refiere, ya que a la
juventud de hoy día ya no le interesa mirar a la caja que es el escenario —
prefieren la caja de la computadora Los problemas se van amontonando. Se crea
un círculo vicioso.
El sueño y el objetivo que tenemos es que, en estos teatros para la infancia y
la juventud, haya unos artistas que, aún pudiendo elegir un trabajo dedicado a
los adultos, elijan deliberadamente trabajar para gente joven.
Por consiguiente, ¿qué es lo que habría que hacer para que mejore la presente
situación existente en el teatro para la infancia y la juventud, evitando con ello
que los jóvenes huyan de todo contacto con el teatro, y animando a los artistas
conocidos para que sean ellos mismos los que elijan trabajar en el teatro para la
juventud?
Tendrían que cumplirse ciertas condiciones que permitieran que nuestra
Asociación pudiera influir en la preparación del personal de nuestros teatros
porque, como dicen en Polonia: "Lo que no ha aprendido el pequeño Pedro,
tampoco lo va a poder aprender el gran Pedro".
Necesitamos crear una comisión capaz de preparar un sólido programa de
actividades de la ASSITEJ en el terreno de la educación del personal para teatros
infantiles y juveniles. Presentaré a continuación lo que considero de importancia
en este campo:
Primero:
Sería importante y necesario inspirar y animar, lo más temprano posible, a los
jóvenes artistas creativos en el sentido de que trabajen para los niños. La
vocación y las actitudes de una persona se forman en la niñez. Tenemos, por
consiguiente, que buscar a gente, entre estudiantes y alumnos en los cursos de
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entrenamiento del profesorado, muy motivados en todo lo que se refiere al
trabajo con y para niños.
Segundo:
No hay que aislar a los artistas profesionales de un teatro infantil del trabajo
que puede realizarse con los niños. Sería necesario que los teatros profesionales
tuvieran centros dramáticos o clubs que formaran parte de ellos y que indujeran
a los niños a acudir allí para trabajar en el teatro. Si futuros artistas logran, en
su niñez, experimentar una gran aventura dentro del teatro infantil, volverán a
este tipo de trabajo en sus años de madurez creativa. En los centros de teatro de
este tipo, a los niños que trabajan allí hay que tratarlos como a compañeros. Y los
programas teatrales hay que proyectarlos con su participación. Se trata de
nuestros sucesores.
Tercero:
Estos jóvenes que han demostrado un deseo por trabajar con niños, que han
logrado percibir el encanto único y el sentido único de este trabajo, y que poseen
la facultad de dar algo a los niños y de sacar una alegría de este don, tendrían
que tener la oportunidad de mejorar sus aptitudes profesionales por medio de
un curso sistemático de tres años de estudios de arte dramático. Aparte, sin
embargo, de clases de interpretación, el aprendizaje tendría que incluir trabajo
con marionetas, decorados y dramaturgia.
Cuarto:
También hace falta que los productores y críticos que vayan a trabajar con el
teatro para la infancia y la juventud, pasen por un entrenamiento especial. Hay
que invertir en todos aquellos que tengan talento y a quienes les guste trabajar
con los niños. Los conferenciantes tienen que ser personas creativas que no
desprecien el teatro infantil y que comprendan que si no existe un teatro para la
juventud, el teatro para adultos acabará pereciendo.
Quinto:
Contemos, en primer lugar, con nosotros mismos. Intentemos crear nuestro
propio fuerte entorno, generador de opiniones, de artistas fanáticos partidarios
del teatro para la infancia y la juventud. Tienen que ser de mentalidad abierta,
versátiles en su educación profesional y con una buena visión de su propio
carácter y su propia habilidad. Sin aislarnos de otros ambientes creativos,
abrámonos a nuevas corrientes dentro del teatro. Deshagámonos de nuestros
complejos. No nos sintamos defraudados cuando nuestro teatro lo veamos
menospreciado por aquellos que se ocupan del teatro para adultos.
Siento aún una gran necesidad por compartir con Vds. los logros del Teatro
Ochoty en su labor de preparación de su personal para la realización de un
trabajo con niños y jóvenes, pero creo que, por hoy, ya basta con que haya
esbozado estas cinco condiciones, indispensables para la formación de un
entorno artístico propio para los teatros para la infancia y la juventud. Estoy
seguro de que todos Vds. que están aquí presentes cuentan con sus propios
logros y experiencias en este campo, y les animo para que compartan con
nosotros cualquier idea que pueda tener un interés.
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III. "¿QUE TIPO DE ACCIONES
ESTAMOS TOMANDO PARA LOGRAR
QUE LOS ARTISTAS TRABAJEN
EN LOS TEATROS PARA LA
INFANCIA Y LA JUVENTUD?"
En mi país, como en otros, padecemos una falta de interés, por parte de los
artistas teatrales más destacados, en todo lo que se refiere a trabajo creativo para
la infancia y la juventud.
Sólo al crearse nuestra Asociación en 1981, fue cuando empezamos a unir
esfuerzos de forma planificada y luchar por lograr un personal de primera fila
que quisiera trabajar en el teatro infantil. Una de las resoluciones de nuestro
programa fue evitar el aislamiento. Nos interesan todas las representaciones
para la juventud que estén producidas por profesionales, aunque salgan de los
teatros de marionetas o de los teatros de ópera. La única condición que ponemos
es que el actor interprete su papel sin la ayuda de las marionetas. Intentamos
tomar nota de acontecimientos teatrales interesantes, aunque estos no se
presenten teniendo en cuenta a los niños, y ello para poder encontrar nuestra
propia orientación en las tendencias y corrientes actuales. Queremos saber
cómo trabajan los famosos productores, escenógrafos, autores y compositores,
aunque no sean miembros de la ASSITEJ.
A partir del IX Congreso en Adelaida, y gracias a unas invitaciones recibidas de
centros interesantes, hemos estado intentando enviar a artistas creativos al
extranjero, a pesar de que estos artistas, hasta la fecha, no habían participado
nunca en un trabajo creativo para la infancia y la juventud. Fue éste, por ejemplo,
el caso de Tadeusz Bradecki, joven productor y autor de mucho talento, ganador
de muchas competiciones artísticas. Decidimos enviarle como instructor a
Sydney al Festival Internacional de Jóvenes Autores. Lo único que le pedimos a
cambio fue que produjera una obra infantil en su teatro. Existen cuatro
concursos que continuamente celebramos, que tienen por objetivo otorgar unos
premios a artistas creativos ya conocidos:
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3) Un premio anual para críticos teatrales por el artículo de prensa más
interesante relacionado con el teatro para niños y jóvenes.
4) Un concurso para los más jóvenes, por un trabajo teatral cuyo motto es
"Estamos buscando al Shakespeare Polaco". Para formar parte del jurado de
este Concurso invitamos a Mrs. Margaret Semil, una eminente escritora,
traductora y experta en teatro para adultos. Pudimos persuadirla para que
trabaje con nosotros como traductora de obras infantiles y como miembro del
Comité del Concurso encargado de juzgar el trabajo teatral.
Otra forma más de elevar el nivel de todos aquellos creativamente involucrados
en el teatro infantil es el mantenimiento y conservación de toda información y
documentación relacionada con los logros y actividades de los miembros de la
Assitej. Entre otras cosas, los estatutos de nuestra Asociación incluyen un
apartado sobre los logros y el trabajo realizado por un determinado candidato.
Intentamos ser, para todos aquellos que trabajan creativamente en el teatro
para adultos, un compañero a la vez equivalente e independiente. En otras
palabras, un compañero que sabe lo que él mismo vale y que se da cuenta de que
el teatro que estamos desarrollando resulta también muy necesario para el
teatro para adultos. Si podemos decir que el teatro infantil difiere del teatro para
adultos, difiere sobre todo en el hecho de que las personas que trabajan
activamente en él, tienen que ser aún más responsables y versátiles. Intentamos
trabajar conjuntamente con las gentes del teatro, sin tener en cuenta sus
convicciones políticas u opiniones sobre el escenario. Pero sin adularles ni
bailarles el agua, preservando nuestras propias opiniones y el derecho a una
independencia. Nos damos cuenta de que nadie nos relevará en la tarea de
producir un teatro infantil que sea bueno. Es muy reciente nuestra iniciación de
estas actividades, así que nos resulta difícil predecir los resultados, pero ya
estamos observando que ha aumentado el interés con relación al montaje de
representaciones dedicadas a niños y jóvenes.
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